Poesía religiosa renacentista: ascética y mística

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Literatura Española: Literatura del Renacimiento II
Sección Bilingüe. Gymnázium Budějovická. Praga
Poesía religiosa renacentista: ascética y mística
En la segunda mitad del siglo XVI, la Contrarreforma llevada a cabo por Felipe II provoca el
inicio de una etapa conservadurista en España que pone en peligro las adquisiciones conseguidas con el
Humanismo. Los poetas tienen que dirigir su ingenio hacia la poesía religiosa, pero estos saben encontrar
la fórmula para que los logros renacentistas sobrevivan. El resultado será el desarrollo de una poesía
espiritual muy especial: la ascética y la mística.
En ambos tipos de poesía, la religión y el neoplatonismo conviven, ya que los poetas van a
buscar a Dios, en su camino de perfección espiritual, en la belleza de las cosas simples de la Naturaleza,
su mayor creación. Por lo tanto, el Renacimiento no se agota; más bien al contrario: encuentra una vía de
desarrollo muy original que aporta a la Literatura Española los más bellos y líricos poemas de toda su
historia.
Las tres vías de perfección espiritual
Tanto los ascetas como los místicos usan la poesía para reflejar la minuciosa búsqueda de la
purificación de su espíritu. Para conseguir este perfeccionamiento del alma y su posterior unión con Dios,
ellos aspiran a recorrer un camino formado por tres etapas o vías. Dependiendo de la vía que se esté
intentando desarrollar, el poeta-religioso se situará bien en la ascética, bien en la mística.
Las tres vías de perfección espiritual son las siguientes:
1.
Vía purgativa: En ella, el poeta tiene que liberar su alma poco a poco de las pasiones mundanas
y comenzar a purificar sus pecados apartándose de lo material. La penitencia y los ejercicios
espirituales como la meditación serán buenos recursos para ello. En esta vía situaremos la
ascética.
Los ascetas buscan la soledad del campo y el alejamiento de las ciudades para purificarse,
pues piensan que el ser humano está encarcelado en un mundo corrupto y lleno de falsedades
que le hace apartarse de Dios. Por ello, los tópicos preferidos en su poesía serán el aurea
mediocritas (conformarse con lo que se tiene sin ambicionar nada más) y el beatus ille
(apartamiento de la sucia y compleja vida ciudadana y refugio en la sencillez del entorno rural).
2.
Vía iluminativa: Una vez que se ha iniciado la purificación de los pecados, el alma del poeta
comienza a “iluminarse” al darse cuenta de los grandes beneficios que va a conseguir si continúa
en este camino de purificación. A partir de aquí, se produce un rechazo total de los valores
mundanos (perecederos) y comienzan a trabajarse los verdaderos valores, los espirituales
(eternos), para llevar el alma a la perfección total que le permita su unión con Dios. Esta vía es la
que trabajarán los poetas místicos.
3.
Vía unitiva: Es la plenamente mística, pues en ella se produce la unión del alma con el Creador
(“matrimonio espiritual”) una vez que se ha conseguido la perfección moral total. Esta unión
provoca en el místico un estado de felicidad absoluta (el éxtasis místico) que es inefable, es
decir, que no se puede expresar con palabras, y que conlleva la anulación de los sentidos. Lo que
se siente en esta experiencia es difícil de expresar con un lenguaje lógico y normal y, por ello, se
recurre a un lenguaje más “irracional y exaltado”, el lenguaje poético:
o
Uso de expresiones como “un no sé qué...” y similares para expresar lo imposible de
explicar con palabras la experiencia mística.
o
Para expresar la unión mística, se emplean símbolos, imágenes y alegorías tomadas de
la poesía amatoria petrarquista y del Cantar de los Cantares.
o
Uso de contradicciones (“cuanto más alto llegaba, tanto más bajo me hallaba”) y
antítesis (“música callada, soledad sonora”) que reflejan esta dificultad de descripción
de la experiencia mística.
o
Lenguaje amoroso y erótico al servicio del amor divino. Se traslada a éste recursos del
amor mundano petrarquista.
Ldo. José Ángel Paredes Delgado
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