documento - Universidad de Talca

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Las funciones básicas de la familia, 2ª parte
Atender, responder, ser coherentes
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Los padres deben interpretar correctamente las demandas de los hijos y
atenderlas con prontitud. Para ello es necesario conocer a los hijos, observarlos
atentamente y tener en cuenta como reaccionan cuando se les ofrece una u
otra cosa. La atención, prontitud en la respuesta y la observación de los
resultados permitirán a los padres aprender lo que en realidad quieren y
desean sus hijos. Para ello es necesario tener en cuenta las necesidades
afectivas y sociales de los hijos y no sólo necesidades fisiológicas o físicas.
Además, los padres deben mantener una actitud de escucha en lugar de
prejuzgar lo que necesitan: ellos se van a manifestar de mil formas diferentes y
van a estar de acuerdo si la respuesta de los padres es la adecuada. Los niños,
especialmente los más pequeños, no tienen un concepto del tiempo que les
permita aplazar la respuesta. Necesitan recibir la respuesta pronto para
establecer una relación entre la petición y la respuesta de los padres.
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Los padres deben responder a las peticiones de sus hijos. No basta con percibir
e interpretar bien las demandas, es
necesario responder a ellas porque los
niños así lo necesitan. Si no se responde a
ellas aprenderán que no sirven de nada
sus peticiones y que los adultos no están
disponibles, ni son accesibles, es decir,
que no les sirven para satisfacer sus
necesidades. No es suficiente con que un
niño esté limpio, bien alimentado, tenga
calor y esté sano… tiene necesidades
afectivas. Si éstas no se satisfacen podrán
manifestarse inseguros y tímidos
percibiendo que no tienen capacidad
para influir en los demás.
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Los padres deben ser coherentes en su conducta con el niño. Deben enfrentar
de manera similar situaciones semejantes de forma que los hijos puedan
hacerse una idea segura y estable de la relación con ellos. Los padres
incoherentes, que cambian de conductas arbitrariamente y de forma
imprevisible provocan inseguridad en los y dificultan gravemente las relaciones
porque los niños no saben a qué atenerse. En este sentido es importante que
los padres sean emocionalmente estables y que mantengan códigos de
conducta permanentes en el tiempo.
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¿Y la disciplina?
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Los padres deben recurrir a formas inductivas de disciplina. A medida que los
niños van creciendo para los padres es más fácil explicar por qué se acepta una
petición y, sobre todo, por qué otra es rechazada o se exige una determinada
conducta. Es decir, desde el momento en que los niños comprendan el lenguaje
hablado es conveniente que se le expliquen las razones de las exigencias
sociales establecidas y los rechazos a sus peticiones. Estos son los rasgos
distintivos de la disciplina inductiva:
- Las normas se basan en razones y se acuerdan entre quien
manda y quien tiene que obedecer. En todo caso tienen una
justificación conocida por la autoridad. Por lo tanto se
conocen las razones de las normas, a diferencia de la
disciplina autoritaria.
- Las normas se explican. La autoridad las explica de la forma
más didáctica posible.
- Las razones que se dan intentan poner de manifiesto el
interés de la norma para quien tiene que obedecerla, no para
el que la impone.
- La autoridad está dispuesta a cambiar las normas si hay
buenas razones para ello.
- Quien obedece tiene derecho a discutir las normas y
explicar sus razones. Debe ser escuchado y puede hacer
cambiar de opinión a quien ejerce la autoridad.
- La autoridad y la persona que obedece pueden y deben
apelar a la coherencia, de tal forma que las normas tengan
cierto grado de estabilidad. Esto permite que sean conocidas
y predecibles de manera que no se estén en continua
discusión.
- La autoridad y quien obedece reconocen que, en el caso de
la relación entre padres e hijos menores hay una asimetría
que debe ser respetada. La norma no es el resultado de una
pura negociación: los padres tienen la responsabilidad de
proteger a los hijos y satisfacer sus necesidades. Si después
de todo el proceso de disciplina inductiva no hay consenso,
los padres deben asumir la responsabilidad de
exigir el
cumplimiento de la norma que consideran justa. La disciplina
inductiva reconoce que la relación padres e hijos es
necesariamente asimétrica y que los padres no deben perder
el control, si desean cumplir su función protectora y
educadora.
- El proceso de socialización de las normas se va haciendo
cada vez más autónomo para los niños, ya que van
asimilando las razones de las normas y controlando su
conducta. A lo largo del proceso, los niños deben participar
cada vez más en la elaboración de las normas y las razones
que las justifican o las hacen criticables e, incluso, en
promover cambios.
- Todas las estrategias de la disciplina inductiva están
orientadas a que los niños tengan que dejar de obedecer a
los adultos, construyendo sus propios valores y aprendiendo
a tener conductas coherentes con ellos.
La toma de decisiones y las formas de interacción
- Los padres deben se agentes activos en el sistema familiar y los hijos, en la
medida de sus posibilidades, deben participar en todas las decisiones que los
afectan. Para ello es fundamental que las decisiones sean justas, razonadas,
discutidas y decididas por todos, bajo fórmulas de diálogo y consenso.
- Los padres deben fomentar las interacciones lúdicas e íntimas con los
hijos. Es decir aquellas orientadas a disfrutar de la propia relación y a la
comunicación íntima. Entre ellas suele haber multitud de formas de contacto
sensorial - táctiles, visuales, espaciales, gestuales y verbales -, no formales, que son
decisivas para la formación de vínculos afectivos y las relaciones interpersonales
posteriores. Por lo tanto, estas interacciones deben ser frecuentes y prolongadas.
Acoger en los brazos, acunar, cantar, mirar, tocar, jugar... son actividades
fundamentales que deben hacerse con mucha frecuencia con los hijos.
- Los padres deben servir de modelos de identificación para los hijos. Los
niños observan a sus padres, con especial atención hacia el progenitor de su mismo
sexo, y aprenden numerosas conductas afectivas y sociales de ellos. Ofrecer
modelos atractivos para los niños implica que los padres deban ser alegres y
emocionalmente estables; asertivos socialmente, que sepan expresar y entender
las emociones y las formas básicas de la interacción íntima; deben manifestarse no
sexistas, comunicativos, sociales, solidarios… Un marco así esencial para que los
niños construyan una idea positiva y socialmente eficaz de la forma de ser hombre
o mujer.
- Los padres deben estar bien integrados a la comunidad; conocer los
sistemas de apoyo y, de ser posible, ser ellos mismos miembros activos de los
sistemas de apoyo social. Esto los hace menos vulnerables a posibles dificultades
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familiares y los pone en condiciones óptimas para buscar recursos externos a la
familia cuando los necesiten o cuando deban ofrecerlos a los demás.
Documentos base:
1. EL DESARROLLO SOCIAL Y AFECTIVO EN LOS NIÑOS DE PRIMER CICLO BÁSICO. Tesis, Universidad Mayor, Facultad de
Educación. Por: Mónica A. Álvarez F.; María M. Becerra V.; Fabiola E. Meneses S. Profesor Guía: Bartolomé Yankovic N.,
Santiago, 2004.
2. EL DESARROLLO SOCIAL Y AFECTIVO EN LOS NIÑOS DE SEGUNDO CICLO BÁSICO. Tesis, Universidad Mayor, Facultad de
Educación. Por: Paola Campos M.; Claudia Cancino B.; Paola González R. Prof. Guía: Bartolomé Yankovic N., Santiago, 2004.
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