Coplas por la muerte de su padre

Anuncio
Coplas por la muerte de su padre
JORGE MANRIQUE
I
Recuerde1 el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado2,
da dolor,
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
II
Y pues vemos lo presente
cómo en un punto3 se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera.
III
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar4
y consumir;
allí, los ríos caudales,
allí, los otros medianos,
y más chicos;
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.
IV
Dejo las invocaciones
de los famosos poetas
y oradores;
no curo5 de sus ficciones,
que traen yerbas secretas6
sus sabores;
A aquel solo me encomiendo,
aquel solo invoco yo
de verdad,
que en este mundo viviendo
el mundo no conoció
su deidad.
V
Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar,
mas cumple tener buen tino7
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que, cuando morimos,
descansamos.
VI
Este mundo bueno fue
si bien usáramos de él
como debemos,
porque, según nuestra fe,
es para ganar aquel
que atendemos8.
Aun aquel hijo de Dios,
para subirnos al cielo
descendió
a nacer acá entre nos9,
y a vivir en este suelo
do10 murió.
VII
Si fuese en nuestro poder
hacer la cara hermosa
corporal,
como podemos hacer
el alma tan glorïosa,
angelical,
¡qué diligencia tan viva
tuviéramos toda hora,
y tan presta,
en componer11 la cativa12,
dejándonos la señora
descompuesta!
VIII
Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que en este mundo traidor,
aun primero que muramos
las perdamos:
de ellas deshace la edad13,
de ellas casos desastrados
que acaecen,
de ellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallecen.
IX
Decidme: la hermosura,
la gentil frescura y tez
de la cara,
el color y la blancura,
cuando viene la vejez,
¿cuál se para14?
9
Nosotros.
Donde.
11
Arreglar.
12
Cautiva (la cara).
13
El tiempo que pasa.
14
¿En qué se queda?
10
1
5
2
6
Despierte.
Recordado.
3
Al momento, enseguida.
4
Acabarse.
No me ocupo.
Veneno escondido.
7
Juicio, cordura.
8
Esperamos.
Las mañas y ligereza
y la fuerza corporal
de juventud,
todo se torna graveza15
cuando llega al arrabal
de senectud.
X
Pues la sangre de los godos,
y el linaje y la nobleza
tan crecida,
¡por cuántas vías y modos
se pierde su gran alteza
en esta vida!
Unos, por poco valer,
¡por cuán bajos y abatidos
que los tienen!
otros que, por no tener,
con oficios no debidos16
se mantienen.
XI
Los estados y riqueza
que nos dejan a deshora17,
¿quién lo duda?
no les pidamos firmeza,
pues son de una señora
que se muda18:
que bienes son de Fortuna19
que revuelven con su rueda
presurosa,
la cual no puede ser una20
ni estar estable ni queda21
en una cosa.
XII
Pero digo que22 acompañen
15
Pesadez, torpeza.
Oficios impropios de la nobleza.
17
De improviso, de repente.
18
Varía, cambia.
19
La diosa romana Fortuna se representaba con una
rueda con la que distribuía aleatoriamente los bienes.
20
La misma, constante.
21
Quieta.
22
Aun suponiendo que.
1
16
y lleguen hasta la huesa23
con su dueño:
por eso no nos engañen,
pues se va la vida apriesa24
como sueño;
y los deleites de acá
son, en que nos deleitamos,
temporales,
y los tormentos de allá,
que por ellos esperamos,
eternales.
XIII
Los placeres y dulzores
de esta vida trabajada25
que tenemos,
no son sino corredores26,
y la muerte, la celada27
en que caemos.
No mirando nuestro daño,
corremos a rienda suelta
sin parar;
cuando vemos el engaño
y queremos dar la vuelta,
no hay lugar.
XIV
Esos reyes poderosos
que vemos por escrituras
ya pasadas,
por casos tristes, llorosos,
fueron sus buenas venturas
trastornadas;
así que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
y prelados,
así los trata la muerte
como a los pobres pastores
de ganados.
Dejemos a los troyanos,
que sus males no los vimos
ni sus glorias;
dejemos a los romanos,
aunque oímos y leímos
sus historias.
No curemos de saber
lo de aquel siglo pasado
qué fue de ello;
vengamos a lo de ayer,
que también es olvidado
como aquello.
XVI
¿Qué se hizo el rey don Juan28?
Los infantes de Aragón
¿qué se hicieron?
¿Qué fue de tanto galán,
qué fue de tanta invención
como trajeron?
Las justas y los torneos29,
paramentos30, bordaduras31
y cimeras32,
¿fueron sino devaneos?
¿qué fueron sino verduras
de las eras?
XVII
¿Qué se hicieron las damas,
sus tocados33, sus vestidos,
sus olores?
¿Qué se hicieron las llamas
de los fuegos encendidos
de amadores?
¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas
que tañían?
¿Qué se hizo aquel danzar,
28
XV
23
Fosa, tumba.
24
Deprisa.
25
Trabajosa, penosa.
26
Soldados que hacen correrías en campo enemigo.
27
Emboscada, trampa.
En la corte de Juan II de Castilla se desarrolló gran
actividad literaria.
29
Combates individuales y colectivos de caballeros,
como entretenimiento.
30
Adornos de las caballerías.
31
Bordados.
32
Adornos del casco.
33
Adornos femeninos del cabello.
aquellas ropas chapadas34
que traían?
XVIII
Pues el otro, su heredero,
don Enrique35, ¡qué poderes
alcanzaba!
¡Cuán blando, cuán halaguero36
el mundo con sus placeres
se le daba!
Mas verás cuán enemigo,
cuán contrario, cuán cruel
se le mostró;
habiéndole sido amigo,
¡cuán poco duró con él
lo que le dio!
XIX
Las dádivas desmedidas,
los edificios reales
llenos de oro,
las vajillas tan febridas37,
los enriques y reales38
del tesoro;
los jaeces, los caballos
de sus gentes y atavíos
tan sobrados,
¿dónde iremos a buscallos?
¿qué fueron sino rocíos
de los prados?
XX
Pues su hermano el inocente39,
que en su vida sucesor
se llamó,
¡qué corte tan excelente
tuvo y cuánto gran señor
le siguió!
34
Bordadas con oro y plata.
Enrique IV, a cuyos partidarios se enfrentó el clan
de los Manrique.
36
Halagador, que halaga.
37
Bruñido, resplandeciente.
38
Monedas castellanas.
39
El infante don Alfonso, entronizado por nobles
rebeldes y muerto misteriosamente con catorce años.
Mas, como fuese mortal,
metiole la muerte luego40
en su fragua.
¡Oh, juïcio divinal,
cuando más ardía el fuego,
echaste agua!
XXI
Pues aquel gran Condestable41,
maestre que conocimos
tan privado,
no cumple que de él se hable,
sino solo que lo vimos
degollado.
Sus infinitos tesoros,
sus villas y sus lugares,
su mandar,
¿qué le fueron sino lloros?
¿Qué fueron sino pesares
al dejar?
XXII
Y los otros dos hermanos42,
maestres tan prosperados
como reyes,
que a los grandes y medianos
trajeron tan sojuzgados
a sus leyes;
aquella prosperidad
que tan alta fue subida
y ensalzada,
¿qué fue sino claridad
que cuando más encendida
fue amatada43?
XXIII
Tantos duques excelentes,
tantos marqueses y condes
y varones
como vimos tan potentes,
35
40
En seguida.
Álvaro de Luna, favorito todopoderoso de Juan II,
en cuyo nombre gobernaba, hasta que cayó en
desgracia y fue ejecutado.
42
Juan Pacheco y Pedro Girón, privados de Enrique IV.
43
Apagada, matada.
2
41
di, muerte, ¿dó los escondes
y traspones?
Y las sus claras hazañas
que hicieron en las guerras
y en las paces,
cuando tú, cruda, te ensañas,
con tu fuerza las atierras44
y deshaces.
XXIV
Las huestes innumerables,
los pendones, estandartes
y banderas,
los castillos impugnables,
los muros y baluartes
y barreras,
la cava45 honda, chapada,
o cualquier otro reparo46,
¿qué aprovecha?
Que si tú vienes airada,
todo lo pasas de claro47
con tu flecha.
XXV
Aquel de buenos abrigo,
amado por virtuoso
de la gente,
el maestre don Rodrigo
Manrique, tanto famoso
y tan valiente;
sus hechos grandes y claros
no cumple que los alabe,
pues los vieron,
ni los quiero hacer caros48
pues que el mundo todo sabe
cuáles fueron.
XXVI
Amigo de sus amigos,
¡qué señor para criados49
y parientes!
¡Qué enemigo de enemigos!
¡Qué maestro de esforzados
y valientes!
¡Qué seso para discretos!
¡Qué gracia para donosos!
¡Qué razón!
¡Cuán benigno a los sujetos!
¡A los bravos y dañosos,
qué león!
XXVII50
En ventura Octaviano;
Julio César en vencer
y batallar;
en la virtud, Africano;
Aníbal en el saber
y trabajar;
en la bondad, un Trajano;
Tito en liberalidad51
con alegría;
en su brazo, Aureliano;
Marco Atilio en la verdad
que prometía.
XXVIII
Antonio Pío en clemencia;
Marco Aurelio en igualdad
del semblante;
Adriano en elocuencia;
Teodosio en humanidad
y buen talante;
Aurelio Alejandro fue
en disciplina y rigor
de la guerra;
un Constantino en la fe,
Camilo en el gran amor
de su tierra.
XXIX
No dejó grandes tesoros,
44
Derribas.
45
Fosa de defensa.
46
Obstáculo defensivo.
47
Lo atraviesas de parte a parte.
48
Ni los quiero alabar demasiado.
49
Noble vasallo criado en casa del señor.
ni alcanzó muchas riquezas
ni vajillas;
mas hizo guerra a los moros,
ganando sus fortalezas
y sus villas;
y en las lides que venció,
muchos moros y caballos
se perdieron,
y en este oficio ganó
las rentas y los vasallos
que le dieron.
ocupadas de tiranos
las halló,
mas por cercos y por guerras
y por fuerza de sus manos
las cobró.
Pues nuestro rey natural,
si de las obras que obró
fue servido,
dígalo el de Portugal55
y en Castilla quien siguió
su partido.56
XXX
Pues por su honra y estado,
en otros tiempos pasados,
¿cómo se hubo?52
Quedando desamparado,
con hermanos y criados
se sostuvo.
Después que hechos famosos
hizo en esta misma guerra
que hacía,
hizo tratos tan honrosos
que le dieron aún más tierra
que tenía.
XXXIII
Después de puesta la vida
tantas veces por su ley
al tablero57;
después de tan bien servida
la corona de su rey
verdadero;
después de tanta hazaña
a que no puede bastar
cuenta cierta58,
en la su villa de Ocaña
vino la muerte a llamar
a su puerta,
XXXI
Estas sus viejas historias
que con su brazo pintó
en juventud,
con otras nuevas victorias
ahora las renovó
en senectud.
Por su grande habilidad,
por méritos y ancianía
bien gastada,53
alcanzó la dignidad
de la gran Caballería
del Espada.54
XXXIV
diciendo: «Buen caballero,
dejad el mundo engañoso
y su halago;
vuestro corazón de acero,
muestre su esfuerzo famoso
en este trago;
y pues de vida y salud
hicisteis tan poca cuenta
por la fama,
esfuércese la virtud
para sufrir esta afrenta59
que os llama.
XXXII
Y sus villas y sus tierras
50
Manrique atribuye a su padre las cualidades de
personajes históricos romanos y del cartaginés
Aníbal. Africano era el sobrenombre de Escipión.
51
Generosidad.
52
53
54
¿Cómo se mantuvo?
Empleada.
Miembro de la Orden de Caballería de Santiago.
55
Alfonso V de Portugal.
Quienes tomaron partido por a los Manrique en los
enfrentamientos entre la nobleza castellana.
57
Después de arriesgar su vida tantas veces en la
guerra por defender la religión.
58
Tan numerosa que no se puede contar.
59
Deshonor (el de ser vencido por la muerte).
3
56
XXXV
No se os haga tan amarga
la batalla temerosa
que esperáis,
pues otra vida más larga
de la fama glorïosa
acá dejáis;
aunque esta vida de honor
tampoco no es eternal
ni verdadera,
mas, con todo, es muy mejor
que la otra temporal,
perecedera.
XXXVIII63
«No tengamos64 tiempo ya
en esta vida mezquina
por tal modo,
que mi voluntad está
conforme con la divina
para todo.
Y consiento en mi morir
con voluntad placentera,
clara y pura,
que querer hombre vivir
cuando Dios quiere que muera
es locura.
XXXVI
El vivir que es perdurable
no se gana con estados
mundanales,
ni con vida deleitable
en que moran los pecados
infernales;
mas los buenos religiosos
gánanlo con oraciones
y con lloros60;
los caballeros famosos,
con trabajos61 y aflicciones
contra moros.
XXXIX
Tú, que por nuestra maldad,
tomaste forma servil
y bajo nombre;
tú, que a tu divinidad
juntaste cosa tan vil
como es el hombre;
tú, que tan grandes tormentos
sufriste sin resistencia
en tu persona,
no por mis merecimientos,
mas por tu sola clemencia
me perdona65.»
XXXVII
Y pues vos, claro varón,
tanta sangre derramasteis
de paganos,
esperad el galardón
que en este mundo ganasteis
por las manos;
y con esta confianza
y con la fe tan entera
que tenéis,
partid con buena esperanza,
que esta otra vida tercera62
ganaréis.»
XL
Así, con tal entender,
todos sentidos humanos
conservados,
cercado de su mujer
y de sus hijos y hermanos
y criados,
dio el alma a quien se la dio,
en cual la dio en el cielo
en su gloria;
y aunque la vida perdió
dejonos harto consuelo66
su memoria.
63
60
Súplicas.
61
Esfuerzos.
62
La vida eterna.
Habla don Rodrigo en las dos coplas siguientes.
Gastemos.
65
Perdóname.
66
Nos dejó gran consuelo.
64
CUESTIONES SOBRE LAS COPLAS
I
1. Comprueba la estructura de la copla de pie
quebrado realizando el análisis métrico de
esta estrofa.
2. A través de una anáfora el autor nos invita a
reflexionar sobre cuatro realidades: ¿cuáles?
3. ¿De qué modo se presenta la muerte al ser
humano?
II
4. Esta estrofa encierra una paradoja: localízala
y explica su sentido. ¿Cómo refuerza el tema
general de la primera parte del poema?
III
5. Esta copla desarrolla una alegoría: identifica
los términos reales e imaginarios de las
metáforas sucesivas.
6. En la segunda sextilla, el poeta incorpora el
motivo del poder igualatorio de la muerte:
¿cómo lo expone el autor? ¿Qué apreciación
refleja la crisis de la sociedad medieval?
IV
7. El autor expresa su deseo de impregnar su
obra de un espíritu cristiano: ¿a quién se
encomienda?
V-VII
8. El poeta ofrece una valoración del mundo de
acuerdo con la doctrina cristiana: explícala y
aclara las imágenes que la desarrollan.
9. La copla VII emplea diversas antítesis para
exponer la relación entre el alma y el cuerpo:
explícalas.
VIII-XIV
10. La copla VIII presenta el tópico del
menosprecio del mundo: explica en qué consiste
y con qué recursos los expone aquí el poeta.
11. En las siguientes coplas, nombra los bienes
que apartan al ser humano de la salvación:
¿cuáles son? ¿Con qué recursos refuerza su
fugacidad?
12. El poeta contrapone el mundo material con
la vida eterna: localiza algunas antítesis que
refuercen esta idea.
XV-XXIV
13. Para reforzar el tema de la fugacidad del
tiempo, Manrique recurre a ejemplificarlo con
casos concretos del pasado. ¿A qué época se
refiere? Rechaza evocar otras épocas:
¿cuáles? ¿Qué aspecto de la cultura del siglo
XV, sin embargo, refleja esta referencia?
14. ¿A qué personajes famosos nombra o alude
el autor en estas coplas? ¿En qué orden los
cita?
15. Las coplas XVI–XVII desarrollan el tópico
del ubi sunt. Recuerda en qué consiste y qué
forma expresiva adopta en estas estrofas.
16. ¿Qué realidades de la época recoge el poeta
como ejemplos concretos de la fugacidad de
los bienes mundanos?
17. ¿Qué rasgos presenta el amor al que se
refiere la copla XVII? Explica su relación
con la lírica de la época.
18. ¿Qué imagen de la muerte ofrecen las
coplas XXIII y XXIV?
XXV
19. ¿Qué cualidades de don Rodrigo se
destacan en esta copla?
XXVI-XXVIII
20. ¿Cómo realza el poeta las virtudes
caballerescas de don Rodrigo como héroe
medieval?
XXIX-XXXII
21. Explica el contraste entre la imagen de don
Rodrigo de estas estrofas y los nobles de las
coplas del ubi sunt.
XXXIII-XXXVII
22. ¿Cómo se comporta la muerte con don
Rodrigo? ¿A qué exhorta al caballero?
23. En estas estrofas se desarrolla la doctrina
de las tres vidas. ¿Cuáles son? ¿De qué
modo caracteriza cada una? ¿Cómo se
alcanza la tercera?
24. ¿De qué clases sociales trata la copla
XXXVI? ¿Cómo pueden conseguir el cielo
cada una?
25. A pesar del enfoque profundamente
cristiano del poema, en estas coplas se
refleja la crisis de los valores medievales.
Explícalo con ejemplos textuales.
XXXVIII-XL
26. ¿Qué actitud adopta Rodrigo ante la muerte?
27. ¿Qué consuelo ofrece la estrofa final?
4
Descargar