Martes 27. San Juan 8, 21 – 30. En aquel tiempo, les dijo Jesús

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Martes 27. San Juan 8, 21 – 30.
En aquel tiempo, les dijo Jesús: - “Yo me voy. Me buscarán, pero morirán en su pecado. Ustedes no
pueden venir a donde yo voy.”
Los judíos comentaban entre sí: - “Pensará suicidarse y por eso dice: - “Ustedes no pueden venir a
donde yo voy.”
Entonces Jesús declaró: - Ustedes proceden de abajo; yo, en cambio, vengo de arriba. Ustedes
pertenecen a este mundo; yo no. Por eso les dijo que morirán en sus pecados.”
Entonces ellos le preguntaron: - “Pero, ¿Quien eres tú?
Jesús les respondió: - “Precisamente es lo que les estoy diciendo desde el principio: «Tengo muchas
cosas que decir y condenar de ustedes. Pero lo que yo digo al mundo es lo que oí al que me envió y el
dice la verdad.
Ellos sin embargo no cayeron en la cuenta de que les estaba hablando del Padre.
Con este relato lo que hace San Juan es recordar en esencia, quien es Jesús. Jesús es el que viene del
Padre, es el que viene de arriba, mientras que las autoridades judías son de los de abajo, no viene de
Dios, porque no siguen el proyecto de Dios. Jesús no esta sólo porque Él hace lo que le agrada al
Padre, los que no hacen la voluntad del Padre, son los que al final se quedarán solos.
Sepamos abrirnos al Dios de Jesucristo, el que nunca defrauda.
Miércoles 28. San Juan 8, 31 – 42.
En aquel tiempo, dirigiéndose Jesús a los judíos que habían creído en él, dijo: - “Si ustedes
permanecen fieles a mi palabra, ustedes serán verdaderamente mis discípulos, así conocerán la verdad y
la verdad los hará libres.
Ellos le respondieron: - “Nosotros somos descendientes de Abrahán, nunca hemos sido esclavos de
nadie. ¿Qué significa eso de que seremos libres?”.
Jesús les contestó: - “Yo les aseguro que todo el que comente pecado, es esclavo del pecado. Pero el
esclavo no permanece para siempre en la casa, mientras el Hijo sí. Por eso si el Hijo les la la libertad,
serán verdaderamente libres.
Hoy vivimos en ambientes en los que se nos influye con diversidad de criterios que a veces lo que
hacen es justificar un sistema que no necesariamente promueve los valores humanos más
fundamentales. Tenemos el riesgo de que los valores giren en torno a criterios economicistas; esto hace
que se use a las personas para justificar intereses económicos de algunos sectores, se dice que se actúa
para beneficiar a pueblos o a personas, pero en la realidad lo que se busca es justificar un proyecto que
a los primeros que benefician es a estos sectores. Se manipula la información de tal manera que se nos
hace creer que ciertas acciones son para beneficio del mismo país, cuando en realidad lo que busca es
el interés de algún sector en particular. Se nos hace creer que se es libre cuando se adquiere de lo que el
mercado nos ofrece, pero no dicen que cuando nos endeudamos en la realidad es que nos hicimos
esclavos de este.
Cuando Jesús habla de la verdad que nos hace libres, no está entendiendo la verdad como ideas
correctas, sino como acciones coherentes, vivir en la verdad es actuar como se piensa y pensar
conforme a lo que se hace. Cuando hacemos algo, que no va con lo que decimos, por más justificado
que parezca es una mentira. La verdad de Jesús es la transparencia en el actuar, por eso es que Jesús se
define como la misma verdad; Él dice: Yo soy la verdad. Es la verdad, porque el transparenta al Padre;
lo que Él hace y lo que Él dice, revelan lo que es Dios, lo que es el Padre. Vivir de acuerdo a esta
verdad es ser libre.
Que nos adentremos en la profundidad de la verdad de Jesús, que nos hace libres.
Jueves 29. San Juan 8, 51 – 59.
En aquel tiempo, dijo Jesús: - “Yo les aseguro que el que pone en practica mi palabra, no morirá
nunca.
Al oìr esto los judíos le dijeron: - “Ahora nos convencemos plenamente de que estas endemoniado.
Tanto Abrahán, como los profetas murieron; y ahora tú dices: el que pone en practica mi palabra no
experimentará la muerte para siempre. ¿Acaso eres tú más importante que nuestro padra Abrahán?
Tanto él, como los profetas murieron. ¿Por quién te crees?
Jesús respondió: . “Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría; es mi Padre quien me
glorifica, el mismo del que ustedes dicen: “Es nuestro Dios”. En realidad no lo conocen; yo, en cambio
si lo conozco. Y si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco de
veras y pongo en practica sus palabras.”
Experiencia de encuentro es la que nos sugiere el evangelio de hoy. Juan nos recuerda en el evangelio
que hay dos lenguajes que no sintonizan. El lenguaje de lo superficial, que se sustenta solo en
tradiciones sin sentido; y el de Jesús, que se sustenta en la experiencia del encuentro con el Padre. Los
Judíos solo conocen lo que les han contado, lo que han oído de Dios; Jesús desde lo que el mismo le ha
escuchado a su padre.
Se trata este evangelio de una invitación a revisar nuestra relación don Dios. ¿Esta se hace desde lo
que hemos oìdo, desde lo que nos han contado, o desde la experiencia de encuentro intimo con Dios?
La fe que vivimos, ¿es de meras lecturas? O, ¿dé encuentro íntimo con Dios, en el silencio, en la
oración?
Viernes 30. San Juan 10, 31 – 42.
En aquel tiempo, los judíos volvieron a tomar piedras para tirárselas. Jesús les dijo: - “He hecho ante
ustedes muchas obras buena.s por encargo de mi Padre. ¿Por cuál de ellas me quieren apedrear?”
Los judíos les contestaron: - “No es por ninguna obra buena por lo que queremos apedrearte, sino por
haber blasfemado. Pués, tú siendo hombre, te haces Dios.”
Jesús les respondió: - “No está escrito en su ley: «¿Yo les digo a ustedes, son dioses? Pués si la ley
llama dioses a aquellos a quien fue dirigida la palabra de Dios; lo que dice la escritura no puede
ponerse en duda. Entonces, ¿Con qué derecho me acusan de blasfemia sólo por haber dicho «que soy
hijo de Dios, a mí a quien el Padre consagró y envió al mundo?
Si yo no realizo obras iguales a las de mi Padre, no me crean; pero si las realizo, acepten el testimonio
de las mismas, aunque no quieran creer en mí. De esa manera reconocerán que el Padre está en mí y yo
en el Padre.”
El evangelista Juan pone en el tapete un tema clave; el de la coherencia de vida. A Jesús lo vienen
acusando de Blasfemo, porque se ha dado a considerar Hijo de Dios. Pero Jesús hace un viraje en el
tema y coloca el tema de las obras. Pregunta que si ha hecho obras buenas, ¿Por cuál de ellas lo
acusan? Ellos incisten que nos es por las obras, sino por la blasfemia de pretender llamarse Hijo de
Dios. Pero Jesús regresa al tema de las obras, las cuales hablan que el viene de Dios. Invita en ese
sentido a que crean en las obras. Es el tema de la coherencia entre lo que se predica y lo que se vive.
¿Cuantas personas que quieren vivir coherentemente los valores del evangelio son vistas con
desconfianza? Cuantas veces le ponemos más atención a los superficiales, a los que viven el vácilón,
los que no asumen compromisos.
Sábado 31. San Juan 11, 45 – 57.
En aquel tiempo, al ver lo que Jesús había hecho, muchos de los judíos que habían ido a visitar a
María, creyeron el Él. Otros en cambio, fueron a contar a los fariseos lo que Jesús había hecho.
Entonces los jefes de los sacerdotes y los fariseos convocaron a una reunión del Consejo de Ancianos.
Se decían: - “¿Qué hacemos? Este hombre está realizando muchos signos. Si dejamos que siga
actuando así, toda la gente creerá en Él; entonces las autoridades romanas tendrán que intervenir y
destruirán nuestro templo y nuestra nación.
Unos de ellos, llamado Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: - “Están completamente
equivocados. ¿No se dan cuenta que es preferible que muera un solo hombre por el pueblo, a que toda
la nación sea destruída?”
Ya el juicio condenatorio esta definido; Jesús debe morir. La muerte de uno, en sustitución de la de
todos. Jesús ya es presentado como el redentor; este es el sentido de su muerte. Pero también esto nos
lleva a iluminar desde la fe, una realidad que es común en los pueblos, en las naciones. La persecución
de alguíén para evitar que un pueblo se pueda organizar. Se tilda de rebelde a uno, para evitar que el
pueblo entero reclame sus verdaderos derechos. O aun peor, cuando se hace a revés; se crean figuras
enemigas, para justificar la invasión a un pueblo entero, muriendo muchos inocentes; que en la mayoría
de los casos, no mueren por aquel que era el malo, sino para encubrir otros intereses, la mayoría
económicos.
Domingo 1. San Marcos 15, 1 - 39.
En aquel tiempo, muy de madrugada, se reunieron a deliberar, los jefes de los sacerdotes, junto con los
ancianos, los maestros de la ley y todo el consejo de ancianos; luego condujeron a Jesús atado y lo
entregaron a pilato.
Pilato le preguntó:
– ¿Eres tú el rey de los judíos?
Jesús le contestó:
– Tu lo dices.
Los jefes de los sacerdotes lo acusaban de muchas cosas.
Pilato lo interrogó de nuevo diciendo:
– ¿No respondes nada? Mira de cuantas cosas te acusan.
Pero Jesús no respondió nada más, de modo que Pilato se quedó extrañado.
Por la fiesta Pilato les concedía la libertad de un preso, el que pidieran.
Tenía encarcelado a un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un asesinato en una
rebelión.
Cuando llegó la gente, comenzó a pedir lo que solía concederles. Pilato les preguntó: - “¿Quieren que
les suelte al rey de los judíos? Pués sabía que los jefes de los sacerdotes habían entregado a Jesús por
envidia.
Los jefes de los sacertotes incitaron a la gente para que les soltara a Barrabás. Pilato les preguntó otra
vez:
– ¿Y que quieren que haga con el que ustedes llaman rey de los judíos?
Ellos gritaron:
– ¡Crucifícalo!
Pilato les contestó:
– Pues, ¿qué ha hecho de malo?
Pero ellos gritaron aun más fuerte:
– ¡Crucifícalo!
Pilato, entonces queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús para que lo
azotaran y después lo crucificaran.
Con el DOMIMGO DE RAMOS comienza la SEMANA MAYOR. Esta nos propone el camino de
liberación trazado por Jesús, que opta desde el amor del Padre, por todo hombre y toda mujer que sufre
en la historia.
El Papa benedicto XVI, nos ha dejado unas orientaciones para este tiempo de la cuaresma en el que
todavía estamos y que viviremos con más intensidad en estos días de la SEMANA SANTA.
Nos ha dicho: “La Cuaresma nos ofrece una vez más la oportunidad de reflexionar sobre el corazón de
la vida cristiana: la caridad ” Esa que nos invita a volcarnos como Jesús ante la necesidad del otro y
de la otra, para darnos de forma total para levantarlo, para sacarlo del dolor y de la perdida de dignidad,
a la valoración como persona. Es un tiempo para que dejemos el egoísmo y nos volquemos al
compartir, al servicio a los demás, en especial a quien más carencias tiene entre nosotros hoy. Nos ha
recomendado el Papa: “Nunca debemos ser incapaces de «tener misericordia» para con quien sufre;
nuestras cosas y nuestros problemas nunca deben absorver nuestro corazón hasta el punto de hacernos
sordos al grito del pobre. ” Que al iniciar este tiempo especial de reflexión, no dejemos por fuera este
llamado del Papa, y hagamos de la SEMANA MAYOR , una oportunidad para entrar en el camino de la
imitación de Jesús, que se entrega solidarimente por todos.
Lunes 2. San Juan 12, 1 – 11.
Seis días antes de la fiesta judía de la pascua, llegó Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había
resucitado de entre los muertos. Ofrecieron allí una cena en honor de Jesús. María servía y Lázaro era
uno de los que estaban a la mesa con Él.
Entonces María se presentó con un frasco de perfume muy caro, casi medio litro de cardo puro y ungió
con el los pies de Jesús; después los seco con sus cabellos. La casa se llenó con la fragancia del
perfume.
Judas Iscariote, uno de los discípulos, - el que lo iba a traicionar. Protestó diciendo:
– ¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para repartirlo entre los pobres?
Si dijo esto, no fue porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón; como tenía a su cargo la
bolsa del dinero común, robaba de lo que echaban en ella.
Siguiendo con el mensaje del Papa con motivo de la cuaresma del 2012, nos dice que vivimos en un
mundo en el que el egoísmo nos domina de tal manera que nos volvemos indiferentes ante el dolor y la
necesidad de los y las demás. Nos cuesta fijarnos en lo que padece el que sufre, como nos lo recuerda el
evangelio al comparar dos actitudes frente al otro o la otra. La actitud de Jesús, que es compasivo,
cercano, preocupado por la otra persona, por eso es que María lo unge, por ser expresión de
reconocimiento de tanta generosidad, la que al mismo tiempo se hace signo de la muerte en el cruz.
María con esta unción está significando la que recibe un muerto en el día de su sepultura. Es decir, se
esta expresando que la muerte de Jesús, es el resultado de esa entrega radical por los demás. En este
sentido nos dice Benedicto XVI: “La responsabilidad para con el prójimo significa, por tanto, querer
y hacer el bien del otro, deseando que también él se abra a la lógica del bien; interesarse por el
hermano significa abrir los ojos a sus necesidades”. Por eso es que Jesús se dispone a dar la vida en la
cruz, para hacer el bien en favor de los que más sufren.
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