DESAYUNO COVIAR- Discurso Hilda Vaieretti

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VISIÓN ESTRATÉGICA DE LA VITIVINICULTURA ARGENTINA
VENDIMIA 2015
DISCURSO HILDA WILHELM DE VAIERETTI
1.
Hoy los viñateros atravesamos una situación insostenible, que nos
llena de tristeza, angustia y desazón. El precio que recibimos por nuestra
uva, el mismo en pesos que hace cuatro años, no nos alcanza para cubrir
los costos, lo que nos lleva inexorablemente a la desaparición. Hoy, todas
las protestas son válidas. Todas. Tan grave es, que hay daños que ya no
podrán ser reparados.
2.
La vitivinicultura entera pasa por una inédita situación de gravedad,
cuyo principal síntoma es la acumulación de stocks que incide
negativamente en el precio de la uva y del vino, y su consecuencia, la baja
rentabilidad de los eslabones productivo e industrial de la cadena.
3.
La inflación y el valor del dólar con el que se retribuyen las
exportaciones, son sin dudas las principales causas. En condiciones
normales de competitividad: No sobra ni un productor, ni una hectárea de
viña, ni un grano de uva, ni un litro de vino. Ni una sola bodega.
Sin inflación y con un dólar competitivo esta misma vitivinicultura no tenía
un litro de excedente -de hecho en el año 2010 tuvimos que importar
vino-, crecían las ventas en el exterior a dos dígitos y se mantenía y crecía
el mercado interno. Hasta el año 2008 fuimos el primer exportador
mundial de mosto, y vendimos al exterior cerca de 100 mil toneladas de
uva en fresco y pasa de uva. No estamos solicitando una solución como la
devaluación de 2014 que NO mejoró nuestra posición porque la inflación
devoró rápidamente toda ventaja competitiva. Estamos solicitando un
tratamiento diferencial para las economías regionales.
4.
Hasta
producimos
mosto, uva
producción,
no hace mucho tiempo, casi el 50% de las uvas que
se comercializaban en el exterior, transformadas en vino,
de mesa y pasa de uva. Para lograrlo, no aumentamos la
aumentamos la calidad. Pero la disminución de las
exportaciones, entre otras causas, ha generado excedentes que
perjudican gravemente al productor de uva y a la bodega. Mientras tanto
nuestros competidores internacionales siguen creciendo en un mercado
creciente.
5.
En cuanto a la política vitivinícola, no se cumplió con el objetivo
acordado por los gobiernos provinciales de mantener 4 meses de stock,
como una forma de preservar los equilibrios del sector.
6.
Los intentos por paliar las graves consecuencias de esta actual
política económica, no alcanzan y llegan tarde, lo que no implica que hoy
no sean necesarios y urgentes: pero jamás la solución. Esta noble actividad
no imagina, ni pretende depender de subsidios, operativos complejos de
dudoso o nulo impacto, está acostumbrada al esfuerzo, a la innovación y a
competir con los mejores del mundo.
7.
Como miembros de una entidad que integra al sector público y
privado, no planteamos enojosas e inconducentes discusiones sobre
responsabilidades personales de los actuales gobernantes, señalamos con
énfasis el viraje en estos últimos años hacia políticas equivocadas para las
economías regionales, y reclamamos con energía su cambio.
8.
Nuestra tarea de conseguir mercados en el país y fuera del él, la
veníamos cumpliendo con éxito. Sin embargo, como sector, no podemos
decir lo mismo en cuanto a la distribución de la renta.
En primer lugar con el eslabón que vende nuestros productos al público,
quien se queda con una porción exagerada e injusta del esfuerzo que
realizamos en común.
Estamos convencidos que la alternativa para el pequeño viñatero es la
integración. El objetivo de que nuestros viñateros reciban una retribución
justa por su esfuerzo, el precio de la uva y el vino, que es la única forma
genuina y real de integrarlos, no se está cumpliendo.
9.
La presión impositiva en el sector, alcanza hoy niveles casi
asfixiantes. Es imprescindible una revisión de la legislación tributaria,
sobre todo considerando las bebidas industriales con las cuales
competimos, de alta concentración, de baja incidencia de mano de obra y
valor agregado.
10. Invitamos al sector público y a todos los integrantes de nuestra
actividad, a aunar esfuerzos para salir rápidamente de esta gravísima
situación, para lo que es condición absolutamente necesaria introducir
urgentes modificaciones en la política económica, tendientes a disminuir
drásticamente el índice inflacionario y recuperar un tipo de cambio
competitivo, imprescindible para la subsistencia de las economías
regionales.
Sin esto no habrá vitivinicultura, sin vitivinicultura que es trabajo, cultura y
esfuerzo de muchos argentinos no habrá paz social.
11. La vitivinicultura tiene tres insumos básicos: tierra, agua y trabajo.
Hemos construido en varios siglos un modelo de producción y
distribución, que puede no ser perfecto, pero que tiene importantes
características que la identifican:
Tener una multiplicidad de actores, desde el obrero de viña hasta el
enólogo de los vinos que nos representan en el mundo.
Ser la actividad que mayor cantidad de mano de obra directa e indirecta
genera en la región, donde pueblos enteros viven en torno a la
vitivinicultura.
Ser una actividad económica, cultural y turística que sirve para identificar,
calificar y agregar valor a la región. Los vinos argentinos tienen nombre
propio en la dura competencia que ese mercado mundial plantea.
Tenemos conciencia de que solo somos una parte de la matriz productiva,
y que en la competencia por los recursos escasos como es el agua hay
otras alternativas que, cual canto de sirena, proponen rápidas ganancias
para actividades meramente extractivas.
Es buena y necesaria la diversificación, pero que sea sobre actividades
generadoras de mano de obra, y sobre todo sustentables. La vitivinicultura
llegó a estas tierras hace quinientos años, y acá estamos, creciendo,
generando cultura, trabajo… si nos dejan.
12. Nuestra responsabilidad es la de vislumbrar futuras oportunidades,
crear mercados nuevos, analizar el comportamiento de otros países y
otras bebidas. Desde esta perspectiva conseguimos la declaración del Vino
Argentino Bebida Nacional, que hoy parece olvidada y desplazada en la
consideración de las autoridades, por bebidas industriales de capitales
multinacionales que se arrogan ser símbolo de lo popular. Desde este
lugar continuaremos gestionado incansablemente la Ley de Uso de Jugos
Naturales.
Nos proponemos, sostener nuestro mercado interno, ganar mercado
externo e integrar a nuestros viñateros a la cadena de valor. No somos
organizadores de protestas, pero toda construcción sólida es sobre la
verdad, y la verdad de nuestra actividad hoy, es la que hemos dicho con
dolor en este desayuno.
Hace un año todos sabíamos que no sería un año fácil. Las dificultades
económicas ya se mostraban a través de algunas señales, pero ni los
pronósticos más pesimistas hablaban de la profunda crisis que hoy nos
envuelve. Somos la vitivinicultura, noble actividad de la tierra, no nos
tiemblan las piernas cuando aparecen las nubes negras, que traen la
piedra. Estamos firmes, estamos de pie… La vitivinicultura somos todos,
juntos tenemos que llegar al futuro próspero que imaginamos…
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