18-99 - Ministerio Público

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1999
BOLETIN JURISPRUDENCIAL Nº
18
MINISTERIO PUBLICO
Fecha:
De:
Para:
Voto Nº
19 mayo de 1999
UNIDAD DE CAPACITACIÓN Y SUPERVISIÓN (UCS-MP)
Fiscales del Ministerio Público
2743-99 de las 11:33 hrs. del 16 de abril de 1999 de la SALA CONSTITUCIONAL, Corte
Suprema de Justicia. Exp: 98-008392-007-CO-M
TEMA
⇒
LA IMPOSICIÓN DE PENAS DE HASTA 15 AÑOS DE PRISIÓN QUE
ESTABLECE EL ART. 131 LJPJ NO ES DESPROPORCIONAL
⇒
EN CASO DE INCUMPLIMIENTO DE LA ORDEN DE ORIENTACIÓN Y SUPERVISIÓN, SE DEBERÁ CUMPLIR CON LA PRIVATIVA
DE LIBERTAD COMO ULTIMO RECURSO, PREVIO EXAMEN DE
CULPABILIDAD.
SUMARIO
•
No existe desproporcionalidad, porque la sanción privativa de libertad es excepcional; los
montos máximos de penas son mucho menores que en penal de adultos, lo cual implica
un trato diferente a los menores de edad por su especial condición de seres humanos en
desarrollo; además, tal norma solo es aplicable en casos verdaderamente graves, sea los
delitos dolosos que en el caso de mayores tengan señalada como pena, prisión superior a
seis años.
•
Cuando el juez fija en concreto la sanción, debe atender a la proporcionalidad, racionalidad e idoneidad de la medida, de conformidad con los fines de la pena, la personalidad
del imputado, las circunstancias particulares del caso.
•
El Juez puede ordenar la sanción en forma simultánea, sucesiva o alternativa (artículo 123
LJPJ); imponiendo como primera consecuencia por el hecho cometido, una sanción de
privación de libertad, sustituida por una orden de orientación y supervisión o una sanción
socio-educativa y prever que, en caso de incumplimiento, se deberá cumplir con la privatiUNIDAD DE CAPACITACION Y SUPERVISION (UCS-MP)
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va de libertad, como último recurso, previo examen de culpabilidad y proporcionalidad,
que debe hacerse al momento de fijar la pena en sentencia.
•
Si la sentencia no establece expresamente que dado el incumplimiento de la sanción socio-educativa u orden de orientación y supervisión, se ha de proceder al internamiento en
centro especializado, no es posible aplicar este último como sanción, pues se estaría causando una grave indefensión al imputado.
TRANSCRIPCIÓN DEL VOTO EN LO CONDUCENTE:
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA
DE JUSTICIA. SAN JOSÉ, A LAS ONCE HORAS CON TREINTA
Y TRES MINUTOS DEL DIECISÉIS DE ABRIL DE MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y NUEVE.- CONSULTAS JUDICIALES FACULTATIVAS (…)
RESULTANDO:
1.- Por escrito recibido en la Secretaría de
la Sala a las ocho horas del diecinueve de noviembre del año pasado y con fundamento en los
artículos 8, inciso 1), de la Ley Orgánica del Poder Judicial; 2, inciso b); 3, 13, 102 y 104 de la
Ley de la Jurisdicción Constitucional, el despacho consultante solicita a esta Sala que se pronuncie sobre la constitucionalidad del artículo
131 de la Ley de Justicia Penal Juvenil. En primer término, en cuanto dicho artículo tiene una
pena a imponer de hasta quince años de prisión,
pues la Convención sobre los Derechos del Niño
limita a casos muy graves la imposición de la
medida de internamiento. En la Constitución Política, artículos 39 y 40 y en la Declaración de
los Derechos y Deberes del Hombre y del Ciudadano, el principio de proporcionalidad de las
penas o prohibición de exceso constituye un derecho fundamental, base del Estado de Derecho
y del respeto a la dignidad del ser humano. La
posibilidad que crea la norma, de imponer una
sanción de hasta quince años de prisión, excede
de por sí los parámetros de proporcionalidad y
atenta contra la dignidad de la persona menor de
edad, porque imponer una pena de ese monto a
un menor de dieciocho años es negar prácticamente su potencial desarrollo y aislarlo de la sociedad. En segundo término consulta la norma en
cuanto autoriza la imposición del internamiento
ante el incumplimiento de sanciones de otra na-
turaleza, menos graves, pues ni la Convención
sobre los Derechos del Niño ni las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de Justicia contemplan la posibilidad del internamiento por el incumplimiento de otras sanciones menos graves. Si se interpreta que ante el
incumplimiento de cualquier medida que no sea
el internamiento, procede la imposición del
mismo, salvo tratándose de contravenciones para
las que el mismo numeral 131 establece la improcedencia, se produce un mecanismo legal
mediante el cual se autoriza la imposición de la
medida más grave a imponer ante hechos que no
son graves y por factores ajenos al hecho sancionado. El numeral 122 expresamente establece
que la pena que se imponga debe ser proporcional, racional e idónea y en esa medida la conversión de la medida necesariamente se torna, en
sentido contrario, en desproporcional e irracional; pues si la sanción proporcional y racional
era la sanción socioeducativa o la orden de
orientación y supervisión, en el momento en que
por un incumplimiento se cambia por un internamiento, esta sanción necesariamente será como se anotó, desproporcional e irracional en relación al hecho cometido. Al individualizar la
pena el juez sentenciador atiende a la culpabilidad por el hecho cometido y a la gravedad del
mismo, de manera que si se impone posteriormente la sanción por el incumplimiento de la
medida, la pena a descontar ya no tiene relación
con el hecho y grado de culpa, sino con un factor
ajeno incluso a la situación misma que es sancionada. El derecho penal se ampara en la culpabilidad del hecho y las penas a imponer se deben
establecer únicamente en función del principio
de culpabilidad. Los escritos presentados con re-
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lación a las otras consultas acumuladas son literalmente iguales por lo que se omite describir su
contenido.2.- Mediante auto de las catorce horas
treinta y siete minutos del dieciséis de diciembre
del año pasado se dio curso a las consultas y
confirió audiencia a la Procuraduría General de
la República.3.- Con memorial de folios 26 a 42 la Procuraduría General de la República contesta la
audiencia otorgada, al indicar que el principio de
proporcionalidad se comporta como un límite a
la función represiva del Estado, pretendiéndose a
través suyo el equilibrio entre los intereses públicos y los particulares; en ese sentido, actúa
como un contralor del exceso de la intervención
estatal. La proporcionalidad debe verse constituida por tres elementos básicos: la idoneidad, la
necesidad y la proporcionalidad en sí misma. La
normativa es idónea si logra los fines propuestos,
es necesaria si la intervención estatal que prevé
es la estrictamente requerida y causa la menor
afectación a los derechos fundamentales de los
ciudadanos y por último, es proporcional si la
afectación a los intereses particulares observa la
proporcionalidad y razonabilidad en relación al
interés estatal que resguarda. Las normas deben
en general, y con más razón en cuanto a la imposición y determinación de las penas, obedecer al
principio de proporcionalidad. La sanción impuesta en los casos concretos depende de una
demostración previa de culpabilidad y debe de
determinarse en forma proporcional al grado de
culpabilidad. De ahí que toda sentencia debe tener una fundamentación adecuada que justifique
la imposición de la pena. El artículo 131 inciso
b) faculta al juzgador para aplicar la sanción de
internamiento en un centro especializado ante el
incumplimiento injustificado de una de las sanciones socio-educativas o las órdenes de orientación y supervisión impuestas al menor infractor.
Es decir, se trata de una pena que se impone por
otra circunstancia, y no como es debido, derivada de la culpabilidad. Debe descartarse la posibilidad de considerar que la pena de internamiento
es una pena alternativa o subsidiaria. Dicho tipo
de penas son aquellas que están anteriormente fi-
jadas por el legislador, quedando a discreción del
juzgador la imposición de alguna de ellas, previa
demostración de culpabilidad. La Sala Constitucional en sentencia número 01054-94 señaló que
la pena debe imponerse conforme a la culpabilidad del autor, la antijuridicidad del hecho y la
naturaleza del bien protegido, y en caso de que
no fuera así resultaría violatoria de la Constitución Política. El inciso b) de la norma en cuestión resulta violatorio de la Constitución Política,
al vulnerar el principio de culpabilidad y el de
proporcionalidad de penas. La Convención de
los Derechos del Niño establece en su artículo 40
que se dispondrá de diversas medidas, tales como el cuidado, las órdenes de orientación y supervisión, el asesoramiento, la libertad vigilada,
la colocación familiar, los programas de enseñanza y formación profesional, así como otras
posibilidades alternativas a la internación en instituciones, para asegurar que los niños sean tratados de manera apropiada para su bienestar y
que guarde proporción tanto con sus circunstancias como con la infracción. De manera que la
violación es clara por haber sido demostrada la
desproporcionalidad que implica la imposición
del internamiento respecto de una conducta a la
cual no le corresponde dicha sanción. Con relación al monto de las penas señala que el legislador al momento de determinar los montos de las
penas correspondientes a cada una de las conductas tipificadas utiliza criterios de política
criminal, los cuales no obstante que siempre se
ha dicho evaden el control de constitucionalidad,
no escapan al contralor del principio de proporcionalidad. El cuestionamiento de constitucionalidad proviene de la obligación de quien legisla
de emitir normas por medio de las cuales se logren los fines propuestos de una forma en que se
lesione lo menos posible y sólo en lo estrictamente necesario los derechos fundamentales, así
como la existencia de una correspondencia entre
la lesión de los intereses particulares y los estatales. La Ley de Justicia Penal Juvenil en general
está dirigida a la reinserción de los menores infractores a la sociedad como personas provechosas, definiéndose como uno de los fines teleológicos de la normativa bajo estudio. En cuanto a
las sanciones existe una diferencia bastante marcada entre las previstas para los menores de edad
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respecto a las de los adultos, lo cual se debe a la
especialidad del sector de la población al que
van dirigidas, que por sus características particulares hace que la reinserción a la sociedad se
convierta en un objetivo de primer orden. Se
puede apreciar entonces que la mayoría de las
sanciones tienden al cumplimiento del fin antes
anotado, con la excepción de la pena de internamiento, la cual como lo señala el mismo artículo
cuestionado, tiene un carácter excepcional. Otro
aspecto que denota los fines de la legislación penal para menores, resulta ser la aplicación preferente de las sanciones socio-educativas y las órdenes de orientación y supervisión, respecto de
las sanciones privativas de libertad. El artículo
37 de la Convención de los Derechos del Niño
establece que la prisión de un niño se llevará a
cabo de conformidad con la ley y se utilizará tan
sólo como medida de último recurso y durante el
período más breve que proceda. En el mismo
sentido indican las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de la Justicia de Menores, más comúnmente conocidas
como Reglas de Beijing que en su numeral 17
señalan que las restricciones a la libertad personal del menor se impondrán sólo tras cuidadosos
estudios y se reducirán al mínimo posible. De
manera que la pena de internamiento debe ser
utilizada conforme a los mandatos establecidos
en instrumentos internacionales, como último recurso, y sólo en los casos que lo requiera la gravedad de los hechos. Además, su duración debe
ser la menor posible dentro del sistema jurídico.
Obviamente, el plazo de diez a quince años que
como límite de duración prescribe el artículo
131, para el caso de la imposición de la pena de
internamiento no se asemeja ni por asomo al
"...período más breve que proceda" según lo ordena la parte final del inciso b) del artículo 37 de
la Convención de los Derechos del Niño. Lo anterior denota tanto el incumplimiento a la normativa internacional de la materia en cuestión como
una flagrante transgresión al principio de proporcionalidad. En cuanto a la necesidad de limitar un derecho tan preciado como la libertad en
los términos que permite el artículo cuestionado,
el Órgano Asesor considera que la intervención
estatal es excesiva, ya que no se requieren penas
de internamiento tan prolongadas para lograr los
fines estatales, máxime que el sistema permite la
procedencia de penas de inferior duración. Demostrada la inidoneidad y siendo innecesaria
como se expresó la determinación de penas de
internamiento tan gravosas, se debe concluir que
las penas previstas en el artículo 131 son desproporcionadas y por ende violatorias de la Constitución Política e instrumentos de derechos
humanos suscritos por Costa Rica. En síntesis,
considera que el artículo cuestionado es inconstitucional en los términos de la consulta al contravenir los principios de proporcionalidad y culpabilidad contenidos en la Constitución.4.- La representante del Ministerio Público
que se apersonó a los autos señala que con relación a la sanción de internamiento debe tenerse
presente que la ley impone al juzgador la obligación de considerar, antes de aplicarla, la posibilidad de fijar una sanción menos drástica, además
de la facultad de otorgar la ejecución condicional
de la sanción. Desde el punto de vista estructural
las sanciones enumeradas en la Ley de Justicia
Penal Juvenil no establecen una gradación que
permita establecer cuáles sanciones son principales y cuáles alternativas, ni cuáles podrían ser
sustitutivas. Al no existir esa clasificación no
queda claro con qué parámetros el juez de sentencia puede establecer una pena privativa de libertad en caso de incumplimiento de las sanciones socioeducativas o las órdenes de orientación
y supervisión como lo exige el propio artículo
131 de la Ley de Justicia Penal Juvenil. Esto implica que el Fiscal si lo considera procedente a la
luz de la prueba recibida en juicio debe solicitar
primero una sanción privativa de libertad y luego
pedir una alternativa o la sustitutiva, entiéndase
por tal una o varias sanciones socioeducativas y
órdenes de orientación y supervisión. En caso de
incumplimiento de la alternativa deberá descontar la principal, o sea, la pena impuesta. De ese
modo no se vulneraría el principio de no reformatio in peius. Considera que no puede solicitarse a la inversa, esto es, primero la alternativa y
luego la privativa de libertad, ya que se afectaría
gravemente el principio de proporcionalidad de
la sanción. Sin embargo, al no contemplar ninguna de las normas dicha clasificación se podría
considerar que el Juez que acoja la solicitud del
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fiscal estaría violando el principio de legalidad y
el debido proceso. Estima que además de una
clasificación de las penas en principales y alternativas o sustitutivas debe especificarse cuáles
son aplicables en caso de contravenciones, pues
de lo contrario se vulneraría el principio de legalidad y el de proporcionalidad, ya que igual sanción se podría imponer a un hecho que constituya delito, donde el juicio de reproche es mayor.5.- En el procedimiento se cumplió con las
formalidades establecidas por ley.Redacta el Magistrado Mora Mora; y,
CONSIDERANDO:
(…) II.- Duración de la pena privativa
de libertad en la Ley de Justicia Penal Juvenil: La autoridad consultante señala que duda de
la constitucionalidad del artículo 131 de la Ley
de Justicia Penal Juvenil en cuanto establece
como máximo de duración de la sanción de internamiento en centro especializado el período
de quince años para menores cuyas edades oscilen entre los quince y los dieciocho años de edad
y de diez años para aquellos que tengan entre
doce y quince años, por estimar que eventualmente podría violar los parámetros de proporcionalidad, así como lo dispuesto en la Convención sobre los Derechos del Niño, artículo 37 inciso b) que señala que la prisión se utilizará tan
sólo como medida de último recurso y durante el
período más breve que proceda. Considera que la
posibilidad de imponer una pena hasta en ese
tanto atenta contra la dignidad de la persona menor de edad porque es negar prácticamente su
potencial desarrollo e implica aislarlo de la sociedad. Para la Procuraduría General de la República el máximo previsto para la sanción de internamiento incumple la normativa internacional
y viola el principio de proporcionalidad pues no
resulta idóneo respecto a los fines propuestos en
materia penal, porque no procuran la reinserción
del menor a la sociedad productiva. Afirma que
el legislador al momento de determinar los montos de las penas correspondientes a cada una de
las conductas tipificadas utiliza criterios de política criminal. Estos criterios, pese a que siempre
se ha dicho que evaden el control de constitucionalidad, no escapan al contralor del principio de
proporcionalidad. Señala la Procuraduría en su
informe que el cuestionamiento de constitucionalidad proviene de la obligación de quien legisla
de emitir normas por medio de las cuales se logren los fines propuestos de una forma en que se
lesione lo menos posible y sólo en lo estrictamente necesario, los derechos fundamentales, así
como la existencia de una correspondencia entre
la lesión de los intereses particulares y estatales.
La Ley de Justicia Penal Juvenil se enmarca dentro de una línea de política criminal que concibe a los sujetos menores de edad como personas
plenas a quienes corresponden todas las garantías de los adultos más las garantías específicas
que atienden a su particular condición de ser
humano en crecimiento. Se abandona así la doctrina de la situación irregular y se opta por la
doctrina de la protección integral. El diseño de
las consecuencias jurídicas por la comisión de un
delito contenido en la Ley de Justicia Penal Juvenil establece sanciones diferentes de la privación de libertad, tales como las sanciones socioeducativas y las órdenes de orientación y supervisión. La privación de libertad se prevé como
una sanción de carácter excepcional (artículo
131 de la Ley citada) de ahí que el juez se encuentra obligado a sustituir esa sanción por una
menos drástica cuando sea conveniente. En caso
de que sea necesario recurrir a una reacción estatal coactiva, la centralidad la ocupan las sanciones que no implican privación de libertad. Se establece en la Ley que la ejecución de las sanciones deberá fijar y fomentar las acciones sociales
necesarias que le permitan al menor de edad,
sometido a algún tipo de sanción, su permanente
desarrollo personal, la reinserción en su familia y
la sociedad, así como el desarrollo de sus capacidades (véanse los artículos 121, 131 y 133 de
la Ley de Justicia Penal Juvenil). Efectivamente,
el 131 inciso a) de dicha Ley señala que el internamiento en centro especializado tiene como
máximos diez y quince años de prisión, según se
trate de menores o mayores de quince años de
edad. Considera esta Sala que la fijación de la
duración de la sanción es un aspecto propio de
política criminal que el legislador ha de determinar de acuerdo con los fines de la pena y los
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principios que rigen el derecho represivo de menores, dentro del contexto de una sociedad democrática. No obstante, ello no significa que se
encuentra exento del control de constitucionalidad, como bien señala la Procuraduría en su informe, si se observa alguna desproporcionalidad,
la misma ha de declararse. Desde ese punto de
vista, se estima que esta última no existe. Primero, porque la sanción privativa de libertad está
prevista como una medida de carácter excepcional, como el último recurso al que debe acudir el
juez, segundo porque los montos máximos de
penas son mucho menores que los establecidos
en la legislación penal de adultos, lo cual implica
que el legislador le dio un trato diferente a los
menores de edad por su especial condición de seres humanos en desarrollo y tercero porque sólo
es aplicable en casos verdaderamente graves, sea
los delitos dolosos que en el caso de mayores
tengan señalada como pena, prisión superior a
seis años. En todo caso, cuando el juez fija en
concreto la sanción, dentro del caso sometido a
su conocimiento, debe atender a la proporcionalidad, racionalidad e idoneidad de la medida a
imponer, de conformidad con los fines de la pena, la personalidad del imputado, las circunstancias particulares del caso, etc. De manera que,
considerando lo anterior, no resultan inconstitucionales los parámetros de la pena privativa de
libertad establecidos en el artículo 131 de la Ley
de Justicia Penal Juvenil.III.- Internamiento en centro especializado por incumplimiento de sanciones socioeducativas u órdenes de orientación y supervisión: Se consulta el artículo 131 inciso b) de la
Ley de Justicia Penal Juvenil en cuanto autoriza
la imposición del internamiento en centro especializado ante el incumplimiento de sanciones de
otra naturaleza, menos graves. Señala el juez
consultante que ni la Convención sobre los Derechos del Niño, ni las Reglas Mínimas de las
Naciones Unidas para la Administración de Justicia, contemplan la posibilidad del internamiento dado el incumplimiento de otras sanciones
menos graves. Si se interpreta que ante el incumplimiento de cualquier medida que no sea el
internamiento, procede la imposición del mismo
(salvo tratándose de contravenciones para las
que el mismo numeral 131 establece la improcedencia), se produce un mecanismo legal mediante el cual se autoriza la imposición de la medida
más grave a imponer ante hechos que no son
graves y por factores ajenos al hecho sancionado. Estima que el numeral 122 de la Ley expresamente establece que la pena que se imponga
debe ser proporcional, racional e idónea y en esa
medida la conversión de la medida necesariamente se torna, en sentido contrario, en desproporcional e irracional; pues si la sanción proporcional y racional era la sanción socioeducativa o
la orden de orientación y supervisión, en el momento en que por un incumplimiento se cambia
por un internamiento, esta sanción necesariamente será desproporcional e irracional en relación al hecho cometido. Afirma que al individualizar la pena el juez sentenciador atiende a la
culpabilidad por el hecho cometido y a la gravedad del mismo, de manera que si se impone posteriormente la sanción por el incumplimiento de
la medida, la pena a descontar ya no tiene relación con el hecho y grado de culpa, sino con un
factor ajeno incluso a la situación misma que es
sancionada. El derecho penal se ampara en la
culpabilidad del hecho y las penas a imponer se
deben establecer únicamente en función del
principio de culpabilidad. Analizando lo señalado por la autoridad consultante, considera esta
Sala que el inciso b) del artículo 131 de la Ley
de Justicia Penal Juvenil no es inconstitucional
en sí mismo por lo que seguidamente se expone.
Dicha norma señala:
"La sanción de internamiento es una privación de libertad de carácter excepcional. Puede ser aplicada sólo en los siguientes casos:
a)...
b) Cuando haya incumplido injustificadamente las sanciones socioeducativas o
las órdenes de orientación y supervisión
impuestas."
En primer término, debe decirse que el
régimen de sanciones alternativas a la prisión
que contiene la Ley de Justicia Penal Juvenil,
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atiende al interés superior del menor, a su consideración como ser humano en desarrollo al que
debe aplicársele la medida de internamiento sólo
como último recurso y por el período de tiempo
más breve que proceda, considerando los efectos
tan nocivos que el encierro puede ocasionar en
su personalidad en formación. Desde esa perspectiva la promulgación de dicha Ley constituye
un claro avance de política criminal garantista,
pues otorga al juez un abanico de posibilidades
que le permiten una búsqueda más justa y eficiente de la solución del conflicto humano subyacente. El Juez puede ordenar la aplicación de
las sanciones previstas en la Ley en forma simultánea, sucesiva o alternativa (artículo 123 de la
Ley); de ahí que perfectamente se puede imponer
como primera consecuencia por el hecho cometido, una sanción de privación de libertad, sustituida por una orden de orientación y supervisión
o una sanción socio-educativa y preverse, que en
caso de incumplimiento, se deberá cumplir con
la pena privativa de libertad, como último recurso, atendiendo por supuesto a un examen de culpabilidad y proporcionalidad, que debe hacerse
al momento de fijar la pena en sentencia. Claro
está, que la sentencia debe contener una fundamentación adecuada y suficiente de la fijación de
la pena, estableciendo el por qué del monto señalado, su necesidad para lo fines establecidos en
la Ley de Justicia Penal Juvenil, según los parámetros del artículo 122 de esa Ley, esto es, debe
señalarse en cada caso por qué se considera adecuado imponer esa sanción de acuerdo a las condiciones personales del autor del hecho, la gravedad de éste, la proporcionalidad, racionalidad
e idoneidad de la medida, etc. En caso de que en
la sentencia no se establezca expresamente que
dado el incumplimiento de la sanción socioeducativa u orden de orientación y supervisión,
se ha de proceder al internamiento en centro especializado, no es posible aplicar este último
como sanción, pues se estaría causando una grave indefensión al imputado y como bien lo apunta el juez consultante, en ese caso la sanción de
restricción a la libertad, se aplicaría por el incumplimiento de otra medida y no propiamente
por el hecho cometido, sin relación de culpabilidad con este, razones por las que resulta inconstitucional. Entendida, la norma cuestionada en la
forma señalada no causa violación alguna al
principio de culpabilidad, pues la pena privativa
de libertad no se impone como sanción por incumplir la medida principal, sino como consecuencia o respuesta por el hecho cometido, su
efectivo cumplimiento no se da en virtud de la
conversión que de ella se hace, para posibilitar
de una mejor forma la reinsersión social del menor y según las exigencias del artículo 131 inciso
a), pero en caso de incumplimiento de la medida
sustitutiva se debe disponer el cumplimiento de
la restrictiva de prisión (artículo 123), pues sólo
de esa forma se logra el cometido de política
criminal que el legislador se propuso con la
promulgación de la Ley en comentario. El principio de culpabilidad lo que implica es que no se
puede castigar al que actúa sin culpa y la pena no
puede pasar la medida de la culpabilidad, principio que con la interpretación que se da a la norma consultada se cumple. La proporcionalidad
por su parte es un instrumento para restringir las
sanciones punitivas y ello se logra cumpliendo
con las exigencias establecidas en los artículos
122 y 123 ejúsdem. Ninguno de esos principios
resulta lesionado con la norma cuestionada. En
virtud de lo expuesto, se evacua la consulta formulada en el sentido de que el artículo 131 de la
Ley de Justicia Penal Juvenil no resulta inconstitucional.IV.- Es de reconocer que la consulta se
encuentra claramente influida por la práctica judicial motivada en una incorrecta interpretación
del artículo 131 de la Ley de Justicia Penal Juvenil, que estima que el inciso a) no permite en
ningún caso imponer como pena la prisión por
plazo inferior a seis años, cuando esa norma en
cada uno de sus incisos dispone sobre una situación diferente y por ello el inciso siguiente puede
aplicarse para casos en que la pena de prisión sea
inferior a la señalada en el inciso primeramentre
citado. Es con base a lo reglado en el inciso b)
que se posibilita la solución aceptada por esta
Sala, según lo considerado en el aparte III de esta sentencia, tesis que permite armonizar la respuesta sancionatoria, con otras normas que regulan la imposición de las sanciones a los menores
de edad, según lo dispuesto en la Ley en comentario.UNIDAD DE CAPACITACION Y SUPERVISION (UCS-MP)
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POR TANTO:
Se evacua la consulta formulada en el sentido de que el artículo 131 de la Ley de Justicia
Penal Juvenil no resulta inconstitucional. Luis
Paulino Mora M., Presidente, R. E. Piza E,
Luis Fernando Solano C., Eduardo Sancho
G., Ana Virginia Calzada M., Adrián Vargas
B., Gilbert Armijo S.
1. EL TEXTO DEL VOTO HA SIDO TOMADO
2.
3.
4.
LITERALMENTE DEL DISCO QUE PROPORCIONA LA SALA O EL TRIBUNAL,
POR LO CUAL LA PRESENTE REPRODUCCIÓN ES FIEL A SU ORIGINAL.
EL SIGNO (…) IDENTIFICA LOS SECTORES SUPRIMIDOS DEL VOTO, EN RAZÓN
DE NO TENER INTERÉS PARA EL TEMA
DESCRIPTOR.
LOS DESTACADOS (SUBRAYADOS, NEGRITAS O CURSIVAS) SON PROPIOS DEL
ORIGINAL, EXCEPTO CUANDO SE INDIQUE LO CONTRARIO.
EL SUMARIO ES UN APORTE DE LA UNIDAD DE CAPACITACIÓN. NO ES PARTE
DEL VOTO.
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