Carta de una paciente a su médico, publicada en “medicosypacientes.com” Un ejemplo para que médicos y pacientes mejoren su vivir de una medicina en excelencia. "Si tuviera que describir a mi médico ideal con una sola frase, diría que quiero que mi médico sea un buen médico y un médico bueno". De esta manera, una paciente describe lo que esta espera de su médico. Se trata de una carta de una paciente que el presidente del Colegio de Médicos de Bizkaia leyó en el acto de clausura del I Congreso Nacional de Deontología Médica, que la corporación bilbaína ha organizado del 22 al 24 de mayo y en el que han participado representantes de las comisiones deontológicas de los 52 colegios de médicos de toda España. En el acto, el Dr. Nevada expresó el compromiso del Colegio de Médicos de Bizkaia por "seguir formando a los profesionales en ética y deontología en beneficio de los pacientes" y explicó que, aunque los médicos "tenemos claro cómo queremos que nos vean los pacientes", se le ocurrió la idea de pedirle a una paciente suya que escribiera una carta, como si se tratara de una petición a los Reyes Magos, para ver "cómo nos ven en realidad los pacientes a los médicos". El resultado es esta carta que el Dr. Naveda leyó textualmente: "Queridos Reyes Magos: Quiero que mi médico sea una persona bien formada, que conozca bien su profesión y que sepa mucho de medicina. Que acierte en el diagnóstico. Me gustaría que, cuando tenga dudas, sea capaz de manifestarlas, que sea sincero conmigo y que, si no sabe algo o no está seguro de algo, me lo diga e intente encontrar el camino para descubrirlo. Quiero tener la certeza de que sigue aprendiendo continuamente, de que va a cursos, que se recicla, porque eso, a mí, me da tranquilidad, porque demuestra que trabaja por ser cada día mejor. Pero quiero que haya algo en él que me gustaría todavía más que esa formación que yo doy por hecho que tiene. Y quiero, cada vez que entre a su consulta y se cierre la puerta detrás de mí, sentirme única. Sentir que toda su atención está puesta en mí. Sentirme escuchada y saber que le importa lo que le digo. Que sea cercano, amable, atento. Que atienda a lo que le cuento y que me lo demuestre a través de sus preguntas. Quiero que sea paciente, y si a veces tardo un poco más de lo habitual en contarle lo que me pasa, que espere, que respete mis tiempos. Da igual que un día vaya porque me duele la garganta, o porque me he pasado la noche vomitando, o porque me he notado un bulto un poco raro, o porque siento que el peso que tengo en el pecho no me deja respirar. Sea lo que sea lo que me ocurra, quiero que él siempre sea sincero, claro, delicado en sus formas y en su trato. Quiero tener siempre la sensación de que es totalmente capaz de ponerse en mi lugar. Si alguna vez le pido consejo, quiero que me lo de. Si le pido opinión, que me la de. Ante la pregunta: Y tú, ¿qué harías en mi lugar?, que me responda siempre con sinceridad; que me persuada, incluso, cuando yo pueda mostrar alguna resistencia ante su propuesta de tratamiento, si él cree que es lo mejor para mí, pero siempre dejándome claro que la última decisión es mía, que es mi derecho y que él siempre lo va a respetar. Yo quiero creer que mi médico está del lado de la vida, que trabaja para alargarla, pero sobre todo, para que sea de la mejor calidad. Quiero que mi médico sea una persona tremendamente compasiva, notarlo en su mirada, en su forma de hablarme, en su forma sencilla de explicarme las cosas para que yo las entienda bien. Con gran afecto, MARISA Publicado en medicosypacientes.com (2014)