María Ruiz Toril - Biblioteca de Espiel

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La noche apareció de improviso, sin que yo hubiera llegado a casa. La noche estaba muy
oscura y las calles solitarias. Pensé que pasaría mucho miedo. El trabajo se había demorado un poco
y acabamos más tarde de lo previsto. Pero...¡Sorpresa!, cuando iba a cruzar la calle, mi compañero
(en el que yo me había fijado bastante) se ofreció para acompañarme
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