importancia y papel de la presión subglótica y de las

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Rev. Logop. Fon. Audiol., vol. VI, n.º 3 (163-164), 1986
IMPORTANCIA Y PAPEL DE LA PRESIÓN SUBGLÓTICA
Y DE LAS CAVIDADES DE RESONANCIA
EN LA VOZ CANTADA
Por Claire Dinville
Dedicado al Prof. J.Perelló
voz cantada es, por así decirlo, la prolongación y el desarrollo de la voz hablada. Son los
mismos órganos los que permiten estas dos
actividades. Pero, mientras que al hablar, es frecuente no darse cuenta de las realidades fisiológicas, en el
momento en que se empieza a aprender canto, es indispensable darse cuenta del gesto de la respiración,
del papel de las cavidades supralaríngeas y de la sensación de estremecimiento vibratorio que produce la
voz. Por esta razón ésta debe ser experimentada inmediatamente por el principiante como un acto voluntario, consciente, que compromete el cuerpo en
su totalidad.
La voz hablada, como la voz cantada, debe tener
tres cualidades indisolubles, que son: el timbre, la altura y la intensidad. Pero debe responder también a
unas obligaciones, que son: la duración y la extensión, que varían según la categoría de la voz. Así, la
duración puede evolucionar de formas muy diversas.
A veces habrá que mantener un sonido bastante
tiempo. Otras veces también se asociará a la altura
tonal. Se producirán diferencias muy variables que
cambian más o menos rápidamente.
Cantar, pues, en registro grave, intermedio o agudo requiere una puesta a punto constante de un trabajo muscular muy complejo que debe adaptarse a
todas estas variantes y para las cuales la presión subglótica tiene un papel esencial. Es una dinámica respiratoria y vocal que cambia en función de la frecuencia de las vibraciones laríngeas.
Ello requiere, también, un ajuste articulatorio muy
cuidado —todo un conjunto de movimientos muy fi-
L
A
nos— en el cual los labios tienen un papel importante
en relación con el resultado deseado. Su grado de
tonicidad y su posición —más o menos redondeados
o ligeramente distanciados— va a permitir oscurecer o
esclarecer el colorido vocal.
Todos estos movimientos funcionan en asociación
y son muy importantes ya que determinan la forma y
el volumen de las cavidades de resonancia, la posición de la laringe y el modo de vibración de las cuerdas vocales.. Por esta razón, cualquier posición
anormal de los órganos de articulación de la voz
—contracción de la mandíbula inferior, lengua demasiado elevada o demasiado apoyada hacia atrás en relación con las posiciones normales— tendrá una repercusión desfavorable sobre la calidad del timbre.
Si bien el valor acústico de éste varía con cada persona, puede modificarse también por una técnica inadecuada, al buscar un timbre particular determinado
de antemano y que no corresponde al del cantante.
Para realizar el timbre personal de cada uno de nosotros, la presión subglótica tiene un papel principal.
Pero lo que también resulta principal, es cómo el cantante va a repartir las zonas de resonancia. Hay otros
elementos que participan como: la potencia de la
musculatura, la flexibilidad de la mucosa, la harmonía de la constitución y el trabajo del cantante.
Por fin, a medida que se adquiere la técnica vocal y
respiratoria van a aparecer otras características, que
darán a la voz todas sus cualidades: la homogeneidad,
la precisión, el vibrato; los elementos que enriquecen y embellecen el timbre y permiten el alcance deseado.
Correspondencia: Mme C. Dinville. 74 rue Cherche-Midi. 75006 - Paris.
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ORIGINALES
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De lo que acabamos de decir es fácil deducir que la
respiración tiene un papel capital ya que crea
las sonoridades, y permite mantenerlas y enriquecerlas según la voluntad del cantante. Por tanto, puede
modificar todas las características de la voz cantada y
proporcionar la duración adecuada, que es una exigencia fundamental de la voz.
Pero si la respiración es un acto voluntario, consciente, y da unas sensaciones muy definidas y fácilmente controlables, no es lo mismo en lo que
concierne a la adaptación de las cavidades al sonido
producido por la laringe. Estas cavidades deben considerarse en su conjunto como un gran resonador.
Son móviles y contienen órganos que funcionan en
asociación y crean moldes vocálicos, al mismo tiempo
que realizan el timbre personal del cantante. La principal dificultad para el que empieza, consiste en encontrar un justo equilibrio entre estas dos funciones,
que son sincrónicas: la presión subglótica y la adaptación de las cavidades sublarfngeas al sonido complejo
emitido por la laringe.
Esta indagación será facilitada por la dirección
que se dará a la respiración. La columna de aire debe
dirigirse hacia el velo del paladar. No hay que tener
la impresión de gastar el aire, sino, al contrario, de
ahorrarlo, lo que produce como una sensación de aspiración hacia arriba y no de empuje hacia delante.
Es en esta dirección —hacia atrás y hacia arriba— donde la voz encontrará su claridad, su redondeado, su
riqueza acústica, así como la sensación de estremecimiento vibratorio. Ello se obtendrá con una buena
repartición de las zonas de resonancia, es decir cuando se realicen los dos principales formants así como el
singing formant que da a la voz su brillantez y su alcance.
Es así cómo, a la salida de los labios, la voz habrá
encontrado estructuras formánticas que permitan obtener el conjunto de las cualidades buscadas.
Ello se concretiza en la sensación de estremecimiento vibratorio. Son las vibraciones laríngeas que
se transmiten a la cavidad craneana por via ósea y
muscular las que dan esta sensación, y están asociadas a la tensión de la musculatura respiratoria y vo164
cal. Así, la voz que debe brillar en el espacio puede
resonar primero dentro de nosotros.
Sólo se obtiene todo esto con un entrenamiento regular. En cuanto a la respiración, hay que entrenarla
—cada día— fuera del canto, y con ritmos diferentes,
que responden a las exigencias de la espiración y de
la música. Luego, se añadirán ejercicios de vocalización para dominar todas las dificultades que tiene el
arte del canto. Por esta razón, el cantante debe ser
guiado, pero debe ser capaz de hacer un trabajo personal para desarrollar un conjunto de sensaciones notadas y percibidas en el interior del cuerpo y controladas por el oído.
Así, el comportamiento muscular, especialmente
la puesta a punto fonatoria, puede ser facilitada
por la imagen mental de la sonoridad. La motricidad
voluntaria pasa, pues, por un intermediario subjetivo
y psicológico. Cantar es prepararse a un gesto que
debe ser analizado pero que es global y que representa toda una dinámica gestual.
Cantar es, pues, ajustar todo un trabajo que exige
una motricidad fina, desarrollada durante los estudios de canto y que depende de la motricidad general.
Se tarda mucho tiempo en descubrirlo y en realizarlo, pero enriquece mucho desde todos los puntos
de vista. Ello se obtiene sólo si la técnica utilizada
tiene en cuenta algunos principios esenciales, como
algunos elementos de fonética acústica y fisiología
vocal. Todo ello para que el futuro cantante pueda
recibir informaciones precisas que le permitan adquirir sensaciones eficaces y no solamente subjetivas,
como sucede a menudo.
Todo ello es fácil de obtener cuando el sujeto —favorecido por la naturaleza— presenta un conjunto de
cualidades que le dan la posibilidad de vencer las dificultades que comporta el arte del canto.
Lo esencial es llegar a dominar un instrumento que
pueda responder a las exigencias del texto y de la música con facilidad sobre toda la extensión vocal y sin
cansancio.
Recibido: octubre de 1985.
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