Miró ante la poesía catalana

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Sábado. 1 de octubre de 2016 • LA RAZÓN
Enciclopèdia
Catal
ana
CATALUÑA
La de Joan Miró es una de las miradas más intensas de la pintura
catalana de todos los tiempos.
Pero, a diferencia de otros artistas,
estuvo pendiente a todo cuanto
se hacía a su alrededor, incluso
literariamente como lo atestigua
su biblioteca personal, hoy depositada en la fundación barcelonesa que lleva su nombre. En esta
línea, Vicenç Altaió se ha encargado de analizar y estudiar con detalle la relación de Miró con los
poetas en lengua catalana, unas
afinidades electivas que dieron
como resultado algunos de los
mejores trabajos del artista.
«Miró i els poetes catalans» es el
título del trabajo inédito realizado
por Altaió y que acaba de editar
con todo lujo Enciclopèdia Catalana, con una tirada de 1.500
ejemplares al precio de 990 euros.
Son dos volúmenes, uno con la
obra pictórica y otro, firmado por
este especialista, en el que se
construye el camino del artista
acompañado de nombres como
los de J.V. Foix, Joan Salvat-Papasseit, Joan Brossa, Salvador Espriu,
Joan Perucho o Pere Gimferrer,
entre otros. Es el resultado de años
de dedicación a un tema que Altaió conoce muy bien gracias a su
etapa al frente de la entidad KRTU
y como comisario del Año Miró.
«Joan Miró no hace ninguna
distinción entre la poesía visual y
la poesía escrita. Es más, creo y
demuestro que no pinta imágenes
sino que pinta poemas expresados de una manera plástica»,
apunta Altaió en declaraciones a
este diario, recordando que que el
artista, uno de los más destacados
dentro del grupo surrealista de
París, «practica el sueño y el principio del azar, pero también es un
lector de poesía que toma la revo-
Miró ante la
poesía catalana
Vicenç Altaió analiza
con rigor las
colaboraciones del
pintor con autores de
la talla de Brossa,
Salvat-Papasseit,
Espriu, Perucho,
Foix o Gimferrer
lución poética, como una apuesta
moral, para escaparse de la vieja
cultura humanística».
Para el estudioso del autor de
«La Masía» o «El carnaval del arlequín», el Miró íntimo es un gran
explorador de tres cosas: «Primero, ser otro y debemos inventarnos de nuevo porque la vieja cultura humanística no nos sirve.
Segundo, esto se trabaja en el espacio, cogiendo al sujeto y lo
unifica en una especie de gran
panteísmo en el que está la parte
más mística y la más terrenal. Y en
tercer y último lugar, Miró practica el humor y el absurdo, buscan-
Fundació J. V. Foix
Víctor FERNÁNDEZ- Barcelona
do la originalidad del lenguaje en
la fuente primigenia que es la
cultura primitiva –donde está la
auténtica energía–, además de
tomar el lenguaje de los locos y de
los niños», añade Altaió.
«Joan Miró és dels nostres». Con
estas palabras tan contundentes,
J. V. Foix se convertía en uno de los
primeros poetas en mostrar su
incondicional adhesión hacia el
universo plástico del joven Miró
que exponía en 1918 en las míticas
Galeries Dalmau de Barcelona. En
el estudio podemos constatar
cómo fue la colaboración entre
ambos, con frutos tan destacados
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LA RAZÓN • Sábado. 1 de octubre de 2016
CATALUÑA
Shooting
Vicenç Altaió ha
realizado una cuidada
búsqueda del Miró lector
de poesía catalana
vierte en «un auténtico militante».
Incluso rescata lecturas de autores
ya fallecidos, como Joan SalvatPapasseit. En 1974 pondrá su talento al servicio de la palabra escrita del vanguardista y, poco
después, lo citará como uno de
sus poetas de cabecera ante el
escritor Georges Raillard.
Muy distinta es su relación con
Joan Brossa con quien le unió una
gran amistad. «Miró era, és, veritablement el pintor dels poetes»,
diría contundentemente el que
fuera uno de los más activos integrantes del grupo Dau al Set. La
investigación de Altaió nos ayuda
a saber de la colaboración entre
ambos, con obras tan excepcionales como «Cop de poma», una
caja intervenida por Miró y que
contenía grabados suyos y de
Antoni Tàpies, una partitura de
Mestres Quadreny, un poema de
TRAS VER LA
EXPOSICIÓN DE MIRÓ
EN 1918, FOIX LO
LLAMÓ «UNO DE LOS
NUESTROS»
EL PINTOR TOMA LA
REVOLUCIÓN POÉTICA
«COMO UNA APUESTA
MORAL», SEGÚN
AFIRMA ALTAIÓ
Miró junto con J.V. Foix
mientras disfrutan de un
espectáculo de Tortell Poltrona.
La curiosidad del artista no se
agotó nunca como demuestra
en su colaboración con poetas
como las ilustraciones mironianas para los libros «Gertrudis» y
«KRTU». En 1973, el pintor le envía
una maravillosa carta con motivo
de los 80 años del poeta. La respuesta de Foix no puede ser más
contundente: «No tothom sap
parlar sense embuts i amb el llenguatge dels colors com tu».
Un punto interesante de este
diálogo artístico y literario es el
hecho que el artista también acudió a los poetas que escriben en
su idioma en un momento en el
que el catalán está sufriendo la
represión de las autoridades franquistas. Como dice Altaió se con-
Brossa y una escultura de Moisès
Villèlia.
El siglo del pintor, su camino
acompañado de un poeta lo cierra
Pere Gimferrer. Ambos se conocieron en un espacio gaudiniano,
el Parc Güell, en 1973, la noche en
la que se inauguraba la Galería
Maeght de Barcelona. Gimferrer
publicó en Polígrafa dos ensayos
hoy fundamentales para comprender al pintor: «Miró. Colpir
sense nafrar» y «Les arrels de
Miró». A ellos se les sumaría «Lapidari», un volumen editado por
Maeght a partir de una selección
por Gimferrer de textos de autores
catalanes anónimos del siglo XV.
El estudio de Altaió tampoco
olvida las colaboraciones con
Carles Sindreu, Josep Carner y
Miquel Martí i Pol. Todo ello hace
que la investigación de Altaió sea
clave para entender a Miró, casi a
la manera de una exposición de
papel. Una invitación a volver a
Miró y sus raíces, pero también a
releer a los poetas catalanes que
lo fascinaron.
LECTURAS RECUPERADAS
Hace unos años que los herederos de Joan Miró decidieron que
la biblioteca del artista estuviera depositada en la fundación
barcelonesa del pintor. Este hecho le ha permitido a Altaió
estudiar esos volúmenes, en los que hay no pocas perlas. Entre
ellas está este ejemplar de «KRTU», la obra de Foix que editó
L’Amic de les Arts, en 1932. Lo curioso es ver cómo en febrero de
1941, Miró vuelve a esas páginas y rehace la ilustración que había
ejecutado casi una década antes. Un Miró íntimo encerrado en su
ejemplar de «KRTU».
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