RESUMEN PROYECTO DE LEY DOSIS PERSONAL OBJETIVO DE

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RESUMEN PROYECTO DE LEY DOSIS PERSONAL
OBJETIVO DE LA LEY: Modificar el artículo 49 de la Constitución Política para
permitir el porte y consumo de la dosis minima o dosis personal de sustancias
estupefacientes o sicotrópicas.
Cuales son las modificaciones que hace?
Permite que se clarifiquen las medidas en torno al porte y consumo de
dosis mínimas de sustancias estupefacientes o sicotrópicas.
Cambia la concepción y se pasa de la noción de adicto a persona dependiente.
Lo que implica que los esfuerzos y la atención del Estado no se limitarán a
quienes tienen niveles de dependencia severa (conocidos como adictos), sino
también a toda persona dependiente y su familia con un fuerte enfoque de
salud mental, tema de gran importancia para nosotros.
De igual manera el proyecto supone un cambio en la manera como se enfrenta
el problema de la droga ya que se deja de perseguir el consumo y, por lo
menos hasta que no haya un debate amplio sobre la total legalización de la
droga, permite centrar todos los esfuerzos de persecución en la oferta.
Por otra parte, establece que la prioridad del Estado colombiano en términos
del consumo será la prevención, la educación y la información a toda la
sociedad y por supuesto la atención integral, física y mental para quienes son
dependientes y sus familias.
Nuestro proyecto tiene un fuerte enfoque hacia las personas dependientes, sin
embargo no hace mucha claridad acerca de las acciones de prevención,
educación y atención al fenómeno del consumidor recreativo. A pesar de esto
se infiere que permitiendo el porte y consumo de dosis mínima, se incluye a
este grupo poblacional por lo menos en lo atinente a la protección de su
derecho al libre desarrollo de la personalidad.
Principales argumentos
Durante décadas Colombia ha enfrentado el problema del consumo de drogas
desde la óptica de la estigmatización y la persecución. Si bien en 1994 se
avanzó en la despenalización de la dosis mínima gracias a la sentencia c-221
de la Corte Constitucional, en el año 2009 volvimos a prohibir el porte y
consumo de sustancias estupefacientes y sicotrópicas.
Ya dos años después de ese regreso a la criminalización, hemos visto
claramente la ineficacia de de las medidas restrictivas. A pesar de que no
existen estadísticas amplias y periódicas sobre el consumo, varios estudios han
mostrado como este fenómeno va en aumento en el país. Por ejemplo un
estudio de la Universidad de los Andes de 2010 basado en las encuestas que
realizó la Dirección Nacional de Estupefacientes mostró que en Colombia se ha
presentado un aumento del consumo en los últimos 15 años, llegando a un 8%
de población consumidora en 20081.
Otro estudio de la facultad de Medicina de la Universidad Pontificia Bolivariana,
mostró como en ciudades como Medellín, el consumo está iniciando a los 14
años y por lo menos un 10% de los jóvenes está consumiendo drogas de
manera habitual o recreativa 2.
Cabe mencionar que esta dinámica de crecimiento del consumo -no sólo de las
drogas que podríamos llamar tradicionales sino de las sintéticas- se esta dando
a pesar de una reducción en la producción y los cultivos de coca en Colombia.
En su informe del 2010, la ONU reveló que por primera vez el país no lideraba
el ranking de cultivos de coca y hubo una disminución de 68 mil a 57 mil
hectáreas.
Pero también estamos viendo cómo a pesar de la reducción de cultivos, el
precio no aumenta, al contrario según la ONU “El precio de la cocaína ha caído
a nivel mundial a pesar de la política prohibicionista y punitiva que buscaba
precisamente lo contario, ejemplo de esto que al inicio de los ochenta un gramo
de cocaína en Estados Unidos valía 800 dólares y ahora solo 100”. Entonces
esto es un indicio de que la política antidroga no sólo en Colombia, sino a nivel
mundial está fallando.
Por esto es necesario que el Estado empiece a plantearse una nueva forma de
afrontar el problema del consumo y la despenalización de la dosis es un
camino que garantiza derechos consagrados constitucionalmente como el del
desarrollo de la libre personalidad. De igual forma es necesario abordar el
consumo desde estrategias informativas y pedagógicas que permitan a los
ciudadanos tomar una decisión consiente e informada sobre si consumir o no y
las consecuencias personales y sociales de au decisión.
Ya la Corte Constitucional ha advertido que no podemos imponer modelos de
perfección o maneras de pensar desde las leyes. El Estado no debe asumir
posiciones paternalistas o perfeccionistas frente a los ciudadanos y socavar su
libertad de elección y el derecho al libre desarrollo de la personalidad, el cual
permite decidir autónomamente sobre los asuntos de la vida personal ya sea
para construir o destruir.
Acerca del actual limbo jurídico en materia de dosis minima.
Con la aprobación del Acto legislativo 2 de 2009 se estableció que “El porte y el
consumo de sustancias estupefacientes o sicotrópicas está prohibido, salvo
prescripción médica”.
1
Véase. Camacho, Gaviria y Rodríguez. E·l Consumo de Droga en Colombia. Documento CEDE No. 22.
Universidad de los Andes. Agosto de 2010
2
Véase. El consumo de drogas está disparado. El Colombiano. Marzo 10 de 2010.
http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/E/el_consumo_de_drogas_esta_disparado/el_consum
o_de_drogas_esta_disparado.asp
A continuación dice el texto “Con fines preventivos y rehabilitadores la ley
establecerá medidas y tratamientos administrativos de orden pedagógico,
profiláctico o terapéutico para las personas que consuman dichas sustancias”.
De esto se desprende que si bien se prohíbe el porte y consumo, las medidas
que el Estado puede tomar se restringen a medidas de tipo administrativo, en
ningún caso a medidas privativas de la libertad.
Cuáles pueden ser ejemplos de medidas administrativas? Algunas de estas
medidas pueden ser las multas, algún tipo de comparendo, cursos especiales o
inclusión en programas educativos o de servicio social, entre otros. También se
incluye el ser llevado a la UPJ o a los calabozos de la policía, ya que la estadía
allí está concebida como una acción de la policía como órgano administrativo
para garantizar el orden público y no como medida privativa de la libertad. Las
medidas privativas de la libertad hacen referencia únicamente al traslado a
establecimientos carcelarios o reclusión en el lugar de residencia en el marco
de un proceso judicial en curso.
Por último en ese párrafo del acto legislativo No 2 de 2009 se lee que “El
sometimiento a esas medidas y tratamientos requiere el consentimiento
informado del adicto”.
Esto es de gran importancia ya que ninguna de las medidas administrativas
podrá ser aplicada sin el CONSENTIMIENTO INFORMADO del adicto; lo que
implica que por ejemplo a una persona no la pueden llevar a la UPJ por portar
o consumir sustancias estupefacientes o sicotrópicas, sin su consentimiento.
Otro aspecto a tener en cuenta en este acto legislativo es que las medidas
administrativas están concebidas sólo para las personas consideradas adictas,
esto podría interpretarse como que, por ejemplo, primero se debería comprobar
que soy un adicto para que me lleven al calabozo; hecho que implica todo un
lío jurídico y técnico sobre como hace un policía para determinar en ese preciso
momento mi condición o no de “adicto”.
Estas son algunas de las consideraciones y falencias que el vigente acto
legislativo del 2009 tiene, sin embargo este acto legislativo no fue
reglamentado a profundidad y simplemente dejó abierta la puerta de la
prohibición.
El gran problema en este punto es la desinformación tanto de los ciudadanos
como de autoridades como la policía de los reales alcances de la normativa, ya
que en la opinión y el imaginario de la mayoría de personas está la idea de que
el porte y el consumo están penalizados, aunque como se ve, en la práctica no
es así. Esto da pie para todo tipo de desmanes y violaciones de la libertad del
ciudadano.
Pero para profundizar aún más los vacíos en este tema se debe señalar el
contenido de la ley 1453 de 2011 o de “seguridad ciudadana”. En dicha ley se
modificó el código penal y se eliminó de tajo la noción de dosis personal que se
había establecido en 1994 con la sentencia 221 de la Corte Constitucional.
Igualmente endureció las penas que pasaron de entre 8 y 20 años a entre 10 y
30 años.
Código penal antes de ley de Después de
seguridad ciudadana
ciudadana
Artículo 376 El que sin permiso de
autoridad competente, salvo lo
dispuesto sobre dosis para uso
personal, introduzca al país, así sea
en tránsito o saque de él, transporte,
lleve consigo, almacene, conserve,
elabore, venda, ofrezca, adquiera,
financie o suministre a cualquier título
droga que produzca dependencia,
incurrirá en prisión de ocho (8) a
veinte (20) años y multa de (1.000) a
cincuenta mil (50.000) salarios
mínimos
legales
mensuales
vigentes.(…)
ley
de
seguridad
Artículo 376 El que sin permiso de
autoridad competente, introduzca al
país, así sea en tránsito o saque de
él,
transporte,
lleve
consigo,
almacene, conserve, elabore, venda,
ofrezca,
adquiera,
financie
o
suministre a cualquier título sustancia
estupefaciente, sicotrópica o drogas
sintéticas
que
se
encuentren
contempladas en los cuadros uno,
dos, tres y cuatro del Convenio de las
Naciones Unidas sobre Sustancias
Sicotrópicas, incurrirá en prisión de
ciento veintiocho (128) a trescientos
sesenta (360) meses y multa de mil
trescientos treinta y cuatro (1.334) a
cincuenta mil (50.000) salarios
mínimos legales mensuales vigentes.
(…)
Ahora bien en 2011 la Corte constitucional se declaró INHIBIDA en una
demanda para pronunciarse de fondo sobre la constitucional o no del Acto
legislativo 2 de 2009, pero por razones relacionadas con inconsistencias y
carencias argumentativas en la demanda presentada, no porque haya
cambiado la línea jurisprudencial establecida por la misma corte con
anterioridad en la sentencia C-221 de 1994.
Así pues el escenario jurídico actual presenta contradicciones entre una
sentencia de la Corte Constitucional que se encuentra con plena vigencia y un
acto legislativo y una ley de seguridad ciudadana que también se encuentran
vigentes. Por lo tanto lo que tenemos actualmente es una gran confusión en el
tema de la criminalización o no del porte y consumo de dosis personal y la
vigencia de 2 líneas normativas contradictorias.
Sin embargo instancias como la Corte Suprema de Justicia han sentado en sus
fallos una posición de defensa del derecho al libre desarrollo de la personalidad
Para los magistrados, las normas recientemente aprobadas “implican la
anulación del derecho fundamental que consagra el artículo 16 constitucional,
pues se reprime y sanciona con el castigo más severo (pena de prisión), la
decisión de la persona de abandonar el cuidado de su salud individual”.
Por lo anterior el gran aporte de nuestro acto legislativo es deshacer el enredo
jurídico apuntando hacia la línea de defensa del derecho fundamental al libre
desarrollo de la personalidad y optando por desechar la posición paternalista y
perfeccionista del Estado, en temas como este relacionados con las libertades
y discrecionalidad de la persona sobre su salud y el autocuidado.
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