El primero exige la existencia de una ley promulgada con

Anuncio
TEMAS FUNDAMENTALES DE LA NIÑEZ
Y ADOLESCENCIA EN LA JUSTICIA PENAL JUVENIL
El primero exige la existencia de una ley promulgada con anterioridad a la
ejecución del hecho que se pretende sancionar, impidiéndose con ello su aplicación
retroactiva a situaciones anteriores a su vigencia; el segundo, denominado también
“principio de reserva”, establece que la creación, modiÀcación o derogación expresa
de leyes penales únicamente puede efectuarla el órgano constitucionalmente
facultado para ello –en nuestro medio, la Asamblea Legislativa–; y el tercero impone
que la redacción normativa de la conducta penalmente prohibida, así como de
su pena, sea clara, precisa e inequívoca, lo cual permite una correcta aplicación
del Derecho por parte del juez penal, quien no puede castigar hechos distintos o
imponer penas diferentes a las que ha establecido la voluntad general expresada en
el parlamento –prohibición de la analogía in malam partem–.
Con relación a esta última exigencia referida a la “lege stricta” o “lege certa”, su
desarrollo jurisprudencial constitucional aparece plasmado en la Sentencia de 1-IV2004, que destaca su importancia al garantizar el estricto sometimiento del juez a la
ley penal, vedando todo margen de arbitrio o de discrecionalidad en su aplicación,
así como una interpretación analógica de la misma; y por otro, la seguridad del
ciudadano, en cuanto a la certeza que la ley penal le permite de programar sus
comportamientos sin temor a posibles condenas por actos no tipiÀcados previa y
claramente”. (Sentencia de Inconstitucionalidad de 11-IX-2007, Ref. 27-2007 acum).
IV. FALLOS RELATIVOS A LA EJEUCUCIÓN DE LA PENA DE PRISIÓN
Y OTRAS PENAS
La resocialización como contenido constitucional y su relación con las penas
perpetuas y de larga duración
“En cuanto a los lineamientos prescritos por la Constitución, para que la
pena cumpla con su Àn preventivo de delitos, es necesario considerar los siguientes
aspectos:
1. El art. 27 inc. 3º Cn., dispone que “el Estado organizará los centros
penitenciarios con objeto de corregir a los delincuentes, educarlos y formarles
hábitos de trabajo, procurando su readaptación y la prevención de los delitos”. Esa
disposición determina la función de la pena privativa de libertad en el marco del
régimen constitucional: en primer lugar, la readaptación del delincuente, a través
de medidas que incluyan la educación y la formación de hábitos de trabajo; y en
segundo lugar, la prevención de los delitos.
2. Consecuencia de ello, es que la pena en nuestro marco constitucional ejerce
una función de carácter principalmente utilitario, pues busca en primer lugar la
resocialización del delincuente. Tal es el Àn determinante al servicio del cual se ubica
la pena, entendida la resocialización -a decir de Mir Puig- ”no como sustitución
coactiva de los valores del sujeto, no como manipulación de su personalidad, sino
122
Descargar