ralógicas, pues saben separar con el martillo la. clase de metales

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ANALES
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rastres ele igual volumen como mas ligeras; pero de
su naturaleza poco ó nada nos dicen, y sí la Orictognosia. Esta ciencia nació, creció y tomó el vigor que
hoy tiene en el Colegio de Freyberg , y ya se cultivaba mucho en tiempo de Monnet, pero no por los
barreteros.
Me detendré muy poco, por no ser molesto, en el
papel de 30 de Octubre que empieza con la noticia
de que en Nueva España hasta las mugeres son mine-'
ralógicas, pues saben separar con el martillo la.
clase de metales según la riqueza que contienen; y.
si lo 'viesen los Alemanes, precisamente deberían quedar aturdidos porque después que ellos logran enseñanza , que poseen Colegios, en los que dan lecciones los Catedráticos, no han avanzado demasiado,
y
6 lo ignoró Monnet. Acabáramos de una v e z : si sospechaba nuestro crítico que Monnet pudo ignorarlo,
como es la realidad, podía haberse ahorrado todas estas sentencias de fórmula aplicables, como las cabezas
de testamento, á los Colegios de Saxonia, de Hungría,
de Francia , y aun á este que todavía no existia. Los
Colegios extrangeros no las merecen, y este nuestro, que parece ya contar muchos años de antigüedad,
tampoco las merecía antes de su erección.
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Sobre la ventilación nos hace advertir que los
Alemanes ignoran un feliz arbitrio que aquí se practica , á que nombran tlapestle, y consiste en dividir,
un tiro ó socavón en dos partes por medio de tabla1 En la Academia de Schmniz en Hungría se permite á todo
extrangero hacer los experimentos que quiera de Química, franqueándole ingredientes ^ menstruos y vasijas, sin mas interés que
el que comunique sus nuevos descubrimientos, lo que no siempre
se verifica. Esta generosidad sin exemplar es muy digna de reconocimiento.
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