Espiral del amor según Sor Juana ¿Un instituto de cultura que

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Siglo nuevo
nuestro mundo
Espiral del amor
según Sor Juana
Saúl Rosales
S
or Juana escribió mucho de esa
situación del alma que llamamos
amor, tanto que mentes perversas
se han servido de sus signos para inventarle relaciones amorosas equívocas.
Con interesada liberalidad u obedeciendo vocación de escándalo, autores de diversa calaña se regodean imaginándole
y atribuyéndole amoríos.
No es momento de ocupar lugar con
ese polémico tema. Se ha hecho costumbre que en la época navideña en los
medios de comunicación masiva los espacios se dediquen a asuntos amables
(amable es aquello que posee en sí la
cualidad que invita a amarlo).
Como es natural, el tema del amor en
Sor Juana se vierte por muchos y diversos cauces, siempre con maestría formal
y hondura conceptual. Así puede verse
con no poco disfrute en tres sonetos que
dedicó a la persecución del amor y la
persona amada.
Con la oposición acoso amoroso-desaire, la genial escritora cuyo retrato
aparece en los billetes verdes de doscientos pesos, traza una secuencia que
parece espiral en la que quien aspira a
alguien es desdeñado y a su vez desdeña a alguien que lo pretende.
Con afilada dialéctica, en el primero
de los sonetos Sor Juana, en el papel de
una mujer amada, padece la contradicción de que no la quiera Fabio y en cambio amorosamente la pretenda Silvio.
Ama a quien la desdeña y desdeña a quien
la ama. Lo dice así en los dos tercetos:
“Si de Silvio me cansa el rendimiento / a
Fabio canso con estar rendida / si de éste busco el agradecimiento / a mí me busca el otro
agradecida: / por activa y pasiva es mi tormento / pues padezco en querer y ser querida.”
El juego del pensamiento se convierte en juego de palabras con el tema
amoroso y así la más grande escritora
de México va trazando la paradojal espiral de la búsqueda y el desencuentro.
Al final del segundo soneto reaparece el
tormento de la contradicción.
Escribí «tormento» para inducir la
sensación que ella padece en el papel
de la amada y desdeñada, sin embargo,
el tono de los tres poemas no es de desgarramiento. En fin, en éste cambia los
nombres del hombre al que ama y la desdeña y el del que la ama y ella desdeña:
“Si con mi ofensa al uno reconvengo /
me reconviene el otro a mí ofendido / y a
padecer de todos modos vengo / pues ambos atormentan mi sentido / aquéste con
pedir lo que no tengo / y aquél con no tener
lo que le pido.”
El trío de sonetos se puede disfrutar
más como juego de agudezas intelectuales y habilidad para emplear recursos lingüísticos que como exposición
de tramas dramáticas y sentimientos
trágicos del amor, así que en la época
navideña su lectura y comentario es un
buen entretenimiento.
Llegamos al tercer soneto. En su final, Sor Juana Inés de la Cruz resuelve
pragmáticamente el dilema. Cierra la espiral amorosa de persecución y rechazo, de apetencia y frustración, seleccionando lo que a la razón le parece mejor.
Los tres poemas merecen una lectura
completa, morosa para que sea deleitosa,
pero por la exigencia del espacio transcribiré sólo el tercero después de advertir
que en éste ella prefiere al que no quiere,
porque él la quiere, y no se decide a ser
«despojo» del otro, quien no la quiere.
La amante desdeñada y a la vez amada desdeñante, escoge mejor ser queri-
da que despreciada aunque violente su
gusto y la orientación de su amor. La
genial Sor Juana en este juego dialéctico
del amor en espiral prefiere la síntesis
que dicta la razón.
“Al que ingrato me deja, busco amante / al que amante me sigue, dejo ingrata /
constante adoro a quien mi amor maltrata /
maltrato a quien mi amor busca constante. /
Al que trato de amor, hallo diamante / y soy
diamante al que de amor me trata / triunfante quiero ver al que me mata / y mato al
que me quiere ver triunfante. / Si a éste pago,
padece mi deseo / si ruego a aquél, mi pundonor enojo / de entrambos modos infeliz
me veo / pero yo por mejor partido escojo /
de quien no quiero, ser violento empleo / que
de quien no me quiere, vil despojo.”
Lope de Vega (1562-1635) tiene un soneto del mismo tema que los tres citados
de Sor Juana (1648-1695), en alguna ocasión los cotejaremos.
Correo-e: [email protected]
¿Un instituto
de cultura que
promueve la cultura?
Ismael Lares
E
n la más reciente visita que hice al
Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC), en Durango, ciudad
donde radico, encuentro rostros conocidos de la anterior administración. Me
gusta ver a las personas que se han comprometido con una causa y la mantienen
sin importar si de ello depende la continuidad de su empleo. Me gusta también
cuando a ese equipo de trabajo se incorporan personas que tienen una visión
social, propositiva, que refleja la transparencia de un ejercicio cultural alejado
de lo artificioso. Pero no he reflexionado
si en general me agrada que uno pasee
por la ciudad como quien busca asistir
a un evento cultural, es decir, de andar
con la inquietud de encontrar una representación artística que confirme el deSn • 41
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