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ARCH SOC ESP OFTALMOL. 2014;89(10):e74–e76
ARCHIVOS DE LA SOCIEDAD
ESPAÑOLA DE OFTALMOLOGÍA
www.elsevier.es/oftalmologia
Sección histórica
El quiasma óptico y su apasionante estudio a
través de veinte siglos
Optic chiasma and its fascinating study over the past 2000 years
V. Correa-Correa a,∗ , J. Avendaño-Méndez-Padilla b , U. García-González b
y S. Romero-Vargas b
a
b
Departamento de Neurocirugía, Hospital de Especialidades, Centro Médico Nacional Siglo XXI, México D.F., México
Departamento de Neurocirugía, Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez, México D.F., México
La palabra «quiasma» proviene del griego «␹´␫␣␴␮␣» (cruce)
cuando Galeno en el siglo II relacionó el quiasma con la
letra «chi» de este alfabeto. Es una estructura compleja cuyo
estudio anatómico ha atraído el interés de muchos destacados de la historia universal, no solo de anatomistas y
médicos sino de arquitectos, filósofos, físicos y matemáticos,
además de investigadores que en nuestros días continúan su
estudio anatómico microscópico y microquirúrgico1 .
Resultados
En los siglos XV y XVI Leonardo da Vinci realizó un estudio
anatómico en el que dibujó los nervios ópticos penetrando el
cráneo en dirección hacia el quiasma, además de una serie
de dibujos de los ojos con relación al sistema visual. Años
después, Andreas Vesalius representó en su obra De corporis
humani fabrica (1553) la vía visual con una proyección ipsilateral del nervio óptico al cerebro (fig. 1): aun cuando él ya veía
y dibujaba el quiasma, no imaginaba ninguna decusación de
fibras a través de él2 . En el siglo XVII, René Descartes consideró en su sistema visual (fig. 2) que la luz que entra en los
ojos formaba imágenes en la retina que se proyectaban a la
glándula pineal y de aquí al sistema muscular, lo cual inducía su contracción y el movimiento de las extremidades hacia
el objeto visto. Descartes ya infería una decusación de fibras,
pero posterior al quiasma y no dentro de él2 .
∗
En Inglaterra, sir Thomas Willis publicó en 1664 que el
nervio óptico se proyectaba al tálamo óptico, así mismo, Christopher Wren diseñador de la catedral de San Pablo, participó
en la elaboración del esquema que utilizó sir Thomas Willis.
Williams Briggs, quien fue uno de los primeros neurooftalmólogos, y era amigo de Isaac Newton, realizó estudios originales
de anatomía y fisiología visual en el año de 1676. Isaac Newton,
en el año de 1704, hizo la primera publicación de una «teoría
de la semidecusación de las fibras del nervio óptico». Chevalier Jean Taylor fue el primero en publicar una ilustración de
la hemidecusación del quiasma en un libro, en el año de 1738
(fig. 3)2 .
En el siglo XIX, Johann Bernhard Aloys von Gudden, desde
1874 a 1879, mapeó y describió las vías, conexiones, origen y
terminación de los nervios ópticos y centros craneales de la vía
visual. La «comisura de Gudden» lleva su nombre en su honor3 .
El principio de la «organización retinotópica» de la vía visual
avanzó a finales del siglo XIX con las investigaciones de Munk
en 1879 y Schafer en 1888, Henschen en 1893 y Wildbrand y
Saenger en 1904. En los albores del siglo XX, Santiago Ramón
y Cajal en 1899 consideró que las fibras que provienen de la
retina se decusan a nivel del quiasma para ir a los elementos
contralaterales. Desafortunadamente, muchos de estos trabajos fueron basados en la suposición, hasta que Röne en 1914
demostró en un espécimen con desmielinización del haz papilomacular que las fibras cruzadas de este haz pasaban a la
porción posterior del quiasma. En 1916, Harry Moss Traquair
Autor para correspondencia.
Correo electrónico: [email protected] (V. Correa-Correa).
0365-6691/$ – see front matter © 2013 Sociedad Española de Oftalmología. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Todos los derechos reservados.
http://dx.doi.org/10.1016/j.oftal.2013.12.003
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Figura 1 – Se muestra un cerebro visto desde su base así
como la anatomía macroscópica del quiasma publicado en
La Fábrica.
describió el concepto «junctional chiasm» que lleva su nombre, en el llamado «síndrome del quiasma óptico anterior» que
hoy en día conocemos. En este mismo año, Traquair y Cope y,
más tarde, Schweinitz en 1923, describieron que el quiasma
no descansa sobre las estructuras ventrales a él, sino que está
separado por la cisterna quiasmática (fig. 4)2 .
Shaeffer en 1924, Bergland en 1968 y Albert L. Rothon en
1997 describieron la relación del quiasma óptico con el tubérculo selar. En 1925 y 1926 Brouwer y Zeeman reportaron que
las fibras de los cuadrantes superiores de la retina se cruzan
en la parte superior del quiasma, ocupando la parte medial
del tracto óptico y que las fibras de los cuadrantes inferiores
cruzan en una posición contraria a las superiores4 .
En 1926, Hermann Wildbrand publicó el trayecto de
las fibras de la «rodilla de Wilbrand» (fig. 5), ratificado
Figura 2 – Sistema visual de Descartes.
Figura 3 – Un esquema de Chevalier Jean Taylor que
presenta la hemidecusación de las fibras del nervio óptico
en el quiasma óptico.
posteriormente por Breen en 1993. Whitnall en 1932 y Hoyt
en 1969 hicieron descripciones métricas del quiasma. Polyak
en 1934 hizo notar que gran parte de la fibras del quiasma
proceden de la mácula y que estas son cruzadas y no cruzadas. Para 1952, Dubois-Poulsen describió la angulación del
quiasma (fig. 4). En 1963 Hyot y Luis arrojaron una descripción más detallada de la gran variedad de lesiones retinianas
experimentales que las realizadas en estudios previos. Kupfer, Chumbley y Downer en 1967 presentaron que la relación
de fibras cruzadas con las no cruzadas es de 53:472 .
Richard Bergland y Bronson S. Ray en 1969 describieron la
irrigación macro y microscópica del quiasma (fig. 6)5 .
En 1984 Sadun et al. elucidaron que la vía retinohipotalámica ayuda a regular el ciclo circadiano. En 1993 Reichardt
y Sretavan sugirieron que la hemidecusación que ocurre
durante la embriogénesis depende de factores de diferenciación celular2 .
Jonathan C. Horton en 1996 afirmó que la «rodilla de
Wilbrand» no es una verdadera estructura anatómica, sino un
artefacto que se desarrolla en los humanos con atrofia óptica
unilateral de larga evolución3 .
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ARCH SOC ESP OFTALMOL. 2014;89(10):e74–e76
8m
15
III
m
4m
mm
m
10 mm
45º
C
D
Figura 4 – Relaciones del nervio y quiasma óptico con las
estructuras selares y el tercer ventrículo. Representa las
dimensiones referidas por Whitnall y Hyot, la angulación
descrita por Dubois-Poulsen y la distancia entre el quiasma
y la base de cráneo que describieron Traquair y Cope y
Schweinitz.
Figura 6 – Esquema de la irrigación microscópica del
quiasma óptico hecho por Bergland y Ray en 1968. Las
lesiones tumorales de la región selar provocan isquemia en
la región central del quiasma, manifestando clínicamente
una hemianopsia bitemporal predominantemente.
padecimientos que afectan al quiasma óptico. El conocimiento de esta comisura hoy día es incompleto: aún quedan
puntos enigmáticos por descubrir; los conocimientos nuevos
que surjan en un futuro seguramente complementarán o
cambiarán los conceptos actuales de esta estructura.
bibliograf í a
Figura 5 – Rodilla de Wilbrand.
Discusión y conclusiones
Por lo anterior, queda manifiesto que, al paso de los años,
se han podido precisar conceptos fisiológicos, anatómicos y
quirúrgicos sobre el quiasma óptico, cuya evolución deben
conocer todos los médicos que atienden a pacientes con
1. Glaser JS. Neuro-ophtalmology. 3rd ed. Philadelphia: Lippincot
Williams and Wilkins; 1999. p. 90.
2. Slamovits TL. Anatomy and Physiology of the optic chiasm.
En: Miller NR, Newman NJ, editors. Walsh and Hoyt’s Clinical
Neuro-Ophthalmology, I. Baltimore: Lippincott Williams and
Wilkins; 1998. p. 85–100.
3. Horton JC. Wildbrand’s knee of the primate optic chiasm is an
artefact of monocular enucleation. Trans Am Ophthalmol Soc.
1997;95:579–609.
4. Kupfer C, Chumbley L, Downer JC. Quantitative histology of
optic nerve, optic tract and lateral geniculate nucleus of man. J
Anat. 1967;101:393–401.
5. Bergland R. The arterial supply of the human optic chiasm. J
Neurosurg. 1969;31:327–34.
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