URUGUAY MISIONERO COMPARTE TU FE CAMINA – EDIFICA – CONFIESA 2º SUBSIDIO PARA EL MES DE LAS MISIONES/DOMUND – URUGUAY 2013 CATEQUESIS PARA LAS FAMILIAS MISIONERAS 2º SEMANA DE OCTUBRE ENCUENTRO: EL EDIFICAR EN LA FE DE LAS FAMILIAS MISIONERAS Catequesis: Jesús nos invita a edificar la Fe, de una manera especial, en nuestras vidas. Ambientación: Pequeño altar con una Cruz (grande), una vela e imágenes de familias en distintas situaciones (si es posible que la mayoría sean de momentos de alegría, unión, trabajo, etc.) Colocar un pan grande (puede ser casero), para compartir. Cartel colgado que diga: Edifiquemos a la luz Jesús. Objetivo: Reconocernos como verdaderas PIEDRAS que van edificando día a día la Fe, en nuestras vidas y en la Iglesia, a través del Amor. Motivación: Dar la bienvenida con un canto (“A Edificar la Iglesia”) u otro tema o música de ambientación. Presentación de cada familia (de dónde es, conformación de la familia, actividades diarias, etc.). Lectura del lema, del octubre misionero uruguayo. (todos) Breve introducción al encuentro (explicando el porqué de la reunión) Oración de inicio: Canto misionero: (“El Amor de Dios”). Lectura: Mc 12, 30-31 algunos segundos de silencio. Reflexión Jesús nos da un mandamiento nuevo que nos habla de amar: amar a Dios y a nuestro prójimo, Él lo centra como el mandamiento más importante. Pensemos un poco acerca de qué tipo de amor nos dejó y nos deja Jesús. El vino a nosotros en respuesta a la promesa que Dios hizo a los hombres, en su misericordia, para salvar nuestras vidas y almas: Dios se hizo hombre, en Jesús. Él llega para hacer nueva todas las cosas, con Él estamos llamados, siempre a renacer y ser criaturas nuevas, redimiéndonos del pecado original. La mayor expresión de Amor pleno, se completa con el haber entregado su propia vida, en la cruz, por cada uno de nosotros los seres humanos; no hay mayor definición de Amor que este suceso trascendental para toda la humanidad. Por eso a la hora de hablar de Amor, no nos referimos al sentimentalismo humano, carnal y superficial, sino al amor que supera toda definición humana del mismo: Jesús. Ahora este no es un acto egoísta sino que por lo contrario, este tipo de amor se instaló en la humanidad, para nuestra salvación, por lo tanto tiene que ser compartido con cada hermano/a que tenga hambre y necesite comer, de ese pan partido hacia los demás, que es el amor de Jesús. Momento de compartir y escucharnos (manejar el tiempo) Consigna: Nos tomamos unos segundos para traer a nuestra memoria el momento en que hayamos vivido el amor de Dios en nuestras vidas. Un momento que nos pudo dar muchísima felicidad, ternura, que nos hizo cambiar de opinión o reflexionar sobre algo que era importante, etc. Vamos a tomar el pan que está en el altar preparado y lo vamos a compartir entre todos los presentes de la siguiente manera: Se irá pasando el pan de mano en mano y mientras se va partiendo un pedazo, vamos compartiendo ese momento que hemos recordado. Al finalizar este momento nos daremos cuenta que Dios siempre nos ha demostrado su amor en las formas y maneras más diversas. Finalizamos con un canto alegórico al tema (“No hay mayor amor”). Actividad central: 1º Momento: El Amor Texto extraído de la Carta Encíclica Lumen Fidei – Del Sumo Pontífice Francisco. “…La historia de Jesús es la manifestación plena de la fiabilidad de Dios…”, “… [16.] La mayor prueba de la fiabilidad del amor de Cristo, se encuentra en su muerte por los hombres. Si dar la vida por los amigos es la demostración más grande de amor (…), Jesús ha ofrecido la suya por todos, también por los que eran sus enemigos, para transformar los corazones. Por eso los evangelistas han situado en la hora de la CRUZ el momento culminante de la mirada de fe, porque en esa hora resplandece el amor divino en toda su altura y amplitud. (…) Precisamente en la contemplación de la muerte, la fe se refuerza y recibe una luz resplandeciente, cuando se revela como fe en su AMOR indefectible por nosotros, que es capaz de llegar hasta la muerte para salvarnos…”. Ahora bien, ¿qué significado nosotros la palabra AMOR? tiene para cada uno de Trabajo en grupo: (manejar el tiempo) Tengamos el coraje de cuestionarnos un poco nuestras vivencias, personales y Fliares: ¿Qué es para mí el amor verdadero?, ¿De cuántas personas he recibido amor verdadero? ¿Somos personas que expresan amor en nuestros entornos? 2º Momento: Profundizamos más, acerca del Amor a Dios y al Prójimo Deus Caritas Est – Carta encíclica del S.P. Benedicto XVI sobre el amor cristiano “…Amor a Dios y amor al prójimo...” “…En la historia de AMOR que nos narra la Biblia, Dios sale a nuestro encuentro, trata de atraernos, (lo podemos ver en todo el Ant. Testamento y el Nuevo) (...) El Señor tampoco ha estado ausente en la historia sucesiva de la Iglesia: siempre viene a nuestro encuentro a través de los hombres en los que él se refleja; mediante su Palabra, en los Sacramentos, especialmente la Eucaristía. En la Liturgia de la Iglesia, en su oración, en la comunidad viva de los creyentes, experimentamos el amor de Dios, su presencia. Él nos ha amado primero y nos sigue amando primero, por eso nosotros podemos corresponder también en el amor…” “…Los sentimientos van y vienen. Pueden ser una maravillosa chispa inicial, pero no son la totalidad del amor (…) Es propio de la madurez del amor que abarque todas las potencialidades del hombre e incluya, por así decir, al hombre en su integridad (…) Con las manifestaciones visibles del amor de Dios, puede suscitarse en nosotros: Alegría, voluntad, entendimiento, sentimiento (…) No obstante este es un proceso que siempre está en camino: el amor nunca se da por concluido y completado; se transforma en el transcurso de la vida, madura y precisamente por ello permanece fiel así mismo…” “…La historia entre Dios y el hombre consiste precisamente en que esta comunión de voluntad crece en la comunión del pensamiento y sentimiento, de modo que nuestro querer y la voluntad de Dios coincida cada vez más (...) ya no es para mí extraño que los mandamientos me impones desde afuera, sino que es mi propia voluntad, habiendo experimentado que Dios está más adentro de mí que lo más íntimo mío…” “…De este modo se ve que es posible el amor al prójimo en el sentido enunciado por Jesús. Consiste justamente en que, en Dios y con Dios, amo también a la persona que no me agrada o ni siquiera conozco. Esto sólo puede llevarse a cabo a partir del encuentro íntimo con Dios (…) Entonces aprendo a mirar a esta otra persona no ya sólo con mis ojos y sentimientos, sino desde la perspectiva de Jesucristo. Su amigo es mi amigo. Más allá de la experiencia exterior del otro descubro su anhelo interior de un gesto de amor, de atención (…) Al verlo con los ojos de Cristo, puedo dar al otro mucho más que cosas externas necesarias, puedo ofrecerle la mirada de amor que él necesita. En esto se manifiesta la imprescindible interacción entre amor a Dios y amor al prójimo. Si en mi vida falta completamente el contacto con Dios, podré ver siempre en el prójimo solamente al otro, sin conseguir reconocer en él la imagen divina. Sólo mi disponibilidad para ayudar al prójimo, para manifestarle amor, me hace sensible también ante Dios. Solo el servicio al prójimo abre mis ojos a lo que Dios hace por mí y a lo mucho que me ama. Los Santos – Beata Teresa de Calcuta – han adquirido su capacidad de amar al prójimo de manera siempre renovada gracias al encuentro con el Señor eucarístico y viceversa, este encuentro ha adquirido realismo y profundidad precisamente en su servicio a los demás. Amor a Dios y amor al prójimo son inseparables, son un único mandamiento. Pero ambos viven del amor que viene de Dios, que nos ha amado primero (…) El amor crece a través del amor. El amor es “divino” porque proviene de Dios y a Dios nos une y, mediante este proceso unificador, nos transforma en un Nosotros, que supera nuestras divisiones y nos convierte en una misma cosa, hasta que al final Dios sea, “todo para todos”. Trabajo en grupos: (manejar los tiempos) Reflexionemos acerca del amor que tenemos y damos a nivel personal y Fliar. ¿Cómo me siento que es mi amor, hacia mí ser interior; y hacía los demás? ¿Cómo puedo cambiar mi entorno para que haya armonía y paz, en el amor de Dios? Momento para compartir. Compromisos misioneros: Dar un tiempo para que entre todos, definan el o los compromisos que tendrán a partir de esa semana, de acuerdo a todo lo escuchado, visto y oído. Oración final: Si Dios fuese incapaz de intervenir en el mundo, su amor no sería verdaderamente poderoso, verdaderamente real, y no sería entonces ni siquiera verdadero amor, capaz de cumplir esa felicidad que promete. “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, ya no se trata de un ‘mandamiento’ externo que nos impone lo imposible, sino de una experiencia de amor nacida desde dentro, un amor que por su propia naturaleza ha de ser ulteriormente comunicado a otros. Retomamos las velas, las encendemos y poniéndonos de pie vamos a pensar en aquellas personas que sabemos que necesitan ser amadas, cuidadas, mimadas, porque todavía no han conocido el amor de Dios y tampoco han tenido una experiencia con el Padre, y mientras pedimos a Dios por ellas y por todos nosotros, escuchamos la canción de Hna. Glenda “Las aguas no podrán apagar el amor”; u otro canto alegórico al tema tocado. Rezamos un Padre Nuestro, un Ave María Despedida.