TEPIC, 1914. ¡LLEGARON LOS CARRANCISTAS!1 Manuel Olimón

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TEPIC, 1914.
¡LLEGARON LOS CARRANCISTAS! 1
Manuel Olimón Nolasco.
Academia Mexicana de la Historia.
1.-Viejos papeles que superan el olvido.
Invito a llevar la memoria más allá de los alcances de nuestra vida. Pues por viejos
que sean nuestros recuerdos, no pueden llegar cien años atrás.
Por consiguiente, voy a hurgar en el papel impregnado de tinta que guió la mano de
quienes sí tenían fresca la memoria de lo que ese año dejó como cauda de fuego en la
población de Tepic. Aunque quedó herida la memoria y el futuro de no pocos, hoy más
bien su compañero es el olvido. Rescate, pues, del olvido pretenden ser estas líneas.
Abro el libro inédito por mucho tiempo Movimientos revolucionarios en Nayarit de
Salvador Gutiérrez Contreras 2 y encuentro estas líneas: “[…] La entrada de los
revolucionarios a Tepic se efectuó tras evacuar la plaza las fuerzas federales el 16 de
mayo [de 1914]…Cuando la mayor parte de las fuerzas revolucionarias atacaban la
plaza de Tepic, otra de sus columnas de 1,000 hombres atacó la cercana población de
Jalisco que defendían 225 federales al mando del Mayor Francisco Peña…El Coronel
Vidal Soto, de las fuerzas del General Buelna… 3resultó herido [y murió más tarde a
1
Conferencia presentada en el Centro de Estudios de Historia de México CARSO, Ciudad de México, 2
de julio de 2014.Tiene conexión con la conferencia La Iglesia en la mira de la revolución mexicana en
1914. Noticias y opiniones de la revista America de Nueva York, expuesta en el Congreso: “1914. La
revolución y la Gran Guerra,” Centro de Estudios de Historia de México CARSO, Ciudad de México, 9
de abril de 2014. En mi página electrónica (www.olimon.org,) puede consultarse ese texto en tanto llega
el día de la publicación de las Memorias del mencionado congreso.
2
Universidad Autónoma de Nayarit, Tepic 2013.
3
Nacido en Sinaloa en 1890 y fallecido en Morelia en 1924. Intentó ser abogado, pero su vocación
política y tal vez militar, lo hizo estar presente en diversos movimientos: fue antirreeleccionista,
constitucionalista, villista, se autodesterró a Estados Unidos en 1919 y murió intentando tomar Morelia
para la facción delahuertista. A su llegada a Tepic fue nombrado Jefe Político y Comandante Militar del
Territorio: “Durante 1914 combatió en Sinaloa y tomó la plaza de Tepic. Se enfrentó a Obregón al
argumentar que era necesario que los militares que ostentaban el grado de general debían contar con
antecedentes para tener el mérito necesario. Este enfrentamiento provocó que Obregón desmembrara a la
gente de Buelna, asignándola a Lucio Blanco o a Manuel M. Diéguez, lo que provocó que Buelna se
acercara a Villa. “(Roberto Espinosa de los Monteros Hernández, El granito de oro. Rafael Buelna y la
revolución, página electrónica del INEHRM, consulta: 18 de mayo de 2014). En 2011, bajo la dirección
de Felipe Cazals, se filmó la película El ciudadano Buelna, que sintetizó su personalidad en el lema: “el
inconforme que nunca se rajó.”
2
consecuencia del] duelo personal que tuvo con el Mayor Peña junto al edificio de la
Presidencia Municipal [de Jalisco]. En represalia de su muerte, se le dedicó [a] Tepic un
novenario trágico, pues los jefes obregonistas ordenaron el fusilamiento de cadetes
federales que defendieron la plaza. Los primeros que fueron pasados por las armas
fueron los que se encontraban en el retén del panteón y que todavía a las 7 de la mañana
del día 16 hacían fuego de defensa. El comando del pelotón lo tenía el cadete Delfino
Cuéllar Chávez, de escasos 15 años, que murió con toda entereza vitoreando al gobierno
de la República. Hasta cumplir ese novenario, diariamente era fusilado en el panteón un
oficial o cadete siendo la mayoría muy jóvenes.” 4 Esos cadetes eran jóvenes de la
ciudad que habían apenas ingresado al ejército.
Cauda de fuego y derramamiento de sangre fue, pues, la entrada a Tepic de las tropas
carrancistas.
Y si no se llegó al derramamiento de sangre, los excesos y la injusticia se hicieron
presentes en las personas del obispo de Tepic don Andrés Segura y Domínguez y de un
buen número de sacerdotes residentes en la ciudad y en sus alrededores.
El 19 de mayo llegó a la ciudad Álvaro Obregón. Él, en su libro Ocho mil kilómetros
en campaña apuntó bajo el epígrafe: “Intromisión de los miembros del clero en favor
del gobierno de la usurpación”: […] Inmediatamente fui informado de la labor que los
miembros del clero católico habían hecho en aquel Territorio durante el tiempo que
dominaron las fuerzas huertistas, llegando la intromisión de ellos en los asuntos
políticos hasta patrocinar y asesorar dos periódicos que en aquella ciudad se editaban
bajo los títulos de El Hogar Católico y El Obrero de Tepic, en los que hacían una
desesperada defensa del huertismo y atacaban al Partido Constitucionalista, teniendo los
más acres calificativos para los hombres que militábamos en sus filas; por lo cual
ordené que, desde luego, se intervinieran los archivos de dichos periódicos y que se
practicaran las averiguaciones preliminares para que fueran consignados a un tribunal
militar los que aparecieran responsables de aquellos gratuitos ataques a la Revolución.
“…Resultó como principal responsable de la labor antirrevolucionaria el obispo
Andrés Segura, a quien se le instruyó proceso y se le sentenció a ocho años de prisión.
Los demás clérigos complicados con el obispo en su obra difamatoria contra nuestro
4
Pp. 88. 89s.
3
movimiento, fueron expulsados por orden de mi Cuartel General, siendo conducidos
hasta Nogales, Son., donde se les hizo atravesar la línea internacional.” 5
Gutiérrez Contreras resumió lo afirmado por Obregón sin crítica ni comentario alguno,
quizá a causa de no tener a la mano material escrito. 6
Cien años después de los sucesos de Tepic, dispongo de una fuente preciosa que
expuso con serenidad poco común para un testigo ocular y sujeto pasivo de los hechos,
aunque no sin comentarios agudos y ciertos “acres calificativos”--diría Obregón--los
pormenores de esos días poco felices para los católicos tepicenses y para algunas de sus
instituciones más entrañables pues, por ejemplo, el Seminario Diocesano fue
intervenido, suspendida su docencia y su biblioteca fue dispersada, destruidos muchos
de sus volúmenes e inutilizada toda ella. Bastantes de esos libros habían pertenecido a la
biblioteca personal de Monseñor Segura formada en León, Guanajuato.
Nuestra fuente es un cuaderno con raya manuscrito que lleva en su portada este título:
Breve reseña histórica de la casa de Tepic. 1910. 7 Se trata del libro de crónicas de la
casa abierta en 1910 por los Misioneros Hijos del Corazón de María (Cordis Mariae
Filii) o cordimarianos, congregación religiosa fundada en España por San Antonio
María Claret y por consiguiente también conocidos como claretianos. Esa casa, que
había de fundarse junto a la iglesia dedicada al Sagrado Corazón en construcción, fue
insistentemente solicitada por el Señor Obispo Segura, quien conocía bien a esa
congregación que laboraba en la diócesis de León, su iglesia local de origen. 8 De esta
5
Fondo de Cultura Económica, México 1959, p. 123. (Existe una edición del Gobierno del Estado de
Sonora, Hermosillo 1982 y una 3ª en el FCE de 2009 con un prólogo de Álvaro Matute y un disco
compacto con imágenes fijas y filmadas de algunas campañas militares.) Un resumen de lo escrito por
Obregón: Gutiérrez Contreras, p. 95. Dado que no pude tener a mi alcance el ejemplar de mi biblioteca,
agradezco a la Dra. María Eugenia Ponce, de la Biblioteca “Francisco Xavier Clavigero” de la
Universidad Iberoamericana, plantel Santa Fe, el envío de una copia electrónica de las páginas que aquí
cito.
6
Movimientos revolucionarios en Nayarit, p. 95.
7
El cuaderno tiene numeración de acuerdo a las hojas y no a las páginas. Son 239 y sus apuntes abarcan
de 1910 a 1970. Citaré el número de la hoja indicando con la letra “v” cuando se trate de la vuelta. Este
cuaderno lo tuve en mis manos en 1973 gracias a la gentileza del Padre José María Márquez CMF, que en
ese tiempo formaba parte de la comunidad radicada en Tepic. Agradezco ahora a los Padres Alejandro
Cerón, Enrique Mazcorro y Francisco Díaz Castañeda, respectivamente provincial, viceprovincial y
secretario de la provincia mexicana de los Misioneros Hijos del Corazón de María (Claretianos) haberme
proporcionado en la Ciudad de México el día 7 de abril de 2014 la fotocopia completa de este documento
histórico. Ese mismo día me fueron proporcionadas en fotocopia unas hojas mecanografiadas sin fecha ni
firma con el título La Casa de Tepic, dividida en capítulos que, según parece, forman parte de una historia
de la provincia de la que se hicieron pocos ejemplares de distribución interna. Sólo tangencialmente las
utilizaré en este trabajo.
8
Con motivo del centenario de la fundación de esa casa se hizo una publicación de redacción, orden y
contenido desigual: María Arcelia López Álvarez/ Pedro Guzmán Delgado, (Prólogo de Pedro Luna
Jiménez. Colaboración de Fernando Arciniega Castañeda y Carlos Treviño Montemayor), Templo de los
Sagrados Corazones de Jesús y de María, AETEJPN A.C., [Tepic] 2011.
4
estima dio testimonio el P. Manuel Aymení, fundador de la casa: “[…] Creo poder
afirmar, sin hacer injuria de nadie, que es el prelado que más aprecia al instituto de
todos los obispos de México, por lo que anhelaba ardientemente tener en su diócesis a
los Misioneros Hijos del Corazón de María.” 9
He tenido también como otra fuente preciosa, una copia de la carta que el abogado
defensor de los inculpados envió a Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército
Constitucionalista y Encargado del Poder Ejecutivo el 31 de octubre de 1914 solicitando
su excarcelación, a la que anexó los artículos de El Hogar Católico en que se
fundamentó la sentencia. 10
La casa misionera había sido un anhelo firme, pero la carencia de bienes económicos
hizo que no se pudieran hacer realidad los buenos deseos. Sin embargo, el apoyo de la
“millonaria Casa de Aguirre”—concretamente, el legado testamentario de don Domingo
Aguirre, quien falleció en 1907--posibilitó que se iniciara la construcción y se fundara la
casa: “[…] Se acordó destinar 550,000 pesos para…distribuir gratificaciones a los
empleados y a sufragar ciertas mejoras en Tepic…: la entubación de las aguas de la
ciudad y la fundación de la Casa Misión.11 Ésta…tenía como fin procurar a las pobres
tribus indias del Nayarit los beneficios de la civilización cristiana, evitando la
desaparición de esa raza fuerte que apenas iniciada a la civilización podría constituir 12
un elemento de prosperidad para la República Mejicana en general y especialmente
9
La casa de Tepic, Cap. I, La fundación, p. 1 (787 en el original mecanoscrito). Como antecedente se
dice: “[…] Según documentos que se encuentran en el archivo de la diócesis de Tepic, el lugar donde se
ubica era inicialmente casa particular del Señor Cura don José María Díaz, mismo que hizo voto a Dios
de dar el terreno que ocupaba dicha morada para edificar un templo al Sagrado Corazón de Jesús, si el
señor obispo Díaz, su hermano, iba al Concilio Plenario de América Latina y volvía con felicidad,
compromiso que tuvo que cumplir dado que así sucedió…Antes de construirse el templo actual, el obispo
Ignacio Díaz y Macedo dispuso que en la esquina de las calles de Morelos y Morelia se arreglara una
capilla provisional compuesta de dos salones que formaban un ángulo recto…Fueron encargados de esa
capilla los señores presbíteros Miguel G. Jáuregui y Antonio López, que difundieron mucho el culto al
Sagrado Corazón de Jesús.” (López Álvarez/ Guzmán Delgado, p. 33).
10
4 pp. + 1 p. con final alterno + 3 pp. de anexos. (Copia mecanoscrita). Agradezco al Mtro. Pedro Luna
Jiménez la gentileza de haberme facilitado este valioso material. En el anexo a esta conferencia se
encuentra trascrito el escrito del abogado defensor, que incluye los artículos de El Hogar Católico.
11
Acerca de la entubación del agua, Pedro Luna citó una carta del General Mariano Ruiz al Presidente
Díaz en la que con alegría le anuncia el legado, “[…pues] lo que más beneficiaría al pueblo sería la
entubación de agua potable…desde luego comenzó el ingeniero nombrado con la nivelación y
formación.” Y comentó: “[…] Todo parece indicar que fue el inicio del movimiento armado y las
secuelas de inestabilidad que éste trajo consigo, lo que impidió que dicho proyecto llegara a buen
término. Tepic continuaría con el suministro de agua del arroyo El Sabino, por medio del depósito
conocido como ‘La Caja del Agua’ cuyos servicios se habían puesto en marcha tres décadas antes. Estas
instalaciones fueron modernizadas hasta mediados de la década de los cuarenta en el marco de la
transformaciones que sufrió la ciudad en la administración de Gobierno de Gilberto Flores Muñoz, obras
en las que ya no fueron empleados aquellos donativos.” (Prólogo, en: López Álvarez/ Guzmán Delgado,
p.10). ¿A dónde irían a dar “aquellos donativos” del legado Aguirre?
12
En el texto que se cita dice: construir.
5
para el territorio de Tepic.” 13 A la cantidad dispuesta, don Pedro de Icaza, socio de la
empresa, agregó 10,000 pesos. 14 La idea venía de atrás: “[…] Los Señores Aguirre—
dice el escrito sobre La Casa de Tepic—habían resuelto hacer una fundación en las
tierras de su posesión con la intención de evangelizar a los indios coras, tribu con la que
siempre había tenido contacto aquella casa…se consideró que procedería resucitar dicha
idea y construir o sufragar los gastos que originase la construcción, así como el
sostenimiento de la misma durante los primeros años, valiéndose de los servicios del
Señor Fermín Maisterrena, 15 quien facilitó la labor de los albaceas…El día 19 de marzo
de 1910 se colocó la primera piedra de un edificio destinado a casa-misión para los
indios nayaritas en la confluencia de las calles Morelia y Morelos.” 16
2.- 1914: de la tranquilidad a los sobresaltos.
La redacción de los hechos de ese año singular, 1914, que interrumpieron para siempre
la realización de lo manifestado en 1910, corrió a cargo del P. Ramón Vilalta, español,
superior de la casa en esos días.
Se dio a conocer que en marzo de 1914 llegaron dos hermanos religiosos catalanes,
“José y Magín Minguell para hacerse cargo de las obras del templo casi por ,dos años
interrumpidas…Como faltan fondos para terminar el templo, se ha tenido que implorar
el auxilio y caridad de la gente, saliendo a colectar algunas limosnas.” 17 Parece, pues,
que la herencia de don Domingo Aguirre aun con el suplemento dado por Icaza resultó
insuficiente.
Muy pronto, sin embargo, la crónica pasó de las tareas constructivas a los sobresaltos
de los tepicenses: “[…] Por espacio de tres meses, desde mediados de noviembre del
año anterior estuvo amagada esta ciudad de Tepic por los revolucionarios y no pudiendo
entrar, fueron batidos por los federales, particularmente por los juchitecos en las
13
Pedro de Icaza Zabálburu/ Álvaro Chapa Imaz, Los hermanos Pedro y Domingo Aguirre Basagoiti.
Primer centenario de su muerte, 1907-2007, Fundación Vizcaína Aguirre, [Bilbao] 2007, p. 160. (Las
líneas en letra cursiva parecen citas textuales del testamento.)
14
Ib.
15
En la página citada del libro de Icaza y Chapa se menciona a don Faustino Somellera, lo que considero
más adecuado.
16
La Casa de Tepic, Ayuda providencial, hoja 6(792). Icaza y Chapa dan como fecha de la primera piedra
el 19 de mayo. Teniendo en cuenta que el 19 de marzo se celebra la festividad de San José, me inclino
más a esta fecha. En las hojas 2 y 3 (788 y 789), se reproduce la solicitud de apertura de la casa en la que
se indica: “[…] secundamos las miras del Excmo. Sr. Delegado Apostólico, D. José Ridolfi” y más
adelante (Hojas 8s), el convenio entre la diócesis de Tepic y la viceprovincia de los claretianos para la
erección de la casa firmadas por Monseñor Segura y Domínguez y el P. Félix Alejandro Cepeda CMF, el
16 de febrero de 1910.
17
Hoja n. 22v, de la Breve reseña histórica.
6
haciendas de ‘La Escondida’, Puga y Navarrete y otros puntos. 18 La mayor parte de las
familias pudientes salieron para Guadalajara y en cambio vinieron muchas de
Acaponeta y Santiago Ixcuintla…” 19
Los actos religiosos tanto en la catedral como en la capilla del Sagrado Corazón aún en
construcción siguieron su curso normal. En la cuaresma se predicaron ejercicios
espirituales en los templos citados y un triduo penitencial durante los días del carnaval
en el colegio del Verbo Encarnado. “[…] El 1° de marzo se hizo una solemne función a
Nuestra Señora de los Dolores en nuestra capilla en acción de gracias por haberse
libertado [sic] esta ciudad de los revolucionarios con exposición todo el día y con
música continua.” 20 Las celebraciones de la Semana Santa (del 5 al 12 de abril) se
tuvieron como de costumbre: “[…] el Jueves en la noche predicó el Padre Aymení el
sermón de la Institución. El Viernes a las tres predicó el Padre Sanz un sermoncito de
las Siete Palabras y en la noche el R. P. Superior [Ramón Vilalta] el del Pésame…” 21, el
día 16 se celebró de nuevo la solemne ceremonia de acción de gracias por la paz en la
ciudad.
Mayo inició sin especial preocupación y del 11 al 16 la comunidad realizó ejercicios
espirituales. La tranquilidad, sin embargo, no fue el fruto de esos días de recogimiento.
Leemos en la crónica: “El día 15 fue atacada esta ciudad por los revolucionarios
carrancistas. Poco después de media noche abandonó la plaza el General Servín con la
mayor parte de las fuerzas pues ya escaseaba mucho el parque. En la madrugada del 16
entraron los revolucionarios. A los dos días exigieron un préstamo forzoso de un millón
con un día de plazo, so pena de entregar la ciudad al saqueo. Esta comunidad dio
cuatrocientos setenta pesos y por todo se juntarían unos cincuenta mil, mas no hubo
saqueo, ¡loado sea Dios!, pero han robado muchísimos caballos, mulas y bueyes,
comestibles y cuanto han querido. Esto ha sido un gran castigo y trastorno para esta
ciudad y para nuestra comunidad, que si bien no ha interrumpido las obras del templo,
no se podrá terminar con el decoro que esperábamos…” 22
18
En El Hogar Católico del 31 de enero de 1914 se lee: “Llegada de tropa. El día 28 del que fina, a las 5
PM, llegó a ésta el 19 batallón, formado casi en su totalidad por valientes serranos del estado de
Oaxaca…” (Tomo I, n. 12. Copia de la transcripción mecanoscrita)
19
Hoja 22. Nótese la presencia y acción dentro de las filas federales de los indígenas juchitecos. De igual
manera en las tropas constitucionalistas, serán famosos los yaquis.
20
H 22 y 22v.
21
H 22v.
22
H 23v. Obregón no expuso el asunto del préstamo. Sobre los animales y las vituallas, escribió: “[…]
como en Tepic deberíamos abandonar las comodidades que los trenes nos proporcionaban para hacer
nuestras movilizaciones…por no haber vía entre Tepic y San Marcos, Jal., teniendo por lo tanto que hacer
la marcha pie a tierra, necesitábamos proveernos de carros y mulas para transportar los elementos
7
Los días restantes de mayo fueron de zozobra e incertidumbre.
El día 19, cuando llegó Obregón a Tepic se dio cuenta de que, a pesar de que sus
fuerzas habían logrado posesionarse de la ciudad, sus órdenes no habían sido seguidas
con cuidado por los jefes subalternos y la consecuencia había sido una mayor pérdida en
hombres y pertrechos, así como daños a las vías del ferrocarril, siendo el mayor la
inutilización del puente férreo sobre el río Santiago. También, tal vez a causa de que no
pudo obtener lo que se pretendía con el préstamo forzoso, “[…] al agotarse los fondos
para la atención de las fuerzas, con autorización de la Primera Jefatura, 23 dispuso que el
Cuartel General a su cargo hiciera una nueva emisión de vales provisionales por valor
de 60,000 pesos.” 24
En Tepic se percató, por una parte, del éxito de la campaña emprendida pero por otra,
de la disensión que se veía venir en las filas revolucionarias por las divergencias entre
Carranza y Villa. Dice Gutiérrez Contreras: “[…] Encontrándose el General Obregón en
Tepic y con los preparativos para emprender la marcha hacia el sur, tiene una
conferencia telegráfica con el General Villa a solicitud de este revolucionario, quien le
hizo una relación de las dificultades que él tenía con Don Venustiano Carranza a quien
culpaba de entorpecer el avance de la División del Norte hacia el centro del país…Villa
proponía a Obregón tuvieran un acuerdo para continuar las operaciones sin tomar en
cuenta a la Primera Jefatura. El General Obregón se negó a celebrar ese pacto con
buenas razones…” 25
3.- Juicio militar y prisión para el obispo y los sacerdotes de Tepic.
indispensables a la columna. Y a efectuar la concentración de estos transportes nos dedicamos desde
luego.” (Ocho mil kilómetros, p. 124).
23
Es decir, de Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista.
24
Gutiérrez Contreras, pp. 96s. Obregón, p. 125. Esta emisión corresponde a las de los billetes y vales
conocidos como “bilimbiques”, usados como instrumentos de pago en los lugares ocupados por los
constitucionalistas. En un artículo de Teresa Cecilia Sandoval Macías (Bilimbiques. Página electrónica:
Museo Escuela Bancaria y Comercial. Consulta, 23 de abril de 2014) se les llama “piezas de necesidad”.
Un texto no firmado aparecido en el diario La Razón de la Ciudad de México (19 de noviembre de 2011),
se dice después de mencionar las emisiones de Carranza, Villa y Zapata: “[…] otras piezas en papel y
cartón fueron las de los jefes subalternos…Manuel M. Diéguez en Jalisco, Gálvez Toscano en
Michoacán, Rafael Buelna en Nayarit…” (Bilimbiques, piezas de los protagonistas). El término surgió de
la mala pronunciación del nombre de William Week, pagador de la Cananea Mining Company, que
utilizaba vales de diferentes denominaciones para pagar a los mineros. (Véase: Gerardo García,
Bilimbiques, nota fechada el 13 de julio de 2011. Página electrónica: travel.leon.net. Consulta: 23 de abril
de 2014.) De hecho la práctica de emitir papel moneda sin respaldo metálico, iniciada durante el gobierno
de Huerta, contribuyó a la desconfianza en los billetes y no poco en una profunda crisis económica en el
país.
25
Obregón, pp. 127s.
8
Volvemos a la crónica cordimariana, rica en detalles sobre lo sucedido en mayo y
junio y valiosa no sólo en cuanto al desarrollo de los hechos sino por la fina observación
psicológica de los actores y sus actitudes. Mi papel en las páginas que siguen se reduce
casi a la lectura y transcripción de lo que los renglones del cuaderno refieren. 26
“[…] El día 1° a las 4 ó 5 de la tarde, por orden del general en jefe del ‘ejército
constitucionalista del noroeste’, 27 Álvaro Obregón, que acababa de llegar nuevamente a
esta ciudad, 28 fue aprehendido el Ilmo. y Rvmo. Obispo Diocesano, D. Andrés Segura y
Domínguez y llevado a la inspección de policía donde quedó detenido. Pocas horas
después, a las 9 de la noche, hallándose la comunidad en el recreo de costumbre y con el
sobresalto consiguiente al no esperado ataque a las creencias católicas del pueblo
mejicano, se presentaron en la portería dos policías revolucionarios montados a caballo
preguntando por el R.P. Ramón Vilalta, autor de estas líneas, superior entonces de esta
casa. Le mostraron una lista en la cual figuraban los nombres de todos los individuos
que formaban la directiva del ‘Círculo Mutualista de Obreros Católicos’, fundado por el
antecesor en el gobierno de la casa, R.P. José Carulla y dirigido entonces por el P.
Vilalta. Dijéronle a éste los policías, ostentando mucha emoción, que tenían orden de
llevar presos a todos esos Señores entre los cuales estaba también incluido dicho P.
Vilalta: que les perdonara, que lo sentían mucho, que no quisieran…, pero se lo
mandaban sus jefes.
“Puede, según más tarde pareció, que no fueran hipocresía aquellas protestaciones, las
cuales hicieron con mucha mayor profusión y elocuencia con el Ilmo. y Revmo.
Prelado. Despidióse el P. Vilalta brevemente de la comunidad y llevándole el mozo su
cama, se encaminó a la inspección de policía escoltado por los dos soldados, donde se
juntó con el Ilmo. Sr. Segura. Allí estaba también el Sr. D. José María Ruiz, hijo,
26
La escritura de estos sucesos la realizó el Padre Ramón Vilalta, sujeto de los mismos, cuando pudo
reiniciarse la crónica en 1920. Consignó entonces: “A consecuencia de los acontecimientos brevemente
referidos en la página anterior…quedó, mes medio más tarde, completamente disuelta la comunidad…El
que escribe está al frente de la casa e iglesia de Tepic desde el día 25 de enero de este año: confía poder
continuar, Deo juvante, la interrumpida historia de sucesos muy tristes y de otros más o menos
agradables. Ramón Villalta, C.M.F.”
27
Con minúsculas y entrecomillado en el manuscrito.
28
Estuvo en Ixtlán del Río unos días, si bien Gutiérrez Contreras fechó el 16 de junio el traslado de su
cuartel general a esa población del sur del territorio de Tepic. (P. 97) (Obregón, pp. 123. 129). Las
dificultades del camino hacia Guadalajara y la preparación para la defensa en esa ciudad hizo que la
entrada de los constitucionalistas fuera hasta el 8 de julio.
9
secretario del ‘Círculo Mutualista’ y director de un periódico quincenal, órgano de la
citada corporación. 29
“A los tres…se les abrió proceso por supuestos ataques al ejército y personas de la
revolución en dicho periódico…Después de practicadas las formalidades que bien les
parecieron a los revolucionarios jueces del proceso, 30 a pesar de la justa y bien razonada
defensa del Sr. Lic. D. Pedro Espinosa Monroy, 31 defensor de los tres reos (¿) y del Sr.
Lic. D. Roberto Valadés, defensor del P. Vilalta, con las cuales defensas respondieron a
las necias acusaciones del pseudo Agente del Ministerio Público hechas con un
esperpento 32 impío y exaltado. Fueron sentenciados a ocho años de prisión: D. José
María Ruiz por director del periódico…el P. Ramón Vilalta por censor eclesiástico del
mismo y el Ilmo. y Revmo. D. Andrés Segura y Domínguez por haber nombrado censor
al P. Vilalta.” 33
29
José María Ruiz fue, hasta su muerte, miembro distinguido de la comunidad católica. En algún período
fue diputado local en el estado de Nayarit. Era conocido y apreciado por sus trabajos tipográficos en la
“Imprenta Ruiz.” El Obrero de Tepic fue fundado y dirigido por Severo Teodoro Rodríguez y El Hogar
Católico se ostenta como “órgano del Círculo Mutualista de Obreros Católicos.” En el acervo
hemerográfico de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco “Juan José Arreola”, se registran ejemplares
de enero tanto de 1913 como de 1914 del primer periódico citado. (Página electrónica. Consulta: 21 de
abril de 2014). En el registro de la Hemeroteca Nacional se menciona que existen ejemplares de 1904 a
1911. (Página electrónica. Consulta: 19 de mayo de 2014). El “Círculo Mutualista” de Tepic, cuyo
presidente era don Marcial Gutiérrez (probablemente padre o tío del Doctor Alberto Gutiérrez Camarena,
médico muy conocido en Tepic), al igual que los erigidos en diferentes poblaciones del país, era la
cristalización de la preocupación por los obreros, hecha consciente en la Iglesia católica sobre todo a
partir de la encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII de 1891. (Acerca de la historia de la prensa en
Nayarit sigue siendo valioso el folleto: Ignacio Morales, Breve reseña sobre el periodismo y su influencia
moral y económica en el pueblo de Nayarit, ed. del autor, Tepic 1943.)
30
El tribunal estuvo formado de la siguiente manera: “Presidente: Teniente Coronel Miguel Orozco;
vocal 1°, Capitán Feliciano Mayorquín; vocal 2°, Capitán Primero Jesús María Ferreira; Asesor, Lic.
Manuel Aguirre Berlanga; agente del ministerio público, Nicolás Silva; juez instructor, Lic. Macedonio
Gutiérrez.” (H. 25v). Ferreira fue nombrado por Carranza gobernador provisional de Nayarit, al
proclamarse la erección del estado, entre el 24 de abril y el 31 de diciembre de 1917. Convocó a
elecciones e hizo el Reglamento Provisional para la Legislatura estatal. Aguirre Berlanga era coahuilense
nacido el 28 de enero de 1887; se recibió de abogado en San Luis Potosí en 1910 y fue activo en la
campaña de Madero. Fue presidente municipal de Piedras Negras y en 1913 se unió al Plan de Guadalupe.
En Sonora acompañó a Carranza y posteriormente a Obregón en su camino hacia Guadalajara en 1914.
Fue gobernador provisional del estado de Jalisco tras la ocupación de su capital por los carrancistas,
diputado al congreso constituyente de 1916 y 1917. Secretario de Gobernación durante el gobierno de
Carranza, estaba con él cuando tuvo lugar su muerte en 1920. Falleció en 1953. (Los datos de Aguirre:
Historia del Congreso Constituyente 1916-1917, p. 39. Versión electrónica: cedia.biblioteca.virtual).
31
Este abogado fue nombrado Magistrado Suplente del 1er. Supremo Tribunal de Justicia del Estado de
Nayarit (entidad erigida en 1917) por medio del decreto n. 5 del 13 de febrero de 1918 del Gobernador
José Santos Godínez, publicado en el Periódico oficial II(79), 17 feb. 1918. En ese mismo decreto se
nombró al Lic. Manuel Espinosa Monroy, hermano de Pedro, Magistrado Propietario a cargo de la 3ª sala
en materia penal. (El decreto está reproducido en: Rubén Hernández de la Torre, Reseña histórica. Los
magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, Revista Jurídica, n. 2,(2011), pp. 13s. Consulté la versión
electrónica, 22 de abril de 2014).
32
Esperpento, de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española significa: “hecho grotesco o
desatinado.”
33
H. 25.
10
Los apuntes continúan: “Aunque en dicho periódico se habían publicado algunas
noticias contrarias a la revolución tomadas de la prensa, sin embargo ello no fue más
que pretexto para la aprehensión y sentencia de los referidos, según se vio en los
preámbulos de la sentencia leída por el asesor del tribunal…El promotor de todo ello y
la verdadera causa eficiente de tales indignidades fue el General en Jefe D. Álvaro
Obregón…”
“Inmediatamente después de este proceso y sentencia, siguiéronse otros contra varios
señores licenciados y otras personas que habían servido al gobierno de Huerta. Algunos
de ellos fueron sentenciados a muerte, pero se les conmutó esta pena en la de algunos
años de prisión…” 34
Difícilmente podemos considerar a los anteriores como hechos aislados y aun
suponiendo que los artículos de El Hogar Católico hubieran sido deliberadamente
huertistas y su difusión fuese masiva, se presgian vientos de persecución: ocho años de
prisión no era ni es poca cosa y pronto se tomarían medidas que iban más allá de un
anticlericalismo de ocasión.
“Por estos mismos días—encontramos en la Crónica—antes o poco después del fallo
Segura-Vilalta-Ruiz, fueron convocados a una junta todos los sacerdotes residentes en
esta ciudad de Tepic. El general Obregón, por orden de quien se había hecho la
convocatoria, viose obligado a presentarse ante aquella respetable asamblea para
explicarles a los sacerdotes lo que no supo o no se atrevió a hacer un subalterno a quien
Obregón tal comisión había confiado.
“Con mucha arrogancia y visible e intensa emoción, manifestó dicho general…cómo la
revolución tenía mucho contra el clero católico: a) por la participación en la muerte de
Madero, b) por haber ayudado a Huerta, c) por fanatizar al pueblo, d) por su
inmoralidad, etc., etc., puntualizando más o menos según su criterio rabiosamente
anticlerical.
“No faltaron entre los presentes…aparte [de] la protesta general y unánime de todos,
algunos que particularmente contestaron sin acobardarse ante aquella actitud
amenazante. No quiso entrar aquel Señor en discusiones, previendo su derrota ante la
razón: y así les dijo cómo todos quedaban desterrados del territorio de Tepic…que
serían trasportados a Hermosillo cuándo y cómo él dispusiera oportunamente y que
mientras tanto les quedaba terminantemente prohibido ausentarse de la ciudad.
34
H. 25v.
11
“Salieron muy angustiados…afligiéronse muchísimo sus familiares y aumentó la
consternación de este pueblo católico. Lágrimas, penitencias, oraciones…, comisiones
ante Obregón…todos los medios divinos y humanos se pusieron en juego; empero, la
fiera permanecía inflexible y solamente se alcanzaron algunas promesas, las cuales
nadie creyó…
“[…] Al irse Obregón para la ciudad tapatía dejó en esta de Tepic como encargado
suyo, general en jefe, gobernador, etc. a un llamado general Juan Dozal, 35 hombre cruel,
cobarde, impetuoso, dado a la marihuana, colmado de prevenciones contra el clero
católico…y algunas en particular contra el clero tepiqueño, especialmente creyendo—a
lo que parece—que el clero de esta diócesis estaba en connivencia con los indios de la
sierra del Nayarit levantados en armas contra la revolución bajo la dirección inmediata
(así decía él) del buen Padre D. Juan Partida, residente en calidad de párroco en el
pueblo serrano de Jesús María… 36 En virtud…de esta errónea y completamente
infundada creencia y quizá mejor [de] temor necio, dispuso el Sr. Dozal que fueran
traídos a esta capital la mayoría de los sacerdotes de esta diócesis, los cuales iban siendo
internados en la cárcel pública bajo la nota de detenidos. Muchos se ocultaron, a otros
no los hizo prender y a dos les dispensó muchas consideraciones por favores—decía—
que habían prestado a la revolución. Uno de los dos vino a quedar constituido ministro
de Dozal para llevar órdenes al Ilmo. Sr. Obispo e incluso para aprehender a algunos
sacerdotes. Todo el clero lo veía con desconfianza. Este sacerdote ha desaparecido sin
que se sepa su paradero; el otro falleció ya.” 37
Continúa el relato: “Los dos sentenciados, Ilmo. Sr. Segura y el P. Vilalta, que habían
permanecido en la inspección de policía aun después de la condena, fueron bajados al
interior de la cárcel donde se les puso en el departamento de ‘militares’, enteramente
solos; pudiendo empero comunicarse con los presos de distinción que eran entonces
varios miembros del Círculo de Obreros, varios licenciados y otras personas
35
Sus referencias biográficas son mínimas: Nacido en Ciudad Guerrero, Chihuahua. Fue maderista,
orozquista y más tarde villista. Obregón lo nombró jefe político del territorio de Tepic (no gobernador) en
los días de su estancia en la capital territorial sustituyendo a Rafael Buelna. Fue fusilado en Mazatlán a
fines de 1914, tal vez por su filiación villista. (Datos tomados indirectamente de: Francisco Naranjo,
Diccionario biográfico revolucionario, Cosmos, México 1935).
36
Más adelante tocaré el tema de la inclinación poco favorable de las comunidades indígenas hacia el
movimiento revolucionario.
37
HH. 25v-27. Téngase en cuenta que estas líneas se escribieron en 1920, a seis años de los
acontecimientos narrados.
12
honorables. 38 A los pocos días se les juntaron el Sr. Cura y el Sr. Vicario de San Blas y
otros dos o tres sacerdotes traídos de otras poblaciones.
“En los primeros días de julio, Dozal convocó a todos los Padres de la ciudad y a no
pocos que había traído de los pueblos y les dijo que el día cinco del propio mes…a la
hora fijada por él estuvieran todos en la estación del ferrocarril, dispuestos a tomar el
tren que los había de llevar al destierro de Hermosillo y que no se permitía llevaran
consigo a sus familias. No es para ser descrita la consternación de éstas, de los
sacerdotes y de toda la población de Tepic y de la diócesis. El día cinco, pues, a la hora
señalada estuvieron en la estación todos los presuntos desterrados, juntamente con un
gentío inmenso que iba a despedirlos con lágrimas y sollozos. Dozal, después de ultrajar
como solía, a unos y otros, dijo a los sacerdotes que no se iban y que a las 9 de ese
mismo día acudieran al Palacio Municipal. 39 Reunidos todos allí, ansiosos por el
resultado de aquella extraña cita, apareció Dozal con semblante de fiera y
profundamente agitado y en dos palabras dijo que estaban en connivencia con los indios
de la sierra levantados contra el gobierno y terminó sus desatinos e improperios con esta
frase: ‘¡todos inmediatamente a la cárcel!’” 40
La prisión del clero tepicense no fue breve. En octubre, mientras tenían lugar las dos
convenciones para resolver el contencioso Villa-Carranza, la primera en la Ciudad de
México y la segunda en Aguascalientes y las fuerzas revolucionarias presentes en el
territorio de Tepic se dividían de acuerdo a las facciones señaladas, aún permanecían los
sentenciados y los solamente indiciados en la penitenciaría. En estas circunstancias,
Rafael Buelna se distanció de Obregón y pasó a la facción villista. En la Convención de
Aguascalientes, representó precisamente a Francisco Villa. 41
4.- La vida en la cárcel.
38
Los datos históricos y constructivos acerca de la penitenciaría de Tepic, que más tarde sería
transformada para ser el palacio del gobierno estatal se encuentran en: Raymundo Ramos Delgado, La
memoria de las formas. Estudios para reconstruir la historia urbana y arquitectónica de Tepic, tomo I,
(Tepic 2014). El capítulo correspondiente se titula: La transición arquitectónica en el palacio de gobierno
estatal. Las distintas distribuciones del género penitenciario del siglo XIX al administrativo del siglo XX,
pp. 82-115. Para conocer la distribución del espacio, quizá modificado en 1914 dadas las circunstancias,
es particularmente útil el grabado de la p. 95: en el piso superior se encontraba el tribunal superior, el
juzgado de primera instancia de lo criminal, el juzgado menor y la prefectura política del primer partido
del territorio.
39
Erróneamente, pues, Álvaro Obregón escribió: “[…] Los demás clérigos complicados…fueron
expulsados por orden de mi Cuartel General, siendo conducidos hasta Nogales, Son., donde se les hizo
atravesar la línea internacional.” (Ocho mil kilómetros, p. 123).
40
HH. 27-27v.
41
Véanse resumidos estos asuntos en: Gutiérrez Contreras, pp. 104-124.
13
La vida en la cárcel no era dulce ni alegre. No obstante, la crueldad fue moderando su
tono aunque no borró la injusticia. La solidaridad y el siempre vivo apoyo del pueblo
católico a sus pastores subieron de intensidad. Tres sacerdotes del Corazón de María
salieron de la cárcel el 16 de octubre, “[…] el Ilmo. Sr. Obispo y el P. Vilalta
[estuvieron] hasta fines de [ese mes].” 42
El cronista observó: “[…] La conducta de Dozal…fue salvaje por demás: sabía
perfectamente que no era posible llevar a los sacerdotes a Hermosillo por varias causas
y fingió su destierro únicamente para gozarse con el sufrimiento de ellos, sus familias,
la sociedad toda. No se sació con esto aquel corazón de hiena: pocos días después de
llegados a la cárcel todos los sacerdotes aludidos (en número de treinta y dos poco más
o menos) se presentó Dozal y llamándolos a la reja, incluido el Ilmo. Prelado, les leyó
un telegrama en el cual se le comunicaba a dicho Señor que unos indios de Jesús María,
a cuyo frente iba el bandido Partida (así llamaba Dozal a tan buen sacerdote) habían
matado al jefe carrancista y escolta que habían llegado a dicha población. Habló en
términos muy irrespetuosos con el Ilmo. Sr. Segura haciéndole responsable de aquellas
muertes como del levantamiento de los indios usando contra Su Ilma. y todo el clero
tepiqueño palabras muy amenazantes. Varias veces repitió visitas de esta naturaleza,
burlándose de todos y llamando públicamente ‘par de bandidos’ en una ocasión al Sr.
Obispo y al P. Vilalta, contra los cuales principalmente se iba toda su saña y encono.” 43
Vilalta da a conocer detalles del paso de los días en la prisión: “[…] Dios Nuestro
Señor benignamente endulzó no poco aquellas y otras consiguientes amarguras.
“Estaban todos los sacerdotes juntos en un mismo calabozo, sin comunicarse más que
con los presos de distinción, los cuales veneraban y querían a sus compañeros de
infortunio, llegando algunos de aquellos presos seglares, antes enemigos del clero, a
querer muchísimo al Ilmo. Sr. Segura. Cada quien tenía en el calabozo su cama, recibía
la comida de su casa o de alguna de las varias familias que se ofrecieron a asistir a los
sacerdotes presos y necesitados especialmente. Por algún tiempo comulgaron todos los
días casi todos, gracias al P. Genovevo Campos, familiar del Ilmo. Prelado. Este Padre
se ofreció espontáneamente al ilustrísimo preso desde su aprehensión; por ello todos los
días salía a celebrar antes de la prisión de los sacerdotes y después de ella continuó
haciéndolo, pues nada le decían los centinelas acostumbrados a verlo salir diariamente.
Al volver de celebrar traía la sagrada comunión que disimuladamente recibían los
42
43
H. 27v.
HH. 27v-28.
14
Padres, ocultados detrás de un biombo que se le permitió siempre tener al Ilmo. Sr.
Obispo.
“Dos días por semana se permitían dos horas mañana y tarde de visita a los presos. La
sociedad de Tepic, dando ejemplo notable de cordura y de catolicismo, suprimió durante
aquellas circunstancias las diversiones y aun los paseos de La Loma: muchedumbre
formada de todas las clases sociales acudía en los días de visita (jueves y domingos) a la
cárcel, visitando especialmente a los sacerdotes, cuya reja estaba durante las cuatro
horas atestada de gente. Les regalaban fruta, dulces, dinero, etc., condoliéndose todos de
su situación, animándolos con sus ofrecimientos y el gran interés que mostraban por
todos y cada uno. La familia de D. Carlos Castilla obsequiaba a los sacerdotes con
tamales y atole con mucha frecuencia.
“En los días no de visita y en todos los demás, los sacerdotes pasaban el tiempo
haciendo la limpieza del calabozo turnándose en la faena de barrerlo, regarlo con
creolina, etc…unos rezaban, otros cantaban, éstos estudiaban, aquéllos platicaban. Se
formaron grupos de oración para pedir a Nuestro Señor el remedio de las calamidades
de Méjico y por algún tiempo, bajo la dirección del Ilmo. Sr. Obispo, se rezaron en
comunidad las letanías de la Preciosa Sangre con otras preces. ¿Por qué aquella fiera
Dozal permitió las camas, la comida, las visitas, etc.? ¿Quién detuvo su furor y le vendó
los ojos para que no se apercibiera de ciertas cosas (las dichas) o para que viéndolas, las
dejara pasar? Indudablemente Dios Nuestro Señor y María Santísima nuestra Madre.
“Es justo consignar aquí el consuelo y aliento, la edificación imborrable que recibieron
todos del gran amigo de nuestros Misioneros, el Ilmo. y Revmo. Sr. Obispo Segura.
Desde el primer momento se manifestó dominado por un pesimismo absoluto; sin
embargo, no se acobardó, antes, mostraba una gran resignación a la voluntad divina y
una consiguiente tranquilidad de espíritu que nunca se vio alterada: siempre apareció
sereno, grave, imperturbable, aunque bañado por un aire de aflicción profunda. Ocupaba
el día en rezar y leer. Algunos ratos, pocos, conversaba con los compañeros de
infortunio, en las cuales pláticas nunca se le oyó palabra que revelase enojo o mala
voluntad contra sus enemigos. Ante éstos se presentó siempre humilde pero digno, sin
condescendencias indebidas…”
15
A modo de epílogo sobre el prelado, leemos estas frases escritas en 1920: “[…] Murió
al fin, cuando ya se gozaba de relativa paz religiosa, víctima de los sufrimientos
morales, en Chapalilla.” 44
Los días en la prisión parecían terminar, aunque no con aires de libertad: “[…] El día
16 de octubre se presentó en la cárcel Dozal trayendo un documento en el cual se
intimaba el destierro a nuestros Padres [claretianos] Aymení [y] Sanz y que firmaran tal
documento. Una vez firmado, salieron de la cárcel y después de arreglar, como
pudieron, las cosas de esta casa y comunidad, partieron rumbo a San Blas en compañía
de los Hermanos Domiciano Jiménez y Juan Felin. En el puerto indicado se embarcaron
para San Francisco, California, a donde llegaron felizmente después de una travesía algo
incómoda. Ya en Estados Unidos, fueron repartidos entre varias de aquellas
comunidades. Durante el tiempo de encierro de los Padres los dos Hermanos citados
permanecieron en la casa el uno desempeñando la cocina y el otro, el Hermano Jiménez,
despachando todos los demás negocios. Entre otras cosas, este Hermano estuvo
atendiendo a la construcción del templo no sin contratiempos, ya que los contratistas de
la obra y otros oficiales abusaron de lo aflictivo de las circunstancias. Por esta razón no
quedó el templo como debía haber quedado…
“El P. Vilalta quedó en la cárcel con los demás sacerdotes. Éstos salieron quince días
después y a mediados de noviembre también el Ilmo. Sr. Obispo, con indecible alegría
de esta sociedad católica. Fueron saliendo también todos los presos políticos que
estaban en el departamento de distinción (considerados), quedándose al fin solo el P.
Vilalta. Dozal le tenía peor mala voluntad que a los otros, tal vez por ser el superior de
esta casa-misión.
“A ruegos del Señor D. Fermín Maisterrena, representante general de la Casa Aguirre
y de su amigo D. José Vargas, consintió Dozal en que el P. Vilalta saliera de la cárcel,
bajo condición de no volver más a la República y de tomar en la misma puerta de la
cárcel la diligencia que lo había de llevar al puerto de San Blas. Cumplióse esto seguido
en presencia de gran gentío que acudió para despedir al Padre el día 1° de diciembre del
mismo año de mil novecientos catorce. Embarcado en el vapor “San José”, llegó a San
Francisco, California a mediados del mismo mes, saliendo rumbo a Los Ángeles y
pasando de allí sucesivamente a San Gabriel y a San Antonio, Tejas, ciudad esta última
a donde llegó la vigilia de la Navidad…” 45
44
45
HH. 28-29. Su muerte tuvo lugar el 13 de agosto de 1918.
HH. 29-30v.
16
5.- El revelador documento de la defensa.
Podemos pensar que el abogado defensor no dejó de insistir en la inocencia de los
sentenciados. De igual manera, que la salida del país de Victoriano Huerta en julio, el
triunfo de los constitucionalistas y la realización de la Convención de Aguascalientes,
que inició el 1° de octubre, aminoraron las tensiones y prepararon la salida de la prisión
de los citados. 46 Podemos pensar también que el documento al que enseguida me
referiré fue solicitado para formalizar en alguna forma la excarcelación.
El Licenciado Pedro Espinosa Monroy se dirigió a Carranza el 31 de octubre por
medio de una larga carta en la que le exponía las razones de la inocencia de los
inculpados a partir de lo publicado en El Hogar Católico:
Aclaró: “[…] La sociedad de obreros de la cual era órgano, creyó conveniente, para
darle mayor circulación, que se publicaran en él algunas noticias…En algunos números
se dieron noticias relativas al movimiento de fuerzas federales en este Territorio; a los
triunfos, ciertos o falsos, que el Gobierno Federal decía haber obtenido sobre las fuerzas
constitucionalistas que lo combatían y se informó de algunos hechos, más o menos
públicos, que pasaron en esta ciudad.” 47
La acusación la basó el agente del ministerio público en “[…] la fracción 3ª del
artículo 12 de la ley del 25 de enero de 1862, consistente en que…se publicaron
noticias falsas en contra del gobierno constitucionalista.” 48 Esa añeja ley, utilizada por
Juárez para justificar el fusilamiento de Santiago Vidaurri y de Maximiliano, Miramón
y Mejía, era ya muy discutida en 1867, entre otros motivos, porque ponía al acusado
bajo jurisdicción militar y prácticamente había caído en desuso. Sin embargo,
Venustiano Carranza en mayo de 1913 le dio nueva vida dirigiéndola contra los
opositores al constitucionalismo. 49
46
Dada la condición soberana que se le otorgó a la Convención, queda la duda de la legitimidad de que
Carranza haya asumido el Poder Ejecutivo sólo en virtud del Plan de Guadalupe redactado por él mismo.
Tal vez el punto de vista más autorizado para resolver esta cuestión sea el de Roque González Garza,
presidente convencionista que suplió a Eulalio Gutiérrez, elegido al terminar la convención. Existe una
publicación sobre él lujosamente editada pero con muy poco contenido histórico y menos aún de carácter
revelador: Roque González Garza. La convicción democrática, 2 vols. + disco compacto con
reproducciones fotográficas, Universidad Panamericana, México 2010.
47
Pedro Espinosa a Venustiano Carranza, Tepic, 31 de octubre de 1914, p. 1.
48
Ib.
49
La ley se tituló: para castigar los delitos contra la nación, contra el orden, la paz pública y las
garantías individuales. Su texto completo: página electrónica “Memoria política de México.” (Consulta, 2
de mayo de 2014). Comentario oficialista: Raúl González Lezama, La ley del 25 de enero de 1862. El
final de las conspiraciones contra México, página electrónica INEHRM. La fracción XII del artículo III
sigue a once anteriores en las que se enuncia, por ejemplo: rebelión, asonada, atentado a la vida del
presidente o altos funcionarios, alzamiento, alboroto público, desobediencia, proclama, arenga…La
fracción aludida dice: “Complicidad en cualesquiera de los delitos anteriores, concurriendo a su
17
El abogado prosiguió: “[…] La sentencia pronunciada…no ha sido revisada todavía
por quien corresponda, y…estimo altamente perjudicial para mis defensos que se les
tenga privados de libertad por un delito que no ha existido y aun cuando hubiera sido
cometido, en su ejecución no tuvieron ninguna participación…
“En primer lugar, El Hogar Católico no ha publicado noticias falsas; porque las que en
él aparecieron sobre operaciones militares, triunfos de los federales y derrota de los
constitucionalistas, no fueron inventadas por los redactores del periódico, sino sólo
reproducción de las que aparecían en los periódicos de la capital y de las que
oficialmente se daban a la prensa en la Jefatura Política de este Territorio.” 50
Fue adelante en su alegato exponiendo razones para exculpar a sus defendidos y a los
mismos redactores del periódico: “[…] El Ilmo. Señor Don Andrés Segura y
Domínguez y el Padre Don Ramón Vilalta, no pueden ser juzgados como coautores del
delito que se imputa a los redactores…por la publicación de las noticias que se califican
de falsas.
“La participación indirecta que el Agente del Ministerio Público atribuye a mis
defensos…la hace consistir en que [ellos]…son responsables de lo que publicó El
Hogar Católico, el primero por haber concedido licencia para que saliera a luz el
periódico y el segundo por haber sido nombrado censor de la publicación. Ahora bien,
la licencia eclesiástica se refiere tan solo a los escritos que se relacionan con la fe y las
costumbres, conforme al derecho eclesiástico, y el censor no pudo ni debió ocuparse de
examinar escritos ajenos a las materias dichas,
“Pero no es esto todo. Los redactores…, conocedores de sus deberes de periodistas
católicos, nunca sometieron a la censura del Padre Vilalta, los párrafos de gacetilla que
contienen las noticias estimadas falsas y así lo declaró uno de ellos en el proceso. 51
“Lo expuesto basta para patentizar que mis respetables defensos no tuvieron
participación ninguna en la publicación de las noticias falsas, por el cual delito se les
tiene en prisión hace ya cinco meses…” 52
perpetración de un modo indirecto, facilitando noticias a los enemigos de la nación o del gobierno,
especialmente si son empleados públicos los que las revelen; ministrando recursos a los sediciosos o al
enemigo extranjero, sean de armas, víveres, dinero, bagajes o impidiendo que las autoridades los tengan;
sirviendo a los mismos enemigos de espías, correos o agentes de cualesquiera clase, cuyo objeto sea
favorecer la empresa de ellos o de los invasores, o que realicen sus planes los perturbadores de la
tranquilidad pública esparciendo noticias falsas, alarmantes, o que debiliten el entusiasmo público,
suponiendo hechos contrarios al honor de la República, o comentándolos de una manera desfavorable a
los intereses de la patria.”
50
P. 2.
51
Probablemente se trata de don José María Ruiz.
52
P. 3. El subrayado es mío; no se encuentra en la redacción original.
18
Bien, ¿y los artículos que causaron el revuelo y la exagerada reacción?
Podemos encontrar algunos en el anexo que el abogado Espinosa Monroy incluyó en la
carta a Carranza:
El 31 de enero de 1914 se anunció la llegada de un batallón del ejército federal para
combatir a Buelna, quien había atacado algunas poblaciones del norte del territorio. A
la sensibilidad revolucionaria sonaron mal estas palabras: “[…] Esta fuerza viene a
aumentar considerablemente a las que operan en el territorio contra las ordaz [sic por
hordas] revolucionarias de Buelna, pues parte de ella, con la sección de artillería y
ametralladoras se incorporó en Navarrete a la brillante columna que marcha para
Santiago bajo las órdenes del valiente Coronel Rodrigo Paliza. Conocida la pericia
militar y valor temerario y disciplina de sus soldados y los valiosos elementos con que
está dotada la columna, se espera que de un momento a otro Santiago sea ocupado por
las fuerzas del gobierno.” 53
Una amplia reseña de una fiesta ofrecida al General Domingo Servín, jefe político y
comandante militar del territorio con motivo de su ascenso, aparecida en El Hogar
Católico del 31 de marzo, 54 alabó con amplitud sus cualidades militares. Ahí el
Teniente José Martínez Obando tomó la palabra congratulándose de la defensa de
Torreón y la toma de Acaponeta por los federales e incluso “[…] tuvo hermosos
conceptos para el glorioso héroe de la paz, Gral. Porfirio Díaz y del héroe de Torreón,
Gral. José Refugio Velazco, bajo cuyas órdenes ha militado [Servín], terminando su
fácil y correcta alocución con vivas al ejército y al Gral. Servín.” 55
Se dio también la noticia de la toma de Huicicila dentro del territorio de Tepic, con la
cual se protegieron las haciendas de Ixtapa y El Malinal y la falsa respecto de la muerte
de Emiliano Zapata. Sobre este último, la opinión expresada es poco favorable: “[…]
Por telegramas de diversas procedencias…se confirma la muerte del temible
bandolero…en Ayoxaxtla…Ya era tiempo de que el que por tanto tiempo fue el terror
del infortunado estado de Guerrero, por sus crímenes sin precedentes, compareciera ante
el Supremo Juez a dar cuenta de su depravada conducta.” 56
Tal vez la gota que derramó el vaso de la paciencia revolucionaria fue el optimismo
manifestado por la aparente victoria de Velazco en Torreón y los elogios al ejército
53
Anexo, p. 1. Véase nota n. 11.
Tomo I, n. 52. Anexo, p. 2.
55
Ib. De hecho el General Velazco defendió la plaza de Torreón a partir del 20 de marzo. No obstante,
Villa logró tomarla el 2 de abril.
56
Anexo, p. 3.
54
19
federal y al propio Huerta. Se lee en El Hogar Católico del 31 de marzo de 1914: “[…]
El Gral. Velazco, que constituye una verdadera gloria del ejército, por su valor y pericia
militar, estuvo dirigiendo personalmente la artillería que funcionó admirablemente. Por
lo que se ve, la paz que tanto anhelamos será un hecho, pues los triunfos del ejército
nacional se suceden de combate en combate y muy pronto, esperamos en Dios, nuestro
dignísimo Presidente, el Sr. Gral. Huerta, verá realizado el solemne ofrecimiento que
hizo a la nación de darle la paz, cueste lo que cueste.” 57
Conociendo cien años después “el futuro del pasado” podríamos juzgar de optimismo
excesivo o de imprudencia la impresión de esas líneas. Pero, ¿quién podría entonces
conocer lo que pasaría en los meses siguientes? Y sobre todo, ¿no era un anhelo común
la paz en esas horas de incertidumbre y de explosión de violencia? Los hechos de un
anticlericalismo exacerbado y la orientación definida hacia la persecución religiosa son
evidentes y no requieren especial lucidez para reconocerse.
6.- A pesar de todo, las vicisitudes continuaron.
Mientras se encontraron los Padres claretianos en el destierro, el Padre Alejo Enríquez,
Vicario General de la diócesis, tomó a su cargo la iglesia dedicada al Sagrado Corazón,
aún por terminarse. Ciertos virajes de la política nacional, permitieron, sin embargo, que
el Padre Vilalta regresara a Tepic relativamente pronto, si bien no encontró tranquilidad
completa en esta nueva etapa de su estancia. He aquí su relato que ha de servir como
apéndice a los sucesos de 1914, objeto directo de este trabajo: “El día diez de abril de
1915 llegó a esta ciudad y casa el R.P. Ramón Vilalta, de vuelta de Estados Unidos
donde había permanecido desde su salida de la cárcel. La escisión de Villa, separándose
de Carranza había dado origen a alguna mayor libertad religiosa y relativa seguridad en
todo. Por esto, los superiores dispusieron la vuelta a Méjico de algunos individuos con
el fin de que vieran y cuidaran nuestras casas…” 58
La permanencia del P. Enríquez en la casa fue obstáculo para “la libertad e
independencia que le es debida en el gobierno de sus casas” a los religiosos: “Con cierta
táctica de disimulo, silencio, etc., poco a poco se fue logrando dicha libertad e
independencia…a pesar de todo, se hicieron en el templo (en la capilla entonces) todas
las funciones y fiestas de costumbre entre nosotros: primeros viernes, primeros sábados,
mes de mayo, junio y agosto, novena de almas, posadas, etc. Se reorganizaron los
57
58
Ib.
H. 31.
20
catequismos de sirvientas y de niños con bastante éxito el segundo y se predicaron en
catedral, en el año siguiente de 1916, los ejercicios cuaresmales a señoras y señoritas.” 59
Un jefe político tranquilo fue sustituido por una efímera oleada socialista que no dejó
en paz a Vilalta: “Durante el año 1915…estuvo de gobernador en esta ciudad y territorio
de Tepic el general D. Juan Carrasco, hombre sencillo y bondadoso, el cual dejó a la
Iglesia en absoluta libertad. Mas a principios de abril o mediados de marzo de 1916, fue
sustituido en el gobierno por un general Juan Torres, de ideas avanzadas, socialista
bastante radical. Este hombre admitió en el territorio y domicilió en esta ciudad a tres
jóvenes socialistas, por lo inexpertos, imprudentísimamente radicales, a los cuales dio
amplias facultades para la propaganda socialista. (Acababan de ser expulsados del
estado de Jalisco por el gobernador general Diéguez).
“Su primera obra fue la aprehensión del P. Vilalta, momentos después de predicar el
sermón de despedida de los ejercicios arriba mencionados. Condujéronle al antiguo
cuartel de la gendarmería, ocupado entonces por soldados carrancistas, encerrándolo
con centinela de vista en el cuartito inmediato a la puerta de entrada…haciendo como
que lo iban a fusilar, le dijeron que lo iban a desterrar. Poco después llegó con el general
Torres el Sr. D. Isidro Flores, enviado éste por el Sr. D. Fermín Maisterrena. Torres, a
las injurias necias de un oficial imberbe que antes que nadie había entrado, añadió otras
no menos necias y más criminales…Largo rato estuvo alegando hasta que viendo que
daba en hierro frío, pronunció la sentencia de destierro del territorio…A la mañana
siguiente fue sacado de allí y llevado a la presencia de Torres, el cual repitió brevemente
las sandeces de la noche, recibió idénticas respuestas y confirmó la sentencia de
destierro, concediendo cinco días de plazo para poder arreglar el Padre sus negocios.
“Dos días apenas habrían trascurrido cuando se presentaron en la casa los jóvenes
socialistas…presentando orden de Torres según la cual inmediatamente debía desocupar
la casa, la capilla adjunta y el templo ya terminado pero no abierto al culto todavía. Con
la emoción natural se procedió al instante a poner a salvo las cosas de la comunidad y
algunas de la iglesia, pero no se pudo hacer mucho…Con la cabeza cubierta y
chacoteándose, presenciaron aquellos jóvenes como se sacaba el Santísimo, lo cual
permitieron a condición de que se devolviera el copón. Quedaron, pues, los socialistas
solos en la casa, capilla e iglesia, adonde nadie volvió por algún tiempo.” 60
59
60
HH. 31-31v.
HH. 31v-32v.
21
Vilalta, a sugerencia de Monseñor Segura se fue a Mascota, Jalisco y más tarde a
México, “a donde llegó a fines de junio.” Sobre la suerte de los edificios escribió: “[…]
Parece que no satisficieron nuestra casa, capilla e iglesia las exigencias de los tres
socialistas y por esto al fin la dejaron, estableciéndose en la casa la Dirección General
de Instrucción Pública del entonces territorio y quedando clausurados y sin destino la
capilla y el templo…” 61
En 1916 regresó a Tepic brevemente y volvió a salir desterrado por Torres. Fue hasta
1920, ya siendo obispo de Tepic Monseñor Manuel Azpeitia y Palomar, cuando pudo
restablecerse la casa de los Padres cordimarianos.
7.- Un importante paréntesis: los indígenas nayaritas y su resistencia a la revolución.
No deja de llamar la atención la excesiva insistencia de Juan Dozal en buscar culpables
de la rebeldía contrarrevolucionaria de los coras e indirectamente de los huicholes. Su
mirada de corto alcance a causa de las circunstancias y a sus orígenes (había nacido y
vivido en Chihuahua), no le permitía percibir que la resistencia era antigua y estaba
enraizada en el movimiento fundamentalmente agrario de Manuel Lozada que, aun
después de la muerte de este caudillo continuó en una escala de mutaciones y
adaptaciones. Una investigación de Alicia Hernández Chávez en el archivo histórico de
la Secretaría de la Defensa Nacional nos permite contextualizar el asunto: “[…En 1887]
el cantón de Tepic se convierte en territorio, es decir, queda bajo la jurisdicción de la
federación y entran las compañías deslindadoras escoltadas por tropa federal…De 1887
a 1891 se libran las campañas de exterminio y finalmente…se informa de la
pacificación del territorio. En 1903, breves partes militares dan fe de algunas gavillas y
en 1912 volvemos a presenciar—con asombro—el último estertor del lozadismo
acaudillado…por la familia Rentería.
“No obstante, no deja de ser extraño que durante la contienda nacional por la
presidencia del país, los pueblos de la sierra permanecen al margen. ¿Por qué?
Seguramente porque aún estaban vivas en su memoria las campañas de exterminio, las
deportaciones, la miseria y la traición continua de las autoridades centrales. El Plan de
San Luis promulgado por Francisco Madero tampoco les garantizaba autonomía política
o la restitución de sus tierras. Por otra parte, el que las autoridades políticas o militares y
la burguesía comercial y terrateniente nayarita se encontraran con la espada de
61
H. 33.
22
Damocles encima y la amenaza de una guerra de castas, imposibilitó la movilización y
reclutamiento de esos pueblos.” 62
En 1912 y 1913 no hubo seguridad en el territorio de Tepic, la guarnición federal tanto
en el escaso tiempo de la presidencia de Madero como en la de Huerta, era débil y tanto
la población común como los comerciantes y hacendados temían una rebelión
proveniente—se lee en un parte militar--de una “[…] amenaza de elementos
perniciosos, de indios de la Sierra de Álica…[que] para hacer más contundente el
peligro, evocaron la memoria ingrata del cabecilla Lozada.” 63
Este temor creó una paradoja, agudamente captada por la doctora Hernández Chávez y
que matiza un tanto, al menos para mayo y junio de 1914, la percepción del Padre
Vilalta: “[…] De esta forma, una región que debió haber sido un callejón en que se
cerrara el paso a las fuerzas rebeldes del ejército carrancista, se convirtió en un corredor
sin barreras. Las clases medias y altas dieron la bienvenida a las tropas sonorenses
encabezadas por Álvaro Obregón ¡como sus libertadores, no como sus verdugos! El
informe del general Domingo Servín acerca de la evacuación de la plaza de Tepic y el
abandono del territorio reflejan claramente la confirmación del liderazgo de la burguesía
sinaloense y nayarita en la revolución constitucionalista. El informe afirma: ‘el territorio
de Tepic es en su mayoría simpatizador de la revuelta y más entre la clase culta y
semiculta que entre el bajo pueblo’”. 64
A propósito de la actitud de comerciantes y propietarios, observó su pragmatismo:
“[…] De hecho, cuando Obregón llegó a Tepic, éstos sabían que sólo iba de paso hacia
el corazón de la República y que si se mantenían al margen de todo tipo de apoyo al
gobierno de Huerta dejaría intacto el territorio, salvaguardando así los intereses de los
grandes propietarios y empresarios.” 65
En cuanto a los huicholes, a la hora de que Rafael Buelna pasó a la facción villista,
sobre todo los de Guadalupe Ocotán lo siguieron y apoyaron: “[…] En 1913 las fuerzas
villistas incursionaron en la región y muchos huicholes se pronunciaron a su favor y se
unieron a sus filas en 1914…Cuando Villa fue derrotado en el centro del país, muchos
de sus correligionarios se replegaron a la zona cora-huichol…además, Rafael Buelna,
62
Alicia Hernández Chávez, Lozada no muere, en: Jean Meyer (ed.) Documentos para la historia de
Nayarit, V: De cantón de Tepic a estado de Nayarit, 1810-1940, Universidad Autónoma de Nayarit,
Tepic (2) 2008. (De hecho es una reimpresión de la 1ª edición (Universidad de Guadalajara/ Centro de
Estudios Mexicanos y Centroamericanos, Guadalajara/México 1990)), p.212.
63
Id., p. 216. La doctora Hernández Chávez da la referencia archivística en nota a pie de página.
64
Id., p. 217. Con referencia archivística.
65
Id., p. 219.
23
villista de Nayarit [sic] había establecido un importante cuartel en la zona de Jesús
María, desde donde dominaba la región serrana.” 66
Sin duda, los pasos en la historia tanto nacional como regional de los indígenas, que en
los años de la revolución mexicana se encontraban ya en un claro proceso de
destribalización, desvinculación de su tradición comunitaria y mimetización con el
“campesinado”, requiere un acercamiento más cuidadoso que cualquier otro
componente de la población mexicana y, desde luego, no pueden ser conocidos y
estudiados utilizando un método histórico que trate de homogeneizar a seres humanos
con siglos de cercanía pero no de convivencia con otros y que, por ello mismo, no
sincronizan ni en el espacio y menos aún en el tiempo y sus periodizaciones comunes.
Acerca del “lozadismo” dice certeramente Jesús Jáuregui: “[…] Tanto las facetas del
movimiento como las personalidades de Lozada se presentan combinadas de diferentes
formas, de tal manera que una de las causas de los malentendidos entre las posiciones de
los historiadores se debe a que se ha querido generalizar a todo en movimiento, ciertos
aspectos que corresponden preponderantemente a una de sus etapas.” 67 Y respecto al
quebradero de cabeza que ha significado la cercanía de Lozada con el proyecto de
Maximiliano para la visión “liberal” de la historia como una “marcha hacia adelante”
expresó: “[…del] Segundo Imperio Mexicano Lozada fue un aliado cauteloso”. 68 Esa
peculiar cautela indígena es un ingrediente que no puede dejarse fuera.
Además de lo anterior, planteo una pregunta a la que no encuentro respuesta adecuada:
¿Bajo qué premisas lucharían en el territorio de Tepic por un lado (el ejército federal)
66
Víctor Manuel Téllez Lozano, Lozadistas, revolucionarios y cristeros: movimientos armados y
reorganización territorial entre los huicholes, en: VV.AA., Participación indígena en los procesos de
Independencia y Revolución, (Actas del Coloquio…5, 13 agosto; 8 septiembre, 22 octubre, 2010. México,
Guadalajara, Monterrey, San Cristóbal de Las Casas), Comisión Nacional de los Pueblos Indígenas,
México 2011, p. 237. El tema referente a Lozada y el lozadismo es amplio en las investigaciones
históricas, sociológicas, etnológicas y políticas sobre el Occidente mexicano. Un escrito pionero fue:
Salvador Gutiérrez Contreras, Tierras para los indígenas y autonomía de Nayarit fueron los ideales de
Lozada, ed. del autor, Compostela (Nayarit) 1954. (Su intento por compaginar los datos sobre Lozada y la
historia común del liberalismo triunfante demerita el escrito, si bien no podía pedirse algo diferente en esa
fecha. Con mayor complejidad se trató el tema de Lozada en: Mario Alberto Aldana Rendón, 1873.
Rebelión agraria de Manuel Lozada, SEP/FCE, México 1983 y en: Jean Meyer, Esperando a Lozada, El
Colegio de Michoacán/CONACYT, Zamora/México 1984.Un excelente estudio históricoetnográfico:
Jesús Jáuregui. Del reino de Lozada y la segunda conquista de El Nayarit a la revolución mexicana. La
resistencia cora en el movimiento lozadeño (1853-1912), en: Participación indígena…,pp. 149-194.
Revisten también interés: Mario Alberto Aldana Rendón, ¿Algo qué celebrar? Las comunidades
indígenas del Occidente entre la independencia y la revolución, en: Participación indígena…pp. 195-204.
El tema de las “élites” tepicenses ha sido bien tratado en: Pedro Luna Jiménez, Negocios y vida cotidiana
en Tepic, 1839-1910, Universidad Autónoma de Nayarit, Tepic 2004 y: José Mario Contreras Valdez, La
oligarquía en el territorio de Tepic, 1880-1912. Sus negocios y política, (tesis de doctorado), UNAMFacultad de Filosofía y Letras, México 2006.
67
Del reino de Lozada…Participación indígena…p. 149
68
Ib., id.
24
los indígenas juchitecos de Oaxaca y por el otro (los carrancistas) los yaquis de Sonora?
Tristemente sólo puede insinuarse que para ambos bandos eran “carne de cañón”, tropa
anónima dispuesta al sacrificio.
8.- Evocación de las persecuciones de los primeros cristianos.
He dejado hasta este punto—regreso al Libro de Crónicas de la casa del Sagrado
Corazón de Tepic—las notas finales del relato de las vicisitudes padecidas, en las que el
cronista hizo un símil con el antiquísimo texto que podemos clasificar como filosofía de
la historia escrito alrededor de los años 318 y 321 por el poeta cristiano Lactancio
llamado De mortibus persecutorum (Sobre las muertes de los perseguidores), 69 en el
cual se narran los finales trágicos de las vidas de algunos emperadores romanos que
persiguieron a los miembros de la Iglesia: Nerón, Decio, Valeriano, Aureliano,
Diocleciano y Maximiano. Vilalta, que sin duda estuvo en contacto con esa literatura
durante su formación sacerdotal, pues regresó al ámbito cultural católico durante el
siglo XIX, vio las muertes de algunos revolucionarios o, en el caso de Obregón, su
mutilación, bajo este ángulo: “[…] Antes de proseguir, a fin de que el prudente lector
saque las consecuencias que juzgue oportunas, a fuer de historiadores, consignamos lo
siguiente: ‘De los varios personajes que intervinieron en las referidas persecuciones
religiosas en Tepic, algunos han padecido lamentables desgracias. Obregón perdió un
brazo en Celaya, Aguirre Berlanga participó de la caída de Carranza, Dozal fue fusilado
en Mazatlán, Nicolás Silva, después de estar en bartolina ocho días y con centinela de
vista, se disparó un tiro de revólver en la boca siendo enterrado como perro, Feliciano
Mayorquín fue asesinado por orden de Dozal…” 70
69
Ese documento se encuentra en el entrecruce de la historia, la literatura y la visión providencialista y es
paradigmático para comprender la secuencia de escritos acerca de persecuciones a los cristianos a lo largo
del tiempo. Su texto completo: Lactantius, De mortibus persecutorum, (ed. Brandt/ Laubmann), Corpus
Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum, 27/2 Viena 1897. (Puede consultarse en versión electrónica:
Monastic Manuscript Project, ad locum). Texto latino y traducción francesa: De la mort des persécuteurs,
(ed. Jacques Moureau), 2 vols., Sources Chrétiennes, 39,1/2, Paris 1954 (2a ed. 2006). En español : Sobre
la muerte de los perseguidores, (ed. Ramón Teja), Gredos, Madrid 1982. Son muy interesantes los
siguientes artículos: Andrés Lagos Valdivia, Lactancio y la historia: algunos aspectos de la
historiografía romana presentes en el De mortibus persecutorum, Revista electrónica “Historias del Orbis
Terrarum”, 77. Felipe González Vega, Léxico e ideología en el De mortibus persecutorum de Lactancio,
página electrónica gredos.usal.es, pp. 199-214. (Consulta: 22 de abril de 2014).
70
H. 34. (Las cursivas se encuentran en el original). Se trata, con excepción de Obregón, de los miembros
del tribunal que sentenció al Señor Obispo Segura, al P. Vilalta y a don José María Ruiz por “su defensa
desesperada del huertismo.” Por lo que toca a Aguirre Berlanga que por otras fuentes sabemos que estuvo
en la misma choza que Carranza en Tlaxcalaltongo, se insinúa cierta participación en la desgracia del
Primer Jefe. (Véase la nota 29 del presente escrito). Durante la persecución realizada a partir de la
resistencia católica al gobierno de Calles, la Liga Defensora de la Libertad Religiosa distribuyó
probablemente en 1927 una hoja suelta impresa por ambos lados en cuyo encabezado se lee: Cómo
25
La noticia de la prisión del Señor Obispo de Tepic se difundió con rapidez y llegó
lejos. Así, por ejemplo, la revista publicada en Nueva York por los jesuitas, America, en
su número del 25 de julio de 1914, después de comentar la división de los
revolucionarios y “[…] los ultrajes a sacerdotes y miembros de órdenes religiosas,”
apuntó: “un venerable obispo ha sido forzado a barrer las calles bajo guardia de indios
yaquis.”
71
Esta humillante situación, referida a don Andrés Segura, no mencionada en
la crónica de los Padres claretianos, era bien conocida en Tepic y circuló como relato
oral por mucho tiempo.
A los datos de la historia, podemos agregar los de la leyenda. De niño escuché de
varias voces en Tepic que Álvaro Obregón llevaba en el dedo anular de la mano que le
fue amputada a causa del certero disparo que recibió de parte de las fuerzas de Villa, el
anillo del que había despojado en junio de 1914 al obispo tepicense Segura y
Domínguez. Conseja, conclusión teologizante posterior o realidad, no es ni será posible
afirmarlo ni negarlo.
9.- Rescate del olvido en línea de futuro.
Este rescate del olvido nos muestra más que los éxitos y los fracasos bélicos, una
situación vivida en un ámbito pequeño dentro del amplio escenario de los años
revolucionarios y en él, sobre todo, la fuerza de las convicciones cristianas y el dolor
silencioso del pueblo católico. Nos lleva también a reconocer el desgaste que significó
para el pueblo mexicano la división en facciones de los revolucionarios y la
irracionalidad de la persecución.
acaban los perseguidores de Dios y de su Iglesia. Después de mencionar no sólo a personajes de la
antigüedad sino también a varios de la reforma protestante, de la revolución francesa y de gobiernos
franceses posteriores, llega a México y a su gobierno revolucionario y termina con estas palabras: “[…]
Pronto habrán de recibir el merecido castigo los demás, que forman ese grupo de malvados, de tiranos que
esclavizan al pueblo, que lo están matando de hambre y que lo vulneran en lo que tiene de más querido:
en sus creencias benditas. Que griten como dementes; que se extremezcan [sic] en ataques epilépticos;
que amordacen la prensa y que sigan de hinojos impetrando la ayuda de un poder extranjero. Ya es tarde.
EL ‘Mane’, ‘Thecel’, ‘Phares’ del festín de Baltasar está ya escrito con caracteres de sangre y fuego sobre
las cabezas de esos pigmeos que en su orgullo imbécil han tratado de escalar las cimas de una tristísima
celebridad, pisoteando todos los fueros divinos y humanos.” (Esta hoja junto con una gran cantidad de
impresos clandestinos me fueron obsequiados el 3 de mayo de 2009 en la Ciudad de México, por el
Doctor José Morales Mancera, quien los recibió de su suegra años atrás. Con una serie de periódicos de la
Liga llamados “Desde mi sótano” elaboré un artículo: Un peculiar periódico clandestino: “Desde mi
sótano”, 1926-1927, Bicentenario (Instituto José María Luis Mora), 2/8 (abril-junio 2010).
71
“Though Villa and Carranza differ on many points, yet they agreed on their policy towards the Church.
That is to be persecuted. Outrages against priests and members of religious orders still continue. One
venerable bishop is forced to sweep the streets under the guard of Yaqui Indians…” (America. A
Catholic Review of the Week, Mexico. The crisis, vol. XI, n. 15, July 25, 1914, p. 340.)
26
Obregón y sobre todo el tribunal militar organizado ad hoc en Tepic, amplificó
noticias y comentarios publicados en periódicos de circulación muy limitada y los
convirtió en una desesperada defensa del huertismo y trasladó ese pequeñísimo mundo
de letras a la categoría de labor antirrevolucionaria. El juicio acerca del objetivo de las
publicaciones como intromisión en los asuntos políticos hasta patrocinar y asesorar los
periódicos y la culpa atribuida al prelado y a sus colaboradores, exponen tanto la
intensidad de los prejuicios como que la exageración en la pena y el ejercicio irreflexivo
del poder no conducen a obtener paz y justicia o al menos un “escarmiento” legible por
la comunidad, que según algunos comentaristas, había sido el propósito de la famosa ley
de enero de 1862. 72 Los prejuicios anticlericales abundaban entre los sonorenses—
Obregón en su “Ideario” expresó: “Los tres enemigos principales de México son el
militarismo, el clericalismo y el capitalismo” 73 y habría que esperar a Calles--. Éstos no
se quedaron en declaraciones, sino que implantaron un estilo persecutorio, que por lo
prolongado y persistente sólo pudo ser comparado en la mente de los católicos con las
persecuciones de los primeros tiempos cristianos y los de la acción jacobina de la
revolución francesa.
De ahí que la escritura del libro de crónicas que nos ha servido de fuente principal,
ante el desequilibrio entre lo que podría considerarse delito y lo que podría ser
considerado pena, abrió paso al sentimiento de impotencia humana y desde ahí, al
recurso de la confianza en Dios: a situarse más allá del espacio y del tiempo.
No obstante, el escrito tiene un peso político concreto innegable y desborda el carácter
de anécdota pasajera: “[…] Establece una especie de sincronía entre la literatura y la
vida en el ámbito de un [Estado] cada vez más totalitario, donde la presencia
sociopolítica ejercida sobre la creación literaria se impone…en una época de
angustia.” 74
72
Es interesante lo que se dice sobre el género literario de Ocho mil kilómetros en campaña: “[…] Más
que un relato de sus campañas, es la transcripción literal de los partes oficiales que rindió de los combates
y batallas.” (Presentación de la 3ª edición en la página electrónica del FCE. Consulta: 24 de abril de
2014.) “[…] No es un libro de historia, ni puede serlo, porque es un relato unipersonal, como tampoco los
documentos que lo acompañan, pero tampoco es una autobiografía…” (Álvaro Matute en el Prólogo a la
3ª edición).
73
De un discurso pronunciado en 1928. Texto completo en: Ocho mil kilómetros, 565-586.
74
Felipe González Vega, Léxico e ideología en el De mortibus persecutorum de Lactancio, p. 200. He
puesto la palabra Estado en lugar de imperio, pues el artículo citado se refiere, como es lógico, al Imperio
Romano.
27
Esta conmemoración centenaria no está tampoco exenta de peso político. Quiere ser,
sin embargo, rescate del olvido de acciones humanas no indiferentes y por consiguiente,
ejercicio de purificación de la memoria en línea de futuro.
La historia no sólo aporta datos desconocidos que de pronto vienen a la luz para
conocer mejor el pasado; es también enseñanza que por medio de la comprensión
profundiza y equilibra muchos rasgos de nuestra identidad.
28
APÉNDICE N. 1.
Carta del Lic. Pedro Espinosa Monroy
al Primer Jefe del Ejército Constitucionalista
Venustiano Carranza. 75
Al Primer Jede del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la
Nación.
México.
Pedro Espinosa Monroy, defensor del Ilmo. Señor Don Andrés Segura y
Domínguez, Obispo de Tepic y del Padre Don Ramón Vilalta, ante Usted, con todo
respeto expone:
La Sociedad de Obreros Católicos de esta ciudad, acordó, a principios de este año
fundar un periódico que le sirviera de órgano y publicó “El Hogar Católico”. La misma
sociedad, deseando que su periódico tuviera libre acceso en todas las familias, solicitó
licencia de la Autoridad Eclesiástica para publicarlo y el Señor Obispo Segura y
Domínguez la concedió, con la condición expresa de que el periódico no tratara
cuestiones de política y que los escritos relativos a la fe y a las costumbres, se
sometiera[n] a la previa censura del segundo de mis defensos, nombrado para ejercerla.
“El Hogar Católico” fue publicado y la sociedad de obreros de la cual era órgano,
creyó conveniente para darle mayor circulación, que se publicaran en él algunas
noticias. En consecuencia de ese acuerdo, en algunos números se dieron noticias
relativas al movimiento de fuerzas federales en este Territorio; a los triunfos, ciertos o
falsos que el Gobierno Federal decía haber obtenido sobre las fuerzas constitucionalistas
que lo combatían y se informó de algunos hechos más o menos públicos, que pasaron en
esta ciudad.
Al triunfo de las fuerzas constitucionalistas en esta plaza, el día primero de junio y por
orden del Señor General Don Álvaro Obregón, se redujo a prisión al Ilmo. Señor
Obispo Don Andrés Segura y Domínguez y al Padre Don Ramón Vilalta, y se les
condujo a la Penitenciaría de esta ciudad, donde se encuentran hasta ahora.
75
Original mecanoscrito.
29
A los pocos días de reducido a prisión los Señores Segura y Domínguez y Vilalta, se
les consignó a un juez militar, y en el proceso respectivo, en el cual el subscrito fue
nombrado defensor de los procesados, el Agente del Ministerio Público formuló
acusación en contra de ellos, estimándolos coautores del delito definido en la fracción
3/a. del artículo 12 de la ley de 25 de enero de 1862, consistente en que en “El Hogar
Católico” se publicaron noticias falsas en contra del Gobierno Constitucionalista.
El Consejo de Guerra que juzgó a mis defensos, los declaró responsables del delito de
que se les acusó y los condenó a sufrir ocho años de prisión. La sentencia pronunciada
por ese Consejo no ha sido revisada todavía por quien corresponde, y como estimo
altamente perjudicial para mis defensos que se les tenga privados de libertad por un
delito que no ha existido y que aun cuando hubiera sido cometido, en su ejecución no
tuvieron ninguna participación el Señor Obispo Segura y Domínguez y el Padre Don
Ramón Vilalta, no he vacilado, en cumplimiento de mi deber de defensor, en ocurrir,
ante Usted, Señor General, para que haciendo uso de las facultades de que se haya
investido, haga cesar el padecimiento a que se hallan sometidos mis defensos.
Pocas razones me bastarán para demostrar que el procedimiento que se ha seguido en
contra de mis honorables defensos carece en lo absoluto de fundamento legal. En primer
lugar, “El Hogar Católico” no ha publicado noticias falsas; porque las que en él
aparecieron sobre operaciones militares, triunfos de los federales y derrota de los
constitucionalistas, no fueron inventadas por los redactores del periódico, sino sólo
reproducción de las que aparecían en los periódicos de la Capital y de las que
oficialmente se daban a la prensa en la Jefatura Política de este Territorio. Por tanto, si
esas noticias eran ciertas o falsas, como no las inventaron los redactores de “El Hogar
Católico”, no se les puede tener como delincuentes, porque la falsedad consiste en la
mutación de la verdad hecha intencionalmente para causar daño. El recto criterio del
elevado funcionario a quien me dirijo me excusa de entrar en mayores explicaciones
sobre este punto y paso a examinar la acusación de mis defensos bajo otro aspecto.
El Ilmo. Señor Don Andrés Segura y Domínguez y el Padre Don Ramón Vilalta no
pueden ser juzgados como coautores del delito que se imputa a los redactores de “El
Hogar Católico” por la publicación de las noticias que se califican de falsas.
La participación indirecta que el Agente del Ministerio Público atribuye a mis
defensos en el delito a que me vengo refiriendo, la hace consistir en que tanto el Señor
Obispo como el Padre Vilalta son responsables de lo que publicó “El Hogar Católico”;
el primero, por haber concedido licencia para que saliera a luz el periódico y el segundo
30
por haber sido nombrado censor de la publicación. Ahora bien, la licencia eclesiástica se
refiere tan solo a los escritos que se relacionan con la fe y las costumbres, conforme al
derecho eclesiástico, y el censor no pudo un debió ocuparse de examinar escritos ajenos
a las materias dichas.
Pero no es eso todo. Los redactores de “El Hogar Católico”, conocedores de sus
deberes de periodistas católicos, nunca sometieron a la censura del Padre Vilalta, los
párrafos de gacetilla que contienen las noticias estimadas falsas y así lo declaró uno de
ellos en el proceso.
Lo expuesto basta para patentizar que mis respetables defensos no tuvieron
participación ninguna en la publicación de las noticias falsas, por el cual delito se les
tiene en prisión hace ya cinco meses.
Acompaño a este ocurso los ejemplares de “El Hogar Católico” en que aparecieron las
noticias calificadas de falsas y copia de la licencia que el Señor Obispo Segura y
Domínguez dio para que se publicara el periódico.
Fundado en lo expuesto y en atención a que en las actuales circunstancias que son del
todo anormales, solo el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista es el que puede hacer
que se imparta justicia a los habitantes del país, atenta y respetuosamente pido a Usted,
Señor General, que en atención a la inculpabilidad de mis defensos se sirva ordenar que
inmediatamente sean puestos en libertad.
Protesto a Usted mi respetuosa consideración.
Tepic, Octubre 31 de 1914.
Pedro Espinosa Monroy.
Rúbrica. 76
APÉNDICE N. 2.
Artículos de El Hogar Católico que fueron fuente de controversia. 77
Tomo 1.- Tepic, Domingo 30 de noviembre de 1913.- Núm. 8.
“El Hogar Católico”
76
Firma manuscrita. El documento tiene adjunta una hoja con un final alternativo en primera persona del
plural, a fin de que fuera firmado por los acusados Monseñor Segura y el Padre Vilalta. De hecho se
descartó. Dice: “[…actuales] momentos el único que puede hacer que se imparta justicia a los habitantes
de este país, no hemos vacilado en recurrir a Usted para que procediendo con la justificación que todos
reconocen, examine el proceso que se nos ha formado y se sirva ordenar que se nos ponga en libertad…”
77
Anexo a la carta del Lic. Espinosa.
31
“Religión y trabajo.” Órgano del Círculo Mutualista de Obreros católicos.Con censura eclesiástica.- Responsable: la Mesa Directiva. 78
El R.P. Director hizo saber a la Corporación que, de acuerdo con los miembros que
integran la Mesa Directiva, se había facilitado una parte de los departamentos de este
local a los Sres. Ochoa Gutiérrez para establecer su colegio particular y que ayudarán a
este Círculo con veinte pesos cada mensualidad, y estando próximo el día en que
debemos depositar nuestros botos [sic] para Presidente y Vice-Presidente de la
República, hizo ver la obligación que tenemos como ciudadanos de cumplir con ese
deber, recomendándonos fijarnos bien en las cualidades que deben concurrir en los
candidatos para que sean buenos gobernantes y sepan encarrilar nuevamente a la Patria
en el camino de la paz y el progreso, haciendo constar, para no dar lugar a torcidas
interpretaciones que él, al hablar de la cualidades que debemos buscar en los candidatos
hablaba en términos generales, sin recomendar a determinado candidato.- Se hizo la
colecta para los gastos del estandarte, arrojando la suma de $1.73c.- Se dio por
terminada la sesión a las 4 y 30 de la misma tarde con las preces de Reglamento y el
himno de profesión de fe “Firme la voz.” RELIGIÓN Y TRABAJO.- El Director,
Ramón Vilalta C.M.F.- El Presidente, Marcial Gutiérrez.- el Pro-Srio. J. M. Ruiz.
-----
Tomo 1.- Tepic, sábado 31 de enero de 1914.- Núm. 12.- “El Hogar Católico”
“Religión y trabajo.”
Órgano del Círculo Mutualista de Obreros Católicos.
Con censura eclesiástica.- Responsable: la Mesa Directiva.
Llegada de tropa.- El día 28 del que fina, a las 5 p.m. llegó a ésta el 19 Batallón,
formado casi en su totalidad por valientes serranos del estado de Oaxaca. La avanzada o
descubierta venía formada por hombres del 13 Cuerpo Irregular al mando del Capitán
1/o. nuestro estimado amigo el Sr. Nicolás G. Ruiz, conduciendo un numeroso convoy
de carros, con 6 ametralladoras y abundantes provisiones de guerra.- El personal de
Jefes y Oficiales del 19 Batallón es como sigue: Teniente Coronel, Tito Vallejo; Mayor,
78
En el anexo de Espinosa, este artículo se encuentra después del fechado el 31 de enero de 1914. Lo he
colocado en el orden cronológico debido.
32
Luis Escobar; Capitán primero ayudante, Efrén Sandoval; Capitanes 1/os., Nicolás G.
Ruiz y Ruperto C. Ramírez; Capitán 2/o. Luis Campos; Tenientes, Santiago Mayoral,
Luis Payán, Julio Villanueva Montoya. Subtenientes: Manuel Martínez, Luis Escobar,
Efrén Jaime, Joaquín Cotaneo, César M. Gil, Manuel Melga [sic], Nicanor Mendicante
Cecero e Ignacio J. Granja.- Esta fuerza viene a aumentar considerablemente a los que
operan en el Territorio contra las Ordaz [sic, en lugar de hordas] revolucionarias de
Buelna, pues parte de ella, con la sección de artillería y ametralladoras se incorporó en
Navarrete a la brillante columna que marcha para Santiago bajo las órdenes del Coronel
Rodrigo Paliza.- Conocida la pericia militar del Coronel Paliza y [el] valor temerario y
disciplina de sus soldados y los valiosos elementos con que está dotada su columna, se
espera que de un momento a otro, Santiago sea ocupado por las fuerzas del Gobierno.
-----
Tomo 1.- Tepic, martes 31 de marzo de 1914.- Núm. 52.“EL HOGAR CATÓLICO”.- Religión y trabajo.Órgano del Circulo Mutualista de Obreros Católicos.Con censura eclesiástica.- Responsable: La Mesa Directiva.
BANQUETE.- El domingo 28 del que fina tuvo lugar en la casa del Señor Tte.
Coronel del 22 Batallón, Don Miguel Álvarez, un suculento banquete con que este
ameritado militar se sirvió obsequiar al Sr. Gral. D. Domingo Servín y V., actual Jefe
Político y de las Armas del Territorio, con motivo de su reciente ascenso.- Una
magnífica orquesta dirigida por el Sr. Prof. Celso López estuvo amenizando la
simpática fiesta.- Se sentaron a la mesa de honor el Sr. Gral. D. Domingo Servín y V.,
Tte. Coronel Miguel Álvarez, Tte. Coronel Francisco Pérez G., Mayores José Álvarez,
Manuel Solís, Guillermo Servín, Luis Yáñez, Francisco M. Reyna, Francisco Robles y
Enrique Ortiz M. Capitanes Leopoldo Barragán y Benito Tenorio; Teniente de Artillería
José Martínez Obando; Teniente Alfonso Galindo; Subtenientes Francisco Alegría, C.
Álvarez, Adalberto Ortega, Leoncio Parra, Ramón Rivero, Jesús Zárate y Feliciano
Guerra; Sr. Dr. Francisco A. Flores, Lic. Salvador Arriola Valadez, J. Cruz Castañeda;
Sr. Pagador del 46 Batallón…Sr. Gonzalo D[íaz] del Guante, Guillermo Iffert, José M.
Ruiz h[ijo], Nicolás Altamirano, Sebastián Martínez y además todos los oficiales
francos del 22, cuyos nombres sentimos no darlos por no habernos sido posible
tomarlos.- A la hora del champagne hizo uso de la palabra el Sr. Teniente de Artillería
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José Martínez Obando congratulándose por los triunfos de las armas nacionales
alcanzados en Torreón y por la toma de la plaza de Acaponeta, que significa para el
Territorio la paz y la tranquilidad. Felicitó calurosamente al Sr. Gral. Servín por su
acertada disposición de la campaña en este Territorio que ha dado por resultado la paz
en él, cuya gloria le corresponde. Tuvo hermosos conceptos para el glorioso héroe de la
paz, Gral. Porfirio Díaz y del héroe de Torreón, Gral. J. Refugio Velazco a cuyas
órdenes ha militado, terminando su fácil y correcta alocución con vivas al ejército y al
Gral. Servín.- El Sr. Gral. Servín, emocionado por las frases encomiásticas que le
dirigió el Tte. Martínez Obando, puso término a los prolongados aplausos que sellaron a
las palabras del orador, con su indicación para contestarle al expresado Teniente, y con
la corrección y facilidad que le es peculiar, manifestó que aceptaba y recibía con
agradecimiento todas aquellas demostraciones y que sólo no aceptaba el honroso título
de héroe, porque no se consideraba acreedor a él, pues que si era cierto que era él el
director de las operaciones en el Territorio, el triunfo correspondía de una manera más
directa a los valientes Jefes y Oficiales, que con sus queridos “juanes” saben cumplir
sus órdenes, terminando su espich [sic] con entusiastas felicitaciones para los soldados y
vivas al Presidente de la República. Por demás nos parece decir que a sus palabras
siguió una prolongada y entusiasta ovación.- El Tte. Coronel Miguel Álvarez se expresó
agradeciendo al Sr. Gral. Servín el honor que le dispensó aceptando aquel banquete que
le ofreció en ocasión de su justo y merecido ascenso, agradeciendo también a todos sus
demás compañeros de armas y amigos que habían atendido a su invitación. Como
patente manifestación del aprecio y cariño que le guardan sus subordinados, al terminar
de hablar prorrumpieron en vivas y atronadores aplausos.- Al levantarse de la mesa se
registró sin duda alguna la nota más simpática y conmovedora: el Gral. Servín pidió al
Tte. Coronel Álvarez le permitiera que todos los soldados que estuvieran allí presentes
pasaran a tomar una copa de espumoso moscato con los comensales. Una vez
obsequiados los deseos del Sr. Gral. Servín y presentes allí todos los humildes y
aguerridos, el Sr. General se dirigió a ellos para felicitarlos por los triunfos obtenidos,
por su valor y lealtad, por ser parte integrante de esa gloriosa institución que se llama
Ejército Nacional Mexicano, que está siendo actualmente la admiración del orbe entero
y que figura como uno de los primeros, si no por su organización, sí por su valor y
abnegación. Que jamás pasara por su mente ni la más leve idea de la deserción, porque
esto es una cobardía y los soldados son valientes. Que llevaran a sus familias el orgullo
de pertenecer al ejército e inculcaran a sus hijos el sagrado amor a la Patria. Al terminar
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de hablar, tuvo además la deferencia para los soldados, de ir chocando su copa con la de
cada uno de ellos. Los soldados solo contestaron con la elocuencia del silencio, y fue tal
el regocijo, su gratitud y reconocimiento, que por las tostadas mejillas de aquellos
rostros broncíneos rodaron algunas lágrimas. Con este motivo los aplausos, los [sic]
vivas y demás demostraciones de regocijo llegaron al estado álgido, conservándose la
misma animación hasta las 6 de la tarde, hora en que se despidieron los concurrentes,
llevando consigo la más grata impresión.
Derrota de los rebeldes en la cima de Huicicila.- El 28 del actual, la columna que salió
por el rumbo de Ixtapa al mando del valiente capitán del 22 Batallón, Dordeli, logró dar
alcance a la partida de bandoleros que ha estado asolando las haciendas de Ixtapa y El
Malinal a inmediaciones del mineral de Huicicila, inflingiéndoles una seria derrota. Los
rebeldes en número de 300 se batían con unos veinte soldados del 5/o. Batallón, cuando
fueron sorprendidos por la columna del Capitán Dordeli, quien les hizo 38 bajas y les
capturó un abundante botín, dispersándolos por completo. De los federales hay que
lamentar la muerte del Tte. Rico que murió valientemente y cinco soldados.
La muerte de Emiliano Zapata.- Por telegramas de diversas procedencias que se han
recibido en ésta, se confirma la muerte del temible bandolero Emiliano Zapata en
Ayoxaxtla, absteniéndose en dar detalles porque aún no se conocen pues las noticias
todas han sido por la vía telegráfica.- Ya era tiempo que el que por tanto tiempo fue el
terror del infortunado estado de Guerrero, por sus crímenes sin precedentes
compareciera ante el Supremo Juez, a dar cuenta de su depravada conducta.
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La Paz será un hecho.- Aunque no se ha podido obtener detalles del desastre que
sufrieron los villistas al intentar atacar a Torreón, sí se saber que la derrota fue completa
dejando en el campo más de 800 muertos y doble número de heridos. Difícilmente se
cree que Villa pueda reorganizar su gente, porque está dispersándose completamente
desmoralizada. El Gral. Velazco, que constituye una verdadera gloria del ejército, por su
valor y pericia militar, estuvo dirigiendo personalmente la artillería que funcionó
admirablemente.- Por lo que se ve, la paz que tanto anhelamos será un hecho, pues los
triunfos del ejército nacional se suceden de combate en combate y muy pronto,
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esperamos en Dios, nuestro dignísimo Presidente, el Sr. Gral. Huerta verá realizado el
solemne ofrecimiento que hizo a la nación de darle la Paz, cueste lo que cueste.
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