¿El retorno de la moral victoriana?

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¿El retorno de la moral victoriana?
Tal como afirmaban Marx y Engels en su hasta hace poco celebérrimo Manifiesto
Comunista, un fantasma parece recorrer México. Pero no se trata de lo que vaticinaban sus
autores sino del aparente retorno de la moral victoriana, hace muchas décadas sepultada
teóricamente por el psicoanálisis y otras múltiples expresiones tanto artísticas como
académicas, y prácticamente por la historia y la modernidad.
Pero, como también escribió el lúcido Marx, todo indica que cuando la historia se repite, la
primera vez lo hace como tragedia y la segunda como comedia. Es lo que parece que hacen
diferentes gobernadores y alcaldes del hasta ahora ascendente Partido de Acción Nacional al
asumir sus cargos en diferentes estados y ciudades del país, seguramente con fuerte influencia
de los sectores más retro-gados de la iglesia católica, y tal vez también inconcientemente
reflejando los arcaicos prejuicios de los ayatollas iraníes y espíritus similares.
Tanto importantes sectores intelectuales y artísticos, como también una importante gama de la
llamada "sociedad civil", han reaccionado fuertemente a las intenciones panistas de prohibir lo
que entienden como atentados a la moral y las buenas costumbres. Que en su visión parece
que pasa casi exclusivamente por la censura al desnudo, las palabras que consideran
obcenas, etc.
Razón por la que en ciudades como Mérida y Monterrey, o estados como Jalisco, parece
retornarse a una época que se consideraba superada, como la feudal, la victoriana e incluso
más recientes. De esta manera no sólo se prohiben -o intentan hacerlo-shows donde se
muestra al cuerpo humano sin vestimenta, sino también el uso de la minifalda en oficinas gubernamentales y universidades, e incluso se pretendió imponer férrea censura en nada menos que
la Muestra Nacional de Teatro que se realizará en noviembre en Monterrey.
¿Triunfarán intenciones panistas semejantes, que en algunos casos como en la localidad
jalisciense de Techa-luta.fueron anunciadas por el cura párroco de la localidad? ¿Habrá que
desenpolvar ropas tan largas como castas, y guardar (en armarios y en el recuerdo) minifaldas,
bikinis y tangas, así como términos hoy cotidianos pero molestos para mentes tan morales
como seguramente reprimidas? ¿Volverá, como en épocas de Freud, a ser la histeria la
psicopatología dominante, y se incrementará la presencia de Doras en las prácticas
terapéuticas?
Parece difícil, no sólo por la señalada reacción de connotados intelectuales, la campaña en
contra de periódicos como La Jornada y revistas como Proceso, la oposición incluso de
integrantes del mismo PAN, sino básicamente por la dificultad -aunque no imposibilidad- de
retorno a épocas muy diferentes a las actuales.
Muchos segura mente juzgarán que propósitos de tal tipo son absurdos, ridículos y
prehistóricos, pero muchas veces se pensó lo mismo de intenciones similares o peores que
luego, por la pasividad ciudadana, se mantuvieron pese a la risa y enojo que causaron.
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De allí la necesidad de incrementar el rechazo a medidas semejantes, posible antesala de una
mayor censura y/o autocensura en terrenos de todo tipo. Que comienzan por la defensa de una
determinada "moral" y las "buenas costumbres" y nunca se sabe donden acaban ?
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