Historia de Ilocos. Vol. 2 - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

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BIIILIOTECA
9 —
—
DE " L * O P I P H t W
•
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i
HISTORIA
DE
ILOCOS
POR
D. Isabülo de los Reyes 7 Florentino
Tomo II.
(PARTÍ HISTÓRICA)
M A N I L A : 1890
IMPREMTA D I ' X A OPIMISM"
Duiui'ibaycth
4.
OBRAS DEL M i l o AUTOR
l-'irhtshiì'ht '!'• Filipinas, en dos ediciones separad a : rasttrUiuw y t a l l i i . Publicity véndela Jlcviafa
Oat'UUw </<• Filipinos.
Dit- Tittt/n¡aneu, versión alemana bocha por
el sabio ProlcBor austriaco Herr. F . Blunient n t t , W'ien 1887.
Dir rf-li'tioaen Antchunnnr/pn der Ilocaiii-n, tra(iii'i ion alemana publicada por el Mìftheìlunfjr.n der
kais, koniyl. (ìiot/raphisrltrn
Ocsollschuft in Wie.n.
K-f.i y la anterior se venden en Manila » peseta.
.Ir/íVií/'w !'«*•«/» sobre la et migraria, historia
y (iij-îtninbi'CK de. Filipinas, Manila 188K (seyunda
filman.)
A (í reales tuertes.
¡Iiicttivtthis. cuentos filipinos. Iloilo 1887. A
1 reale.- fuertes.
7V//ÍÍ.-Í ;/ cuadros </,- Manila, tic In bihlioteia
de A7 AV» í/c i'auatj, Iloilo 188K.
/^i.v /.«(/íf.v Yisttipi.-t en la ¿pora tic la rittifjiti<:tii>
Manila lrtíí'.i tse/pinda edirióa). A 'l reale* fuertes..
AV Foll;-L<>re Filipino, «le»; tumotí, premiatili non
medalla de plata en la exposición filipina de
18S7. A (1 reale* fuerte1! cada tomo.
He venden en his principales librerías-de Planila.
S L
I X i O O - A J S T O
Periódico quincenal español-ilocano de eieueias y
artey al alcance del pueblo, de intereses generar a l e s conocimientos útiles, y noticias, bajo la
dirección del mismo autor.
Al preci» de una peseta «/ mes, «t; suscribe en lu
Imprenta do Sauta Cru/. -Manila). C a m e d o 20.
± jtsr ID i a E
PÁus.
D.eir 4otnn«
Dedicatoria
Introducción.
V
7
Epícti prthittl·ríca.
I Etnografia
II Paleografi.!
(Cuadro jialeogtdfico)
III Datos
fìIoiógic05.
IV
V
VI
VII
Constitución social
Legislación
Mitolog'a
Costumbres antiguas
2.o
Epo<a
I
17
40
42
G5
o'J
M:
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2I4
donato
fiiitòrica.
Sialo X V I
Descubrimiento de llocos
'
C Ai'S.
IMfit.
II
III
IV
V
20
23
',li
Fundación de la Villa Fcrnandina. .
Li*.Mahong.—¿Trímera parroquia? . .
Necrologi» de Salcedo
Ayuntamiento de Vigan.— Justicias
mayores —Religiosos franciscanos —
Kxpedición à Borneo.—; Otra Villaí
—Resurrección de una niña —Primer apóstol de llocos —Hecho increíble. — Coriarios japoneses . .
VI Los Encomendcrosy los Religiosos.—
Creación de los GobernadorcJllos.—
Los PP. Agustinos van a" Hocos —
Esta provincia en i585.—Pueblos
erigidos en i586 y 87. . • . .
VII Sublevación en Diagraa.—Gauang y
San Juan.—Tributos.—Los franciscanos entregan sus curatos ¿losseglares — Nuevos pueblos.—Un sabio
iloeano.—Piraterías y matanzas.—
Creación del obispado.— Tentativa de
rtbcUin.—Pueblos erigidos en i5í)8
y'yg.-Kl primer Obispo . . . .
.'18
46
5y
Sitilo X V I I
Vili Su entrada.—Desastrosa expedición oí
país de fgorroics.—Otro pueblo nuevo.—Otro Prelado. — Bdfigi—¿Hilaero?—Tentativo de unir Ilocoi con
íCagayan. - Abra
IX Muerte del Obispo.—Nuevo Prelado.—
Eo Î6t7 y ik—Otro Obispo.—Viran. - Expediciones á If.orrotcs —
Nuevos pucbloj.—EQ tGt-'S y 37.—
Óiro Prelado.—He m b re y subleve-
7o
CAPS.
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
PÁGS.
CÍÚD.—Destierro del Arzobispo Guerrero
. • .
Aumento de tributo.—Lluvia de cenizas, hambre y colero.—El Obispo
Aduartc.—Sublevación con 5o.oo
víctimas.—Naufragio.—Muerte del
Obispo.-Montes y pueblos sepultado?.-Nuevo Prelado.—Terremoto
horroroso.-Guerra contra los holandeses
A mediados del siglo XVII. — Asesinato.— El Obispo cárdenas Visita
diocesana.-Calamidades públicas.
Escritor en iiocano.—Invasión z<imbalcñ3
Segunda invasión zambalefia.- Hazañas y muerte gloriosa de los generales ¡lócanos Pcding y Lopez.—
Triunfo y atropellos de los zambaÍes.—Su derrota posterior y castigos
Álmasan se proclama Rey en el Norte de llocos—Sus triunfos y derrotas. . ;
Preparativos de guerra.—Matanza de
chinos —Conspiración contra el general Salcedo
Piratai.—Reducción de montcscí
El obispo Poblctc.—Mngsifi^jl. CcloBO misionero ¡locano,—Obispo
¡locano. —Rozamientos ruidosos. .
El obispo Pizarro.—Naufragio y piratas.—Calamidades públicas —Cuadros Crono!03¡cos de ftobsrnzciorci*
76
#7
1)4.
too
116
Hz
Ia5
CAPS
PXus.
lio?.—Escritores en ¡locano.-Des*
lierro del Arzobispo Pardo.r-F¡n del
siglo XVII
,34
SHÏM» XVIII
XVII
.Nuevos pueblos.—Kl obispo Gorospe y sus roza m ici-tos - Estanco del
vino "Jícducciòn de ¡gorrotcí.—Nuevo Prelado —Sublcyacirtn. —lieduc-ciòn de igorrotc*.—Conspíraciún religiosa contra lìusinmante. I'reparativos de guerra. —Los obispos H r rrera y Arrccbcdcra. -Visitador de
llocos -Granizo .
XVIII Estado de la provincia ¡*t mediados
del siglo XVIII
XIX Nccro'ogía de Arrcchcdera —Ycpcs.
—Giemio de mestizos.—Misiones—*
Vigan Sede episcopal y ciudad.
— Mató*.- 1 Expedición ú igorrotes.—
Esciitor en tlocoao.—El Obispo Ustariz
XX Jíilang
,
XVI Expedición á Pangasinan. - Nuevos
pueblos.- U«tariz y García.- Calera.
—Piratas.—Iífgimícoto de Hocos, Estanco del tabaco.—Aumento de tributo
XXII Basco e i l l o c o s — E l Obispo Huir.—
Intendencia de 11. P. de Vigaa —"
El P . O b l i ? . - M o t í n , La Compañía de Filipinas.—Cazadores de llocos. Curatos y pueblos. El stñor
Blaquicr.—Koúmen del aislo XVIII.
146
»5G
163
171
'9o
Ì'.I-J
PAI; 3
CAPÌ.
Siglo S I X .
XXIIf Estado de la provincia al entrar el aiolo X I X
20S
X X I V Telégrafo de scDales.—Tayum,—Granizado.— Muerte dnl Obispo. - H o m brc.-Misioircs.-Gobcrnadorcillo A l calde moyor.*-Motin."Sabltívación de
Ambarino
2 i
XXV Viruelas. El Obispo Pallns.—Sublevaciones de Litngao y de Sarrat.—Incendio en Vigai. -ríotn final. . . 22S
->mn>-
te&&-&¿&rsmeJ&M-&&¿&¿
EPOCA HISTÓRICA
SIGLO
XVI
i.
Descubrimiento de llocos.
Descubierto, en »5 de setiembre de i5l3, el
Gran Ocèano, en América, por Basco Nuñez
de Balboaj exitú la curiosidad de los geógrafos y marinos de Europa, y se preguntaron
si habfa punto de unión con el Ailuntico en
el Norte o en el Sur del entinecs recién hallado continente americano.
Hernando de Magallanes, experto marino y
matemático que habla militado ¿ las órdenes
del famoso poi tugues Alonso Arburqucrque,
que conquisto para su púttia Singapore, Aureo, Chcrsoneso y Malaca en i5ii, había sabido además la existencia de las Islas de la
4
ISAIÎELO DE LOS REVUS
Oceania por su paisano y amigo Francisco Serrano, que descabri'» las Molucas en iMl ó
ij. y utilizando los mapas y derroteros del
cosmògrafo y astrónomo Martín de Bohemia,
en que encontr i indicado cl sospechado punto
de comunicación en et Sur, concibió. la redondez de la tierra.
Entonces Magallanes se presentó a[ Rey de
Portugal, implorando su protección para comprobar sus opiniones, l'ero como Colon, so.'o
merecí» sonrisas de desden de su propio soberano.
Avergonzado, acudiu en 1517 al Emperador
Carlos I de España, con el mismo objeto, v
demostró que ]c rocaba el Archipiélago Moluco
segìn la repartición hecha por el arbitro Tapa
Alejandro VI. en su famoso Breve de 4 de
mayo de 1493. Consultado el Consejo Supremo
de la Nación, aprobó Carlos el gran proyecto
de Magallanes, y hechas ya las condicione*,
una escuadra de .cinco buques tripulada por
237 hombres,^ al mando del intrèpido marmo
portugués, b?jó el Betis con salvas de artillería, en la memorable mañana del 10 de agosto
de 1519; se abasteció en Tenerife y el 2 de octubre del mismo ano se tanzó at inmeuso Atlántico.
No es mi ánimo detallar las mil intcresanies
peripecias, porque pasaron aquetta expedición y tas
sucesivas parala conquista de Filipinas. Para «so
tenéis los códices de Antonio Lombardo, compañero de Magallanes, de Maximilianus Transsylvanus, también compaiïero ò contemporáneo
del descubridor de este Archipiélago, de Alvarado Escalante, combarcano de Villalobos, del
P. Rada, que vino con Legazpí. del P. Crijaiva y otros autores de aquellos tiempos.
HISTORIA DE ILOCOS.*
5
Solo dirò lo más precìso para conservar ci hilo
<ie los principales sucesos, desde el descubrimiento de Filipinas hasta cl de llocos.
. El 27 de noviembre del año siguiente, Magallanes logró salir al ansiado Gran Ocèano ò
.Mar del òuTj como antes se le llamaba. M
cabo de 3o dtas sin ver tierra, comiendo por onzas y bebiendo agua corrompida, descubrieron
las islas denominadas por ellos "Uesvcnturadas,"
y sucesivamente las de las Velas, las de los
Ladrones (.Marianas), y el 16 de marzo de i52)
llegaron a la isla de Htürríunu ú «Honionhol»
(Surígao); de alb pasaron, a l^írpasoya o LÍmasaun, cuyo líegulo les agasajó: de allí ú Butuan
y" el día de Pascua liorida se eclebr-'» en dicha
isla la primera Alisa _ en Filipinas Tasaron ;i
Cebi donde fueron bien recibidos cl 7 de abril del
mismo mio por los naturales Allí se bautizaron cl regulo de aquella isla, et de Limasaua
y otros muchos, prestando adhesión al Gobierno
español. Habiendo salido Magallanes ti castigar
al Régulo de Mactan "Sy-Lapuln_.-u ó Kalipulako**,
murió peleando el : o d'c abril del nilSnrorcno.
Muerto yací intrepido navegante, los de Cebú
invitaron a un banquete a Juan Serrano, su
sucesor, y otros españoles, y durante el, les pasaron n cuchillo ¡i todos menos ú Serrano, qce
llevaron maniatado á_ la playa pidiendo rescate;
pero Juan Carvallo, á quien en sustitución de
Serrano le tocaba el mando, se neg'i :. ello y »
loJo trapo zarparon de aquél puerto. Hicieron
escalasen Mindanao y liornco y el 8 de noviembre fondearon en Tidorc (Molucas). Almanzor,
regulo de Tidorc, que tenía roo mujeres les recibí 1 bien, y con el prestaron sumisión á España,
6
ISABELO DE LOS H RVBS
Koralat, Rajah de Ternate, y Luzuf, régulo de
Gilolo, que entonces estaba allí, y quien, segua
Argcnsola, tenía 600 hijos. Las dos naos que
quedaban zarparon cl 21 de diciembre de Tidorc:
la Trinidad con rumbo al Estrecho de .Magallanes, que después volvió á Molucas; y la
Vitoria al mando de Juan del Cano, por el
Cabo de Buena Esperanza, llegó u Sevilla a
8 de setiembre de 1622, Û los tres oilos y 28 días
de su salida, habiendo recorrido 1*1460 c*
guas, siendo la primera nave que dio la vuelta
alrededor del mundo. ¡Solo 18 hombres volvieron de los 237 que se habían embarcado!
Las Molucas eran las que deseaba adquirir Carlos I, y en 1524 envió otra armada
que pronto volvió maltratada por los temporales.
En i525 envió la tercera escuadra de 7 naves, al mando de Fray Garcia Jofre* de Loaysa
yendo entre otroi Sebastian del Cano, Carquizano y Urdaneta. Muertos en el camino
Loaysa y Del-Cano, les sucedió en el mando
Toribio Alonso de Salazar. Tocaron en Marianas, Mindanao y Cebú, fondearon en Tidorc
en i526, y pelearon con los portugueses.
En i527 tres buques españoles, al mando
del general Alonso de Saavedra, salieron de Méjico. El 6 de enero del año siguiente, tomaron
posesión nominalmente de Mañanas, hicieron
escala_ en Mindanao y fueron á Tidorc, donde,
se unieron á la anterior escuadra para batir á
los portugueses. Fstos les derrotaron y les persígucron hasta Jólo, donde se rindieron.
Habiendo cedido Carlos I A Portugal sus pretcnsiones á llolucas por 35o ducados, los españoles fijaron toda su atención en estas Islas, y en
HisTOREA oc Icoco*;.
7
154.2, cinco buques españoles, at mando del
general Ruy de Villalobos, zarparon de Méjico
con rumbo á este Archipiélago, y en Febrero
de 1543, desembarcaron en Karaga. Vientos contrarios y la falta de víveres les imposibilitaron
áestablecerse en las Islas Visayas y se dirigieron ú'Molucas. Diccsc que Villalobos llanV»
Filipinos á estas islas, según el P. Gaspar d¿
de San Agustín, cumpliendo órdenes recibidos
cu honor ai futuro Felipe 11, entonces infante;
pero el sabio autor del Versiteli einer Etnografie der JPhilipinen asegura que esta noticia es
inexacta, siendo únicamente el pueblo de
Tandaya .(en Lcytc) el llamado por Villalobos
Filipina. VT. Nicolas de Wittc en un escrito
al Emperador Carlos I en 15 de Julio de tSSi,
y el mismo Felipe II en una comunicación
al P. Urdaneta de 24 de setiembre de i55t),
llaman aun ú este Archipiélago Islas del Poniente,
Con este nombre era conocido por los espafioJes, porque ven'an por el Oeste 6 sea por el fetrecho de Magallanes. Y los portugueses lo llamaban Islán del Oriente, porque vcn'an por el
cabo de Buena Esperanza. Estas islas también se
llamaron Arcliipiélago de S. Lázaro por Magallanes, Nueva CastiUa, Luzonia. Islán tie Manila,
por Jos franceses, y en algunas obras alemanas
antiguas se denominan «Las Manillas.» Parece ser
que Lcgazpi fué el que llamó Filipinas a estas
islas.
Habiendo sucedido cu el trono à Carlos I (V
ae Alemania) su hijo Felipe II. ésto dio nuevo
impulso û la. conquista de estas Islas, y el 21 de
Noviembre de 1564. una escuadra de 5 buques
al mandó dn Miguel Lopez de Lcgazpi salió de
S
ISAIiEtO DE LOR REYES
Méjico, y cl liï de Febrero del ano siguiente
llego a la pequeña isla de Suluon, al Sur de Sa;
mar; de allí pasó sucesiva m cute ú Ibabao, que así
se llamaba la parte Sur de Samar; il Leytf.
Comiguin, Bohol, capitan y á la costa Este de
Cebú, donde fundí una colonia, despue's de ha*
ber subyugado con las armas & los naturales. Goiti descubrió la parte occidental de Ceba y la
isla de Buglas (hoy Nepros) Mateo de SJJIZ descubrió las islas de l'anay, Baybay, Bilaran y l'anamao, la costa occidental de Samar y Muidanao; tuvo un encuentro con los portugués»,
que pretendían que Filipinas estaba en la parte del
mundo señalada ú Portugal porci Papa.Alcjandro
Vly hastalf)G9 losportuguesesscgufan combatiendo
a los españoles en Visayas. A principios de este
año Xegazpi pasó à Panoy. Luis Enriques de
Guzman descubrió y conquisto las islas de l í bate, Burias y Tikao y desde allí llegó a Albay
ó Ibalon, como entonces se denominaba.
En 2o de Agosto de lüliï llego un buque
de Mújico en que venía el nieto del Adelantado
Legazpi, Juan de Salcedo, futuro descubridor de
Hocos.
Este descubrió á Mindoro v Luban.
Después Goiti, que sucedió al difunto Mateo
de Sauz, y Juan dcSalcedo vinieron á reconocer a Manila, y en la costa Komintana íhoy
(Bataneas), se separaron ios dos jefes, dirigi¿ndosc Goiti A la bahía de Manila. Salcedo descubrió la Laguna de Bombón, peleó con los
naturales y fué después il reunirse » Goiti. En
Manila, fueron bien recibidos por el Hoja Ñu/amici (régulo vicio) Lattandola, de Tondo; pero
el regulo joven /Jiaxa-tfagoi de Manila. Soliman,
HISTORIA
DE ILOCOÇ.
y
atacó ú los españoles, disparándoles su artillería montada en una empalizada. Coiti la derroto, habiéndose encontrado entre las ruinas
j e dicha empalizada el cadáver de un portugués.
Después Coiti y Salcedo fueron á l'anay. donde
estaba Legazpi.
Informado éste, paso á Manila, de ella tomó
posesión en IÍÍ de mayo de 1071 y fundó la
ciudad, capital hoy de Filipinas, en 21 de Junio del mismo ano. Goití redujo la antigua provincia de la 1'ampanga, que comprendía los de
lìulakan, N u e v a Jíciia y la Infama. Juan de
Salcedo remont» el Pasig. castigó á los de Kainta y Taytay, llcg» á la Laguna de Bay, cuyas
xilicras hizo tributarias de Kspaíia; recorrió por la
contracosta el litoral de Camarines, llamada también por aquel entonces Xehtty, hasta la bahia
de S. Miguel descubriendo las minas de oro de
Maniburao·y l'arakalc. Los españoles dcscubricrou
además la isla de Tablas, la comarca de Júitil·iyin i.hoy Ta yabas), las islas de Kuyo y K a l a m u nes y la parte septentrional de I'aragua o Palawan, como la denominan los autores extrangeros.
Vuelto á Manila el infatigable capitan Juan de
salcedo, que entonces contaha 22 años de edad,
se presentó á explorar las costas del Norte de I.u•zón. pjra ver su- limites, v si, por alli. había derrota, por donde las i:aos pudieran pasar á Méjico, l'ara esta empresa trajo, de Mindoro o Maiitit,
como entonces se le llamaba, ocho navios armados
•i su costa. « i Adelantado Je suministró Jas municiones necesarias, poniendo á sus órdenes 45 soldados.
Y después - de haber rccihiJo las inst-ucciones
precisas, zarpó de Minila, çn 2o de mayo de \¡>7M¿.
Ai dia siguiente llegó saljcJo ii la punta de
ïO
ÍSADELO DE Lr»S Rp.YES
Biniptikan (Zambalcs), y al tercero al puerto de
Bolinao, donde estaba fondeado un junco de
chinos, de cuyo poder librò A un principat de
aquella ranchería y otros indígenas, que hab'an
cautivado para venderlos en China como esclavos. Por esta generosidad, tos naturales le recibieron con agasajo y rindieron vasallaje al Monarca de España, y otros pueblos de la comarca solicitaron la amistad de los españoles.
Salcedo se detuvo en Zambalcs cinco ó seis
dias, y el 27 ò 28 de movo, saliú en dirección á
Pan^asinan, donde Jícgò en el mismo día. Loi
pangasinanes recibieron á los españoles de buen
grado, y sabedores de su objeto civilizador, pidieron se les enviasen" "religiosos, q u e les instruyesen, asegurando que los tratarían bien. Los pangasinanes regalaron á ios españoles arroz, gallinas,
cerdos y piezas de oro.
Salcedo, por el gran valor de los obsequio?,
quizo internarse en la comarca, para poder apreciar las riquezas del país. Embocó en el rio .Agno y avanzò hasta unas poblaciones sin gente,
.è .internándose más, encontró el pueblo d e Malimpjf,' cüyoï naturales .trataron de atacarles íí
traición, y los españoles les subyugaron coa las
armas.
Otro dia, los españoles siguieron su viaje costeando y llegaron á la desembocadura del rio de
Nakarlan donde pasaron la noche A la mañana
siguiente subieron el rio hasta el pueblo. Los naturales armados de flechas y arcos trataron de esTorbaries el paso, disparándoselas, escondidos en
los manglares.
Después se embarcaron, y cu el mismo dia.
arribaron a un puerto, que está á tres Icyuas
HlST<iUt.\ UK I LOO'S
II
de Nakarlan, donde hallaron tres buques japoneses: estos sostuvieron un combate con los espadóles y huyeron con algunas bajas. Los espartóles subieron el rio hasta un pueblo, cuyo calerio se hallaba reducido á cenizas por lo cual
volvieron à In mar.
Kn la noche del siguiente dia llegó ú otro
pueblo llamado Atulcy (l)(;Ran ïuïinr), asentado sobre un peñón muy alio'tie áípera subida, que
los indígenas defendían á mansalva desde arriba.
Viendo " .Salcedo que era de todo punto inaccesible por la parte donde dcsi-mbarcò, dividi*'» su
çente en grupos de á seis soldados, y les mandó
buscar alguna garganta por donde subir seguros;
y encontrada una quebrada, juntó u seis compañeros, y, si bien con algun trabajo, lograron llegar a la cumbre, sin ser sentidos de los indígenas, fc'sto; viendo, por fin, á los españoles, abandonaron desconcertados la población. Salcedo, secuidode loi ;.uyos. entró en ella y vio q u e r r á
la más hermosa de cuantas hasta entonces había, visto cu Filipinas, con sus calles y casas bien
dispuestas. De dos naturales escondidos, se niicrarou los españoles, de que aquella población
era la capital de aquella comarca, y que en el
intorior. había muchos barrios ó pueblos. Salcedo les mandó decir .1 sus compañeros que
¿l no había ido para dañarles, sino para captarse su amistad. Al cabo de dos horas, dichos
indígenas volvieron con varios principales. Los
españoles les recibieron con agasajo y los na{]} Malattie debía de ser: el P. San Agustín lo había"
confondalo con Tuley, nombre antiquo ile Sin, Catalina ile lîalù. Scciín I.T IiUtorb, Aiiiley otaba en ¡a comprcn-iyii de IIocu-.
12
ISAUKLO DE LO"; K KYJt<
turales pidieron permiso para ir » llamar * SUÍ
compañeros, á fin de celebrar al dia siguiente
un tratado de paz. rogando a tos csparolcs se
retirasen a sus navios en el ínterin.
Los indígenas no volvieron, y Juan de Salcedo
siguió su derrota, dejando aquella empresa para
otra occibiórV.
Habiendo arribado á la desembocadura del tío
de Purao, saltó en tierra con varios soldados. Los
naturales les recibieron como amigos, y avanzando hasta la población, la encontraron sin mujeres ni muchachos, lo cual les indicaba que los
naturales estaban dispuestos ú romper lanzas con
ellos: pero Salcedo no se intimidó y se interni
más. Lntonccs los naturales creyendo sorprender
los navios, trataron de abordarlos; pero la tripulación se defendió con la arcabucería, y á sus
estampidos, acudió Salcedo coií la gente que llevaba, y los indígenas huyeron al monte, dejando
algunos muertos y heridos.
M dia siguiente la flotilla de Salcedo pasó Je
Pu rao ¡t Duniaiiguakc, i&mta Lucia) (2) pueblo de
la misma comarca, q u e es llocos Esta provincia tenia extensos pueblos y mucha gente. Contaba con minas de oro, qne venían á explotar
los buques mercantes de China y Japón.
Fué bien recibido por los naturales, lo que no
fué seguido por los del interior, que manifestaron ¡i
los emisarios de Salcedo deseos de pelear con ios
(2) Tampoco ilei» s-jr exacto el nombre, <lc Puntanguake, pues el que tuvo es c nombre fue H.icnrr.i, -cgun el mismo I*. San Agu tin. Habrá querulo d-cir Á'r-\',
nombre que LI parecer lo tuvo Sin. Lucia.
HlSTOKtA Ut. It.')COÌ
13
«nailoles. como los de Vurao {l'alaoang), sus vecinos, que les instigaron ú la resistencia.
Salcedo acudiu al reto, llevando en [a vanguardia una compatì a mandada por el alférez
emonio de Hurtado
Este penetro en cl pueblo enemigo, saqueando las casas, y los indígenas aliados cargaron con
la presa de muchos bastimentos. Hurtado no halló resistencia alguna en esta población: pero ya
Je regreso, un pelofn de indígenos trató de envolverle en el camino: una carga de arcabucería
sobre el centro det enemigo, hizo a este batirse
en retirada.
Salcedo rcudió é impidió U persecución de loi
fugitivos. Sin embargo, un principal llamado SiUta fue cogido por los espartóles y presentado V
i
Salcedo. De rodillas imploró la clemencia de este,
excusándose con que no había tomado parte en
la pelea.
s.dccdo no soto le perdonó, sino que le dtó
algunos regalos y le encargó que llamase á sus
compañeros para reconciliarse.
silata cumplió el encargo, llevando ¡í la presencia de los españoles à todos sus paisanos, los
cuales correspondieron á las finezas de Salcedo,
proporcionándole muchas provisiones, y regalándole oro bajo, peso de cien onzas, que" Salcedo
rechazó caballerescamente, dándoles á entender que
no iba á explotarles.
Hechas las paces y captada U estimación de
los naturales, Salcedo se separó de ellos dejándoles satisfechos.
J-a flotilla española zarps de Dumanguakc ó
Kaog i n de Junio del mismo uño de 157.*. y
a la noche, llegó á h rada de Kao3>vn. y !í la
i4
ISAHKLO DF. LOS R E Y E S
mañana siguiente, cmhocó cl rio Abra y subió
en dirección al pueblo de Vigan. Dos embarcaciones menores salieton á su encuentro, y habiendo visto que los que llegaban era» hombres
extraños, huyeron á todo trapo. Los españoles
les persiguieron hasta un lugar, donde cncontraron en ambas orillas del rio pelotones de indígenas, que blandían sus lanzas con vocerío imponente, en son hostil.
Los españoles, no haciéndoles caso, prosiguieron
su derrota y los indígenas seguían corriendo y gritando.
La flotilla ancló cerca de Vigan, y como los
indígenas trataban de impedir el desembarco, fué
necesario q u e la arcabucería despejase la orilla.
Después de varias descargas, se les ofreció la paz,
por medio de interpretes indígenas que trajo de Manila Salcedo: pero la desecharon, colocándose ellos
en formación de batalla.
Entonces el bravo capitan desembarco con su
gente y atacó al peloton de los cncrr;,;*, oblig'imlolcs con las descargas de la arcabucera á
replegarse. Entró en la población de Vigan v
sus habitantes pasaron al inmediato pueblo de
Bantay, dejando algunas mujeres y niños, A los que
Salcedo mandó que no se les hiciese ningún daño
limitándose A coger algunas provisiones, que les
eran necesarias.
Vigan era una población hermosa de muchas
comodidades y_ mas de l.Soo casas, por supuesto,
de materiales ligeros, que representan según un autor extranjero, T.íioo almas, por lo que el.conquistador expuso á sus compañeros la conveniencia de establecer un destacamento en aquel pueblo, para
reducir á los ¡lócanos. Solo el alférez don Anto-
HISTORIA DK II.OCOÍ".
*
r
nio Hurtado se conform» con la idea de Salcedo,
por lo cual solo algunos días se detuvieron e»
aquel pueblo.
Bantay era un pueblo muy antiguo, según la
iradición de los ¡locónos, y tenía un puerto de
mar abrigado, para champanes y otras embarcaciones menores de aquellos tiempos.
Observando los indígenas de Vigan que los españoles eran gente inofensiva, regresaron de Bantay
y se presentaron á Salcedo, quien recibió de buen
"crudo, agasajándoles.
Hechas las paces, la flotilla española zarpo de
aquel puerto en demanda del de Aparri, (Kagayan.i
Llegaron il la desembocadura dei río de Laoag.
Ya aquí todos los compañeros de Salcedo indicaron
su poca disposición para proseguir el viaje: los
soldados hicieron presente su cansancio, y los in¡•digenas, que scrvfau de guias, advirtieron que los
bugucs eran frágiles para poder doblar el Cabo
Bojeador, donde el mar era agitado en aquella
época fiftí año.
En vista üc esto, Salcedo suspendió el proyectado
viaje ú Kagayaii. y ú. la nnftaua siguiente, 'embocíel rio en dirección al pueblo de Laoag.
Los naturales les recibieron con una nube de
dardos, rechazando la paz, que ofrecían l >s españoles. Entonces estos dieron una descarga de arcabucería, para proteger el desembarco de 3o soldados mandados por Salcedo. Este les ofreció otra
vez la paz: pero en contestación les dispararon sus
Hechas desde un cañaveral; por esto los españoles
dispararon contra ellos, y los ¡lócanos sin esperar la
segunda descarga, dejaron franco el paso, huyendo
hacia el pueblo de Laoag.
Este, como «hora, era extenso, y su pohlaçíón
i6
IPAUKLO ine
Í.OS
RKYKS
de 40.000 habitantes, ó poco menos, se asentaba sobre un valle, desde donde se descubrían muchas
y grandes poblaciones.
Los de aquellos pueblos fueron á ver iì los españoles como a'iadoF. pero su amistad era ficticia y los que iban no volvían más. por lo que
¡Salcedo levantó el campo, pensando reducir aquelli
parte en otra ocasión, y dejando tres embarcaciones con varios soldados en el río. zarpó de allí
J'or ios nortazos naufragaron en la barra dos embarcaciones de los españoles, sin desgracias perso*
i.alcí.
Durante ocho dias estuvieron recogidos, esperando amainase el tiempo en una pequeña ensenada, tal vez Kurrimao: en este tiempo Salcedo d f
sembarcü con doce soldados, rara explorar el sitio,
y hallándose á la distancia tic tres kilómetros dtl
"mar, un peloton de ¡loamos les atacó, peí o huyeron al estampido y ú la vista de los horroiosoí
efectos de los arcabuces, y Salcedo, seguido de los
suyo?, también retrocedía y se acogió á los buques. La alarma cundió pronto en el lugar, y poco
después, un numeroso peloton de indios se presentó en la playa, arrojando el guante ú los españoles, y su jefe, separándose de los suyos y blandiendo ferozmente una lanza, les provocó á un
desafío individual.
H amor propio del joven Salcedo 110 pudo sufrir que se les tachase de cobardes: desembarca
solo, prohibiendo que alcuno le siguiese y con
una espada y escudo se lanzó á su'adversafío.
I-.stc le esperaba con ansia, y no bien Salcedo
puso los pìès en la arena de la nlaja, cuando aquel
le descargó una lanzada, que el impávido capim
supo desviar con su escudo.
HlSTOllIA
UK I L O C O S .
IJ
En seguida cl jcfc de los ¡locano; se echó ú correr ha;ia un monte. Salcedo le siguió ignorami»
que ft'lí se había fraguado una emboscada contra 61.
No se alejaron mucho de la playa, cuando Salcedo fue rodeado por más de trescientos ¡locónos,.
que manifestaban su anhelo de matarle con furibundo vocerío.
Ante tan inminente peligro, Salcedo procuró nnim3rsc ú un cercano peñasco, que le defendiese por
la espalda y mientras paraba con su rodela las
lanzadas, impedía con su espada que se le accrcaîcn: los ilocauos se relevaban, de veinte en veinte,,
para descargarle lanzadas.
Naturalmente los compañeros de Salcedo, á p e íar de la terminante prohibición de éste, no pudieron menos de ir n buscarle, cuando desapareció de la playa temiendo fundadamente que haya
sido víctima "de una traición y tres soldados llegaron al teatro de la lucha, cuando Salcedo ya tenia la rodela hecha mil pedazos y se hal'aba casi
sin fuerzas para manejar la espada.
Los tres soldados dispararon sus arcabuces contra los que escarnecían a Salcedo y lograron causarles tres bajas. Por esto y porque vieron que
iban además otros siete mandados por el alférez
Hurtado, los indígenas huyeron hacia ct monte.
Lis lluvias impedían la continuación del viaje, y
•Salcedo con ocho soldados y varios indigents, entró tierra adentro para buscar víveres nastn el
pueblo de Baról (Badok?), antigua provincia, que
tenia muchos y ricos pueblos, que distaba dos
leguas de la ensenada. Los naturales del pueblo
estaban tranquilos; pero apenas notaron la presencu de tos españoles, les hostilizaron, escondí.ndo
e» el entretanto á las mujeres y niños: m - s ha-
iS
ISADELO DE LOf. REYES
bicndosclcs causado 12 muertos, huyeron aterrorizados.
(..os españoles, entonces, saquearon las casas, donde rccojicron muchos y b u e m s víveres Después
mandaron ¿ los indígenas aminos cargar con ellos.
y ya estaban caminando en dirección tilos buques
cuando un principal se presentó á ellos, diciendo
q u e querían la paz con ellos, si olvidabau lo pasado.
Salcedo le recibid con mucha amabilidad, y
después de haberle dado algunos regalos, le envió llamar & los demás principales del pueblo para
celebrar el tratado de a'ianza.
El principal cumplió el encargo, y aunque no
el mismo dia, volvió acompañado de doce ó
diez principales y varios esclavos que llevaban regalos consistentes en provisiones.
Sin embargo, se notaban en ellos desconfianza y
miedo, por lo cual Salcedo se apresuró ú manifestarles, por medio de un moro interprete, que
110 iban à hacer carnicerías, sîno~quc llevaban un
objeto civilizador, dicicndolco que, para ser amibos, debían prestar pleito homenaje
al Key de
'España y mudar de religión, demostrándoles las
ventajas que les anot tartan la protección del
-Soberano español, la saitidad del catolicismo,
y los errores y la pobreza de su teogonia primitiva.
Por osto v porque observaban que los españoles eran inofensivos, se tranquilizaron; se hizo
el pacto de alianza y se retiraron contentos.
Otro día volvieron llevando i2o onzas de oro
£ Salcedo, como obsequio.
ucs supo allí Salcedo que los que se habían quedado en el rio de Laoag ó llaocig, como
HISTORIA
DE ILOCOS.
ly
escriben los autores antiguos, encallaron en la orilla sus tres embarcación;s y entraron en lis rancherías A buscar v veres. En su vista, el capitan
envió « Ilaoag A Francisco de Siavcdra, sargento
ya con un't compañía de soldados, en uní embarcación para recoger á los que estaban allí.
En efecto. Saavedra los llevo ú Brtról, en sus
propias embarcaciones.
Reunida la escuadrilla de Salcedo, mandó este
¿Vifian al alférez Hurtado, con 20 soldados, encargándole redujese de paso a los pueblos por
donde pasaba.
Hurtado y sus compañeros se hicieron & la vela
-en 6 embarcaciones.
No tardó en arribar al punto de su destino.
Los indígenas salieron à recibirles con agasajo y
les proporcionaron muchos víveres».
Hurtado le manifestó su misión de establecer
allí una colonia española^ para ayudarles en las luchas diarias que sostenían con las rancherías circunvecinas.
Naturalmente los indígenas aceptaron con mucho gusto esta proposición, y le proporcionaron
naderas ya cortadas para construir un fuerte, una
gruesa estacada y varías casas.
Hurtado hubo «ìe acudir despuùs ú un llamamÍ:nto de Salcedo, después de haber reducido
muchos pueblos.
Después Salcedo, con toda su gvúHc, pasó otra
ver á Vjgan, á ver lo que había hecho nlli
Hurtado, y mandó edificar el fuerte en una colina de las de Ta mag, que estaba cerca del rio
y dvl mar, pero ;ügo lejos del pueblo.
Terminado cl fucile. Salcedo encargó á Hurlado se quedase con 27 compañeros, persuadien-
20
ISAÍÏELO Dlï L'>S R.EV6S
dote q u e tratara bien û los naturales, y cl 2*
de Julio de 1572, con solo 17 soldados, zarpó d¡
Vigan co tres embarcaciones ca dirección á Camaya n.
II
Fundación
de la Villa Pe mandi na
Salcedo, bien que no logró reducir ú Cagayan,
lo reconoció, que era su objeto: dio sus nombreí
i los cabos Bojcador y Engaño, que consemn
hasta ahora; recorrió la, contracosta ó sea la que
mira al Pdciñco, descubrió la ísl¿. d e Polillo r
fue à parar á la ensenada de Amandato (hor
Lampón), desembarcando en el puerto de Píapi,
en la Laguna ò Ta vahas.
Por tierra y por la Laguiu de Bay, regresó i
llanila, despues de haber sufrido muchas penilidades y s3lvíindo^c de serios peligros y en t¡
rio Taguig, supo ia muerte de su ilustre abuelo
ocurrida en :o de agosto de 1372.A Legazpt sucedió en el m-indo (Juido de Lavezares, liste se enteró ácl resultado de Ja expedición, y de calumniosas acusaciones contri
el denodado capitan, hechas por algunos de los
que te acompañaron, por lo que mandò al Maestre de Campo, M u t i n de Goiti, ú continuar h
Eacifícación de llocos, y durante algun tiempo,
avezares no utilizó los servicios de Salcedo
Algunos autores atribuyen esto 3 enemistado
cntrc_ Salcedo y el Gobernador, motivadas por ta>
succsi'n en el mando. Fuú el caso q u e cuaníft
cl primero llegS á Manila, no se presenta á La
vezares y en silencio se encerró en su casa; pen
H l S T t KIA DE I L C C C S
21
habiendo subido este su llegado, fué ú consolarle
creo que Salcedo, muy joven aún y sobre todo
modesto y prudente, como demostró en otras
ocasiones, mai podía ser que aspírase & arrebatar
el mando à Lavczarcs, designado de antemano
por el Rey a la sucesión, y respetable por su edad.
Para la expedición de Goíti se aprestaron dos
galeotas bien artilladas, 21 embarcaciones de otra
clise y fuerzas compuestas de españoles é indírenas amigos, mandadas por el capitan Lorenzo
Chacon y el factor. Andrés de Mirándolo.
La flotilla zarpo "de Manila en 3 S de diciembre de 1572.
Sufrieron varios temporales, hicieron escala en
Pangasinan y por fin llegaron i Hocos.
. ELMacstre de Campo hallo & los ¡lócanos tan
amigos de los españoles como antes.
Impúsoles tributo, habiendo logrado llevar Û
Manila más de doce mil toes (1) de oro entre
tributo y lo que habían reunido por permuta
él y sus compañeros, al decir del P. Gaspar de
S. Agustín (2) y según cl P. Colin (3) el primer
iributo que rindieron llocos y Pangasen ascendió á un valor de loO.óoo pesos en oro.
El difunto Lcgazni había señalado como tributo
•anual una manta de algodón en las provincias ie(1) El /y tülipino no era m<-n;ila, á diferencií «tel
/<i<7 tie Cliina, por li» cual me ni»tengo «le se;nnr ¿l
ks ivo lentos que la U n í a n tnntbicn, M,V. F.l ta,- fjwc
•» le (Icnomioalnn Ics niitmts inti^tn.-», era r l peso «Ic
,:}' , e a ' c , i »n p l a t s , M-giin cl P. .San Antonio t-n MIÇ
t-hronjca-i ctlici.ín 173S. '
(2) ]»j|r. 274 «le las Cciti/ins/ttt,
fliciútj 17*5.
(¡J
I .aver Lvangùlica, Mtulrüt
1663.
ISABELO OK LOS U.EYES
iedoraF, dos fanegas de arroz y una gaUirn, y
á falta de estos objetos, se recib'nn otros del
mismo valor, tasándose para esto la manta co
cuatro r c a l o , el arroz en dos, y la gallina medio real.
Supongo que esta tarifa se aplicó ú llocos, cuya
fama de provincia tejedora data de antiguo, como
veremos mas adclame.
Aseguran los cronistas que los ¡lócanos pos¿[3u
mucho oro, que adquirían por permuta de los
zambalcílos y de los igorrotes, los cuales poseían
según se dice, las iritis ricas minas de Luzon.
¿Y donde están esas minas de oro? Hace cosa
de veinte años' se encontraban & veces en la playa
del pueblo de Santa Catalina (llocos Sur) polvos
de oro (pequeña cantidad).
El scíior Jordana escribe que los Buriles (igorrotes que pertenecieron ú Hocos) extraen oro de
los filones de cuarzo, ó lavando las arenas de algunos ríos.
Dice el 1». -S Agustín que los igorrotes explotaban las minas de oro con rara habilidad. Y
según la Revista Minera, los igorrotes de Lepanto conocían desde antiguo las minas de cobre
de Mancayan y empleaban procedimientos tan ingeniosos y conformes con las prescripciones
científicas, que parecían impropios de tribus sel»
váticas como aquellas. Dicha Hecista trae curiosísimos detalles sobre esos procedimientos.
L*or Un, Lavczarcs descubrió que fue engañado
por los q u e acusaron á Salcedo, y le envió p¿ra
reducir a Camarines, y despue's le llamó para
mandarle ú llocos.
El Gobernador repartió las encomiendas de
esta provincia entre los soldados más dignos, ate-
11
ISTORIA II'. Il " ( • » *
¿3
•lie'ndosc tV los informes de Salcedo. Y señaló íí
¿sic y & Goiû algunas buena?, siendo Minait una
de las que tocaron al descubridor de llocos.
Solo entonces aceptó ¿sic encomiendas, pues
viviendo su abuelo Lcgazpí, las rehusaba por delicadeza.
JwicoHiíeíufu se llamaba el privilegio para percibir gran pítrte del tributo que pagaban los naturales de un lugar, el cual también recibía •
nombre de encoiirieiula. Y se denominaba eneoattuterò cl que gozaba de tal privilegio ó m e r c e i ,
Los encomenderos, excepto contadisimas excepciones, vivían en sus encomiendas, que debían gobernar como pedáneos, explotando el suelo, si
queiían. Tenían la obligación de conservar el
orden y la adhcs'ún de sus subordinados ú Esponi, defender ñ.Ja clase inferior d_c los tíranos
Inhnknim (principalesi' e instruirlos £sta institución, impar M Ja de America, favorecía grandemente rl establecimiento de los españoles, pues
con I:i abolición de 'n esclavitud, los babnkiían
perdñn su poder, que ganaban los nuevos señores del país, l'ero, desde un principio, hubo
quienes abusaron de sus prerrogativas exigiendo
exacciones ilegales: y aun vivía* Legazpi cuando
en Bisayas se dio el grito de rebelión contra los
Encomenderos prevaricadores: más el gran Adelantado supo cortar tos abusos:
Los principales estaban exentos de pagar tributo, pero con la obligación de cobrar ú determinalo nùmero <íc los de otra clase, y se llamaron CuheznH de H.ti-untjay. Y los de la clase
interior estaban más contentos con los españoles,
pues su tributo era infinitamente más pequeño,
Suc los que daban á sus antiguos señores, y so-
TSABELO DK LOS REYES
•bre iodo, ya estaban
libres, si se encontraban
con buenos encomenderos,
En los comienzos de i57-i, Salcedo, nombrado
Teniente de Gobernador de llocos, según el L\ <Jon.zales de Mendoza, (1) salió de Manila, con cien
soldados en dirección a la provincia.
Va allí, dio posesión á tos Encomenderos de
sus tierras y señaló el tributo que los ilocanos
habían de pagarles.
Empezó á fundar unn villa en Vigan ó Btgan
(como escriben los autores antiguos), que denominó
Fernandina en honor del principe Fernando, hijo
del entonces rey de Espara Felipe II y de doña
Ana.
Fabricó en esta Villa una casa para ¿1, una fortaleza, iglesia y ajgums casas del Estado.
Repartió los empleos y oficios entre sus compañeros, y dispuso lo necesario para la conservación de la villa.
La provìncia de llocos comprendía desde Agóo hasta
la punta de Plata, cerca de Cagayon, y sus límites
oritntales llegaban á la cordillera del Car-aballo,
•que aun no estaba reconocida. Es decir, la antigua llocos abrazaba la gran comarca en que hoy
se asientan las provincias de ambos llocos, Abra,
•Union, Ucnguct, Lepanto y Bontoc.
Estaba dividida en pueblos v rancheras
Las casas eran de materiales ïigeros y-estaban
tan apiladas que no había lugar para jardines,
por temor de alguna sorpresa por parte de s;us
enemigos, las tribus vecinas de igorrotes, tingui»-,
nes ó*de los mismos ilocanos: pero en^ Hocos, al
menos por la parte de la costa, no había frecuen(i^
¡Ihtorhi
,U China,
Roma 15S5.
HISTORIA VE I LOCOS,
zi
i-s luchas intestinas que se notaban en otros puntos de Filipinos.
Los ¡lócanos conocían cl ^ granizo que llamaban
como ahora uraro, y granizó algunas veces en
-quella provìncia.
~ Algunos suponen que antiguamente hubo un
volcan, ya hoy extinguido en los montes de llocos ô Abra, y hay leyenda que índica haberse
formado la laguna de Nuiboan, cu llocos Norte,
i consecuencia de violentísimos terremotos, como
el que se sinth en aqucIU comarca en 3o de
noviembre de 1643. (1)
Salcedo envió un buque para llevar al Gobernador de Filipinas la gran cantidad de oro
que habia podido acopiar, informándole de los
progresos de las obrn3 que se estaban llevando
ú cabo en la Villa Fernandina.
Y Lavczarcs contestó manifestandole su satisfacción por su actividad; pero encargándole al
propio tiempo volviese a Cogayau, para examinar bien el puerto y el rio grande y ver de (tacarse las simpatías de los engayanes.
IH
Li-Mahong. —¿Primera
parroquia/
Tara cumplimentar las anteriores órdenes del
•Gobernador, Silccdo aprest ' embarcaciones, reunió su gente esparcida tn las encomiendas y en
(i) Es común la creencia de t[Vtc est*»s ^ Islas fuñen
formadas pur erupciunes volcánicas. El teniente coronel
D. Faustino Villa- Abri lie, exceUmc ami^o ralo, me lu
<3i:ho haber encontrado el en las nieietis del Abro retina
teatim s y volcánico*.
26
ISAUtfLO t)B l.üS
KKYKS
viò » Sinaít ú Francisco Saavedra, para acopiar
provisiones.
Ya en Sinait Saavedra, en la noche i'ò de noviembre de 1574, el célebre pirata Li-Mahong
desembarcó co aquel pueblo algunos soldados
para que buscasen provisiones.
Estos saquearon las escasas viviendas q u e encontraron en la costa, y luego las incendiaron.
Los ilocanos agraviados acudieron e i doman Ja
de protección & Saavedra, quien encontró desde
luego justificada su petición, nues se trotaba
de indígeras amigos y tributarios de España.
Saavedra se figuró que los invasores serian indígenas de los aun no somciidos, y se embarcó
en un batel con los soldados de su compaii'a
pam castigar á los culpables: pero no bien hubo
doblado una punta, cunndo se encontró muy cerca
de los numerosos bajeles de Li-Maong, que vi»
gracias i\ la tibia claridad de la luna, con formidables batciíaí, notando perfecto orden en toda
la escuadra, por lo q u e supuso que serían portugueses y procuró huir de ellos; pues ya se sabe
que los lusitanos pretendían arrebatar á los cspnfolcs estas í-laf, creyéndose ser los legítimos
señores de chas.
Sin embargo, Saavedra, una vez fuera de peligro, se puso á atisbar a! enemigo, viendo de
causarle algun daño, por si desembarcaba, y de
cautivar á quien pudiera informarle de su verdadera nacifn, y en seguida, avisó lo ocurrido
á Salcedo.
Pero Li-Mahong no volvió ú desembarcar gchíe,
y al amanecer, cuando empezaba 11 soplar la brisa
matinal, levi» a n d a s con rumbo ú Manila.
Frente Ü
i la costa de i'abugao encomió la gi-
HISTORIA
vu
ÏLOCOS.
27
Icoia del soldado español Francisco Bnziìn q u e d e
orden de Salcedo iba con r o soldados i S m a i t á
recoger lo que había acopiado Saavedra. Ya habí» el sol morando a las crestas del majcstuoio
Btil'ìitOa°t P o r *° Clírt* Bazan conoció el peligro
m ss no lo creyó evitable en rnzón i\ que los ligeros buques del Corsario, viento en pops, no
tardaban en accrcnrsc, y era maicrinlmcnlo imposible acogerse ú la costa por la gruesa marejada. Por osto tornò el partido de probar formin: para ello repartió ni mas entre los suyos, y
mando preparar el cailon de crujía y los mosquetes, con los cuales obligaron a los Dotes, que envió Li-Maong, á retroceder al principio, causándoles algunas nverfaf.
Visto esto por el p i r a n , hizo scrtal ii sus na»
YCi par¿ que rodeasen la galeota española; y como
el viento se calmara, los galeones chinos cum*
plieron la disposición, n fuerza de grandes temos
que llevaban en las popas. Rodeada la embarcació 1 de los españole*, rompieron cl fuego, matando
S cinco de los nuestros c hiriendo á cusi todos
los sobrevivientes.
Es'os se batieron á U desesperada: pero al (in
bs fuerzas les abandonaron, y no habiendo t ya
posibilidad de evadirse de las garras del enemigo,
unos hubieron de doblegarse y otros procuraron
ganar 11 naao la costa: pero de estos infelices,
vatios se ahogaron, y los que lograron llegar ¿
la playa fueron ascsinndos por los indígenas de
aquel sitio, que aún no estaban sometidos á los
Cipaíiolcf.
Rendida lu galeota de Unzan. Li-Maong ordenó
llevasen.à su capitana la pieza de CÍUJÍH y demús
armamentos que había ¿11 nuestra embnrcncícn,
2?>
ISABKLÜ DK LOS \\ EVKS
fulminò la última pena ú los cautivos, excepto
ni piloto y cl timonel que les sirvieron de prácticos pata recorrer estas aguas, mandó pegar fuego
i la galeota, y acto seguido continuó su derrotero.
A medio dia del 2-1 de noviembre, la escuadra
pirática se detuvo por calmas en la rada de
Pangdan (Cagayan), donde estaban algunos solda-,
dos españoles, quienes, sospechando que iba directamente à embocar el rio Abra, corrieron ala
Villa a avisarlo ú Salcedo (1), Este comprendió
desde luego el peligro: inmediatamente reunió sus
pocos soldados y se puso ú fortificarla barra para
rcchnzat al enemigo, si intentase desembarcar, interin los indígenas se apresuraban & colocar en
t u e n sitio ti sus familias v haciendas.
En tales momentos, llegó un soldado de Saavedra, portador de las noticias referentes ú los sucesos de la noche anterior, que fué costeando
en una 'embarcación menor. Entonces Salcedo comprendió mejor la magnitud del peligro y puso
mayor • actividad Y solicitud en Ja fortificación:
pero Li-Mohong ya no pensaba desembarcar sino
en el Pekín de su soñado imperio, y así que sopló el viento fresco, poco antes de descender el
sol cu la inmensidad del mar de China, zarpó
de aquella rada.
Salcedo penetró las intenciones del soñador pirata, y paia^ evitar sorpresas á Manila, -ni momento mandò tres soldados en una embarcación
(I) N o es tier lo r¡«o fuera Salcedo <|uí« n p r í n o i
.i6 la escu-ilr.i de !.i-.Maom; de-de la Cnlín.t d e l / / / ' .
Nu •n.·Tin ian extravagante qu- diera un paseo por allí i
injdioiJia. ;lnc'»nv t nk-ncía do Jo. cuncniaiii»!
Hi*TOKiA i>K lucos
con ordcn
c
29
i*-era
^ hacer cuanto pudieran para
ijelarwr à Li-Mahong y dar la voz de nlerta á la
desprevenida guarnición de Maniln, mientras ¿1
iiaiinba i'i los soldado?, que estaban repartidos
por los pueblos, para acudir en auxilio de sus
compañeros, pues sabía muy bien que en la caniMí del Archipiélago había escasa gtute para
nacer frente al enemigo.
Habiendo navegndo un día los portadores deia
noticia, lograron alcanzar a los piratas: más
cuando iutentaban ganar la dclantcrn a fuerza de
remos, 2o botes chinos volvierpn contra ellos, disparando U artillería. En tan crítica situación, los
españoles procuraron huir a la playa. Li-M*hong
mandò sacar el matalotaje y el velamen de la
embarcación abandonada, y acto seguido continuó
su derrotero, dejando nuestra nave.
Imposibilitados los emisarios de Salcedo de
cumplir su misión por falta de víveres y vela regresaron ú llocos.
Al tercer dia de haber zarpado Li-Mahong de la
rada de Caoavan, ò sea el 26 de noviembre, Salcedo se embarcó con 50 arcabuceros y varios ¡lócanos, habiendo dejado en la Villa Fcrnmdina 40
csnaüoles, para custodiar los intereses que alli posen el Estado.
Que algunos iíocanos llevó el bravo Capitan,
quizá principalmente, para bogar, lo dice la circunstancia de que los españoles llegaron a Manila en disposición de pelear y que algunos
autores aumentan el uumero de los compañeros
cu Salcedo, lo cual no es probable, si admitimos que eran todos españoles, en razón á Iquc
de estos había muy pocos en este Archipiélago.
El P. Gonzalez de Mendoza, que en i58o iu¿
30
I SÁBELO DE LOS RETES
de embajador de Manila & China, dice que cutt
solamente a5 españoles, ademas de loa remeros. ; Y
quien dudan que esos remeros también halmn
trabajado cu la defensa de Manila? V dicen las
crónicas que stn el auxilio de Salcedo, se hubiera
rendido probablemente esta ciudad; por eso se
celebró grandemente la oportunidad de su importante ayuda de gente. Es indudahlc que también
i. los üocanos toco parte de la gloria de haber
salvado la ciudad de Manila.
Pero no es nuestro Ánimo dar todos los detalles de la expedición de LÍ-3£iong, sino únicamente lo que respecta ú Id historia de llocos. I .os
que deseen leer mus noticias del famoso pirata, pueden consultar nuestro humilde libro Articulo* Varios, que trae uno muy extenso sobre el asunto.
Derrotado Li-Mnhong en. Manila, pasó con su
escuadra 6 Pangasinan y allí con engaños y promesas, se proclamo- ücy de Pangasinan y despachó 40 champanes para ir fl publicar cu llocos
sus mentidas victorias y nuevo reinado,
ofreciendo premios à los que le tributuran homenaje
y amenazando ú los pmttdarios de los españoles.
La Historia no cuenta los efectos de aquellas
proclamas, de lo cual se puede deducir que no
pasaron de meras amenazas no contrariadas ni
secundadas, es decir, recibidas con desconfiado
indiferentismo ó con adhesión fingida. Tampoco
creo que los mensajeros del corsario llagasen á
Vigan, donde había una colonia ^ guarnición española, pues de lo contrario hubiera habido un
encuentro, lo que no se registra en los anales
filipinos.
Él Gobernador de Filipinas envió ;i llocos al
alférez Francisco de Sjnvedra con veinte espoc
H i » T O M V Ï1F. I L O C O *
ûolcs, en tres embarcaciones, &finde nvisar ¿ loa
que «Hi se hablan quedndo para que se preparado contra ios piratas, per sí ¡mentaban tomar
puerto all'.
Pero cuando llegó Siavcdra á Bolinao, supo
la presencia de Li-llahonç en Pangasinen; recogió
noticias de e! y volví • ú Manila, para comunicarlas al Gobernador.
En su vista, éste envió, para desalojar de allí
al pirata, una escuadra al mando del intrépido
Juan de Salcedo, nombrado ya Maestre de Campo (segundo del Gobernador en lo militar), por
sa-í importantes servicios en los Maques del corsario en Manila.
La escuadra llegó & Pangasinan en 2b* de marzo
de 1575, y después de varios ataques, se acordò
sitiar al pirata, rindiéndole por hambre. Pero en
la noche del 3 de agosto del mismo níío logró
fugarse, dejando à varios soldados suyos, que se
acogieron d tos montes, y ¿ quienes se atribuye
£cner?lmcntc el origen ó cisello chino de algunos
jgorrotes
Salcedo fué con cíen soldados en p¿s de los
piratas, ú fin de impedir que desembarcasen en
Jas costas ilocanas.
Supo que. sin embargo de haberse provisto UiMahong de bastimentos en utu costa de Hocos,
hubo de arrojar ni mar nlgunos soldados por
insuficiencia de provisiones.
Y vio flotar en el mar restos de un naufragio
y mas de Üo cadáveres sin cabeza, ademas de
algunos enterrados en las playas, asesinados tal
vez por los ilocanos.
•\ la altura del Cabo Bojcador, Ü-Mahong sal-
3
2
ISAOELO Dt.
1.0'
RKÏE.N
to en tierra; y allí, en li días, cosa que parca
invcrosimi
redigo ,i iC champanes los boia
¿we tenia, habiendo asesinado a los que no no.
d:an bogar, para calafatear con su sanurc la.
embarcaciones, según una memoria anlioua d.
aquellos tiempos
°
Y después retornó » su pjeblo. llevíndose u»
solo tristes desengaños.
Mientras Salcedo tenia'sitiado á Li-Mahonc c»
Pangasinan, los U>. Agustinos celebraron capítulo
en 3o de abril dç l j 7 5 , en el quese tomó, entre
otros acuerdos, el de erigir un convento ca Vicau
con Iglesia dedicada íi U conversión de S iv'
blo Apóstol, sin duda pau honrar la memorn
del ínnto l'atrono tutelar del Convento de IJ
Orden ca Manila.
Se agregarla, á esla parroquia In administra :¡.ín
espiritual de Cnoayan y Tulcy, (¿Santa t alaban?)
como visitas; pero parece que
no pasó de mero
proyecto, como veremos: más el I'. San Agustín asavein lo contrario.
IV
Arecro¡ogia ríe Sa/ad-j
Terminada la campaña contra Li-Mahong, Salcedo volvió ú Vigan y de allí á Manila.
líl^dcscubridor de llocos trataba de rcgres-ir
A Méjico, su pais natal, para atender a dos liermanas suyas; y fue otra vez á llocos para cobrar los tributos que le debían los indígenas de
sus encomiendas.
H I* - »*"» IA
1>K
ll.'C"^.
17
Y-i cu llocos, cu una encomicudu suya, le sobrcuno una fiebre que le obligó ú guardar cnm:i
mucho tiempo, y como no se curara, á pesar de
haber tomado unas mices pulverizadas llamadas
líechoaMtt, aunque enfermo, fue el 9 de marzo
de 157U A unas "muy ricas" minas, que liablu
descubierto el, no muy lejos de su encomienda,
rara llevar à Méjico muestras de oro que se cxirah de ellas, por ser difcicntc del de nquel país.
Al cabo de dos dias de viaje, llegó a u n arrojo y bebió mucha agua que le purgó, habiendo
causado su muerte ú las tres hormis, q u e fué en
11 de marzo de 1576, ú la edad de 27 aüos.
Salcedo murió cristianamente, con profundo pesar de los pocos que pudieron acudir ú asistirle
en sus últimos momentos,
Ya había otorgado testamento en Uanila, por
precaución de lo que hubiera podido ocurrirlc
en la travesía á Méjico, y antes de espirar hizo
un codicilo, en que mandaba pagar sus deudas
(no habla vivido con mucha comodidad) después «le prestar juramento los acreedores, ú quienes destinaba mil taea de oro, y del resto declarà
herederas á sus hermanas citadas y señaló algunos legados ú los indígenas de su encomienda
en Viga 11.
Un año después de su muerte, se trajeron a*
Manila los restos mortales de Salcedo. Estos no
ie hallaron reunidos, porque los ilocanos los hablan exhumado y llcvúdose el cráneo, seguramente no como trofeo, sino por la gran estimación en que tenían á hombre tan magnanimo y generoso, como acostumbraban antiguamente con los
hombres notables; y aún en estos últimos míos
¿el famoso ex-gobcrr.adorcillodc Abra, d o n ¿ g ; i t o n
3+
(«¡AliBí.n 1>". ».««
RRYIÏ-
Alzate, se dice q u e posee el cráneo del teniente
coronel comandante de Ingenieros, segundo ¡efe
que fue de la Expedición al Abra cu 1878 ú Jíí,
por lo mucho que quería á Un bondadoso è impavido militar, en cuya alabanza se deshacen los
naturales de Abra (1).
Volviendo al cráneo robado de Salcedo, no fué
poco trabajo conseguir su devolución; a pesar
de haberse procurado, ya con amenazas, ya con
ofertas de dinero.
Sus cenizos, juntamente « m las de Legazpí, ya*
cían en el Presbiterio de la Capilla mayor del
antiguo templo de los Agustinos en .Manila, en
una capilla sita a l i a d o del evangelio, donde estuvieron mucho tiempo los escudos de sus armas y el guión de su abuelo.
ÍÍ
Como vemos, pues, 8alcedo por su v«lor, desin
teres, generosidad y amor á los itocanos, fué casi
deificado por estos.
Destaca en los anales de Filipinas, la figura sinv
pática y gallarda del joven capitan. Hé aqui a>
continuación otros datos de su biografia, adcm«£
de los ya dados. El descubridor de llocos nació
en Méjico: sus padres eran Pedro Salcedo y_ Teresa de Lcgazpi, hija del fundador de la ciudad
de STornlo.
En 2o d e agosto de 15G7 llegó á Cebú, en compañía de su hermano mayor el capitan Felipe Cque
(1) S Í el español peninsular es verdaderamente bueno con loi indígenas, he olwervudo fjue le deifican )
de buen grado jugmfon su vida por difenderle en cii<
de apuro. V de esto se cimn naso* hutn conocid-J*-
HISTORIA
DK ILOC»«.
había venido con Legazpi) en su segunda venida
¿ filipinas. Tenia entonces IS año?.
¿ac > Je pila al hijo del famoso régulo de Cebú,
j'upas.
Y en 7 de junio de i50g, habiendo vuelto su
hermano citado A Méjico, le sucedió en el carfío
Je Jefe de la expedición ¿ la isla de Pnnay (Bisayas),
Desde un principio se distinguió por sus hnzafut: por el mea de enero de \ 370 fueron dos
principales amigos de Panay a implorar auxilio
a Lega?p¡ contra los piratas de Mindoro y pidieron señaladamente & Salcedo, por lo cual el Adelantado le envió con 3o soldado?, encargándole
apaciguase á algunos pueblos de Panay, cuya orden cumplió con acierto y valor, cuando no Kabfa
cumplido aún 21 irnos.
En Mindoro salió u espiar al enemigo, acompañado
de un solo^ indigena. Domeñó 11 los piratas en Mambur no, ¿quienes trató con mucha clemencia, y repartió entre los soldados e ind gei as, sin reservar nada
para *f, la cantidad que hubiu recibido por rescate de los cautivos.
Lo mismo hizo con los de Luban; y después de haberse sangrado en señal de amisiad
con uno de los principales, volvió con su gente
í F ana y.
A principios de mayo de 1670, vino á recono*
cer á Luzon con el Maestre de Campo, Goíti. En
la costa de (Salangas el capiían Salcedo, se sepalo de Goíti para ir a reducir la Lagun* de
Bombón, Tnal. Aquí luchó victoriosamente, pero
no nudo perseguir á sus enemigos por haberse
herido en una pierna de una flecha, cuya punta
dtliía estcir envenenada. Y volvió ú Manil**.
j(î
ISAliELO UK L'i S RKYr.S
Vuelto A Panty, retornó il Minila en compartia
de Lîfiazpi.
^
El i5 de agosto de i37i salió con una escuadrilla A castigar ú los de Kainta y Taytay,
en cuya cxpcdiciói demostró singular valor,yenio'
el primero en el asalto.
Conseguida la victoria y teniendo entonces lü
por Lrgazpi á pn:ificar los
t-ííi03, fue enviado
pueblos de la Lagum de Bay. lo que llevó *
cabo síu derrame de sangre; porlo que losindígctus le enzalzaban en sus canciones y fiestas.
Alli tuvo noticia de lai minas de Paracale, y, pidió
permiso al Adelantado para irá explorar las: y se
le concedió con aplauso general ú su actividad.
Fué: y en su camino, hizo pagar severamente
A muchos indígena, enemigos una fechoría gravfsima que habi-ui cometMo. Durante el viaje sufrió privaciones; no habiendo comido algunos dias
enteros, sino raices y frutas silvestres, y dos veces A poco se ahoga, pues no sabh nadar.
Llamado por su abuelo, volvió á JTaniln, y fue
a descubrir las provincias del Norte de Luzón,
cómo hemos visto.
En Kngayaa demostrò mucho valor y prudencia, y en una tempestad gobernó el timón con
serenidad singular, animando a todos; y & su
vuelta, en el mar Pacífico, A poco perece ahogólo ú m haberle salvado algunos moros., como
también en M indoro, cuan Jo iba allá á aprestar
naves pira el descubrimiento de llocos
Pacificó después à Camarines y el rio Vicol, cerca del cml estableció un pueblo de españoles llamado Santiago de Libón. En la expedición, que duró cinco me*cs, demostró valor y serenidad en la luchi y coisigui» su objeto.
Hisy..iïi.\ PK ILOO-S
37
En ur a entrevista que tuvo con un jefe de amotinados de Stanila, observando que recibían con
dos hileras de gente armada ú él y á un agustino solos, se atrevió & desarmarles y hacer pedazos sus armas. Y el mismo jefe de los amotinados se admiró de su valor y energía, á lo par
que de su prudencia en atender sus quejas. Y
¿1 consiguió arreglar ia cuestión que era temible
para los españoles, en aquellas circunstancias en
que estaban amenazados por Li-Mahong.
En resumen, Salcedo era indulgente con los cautivos y con los indígenas en general ú quienes profesaba verdadero cariño; pacienzudo en requerir la
paz; pero valeroso y enèrgico en la guerra; su extremada prudencia y buen tacto contrastaban
grandemente con su poca edad; modesto, generoso
y desinteresado, à su actividad prodigiosa se debe,
como dice uno de los más respetables y antiguos
analistas de Filipinas, *la mayor parte de la conquista y pacificación de todas las Islas.» Viviendo
su ilustre abuelo, rehusaba admitir cncomundar,
y en cambio costeó los ochos navios que llevó
ól descubrimiento del Norte de Luzón. No descansaba, stntia inclinaciones ú las grandes empresas, despreciando obstáculos y peligros; era el tipo
en fin, de los americanos que vigorizados con
la sangre europea, habían de asombrar al mundo
con sus gigantescas obras.
Á la antigua comarca de SA>¡TOY los españoles
dieron el nombre de llocos, palabra que casi no
significa imJa. Yo la; hubiera denominado Salado.
Solo hasta hace poco se ha acordado dar su
nombre á un humilde pueblo, reden erigido
de infieles, que acaban de convenirse cxponiúncamcuic al Cristianismo.
38
ISABELO PK LOS R E Y E S
En la plaza de /a Ciudad Fcniandina hay un
humilde monumento, levantado à la memoria de
tan «rao hombre, y una calle recuerda su glorioso
nom ore
V
Ayuntamiento de Vigan.—Justicias mayor'es.—Religiosos Franciscanos, —Expedición á Borneo.—¿Otra villa? —Jtesu*
recelan de una niña—Primer
apóstol
de llocos.—Hecho increíble.— Corsarios
japoneses (Años jd7G à %%,)
Después de la muerte de Salcedo, el Gobierno
de llocos se encomendó ni alférez Francisco dt
Saavedra y al sargento m?yor Antonio Hurtado.
Parece ser que ú la creación de la Villa Fcrnandina, se dotó á esta de un Ayuntamiento,
como había hecho Lcgrr/pi á la Villa de Cebú y
& la Ciudad de Manila. Es lo cierto que, allií por
el «ño 1581, aparece tener Vigan un Cabildo, como
entonces se le llamaba, compuesto de seis Regidores, un esciibano y un secretario, sin constat
la fecha de su creación. Probablemente actuaba
como Alcalde, al propio tiempo, el Cabo y Justicia mayor de la provincia.
Así se llamaban entonces los jefes de provincia,
y no encomenderos como muchos autores modernos creen equivocadamente. Los encomendero!
eran pedáneos ó jefes de determinadas localidades
HlSTOKIA Dl. IUlCUS
39
¿ pueblos, y no de una provincia entera. Asi es
que en llocos nabía catorce cncomiendns. En la
Villa de Arévalo (Iloilo), Santiago de Libón (Camarines) y otras provincias, tenían por jefes á
un justicia mavor. Y el antiguo historiador Fray
Gaspar de San Agustín^ asevera que Salcedo estuvo en llocos de Justicia mayor. Los encomenderos obedecían A los justicias majares, como
los gobcrnadorcillos que les sustituyeron, con 1^
diferencia de que eran españoles europeos los
primeros y cobraban la mayor parie de los impuestos recogidos cu sus dcmarcaciomrs ó haciendasLos jefes de provlncin'por lo regular eran militares, como los actuales Gobernadores Político-Militares Eran capitanes Á guerra y administraban justicia, por lo cual se titulaban C(f
boa y JustUias Mayores.
Esta denominaci n pronto se cambio por la de
Alcaide mai/or, y ya en 1585, se registra que así
se titulaba el jefe de llocos, pero por lo regular eran legos, y solo en 1844, se exigió el título de letrado para desempeñar aquel cargo.
En el mismo ar>o fué destinado ú llocos de
Justicia- mayor, el capitan Pedro Lucas.
El 2 de agosto de 1577, llegaron a Manila 17
religiosos Franciscanos para fundar la provincia
de S. Gregorio Magno,
Los Pi* Agustinos Calzados, que ejercían la
autoridad superior eclesiástica, la renunciaron al
P. Custodio de S. Francis^ y odcmiis varios
ministerios (solo a fines del siglo pasado se lia-
AO
I SÁBELO DK LUS
«EVE-
jiiaro-ì parroquia^)) entre los cuales se cita el de
Vigan porque sólo había diez Agustinos en las
islas y administraban muchas provincial. Y en
i57¿ fue destinació a W convenios de llocos y
Tang.isman. el misionero franciscano fray Juan
Bautista Piíirro, encargándose del mioisterio de
Vigan.
^
En la expedición de i578 á Borneo para restablecer al régulo destronado de aquella isla, Matacía ó Sirela, es probable que hayan ido muchos
¡lócanos. El cronista P. San Agustín dice que
fueron "másde i5oo flecheros pangm¡ntmcát <YIgayones y pintados" (visayns). Habrá leido este
autor que figuraron indígenas dei Norte de Luzon,
y para especificarlos, escribió pangasinancs y cagayaties, olvidando precisamente a los ¡lócanos, que
debieron haber sido los que verdaderamente fueron, pues entonces eran los únicos que en realidad estaban sometidos á los españoles c ilustrados relativamente, porque allí había guarnición
española; solo más tarde se conquistaron definitivamente los pangasinanes y kagiyancs, y de
creer lo que escribe el antiguo historiador dominico el Obispo Fr. Diego Aduane (i), en i5>*7
eran aún casi salvajes aquellos, cuando los ¡lócanos eran ya "buenos cristianos."
La expedición volvió victoriosa, habiendo conseguido su objeto, y á su regreso, el entonces
Gobernador de Hhpina:», SanUe, envió al gran
patriota Estcvan Rodriguez de Figucroa con
una cscuaira al Sur, y redujo á Jcló y AI¡nd;i*
(i) Historia »U ht
i'P.
Dominicot, Zaragoza l(*)i
HivroiuA i)K 1 Locos
41
E ' muy probable q u e en estas expedicióc3°-, ^ a n ¡do flecheros ilocanos. Esto prueba
c
,í\]Jn*
manera que los españoles hayan utili1 \ los ilocanos en la defensa de Manila con°Li-M¡ihong: es decir, observaron que eran
ira
como efectivamente lo son. v
o s soldados
í o s utilizaron sus servicios en las guerras, desde
un principio. Esto aparte las razones que hemos
iduciJo m el cop. H I .
En 1579.—dice el P.San Antonio—se pensaba fundar en Vigan una villn, que se denominara de
Valladolid. E¿to debe ser erròneo, pues yn habla la Fentandttia. Uon Felipe Govantes
díce ¡í
iu vez que la nritígua villa.se llamaba ó debía
¡[amarse Valladolid. Probablemente se funda en
jquella noticia, que con i id e ramo s equivocada.
En mayo del mismo año el Franciscano Fr,
Esteban Ortiz relevó al P . Pizarro en la administración espiritual ds Vigao. Y cuentan los
cronistas franciscanos q u e , en estos años, el Religioso de la misma Orden fray Sebastian de
Itacza tesucitò con el agua hendita u una niña
de 5 ó 6 años, en llocos.
Ahora vamos ú relatar u n suceso, que según
cuentan los autores Religiosos ocurrió en mayo
de 1579.
llanta sabido el P . Custodio de los franciscanos Fr, Pedro de Alfaro, por el'diario del P. Rada,
que en China muchos millones de hombres adoraban á falsos dioses, y el lloraba sin consueto su
ítrdkióiij como dice el historiador Recoleto P .
Concepción (1) y tonto la sintió, que a pretexto
Mi') Ihttotia tfiural de FílipiniM. Manila 178&
42
ISAUKLv
OK LüS
KKYKS
j e lisitar ii 1ns provincias de Ilacos y l'nngasiriaa,
v de pacificar a Cagayaii, pidió dinero, trácala y
¿ente al Gobernador de Kihpidns, sande, cl cual
ÍTccpiú gustosísimo la proposición y diú todo Io
que había pedido el i*. Custodio. Este cscogn'» i
los cspanolcs, con quienes se habiti entendido de
¡internano, v la escuadra zarpo al mando del padre Custodio.
En efecto, hicieron escala en llocos. En esta
provincia se empeñó en desembarcar el P. Estovan Ortiz, y en cambio se incorporaron dos frinciscanoss de los que allí habla. Y en vez de ir
Ti pacificar ú Cngayan, siguieron ú China. Alguien
dirá que esto no debió haber hecho Ptclado tan
virtuoso y respetable. Dejemos a los cronista*
religiosos discutir su conducta.
Desembarcaron en Canton, pero allí fueron expulsados. Entonccs.sc dividió la escuadra en do;
fracciones: una con el P. custodio se dirigí" i
Macao, donde también fué rechazado y montando
el golfo de Conchínehina. pereció ahogado en UQ
naufragio. La otra fracción se dirigió á Filipinas con varios religiosos, y es muy extraño que
Sande, en vez de castigarle":* con rigor por niberle engañado, diera expresivas gracias ñ loi
religiosos y premiara con cncomicnJas á los capitanes españoles, que le siguieron.
Esto se explica: antes habia sido reprendido
por el Consejo de Indias, por no haber recibido
nien a un cmbajidor chino y ahora querría apropiarse los pasos del I*, custodio, pira
catenderse con ( hiña.
Por el capítulo celebrado en Julio de IS8o
por la Orden de Minores, fué destinado á lloco'
HiSTOitIA VX Il.OCO*.
43
y i»,in^striati cl franciscano Fr. Junn de Ayora.
Muchos respetables analistas de esiti Corporación aseveran que el P. Ayorn fué el primer
¿pústol de llocos, ó quien predicó primero la Religión Cristiana en aquella provincia.
El P. llave
escribe: "Se fue o la provincia de llocos en estas Philipinas y tomó ¿ su
Wrgo la conversión de aquellos indios, juntándolos en pueblo para que oyesen las cosas de
Dios, y sacándolas con mucho trabajo de los Montes y Sierras, para predicarles: y el Señor premiaba
ju trabajo con la conversión de muchos, que por
su ensefianza y cxcmplo fueron los primeros
Cristianos, que hubo en aquella provincia, quedó
tan impresa su memoria en la de aquellos indios
y en la de otros comarcanos, que muchos años
después que murió, le invocaban en los tormentas, por tenerle por Santo v grande amigo de
Dios.*'
;Sc referirá este autor ú los tinguíanes è ígorrorotes de llocos y Abra? ¿cómo había de ser el primer apóstol de los ílocanos, si ya en 1578 el 1\
Pirarro, y en H79 el P. Baeza, habían sido destinados --i aquellas misiones?
¿Habrá estado, como lo afirman los analistas
Angeles (1), Llave, y Santa Moría (2), en llocos
aatcs de su ida en' i38o? Autores hay que lo
niegan; de todos modos, el P. Ayora llegó cu
1577 à Filipinas, y según el V. San Agusttn,Jos
agustinos fundaron convento en vig ari c " . 1 ^ ? .
Cuestiones de este jaez abundan en la historia
ft)
(3)
/¿{fatten tin fafeit «V / '
í rJiiiftt iif Jet framisfaiwt.
an I6/1). l'ari*
Mailrii! 1G05.
16.5.
44
ISAliKLO DB LOS
KEYKS
del pais. Cada cronista religioso pretende que su
Drdcn fuera la primera en predicar ci Evangelio
en las provincias a que llego: el P. Aduane, por
ejemplo, asegura que los dominicos encontraron
i todos los Uagayancs casi salvajes, y el padre
San Agustín, contesta que esto es inexacto^ {luesto que los agustinos habían dejado muchos cristianos, Y volviendo á lo que se refiere a llocos, paréceme que los franciscanos fueron los primeros
que evangelizaron en aquella provincia. Es probable que loque dice el P. SanAgustin no hayj pasado de mero proyecto. 3[c fundo en que ni él
ni el autor del Catálogo de los 1*1». Agustinos (1)
citan à ningún agustino que haya estado en llecos antes de i58íi. El P, San Antonio opina que
la palabra primer (anostol), que se aplicó al padre Ayora, no se refiere al orden de (echas, sinó ¡t la eficacia y efectos de sus predicaciones.
Luego, el 1\ Pizarro fue ti primero que catequiza
á los ¡lócanos. El P. Gaspar de San Agustín dice
que el 1\ Pizarro cía Agustino; pero su nombre
no figura ni enei Catilogode los PP. Agustinos, ni
en las Jlisíoncs. Acaso el error de este cronista
obedece á la falsa creencia de que los PP. Agustinos fueron los primeros misioneros de llocos
pero es de advertir que hasta ci dia, la Catedral
de Vigan conserva por patron á Snn Pablo en iu
Conversión, que le habían dado los agustinos en
Ift7ó.t Así lo habrán estipulado al cederla ¡i los
franciscanos, >'t restablecido, cuanJo deípucs volvieron los agustinos á encargarse de aquel ministerio.
(i)
I*. Oaspar Cin-». Manila iXój,
HI'TOKIA
UK
IlXCilS
45
i os franciscanos enumeran enfe los ministerios
fundados por el'os, el de Vigan.
Después de invadir un corsario japonés llamado Taysufu las costas orientales del Asia, buscò
fugto
en Filipinas, como Li-Mahon·ï, y desemrí
barco en Kagayan, donde no ?se habla aún estarcido ningún cspjfiol, después de haber intentado
hacerlo en llocos.
Fu iúSl, el capitan Juan Koxns vino de llocos
; Jlanila & participarlo ni Gobernador de Filipípis Gonzalo Ronquillo de Pcñalosn. Este envió
. ar3 desalojar ú los piratas una escuadra ni mando
¡¡e Juan Pablo Carrion, nombrado después cabo
y justicia mayor de Kngaynn.
Carrion, antes de partir, recibió injtruccioncs
del Gobernador, como era natural; y en una de
lis cartas de este, encuentro las siguientes lincas
que voy ti trascribir por encerrar la política de
iquellos tiempos. Helas aquí:
"Llegará Vmd al pueblo de Biganj cu llocos,
ii donJe cl P. Custodio dará un fraile del Criden del Sr. Sin Francisco, para que vaya á la
«población; hacerse ha con él todo lo posible cu
irairar por él, v rcg^Ialto, pues demás de lo que
jmerece, es tan necesario, c importante. En lo
•que toca « la pacificación de los naturales, y
•quietud de todas lis cosas, se acouBcjarú Vmd.
•con el Padre»
Hicieron escala en Pangdan (Vigna) y allí se
incorporaron 40 españoles v varios ilocanos. Zarparon de aquel puerto, y á la altura del Cabo
Bojeador, apresaron un champan japonc'*, que re*
corría aquellas costas pirateando.
,6
1-ÍAUKI.O l)K t.OS R K Ï K S
En cl Hío Grande de Kog.-.yan (i), donde est*,
ba surta la escuadio de laysuíu, se libaron
encarnizadas batallas, después de las cuales el corsario abandono" eî Archipiélago.
Tuvimos nueve heridos que fueron llevados
para su curación il Vigan, donde murieron dos.
En 1581 fue destinado ú llocos el franciscano
Fr. Pedro Muñique, cuyo cadaver al cabo de i5
años de su muerte, acaecida en Agóo, que pertenec-'a à llocos, se encontró incorrupto.
En 1582 murió ti gum Apóstol de llocos, Vmlie
Ayora. cuyas faenas evangélicas rindieron laníos frutos.
Los indígenas bel·aban su cadáver y le desnudaron para conservar como preciosa reliquia su sayal. Un principal cuhrió su dcs-nudcz con una sibaña.
VI
Los Encomenderos y los Religiosos.—
Creación de los
gobernaiionillos.—Los
PP. Agustinos van á llocos.—Esta provincia en 1585. —Piteólos erigidos en
1580 y $7.-Progresos
en 1588.
La cuestión mas principal, trascendental y ruidosa que llena cast por s¡ misma los primero!
<l)
Los espillóles llamaron
Tajo
á cst<: n o . It-n-n
Hlt'lOKM UE IU)C0<
.17
¿¿nimios de In Historia de Filipinas, es: las crucij a d a , abusos, arbitrariedades c injusticias de los
Kiicomenátíros, y sus roinmicntos con los Religiosos, que ics disputaban el predominio en estos
pueblos, rozamientos que se traducían en boletajas y excomuniones ú veces y rusta, vn muy
escandalosos c-euciitros cutre los superiores Civiles y los Eclesiásticos, hnbtcnio por estas
cuestiones ¡legado el Gobernador general de Filipin'S I>. Gonzalo Ronquillo de I'eíinlosa á insultar al primer Obispo de este Archipiélago
Fr. Domingo de «Salazar «y aun poniéndole Fas
«minas le dtú un empellón (<mas (Ü¿ esto, q u e
«amenazarle el otro con el arcabuz», como escribe el 1'. Francisco Moreno Donoso en su còdice de i6f>o intitulado "Historia de la Santa
Iglesia Metropolitana de l'hÜipinas."
Conviene, pues, que digamos sobre esta cuestión, siquiera lo que nos permita la Censura oficial, pues entendemos que U Historia debiera ser
el rctleio fiel de cuanto fué y el inexorable juez
Je pasadas accione", y nò uiia bola de cera, à
la que se pueda hacer lo que se quiera Ò convenga al historiador rt & sus amigos.
Los españoles del siglo XVI o .sus comienzos,
eran escasos de buenos sentimientos y aprendían
crueldades en los cuartetes y en los buques de
guerra, y como dice el gran historiador italiano
Caiitú,' «eran educados desde muy niños en las
armas" v expediciones por mar.i
(Sabéis las crueldades que cometieron los primeros conquistadores de la America? .. l'ucs no
parcelan de hombres civilizados, sino de caníbales y sutropúÑutos. Bran más inhumanos q u e
los mismos snl\ajcs del Nuevo
Dundo. Son
A»
fARKt.O DE LO* P K V K S
los mismos autores españole:
tejIjgos de esto
entre cJlos Hernando de Alba, turrita y ç.
Übisqo de Chiapa IT. Bartolomé de !as Cas.i>
Kste poniendo por testigos á Dios y n toda la
conc celestial, que era cn aquellos* tiempos de
In Inquisición la mayor car amin. dice haber
cisto la iarga lista de terribles crueldades que
tras en s u Brevísima relación de la destmzci'on<U
¡tts Indias Occidentales (Atncrícn). Y cuidado que
escribe Brevísima, esto es; '"por mucho que dijese no pueda explicar de MU partes una.*• como
el mismo dice. Según el P. Las Casas, ii toü.»>
partes que llegaban los españoles cometían inauditas crueldades: sin motivo alguno, cncerr.i*
ron con engaño cn una casa á 3oo principales
Je Xaragua y les quemaron vivos: viú perecer
de hambre « 7ooo niños en 3 6 cuatro meses por
la crueldad de los conquistadores; estos mutiban de hambre « pueblos enteros: cn Choluta
mataron solo por tener este gusto cn cierta ocasión ú 5 ó 6ooo y quemaron mas de cien principales; no dejaban mños ni viejos, ni mujeres preñadas que no desbarrigasen y dcspcdczascn, hacían apuestas sobre quien de una cuchillada partía à un indio y le cortaba la cabeza de un piquete ó le descubría las entrañas: daban de cabe/a
con los niños cn las penis ò riendo. les echaban
cn los ríos; otrus veces atravesaban con h cjpaJ.i
¡í criatura y mndre que la carease ó ;i cuantos
indios tuvieran delante: mutilaban ií los que perdonaban ti vida, mataban A fuego lento cn pirrillas ú los principales... V baita que no me es grato
ni mucho menos escribir estas crueldades. Solo
diremos que eran inocentes !:is víctimas, seg'iii el
HISTORIA DL ILOCQ*
,;O
¿0 Obiípo, y que en 4o aflo?, los españoles
n s"s crueldades mataron á más de quince raivücs de indios americanos, habiendo dc-poblado
neh os pumos de America. "V otra cosa no han
íffcho de -lou niíos ú esta parte hpsin hov, i hot/
. este dia, escribe el citado Obispo.
'' pe modo que aun en la època de la Conquista
¿e Filip>nDS s e cometían crueldades en Amèrica.
Y los españoles que venían » cstns islas eran los
«•ores que tenia, aquel continente, de donde pao'bíin A este Archipiélago.
En Amèrica existían vastos y ricos campos y
ninas, y en Filipinas no hahfa ningún atractivo
ùnto que el sueldo de la guarnición de estos pueblos
venía de las colonias cspañolnsdc Amèrica. De modo
que solo venf3n ú estas islas los criminales que
huían de la persecución de la justicia, los desterrados, los soldados desertores, los ya deshonrados
o otras partes; en una palabra, úlñs heces de la
lición," como escriben el duque de Almodovar,
d P. Vicente Alemán, Tomás Coinyn, Casimiro
Uiaï, Concepción y Sinibaldo de Más.
[)c esa clase eran los Encomenderos. Y no es
turano que las crueldades y los escandalosos
robos v cxnccioncs ilegales, que se habían cometido en América, se reprodujeran en Filipinos.
El entonces Rey de España Felipe II, en su epístola de i¡7 de Marzo de 1533 al primer Ob¡>po de
Filipinas, dice entre otros cosas lo siguiente:
"Nos somos informados que en cisa Provincia :e van
libando los Indios naturales de ellas por los malos tratamientos que sus Encomenderos lc3 halen; y que nvièndosc disminuido tanto los dichos
háios, que en algunas partes faltan más de h
tercera parte: porque las llevan las tassas por en-
50
ISAIÎSLO DE LOS
REYE¡
tero, que es de lis tres pariej las dos más de h
que son obiigidos ù pagir; y lo* tratan peor, qu¡
esclavos, y como talcs se hall m vendidos muchoi
de vnDS Encomenderos á otroj y algunos muertos
à azotes, y mujeres, que mueren y revientan co.i
las pesadas^ cargas; y -á otras, y li sus hijos, hi
ha:cn seivîr en sus granjerias y duermen cu los
campos, y allí paren, y crian, y mueren, mordidos de sabandijas ponzoñosas, y muchos se ahorcan, y se dexan morir, sin comer, y otros toman
yerbas ven.-nosas. Y que hay maures, que mjtan sus hijos en pariéndolos; diriendo, que lo hazen por librarlos de los trabajos que ellas padecen. Y que han concebido los dichos indios muy
grande odio al nombre Christiane*, y tienen á loi
españolas por cngiñidorcs y no hazen cosa que
Jos enseñan; y asi todo lo que hazen, es por
fuerza. Y que estos d-mos soa mayores à ios hdios, que están en nuestra Riai Corona, por es»;
en administración."
Ni mas ni menos que en América, (i)
i>or lical Cédula de 2í de Noviembre de ÍM
se dice que sin embargo de lo mandado seguii
habiendo servicios personates de ìoi indios, hi
vejaciones, malos tratamientos, servidumbre i
opresión, sin poder acudir al sustento de sus ti
milias causa de que se fuesen acabando MU;
aprisa.
El P. Moreno Donoso comentaba esto en ltác
•'Hi esta vejación de personas particulares la vicü
Sdj.Magestad covenida en su R;al s:rvÍcio <f
(l) Recuerden ¡e las crueldades cometiths en h e.v?
dícijn roilit.ir ai Abn
ai 1879.
HISTORIA DE Ii.ocns
51
ui noe años á esta parte con .mis apretadas des-
trabajos pagando cada tributo
3(enidiasque¿ seinsufribles
entienden dos personas) veíate cinco
pesos entre año, de servicios personales, bandalas
y cortes de maderas para las fábricas y aderezos
de galeones y por otros causas, sin tener mus
caudal que una pobre sementera sembrada ú mano: con doblado sentimiento los ponderaría."
El Agusliniano Fr. Casimiro T>h¿ en su Párroco
de indios instruido (Manila 1740) escribe: "Figuraos
fueron las leyes anticuas en la ejecución de los
tributos hasta llegar a quedar hechos esclavos los
deudores y aun a morir á azotes y ti ser despedazados."
Uno de los primeros Provinciales de los Aguslîûianos, Fr. Andrés Aguirre llamaba » los Encomenderos Ministros de Satanás que era el peor
epiteto que entonces se podía dar en aquellos
tiempos. El Dominico Fr. Diego Aduano, después Obispo de Nueva Segovia, les calificaba
de "lobos que maltrataban á lo< indígenas y que
engordaban á costa de ellos." Y los demás autores Religiosos derrochan calificativos análogos
Tiene, pues, sobradísima razón el doctor alemán Garios ¿ e m p e r para asegurar que Jos encomenderos sustituyendo en el predominio de los
pueblos ú los antiguos caciques, no varió en lo
más mínimo la organización social, es decir, con
sus arbitrariedades y vejaciones propias de la barbarie, y con una esclavitud, a-aso mat cruel que
la primitiva, pues esta no era muy rigorosa
Los Religiosos que por to visto ansiarían dominar sin obstáculo alguno y que à los mismos
líeyes de España imponían sur voluntad en aquellos tiempo. 1 , encontraron en los Encomenderos
_$2
-I&ADELO DE L03 REYES
rivales groseros, bajos è indícaos; pero á lo
humilde clase de estos la suplía su atrevimiento
ii osadía. Los Religiosos hacían creer a los indígenas que ellos eran superiores, no ya * loj
Encomenderos, sino al mismo Obispo de Filipínas y al mismo Key, diciendo que de la sentencia que dictaba su juzgado especial no habí»
apelación sino á su Provincial y al Papa, procurando desprestigiar á los Encomenderos. (1)
Estos á su vez, no toleraban ninguna clase de
humillaciones: aseguraban à los Religiosos qu:
dentro de sus encomiendas eran los únicos scilo*
res; que si les faltaban, no respetarían excomuniones ni inquisidores; y en efecto, algunoi
contestaron á las censuras espirituales con bofetones, y en ocasiones en que los Religiosos defendían á los indios, nmenazaban con atropellar
no solo ol protegido sino ni protector. Al mismo
Obispo de Nueva Segovia Fr. Bcnavides hicieroa
"desvergonzadas injusticias," como escribe cl cidre Concepción.
Consecuencia de ésto: los Religiosos denunciaban continuamente al Rey las arbitrariedad*!
de los Encomenderos, diciendo que eran grea
obstáculo para la conquista del país y hasta itrio peligro para su conservación; y a sus gestiones se debe la abolición de la esclavitud, que
rendía a los Encomenderos injustas y grandes ganancias.
Sin embargo, los Religiosos no estaban del todi
exentos de acusación. El Obispo Sr. Silazar "Ht
(i) Véanse lns cartas dol i.cr Obispo de Filistei
Sr. Salizir.
HISTORIA
DE ILOCOS.
53
«;ó-según F r . Gaspar de S. Agustín—i escrupulizar sobre la administración de los Religiosos (y
eso que ero también Religioso) negándoles todo
lo tocante i jurisdicción y potestad." Y el Gobernador general Ronquillo de Feñalosn que no
.acusan los autores frailes de antireligioso sino
al contrario, les quitó el servicio de los indios
¿ los frailes p o r ¡nformcB contra ellos emitidos por los encomenderos y demás españoles de
la colonia. El citado Obispo decia que estaban
los Religiosos aborrecidos de todos y procuraban
tener á los indios "amedrentados y subditos (tenían juzgado propio con cárcel y cepo), por lo que
no querían recibir la fe y la aborrecían " ¿Les
martirizarían por la Inquisiciónf
Ks cierto que algunos indios apoyaban á sus
Encomenderos; y dice el 1\ San Agustín que por
este medio, como en Amèrica, escusabau sus vejaciones y se libertaban de los Religiosos que les
catequizaban. Contra los abusos de los Párrocos
se expidieron varias Realca Cédulas: por la de 17
Je Setiembre de 1616, iïclipe III mandaba embarcar para Méjico á «algunos religiosos que vivían con mucho escándalo, y otros cspulsos de
sus religÍoncs.>
Sin embargo, creo que los Religiosos eran una
Providencia para defender á los indios de los Kncomenderos: creo que no hacían ni ta tercera
parte de los abusos de e'stos último', y toda su
falta se reduciríaá excesivo deseo de predomina':
también azotarían los Religiosos: pero no robarían escandalosamente, ni castigarían sin justo
motivo ni tan cruelmente como los Encomenderos
El Código de Indias, poi ser justo, es testimonio de los buenos sentimientos de la España p*~
54
lSÁBKLO
DK t O S
REYES
nt'ítsuïar, y documento de crédito de gratitud¿s,
digámoslo así, contra los filipinos: pero aquellas
leyes no se cumplimentaban en su mayoría^ aquí,
como ahora encuentran obstáculos algunas disposiciones asimÜistas. Y IH disposiceli soberana, aho.
liendo la esclavitud, ha tardado en cumplimentarse,
y no se hubiera cumplimentado, si no por los rozamientos entre Encomenderos y Religiosos, y cuando en venganza, éstos exigieron el cumplimiento
de dicha disposición, levantaron contra si mismos
una tempestad.
; • : •
; ; •
Ya antes, lo que se recaudaba de tributo ea
llocos que pertenecía al Tesoro, se enviaba á
iíanila y lo custodiaban los llamados Oficiales líeales, que eran Tesorero, Contador y un factor ú
proveedor de navios, como se le l'amó después.
Por lteal ccduln de I4 de junio de 15H3, se confirmó que la jurisdicción de los Oficiales Healcs
se extendiera á ÍIocos y demis puntos descubiertos y por descubrir.
En la misma Heal cédula se mandaba la creación de los Goiicraadorcilìos, corno delegados d¡
la Hacienda, para ayudar á los cabezas de bnrangay en la cobranza del tributo, y á la vez, para
ir aprendiendo ;î gobernar humanitariamente i
sus paisanos, v con el tiempo, sustituir á los Encomenderos, para evitar los abusos que estos cometían y procurar que el tributo lo percibiese
integro ti listado. Acaso la crcacirn de este nuevo cargo respondiera también á la necesidad de
satisfacer los deseos de los antiguos caciques, que
echaban de menos su antiguo poder, dirigióos quizi
por los Religiosos pura de este modo conseguir
H/ÏTíVM
Í)K IL-'CIÍS
5Î
li supresión de sus enemigos mortales los Encomenderos y entrar ellos indirectamente a sustituirles en el predominio de los pueblos. Es
]o cierto que la supresión de los Encomenderos
fué obra de ello?, como también la crcaciín de
Jos gobcmadorcillos, debiéndose ésta especiatmerte » 'as gestiones en Madrid del dominico F r r y
Miguel de Btnavidcs, después Obispo de Nu*. va Sciovia.
Es lo más probiblc que los antiguos cacique>
eran los elegidos pam Gobcmadorcillos, pues el
cargo era hereditario hast;» cl siglo xvi 1, como el
Je los cabezas de barangay.
La Usta cronológica de los Gobernadorcillos
Je los naturales de Vigan (capital de llocos) solo
dna de 1 ti;)3, porque solo entonces se mandó
llevar estos' cuadros
Antes, quien nombraba Gobernadorcillos en llocos, era el Alcalde mayor, y nò cl Gobernador
cenerai, como ya se hace ahora.
Fu H> de mayo de 1$N| acordaron los agustinos restituir otra vezó su convento de Manilo, un
Religioso que dominase el dialecto ¡locano y enseriase ó los que habían de ir á aquellos ministerios con estipi nJÍo ( dc :!oo pesos y 200 fanegas
Je arroz, que se hahia suprimido porque los Go
bernadores se oporiao ¡1 sostener aquella carga,
Pensaban fundar ministerios alli.
En junio del mismo año llcg> á" Filipinas el
Sfiustino Fr. Kstcvan Marin, y poco después, fué
destinalo ñ catcqui/M ñ los igorrotcs: de estos
bautizo ma* de -.000. Fué después el primer .Ministro de Raí ti I; y sirvió también los Minister ios
çf>
I s M i F L o D E i/>s
REYES
d e U>oa^, T a g u d i n g y H a n t a y . C o m p u s o u n Arte
y Diccionario
¡¡jorróte. Dicen l o s a n a l i s t a s d e su
V. Orden que fue el primer misionero de cuoi
infieles. No olvidemos, sin embargo, al P. Ayora.
q u e "saco indios con mucho trabajo de los mortes y sierra*, para predicarles*
Mis ajelante veremos el tristísimo til del pa.
d r e Marín.
* *
En la carta de petición del Obispo sciìor Salazar, al presidente del Consejo de las Indias, dando
cuenta del estado y necesidades religiosas de esta» Islas, fech-tda en diciembre de 1585, encontramos los siguientes párrafos, que dún idea del
estado de ilocos en aquel año.
"Fuera de la ciudad hay siete provincias dt
mucha población, que son Pampangn, Pangasinau,
Hocos, Cag-iyan, Camarines, Lagun i, Üonbrm ( raali
y Balayan (me extraña que no llamase Komintn*
ii la provincia de Batangas), en las cua'fii hay tr^s
poblaciones de españoles que son Camarines, [locos y Cagayan.
"Cinco leguas adelante de Pangasiuaii, por tierra
ó por mar, comienza la provincia de llocos, que
está pablada d-'ntro de cuarenta leguas. Tien;
1Ì7.000 tributarios: tiene el Key seis mil, é bs
21.000, en catorce encomiendas: c tres religiosos
de San Ajustin i;ü de San Francisco?» en do;
casas ò portillos, y dos clérigos en otras dos; so«
men ¿iter otroi cincuenta: v hay mucha genis
serrani, que no reconoce am». Ay un Alcalde* m- •
yor e veciniad de villa,"
Tuley, que como hemos visto, era una visiti
aneja á la parroquia de Viga», fué en este ato
H I S T O R I A I>E ILOCO*.
57
eliminada de su matriz y fundada en pueblo por
los franciscanos.
Según los cronistas de la provincia de So»
Gregorio Magno, este pueblo "estaba situado en
una punta saliente de tierra junto á la pluya, 110
léjo* de Vigan." Ahora ya no se conoce esta denominación y es m u r probable que sea el que
hoy se llama Santa Catalina.
Ka enero del año siguiente, dio el gobierno Superior la cantidad necesaria para adquirir los ornamentos y vasos sagrados, como consta del libro de Gobierno de aquella época, al f£>llo 4 1 ,
En 5 de enero de 158G, los PP. Agustinos
celebraron importante Definitorio: acordaron tomar ü su cargo los ministerios de Laoag, Baták,
Tagudin, Balnlao y Kaog, ;Si en vez d e Kaog, serú
Sin, Lucí-i, fundado en el mismo año según el Mapa
Agostiniano de 1H45 Y según el calendario latino de
1S.S3 de los PP. Agustinos," quedictn haber consultado varias obras.-1 Sta. Lucía, sin embargo, fué fundado
según el Mapa de iS31 en ifwt, y según Cavada
cu l7()i! Se erigieron en pueblos, il) v en el siguiente capitulo ó l>;íinitorio se nombraron Ministros para los dicho*.
Al ministerio de Uioag estaban anejas tas vititas de S. Nicolás, S. Juan de Sagun y el pueblo de S1rr.1t: la Iglesia 'le l.aoag tenía la advocación de S. Guillermo.
Baták se erigió en el valle de Kakafcaván y se
II miaba antiguamente >'. ,-l//iw/m de Itntñk. aunMuc la advocación de su Iglesia cm Nue;-tra
finora de la ('incepción. Teñí 1 por visita á Paoay:
<.'it<i tcir'a la advocación do San Agustín.
(t; Sfg.in Cava la, en ijS^ -e .-ripió ci pucbìo -le Palai,
5'S
ISAi;Kl.O
DR L'iS
RK\KS
Tugudin tenta por visita à Bangar. Ksi» tenia
por Patrono » S. Cristobal y aquel ñ S. Aguttin. Solo en lôilo fue destinado su primer ministro, Fr- Matins Manrique.
IlalntfíO ô Baratan, era un conjunto de pueblos
que distaban más de tres leguas unos de otros
v se denominaban Bauang, Bologán, AHangig-\
bayavan y Mapdtrag. Tenía cinco visitas," queer^*» S. Miguel de Bngnctan, S. Juan Bautista diBaltao, S. Guillermo de Dalangdang, S. Vicente
de lìalanag ò Bulnnac y un pueblo llamado Boa.
Halatao se llamó Haitang, porque se unieron las
dos visitas en un pueblo, pero después formaron
dos pueblos discintos. ha advocación de la íglesi.i
del antiguo Balatao, era S. Pedro y S Pablo, Unlatín* es hoy el pueblo (.antes barrio) de Sa-i
Juan.
En l?i*7 continuó el progreso de Hoc-s, erigiéndose nuevos pueblos y ministerios como los di
N'arbalian y P u n o (boy Balauangí, que aceptaron
los Agusíirnniios en su Definitorio celt brado m r
de abril del mismo año.
Narhakan tenía anejas las visitas de Sia. Maria.
S. Esteban y Santiago (hoy pueblos ya), tom: lido sus nombres de sus patronos tutelares, Io cunl
se estilaba en Filipinas, y tenía por Patrona :í
Sta. Lucia. Nombróse para servir aquel minislc
rio ù Fr. Juan d e
ìlontoyo.
VA Goberrador de Filipinas O. Santiago de Vcn
nombró ú Nico'ns de Figucroa. encomendero de
Narbakan en láSít.
Purao. con l-i advocación d e s . Nicolas de T o lentino, tenia por visita á N'npakmalcm. cuya p
trona tutelar era Sia Catalina. Fuc su prinicr Ministro Fr. Diego de Uova*, segua £: !'. Sin AIÌU*-
HISTORIA DE ILOCOS
59
¡in, v al decir de! P. C a m , lo fue Kr. Juan Bautista* Sandoval._
Kti 1588 continuaron piogresnndo los conquistas
evangélicas cu llocos, especialmente eu cl Norte,
que costaron muchos trabajos á los misioneros.
VII
Sublevación en Dingras.—B'auaugy
San
¡nan.— Tributos.—Los franciscanos entregan sus curatos á ¿os seglares.—Nuevos pueblos.—Un
sabio ilocano.—Piraterías y matanzas.—Creación del Obispado.— Tent at iva de rebelión,— Pueblos
erigidos en /~>0üy0O.—El primer Obispo.
Por las exacciones ilegales y demás abusos que
cometían los Encomenderos con los ¡lócanos, los
ile Pínghis hoy se llama l)iiujrás> y Batñk se
sublevaron contri ellos, en OCÜSÍÓI» ile cobrarles
exagerados tributos, matando ,-i seis españoles ave*
Lindados en la Villa Fcrnandina i Vigno.)
Ignoro hasta qu¿ cantidad los Encomenderos
de Hocos llegaron á e\igir indebidamente: pero
ti I\ Moreno* Donoso escribía en lòfio que cu
su tiempo ios encomenderos en general c\/gian
:.'*• pesos por un matrimonio, ú sean dos personas casadas, cuando solo debían diez reales.
Fr. Gaspar de San Agustín cscribr: . no eran
poco dificultosas !'S empresas /apostólicas- de Ho-
60
líAHELO DE 1.01
RF.YE<
cos y valle de Dinglii*, adonde se hallaban los
ministros evangélicos muy afligidos por la 2¡zaña
que el enemigo común (*c refiere á los abusos
de los Encomenderos) había introducido sobre el
recien sembrado grnno del Evangelio.»
Además, los igorror.es deDinglasse oponían á vivir en poblaciones y huían ú los montes, porque
los españoles e r a n - s e g ú n decían—gente terrible,
que comían fuego (el cigarro) y cuyos pies carecían de dtdos (cubiertos de zapatos.; y sus caballos comían hierro (el freno.) Además—añadían—
tienen unas bolitas (balas) que buscan á quien los
españoles quieren matar, recorriendo los montes
hasta hallarle, aun durando un dia. Kstos infieles,
como ahora, gustaban de la carne de perro, que
ponían como plato más exquisito en sus banquetes.
Para apaciguar á los amotinados el Gobernador
de Filipina*, don Santiago de Vera, envió n su
yerno el Maestre de Campo don Pedro Chaves, en
abril de i5Sç>
En llocos se mandò construir un fuerte por
el capítulo 41 d é l a Peal Instrucción reservada ¿c
:!> de agosto de este año.
En I5<IO el pueblo de Balatao se dividió en dos
Bauang y Balatao (hoy.Sun Juan,: enriendóse i'n
pueblo la antigua visita de San Juan Bautista de
Balatao.
Por el definitorio celebrado en 2 de abril del
mismo año, los PP. Agustinos aceptaron ú s u c a r g )
este nuevo Ministerio y fué nombrado para servirle Er. Agustín Miño, que fué su primer ministro.
HivTOfUi n* h.r<:i>s
fií
En Mayo del mismo aùo llegó á Manila don
Gomez Dasmariñas: entre otras Reales órdenes
que trajo, una de ellai fue la tasa de tributos i
diez reales: ocho para el Encomendero, medio pitra
!os sueldos del Obispo y demás ministros de la
Iglesia, y uno y medio para las necesidades de los
moldados. También se dispuso que los Encomendero» y demás españoles pagasen el diezmo de
sus cosechas, quedándose á salvo el derecho de
ellos y del obispo en cuanto se refiriese á los
diezmos de los tributos.
J'cro los ¡lócanos siguieron mucho tiempo payando en especie parte 'leí tributo, lo cual d ió
motivo á grandes abusos por parte do los Alcaides
mayores, pues exigían un valor más del justo, para
revender después los objetos que habían recibido
;i un precio muy bajo: tcninn facultad para comerciar.
En i 5 n i , los Padres Franciscanos entregaron á
los Clérigos los ministerios de Vigan y Tu Icy, q u e
administraban, y abandonaron para siempre la provincia de Hocos.
Los cronistas Franciscanos dicen haber fundado
varios pueblos en esta provincia: pero en sus documentos solo se mencionan los de T u ley y
Vigan. Ks probable que también fuesen dé su
fundación los pueblos o visitas de tito, Domingo,
Sio. Tomás (hoy visita del primero) y Kaoayan.
Volvieron á ser visitas todos de Vigan por Falta
iic clérigos. ÍTn el mismo año ganó por oposición el
beneficio ú parroquia de Vigan, el entonces maestre-escuela de la Catedral de Manila, don Grabiel
de la Cruz, y la administró hasta junio de ióyS.
en que fué nombrado Dean de Manila f fué el se-
62
UAUKLO Di;
LOS
RiîYES
gando que esta Catedral tuvo). Por to tatito, c|
tue ei primer cura púroco secuhr que tuvo Víiçan.
Bo cl cintilo liño 1591 se erigieron en pueblo?,
rjauiay, Bnkarra, Kaudon y Ninnit, tomando los PI*,
Agustinos ú su cargo los dos primeros ministerios
en su definitorio celebrado en 20 de abril. Kandon, (1) en cl de a6 de junio, y Sinait en i2i* de setiembre del mismo año.
Bantay se compuso de I05 barrios ò rancherías
Je Torod, Bukid, Karamayan y Bantaoay (a»i
se llamaba el pueblo de íS. Ildefonso). V 'tenia
por visitas ú Magsingal, cuyo patron era San Guillermo: (i) Lapog, su advocación S. Juan Bautista, y el pueblo de Santa.
La Iglesia de Bantay tenia por tutelar à Svix
Agustín, y el primer Prior ô ministro que tuvo, fué
Fr. Juan Bautista de Montoya.
Bakarra, que entonces se llamaba Dumanguab:,
tcn'a por tutelar ú S. Andrés Apòstol: y comprendía las visitas de liintar. su patron S*. Nicolás: I'ftjukin, su advocaci n bantiago Apóstol: B.ingisan (debe SLT Bangi) cuyo tutelar era San l, o
renzo, Bangbanglo (?), Banízbang •>>, su advocación San Jose: Adang, su patrona Sjnta Catalina:
Bcra (?), la suya N t r a . Sra. de U Asunción.
Kandon, bajo la advocación de San Francisco
(hoy de >an Juan de Sali3gun), comprendía lai
(ij Kn ole mismo definitorio, conila halwtíc .'ice;lado cV miiíit-tio de ti Encomienda -le Hcjctano, p:to
no se tlicc qué pueblo sería.
(2) Pongo los Sanios patrono*, paique su nombre,!^
\c para cynixt-r puclito* y bur ríos qu; te han miniad
y -c imiilcn de denominación.
H I S T O R I A DE ILOCO«
0;
visita* de Sta Cruz, Sta. L a c h y Jiavìsilan (f)
cuyo patrono era S. Agustín. Lx advocación d e
Sia. Cruz era li Parisi m i Concepción
Sinait, su patrono S. Nicolas de Tolentino, lenii corno visitas à Baiok, cuvo tutelar era San
Juna lïauttitt. y Kabuj^ao ó Kabugas, como lo cscrihc un antiguo analista, cuya denominación pa*
rece ser la genuina en razó.t ¿ que Kabugas es
vocablo ilocano y Kabugao nú, adviniendo que
muchas denominaciones de aquellos pueblos son
términos ilocanos. El patron de este pueblo cta,
como ahora, ¡S. Marcos.
En i5!)2 no se registra ningún hecho notable
en los añiles ílocanos, más que el nacimiento, si
no fue en el año ¡ulterior, del lamoso ilocano
Pedro Bukaneg, en cuyo elogio se expresan con entusiasmo los autores antiguos, Lopez y Sjn Agustín, ponderando su talento y sus revelantes prendas
morales.
Una india vio flour en la* aguas del Abr.>.
que bafu el pueblo de Rantay, una cestilla coni.niendo un niño ciego, indudablemente abandonado
por sus padres, que no teniendo valor para enterrarle vivo, como se h a c u en llocos con las
criaturas defectuosas (practica que recuerda las de
losantiguos espartanos), hablan decidido dejarle asi.
La pobre criatura se movíi, estaba viva; y la
india que probablemente estaba ya instruida en
la doctrina cristiana, la recogió cñ su casa y comunicò el hallazgo * Fr. Gerónimo Caverò, compañero del ministro de Bantav P. Montoya.
El niilo fue bautizido y se le puso por nombre
l'tñro y apellido Hnknntg (ignoro si « t i palabrn
significa algo").
64
IsXIIKl.rt I»/ 1.0*
î-tKVK-v
A expensas 'lei l*. Montoya la citndn india crií»
;il niño, y cua>ido ya era grande, pasó al convento
-le aquel pueblo y tuo educado por los IH*. Agustinos.
El Agustino Fr. Kraiuisco Lopez, el primero que
escribió excelente Gramática y Diccionario hispa,
no-ilocanos y otras obras muy buenas en ¡locano,
le llama oráculo de in lengua yioca, confesando deberle gran parte ¡/ lo mejor de sus escritos, y
none en las nubes sus virtudes, rara inteligencia
y celo apostólico.
El historiador l*. -San Ajustin dice que este indigena mostrò tun entendimiento muy singular y
finalmente vino con los ojos del alma á especular tanto en las cosas de Dios, que no solo era
el ejemplo de otros indios, sino era su continuo
Predicador y Maestro. Diólc Dios para esto uní
elocuencia y gracia en hablar su lengua, que hacia muchas ventajas ú los demás, y era también
Maestro de los Religiosos on las dificultades de 1J
lengua Vloca.»
Buknnrj?, cual los minium-ronde aqurlios tiempos,
predicaba con frecuencia en lan' calle» v consiguió
muchas conversiones hasta qu>- murió Cristian;"rarntr.
A Íí» de octubre de iíJn:t. el Gobernador Gomez Dasmariiìas saliò de "Cavité con una escuadra para conquistar á Molucas, bajo pretexto de
ir á ayudar al Key de Cambojn, y cl a5 del
mismo* un fuerte viento disperso sut naves, y IJ
capitana dio fondo en la punta Aïuftc, muy alejada de las demás. Su (¿ente de mar que se componía de 25o chino?, aprovechó esta ocasión de
subUvarst: pasando á cuchillo a los españoles è
IflSTOKtA
( i l . [LOCO-
í.5
i · i l i o s l que estaban d u r m i u i l o , i n c l u s o c l (Joberrvfíoi' U d s m o r i i ì j - i . excepto c l franciscano t ' r .
[•'ruin¡seo de .Montilla • cl c s p - ù o l J u a n de Cucll.tr Y pocos i n d i o s . Después t o m a r o n c l r u m b o
Je l l o c o s .
Kn Si t u t t d e s e m b a r c a r o n ó c h e n l a c h i n o s para
hacerse de agua. V en uiin emboscad;», lo-, ¡ l o cano* m a t a r o n v c i i: te de ellos y h u b i e r a n ¡tcaK1J0 cou los dcmá«, si no les h u h í c s t n e*pant.iJo con sus a l a r i d o s , que solían d a r cuando peleal).*n. A s í . los demás chinos d i v e r t i d o s c e l peligro, y;n « r o n à n a d o su embarcación.
I.CM c h i n o s K Í h i c i e r o n à ¡a vcl·i dcspuií.-; de
fiahcr m a t a d o al q u e les aconsejó desembarcar
JJIÍ, e h i c i e r o n aguada en o t r o p u c i t o de
locos.
Allí s a c r i f i c a r o n á sus dioses u n o de los i n d í genas c a u t i v o s , atándole ú una cruz y sacándote
U asadura, y después de m o r d e r de c l i n c o n
ridiculos v i n i j e í , a r r o j a r o n e l cadáver con la c r u z
íl anua,
Siguieron costeando y en Hocos m i s m o abandonaron después a l l ' . M o n t i l l a , al s e g r e t a r i o C o c ear y à los demás iridios cautivos, h ¡ i b i t n J o l o grado los españoles regresar a .Manila.
Y después de c o m e t e r ¡ O Í chinos J-lgur,ii p ¡ •itcri.is, regresaron á ('hiña, d o n d e fueron severamente castigados p o r sus m i s m a s A u t o r i d a d e s , sa."•edoias de sus f e c h o u a s , p e r o más b i e n p o r su
- C Í O de a p r o p i a r s e el r i c o b o t í n q u e l l e v a b a n .
En el m i s m o año de i 5 o 3 , estando i n los m ó n *
us de llocos el a g u s t i n o ! ray A g u s t í n M i ü o , q u e
"abl-j. sido M i n i s t r o de I-aong (el p r i m e r o ) , y
-íüUi;ioí estanJo c a t e q u i z a n d o á Ion ¡ g o r m e * , e$'•^i le a m a r r a r o n y d e g o l l a r o n , l l e v á n d o t e Í U c v
f.6
iSAUELO Dli LOS
KEÏK
beza. conio ai'm ahora suelen hai-.er con sus v¡;-jimas. Según los Mapas ó Vetados generales de ¡oi
Agustinos formados tu iS'ii y 4"), lue fundado en
15g 3 cl pueblo de L'aotiy; pero llama la atención
Cl que In lista de Párrocos de esta Igicsu
arranque de 1G89, lo que daría á entender que durante 8t> ?iìos. poco mas •'• menos, no tuvo mi.
Distro, y por lo regular se dà ministro à :Í:I1O
pueblo üc su importancia A &u creación.
l"n 3i de Octubre de Ó94, la Corporación Agítiniriia decidió que los ministros de Batil"v v
Kandon tuviesen voto en sus definitorio.'.
Kn i l de Agosto de i~»<p, el Papa Clemente \ 111
expidió un Breve, por el cual se ere» à petició»
de Fclifc il cl Obispado de Nueva Segovia, cuy*
Sede se colocó ni principio cu Lal-lok (K.igayan1
El Capitan Carrion había fundado en aque!
pueblo una ciudad que llamó Nueva Segovn.
porque en clU debía establecerse colonia esp •
ÜOIH; y la diòcesis tomó aquella üenominnciNn,
que conservo al trasladarse después a Vigan, ncuperando Lal-lok este primitivo nombre. .V*í
Vigan tiene tres nombres: Ciudad Fcrnnndina com-»
título, Nueva Segovia por la diócesis, y Vinai,
su antigua denominación.
Kn 15 de Mayo de 1591Î, Felipe II expidió uní
lícal Cèdula, por la cunl nombraba Obispo ¿t
Nueva Segovia al dominico Fr* Miguel Bcasvidt*.
y cncargándo'e no erigiese en su diócesi* tglcii'
Catedral, ni tuviese canrngías ni dignidades, miei'
tras Jas cosas no acrecentasen, y lo pcrmíticicr
ios recursos del Tesoro. Dcíignabn el Itey foo.or
maravedises para estipendio, disponiendo que •
HlMÜl.lA
UK I L ' - L U S
Ó7
ao fuesen suficiente ñ c u b r i r d i c h a c a n t i d a d ¡ :s
diezmos de la diócesis, los oliciu!es I í : a l e s , ó sea.»
fos encardados del T e s o r o p ú b l i c o , In c o m p i t u r a »
FI OîuspaJo de Nueva Segovia c o m p r e n d í a .,
ivitpvan, l l o c o s y Pangasinan.
A principios d e l m i s m o a ñ o 15i'<; m u c h o s k.i^lyaiics capitaneados p o r sus p r i n c i p a l e s K a f u $n y l'uliao d e s e m b a r c a r o n en V i g a n y decían
unir à M m i l a ñ p e d i r a l G o n e r m d o r S u p e r i o r U
expulsión de los P P . D o m i n i c o s , q u e j a idosc entre
>)iras cosas, de q u e p r o c u r a b a n d e s t e r r a r la i d o l s [.il que adoraban. I i d u d a b l e m e -te f u e r o n i m p u l s a J O Í Í ello p o r los m i n i s t r o s de su M i t o l o g í a p r i m i t i v o .
Parece ser q u e i n t e n t a b a n s e d u c i r á los ¡lócanos
i sublevarse contra la d o m i n a ; i ò n c s p . t W l i
Ku¿
el CJSO q u e manifestaron á los luúiaknatuj
(principales) de l l o c o s sus q u e j a s : p e r o estos en vez de
iprob-irlas, les d e s e n g a ñ a r o n , d i c i c u J o q u e los Religiosos les l i b r a r í a n de los abusos y vejaciones
Je los E n c o m e n d e r o s P o r
esto, los liiguyanc¿
'orujfon t r a n q u i l o s á su p r o v i n c i a .
Los h i s t o r i a d o r e s de F i l i p i n a s , q u e casi i o d o ;
>oa H;1ÍJ;¡OSOS,
no mencionan ningún
acontecimiento en Hocos en 1597, trtl vez p o r q u e estaban
'reocupados c o n el m a r t i r i o o c u r r i d o en aquel
ino. de c i n c o franciscanos, tres ¡csuitns y vario.,
eglarcs on Japon
E» i 5 o s . t o m a n d o p o r base las conversiones
ue h a b ú n h e c h o los m i s i o n e r o s , P P . M a r i n y
' ¡ n o i . se f u n d ó m i s i ó n en B a n g e d , c o m o p u n t o
e partida para c a t e q u i z a r e n m n y o r e s c i l a ¡i l o i
" i c l c s del A b r a .
6S
ISABKLÚ DK LO* P*'\J->
Las anteriores faena* apostólicas cu Oin^rij
dieron en este año por resultado l.i erecei>V eB
(i-jcl)lo de aquel valle, siendo su tutelar S. !os¿
Un el Capitulo celebrado cu fct Je Julio por loi
PI*. Agustinos, acordaron estos tomar a" su C.I'M
aquel nuevo ministerio, nombrando para ser \ irti
á Fr. Bartolomé Conrado. Estaba aneja ia \¡MU
de Piddig, cuya patrona era h'anta Ana.
I'atcce ser que en este ano los Agustinos ccdtcroi
i\ los clérigos el ministerio de Narvakun.
También se fundó el pueblo de Ago o y cu el
~,tsmo Capítulo fué aceptado su ministerio poi l«
Agustinos, siendo su advocación .Santa M-'-nia
Tenía por visita a Aringa y, su paírona tanta l.u
cía. Fue su primer prior i'V. Juan de KstraJ».
según el P. S*n Agustín; pero en* el Caiálono Jt
los Agustinos, éste religioso estuvo en 160:, \
Fr. Pedro Aguado Vuelta, había servido el mismo
ministerio en lüoo. ;H.tbrá estado dos veces t!
P. Estrada en aquel ministerio, 6 hubo errata ái
imprenta en ci citado catálogo?
En este año los pueblos de San Juan v BIUÍRJ
volvieron á unirse: pero no tardaron "en sepr
terse otra vez y no menos pronto volvieron i
nutrie por tercera vez. Mas tarde se separaron
hasta onora.
En el capitulo de ios PP. Agustinos de Jy Jt
hiciembre del mismo aro 1598, aceptaron en forre;
el ministerio de Baknrra, de que hemos habliJ*
en el capítulo anterior, nombrando su Prior >
Fi. Esteban Carrillo.
En 15op, Baltnotaii, visita de Bauang se cej;ió en pueblo y fue nombrado su ministro Fr. 'un
de Rojas
Voy á citnr un? tradición siguiera pot cl ruiJ:
HISTORIA
DE ILOCOS.
que hizo en aquellos tiempos y porque el Juez
e;lesiú>tico man JA instruir un espediente para averiguar la veracidad del suceso. Los naturales de
rquellos contornos se negaban d recibir el bautismo, porque morían muchas criaturas recién
bautizadas. En esto, Fr. Pedro de la Cruz, muy
virtuoso agustino, curò, estando en Baknotan, por
medio del bautismo la ceguera de una cruiatura,
que iban ¿ enterrar viva por defectuosa. Kn visla
de este que llamaban milagro, muchos indios se
bautizaron y se logró !a erección en pueblo, de
Ba [trotan.
Eit el mismo año tomó posesión de la diócesis
de Nueva Segovia su primer Prelado, Fr. Miguel
de Bcna\ides.
Kste señor nació ci Carrion de los Condes; cm
de pjdrcs nobles: no había cumplido quince años
cuaiido tomó e l ' h á b i t o de Sto. Domingo en el
convento de San l'ablo de Valladolid: fué unu
de los primeros dominicos que anortaron ú est»*
pl.iy¡is. fundador de la Universidad de .Sto. Tornii, misionero de China: s'bio teólogo, consiguió la derogación de un Breve ¡ipostólico en que
ie autorizaba ú ios I'rebdos para hacer visitas de
in>pe¿ción ¿ los religiosos: ya Obispo, defendió á
sus ovejas de los Alcaldes mayores y encomendero*, que tfcomo lobos se las" maltrataban y cnlOfdnhijji Á costa de ellos, 0 como cscriltc cl que
fuv Obispo de Nueva ^ítjovia, señor Adunrtc; y
consiguió se dejase ó ¡os indios el natural domino y prìncipalia que tenían sobre sus pueblos.
Acompañó al primer Obispo de Filipinas, seflor
tai-izar A Madrid, para tratar de asuntos graves*
J citando cu la córte fut nombrado Obispo.
^^m^mmÈ^LÈLÊsl-.- A
VIII
Siglo XVII.
Su entrada.—Desastrosa expedición a,
fiais de igor rotes.—Otro pueblo nuevo.—
Otro
Prelado.—Bangi. —¿Milagro.'—
Tentativa de unir /locos con Kaçayaii.—
Abra.
Ai entrar en esta nueva centuria, creemos coa
veniente hacer algunas consideraciones, presentan
ilo iiï mismo tiempo el estado de esta provine»
en lüoo.
Veintiocho años transcurrieron lu sta aquí. Aquella provincia, ¡mies conjunto de pueblos mit
civilizados que los tinguanes de Abra, pues sen
ijrnn injusticia negar cierto g'ndo de cultura i
.os antiguos ¡lócanos que conocían el comercio í
las permutas mercantiles, tenían escriturad literatura, legislación y musi.a genuinamente lilipmis.
jqjella ' provincia, patria de los Jabonosos è inteligentes ¡lócanos, no fue indiferente al ohteto civilizador de sus nuevos señores y sccunJ-'» grande-
HISTORIA DK II.OCO*
yI
mente Jos deseos de estos de mejorar su condición y gènero de vida.
El agustino Fr- Francisco Ortega en su información elevada estos años al Rey de España, decía que en llocos y P a n g a b a n habh solarnen'c
once ministerios, siendo necesarios— decía— 3o ministros. En ambas provincias solo habla ya \z
encomenderos.
En vista J e los informes de los religiosos s fibre los abusos v vcjiuioncs que cometían los encomenderos, el Gobierno de España acordb ir reduciendo las encomiendas declarándolas enducadnsj
v hacerlas desaparecer por completo, sustituyen lo
¡Ì los encomenderos, los religiosos, ó los gobernadorcilios bajo U vigilancia y direcciónde lospárrocos.
Que los encomenderos debían suprimirse ó castigarse solamente 11 los malos, es cuestión difícil
de resolver.
Los Encomenderos eran una verdadera plaga
para el país; pero acaso era imposible sustituir u los
malos por falta de persomi y era necesario suprimir de una vez esta institución.
Más ca de notar que ó pesar de sus vejaciones
cuando existían los Encomenderos y eran mus
encarnizados sus rozamientos con los KeHgiosos.
el pals progresaba y anualmente se fundaban pueblos ii decenas.
^Serla porque se disputaban Encomenderos y_ lícligiosos en prcslar al gobierno mayores y mejores
servicios, y unos y otros temían ser a;úsados de
negligentes?
Si entonces hubiera suficiente personal en que
escoger, los Encomenderos no debían suprimirse
y acaso ahora no habría en Filipinas extensas comarcas de monteses-
?2
ISADELO DE L03 RltVE<t
.Pero larazon pria :ìpal y positiva, de oqucl progreco,rápido ol prÍn:ipio d.* la dominación • ospaüoU, progreso que fué estancándose conclticmpi
fue que los pueblos que encontraron los-cspaA)Jç3 en llocos y otrao provincias de Jas ployas, estaban ya constituidos y distaban mucho de ser
salvajes.
Seganti citado informe del P. Ortega, habla
en llocos y Pangasinan 16,900 tributantes," que
representaban unas 70.000 olmas.
En llocos habla muchos cristianos y pojos en
¡Pangasinan.
Para que el R:y permitiese mài religiosos en
aquellas dos provincias, el P. Ortega hn:h notar
que solo habíi S.aoo bautizados ca ellas.
En 1G0I, el Gobenudor de Filipinas,' D. Francisco Tello envió al pali de igorrotes, para castigarles, tropa al manilo de Mateo de Arando. El
P. Esteban Marín que servia de interprete, acudió à una cita de éstos confiado en los beneficios que les había prestado, pero allí fue asesinado d flechazos por ellos en noviembre del mismo
«tío, quemando después su cadáver.
Y U tropa cayenio en una emboscada de muchos igorrotes. pereció también casi toda, cncomeniando i\ la fu^n su salvación los sobrevivientes.
En lûo2, fué erigido en pueblo Sin. Cruz, quo
era visita de Kanionyporcl Cqdtulo de 27 de abril
fué aceptado este ministerio por los Agu»tino<
nombrando su ministro ú Fe. Birtolomò Carricdo.
Pero por el capitulo cclcbroio por los mÍsmo\
HISTORIA DE ILOCCU
73
religiosos co 3i de octubre Je t<3o3, el pueblo de Samo Cruz volvió á ser visita de Kandon. Y tambie'u se agregaron al ministerio de
Lac-agt-cl de Baknrro, cl de Dingras à Batalr, y el
de BaJaunng al de Tagudin.
El Ohispo Fr. Miguel de Beotvidcs dejú cu cl
mismo afloja diócesis do Nueva Segovia, tomando
posesión en iB de agosto del Arzobispado de Jl-tniln, de que era Prelado electo, y murió en 26 de
julio dé I6o5
Para ocupar la Sede vacante fue nombrado
Fr. Diego de Soria, y en i(>o4, tomo posesión de
iu digno cargo (1)
Este Prelado fue el primero que prefirió colocar
la diócesis en Vígan, donde residía ordinariamente
Supongo que Santa CruZj Diñaras y Ualauanu
volvieron a ser ministerios independientes en tUoy
porque aparecen ministros suyos propios en este
*ùo: excepto Balauang, cuyo nuevo ministro solo en
i'joT aparece claramente.
En el crtp'tulo celebralo por los 1M\ Agustinos
en i4 de í'ebrcro de KJO7, se acordó accederá Í;i
petición del capitan Itivcro, poniendo misión en
Bangi, su encomienda.
1.a gente cíe este lugar cr:t bárbara y obstinada
en no recibir el bautismo.
Siquiera por la falta de noticias en estos tflos
(l) Vcase tu biografia en li :<¡¡;- 3H1, tomo l.o de
h ìUstoria (|c loi Do.ninícH, ]» " AJttaric.
74
¡SÁBELO DE LOS REYES
permítasenos reproducir cl siguiente milagro, que
trac un. autor (1) a fin de que la historia particular de llocos retrate en algo el tono general de
Ins crónicas filipinas
Fl primer día de h Pascua del Espíritu S;into de
1608, fué celebrado con singular pompa en la Vil'a
Fernandiaa (Vígsn), acudiendo mucha gente á U
Iglesia para escuchar el sermon del Obispo de aquella diócesis, señor Soria.
Estando el Prelado sentado en la capilla mayor,
le entregaron una paloma lüjoí'amentc adornada v
otra al Preste, y al comenzar el himno del Espíritu Santo, tanto el Obispo como el Preste soltaron las palomas.
La del Obispo dio una vuelta al rededor de In
capilla y luego posó sobre su cabeza. El señor ¡50ría procuró alejarla con la mano tres ó cuatro veces, pero la paloma se empeñó en quedarse donde
estaba.
Los indios armaron gran algazara por su curiosidad y trataron de quitar la paloma de la cabeza del
Prelado: pero un español « quien parecía misterioso el caso, les impidió y U paloma no se movió durante el tiempo en que* cantaron el himno,
el Evangelio y el Credo, hasta cuando se hincó
de rodillas el Prelado, al pronunciar cl Ut liorna
factus est. Entonces pasó 5 posar en el dedo indice
del Obispo. Este señor enternecióse, besó la paloma
y rogó á Dios le revelase si aquello ora sobrenatural ó no, de manera que si era lo primero, fiíciesc volar la paloma, al acercarse el Preste á
cogerla Ka seguida llamó al Prette pjra entre(i) El o 1 '' 3 ! 10 «ñor Aduat'e, uno de los más aiti;gnus cronistas de Kilipiíias.
H i s r I·I \ HK \L-^- S
75
garla, pero la paloma voló yendo u parar tn el
cic'o del altar, míiando hacia el pueblo hurta
que se acabaron los oficios, en, que la gente intentó variamenti cogerla.
Y pflade el cronisti que al año siguiente se repitió análogo caso, con el mismo Sr. Soria, estando en Abu lug (Kngayan).
Desde 1598 (1) próximamente, los Padres Aducimos entregaron A los clérigos el ministerio de
Narvakan.
El Obispo 8r. Soria crete que aquel extenso
pueblo servirla bien de punto de partida para
catequizar á los numerosos infieles que habitaban en aquellos montes y bosques vírgenes, nhríendo, ¿i medida que las conquistas progresasen, vías
de comunicación con Kagayan.
Pero para esta gran empresa, que requería constante actividad, no servían—según decía el Obispo—los clérigos españoles que administraban aquel
benefìcio, porque se mudaban frecuentemente y
no poseían el dialecto ¡locano.
For esto, hizo que los religiosos de su Orden,
los Dominicos, se encargasen cu 1612 de Narvnf;an, previas las indemnizaciones necesarias al clero secular. Y el dominico Pr. Tomás Gutierrez
administró un año aquella parroquia.
Los Agustinos que no querían ir en zaga -ú
los Dominicos, elevaron il ministerio la misión de
Banged, v Labra de liigan% como la llamaban los
antiguos cronistas, en su capítulo de 5 de abril
(i) En la lista tic ministros Agutino* <ic Natv.ik.in
aparecen dos, en i$>-¡ y 9¡í, rcspcciivamcJiíe, «íesf.iié*
aparece un vacío hasta 1614.
76
IsAliULO l>£ l.'*S K ' v v s
del mismo ano y enviaron al celoso misionero
Fr. Pedro Columbo, cuyos labores evangélicas sur.
ticron buenos resultado?, cual sa registra en l.i
biblioteca agustiniana de Manilo.
IX
Muerte del Obispo.—Nuevo Prelado.—
En 1017 y 18.~Otro
Obispo.—Vigan.—Expediciones á Igorrotes.—Nuevos pueblos.—En 1626/27.
—Otro Pifiado, —Hambre y sublevación, —Salida
del Obispo.
Por el Capítulo celebrado cu 2D de junio de
ltilll por los Agustinos, estos recuperaron el ministerio de Narvacan, cediendo en permuta .í lo>
Jominicos el de Língayen.
Y à los clérigos entregaron el ministerio de
Lab,'a de Sigan & instancia del Obispo ÍJr. Soria, según Fr. Ga«par de San Agustín: pero supongo que este acuerdo no se llevó ¡t cabo, •'•
pronto recuperaron aquel ministerio, porque I;
lista cronològico de ministros agustinos no se
interrumpió por esto
IÌ1 Objspo sciìor Soria murió en Vigan á principios de 1614, después de 27 di** de calculólas.
Acababa de llegar de Kignyan.
..lin cl mismo silo fué destinado de misionero
el agustino Fr. Juan Pareja » los montes de Abra
HivruKtA »K íi.»c«*.
77
v convirtió muchos infieles, reuníeu lolos cu pueblo* liurantc los seis míos en que allí estuvo.
Parece ser que en el mismo año vol vi*» Hakarra ú ser ministerio independiente, 11 juzgar
porque en su lìst-i de ministros aparece por primera vez nuevo ministro que es el agustino Fray
Cristobal Prieto. Hay otros que no se sabe en
que año administraron, acaso antes aún que el
l*. Prieto, como el P. Pedro del Castillo û otros.
En abril de IfilS el galeón español San Marco*
me perseguido en Ini costas de llocos por buques
holimJescs. Dicho gnlcort huyó u Bolirao.
Felipe III presentó al Papa al agustino calzado Fr. Miguel García Serrano, para ocupar
ía diòcesis de Nueva Segovia y en 3 de agosto
de iGiG fue confirmado su nombramiento por S. S.
Fué couiagrado en Méjico este nuevo Prelado
y en 7 de julio de 1017 tomó posesión de su
aede.
Kra natural de Chinchón, arzobispado de Toledo; profesó en 15í»i en el colegio de Agreda;
había sido ministro de Apalít y Bakolor (Pampanga), provincial y procurador comisario de su
orden en España.
En el mismo año Híi7 fué erigido en pueblo
san Ntco'ás, q u e era visita de Laoag. Parece ser
que en este año los Agustinos tomaron á su cargo
el miniiterio de Vigan. pues aparecen desde entonces ministros Agustinos.
Y en i ü i 8 murió el agustino Fr. Juan Bautista
Herrera, misionero de Ádan en los montes de
Mocos, don Je habla hecho mucrus conversione!
78
ISABELO DR LO* KlîYIÎS
Bri julio de i6i9 de\ò ci Sr. Obispo Serrano
In diócesis de Nueva Segovia paru venir ú ocupar cl arzobispado de Manila, de que era electo
Prelado.
El señor Serrano recibió muchos disgusto* det
entonces Gobernador gen.ral de Filipinas Alomo
Fajardo de Tenía, que asesinó a su esposa doñi
C;)t:iHoH Cemhrauo, porque habiendo sabido que
de noche se veía secretamente en una casa p .rticular
con un amante, disfrazada ella de varón, fué à sorprenderli mientras hacia la ronda de la ciudad y la
encontró en traje que denunciaba su crimen, por lo
que llamó á un confesor par-i administrarle los Sacramentos y después I.i mató con au propia daga,
abandonando lue¡jo su cadáver como el de un p^rro.
El amante logró escaparse.
El Sr. Serrano recogió el cadáver de In desventurada señora y la hizo funerales dignos de
ta categoria de su no menos infeliz esposo.
El señor Serrano, tercer Obispo de Nueva Segovia, murió en .Manila en junio de lf»2í» y se
enterró en la Iglesia de San Pablo.
Para relevar al ncíior Serrano, fué nombrado
Obispo de Nueva Segovia el clérigo Ü. Juan
Rentería que habin sido canónigo de Mechonean
(Méjico). Y en l'Í2i tomó posesióa de aquella
diócciis.
Este Prelado era de carâîtcr enérgico. Siendo
Obispo, amenazó coa excomunión al Gobernador
general de Filipinas O. Alonso Fajardo, porque
éitc por prudencia impedía la idu del Otmpo
Fr. L u b Sorcio al Japon, donde habían martirizado á varios misioneros. Fajardo que habla amenazado con pena de muerte ni Alcalde mayor de
Panqasinan si permitía embarcarle allí ni F r . So-
'.'"•
"•••••
•
7 9
telo, •>•-* iiit>iii,ì'*) v obedeció »\ Ohisp'-i Fr. Rcr.u-rii. p u-s .n ;i.! J , U O Ì tieuip K de lu Inquisición cm
pe'igroso ru A S Í con lus XutoiidadcseclesiústicaR
l"n Híi* lo* agustinos entregaron al Obitpo de
Nueva Segovia U parroquia de Vígan v desde ci •
tón:cs se encardaron de ella los seglares.
Por Definitorio de 14. de febrero de KV22 lo*
PP. Agus.inos cedieron la parroquia de Vigan ni
Obi-pò de Nueva Segovia. Había precedido pleito
entre unos y otro, y este lo gami por imposición
del general Fajardo. ¿Sobre que versó la dificultad? ¿El Obi>po logró prohar que era fundación de
los franciscano»? Parece ser. Véase Casimiro Diaz.
Uno de los agustinos que fueron ministros de
Vigna era el P . Francisco Lopez, el primero q u e publico obras en ttocano. Entre ella* están la unduectón de la Doctrina Cristiana de Rclnrmino, de la
que se hicieron varias ediciouex y parece 5cr qu<i
m la primera se usaron letras iloennas También
fué el primero que compuso un arte y diccionario
hispano-ilocanos, que corregidos l i g c r a m . n t t por
otros resultaron excelentes. Es también del mismo
autor el Catccîimo iloomo que se usa hasta nhorn
en llocos. Fue ministro a lemas de Bantay y
r.aoag.
En 1023 saliò una infructuosa expedición al país
de igorrotcs al mando de Francisco Carrello de
Valdcs, Cubo mayor de llocos Pangasînan, para
descubrir las famosas minas de o r o ; después de
haber reunido gente en los provincias de su. jurisdicción.
Al cabo de siete días de caminata, llegaron^ ú
la cima de loj cerros. Los igorrotcs les ofreetc-
80
ISABEI.O DE LOS REYES
ron paz, pero después les acometieron á traición
matando al in.Iigt-in príncipaJ, (cru Maestre de
Campo) que les servii de guía c hiriendo di jefe
de las fuerzas, Imitante quebrantadas éstas, dctermimiron batir cu retirada
El año siguiente se repitió la expedición .1
mando dtl general Alonso Jlirtin Quirantc. Este
tialL'i corlados los pasos y mis decidida la resistencia: pero esta expedición era más reforzada
que la at terior y hubo de triunfar de aquello*
monteses. Se aguaítelo en el mismo sitio y desde
allí enviaba de cuando en cuando destacamento
para batir á los igorrotes. Estos huyeron; y Un
expedicionarios
se
contentaron
con
haber
vengado su vergonzosa retirada en el año anterioi: pero su objeto principal, esto es, la explotación de las minas y reducción de los igorrotc.
fracasaron. Cuando lns expedicionarios se cansaron d« atacar » los ígorrutes c iban •* hacer ) >
algo mus fructuoso, ci Capitan general interino
de Filipinas l>. Jerónimo de Silva les llamó paró
ir ú pacilknr la sublevación de .Kagny.m
En li!2-l se elevó ú ministerio la mÍN¡ón aguítininna en Mangi, nombrú-idosc su primer ministre
¡i Fr. l'edro Valenzuela, y se erigió en pueblo -n
el mismo oiio.
Seg^un cl Map» de !o> agustinos de 1*1"*. en 1625
fue tundado el pueblo de Sin Kstcban: pero advierto que en e! t'aU'ilogu de los Agustinos, i
quienes está encomendada rquclln parroquia,
solo se encuentran ministros desde iHl'J y por I»
regular al erigirse uno en pueblo se le dota de
miniítrOj iü'esta * convento. Sin embarco, pude
haber sidn por "n taita de ministros ' ln cscon
HISTORIA Î>L ILOCOS
8I
importancia de aquel pueblo, como sucede ahora
con el de San Ildefonso. ¿L'ero cúmo h i b ü de
erigirse en pueblo mucho antes que su vecino el
d e c a n t a Mario, que tiene cuádruple importancia?
Creo que hay errata 'le imprenta en lo que dice
dicho Mapa, siendo de advertir que en el Mapa
de 1KÌI no aparece ninguna fecha. ;Si será inventada la que dit el de XtS-Lbi
Kn el mismo año 1025, murió el Obispo de
Nueva Segovia señor llcntcm, después de hntar
regido esta diócesis con ejemplar conJucta.
Sus restos mortales se hallan depositados en
la iglesia de Bakolor (^ampanga), al Injo del
Evangelio,
En 1626 llocos era ya una de las mejores
provincias del Archipiélago, y sus naturales bastante civilizados, muy buenos y serviciales.
En este tiempo los agustinos contaban ya doce
conventos en esta provincia. Y el ya ministro de
Bantay Fr. Juan l'arejn, de que hablamos anteriormente, volvió ú continuar el catequuamiento
de las muchas tribus tinguianas de Abra. A veces este misionero no comía mái que raices tuberculosas, y los tinguianes que estaban en continua guerra con los *igoÏQle$ ' n o había It antipuamente en todo Filipinas), que habitan lo mis
micccfciblc de aquellas,» se u o í i n para rechaz-vc
i los españoles.
Pero mitad lo que pudo c hizo un Religioso
(pjc habla despreciado las comodidades de un
rico y gran ministerio. Su celo individual ha»tí
para convenir todo el partido de Banned y contornos, tundan Jo vario-* pueblos, siendo el princí-
82
ISABEJ.0 DR LOS R.KYE6
pal cl de Banged que antes scria solamente mi.
nisterio de nombre, con u c s visitas denominada»
T a y u m , Sabangan y Bukao (hoy Dolores, que fu¿
vìsita de Tayum y erigido en pueblo independiente desde hace unos cuatro años) que distaba
de Bantay unas 6 leguas. Estos pueblos sostenían
diarias luchas con Jas Tonchcrias tinijuanas de l\\Iang. Talamuy, fíataan, Kabulao, Kaîaung y Langiden.
El ejemplar P . Pareja bautizó i más de 3.ooo,
.incluso el principal de ellos don Miguel Dumaual, abuelo del Maestre (mariscal de campo don
Diego Julian, muy conocido allí 1,1). Don Miguel
cooperó mucho at progreso de aquellos pueblos.
El P. Pareja, en lin, puso en muy buen eslado aquella misión.
Kn 1627, volviendo ñ llocos en un champan los
ministros de Laoag, Narvakan y Balauang, Fray
Juan Gallegos, Fr. Diego de Avalos y Fr. Francisco Portillo, u n viento cogió á su embarcacicn
y les llevó a China. Les prendieron allí los chinos, pero les dejaron libres cuando por sus paisanos que hablan estado aquí se enteraron de su
desgracia. Los Religiosos sufrieron hambre v privaciones, que hubieran sido mayores, á . n o haber
ido con ellos un indigena ¡locano, maestro de
(i) Existen hasta ahora descendiente* de este ü u v o
tiaguwn, q«e lo^ró ascender à lan alta, graduación*- •>1'
descendientes ion ya l>a*L*ni« cmliiftlos y en ñadí »=
ilifeteocün de los ílocanoi. Don Doroteo UueuuaJ e» «•
tuaboeme y desde hace alguno* ailoi Capitan de Cuadrilleros de ltanfccd, cabecera de Abra y fué t^uien wacoainaiíü en la excursión al Aijra en loSl.
HISTORIA DE ILOCOS.
83
capilla, cl cual tocaba muy bien el arpa y guitarra
y con estos instrumentos ganaba lo bastante para
^itimcntarsc todos. Y así mendigando, llcgaroa ú
Macao, colonia portuguesa y desde allí vinieron
i\ Manila.
Dice un autor que en el mismo aüo regriío
X llocos un natural de esta provincia que en Abuiug, Kagayan, resucitó por el agua bendita que le
TOCÍÜ el dominico Fr. Ambrosio de la Hndrc de Dios.
Kn este año también, pasaron d establecerse á
Kagayan los Mimdayas que vivían en, unos montes que pertenecían al Abra, y que estaban
cerca de Kagiyan. Y asesinaron u un lego dominico en Kapinatan, lugar que escogieron.
Fué nombrado para suceder al Obispo Sr. Rsntería el Agustino Fr. Hernando Guerrero, hnbiendo sido consagrado en Cebú, y en 1620 tomó posesi n de la diócesis de Nueva Sogovia.
Era natural de Alcaraz, arzobispado de Toledo,
profesó en i588 eu San Felipe el Real y habla
sido ministro de varios pueblos de Bisayas y .U.iniía, y Comisario Procurador co España,
En itîii) se dejú sentir en llocos un hambre
espantosa, que acarreo la muerte de mucho?.
El Dominico Fr. Bartolomé Martinez, quien
nos cuenta esto, dice haber distribuido las dos
terceras partes de las provisiones que llevaba en
su viaje ú China.
Y asegura haber encontrado chino* donde quiera
que llegaba. Esto no quiere decir que hubiera
muchos chino; en llocos poi aquel entonces, pücü
me consta por otros autores que eran unos cien
indù (duos solamente.
S.(
IMOEI.O DK LOS R E Y E S
Ea tiempo del Gobernador de Filipinas JUPC
Niño de Tftvora, un champan llevaba á Formosti considerable cantidad de dinero y muchos
pertrechos del Gobierno de Filipinas y en la
costa de llocos, los chino.», que por lo rcguUr
eran los que tripulaban los buques, mataron j
los españoles è indios.
Después desembarcaron en Síriaír, vendieron allí
muchos objetos como si tos hubieran traído de
China y después se hicieron á la vela con rum
bo ú su pafs
En iiì-'ìo murió el agustino Fray Agustín Mejia, habiendo escrito obras didácticas en dialecto
itocano.
En mayo de iW2 dejó el ¿r. Guerrero el Obispado do Nueva Segovia para ir à posesionarte
de la Archidòccsis de Manila, de que era clccio
l'rclado: pero solo en 163? tomó posesión, porUC no le había admitido el Cabildo, por faitJ
e Bula. Así este señor empezó con malos auspicios su gobierno, que había de ser el más rui
doso de cuantos ejercidos en este Archipiélago
por Principes de la Iglesia. Tuvo muy escandalosos rozamientos con el Gobrrnador general de
Filipinas I). Sebastian Hurtado de Corcucra, con
la Audiencia, con el Cabildo ó algunos eli; rigo i
y con tos jesuítas. El general citado mandó pren
der á un artillero asesino que se hab/a acogida
al templo de S. Agustín, y como lo» Agustinos
le ocultaran, hizo rodear de saldados su Iglesia v
Convento, prohibiendo la salida de ellos, y UPS
vez cogido, á pesar de las reclamaciones del Ar
¿obispo, le hizo ahorcar frente á la misma Iglc
sí-. Él Sr. Guerrero por esto, excomulgó al ge
3
HiSTOUtA DE ILOCOS.
85
nera!, poniendo entredicho y cesación « àieinh,
que nlió después; por desobedecerle, privò 6 loa
jesuítas del uso de predicar, del título de examinadores sinodales y -toda concurrencia con cl
clero y Religiones. Los jesuítas nombraron ua juez
conservador, y este llegó à excomulgar al Arzobispo, y ser excomulgado por éste, y como la
Audiencia apoyaba ol Conncrvodor, cí Sr. Gucrrcro excomulgo también al Oidor; quizo desterrar á un Párroco clérigo; jicro fué dctabcdccido
coa aprobación de la Audiencia. Hasta el Obispo de Camarines que era Agustino como el desaprobaba los actos del Arzobispo: pero le sostenían
todas las órdenes Religiosas y el Comparto de la
Inquisición: y el general desterró ¿Cnvitc ú dos Re*
lidiosos quc'iban ú notificarle su excomunión fulminada contra ¿1 por el Comisario; encarceló
al Escribano de In Inquisición y desterró il Provisor. Como estaba excomulgado el Arzobispo, le
suspendieron el sueldo y Ir hicieron retirar al
Convento de los franciscanos. El general procuró restablecer U armonia è hicieron la» pace»:
pero habiendo el 8r. Guerrero desobedecido unas
lícales Provisiones despachadas ¿ favor de uno*
sacerdotes protegidos del general y enemígon del
Arzobispo, se proveyó su extrañamiento ;'• U isla
del Corregidor. El "Arzobispo contestó excomulgando al General y à la Audiencia, se vistió de
pontifical y con ci Sant'aimo en la mano, y ú
su lado los Religiosos de todas las órdenes, in*
tentó resistir. El general llevó escuadra* de toldados al palacio del Prelado, se nu»o en lo puerta (era ya entrada la noche) y desde olii mandò
•i los soldados expulsasen á los Religiosos del
Palacio. lo que llevaron à cabo â empellones y
86
ISAIJELO UK I.ns
RBYKS
ntcòs violencias, (laudo en cl sucio con la hostia; después ¡atentaron volver cu procesión los
Jteligiosos: pero las cu lies estaba» ya guardadas por
soldadoB. El Prelado mandó- tocar Ins campanas
H entredicho y se iutimó la cesación « divinisi
no dejaba de la mano el Juntísimo, que era eí
tínico impedimento, para que ios soldados le prendiesen: pidió agua y se la negó el general; para
descantar un momentito, el Arzobispo colocó el
suero viril en el altar de la capilla, donde estaba;
puro apenas retiró las manos fué cogido por los
fio soldados que le vigilaban, le desnudaron el
pontifical y ú pie, sin más acompañamiento que
fas escuadras ejecutorias, fue llevado á las cinco de
In mañana al río Pasig y en un "champan destrozado sin velas, sin remos, sin familia, sin !a
comitiva y decoro que se dcbl·i á su dignidad/
como escribe el Oidor Gomez de Espinosa, fué
llevado á un pobre camarín del Co: regidor, m>
habiéndole dado de comer dia y medio El Obispo de Camarines levantó las censuras del señor
Guerrero, >* por esto tue rechaz.ido por los Religiosos por intruso. Veintiséis días durí) cl extrañamiento, el cu;il se alzó por haberse conformado el Sr. Arzobispo con todas las condiciones
propuestas por Corcucra.
1 uvo además otros lozírnlentos el -sr. Guerrero,
en que salió igualmente derrotado.
Kn M indoro & poco cae cu mai.os de piratai moros este Prelado v en ¡ o de ;uiio de Mill f«-
liccio.
H I S T O R I A DE ILOCOS
S7
X
Aumento de tributo.—Lluvia de cenizas, hambre y cólera.-—El Obispo Aduar,
te.—Sublevación con 5o.ooo víctimas.—Naufragio.—Muerte del Obispo.—Mon •
tes y piteólos sepultados.—Nuevo Pre(ado.— Terremoto
horroroso.— Guerra
contra los holandeses.
En 1(>33 se aumentó el tributo con una pauta
de arroz para los gastos de tos continuas expediciones íi Mindanao y Joló, que con los ataques
de los holandeses y la sublevación de los chinos
llenan las páginas de la Historia, á este espacio
de tiempo consagradas.
En i(J31 llovió tierra y ceniza en la mayor parte
del Archipiélago, efecto indudablemente de los
volcanes en erupción. Parece probable que esto
ocurrió en llocos, pues en sus cercanías había
volcan, como veremos en este mismo capítulo.
Y la langosta acabó con io que la lluvia de
cenizas no echó a perder: de aquí provinieron la
escasez de buenos alimentos, el hambre y el o'<Wa producido por indigrstas frutas.
Para relevar al Obispo, Sr. Guerrero, fué nombrado el dominico Fr. Diego Aduartc, uno de
los mas antiguos cronistas religiosos de Filipina-
88
IsAijtcLo ur. LOS RjtvKn
y autor de la primer* parte de la Cfmicu Jv
loi l'I', Dominico*, cri In que he adquirido al.
¡;uno» dalos para la Historm de lloco», fin iii3:
lomó posesión del Obispado de \ucvn Sciovia,
Kl i*. Adunríc crii natural de /íamítozo; tom«í el
hábito de Nto. Domingo en ¿<i de Abril de I K
Mal·lü tenido una vida muy novelesca, y ion muy
curiosai, c u i increíble», sus avcntura> cuando estuvo de misionero cu CIIÍIM, Vendo à (,'nmboja
en ¡fujti, un temporal co#iO id buque en que if:*
y cuuiido ya esperaba su muerte cercana, l u olacnctfllíiro» el buque ú Uro fit i.nînmt como el mamo escribe, del mar. í'crdído el rumbo y un
atfun potable, «cocieron el rrrojj con el vapor
del ««uà ulnda;» pero lo n.ás increíble era >u
victoriosa retirada de Cnmbop con unos cont.iJo* soldado» (prisioneros, 6 quienes fué á acompaliarle* voluntariamente d i su piisiòn, para p».
der confesarle»), despue» de haber asaltado ci pi(acto del l<cy y matado á este, tiendo perseguido* por una multitud que Imita imposible ¡<
retirada.
Tuvo otras aventuras este celoso misionero: c i
China aJ<í hecho prisionero, su/riendo varia» 1ctorsione*, y rescatado con mucha plata. Sena I •
mu un volumen escribir su '«iofíruí/o.
*
A h de l>ícicmbre de tC'i-t, el ííobi'-rno *up<
rior de Filipinas despacha orden ¡í toda* l,n provinchi», de dcujoll·ir .i lodos los chinos, eme h a y
en tdi.ii, nuiiquc fuesen inocentes. K» su cumplímiento el entonces Alcalde nuyor de llocos, t i
%arf{enio mayor Pedro de Tursi» hizo decapitar
unos cien chinos que habí.» en esta provincia.
H I S T O R I A D E ILOCOS
8g
El motivo de esta medida extremosa fué q u e
se hablan sublevado los chinos de la Laguna,
donde estalló primeramente el motín, v se les
unieron sus paisanos, que estaban en Batangns,
ílaníla y Bulacan, y se temía que todos ¡os de
otras provincias hiciesen lo mismo, dados su buen
espíritu de unión y el temor que abrigaban de
jcr castigados todos por culpa de algunos.
En 'Zavitc fueron degollados en virtud de }a citada orden n o o chinos, óoo en Bulacan, en T o n .
do 3oo, en la Laguna 2oo, en Taal iìoo, en Pançasinan 5oo, y en Pampanga ISoo. En las dos
ultimas y en llocos casi ninguno se escapó.
Con todo esto, tos chinos lograron presentar un
ejercito de üo.ooo ú IÍO.QOO hombres y Manila
hubiera caído en poder de los chinos, pues nuestras fuerzas estaban cstenuadas en ?ntcriores espediciones á Mindanao y Joló, ú no haberse recibido con oportunidad socorros de gente d e las
provincias. La defensi de la ciudad de Manila se
confió al clero y ú los estudiantes, cuando nuestras pocas íuerzas fueron ñ hostilizar, al enemigo.
S; calculan en 3o.ooo los chinos muertos: sus
cadáveres se utilizaron para terraplenar barrancas
tn alguna ocasión apurada; pero no parecía sino
que por un chino muerto resucitaban diez. La
putrefacción de los cadáveres produjo miasmas
pestíferos muchos meses en las provincias centrales de Luzon y en mú* de seis meses no se
pudieron beber las aguas de los rios corrompidos de tantos cadáveres.
I.o< chinos intentaron pasar ¡i Pan gasi nari, Hocos y Kagayan: pero el capitan Rodrigo de Mesa
90
ÎSABELO DE LOS R E Y E S
al frente de un peloton de pampangos, les im.
pidió pasar et rio Kingua y les arrebató las.
muchas balsas que tenían preparadas para ello.
En 1U40 se perdieron en los arrecifes de Banjul,
las reales galeras que estaban d cargo de Pedro
Alcaraso. Allí fueron atendidos la infantería y otros
uáufraugos, y pudieron llegar á Manila.
En csie tiempo falleció el Obispo Sr. Aduane
y al cabo dc_ un año se halló su ataúd lleno
de agua (alcalina?) è incorrupto su cuerno. Este
virtuoso Prelado cedió sus derechos de nacer visita diocesana ¡i los párrocos religiosos para evitar escandalosos rozamientos.
Le sustituyó como Gobernador eclesiástico dr
Nueva Segovia, en sede vacante, el canónigo don
Alonso de Vargas.
A eso de las diez de la mañana del i de enero
de 1 *»il y al mismo tiempo que reventaban horrorosamente dos volcanes de Mindanao y Joló.
sopló un desencadenado huracán en llocos: después
se sintió un espantoso terremoto y reventó el
volcan de Aringay en los montes de igorrotcs,
que entonces pertenecían á llocos, con estrépito
atronador que se oyó á muchas leguas; _ se hundieron tres elevados montes de aquel sitio y con
ellos tres pueblos de igorrotcs, que se asentaban
en la falda de uno de ellos, y en su lugar, surgió una espaciosa laguna borrando toda huella
de aquellos montes y pueblos. Parece ser que
esta laguna ya se secó.
Peñascos y árboles eran lanzados al aire más de
diez metros del sucio-
HîST^rîA
DE T I N C A S
Ç)I
En Mindanao, durante diez horas, llovió abundaotisima, ceniza, se oscureció lauto el diu, que
aò se velan los dedos de las manos.
Et volcan de Joló vomitó árboles, peñascos, conchas grandes, testáceos y otros objetos marinos.
Para relevar al señor Aduartc en la diòcesis de
Sueva Segovia, Veline IV presento en 1G12 al
derido, don Fernando Montero de Espinosa, doctor en Sagrada Teología en la famosa Universidad de Salamanca, y en IG43 fué consagrado
Obispo en Méjico; pero cuando estaba ya para
venir á estas Islas, recibió su ascenso á la Archidiócesis de Manila.
Antes de llegar a Manila murió repentinamente
tn el pueblo de Pila, en la Laguna.
En Hi43 el Gobernador de Filipinas, don Sebastian Hurtado de Corcuera, introdujo el uso
del papel sellado.
A eso de las ocho de In noche del :io.de nobiembre de ltí4">, se repitió el horroso temblor
de 1011. En llocos chocaron unos montes con
otros, se clavaron en tierra lns palmas hasta los
cogollos, murieron muchos hombres y animales,
7 vinieron al sucio casi todas las casas de la protencia.
Este terremoto también se sictiócn Manih, douse anunció repentinamente con una agitación espantosa del mar, el desbordamiento de los ríos y
ruidos atronadores, brotando de la tierra gtobos
de fuego, que cruzaban el aire cayendo después
deshechos en lluvias de llama». Contusísimos edi-
ISAÜELO DE LOS R K Y E S
íicios resistieron despees ù la sacudida horrorosa
que siguió, convirtiendo la ciudad como en un
campo ferozmente nsolado por enemigo poderoso, tinos Goo cadáveres fueron cstraidos de los
escombros.
En el mismo año tres naos holandesas infestaban
las costas de llocos y Pangasinan, abordando ¿ los
champanrs chinos que venían á .Manila por aquel
rumbo.
Pero ya en í»üti el intento de los holandeses
era más temible: arrebatar -A los españoles el dominio d« estas lilas.
Para ello zarparon de Batavia quince grandes
galeones, y al llegar al estrecho de San Bernardino, se dividieron en tres faccione.1: la primera,
compuesta óc cuatro naos y una embarcación
pequeña, en íorma de O, llamada chò, ven'n con
destino ¡i las costas de llocosy Pjii^.tsinan, pura sublevar ¿i los indígenas contra los españoles dedicándose
al propio tiempo á apresar las embarcaciones de
cabotaje, los champanes chinos y otros buques
extranjeros que pasaban por aquel rumbo, y es
de saber que uno de los principales objetos Je
esta expedición era la piratería, procurando papar
con creces los gastos y anteriores pérdidas de I'
compañía mercantil holandés* de liatjyia, q'Jc
sostenía estos buques corsarios.
l*a segunda, constituida por siete g a l e o n e y
16 lanchas con tjoo hombres, servia para apresar
las naos que llevaban dinero á la guarnición Je
Molucas, y las de Acapulco, que anualmente
traían ú Manila considerable caitÍJad de dinero
para los españoles de este Archipiélago. Y ' i
HISTORIA DE II.OCOS.
93
tercera formada de tres naves, para llevar aviso
de una ¡*i otra escuadra y acudir al refuerzo de*
ticuna de citas en su caso. De modo que su plan
constat" en reducir à 1» niiscria á los españoles
Je Filipinas y Molucas, privándoles del inJespuasablc sustento, que llevaban las naos: apoderarse
¿c la vida mercantil del pais y dividir las pocas fuerzas españolas, para tomar fácilmente la
pla¿a de Manila y después expulsar á los espartóles de Filipinas.
. . , ,
Los holandeses erraron, e indudablemente habihn conseguido su objeto si no hubieran dividido
sus fuerzas.
l'ero no detallare aquí esta guerra, de que ya
he hablado extensamente en mi folleto titudado
-Los holanâae* en Fiìiptms," publicado cu folletin por el Diario <ìc Manila cnibVSS: y diremos
solamente lo que corresponde á la Historia de
llocos.
La 1.a division llcgú en febrero de IClü á su
destino, y su primera tarca fué g-tnarse la voluntad de los ¡lócanos y pangasinanes. prometiéndoles completa independencia y abolición de los
tributos Y como los indígenas sc < opusieran á
secundar sus intentos, recurrieron á las amenaïae desembarcaron destacamentos, les atacaron
v saquearon sus viviendas, l'ero llegando alguñ-s compañías de soldados españoles a aquellos
lunares, los holandeses hubieron de volver á embarcarse.
V dos galeones españoles, enviados contra las
enes enemigas,acabaron por ahuyentarlas dcaqueIbi costn», después de un rcmdo combate en Ir
c'è marzo de! mismo ino.
94
ISABELO DE LOS REYES
XI
A mediados del sigio XVj I.—Asesínalo.—El Obispo Cárdenas.— Visita diocesana. - Calamidades públicas.—Escritor en ilocano. — Invasión zambalcña.
He aquí el estado de llocos en estos tiempos:
En Hi-íii viajó por Filipinas el dominico Fra;
Domingo Fernandez Navarrctc y en su libro Tratados históricos políticos ¿tilicos »/ religiosos de k
monarchia de China (Madrid Hi;!!), escribe:
"Las provincias de Pangasinan é llocos son muy
abundantes f n arroz y trigo, aunque de éste siembran poco, porque «.e les reclama í nombre de!
Ri-y. En mt tiempo llegó á valer noventa pcsoí
la fanega de trigo."
Por aquellos años "se sacaban de llocos muchoi
»bastimcntos y géneros para los gastos de loi
» Reales almacenes,» según el entonces maestre
de Campo, don Lorenzo de Olaso.
Y allá el ano lG-lil cscrihia el jesuíta Colín, refiriéndose á llocos, lo siguiente:
'Demás del oro tiene esta provincia mucho
arroz y algodón, del cual se te;c un genero di
manta gruesas, que llaman de llocos y sirve pin
velamen de las naos y ropa casera de la genu
de trabajo; y tcrlíngns llanas y de borii lia y otroi
tejidos curiosos y de varios colores, ropa tod.i J:
estima.
H I S T O R I A DE I LO coa.
«Los naturales^ d e llocos, comunmente son bica
agestados, domésticos y entendidos. Cucntanse
ít.ooo tributarios.»
Los ilocanos pagaban en arroz parte de su tributo; y según los autores Comyn y Más, «en el
modo de tasar su valer hallaban su granjeria
los jefes de provincia; y los filipinos ú i'cccs pagaban doble » triple tributo."
En Ií»47 fué nombrado visitador de llocos el
agustiniano Fr. Fedro Valenzucla ( y pasando
por Zatnbaïcs en febrero del año siguiente para
girar la visita anual, fue asesinado por los
negritos de aquella provincia.
Pur aquellos tiempos era muy expuesto ir y
venir de llocos por tierra por la crueldad de
aquellos monteses.
En 2;í de julio de • ff53 llegó á Manila el electo y ya consagrado Obispo de Nueva -Segovia,
Iltmo. Sr. Maestro D. Fr Rodrigo d e Cárdc-na*.
v después de celebrar órdenes y otro» pontilicalcs fué á. posesionarse de su digno careo.
Era natural de Lima (Perú), tomó el hábito de
de Sto. Domingo en el convento de la Magdalena
de aquella ciudad. Había sido Catedrático de
Teología, Definidor general de su Orden, v Predicador de ü. JJ. Después combatid cl Dîneur* i
pareiiclico del oidor don Salvador Gomez de rapinosa, en que este recopiló todas las Itcdcs
Cédulas que de cíen años á, aquella parte se hsí'ian expedido para remediar^ los abusos de lo>
Alcaldes mayores y Curas párrocos.
96
ISAUELO Dtt LOS REYES
Habiendo cl Arzobispo de Stanila don Migue;
Millau de Pobletc intentado sujetar ú los Parrocos lìegulares li la vìsita y ^ corrección de los
Obispos, como se hacia en Méjico, entonces colonia capanola, que casi en todo servía de modelo ú Füipinas, apoyado por el Gobierno .Superior y la Audiencia de este territorio, los l\írrocos Hcgulnres, como habían hecho en oirás
ocasiones semejantes, dimitieron en febrero Jt
I(K>5 SUS cargos.
Pero como no había en el Archipiélago más
que nueve clérigos, hubo de conformarse con
la pretcnsión de los Religiosos.
Y en I7 de febrero de ití56 volvieron ú cucargarse de sus ministerios.
hn el mismo 3ño,nubcsdc Inngostas'ccharon á perder las cosechas, y de aquí provino el hambre general, de que murieron,
En i(íü7, el moro Saükala recorrió con sus fora koas las aguns filipina*! llevándose consigo mis
ile mil cautivos.
Una epidemia de viruelas vino ú aumentar el
malestar, terminando con un terremoto espantoso
en 2o de agosto de i(ïi5 en algunos puntos del
Archipié'ago. aunque de menor duración y menos lamentables efectos.
En t<i?9 falleció en Laoag cl P, Antonio Sanios Jlcjía, que había servido varios curatos ce
llocos, y dejú algunos libros escritos en ¡locana
entrs los cuales se cita la Pasión tie A'. S. Jc<»cristo.
A principios de octubre de l6fîo, los pampa 1
gos, capitaneados por don Francisco Manyap,
se sublevaron porque el servicio del corte ¿t
H i v r O K I A DE Il.OCOi.
9"
maderas que les era muy penoso, iba ya durando ocho meses, c invitaron ú sacudir el yugo de
los españoles ú los principles de llocos, Panga*
sinan, Zambalcs y Kagayan.
Los pangasinanes secunJaron c! movimiento;
ii mejor dicho, unos pillos aprovecharon esta
ocasión r n r a cometer toda clase de atropellos
empezando por robar, asesinar y quemar las casas de sus propios paisanos, lorzan Joles á seguirlos:
don Andrés Malong se proclamó Key de Pangasinan y Zambalcs, logra-ido formar un considerable
peloton de panatisi nan es y zambalcíios y cincinrcarse de aquellas provincia*. Nombró Vomir
à don Pedro Guampos, ¡* quien el cronista dominico Fr. Battazar de Sta. Cruz (I) confunde
con don Juan Magsanop y Oidor á don Francisco de Padua.
No siendo mi ¿nimo hablar de la sublevación
de Pangasinan, me limitaré á decir que el K;y
Hatong comisiona al conde Gumapos para sublevar ú llocos, de donde este era natural, pues
mció en Agoo, y se casó en Binafitong-in (.San
Carlos), pueblo cíe Pangasinan. El Key de Pungasinan separó parte de su ejercito y puso á su
disposición.
Gumipos, al frente de zambalcs y negritos,
entró en W> de diciembre de aquel año en Agoo
primer pueblo de llocos en sus I m i t e s del Sur.
Kl Párroco de este pueblo Kr. Luis de la Fuente
cuaba en Bauang y cuando supo esto, h u y ' h t ch el Norte, enviando al principal don Pedro
Hidalgo, amigo de los zambalcs para reconocer
(l) T o m o 2.0 «le la Crónica de lo* P P .
Zoiagoza 1693.
iVminlc»-.
gS
ISA UÈ LO ìiK
LOS R E V É S
al enemigo y Io comunicó ni alcalde mayor de
llocos don Alonso J e Peralta.
El mismo dia_ pris» por Bauaiig una circular
del rey Hutoag ú los principales de llocos invitándoles ú mntar á todos los españoles, porque
estos los habían hecho sufrir muchos abuso;, v
arbitrariedades, amenazándoles con castigos en
caso de que no secundaran.
En la mañana del 18 de los mismos, cuando el
Párroco Fr. Bernardino -Marques, Vicario provincial de Hocos, cstab.i celebrando misa, entraron
en Bauang los amotinados. Estos esperaron que
acabase la misa, y después, pidió el Conde audiencia al Párroco y una vez concedida aubiò
.A, la casa parroquial acompañado de muchos zambutes y negritos armados con halarnos y kaUmas:
bí'SÒIc la mano y luego manifestó lo ocurrido
en Pangnsinan y la orden que llevaba de prender á los españoles de llocos. Entonces el padre
Marques se dio preso: pero Gumapos le contestó
que se contentarían con prender ú los demás españoles (1) que creía estaban en el Convenio, y
como el Religioso replicara que no halii-i m i s que
el, Gumapos mandó registrar la casa, lu que enseguida ejecutaron los suyos, saquean lo á la vez
cuanto encontraron en ella.
Habiendo rechazado el I \ Marques, por falta de
dinero, la proposición del Conde Gumapos de
rescatar la vida d;l 1\ La-Fuente por 3oo pesos,
envió este al gobornadorcillo de liauangj con parle de su peloton, para matar ó prender a ¿ste Religioso y al español Ju¡m de Stiva, que le acom{0 El lícy .Ualonjí [ifofc-.al)a esililo A la persona <!cl
P. Marqiió y iccomiTi.íó nu le nicioe» nins'n daño.
HISTORIA
UF. ILOCOS.
99
p.i^aba cu !¡i visita de Bahnak. Aunque muy
.1 pesar suyo, el pedáneo lué, lleno Je miedo, à
cumplir la orden, matando á Silva de una lanzada en el costado, cuyo cad'.vcr se hallú incorrupto al eaho de min de :io años y llevaron preso ;il l'. La-Fuente con el traje de misa con
que csiüba, pues acallaba de celebrarla
Avisa lo Gumapos de que ya csiaba en li.iua»g el 1*. La-l-'ucntc, encargó al 1' M irquús siestuviese en su celda aunque oyese ruido y bajú
.1 la Iglesia para matar al P. La-Kucnte; pero no
lo llevo á cabo, porque le defendieron su pnricnta
muy estimada, la anciana doña Lucia K^Iinanán
y otros que le disuadieron, y los princijulcs del
pueblo le rescataron por H t;ics (1) y medio, habiendo dado mai dofu Maria Uanga,, ¡ifindpnhi
Je Bala na k.
DíSpues encerró á los dos Religiosos en una
celda con guardias. Al dia siguiente Gumapos
retornò con su gente á Lingaycn, la curte del
iciiio de Va/oiig. después de luiher saqueado el
pueblo de Bauang. lintonces salieron los K?;iíjosos sin haber comido ni bebido dos días, menilígaron sustento á los principales y mandaron
p:Jir socorro al Obispo de Nueva ¡segoviu, que
talonees estaba de visita pastoral en Vignn.
£1 mismo dia, 2o de diciembre, el I \ l.i-l-'uen|í marchó á Vigau en demando de auxilio y
13 la barra de Balauang cu:oniró al al ferez 1.Ôlíaío Arqueros, alguacil mayor y teniente del
llcaljc mayor de llocos con un púnalo de ilof-aoí, que iba X liberttr á los dos U ¡lidiosos y
pitos fueron ¡i Baknotait, 1 los antiguos escriben
¡t) Cada tac opivale .1 ocln pc-os.
100
iSACELO UK
I/-S
REVP.S
Üagnotan, que parece ser su denominación verdadera).
Se habían reunido en juma los esnarolcs de
Vigan, una vez sabidos los sucesos "de Bauati^,
y por de pronto enviaron, & Arqueros con ì;i
gente que habían logrado reunir en aquel momento. Después se acordó que fuese en pus de
él el mismo Alcalde mayor con h otra tropa
que se coaiiguió formar, quedando el Obispo
en Vigan para procurar otro tercer peloton de
itoennos y kagayancs
xa
¿i.a lìivìsión
zamífileíla.—-Hazañas
y
muerte gloriosa de IJS genera/es
¿lócanos Peding y Lop:z. — Triunfo y atropellos de los -mmbxles.—S't derrotz pos ¿criar y castigos.
Informado el Rey Milong de que su cnudillo do-i
Melchor de Vera, al frente de fi-ooopangasinnru'S.
había puesto en fuga á la Caballeril del penerai
don Francisco de Kstcybar, enviado de ílHni'j
il perseguiti?, cobró muí aliento y trató otra
vez de sublevar 1 Ilicos y Ivagiyan, para encontrar en estas provincias poderoso auxilio degente
y provisiones. l'.ir.i esto puso 4.000 hombres entre Z'imb)Icos y pan^asinanes 1 las órdenes Je
don Jacinto Mafcasiag, naiural de liinalatong^n. y
por segundos suyos .-1 eonJc Gunupos y don
Marcos Molcasiag.
HISTORIA
nn
ILOCOS
ICI
Sabido en llocos el intento de volver ¡i esta
rovincia, que abrigaban los amotinados, ios puclos ¡lócanos del Sur fueron abandonados porsus haEbíiQotcs
y buscaron refugio en los montes.
Arqueros avanzò haita liíuang y lo encontró
desierto. Cin los tambores IUm¿ á sus habitantes y ú Ion que acudieron les arcuyó á rechazar ni enemigo. Pjspues envió íil denodado -Maestre
de
Campo
ilocano,
don
-Lorenzo
l'cdinjí, con too hombres ú prender ¡í don Miguel Cjrrcño, natural de Aring.iv, padre dil conde Gumapos, que comunicaba à los revoltosos
todas las operaciones de los leales
l'edíng encontró desierto el pueblo de Aringay,
y marchó ¿ la falda de un monte donde se hallaba un peloton de zambaleftos, s'iuido unos pocos principales los que se atrevieron ú seguirle.
Sin embargo, apenas encontró à los zambútenos,
ics invitó a deponer las armai. Ka esto, apareció A sus espaldas don Miguel d r r c í i o , seguido
de seis z.i moa leños, con armas en ri>trc. Advertido l'cding por los suyos, dio una vuelta, acó*
metió i'i Uirrtjjo, le amarró y le remitió á Arqueros. Knseguida atacó a[ grueso de los zamhalcs, logrando ahuyentarles, y les persiguió hasta
máí allá de Agóo, K\puIsado ya el enemigo de
i.i provinch que le vio nnecr. se detuvo el valiente
caudillo, oblig.ido por el cansancio y por el insignificante numero de sus soldado*, líí > parte
de este acción gloriosa :'t Arqueros, y este mandó ahoroir A C u r c ñ o tan pronto hubo llegado,
encontrándosele parte de li cantidad con que ha!>f.i sido rescatado el 1*. l.a-I ; ucnte.
Hl Alcalde mayor, que y.x estaba en Nnmalipi*
can, acudió al llamamiento de Arquero*, y ya
I02
ISA BELO DE LOS
REYES
en Iïauang, fuè este n a u x i l i a r á Veiling, ú quivn
halló con más bríos y deseos de pelear que io qm
era razón, según el I*. Casimiro Diaz. Después
Peralta acudió también á AJJÓO llamado por Arqueros. Este, reunidas las f u e z a s ilocanas, que
eran if>oo hombres, salí) á reconocer al enemigo y le encontró mucho más numeroso, pn;s
se componía de 5.ooo hombres. Kntonccs Peralta
y Arqueros decayeron de ánimo y éste le propuso la retirada ¡t Vigno; Peralta se opuso y o*.
timó mejor permanecer quietos para ver si, con
su presencia, el enemigo no se atrevía á cntrir
en !a provincia,_ atravesando el rio que les separaba, y se limitò á mandar á Peding ocupar
uncí eminencia.
El caudillo ¡locano, que conocía mejor ;'i los cmniigos, por ser indígena como ellos, debió de lamentar la inacción de sus jefes, que a las
c ;»ras indicaba falta de aliento y debilidad, que
nunca deben mostrarse al indígena: Peding sabía
que, tratándose de enemigos indígenas, era más
wntajoso atacar que esperarles:' esto lo demuestra el que unos diez bandidos que asaltan un
ptteblo, ponen en consternación a todos los vecinos, no atrcvienJosc á combatirles y también
lo demostraba su pasado triunfo, poniendo cu
fuga á muchos znmbaleños con pocos ilocano*
jììbtó suponer que era fácil sembrar la confusi-n
en un peloton, momenta icamente organizado, sin
discif una alguna, en que muchos iban forzados, atacándole un.i noche de improviso: y que en este caso,
los l.5oo ¡lócanos (muchos con armas de fuego,
de que carecían los zambalciios) tenían mucfias
proUibilidedcs de iri-infar de los ."1.000 enemigo*:
y que el evidente desaliento de Peralta y Arqueros
H I S T O R I A DK ILOCOS.
103
era muy peligroso. Estos debieron tambiùu d e s preciar los buenos consejos de Peding.
Visto esto, Peding, por su sola
voluntad,
atraviesa una noche el rio con sus pocos soldados
y manda avisar ú sus jefes que le siguiesen, si
no querían que los enemigos les matasen inútilmente. ¡Mirad, mirad si eran expertos y arrojados
esos soldados, que alguien tacha después de cobardes c imprudentes!
La verdadera alma de aquella defensa ern
l'cdinp, y todos consideraban que perdido
iste,
todos lo estabany'como
escribe et 1\ Díaz.
Arqueros le siguió con sus arcabuceros aquella misma noche para ayudarle, y lo mismo hizo
con mucho atraso el Alcalde mavor con sus fuerzas. Pero el desaliento c indecision de Arqueros
v Peralta todo lo comprometieron: el primero
.«e límit) a poner en ala los suyos; y el segundo
no lleg'> sino al amanecer, cuando estaba en el
inmediato pueblo.
Al romper el dia, los zambalcs les reconocieron y todavía fueron los primeros en atacar, aquellos que se esperaba sorprender Kl enemigo cargó sobre los arcabuceros de Arqueros; Peralta
acudió á apoyarles, pero todos huyeron » la primera embestida, «vencidos, más del horror que
les causó la multitud de saetas, que del t!:¡Ío
que de ellas habí.n recibido," según el P. Iíinz.
Solos el bravo Peding y el otro ïlacstrc de
Campo, jnd-gena ilocano, don Pedro Lopez, n i t u ral de Vt¿an, ecu sus soldados, se sostuvieron en
el campo, muriendo ambos caudillos gloriosamente.
"Posados ya—escribe el citado cronista—» lo
otra parte del rio, hicieron a'to el Alcalde mayor y los que le acompañaban. y vieron » don
104
ÏCADBÍ.0 DE LOO REVEO
Lorenzo Peding peleando contra una multitud de
enemigos " Después aíiade: «En fin, don Lorenzo
Peding murió peleando, mi» á mono3 de au valor que á las de su* enemigos, vendiendo su
muerte ú precio de muchas vidas que quitó à
los -/.ambales "
iQuc contraste entre loo dos caudillos ¡locanti
y los tíos ¡efes españolen!
jAh¡ Peding es infinitamente mis grande v he*
roteo que el traidor auùpo Vicos, à quien Ilocoi
levantó un monumento, ignorando por lo visto algunos detalles de su pretendida hazafia.
Con letras de oro quisiera yo escribir equi los
gloriosüo nombres de estos héroes ilocunos:
^ORENZO
(•'fDRO
pEDING
^-OPEZ
I
En llocos nadie )« se uucuerda de estos granIcs y Ciforz-idos iiocanos, y paia evitar tanta
¡ajusticia, convc diia
ctcrmzanc su memorú
dando sus nombres ú algunos pueblos de nquclN
irovíncia, como por ejemplo al de Santa t'*atjinai, pue* ya hay otro que se llama Kt.i. C"«
talinn tn la misma provincia; íi otro, sin perjuicio
de levantar un monumento à la entrada del pueblo
de Sto, lomas, donde ocurrieron sus hoza- as.
Es verdad ^ u c el l'. Casimiro Díaz atribuye
f
H I S T O R I A OF. 1 LOCOS
105
ci anterior desastre, á. que los soldados ¡loamos
de Peralta y Alqueros eran cobardes. Pero, pren o t o yo:«¿Y por que los de Peding y Lope?,
también ilocano?, supieron morir en el campo
je la batallar... Ya de todos es icconocído, así
de nacionales como extranjero», que el indígena
mientras no vea á sns jefes retroceder, también
tiene valor para despreciar la muerte.
I£l mismo cronista dú ñ rntender que los indios desconfiaban del desaliento de Peralta y Arqueros y escribe: «Con la muerte de Pedini; ncah.iron de perder el ánimo de todo punto los indio*, con lo que ya nadie miraba más que ¡i huir.»
l.a retirada lue má» desastrosa aun que la
misma ludia: unos á otros se a tropel luna n: estos
coni n sobre los que cafan: de susto, las mujeres
embarazadas abortaban ò p.iri.in, abandonándolas
criaturas en el tugar en que Hicieran: los niños
gritaba-i y corn-n buscando á sus madres: los ancianos reventaban de tanto correr y m o i í m pisoteados por sus mismos paisanos, que marchaban
Jctiá* de ellos.
Pervlra, Arqueros y los suyos huveron hacia el
Norte. A Nam;icpac¡'ii llegaron el 1 de enero de
lH',1 y aquí, casi muertos de cansancio, intentaron detenerse y \er de reorganizar su peloton:
pero habiciiJrt fahido que el enemigo avanzaba
a pasos re forzudos h ci.i i Hot. se apresmaron ú
dejar el campo, siguiendo bacia ci No'tc. Llegaron al desfiladero de Agaynvoi en Narhnkaii. y
viendo que era diücil el p¡uo por este sitio, pues
*olo permitía transitar de ú uno en uno. siendo
Casi imposible pasarlo i caballo, determinaron cerrar este paso, indispensable .'1 ios /ambnlcños pnra
llegar á Viga».
!o6
ÏSABELO OF. LOS REYES
Con acierto pensaron: Us Jos grandes peñas que
se alzaban en ambos Indos, eran inaccesibles por
sus cimas, v unos pocos leales cían suiìcicntcì
para cortar el paso á los zambaleños, como los 3oo
esparíanos hicieran retroceder en las Termopilas á los 5.000 ooo de soldados de Xcrxcs: pero
la timidez de Peralta y Arqueros cernron á perder tan estratégica posición: ya sabina que el
rey Ma long había invitado à los principales ¡locanos pava sublevarse contra los españoles, recordando pasadas injusticias; ya habían visto que lot
zambales procuraban ganarse la voluntad de los
¡lócanos portándose benignos con los que no deI n d i a n á los españoles; y sin embargo, por su horroV de hacer trente al enemigo, quisieron confiar la defensa del desfiladero ú un principal ¡locano, cuando debían desconfiar de todo indigena
en aquel caso.
Peralta Hamo ti los naturales de Nnrbakan y
Santa, mandó levantar una estacada y terraplenen
Agayayos y para defender aquel desfiladero, puso
una tropa de indios á las órdenes de don Pedro
de la Peña, natural y principal de Santa Canlina, y partidario de los amotinados.
Después marcharon ú Vigjn Peralta, Arqueros.
varios P rrocos regulares V otros que le feguian. Aquí se reunieron en juma y el Alcalde
mayor, q u e debió tomar el partido de morir <lcTendiendo n su provincia, resolvió que se embarcasen todos los españoles para Mnnila. Fn efecto, fu:
el primero en embarcarse en un champan, llevando consigo ¿ l o s que quisieron scguírU. Corno
se verá, los ¡lócanos estaban dispuestos ¡i rechazar ú los invasores, si el jefe de la provincia, en vez de infundirles miedo con su mopo:-
HISTORIA
DE ILOCOS.
107
tuna huida, les hubiera rcuniJo, dándoles ejemplo de valor, (i)
Optaron por quedarse ct Obispo, el Juez Provisor y Comisario de la Inquisición de aquel Obispado, el Licenciado don Jerónimo de Lcyvn. el
otro sacerdote secular don Miguel Quirò.*, cl
Alférez Arqueros y dos Religiosos.
El ift de enero los enemigos llegaron al desfiladero de Agíiyayos, donde se detuvieron viendo
la imposibilidad de pasarlo: pero ¡cual seria su
gozo, cuando se les presenta el encargado de defenderlo, franqueándoles el paso!
El Obispo recibió el mismo dia una comunicación
Je PangasÍ (, an, participando que ya las fuerzas
españolas habían llegado á aquella provincia, y estaban príximas ¡i derrotar por completo al Key
Halonjí
Al dia siguiente entraron los zambalcños en Viga n, después de haber anunciado sus deseos de
ôir misa. Kl Obispo se vistió de pontifical y dispuso que todos los sacerdotes ostentasen sus
ornamentos de gala, para iiitpírar veneración á los
enemigos.
El primer znnibnlc'10 que llegó, pidió con 1¡"Igrimas al Obispo que le confesasen, diciendo que
la mayor parte de ello* iba por fuerza ó miedo
al Key M.'long. Un anuì'ìno le confesó, y derpuuí hizo lo mismo c\ jefe don Jacinto Mafcaliag, que siempre respet» a tos sacerdote:. I-1
fonje üumapos besó el .milto del Preludo, y to"ios oyeron la mi<a que dijo el Provisor, excepto algunosqucpreriricron ir á robar en las ca*av
(l) El .. UcaMc mn><.f- <-;»íl'-- el V. Conccpci•n
D. Alono «le Peral"» Inni.', el Cuerpo al g o l p e
Io8
ISA i; tí LO DE LOR RRYIÏ<
Después permitieron al Obispo retirarse ¡i m
casa con su séquito, aunque ya le habían notificado haberse posesionado de la provincia, proclamando por Rey d Maloag.
Muchas familias de Viga'n se refugiaron en la
Iglesia, y las de algunos principales en U cau
donde á la sazón se hallaba el Prelado. Los amotinados mostraron respeto ú los sacerdotes, por
lo que estos se pusieron en las puertas, para evitar con su presencia que atacasen à los de dentro,
Era doloroso ver ¿ la muchedumbre que seatía hambre; sin embargo, los zambalciios que rondaban alrededor, se prestaban à alcanzarles ngua.
carne y arroz, que cocíin dentro de aquellos
edificios, en los cuales, como es de suponer, también remediaban sus otras necesidades.
Tal estado de cosas durú dos días al cabo dt
los cuales, los sacerdotes obtuvieron permiso del
Cabo Superior de los enemigos, para que las familias encerradas en la Iglesia y en la
casa del Obispo se retirasen à sus casas, sin qué
les hiciese ti ningún daño, y después, de oír miu.
(era aquel día domingo; salieron los ¡lócanos de
de su encerrona, dejando los principales en 1»
casa del Obispo para su mayor seguridad, su dinero, sus alluna* y otros objetos estimi bles, de
los cuales se Ilenií aquella, tanto en el piso aito
como en el bajo. Ya no se dijo m¡»^ misa dcsJe
cntÚBces.
Kl miimo dia 22 de enero, el C a l o Superior
nombró gobcrnidor J e Vig;in :*t dot) Juan Celibato
y trataron de establecerse en colini» los invasores.
K.tos cogieron como esci ivo s suyo* à cuantos ilocanos no les habían ayudado: saquearon ia Iiílciia, matan io en el baptisterio á un sacristan de
H r · · r o R u PK ILOCOS
tog
'os quü habían quedado guardando el templo y
i en negro que sili busco refugio.
l.os hambrientos zambalcs, como siempre hace
|a d es en frena Ja soldadesca en estos e s o ? , se desparramaron por la pobl-ictúa y por los pueblos
inmediatos, c o m e t u n i o toda "clase de desafueros:
unos se entretenían en repicar continuamente la»
campanas celebrando su triunfo y el nuevo r c i MJO tic .Malonií, ignorando q u e ya en aquellos días
estaba preso por los españoles: otros no se separaban de las puertas de la c.isa que ocupaba
el Obispo, cspciando con impaciencia se ofreciese ocssiú.i de apoderarse de aqticll.is riquezas,
que ya sabían se hallaban all', por lo que los
íacerdotes estaban en continua vigilancia.
Uobondo templos y casas. desirozanJo las imái¡fncs de santos, y matando, llegaron algunas partidas hasta 'a cuesta de lìadok: pero ya aqui, el
alférez Arqueros, que por lo visti» no era tan medroso como el desdichado Alcalde mayor, y que
había ido al Norte à reunir un peloton de ilocanos y hagayanes, les impidió pasar addanti.*, y
los zambutes retrocedieron.
Parece ser que en los pueblos asolados por los invasore?, estos cjjcontiaron resistencia y emboscadas. E« lo cieno que solo en Bantay mataron à
más de ochenta ¡lócanos, según el í*. I'iaz 1'» y
quemaron el casero de este pueblo, saí'-.inJoxe
la Iglesia, el convento y otra casa de tcj;».
El agustino Kr Gonzalo de la l'jlma }o¿tí>
comunicarse con un champan que bajo la apitícncia
de mercante, habían t n v u d o los cípaiiolcsdc_ l'jní,'asinan para reconocer el estado de la provincia.
(1)
ücliocuntu-. f.s»r. el I'. C'.r.cci'ci;:'-
I IO
ISADlîLO DE LOS
REVJÎS
Reunidos y a loi zambalcs en Viyan, et Obisp...
conociendo su carácter fanático ú supersticioso.
les It ani ó y^ persuadió que respetasen las cosas >a.
grndiis, advirtiéndoles que incurrían cu la pena de
excomunión lo» que obrasen en contrario K( ugu>tino Fr. bernardino .Marquez predicó, amenazándoles con lu ira y VCU^ÍIIIZU de Dios y de lo*
Santos, que habían ultrajado, y encareciéndoles c.
arrepentimiento.
Pero la sed de riqueza hizo vanos aquellos esfuerzos y en la tarde de miércoles 25 de enero,
empezaron los zambalcs á hacer cscivacioncs en
busca de las riquezas que se habían enterrado,
¡jupónesc que sabían el sitio donde las habí.iu ocultado, á juzgar porque lai cscawicíoncs dieron inmejorable resultado, habwn Jose apoderado de cuantíoías fortunas.
Entonces el P. Pdlma tcini6 descubriesen el tesoro de la iglesia de Tagudiny, y rogó a! primer
jefe de los amotinados, que tanto respetaba ú lo*
« c e r d o t e s , fuese a, acompañarle i dcsciuerrarlo.
Don Jacinto Makasiaj; .icccuió a Jas súp.úns del
I', l'aima y fueron con aquel objeto.
Pero fue muy desastrosa la salida de Mnlinsiaj;
que era el freno del Conde Gumapos, hombre aulire ligio H o.
Este permitió ó mandó á los suyos saquear la
]a codiciada c a u del Obispo, y estos se apoderaron ú la urrebatiña de todas las riquezas ^«jardado» en el piso bajo. Después subieron y saquearon el cuarto del Provisor, que estaba inmediato al del Prelado. Cuando los sacerdotes acud i c o * á defenderle, los ladrones huyeroa. T o davía les guardaban algun miramiento, y espiaban
alpun descuido de los vigilantes para hutiar.
HlSTOKIA tU. I L Ü C O S
III
Más va cl viernes '2H el mismo l'oiiJc potrò
en cl j-ahincte de los Ag u s ti n ' a nos y les intimó
que fuesen con cl Obispo a1 pueblo de Santa
Catalina inmediatamente, y diciendo ¿sto, Ungió
examinarlas cujas, v los tambales, con apariencia de ayudarle, fueron >acnndo las cajas fu cm.
píspucstos ya » marchar á Santa Catalina, el
l'relado en una hamaca que los zamb.iles pusieron
i su disposición, Gumapo* se acercó al Obispo y
le arrebató el báculo y el pectoral, diciendo con
cinismo que los necesitaba. El l'relado señor
(.árdenas murmuró contestándole:— Llera el báculo (¡ttmujMx,
pender Ion
í/iir con <"•/ en ¡a* tiutiutx
ex¡Hiñoles.
te lutii •!•'
.Solo se libraron el Pontifical del Obispo y algún diocro de los principales, que le habíun
«do para guardar.
Con escolta y guardias zambnlcñas al mando
dtl conde, emprendieran la marcha y al lleter
¡ S i m a Catalina, los zambalcs depositnron en una
cua ú sus prisioneros.
Los invasores taquearon las casa», matando á
loi que se resistían.
A la tarde, el Conde mandó dar al Obispo y
* los sacerdotes morisqueta servid-i en mtywj
•ciscara de coco limpia, de poca concavidad, que
itrvia y aún sirve ú los ¡lócanos de plato) y a^ua.
En la misma tarde, incendiaron el enserió de
íc aquel pueblo que era de paja, y hubo que
trasudar al Prelado y «Jemas presos ú una y otr.i
ci«. pues el fuc^o les perseguía.
Después Uceó el primer jefe donde Jacinto Ma
lJsi>^ y mandò irritado ap-iRar el incendio: pero
]t 1.0 quedaba sino la Igtest.t y una casita, bu csti instalaron á los presos y en cll<* pasaron la
112
I*AflKLO I>K Í-O*
RF.VKS
noche. En la primera durmieron los invasores.
Al dia siguiente quemaron la casita que ocupaban los presos y estos tuvieron que guarecerse
del sol ú la sombra de un nrbol. Los zambalcs
les daban atroz y carne de vaca y de cerdo.
X la tarde, se presentó al Prelado el tercer jefe
don Marcos Malíasía^t con unos tres mil soldados entre los q u e figuraban 3oo ¡locónos (algunos de estos se alistaron cu las filas del enemigo
por fuerza) y con algunas hamakas, díciendolc
que iani.1 ¿rden de conducirles al pueblo d e Narbnkun en ellas.
Los presos se acomodaron en las hamakas y
emprendieron la marcha
1.03 ilocanos de Nnrbakan, conloados con IOÍ
tingiiíancs de los montes vecinos, habían sembrado el camino de puas agudas para cortar el
paso à los zambaliños, v en una emboscada, i
la entrada del pueblo, los defensores de éste lograron matar ;'v más de loo de los invasores,
l'ero, en fin, como los pocos de Narbakan no
se atrevían á sostener una formal batalla coc
sus numerosos enemigos, estos lograron franquc-i:
el paso á las nueve de la noche del 3o de e r ro, huyendo los defensores ú los montes.
Los defemores estaban mandados p r el valiente ilocano don Felipe Madamba, natural ¿i
Dit'grús. Kite se metía solo con su caballo en
Ins tilas del enemigo, cortando cabeza», y SOIÍJ"
salir el y su caballo cubiertou de saetas^ como
un toro banderilleado: pero no recibió níupunherida mortal.*
Kl pedáneo de Narbakan que estaba con IOÍ
zambalcs, pues era padre de i*akadu.i, el nombrado Oidor por el ltcv M aloni. Ics recibió con
HisroKiA
UK I i . o c u -
113
su gente y se empeñó en que se hospedasen eu
su casa los prcHOs. Estos temían que Ics hiciese alguna b a r b a r i d a d y los zambutes a c c e d i e r o n
ú sus encarecidos ruceos de instalarse en la casaparroquial de a q u e l p u e b l o . Ksta ya estaba c o m pletamente vacia y los sacerdotes h u b i e r o n de
mendigar su sustento.
E l 31 de enero llegó A N a r b a k a n el e j é r c i t o
v al dia siguiente el p r i m e r jefe don J a c i n t o i l a kasiag entrò en el m i s m o p u e b l o con una c o m pañía, después de haber i n t e n t a d o e n vano a p r e sar en el p u e r t o de V i g a n (¿Pong-ol?) u n c h a m pan c o n más de 20 soldados españoles, enviado
desde Vanga si nnn p o r el general U g a l d c .
En este p u e b l o r e c i b i ú Maltasing carta de su
Iiey M t l o n g l l a m á n d o l e con urgencia en su a u x i lio contra los españoles, q u e le acosaban p o r
todas partes: pero o c u l t a n d o q u e ya había p o cas esperanzas de v i c t o r i a por su p a r t e , y q u e era
para acabar con la temutila española* y para tomar parte en sus t r i u n f o s .
E n venganza de los m u e r t o s q u e íes h a b f j a
causado los de N a r b a k a n empezaron à q u e m a r el
caserío y enseguida e m p r e n d i e r o n la marcha á
I'angastnan. Maltasiag q u i s o l l e v a r consigo al O b i s po y demás sacerdotes, y G u m a p o s intenta hacerles m a l a r ; p e r o le d i s u a d i ó e l tercer jefe M í r e o s
Míikasiag, y a l fin a c c e d i e r o n ù sus súplicas de
dejarles en a q u e l p u e b l o .
A sangre y fuego s i g u i e r o n su c a m i n o los zámpales: saquearon y q u e m a r o n los b a r r i o s donde
hoy se asientan los p u e b l o s de .Santa María, San
Eiteban, Santiago y K a n d o n , salvándose s o l a m e n t e
la e r m i t a d e l p e n ú l t i m o .
S
I 1-1
ISAllKLO I)K LOS RK.YKS
Para apaciguar la rebelión de Pangasùian, cl
Gobcrnidor ile Filipinas envió como penerai en
jefe ¡i don Francisco de Kstcvbar, por tierra, con
un ejército compuesto de 2oo soldados de infantería y tropas de japoneses, merdicas malavos
con ci principe do Tidore, cl lûichil Du ko, y'de
indígenas. Y por mar una escuadrilla de cuatm
champanes v una joanga al mando del general
Felipe de Ugalde, nombrado Cabo Superior de
llocos y Pangasinan.
Dcîpues de varias peripecias, los españoles derrotaron y lograron aprc"hcndcr al U-y .Milonu:
pero ignoraban q u e los zambalcs csttban haciendo grandes estragos en llocos. Kos dos champanes que habfan enviado ú reconocer esta provi»,
eia, no habían vuelto aún. Hasta que Iiahicnd)
sabido en Bolinao el fugitivo Alcalde mayor de
llocos que estallan las fuerzas españolas en P;ingasinan, fue à avisarles lo ocurrido.
Entonces el general Kstcyb-ir, dejando uní
guarnición de merdkas y criollos (amerismos
en Pangasinan, marchó por tierra à llocos con
el grueso del ejército.
El ngustiniano Fr. Juan de la Is'a iba delante
del ejercito explorando y en el pueblo de Santi
Lucía se vio envuelto en las avanzadas del e n r
migo, que se dirigía ¡i PnngaMnsn para ayudar i
su lt?y« ignorando aun su completa derrota. El
padre Isla logró salir del apuro y avisó á lo* españoles la cercanía del enemigo.
Cuando, por fin, los zambalcs supieron la pro\imidad de los españoles y la derrota de Malonp,
amontonaron las muchas ropas y alhajas que
hab'an robado y las quemaron; y llenos de
desesperación salieron ni encuentro de Estc-ybjr.
HlSTOKIA PK I [."O*-
I I Ç,
lín cl pueblo de Santa Cruz y cl de Simla
Lucia se encontraron frente ú freme los españoles y los zambalcïioî. En seguida cl caudillo español locó á ataque, y los zambútenos con gran
algazara salieron à recibirle. Nubes de humó envolvieron ii ambos ejércitos. Los arcibuzes atronaban
el espacio y solo en algunos claro> s? veían boulin es destrozarse á lanzadas y go'pes de holo.
Los españoles ya van ganando poco ú pojo el terreno-..los zambales lo van cediendo y por ultimo, estos quedan arrollados y huyen dejando en el campo
heridos, cadáveres ..los ayes de los moribundos
se ap.igan con ci grito salvaje de la victoria.
LOA cspjñolcs se cebaron en los fugitivos y casi
todos los zambales muertos sucumbieron en la
buida y se encontraron sus cadáveres boca abajo.
Acosados los zumbid ¿s y sin esperanzas de huir,
se detienen, y don Jacinto M ikasiag y d conde Gumapos, con el báculo del Obispo en l.i mano
como éste había predícbo, con más de dos mil
.soldados, rinden las armas á los españoles
Resultaron más de 400 muertos entre los zambales y presos casi todo* los demás.
Bien asegurados ya éstos, Francisco $e Ksteybar se retiró á Nnmakpakan, donde habió dejado
parte de su ejército, llevando consigo una largì
cadena de presos.
Y ya trataban de regresar á Manila IOÏ jefes
de las fuerzas expedicionarias Est ey bar y Ugnldc,
cuando supieron que en Hjfoirra había estallado
otra sublevación.
1 l6
ÏSAUKLO 1>K LOS R E Y H S
XIII
A ¡masan se proclama Rey c?i I¿ocas
Norie. —Sus triunfos y derrotas.
Ya hemos visío los grandes abusos y exacciones
escandalosas, que hacían las autoridades y demás
empleados españoles, cuya mayor parte forzosamente había de ser de m;iía'calaña por lus razones que ya hemos citado. Hablando de las causas de estas conmociones políticas, todos los españoles confiesan que los pampangos en particular, que fueron tos que pegaron fuego á los combustibles de pasiones oprimidas, cstahan muy agraviados por los españoles.
El 1\ Concepción, en la pág. 8, tomo VU de
su Historia general de PhiUpt'nas, escribe: * Españoles
de bajas obligaciones (empleos), que quieren siempre ostentar una Majestad respetuosa sobre los indios,
tratándolos tan vilmente como si fueran sus esclavos, obligado muchas vezes el gobierno á emplear tales sugetos en oficios de justicia, y de
otros ministros por to inopia de personas mai hávilcs, fué fittasi ¡a última \i) disposición, para
¡nitar de el todo sus ánimos."
Fr. Casimiro Díaz escribe á su vez cu su Códice: «Estos y otros semejantes inconvenientes
han sucedido en Filipinas, de enviar de ilc'xìco
tantos hombres facinerosos y reos de varios crf(t)
ÍJe mo,!t> '¡ne huí)" < tro* motivo- ¡ninni*.
HlSTOMA
I)K
ILOCOS.
I 17
menes formando en estas islas la sentina que reina
en ellas; pues à los que ú vezes merecieron el
suplicio de la horca, tes confinan aquí con color de enviarlos ií que sirvan en las galeras que
tic ordinario no hav. Y como tanta la necesidad
por falta de españoles, se ven obligados á darles
plaza de soldados, y de aquí van subiendo ú los
más altos grados militares, siéndoles Iot i¡ut ¡laman fortuna más favorable que ií otros m i s dignos.» Y á petición de los Gobernadores de estas
Islas hubo de ponerse coto à t.t remisión de criminales, como el mismo autor dice.
Los Párrocos tampoco dejaban de disgustar ú
los naturales y se expidieron varias Uealcs Cédulas para remediar sus abusos
He aqui la explicad >n, Jas causas de lo que
vamos a leer:
Un rico principal y natural de San Nicolás (hoy
pueblo de llocos Norte), don l'cdro Almasan
se propuso sublevarse y preparó «tantos par^s de
grillos en su casa cuantos padres y españole» hall a en toda la Provincp, para ponérseos cuando
tuviese ocasî<m,i como dice el agostiniano P. Diaz.
Almaïan logiò asociarse ú don Juan Magianon, principal de Bangi, v ú don Gaspar Cristobal, Gobernadorcillo de Laoag, habiendo co-t este
objeto casado un hijo suyo cou una bija de
Cristóbal.
Esta trinidad gozaba de gran intlucncia cnire
ios ¡lócanos y las tribus salvajes que poblaban
los montes vecinos
Secretamente alistaron soldado» y consiguieron la
ayuda de los monteses Kalanasanes. Koharon
la co rom de la Virgen que se \ enera en la iglesia de Laoüg, y con ella coronaron secretamente
Il8
ISABELO DU LOS RfcYE*
como ltey de llocos, ó don Pedro Almasin, y
reconocieron los amotinados como principes herederos á los cónyuges hijos de Almason y de
Cristobal
En cito, reciben los tres jefes comunicaciones
del Key Jlalong, participándoles haber vencido ;'t
los españolas.
De modo que los zambalcs ya se retiraban ;í
Pangasínan, los pocos españoles de Vigan estaban
indefensos: los de Pangasinan derrotados por M-.iloug. y probablemente creían también que en la
l'ampÜnga y Manila dominaban ya ios p.impangos amotinados.,. No podía ser más propicia la
ocasión para dar el grito de la independencia.
Don Juan Magsanop que estaba en líakarra preparándose, consulta con su compañero et gobcrnadorcil o de Laoag, y este, sin decir una palabra, coge entusiasmado un nacha de caña y el
mismo pega fut go al templo de Lntng y cuanJu
ya éste empezaba ' it a-der, vuelve al mcnsugero
de Magsanopy le dice que aquella era su respuesta.
Apt nas Miígfa'top hubo jabìdo la contestación
del Gobcrnadorcillo de Laong, dio el grito de
la independencia en Haltarra, proclamando por
Key de llocos ú don Pedro Almasaii, y mandó
llamar ú los kal.-nasas del monte.
Maj*sanop fue el principal caudillo del fïcy AI*
mnvn: y fue benigno con los ¡lócanos, á diferencia de los zanibalcño?, que despuC**' no ih'
tinguicron á los ¡lócanos de los españoles, robando y destrozando casas y personas.
Nadie se opuso ú los amotinados y triunfante!
\ a , taviaron un trozo de sus fucrias ó. Kag^yan.
paia proclamar el nuevo reinado de Almasan.
Kntraron en dicha provincia c hicieron causi
HISTORIA
DE ILOCOS.
I 19
común con ellos los pueblos de Kabikungan y
paia. Si retiraba á otro pueblo más seguro el
Párroco de Cite último cuando fue degollado por
los revoltosos. Un español y los criados del Párroco, bien encerrados en la casa parroquial, con
armas de fuego, lograron impedir que los soldados de Almnsan asaltasen aquel edificio y I;*
iglesia. Se desparramaron por los pueblos, saqueándolos, hasta que 3oo kagayanes, al mando
del Maestre de Ctmpo don Juan Manato, cayendo
de improviso sobre ello*, les ahuyentaron, haciéndoles retirar á llocos.
El mismo día en que dejaron los zambales cr.
Narbakan al Obispo y demás sacerdotes, cuando
se reunieron á los presos los Párrocos que se
hab''an refugiado en otros puntos y cst.ibuii ceIcbranJo li salida de los zúmbales, fué cuando
recibieron la noticia de la nueva sub'cyación.
Ku seguida el Párroco de Bakarra Fr. José Arias,
corrió á su pueblo á ver de apagarla. Ucg6 el
dia 2 de febrero, celebrò misa, predicó y procuró
su objeto: pero viendo que no le escuchaban,
estuvo recogido en la casa-parroquial Insta el dia
7. en que supo que se esperaban los kalanasas,
y que peligrada su vida.
bntonecs trató de huir: pero los indígenas,
que le qucr'an, le disuadieron, pues caer-a en
el camino en manos de los enemigos y estimaron mejor esconderle en la casa de un cantor
de iglesia. Los amotinados supieron su paradero
y hubo de csco.idcrsc en otra casa. También
le descubrieron.
Y seguo t i cnton.-e* Obispo de Nueva Segovia,
señor Cúrdi na*, Maysanop le rayó la caUcz?, le
ciñó con un paño y sin más vestidos que un ta-
120
ISABELO DE LOS REYES
parrabo, fué paseado por las calles públicas y
después le ataron á un palo, donde murió atravesado de lanzas.
Otro dice que á pretexto de llevarle á Laoag,
le llevaron en hamaca á un bosque y dentro de
la misma, Je mataron con cinco lanzadas, habiendo
sido el primero que le descargo don Cristobal
Ambaguen, principal de Bangi, y dcspue's llevaron su cabeza á Jíagsanop que la estaba esperando en el rio Bakarra
Un tercero asegura que fué simplemente degollado por Magsanop.
Cual acostumbran los igorrotcs, Magsanop. y
otros llevaron en triunfo la cabeza de la víctima
y bebieron vino en ella como en estimable copa.
Abandonaron su cadáver y solo fue enterrado á
los diez dias. Se creía mártir y en el archivo
del Obispado de Nueva Segovia debe encontrarse
aún el expediente q u e para esto manda formar
el Obispo señor Cárdenas.
Manilo pasó á llocos con sus kagayoiies y por
el Norte ataco á los amotinados. Y por el à u r
llegaba el alférez Arqueros con un peloton de
ilocanos, que pudo organizar. Kntonccs hubieron
los sublevados de retirarse á los montes y allí sentaron sus reales, perfectamente defendidos por la
i aturaleza.
Pero al cabo de pocos dias y «-arias acometidas,
los españoles lograron derrotarles con muchas hajai en ambas partes.
Magsanop logró escaparse con algunos soldados y se convinieron en bandidos que molestaban con sus fechorías, especialmente la encomienda
que le habían dado los españoles.
Estos consiguieron' arrebatarle su mujer y sus
HISTORIA TIR I LOCOS.
T2I
hijos y se quedo Magsanop en cl monte acompai ado solamente de un criado suyo.
Bajando un dia á dicha hacienda, fué aprehendido por los parciales de los españoles y conducido á
Bikarra donde había asesinado aì P. Arias, para
sufrir allí al última pena; pero estando en la cárcel se degolH con un cuchillo.
Cuando el general Eíteybar llegó á lìakarra, ya
todo estaba apaciguado. Sin embargo, dispuso
construir una fortaleza que dotó de ua destacamento de soldados, para impedir que se repínese el movimiento.
Sin perder momento, el comisionado de la Audiencia, general Sebastian lt»yo Doria, el auditor
do guerra, licenciado D. Juan de Rosales, y el
escribano don Nicolás de Herrera, instruyeron sumariamente el oportuno expediente v de sus r é sultas fue arcabuceado por detrás en Viganel conde
don Pedro Gutmpos, y cortada la mano con que
arrebató el báculo del Obispo, se fijó en la casa
UC habla ocupado este scfnr. Fueron ahorcados
o» Tomás Ruaya, don Cristobal Ambaguen, don
Pedro de la Pefn y otros doce. El P. Casimiro
Díaz incluye al ex-rcv don Pedro Almasan: pero más
arriba dice q u e huyendo á caballo, reventó y nutrió • rabiando.
En PjngasinaT también fueron ahorcados doa
Uclchor de Vera, don Jacinto Markasidg, don
Francisco Palcadua, Domingo Hizon, que después
resultò inocente y otros diez. Y fué arcabuceado
el ex-rey don Andrvs M along.
En Minila y Pampangí, fueron ejecutados otros
jefes.
Todos los autores confiesan que se excedió en
el castigo. Por esto, tuvo muchos disgustos cl au-
3
122
UAHKI.O
UK
LO*
RKVKS
ditor y expurgó su mal proceder con algunos
años de prixon. "En una historia impresa—
csciibc el I*. Diaz— he visto hablar (el autor era
español) de la rebelión de l'angasinan con mucho
cuidado de disculparlos (ú los amotinados),, HI
entonces decano de abogados de Manila demostró en un folleto los errores ó injusticias de!
auditor.
Creo que los efpnñoles debieron haber usado
de denuncia con los amotinados, en razón u qn:
les habían dado motivo con sus arbitrariedades
y abusos, como confiesan todos los autores. Hasta
el jefe de la' rebelión de I'ampnngn Manyago, á
quien habían prometido titulo de .Maestre de
Campo para calmarle, lue ejecutado, l'aitando los
españoles á las seguridades que le habían ofrecido.
A consecuencia de las penalidades y disgustos
que había sufrido durante tas pajadas sublevaciones, muri«i en Manila el Obispo Sr. O r d e n a s á
principios de mayo de l'jfíi.
Kn 5 de julio del mismo fué nombrado Sargento mayor de Aringay, lîaua'n y AgÒo cl locano don Dionisio Mankdiii, por servicios prestados en las anteriores sublevaciones.
XIV
Preparatives de guerra.—Matanza
chinos.—El general Salcedo.
ili
En l6l¡2se cri^ii'i en pueblo el de N.njíp.irtun,
según Cavada.
ü c orden del Gobierno Superior de KilipniJi
se hicieron en mayo del mismo año grandes preparj-
H I S T O R I A DE ILOCOS
123
tivos para rechazar, cuando llegasc, al pirata chino
Kuesing l'ompoan Tchiny-TeUiiujcortj QCO.-ÌCWJ I, tenia
varios nombres) que envió un embajador intimando
!a rendicien de Filipinas. Kstc pirata era muy
temible, puesto que habia logrado expulsar ;*t
los holandeses de Formosa, y se. consideraba con
fuerzas suficientes para proclamarse Emperador
de China.
Parece ser que se reproduje-on las matanzas
de chinos en llocos y otras provincias ; para evitar que se uniesen & Kuesinj;. Concepción escribe
pág. -18, tomo Vil, de su Historia: «Kia la dctcrminacíún primera, es verdad, quitar á iodos
jos chinos la vida, porque no se uniesen con
Kucsini;: tíespuvs (no dice luego) se moderó (de
modo que ya empezó) perdonando ú ios que depusiesen las armas.> Y en la píi;. 118 añade hablando del mismo asunto: "No se borraba de la
memoria de los chinos el h b c t l c s muerto >loa
españoles) muchos de los repartidos en las provincias cu que se conscrvab¡n pacíficamente especialmente en Cagayan y llocos.»
Se crefa que desembarcaría en llocos, <> en Kai;ayan, pasando por nqucila provincia Por eso,
se reunieron y armaron en llocos p. lotoncs de
indígenas, l'ero como se suponía que los Hocino*
no serían suficientes para sostener formal batalla con el poderoso ejército de Kucsing, se dieron
instrucciones de no atacarle, sino en emboscada»
y guerrilla;, de ocultar las provisiones en los montes y bosques, excepto las necesarias p.irn d o s o
tres meses. Los Iteligiosos de llocos enviaron ú
ú A anua arroz para sus hermanos de hábito en
caso de s-iiio.
El Provincial de los PP. Ayustintanos encargó
124
I SAHELO DE LOS
UEYES
à los Párrocos (ministros) de su Orden, en Ilocos, decir después del Pater Noster una coleta
con su oración ut in tempore belìi; descubrir una
vez el Santísimo, obligar á todo el pueblo ú oir
misa los sábados; después rezar la letanía; y por
la tarde el Rosario, arengando a los naturalesa
la guerra y pidiendo protecció» del'Ciclo.
Pero el pirata murió en -¿'ó de julio de JIÍIÜ
en medio de los grandes aprestos que hacía. Pero
su sola amenaza causó grandes perjuicios al nais,
puesto que fueron derribados todos los edificios
de mampostera que había extramuros, lo que también empozóá hacerse en ('avite; y fueron abandona*
das las plazas de Zamboanga y Tcrntte (Molucas).
que habíamos conservado á costa de grandes sacrificios.
En i(J(i3 pasó por llocos el electo Gobernador de Filipinas, don Diego Salcedo, viniendo de
Kagayau donde había desembarcado. (1)
(l) E>ie desdichado Gobcni'dor fue después victima dkj tin motín A" c-iy.i cabeza figuraba el entonce*
Coiv.i-arío de la Inqui«ic¡ón,
Salcedo, seriïn un auiot jesuíta, era de una actividad digna de los mayores • Ionios" y hasta Diaz, eronista agustiniano, i quien se pudiera creer pre*"edos cuntrit dicho Golœrnador, tiene par4 él frase»
lisongeras. En.re otras m* joras, que introdujo, puso a»litleíos en la* provincias, donde los ncaircoi de madera, que habían molivauo las pisadas sulikvjcioncí, eran
menos abrumad orci para los provincianos que en Cavile,
adonde si- íes oMîjpbaà ¡r y trasport.tr madera*; fier])or su coriclcr enérgico di*pusló à la coloni» española: residí noia severam;nt«- à su antecesor D. Sabini n«
Manrique de Lara; puso preso à Ü. Sebastian liny
Doria, alcjlde ordinario del. Ayuntamiento qui fué des-
HlSTiil'IA
OK I L O C ' - S
'25
XV
Piratas. — Reducción de
monteses.—E¿
obispo Poldetc.—MagsiñgaL— Celoso Misionero ilocano.—Obispo ilocano.
Kn este y en pasados tiempos loa moros infestaban estos mares. «Seis meses—escribe el podre
Concepción—corrieron sin resistencia las ¡¡-las, Hctindoío todo de horrores con sus repartidas csquíidros, duífios de la mar.
pues i u encarnizado perseguidor; intimó orden de e x trañamiento à Marivcles al entonéis A n o b i s p o d e Manib, cl cual murió «le disgusto; retuvo l(,s estipendios al cabildo eclesiástico, por ' o que ette
dejara
it asistir at coro. Se quejaban ó al menos asi Io fin(ian sus cntmi[;f)5, d e q u e monopolizaba el comercio
por medio de un fector suyo y de que u n pente suyo hacía
najes a" Itatavia. Se formó u " complot, en que lifiur.ib-.iri ìo\
ni s visibles peisonajcsde Manila y se decidió prenderle, y
COTO ]<s oidores temieran firmar MI p m i ò n , acudieron
lo* dctconter.tos al Cf-mifí.rio de la Inquisición, el ngus*
liao^ Patcrnina, d c n u n c h n d o A Salcedo por hereje. l'aitm'na accidió y ncftrnpafiado d e los descontentos y t u tente* ge presentaron en la noche d e l S d e Ocluí re
i t 1668 en Palacio pretextando visitrrle,
^alcedo casi había previsto ésto en vista d e la m u l iiutl de sus fnemicos, dormía solo con lina vieja criada
"> una a l c o l e llena d e .-.nnas, q u e cuidaba d e ccirar
i£tf-. Mas los descontentos ganaron el partido d r la
oií-1*. S a l ' c d o estala ya durmiendo y A Ta menor seíil, la criada abrió 1* puerta .4 los amotinados. Hstov
tunaron y cortaron las ataduras d r l pabellón, que ca-
126
ÏSAtlELO DE I.OS REYES
Kstos piratas se Uamnban en llocos Tirôngi \\,
todos los años, eu las ¿pocas en que era posible
navegar, infestaban todo el Arch miel jgo, y con
más saña las islas del Sur. A llocos llegaban
algunas kamkoux (cmbarcacionc») piráticas; asalta.
b*n por sorpresa los barrios asentados cu lis
playas, y cautivaban algunos descuidados que
después convertían en esclavos, vendiéndolos h
pcrmutíndolos con otros objetos. l*or esto al*
unos de los cautivos lograban volver á Ilocoj
« p u e s de muchos años y peripecias y para ser
conocidos en estos casos por su familia se tatuaban los brazos como los igorrotcs. ¿De aqui
había venido el taiwijc en la* tribus selvàtic.»
ó inculta», entre los cuates el cautiverio v !i
esclavitud se practicaban? Pero el tatuaje en Vin*
y«is era signo de proeza.
S
yendo sobjc el medio dormido, le dejó envuelto i? iropedido á defenderle. Scdió prcs<» S ni ce lu, y los nmoiindus le pulieron un par de grillo* como sí fu-r»e un ciiiiiinol, hslimándyle al cerrarlos. Medio \v>l¡ lo c-.mi
o-laba, le inciicron en una !iftmal;a y lajAndo'c i>or imi
crcflle» privada y sacándole por tina pueita fali.t, va*
cerraron m un convenio y dcspiic* le embarcar, n jaiJ
M jico, ent mees colonia española.
Los guardia» del Palacio le hubiera» dtfen lido si lio*
bichen not-.do el cscusatro. Salcedo miliii dura ne la ira*
veifa. Los inquisidora de Méjico desaprobaron y t-n*
denaron la conducta del P. Patcrnma, salvando la liun»
y buena fama de Salcedo. Y dicton indenti para i\n
el P. Patcrnina, depuesto de su empleo, fuese cnMieado prcio à Méjico, como se hizo; piro mudó duramt
ti viaje.
(i) Este nombre proviene de un grupo de i*lt»a*
de donde procedia ilo> involpirai:» y *c llamaba Tu. "
Ï Ï ISTORIA
UK I I.0C05
J2;
I,a piratcn'.i mahometana in castigò con tanta
crueldal á llocos, como ¿las demás provincias filipinas que están muí ni Sur.
Fn IÍÍIK» )Ieg6 una Ite.il Cédula, en ln que se
proponi-i al Agustino Recoleto H. l \ Fr. Francisco
de Navarra para ocuparla sede vacante de Nueva
Segovia: pero la renunció.
E n e l mismo año el ngusthiiano P Kr. Benito de
Meni, natural de Vig.tn. comcnzS ¿ catequizará
los ap^avaos (tribus montañesas) de Adán y Vera
que vivían en aquellos montes pertenecientes á
Bakirra de donde distaban más de 2o léguas, scruti
un autor, y que hasta entonces no lu litan saludado la luz de la civilización. El P . Mena
llevo pocos acompañantes para no alarmarles y
estableció su plaza de armas en Bangi, de donde
distaban nqucl'as montañas cuatro leguas.
Estos monteses eran vecinos de los caníbales
Kalanasancs. "Practicaban supersticiones, ag eros y
culto ú lai almas de sus antepasados, no como a
diosts. sino como finitos ó dioses familiares de
íegundo orden. Sus bagtanes (sacerdotes) naturalmente se oponían á los esfuerzos del P..Mena,
diciendo que morirían los q u e se bautizasen. Los
Keligio*os, al contrarío, demostraban que con solo
el bautismo curaron a un leproso, y con hacer
U señal de la cruz en la frente y pecho ú un
niño muerto, este rcsucítS. Asegura cl P. Casi*
miro Díaz en su códice que en vista de este último milagro, se bautizaron de una vez 5oi apnyavos, incluso su jefe.
El Ayudante del P. Mena, Fr. Francisco
Mu-
I?S
l«W:Kl,-. h*
i..-
RKVK*
ño¿, admiraba I» facilidad con que los opayaoi
aprendían las oraciones
En Ifititï, cl general Salcedo envió á los montes de llocos una espediciín militar al mundo del
almirante don Pedro Duran de Monforte, Calm
superior ú teniente de Capitan general, acompañado de oticialcs españoles, muchos soldados indígenas y misioneros agostiniano*. Su objeto era
reducir á lus tribus monteses y descubrir las famosas
minas._
Partiendo de llocos llegaron a la rínchcili de
Kayang. donde había unas i5o casas de materiales ligeros, y ú LaMng, de menos casat. Se establecieron c-n el primer punto y construyeron um
estacada con terraplén, y una iglesia de cañas.
Los igorrotCB huían atemorizados al principio:
pero después volvieron y pacíficamente fueron
atrayéndose. Dieron obediencia Ins rancherías de
Kayang, Lohing, Mas'a, Numadcr, Ankiling, lialugani;, Mnguimcy, Tadinn, Balokok, Kaagilin.
Otokan, Bila, Kngubatan, Guindahan, lían-ao. Pingar, Pandnyan, Naligua, Singa, B-mo, Payao,
Agaya, Lobo, Mad?gucnt íialikucy, Jíilognn, Baliknon, Blnkan, Pangpannuil, Gambang, Mogo, Leodan, Dugungan Sayot, Kalilimban, Sanap, Saba*
ogan» Alap y el valle de Loo, con nueve rancherías.
Pagaron tributo y vasallaje Pcligsan. ' Tanon
Muynit, Guinaan, Amtadao, Mn'ibucn, Bukog, Ha*
Tígnono Balían. Malibkon, Dingle, D.italan. Agava,
Tolabao y otras rancheríaa desde Koyang liast¿i
columbrar los montes de Kagayan.
Los misioneros bautizaron ú muchos niños \
viejos moribundos.
Iban en la expedición mineros con sus ínstru-
H I S T O R I A DE ILOCO*
12g
m c n t o j y á la altuta de i7 erados hallaron «muchas minas, de las cuales sacaban oro muy subido:
pero nx> pudieron nuestros mineros lograr alguno
en muchos ensayos que hicieron, porque todo se les
iba... en humol» como escribe un autor, que, sin
embargo, sostiene que habla minas. En efecto.
es indudable su existencia en los montea de ¡gorrotes, por otros informes que he adquirido.
Continuó la reducción hasta lfiüS. En este
año, como no satisfacían los resultados de la expedición, el Gobernador Salcedo dispuso su reti*
rada y en su lugor mandó construir otro fuerte
Je estacas en un sitio llamado Ororí en las alturas de la ranchería de Paniabangan y Karranylan,
frontera de los igorrotcs, ¡talones y albakacs,
donde hablan de establecerse misiones de frailes
Agustinianos. Y para su defensa destinó un destacamento de soldaJos.
En el mismo afio t668, el celoso P . llena erigió en pueblo las rancherías de Vera, Adán y
Bangbangló; fundó Jg'esia en Adán, bajo la advocación de Santa Catalina, virgen y mártir; y sirvió aquel ministerio, y después se agregó este
pueblo á Bangi.
En 1669, el sucesor de Salcedo, don Manuel de
Leon, dispuso abandonar el campamento en el
pals de los igorrotcs, por ser difícil llevarle socorro, malsano el clima, y los soldados no prestaban ningún servicio, puesto que allí estaban
«si solos. Los igorrotcs huían ya, después, de ellos.
Las pocas rancherías que seguían en la obediencia y no hab'an apostatado, se agregaron 6 los
vecinos pueblos de Narbakan, Bauang, Baíígar y
i algun pueblo de Pangasinan.
9
130
ISABELO DE LOS REYES
En l.o de julio de i671 fué nombrado Obispo
de Nueva Segovia cl señor don José Milton de
Poblete, y era sobrino del Arzobispo don Miguel
del mismo apellido, con quien vino á estas islas,
Pero antes de tomar posesión de aquella diócesis, murió.
En 3i de febrero de i675 se expidió una Real
Cèdula, scuoiando a la Catedral de Nueva Secovia pfs. 138, 2 reales j dos cuartos, para cera, v:no
y aceite.
En 1676 se erigió en pueblo cl de Maçsiíigal.
En el mismo año murió el Religioso ilocano
Fr. Benito de llena Salazar. Había profesado ca
el Convento de los PP. Águstimanos, en Jíanila, ta
i656; es el misionero de los apayaos de que hablamos anteriormente; ministro de Bakarra en
1666 y 671; de Sinait y Kandon en i6(i9 y 71.
Según el P. Cano, crat misionero rniuy celoso,
Religioso de mucha virtud y se cuentan de il
hechos milagrosos *
En este tiempo se mandó por primera vez ordenar Sacerdotes indígenas por informes de un
Obispo francés que habla estado aqui. Parece ÍÍC
que no se dio cumplimiento ú dicha orden, que
fué enèrgicamente rechazada por los espalóles di
aquí y un cronista fraile la combate en su obn
por desacertada.
Fue nombrado Obispo de Nueva Segovia í
Iltmo- y Emo. Sr. Maestro D. Lucas Arquero
de Robles y tomó poocsión en 6 de noviembr
de i677. Era hijo del alférez Arqueros que i
distinguió en la invasión de los zambalcs, y m
ció en Vigan, llocos Sur.
HISTORIA
IH: ÌLOCOS
131
El ObÍBpo señor Arqueros fijó su residencia
en Vigan; y había sido colegial de la Universidad
de Sto. Tomás; desde muy joven se distinguió
por su talento, saber y piedad, por lo que se !c
confiaron, honrosos cargos, y era aún bastante
¡oven, cuando mereció la mitra de Nueva Segovia- En la Universidad de Sto. Tomas se conserva su retrato.
Murió en í) de agosto del año siguiente.
El Arzobispo de ¿[añila Fr. Felipe Pardo nombró Gobernador eclesiástico de la sede vacante
al bachiller Pbro. D. Sebastian, hermano del difunto Obispo, también natural de Vican, c hizo
voluntariamente y por caridad muclias conversiones en Abra, curato de seculares que hacía
mucho tiempo estaba vacante, porque nadie lo
pretendía por ser muy pobre y de clima malsano. En ésto el Sr. Arzobispo, como Prelado
interino de Nueva Segovia, tuvo malas noticias
del entonces C. Párroco de Vigan, el Licenciado
D. Diego de Espinosa Maraflon y comisionó á Arqueros para visitarle El C Párroco se opuso i
la visita "por las causas que tendría," según el
P. Díaz, y en connivencia con el, el Alcalde mayor de llocos, su amigo, hizo una sumaria de
tos inconvenientes que se seguían de la estancia
del Sr. Arqueros en Vigan con p r e t e x t o ' d e administrar los sacramentos en Banged, y la remitía à la Audiencia. Esta despachó R. Provisión mandando al Gobernador eclesiástico presentase otro Sacerdote que sirviese el curato de
lìaiìgcd y que él fuese ú morar á la sede episcopal que era Lal-lok ÍKagayan). Arqueros contesto que estaba en Vigan por orden del señor
A'zobispo, y partió á Manila á pedir instrucción
132
ISABELO DE
LOS
RF.YF.S
i't este, habiendo impedido á Maraiion ir á la
misma hasta que se acabase la proyectada visita.
Harañon apeló de esle auto, recusándole por
juez, y sin licencia, siguió á Manila, y ante el
Sr. Arzobispo se quejó del impedimento que le
hizo el Gobernador eclesiástico.
El Arzobispo mandó ú Arqueros presentase su
orden de administrar el curato de Baíiged. La
Audiencia despachó R. Provisión at Arzobispo
para que mandase á Arqueros á Lal-lok una vez
practicadas las. diligencias que le había encardado. El Arzobispo dio cumplimiento, mandando á
Arqueros fuese ¿ llocos u hacer la visita dentro de ocho días bajo excomunión: y como había tardado Arqueros, la Audiencia despa.-hó la
2.a U. Provisión, á la que contestó ct Arzobispo
con testimonio de lo que había maudado á Arquen»,
Vista la queja de ilarañon, el Arzobispo ordenó
que Arqueros explicase el motivo de su negativa.
El Gobernador eclesiástico lo hizo muy ú satisfacción del Prelado, y presentò los expedientes
formados por él contra Mnranon sobre quejas de
muchos indios. El Arzobispo, en su vista, mandó
prender á líaraüon y con motivo de haber presentado á> la Audiencia, una queja indecorosa i
la dignidad cclcsi*stica contra Arqueros, mandó
también el Prelado á su Fiscal pidiese un tonto
de culpa & la Audiencia, como lo hizo dos veces,
sin que le contestase la Audiencia, y á la tercera
petición este Tribunal despachó R. Provisión al
Arzobispo para q u e castigase à su Fiscal. EL Prelado contestó haciendo presente los irregulares
procedimientos que habla seguido la Audiencia
y que su Fiscal no merecía castigo, porque no
hizo más que cumplir órdenes suyas
HISTORIA DE ILOCOS.
133
Para acabar de exasperar à los Oidores, el dominico Fr. Juan de Villalba en un sermon que
predico en cì dia de la Epifania, en 1682, en presencia de todas las autoridades, dijo muchas verdades sobre vicios públicos, y entre otras cosas,
dirigiéndose al Arzobispo, exclamó: <No se le de
nada á V. S. I. de temporalidades; mire á ¿tos.»
Al decir esto, la Audiencia que estaba presente,
mandò decir al Arzobispo hiciese bajar al Predicador: i'i lo que se negò cl Arzobispo, porque decía que hacU su oficio, y así terminó su sermon; pero después la Audiencia, que entonces tenia más amplias facultades que ahora, desterro ¡1
Katbalogan al P. Vi'llalba. En esto recurrió à la Audiencia el Cabildo eclesiástico en masa en queja
contra las arbitrariedades del Arzobispo, aconsejadas, según ellos, por su director Fr. Raimundo
Vcrart, y pedían se le apartase del prelado
Averiguado que en efecto debia de ser el padre Vcrart quien imprimía el carácter belicoso,
de que antes de su llegada, carecía el Arzobispo,
la Audiencia encargó que el V. Vcrart fuese á
Us misiones. Se opusieron el Arzobispo y su Provincial, por lo cual se trató de prender extrajudicialmcntc al P. Vcrart y para ello apostaron muchos dias soldados cerca de la morada del Arzobispo: peto no lo consiguieron, aunque muchas
veces pasó disfrazado. Más tarde, hubo el Provincial de mandarle à Zambalcs. Veremos más adelante el desenlace de estas y otras escandalosas
competencia*.
134
IsAliELO DE LOS
KEYES
XVI
El Obispo Pizarro.'—Naufragio y piratas. —Calamidades públicas'—Cuadros
cronológicos de gobernadora!los.—Escritores en ilocano.—Fin del siglo xvi i.
En este tiempo se encareció por Ileal Cèdula
A los ministros, la cnseíianza del castellano, prohibiendo el uso cíe los dialectos filipinos y ya van
m i s de dos siglos sin q u e haya surtido casi ningún efecto aquella U. Cèdula.
Ka enero de iG79, el Gobernador general don
Juan Vargas castigò ú los zambalcs de Playa-Honda, que infestaban con sus correrlas los caminoi
y pueblos de llocos y Pangasinan, y por su orden, el Alcalde mayor de esta última provincia
dio una batida contra los monteses de Zambaleí
y Pangasinan.
El Obispo señor Arqueros había llevado ú llocos al dominico P. Fr. José Polanco para su confesor, y cuando murió el Prelado, pas5 aquel al
Abra, en HÍ7Ü, para catequizar A aquellos montajes que ya pagaban tributo al Estado.
Aún no cntcnilli el idioma de los inficici, pero
en breve tiempo lo aprendió, y babienJo cst-iJo
tres meses solamente en aquellos bosques, convirtió y redujo á la fe con sus sermones, todos aquí'
lio* ptteblij*, (escribe el P. Salazar en el tomo III de '3
lïtSTOKM
UT. Il-nCf'S
1^5
I [it torta tie ìa provincia del Cantiamo liasario): les
enseñó la doctrina cristiana, y escribió en su dialecto muchas oraciones y versos dedicados à la Virgen y à Santa Rosa de ¡íanta María, à. cuya tutela
consagró esta misión. Todo ci dia se ocupaba en ía
enseñanza, instrucción y catcquizamiento de los infieles, y por la noche solía dormir en et suelo.
Víctima dC las bruscas variaciones del clima, falleció en Abra en el mismo año. «Es increíble—
(termina el citado cronista—el fruto que en tan
>poco tiempo hizo en ella este Padre, no solo
(reduciendo gentiles ú la fe de Cristo, sino reforj a n d o sus birbaras costumbres.»
Kn I4 de marzo de l<i8o se expidió una Iíeal
cédula, por la cual se destinaban al colegio de
Santa Isabel las rentas de una encomienda de)
pueblo de Taguditi, que ascendían á más de <>oo
pesos nî año.
Y por Heal cédula de 1Ì.S de mayo del mismo
itïo, se fijó el sueldo del Obispo de Nueva Segovia en pfs 4.000.
Kn i 3 de Diciembre de HWt fué presentado
para el Obispado de Nueva Segovia el Dr. don
Francisco Pizarro de Orella na. Había sido muchos año* Provisor, Arcediano y Comisario de la
santa Cruzada y natural de Manila. Kite Prelado filipino era «muy docto y muy amado de todos por su grjnde ápacíbilídaii y angelical mansedumbre,— como escribe Vr. Casimiro Dias:—"de
suprema virtud y la fama de ella le había negociado esta dignidad. Murió repentinamente pocos meses de su posesión.
Kite Prelado, al encanarse de la diócesis, re-
I36
ISABKLO DE LOS
RlïYES
currió û la Audiencia en queja contra cl Arzobispo Pardo, porque aî conferirle la facultad de
gobernar aquella diòcesis, se reservó conocer en
la causa de Espinosa Marafion, de que hablamos
anteriormente, á pesar de pertenecer ú su jurisdicción, por lo cual pedia Reat Provision para que cl
Arzobispo le remitiese las causas formadas contra
dicho P Í T O C O . El Arzobispo contestó qae las causas
se referían á delitos cometidos en el territorio
del Arzobispado. Sin embargo. Ja Audiencia^no reconocía las razones del Arzobispo y se despachó
hasta la cuarta Provisión hasta q u e òste hubo
de entregar la persona de Espinosa Marañon, y sin
dar parte al Arzobispo, le enviaron á su curato
de Vígan.
Este Espinosa Jlarañon era tan pendenciero como
Fr. Verart, y fué, como dice un testigo ocular, «la levadura que corrompió c hinchó toda la
masa de estas competencias que dieron por resultado el extrañamiento del Arzobispo .Sr. Pardo,
que ocurrió de esta manera:
En vista de las obstinadas desobediencias de este
señor á la Audiencia, esta decretó su extrañamiento, que á pesar suyo hubo de aprobar el
Gobernador general del Archipiélago. A eso de
las dos de la madrugada del 3i de Marzo de
ltî&ï llegaron los Oidores y fuerza armada al hospit-fl de San Gabriel, donde vivia cl Prelado, cercaron las casas y arrimaron escaleras á las ventanas. Se asomó un dominico y ro£Ò esperasen
que se abrieran las puertas, no sin echarles en cara
el desacato. El Oidor ürimaldos le contestó: «Vayase de ahí, Padre, no nos predique, vayase .y
abra la puerta.» Como tardaban en abrirla, mandaron quemar las ventanas y una vez destrozadas.
HISTORIA DE ILOCOS
137
entraron dos soldados y con dos hachas encendidas
bajaron d obrir U puerta, y como no aparecían las
llaves, hubieron de forzar los cerrojos. F renqueadas
o, entraron todos, menos el Oidor Calderón y el
Jsestrc de Campo Bobadilla. Kl Arzobispo les recibió con serenidad y una vez leída la Provisión
de su extrañamiento, contestó que voluntariamente
no p o d a abandonar la Iglesia que le había encomendado ol Papa. Entonces el Oidor Grimaldo*
mandó á varios soldados que le cargasen en la SÍIIÍI
en que estaba sentado el Arzobispo y le llevaron
al barco que citaba preparado. Preguntado el Prelado que querría llevar, contestó que si ti.»jara iv su
voluntad, sabría lo que debía llevar: pero en este caso
que le embarcaban por fuerza, deberían saber ellos
lo que se neccsiiaba, y solo pidió el breviario, un
Pontifical y lo preciso para decir misa, que se
los dieron: pero registraron hasta la Mitra por si
llevaba ocultos algunos papeles. El buque se dirigía ú. Itingayen, cabecera de PdrtgaMnan, y allí
estuvo cstranado un año y medio.
En el mismo dia fueron encerrados en l\ fuerza de Santiago dos clérigos protegidos del Arzobispo por desacato; se encargó á los guardias
de las puertas de la ciudad no dejasen entrar ni
salir sacerdotes; fue preso c incomunicado en casa
durante siete días el Provisor Gonzalez de Gu/.man; se pulieron guardias para las campanas de l.i
Catedral, paca que no tocasen á entredicho y rondaron á las puertas, pnra que no. se lijasen cédulas de excomunión: la Audiencia mandó al Cabildo publicase en Sede Vacante, nombrándole Gobernador, v que no admitiese despacho alguno
del Arzobispo sobre nombramiento de Gobernador eclesiástico El Cabildo obedeció y en su vista
Î
138
ISADELO DE LOS REYES
rechazó al Ohispo de Troya que fué nombrada
Gobernador por el Arzobispo, y se le prohibió entrar en Slanila.
El Cabildo nombro Provisor ni Dean, lo que
fué celebrado con repique de campanas ú las once
y cuarto, hora^ desusada. Habiendo sabido el Dean
ò nuevo Provisor que el depuesto se dirigió al
convento de Sto. Domingo, el Dean le siguió acompañado de muchos soldados, mandó cercar el con»
vento y la igtcsia, y^ escalando el primero, subieron diez soldados á* la torre para impedir que
tocasen las campanas y como el dia siguiente
tocó un esquilón pequeño llamando á Misa, los
soldados impidieron al público entrar en la iglesia, Al fin se entregó el depuesto provisor al Dean y
fué incomunicado otra vez en su casa, y se levantó el
cerco. Fué preso también otro sacerdote parcial del
Obispo de Troya. Fué sitiado asimismo el hospital de
S. Gabriel, prohibiendo la entrada y salida; después
de once dias se permitió: pero se registraban las personas al salir. Fueron embargadas las causas que tenia cl depue^o Provisor, y todos los bienes del
Arzobispo, entre cuyos papeles se encontraron algunas cartas de los Obispos francesss de Siam,
«y acriminaron esto mucho, diziendo que tenía tratos con los enemigos de la Corona>. Se
mandó absolver íi los excomulgados por el
Arzobispo, entre ellos un oidor y Manuel Orfatan,
que había dado ura estocada al depuesto Provisor intentando matarle, porque su esposa pidió en su tribunal divorcio. Como los hermanos de
hùbito del Arzobispo propalaban la noticia de ser
instruso el Dean, fueron desterrados el Provincial, el Vicario provincial, dos cat;dráticos de Teología y lo mismo hubiesen hecho con el Rector de la
HISTORIA DE ILOCOS
Universidad de Sto. Tomas y cl P. Vcrart, si hubieran descubierto donde se habían escondido.
Todo esto fue llevado d cabo con aparato de
armas. Habiendo sido llevado en sillas los dcste"liabicndo sucedido en el Gobierno de Filipinas
n Miguel de Curucelaegui, procuró las paces y cmnezó por sacar al Arzobispo de su destierro. Pero
Lenas fué restituido este Prelado, suspendió al
I)e»n y Cabildo de decir misa y administrar en el
altar y coro, y excomulgo al Ex-Gobernador general
Vargas, á los Oidores y demás autoridades y mili,
tares que tomaron parte en su extrañamiento. Los
militaros hicieron presente que obraron por obediencia y fueron absueltos facilmente: los Oidores
n o buscaron la absolución; pero el Gobernador
intercedió y fueron también perdonados.
Después absolvió también al Cabildo, pero con
penitencia pública.
El Arzobispo anulo todos los matrimonios celebrados durnntesu ausencia; pero hubo de desistir
por muchas protestas en contra. Disgustados
tos oidores Diego de Viga, y Pedro Bolivar y el
general Juan de Zalaeta del Gobernador CuruceFaegui, conspiraron^ para deponerle; pero descubierta la conspiración antes ue tiempo, fueron desterrados á Kagayan, y murió en llocos, de vuelta,
Bolivar.
El arzobispo á su regreso mandó desenterrar del
lugar sagrado varios cadáveres de sus enemigos,
entre otros el de Diego de Viga, eministro muy
recto y sumamente desinteresado», según el P. Diaz,
Y degradó al Maestro D._ Gerónimo de Hcirera.
Para relevar al obispo Pizarro, nombró el
Cabildo de Manila Gobernador de aquella diòce-
140
ISABBLO DE LOS REVES
cesis i D. Diego de las Navas, de la Compañía de
Jesús, «hombre de recio natural que fué uno de
los cargos que después hizo el Arzobispo Pardo
al Cabildo.»
En iG8¡, yendo el ministro de Bauang Fr. José Polanco i Manila en un champan, se hizo este
pedazos y murió ahogado con iG personas.
En itíSS, unos 40 ó 5o piratas ingleses infestaron las costas ilocanas, abordando ú varías embarcaciones 7 consiguieron cautivar algunos naturales de llocos y Zambalcs.
Con los cautivos sumaron Co, y Juntos entraron
en las islas Babuyanes, quemando el pueblo, robando y maltratando á los religiosos dominicos.
El Gobierno Superior de Filipinas envió una
escuadrilla al mando del general Tomás de Endaya para perseguirles: pero no encontró á los
piratas, aunque llego nasta Vi'gan, donde estaba
su encomienda.
**
Cuando volvió el Arzobispo de su destierro, envió al Obispo de Troya I>. Fr. Gine's de Barricntos á Nueva Segovia con título de Gobernador
ecteshstico y confirmó ú muchos, pues no había
habido Obispo consagrado que suministrase este
sacramento desde el Sr. D. Fr. Rodrigí Cárdcnas-pucs el P. Pizarro estuvo enfermiso. ICI Obispo
de Troya excomulgó á los Alcaldes mayores de
Jíocos, Kíigayan y Poigasínan, prohibiéndoles con
sobradísima razón y justicia comerciar (1) co dichas provincias, como habían jurado al recibir el
HISTORIA DE ILOCOS.
mando en la Audiencia. La excomunión no se levantó, á pesar de haberse interpuesto querella
contra dicho Prelado en la Audiencia, y los Alcaldes siguieron comerciando «sin escrúpulo "alguno > Después de terminadas las comisiones encomendadas al Sr, Barricntos, renunció al Obispado de Nueva Segovia, y fue enviado ú sustituirle el Dr. Nicolás de la Vega Caballero, Párroco de Cavité.
En HÌ85 una epidemia de viruelas causó gran
mortandl·ld en párvulos y adultos.
Continuas lluvias causaron en itíSü la pérdida
de la cosecha y de las salinas, y llegó a valer
la faneca de sal pis. 12, que en tiempos normales vaha z reales.
En i687j nubes de langostas talaron los sembrados deíando pelados los árboles.
En 1688 hubo terrible epidemìa de catarro, muriendo muchos niños y viejos, y se vieron desiertas las calles.
En 169o fué erigido en pueblo Namakpakan.
En i6o3 murió el ministro de Tagudin Fray
Jacinto Guerrero, que habla escrito en ilocano
cuatro tomos de Sermones morales y tradujo otro
tomo que se publicó en I755.
Parece ser que en i6g3.se dispuso llevar cuadros crono'ògìcosde gobernadorcillos. Desde este
año arranca la lista de los del gremio de naturales de Vigan. El de mestizos fue de creación
(i,) Mis adelante veri mos los inconvenientes que tenia la facultad de comerciar que se concedió à los Alcaldes mayor» s.
1^2
ISABELO DE LOS REYES
posterior. Kl primer pedáneo que figura ca di¿j,a lista, es don Sebastian Quesada; pero m
quiere decir que este fuese el primer gobernadorcilio de Vigan, puesto que la institución de (Jo.
tenedorcillos es anterior a ¿ste muchos niios,
como ya hemos visto; y co la suhlcvacion de
Bakarra, uno de los motores fue el pedáneo de
Laoflg.
Los gobernadorcülos se relevaban todos los años
y eran nombrados por los Alcaldes mayores, los
cuales tenían en su poder títulos en blanco, firmados por el Gobernador general, que después
llenaban
En i6p5 murió en Bantay cl que habla sido
párroco de llocos, el ogustiniauo fray Alonso Cortos, dejando inéditos tres tomos de Sermonea ¡notales y otros de Panegíricos en ilocano. Y también
murió en el raiemo pueblo, en diciembre de i6<>8,
el agustino Fr. Guillermo Sebastian, autor del ¿V
CUÍÏO cristiano cnilocano, impreso en I721, y otro
tomo en folio. Había sido ministro de Agoo y
Bantay.
Y con esto termina el siglo XVII, durante el
cual fueron erigidos seis ó siete pueblos; tres veces se envió expedición militar al pals de ¡gorro*
tes sin fruto alguno, habiéndose también intentado unir i llocos con Kagayan por medio de
un camino que cruzase la extensa Igorrotia del
Abra. Se sintieron calamidades públicas en tres ò
más ¿pocas, habiéndose visto castigada la comarca, aunque no muy cruelmente, con hambre, enfermedades epidémicos, langostasy horrorosos tcm*
blorcs que sepultaron montes y rancherías de in-
HISTORIA DE ILOCOS.
'43
fieles. Pero ln invasión zambaleña aunque no
duró más que un aüo, fué la mayor calamidad que
sufrió la comarca en su población, caserío y riquezas.
Los Ministros (Párrocos) Regulares y Seculares cumplieron con sus deberes apostólicos, dotando i los pueblos de buenos tomplos, nlgunos
suntuosos, comprendiendo que el esplendor del
culto atrae creyentes y afirma la fe Y algunos Religiosos intentaron c hicieron algunas conversiones en diversas partes de la Igorrotia. como los
celosos misioneros ilocanos Mena y Arqueros, que
cogieron buenos frutos en su apostolado.
Comparado este siglo entero con los 28 años
anteriores, denota notable atraso, pues que durante 28 años fueron fundados 18 pueblos, y en
un siglo 7 6 6 que es lo más probable.
No se me objete que no era lo mismo fundar
pueblos de ilocanos que pueblos monteses, porque existen varias razones que dirimirían tal objeción, entre otras la de que existían aún muchas
agrupaciones ó barrios ilocanos, que en este siglo no se fundaron en pueblos. Las calamidades públicas que castigaron ú llocos, bien estudiadas,
no pudieron ó no debieron influir mucho en este
atraso. Existían otra:, varias causas, y entre otras
era acaso la desidia ó falta de los encomenderos ó de
autoridades locales que no se ocupasen mis que en
reunir las muchas agrupaciones de ilocanos y rancherías de igorrotes y tinguianes atrayéndoles con
trato patcrnalj ensenándolos conocimientos que vigorizasen su inteligencia y enseñasen su dignidad,
vistiendo á los desnudos, como más tarde intentara el
inteligente cx-Gobcrnador de Abra señor Pcñarrubia, de muy grato memoria, y estimulándoles ú tra-
144
I s. Anm.o nr.
i.os
REYES
bajar y à dcstcrrarou natural desidia, aumentando
indirectamente sus necesidades.
T,os Religiosos hicieron buenos cristianos.
Los buenos Fnçomcndcros les hubieran hecho
además, buenos ciudadanos, ilustrados y conocedores de su dignidad de hombres.
El fracaso de Ja reducción de igorrptcs obedeció à la falta de constancia y à la falsa creencia de
que con las armas se podían amansar aquellos h u raños y desconfiados monteses. Si en vez de aparatosas y costosas espcdjciones militares, hubiera
c l gobierno enviado misioneros, pero exigiendo à
estos el cumplimiento de ciertas condiciones, para
asegurarse contra su falta de celo, csros habrían
hecho avanzar por todas partes la civilización en
tos montes d¿ la Igorrotia y acaso ahora no habría monteses. No debemos "olvidar los frutos del
celo de loa citados misioneros filipinos, especialmente cuando hacen falra frailes q u e vayan à catequizar à los monteses
Vamos à terminar esta centúria presentando cl
estado de llocos por aquel entonces.
Hablando de lo mismo, en lo q u e se refería á
mediados dei siglo XVII en el capitulo XI, tratamos de las producciones, industria y objetos de
comercio de esta provincia. P.ucs bien, aquí repetimos lo que allí queda consignado, es decir,
que no hubo notable adelanto y solo añadiremos
que en este tiempo todavía se sacaba oro en llocos;
pero no llegaba ya a la vigésima parte de la cantidad q u e antiguamente se extraía.
Un patache del Estado hacia dos viajes al año
•\ esta provincia, para surtir de arroz á Minila.
El tributo habíase aumentado, ¡lagindo un matrimonio - pesos y medio, además de la asisten
HISTORIA n* Ti,'or?.
145
cia á los Alcaldes y corte de maderas para las
naos, esto es, el servicio personal.
Según un autor de aquel siglo, Lrioag tenia mucha y muy buena gente, huenos cristianos v pacíficos, (no dice nunca ilustrados)! más de mil tributos y los más debajo de unn campana. Su iglesia y casa parroquial eran de las más hermosas y
suntuosas de estas Islas, y las mejores de llocos.
Baták era un gran pueblo, de muy buena gente,
3paciblc y buenos^ cristianos. Narbakan se hollaba
en análogas condiciones, numerosa y buena población, enfermiza por sus agu:is infecciosas Bnnt¡ty. otro de los mayores pueblos de llocos, escalo de maderas, pero rico en lo dcrmK Tenía
muy buena Iglesia y convento de manipostería ú
proposito para esta provincia expuesta á incendias.
Se veneraba en su templo una imagen de la Virqen de la Caridad, ú quien se atribuyen muchos
milagros, y era, como ahora, obícto de la férvida devoción de los ilocanos. Bakarra, de clima
sano, algo frió; ernn muy buenos cristianos sus
vecinos, pero, dicese, más desdeñosos que los d e más ilocanos, lo cual ntríbuye el citado autor
á influencias de Kagayan, de que participaban,
y cuyos naturales eran más belicosos. Era Kandon pueblo de muy buena gente y laboriosa, especialmente las mujeres que eran hábiles tejedoras; Sinait, pueblo de escasa, pero muy buena
gente; temple seco y alegre: sa tcmp'o se había
quemado varias veces y así no se le pudo conservar con el lujo de los demás. Panta^ Cruz, de
vecinos muy buenos y devotos. Ding'ás. pueblo
antiguo y grande, de gente muy buena y cristiana, hacendosa y servicial muy abundante en
arroz, frutas y algodón. En este pueblo se tejían
• .ÍÓ
ISAlîKU) UK l.«'S KEYr.N
sobrecamas, paños de manos ó toallas y otros cor»
tes para vestidos, que se vendían á buen precio
en ¿añila- Habla tenido al principio muy bueñas iglesia y casa parroquial* pero ce quemaron
Con gran parte del caserío del pueblo, y despuis
se construyeron, otras más modestas. Agoo era
pueblo pequeño, de pocos tributos y poco arroz.
Sus naturales rescataban oro y cera de los monteses y tejían vestidos de algodón. En varias ocasiones se habían quemado pueblo, iglesia y casa
parroquial. Tenían á fines del siglo AVII templo
y convento regulares.
Los demás pueblos se hallaban en parecidas circunstancias
Tal era el estado de la provincia á la entrada
del siglo XVIII, que veremos en los sucesivos
capítulos.
XVII
Siglo X V I I I
Nuevos pueblos.—El
Obispo Gorospe y
sus rozamientos.—Estanco
del vino.—
Reducción de igqrrotes.— Éuevo
Prelado.—Sublevación.—Reducción
de igorrotes.—Preparativos
de
guerra.—Los
Obispos Herrera y Arrechedera.— Visitador de llocos.—Granizo.
Medio siglo abarca este cap'tulo. Sublevaciones,
piraterías, expediciones militares y otros graves
HISTORIA DE ILOCOS
147
acontecimientos, en otros puntos del Archipiélago, hicieron que los días de líocos en esta época
je deslizasen, al parecer, en silencio solo interrumpido con la creación de nuevos pueblos.
Más valdría as*.
En 1700 fue erigido el pueblo de Bañgar.
El Iltmo. y Rmo. Sr. Maestro 1». Fr. Diego
de Gorospe Irata, del Orden de Predicadores, tomó posesión, en la Iglesia de Vigan, de la diócesis dp. Nueva Segovia en í> de febrero de i7o8.
Era natural de la Puebla de los Angeles, Méjico; muy docto y orador afamado.
El Papa Clemente XI habh declarado en un
Breve que à los Obispos d<* Filipinas competió
el derecho de visitar m Ofitio Ofiliandoá los Ministros (párrocos) Regulares, y que podían excomulgailes en caso de resistencia. Sin embargo,
cuando el Obispo Sr. Gorospe intentó cumplimentar ci Breve dementino, se opusieron ios Ministros amenazando con renunciar sus curatos, si
el Prelado se empeñaba.
El Sr. Gorospe insistió en cumplimentar el Breve del Papa y empezó su visita por sus hermanos de hábito en Pangasinan, aver si por esta
consideración obedeciesen y su ejemplo fuese imitado por los Religiosos de las demás provincias;
pero sus mismos hermanos de hábito se resistieron
eficazmente, y el Obispo hubo de declararles excomulgados. Y estos no hicieron caso de estas censuras eclesiásticas, considerándolas nulas La Audiencia despachó Real Provisión, suspendiendo la
ejecución del Breve Pontificio. El Alcalde de Pan-
1^8
TRARRLO DR LOS REYES
gasinan en la notificación de la Real Provision
cometió con el Obispo irreverencias, de que se
quejó el Prelado ante la Audiencia, pero sin otro
resultado qnc la suspensión de lo vìsita diocesana.
También el Sr. Gorospe intentó visitar a loi
ministros Agustinianos de llocos y halló en ellos
¡gual resistencia.
En 17I2 se estancaron el vino, aguardiente v
licores.
En .cuanto il esta renta, se consideró llocos como
Administración de segunda clase después de 1787,
poco mus ò menos.
—En I7i3fuó erigido en pueblo la visita de Santa,
eliminándose del pueblo de Bantay, á que pertenecía; pero esto fue en 1576 según los Mapas de IOJ
Agustinos de 1 S31 y 43, y supongo que lo confunden
con Santa Catalina de Baba el antiguo Tutey.
Esta última fecha es imposible, porque las primeras parroquias servidas por los Agustinos datan de 1081Í.
Es de advertir que Santa se llamaba Santa C\i
talina antes, como ahora, y parecía ser visita dBantay, en i591, según el P. San Agustín.
—Badok fue :rigido en 1714 en-pueblo.
En 2o de mayo de 17i5 falleció en Mañgal
dan, Panga sinnn, el Obispo señor Gorospe y 'co
su muerte solamente cesaron los rozamientos
los disgustos que aquellos le habían causado.
—En 16 de mayo de 17J 6 se expidió una Reí
Cèdula, recomendando la pacificación de los Íg(
rrotes y el descubrimiento de las minas de or
del territorio de llocos.
.
Durante su gobierno, facilito el transito por tu
HISTORIA
DE 1LOC>S
149
fra á K^gayan, el Gobernador general don Fer»
oando Manuel de Buslamantc, cjuc tomó posesión
en 17X7, yt murió asesinado, victima de una vergonzosa conspiración, en 19 de octubre d e 171Í». (1)
Para sustituir al difunto Sr. Gorospe, tomó p o sesión de la Diòcesis de Nueva Segovia, en 11 de
agosto de 17iS, el Obispo don Fr. Pedro de Mejorada. Este señor hibía sido Provincial de los
J?J?. Dominicos y lo era actuaímente cuando los
rozamientos con su hermano de hábito el sefior Gorospe.
—En octubre del mismo nfio 1718 se sublevaron
los de Kagayau, y para apaciguarla, el Gobcrna(i) Este Gobernador penerai, se enageno las vulun*
tailes, porque reptimía con eneróla los abusos; por lo
denàs hasta sus enemigos reconocen en él excelentes cualidades como Gjbírnador. A consecuencia tic haber excomulgado el Arzobispo al Oidor Tor/vdba, Tínico que le
apoyaba, mandó encerrar en la fut m tic Santiago al
Arzobispo, à los Piovincialcs tie las òfdenes Religi.sas,
el Cabildo, un jesuíta y los Oidores de la Au «encía,
•que conspiraban contra él.
lié aquí algunas líneas del Religioso recoleto Concepción, que encontramos en la pa¿. 296, .tomo IX:
"Salen (en 19 de Octubre de 1719) formados, en comunidades, los Religiosos de San Francisco, de Santo
Domingo, de San Agustín, Cabidos, y Descalzos, llevando en l*s manos Crucifixos, clamando, viva la fee,
viva la Iglesia, vìva ttncs/ro Rey D. Felipe i'.n
Sïgufan à cort» distancia los jesuítas, y fueron ^á llamar d los nobles refugiados en San Agustín, y juntos,
airastr.m-ío gente fueron at Palacio del general. La C t i a r '
dia no impidió que los amo'.intdos subieran; y solo el
Go'.«rnador les recibió con «alile ceñido y un fusil er, \a
mano. Habiéndole faltado el fusil, acomete h sus eocm
1$0
ÎDAUELO DE 1.03 REYES
dór de Filipinos envió u llocos ú don Juna Pablo
de Orduñn para reclutar soldados con que reforzar sus filas.
gos saMc en mano y de una cuchillada cayó exánime.
Su hijo, entonces Gobernador de la fuerza, á caballo
se apresuró X ir en auxilio de su padre.
Entró derribando con su espada á cuantos s* pudiesen delante; pero ante tantos enemigos, hubo de caer
cosido à puñalada».
En la pig. 19g aîïadc Concepción: "Hicieron las pasiones, de moM rae iones horribles de desacato en 1\ Persona ycontra la authoridad, y dignidad de aquel Caballero
(ti general moribundo ya) hasta arrastrarle para ponerle
en un calabwo de U Cárzcl de Corte, liorroiosas circunstancias, que más acriminan el homicidio, y al rxetutarlo en una hamaca; un esclavo de D. Viccr.te Lucca,
con el sentimiento de (pic i su amo le hubiere herido,
(¿no le habrán ordenado?), le dio dos puflala.Ins profundas inmediatas al corazen (y por esta acción ganó un
empleo): Depositáronle en un cuarto de la Capilla de la
Cárzel de Corte, y le tendieron en Catre. En el niUmo
Cuarto, depositaion también al lujo, después de arri-,trarlo tiianamente á una caballeriza, sin dar providencia
ni permitir íc curasen."
ídem, p.\g. 301: '•Abominable ciimiralidad, en que infamó tu Imitad, y honor esta noble Ciudad en todos sus
Estados, conspirando todos en un ¡nfatre parricidio.»
Idum, 302: "Cometió muchos excesos aquel tropel confuso, prendió ignominiosann-nic los capitanes en sus propios cuerpos de gurrdia; arrastró las K calis Venderás,
que tanto se respetan por la Majestad; rompió las puertas de las Cirzcles y dio lilwrtad á Kcos, que habla
en ellas de gravUimos delitos."
Este crimen fue condenado en la Coite; pero al fir
resultó impune, y el Arzobispo fué como en castigo, tiasladado á Mechonean.
HISTORIA DE ILOCOS.
151
Orduiïa estuvo en Vigan en cu ni pi ¡miento de
esta disposición, y desde allí dirigió • una epístola
á don Luis Mavtafigaga, jefe de la rebelión, ofreciéndole amnistía en nombre del Rey sí se disolvían y retiraban pacificamente á sus pueblos dejando en libertad i los españoles que tenían presos.
Le demostraba que no había por su parte ninguna probabilidad de victoria y que podia enviar
a Vigan seis personas de su confianza, á ver las
fuerzas con que contaba para lanzarse contra el
en caso de obstinación
Y en do? de enero entró Orduüa en Kagayna
sin hacer daño alguno.
En 172o el agustiniano Fr. Jose Hericc fue á
continuar las faenas apostólicas del celoso misionero ¡locano Fray Benito de Mena Salazar, reduciendo á vida civil a los montañeses que ocupaban las escabrosidades de Adang; y sus hermanoB de hábito Fray Jacinto Rivera, Fray Nicolás Fabro y Frty Manuel Jlandriaga, lograron,
también hacer reducciones en otros bosques de
llocos y Abra.
—Enl721 se esclarecieron los límites de las Doctrinas ò Parroquias de Bdntay y pueblos limítrofes en un convenio celebrado entre el Provincial
de Agustinos autorizado por el Depositario de su
orden, y el Provisor Vicario General en Sede Vacante y trazaron una linea divisoria de la parroquia de Vigan y Bantay, y otra de Vigan y Santa,
quedando todo el territorio
que ocupan Sto. Domingo, S. Vicente, St?1. Catalina y Kaoayanpara el
curato de Vigan. Dicho convenio fue legalizado y
existen dos copias autorizadas en la Secretaría del
Obispado.
152
ISARKLO DE LOS
REVES
—En 172* fueron erigidos en pueblos Kabugao y
—Habiendo muerto el Obispo señorHejorada, le
sustituyo el llttno. Sr. Dr. D. Gerónimo de Herrera
y Lopez y tom^ posesión de la Diócesis de Nuera
Segovia en-16 de agosto de 1723.
—lin 1724 fue fundado el pueblo de Sarrat,
—En el mismo año murió en Santa su Ministro
Fr. Juan Nuñez Cepeda, que había escrito dos
tomos de Sermones morales en ¡locano.
—En 173$ fue fundado Santiago, pero lo dudo,
aunque lo diga el Mapa de 184? por las mism.is
razones que S. Esteban.
—En 1737 fué nombrado el Licenciado don Jose
Ignacio de Arzadum y Rebolledo, teniente de Gobernador general, con amplias facultades para girar la visita á las provincias de lloco-;, Pámpana
y Pangasinan que tas Leyes prescribían, de tres
en tres años para reconocer sus fuerzas, armas,
municiones, pólvora, balas y demás pertrechos de
guerra, su estado y calidad, revistando sus guarnicione?, averiguando la manera c*>mo se les pagaban
sus haberes, las plazas supuestas ae sus dotaciones, formando una lista de los títulos expedidos
por los Alcaldes mayores, y si estos no estuviesen confirmados por la Capitania general, que los
anulara: ptocediendo contra los culpables, admitiendo demandas y querellas, con poderes pira fallar definitivamente en los litigios sobre cantidad
menor de 2o pesos, y para preparar los demás
expedientes hasta elevarlos ú plenario estado._
Arzadum desempeñó con integridad su cometido,
corrigiú abusos, añadió dos reales á caia tributo
entero ò sea el de un matrimonio y tuvo ruido-
HISTORIA HK li.nci»-
153
sos rozamientos con el Juez eclesiástico, Provisor
y Vicario general de llocos, y con otras personas.
En 1742 fue erigido en pueblo independiente
Santo Domingo, sin haber dejado de pertenecer
en !o espiritual a* la Iglesia de Vigan, de que antes era visita. Parece ser que fué una de las visitas que sin ^ nombrarlas, dicen haber fundado
los PP. Franciscanos y que entregaron al Obispo
ú su salida en 1601 y que este encomendó á su
vez á los doctrineros seculares. De otro modo, no
comprendo que este pueblo, enclavado entre los
pertenecientes á los Padres Agustinos, y separado
de Vigan, 110 perteneciese á estos últimos Religiosos.
Sin embargo de esta opinión mia, corno respeto las agenas, voy d citar lo que en carta me
dice el muy ilustrado sacerdote ílocauo don Eustaquio Gallardo, actual cura Párroco de aquel pueblo y que ha ocupado altos puestos en la curia
eclesiástica de llocos, incluso el Rectorado de aquel
Seminario.
tEste pueblo-me dice—ha sido formado por los
naturales de Vigan y por consiguiente su crónica
está enlazada con la de aquel (creo que en este
ponto habla por suposición); V. no ignora que Vigan tiene poco terreno y natural es que hayan
venido aquí ú fin de roturar terrenos de labranza
y hayan ido formando agrupaciones sin dejar de pertenecer a la ju-isdicció.i civil y parroquial de Vigan hasta 174-.*
Disiento de la opinión de mi muy (estimado
compatriota, creyendo yo que los colonos forasteros siguen al pueblo donde se establezcan en cuanto à la jurisdicción, v no el pueblo á aquellos.
aScgun las firmas-continua el P.idrc Gallardo
154
lSAbELO DK IO-.
HKYE-
—de los libros parroquiales y demis documentos
que he visto, administraban ya los clórigos y aún
antes, sin que se encuentren datos de que se puede
deducir que antes estuvo à cargo de Religioso ú
fraile alguno.»
Esto es cierto; pero la falta de documentos no
destruye mi opinión de que fuese fundación de
los PP. Franciscanos, porque casi todos los paneles que se referían à IÚ91 se perdieron. También
pudo ser visita fundada por los primeros Doctrineros seculares de llocos.
En ï742 murió en Batá'i el celoso apòstol de
los adanes y apayaos, Fr. Jose Hcricc, que había
sido Ministro de llocos y dejó seis tomos de sermones en ilocano.
—Por Real Cédula de 23 de julio de I744 se dispuso dar escolta de soldados á los misionero?.
En 17-15 fué nombrado Obispo de Nueva Segovia D. Fr. Juan de Arrcchcdcra, para relevar al
difunto señor Herrera Lopez. El 1?. Arrcchedera
había sido comisario de la inquisición en estas
Islas y en su tiempo (17i3) se publicaron por última vez (después de haberse omitido esta ceremonia 49 años desde el 1\ Patcrnina) los edictos
del Santo Tribunal y se hizo la «grave ^tremenda
—como escribe el P. Concepción—función de leer
la carta de anatema contra los contumaces en
declarar los que soben han incurrido en la> herejías y pecados cometidos y contenidos en los
Edictos, cuyo tenor y ceremonias que son larcas,
horrorizan y espantan > y sin embargo, poco caso nacían en aquellos tiempos de las censuras cele-
HlSTnfcíA
DE I LO CTS
155
liásticas ¿juzgar por los escarniólos cuando los obispos Guerrero, Pardo, Gorospc y otros.
El P. Arrcchcdcra era uno de los más ilustraJos Religiosos de su tiempo y faltando Gobernador general y Arzobispo en A.añila, fue llamado
à ocupar interinamente el Gobierno de Filipinas,
que desempeñó _ con tan singular acierto desde
setiembre del mísmo año ijfco, que cuando llegó
el Arzobispo de Stanila permitió este que siguiese
encargado del Gobierno. superior de este Archipiélago.
Con fecha 23 de ju'io 1744 despachó el Rey su
nombramiento de Obispo y había ya prestado el
juramento acostumbrado, cuando por fallecimiento
del Gobernador genera', don Gaspar de !a Torre,
fué llamado á regir los destinos de Filipinas.
Para hacer sus veces, había nombrado al doctor
don Miguel Josef Cortes de Arredondo y Oriosolo,
provisor y Vicario general, Gobernador Eclesiástico de Nueva Segovia, que después fué nombrado
Cara párroco de Vigan en ti de marzo de iiÍ4i>:
y después eligió Gobernador Eclesiástico de aquella diíccsis al doctor don Gervasio Perez de
Aguilar.
En 3o de Setiembre del mismo año 17-15 hubo gran alarma en Hocos. Fue el caso que frente
á aquellas costas pasaron dos grandes navios, uno
mediano y una balandra. Al romperei nombre,
disparó un cañonazo la escuadra y ac temía que
desembarcasen; pero ií la noche siguiente zarparon de aquellas costas con rumbo al Sur. Kl Alcalde de llocos dio aviso al Gobierno superior.
1$6
ISAÜELO DE LOS R E Y E S
En 24 de diciembre del mismo ano, murió en
Bantay cl agostiniano Fr. Jacinto Rivera que había sido celoso misionero de tinguinnes, y ministro, de varios pueblos de llocos Escribió en
castellano La Vería de lìantay (se refiere á la"
Virgen Patrona de este pueblo) y la Invención
ilei Crucifijo del pueblo de Sinait; y en ¡locano,
la Cuaresma Reformada dos tomos en folio, Las
verdades cristianas, un tomo en folio, y las
Indulgencias de ia Correa, impreso en I719.
— En Abril de 1746 el tan esperado patache Santo
Domingo dio fondo en llocos, procedente de Méjico con ci situado; pero pronto se hizo à la vela
con rumbo ú Manila, porque se divisaron dos grandes velas en la mar y se creían piratas ingleses.
—Ei I747 fué erigido en pueblo el de Cava que
entonces pertenecía" a llocos.
— En Mayo de 1749 cayó granizo en llocos, desde
Baügi hasta Saa Nicolás, por espacio de ocho minutos.
XVIII
Estado de la provincia á mediados del
siglo XVIII.
Siguiendo ci mètodo adoptado, hablaremos del
estado d mediados del XVIII.
Fr. Casimiro Diaz, describiendo la provincia en
este tiempo, en la introducción de su CóJice, dice
que llocos se extendía desde Agóo hasta Baügi como
antes; pero hablando de la invasión zambalcna en
HISTORIA DE ÏI.OCOS
157
166I se contradice, aseverando que esta provincia
empezaba por el Sur desde Namakpnkan.
No he registrado decreto alguno en que se dispusiese ia segregación de llocos de los pueblos
de Agóo y otro*; y solo c¡,to lo dispuso el general Basco en I778.
El entonces Gobernador general de Filipinas don
Fernando Valdès Tamún, hablando del estado de
llocos, en 173g, escribía en una Relación oficial:
«Aunque se juzga ser propios de esta ración los
pueblos desde Agóo hasta litìgi, para ci buon
gobierno se extiende la de Paneasinan y incluyen
en su jurisdicción los pueblos desde el de Agóo
hasta Dolondan (r). Y desde, aquí hasta Bafigi
es lo que comprehends llocos, con 5o ó fío leguas de largo de Sur á Norte, y con el corto
fondo de 6 á 7 leguas de Oeste ¿ Leste, siendo
lo más interior de la tierra de fragosidad, y montes que tiene por confines poblados de varias castas de infieles: y por la parte del mar playas muy
bravas, y más'en tiempos de vendábales aunque
se hallan buenos puertos en esta costa. Y como
en medio de la referida Longitud está el pueblo
de Vigan, su cabecera, junto ii un rio de este
nombre (hoy se llama Abra), y no distante la
villa Fe mandi na, fundada por Guido de Labczaris, en obsequio de don Fernando, hijo del señor FcÜpc II >
Como se ve, el autor dà 11 entender que eran
diferentes Vigan y la Villa, lo cual no parece ser
cierto. Muchos autores los confunden como si fucsin un mismo pueblo.
Como antes seguía la provincia abundando en
arroz, frutos, carnes y algodón, y se tejían man-
158
ISAKKLO DE LOv RfcYES
tas dobles y^ tcrlingas muy finas de mucha eslima y duración.
También seguía abundando en oro asi de los
lavaderos de los rios como de lo que se rescataba de los igorrotes. El capitan Lucas de Navarretc, siendo alcalde mayor de llocos, explotó
con su dinero las minas de oro de csia provincia.
Deipucs se embarcó con todo su tesoro en un
champan de un chino ahijado suyo, á quien había dispensado muchos favores Y ú pocas leguas,
el ahijado traidor asesinó ¡t Navarre te y d sus criados, y se hizo á la vela con toda h tripulación,
también china, con rumbo a su pais, donde fueron después hallados, estando seguros de que allí
no les buscarían. Es de advertir que casi todas
las embarcaciones de cabotaje eran de armadores
y tripulantes chinos, y clianse muchos ahijados,
uc guardaron con sus protectores la minora conucta que el citado chino.
En cuanto à las cualidades de los iloennos, el
citado Valdés Tamón y- el V. Diaz {que por lo
visto tomó de cl aus noticias en este punto), estío conformes en que los ilocanos son perezosos
en su provincia natal por la riqueza de esta y
trabajadores tuera de olla. Esto es inexacto, porque los ilocanos emigran á otras provincias
por fa'ta de terreno en su pueblo, y este afán de
«•migración es elocuente expresión de su laboriosidad. Y el decir que son perezosos en su provincia y laboriosos fuera de clin, carece de fundamento, puesto que las circunstancias tópicas ó
climatológicas son ideáticas en una y otras provincias de Filipinas Id á llocos, contemplad como
trabajan los ilocanos en sus campos bujo un sol
que abrasa y comparadlos con los dem s labra-
S
HISTORIA
DE ILOCOS.
'59
dores y entonces os acabareis de daros la razín
del por qué han logrado establecerse en colonias
en Kagayan, Pangasinan, Abra, Nueva Écija, Zúmbales y alguna otra provincia: y del por que los
más ilustrados autores reconocen en el ílocano
laboriosidad singular y del por que fueron preferidos por el Gobierno para poblar á Paracua,
siendo de advertir que la Compañía Tabacalera,
en la que no se puede menos d e reconocer buen criterio en estas cosas, llevó à Isabela muchas familias ilocanas à costa de mucho dinero y otros
sacrificios.
Pero si aseguro que el ilocauo es laborioso,
no quiero decir que los demás filipinos sean tan
perezosos como se les pinta. Comparadles con ánimo
sereno é imparcial, con los obreros y colonos d e
otros paises; tened en cuenta este clima intertropical
que enerva las fuerzas y reconoceréis quo al filipino
en general solo le falta instrucción. Enseñadle su
dignidad ò sus derechos y obligaciones de persona
digna, enseñadle á vivir decorosamente: esto es,
á procurarse con el sudor de su frente una vida
que no sea conjunto de miserias; q u è odie á estas, procurando desterrarlas de su casa; q u e tenga vivienda limpia con mueblaje decente; que,
se vista como hombre culto, pues ahora esta a
medio vestir, aumentad sus necesidades, pero solo
con el justo fin de engrandecerle y no de resolver
problemas de Presupuesto á costa del pobre, porque
de este último modo, en vez de dignificarle, le haréis más rastrero y amigo de las miserias, más
indiferente y fatalista.
Ilustrad, ilustrad, ilustrad al filipino: decidle
p. ej.:
—Un h o m b r e culto ó digno debe vivir procu-
I60
ISABELO DE LOS
RKYK<
rando alejar de su casa la miseria: y tú, indio,
or ahora no puedes porque te falta dinero. Traaja, pues: explota la tierra, no con esos instrumentos primitivos, sino coa estos quete doy, estos se
manejan asi; ¿vcslo, ves sus ventajas?
Es probable que. os conteste:
—Señor, esas miserias de mi casa no me espnntan ni avergüenzan, porque he nacido con ellas,
créeme, estoy acaso nms feliz que tii.
Ksta contestación del indio-es difícil do resolver
à su satisfacción; è inqwible desvanecer esta co»,
vícciún suya, á no ser que antes le ilustremos:
que le hagamos conocer la dianidad de una persona: que no solo él está obligado á adecentar
su casa sino también su pueblo. Luz, pues, mucha luz al ignorante indio.
Solo instrucción le falta.
El snbio antropológica austriaco Hcrr Blumcntritt me escribe lo siguiente:
«De loo europeos, Q5 creen pertenecer á una
raza privilegiada naturafmentc por Dios poseyendo
mayor inteligencia que ia de otras razas. Pero
gracias 6 Dios, la Antropología, la Etnología hanprobado que todos los hombres tienen una misma inteligencia y que las diferencias que hay, solo obedecen à emanaciones de temperamento ó ü influjos
del clima (influjo natural) o del Gobierno (influjo
histórico); mis las condiciones naturales son las
mismas. Asi vemos que la ciencia es en todas las
naciones la misma, porque solo es acto de la_ inteligencia, mientras la poesía demuestra particularidades nacionales, porque es acto del temperamento. Con el progreso de las ciencias va disminuyéndose el número de los pobrecitos que aun
sueñan en pertenecer por la bondad de Dios ('¡qué
HISTORIA DE ILOCOS
idi
hlasfemial) á uni raza superior. La. maravillosa
rapidez cou que se desarrolla el comercio del
mundo cambia pronto Ian preocupaciones nacionales, y no creo ser muy optimista, si digo "que
en el siglo XX parecería increíble á nuestros descendientes que en pleno XIX se haya profesado la
opinión de que Dios dotó á una sola raza de inteligencia bastante.>
El ¡locano es, como dice el citado ex-Gobernador
ValdcsTamún, «de naturaleza robusta, dócil y hàbil.»
En 1735 contaba la provincia 48 ílóo "habitantes entre naturales y mestizos de chino y lo o-ll
tributos enteros, lo cual suponía la existencia
de 20.082 personas en estado de tributar.
En I73H también se contaron io oli tributos
enteros de a dos personas capaces de padrón: los
P1G3 eran de cuenta de S. M.: los frètì, de las
encomiendas de particulares: y ' los ¡io, mestizos
que no cntrahan en el ramo de las Boletas (1),
¡egun el P. San Antonio.
(i) El gobierno dejaba la parle libre de las raos de
Acapulco i algunos vecinos privilegiados, repartiendo
por lotes de un número determinado según la capacidad Je ellas, todo cuanto se podía cargar que iba exento
de flete. Este privilegio se llamaba boUla^ y gozaban
de él el cuetpo consu'ar, los Regidores perpetuos,
los militares, los canónigos, las viudas de ciertas
clases y la Sociedad Econòmica que abrumaba al gobierno
con reclamaciones íobre indemnización de boletas perdidas 6 no usadas. Las boletas se vendían muy caras por
los que, gozando de ellas, no las ufaban, pues para
conseguirlas se necesitaba reunir además la calillad de
vocal del Consulado, lo que representaba años de reíidencu en el paíf, 8000 pesos de caudal piopio y otros
requisitos más.
1Ú2
ISABELO DE LOS
RKYES
Supuesto que se habían segregado^ de llocos
los pueblos que estín al Sur de Namakpakan,
aquella provincia contaba con 21 pueblos cu 17;i!i,
y tenían 8865 1x2 tributos enteros de la Hacienda pública.
Estos equivalían á pfs. lìì.2i>8, 4 tomines (rea^
les?) y 348 fanegas, 27 gantas y media de arroz
cada año, pues como queda dicho, se oblipaba á
los ilocanos á pagar en arroz ó tejidos parte de
su tributo, tasándose en dos reales, cuarenta v
cinco cantas; dos reales, una pieza de mantas sencillas de 12 varas: y cuatro reales, una manta
doble de 12 varas.
Los ilocanos preferían prgar todo el tributo en
dinero; pero esto no era permitido.
Los gastos y cargas de la provincia eran: pesos fuertes 3oo, sueldo del alcalde m?yor: el trcí
ior ciento asignado por derechos de cohranz;:
a adquisición de 5 fanegas de arroz, 4 mantaí
dobles, 4 sencillas, 25 quintales de algodón, parí
provisión de los Ren'es almacenes: los gastosde conducción de tributo en especie : avíos de las embarcaciones que lo trasportaban ú Manila y lo;
extipendios de los PP. Ministros de estos pueblo?
Total de gastos pfs OJUS y 4 tominca. Y comps
rada la suma de gastos con la de ingresos, arro
jaba anualmente un saldò de pfs. 4000 ;- favo
de los fondos groe rales.
Según la estadística mandada formar por Arar,
dia. gobernador general en I77/), el Estado pe
cibia anualmente en llocos pf?. 30.746, 4 tomi
nes y lo granos (ren'es y cuarto?.)
En cuanto al Obispado dt llocos ò de Nuc
va Segovia, tenía en 1742-aegun Rodriguez d>
f
HISTORIA DE ILOCOS
163
Bcrdozido—dos capellanes de coro, á quienes se
les libraba 2oo pesos para su manutención anualmente, ú loo pesos cadauno y gozaba de limosna.
'232 pesos y 4 tomines, que se libraban en seis
quintales de cera, cíen gantas de aceite de coco
y cuatro arrobas de vino de Castilla, como estaba dispuesto por Real Cèdula de 21 de febrero
de 1675.
Había en llocos 19 ministros (Párrocos) Agustinos Calzados, y dos doctrineros y un P. Sacristan seculares, siendo los pueblos de Vígan, Banged y algun otro, beneficios de los clérigos.
Kn I7B7 había en provincias muchos españoles
desnrtores ò perseguidos por otros delitos, los cuales eran una calamidad para el país.
xix
Necrología de Arreckedera.— Ycpes.—
Gremio de
mestizos.—Misiones.—Sede
episcopal Vigan,
ciudad.—Malos.—Expedición á igorrotes.—Escritor en ilocano.
— E l Obispo Usiariz.
En i2 de noviembre de 1761 murió el obispo
•le Nueva Segovia; señor Arrcchedcra, que habia
servido interinamente el Gobierno Superior de
Filipinas hasta julio de 1750.
Este Prelado era natural de la ciudad de Leon
de Caracas (Venezuela), Mio del Marqués del Valle: pasó a la provincia del Smo. Rosario (orden de dominicos) en 1713: doctor en la Univcr-
1Ù4
ÌSAMÌLO
DE
LOS
KEYES
sidad de Méjico, maestro de su orden; provincial
d e la mUma, Regente de estudios, tres veces Rector Cancelario de la Univeraidad de Sto. Tomás
contaha más de 3o años de residencia en cl palsera de una comprensión exquisita, espíritu grande'
libre y conciliador.
'
El seSnr Arrcchcdera envió comisarios suyos
á las provincias, y después de haber desempeñado
con swgu'ar acierto tan alto cargo, entrò a gobernar la Diócesis de Nueva Segovia. No fué consagrado Obispo, porque no había rcciUido aún
Jas Bulas del Papa, q u e se retardaron ca recibir,
acaso porque vivía aun, si bien gravemente enfermo el propuesto en primer lug-ir; pero en aquellos tiempos los Prelados electos por el Rey entraban ya, solo por este título, á ejercer sus funciones como Gobernadores Eclesiásticos, aunque
faltasen aun las Bulas del Papn.
P o r R. Cédula de i7 julio de I754 se concedió permiso para comerciar á los Alcaldes mayores, derogando las leyes 26 titulo G.o y 54. titulo 16 Ub. 2.0- y la 5.a t'tulo 2, imponicndolts
pfs. 125 al año como multa por esta contravención permitida, lo cual ya era un gran absurdo.
P o r esta facultad, los Alcaldes mayores comet U n grandes abusos; monopolizaban el comercio,
pues eran temibles rivales; abandonaban el gobierno
Gonfiandolo al escribano que abusaba también á su
gusto; tos gobernadorcillos, los Párrocos y los cabezas de Barangay servían para colocar su dinero
en prestamos escandalosamente usura-ios.
Antes de irse à su destino sacaban 8 ó 10.000
pesos de las Obras Pías al tanto por ciento y
ïcnlan adrmás vjuc pagar cierta cantidad à los que
HISTORIA DE I LOCOS.
165
hacían.fianza por ellos, al Gobierno por el Real
Haber, y á las Obras Pías que le habían prestado
dinero.
Con todas estas cargas, los alcaldes se dedicaban al comercio, pues el lucro era seguro v
y pingue. En seis años que duraba su g o b i c r u )
ie hacían de un capital. Ponían sus tiendas: d:iban á préstamo su mercancía, con intereses :e
entiende: y eran los únicos acreedores que n< dian cobrar á sus deudores por razones fáciles
de comprender. Los demás comerciantes no podían prestar tiiulít, porque si luego en caso d e
insolvencia acudían en queja al Alcaide mayor,
éste no les hacía caso para desanimarles en e l
•CfíOcit».
En cambio cobraban poco sueldo: en llocos 3oo
pesos al 31Ì0
Envanecido el moro B i n t i h n con sus triunfos
alcanzados sobre expediciones militares lanzadas
contra el, envió cu ( 7^4 contra las islas Visayas y la J e Luzon numerosas escuadrillas para
piratear en sus co tas. Esta invasión fué acoto la
más numerosa que hasta entonces castigara á los
filipinos En todas las costas pululaban' karakoas
(embarcaciones) m o r a s .
Es m u y probable que algunas llegasen á las
costas ilocams: aunque pocas, por estar lejos llocos.
Por esto, aunque causasen algun dníio, 110 sería
tin considerable como los que se lamentaron en
otros puntos v de aquí que la Historia no los
mencione; pero se halla consignado en ella que
una gran escuadra «le mindangos y jolo.inos recorrió ins costas de ¿lámbales y á poco caían en sua
manos los pueblos de Masintok y Santa C r u z , de
ï66
IsMîELO DU Lr>S RfcYtS
•aquello provincia, que no dista ya mucho de llocos.
El Alcalde mayor de t a m b a l e s lo aviso al Go"bienio Superior y éste previno ú los de llocos y
demás provincias del Norte estuviesen alerta.
En el miimo afiOj el entonces Gobernador ge*
neral de Filipinas impuso gabela sobre los frutos traídos de provincias, para atender à los muchos gastos que ocasionaba la guerra continua coa
los moros y otros Pero fue desaprobada en la
Corte por los esfuerzos de los f'P Dominico»,
•i\ quienes no quizo eximirles de este impuesto.
hn 28 de julio 1735 entrò á sustituir al señor
Arrcchedcra, en la diócesis de Nueva Segovia, ci
Obispo doctor don Juan de la Fuente Ycpes
A consecuencia de la multitud de mestizos de
•sangley en Vigan, este pueblo se dividiu cu 175*ï
en dos gremios: de Naturales y de Mestizos.
Por Real cèdula de iti de mayo del mismo
aüo, se destinaron dos misioneros p-»ra los montes de llocos, con pis. 100 y cien cavanes de arroz
con ciscara, (de 4g g-intas caia cavan) al año.
Seles señilalia seis escollits con peso y un cavan de gasto mensual cada una, siendo el cavan
de 24 garitas solamente.
Me parece que el Gobierno acertó más esta ve¿
q u e cuanJo envió costosas expedicionjs militarci.
-Kl igorrote—según he podido observar, cuando estuve entre ellos en Abra—no «c le puede reducir con Ins armas. Estas le horrorizan tanto que
desconfía mucho aun de los cuadrilleros indígenas
•que entran uniformados en sus rancherías, y procuran huir ó se acercan por puro miedo; pero
HivroKiA i)K iLocüb.
167
li sumisión basada en el miedo, claro está que
desap-trcce cuando se quitan los motivos por que
aos respetan.
Y se ha visto ya que^ no se pueden sostener por
varias razones, las económicas sobre todo, fuerza*
armadas en aquellos bosques.
Para reducir á la vida catta al igorrote, es preciso inspirarle entera confian/,), demostrarle desinterès, carácter muy benèvolo, espíritu conciliador,
mucha actividad y conocimiento de su carácter.
De lo contrario, se escapa al bosque, é id á buscar sus huellas en balde.
Los misioneros que co-iodan el carácter de lo»
igorrotcs, los de dulce carácter y celosos como los
PP. Lago, llena, Arqueroi, Pareja PoUnco y otros
cosieron muchos frutos en sus ficnis apostólicas.
Y ya que faltan Religiosos, ¿qorquè no se ensaya
enviar misioneros indígenas asoldanJo'cs con ^00
pesos al año y prometiéndoles !a parroquia que
logren formar; pero en la ¡n'eltgencia do relevarles al año, st no din pruebas evidentes y frutos
positivos de su actividad? El misionero indígena
tiene la ventaja de que no le daña mucho el clima
y la de que comee el paño, por lo mismo que es
de su arca, Recuérdense los ejemplos de los PP. Arqueros, Meni, Dimanlig y otros.
En Filipinas desde un principio, cristiano p.isa
por stnómino de civilizado, y á la verdad se observa que los civilizados de hoy empezaroi por
bautizarse: pero conveniái advertir a los misioneros indígenas que su misión no se reduce à
catequizar, sino además á civilizar á los pobres
monteses en todo.
Como hemos visto, desde <•! tiempo del Obispo
idS
IáABKLO DK LUS
KKYE.
Soria, muchos Piolados de Nueva Segovia, sí bien
se les señalaba como residencia tija Lal-lok, pueblo de Kaçayan, preferían quedarse en Vigan.
Y en i7?8, á instancias del Obispo doctor Ycr
pes, fué definitivamente trasladada la seje episcopal à Vigan.
Por Rial Cédula 7 de setiembre del mismo año
se concedi-) á Vigan «1 ' titulo de Chillad por
aquel motivo, y parece que debió llamarse de Valladolid, en vez de Fenxandina como se le domina hoy, según I iaz \rmas. (i)
El Obispo P. Ycp-.s no disfrutó de estas corcesiones, pues halli muerto ya.
Por estar vacantes las diójesis de Nueva Segovia y Munila, el Gobierno eclesiástico de las mismas correspondió al Obispo de Nueva Càceres
y por aquel titulo, visitó á Hocos cu 175S el
ïlmo. Sr. D. Fr Manuel Mato?.
Y estando en Sai to Domingo en 16. de septiembre, dispuso la sígiegiUió.i interina de este pueblo en lo eclesiàstic», de la pairoquia de Vigan.
Al año siguiente, el Obispo Matos escribí") una
memoria referente á su visita diocesana, que se
conserva cu Viga».
Kl Gobernador general de Filipinas, Arandia.
ordenó en 1758 ut Alcalde mayor de Pangasinan.
don Mimici Area de Urrutia, reuniese gente de
aquella provincia y de llocos pura castigar ¿los
igorrotcs que ocup.iban los bosques y montes
desde Santo Tomài hasta Galopen, y desde Asiíígau
(i)
Mi-uioi fas ¡tiiti'ri. at y esta (hf ¡--a.', Manila, 1850.
HISTORIA DK ILOCOS.
169
hasta San Fabian, parque solían infestar con sus
correrías los pueblos de llocos y Fan^asman,
Otro objeto, el principal de la expedición, era
hacerles pagar tributo, obligarles d formar pueblos y vivir socialmente.
El Alcalde reunió en junta ú los gobernadorcilios y curas párrocos y se resolvió emprender In
marcha de enero a mayo del año siguiente, que
era la època propicia, y entre otros preparativos
se dispuso que las once rancherías de montescn
de Pangasinan, que habíibim ci ¡locano, penetrasen en los montes vecinos acometiendo en combinación con el grueso de los expedicionarios y
que st no lo hiciesen, serán hostilizados como
enemigos. El párroco "de Agóo, Fr. Francisco Javier de Córdoba, trasmitió la orden à Lakaaden,
jefe de la ranchería de Butiagan, y este contestó
estar dispuesto á la obediencia y ú formar un
pueblo con las rancherías vecinas, y presentó 77
tributantes que con los no comprendidos por su
poca edad, sumaban 33o almas
El grueso de las fuerzas expedicionarias consistía en i2 españoles, 1939 indígenas y i5 mestizos y t> pedreros y Jamacas.
En *2¿ de febrero de 1739 emprendieron la marcha desde Sin Fabian (Pangannan) en dirección
à los llanos de la Laguna de Benguet, donde se
reunirían con la column» que al mismo tiempo
piírtió de Aguo, Baoang y Baknotan: pero por un
obstáculo insuperable tuvieron que dirigirse ú Sobosob ií donde llegaron ¿qaeÜa misma tarde. Al
dia siguiente incendiaron la ranchería de Balangabang y sus sembrados: fué cogido Ampugucy.
que había cometido muchas fechoría* en ?an Jacinto. Al dia siguiente redujeron A pavesas el cas«.
:¡o y sembrados de la ranchería de Sokiao.
17°
ISABELO DE LOS
RKYES
Las tres compañías qae, según hemos dicho, salieron de Agóo, Bauang y Baknotan turnaban 25o
hombres; llegaron á la ran;herh de Apatot, derrotaron al principio o Guilit. iefe de Tonglo,
ranchería grande de gente arrojada; pero después
de hechas las paces v en camino ya los expedicionarios con dirección ii Ariíi^ay, fueron súbitamente acometidos y derrotados con muchas pérdidas por Guilit y> tuvieron que fortificarse
en Guinotboñgan sitiados por el enemigo
Sabido esto por el Alcalde de Pang^sman, fué
í socorrerles; pero los ¡gorrotes huyeron cuando
supieron que iba contra ellos con numerosos soldados. La columna de Baknotan mató á 7 igorrotcs; pero no pudo avanzar por estar ocupados
los pasos más dificultosos.
Reunidas ya todas las fuerzas expedicionarias,
sumaron iîî65 entre iloca-ios y pangasinanes, y
el ii de marzo emprendieron de nuevo la marcha, para castigar á los de Tonglo y demis rancherías que les habían ayudad') Pasan lo por las
rancherías de Bonoy, Kaoeng Luat y Ï? lonay, llegaron el 15 de los mismos á Lumtanp, después
de haber quemado cásenos y sembrados.
. El 16, dicesc que se trabó sèria batalla con los
ígorrotes, que esta vez pelearon como valientes.
Después de cinco horas de reñida luchi, con más
de 200 bajas, cedieron los monteses el campo.
Pero llama vivamente mi atención el que no hayamos tenido más que un herido, levemente, en
Ja cabeza. Los expedición irios reiujeron á cenizas los caseríos, sembrados y anímales de Lumlang v Boa. Esta ranchería teníi un templo.
El 18 Heg-iron á Tonglo y hallaron abandonada
dicha ranchería. Esta y las de Ampusa, Tanobon,
HISTORIA DE JLOCO*
171
Ambalctc y otras, que sumaban 35, fueron incendiadas. Después..., jcomosiemprcl fin resultado alguno.
En el mismo año murió en Laoag, el escrito^ en ilocano Fr. iTanucì Garri2, cx-ministro de
varios pueblos de llocos. Habh traducido al ilocano las siguientes obras: Pasión de N. S. .Jesucristo, en verso (ya en 1621 escríhió el P. Mvjía
otra Pasión ' en ilocann): Método de confesar para
los rústico*; Explicación de los JSrangelios; Gritos
de las almas dtl Purgatorio; y Ejercicios de ¡San
Ignacio.
En 15 de julio de 1761 tomó posesión de la
diócesis de Nueva Segovia, el íítnio Sr. don Fray
Bernardino de Ustariz.
Era nntuntlde Arandigo, arzobispado de Zaragoza:
profesó en el Instituto dominicano de Cahttayml.
Habla sido cura párroco de Abukay fBataan) y
de Binondo, Superior del Convento dominicano
de Cavité, Presidente del Colegio de Lctran, dos
veces Provincial, y Kector de la Universidad de
Santo Tomás.
XX
Silang.
Declarada la guerra entre Esrana y la Gran
Bretaña, una escuadra inglesa llego à la bahl;i de
ManiU en Septiembre de i7ó2, pidienio la rendición de todo este A-chipiclago; y como los españoles desechasen tan humilUiite pretensión, el general británico Draper desembarcó su numeroso
HISTORIA DE ILOCOS
I7J
Pero repito: no aparece claro que ese fuera su
verdadero intento: lo que es indudable, i a que
hasta los mismos españoles confiesan, y lo que
evidencian sus hechos, fué que Siíang era muy inteligente, instruido, valiente. Ladino y travieso, le
llama con desden el P. Zúñiga, á quien consideramos parcial «& este asunto^ pero los imparcìales interpretamos esos adjetivos por sagas, prudente, de mucha imaginación, arrojado ;Quc cuali.
dades tan contradictorias entre si: pero precisamente son las que se requieren y se reúnen en
los grandes extrategicos, según el célebre general
inglés Wolseley. Se habla criado en JíaniT', hablaba co receta rúente en castellano y sus hazañas
Earccen citar inspiradas en Us teorías de Voltaire,
ousacau, Diderot y otros filósofos que más tarde
produjeran los sucesos de la Comunnt de Paris.
Nome extraña que su verdadero ideal fuese la independencia de llocos, HbertanJo al mismo tiempo
à la plebe de la odiosa tiranía de los babaknáng
(principales indígenas); pero aparentando otra cosa
según las circunstancias, para asegurar la consccusión del ideal, que acariciara. Para mi, estocra
lo mas probable y lo. que según mi humilde criterio, parecen demostrar., los hechos y nuestras
tradiciones orales.
Llamo la atención de los aficionados á la Historia de Filipinas hacíalos ignorados detalles que
•ncontrarán en este capitulo invitándoles á enmendar los errores en que yo incurra. Como verán, Silang es una de las más imp-irtantes figuras
que destacan en los anales filipinos en general.
El conocía que la Heligiún Citòíica y la Soberanía de España estaban muy arraigadas, en
las corazones de llocos, porlo cual se hngio pn-
\7¿
ISABELO DE LOS REYES
meramente como verdadero defensor de la causa
española. Decía á los ¡lóennos que los ingleses eran herejes y maIo>; y para conservar l i
santa lUügion que les legaran sus pudres, y la
sobcram* española, que era más benigna q u e In
de los ingleses, era preciso se uniesen y armasen
para deponer V prender al Alcalde m-iyor y los
españoles que lo siguiesen, los cuales, decía, estaban dispuestos u entregar la provincia i los ingleses por no poder resistirles; y que obligasen
al primero i entregar el bastón de mando al
Provisor de la diócesis. (1)
Algunos principales, incluso el clero ú al menos
el Provisor, y muchos de la clase baja, especialmente los de Viga a, so dejaron alucinar con sus
ingeniosas predicaciones, acaso patrocinadas secretamente por el I'rovisor, y en r i d e diciembre
del mismo año 1752, SHang, ú la cabeza de sus
numerosos parciales exigió con las armas al Alcalde mayor entregase el bastón al Provisor. Muchos tenían 11 Silaog por un hombre bueno y creyente muy fervoroso: alardeaba de sus ideas religiosas y rezaba continuamente cl kosario; y casi
todos crcin i q u e tomaba, aquella medida tan solo
para salvar la Fe y - á l q s indios-de la cruel y tirana dominación inglesa que les amenazaba.
Sin embargo, algunos españoles aconsejaron al
Alcalde mayor que desplegase energía y valor, probando luchar con los sublevados; pero ya por
consejo de otros amigos suyos, probablemente
aquellos á quienes tendía il favorecer Si'ang, accedió á la intimnción del revoltoso, entregando el
[tj Si fuese .inolile de I"* i».;!£.-<;..•> ¿porqut: c-npC7.ó
d'iSacreiUvuiHulc-1'
•HISTORIA DE ILOCOS
175
mamlo al Piovisor y según cl P. Startinez Zúiíiga
huyó de la provincia no sin h>ber peligrado su
vi Ja; y al decir de Fonseca y Ferrando fue encerrado
con otros españoles en la Casa Real.
Ya Silang dio con esto una prueba de que los
pocos españoles no podían, nada contra los indios
reunidos Necesitaba dar otra prueba y buscar un
medio que le sirviera para ganarse las simpatías
del pueblo, y al mismo tiempo, para indisponer
con el pueblo ala Autoridad eclesiástica à quien
entrega el gobierno civil de la provincia, para
después asumírselo.
Y su gran ingenio encontró cuanto deseaba: Silang empezó por çedir al Obispo de Nueva Segovia, stfior Ustanz, diese un testimonio m que
declarase, seguí su conciencia, que habían obrado
bien los revoltosos tn deponer al Alcalde mavor y que les concediera la ventaja con que les
brindaban los ingleses, tal era la de cximulcs de
pjigar tributo
Gomo se vé, el ingenioso Silang ponía con
estas pretensiones en un apuro al Prelado. Este
carecía de facultad para dispensai les de pngar
tributo, y sobretodo, temía dar el testimonio que
pediar, porque el Gobierno Superior espafiol podría concebir contra él sospechas de complicidad,
cspecia'mcnte:habiendo Silang entregado cimando
al Provisor.
Así se lo dijo el Prelado ú Silang; pero asegurando favorecer sus pretensiones ante el Gobernador Superior provisional de Filipinas, don Simon de Anda.
Estas declaraciones dieron motivo á Silang para
decir à sus parciales que sus vidas pe'igraban mucho, porque no queriendo el Obispo darles el
17^
ISAUELO DE LOS REYES
testimonio solicitado, era muy probable que cl
Gobierno Superior español más tarde les castigarla duramente por la deposición d d Alcalde exigid a t con làs armas; y que por consiguiente, era
preciso y urgente complicar al clero entre los
españoles traidores ¿ la misma causa esp&ñola,
prendiendo a todos los Sacerdotes, que eran ya
los únicos españoles q u e estaban en Vigan. Persuadiendo secretamente todo esto, iba reuniendo gente pora dar un golpe de mano.
L o supo el Provisor, entonces Alcalde interino,
y forñficó bien su casa y dispuso que todos los
pueblos enviasen gente armada á Vigan. Los del
Norte acudieron al llamamiento, al tiempo en que
Silang, desplegando la bandera de la rebelión, se
presentó con sus pelotones armados en las colinas
(1) del Sur de Vigan, donde tentó sus reales.
Los leales atacaron ú los sublevados. Muchos
de estos, como era la primera vez que hacían frente
¿ los Sacerdotes, perdieron el ánimo tan pronto
vieron que los españoles estaban dispuestos á reprimir la sublevación y que los ¡lócanos del Norte les ayudaban; y echaron a correr, arrastrando
en su fuga à los demás.
Los soldados del Provisor cogieron á varios
d e los que huÍ3n; y se contentaron con esto, no
habiéndoles perseguido, acaso porque ser/a peligroso subir ¿ aquellas colinas.
Con esto dieron tiempo à Silang para reunir á
(i) En la cumbre de una <!c estai ctlin.is otuvo la casa
de Mtang, y hoy se denomina Vantók ni Sihng, Era vino
de mis p.i>eos favoritos cuando yo cttaba en Vigan, y alli
mismo lie adquirido de tradiciones orales muchos di talles que omiten las hiiU-rias.
HISTORIA DE ILOCOS.
177
su genie dispersa, arengarles, demostrarles que podían mis que sus enemigos, citando como prueba cl
que nose atreviesen á persîguirles; y amenazarles
con lo desesperada de su situación, si no aprovechaban aquellos momentos. Por otra patte el
primer encuentro dio á conocer á Silang su gente
cuáles los valientes y cuáles eran los medrosos!
En vista de todo esto, procuró poner por capitanes y à la cabeza de su peloton á ios más arrojados, y así dispuestas sus huestes, entraron otro
dia en la ciudad á sangre y fuego, incendiando
la mitad de la población.
Entonces se acercaban á Vigan los leales del
Sur, que acudían al llamamiento del Provisor; pero
viendo arder el caserío, creyeron que los revoltosos
ya habían tomado la ciudad y regresaron aterrorizados à sus pueblos.
También los leales del Norte, oyendo la gritería de la gente y viendo las llamas y el humo
que subían en horrorosos espirales al cielo, se
atemorizaron y llenos de espanto buscaron refugio en sus pueblos, abandonando l,i casa del Provisor á los enemigos, que no tardaron en apoderarse de ella y de las muchas armas que en ella
había.
Con esta victoria. Silang era ya el señor absoluto de Vigan y dispuso que el Obispo y sus
familiares permaneciesen presos en la casa parroquial del próximo pueblo de Bantay.
Los Religiosos Agustmianos, que servían aquellos
curatos, valiéndose de la influencia que ejercinu
sobre los principales, procuraban ya con halagos,
ya con amenazas de próximo ¿ inevitable castigo del gobierno español, que eïtos reuniesen sus
gentes para ir á destruir el poder de Silang. Y
17&
,
ISABELO DE LOS RfcYEC
los principales que creían mis en los párrocos que
en ¿ilang, empezaron á secundar las cxcUacionccde los Religiosos
Silong sabía todo esto; vigilaba las menores acciones de los párrocos, á quienes temía; y comprendiendo que en las revoluciones, 6 al menos
en aquella, se debía renovar completamente la
constitución social, para que pudiese subsistir el
nuevo estado de cosas, puesto que la influencia
de los principales mermaba la suya y que estos
podían comprometerla fácilmente, dirigió todossus esfuerzos para destruir el predominio de la
principalía y Ja influencia de los curas párrocos.
Envío comisionados suyos á los pueblos del
Norte, para levantar á los Jcaflinnes (la clase baja)
contra los halahuing (principales) y los curas párrocos. Los enviados de Silang predicaban ideas^
democráticas y decían que los principales se enriquecían à costa de los polires à quienes oprimían
con exacciones ilegales, prestamos usurarios y engaños, como era cierto. (1) <Los ingleses, decían, son
(i) Tomás Comyn llama tiranos subalternos à los cabezas y escribe: "Como el cabeza (de Barangay) tienen
su cargo la entrega de 40 ó 50 tribuios .al Alcalde mayor, CÍ natural procure los medios de que se le admita
c! pago en algun equivalente que le produzca lucro." Es
decir: que no scio el Alcalde sinó también los cabezas
explotaban al pueblo con ocasión del tributo en especie, cobrándole con fn\tu>icia el doble ó (rifle de lo que
debía abonar en justicia. Pretextaban para seguir cate sislema »alwîo que de ello le resulta al indio, cuando semejante solicitud, más bien dimana de lacoJicia, que de
la humanidad .leí Alcalde," teniendo en cuenta "los ('recios bajos d;l aranc-il.»
HISTORIA DE I LOCO:».
179
peores que los españoles y sin embargo, promete^'
no cobrarnos tributo, como que no se exige en.
ninguna parte; y el gobierno español tampoco noslo cobrarla; pero los curas párrocos se opusieron,
y trabajan por oprimirnos.>
Brindando al pueblo coalas riquezas de los principales y de los curas párrocos, los comisionados
de Sitane consiguieron soliviantar los ánimos contra aquellos. El pueblo, dirigido por los comisarios de Silang. asaltó las casas de los labahtánj
apoderándose de sus bienes y atropellando sus personas. También se apoderaron de las casas parroquiales; pero los Religiosos pudieron, rescatar sus
vidas con dinero.
Por los suelos ya el predominio de los antiguos
señores de los pueblos del Norte, allí no so reconocía y acataba más que la triunfante autoridad de Silang.
Entonces este expidió una circular á los pueblos
del Sur. En ésta halagaba al pueblo con libertarle del pesado yugo de los principales, con la
igualdad en la constitución social y abolición del
tributo. Y dirigiéndose ú los principales, les dcefa
enérgicamente que ya había sonado la hora de la
muerte de los privilegios y de los abusos, y que
si no contribuían con sus bienes mal adquiridos
al sostenimiento del nuevo estado de cosas, dispondría que el pueblo se los arrebatase con sus
vidas, como en el Norte de la provincia. Y por
último, invitaba al pueblo bajo a que nombrase
un jefe local de entre la clase popular, que garantizase sus libertades; y el elegido debía ir á
Vigan á recibir el titulo correspondiente e instrucciones de él como Cabo Superior, llevando algun
dinero con que quisiese el pueblo contribuir al
i fío
ISABELO DE LOS R E Y E S
mantenimiento de la nueva organización de la
provincia.
Los del Sur acataron la autoridad de Silang y
cumplimentaron en todas sus partes su circular,
enviándole sus diputados ó jefes elegidos. Y por
estos nombramientos, Silanç ganó mucho dinero.
En poces dias, pues, logro enseñorearse de todo
la provincia. Se diô à sí mismo el título de Cabo
^Iayor de llocos; nombró Capitan general de su
territorio á un tal Jesús Nazareno, y en todos los
pueblos, pedáneos de su confianza. Al dar i estos
sus títulos, les hacía presente que de ellos y de
la estrecha union y decidido auxilio del pueblo
dependía el mantenimiento de sus libertades; y
que procurasen cumplimentar cuantas instrucciones recibiesen de ¿I, cualesquiera que fuesen, pues
por lasóla circunstancia de ser nombrados por él,
implícitamente tendrían que correr la misma suertt;
que él. Silang aseguraba, sin embargo, que su objeto era defender de los ingleses la fè y la causa
española.
Conociendo el estado general délos ánimos, tuvo
la feliz ocurrencia de expedir un bando inspirado en el más ( fervoroso misticismo, obligando
á los ilocanos ú oir misa, confesarse y procurar que los niños asistiesen puntualmente i la escuela.
Con el pretexto de defender la provincia de la
invasión inglesa, exigió de los ricos dinero y ganados para sostener sus fuerzas, haciéndoles pagar la seguridad de sus vidas contra el furor del
populacho. A cada Religioso exigió cien pesos de
contribución, que después hubo de rebajar á óchenla, accediendo á la petición de uno de ellos que
en otro tiempo le había prestado favores. Con
HISTORIA DE ILOCOS
l8i
•I mismo pretexto, rodeó ta provincia con un corIon militar, imposibilitando así que alguien comunicase aquellos sucesos al Gobernador general
interino, Anda.
Pero al fin, un agustino logró burlarse de los
sigilantes de Silang, haciendo llegar ú, Anda uu
despacho, en que se relataba todo lo ocurrido.
lías Anda, queapenas contaba con gente para
sostenerse ú si mismo contra los ingleses, se limitó a enviar una orden á Silang, mandándole,
ya que blasonaba de defender la causa espafi «la,
comparecer dentro de nueve días en Bakolor (1*ampanga,) donde se había instalado provisionalmente! el
gobierno superior español de Filipinas, para dar
cuenta de lo que hnbia# hecho, so pena de ser tratado como traidor enviando tropas que irían à
prenderle. Desde luego desautorizó á Silang como
Cibo Mayor ò representante de los españoles, y
en su lugar nombró Teniente general de llocos,
para restablecer la paz, al Obispo de aquella diócesis señor Ustariz.
Los Agustinianos, para desengañar a los que ác
buena fe seguían á Silang, divulgaron el contenido del decreto, haciendo correr el rumor do
que irían de un momento á otro tropas españolas ú castigar á los sublevados; y .rehusaron absolver a los autonomistas que querían confesarse.
Por esto, muchos desertaron de las filas de Silang,
Pero ya era tarde: toda la provincia estaba gobernada por los parciales de Silang, y por consiguiente, ya podia imponer su voluntad y ser
ODcdecido ciegamente como un tirano.
«Como habéis visto.-docla ôl—yo procuraba defender nuestra Santa Fù y la causa española, pero
por intrigas del Obispo y de los Párrocos, que
i8 2
I SA BELO DC LOS REYES
-siempre nos han causado vejaciones, Anda creyó otra
cosa y trata de perseguirme como traidor, y vosotros que hasta ahora me habéis seguido', tendre™ que correr la misma suerte que yo. Como
habéis visto, si nos unimos como hermanos, nada
.pueden los espaíioles contra nosotros y siendo esto
asi, ¿porqué no hemos de defender las vidas que
generosamente nos dio el Creador con encargo
ae conservarla á todo trance?... Esos Párrocos
contituyen gran peligro para nosotros, pues son
enemigos y espías domésticos y solapados. Id pues
i prcnuerlcs á todos y traedlos á Vigan.> Era más
elocuente aun al infundir á sus paisanos ideas patrióticas, y aquellos respondieron como electrizados
i, las oscitaciones de Silang.
Los Religiosos no resistieron, fueron presos, y
Silang les mandó encerrar con el Obispo en el
convento de Bantay.
Por este motivo, el Obispo declaro excomulgado
á Silang, y como e'ste veía que sus parciales empezaban í mirarle con horror por la excomunión
•que pesaba sobre é!, y como alardeaba aun de
ser buen cristiano, conio cuat embaucaba a muchos indios que le seguían de buena fe, como arrepintiéndose, mandò poner en libertad á algunos
Párrocos; pero estos no quisieron volver á sus parroquias, para que los indígenas no creyesen que
les mando libertar porque no le tratasen como
•á excomulgado.
En este muy apurado trance, Silang creyó indispensable tomar medidas extraordinarias: envió
en 13 de mayo de 17G3 dos champanes cargados
de efectos ¡lócanos á los ingleses, que ocupaban
la plaza de Manila y una carta, en que les daba
cuenta de los succsos1 de llocos, ofreciéndose á
HISTORIA pgj ILCCOS
I 83
«conocer la soberanía de Inglaterra y pidiendo
-auxilio.
Los ingleses celebraron la proposición de Silang,
pues reconociendo su gran talento, decisión y otras
-excelentes cualidades de caudillo, politico y gobernador, que adornaban a Silang, le consideraban como importante aliado para acabar de destruir £ Anda, atacándole por el Norte y por el
Sur al propio tiempo.
Enseguida enviáronle un paquebot que llevaba
regalos, armas y su nombramiento de Alcalde mayor de llocos por los ingleses.
Un autor dice que Silang se dio á conocer ú
los ¡lócanos como representante de los ingleses y
•en nombre suyo cobró tributo, y cuando ya creía
de todo punto necesario exterminar á los Religiosos,
dijo que los ingleses enviarían otror- mejores.
No acierto á explicarme cómo Silang, que era
muy listo, incurrió en este error, ó como se arreglo para que aceptasen los ¡lócanos la dominación inglesa, que autes les dijera el ser muy cruel, y cuya
religion era falsa. Si hubiera procedido así, los ¡lócanos le habrían retirado su confianza. Y esto os
casi imposible que no lo previese él.
Por eso, me inclino á creer por ahora—á no ser
que más tarde otros documentos demuestren que
ando equivocado en esto-que el engañaba ti los
ingleses, para asegurare su auxilio contra losespañoles; pero que sus relaciones con ellos las ocultaba á los ilocanos y acaso su verdadero propósito fuese echar à los ingleses y españoles de Filipinas, si le favorecían las circunstancias. i
Es el caso que envió á_ Kagayao dos comisarios
suyos, los cuales consiguieron pronto amotinar el
pueblo de Tugucgarao y todos los demás del Sur;
I84
ISABELO DE LOS R K Y E S
Y hubiera producido lamentables efectos A no haber llegado á tiempo el ejercito del Teniente cenerai Arza.
\" consta en la Historia que abrigaba propósitos de ir á atacar á Anda en la Pampanga, después
de matar á. todos los Religiosos de llocos.
Desde que c! Obispo le excomulgó, Silang, para
salvarse: se propuso .hacer matar a todos loa sacerdotes y demás españoles de llocos, para desembarazarse de una vez de ellos. Y como sus
secuaces, fanáticos por vi Cristianismo, no s« atreviesen á quitarles la vida, mandó' llamará varios
monteses del Abra para llevarlo á cabo.
El Obispo y los Religiosos supieron los designios de Silang, y de acuerdo con los principales
hacían esfuerzos, sigilosa» ente, para reunir gente..
Ya porque Silang estuviese excomulgado, ya
porque no podían confesarse sus secuaces, por estar excomulgados también, ora porque los Religiosos aseguraban que de un momento á otro
iban ú llegar las tropas de Anda: ora porque fuese
cieno que Silang se manifestase como partidario
de los ingleses 0 lo supieran sus secuaces: fue
el caso que éstos perdieron su entusiasmo en servirle.
Silang comprendió el desaliento general en sus
filas y vio que, muerto el. único" que con su talento y energía sostenia aquellos pelotones, los Religiosos podrían fácilmente reducirlos á la causa española. Por esto, ya no bajaba de la colina, en
cuya cumbre se asentara su palacio, dictando desde
ella sus órdenes.
Y para evitar sorpresas y traiciones, Silang forti tico la colina donde se asentaba su casa; nc
permitía subir á ella mus que à determinadas per*
HISTORIA DE ILOCOS.
185
sonas de su entera confianza, y sus más fieles soldados estaban dispuestos a dejar caer grandes piedras sobre el sospechoso que se atreviese à acercercar á sus faldas. Era imposible subir ú aquella colina sin el consentimiento de Silang.
También Jos Religiosos sabían que, muerto Silang,
la sublevación se apaciguarla, y procuraron ganarse
la voluntad de Miguel Vicos, mestizo español,
amigo íntimo de Silang. Le llamaron al convento
de Bantay y le demostraron la conveniencia y necesidad de que matase ú Silang sacrificando la fidelidad del amigo al patriotismo. Es verdad que
Vicos era filipino como Silang; pero iavocarou
el recuerdo de sus antepasados españoles y le prometieron grandes recompensas por parte de Dios
y del Gobierno español, cambas Majestades,» que
diria cl Obispo de llocos.
Por tiu, Vicos se convenció y dijo al Obispo.—
Señor, esto vá con !a pachora india!; écheme su ilustrisima !a bendición que voy á matar al tirano.
Entonces fraguaron el plan de ataque: Vicos se
confeso, comulgó y recibió la bendición del Obisno: iri;i acompañado de don Pedro Buekbuek, capitan de infantería; escudándose con su falsa amistad, subiría al pantók ni Silang (colina de Silang)
y le mataría à traición con un trabuco, y en medio de la confusión de sublevados, subirían it arrollarles la gente de los Religiosos y de los ímbahutng.
Eu la tarde del 2S de mayo de t703, Miguel
Vicos y Pedro Buckbuek se presentaron en l™
faldas de la citada colina y pretextando visitar á
su amigo Silang, se les permitió subir.
Silang estaba mandando cargar una lantaka, que
era la seflal dada ú su gente, para que en oyendo
186
ISADELO DE LOS REYES
cl tiro, acuchillasen al Obispo y à los Religioso!
que estaban en >Bantay. Y era aquella la hora
en que los infieles del Abra iban a degollar a lot
sacerdotes.
Les recibió bien Silang (1); y estando pascando
y conversando amistosamente aquel y Vicos, de
sùbito éste dio dos pasos hacia atrás y a. quemaropa disparó uri tiro, casi porla espalda, encajando
la bala en an. costado, y murió instantáneamente
Silang, sin haber podido exclamar más que:/¿Va*
táyakon Gabriela! (ya me muero, Gabriela,-su CÍposa,) entre tres y cuatro de aquella tarde.
Los parciales de Silang se sobrecogieron de miedo
cotí la inesperada muerte de su jefe y en vez de
de arrojar por la cojina á sus asesinos, dieron
tiempo i los partidarios de* los principals para
trepar, en medio de su estupefacción, y desbaratarles por completo, logrando huir doña Gabriela
y muchos de los suyos al Abra.
Aquella tarde se echaron al vuelo las campanas
à las exclamaciones frenéticas de ¡Viva el Rey de
España! Y se cantaron la vísperas de la Stmtisima
Trinidad en acción de gracias.
El Obispo, como Teniente general de Mocos,
nombró Alcalde mayor ú su Provisor y por Justicia Mayor quería elegir à Vicos; pero éste le aconsejó que nombrase como tal al capitan lïuckbucl;
que tenia mucho séquito y podía contener a los
que intentasen perturbar el orden, y asi lo hizo.
Por lo visto, la hazaña de Vicos no gustó á muchos, como verdaderamente no puede serlo á los
(l) lin ote y otros puntos de su Historia, el p.vue
Fonseca pone mucho de su iluminación, que desmienten autores más antigues.
H t S T o R U PE
ILOCOS
Ï87
hombres honrados c imparciales, porque la traición
es traición.
Los Religiosos, volviendo ¿ sus parroquias, continuaron con sus amonestaciones la pacificación
de la provincia.
Después de estos succsoSj el Obispo pasó ¿ Pan*
gasman, desde donde escribió lo ocurrido à don
Simon de Anda, que estaba en la Pampanga. He
aquí estractados, algunos pirrafos de su carta, que
no damos integra por no repetir lo)«i narrado,
«Ov de la fecha he llegado á este pueblo de
San Fabian, algo cansado por el preciso trabajo
en el camino, que ha sido á caballo... Dejo, ScDor la provincia de Ylocos sujeta al Rey nuestro seDor don Carlos III (que Dios guarde)
y á la obediencia de V. S-... Vicos, por temor de
los parientes de SHang y de los aliados que tiene
en Pangasinan, se fué por Kagayan á presentarse
à V. S- en la Pampanga*. estimare que V S. le
atienda por el mérito de su acción. No soy mus
largo porque estoy fatigado de seis meses de prisión y de otros innumerables trabajos; que en persona y bienes, ha tenido este pobre viejo. Espero
órdenes de V. S. en esta provincia de Pangasinan y también que con mi presencia se sosieguen
estos hermanos (pangasinanes), pues aquí tengo
más conocidos y gratificados que en' la de llocos.
«Remito A V. S. ol cuaderno de^ los tratados de
Silang con los ingleses; en el verá V. S. las disposiciones de ambas partes. Estoy haciendo diligencia de buscar algunos mandamientos despachados por SHang bastante ignominiosos á la persona
de V. S, y en uno dice que no había de parar
hasta cortar la cabeza de V. S. Por último, digo
ISAUELO DE LO* R.KYE*
que tengo publicado perdón general en nombre de
V. S., que no paguen tributo hasta la restauración de Manila, (por los ingteses), 6 hasta que
V. S. mande otra cosa.
<Las armas están repartidas entre los pueblos
que concurrieron á la acción, que som Sta. Catalina, Vigan, Bantay y San Vicente: conviene esto,
porque el tiempo es de condescender, aunque todo
ha de ser en términos hábiles.
«Nuestro Señor guarde, y prospere muchos afios
la importante vida de V. S., como la necesita el
presente sistema de las Islas para mi consuelo.
San Fabian y Junio de 1763.-M. I. S —B. I m.
de V. S. su más afecto Capellán, Fr. Bernardo
Ustariz, Obispo electo de la Nueva Segovia.>
Tal fue el fin de Silang. Este, como hemos visto, tenia gran talento y singular sagacidad politica.
La Religión era profesada hasta el fanatismo por
los ilocanos y prueba de ello fue que no se atrevieron ú matar á los sacerdotes y por la excomunión perdieron por fin su entusiasmo en servir
á Silang; V sin embargo, éste había logrado tener
presos al Obispo y ú los sacerdotes. El mismo Silang conocía que los ilocanos temian mucho al gobierno español y que eran enemigos de aventuras
y novedades; sin embargo, el jefe revoltoso logró sacudir el yugo de los españoles, sirviéndose
al principio por palanca de los mismos españoles
más iniluyent.es. Los principales indígenas siempre, hasta ahora, (y más antes), han tenido esclavizadas á las clases inferiores; y sin embargo, Silang, anticipándose ¿hacerlo que mucho más tarde
se repitiera en la gran Revolución Francesa, consiguió levantar al pueblo contra sus opresores: la
pnucipalia indigena.
HISTORIA DE ILOCQ<
i8i)
El gran político filipino consiguió domeflnr
á sus mas temibles y poderosos enemigos: el fanatismo y timidez de los naturales, el poder de los
principales y la influencia de los Religiosos y
de los españoles.
¡Què pequeño VÍCOH, en verdad, ante la gigantesca
figura de Silnngl
Pero si éste fue sagaz politico y bravo caudillo, su esposa dona Gabriela era una mestiza, también de grandes bríos c ingenio, y, según cl P. Jejos de Santa Maria en su manuscrita Jli/ttorh,
no menos valiente que su difunto marido.
Acudió ella ¿ los monteses de Abra, sus aliados; allí reunió su gente dispersa y consiguió formar
un temible peloton, capaz de vengar la muerte de
su desventurado esposo y recobrar su perdido imperio.
La varonil doña Gabriela, ¿la cabeza de un c'jiircito de caníbales y de ¡lócanos, marcho decidida ú
castigar la traición cometida con su caro esposo; pero
va en la Bocana del Abra, cuando sus hordas de
Icones, ávidos de venganza, citaban á pumo de
caer sobre Vígan, detuvieron espantados su paso,
pues por una ilusión òptica creyeron ò les hicieron
creer que los lejanos sotos de Vigan eran millares de soldados que acababan de llccarpara auxiliar ¿ los españoles. Knronccs, acobardados los
igorrotes, huyeron a sus rancherías, desamparando
á la esforzada doíía Gabriela. Las tradiciones religiosas atribuyen usto á milagro dp la Virgen de
la Caridad, que se venera en el templo de Baniay.
El nombrado interinamente, teniente general de
llocos, Pangasinan y Kagayan, don Manuel de Arza,
una vez pacificada la ultima provinciot pasó à Vigan, donde la sedición había echado raices y llegó
190
ISABELO DK LOS
KEYES
en septiembre de aquel aito 1763, y acabó de pacificar ú llocos, ahorcando en octubre del mismo
3Íio á más de cíen personas, entre las cuales estaban la infeliz doña Gabriela, (1) Sebastian Endaya
su escribano y teniente mayor, Flores y otros muchos jefes que se habían refugiado en los montes
del Abra.
A los demás, les mandú dar á cada uno doscientos azotes en la picota ó bramadero.
El P. Santa María asevera que el Agustino Fray
Dieso Vivar refiere muy prolijamente estos sucesos
en su inedita Historia del alzamiento de don Diego
Sitan. No he encontrado ese manuscrito. La misma
Revista Agttstiniana, òrgano de los padres Agustinos de Filipinas, que lo debieran guardar, preguntaba en 5 de febrero de I881 su paradero.
Algunos episodios de esta sublevación se pintaron en el techo del Palacio Episcopal de Vigan
y en la sala de la casa parroquial de Laoag. Ya
no existen tales pinturas.
XXI
Expedición d Pangasinan.—Nuevos pueMos.—Ustariz y
Garda.—Cólera.—Piratas.—Regimientos de llocos*—Estanco
del tabaco.—Aumento de tributo,
Pacificada la provincia de llocos, Arza pasó
en 1764 á reducir á la de Pangasinan. con tres
(i) Esto indica quo la inteligencia y cl airojo ric esta.
mviger cían grave peligro jiat-i el mantenimiento de la
orden, y fue necesario ejecutarla.
HlSTOItlA DE II.OC03
i'Ç}|-
mil ilocano;, que fueron unos por licrra y otros
por mar.
Y á llocos fue de Alcalde mayor don Jose Pantoja. Kstc, con su prudencia y rectitud, acabó de
sosegar los ánimos y cobró el real tributo sin extorsiones.
--En este aíio fue erigido en pueblo el de Kan
Fernando, hoy capital de la Unión, provincia segregada de llocos.
— En 2 de- agosto del mismo año I7G4 murió en
el antiguo Hospital de San Gabriel de -Manila, entre sus hermanos de hábito, ol Obispo de Nueva
Segovia,limo, señor don Fr. Bcrnnrdo Ust.'iriz. Entro a gohernar ta d^ecsis el bachiller presbitero
don Agustín de la Encarnación, como Vicario sustituto y representante del Obispo de Cebú, el ilustrísimó señor don Miguel Lino deEzpclctn, qu'uni
regía interinamente las diócesis de Manila, Nueva
Cúccrcs y Nueva Segovia por falta de los respec*
tivos Prelados.
En marzo de 176$ volvieron de Pangasinan los
ioldados ilocanos con-los laureles del triunfo. En
ücha campaña murieron I40 indígenas por parte
le los adalides de España, y es probable que fuccn ilocanos, ó al menos la mayor parte.
En este año entró á gobernar la diócesis de Nueva
•egovia, como Vicario Apostólico del Obispo de
:cbú, el bachiller don Juan Prudencio Gomez. Y
"uc erigido en pueblo el de Ariiig-*y.
Kn 4 de marzo del mismo año 1765 murió cu
juadalupc (Manila) el electo Obispo de Nueva Sc;oYÍa, agustino Fr. Facundo Mesc^ucr, sin haber
lodido tomar posesión, pues cuando llegó la Iical
X-dula, ya habla muerto
»92
ISAPELO DE LOS REYES
En 2o de junio de I767 fué elegido Obispo de
Nueva Segovia ci dominico P. Fray Miguel Rodriguez Garcia. Este señor había sido Rector de la
Universidad de Santo Tomás de Manilo y profesor de Jn Saprada Teología y Artes. Adornóla Catedral de vigan con muchas preciosas alhajas y
considerables limosnas Kra celoso Prelado y predicaba con frecuencia. Nombró su Provisor y Vicario general al Licenciado don Eusebio Antonio
Buido, natural de Vigan, después cura Párroco en
propiedad de la misma ciudad.
En 1768 se declorò en llocos, el cólera-morbo
según un documento oficial inédito, que tengo á
la vista.
La segregación interina de la parroquia de Santo
Domingo, dispuesta en IjSS por el Obispo Matos,
fue aprobada después de Real orden,* v por decreto de 5 de agosto de 176ÍÍ, del Obispo señor
Rodriguez Garcia, se declaró defluiti*/a m ente parroquia indcpîndientc. Kl primer C. Párroco en
propiedad de este pueblo fué cl bachiller don Tomài MÍlIún, elegido en terna según comunicación
del Gobierno.
En I769 fueron erigidos en pueblos el de San
Ildefonso, que antes era una visita de ííantay, y
se denominaba Bantaoay: y el de Sta. Maria
En 1770 los Agustinos se negaron i admitir
en llocos la práctica del Real Patronato y visita
diocesana, que mandaba el Gobernador General
Anda, Por esta desobediencia encargó al Provin,
cial de dominicos, que no se había opuesto al
patronato V visita, escribiendo: «que en ca«.o de tener doze ó quinze Religiosos de su obediencia ..
..que no hagan suma falla en otro destino, ex*
HISTORIA UE ILOCÍW
193
pida las órdenes que halle conducentes para que
pasen à dicha provincia de Ylocos con la mayor
brevedad » El Provincial no quería prestar cooperación á Anda contra los Agustinos, ó al menos asi lo aparentaba, y en un largo informe se
excusó coa la escasez de religiosos dominicos y
la urge nia de mandar ú las misiones de Nueva
Vizcaya y China los pocos de que disponía. En
su vista. Anda exigió en nombre de S. M. alistasen 8 ó lo Religiosos dejando 4 para anteriores
misiones. Entonces el Provincial envió ocho dominicos A llocos y se encargaron de las parroquias de Aringay, S. Fernando, S Junn Evangljsta,
Bauang, B\lauang, Namafcpaken, Baknotan y
Agoo.
El Arzobispo de Manila D. Baglio .Sanchez de
Uta. R'ifma secundó á Anda en la persecución de
los frailes. De algunos pueblos «leí Norte se encargaron clérigos: en Bantay esturo de Párroco
propietario el bachil'er Pbro. D- Antonio de Patina; en KabugHO P- Manuel Baza, Presbitero Bachiller.
En i5 de Abril de 177I falleció en Manila fray
Juan Bautista de Arcnocese, que varias veces se
habi» encargido drl Obispado de Nueva S;go *u
y servido varias parroquias de llocos. Dejó inéditas las siguientes obras: Descipcìòn de ht<provincias de ííocos, Alzamiento de Pantjasinai^ y la
•Novena de Ntra Sra de la Caridad.
También murió en Batìk el agustino Fr. Pedro
Vivar, ex-ministro en muchos pueblos de llocol
y misionero de Tonglo y Bcn^urt durante irci
arlos; dejó inéditas estas obras: Misiones dt ¡loco
y Alzamiento de Vvjnn.
'3
'94
ISAlîIîLO UK l/'S
KEVKS
En 7 de junio del mismo aflo I77I aparecióuua escuadra mahometona en la barra de Aparrt;.
se lis preguntó en lengua ¡locano (I) què objeto
les llevaba allí y los moros contestaron que trataban de averiguar si aquella tierra pertenecía
à llocos. De aquel puerto zarparon llevándose
algunos cautivos, entre ellos un español y un religioso dominico; y siguiendo sus excursiones piráticas, arribaron a las playas de IWigi. Allf sostuvieron un combate con los valientes ¡lócanos,
y los piratas huyeron dejando muertos su almirante o datto y seis de sus mis ya icntes capitanes.
En estos años se instruyó expediente para explotar las min^s de los igorrotcs de I'ocos, por
don Francisco Salgado y don Antonio de la Cuccù,
peritos en la Mineralogía; pero parece ser que no
se le dio curso por la escasez de tropas y de caudales por aquel entonces, en que los jefes y empleados cobraban á media paga.
E i el Capítulo celebrado en l.o de mayo de
177ÌÌ por los Dominicos, estos u:cptnron como
parroquias de la Orden las de K¡ihu, Bangor, Namaltpakan, Baknotan, Agoo y Balauung, según sus
cronistas, á pesar suyo; pero algun autor Agustino cree que ayudabau á Anda los PP. Dominicos. Es el caso que los Dominicos no tardaron
un devolver las parroquias de llocos à los Agustinos durante el gobiemo de Basco, que lo procuró. Habiendo salido en 177! para catequizar ú
(l) La circunstancia <!c Saln-r (o¡ nnros cl d alecto i d eano indica que frccucmalcn aquella provincia, aunque t>o
causarían conúJcrablc* tlailot.
HisT"KM
UK ILOCOS
195
las iribus montañesas de Hocos el P. Fr. Francisco Panadero, dominico, contrajo calenturas malignas y murió en San Fernando, de que cía mi*
iiistro actual.
Fueron erigidos en pueblos el de Vintar en 1774
y el de Piddig en 1775.
En i! de noviembre de 177!) murió en Vigan ct
Obispo señor don Miguel Rodriguez Garcia.
En i7So-fué creado cl regimiento de milicia
provincial de llocos. Su plana mayor era veterana: residía en Vigan: carecían de segundos comandantes; pero tenían sargentos mayores que
los suplían. Los capitanes ó jefes eran vecinos v
comerciantes de Jí-iil-» 6 de llocos y ter ían gozo militai; su ordenanza se parecía á la .-•migua *(f
Cuba. Vá* tarde se reorganizó en Tercios ríe Policía de la Provincia. Su módico haber conestía
en metálico ó en -palay Su misión era custodiar la
Casa-Gobierno, los caudales del Tesoro ; las cárceles y los condenados 11 trabajos públicos, conducción de presos, pliegos del servicio, conservación de la tranquilidad pública, aprehensión de
'juegos y la defensa de los baluartes pequtfns que
tenía la provincia. En fin» servijn pira mantener
el respeto'á las Autoridades locales.
PorKcal orden de febrero del irmmo año se
estanco ti tabaco en Filipinas, para atbitrar recursos con que poder retirar el situado qu<? se m ndaba á estas I<Ias para cubrir sus atenciones. Dícese que el tabaco fue importado dp Amèrica por
las Naos de Acapulco y los españoles Io p altaron en llocos y otrJS provincias. Es ci caio que
»9^
ISAÜELO DE LOS
REYES
ya se sembraba cu lodo el Archipiélago cuando
se declaró el estanco, que tue mol recibido de todos.
Por bandos de 13 y 25 de diciembre de 1781
se dio cumplimiento a la anterior Hcal orden, prohibiendo la venta, tráfico y manufactura del tabaco. Y en 1,0 de marzo de 1781 qued¿ definitivamente abierto el estanco.
Por Real Cèdula de H de noviembre de 17*1
se asignaron para gastos de idhricas de Iglesias
de pagos de sirvientes de la diócesis de Nueva
Segovia 400 pesos al ailo.
E» i3 de mayo de l?8i tomo posesión de la
diòcesis de Nueva Segovia et obispo electo, Ilustrlsimo y Rmo. señor don fray Juan Ruis de San
Agustín Naci·S en Madrig^lcjo. Plascnua. cl 6 de
jumo de 1718. Recibió ci hábito de iccoleto en
1.744. Pasó ú estas hlas en U49*, hob a sido Ministro de varios pueblos, Presidente, Visitador, Procurador general, Comisario de la Orden en Madrid
y Provincial. Carlos ICI le present> pira cl Obi»pado de Nueva Segovia en ¿o de diciembre de
1780 y recibió la Ileal Merced para posesionarse,
aun sìa «sur consagrado, como entonces se estilaba, en tt de mavo de t78¿.
En 23 de octubre de 178^ el Suncríor Gobierno dispuso que losa mestizos de chino pagasen doble tributo, y ernuicron pagando antes de
la reforma de 1884, dob c tributo relativamente
á los Naturales, j habiendo desaparecido I<i
diferencia de razas ante la Lty, todavíi siguen
pagando á la iglesia más derechos que los Niturales.
Ea 1784 fu¿ erigido en pueblo el de Pñiulwn.
HISTORIA
DK I U - C O *
(97
XXII
Masco en llocos.—El Obispo Ruiz.— Intendencia de II. P. de
Vigan.—El}'.
Olalla.—Supresión déla
Intendencia.—
Motín.—La Compañía de Filipinas,—
Cazadores de llocos.—Curatos y pueblos.
— El ' Sr. Blaquier.—Resumen
del siglo xv M 1.
Ka 17H5 el Gobernador cenerai de R t i p i t m do»
José Jiasco y Vargas, giro una visita ú llocos.
Este Gobernador era solo capitan dcfrngato; pero
fue uno de los mejores Gobernadores que ha tenido Filipinas por su talento, celo y rectitud. Con
gran ahinco fomrntú la agricultura, proporcionando semillas, plantas, instrumentos de labranza,
estimulando con premios A los tjuc se distinguiesen, 11 los que estableciesen fábricas de algodón,
seda, Unos, porcelana y otros objetos, que sn
recibiiin A precio de oro del Asia; ú los que cxp'otasen las minas, ú los que sc.dcdic^b.m ú lai.
ciencias y artes; mejoró las escuelas y t i comercio, creando la Compañía de Filipinas;
fomentó
la plantación del tab-co y lo esv.n.cú, dando con
ello al Tesoro considerables sumas fundó la Sociedad ICconùmica de Amigos del Paix etc., etc.
ïtecorrió cl Archipiélago y llegando á llocos,
no posi de aquella provincia. Durante su pernia*
ncncia en Viciïn, en I9 de febrero, expidió un decreto creando en llocos uua Factoria general de
IQS
ISAIRLO DP. LOI REYES
Tabaco, ft la que subordinó las Administraciones
foráneas de Pangasinan, Zambees y ICigayan, ¿
donde extendió el estanco.
Durante su gobierno, se separaron definitivamente de esta provincia para agrcgirse ii la de
Pangasinan los pueblos de Agoo, Áriñtjay, Knva,
Baoang, San Fernando, San Juan y Baknotan. Fue
«sta la primera segregación que se hizo de la antigua jurisdicción de llocos.
En el mismo año 178a, el agustino Padre Kevollo leyó un discurso en la Sociedad Econòmica,
cu el cual indicó la conveniencia de cultivar las
moreras, que alimentan los gusanos de seda, en
llocos y otras provincias.
En 8 de enero de 1786 fue consagrado el electo
Obispo de Nueva Segovia, Iltmo. y Reverendísimo Sr D. Fr. Juan Kuiz de San Agustín, que
habla tomado ya posesión de este cargo en i'j de
mayo de 1784.
En 2-1 de Noviembre del mismo afn, ¡i propuesta
del entonces Intendente de H<icicn la dori Ciriaco
Gonzalez Carvajal se crearon de rc¿«l órJcn cuatro
Intendencias de provincia, con la dotación anual
de tres mil pesos cada una, con carácter provisional, que se debían pagar con los productos de
la renta de tabacos.
Una de cPa«f la segunda, se titulaba Intendencia
i/ Corregimiento <U Nueva Segovia (Viga..) y coraircndia las provincias de llocos, Cgiynn (excepto
Îas islas Batanes), Pangasinan y Zambute».
HüTOUIA DE ll.OCCS
»99
Habla un contador con el sueldo anual de pfs. uoo
1 asesor
,
qoo
l promotor
fiscal
> tJ5o
Gastos de material, etc
» i5o
Total
pfs. 3ooo
—E'n el mismo año 17S6 murió en Manila cl padre Juan Olalla, Agustino, que habla sido Cura
párroco' en muchos pueblos de llocos y era uno
dft ¡os presos de Silang.
Siendo Provincial fue privado de su cargo, y objeto de otras troptllas del visitador Percyra: pero
Ja conducta de esto fué desaprobada por ci Gobierno de S. 31.
Escribió varias obras y sermones panegíricos y
morales en ¡locano, entre otras la «Explicación
de los siete Sacramentos de nuestra Sagrada Religión distribuida en veinticuatro platicas en idioma
ilocano»—Madrid 1848.
—Por Real orden de 20 de noviembre de. 17S7
ac suprimió la Intendencia de Nueva Segovia y
las de las demás provincias por superíluos. y ja en 2Ï
de octubre se hanfa mandado volver á fundir la Superintendencia con el Gobierno Superior dcl_ Archipiélago, como lo estaba antes'de 17 de julio
de 1784.
El descontento nor el cstanto del tabaco y por
las vejaciones y abusos cometidos nor I05 encargados de cumplimentar la plantació^ obligatoria
de la hoja, se tradujo en una sublevación en IA03Q%
el pueblo más grande de llocos, en i788.
El Alcalde mayor salió de Vigan inmediatamente
¡tot)
ISAUBLO DE LOS ft KYIS
con dirección á Laoaç, en computila de Fr. Agustín Pedro Blaquier, Cura párroco de Batak, qu*
fué después Obispo.
Hallaron á más de mil hombres armados en actitud belicosa. Et Alcalde, en su vista, buscó refugio en la casa parroquial del pueblo, y el padre Btaquier hombre muy respetable y bondadoso
con los ilocanos, sobre quienes ejercía gran influencia por estolse dirigió afablemente ú los jefesdelmotin, persuadicndolesquc para consccuirsusdcscos de
cortar ios abusos, habían escogido malos medios
y prometiendo él interceder su influencio con las
Autoridades Superiores para que atendiesen sus
justas quejas y perdonasen su delito.
Con esto, se calmaron sus unimos y se retiraron
pacificamente á sus casas.
En 1781) la famosa Compañía ile Filipinas consiguió, á costa de muchos sacrificios, que funcionasen en llocos muchos miles de telares. Los
que ahora se usan en aquella provincia se parecen ti los telares gallegos y 'prohnb'ementc son
imitaciones de los que iwiroilujcra (?) diehí compañía, en sustitución de los an'iguos jwya&íM»
que indudablemente se parecían mucho ó eran
ci mismo impaliti de los tin^uUnes de Abro, de
mecanismo sencillo y primitivoEn el mismo año fué edificada la Iglesia Catedral de Vigan.
Esta compañía estableció factoría subalterna en
llocos y compraba todos los tejidos ilocanospara
estimular á. los naturalesa que adoptasen esta industria: compró tierras, repartió aperos de labranza,
funda fábrica de tejidos, contrató las producciones à precios muy subidos, ofreció premios y pu«
H ISTORIA
IIK
ILCCOÜ.
201
so en movimiento cuantos resortes parciales pendían
de sus facultades limitadas.
En 1780 fue creado el batallón ligero de Cazadores de llocos.
Constaba de diez compañ'as con la fuerza de
mil plazas. Su uniforme consistía en una casaca corta, verde, con cuello encarnado; sol*pa y vuelta
negra* trencillas blancas en las costuras: pantalon
y chaleco blancos, 1.-» corneta bordada en los extremos del cuello y picos de la casaca; media
bota y gorra negra coa fajo verde guarnecida dr
blanco alrededor de la copa.
Había un comandante, sargento mayor y ayudantes, que eran Veteranos, y el segundo cargo
era desempeñado por un teniente coronel En I8'3J,
era sargento mayor el teniente coronel don Miguel García de la Chica.
Este cuerpo formaba parte de la Milicia provincial.
En IS de octubre de 1790 el Gobernador de Filipinas dòn Felix Berenguer de Mirquina aprobó
la devolución de los cuiatos de Aguo, Amigay.
Baoanç y Baknotan, solicitada y hec tu por los
Dominicos A los Agustinos, & quienes habla privado Anda durante su gobierno.
o **
Los principales de Sta. Lucia habían hecho sufrir velaciones á sus Jxiiliancs ú tributarios, por lu
quo ¿utos nombraron varios apoderados para
gestionaren Manila la pcr:ccuciún de tila*., y consiguieron entre otras coias que la Audimci-i previniese en 5 de Diciembre d<- I7y7 al gobernador-
202
l-AliltLO UE LOS
RKYK*
cjllo de aquel pueblo que no molestasen á los luilianes ni ;. sus apoderados.
Ei entonces gobernndorcillo Gerónimo Fabro
en venganza, perseguii ú tos apoderados con calumniosas denuncias al Alcalde mayor de reuniones clandestinas y de cobrar ti los kiilianes sin
permiso de nadie, dos reales fuertes, una ganta
de arroz limpio por cada individuo para sostener
sus pleitos; de haber mandado á los hvndcros
de oro para que -acostasen de 10 tues y de haber recocido maderas para una casa que iban
á construir en Vigan, castigando como querían
á. los que rehusaban dar su escote. Y hasta que
el Alcalde mayor hubo de prevenir ú dicho Gobcrnadorcillo qne no le molestase con continuas
denuncias, y que procurase solo velar por el urden público.
Pero en fin, logró el gobcrnadorci'lo engañar
al Alcalde mayor y este hubo de darle ¿rdenca para
prender à- los apoderados, que, según dicho gobcr*
nadorcillo, causaban vejaciones al pueblo, lo que
no era cierto, puesto que, como veremos. los kailianes contribuían gustosos d conseguir el remedio
de los grandes abusos de los principales.
El gobemadorel·lo prendió en.la tarde del viernes 11 de Febrero al princip-t apoderado Josef
Gaspar, de 20 años, que no sabU escribir ni leer
comolo3demás comisionados, y en la mañana del
12 se remitió ol ped neo de Kuudon para estar
allí preso. Luego mctt»> en el cepo •» otros dos
apoderedos Esteban Coloma y Miguel Antonio p.ira
remitirles después al calabozo del pueblo de -Sta.
Cruz
Después de la mis* del domingo, los luilia*
nes se reunieron en la plazuela del Tribunal de
H f - T O R U DB I L O C O <
203
aquel pueblo, como era costumbre y se permitieron preguntar respetuosamente al gobernadorcilio quo culpa tentón los presos, v el pedáneo
contesto que solo el Alcalde mayor lo sabía, listo
no Its satisfizo; pero en fio se disolvieron dindose cita al dia siguiente lunes en la misma plaza
En efecto al dia siguiente acudieron mas de
doscientos (400 dijo en su primera comunicación
el pedáneo) y al llegar el /jobernadorcillo, le saludaron respetuosamente, hincándose de rodillas
y volvieron a preguntarle que culpa tenían los
presos. En vista de la negativa, Juan oo mingo, porsonerode Joíè Gaspar,contesto que ya que no quería decirles su culpa, qué les libertas;', y ya la gente
del pueblo empezaba u meter bulia c inttaosígencia.
El Gobernadorcillo envió á su teniente mayor
á apaciguar el tumulto y como no querían callar,
este les dijo: <td ¿ ponerles en libertad, si asi
os place.»
Oído esto, todo el pueblo gritó cataos, ramón
á libertarie*, y se lanzaron á la puerta del tribunal. Entonces los tenientes y a'guacilcs trataron de
detcn=rles con palizas; pero estas, en vez de ca'marles, excitaron mas su odio, y arrojánJosc sobre la
gente del gobcrnadorcillo. la echaron al suelo, ptsotcánJolos, especialmente al teniente primero y al nlguacil mayor, á q«iica rompieron U vani. Derribaron la cárcel, rompiendo su diii'lin de caíii-bojo
y libertaron á Coloma y Antonio.
Despuc* trataron de paiar ú KmJon á pincr también en liben id á J. Gaspar: pero luego desistieron y acordaron i r á Vigm i presentir sus quejaa
al AlCdMe mayor. Al efecto, «tcnJtcroa una ins-
204
I'iABKI.O IH! !.«•. I*KVK»
tancia en dialecto ¡locano, (cuyo original he tenido
á In vista;, en la que pedían la Vihertad de Gaspar,
ya que estaba dispuesto á apersonarse en la Audiencia de ifanvla; y licencia para vivir ellos en Vigan
ú otros pueblos para evitar asi la comprala de sus
principales que les atormentaban con velaciones. La
cual instancia iba firmada por Uoo kailianes.
Vista esta instancia y la comunicación del pedáneo, que pedia auïi'io y armas para apaciguar
lo que. llamaba alzamiento, el Alcalde comisionó
al teniente mayor de Naturales de Vigan D. Pablo de Ochoa, entonces gobernadorci lo accidental del mismo gremio, para pasar al sitio de Naùgotkotan, orlili del río de Santa, donde se hallaban los manifestantes y les hiciese saber cuan
desagradables eran al Alcalde estos procedimiento*
tumuttuosos, pues había medios pacíficos para expresar sus quejas; también encargo al comisionado
les invitase con buenas palabras ú retirarse ú su
pueblo, donde averiguarían la verdad de lo ocurrido y de sus quejas; y que en este caso pasaría
ú Sta. Lucia ú hacer las averiguaciones, poniendo
en libertad de paso al preso de KanJon, pues parece ser que ct Alcalde sabia partícuUrmentc
que la razón estaba de parte de Jos pobres kaihanes.
El comisionado cumplió al pío de la letra las
instrucciones recibidas: los manifcitjntcs se apaciguaron con sus suaves persuaciones y se retiraron
pacificamente ú sus hogircs.
El comisionado llevo presos & Vigan al Gobcrnacorcillo q-ie resultò respon 'ab I •.* de va'iot .«busos, y ii varios de los comisionados, para no ser
sospechoso de parcialidad: pero después el Alcalde
HISTORIA UE I LOCOS
205
D. Josò Mariano Cabello dio la razón ft los kailiaties, previniendo no se molestasen ú los -.ipodcrados.
+
DO
Durante la pasada centuria fueron erigidas en
pueblo diez y ocho ó veinte visitas ó agrupaciones de barrios, y por esta multitud de pueblos
que comprendía ya la jurisdicción de un Alcalde
mayor, hubo de segregar de llocos tlgunos pueblos del Sjr para incorporarlos u Pangasinan.
Se estancaron el vino, aguardiente, licores y principalmente cjL_taJiac,q, cuyas rentas bien administradas y ejecutadas con mayor justicia hubieran
representado una reforma ventajosa, porque reprimía tteios innecesarios y rendía ai Tesoro pinf;i¡cs ingresos; pero ya los _ llamados d perseguir á
os contrabandistas pretendiendo encontrar objetou
de contrabanjo donde realmente no los habla, ya
los lldmados á vigilar por la cuidadosa plantación
del tabaco castîgdndo por negligentes á los que no
les sobornaban, ya los que explotaban á los pueblos plantadores, obligándoles u malvender sus hojas por la circunstancia de que el Tesoro no les
pag.iba con oportunidad, ya, en fio, por las muchas vejaciones que se cometían con aquel pretexto,
aquellas rentas se coavirtieron en verdaderas calamidades.
«S> pretexto escribe—Tomás Comyn—de impedir
el contrabando, lis dependientes del resguardo^ velan, recorren, y por decirlo así, comen y viven
entre los scmDrados desde el punto que n3ce la
planta hasta su recolección; que después de obligar al inJio cosechero á capar la p.irtc superior
dc esta, para que la savia no se disipe dematiaJo,
proceden los tazmiadores á tomar razón, no tolo
206
ISAL'KLU liK LOS
KtlYK*
del número de plantas que se cultivan en cada
hacienda, sino hasta del de las hojas que tiene ca-Ì3
pianta, con distinción de sus seis diferentes calidades, para hacerles cargo respectivamente á los
cosecheros de las faltas que resultan al tiempo de
la entrega en la factoría, en cuyo caso deben
estos justificar suficientemente la muerte de ta%
plantas y aun de las hojas ïchadas de menos <MI
el recuento, so pena de sufrir el rigor de las leyes del Fisco.»
Según el mismo autor, se obligaba á los indios
cosecheros de bonga, objeto entuncado entonces,
ú la factoría á razón de 2, 2 l p , 3, y 3 1 fz reales el millar, según la mayor ó menor distancia:
y á fin- de evitar el contrabando, salían los tazmiadores del r e g u a r d o á reconocer los bongulcs
y obligaban al propietario á hacerse cargo de introducir 200 bopgas por-cada árbol, ha>a ú no
huracanes que las deteriorasen ò laJronct; en cuyos casos se leo exigían en dinero las faltas á razón de 25 reales el millar, que era el precio á
que las vendí.! el Estado. Las 2oo bongos deb an
entregarte en buen estado, y s i s e licne en cuenta
Ja mala voluntad de los recibidores, "no es fácil
figurarse hasta que grado se cstcndicscn los perjuicios que sufi ¡ail que tenía la desgracia de ser COÎCchero. w Por otra p*rtc, cl amontonamiento de muchos millones de hongas, producto inevitablemente
la fermentación y rápida putrefacción de gr.in p i r t c
de ellas, y el público estaba servido maliiimamcntc
y siempre disgustado
La Compañía de l'iltpina* con los mi-jores deseos
trató de tstímular las dotes especiales de las iloc:mas para tejer, dotándolas de tcUrc$ f curopcoi
y eopccial-s y o b l i a n d o á los varones a sembrar
HíSTOItlA UE I L O C O S
20?
algodón, apoyada por cl Gobierno, pero mirad Io
que contiene el articulo i.o de la instrucción
circular de tG de octubre de llcjü de don Juan
Cuéllar, factor y superintendente de las fábricas
de hilados y tejidos de llocos. Enel se prohibía
ena tie comiso, * los cosecheros, llevar del puelo ni vender^ algodón hasta que se hubiesen hecho los acopios pira dicha compaíU.
¿Y el articulo 9?... Obligaba à todas las niñas
mayores de 7 años, hasta la edad de tributar ú
asistirá las escuelas industriales que la misma instrucción establecía, castigando con azotes ú o ti as
penas a. las que faltasen.
¿Y qué diremos de los Alcaldes mayores con
su facultad de comerciar, y sobre todo, de sus
agentes? El Gobernador Felix Berangucr de Marquina propuso durante su gobierno (1/tíS i tjîî)
reformar el sistema de. los Alcaldes mayores,
en el sentido de asignarles sueldos con arreglo 6
una CBCala, pero sin facultad de comerciar, "sin
que llegasen los mis de sus proyectos à, verse realizados: achaque aíu-jo, por lo iisto en Filipinas»
como dice Barancra.
Se mandó importante expedición militar al poli
de igorrotes costundonos mucho dinero y muchas vidas; pero sin lruto alguno Mejor resultado consiguieron el P. Hcrice y algun otro celoso misionero con sus esfuerzos personales. Mi teoria sobre
la manera dr civilizar á los móntese*, se vi confirmando con numerosos datos histéricos.
Fuera costo.*as expediciones militares sino muchos celosos y responsables misioneros, con pocas
escoltas, destribnidos entre los bosques
No infundir miedo, sino atrarr con voz patern»!.
208
ISABELO DE LOS REYES
Vigan fué erigido ca ciudad y sede episcopal;
hubo rozamientos ruidosos: pero sobre iodos los
sucesos y hechos ocurridos en c[ siglo XVIII,
destaca ia ñgura colosal de Silang, digna de ser
estudiada detenidamente.
XXI11
Estado
de la provincia
al
el siglo x i x .
entrar
Admira el gran aumento de la población en esta
última mitad del siglo, pues en 1735 había en la provincia 48 ()5o almas, de las que 2o 082 estriban en
condiciones de tributar: y" en 1739, con motivo de
haberse segregado de llocos algunos pueblos, se rebajó aquel número total de almas, de las que eran
solamente en estado de dar tributo 17.731. Pero ya
eu 17'JÍÍ nscitndc el número de habitantes de llocos
ú 231.432 almas.
Este aumento en gran parte debe obedecer al
perfeccionamiento relativo de los proccdjmicntoi
cmpleaJos para formar el censo,.y también á L·i
conversiones de monteses, aunque no fuese cst<
en gran escala.
No creo lo que dicen los enemigos de los frai
les que estos aumentaron tributos imaginarios po
el tanto por ciento quo cobraban, aunque citai
como prueba el último censo oficial 1889, en qu
disminuyeron notablemente, en vez de aumenta
y verdaderamente se dio la casualidad de que aquí
HisiOKiA DE ILOCOS
209
año ya no cobraban dicho lanto por ciento La
disminución pudo haber obedecido al c lera que
nos invadió varios años.
Según una estadística hecha en 1788 por b s
PP. Agustinos, h-ibia en llocos:
Tmguiancs del Abra
, . .
10.000
Id desde Vigan hasU Agóo. . . . .
10010
En Kavagan, Imbusi, Apayao y Pangutgutan
lo 000
Tot-il
:io 000
Pero este maravilloso desarrollo, según los Padre Buzeta y Bravo, no obedeció á que acudiesen
gentes de otras provincias, sino ti su fecundidad
propia.
La robustsz de los ilocanos, al decir délos mismos, había fijado la edad regular para sus matrimonios de 12 u 16 afios para las mujeres y de
i4 á 18 para los hombres, sin que esto perjudicase á la robustez de la procreación, siendo buenos los resultados. Y aun hubiesen sido estos resultados mucho m s ventajosos, si no existiese la
costumbre del país sobre matrimonios, obligando
al voron à dar donaciones propter nuplias ú la novia y ¿ hacer considerable gasto en las bodas, lo
que no era posible á muchos.
Las minas de oro de llocos no se olvidaron.
En 23 de agosto de 1791) don Jaime lícniz prepuso al Gobierno superior una expedición militar,
que fuese por las famosas minas de los i^orrotec,
y por la reducción de infieles, para satisfoccrcl
donativo que pcdfo el Key para atender la guerra de entonces.
2IO
ISABF.LO DE LOS REYES
«Se sabe^ de positivo—escribía—que en Pangasinan, su primer renglón del comercio es cl oro
de IT. quilates Que bajan, tos igorrotcs. del monto
(todos los aiÍos)_hasta Lingaycn; que traen la cantidad que se les pide sean 15, 18 ú 20 ooo pesos que
toman en cambio de los mestizos. Suelen tomar
algun oro en cambio de carabaos, vacas, cerdos,
sal, arroz y mantas con las que forman los igorrotcs sus ropas de vestir. Supuesto que desde
1578 empezaran este comercio, se calculaban
o.n 3.8U7 5oo pesos los que hasta entonces tcndrlin
dados en permuta. Esto solamente en Pangasinan
¿Y en llocos y otras provincias?
A fines de este siglo se propuso en una Memoria la necesidad do poblar de chinos, entre otros
puntos, el terreno intermedio entre llocos, I\ing¡isinan y Kagayan, donde están las minas de oro.
En I790 vivía en Namakpaknn un indgena principal, el ex-gobtmadorcillo Agpalo, muy conocido en llocos y especialmente en Vigan, donde
frecuentaba unas veces para jugar y otros para
vender oro, sin que ninguna vez bajase de sesenta taeles de oro lo que expendía, además del oro
que vendía en su casa de Namakpikan. No se averiguó de donde sacaba tanto oro: puro se suponía
que Agpalo sostenía relaciones secretas con los
igorrotcs de las minas.
En lo demás, casi en nada ha variado el estado
de !o provincia, siguiendo ignorantes los indígena?, etc etc.
HisTOitiA un ILOCOS
21 I
XXIV
Telégrafo de señales. — Tayum.—Granizada.—Muerte
del
Okispo.—Hambre —Misiones.- Gobcmadoreillo
Alcalde mayor.—Motín.
Sublevación de Amba risto.
A principios de este siglo ó » fine» del pasado
(¿'797 « iHo5.') ac estableció el telégrafo de señales en Hocos. Hubo csta;ion en los pueblos de
Santo Domingo, Udltarrn, Pnsukín, DinUc y Cabo Bojeador.
— Kii i8o3 las conversiones de infieles en Abra
adelantaron y se creú el pueblo de Tayum, que
hoy pertenece al Abra.
—En febrero del mismo ano granizó en el pueblo de Santa, lo que es muy raro en llocos.
—En 2o de los mismos mes y año, fué comagrado el electo Obispo de Nueva Segovia, cl padre Fr. Agustín Pedro Bhquicr, que venia ya
desempeñando dicho cargo desde 170'.».
Estando en llagan (IsabcU) de visita pastoral,
murió en 3o de diciembre de 8^3
—Segyn un documento oficial inédito, que he
recibido de Vigan, en 180-I se cxperimcnt.iron en
llocos los horrores del h-tmhrc.
—Por K. Cédula de 32 de mayo de i8o> se
aprobaron los auxilios, que en dinero y palay se
daban û los misioneros d ì los montes de llocos.
—En 1806 el Gobcrna.lorcillo del gremio de
212
ISAtî.KLO DE U ' S
RKYtb
naturales don Felipe órgano, interinó como Alcalde^ mayor. Este hecho que á pocos l'amari la
atención, se ha consignado en una inedita relación oficial de hechos importante* de Itocos Sur,
que poseo, porque rarísimas veces ocurre esto en
fcilipinas, y en llocos probablemente es la única
hasta ahora, pues está dispuesto que solo entren
á desempeñar interinamento aquel catgo los Cobemadorcillos, cuando en la localidad no haya
ningún español.
Había recibido el Alcalde mayor de llocos quejas del gobernadorcillo de Namakpakan por agiavios recibidos de Fr ExcequielL^nzagorta,C Párroco de Sia. Cruz tan graves que huho dr. dar comisión al cx-GobcrnaJorcillo D. Kifasl Tugado p i ra averiguar los hechos, acompañado de varios soldados.
No he podido averiguar de que agravios acusarían al P . Lanzagorta; solo se que en un escrito
de queja *dc los revoltosos de Sta L u c n , d e q u e
Tiablamos anteriormente decían, entre otras cosas
q u e dos principales "recordaban à nuestro venerado
Prior en dedicarnos tanta obra con nuestras mujeres, como son prensar algodón, hilar y tejer,
siii sernos bien pagados: y consiguientemente otros
tantos trabajos los destinados á 1<» cocina, l o s c a r gadores y currios (correos^, pues los llevan á trabajar en sus sementeras, así en trasplantar semillas como en segar palay: y les pagan con solo
un real à la semana. Así mismo siempre irreprehensible dicha raugrr (D a Pascuala Asunción) m
¡r al Convento todos los dìas a tin de cuidar chocolate, arroz, gallinas, pescados, przjdor y otras
«osas qne sean serviciales al dicho. P a J f . " Para juz-
H I S T O R I A DE I LOCOS
213
gar de la voracidad de estas acusaciones, (1) hay quetener en cuenta que los querellantes odiaba» at
Párroco que ellos mismos llamaban venerado, porque este apoyaba al Gobernadorcillo, enemigo úw.
ellos.
Estando Tugadc en Namakpakan cumpliendo esta
comisiónj creyó necesario prender al dispenserò
del C. Purroce de Namai-pakan F r . Miguel Antonio Sanz. Por ¿sto, acudieron^ Fr. Manuel Miranda y Fr Antonio Garch, Párrocos de Bangar y
Baknotan respectivamente, á preguntar con imperio
al juez comisionado el motivo, y habiendo contestado Tugadc que porque era necesario, fué acometido
p o r c i 1'. Miranda, recibiendo sendas palizas, en 10 d e
Mayo de I80Ü, de cuyas resultas murió despulsen Vigan c iban il tratar lo m n m o á los soldadoscompañeros del occiso, de haberse atrevido à
contestar A sus amenazas.
Intervino después el Provisor Vicario general en
sede vacante cl Dr. Eustnquio Benzon en ía aprehensión del P Miranda, y este le contestó entre
otras cosas: «No se apure Vm. tanto por aniquilarme porque entonces nos aniquilaremos los dos.»
Después logro escaparse cl P . Miranda favore
cido por Fr. Exctquicl de Lan7agorla. y según
F r . Joaquin de Olea, parec-a estar complicado,
también en su fuga el I*. García.
« o
Los empleados en la Renta de Tabaco y Vino,
atligían o los ¡lócanos, especialmente ú los naturales de Lnoag coi. abusos y vejaciones, como ya
hemos dicho, h*cietriolcs trabajar duramente, y
(i) Fojas 57 5 5S
314
ISAillîLO DE LOS REYES
<n vez de piparles ú alimentarles siquiera por
-esto, les propinaban palizas, según una carta medita del R. P. ÏY. Manuel Arnaií, y lo que era
peor, muchos de ellos no eran verdaderos guardas ni comisarios de dichas lientas, nino que bajo
esto apariencia quitaban á los pobres haiUana
(plebe) lo que se les antojaba, ya por un pedazo
de tabaco y chicuaìo (?) que encontraban, ya por
media tinaja ú dos gantas de basi, vino, que los
.ilocanos conservaban para convertir en vinagre
Hostigados los vecinos de l.aoag, se congregaron el 31 de Agosto de I80G entre ocho y nueve
de la noche en el tribunal de aquel puchlo para
tratar de extrañar á los forasteros que se fingían
guardas y comisarios de las lientas Acordaron consultar con el Cura Párroco y Prior voc¡il, que
era el citado P. Amáis, y éste les aconsejó que exiicsenlos nombramientos. Acudieron los fluïes, haiendose conformado Eustaquio liutista, liei del
Tabaco; pero nó cl de Vinos, Alejandro Guilt, cl
cual en la junta despreció en alta_ voz ú la princîpalia y desenvainando su sable, dijo altanero que
le siguiese quien tuviera valor. Entonces el teniente
mayor y los capitanes, don Pedro Huiz y don Julian Fontanili.-!, IR insultaron y al Ivi jar, gritaron;
matad y prended á ese Uulrón, kaílíancsl
Y los dtl pueblo que por sus m-gocios particulares estaban en li p'nzucla del tribunal, dieron
gritos y fueron al alcance de dicho don Alejandro.
Este buscó refugio en la casa parroquial; ipero
ya encendido el fuego, no se pudo apagar maso,
según cscribtj en su comunicación ?\ üobernadorcillo.
El tambor llamó á la* armas y el puchlo acudió dando grito que hmvlvm el purhlo. Primero
g
H I S T O R I A ni:
ILOCOS
215
se dirigieron ú, la tercena de Vino, allí se pusieron, en corrillos y á poco rnto tiraron piedras i
la casa de Eustaquio Baptista, desgunsmdola;
después cnenusaron sus pasos á ías demurs casas
de los comisarios y volviendo al depósito de dtchu
tercena de vino, lo derribaron Después atacaron
la casa del capitan don José Dionisio Justo y echaron algunos dindines (pared de materiales ligeros) y lo mismo hicieron con las casas de don
Sebastian Almas, alguacil mavor, de un GoberDador? del estanquero d e v i n o , don Mariano Sales,
del difunto capitan don Carlos Borromeo Lalting,
cuyas dos puertas de ventana derribaron. Después
empezaron á desguatar parte d é l a casa de don T o más Matheo; luego se reunieron en corrillos en la plazuela del tribunal y atacaron las casas del teniente segundo don Juan :*alccdo Ruiz y del teniente don Victoriano Ferrer Guerrero; p^ro ésta se
escapó y so!o se derribó el cerco. Desguasaron
ademas las casas del alguacil José Alingangí, del
Teniente G o don Severo Eugenio, quitaron el
dindin á las casas de Silvestre de la Cruz, oficial
vigilante, Justo Vc'azqaez, alguacil -1 o, sumando
lí) las casas desguasadas, incluso la tercena.
En IR07 se introdujo cu llocos el uso del Miluhot llamado Salpugo.
En el capítulo anterior hemos indicado ligeramente alg-nas de ¡a* causas q u e motivaron la
animadversión de los ¡lócanos.
El Provincial de. los I V . Agustinos cmiiiÓ un
dictamen en el espediente formado sobre las causas de la insurrección de IS07, y dijo:
«Los indios de llocos se han hecho rateros como
los de las demás provincias: roban vacas, caballos
2l6
IsARKLO DE
LQ*
RKYKS
y carabaos úsus compatriotas, y los que se ocupan
en este oficio estan dispuestos para todo lo malo. No es de extrañar que muchos de estos se
viniesen con los desertores que principiaron la rebelión en los montes de Piddig, y que otros se
uniesen, luego que reventó el fuego; pero á ottono $e puede llamar causa del alzamiento.
Es claro los ilocanos son mansos, se puede decir en toda la extensión de la palabra, y si se
sublevaron, fué porque sufrieron grandes abusos
y atropellos.
D. binibaldo de Mas escrihc, pág iíü), i.er tomo:
«otra cosa notable es la fermentación que se manifestò en algunas provincias. La única en que
sti pronunció unn verdadera defección á los españoles fué la de Pangasiiían » Y en una nota añade: «Es extraño que en esta provincia es en la
que he hallado más quietud, bondad y cordial
afecto & Jos españoles, de cuantas he visitado en
1841.» No solo Pangasinan, sino en general todas
las- filipinas, especialmente la» del Norte. Hubo
otra causa: eran malos los principales, abusaban
del pobre, y los españoles encubrían porque les
darían dinero; eran malos también estos como se
ve en los siguientes apuntes:
Los ingleses, que sitiaron á Manila, decían "que
Jos españoles de .Manila eran lunares de U nación
española: que había en esta ciudad pocos caballeros y mucha gente ruin" (S. de Mas; pág lfllî «tel
t.cr' tomo. Sección històrica.) "Filipinas era para
los españoles a!-í como un destierro, pues p.ira especular tenían á América. A csccpciòn de 4°5 sujetos que venían para ocupar los destino* de categoria todos los demás tspañolct que llegaban 5
¿js islas eran por lo general perconss turbulentes
HISTORIA
DK I LOCOS
217
que en ninguna parte se hallaban bien: ó criminales que huían de sus familias ó de los países
en donde eran conocidos sus antcccdcntcs.t
El padre Vicente Alcmnn, jesuíta, escribió en '7(Jïi
que «el tercio de infanteria se compor-ía de pobresdest c n a d o s de Méjico: el maestre de campo algun
oficial que no podía salir de oJfcrez en cí ejercito; por lo común los que iban ú Filipinas eran
de aquellos que sobrjban por holgazanes cu America, llamados polisones, y que hablan huido de
España por criminales. Se desterraban criollos, llamados en Filipinas ¡¡uachinangos*
<! c puedo asegurar ú V escribía cl P Alemán
qui' de todos los españoles que conocí en Manila solo había dos ó tres que habían ido con licencia (es decir, fugados caí! todos) por haber llevado oficio- de la Corte; todos los d e m i s son los
Polisones y JDc$crto¡cst y criollos de acá que ce
llaman en aquella tierra guachinangos: fuera
la mejor comedia del mundo si cada vecino de
JTanila representara su propio n3pcl, pues se verían- espaldas azotadas y marcadas, soldados abaquetesdos, y que por celebrar misas y confesar
sin ordenes fueron castigados en Méjico del Tribunal de la ínquísicun: otros se vieran peinando pelucas; otros rapando barbas; oíros agarrando delincuentes y otros azotándoles; que de todo esto
hav bastante en Filipinas.
En 18 o escribía don T o m á s de Com>n: «es cois
bastante común ver ¡1 un peluquero ó lacayo de
gobernador, ú un marinero y un desertor transformado de repente en alcalde mayor subdelegado y capitan á guerra de una provincia populosa.»
«Pasados, dice el duque de Almodovar, ' o : p r i .
2l8
IPADELO DE LOI REYES
raeros ñempos del fervor de la fe y de la gloria
de la conquista, se apoderó de los ánimos un vil
y mal entendido interés y se radicaron las malversaciones; la mayor parte de gentes que des*
pues fueron pasando á aquellas remólas posesiones
solian ser de Ins heces de !a ración.•
A todo esto, scaíiadiíTon los abusos por <•! estanco
del vino, y habiéndoles prohibido ha:cr bast (vino
¡locano), lascxpcndcdutías del Ksudo cswb.in mal
surtidas, quizá por !a> dificultades del camino.
Kn las quintas no se distingu.au los casados de
los solteros. Y aunque durante su gobierno el Gobernador general don Felix Iìjrcogucr v Marquina había propuesto al Gobierno de S. M. la abolición de la facultad de los A caldes para comerciar, asignándoles, en cambio, sueldos mejores, no
se realizó tan pronto esta reform-', que era muy
necesaria p.ira calmar un tanto los ánimos.
Kn 1807, pues, los ánimos no estat an predispuestos á nndft bueno y en el mes de julio de dicho
año se fugaron de Vigan nlgunos quintoi y se refugiaron en tos montes de l'ídáig, an donde se
les unieron muchos descontentos. >• trataron de
sublevar el pueblo de S.irr¿*t; pero no habiendo
conseguido su objeto, regresaron al mentí.;, llevándose los tambores que había en las guritan {bimtayanes) de los pueblos.
t£l üobcrnadorcillo de Sarrat' dio parto de la
asonada al Alcalde mayor de la provinci», que residia en Vigan, y este inmediatamente acudió con
tropas á l.aoiic.
,
Mis los principales y los cums párrocos de aquellos pueblos ya habían íoscg-ido el levantamiento
con un pelotón de indígenas leales á K.pjíia. que
lograron reunir.
H I S T O R I A DE ILOCOS
219
En vista de ello, después de dos dins de descanso y de averiguaciones, cl Alcalde volvió ó Vigun, creyendo que todo había concluido
Pero los descontentos siguieron procurando realizar sus ideales, atrayendo secretunente ú los diPiddig v los de su vìsita Santiago, y á tos dos
meses, ó sea el 16 de septiembre, el motin estalló
otra vez con m i s furor.
Penetraron los sublevados en aquello* pueblos,
para reclutar prosélitos y sus ti a* aumentaban, ú
pesar de los esfuerzos de los l i t i g i o s o s en apaciguar la sublevación, porque loJos teman iguales quejas y una sola aspiración.
Noticioso por los partes de los Gobernadorcillos
el Párroco de Baták, Fr. Francisco Antonio Abella, de que los sublevados si-- hallaban en Laoag,
animó á los principales del pueblo ú ir con sus
kailiane* (inferiores o tributarios) á San Nicol s para impedir id paso ú los descontento», y se logró
mandar 370 hombres desde un principio, y á las
nueve- de la tuche se tocó el tambor à llamada
y be cnvi.iron o i r i s q u e sumaban más de 200.
Después, los jefes uc estos le.des avisaron que
la gente que c s u b a 1 sus órdenes trataba de regresar por fucrz.i, por hallarse solos y no atreverse ú hacer frente al grueso númc.ro de los amotinados de íí.wig, y q u e aunque Jnbíui sido escogidos, m u c i n s agentes de los descontentos ic
metieron en sus filas y sublevaron á lo* leales.
En su vista, cl P-irroco, cl GohernadorciUo y
los pocos p r i n c i p l e s de Batál; que l u b î i n ido á
San Nicolas, resolvieron desbaratar el puente de
Uarasgis, y con este objeto fueron á aquel sitio
el Párroco con sus dos coadjutores don Agustín
ilari 1 Al vano y don JOK* Azcarïo, p r « b i t c r o j ; don
22n
I s Aïllí I."
UK
LO*
RKVP«-
Domingo Oumalat ó Cucumat, csp-ñol: cl cabo ile
la Hcnta Juan Fiorentino, con sus guardas, y Ion
principales de Baiák, con todo lo necesario para
realizar su nropúsito.
listando allí, aparecieron de regreso las fuerzas
cufiadas á San Nicolás El Párroco les comunuú
su proyecto de destruir el puente para cortar el
paso á los amotinados: pero aunque con buenas
palatrasj los que regresaban dieron á conocer estar ya con ios sublevados: unos le abandonaron
y otros n o i e hacían caso 6 ayudaban á pesar HUJO,
habiendo sido desbaratado el puente casi solamente
por los ex-gobcrnadorcillos don Marcelo Hilario,
don Cristobal Borromeo de Kiaoit, don Salvador
ilei Castllio y don Esteban Nicolás de Kiaoit, los
P P . coadjutores y el Párroco.
Faltaban por quitar dos palos traviesas, cuando
aparecieron ios amotinados en el monte Billoka
armando a'gazara infernal. Entonces los españoles
pegaron fuego á los palos.
En esto avisaron á los españoles que estaban ya
cercados de enemigos. Y ú la verdad, porci Norte
venían los sublevados de haoag, y por el Sur
los descontentos de ííalák q u e habí.m atraído vi
partido de los primeros. El párroco exhortó á
sus feligreses: pero desoyeron y hubo dr encomendar su salvación á su caballo,
Dos principales Je siguieron .diciendo que los
kailianes lgente del pueblo) estaban arrepentidos. El
Párroco, desconfiado, les conicsiú que fuesen a
verle, y en efecto la mitad se presentó pura prometerle q u e en acabando de tomar alimento, irían
á defender el paso del puente: pero dc*pucs pasaron ú In opueita orilla à reunirse con tos sublevados de Lncaí!, como ya habían ln-cho los Atm¿\
Hí<LORIA DK I LOCOS
221
«Con trescientos hombres no más—escribe el citado Párroco en una relación inedita, que se conserva en el convento de San A u s t i n de Mani'a
—que hubiesen mantenido el puesto, no entra en
Büiúk la turba: la elevación del terreno y la profundidad del agua que era de mis de un catado
y medio ite un hombre* les quitaba toda esperanza y daba lugar a que llegue el auxilio que
me prometían de Vigan, que habían salido y que
ya me afiaolan al último que se extrañaban que
no hubiese llegado.»
El entonces teniente mayor y el capitan don
Juli&n Mercado fueron á buscar al t e n i c n t c d e l a
tropa que se esperaba para que se diese p r í s i ,
peí o no pareció.
A las ocho de la mañana se supo que los amotinados estaban reconstruyendo el puente. El Párroco envio ú su coadjutor 1*. Alvano ú predicarles desistiesen de su intento y cerca de las nueve,
volvió diciendo que le habían recibido con las
flechas asestadas, culpándole de haber destruido
el puente.
Viendo el P . Abella como despreciaron aquellas exhortaciones como Jas de Jos Sacerdotes de
los pueblos anteriores y las amenazas que hacían al pueblo si no les secundaba, probó usar con
ellos de energía tratando de rechazarles cort la
fuerza y mandó tocar el tambor al arma.
l-n esto recibió orden del Alcalde mayor mandando que los pueblos de_ B;itálí, Paoay y IÌ*dok reuniesen cuanta gente fuera posible para atacar en B^túká los sublevados, por lo cual c> Padre
Abe la desistió de sa intento: palò á Paoay con
>u animoso coadjutor P Alvano, y «-Uos y el Párroco de aquel pueblo, hablaron á los principales
222
If.ABÍÍ.0 DE LOS
RKYKS
Estos ofrecieron gustosos sus servicios, pero desconfiando de sus Icailimies, que á decir verdad,
estaban muy lejos de estar contentos.
Ya la tarde anterior, el pedáneo de Paoay h a b h
conducido 700 kailiancs casi por fuerza, por lo
que el Gobcrnadorcillo de Baiúk dijo al de Paoay
que era mejor que les hiciera volver; pues en
vez de ayudar, cuando llegase el caso, servirían
para engrosar las tilas de os descontentos.
Convinieron en esto los principales de Paoay
y^ regresaron prometiendo buscar soldados mas
tictes, pero no volvieron m i s .
Jíl P. Abella envió A su coadjutor ¡i Barak para
procurar que los principales amena?, tsen ú los amotinados con que se les recíbiiía con li artillería á la boca de J¡i calzada: y »íi qu¿- se riudic
sen, áe cumplieron todas estas ordenes; pero ti auxilio de Vigan no llegaba y á las 4 dé l.i tarde entraron en Paoay los sublevados y pasaron al inmediato pueblo de Itadok endirreccí'n ti Vigan.
A las nueve de la noche, regresó á su ministerio
ò parroquia el P Aín lla v un domingo, cuando ya
habían salido los amotinados, exhorto a I pueblo que
se mantuvic«.cn fieles úK*paiia los que no se habían
prevaricado «en cuyo a to—escribe el citado Pár r o c o — t u v o una m u g c r ' c l atrevimiento de pred i c a r " también diciendo q u e no me creyesen que
«todo eran embusterías: que con título de Dios
«Y del Evangelio no hacíamos más que engarur«los para que los españoles los desollasen, pues
• eramos cspañoIcH cerno los uemás con ensarto
•de disparates > este tenor »
Al día siguiente, et Parroco do Hata1, volví» a
exhortar, en virtud de una orden del Alta.de a
los fíclM à q u e fuesen á perseguir por la n p a l -
HISTORIA
DK I LOCOS
223
da 5 los amotinados, lo que continuili y en el
mismo día ú los gritos de ¡Viva el l{cy! marcharon á los montes de liadók y no volvieron
hasta el domingo siguiente.
El P. Abella uicc haber quitado en la noche
del 3o dc ( Septiembre, m la calzada cutre Baiale
y faoay, á dos amotinados un machete y unas
varas con cañi'S para hacer flechas, y los entregó al pedáneo de liaták.
Kntcrado ti Alcalde de llocos del movimiento,
desde luego envío 36 soldados, dos rondas de guardas con un cañón al mando de un tal Escobar,
Y después cn'iò orden circular íi todos los gobcrnadorcillos del î*»r pidiéndoles socorro. V jodos respondieron ;tl llamamiento, enviando su contingente, üe hombres atinados, excepto el de Knndoíi que no llegó á tiempo, por lo q u e fué castigado después.
Los conspirados derrotaron á Escobar en las orilla del rio de lìadok apoderándose del canon, que
llevaba. Inutilizaron este caùon y lo entregaron
al Hírroco de lìadok l ; r. Vicente Kcbrcs, el cual
lo arregló y después lo montò en una estacada
uc consiru>ó alrededor del convento parroquial
onde se fortificó.
Con la derrota de Escobar, los jefes ganaron en
ircsligio, y su peloton se iba á engrosar cada vez
nus, pues alist iba iccuacc* en todos los pueblos
i donde llegaba, matando á los que n o l i s seguían
Entonces se crevú con fuerzas suficientes para
r ú cxpulasr de Vigan al Alcalde mayor de la proincla y demá* españoles allí residentes, siempre
.listando soldados, nani seguir luego BU dcsolalor camino para Manila, pues sí la fononi íc
onriric, tratan j de e c h a r á los c»r 3 , "'' > I c , t l c filipinas
3
a 2
4
I* A l l ' I ij
UK
[.OS
KKYK<
It ¡unidas las fuerzas del Alcalde mayor, envió
au considerable peloton compuesto de rondas de
guardas del Tabaco, de naturales y mestizos dp
Vigori, y los vecinos de Bantay, Santa, Narhakan
y Sta Mar a, ú rechazar á Jos enemigos que se
acercaban.
Frente al camino real de Itentay, pueblo intn:diüto Vigan,sc colocaron algunos cañones, siendo
uno de los defensores de bqucl paso el anciano
mendigante que me ha suministrado algcnis de
estos _ detalles. Estas fortificaciones tenían poi objeto impedir el paso à los amotinados en caso
de que triunfasen sobre los leales que contra
elfos se habían enviado. La unici: casa particular
de manipostería que entonces existia, la de una tal
doña Clemencia sita entre las calles de San José y del Duque de JJ.iilc», se fortificó, habiendo en las ventanas y puertas fogones con
agua, manteca y aceite hirviendo para bañar *
los que llegasen ú asaltarla. A ella acudieron muchis familias acomodadas, llevando sus alhajas.
Los leales del S ir esperaron en el rio de Bantao^y,
(S. Ildefonso) a tos sublevados que ya habían 11c
gado al inmediato pueblo df Sto Domingo.
Al medio dia del 28 de Septiembre, tuvo lugar
en aquel sitio el sangriento encuentro entre los leales y amotinados viéndose tintas en sangre las aguas
de-aquel rio, hasta ahora mirado con horror tradicional por los caminantes ilocanos, llegando las
balas del cañón de los leales al campanario de
S. Ildefonso.
Al fin los sublevados hubieron de ceder el terreno
y se retiraron aquella misma tarde al parecer con
orden, • al menos no fueron perseguidos, así es
que á su regreso pudieron cometer algunos ate-
Hi
ror<M ii<
I LOCOS
.*?%
sin.itos y llevarse algunos cautivos
En lloco* se conoce» estos sucesos con el nomhre de Sublevación tie Amhurixto 6 sea uno Je
los jefes, pero el primer jefe llamado Com indantc
•era Pedro Mateo
De orden de úite amirraron á varias perso-ias q u e
hablan encontrado cu e\ Tribuna de $. Ildefonso,
entre los cuales estaban el p.idre del actual gob;rnadorctl!o de aquel pueblo, don Felix Vcrg.ira,
don Nicol s Silvestre alias Patao y otro de nom*
bre desconocido q u e SR habían distinguido com3
valiente» en la pelea: y al pasar por Sto. Domingo amarraron al padre del est-mquero de tabaco de dicho pueblo. Entre los cautivos estaban, Marcelo de la Oruz y Francíico Vergar;*,
q u e fueron asesinados, el primero con una h e rida de fcampi'nn en el pescuezo y el segundo
destripado. También fueron muertos Sebastian Arquero, nitural de Sto Domingo, Tomás D tldulao y Mateo Ferrer.
Peiíro Martin alias Jlam'gon, uno de los c i b o í ,
llevaba en lasan;as de su caballo ¿ Fran:isco Vergara, y se vengó de ellos porque hftbW oído decir que perjudicaban á sus compañeros q u e regresaban.
Pedro Muco mandó repartir los cautivos «para
q u e tuviesen su ración, esto es, • para que los
matasen y saciasen su furia.» (i) Y mataron los cautivos que les correspondieron, Ambaristo y el cab<j
Rafael Pascua, q u e tenia la obligación de dirigir u los demás en la sublevación
E n e l sitio de Malungun en Magsingal y en Guin
(i) He leído alcuna» pic/i* de la cau*?- n.uc en el
archivo de la Audiencia de Manila *c conicivan.
22Ô
I*ABKLO DP. LO<î REYES
ned en Lapo fue donde ejecutaron á algunos de
los cautivos.
Los que^ llevaban amarrados eran Agustín Matheo, Nicolás Silvestre, Juan Agustino, Agustín de
los Santos, Agustín y Simplicio Peralt?, de Sto.
Domingo, Vicente Silvestre (este se escapó en
Sto. Domingo), José Isidro, Aniceto Somera, Mácsimo Corpus^ y algún otro. En Kabugao les dieron libertad á ruegos del buen Cura Párroco de
aquel pueblo.
Muchos rebeldes perecieron ahogados al atravesar c\ rio (i) y según una tradición oial se han fijado en la copa de los árboles las cabezas de
algunos jefes citando entre otras la del denodado
Garrido.
La Audiencia de Manila comisionó para hacer
las averiguaciones sobre lo ocurrido y para procurar la pacificación de llocos, al Oidor don Josef de Ayala y Barona Y éste :i su vez comisionó á mi bisabuelo materno don José Florentino de Sa-i Joaquin, escribano real y público y
este fué ú Laoag para averiguar los autores de
las aprehensiones y muertes.
Un bando fechado en Vigan á 2Q de octubre
del mismo año y redactado en ilocano se fijó en
todos los tribunales: prometía no castigar más que
(I ) L a i tradiciones religiós,*, s atribuyen esla victoria
á la Virgen d e la C a n d a d que *c venera en el templo
d e li:iniay y se^ú» la conseja, de-aparee ¡ó en »u altar
y t o m a n d o l a i fornr.s de a g u i d o r a se presentó á loi
amotinados ofreciendo i u càr.Uro d e agua para apagar,
su s«J» y luoicntlolo rechn/a lo, derramú ÍU contenído en el lio, y c i t e en d «comunale* IruiL-.ija» tiaj-'» i
l#* amotinad oí.'
HlSTOlUA DK I L O C O S
2'7
á los autores, invitando a los que tuviesen q u e jas por agravios y vejaciones ó supresión de algun ramo de Rentas Reates, las trasmitiesen al comisionado por medio de sus gobcrnadoreülos: y
prohibía se reuniesen en mus de tres ¿ cuatro
personas.
Los pueblos que se sublevaron fueron Sarrat,
Laoag, B..ták y Paoay.
Las cárceles se llenaron de muchísimos presos
en Vigan había más de 127 presos y se utilizaron
para cárceles las bodegas del palacio episcopal.
También hubo muchos presos en la* cálceles de
Paoay, Batik y Laoag (la de este último contenía
1234.) Los principales jefes se metieron en jaulas
al trasladarlos á Vigan, donde fueron ahorcados cinco ¿ seis Rafael Pascua fue remitido en un pontin á Ma ila el 24 de diciembre de 18 »8 y condtnado á ocho años de galera en Cavito, y á seis
años de destierro en M indoro Antonio Duque y
Francisco Andrada, cabo comisionado por Pedro
Mateo para reclutar gente.
_
Además de los rebeldes mencionados se distinguieron Anselmo Batad que sirvió de alférez abanderado, José Manuel, Agustín Bartolomé, Juan Baltasar, Gregorio Ramos, Francisco Banglay, Jose
Dacurun, Manuel Rumban», Tornii* Bautista, Bernardo de Villanueva. Eustaquio Andres, tlorcntino
Buganisan, Simon P-blo, Julian Felipe, Pascual
d é l a Cruz. Agustín de los Santos, Santiago Bueno
Fabián Domingo y Santiago Salvador.
2 :S
IsAiiKi. i n:-: r. ••*
HKVK-
XXV
Viruelas.—E¿ Obispo Pallas.—Conspiración de Liingao. — Venganzas
sangrentas.—Gran
incendio.
En 18oiJ se esperimento una epidemia de vira elas
«n llocos y se consagró en Manin cl IS de septiembre de aq-icl año cl obispo de Nueva Segovia,
el Ilustrlsimo y Kmo Sr. ¿tieatrodon Fr. Cayetano Pallas, del orden de Predtcadorcí, socio de la
Real Acidemia de S. Catlos de Méjico y del
Consejo de S. Jí. Nació en la villa de Bcnabcrr
(Aragón) en 5 de Septiembre de 1750.
En 1311 se descubrió una conspiración religiosa en los montes de llocos Norte, de la clase de las recientes de Samar, Negros y otras
provincias, en que unos pillos trataron de embaucar con simulados milagros á los ino.cntcs campesinos. Los promovedores trataban de establecer una religion con un tlios tlamado Lwvjao
y no era más que imperfecto ó ridiculo remedo de la "Iglesia Catòlica, teniendo ministros de
•diferentes dignidades. Los principales se dirigieron d los montes de Kacayan para atraer el parsido de las tribus infieles. Descubierta y denunciada la conspiración por los Curas Párrocos, el
Gobierno español castigó con suplicio á unos
•cabcciPas y con destierro á otros y esto impidió quo tomase proporciones.
Como se vé, forzoso c» rccoao;er que los Pirro•eos frailes siempre han prestado señalado» s:rvícios a España en los grandes peligro!, y en varias
Hl^fUJA
UK Ij.CCOS
229
ocasiones, como ro cl motiu contra los fingidos comisarios del Resguardo y cu la sublevación de
Ambaristo, los Curas Párrocos estuvieron al lado
del pueblo contra los abusos y arbitrariedades
cometidas centra él y de aquí el respeto y la
profunda veneración que les demostraron lossublcvados tratándoles con benevolencia excepcional. Es justo consignado; pero de esta rcg'a general hahia de haber alguna excepción: si de los
doce apóstoles escogidos por el mismo Hijo de
Dios hubo un Izcarriote, ¿cómo no había de tener
algunos lunares una Corporación tan numerosa
y de tao vasta historia?
A principios del oüo 1814, con motivo de haber entendido mal Jos filipinos la promulgación
en estas Islas de la Constitución de 1811, creyéndose exentos de pagar tributo, por haberse asimilado ú los españoleo, se dccíaru un dcicontcnto
general en el Archipiélago, cuando ú pesar de la
Constituer D, se les obligaba á pagarlo, y hubo el
Gobernador general Gardoqui de expedir un bando
explicando el decreto en cuemion.
Pero los kailianes de Hocos Norte entendieron qur
la interpretación era torcida, y no comprendiendo la
igualdad mandada observar, pues hasta los principales Citaban cxcnios de la prestación personal,
se sublevaron y derribaron el tribunal de Sarrat,
poniendo en libertad ú tos presos; el Alcalde mayor
de llocos envió tropa ú Badili y 3. Nicola», para
apaciguar á los revoltosos; pero hubo de capitular con ello», llamándoles á Vigan, !o cabecero,
para oir sus queja,.
En esto, fué abolido el decreto sobre la Conítituciôn, y á principios de tüii d alcalde mayor
230
ISAIÎKU) UK LOS
KKVH.
d e llocos recorrió todos Jos pueblos para hacer Jas
elecciones y estableció de paso el servicio de los
tribun ilcs ^casas-ayuntamientos), lo cu¡it acabó de
exasperar a, los kaìliancs, atribuyéndolo todo 11
una intriga üe los principales. 'E itonccs juraron imponer la ley con U fuerza y matar á toda
la principali* Y á la verdad, sus quejas contra
los p r i n c i p a l s no carecían de fjnJame-uo «En S a rral— escribe Sinibaldo de Mus—había más cierne titos que en ninguna otra parte, para una cxp'osión de los kaítianes ó plebeyos contra los jjrüicijìctUs Solimi dar á los obrero» seda ó algodón
en bruto ¿ hilado pira recibir, luegi el genero
tejido; más en tales transacciones cubia siempre el
que él rico tiranizase al pobre, hallindo la tela
mal concluida, ó falta de peso, para negar el pago ò reducirle. El arrn del cura, que llaman en
filipinas despensera y vive por lo general en cas-i
separada, se distinguía por el despuisnv) q u e
cjercÍJ, apoyada en el favor del i'adrc y por su
dureza y avaricia >
Efectivamente, esta mujer que se llamaba doña
Rosa Agcauili fu¿ muy cruel con loi pobres /¿aiüanes begun la tradición ora': con m itivo del
auxilio de víveres, exigía q u e le llevasen gordas
gallinas y finos hilos do algodón, pira lur^o pagarles muy poco, ò nada, si no la satisfacían, y
aun les hacía a«otar. Todo lo cual p-gó con su
vida, como veremos.
El jefe de (a conspiración cr.i u n t a i Domingo,
de Sarral, el cual dirigía las reuniones clandestini).
Los C Párrocos se enteraron de ella y lo avisaron
á las ontoridades; los gobcrnadorciilos hicieron
pesquisas y prisiones; pero el Alcalde no dio importancia al asunto, puri Domingo se hállala al
Hi loklA l»K Il.oC *•
231
carecer tranquilo cp su casa, y se limilo A encargar
iv los gobernadorcillos 110 permitiesen reuniones en
ia estancia denominada Pallús.
l'ero cl 3 de Marzo, ú eso de las tres y media de
la tarde, se oyó en Sarrat cieno vocerío que pronto se hizo general en todo el pueblo: .luego
se presentó en la plaza del pueblo un peloton
armado de bolos ó machetes, lanzas y flechan.
El Párroco se dirigió A la multitud, y fui.* recibido
con una griten* mostrándosele las »rmas; le
cercaron y le manifestaron con indignación su
proposito de acabar con los principales, sus esposas
c hijos y de apoderarse di* cuanto encerraban las
casas parroquiales. El Párroco procuró amansarles con buenas palabras; pero viendo que corri:-,
peligro su vida, se alejó.
Entonces se dirigieron al tribunal y allí encontraron á varios oficiales de justicia, A quienes mal*
trataron; destrozaron el archivo A balazos, y apoderándose de los tambores, los tocaron ni arma.
Las casas de los J;nilianes contestaron cnarbobmJo
banderolas blancas y acudieron numerosos amotinados. Reunidos ya, sumaron unos 1 boo y acordaron dividirlos en tres peloioncs msuJados por
Mariano Espíritu, Vicente Si-nù-igo, ¡Simon Tomás,
naturales de Sarrat, y por Atures Bugnrin y
otros de Piddig y en esta dUponuión fin-ron A
asaltar las primeras casas que encontraron en
Ja plaza y A Jas de D. Juan B t n u r d i n o Bitanga, don Benito Buenaventura y don A'cjandro
Alvano Buenaventura. Et Cura Parroco I**r. José
Nieto se atrevió A ir a Ja casa de Bitanga; pero
ûlll encontró ya muerto á dojb Roja Agcauil», o
cuyo cadáver se vengaron ferozmenic los amotinados y de cierta parte de ella hicieron taíajo
g32
IXAtKLO DE LOS Rr.YP.«
y la clavaron en la puerta de la Iglesia. También
fueron muertos don Kleuterio D'imayà, doua Juana
Albano y una criatura de tres mese?. Descubierto
el cura por cl cabecilla Mariano Espíritu, le iosuit* y mandó à los ka i lia tics que le despedazasen, per? cl Párroco consiguió huir y esconderse
en la parte mis oscura de la bóveda de la Iglesia, con dos ò tres principales y algunos niños.
Los sublevados despuis de saquear dichas casos se dirigieron á la cosa parroquial, donde estaban refugiados algunos principale!!; sin resistencia I,i saquearon llevándose 1-200 pesos y la
ropa de algun valor; behicron todo el vino que
encontraron y en su embriaguez destrozaron ¿ machetazos cuanto encontraron, incluso lo imígen
de Maria SantUima y las de otros santos.
A las nueve de la noche descamaron, poniendo centinelas alrededor de la plaza, para que no
se escapasen los principales que estaban ocultos
en la iglesia y en el tribunal. El Párroco bajóá la sacristía y encontró a(IÍ íí muchos principales escondidos. íïuanJo amaneció, tres cabecillas
reconocieron todo el templo, para buscar á los
que estaban allí ocultos, y se publicó un bondo
prohibiendo bajo pena de muerte •-* toJos los
l-mliañex ocultar en su casa ú los principies sus
esposas ó htps y siguieron saqueando l u casas
de la principalia. A. las nueve de la maiìana, prendieron ni Gobernadorcillo y dos tenientes de el
y con un voccflo infernal les llet orón atados ú h
plaza p3ra oírles en consejo de giicrrJ. Ivi efteto,
Simon Tomás preguntó al pcdtnco loj motivos
de la abolición del decreto constitücíona', publicado el año anterior con tanta solemnidad, y habiendo contestado que obedeció i un cambio po«
Hi-TOMA DE
ILOCOS
233
litico operado en España, como se había publicado t insistieron ellos que todo fu<5 inventado en
Filipinas y les condenaron á la última pena. Ñuscaron al Cura para confesarle?» como lo hizo: pero después el C. Párroco consiguió que oy«*ícn
su consejo de suspender la ejecución hasta ver lo
que hubiera de suceder en los demás pueblos y
se contentaron con tenerles presos como ú otros
muchos q u e j a lo estaban.
A eso de las cuatro y media de la tarde de
aquel dio, los sublevados enviaron dos columna?,
compuesta, cada una de 200 hombres, mandadas
respectivamente por Simón Tomás y Andres Bugarin. La primera se dirigió á S, Nicola*, tomó el
tribunal y el convento, acuchilló á muchos principales y se llevó presos á otros saqueando
todas las casas de la principalla. Después intentó Simon Tomás pasar á l.aoag, y ac detuvo á la orilla Sur del rio, esperando que los Icnilia*
nes.de aquel pueblo se le uniesen: pero al contrario, los principales reunieron à sus toúlinncso imrirovisaron un peloton en que algunos iban acabalo y habiendo salido á rechazarle*, les pusieron en
fuga. Volvió Tomás á Sirrnt el dia cinco, ;il mismo tiempo que regresaba la c o t u m r a J c liug-mn.
Este vet-íí de Piddíg en donde cometió muchas
fechoría«, saqueando todas las casas de la principal la.
Los principales de Víntar organizaron un peloton de 600 hombrps para reprimir losdcimnncí
de los kúlianes de .Sarral: luego llegaron otroi
d e los prinjjpalcsdc I*aoj^, í'aoay, Hat I: v S Nicolás.
Desde les primeros momento», el Gobcrnadorcillo de Sarral dio parte de la asonada al Alcal*
234
1 SÁLELO DE
LOS
RF.YES
de mayor tic llocos, residente en Vignn; pero no
llegó cl parte ú su destino, porque los sublevados tenían tomados los pasos del pueblo. Sin embarco, el Alcalde mayor se entero de ello poi otros
conductos y envió para npaciguar el motín al teniente don Antonio Simon con una partida d e
infantería y al ayudante don J. Bernabò de Koto
con 3o de Caballería Ksta fuerza liego el dia 5,
al mismo tiempo que los pelotones de los principales citados. Combinados, rodearon el pueblo
de Sarrat Los conjurados se pusieron en guardia y encargaron à los q u e custodiaban á los principales prtsos que en el momento en que los
enemigos Íes atacaran, matasen il aquellos como a,
las esposas è hijos de los principales que también
estaban presos
A las once de la noche, el C. Párroco reunió á los cabecillas y les dcmostiú que sería vana
toda resistencia por su parte y que era mejor se
rindiesen. Los líailianes se acobardaron y en la
oscuridad de la noche mucho* huveron: ¡i las doce
libertaron ¡i los presos y quedó tranquilo el
pueblo.
Al amanecer, la caballería penetró en el pucb'o
casi sin resistencia, y seguidamente el grueso de
las fuerzas. Cuando los de l.;ioag llegaron ú la
plaza, prendieron fuego ;i una rasa por el lado
del N ' . r t c : luego no tardò en verse arder otras
p o r c l K s t c y Sur y en pocas horas el p u c b l o q u c
se asentaba à orillas del TÍO, fue reducido á pavesas. Las mujeres de los Itailiane*. JloianJo y
gritando» se acogieron á la iglesia con los objetos que hib'.-'O robado sus i-posos: pero también
el templo ardió. Cuando llegó ci A l c i d e mayor
1), Francisco líringas, con nuevas lucrzai. tolo
HlSlOKlA
Utí I L O C O S
23S
tuvo que ocuparse en Ja reconstrucción del nuevo pueblo, que se erigió no lejos del sitio q u e
ocupo el que había sido pasto del fuego.
TT
.
.
.
*
»
Un gran incendio que consumió muchas casas
en yigan en itii7, vino á cerrar esta época de
motines y este tomo, que termina precisamente
1818j en que se dividió llocos en dos partes, llamadas Norte y Sûr.
(Quiera el Cielo que algun dU mis ocupaciones me permitan continuar ct tercer tomo!
.VOTA
FIXAI..
Esta Historia la publique primero en articulo»
sueltos ya con mi firma verdadera, va con pseudónimos en el Diario tic Manila, FA Comercio y La
Knpana Oriental en 1KSS. Y limlnuntc se distribuv<\ como folli tin de In última; la continuó La
Opinión, cuando nqno.t'n dejó ¿c publicarse, y por
ti ItinVï Kl Jico ile Filipina* que vino ¡í sustituir
á La Opinión.
Mis muchos quehaccret no me permiten por ;»hora
revisar los pliegos impresos, por lo qur no puedo
dar una fe de erratas: suio recuerdo ahora que
en Ja pig. 21Ó se h-r 4 0 : en vez de 4 •'• 5.
± jtsr ID i a E
PÁus.
D.eir 4otnn«
Dedicatoria
Introducción.
V
7
Epícti prthittl·ríca.
I Etnografia
II Paleografi.!
(Cuadro jialeogtdfico)
III Datos
fìIoiógic05.
IV
V
VI
VII
Constitución social
Legislación
Mitolog'a
Costumbres antiguas
2.o
Epo<a
I
17
40
42
G5
o'J
M:
US
2I4
donato
fiiitòrica.
Sialo X V I
Descubrimiento de llocos
'
C Ai'S.
IMfit.
II
III
IV
V
20
23
',li
Fundación de la Villa Fcrnandina. .
Li*.Mahong.—¿Trímera parroquia? . .
Necrologi» de Salcedo
Ayuntamiento de Vigan.— Justicias
mayores —Religiosos franciscanos —
Kxpedición à Borneo.—; Otra Villaí
—Resurrección de una niña —Primer apóstol de llocos —Hecho increíble. — Coriarios japoneses . .
VI Los Encomendcrosy los Religiosos.—
Creación de los GobernadorcJllos.—
Los PP. Agustinos van a" Hocos —
Esta provincia en i585.—Pueblos
erigidos en i586 y 87. . • . .
VII Sublevación en Diagraa.—Gauang y
San Juan.—Tributos.—Los franciscanos entregan sus curatos ¿losseglares — Nuevos pueblos.—Un sabio
iloeano.—Piraterías y matanzas.—
Creación del obispado.— Tentativa de
rtbcUin.—Pueblos erigidos en i5í)8
y'yg.-Kl primer Obispo . . . .
.'18
46
5y
Sitilo X V I I
Vili Su entrada.—Desastrosa expedición oí
país de fgorroics.—Otro pueblo nuevo.—Otro Prelado. — Bdfigi—¿Hilaero?—Tentativo de unir Ilocoi con
íCagayan. - Abra
IX Muerte del Obispo.—Nuevo Prelado.—
Eo Î6t7 y ik—Otro Obispo.—Viran. - Expediciones á If.orrotcs —
Nuevos pucbloj.—EQ tGt-'S y 37.—
Óiro Prelado.—He m b re y subleve-
7o
CAPS.
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
PÁGS.
CÍÚD.—Destierro del Arzobispo Guerrero
. • .
Aumento de tributo.—Lluvia de cenizas, hambre y colero.—El Obispo
Aduartc.—Sublevación con 5o.oo
víctimas.—Naufragio.—Muerte del
Obispo.-Montes y pueblos sepultado?.-Nuevo Prelado.—Terremoto
horroroso.-Guerra contra los holandeses
A mediados del siglo XVII. — Asesinato.— El Obispo cárdenas Visita
diocesana.-Calamidades públicas.
Escritor en iiocano.—Invasión z<imbalcñ3
Segunda invasión zambalefia.- Hazañas y muerte gloriosa de los generales ¡lócanos Pcding y Lopez.—
Triunfo y atropellos de los zambaÍes.—Su derrota posterior y castigos
Álmasan se proclama Rey en el Norte de llocos—Sus triunfos y derrotas. . ;
Preparativos de guerra.—Matanza de
chinos —Conspiración contra el general Salcedo
Piratai.—Reducción de montcscí
El obispo Poblctc.—Mngsifi^jl. CcloBO misionero ¡locano,—Obispo
¡locano. —Rozamientos ruidosos. .
El obispo Pizarro.—Naufragio y piratas.—Calamidades públicas —Cuadros Crono!03¡cos de ftobsrnzciorci*
76
#7
1)4.
too
116
Hz
Ia5
CAPS
PXus.
lio?.—Escritores en ¡locano.-Des*
lierro del Arzobispo Pardo.r-F¡n del
siglo XVII
,34
SHÏM» XVIII
XVII
.Nuevos pueblos.—Kl obispo Gorospe y sus roza m ici-tos - Estanco del
vino "Jícducciòn de ¡gorrotcí.—Nuevo Prelado —Sublcyacirtn. —lieduc-ciòn de igorrotc*.—Conspíraciún religiosa contra lìusinmante. I'reparativos de guerra. —Los obispos H r rrera y Arrccbcdcra. -Visitador de
llocos -Granizo .
XVIII Estado de la provincia ¡*t mediados
del siglo XVIII
XIX Nccro'ogía de Arrcchcdera —Ycpcs.
—Giemio de mestizos.—Misiones—*
Vigan Sede episcopal y ciudad.
— Mató*.- 1 Expedición ú igorrotes.—
Esciitor en tlocoao.—El Obispo Ustariz
XX Jíilang
,
XVI Expedición á Pangasinan. - Nuevos
pueblos.- U«tariz y García.- Calera.
—Piratas.—Iífgimícoto de Hocos, Estanco del tabaco.—Aumento de tributo
XXII Basco e i l l o c o s — E l Obispo Huir.—
Intendencia de 11. P. de Vigaa —"
El P . O b l i ? . - M o t í n , La Compañía de Filipinas.—Cazadores de llocos. Curatos y pueblos. El stñor
Blaquicr.—Koúmen del aislo XVIII.
146
»5G
163
171
'9o
Ì'.I-J
PAI; 3
CAPÌ.
Siglo S I X .
XXIIf Estado de la provincia al entrar el aiolo X I X
20S
X X I V Telégrafo de scDales.—Tayum,—Granizado.— Muerte dnl Obispo. - H o m brc.-Misioircs.-Gobcrnadorcillo A l calde moyor.*-Motin."Sabltívación de
Ambarino
2 i
XXV Viruelas. El Obispo Pallns.—Sublevaciones de Litngao y de Sarrat.—Incendio en Vigai. -ríotn final. . . 22S
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