MARCELO MOTTA: “YO APRENDO DE MIS PROPIAS CANCIONES

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MARCELO MOTTA: “YO APRENDO DE MIS PROPIAS CANCIONES”
Entrevista por Fernando Alayo Orbegozo
Talento. Esa es la mejor palabra para describir a
Marcelo Motta, el líder de la conocida banda de
rock peruano Amén. Marcelo Motta nació en
1974, en el humilde asentamiento humano Mi
Perú, en el distrito limeño de Ventanilla. A pesar
de las necesidades económicas que tuvo su
familia, él siempre estuvo consciente que la
música era lo suyo. Aunque su familia trató de
oponerse un poco a su opción de vida, Marcelo
siempre recibió el apoyo de la única persona que
él considera importante en su carrera musical: su
madre.
En 1995, se presenta en el Festival de Rock de Ventanilla con una banda que no
tenía nombre alguno y con instrumentos prestados. Gana el festival dejando una excelente
impresión a los asistentes y a uno de los jurados que, tiempo después, se convertiría en el
manager de su banda Amén. Es así que en 1997, junto a Steve Suarez y Renán Díaz, funda
Amén con él en la batería. Ese mismo año, graba el primer disco del grupo, Libre, logrando
posicionarse en las emisoras locales con el tema Decir Adiós y obtener un éxito repentino
en ventas.
Nos encontramos en su departamento miraflorino, en una tarde gris como todas las
que nos tiene acostumbrado nuestra fría ciudad. Un olor a nicotina me da la bienvenida en
su desordenado refugio. Está acompañado de su manager al que me representa rápidamente
para luego pedirle, siempre con amabilidad, que nos deje a solas. Le agradezco. Me recibe
amablemente vestido aún en pijama a pesar de la avanzada hora del día. Dice que ahora se
puede dar el lujo de despertarse temprano y levantarse tarde. Un lujo que no podía darse
cuando era niño. Así que aprovecho para arrancar con la entrevista.
–¿Qué es lo que más recuerdas de tu niñez?
–Recuerdo que hasta los 8 o 9 años, pensaba que todos mis amigos escuchaban
música en la cabeza como yo. Pensaba que era algo normal, hasta que se aburrieron que yo
jugara al “maestro de orquesta” y ellos no entendían de qué se trataba.
–Si pudieras retroceder en el tiempo, ¿regresarías a esa etapa de tu vida?
–Por supuesto. Regresaría a cuando yo tenía dos años, para poder empezar a tocar
desde antes, desde pequeño.
–Siempre has tenido claro que la música es lo tuyo, ¿verdad?
–Siempre. A pesar de las carencias económicas y la obligación que tenía de sacar a
mi familia adelante. La única que me apoyó en ese sentido fue mi madre y mi abuela.
Cuando perdí a mi abuela en Italia, pensé que la vida se me terminaba. Tuve rencor y la
música me ayudó como terapia. Tenía 11 años y murió en Roma mientras estaba con mi
papá. No podía creer que no la volvería a ver nunca más. Al final, la muerte es un viaje que
todos vamos a hacer, sólo que algunos lo hacen antes.
–Entonces, ¿qué significa la música para ti?
–La música significa todo para mí. Yo puedo decir que la música está en todos
nosotros, es como el amor. No hay que estudiarlo sólo sentirlo. En la banda, todos tenemos
una filosofía pacifista. No perseguimos fama, simplemente vamos a compartir música con
la gente. Ese es el único fin. Tratar de dar lo máximo posible, tanto musical como
espiritualmente.
–¿Nunca viste a la música como un hobbie?
–La música estaba ahí y tenía que sacarla en algún momento. No lo veo como
carrera o como hobbie, pero si me quitas la música es como si me arrancaras un brazo. Yo
no tocaba en ninguna banda antes de Amén, simplemente tocaba.
–¿Sientes que tu vida cambió tu vida con el éxito de la banda?
–No, si hablamos de música debemos ser conscientes que existen poco músicos. Los
músicos son los que realmente nacieron para eso, hay muchos que aprenden en el camino.
Esos no son músicos, quieren serlo, pero no lo son.
–Te refieres a los músicos superficiales, ¿no?
–El ambiente de la música no es superficial para nada. Es un ambiente bastante
cálido donde encuentro mucha amistad. Con la banda (Amén), no existe la palabra
“envidia” y compartimos nuestras ideas sin pretender saber más que el otro. La suerte que
tengo es que todos mis compañeros son músicos desde pequeños.
–Y en el ambiente de la música peruana, ¿cuál es el grupo que más te gusta?
–Existen muy buenas bandas. Personalmente me gusta Frágil, por la buena onda que
transmiten. Otra banda interesante es Uchpa. Conozco buenos músicos, pero quizás se
desenvuelven en un estilo que no me llena del todo.
–Las letras son parte importante en las canciones, ¿tú crees que tu mensaje es
una fuente de influencia para los jóvenes?
–Definitivamente. Yo hago la música justamente para eso, para transmitir ese
mensaje. Aunque muchos digan que la juventud de ahora es diferente, yo respondo que
“detrás de las nubes siempre está el sol” y la esperanza siempre estará presente. El amor,
también.
–Entonces, ¿cuál es la canción que expresa más ese mensaje y, particularmente,
te gusta más?
–Todas mis canciones son parte de un momento, pero hay una que me gusta tocar y
cantar porque sólo escribí la letra que se llama “Fin del tiempo”. Cuando la terminé de
escribir, yo mismo aprendí de la canción.
–¿Cuál es tu objetivo cuando haces música?
–La música significa todo para mí. Yo puedo decir que la música está en todos
nosotros, es como el amor. No hay que estudiarlo sólo sentirlo. En la banda, todos tenemos
una filosofía pacifista. No perseguimos fama, simplemente vamos a compartir música con
la gente. Ese es el único fin. Tratar de dar lo máximo posible, tanto musical como
espiritualmente.
–Con los cambios de integrantes en la banda, ¿no se han modificado estos
objetivos?
–Lógicamente existieron sus accidentes debido a los cambios, pero lo que une a la
banda es la misma música. Si alguien tiene la misma onda, viene, se une y toca con todo el
corazón porque está compenetrado espiritualmente. Somos independientes, no tenemos
disquera ni perseguimos una lengua de MTV . No perseguimos nada más que compartir la
música con la gente.
–¿Cuáles son tus influencias musicales?
–Tengo un montón de influencia, porque puedo ir desde Robert Johnson hasta Ravi
Shankar. Todo lo metes en una licuadora y sales tú.
–¿Cuál es tu mayor inspiración?
–El mundo es mi mayor inspiración, lo que veo.
–¿Cuál es el significado de la palabra “canción” en tu experiencia musical?
–La canción es un pedazo de tu vida que sale en un momento de sentimiento
extraño. Puedes sentirte muy bien o muy mal, pero justo es en los extremos cuando salen
las mejores cosas.
Marcelo prende un cigarro, uno de los tantos que se extinguen en su cenicero casi
repleto. Aprovecha para limpiarlo y yo para preguntar sobre otros temas que lo involucran.
–Cambiando de tema, ¿cómo definirías el panorama actual de los jóvenes en el
Perú?
–La esperanza es una bonita palabra. Sé también que este trabajo necesita su tiempo.
No es de un día para el otro, pero creo que algún día va a cambiar. Este problema no sólo
pasa en Perú. No se trata de un país, ni de una bandera, es nuestro planeta el que está mal.
Mientras existan banderas que dicen que todo está mal, no nos vamos a dar cuenta de lo
malo.
–Entonces, el amor es importante para esta misión, ¿cómo definirías el amor?
–Simplemente, Dios.
–Pero los jóvenes no están muy ligados a Dios actualmente.
–La juventud no está muy ligada a una religión, pero todos estamos ligados a Dios
de alguna manera. Dios no es una religión.
–Aparte de la música, ¿qué otras cosas te interesan?
–Escribir o leer alguna cosa que me interese. Compartir con mis amigos y
comportarnos como niños, hacer huevada y media. Yo creo que eso llena. Espiritualmente,
te sientes más unido con la gente, porque mucha gente cree que el músico es vago o no
tiene mayor aspiración en la vida. Eso hace crecer la parte musical, porque, por ejemplo,
con Amén, muchas veces no necesitamos ensayar a menos que cuadremos algo nuevo. Se
ha creado como una “antena”: escuchas algo que estoy haciendo y sabes adónde voy. Es
posible crear cosas improvisando.
–¿Tú crees que ahí radica el éxito de Amén?
–El éxito es una palabra grande. Yo creo que el éxito llegará cuando el mundo
cambie. Todo aquel que no deja de ser niño no va a poder hacer algo bueno. Siempre hay
que ser como los niños.
–Si tu vida fuera una canción, ¿qué título le pondrías?
–Algo muy simple y muy corto: paz.
Así, y sin mucho protocolo, culminamos la entrevista. Al mismo tiempo, se disculpa
por el apuro que su manager le va exigiendo. Marcelo tiene que ir al estudio a seguir
grabando lo que será su próxima producción con la banda Amén. Un músico que no dedica
sus letras a criticar el sistema o ir furibundamente contra los gobernantes de turno, sino que
trata de expresar un mensaje de paz y amor. El amor, pues, es el protagonista en cada una
de sus composiciones que corean los miles de fanáticos que se dan cita en todos sus
conciertos. Un hippie del siglo XXI. Un soñador.
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