INDUSTRIA NAVAL DE RENTERIA Y LA P R O D U C C IO N D E G A L E O N E S PARA LA CARRERA Y L A S F L O T A S D E IN D IA S (1 6 6 4 -1 6 9 8 ) restableciente) de la fábrica de navios para el com ercio indiano, ta n to para las flotas de la Corona, -q u ie n nuevamente se convirtió en su principal clie n te -, com o para los particulares, generalm ente de la Provincia. Mas el m étodo por el que se reguló la fabrica ció n de navios para unos y otro s fue diferente. En el caso de los galeones construido s para las flo ta s de Indias del Rey, éstos se hicieron por el sistema de los asientos-, es decir, unos contra tos en los que un particular o grupo de particulares se com prom etía a fab rica r las naves con unas calidades d e te rm in a d a s y en unos plazos concretos, a cam bio de un precio fijo estipulado de antem ano. El co n tra to firm a d o e ntre el soberano y el asentista iba redactado de form a que ambas partes se obligaban m utuam ente, resultando de Lourdes O driozola Oyarbide ello un acuerdo entre iguales: el Rey no podía cambiar nada de lo acordado sin consentim iento de la otra parte, y quedaba tan o b ligado a cum plirlo com o su súbdito. Y cuando las embarcaciones se labraban por encargo de algún particular, las características, Los astilleros de Rentería fueron cuando menos desde fines condiciones de la fábrica, precio, plazos de pago y fecha de entre- del siglo XVI uno de los principales centros de construcción naval ga de la unidad en cuestión, quedaban recogidas en una escritu- del País Vasco, e incluso de la península, ta n to por su capacidad ra, más o m enos extensa, firm a d a p or am bas p arte an te un com o por su volum en de producción. Sin em bargo, la crisis eco- notario o escribano público. nómica, la retracción comercial, las dificultades económicas de la Esta "nueva e ta pa" para la industria naval de Rentería se Real Hacienda y el casi perm anente estado de guerra en el que inaguró el año 1664 con la construcción en el Real A stillero de estuvo inmersa la Corona en el siglo XVII no podían menos que Basanoaga de un galeón para las flotas del Rey, y un navio de afectar a la construcción naval peninsular y, en particular, a la ren- grandes dimensiones para la Carrera de Indias. El asentista encar- teriana. Pese a ello, la industria naval de Rentería no vivió una cri- gado de la m a n u fa ctu ra de la prim era de las unidades fu e el sis generalizada y sostenida a lo largo de to d o el siglo XVII. Por Capitán M iguel de Aristeguieta. Este una vez que concluyó las una parte, porque en la primera m itad del mil seiscientos la fá b ri- obras de este vaso, hizo compañía con Santiago de Tellería para la ca de naves de gran tonelaje para las Armadas del M ar Océano fá b ric a de la segunda u n id ad . Para tal e fe c to A ris te g u ie ta y estuvo localizada de ordinario en las gradas guipuzcoanas, y muy Tellería com praron a la Villa de su m onte concejil de Usascue toda especialmente en las de Rentería. Y además, porque con la reacti- la madera de tablazón y robles trasmochos necesarios. vación que experim entó el com erciano indiano a partir del decenio de los 60 se reanudó la fábrica de vasos para la Carrera de La construcción de estas dos naves tan sólo fue el preludio Indias. Es decir, la recuperación que vivió el sector naval de la Villa de la extensa lista de navios, de mediano y gran tonelaje, que se en la segunda mitad del siglo XVII estuvo íntim am ente ligada al elaboraron para las flotas de la Carrera de Indias y el comercio con 67 el Nuevo M undo. Así, entre 1666 y 1668 en las gradas renterianas se com prom etía a labrar en los astilleros de Basanoaga y para el se labraron otros cuatro bajeles. La fábrica de tres de ellos nueva- mes de agosto de 1680 dos galeones de a 800 Tns. cada uno, el m ente corrió a cargo del Capitán Aristeguieta. Uno de ellos fue el uno para Capitana y el o tro para Gobierno', y un patache de 370 galeón Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza fabrica d o con su Tns. Las obras de los tres vasos fu e ro n dem orándose un ta n to socio Santiago de Tellería, y que en el verano de 1666 zarpó del ante la falta de asistencia económ ica de la Corona. Además, a Puerto de Pasajes con destino a Cartajena de Indias y Portobelo. Al este p ro b le m a se a ñ a d ió el del escaso ca u d a l del a s e n tista año siguiente, Aristeguieta comenzó las obras de o tro galeón, el Aróstegui. Por to d o ello, Aróstegui decidió abandonar el asiento y Nuestra Señora de la Soledad, San Francisco y San M iguel, por retirarse a un convento. A nte la situación originada y para que la encargo del Capitán de Mar y de Guerra Francisco de Abaria. actividad no se colapsara en Basanoaga, un tal Villanueba adelantó el dinero y se hizo cargo de la fábrica de estas unidades. Así, Tras estos años de fo rtalecim iento de la industria naval de en 1680 se botó la Capitana Nuestra Señora del Rosario; y dos Rentería, en el decenio de los setenta y principios de los ochenta años más tarde, el Gobierno Jesús, María y Joseph, y el patache sus astilleros, y en particular el de Basanoaga, vivieron el período Nuestra Señora de las Estrellas, San Feliz y San Francisco. de máxima actividad de la segunda m itad del siglo XVII. El apogeo que vivieron las gradas renterianas fue fundam entalm ente resulta- Mas la historia del donostiarra Pedro de Aróstegui vuelve a do de la ligera recuperación que durante estos años experim entó recordarnos la del asentista Miguel de Aristeguieta. Por una parte, el tráfico indiano y de los distintos asientos que los particulares porque ambos constructores tuvieron una experiencia un ta n to suscribieron con la Corona para la construccción de navios para negativa en los asientos que firm aron con la Corona. Y por otra, las flotas de la Carrera de Indias; y, en menor medida, de los pedi- porque a pesar de to d o ello ambos volvieron a suscribir nuevos dos de bajeles por parte de los comerciantes para el tráfico m er- contratos con el Rey. En efecto, A róstegui firm ó cuando menos cante con los puertos andaluces y las Indias. No obstante, en este dos nuevos asientos con la Corona. Por el prim ero, -firm a d o en período en la Villa aún continuaron fabricándose algunas unida- 1 6 8 3 -, labró en las gradas de Basanoaga dos galeones de nada des para las Arm adas del M ar Océano, siendo el ejem plo más más y nada menos 1.200 Tns. cada uno. Y por el otro, -e l del año 1 6 9 8 - nuevamente se obligaba a labrar otros dos galeones, asi- representativo de ello la escuadra de 3.600 Tns. que Ignacio de m ism o en Basanoaga. Sin em b a rg o, A ró ste g u i después haber Soroa, - u n o de los constructores más refutados de la é p o c a - arrendado las gradas de Basanoaga y haber logrado su uso exclu- labró en las instalaciones de Basanoaaa el año 1678. sivo en el tiem po que duranse las obras de las dos unidades, en En estos dos decenios la m anufactura de las naves para las últim a instancia decidió labrarlos en el astillero usurbiltarra de flo ta s de la Carrera de Indias c o rrió a cargo de los asentistas M ápil. Este proceder del asentista creó un gran malestar entre los M iguel de A risteguieta, Mariana Pérez y Pedro de A róstegui. El vecinos de Rentería porque pensaban que con ello sus astilleros prim ero de estos asientos con la Corona fue suscrito por Miguel quedaban tota lm e n te desprestigiados. de Aristeguieta el años 1675. Por él, Aristeguieta se com prom etía Junto a los asentistas mencionados, en las factorías navales a c o n stru ir dos galeones destinados a servir co m o Capitana y de Rentería tra ba jaron los constructores X ristóbal de Olazábal, A lm iranta de las flotas de Indias, uno de 1007 Tns. en Basanoaga Sebastián de Iriarte y Tomás de Alio. Estos se dedicaron a satisfa- y o tro de 800 en alguna de las gradas de Usúrbil. Estos bajeles no cer la d e m a n d a y las n e ce sida d e s de los p a rtic u la re s de la pudieron ser entregados en la fecha concertada en el c o n tra to Provincia para los flujos comerciales con Andalucía y las Indias. por la confluencia de una serie factores adversos com o fueron; la Entre ellos, y a m odo de ejemplo, caben mencionarse los barcos negativa de los maestros andaluces a viajar a Gipuzkoa para arbo- m anufacturados por el Maestro C onstructor, Veedor y vecino de larlos; las dificultades para encontrar cañones para su arm am ento; y finalm ente, la insolvencia de la Corona para abonar la cuantía de los mismos en los, plenos acordados. Rentería, Don Xristóbal de Olázabal en los años 1677 y 1680. El :< £ ^ rim e ro de ellos fue un galeón de 394 T n srq u e surcó los mares bajo el nom bre de San Ygnacio, Pase t £V KriStobal y San Fel¡pe>pe\ que, tras su prim er viaje a :o m de Nueva F nuevo'asiento con al r los astilleros renterianos para las flotas y el o trif 'emos ver cóm o se hace realidad el dicho S j4 ^ / r J9^¿éclidos de la crisis y posterior desapaé secularm ente ión naval. Y p o r p a rte de la asientos trajo a lg u n if, exclusión causó al c la época; y ésto no podía menos que asiento con r gradas renterianas. Mas a pesar de ello, en estos 300 Tns. años los astilleros de Rentería, y en particular el de Basanoaga, lledécada de con la aprobación garon a ocupar un lugar preem inente entre los principales centros P e d ro d e A róstegui. El asentista de construcción naval del País Vasco e incluso de la península. 68