TEPIC, 1914. ¡LLEGARON LOS CARRANCISTAS! 1 Manuel Olimón Nolasco. Academia Mexicana de la Historia. 1.-Viejos papeles que superan el olvido. Invito a llevar la memoria más allá de los alcances de nuestra vida. Pues por viejos que sean nuestros recuerdos, no pueden llegar cien años atrás. Por consiguiente, voy a hurgar en el papel impregnado de tinta que guió la mano de quienes sí tenían fresca la memoria de lo que ese año dejó como cauda de fuego en la población de Tepic. Aunque quedó herida la memoria y el futuro de no pocos, hoy más bien su compañero es el olvido. Rescate, pues, del olvido pretenden ser estas líneas. Abro el libro inédito por mucho tiempo Movimientos revolucionarios en Nayarit de Salvador Gutiérrez Contreras 2 y encuentro estas líneas: “[…] La entrada de los revolucionarios a Tepic se efectuó tras evacuar la plaza las fuerzas federales el 16 de mayo [de 1914]…Cuando la mayor parte de las fuerzas revolucionarias atacaban la plaza de Tepic, otra de sus columnas de 1,000 hombres atacó la cercana población de Jalisco que defendían 225 federales al mando del Mayor Francisco Peña…El Coronel Vidal Soto, de las fuerzas del General Buelna… 3resultó herido [y murió más tarde a 1 Conferencia presentada en el Centro de Estudios de Historia de México CARSO, Ciudad de México, 2 de julio de 2014.Tiene conexión con la conferencia La Iglesia en la mira de la revolución mexicana en 1914. Noticias y opiniones de la revista America de Nueva York, expuesta en el Congreso: “1914. La revolución y la Gran Guerra,” Centro de Estudios de Historia de México CARSO, Ciudad de México, 9 de abril de 2014. En mi página electrónica (www.olimon.org,) puede consultarse ese texto en tanto llega el día de la publicación de las Memorias del mencionado congreso. 2 Universidad Autónoma de Nayarit, Tepic 2013. 3 Nacido en Sinaloa en 1890 y fallecido en Morelia en 1924. Intentó ser abogado, pero su vocación política y tal vez militar, lo hizo estar presente en diversos movimientos: fue antirreeleccionista, constitucionalista, villista, se autodesterró a Estados Unidos en 1919 y murió intentando tomar Morelia para la facción delahuertista. A su llegada a Tepic fue nombrado Jefe Político y Comandante Militar del Territorio: “Durante 1914 combatió en Sinaloa y tomó la plaza de Tepic. Se enfrentó a Obregón al argumentar que era necesario que los militares que ostentaban el grado de general debían contar con antecedentes para tener el mérito necesario. Este enfrentamiento provocó que Obregón desmembrara a la gente de Buelna, asignándola a Lucio Blanco o a Manuel M. Diéguez, lo que provocó que Buelna se acercara a Villa. “(Roberto Espinosa de los Monteros Hernández, El granito de oro. Rafael Buelna y la revolución, página electrónica del INEHRM, consulta: 18 de mayo de 2014). En 2011, bajo la dirección de Felipe Cazals, se filmó la película El ciudadano Buelna, que sintetizó su personalidad en el lema: “el inconforme que nunca se rajó.” 2 consecuencia del] duelo personal que tuvo con el Mayor Peña junto al edificio de la Presidencia Municipal [de Jalisco]. En represalia de su muerte, se le dedicó [a] Tepic un novenario trágico, pues los jefes obregonistas ordenaron el fusilamiento de cadetes federales que defendieron la plaza. Los primeros que fueron pasados por las armas fueron los que se encontraban en el retén del panteón y que todavía a las 7 de la mañana del día 16 hacían fuego de defensa. El comando del pelotón lo tenía el cadete Delfino Cuéllar Chávez, de escasos 15 años, que murió con toda entereza vitoreando al gobierno de la República. Hasta cumplir ese novenario, diariamente era fusilado en el panteón un oficial o cadete siendo la mayoría muy jóvenes.” 4 Esos cadetes eran jóvenes de la ciudad que habían apenas ingresado al ejército. Cauda de fuego y derramamiento de sangre fue, pues, la entrada a Tepic de las tropas carrancistas. Y si no se llegó al derramamiento de sangre, los excesos y la injusticia se hicieron presentes en las personas del obispo de Tepic don Andrés Segura y Domínguez y de un buen número de sacerdotes residentes en la ciudad y en sus alrededores. El 19 de mayo llegó a la ciudad Álvaro Obregón. Él, en su libro Ocho mil kilómetros en campaña apuntó bajo el epígrafe: “Intromisión de los miembros del clero en favor del gobierno de la usurpación”: […] Inmediatamente fui informado de la labor que los miembros del clero católico habían hecho en aquel Territorio durante el tiempo que dominaron las fuerzas huertistas, llegando la intromisión de ellos en los asuntos políticos hasta patrocinar y asesorar dos periódicos que en aquella ciudad se editaban bajo los títulos de El Hogar Católico y El Obrero de Tepic, en los que hacían una desesperada defensa del huertismo y atacaban al Partido Constitucionalista, teniendo los más acres calificativos para los hombres que militábamos en sus filas; por lo cual ordené que, desde luego, se intervinieran los archivos de dichos periódicos y que se practicaran las averiguaciones preliminares para que fueran consignados a un tribunal militar los que aparecieran responsables de aquellos gratuitos ataques a la Revolución. “…Resultó como principal responsable de la labor antirrevolucionaria el obispo Andrés Segura, a quien se le instruyó proceso y se le sentenció a ocho años de prisión. Los demás clérigos complicados con el obispo en su obra difamatoria contra nuestro 4 Pp. 88. 89s. 3 movimiento, fueron expulsados por orden de mi Cuartel General, siendo conducidos hasta Nogales, Son., donde se les hizo atravesar la línea internacional.” 5 Gutiérrez Contreras resumió lo afirmado por Obregón sin crítica ni comentario alguno, quizá a causa de no tener a la mano material escrito. 6 Cien años después de los sucesos de Tepic, dispongo de una fuente preciosa que expuso con serenidad poco común para un testigo ocular y sujeto pasivo de los hechos, aunque no sin comentarios agudos y ciertos “acres calificativos”--diría Obregón--los pormenores de esos días poco felices para los católicos tepicenses y para algunas de sus instituciones más entrañables pues, por ejemplo, el Seminario Diocesano fue intervenido, suspendida su docencia y su biblioteca fue dispersada, destruidos muchos de sus volúmenes e inutilizada toda ella. Bastantes de esos libros habían pertenecido a la biblioteca personal de Monseñor Segura formada en León, Guanajuato. Nuestra fuente es un cuaderno con raya manuscrito que lleva en su portada este título: Breve reseña histórica de la casa de Tepic. 1910. 7 Se trata del libro de crónicas de la casa abierta en 1910 por los Misioneros Hijos del Corazón de María (Cordis Mariae Filii) o cordimarianos, congregación religiosa fundada en España por San Antonio María Claret y por consiguiente también conocidos como claretianos. Esa casa, que había de fundarse junto a la iglesia dedicada al Sagrado Corazón en construcción, fue insistentemente solicitada por el Señor Obispo Segura, quien conocía bien a esa congregación que laboraba en la diócesis de León, su iglesia local de origen. 8 De esta 5 Fondo de Cultura Económica, México 1959, p. 123. (Existe una edición del Gobierno del Estado de Sonora, Hermosillo 1982 y una 3ª en el FCE de 2009 con un prólogo de Álvaro Matute y un disco compacto con imágenes fijas y filmadas de algunas campañas militares.) Un resumen de lo escrito por Obregón: Gutiérrez Contreras, p. 95. Dado que no pude tener a mi alcance el ejemplar de mi biblioteca, agradezco a la Dra. María Eugenia Ponce, de la Biblioteca “Francisco Xavier Clavigero” de la Universidad Iberoamericana, plantel Santa Fe, el envío de una copia electrónica de las páginas que aquí cito. 6 Movimientos revolucionarios en Nayarit, p. 95. 7 El cuaderno tiene numeración de acuerdo a las hojas y no a las páginas. Son 239 y sus apuntes abarcan de 1910 a 1970. Citaré el número de la hoja indicando con la letra “v” cuando se trate de la vuelta. Este cuaderno lo tuve en mis manos en 1973 gracias a la gentileza del Padre José María Márquez CMF, que en ese tiempo formaba parte de la comunidad radicada en Tepic. Agradezco ahora a los Padres Alejandro Cerón, Enrique Mazcorro y Francisco Díaz Castañeda, respectivamente provincial, viceprovincial y secretario de la provincia mexicana de los Misioneros Hijos del Corazón de María (Claretianos) haberme proporcionado en la Ciudad de México el día 7 de abril de 2014 la fotocopia completa de este documento histórico. Ese mismo día me fueron proporcionadas en fotocopia unas hojas mecanografiadas sin fecha ni firma con el título La Casa de Tepic, dividida en capítulos que, según parece, forman parte de una historia de la provincia de la que se hicieron pocos ejemplares de distribución interna. Sólo tangencialmente las utilizaré en este trabajo. 8 Con motivo del centenario de la fundación de esa casa se hizo una publicación de redacción, orden y contenido desigual: María Arcelia López Álvarez/ Pedro Guzmán Delgado, (Prólogo de Pedro Luna Jiménez. Colaboración de Fernando Arciniega Castañeda y Carlos Treviño Montemayor), Templo de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, AETEJPN A.C., [Tepic] 2011. 4 estima dio testimonio el P. Manuel Aymení, fundador de la casa: “[…] Creo poder afirmar, sin hacer injuria de nadie, que es el prelado que más aprecia al instituto de todos los obispos de México, por lo que anhelaba ardientemente tener en su diócesis a los Misioneros Hijos del Corazón de María.” 9 He tenido también como otra fuente preciosa, una copia de la carta que el abogado defensor de los inculpados envió a Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y Encargado del Poder Ejecutivo el 31 de octubre de 1914 solicitando su excarcelación, a la que anexó los artículos de El Hogar Católico en que se fundamentó la sentencia. 10 La casa misionera había sido un anhelo firme, pero la carencia de bienes económicos hizo que no se pudieran hacer realidad los buenos deseos. Sin embargo, el apoyo de la “millonaria Casa de Aguirre”—concretamente, el legado testamentario de don Domingo Aguirre, quien falleció en 1907--posibilitó que se iniciara la construcción y se fundara la casa: “[…] Se acordó destinar 550,000 pesos para…distribuir gratificaciones a los empleados y a sufragar ciertas mejoras en Tepic…: la entubación de las aguas de la ciudad y la fundación de la Casa Misión.11 Ésta…tenía como fin procurar a las pobres tribus indias del Nayarit los beneficios de la civilización cristiana, evitando la desaparición de esa raza fuerte que apenas iniciada a la civilización podría constituir 12 un elemento de prosperidad para la República Mejicana en general y especialmente 9 La casa de Tepic, Cap. I, La fundación, p. 1 (787 en el original mecanoscrito). Como antecedente se dice: “[…] Según documentos que se encuentran en el archivo de la diócesis de Tepic, el lugar donde se ubica era inicialmente casa particular del Señor Cura don José María Díaz, mismo que hizo voto a Dios de dar el terreno que ocupaba dicha morada para edificar un templo al Sagrado Corazón de Jesús, si el señor obispo Díaz, su hermano, iba al Concilio Plenario de América Latina y volvía con felicidad, compromiso que tuvo que cumplir dado que así sucedió…Antes de construirse el templo actual, el obispo Ignacio Díaz y Macedo dispuso que en la esquina de las calles de Morelos y Morelia se arreglara una capilla provisional compuesta de dos salones que formaban un ángulo recto…Fueron encargados de esa capilla los señores presbíteros Miguel G. Jáuregui y Antonio López, que difundieron mucho el culto al Sagrado Corazón de Jesús.” (López Álvarez/ Guzmán Delgado, p. 33). 10 4 pp. + 1 p. con final alterno + 3 pp. de anexos. (Copia mecanoscrita). Agradezco al Mtro. Pedro Luna Jiménez la gentileza de haberme facilitado este valioso material. En el anexo a esta conferencia se encuentra trascrito el escrito del abogado defensor, que incluye los artículos de El Hogar Católico. 11 Acerca de la entubación del agua, Pedro Luna citó una carta del General Mariano Ruiz al Presidente Díaz en la que con alegría le anuncia el legado, “[…pues] lo que más beneficiaría al pueblo sería la entubación de agua potable…desde luego comenzó el ingeniero nombrado con la nivelación y formación.” Y comentó: “[…] Todo parece indicar que fue el inicio del movimiento armado y las secuelas de inestabilidad que éste trajo consigo, lo que impidió que dicho proyecto llegara a buen término. Tepic continuaría con el suministro de agua del arroyo El Sabino, por medio del depósito conocido como ‘La Caja del Agua’ cuyos servicios se habían puesto en marcha tres décadas antes. Estas instalaciones fueron modernizadas hasta mediados de la década de los cuarenta en el marco de la transformaciones que sufrió la ciudad en la administración de Gobierno de Gilberto Flores Muñoz, obras en las que ya no fueron empleados aquellos donativos.” (Prólogo, en: López Álvarez/ Guzmán Delgado, p.10). ¿A dónde irían a dar “aquellos donativos” del legado Aguirre? 12 En el texto que se cita dice: construir. 5 para el territorio de Tepic.” 13 A la cantidad dispuesta, don Pedro de Icaza, socio de la empresa, agregó 10,000 pesos. 14 La idea venía de atrás: “[…] Los Señores Aguirre— dice el escrito sobre La Casa de Tepic—habían resuelto hacer una fundación en las tierras de su posesión con la intención de evangelizar a los indios coras, tribu con la que siempre había tenido contacto aquella casa…se consideró que procedería resucitar dicha idea y construir o sufragar los gastos que originase la construcción, así como el sostenimiento de la misma durante los primeros años, valiéndose de los servicios del Señor Fermín Maisterrena, 15 quien facilitó la labor de los albaceas…El día 19 de marzo de 1910 se colocó la primera piedra de un edificio destinado a casa-misión para los indios nayaritas en la confluencia de las calles Morelia y Morelos.” 16 2.- 1914: de la tranquilidad a los sobresaltos. La redacción de los hechos de ese año singular, 1914, que interrumpieron para siempre la realización de lo manifestado en 1910, corrió a cargo del P. Ramón Vilalta, español, superior de la casa en esos días. Se dio a conocer que en marzo de 1914 llegaron dos hermanos religiosos catalanes, “José y Magín Minguell para hacerse cargo de las obras del templo casi por ,dos años interrumpidas…Como faltan fondos para terminar el templo, se ha tenido que implorar el auxilio y caridad de la gente, saliendo a colectar algunas limosnas.” 17 Parece, pues, que la herencia de don Domingo Aguirre aun con el suplemento dado por Icaza resultó insuficiente. Muy pronto, sin embargo, la crónica pasó de las tareas constructivas a los sobresaltos de los tepicenses: “[…] Por espacio de tres meses, desde mediados de noviembre del año anterior estuvo amagada esta ciudad de Tepic por los revolucionarios y no pudiendo entrar, fueron batidos por los federales, particularmente por los juchitecos en las 13 Pedro de Icaza Zabálburu/ Álvaro Chapa Imaz, Los hermanos Pedro y Domingo Aguirre Basagoiti. Primer centenario de su muerte, 1907-2007, Fundación Vizcaína Aguirre, [Bilbao] 2007, p. 160. (Las líneas en letra cursiva parecen citas textuales del testamento.) 14 Ib. 15 En la página citada del libro de Icaza y Chapa se menciona a don Faustino Somellera, lo que considero más adecuado. 16 La Casa de Tepic, Ayuda providencial, hoja 6(792). Icaza y Chapa dan como fecha de la primera piedra el 19 de mayo. Teniendo en cuenta que el 19 de marzo se celebra la festividad de San José, me inclino más a esta fecha. En las hojas 2 y 3 (788 y 789), se reproduce la solicitud de apertura de la casa en la que se indica: “[…] secundamos las miras del Excmo. Sr. Delegado Apostólico, D. José Ridolfi” y más adelante (Hojas 8s), el convenio entre la diócesis de Tepic y la viceprovincia de los claretianos para la erección de la casa firmadas por Monseñor Segura y Domínguez y el P. Félix Alejandro Cepeda CMF, el 16 de febrero de 1910. 17 Hoja n. 22v, de la Breve reseña histórica. 6 haciendas de ‘La Escondida’, Puga y Navarrete y otros puntos. 18 La mayor parte de las familias pudientes salieron para Guadalajara y en cambio vinieron muchas de Acaponeta y Santiago Ixcuintla…” 19 Los actos religiosos tanto en la catedral como en la capilla del Sagrado Corazón aún en construcción siguieron su curso normal. En la cuaresma se predicaron ejercicios espirituales en los templos citados y un triduo penitencial durante los días del carnaval en el colegio del Verbo Encarnado. “[…] El 1° de marzo se hizo una solemne función a Nuestra Señora de los Dolores en nuestra capilla en acción de gracias por haberse libertado [sic] esta ciudad de los revolucionarios con exposición todo el día y con música continua.” 20 Las celebraciones de la Semana Santa (del 5 al 12 de abril) se tuvieron como de costumbre: “[…] el Jueves en la noche predicó el Padre Aymení el sermón de la Institución. El Viernes a las tres predicó el Padre Sanz un sermoncito de las Siete Palabras y en la noche el R. P. Superior [Ramón Vilalta] el del Pésame…” 21, el día 16 se celebró de nuevo la solemne ceremonia de acción de gracias por la paz en la ciudad. Mayo inició sin especial preocupación y del 11 al 16 la comunidad realizó ejercicios espirituales. La tranquilidad, sin embargo, no fue el fruto de esos días de recogimiento. Leemos en la crónica: “El día 15 fue atacada esta ciudad por los revolucionarios carrancistas. Poco después de media noche abandonó la plaza el General Servín con la mayor parte de las fuerzas pues ya escaseaba mucho el parque. En la madrugada del 16 entraron los revolucionarios. A los dos días exigieron un préstamo forzoso de un millón con un día de plazo, so pena de entregar la ciudad al saqueo. Esta comunidad dio cuatrocientos setenta pesos y por todo se juntarían unos cincuenta mil, mas no hubo saqueo, ¡loado sea Dios!, pero han robado muchísimos caballos, mulas y bueyes, comestibles y cuanto han querido. Esto ha sido un gran castigo y trastorno para esta ciudad y para nuestra comunidad, que si bien no ha interrumpido las obras del templo, no se podrá terminar con el decoro que esperábamos…” 22 18 En El Hogar Católico del 31 de enero de 1914 se lee: “Llegada de tropa. El día 28 del que fina, a las 5 PM, llegó a ésta el 19 batallón, formado casi en su totalidad por valientes serranos del estado de Oaxaca…” (Tomo I, n. 12. Copia de la transcripción mecanoscrita) 19 Hoja 22. Nótese la presencia y acción dentro de las filas federales de los indígenas juchitecos. De igual manera en las tropas constitucionalistas, serán famosos los yaquis. 20 H 22 y 22v. 21 H 22v. 22 H 23v. Obregón no expuso el asunto del préstamo. Sobre los animales y las vituallas, escribió: “[…] como en Tepic deberíamos abandonar las comodidades que los trenes nos proporcionaban para hacer nuestras movilizaciones…por no haber vía entre Tepic y San Marcos, Jal., teniendo por lo tanto que hacer la marcha pie a tierra, necesitábamos proveernos de carros y mulas para transportar los elementos 7 Los días restantes de mayo fueron de zozobra e incertidumbre. El día 19, cuando llegó Obregón a Tepic se dio cuenta de que, a pesar de que sus fuerzas habían logrado posesionarse de la ciudad, sus órdenes no habían sido seguidas con cuidado por los jefes subalternos y la consecuencia había sido una mayor pérdida en hombres y pertrechos, así como daños a las vías del ferrocarril, siendo el mayor la inutilización del puente férreo sobre el río Santiago. También, tal vez a causa de que no pudo obtener lo que se pretendía con el préstamo forzoso, “[…] al agotarse los fondos para la atención de las fuerzas, con autorización de la Primera Jefatura, 23 dispuso que el Cuartel General a su cargo hiciera una nueva emisión de vales provisionales por valor de 60,000 pesos.” 24 En Tepic se percató, por una parte, del éxito de la campaña emprendida pero por otra, de la disensión que se veía venir en las filas revolucionarias por las divergencias entre Carranza y Villa. Dice Gutiérrez Contreras: “[…] Encontrándose el General Obregón en Tepic y con los preparativos para emprender la marcha hacia el sur, tiene una conferencia telegráfica con el General Villa a solicitud de este revolucionario, quien le hizo una relación de las dificultades que él tenía con Don Venustiano Carranza a quien culpaba de entorpecer el avance de la División del Norte hacia el centro del país…Villa proponía a Obregón tuvieran un acuerdo para continuar las operaciones sin tomar en cuenta a la Primera Jefatura. El General Obregón se negó a celebrar ese pacto con buenas razones…” 25 3.- Juicio militar y prisión para el obispo y los sacerdotes de Tepic. indispensables a la columna. Y a efectuar la concentración de estos transportes nos dedicamos desde luego.” (Ocho mil kilómetros, p. 124). 23 Es decir, de Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista. 24 Gutiérrez Contreras, pp. 96s. Obregón, p. 125. Esta emisión corresponde a las de los billetes y vales conocidos como “bilimbiques”, usados como instrumentos de pago en los lugares ocupados por los constitucionalistas. En un artículo de Teresa Cecilia Sandoval Macías (Bilimbiques. Página electrónica: Museo Escuela Bancaria y Comercial. Consulta, 23 de abril de 2014) se les llama “piezas de necesidad”. Un texto no firmado aparecido en el diario La Razón de la Ciudad de México (19 de noviembre de 2011), se dice después de mencionar las emisiones de Carranza, Villa y Zapata: “[…] otras piezas en papel y cartón fueron las de los jefes subalternos…Manuel M. Diéguez en Jalisco, Gálvez Toscano en Michoacán, Rafael Buelna en Nayarit…” (Bilimbiques, piezas de los protagonistas). El término surgió de la mala pronunciación del nombre de William Week, pagador de la Cananea Mining Company, que utilizaba vales de diferentes denominaciones para pagar a los mineros. (Véase: Gerardo García, Bilimbiques, nota fechada el 13 de julio de 2011. Página electrónica: travel.leon.net. Consulta: 23 de abril de 2014.) De hecho la práctica de emitir papel moneda sin respaldo metálico, iniciada durante el gobierno de Huerta, contribuyó a la desconfianza en los billetes y no poco en una profunda crisis económica en el país. 25 Obregón, pp. 127s. 8 Volvemos a la crónica cordimariana, rica en detalles sobre lo sucedido en mayo y junio y valiosa no sólo en cuanto al desarrollo de los hechos sino por la fina observación psicológica de los actores y sus actitudes. Mi papel en las páginas que siguen se reduce casi a la lectura y transcripción de lo que los renglones del cuaderno refieren. 26 “[…] El día 1° a las 4 ó 5 de la tarde, por orden del general en jefe del ‘ejército constitucionalista del noroeste’, 27 Álvaro Obregón, que acababa de llegar nuevamente a esta ciudad, 28 fue aprehendido el Ilmo. y Rvmo. Obispo Diocesano, D. Andrés Segura y Domínguez y llevado a la inspección de policía donde quedó detenido. Pocas horas después, a las 9 de la noche, hallándose la comunidad en el recreo de costumbre y con el sobresalto consiguiente al no esperado ataque a las creencias católicas del pueblo mejicano, se presentaron en la portería dos policías revolucionarios montados a caballo preguntando por el R.P. Ramón Vilalta, autor de estas líneas, superior entonces de esta casa. Le mostraron una lista en la cual figuraban los nombres de todos los individuos que formaban la directiva del ‘Círculo Mutualista de Obreros Católicos’, fundado por el antecesor en el gobierno de la casa, R.P. José Carulla y dirigido entonces por el P. Vilalta. Dijéronle a éste los policías, ostentando mucha emoción, que tenían orden de llevar presos a todos esos Señores entre los cuales estaba también incluido dicho P. Vilalta: que les perdonara, que lo sentían mucho, que no quisieran…, pero se lo mandaban sus jefes. “Puede, según más tarde pareció, que no fueran hipocresía aquellas protestaciones, las cuales hicieron con mucha mayor profusión y elocuencia con el Ilmo. y Revmo. Prelado. Despidióse el P. Vilalta brevemente de la comunidad y llevándole el mozo su cama, se encaminó a la inspección de policía escoltado por los dos soldados, donde se juntó con el Ilmo. Sr. Segura. Allí estaba también el Sr. D. José María Ruiz, hijo, 26 La escritura de estos sucesos la realizó el Padre Ramón Vilalta, sujeto de los mismos, cuando pudo reiniciarse la crónica en 1920. Consignó entonces: “A consecuencia de los acontecimientos brevemente referidos en la página anterior…quedó, mes medio más tarde, completamente disuelta la comunidad…El que escribe está al frente de la casa e iglesia de Tepic desde el día 25 de enero de este año: confía poder continuar, Deo juvante, la interrumpida historia de sucesos muy tristes y de otros más o menos agradables. Ramón Villalta, C.M.F.” 27 Con minúsculas y entrecomillado en el manuscrito. 28 Estuvo en Ixtlán del Río unos días, si bien Gutiérrez Contreras fechó el 16 de junio el traslado de su cuartel general a esa población del sur del territorio de Tepic. (P. 97) (Obregón, pp. 123. 129). Las dificultades del camino hacia Guadalajara y la preparación para la defensa en esa ciudad hizo que la entrada de los constitucionalistas fuera hasta el 8 de julio. 9 secretario del ‘Círculo Mutualista’ y director de un periódico quincenal, órgano de la citada corporación. 29 “A los tres…se les abrió proceso por supuestos ataques al ejército y personas de la revolución en dicho periódico…Después de practicadas las formalidades que bien les parecieron a los revolucionarios jueces del proceso, 30 a pesar de la justa y bien razonada defensa del Sr. Lic. D. Pedro Espinosa Monroy, 31 defensor de los tres reos (¿) y del Sr. Lic. D. Roberto Valadés, defensor del P. Vilalta, con las cuales defensas respondieron a las necias acusaciones del pseudo Agente del Ministerio Público hechas con un esperpento 32 impío y exaltado. Fueron sentenciados a ocho años de prisión: D. José María Ruiz por director del periódico…el P. Ramón Vilalta por censor eclesiástico del mismo y el Ilmo. y Revmo. D. Andrés Segura y Domínguez por haber nombrado censor al P. Vilalta.” 33 29 José María Ruiz fue, hasta su muerte, miembro distinguido de la comunidad católica. En algún período fue diputado local en el estado de Nayarit. Era conocido y apreciado por sus trabajos tipográficos en la “Imprenta Ruiz.” El Obrero de Tepic fue fundado y dirigido por Severo Teodoro Rodríguez y El Hogar Católico se ostenta como “órgano del Círculo Mutualista de Obreros Católicos.” En el acervo hemerográfico de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco “Juan José Arreola”, se registran ejemplares de enero tanto de 1913 como de 1914 del primer periódico citado. (Página electrónica. Consulta: 21 de abril de 2014). En el registro de la Hemeroteca Nacional se menciona que existen ejemplares de 1904 a 1911. (Página electrónica. Consulta: 19 de mayo de 2014). El “Círculo Mutualista” de Tepic, cuyo presidente era don Marcial Gutiérrez (probablemente padre o tío del Doctor Alberto Gutiérrez Camarena, médico muy conocido en Tepic), al igual que los erigidos en diferentes poblaciones del país, era la cristalización de la preocupación por los obreros, hecha consciente en la Iglesia católica sobre todo a partir de la encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII de 1891. (Acerca de la historia de la prensa en Nayarit sigue siendo valioso el folleto: Ignacio Morales, Breve reseña sobre el periodismo y su influencia moral y económica en el pueblo de Nayarit, ed. del autor, Tepic 1943.) 30 El tribunal estuvo formado de la siguiente manera: “Presidente: Teniente Coronel Miguel Orozco; vocal 1°, Capitán Feliciano Mayorquín; vocal 2°, Capitán Primero Jesús María Ferreira; Asesor, Lic. Manuel Aguirre Berlanga; agente del ministerio público, Nicolás Silva; juez instructor, Lic. Macedonio Gutiérrez.” (H. 25v). Ferreira fue nombrado por Carranza gobernador provisional de Nayarit, al proclamarse la erección del estado, entre el 24 de abril y el 31 de diciembre de 1917. Convocó a elecciones e hizo el Reglamento Provisional para la Legislatura estatal. Aguirre Berlanga era coahuilense nacido el 28 de enero de 1887; se recibió de abogado en San Luis Potosí en 1910 y fue activo en la campaña de Madero. Fue presidente municipal de Piedras Negras y en 1913 se unió al Plan de Guadalupe. En Sonora acompañó a Carranza y posteriormente a Obregón en su camino hacia Guadalajara en 1914. Fue gobernador provisional del estado de Jalisco tras la ocupación de su capital por los carrancistas, diputado al congreso constituyente de 1916 y 1917. Secretario de Gobernación durante el gobierno de Carranza, estaba con él cuando tuvo lugar su muerte en 1920. Falleció en 1953. (Los datos de Aguirre: Historia del Congreso Constituyente 1916-1917, p. 39. Versión electrónica: cedia.biblioteca.virtual). 31 Este abogado fue nombrado Magistrado Suplente del 1er. Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Nayarit (entidad erigida en 1917) por medio del decreto n. 5 del 13 de febrero de 1918 del Gobernador José Santos Godínez, publicado en el Periódico oficial II(79), 17 feb. 1918. En ese mismo decreto se nombró al Lic. Manuel Espinosa Monroy, hermano de Pedro, Magistrado Propietario a cargo de la 3ª sala en materia penal. (El decreto está reproducido en: Rubén Hernández de la Torre, Reseña histórica. Los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, Revista Jurídica, n. 2,(2011), pp. 13s. Consulté la versión electrónica, 22 de abril de 2014). 32 Esperpento, de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española significa: “hecho grotesco o desatinado.” 33 H. 25. 10 Los apuntes continúan: “Aunque en dicho periódico se habían publicado algunas noticias contrarias a la revolución tomadas de la prensa, sin embargo ello no fue más que pretexto para la aprehensión y sentencia de los referidos, según se vio en los preámbulos de la sentencia leída por el asesor del tribunal…El promotor de todo ello y la verdadera causa eficiente de tales indignidades fue el General en Jefe D. Álvaro Obregón…” “Inmediatamente después de este proceso y sentencia, siguiéronse otros contra varios señores licenciados y otras personas que habían servido al gobierno de Huerta. Algunos de ellos fueron sentenciados a muerte, pero se les conmutó esta pena en la de algunos años de prisión…” 34 Difícilmente podemos considerar a los anteriores como hechos aislados y aun suponiendo que los artículos de El Hogar Católico hubieran sido deliberadamente huertistas y su difusión fuese masiva, se presgian vientos de persecución: ocho años de prisión no era ni es poca cosa y pronto se tomarían medidas que iban más allá de un anticlericalismo de ocasión. “Por estos mismos días—encontramos en la Crónica—antes o poco después del fallo Segura-Vilalta-Ruiz, fueron convocados a una junta todos los sacerdotes residentes en esta ciudad de Tepic. El general Obregón, por orden de quien se había hecho la convocatoria, viose obligado a presentarse ante aquella respetable asamblea para explicarles a los sacerdotes lo que no supo o no se atrevió a hacer un subalterno a quien Obregón tal comisión había confiado. “Con mucha arrogancia y visible e intensa emoción, manifestó dicho general…cómo la revolución tenía mucho contra el clero católico: a) por la participación en la muerte de Madero, b) por haber ayudado a Huerta, c) por fanatizar al pueblo, d) por su inmoralidad, etc., etc., puntualizando más o menos según su criterio rabiosamente anticlerical. “No faltaron entre los presentes…aparte [de] la protesta general y unánime de todos, algunos que particularmente contestaron sin acobardarse ante aquella actitud amenazante. No quiso entrar aquel Señor en discusiones, previendo su derrota ante la razón: y así les dijo cómo todos quedaban desterrados del territorio de Tepic…que serían trasportados a Hermosillo cuándo y cómo él dispusiera oportunamente y que mientras tanto les quedaba terminantemente prohibido ausentarse de la ciudad. 34 H. 25v. 11 “Salieron muy angustiados…afligiéronse muchísimo sus familiares y aumentó la consternación de este pueblo católico. Lágrimas, penitencias, oraciones…, comisiones ante Obregón…todos los medios divinos y humanos se pusieron en juego; empero, la fiera permanecía inflexible y solamente se alcanzaron algunas promesas, las cuales nadie creyó… “[…] Al irse Obregón para la ciudad tapatía dejó en esta de Tepic como encargado suyo, general en jefe, gobernador, etc. a un llamado general Juan Dozal, 35 hombre cruel, cobarde, impetuoso, dado a la marihuana, colmado de prevenciones contra el clero católico…y algunas en particular contra el clero tepiqueño, especialmente creyendo—a lo que parece—que el clero de esta diócesis estaba en connivencia con los indios de la sierra del Nayarit levantados en armas contra la revolución bajo la dirección inmediata (así decía él) del buen Padre D. Juan Partida, residente en calidad de párroco en el pueblo serrano de Jesús María… 36 En virtud…de esta errónea y completamente infundada creencia y quizá mejor [de] temor necio, dispuso el Sr. Dozal que fueran traídos a esta capital la mayoría de los sacerdotes de esta diócesis, los cuales iban siendo internados en la cárcel pública bajo la nota de detenidos. Muchos se ocultaron, a otros no los hizo prender y a dos les dispensó muchas consideraciones por favores—decía— que habían prestado a la revolución. Uno de los dos vino a quedar constituido ministro de Dozal para llevar órdenes al Ilmo. Sr. Obispo e incluso para aprehender a algunos sacerdotes. Todo el clero lo veía con desconfianza. Este sacerdote ha desaparecido sin que se sepa su paradero; el otro falleció ya.” 37 Continúa el relato: “Los dos sentenciados, Ilmo. Sr. Segura y el P. Vilalta, que habían permanecido en la inspección de policía aun después de la condena, fueron bajados al interior de la cárcel donde se les puso en el departamento de ‘militares’, enteramente solos; pudiendo empero comunicarse con los presos de distinción que eran entonces varios miembros del Círculo de Obreros, varios licenciados y otras personas 35 Sus referencias biográficas son mínimas: Nacido en Ciudad Guerrero, Chihuahua. Fue maderista, orozquista y más tarde villista. Obregón lo nombró jefe político del territorio de Tepic (no gobernador) en los días de su estancia en la capital territorial sustituyendo a Rafael Buelna. Fue fusilado en Mazatlán a fines de 1914, tal vez por su filiación villista. (Datos tomados indirectamente de: Francisco Naranjo, Diccionario biográfico revolucionario, Cosmos, México 1935). 36 Más adelante tocaré el tema de la inclinación poco favorable de las comunidades indígenas hacia el movimiento revolucionario. 37 HH. 25v-27. Téngase en cuenta que estas líneas se escribieron en 1920, a seis años de los acontecimientos narrados. 12 honorables. 38 A los pocos días se les juntaron el Sr. Cura y el Sr. Vicario de San Blas y otros dos o tres sacerdotes traídos de otras poblaciones. “En los primeros días de julio, Dozal convocó a todos los Padres de la ciudad y a no pocos que había traído de los pueblos y les dijo que el día cinco del propio mes…a la hora fijada por él estuvieran todos en la estación del ferrocarril, dispuestos a tomar el tren que los había de llevar al destierro de Hermosillo y que no se permitía llevaran consigo a sus familias. No es para ser descrita la consternación de éstas, de los sacerdotes y de toda la población de Tepic y de la diócesis. El día cinco, pues, a la hora señalada estuvieron en la estación todos los presuntos desterrados, juntamente con un gentío inmenso que iba a despedirlos con lágrimas y sollozos. Dozal, después de ultrajar como solía, a unos y otros, dijo a los sacerdotes que no se iban y que a las 9 de ese mismo día acudieran al Palacio Municipal. 39 Reunidos todos allí, ansiosos por el resultado de aquella extraña cita, apareció Dozal con semblante de fiera y profundamente agitado y en dos palabras dijo que estaban en connivencia con los indios de la sierra levantados contra el gobierno y terminó sus desatinos e improperios con esta frase: ‘¡todos inmediatamente a la cárcel!’” 40 La prisión del clero tepicense no fue breve. En octubre, mientras tenían lugar las dos convenciones para resolver el contencioso Villa-Carranza, la primera en la Ciudad de México y la segunda en Aguascalientes y las fuerzas revolucionarias presentes en el territorio de Tepic se dividían de acuerdo a las facciones señaladas, aún permanecían los sentenciados y los solamente indiciados en la penitenciaría. En estas circunstancias, Rafael Buelna se distanció de Obregón y pasó a la facción villista. En la Convención de Aguascalientes, representó precisamente a Francisco Villa. 41 4.- La vida en la cárcel. 38 Los datos históricos y constructivos acerca de la penitenciaría de Tepic, que más tarde sería transformada para ser el palacio del gobierno estatal se encuentran en: Raymundo Ramos Delgado, La memoria de las formas. Estudios para reconstruir la historia urbana y arquitectónica de Tepic, tomo I, (Tepic 2014). El capítulo correspondiente se titula: La transición arquitectónica en el palacio de gobierno estatal. Las distintas distribuciones del género penitenciario del siglo XIX al administrativo del siglo XX, pp. 82-115. Para conocer la distribución del espacio, quizá modificado en 1914 dadas las circunstancias, es particularmente útil el grabado de la p. 95: en el piso superior se encontraba el tribunal superior, el juzgado de primera instancia de lo criminal, el juzgado menor y la prefectura política del primer partido del territorio. 39 Erróneamente, pues, Álvaro Obregón escribió: “[…] Los demás clérigos complicados…fueron expulsados por orden de mi Cuartel General, siendo conducidos hasta Nogales, Son., donde se les hizo atravesar la línea internacional.” (Ocho mil kilómetros, p. 123). 40 HH. 27-27v. 41 Véanse resumidos estos asuntos en: Gutiérrez Contreras, pp. 104-124. 13 La vida en la cárcel no era dulce ni alegre. No obstante, la crueldad fue moderando su tono aunque no borró la injusticia. La solidaridad y el siempre vivo apoyo del pueblo católico a sus pastores subieron de intensidad. Tres sacerdotes del Corazón de María salieron de la cárcel el 16 de octubre, “[…] el Ilmo. Sr. Obispo y el P. Vilalta [estuvieron] hasta fines de [ese mes].” 42 El cronista observó: “[…] La conducta de Dozal…fue salvaje por demás: sabía perfectamente que no era posible llevar a los sacerdotes a Hermosillo por varias causas y fingió su destierro únicamente para gozarse con el sufrimiento de ellos, sus familias, la sociedad toda. No se sació con esto aquel corazón de hiena: pocos días después de llegados a la cárcel todos los sacerdotes aludidos (en número de treinta y dos poco más o menos) se presentó Dozal y llamándolos a la reja, incluido el Ilmo. Prelado, les leyó un telegrama en el cual se le comunicaba a dicho Señor que unos indios de Jesús María, a cuyo frente iba el bandido Partida (así llamaba Dozal a tan buen sacerdote) habían matado al jefe carrancista y escolta que habían llegado a dicha población. Habló en términos muy irrespetuosos con el Ilmo. Sr. Segura haciéndole responsable de aquellas muertes como del levantamiento de los indios usando contra Su Ilma. y todo el clero tepiqueño palabras muy amenazantes. Varias veces repitió visitas de esta naturaleza, burlándose de todos y llamando públicamente ‘par de bandidos’ en una ocasión al Sr. Obispo y al P. Vilalta, contra los cuales principalmente se iba toda su saña y encono.” 43 Vilalta da a conocer detalles del paso de los días en la prisión: “[…] Dios Nuestro Señor benignamente endulzó no poco aquellas y otras consiguientes amarguras. “Estaban todos los sacerdotes juntos en un mismo calabozo, sin comunicarse más que con los presos de distinción, los cuales veneraban y querían a sus compañeros de infortunio, llegando algunos de aquellos presos seglares, antes enemigos del clero, a querer muchísimo al Ilmo. Sr. Segura. Cada quien tenía en el calabozo su cama, recibía la comida de su casa o de alguna de las varias familias que se ofrecieron a asistir a los sacerdotes presos y necesitados especialmente. Por algún tiempo comulgaron todos los días casi todos, gracias al P. Genovevo Campos, familiar del Ilmo. Prelado. Este Padre se ofreció espontáneamente al ilustrísimo preso desde su aprehensión; por ello todos los días salía a celebrar antes de la prisión de los sacerdotes y después de ella continuó haciéndolo, pues nada le decían los centinelas acostumbrados a verlo salir diariamente. Al volver de celebrar traía la sagrada comunión que disimuladamente recibían los 42 43 H. 27v. HH. 27v-28. 14 Padres, ocultados detrás de un biombo que se le permitió siempre tener al Ilmo. Sr. Obispo. “Dos días por semana se permitían dos horas mañana y tarde de visita a los presos. La sociedad de Tepic, dando ejemplo notable de cordura y de catolicismo, suprimió durante aquellas circunstancias las diversiones y aun los paseos de La Loma: muchedumbre formada de todas las clases sociales acudía en los días de visita (jueves y domingos) a la cárcel, visitando especialmente a los sacerdotes, cuya reja estaba durante las cuatro horas atestada de gente. Les regalaban fruta, dulces, dinero, etc., condoliéndose todos de su situación, animándolos con sus ofrecimientos y el gran interés que mostraban por todos y cada uno. La familia de D. Carlos Castilla obsequiaba a los sacerdotes con tamales y atole con mucha frecuencia. “En los días no de visita y en todos los demás, los sacerdotes pasaban el tiempo haciendo la limpieza del calabozo turnándose en la faena de barrerlo, regarlo con creolina, etc…unos rezaban, otros cantaban, éstos estudiaban, aquéllos platicaban. Se formaron grupos de oración para pedir a Nuestro Señor el remedio de las calamidades de Méjico y por algún tiempo, bajo la dirección del Ilmo. Sr. Obispo, se rezaron en comunidad las letanías de la Preciosa Sangre con otras preces. ¿Por qué aquella fiera Dozal permitió las camas, la comida, las visitas, etc.? ¿Quién detuvo su furor y le vendó los ojos para que no se apercibiera de ciertas cosas (las dichas) o para que viéndolas, las dejara pasar? Indudablemente Dios Nuestro Señor y María Santísima nuestra Madre. “Es justo consignar aquí el consuelo y aliento, la edificación imborrable que recibieron todos del gran amigo de nuestros Misioneros, el Ilmo. y Revmo. Sr. Obispo Segura. Desde el primer momento se manifestó dominado por un pesimismo absoluto; sin embargo, no se acobardó, antes, mostraba una gran resignación a la voluntad divina y una consiguiente tranquilidad de espíritu que nunca se vio alterada: siempre apareció sereno, grave, imperturbable, aunque bañado por un aire de aflicción profunda. Ocupaba el día en rezar y leer. Algunos ratos, pocos, conversaba con los compañeros de infortunio, en las cuales pláticas nunca se le oyó palabra que revelase enojo o mala voluntad contra sus enemigos. Ante éstos se presentó siempre humilde pero digno, sin condescendencias indebidas…” 15 A modo de epílogo sobre el prelado, leemos estas frases escritas en 1920: “[…] Murió al fin, cuando ya se gozaba de relativa paz religiosa, víctima de los sufrimientos morales, en Chapalilla.” 44 Los días en la prisión parecían terminar, aunque no con aires de libertad: “[…] El día 16 de octubre se presentó en la cárcel Dozal trayendo un documento en el cual se intimaba el destierro a nuestros Padres [claretianos] Aymení [y] Sanz y que firmaran tal documento. Una vez firmado, salieron de la cárcel y después de arreglar, como pudieron, las cosas de esta casa y comunidad, partieron rumbo a San Blas en compañía de los Hermanos Domiciano Jiménez y Juan Felin. En el puerto indicado se embarcaron para San Francisco, California, a donde llegaron felizmente después de una travesía algo incómoda. Ya en Estados Unidos, fueron repartidos entre varias de aquellas comunidades. Durante el tiempo de encierro de los Padres los dos Hermanos citados permanecieron en la casa el uno desempeñando la cocina y el otro, el Hermano Jiménez, despachando todos los demás negocios. Entre otras cosas, este Hermano estuvo atendiendo a la construcción del templo no sin contratiempos, ya que los contratistas de la obra y otros oficiales abusaron de lo aflictivo de las circunstancias. Por esta razón no quedó el templo como debía haber quedado… “El P. Vilalta quedó en la cárcel con los demás sacerdotes. Éstos salieron quince días después y a mediados de noviembre también el Ilmo. Sr. Obispo, con indecible alegría de esta sociedad católica. Fueron saliendo también todos los presos políticos que estaban en el departamento de distinción (considerados), quedándose al fin solo el P. Vilalta. Dozal le tenía peor mala voluntad que a los otros, tal vez por ser el superior de esta casa-misión. “A ruegos del Señor D. Fermín Maisterrena, representante general de la Casa Aguirre y de su amigo D. José Vargas, consintió Dozal en que el P. Vilalta saliera de la cárcel, bajo condición de no volver más a la República y de tomar en la misma puerta de la cárcel la diligencia que lo había de llevar al puerto de San Blas. Cumplióse esto seguido en presencia de gran gentío que acudió para despedir al Padre el día 1° de diciembre del mismo año de mil novecientos catorce. Embarcado en el vapor “San José”, llegó a San Francisco, California a mediados del mismo mes, saliendo rumbo a Los Ángeles y pasando de allí sucesivamente a San Gabriel y a San Antonio, Tejas, ciudad esta última a donde llegó la vigilia de la Navidad…” 45 44 45 HH. 28-29. Su muerte tuvo lugar el 13 de agosto de 1918. HH. 29-30v. 16 5.- El revelador documento de la defensa. Podemos pensar que el abogado defensor no dejó de insistir en la inocencia de los sentenciados. De igual manera, que la salida del país de Victoriano Huerta en julio, el triunfo de los constitucionalistas y la realización de la Convención de Aguascalientes, que inició el 1° de octubre, aminoraron las tensiones y prepararon la salida de la prisión de los citados. 46 Podemos pensar también que el documento al que enseguida me referiré fue solicitado para formalizar en alguna forma la excarcelación. El Licenciado Pedro Espinosa Monroy se dirigió a Carranza el 31 de octubre por medio de una larga carta en la que le exponía las razones de la inocencia de los inculpados a partir de lo publicado en El Hogar Católico: Aclaró: “[…] La sociedad de obreros de la cual era órgano, creyó conveniente, para darle mayor circulación, que se publicaran en él algunas noticias…En algunos números se dieron noticias relativas al movimiento de fuerzas federales en este Territorio; a los triunfos, ciertos o falsos, que el Gobierno Federal decía haber obtenido sobre las fuerzas constitucionalistas que lo combatían y se informó de algunos hechos, más o menos públicos, que pasaron en esta ciudad.” 47 La acusación la basó el agente del ministerio público en “[…] la fracción 3ª del artículo 12 de la ley del 25 de enero de 1862, consistente en que…se publicaron noticias falsas en contra del gobierno constitucionalista.” 48 Esa añeja ley, utilizada por Juárez para justificar el fusilamiento de Santiago Vidaurri y de Maximiliano, Miramón y Mejía, era ya muy discutida en 1867, entre otros motivos, porque ponía al acusado bajo jurisdicción militar y prácticamente había caído en desuso. Sin embargo, Venustiano Carranza en mayo de 1913 le dio nueva vida dirigiéndola contra los opositores al constitucionalismo. 49 46 Dada la condición soberana que se le otorgó a la Convención, queda la duda de la legitimidad de que Carranza haya asumido el Poder Ejecutivo sólo en virtud del Plan de Guadalupe redactado por él mismo. Tal vez el punto de vista más autorizado para resolver esta cuestión sea el de Roque González Garza, presidente convencionista que suplió a Eulalio Gutiérrez, elegido al terminar la convención. Existe una publicación sobre él lujosamente editada pero con muy poco contenido histórico y menos aún de carácter revelador: Roque González Garza. La convicción democrática, 2 vols. + disco compacto con reproducciones fotográficas, Universidad Panamericana, México 2010. 47 Pedro Espinosa a Venustiano Carranza, Tepic, 31 de octubre de 1914, p. 1. 48 Ib. 49 La ley se tituló: para castigar los delitos contra la nación, contra el orden, la paz pública y las garantías individuales. Su texto completo: página electrónica “Memoria política de México.” (Consulta, 2 de mayo de 2014). Comentario oficialista: Raúl González Lezama, La ley del 25 de enero de 1862. El final de las conspiraciones contra México, página electrónica INEHRM. La fracción XII del artículo III sigue a once anteriores en las que se enuncia, por ejemplo: rebelión, asonada, atentado a la vida del presidente o altos funcionarios, alzamiento, alboroto público, desobediencia, proclama, arenga…La fracción aludida dice: “Complicidad en cualesquiera de los delitos anteriores, concurriendo a su 17 El abogado prosiguió: “[…] La sentencia pronunciada…no ha sido revisada todavía por quien corresponda, y…estimo altamente perjudicial para mis defensos que se les tenga privados de libertad por un delito que no ha existido y aun cuando hubiera sido cometido, en su ejecución no tuvieron ninguna participación… “En primer lugar, El Hogar Católico no ha publicado noticias falsas; porque las que en él aparecieron sobre operaciones militares, triunfos de los federales y derrota de los constitucionalistas, no fueron inventadas por los redactores del periódico, sino sólo reproducción de las que aparecían en los periódicos de la capital y de las que oficialmente se daban a la prensa en la Jefatura Política de este Territorio.” 50 Fue adelante en su alegato exponiendo razones para exculpar a sus defendidos y a los mismos redactores del periódico: “[…] El Ilmo. Señor Don Andrés Segura y Domínguez y el Padre Don Ramón Vilalta, no pueden ser juzgados como coautores del delito que se imputa a los redactores…por la publicación de las noticias que se califican de falsas. “La participación indirecta que el Agente del Ministerio Público atribuye a mis defensos…la hace consistir en que [ellos]…son responsables de lo que publicó El Hogar Católico, el primero por haber concedido licencia para que saliera a luz el periódico y el segundo por haber sido nombrado censor de la publicación. Ahora bien, la licencia eclesiástica se refiere tan solo a los escritos que se relacionan con la fe y las costumbres, conforme al derecho eclesiástico, y el censor no pudo ni debió ocuparse de examinar escritos ajenos a las materias dichas, “Pero no es esto todo. Los redactores…, conocedores de sus deberes de periodistas católicos, nunca sometieron a la censura del Padre Vilalta, los párrafos de gacetilla que contienen las noticias estimadas falsas y así lo declaró uno de ellos en el proceso. 51 “Lo expuesto basta para patentizar que mis respetables defensos no tuvieron participación ninguna en la publicación de las noticias falsas, por el cual delito se les tiene en prisión hace ya cinco meses…” 52 perpetración de un modo indirecto, facilitando noticias a los enemigos de la nación o del gobierno, especialmente si son empleados públicos los que las revelen; ministrando recursos a los sediciosos o al enemigo extranjero, sean de armas, víveres, dinero, bagajes o impidiendo que las autoridades los tengan; sirviendo a los mismos enemigos de espías, correos o agentes de cualesquiera clase, cuyo objeto sea favorecer la empresa de ellos o de los invasores, o que realicen sus planes los perturbadores de la tranquilidad pública esparciendo noticias falsas, alarmantes, o que debiliten el entusiasmo público, suponiendo hechos contrarios al honor de la República, o comentándolos de una manera desfavorable a los intereses de la patria.” 50 P. 2. 51 Probablemente se trata de don José María Ruiz. 52 P. 3. El subrayado es mío; no se encuentra en la redacción original. 18 Bien, ¿y los artículos que causaron el revuelo y la exagerada reacción? Podemos encontrar algunos en el anexo que el abogado Espinosa Monroy incluyó en la carta a Carranza: El 31 de enero de 1914 se anunció la llegada de un batallón del ejército federal para combatir a Buelna, quien había atacado algunas poblaciones del norte del territorio. A la sensibilidad revolucionaria sonaron mal estas palabras: “[…] Esta fuerza viene a aumentar considerablemente a las que operan en el territorio contra las ordaz [sic por hordas] revolucionarias de Buelna, pues parte de ella, con la sección de artillería y ametralladoras se incorporó en Navarrete a la brillante columna que marcha para Santiago bajo las órdenes del valiente Coronel Rodrigo Paliza. Conocida la pericia militar y valor temerario y disciplina de sus soldados y los valiosos elementos con que está dotada la columna, se espera que de un momento a otro Santiago sea ocupado por las fuerzas del gobierno.” 53 Una amplia reseña de una fiesta ofrecida al General Domingo Servín, jefe político y comandante militar del territorio con motivo de su ascenso, aparecida en El Hogar Católico del 31 de marzo, 54 alabó con amplitud sus cualidades militares. Ahí el Teniente José Martínez Obando tomó la palabra congratulándose de la defensa de Torreón y la toma de Acaponeta por los federales e incluso “[…] tuvo hermosos conceptos para el glorioso héroe de la paz, Gral. Porfirio Díaz y del héroe de Torreón, Gral. José Refugio Velazco, bajo cuyas órdenes ha militado [Servín], terminando su fácil y correcta alocución con vivas al ejército y al Gral. Servín.” 55 Se dio también la noticia de la toma de Huicicila dentro del territorio de Tepic, con la cual se protegieron las haciendas de Ixtapa y El Malinal y la falsa respecto de la muerte de Emiliano Zapata. Sobre este último, la opinión expresada es poco favorable: “[…] Por telegramas de diversas procedencias…se confirma la muerte del temible bandolero…en Ayoxaxtla…Ya era tiempo de que el que por tanto tiempo fue el terror del infortunado estado de Guerrero, por sus crímenes sin precedentes, compareciera ante el Supremo Juez a dar cuenta de su depravada conducta.” 56 Tal vez la gota que derramó el vaso de la paciencia revolucionaria fue el optimismo manifestado por la aparente victoria de Velazco en Torreón y los elogios al ejército 53 Anexo, p. 1. Véase nota n. 11. Tomo I, n. 52. Anexo, p. 2. 55 Ib. De hecho el General Velazco defendió la plaza de Torreón a partir del 20 de marzo. No obstante, Villa logró tomarla el 2 de abril. 56 Anexo, p. 3. 54 19 federal y al propio Huerta. Se lee en El Hogar Católico del 31 de marzo de 1914: “[…] El Gral. Velazco, que constituye una verdadera gloria del ejército, por su valor y pericia militar, estuvo dirigiendo personalmente la artillería que funcionó admirablemente. Por lo que se ve, la paz que tanto anhelamos será un hecho, pues los triunfos del ejército nacional se suceden de combate en combate y muy pronto, esperamos en Dios, nuestro dignísimo Presidente, el Sr. Gral. Huerta, verá realizado el solemne ofrecimiento que hizo a la nación de darle la paz, cueste lo que cueste.” 57 Conociendo cien años después “el futuro del pasado” podríamos juzgar de optimismo excesivo o de imprudencia la impresión de esas líneas. Pero, ¿quién podría entonces conocer lo que pasaría en los meses siguientes? Y sobre todo, ¿no era un anhelo común la paz en esas horas de incertidumbre y de explosión de violencia? Los hechos de un anticlericalismo exacerbado y la orientación definida hacia la persecución religiosa son evidentes y no requieren especial lucidez para reconocerse. 6.- A pesar de todo, las vicisitudes continuaron. Mientras se encontraron los Padres claretianos en el destierro, el Padre Alejo Enríquez, Vicario General de la diócesis, tomó a su cargo la iglesia dedicada al Sagrado Corazón, aún por terminarse. Ciertos virajes de la política nacional, permitieron, sin embargo, que el Padre Vilalta regresara a Tepic relativamente pronto, si bien no encontró tranquilidad completa en esta nueva etapa de su estancia. He aquí su relato que ha de servir como apéndice a los sucesos de 1914, objeto directo de este trabajo: “El día diez de abril de 1915 llegó a esta ciudad y casa el R.P. Ramón Vilalta, de vuelta de Estados Unidos donde había permanecido desde su salida de la cárcel. La escisión de Villa, separándose de Carranza había dado origen a alguna mayor libertad religiosa y relativa seguridad en todo. Por esto, los superiores dispusieron la vuelta a Méjico de algunos individuos con el fin de que vieran y cuidaran nuestras casas…” 58 La permanencia del P. Enríquez en la casa fue obstáculo para “la libertad e independencia que le es debida en el gobierno de sus casas” a los religiosos: “Con cierta táctica de disimulo, silencio, etc., poco a poco se fue logrando dicha libertad e independencia…a pesar de todo, se hicieron en el templo (en la capilla entonces) todas las funciones y fiestas de costumbre entre nosotros: primeros viernes, primeros sábados, mes de mayo, junio y agosto, novena de almas, posadas, etc. Se reorganizaron los 57 58 Ib. H. 31. 20 catequismos de sirvientas y de niños con bastante éxito el segundo y se predicaron en catedral, en el año siguiente de 1916, los ejercicios cuaresmales a señoras y señoritas.” 59 Un jefe político tranquilo fue sustituido por una efímera oleada socialista que no dejó en paz a Vilalta: “Durante el año 1915…estuvo de gobernador en esta ciudad y territorio de Tepic el general D. Juan Carrasco, hombre sencillo y bondadoso, el cual dejó a la Iglesia en absoluta libertad. Mas a principios de abril o mediados de marzo de 1916, fue sustituido en el gobierno por un general Juan Torres, de ideas avanzadas, socialista bastante radical. Este hombre admitió en el territorio y domicilió en esta ciudad a tres jóvenes socialistas, por lo inexpertos, imprudentísimamente radicales, a los cuales dio amplias facultades para la propaganda socialista. (Acababan de ser expulsados del estado de Jalisco por el gobernador general Diéguez). “Su primera obra fue la aprehensión del P. Vilalta, momentos después de predicar el sermón de despedida de los ejercicios arriba mencionados. Condujéronle al antiguo cuartel de la gendarmería, ocupado entonces por soldados carrancistas, encerrándolo con centinela de vista en el cuartito inmediato a la puerta de entrada…haciendo como que lo iban a fusilar, le dijeron que lo iban a desterrar. Poco después llegó con el general Torres el Sr. D. Isidro Flores, enviado éste por el Sr. D. Fermín Maisterrena. Torres, a las injurias necias de un oficial imberbe que antes que nadie había entrado, añadió otras no menos necias y más criminales…Largo rato estuvo alegando hasta que viendo que daba en hierro frío, pronunció la sentencia de destierro del territorio…A la mañana siguiente fue sacado de allí y llevado a la presencia de Torres, el cual repitió brevemente las sandeces de la noche, recibió idénticas respuestas y confirmó la sentencia de destierro, concediendo cinco días de plazo para poder arreglar el Padre sus negocios. “Dos días apenas habrían trascurrido cuando se presentaron en la casa los jóvenes socialistas…presentando orden de Torres según la cual inmediatamente debía desocupar la casa, la capilla adjunta y el templo ya terminado pero no abierto al culto todavía. Con la emoción natural se procedió al instante a poner a salvo las cosas de la comunidad y algunas de la iglesia, pero no se pudo hacer mucho…Con la cabeza cubierta y chacoteándose, presenciaron aquellos jóvenes como se sacaba el Santísimo, lo cual permitieron a condición de que se devolviera el copón. Quedaron, pues, los socialistas solos en la casa, capilla e iglesia, adonde nadie volvió por algún tiempo.” 60 59 60 HH. 31-31v. HH. 31v-32v. 21 Vilalta, a sugerencia de Monseñor Segura se fue a Mascota, Jalisco y más tarde a México, “a donde llegó a fines de junio.” Sobre la suerte de los edificios escribió: “[…] Parece que no satisficieron nuestra casa, capilla e iglesia las exigencias de los tres socialistas y por esto al fin la dejaron, estableciéndose en la casa la Dirección General de Instrucción Pública del entonces territorio y quedando clausurados y sin destino la capilla y el templo…” 61 En 1916 regresó a Tepic brevemente y volvió a salir desterrado por Torres. Fue hasta 1920, ya siendo obispo de Tepic Monseñor Manuel Azpeitia y Palomar, cuando pudo restablecerse la casa de los Padres cordimarianos. 7.- Un importante paréntesis: los indígenas nayaritas y su resistencia a la revolución. No deja de llamar la atención la excesiva insistencia de Juan Dozal en buscar culpables de la rebeldía contrarrevolucionaria de los coras e indirectamente de los huicholes. Su mirada de corto alcance a causa de las circunstancias y a sus orígenes (había nacido y vivido en Chihuahua), no le permitía percibir que la resistencia era antigua y estaba enraizada en el movimiento fundamentalmente agrario de Manuel Lozada que, aun después de la muerte de este caudillo continuó en una escala de mutaciones y adaptaciones. Una investigación de Alicia Hernández Chávez en el archivo histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional nos permite contextualizar el asunto: “[…En 1887] el cantón de Tepic se convierte en territorio, es decir, queda bajo la jurisdicción de la federación y entran las compañías deslindadoras escoltadas por tropa federal…De 1887 a 1891 se libran las campañas de exterminio y finalmente…se informa de la pacificación del territorio. En 1903, breves partes militares dan fe de algunas gavillas y en 1912 volvemos a presenciar—con asombro—el último estertor del lozadismo acaudillado…por la familia Rentería. “No obstante, no deja de ser extraño que durante la contienda nacional por la presidencia del país, los pueblos de la sierra permanecen al margen. ¿Por qué? Seguramente porque aún estaban vivas en su memoria las campañas de exterminio, las deportaciones, la miseria y la traición continua de las autoridades centrales. El Plan de San Luis promulgado por Francisco Madero tampoco les garantizaba autonomía política o la restitución de sus tierras. Por otra parte, el que las autoridades políticas o militares y la burguesía comercial y terrateniente nayarita se encontraran con la espada de 61 H. 33. 22 Damocles encima y la amenaza de una guerra de castas, imposibilitó la movilización y reclutamiento de esos pueblos.” 62 En 1912 y 1913 no hubo seguridad en el territorio de Tepic, la guarnición federal tanto en el escaso tiempo de la presidencia de Madero como en la de Huerta, era débil y tanto la población común como los comerciantes y hacendados temían una rebelión proveniente—se lee en un parte militar--de una “[…] amenaza de elementos perniciosos, de indios de la Sierra de Álica…[que] para hacer más contundente el peligro, evocaron la memoria ingrata del cabecilla Lozada.” 63 Este temor creó una paradoja, agudamente captada por la doctora Hernández Chávez y que matiza un tanto, al menos para mayo y junio de 1914, la percepción del Padre Vilalta: “[…] De esta forma, una región que debió haber sido un callejón en que se cerrara el paso a las fuerzas rebeldes del ejército carrancista, se convirtió en un corredor sin barreras. Las clases medias y altas dieron la bienvenida a las tropas sonorenses encabezadas por Álvaro Obregón ¡como sus libertadores, no como sus verdugos! El informe del general Domingo Servín acerca de la evacuación de la plaza de Tepic y el abandono del territorio reflejan claramente la confirmación del liderazgo de la burguesía sinaloense y nayarita en la revolución constitucionalista. El informe afirma: ‘el territorio de Tepic es en su mayoría simpatizador de la revuelta y más entre la clase culta y semiculta que entre el bajo pueblo’”. 64 A propósito de la actitud de comerciantes y propietarios, observó su pragmatismo: “[…] De hecho, cuando Obregón llegó a Tepic, éstos sabían que sólo iba de paso hacia el corazón de la República y que si se mantenían al margen de todo tipo de apoyo al gobierno de Huerta dejaría intacto el territorio, salvaguardando así los intereses de los grandes propietarios y empresarios.” 65 En cuanto a los huicholes, a la hora de que Rafael Buelna pasó a la facción villista, sobre todo los de Guadalupe Ocotán lo siguieron y apoyaron: “[…] En 1913 las fuerzas villistas incursionaron en la región y muchos huicholes se pronunciaron a su favor y se unieron a sus filas en 1914…Cuando Villa fue derrotado en el centro del país, muchos de sus correligionarios se replegaron a la zona cora-huichol…además, Rafael Buelna, 62 Alicia Hernández Chávez, Lozada no muere, en: Jean Meyer (ed.) Documentos para la historia de Nayarit, V: De cantón de Tepic a estado de Nayarit, 1810-1940, Universidad Autónoma de Nayarit, Tepic (2) 2008. (De hecho es una reimpresión de la 1ª edición (Universidad de Guadalajara/ Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, Guadalajara/México 1990)), p.212. 63 Id., p. 216. La doctora Hernández Chávez da la referencia archivística en nota a pie de página. 64 Id., p. 217. Con referencia archivística. 65 Id., p. 219. 23 villista de Nayarit [sic] había establecido un importante cuartel en la zona de Jesús María, desde donde dominaba la región serrana.” 66 Sin duda, los pasos en la historia tanto nacional como regional de los indígenas, que en los años de la revolución mexicana se encontraban ya en un claro proceso de destribalización, desvinculación de su tradición comunitaria y mimetización con el “campesinado”, requiere un acercamiento más cuidadoso que cualquier otro componente de la población mexicana y, desde luego, no pueden ser conocidos y estudiados utilizando un método histórico que trate de homogeneizar a seres humanos con siglos de cercanía pero no de convivencia con otros y que, por ello mismo, no sincronizan ni en el espacio y menos aún en el tiempo y sus periodizaciones comunes. Acerca del “lozadismo” dice certeramente Jesús Jáuregui: “[…] Tanto las facetas del movimiento como las personalidades de Lozada se presentan combinadas de diferentes formas, de tal manera que una de las causas de los malentendidos entre las posiciones de los historiadores se debe a que se ha querido generalizar a todo en movimiento, ciertos aspectos que corresponden preponderantemente a una de sus etapas.” 67 Y respecto al quebradero de cabeza que ha significado la cercanía de Lozada con el proyecto de Maximiliano para la visión “liberal” de la historia como una “marcha hacia adelante” expresó: “[…del] Segundo Imperio Mexicano Lozada fue un aliado cauteloso”. 68 Esa peculiar cautela indígena es un ingrediente que no puede dejarse fuera. Además de lo anterior, planteo una pregunta a la que no encuentro respuesta adecuada: ¿Bajo qué premisas lucharían en el territorio de Tepic por un lado (el ejército federal) 66 Víctor Manuel Téllez Lozano, Lozadistas, revolucionarios y cristeros: movimientos armados y reorganización territorial entre los huicholes, en: VV.AA., Participación indígena en los procesos de Independencia y Revolución, (Actas del Coloquio…5, 13 agosto; 8 septiembre, 22 octubre, 2010. México, Guadalajara, Monterrey, San Cristóbal de Las Casas), Comisión Nacional de los Pueblos Indígenas, México 2011, p. 237. El tema referente a Lozada y el lozadismo es amplio en las investigaciones históricas, sociológicas, etnológicas y políticas sobre el Occidente mexicano. Un escrito pionero fue: Salvador Gutiérrez Contreras, Tierras para los indígenas y autonomía de Nayarit fueron los ideales de Lozada, ed. del autor, Compostela (Nayarit) 1954. (Su intento por compaginar los datos sobre Lozada y la historia común del liberalismo triunfante demerita el escrito, si bien no podía pedirse algo diferente en esa fecha. Con mayor complejidad se trató el tema de Lozada en: Mario Alberto Aldana Rendón, 1873. Rebelión agraria de Manuel Lozada, SEP/FCE, México 1983 y en: Jean Meyer, Esperando a Lozada, El Colegio de Michoacán/CONACYT, Zamora/México 1984.Un excelente estudio históricoetnográfico: Jesús Jáuregui. Del reino de Lozada y la segunda conquista de El Nayarit a la revolución mexicana. La resistencia cora en el movimiento lozadeño (1853-1912), en: Participación indígena…,pp. 149-194. Revisten también interés: Mario Alberto Aldana Rendón, ¿Algo qué celebrar? Las comunidades indígenas del Occidente entre la independencia y la revolución, en: Participación indígena…pp. 195-204. El tema de las “élites” tepicenses ha sido bien tratado en: Pedro Luna Jiménez, Negocios y vida cotidiana en Tepic, 1839-1910, Universidad Autónoma de Nayarit, Tepic 2004 y: José Mario Contreras Valdez, La oligarquía en el territorio de Tepic, 1880-1912. Sus negocios y política, (tesis de doctorado), UNAMFacultad de Filosofía y Letras, México 2006. 67 Del reino de Lozada…Participación indígena…p. 149 68 Ib., id. 24 los indígenas juchitecos de Oaxaca y por el otro (los carrancistas) los yaquis de Sonora? Tristemente sólo puede insinuarse que para ambos bandos eran “carne de cañón”, tropa anónima dispuesta al sacrificio. 8.- Evocación de las persecuciones de los primeros cristianos. He dejado hasta este punto—regreso al Libro de Crónicas de la casa del Sagrado Corazón de Tepic—las notas finales del relato de las vicisitudes padecidas, en las que el cronista hizo un símil con el antiquísimo texto que podemos clasificar como filosofía de la historia escrito alrededor de los años 318 y 321 por el poeta cristiano Lactancio llamado De mortibus persecutorum (Sobre las muertes de los perseguidores), 69 en el cual se narran los finales trágicos de las vidas de algunos emperadores romanos que persiguieron a los miembros de la Iglesia: Nerón, Decio, Valeriano, Aureliano, Diocleciano y Maximiano. Vilalta, que sin duda estuvo en contacto con esa literatura durante su formación sacerdotal, pues regresó al ámbito cultural católico durante el siglo XIX, vio las muertes de algunos revolucionarios o, en el caso de Obregón, su mutilación, bajo este ángulo: “[…] Antes de proseguir, a fin de que el prudente lector saque las consecuencias que juzgue oportunas, a fuer de historiadores, consignamos lo siguiente: ‘De los varios personajes que intervinieron en las referidas persecuciones religiosas en Tepic, algunos han padecido lamentables desgracias. Obregón perdió un brazo en Celaya, Aguirre Berlanga participó de la caída de Carranza, Dozal fue fusilado en Mazatlán, Nicolás Silva, después de estar en bartolina ocho días y con centinela de vista, se disparó un tiro de revólver en la boca siendo enterrado como perro, Feliciano Mayorquín fue asesinado por orden de Dozal…” 70 69 Ese documento se encuentra en el entrecruce de la historia, la literatura y la visión providencialista y es paradigmático para comprender la secuencia de escritos acerca de persecuciones a los cristianos a lo largo del tiempo. Su texto completo: Lactantius, De mortibus persecutorum, (ed. Brandt/ Laubmann), Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum, 27/2 Viena 1897. (Puede consultarse en versión electrónica: Monastic Manuscript Project, ad locum). Texto latino y traducción francesa: De la mort des persécuteurs, (ed. Jacques Moureau), 2 vols., Sources Chrétiennes, 39,1/2, Paris 1954 (2a ed. 2006). En español : Sobre la muerte de los perseguidores, (ed. Ramón Teja), Gredos, Madrid 1982. Son muy interesantes los siguientes artículos: Andrés Lagos Valdivia, Lactancio y la historia: algunos aspectos de la historiografía romana presentes en el De mortibus persecutorum, Revista electrónica “Historias del Orbis Terrarum”, 77. Felipe González Vega, Léxico e ideología en el De mortibus persecutorum de Lactancio, página electrónica gredos.usal.es, pp. 199-214. (Consulta: 22 de abril de 2014). 70 H. 34. (Las cursivas se encuentran en el original). Se trata, con excepción de Obregón, de los miembros del tribunal que sentenció al Señor Obispo Segura, al P. Vilalta y a don José María Ruiz por “su defensa desesperada del huertismo.” Por lo que toca a Aguirre Berlanga que por otras fuentes sabemos que estuvo en la misma choza que Carranza en Tlaxcalaltongo, se insinúa cierta participación en la desgracia del Primer Jefe. (Véase la nota 29 del presente escrito). Durante la persecución realizada a partir de la resistencia católica al gobierno de Calles, la Liga Defensora de la Libertad Religiosa distribuyó probablemente en 1927 una hoja suelta impresa por ambos lados en cuyo encabezado se lee: Cómo 25 La noticia de la prisión del Señor Obispo de Tepic se difundió con rapidez y llegó lejos. Así, por ejemplo, la revista publicada en Nueva York por los jesuitas, America, en su número del 25 de julio de 1914, después de comentar la división de los revolucionarios y “[…] los ultrajes a sacerdotes y miembros de órdenes religiosas,” apuntó: “un venerable obispo ha sido forzado a barrer las calles bajo guardia de indios yaquis.” 71 Esta humillante situación, referida a don Andrés Segura, no mencionada en la crónica de los Padres claretianos, era bien conocida en Tepic y circuló como relato oral por mucho tiempo. A los datos de la historia, podemos agregar los de la leyenda. De niño escuché de varias voces en Tepic que Álvaro Obregón llevaba en el dedo anular de la mano que le fue amputada a causa del certero disparo que recibió de parte de las fuerzas de Villa, el anillo del que había despojado en junio de 1914 al obispo tepicense Segura y Domínguez. Conseja, conclusión teologizante posterior o realidad, no es ni será posible afirmarlo ni negarlo. 9.- Rescate del olvido en línea de futuro. Este rescate del olvido nos muestra más que los éxitos y los fracasos bélicos, una situación vivida en un ámbito pequeño dentro del amplio escenario de los años revolucionarios y en él, sobre todo, la fuerza de las convicciones cristianas y el dolor silencioso del pueblo católico. Nos lleva también a reconocer el desgaste que significó para el pueblo mexicano la división en facciones de los revolucionarios y la irracionalidad de la persecución. acaban los perseguidores de Dios y de su Iglesia. Después de mencionar no sólo a personajes de la antigüedad sino también a varios de la reforma protestante, de la revolución francesa y de gobiernos franceses posteriores, llega a México y a su gobierno revolucionario y termina con estas palabras: “[…] Pronto habrán de recibir el merecido castigo los demás, que forman ese grupo de malvados, de tiranos que esclavizan al pueblo, que lo están matando de hambre y que lo vulneran en lo que tiene de más querido: en sus creencias benditas. Que griten como dementes; que se extremezcan [sic] en ataques epilépticos; que amordacen la prensa y que sigan de hinojos impetrando la ayuda de un poder extranjero. Ya es tarde. EL ‘Mane’, ‘Thecel’, ‘Phares’ del festín de Baltasar está ya escrito con caracteres de sangre y fuego sobre las cabezas de esos pigmeos que en su orgullo imbécil han tratado de escalar las cimas de una tristísima celebridad, pisoteando todos los fueros divinos y humanos.” (Esta hoja junto con una gran cantidad de impresos clandestinos me fueron obsequiados el 3 de mayo de 2009 en la Ciudad de México, por el Doctor José Morales Mancera, quien los recibió de su suegra años atrás. Con una serie de periódicos de la Liga llamados “Desde mi sótano” elaboré un artículo: Un peculiar periódico clandestino: “Desde mi sótano”, 1926-1927, Bicentenario (Instituto José María Luis Mora), 2/8 (abril-junio 2010). 71 “Though Villa and Carranza differ on many points, yet they agreed on their policy towards the Church. That is to be persecuted. Outrages against priests and members of religious orders still continue. One venerable bishop is forced to sweep the streets under the guard of Yaqui Indians…” (America. A Catholic Review of the Week, Mexico. The crisis, vol. XI, n. 15, July 25, 1914, p. 340.) 26 Obregón y sobre todo el tribunal militar organizado ad hoc en Tepic, amplificó noticias y comentarios publicados en periódicos de circulación muy limitada y los convirtió en una desesperada defensa del huertismo y trasladó ese pequeñísimo mundo de letras a la categoría de labor antirrevolucionaria. El juicio acerca del objetivo de las publicaciones como intromisión en los asuntos políticos hasta patrocinar y asesorar los periódicos y la culpa atribuida al prelado y a sus colaboradores, exponen tanto la intensidad de los prejuicios como que la exageración en la pena y el ejercicio irreflexivo del poder no conducen a obtener paz y justicia o al menos un “escarmiento” legible por la comunidad, que según algunos comentaristas, había sido el propósito de la famosa ley de enero de 1862. 72 Los prejuicios anticlericales abundaban entre los sonorenses— Obregón en su “Ideario” expresó: “Los tres enemigos principales de México son el militarismo, el clericalismo y el capitalismo” 73 y habría que esperar a Calles--. Éstos no se quedaron en declaraciones, sino que implantaron un estilo persecutorio, que por lo prolongado y persistente sólo pudo ser comparado en la mente de los católicos con las persecuciones de los primeros tiempos cristianos y los de la acción jacobina de la revolución francesa. De ahí que la escritura del libro de crónicas que nos ha servido de fuente principal, ante el desequilibrio entre lo que podría considerarse delito y lo que podría ser considerado pena, abrió paso al sentimiento de impotencia humana y desde ahí, al recurso de la confianza en Dios: a situarse más allá del espacio y del tiempo. No obstante, el escrito tiene un peso político concreto innegable y desborda el carácter de anécdota pasajera: “[…] Establece una especie de sincronía entre la literatura y la vida en el ámbito de un [Estado] cada vez más totalitario, donde la presencia sociopolítica ejercida sobre la creación literaria se impone…en una época de angustia.” 74 72 Es interesante lo que se dice sobre el género literario de Ocho mil kilómetros en campaña: “[…] Más que un relato de sus campañas, es la transcripción literal de los partes oficiales que rindió de los combates y batallas.” (Presentación de la 3ª edición en la página electrónica del FCE. Consulta: 24 de abril de 2014.) “[…] No es un libro de historia, ni puede serlo, porque es un relato unipersonal, como tampoco los documentos que lo acompañan, pero tampoco es una autobiografía…” (Álvaro Matute en el Prólogo a la 3ª edición). 73 De un discurso pronunciado en 1928. Texto completo en: Ocho mil kilómetros, 565-586. 74 Felipe González Vega, Léxico e ideología en el De mortibus persecutorum de Lactancio, p. 200. He puesto la palabra Estado en lugar de imperio, pues el artículo citado se refiere, como es lógico, al Imperio Romano. 27 Esta conmemoración centenaria no está tampoco exenta de peso político. Quiere ser, sin embargo, rescate del olvido de acciones humanas no indiferentes y por consiguiente, ejercicio de purificación de la memoria en línea de futuro. La historia no sólo aporta datos desconocidos que de pronto vienen a la luz para conocer mejor el pasado; es también enseñanza que por medio de la comprensión profundiza y equilibra muchos rasgos de nuestra identidad. 28 APÉNDICE N. 1. Carta del Lic. Pedro Espinosa Monroy al Primer Jefe del Ejército Constitucionalista Venustiano Carranza. 75 Al Primer Jede del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la Nación. México. Pedro Espinosa Monroy, defensor del Ilmo. Señor Don Andrés Segura y Domínguez, Obispo de Tepic y del Padre Don Ramón Vilalta, ante Usted, con todo respeto expone: La Sociedad de Obreros Católicos de esta ciudad, acordó, a principios de este año fundar un periódico que le sirviera de órgano y publicó “El Hogar Católico”. La misma sociedad, deseando que su periódico tuviera libre acceso en todas las familias, solicitó licencia de la Autoridad Eclesiástica para publicarlo y el Señor Obispo Segura y Domínguez la concedió, con la condición expresa de que el periódico no tratara cuestiones de política y que los escritos relativos a la fe y a las costumbres, se sometiera[n] a la previa censura del segundo de mis defensos, nombrado para ejercerla. “El Hogar Católico” fue publicado y la sociedad de obreros de la cual era órgano, creyó conveniente para darle mayor circulación, que se publicaran en él algunas noticias. En consecuencia de ese acuerdo, en algunos números se dieron noticias relativas al movimiento de fuerzas federales en este Territorio; a los triunfos, ciertos o falsos que el Gobierno Federal decía haber obtenido sobre las fuerzas constitucionalistas que lo combatían y se informó de algunos hechos más o menos públicos, que pasaron en esta ciudad. Al triunfo de las fuerzas constitucionalistas en esta plaza, el día primero de junio y por orden del Señor General Don Álvaro Obregón, se redujo a prisión al Ilmo. Señor Obispo Don Andrés Segura y Domínguez y al Padre Don Ramón Vilalta, y se les condujo a la Penitenciaría de esta ciudad, donde se encuentran hasta ahora. 75 Original mecanoscrito. 29 A los pocos días de reducido a prisión los Señores Segura y Domínguez y Vilalta, se les consignó a un juez militar, y en el proceso respectivo, en el cual el subscrito fue nombrado defensor de los procesados, el Agente del Ministerio Público formuló acusación en contra de ellos, estimándolos coautores del delito definido en la fracción 3/a. del artículo 12 de la ley de 25 de enero de 1862, consistente en que en “El Hogar Católico” se publicaron noticias falsas en contra del Gobierno Constitucionalista. El Consejo de Guerra que juzgó a mis defensos, los declaró responsables del delito de que se les acusó y los condenó a sufrir ocho años de prisión. La sentencia pronunciada por ese Consejo no ha sido revisada todavía por quien corresponde, y como estimo altamente perjudicial para mis defensos que se les tenga privados de libertad por un delito que no ha existido y que aun cuando hubiera sido cometido, en su ejecución no tuvieron ninguna participación el Señor Obispo Segura y Domínguez y el Padre Don Ramón Vilalta, no he vacilado, en cumplimiento de mi deber de defensor, en ocurrir, ante Usted, Señor General, para que haciendo uso de las facultades de que se haya investido, haga cesar el padecimiento a que se hallan sometidos mis defensos. Pocas razones me bastarán para demostrar que el procedimiento que se ha seguido en contra de mis honorables defensos carece en lo absoluto de fundamento legal. En primer lugar, “El Hogar Católico” no ha publicado noticias falsas; porque las que en él aparecieron sobre operaciones militares, triunfos de los federales y derrota de los constitucionalistas, no fueron inventadas por los redactores del periódico, sino sólo reproducción de las que aparecían en los periódicos de la Capital y de las que oficialmente se daban a la prensa en la Jefatura Política de este Territorio. Por tanto, si esas noticias eran ciertas o falsas, como no las inventaron los redactores de “El Hogar Católico”, no se les puede tener como delincuentes, porque la falsedad consiste en la mutación de la verdad hecha intencionalmente para causar daño. El recto criterio del elevado funcionario a quien me dirijo me excusa de entrar en mayores explicaciones sobre este punto y paso a examinar la acusación de mis defensos bajo otro aspecto. El Ilmo. Señor Don Andrés Segura y Domínguez y el Padre Don Ramón Vilalta no pueden ser juzgados como coautores del delito que se imputa a los redactores de “El Hogar Católico” por la publicación de las noticias que se califican de falsas. La participación indirecta que el Agente del Ministerio Público atribuye a mis defensos en el delito a que me vengo refiriendo, la hace consistir en que tanto el Señor Obispo como el Padre Vilalta son responsables de lo que publicó “El Hogar Católico”; el primero, por haber concedido licencia para que saliera a luz el periódico y el segundo 30 por haber sido nombrado censor de la publicación. Ahora bien, la licencia eclesiástica se refiere tan solo a los escritos que se relacionan con la fe y las costumbres, conforme al derecho eclesiástico, y el censor no pudo un debió ocuparse de examinar escritos ajenos a las materias dichas. Pero no es eso todo. Los redactores de “El Hogar Católico”, conocedores de sus deberes de periodistas católicos, nunca sometieron a la censura del Padre Vilalta, los párrafos de gacetilla que contienen las noticias estimadas falsas y así lo declaró uno de ellos en el proceso. Lo expuesto basta para patentizar que mis respetables defensos no tuvieron participación ninguna en la publicación de las noticias falsas, por el cual delito se les tiene en prisión hace ya cinco meses. Acompaño a este ocurso los ejemplares de “El Hogar Católico” en que aparecieron las noticias calificadas de falsas y copia de la licencia que el Señor Obispo Segura y Domínguez dio para que se publicara el periódico. Fundado en lo expuesto y en atención a que en las actuales circunstancias que son del todo anormales, solo el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista es el que puede hacer que se imparta justicia a los habitantes del país, atenta y respetuosamente pido a Usted, Señor General, que en atención a la inculpabilidad de mis defensos se sirva ordenar que inmediatamente sean puestos en libertad. Protesto a Usted mi respetuosa consideración. Tepic, Octubre 31 de 1914. Pedro Espinosa Monroy. Rúbrica. 76 APÉNDICE N. 2. Artículos de El Hogar Católico que fueron fuente de controversia. 77 Tomo 1.- Tepic, Domingo 30 de noviembre de 1913.- Núm. 8. “El Hogar Católico” 76 Firma manuscrita. El documento tiene adjunta una hoja con un final alternativo en primera persona del plural, a fin de que fuera firmado por los acusados Monseñor Segura y el Padre Vilalta. De hecho se descartó. Dice: “[…actuales] momentos el único que puede hacer que se imparta justicia a los habitantes de este país, no hemos vacilado en recurrir a Usted para que procediendo con la justificación que todos reconocen, examine el proceso que se nos ha formado y se sirva ordenar que se nos ponga en libertad…” 77 Anexo a la carta del Lic. Espinosa. 31 “Religión y trabajo.” Órgano del Círculo Mutualista de Obreros católicos.Con censura eclesiástica.- Responsable: la Mesa Directiva. 78 El R.P. Director hizo saber a la Corporación que, de acuerdo con los miembros que integran la Mesa Directiva, se había facilitado una parte de los departamentos de este local a los Sres. Ochoa Gutiérrez para establecer su colegio particular y que ayudarán a este Círculo con veinte pesos cada mensualidad, y estando próximo el día en que debemos depositar nuestros botos [sic] para Presidente y Vice-Presidente de la República, hizo ver la obligación que tenemos como ciudadanos de cumplir con ese deber, recomendándonos fijarnos bien en las cualidades que deben concurrir en los candidatos para que sean buenos gobernantes y sepan encarrilar nuevamente a la Patria en el camino de la paz y el progreso, haciendo constar, para no dar lugar a torcidas interpretaciones que él, al hablar de la cualidades que debemos buscar en los candidatos hablaba en términos generales, sin recomendar a determinado candidato.- Se hizo la colecta para los gastos del estandarte, arrojando la suma de $1.73c.- Se dio por terminada la sesión a las 4 y 30 de la misma tarde con las preces de Reglamento y el himno de profesión de fe “Firme la voz.” RELIGIÓN Y TRABAJO.- El Director, Ramón Vilalta C.M.F.- El Presidente, Marcial Gutiérrez.- el Pro-Srio. J. M. Ruiz. ----- Tomo 1.- Tepic, sábado 31 de enero de 1914.- Núm. 12.- “El Hogar Católico” “Religión y trabajo.” Órgano del Círculo Mutualista de Obreros Católicos. Con censura eclesiástica.- Responsable: la Mesa Directiva. Llegada de tropa.- El día 28 del que fina, a las 5 p.m. llegó a ésta el 19 Batallón, formado casi en su totalidad por valientes serranos del estado de Oaxaca. La avanzada o descubierta venía formada por hombres del 13 Cuerpo Irregular al mando del Capitán 1/o. nuestro estimado amigo el Sr. Nicolás G. Ruiz, conduciendo un numeroso convoy de carros, con 6 ametralladoras y abundantes provisiones de guerra.- El personal de Jefes y Oficiales del 19 Batallón es como sigue: Teniente Coronel, Tito Vallejo; Mayor, 78 En el anexo de Espinosa, este artículo se encuentra después del fechado el 31 de enero de 1914. Lo he colocado en el orden cronológico debido. 32 Luis Escobar; Capitán primero ayudante, Efrén Sandoval; Capitanes 1/os., Nicolás G. Ruiz y Ruperto C. Ramírez; Capitán 2/o. Luis Campos; Tenientes, Santiago Mayoral, Luis Payán, Julio Villanueva Montoya. Subtenientes: Manuel Martínez, Luis Escobar, Efrén Jaime, Joaquín Cotaneo, César M. Gil, Manuel Melga [sic], Nicanor Mendicante Cecero e Ignacio J. Granja.- Esta fuerza viene a aumentar considerablemente a los que operan en el Territorio contra las Ordaz [sic, en lugar de hordas] revolucionarias de Buelna, pues parte de ella, con la sección de artillería y ametralladoras se incorporó en Navarrete a la brillante columna que marcha para Santiago bajo las órdenes del Coronel Rodrigo Paliza.- Conocida la pericia militar del Coronel Paliza y [el] valor temerario y disciplina de sus soldados y los valiosos elementos con que está dotada su columna, se espera que de un momento a otro, Santiago sea ocupado por las fuerzas del Gobierno. ----- Tomo 1.- Tepic, martes 31 de marzo de 1914.- Núm. 52.“EL HOGAR CATÓLICO”.- Religión y trabajo.Órgano del Circulo Mutualista de Obreros Católicos.Con censura eclesiástica.- Responsable: La Mesa Directiva. BANQUETE.- El domingo 28 del que fina tuvo lugar en la casa del Señor Tte. Coronel del 22 Batallón, Don Miguel Álvarez, un suculento banquete con que este ameritado militar se sirvió obsequiar al Sr. Gral. D. Domingo Servín y V., actual Jefe Político y de las Armas del Territorio, con motivo de su reciente ascenso.- Una magnífica orquesta dirigida por el Sr. Prof. Celso López estuvo amenizando la simpática fiesta.- Se sentaron a la mesa de honor el Sr. Gral. D. Domingo Servín y V., Tte. Coronel Miguel Álvarez, Tte. Coronel Francisco Pérez G., Mayores José Álvarez, Manuel Solís, Guillermo Servín, Luis Yáñez, Francisco M. Reyna, Francisco Robles y Enrique Ortiz M. Capitanes Leopoldo Barragán y Benito Tenorio; Teniente de Artillería José Martínez Obando; Teniente Alfonso Galindo; Subtenientes Francisco Alegría, C. Álvarez, Adalberto Ortega, Leoncio Parra, Ramón Rivero, Jesús Zárate y Feliciano Guerra; Sr. Dr. Francisco A. Flores, Lic. Salvador Arriola Valadez, J. Cruz Castañeda; Sr. Pagador del 46 Batallón…Sr. Gonzalo D[íaz] del Guante, Guillermo Iffert, José M. Ruiz h[ijo], Nicolás Altamirano, Sebastián Martínez y además todos los oficiales francos del 22, cuyos nombres sentimos no darlos por no habernos sido posible tomarlos.- A la hora del champagne hizo uso de la palabra el Sr. Teniente de Artillería 33 José Martínez Obando congratulándose por los triunfos de las armas nacionales alcanzados en Torreón y por la toma de la plaza de Acaponeta, que significa para el Territorio la paz y la tranquilidad. Felicitó calurosamente al Sr. Gral. Servín por su acertada disposición de la campaña en este Territorio que ha dado por resultado la paz en él, cuya gloria le corresponde. Tuvo hermosos conceptos para el glorioso héroe de la paz, Gral. Porfirio Díaz y del héroe de Torreón, Gral. J. Refugio Velazco a cuyas órdenes ha militado, terminando su fácil y correcta alocución con vivas al ejército y al Gral. Servín.- El Sr. Gral. Servín, emocionado por las frases encomiásticas que le dirigió el Tte. Martínez Obando, puso término a los prolongados aplausos que sellaron a las palabras del orador, con su indicación para contestarle al expresado Teniente, y con la corrección y facilidad que le es peculiar, manifestó que aceptaba y recibía con agradecimiento todas aquellas demostraciones y que sólo no aceptaba el honroso título de héroe, porque no se consideraba acreedor a él, pues que si era cierto que era él el director de las operaciones en el Territorio, el triunfo correspondía de una manera más directa a los valientes Jefes y Oficiales, que con sus queridos “juanes” saben cumplir sus órdenes, terminando su espich [sic] con entusiastas felicitaciones para los soldados y vivas al Presidente de la República. Por demás nos parece decir que a sus palabras siguió una prolongada y entusiasta ovación.- El Tte. Coronel Miguel Álvarez se expresó agradeciendo al Sr. Gral. Servín el honor que le dispensó aceptando aquel banquete que le ofreció en ocasión de su justo y merecido ascenso, agradeciendo también a todos sus demás compañeros de armas y amigos que habían atendido a su invitación. Como patente manifestación del aprecio y cariño que le guardan sus subordinados, al terminar de hablar prorrumpieron en vivas y atronadores aplausos.- Al levantarse de la mesa se registró sin duda alguna la nota más simpática y conmovedora: el Gral. Servín pidió al Tte. Coronel Álvarez le permitiera que todos los soldados que estuvieran allí presentes pasaran a tomar una copa de espumoso moscato con los comensales. Una vez obsequiados los deseos del Sr. Gral. Servín y presentes allí todos los humildes y aguerridos, el Sr. General se dirigió a ellos para felicitarlos por los triunfos obtenidos, por su valor y lealtad, por ser parte integrante de esa gloriosa institución que se llama Ejército Nacional Mexicano, que está siendo actualmente la admiración del orbe entero y que figura como uno de los primeros, si no por su organización, sí por su valor y abnegación. Que jamás pasara por su mente ni la más leve idea de la deserción, porque esto es una cobardía y los soldados son valientes. Que llevaran a sus familias el orgullo de pertenecer al ejército e inculcaran a sus hijos el sagrado amor a la Patria. Al terminar 34 de hablar, tuvo además la deferencia para los soldados, de ir chocando su copa con la de cada uno de ellos. Los soldados solo contestaron con la elocuencia del silencio, y fue tal el regocijo, su gratitud y reconocimiento, que por las tostadas mejillas de aquellos rostros broncíneos rodaron algunas lágrimas. Con este motivo los aplausos, los [sic] vivas y demás demostraciones de regocijo llegaron al estado álgido, conservándose la misma animación hasta las 6 de la tarde, hora en que se despidieron los concurrentes, llevando consigo la más grata impresión. Derrota de los rebeldes en la cima de Huicicila.- El 28 del actual, la columna que salió por el rumbo de Ixtapa al mando del valiente capitán del 22 Batallón, Dordeli, logró dar alcance a la partida de bandoleros que ha estado asolando las haciendas de Ixtapa y El Malinal a inmediaciones del mineral de Huicicila, inflingiéndoles una seria derrota. Los rebeldes en número de 300 se batían con unos veinte soldados del 5/o. Batallón, cuando fueron sorprendidos por la columna del Capitán Dordeli, quien les hizo 38 bajas y les capturó un abundante botín, dispersándolos por completo. De los federales hay que lamentar la muerte del Tte. Rico que murió valientemente y cinco soldados. La muerte de Emiliano Zapata.- Por telegramas de diversas procedencias que se han recibido en ésta, se confirma la muerte del temible bandolero Emiliano Zapata en Ayoxaxtla, absteniéndose en dar detalles porque aún no se conocen pues las noticias todas han sido por la vía telegráfica.- Ya era tiempo que el que por tanto tiempo fue el terror del infortunado estado de Guerrero, por sus crímenes sin precedentes compareciera ante el Supremo Juez, a dar cuenta de su depravada conducta. ______________________________________________________________________ La Paz será un hecho.- Aunque no se ha podido obtener detalles del desastre que sufrieron los villistas al intentar atacar a Torreón, sí se saber que la derrota fue completa dejando en el campo más de 800 muertos y doble número de heridos. Difícilmente se cree que Villa pueda reorganizar su gente, porque está dispersándose completamente desmoralizada. El Gral. Velazco, que constituye una verdadera gloria del ejército, por su valor y pericia militar, estuvo dirigiendo personalmente la artillería que funcionó admirablemente.- Por lo que se ve, la paz que tanto anhelamos será un hecho, pues los triunfos del ejército nacional se suceden de combate en combate y muy pronto, 35 esperamos en Dios, nuestro dignísimo Presidente, el Sr. Gral. Huerta verá realizado el solemne ofrecimiento que hizo a la nación de darle la Paz, cueste lo que cueste. -----