BIIILIOTECA 9 — — DE " L * O P I P H t W • i • i i HISTORIA DE ILOCOS POR D. Isabülo de los Reyes 7 Florentino Tomo II. (PARTÍ HISTÓRICA) M A N I L A : 1890 IMPREMTA D I ' X A OPIMISM" Duiui'ibaycth 4. OBRAS DEL M i l o AUTOR l-'irhtshiì'ht '!'• Filipinas, en dos ediciones separad a : rasttrUiuw y t a l l i i . Publicity véndela Jlcviafa Oat'UUw </<• Filipinos. Dit- Tittt/n¡aneu, versión alemana bocha por el sabio ProlcBor austriaco Herr. F . Blunient n t t , W'ien 1887. Dir rf-li'tioaen Antchunnnr/pn der Ilocaiii-n, tra(iii'i ion alemana publicada por el Mìftheìlunfjr.n der kais, koniyl. (ìiot/raphisrltrn Ocsollschuft in Wie.n. K-f.i y la anterior se venden en Manila » peseta. .Ir/íVií/'w !'«*•«/» sobre la et migraria, historia y (iij-îtninbi'CK de. Filipinas, Manila 188K (seyunda filman.) A (í reales tuertes. ¡Iiicttivtthis. cuentos filipinos. Iloilo 1887. A 1 reale.- fuertes. 7V//ÍÍ.-Í ;/ cuadros </,- Manila, tic In bihlioteia de A7 AV» í/c i'auatj, Iloilo 188K. /^i.v /.«(/íf.v Yisttipi.-t en la ¿pora tic la rittifjiti<:tii> Manila lrtíí'.i tse/pinda edirióa). A 'l reale* fuertes.. AV Foll;-L<>re Filipino, «le»; tumotí, premiatili non medalla de plata en la exposición filipina de 18S7. A (1 reale* fuerte1! cada tomo. He venden en his principales librerías-de Planila. S L I X i O O - A J S T O Periódico quincenal español-ilocano de eieueias y artey al alcance del pueblo, de intereses generar a l e s conocimientos útiles, y noticias, bajo la dirección del mismo autor. Al preci» de una peseta «/ mes, «t; suscribe en lu Imprenta do Sauta Cru/. -Manila). C a m e d o 20. ± jtsr ID i a E PÁus. D.eir 4otnn« Dedicatoria Introducción. V 7 Epícti prthittl·ríca. I Etnografia II Paleografi.! (Cuadro jialeogtdfico) III Datos fìIoiógic05. IV V VI VII Constitución social Legislación Mitolog'a Costumbres antiguas 2.o Epo<a I 17 40 42 G5 o'J M: US 2I4 donato fiiitòrica. Sialo X V I Descubrimiento de llocos ' C Ai'S. IMfit. II III IV V 20 23 ',li Fundación de la Villa Fcrnandina. . Li*.Mahong.—¿Trímera parroquia? . . Necrologi» de Salcedo Ayuntamiento de Vigan.— Justicias mayores —Religiosos franciscanos — Kxpedición à Borneo.—; Otra Villaí —Resurrección de una niña —Primer apóstol de llocos —Hecho increíble. — Coriarios japoneses . . VI Los Encomendcrosy los Religiosos.— Creación de los GobernadorcJllos.— Los PP. Agustinos van a" Hocos — Esta provincia en i585.—Pueblos erigidos en i586 y 87. . • . . VII Sublevación en Diagraa.—Gauang y San Juan.—Tributos.—Los franciscanos entregan sus curatos ¿losseglares — Nuevos pueblos.—Un sabio iloeano.—Piraterías y matanzas.— Creación del obispado.— Tentativa de rtbcUin.—Pueblos erigidos en i5í)8 y'yg.-Kl primer Obispo . . . . .'18 46 5y Sitilo X V I I Vili Su entrada.—Desastrosa expedición oí país de fgorroics.—Otro pueblo nuevo.—Otro Prelado. — Bdfigi—¿Hilaero?—Tentativo de unir Ilocoi con íCagayan. - Abra IX Muerte del Obispo.—Nuevo Prelado.— Eo Î6t7 y ik—Otro Obispo.—Viran. - Expediciones á If.orrotcs — Nuevos pucbloj.—EQ tGt-'S y 37.— Óiro Prelado.—He m b re y subleve- 7o CAPS. X XI XII XIII XIV XV XVI PÁGS. CÍÚD.—Destierro del Arzobispo Guerrero . • . Aumento de tributo.—Lluvia de cenizas, hambre y colero.—El Obispo Aduartc.—Sublevación con 5o.oo víctimas.—Naufragio.—Muerte del Obispo.-Montes y pueblos sepultado?.-Nuevo Prelado.—Terremoto horroroso.-Guerra contra los holandeses A mediados del siglo XVII. — Asesinato.— El Obispo cárdenas Visita diocesana.-Calamidades públicas. Escritor en iiocano.—Invasión z<imbalcñ3 Segunda invasión zambalefia.- Hazañas y muerte gloriosa de los generales ¡lócanos Pcding y Lopez.— Triunfo y atropellos de los zambaÍes.—Su derrota posterior y castigos Álmasan se proclama Rey en el Norte de llocos—Sus triunfos y derrotas. . ; Preparativos de guerra.—Matanza de chinos —Conspiración contra el general Salcedo Piratai.—Reducción de montcscí El obispo Poblctc.—Mngsifi^jl. CcloBO misionero ¡locano,—Obispo ¡locano. —Rozamientos ruidosos. . El obispo Pizarro.—Naufragio y piratas.—Calamidades públicas —Cuadros Crono!03¡cos de ftobsrnzciorci* 76 #7 1)4. too 116 Hz Ia5 CAPS PXus. lio?.—Escritores en ¡locano.-Des* lierro del Arzobispo Pardo.r-F¡n del siglo XVII ,34 SHÏM» XVIII XVII .Nuevos pueblos.—Kl obispo Gorospe y sus roza m ici-tos - Estanco del vino "Jícducciòn de ¡gorrotcí.—Nuevo Prelado —Sublcyacirtn. —lieduc-ciòn de igorrotc*.—Conspíraciún religiosa contra lìusinmante. I'reparativos de guerra. —Los obispos H r rrera y Arrccbcdcra. -Visitador de llocos -Granizo . XVIII Estado de la provincia ¡*t mediados del siglo XVIII XIX Nccro'ogía de Arrcchcdera —Ycpcs. —Giemio de mestizos.—Misiones—* Vigan Sede episcopal y ciudad. — Mató*.- 1 Expedición ú igorrotes.— Esciitor en tlocoao.—El Obispo Ustariz XX Jíilang , XVI Expedición á Pangasinan. - Nuevos pueblos.- U«tariz y García.- Calera. —Piratas.—Iífgimícoto de Hocos, Estanco del tabaco.—Aumento de tributo XXII Basco e i l l o c o s — E l Obispo Huir.— Intendencia de 11. P. de Vigaa —" El P . O b l i ? . - M o t í n , La Compañía de Filipinas.—Cazadores de llocos. Curatos y pueblos. El stñor Blaquicr.—Koúmen del aislo XVIII. 146 »5G 163 171 '9o Ì'.I-J PAI; 3 CAPÌ. Siglo S I X . XXIIf Estado de la provincia al entrar el aiolo X I X 20S X X I V Telégrafo de scDales.—Tayum,—Granizado.— Muerte dnl Obispo. - H o m brc.-Misioircs.-Gobcrnadorcillo A l calde moyor.*-Motin."Sabltívación de Ambarino 2 i XXV Viruelas. El Obispo Pallns.—Sublevaciones de Litngao y de Sarrat.—Incendio en Vigai. -ríotn final. . . 22S ->mn>- te&&-&¿&rsmeJ&M-&&¿&¿ EPOCA HISTÓRICA SIGLO XVI i. Descubrimiento de llocos. Descubierto, en »5 de setiembre de i5l3, el Gran Ocèano, en América, por Basco Nuñez de Balboaj exitú la curiosidad de los geógrafos y marinos de Europa, y se preguntaron si habfa punto de unión con el Ailuntico en el Norte o en el Sur del entinecs recién hallado continente americano. Hernando de Magallanes, experto marino y matemático que habla militado ¿ las órdenes del famoso poi tugues Alonso Arburqucrque, que conquisto para su púttia Singapore, Aureo, Chcrsoneso y Malaca en i5ii, había sabido además la existencia de las Islas de la 4 ISAIÎELO DE LOS REVUS Oceania por su paisano y amigo Francisco Serrano, que descabri'» las Molucas en iMl ó ij. y utilizando los mapas y derroteros del cosmògrafo y astrónomo Martín de Bohemia, en que encontr i indicado cl sospechado punto de comunicación en et Sur, concibió. la redondez de la tierra. Entonces Magallanes se presentó a[ Rey de Portugal, implorando su protección para comprobar sus opiniones, l'ero como Colon, so.'o merecí» sonrisas de desden de su propio soberano. Avergonzado, acudiu en 1517 al Emperador Carlos I de España, con el mismo objeto, v demostró que ]c rocaba el Archipiélago Moluco segìn la repartición hecha por el arbitro Tapa Alejandro VI. en su famoso Breve de 4 de mayo de 1493. Consultado el Consejo Supremo de la Nación, aprobó Carlos el gran proyecto de Magallanes, y hechas ya las condicione*, una escuadra de .cinco buques tripulada por 237 hombres,^ al mando del intrèpido marmo portugués, b?jó el Betis con salvas de artillería, en la memorable mañana del 10 de agosto de 1519; se abasteció en Tenerife y el 2 de octubre del mismo ano se tanzó at inmeuso Atlántico. No es mi ánimo detallar las mil intcresanies peripecias, porque pasaron aquetta expedición y tas sucesivas parala conquista de Filipinas. Para «so tenéis los códices de Antonio Lombardo, compañero de Magallanes, de Maximilianus Transsylvanus, también compaiïero ò contemporáneo del descubridor de este Archipiélago, de Alvarado Escalante, combarcano de Villalobos, del P. Rada, que vino con Legazpí. del P. Crijaiva y otros autores de aquellos tiempos. HISTORIA DE ILOCOS.* 5 Solo dirò lo más precìso para conservar ci hilo <ie los principales sucesos, desde el descubrimiento de Filipinas hasta cl de llocos. . El 27 de noviembre del año siguiente, Magallanes logró salir al ansiado Gran Ocèano ò .Mar del òuTj como antes se le llamaba. M cabo de 3o dtas sin ver tierra, comiendo por onzas y bebiendo agua corrompida, descubrieron las islas denominadas por ellos "Uesvcnturadas," y sucesivamente las de las Velas, las de los Ladrones (.Marianas), y el 16 de marzo de i52) llegaron a la isla de Htürríunu ú «Honionhol» (Surígao); de alb pasaron, a l^írpasoya o LÍmasaun, cuyo líegulo les agasajó: de allí ú Butuan y" el día de Pascua liorida se eclebr-'» en dicha isla la primera Alisa _ en Filipinas Tasaron ;i Cebi donde fueron bien recibidos cl 7 de abril del mismo mio por los naturales Allí se bautizaron cl regulo de aquella isla, et de Limasaua y otros muchos, prestando adhesión al Gobierno español. Habiendo salido Magallanes ti castigar al Régulo de Mactan "Sy-Lapuln_.-u ó Kalipulako**, murió peleando el : o d'c abril del nilSnrorcno. Muerto yací intrepido navegante, los de Cebú invitaron a un banquete a Juan Serrano, su sucesor, y otros españoles, y durante el, les pasaron n cuchillo ¡i todos menos ú Serrano, qce llevaron maniatado á_ la playa pidiendo rescate; pero Juan Carvallo, á quien en sustitución de Serrano le tocaba el mando, se neg'i :. ello y » loJo trapo zarparon de aquél puerto. Hicieron escalasen Mindanao y liornco y el 8 de noviembre fondearon en Tidorc (Molucas). Almanzor, regulo de Tidorc, que tenía roo mujeres les recibí 1 bien, y con el prestaron sumisión á España, 6 ISABELO DE LOS H RVBS Koralat, Rajah de Ternate, y Luzuf, régulo de Gilolo, que entonces estaba allí, y quien, segua Argcnsola, tenía 600 hijos. Las dos naos que quedaban zarparon cl 21 de diciembre de Tidorc: la Trinidad con rumbo al Estrecho de .Magallanes, que después volvió á Molucas; y la Vitoria al mando de Juan del Cano, por el Cabo de Buena Esperanza, llegó u Sevilla a 8 de setiembre de 1622, Û los tres oilos y 28 días de su salida, habiendo recorrido 1*1460 c* guas, siendo la primera nave que dio la vuelta alrededor del mundo. ¡Solo 18 hombres volvieron de los 237 que se habían embarcado! Las Molucas eran las que deseaba adquirir Carlos I, y en 1524 envió otra armada que pronto volvió maltratada por los temporales. En i525 envió la tercera escuadra de 7 naves, al mando de Fray Garcia Jofre* de Loaysa yendo entre otroi Sebastian del Cano, Carquizano y Urdaneta. Muertos en el camino Loaysa y Del-Cano, les sucedió en el mando Toribio Alonso de Salazar. Tocaron en Marianas, Mindanao y Cebú, fondearon en Tidorc en i526, y pelearon con los portugueses. En i527 tres buques españoles, al mando del general Alonso de Saavedra, salieron de Méjico. El 6 de enero del año siguiente, tomaron posesión nominalmente de Mañanas, hicieron escala_ en Mindanao y fueron á Tidorc, donde, se unieron á la anterior escuadra para batir á los portugueses. Fstos les derrotaron y les persígucron hasta Jólo, donde se rindieron. Habiendo cedido Carlos I A Portugal sus pretcnsiones á llolucas por 35o ducados, los españoles fijaron toda su atención en estas Islas, y en HisTOREA oc Icoco*;. 7 154.2, cinco buques españoles, at mando del general Ruy de Villalobos, zarparon de Méjico con rumbo á este Archipiélago, y en Febrero de 1543, desembarcaron en Karaga. Vientos contrarios y la falta de víveres les imposibilitaron áestablecerse en las Islas Visayas y se dirigieron ú'Molucas. Diccsc que Villalobos llanV» Filipinos á estas islas, según el P. Gaspar d¿ de San Agustín, cumpliendo órdenes recibidos cu honor ai futuro Felipe 11, entonces infante; pero el sabio autor del Versiteli einer Etnografie der JPhilipinen asegura que esta noticia es inexacta, siendo únicamente el pueblo de Tandaya .(en Lcytc) el llamado por Villalobos Filipina. VT. Nicolas de Wittc en un escrito al Emperador Carlos I en 15 de Julio de tSSi, y el mismo Felipe II en una comunicación al P. Urdaneta de 24 de setiembre de i55t), llaman aun ú este Archipiélago Islas del Poniente, Con este nombre era conocido por los espafioJes, porque ven'an por el Oeste 6 sea por el fetrecho de Magallanes. Y los portugueses lo llamaban Islán del Oriente, porque vcn'an por el cabo de Buena Esperanza. Estas islas también se llamaron Arcliipiélago de S. Lázaro por Magallanes, Nueva CastiUa, Luzonia. Islán tie Manila, por Jos franceses, y en algunas obras alemanas antiguas se denominan «Las Manillas.» Parece ser que Lcgazpi fué el que llamó Filipinas a estas islas. Habiendo sucedido cu el trono à Carlos I (V ae Alemania) su hijo Felipe II. ésto dio nuevo impulso û la. conquista de estas Islas, y el 21 de Noviembre de 1564. una escuadra de 5 buques al mandó dn Miguel Lopez de Lcgazpi salió de S ISAIiEtO DE LOR REYES Méjico, y cl liï de Febrero del ano siguiente llego a la pequeña isla de Suluon, al Sur de Sa; mar; de allí pasó sucesiva m cute ú Ibabao, que así se llamaba la parte Sur de Samar; il Leytf. Comiguin, Bohol, capitan y á la costa Este de Cebú, donde fundí una colonia, despue's de ha* ber subyugado con las armas & los naturales. Goiti descubrió la parte occidental de Ceba y la isla de Buglas (hoy Nepros) Mateo de SJJIZ descubrió las islas de l'anay, Baybay, Bilaran y l'anamao, la costa occidental de Samar y Muidanao; tuvo un encuentro con los portugués», que pretendían que Filipinas estaba en la parte del mundo señalada ú Portugal porci Papa.Alcjandro Vly hastalf)G9 losportuguesesscgufan combatiendo a los españoles en Visayas. A principios de este año Xegazpi pasó à Panoy. Luis Enriques de Guzman descubrió y conquisto las islas de l í bate, Burias y Tikao y desde allí llegó a Albay ó Ibalon, como entonces se denominaba. En 2o de Agosto de lüliï llego un buque de Mújico en que venía el nieto del Adelantado Legazpi, Juan de Salcedo, futuro descubridor de Hocos. Este descubrió á Mindoro v Luban. Después Goiti, que sucedió al difunto Mateo de Sauz, y Juan dcSalcedo vinieron á reconocer a Manila, y en la costa Komintana íhoy (Bataneas), se separaron ios dos jefes, dirigi¿ndosc Goiti A la bahía de Manila. Salcedo descubrió la Laguna de Bombón, peleó con los naturales y fué después il reunirse » Goiti. En Manila, fueron bien recibidos por el Hoja Ñu/amici (régulo vicio) Lattandola, de Tondo; pero el regulo joven /Jiaxa-tfagoi de Manila. Soliman, HISTORIA DE ILOCOÇ. y atacó ú los españoles, disparándoles su artillería montada en una empalizada. Coiti la derroto, habiéndose encontrado entre las ruinas j e dicha empalizada el cadáver de un portugués. Después Coiti y Salcedo fueron á l'anay. donde estaba Legazpi. Informado éste, paso á Manila, de ella tomó posesión en IÍÍ de mayo de 1071 y fundó la ciudad, capital hoy de Filipinas, en 21 de Junio del mismo ano. Goití redujo la antigua provincia de la 1'ampanga, que comprendía los de lìulakan, N u e v a Jíciia y la Infama. Juan de Salcedo remont» el Pasig. castigó á los de Kainta y Taytay, llcg» á la Laguna de Bay, cuyas xilicras hizo tributarias de Kspaíia; recorrió por la contracosta el litoral de Camarines, llamada también por aquel entonces Xehtty, hasta la bahia de S. Miguel descubriendo las minas de oro de Maniburao·y l'arakalc. Los españoles dcscubricrou además la isla de Tablas, la comarca de Júitil·iyin i.hoy Ta yabas), las islas de Kuyo y K a l a m u nes y la parte septentrional de I'aragua o Palawan, como la denominan los autores extrangeros. Vuelto á Manila el infatigable capitan Juan de salcedo, que entonces contaha 22 años de edad, se presentó á explorar las costas del Norte de I.u•zón. pjra ver su- limites, v si, por alli. había derrota, por donde las i:aos pudieran pasar á Méjico, l'ara esta empresa trajo, de Mindoro o Maiitit, como entonces se le llamaba, ocho navios armados •i su costa. « i Adelantado Je suministró Jas municiones necesarias, poniendo á sus órdenes 45 soldados. Y después - de haber rccihiJo las inst-ucciones precisas, zarpó de Minila, çn 2o de mayo de \¡>7M¿. Ai dia siguiente llegó saljcJo ii la punta de ïO ÍSADELO DE Lr»S Rp.YES Biniptikan (Zambalcs), y al tercero al puerto de Bolinao, donde estaba fondeado un junco de chinos, de cuyo poder librò A un principat de aquella ranchería y otros indígenas, que hab'an cautivado para venderlos en China como esclavos. Por esta generosidad, tos naturales le recibieron con agasajo y rindieron vasallaje al Monarca de España, y otros pueblos de la comarca solicitaron la amistad de los españoles. Salcedo se detuvo en Zambalcs cinco ó seis dias, y el 27 ò 28 de movo, saliú en dirección á Pan^asinan, donde Jícgò en el mismo día. Loi pangasinanes recibieron á los españoles de buen grado, y sabedores de su objeto civilizador, pidieron se les enviasen" "religiosos, q u e les instruyesen, asegurando que los tratarían bien. Los pangasinanes regalaron á ios españoles arroz, gallinas, cerdos y piezas de oro. Salcedo, por el gran valor de los obsequio?, quizo internarse en la comarca, para poder apreciar las riquezas del país. Embocó en el rio .Agno y avanzò hasta unas poblaciones sin gente, .è .internándose más, encontró el pueblo d e Malimpjf,' cüyoï naturales .trataron de atacarles íí traición, y los españoles les subyugaron coa las armas. Otro dia, los españoles siguieron su viaje costeando y llegaron á la desembocadura del rio de Nakarlan donde pasaron la noche A la mañana siguiente subieron el rio hasta el pueblo. Los naturales armados de flechas y arcos trataron de esTorbaries el paso, disparándoselas, escondidos en los manglares. Después se embarcaron, y cu el mismo dia. arribaron a un puerto, que está á tres Icyuas HlST<iUt.\ UK I LOO'S II de Nakarlan, donde hallaron tres buques japoneses: estos sostuvieron un combate con los espadóles y huyeron con algunas bajas. Los espartóles subieron el rio hasta un pueblo, cuyo calerio se hallaba reducido á cenizas por lo cual volvieron à In mar. Kn la noche del siguiente dia llegó ú otro pueblo llamado Atulcy (l)(;Ran ïuïinr), asentado sobre un peñón muy alio'tie áípera subida, que los indígenas defendían á mansalva desde arriba. Viendo " .Salcedo que era de todo punto inaccesible por la parte donde dcsi-mbarcò, dividi*'» su çente en grupos de á seis soldados, y les mandó buscar alguna garganta por donde subir seguros; y encontrada una quebrada, juntó u seis compañeros, y, si bien con algun trabajo, lograron llegar a la cumbre, sin ser sentidos de los indígenas, fc'sto; viendo, por fin, á los españoles, abandonaron desconcertados la población. Salcedo, secuidode loi ;.uyos. entró en ella y vio q u e r r á la más hermosa de cuantas hasta entonces había, visto cu Filipinas, con sus calles y casas bien dispuestas. De dos naturales escondidos, se niicrarou los españoles, de que aquella población era la capital de aquella comarca, y que en el intorior. había muchos barrios ó pueblos. Salcedo les mandó decir .1 sus compañeros que ¿l no había ido para dañarles, sino para captarse su amistad. Al cabo de dos horas, dichos indígenas volvieron con varios principales. Los españoles les recibieron con agasajo y los na{]} Malattie debía de ser: el P. San Agustín lo había" confondalo con Tuley, nombre antiquo ile Sin, Catalina ile lîalù. Scciín I.T IiUtorb, Aiiiley otaba en ¡a comprcn-iyii de IIocu-. 12 ISAUKLO DE LO"; K KYJt< turales pidieron permiso para ir » llamar * SUÍ compañeros, á fin de celebrar al dia siguiente un tratado de paz. rogando a tos csparolcs se retirasen a sus navios en el ínterin. Los indígenas no volvieron, y Juan de Salcedo siguió su derrota, dejando aquella empresa para otra occibiórV. Habiendo arribado á la desembocadura del tío de Purao, saltó en tierra con varios soldados. Los naturales les recibieron como amigos, y avanzando hasta la población, la encontraron sin mujeres ni muchachos, lo cual les indicaba que los naturales estaban dispuestos ú romper lanzas con ellos: pero Salcedo no se intimidó y se interni más. Lntonccs los naturales creyendo sorprender los navios, trataron de abordarlos; pero la tripulación se defendió con la arcabucería, y á sus estampidos, acudió Salcedo coií la gente que llevaba, y los indígenas huyeron al monte, dejando algunos muertos y heridos. M dia siguiente la flotilla de Salcedo pasó Je Pu rao ¡t Duniaiiguakc, i&mta Lucia) (2) pueblo de la misma comarca, q u e es llocos Esta provincia tenia extensos pueblos y mucha gente. Contaba con minas de oro, qne venían á explotar los buques mercantes de China y Japón. Fué bien recibido por los naturales, lo que no fué seguido por los del interior, que manifestaron ¡i los emisarios de Salcedo deseos de pelear con ios (2) Tampoco ilei» s-jr exacto el nombre, <lc Puntanguake, pues el que tuvo es c nombre fue H.icnrr.i, -cgun el mismo I*. San Agu tin. Habrá querulo d-cir Á'r-\', nombre que LI parecer lo tuvo Sin. Lucia. HlSTOKtA Ut. It.')COÌ 13 «nailoles. como los de Vurao {l'alaoang), sus vecinos, que les instigaron ú la resistencia. Salcedo acudiu al reto, llevando en [a vanguardia una compatì a mandada por el alférez emonio de Hurtado Este penetro en cl pueblo enemigo, saqueando las casas, y los indígenas aliados cargaron con la presa de muchos bastimentos. Hurtado no halló resistencia alguna en esta población: pero ya Je regreso, un pelofn de indígenos trató de envolverle en el camino: una carga de arcabucería sobre el centro det enemigo, hizo a este batirse en retirada. Salcedo rcudió é impidió U persecución de loi fugitivos. Sin embargo, un principal llamado SiUta fue cogido por los espartóles y presentado V i Salcedo. De rodillas imploró la clemencia de este, excusándose con que no había tomado parte en la pelea. s.dccdo no soto le perdonó, sino que le dtó algunos regalos y le encargó que llamase á sus compañeros para reconciliarse. silata cumplió el encargo, llevando ¡í la presencia de los españoles à todos sus paisanos, los cuales correspondieron á las finezas de Salcedo, proporcionándole muchas provisiones, y regalándole oro bajo, peso de cien onzas, que" Salcedo rechazó caballerescamente, dándoles á entender que no iba á explotarles. Hechas las paces y captada U estimación de los naturales, Salcedo se separó de ellos dejándoles satisfechos. J-a flotilla española zarps de Dumanguakc ó Kaog i n de Junio del mismo uño de 157.*. y a la noche, llegó á h rada de Kao3>vn. y !í la i4 ISAHKLO DF. LOS R E Y E S mañana siguiente, cmhocó cl rio Abra y subió en dirección al pueblo de Vigan. Dos embarcaciones menores salieton á su encuentro, y habiendo visto que los que llegaban era» hombres extraños, huyeron á todo trapo. Los españoles les persiguieron hasta un lugar, donde cncontraron en ambas orillas del rio pelotones de indígenas, que blandían sus lanzas con vocerío imponente, en son hostil. Los españoles, no haciéndoles caso, prosiguieron su derrota y los indígenas seguían corriendo y gritando. La flotilla ancló cerca de Vigan, y como los indígenas trataban de impedir el desembarco, fué necesario q u e la arcabucería despejase la orilla. Después de varias descargas, se les ofreció la paz, por medio de interpretes indígenas que trajo de Manila Salcedo: pero la desecharon, colocándose ellos en formación de batalla. Entonces el bravo capitan desembarco con su gente y atacó al peloton de los cncrr;,;*, oblig'imlolcs con las descargas de la arcabucera á replegarse. Entró en la población de Vigan v sus habitantes pasaron al inmediato pueblo de Bantay, dejando algunas mujeres y niños, A los que Salcedo mandó que no se les hiciese ningún daño limitándose A coger algunas provisiones, que les eran necesarias. Vigan era una población hermosa de muchas comodidades y_ mas de l.Soo casas, por supuesto, de materiales ligeros, que representan según un autor extranjero, T.íioo almas, por lo que el.conquistador expuso á sus compañeros la conveniencia de establecer un destacamento en aquel pueblo, para reducir á los ¡lócanos. Solo el alférez don Anto- HISTORIA DK II.OCOÍ". * r nio Hurtado se conform» con la idea de Salcedo, por lo cual solo algunos días se detuvieron e» aquel pueblo. Bantay era un pueblo muy antiguo, según la iradición de los ¡locónos, y tenía un puerto de mar abrigado, para champanes y otras embarcaciones menores de aquellos tiempos. Observando los indígenas de Vigan que los españoles eran gente inofensiva, regresaron de Bantay y se presentaron á Salcedo, quien recibió de buen "crudo, agasajándoles. Hechas las paces, la flotilla española zarpo de aquel puerto en demanda del de Aparri, (Kagayan.i Llegaron il la desembocadura dei río de Laoag. Ya aquí todos los compañeros de Salcedo indicaron su poca disposición para proseguir el viaje: los soldados hicieron presente su cansancio, y los in¡•digenas, que scrvfau de guias, advirtieron que los bugucs eran frágiles para poder doblar el Cabo Bojeador, donde el mar era agitado en aquella época fiftí año. En vista üc esto, Salcedo suspendió el proyectado viaje ú Kagayaii. y ú. la nnftaua siguiente, 'embocíel rio en dirección al pueblo de Laoag. Los naturales les recibieron con una nube de dardos, rechazando la paz, que ofrecían l >s españoles. Entonces estos dieron una descarga de arcabucería, para proteger el desembarco de 3o soldados mandados por Salcedo. Este les ofreció otra vez la paz: pero en contestación les dispararon sus Hechas desde un cañaveral; por esto los españoles dispararon contra ellos, y los ¡lócanos sin esperar la segunda descarga, dejaron franco el paso, huyendo hacia el pueblo de Laoag. Este, como «hora, era extenso, y su pohlaçíón i6 IPAUKLO ine Í.OS RKYKS de 40.000 habitantes, ó poco menos, se asentaba sobre un valle, desde donde se descubrían muchas y grandes poblaciones. Los de aquellos pueblos fueron á ver iì los españoles como a'iadoF. pero su amistad era ficticia y los que iban no volvían más. por lo que ¡Salcedo levantó el campo, pensando reducir aquelli parte en otra ocasión, y dejando tres embarcaciones con varios soldados en el río. zarpó de allí J'or ios nortazos naufragaron en la barra dos embarcaciones de los españoles, sin desgracias perso* i.alcí. Durante ocho dias estuvieron recogidos, esperando amainase el tiempo en una pequeña ensenada, tal vez Kurrimao: en este tiempo Salcedo d f sembarcü con doce soldados, rara explorar el sitio, y hallándose á la distancia tic tres kilómetros dtl "mar, un peloton de ¡loamos les atacó, peí o huyeron al estampido y ú la vista de los horroiosoí efectos de los arcabuces, y Salcedo, seguido de los suyo?, también retrocedía y se acogió á los buques. La alarma cundió pronto en el lugar, y poco después, un numeroso peloton de indios se presentó en la playa, arrojando el guante ú los españoles, y su jefe, separándose de los suyos y blandiendo ferozmente una lanza, les provocó á un desafío individual. H amor propio del joven Salcedo 110 pudo sufrir que se les tachase de cobardes: desembarca solo, prohibiendo que alcuno le siguiese y con una espada y escudo se lanzó á su'adversafío. I-.stc le esperaba con ansia, y no bien Salcedo puso los pìès en la arena de la nlaja, cuando aquel le descargó una lanzada, que el impávido capim supo desviar con su escudo. HlSTOllIA UK I L O C O S . IJ En seguida cl jcfc de los ¡locano; se echó ú correr ha;ia un monte. Salcedo le siguió ignorami» que ft'lí se había fraguado una emboscada contra 61. No se alejaron mucho de la playa, cuando Salcedo fue rodeado por más de trescientos ¡locónos,. que manifestaban su anhelo de matarle con furibundo vocerío. Ante tan inminente peligro, Salcedo procuró nnim3rsc ú un cercano peñasco, que le defendiese por la espalda y mientras paraba con su rodela las lanzadas, impedía con su espada que se le accrcaîcn: los ilocauos se relevaban, de veinte en veinte,, para descargarle lanzadas. Naturalmente los compañeros de Salcedo, á p e íar de la terminante prohibición de éste, no pudieron menos de ir n buscarle, cuando desapareció de la playa temiendo fundadamente que haya sido víctima "de una traición y tres soldados llegaron al teatro de la lucha, cuando Salcedo ya tenia la rodela hecha mil pedazos y se hal'aba casi sin fuerzas para manejar la espada. Los tres soldados dispararon sus arcabuces contra los que escarnecían a Salcedo y lograron causarles tres bajas. Por esto y porque vieron que iban además otros siete mandados por el alférez Hurtado, los indígenas huyeron hacia ct monte. Lis lluvias impedían la continuación del viaje, y •Salcedo con ocho soldados y varios indigents, entró tierra adentro para buscar víveres nastn el pueblo de Baról (Badok?), antigua provincia, que tenia muchos y ricos pueblos, que distaba dos leguas de la ensenada. Los naturales del pueblo estaban tranquilos; pero apenas notaron la presencu de tos españoles, les hostilizaron, escondí.ndo e» el entretanto á las mujeres y niños: m - s ha- iS ISADELO DE LOf. REYES bicndosclcs causado 12 muertos, huyeron aterrorizados. (..os españoles, entonces, saquearon las casas, donde rccojicron muchos y b u e m s víveres Después mandaron ¿ los indígenas aminos cargar con ellos. y ya estaban caminando en dirección tilos buques cuando un principal se presentó á ellos, diciendo q u e querían la paz con ellos, si olvidabau lo pasado. Salcedo le recibid con mucha amabilidad, y después de haberle dado algunos regalos, le envió llamar & los demás principales del pueblo para celebrar el tratado de a'ianza. El principal cumplió el encargo, y aunque no el mismo dia, volvió acompañado de doce ó diez principales y varios esclavos que llevaban regalos consistentes en provisiones. Sin embargo, se notaban en ellos desconfianza y miedo, por lo cual Salcedo se apresuró ú manifestarles, por medio de un moro interprete, que 110 iban à hacer carnicerías, sîno~quc llevaban un objeto civilizador, dicicndolco que, para ser amibos, debían prestar pleito homenaje al Key de 'España y mudar de religión, demostrándoles las ventajas que les anot tartan la protección del -Soberano español, la saitidad del catolicismo, y los errores y la pobreza de su teogonia primitiva. Por osto v porque observaban que los españoles eran inofensivos, se tranquilizaron; se hizo el pacto de alianza y se retiraron contentos. Otro día volvieron llevando i2o onzas de oro £ Salcedo, como obsequio. ucs supo allí Salcedo que los que se habían quedado en el rio de Laoag ó llaocig, como HISTORIA DE ILOCOS. ly escriben los autores antiguos, encallaron en la orilla sus tres embarcación;s y entraron en lis rancherías A buscar v veres. En su vista, el capitan envió « Ilaoag A Francisco de Siavcdra, sargento ya con un't compañía de soldados, en uní embarcación para recoger á los que estaban allí. En efecto. Saavedra los llevo ú Brtról, en sus propias embarcaciones. Reunida la escuadrilla de Salcedo, mandó este ¿Vifian al alférez Hurtado, con 20 soldados, encargándole redujese de paso a los pueblos por donde pasaba. Hurtado y sus compañeros se hicieron & la vela -en 6 embarcaciones. No tardó en arribar al punto de su destino. Los indígenas salieron à recibirles con agasajo y les proporcionaron muchos víveres». Hurtado le manifestó su misión de establecer allí una colonia española^ para ayudarles en las luchas diarias que sostenían con las rancherías circunvecinas. Naturalmente los indígenas aceptaron con mucho gusto esta proposición, y le proporcionaron naderas ya cortadas para construir un fuerte, una gruesa estacada y varías casas. Hurtado hubo «ìe acudir despuùs ú un llamamÍ:nto de Salcedo, después de haber reducido muchos pueblos. Después Salcedo, con toda su gvúHc, pasó otra ver á Vjgan, á ver lo que había hecho nlli Hurtado, y mandó edificar el fuerte en una colina de las de Ta mag, que estaba cerca del rio y dvl mar, pero ;ügo lejos del pueblo. Terminado cl fucile. Salcedo encargó á Hurlado se quedase con 27 compañeros, persuadien- 20 ISAÍÏELO Dlï L'>S R.EV6S dote q u e tratara bien û los naturales, y cl 2* de Julio de 1572, con solo 17 soldados, zarpó d¡ Vigan co tres embarcaciones ca dirección á Camaya n. II Fundación de la Villa Pe mandi na Salcedo, bien que no logró reducir ú Cagayan, lo reconoció, que era su objeto: dio sus nombreí i los cabos Bojcador y Engaño, que consemn hasta ahora; recorrió la, contracosta ó sea la que mira al Pdciñco, descubrió la ísl¿. d e Polillo r fue à parar á la ensenada de Amandato (hor Lampón), desembarcando en el puerto de Píapi, en la Laguna ò Ta vahas. Por tierra y por la Laguiu de Bay, regresó i llanila, despues de haber sufrido muchas penilidades y s3lvíindo^c de serios peligros y en t¡ rio Taguig, supo ia muerte de su ilustre abuelo ocurrida en :o de agosto de 1372.A Legazpt sucedió en el m-indo (Juido de Lavezares, liste se enteró ácl resultado de Ja expedición, y de calumniosas acusaciones contri el denodado capitan, hechas por algunos de los que te acompañaron, por lo que mandò al Maestre de Campo, M u t i n de Goiti, ú continuar h Eacifícación de llocos, y durante algun tiempo, avezares no utilizó los servicios de Salcedo Algunos autores atribuyen esto 3 enemistado cntrc_ Salcedo y el Gobernador, motivadas por ta> succsi'n en el mando. Fuú el caso q u e cuaníft cl primero llegS á Manila, no se presenta á La vezares y en silencio se encerró en su casa; pen H l S T t KIA DE I L C C C S 21 habiendo subido este su llegado, fué ú consolarle creo que Salcedo, muy joven aún y sobre todo modesto y prudente, como demostró en otras ocasiones, mai podía ser que aspírase & arrebatar el mando à Lavczarcs, designado de antemano por el Rey a la sucesión, y respetable por su edad. Para la expedición de Goíti se aprestaron dos galeotas bien artilladas, 21 embarcaciones de otra clise y fuerzas compuestas de españoles é indírenas amigos, mandadas por el capitan Lorenzo Chacon y el factor. Andrés de Mirándolo. La flotilla zarpo "de Manila en 3 S de diciembre de 1572. Sufrieron varios temporales, hicieron escala en Pangasinan y por fin llegaron i Hocos. . ELMacstre de Campo hallo & los ¡lócanos tan amigos de los españoles como antes. Impúsoles tributo, habiendo logrado llevar Û Manila más de doce mil toes (1) de oro entre tributo y lo que habían reunido por permuta él y sus compañeros, al decir del P. Gaspar de S. Agustín (2) y según cl P. Colin (3) el primer iributo que rindieron llocos y Pangasen ascendió á un valor de loO.óoo pesos en oro. El difunto Lcgazni había señalado como tributo •anual una manta de algodón en las provincias ie(1) El /y tülipino no era m<-n;ila, á diferencií «tel /<i<7 tie Cliina, por li» cual me ni»tengo «le se;nnr ¿l ks ivo lentos que la U n í a n tnntbicn, M,V. F.l ta,- fjwc •» le (Icnomioalnn Ics niitmts inti^tn.-», era r l peso «Ic ,:}' , e a ' c , i »n p l a t s , M-giin cl P. .San Antonio t-n MIÇ t-hronjca-i ctlici.ín 173S. ' (2) ]»j|r. 274 «le las Cciti/ins/ttt, fliciútj 17*5. (¡J I .aver Lvangùlica, Mtulrüt 1663. ISABELO OK LOS U.EYES iedoraF, dos fanegas de arroz y una gaUirn, y á falta de estos objetos, se recib'nn otros del mismo valor, tasándose para esto la manta co cuatro r c a l o , el arroz en dos, y la gallina medio real. Supongo que esta tarifa se aplicó ú llocos, cuya fama de provincia tejedora data de antiguo, como veremos mas adclame. Aseguran los cronistas que los ¡lócanos pos¿[3u mucho oro, que adquirían por permuta de los zambalcílos y de los igorrotes, los cuales poseían según se dice, las iritis ricas minas de Luzon. ¿Y donde están esas minas de oro? Hace cosa de veinte años' se encontraban & veces en la playa del pueblo de Santa Catalina (llocos Sur) polvos de oro (pequeña cantidad). El scíior Jordana escribe que los Buriles (igorrotes que pertenecieron ú Hocos) extraen oro de los filones de cuarzo, ó lavando las arenas de algunos ríos. Dice el 1». -S Agustín que los igorrotes explotaban las minas de oro con rara habilidad. Y según la Revista Minera, los igorrotes de Lepanto conocían desde antiguo las minas de cobre de Mancayan y empleaban procedimientos tan ingeniosos y conformes con las prescripciones científicas, que parecían impropios de tribus sel» váticas como aquellas. Dicha Hecista trae curiosísimos detalles sobre esos procedimientos. L*or Un, Lavczarcs descubrió que fue engañado por los q u e acusaron á Salcedo, y le envió p¿ra reducir a Camarines, y despue's le llamó para mandarle ú llocos. El Gobernador repartió las encomiendas de esta provincia entre los soldados más dignos, ate- 11 ISTORIA II'. Il " ( • » * ¿3 •lie'ndosc tV los informes de Salcedo. Y señaló íí ¿sic y & Goiû algunas buena?, siendo Minait una de las que tocaron al descubridor de llocos. Solo entonces aceptó ¿sic encomiendas, pues viviendo su abuelo Lcgazpí, las rehusaba por delicadeza. JwicoHiíeíufu se llamaba el privilegio para percibir gran pítrte del tributo que pagaban los naturales de un lugar, el cual también recibía • nombre de encoiirieiula. Y se denominaba eneoattuterò cl que gozaba de tal privilegio ó m e r c e i , Los encomenderos, excepto contadisimas excepciones, vivían en sus encomiendas, que debían gobernar como pedáneos, explotando el suelo, si queiían. Tenían la obligación de conservar el orden y la adhcs'ún de sus subordinados ú Esponi, defender ñ.Ja clase inferior d_c los tíranos Inhnknim (principalesi' e instruirlos £sta institución, impar M Ja de America, favorecía grandemente rl establecimiento de los españoles, pues con I:i abolición de 'n esclavitud, los babnkiían perdñn su poder, que ganaban los nuevos señores del país, l'ero, desde un principio, hubo quienes abusaron de sus prerrogativas exigiendo exacciones ilegales: y aun vivía* Legazpi cuando en Bisayas se dio el grito de rebelión contra los Encomenderos prevaricadores: más el gran Adelantado supo cortar tos abusos: Los principales estaban exentos de pagar tributo, pero con la obligación de cobrar ú determinalo nùmero <íc los de otra clase, y se llamaron CuheznH de H.ti-untjay. Y los de la clase interior estaban más contentos con los españoles, pues su tributo era infinitamente más pequeño, Suc los que daban á sus antiguos señores, y so- TSABELO DK LOS REYES •bre iodo, ya estaban libres, si se encontraban con buenos encomenderos, En los comienzos de i57-i, Salcedo, nombrado Teniente de Gobernador de llocos, según el L\ <Jon.zales de Mendoza, (1) salió de Manila, con cien soldados en dirección a la provincia. Va allí, dio posesión á tos Encomenderos de sus tierras y señaló el tributo que los ilocanos habían de pagarles. Empezó á fundar unn villa en Vigan ó Btgan (como escriben los autores antiguos), que denominó Fernandina en honor del principe Fernando, hijo del entonces rey de Espara Felipe II y de doña Ana. Fabricó en esta Villa una casa para ¿1, una fortaleza, iglesia y ajgums casas del Estado. Repartió los empleos y oficios entre sus compañeros, y dispuso lo necesario para la conservación de la villa. La provìncia de llocos comprendía desde Agóo hasta la punta de Plata, cerca de Cagayon, y sus límites oritntales llegaban á la cordillera del Car-aballo, •que aun no estaba reconocida. Es decir, la antigua llocos abrazaba la gran comarca en que hoy se asientan las provincias de ambos llocos, Abra, •Union, Ucnguct, Lepanto y Bontoc. Estaba dividida en pueblos v rancheras Las casas eran de materiales ïigeros y-estaban tan apiladas que no había lugar para jardines, por temor de alguna sorpresa por parte de s;us enemigos, las tribus vecinas de igorrotes, tingui»-, nes ó*de los mismos ilocanos: pero en^ Hocos, al menos por la parte de la costa, no había frecuen(i^ ¡Ihtorhi ,U China, Roma 15S5. HISTORIA VE I LOCOS, zi i-s luchas intestinas que se notaban en otros puntos de Filipinos. Los ¡lócanos conocían cl ^ granizo que llamaban como ahora uraro, y granizó algunas veces en -quella provìncia. ~ Algunos suponen que antiguamente hubo un volcan, ya hoy extinguido en los montes de llocos ô Abra, y hay leyenda que índica haberse formado la laguna de Nuiboan, cu llocos Norte, i consecuencia de violentísimos terremotos, como el que se sinth en aqucIU comarca en 3o de noviembre de 1643. (1) Salcedo envió un buque para llevar al Gobernador de Filipinas la gran cantidad de oro que habia podido acopiar, informándole de los progresos de las obrn3 que se estaban llevando ú cabo en la Villa Fernandina. Y Lavczarcs contestó manifestandole su satisfacción por su actividad; pero encargándole al propio tiempo volviese a Cogayau, para examinar bien el puerto y el rio grande y ver de (tacarse las simpatías de los engayanes. IH Li-Mahong. —¿Primera parroquia/ Tara cumplimentar las anteriores órdenes del •Gobernador, Silccdo aprest ' embarcaciones, reunió su gente esparcida tn las encomiendas y en (i) Es común la creencia de t[Vtc est*»s ^ Islas fuñen formadas pur erupciunes volcánicas. El teniente coronel D. Faustino Villa- Abri lie, exceUmc ami^o ralo, me lu <3i:ho haber encontrado el en las nieietis del Abro retina teatim s y volcánico*. 26 ISAUtfLO t)B l.üS KKYKS viò » Sinaít ú Francisco Saavedra, para acopiar provisiones. Ya en Sinait Saavedra, en la noche i'ò de noviembre de 1574, el célebre pirata Li-Mahong desembarcó co aquel pueblo algunos soldados para que buscasen provisiones. Estos saquearon las escasas viviendas q u e encontraron en la costa, y luego las incendiaron. Los ilocanos agraviados acudieron e i doman Ja de protección & Saavedra, quien encontró desde luego justificada su petición, nues se trotaba de indígeras amigos y tributarios de España. Saavedra se figuró que los invasores serian indígenas de los aun no somciidos, y se embarcó en un batel con los soldados de su compaii'a pam castigar á los culpables: pero no bien hubo doblado una punta, cunndo se encontró muy cerca de los numerosos bajeles de Li-Maong, que vi» gracias i\ la tibia claridad de la luna, con formidables batciíaí, notando perfecto orden en toda la escuadra, por lo q u e supuso que serían portugueses y procuró huir de ellos; pues ya se sabe que los lusitanos pretendían arrebatar á los cspnfolcs estas í-laf, creyéndose ser los legítimos señores de chas. Sin embargo, Saavedra, una vez fuera de peligro, se puso á atisbar a! enemigo, viendo de causarle algun daño, por si desembarcaba, y de cautivar á quien pudiera informarle de su verdadera nacifn, y en seguida, avisó lo ocurrido á Salcedo. Pero Li-Mahong no volvió ú desembarcar gchíe, y al amanecer, cuando empezaba 11 soplar la brisa matinal, levi» a n d a s con rumbo ú Manila. Frente Ü i la costa de i'abugao encomió la gi- HISTORIA vu ÏLOCOS. 27 Icoia del soldado español Francisco Bnziìn q u e d e orden de Salcedo iba con r o soldados i S m a i t á recoger lo que había acopiado Saavedra. Ya habí» el sol morando a las crestas del majcstuoio Btil'ìitOa°t P o r *° Clírt* Bazan conoció el peligro m ss no lo creyó evitable en rnzón i\ que los ligeros buques del Corsario, viento en pops, no tardaban en accrcnrsc, y era maicrinlmcnlo imposible acogerse ú la costa por la gruesa marejada. Por osto tornò el partido de probar formin: para ello repartió ni mas entre los suyos, y mando preparar el cailon de crujía y los mosquetes, con los cuales obligaron a los Dotes, que envió Li-Maong, á retroceder al principio, causándoles algunas nverfaf. Visto esto por el p i r a n , hizo scrtal ii sus na» YCi par¿ que rodeasen la galeota española; y como el viento se calmara, los galeones chinos cum* plieron la disposición, n fuerza de grandes temos que llevaban en las popas. Rodeada la embarcació 1 de los españole*, rompieron cl fuego, matando S cinco de los nuestros c hiriendo á cusi todos los sobrevivientes. Es'os se batieron á U desesperada: pero al (in bs fuerzas les abandonaron, y no habiendo t ya posibilidad de evadirse de las garras del enemigo, unos hubieron de doblegarse y otros procuraron ganar 11 naao la costa: pero de estos infelices, vatios se ahogaron, y los que lograron llegar ¿ la playa fueron ascsinndos por los indígenas de aquel sitio, que aún no estaban sometidos á los Cipaíiolcf. Rendida lu galeota de Unzan. Li-Maong ordenó llevasen.à su capitana la pieza de CÍUJÍH y demús armamentos que había ¿11 nuestra embnrcncícn, 2?> ISABKLÜ DK LOS \\ EVKS fulminò la última pena ú los cautivos, excepto ni piloto y cl timonel que les sirvieron de prácticos pata recorrer estas aguas, mandó pegar fuego i la galeota, y acto seguido continuó su derrotero. A medio dia del 2-1 de noviembre, la escuadra pirática se detuvo por calmas en la rada de Pangdan (Cagayan), donde estaban algunos solda-, dos españoles, quienes, sospechando que iba directamente à embocar el rio Abra, corrieron ala Villa a avisarlo ú Salcedo (1), Este comprendió desde luego el peligro: inmediatamente reunió sus pocos soldados y se puso ú fortificarla barra para rcchnzat al enemigo, si intentase desembarcar, interin los indígenas se apresuraban & colocar en t u e n sitio ti sus familias v haciendas. En tales momentos, llegó un soldado de Saavedra, portador de las noticias referentes ú los sucesos de la noche anterior, que fué costeando en una 'embarcación menor. Entonces Salcedo comprendió mejor la magnitud del peligro y puso mayor • actividad Y solicitud en Ja fortificación: pero Li-Mohong ya no pensaba desembarcar sino en el Pekín de su soñado imperio, y así que sopló el viento fresco, poco antes de descender el sol cu la inmensidad del mar de China, zarpó de aquella rada. Salcedo penetró las intenciones del soñador pirata, y paia^ evitar sorpresas á Manila, -ni momento mandò tres soldados en una embarcación (I) N o es tier lo r¡«o fuera Salcedo <|uí« n p r í n o i .i6 la escu-ilr.i de !.i-.Maom; de-de la Cnlín.t d e l / / / ' . Nu •n.·Tin ian extravagante qu- diera un paseo por allí i injdioiJia. ;lnc'»nv t nk-ncía do Jo. cuncniaiii»! Hi*TOKiA i>K lucos con ordcn c 29 i*-era ^ hacer cuanto pudieran para ijelarwr à Li-Mahong y dar la voz de nlerta á la desprevenida guarnición de Maniln, mientras ¿1 iiaiinba i'i los soldado?, que estaban repartidos por los pueblos, para acudir en auxilio de sus compañeros, pues sabía muy bien que en la caniMí del Archipiélago había escasa gtute para nacer frente al enemigo. Habiendo navegndo un día los portadores deia noticia, lograron alcanzar a los piratas: más cuando iutentaban ganar la dclantcrn a fuerza de remos, 2o botes chinos volvierpn contra ellos, disparando U artillería. En tan crítica situación, los españoles procuraron huir a la playa. Li-M*hong mandò sacar el matalotaje y el velamen de la embarcación abandonada, y acto seguido continuó su derrotero, dejando nuestra nave. Imposibilitados los emisarios de Salcedo de cumplir su misión por falta de víveres y vela regresaron ú llocos. Al tercer dia de haber zarpado Li-Mahong de la rada de Caoavan, ò sea el 26 de noviembre, Salcedo se embarcó con 50 arcabuceros y varios ¡lócanos, habiendo dejado en la Villa Fcrnmdina 40 csnaüoles, para custodiar los intereses que alli posen el Estado. Que algunos iíocanos llevó el bravo Capitan, quizá principalmente, para bogar, lo dice la circunstancia de que los españoles llegaron a Manila en disposición de pelear y que algunos autores aumentan el uumero de los compañeros cu Salcedo, lo cual no es probable, si admitimos que eran todos españoles, en razón á Iquc de estos había muy pocos en este Archipiélago. El P. Gonzalez de Mendoza, que en i58o iu¿ 30 I SÁBELO DE LOS RETES de embajador de Manila & China, dice que cutt solamente a5 españoles, ademas de loa remeros. ; Y quien dudan que esos remeros también halmn trabajado cu la defensa de Manila? V dicen las crónicas que stn el auxilio de Salcedo, se hubiera rendido probablemente esta ciudad; por eso se celebró grandemente la oportunidad de su importante ayuda de gente. Es indudahlc que también i. los üocanos toco parte de la gloria de haber salvado la ciudad de Manila. Pero no es nuestro Ánimo dar todos los detalles de la expedición de LÍ-3£iong, sino únicamente lo que respecta ú Id historia de llocos. I .os que deseen leer mus noticias del famoso pirata, pueden consultar nuestro humilde libro Articulo* Varios, que trae uno muy extenso sobre el asunto. Derrotado Li-Mnhong en. Manila, pasó con su escuadra 6 Pangasinan y allí con engaños y promesas, se proclamo- ücy de Pangasinan y despachó 40 champanes para ir fl publicar cu llocos sus mentidas victorias y nuevo reinado, ofreciendo premios à los que le tributuran homenaje y amenazando ú los pmttdarios de los españoles. La Historia no cuenta los efectos de aquellas proclamas, de lo cual se puede deducir que no pasaron de meras amenazas no contrariadas ni secundadas, es decir, recibidas con desconfiado indiferentismo ó con adhesión fingida. Tampoco creo que los mensajeros del corsario llagasen á Vigan, donde había una colonia ^ guarnición española, pues de lo contrario hubiera habido un encuentro, lo que no se registra en los anales filipinos. Él Gobernador de Filipinas envió ;i llocos al alférez Francisco de Sjnvedra con veinte espoc H i » T O M V Ï1F. I L O C O * ûolcs, en tres embarcaciones, &finde nvisar ¿ loa que «Hi se hablan quedndo para que se preparado contra ios piratas, per sí ¡mentaban tomar puerto all'. Pero cuando llegó Siavcdra á Bolinao, supo la presencia de Li-llahonç en Pangasinen; recogió noticias de e! y volví • ú Manila, para comunicarlas al Gobernador. En su vista, éste envió, para desalojar de allí al pirata, una escuadra al mando del intrépido Juan de Salcedo, nombrado ya Maestre de Campo (segundo del Gobernador en lo militar), por sa-í importantes servicios en los Maques del corsario en Manila. La escuadra llegó & Pangasinan en 2b* de marzo de 1575, y después de varios ataques, se acordò sitiar al pirata, rindiéndole por hambre. Pero en la noche del 3 de agosto del mismo níío logró fugarse, dejando à varios soldados suyos, que se acogieron d tos montes, y ¿ quienes se atribuye £cner?lmcntc el origen ó cisello chino de algunos jgorrotes Salcedo fué con cíen soldados en p¿s de los piratas, ú fin de impedir que desembarcasen en Jas costas ilocanas. Supo que. sin embargo de haberse provisto UiMahong de bastimentos en utu costa de Hocos, hubo de arrojar ni mar nlgunos soldados por insuficiencia de provisiones. Y vio flotar en el mar restos de un naufragio y mas de Üo cadáveres sin cabeza, ademas de algunos enterrados en las playas, asesinados tal vez por los ilocanos. •\ la altura del Cabo Bojcador, Ü-Mahong sal- 3 2 ISAOELO Dt. 1.0' RKÏE.N to en tierra; y allí, en li días, cosa que parca invcrosimi redigo ,i iC champanes los boia ¿we tenia, habiendo asesinado a los que no no. d:an bogar, para calafatear con su sanurc la. embarcaciones, según una memoria anlioua d. aquellos tiempos ° Y después retornó » su pjeblo. llevíndose u» solo tristes desengaños. Mientras Salcedo tenia'sitiado á Li-Mahonc c» Pangasinan, los U>. Agustinos celebraron capítulo en 3o de abril dç l j 7 5 , en el quese tomó, entre otros acuerdos, el de erigir un convento ca Vicau con Iglesia dedicada íi U conversión de S iv' blo Apóstol, sin duda pau honrar la memorn del ínnto l'atrono tutelar del Convento de IJ Orden ca Manila. Se agregarla, á esla parroquia In administra :¡.ín espiritual de Cnoayan y Tulcy, (¿Santa t alaban?) como visitas; pero parece que no pasó de mero proyecto, como veremos: más el I'. San Agustín asavein lo contrario. IV Arecro¡ogia ríe Sa/ad-j Terminada la campaña contra Li-Mahong, Salcedo volvió ú Vigan y de allí á Manila. líl^dcscubridor de llocos trataba de rcgres-ir A Méjico, su pais natal, para atender a dos liermanas suyas; y fue otra vez á llocos para cobrar los tributos que le debían los indígenas de sus encomiendas. H I* - »*"» IA 1>K ll.'C"^. 17 Y-i cu llocos, cu una encomicudu suya, le sobrcuno una fiebre que le obligó ú guardar cnm:i mucho tiempo, y como no se curara, á pesar de haber tomado unas mices pulverizadas llamadas líechoaMtt, aunque enfermo, fue el 9 de marzo de 157U A unas "muy ricas" minas, que liablu descubierto el, no muy lejos de su encomienda, rara llevar à Méjico muestras de oro que se cxirah de ellas, por ser difcicntc del de nquel país. Al cabo de dos dias de viaje, llegó a u n arrojo y bebió mucha agua que le purgó, habiendo causado su muerte ú las tres hormis, q u e fué en 11 de marzo de 1576, ú la edad de 27 aüos. Salcedo murió cristianamente, con profundo pesar de los pocos que pudieron acudir ú asistirle en sus últimos momentos, Ya había otorgado testamento en Uanila, por precaución de lo que hubiera podido ocurrirlc en la travesía á Méjico, y antes de espirar hizo un codicilo, en que mandaba pagar sus deudas (no habla vivido con mucha comodidad) después «le prestar juramento los acreedores, ú quienes destinaba mil taea de oro, y del resto declarà herederas á sus hermanas citadas y señaló algunos legados ú los indígenas de su encomienda en Viga 11. Un año después de su muerte, se trajeron a* Manila los restos mortales de Salcedo. Estos no ie hallaron reunidos, porque los ilocanos los hablan exhumado y llcvúdose el cráneo, seguramente no como trofeo, sino por la gran estimación en que tenían á hombre tan magnanimo y generoso, como acostumbraban antiguamente con los hombres notables; y aún en estos últimos míos ¿el famoso ex-gobcrr.adorcillodc Abra, d o n ¿ g ; i t o n 3+ («¡AliBí.n 1>". ».«« RRYIÏ- Alzate, se dice q u e posee el cráneo del teniente coronel comandante de Ingenieros, segundo ¡efe que fue de la Expedición al Abra cu 1878 ú Jíí, por lo mucho que quería á Un bondadoso è impavido militar, en cuya alabanza se deshacen los naturales de Abra (1). Volviendo al cráneo robado de Salcedo, no fué poco trabajo conseguir su devolución; a pesar de haberse procurado, ya con amenazas, ya con ofertas de dinero. Sus cenizos, juntamente « m las de Legazpí, ya* cían en el Presbiterio de la Capilla mayor del antiguo templo de los Agustinos en .Manila, en una capilla sita a l i a d o del evangelio, donde estuvieron mucho tiempo los escudos de sus armas y el guión de su abuelo. ÍÍ Como vemos, pues, 8alcedo por su v«lor, desin teres, generosidad y amor á los itocanos, fué casi deificado por estos. Destaca en los anales de Filipinas, la figura sinv pática y gallarda del joven capitan. Hé aqui a> continuación otros datos de su biografia, adcm«£ de los ya dados. El descubridor de llocos nació en Méjico: sus padres eran Pedro Salcedo y_ Teresa de Lcgazpi, hija del fundador de la ciudad de STornlo. En 2o d e agosto de 15G7 llegó á Cebú, en compañía de su hermano mayor el capitan Felipe Cque (1) S Í el español peninsular es verdaderamente bueno con loi indígenas, he olwervudo fjue le deifican ) de buen grado jugmfon su vida por difenderle en cii< de apuro. V de esto se cimn naso* hutn conocid-J*- HISTORIA DK ILOC»«. había venido con Legazpi) en su segunda venida ¿ filipinas. Tenia entonces IS año?. ¿ac > Je pila al hijo del famoso régulo de Cebú, j'upas. Y en 7 de junio de i50g, habiendo vuelto su hermano citado A Méjico, le sucedió en el carfío Je Jefe de la expedición ¿ la isla de Pnnay (Bisayas), Desde un principio se distinguió por sus hnzafut: por el mea de enero de \ 370 fueron dos principales amigos de Panay a implorar auxilio a Lega?p¡ contra los piratas de Mindoro y pidieron señaladamente & Salcedo, por lo cual el Adelantado le envió con 3o soldado?, encargándole apaciguase á algunos pueblos de Panay, cuya orden cumplió con acierto y valor, cuando no Kabfa cumplido aún 21 irnos. En Mindoro salió u espiar al enemigo, acompañado de un solo^ indigena. Domeñó 11 los piratas en Mambur no, ¿quienes trató con mucha clemencia, y repartió entre los soldados e ind gei as, sin reservar nada para *f, la cantidad que hubiu recibido por rescate de los cautivos. Lo mismo hizo con los de Luban; y después de haberse sangrado en señal de amisiad con uno de los principales, volvió con su gente í F ana y. A principios de mayo de 1670, vino á recono* cer á Luzon con el Maestre de Campo, Goíti. En la costa de (Salangas el capiían Salcedo, se sepalo de Goíti para ir a reducir la Lagun* de Bombón, Tnal. Aquí luchó victoriosamente, pero no nudo perseguir á sus enemigos por haberse herido en una pierna de una flecha, cuya punta dtliía estcir envenenada. Y volvió ú Manil**. j(î ISAliELO UK L'i S RKYr.S Vuelto A Panty, retornó il Minila en compartia de Lîfiazpi. ^ El i5 de agosto de i37i salió con una escuadrilla A castigar ú los de Kainta y Taytay, en cuya cxpcdiciói demostró singular valor,yenio' el primero en el asalto. Conseguida la victoria y teniendo entonces lü por Lrgazpi á pn:ificar los t-ííi03, fue enviado pueblos de la Lagum de Bay. lo que llevó * cabo síu derrame de sangre; porlo que losindígctus le enzalzaban en sus canciones y fiestas. Alli tuvo noticia de lai minas de Paracale, y, pidió permiso al Adelantado para irá explorar las: y se le concedió con aplauso general ú su actividad. Fué: y en su camino, hizo pagar severamente A muchos indígena, enemigos una fechoría gravfsima que habi-ui cometMo. Durante el viaje sufrió privaciones; no habiendo comido algunos dias enteros, sino raices y frutas silvestres, y dos veces A poco se ahoga, pues no sabh nadar. Llamado por su abuelo, volvió á JTaniln, y fue a descubrir las provincias del Norte de Luzón, cómo hemos visto. En Kngayaa demostrò mucho valor y prudencia, y en una tempestad gobernó el timón con serenidad singular, animando a todos; y & su vuelta, en el mar Pacífico, A poco perece ahogólo ú m haberle salvado algunos moros., como también en M indoro, cuan Jo iba allá á aprestar naves pira el descubrimiento de llocos Pacificó después à Camarines y el rio Vicol, cerca del cml estableció un pueblo de españoles llamado Santiago de Libón. En la expedición, que duró cinco me*cs, demostró valor y serenidad en la luchi y coisigui» su objeto. Hisy..iïi.\ PK ILOO-S 37 En ur a entrevista que tuvo con un jefe de amotinados de Stanila, observando que recibían con dos hileras de gente armada ú él y á un agustino solos, se atrevió & desarmarles y hacer pedazos sus armas. Y el mismo jefe de los amotinados se admiró de su valor y energía, á lo par que de su prudencia en atender sus quejas. Y ¿1 consiguió arreglar ia cuestión que era temible para los españoles, en aquellas circunstancias en que estaban amenazados por Li-Mahong. En resumen, Salcedo era indulgente con los cautivos y con los indígenas en general ú quienes profesaba verdadero cariño; pacienzudo en requerir la paz; pero valeroso y enèrgico en la guerra; su extremada prudencia y buen tacto contrastaban grandemente con su poca edad; modesto, generoso y desinteresado, à su actividad prodigiosa se debe, como dice uno de los más respetables y antiguos analistas de Filipinas, *la mayor parte de la conquista y pacificación de todas las Islas.» Viviendo su ilustre abuelo, rehusaba admitir cncomundar, y en cambio costeó los ochos navios que llevó ól descubrimiento del Norte de Luzón. No descansaba, stntia inclinaciones ú las grandes empresas, despreciando obstáculos y peligros; era el tipo en fin, de los americanos que vigorizados con la sangre europea, habían de asombrar al mundo con sus gigantescas obras. Á la antigua comarca de SA>¡TOY los españoles dieron el nombre de llocos, palabra que casi no significa imJa. Yo la; hubiera denominado Salado. Solo hasta hace poco se ha acordado dar su nombre á un humilde pueblo, reden erigido de infieles, que acaban de convenirse cxponiúncamcuic al Cristianismo. 38 ISABELO PK LOS R E Y E S En la plaza de /a Ciudad Fcniandina hay un humilde monumento, levantado à la memoria de tan «rao hombre, y una calle recuerda su glorioso nom ore V Ayuntamiento de Vigan.—Justicias mayor'es.—Religiosos Franciscanos, —Expedición á Borneo.—¿Otra villa? —Jtesu* recelan de una niña—Primer apóstol de llocos.—Hecho increíble.— Corsarios japoneses (Años jd7G à %%,) Después de la muerte de Salcedo, el Gobierno de llocos se encomendó ni alférez Francisco dt Saavedra y al sargento m?yor Antonio Hurtado. Parece ser que ú la creación de la Villa Fcrnandina, se dotó á esta de un Ayuntamiento, como había hecho Lcgrr/pi á la Villa de Cebú y & la Ciudad de Manila. Es lo cierto que, allií por el «ño 1581, aparece tener Vigan un Cabildo, como entonces se le llamaba, compuesto de seis Regidores, un esciibano y un secretario, sin constat la fecha de su creación. Probablemente actuaba como Alcalde, al propio tiempo, el Cabo y Justicia mayor de la provincia. Así se llamaban entonces los jefes de provincia, y no encomenderos como muchos autores modernos creen equivocadamente. Los encomendero! eran pedáneos ó jefes de determinadas localidades HlSTOKIA Dl. IUlCUS 39 ¿ pueblos, y no de una provincia entera. Asi es que en llocos nabía catorce cncomiendns. En la Villa de Arévalo (Iloilo), Santiago de Libón (Camarines) y otras provincias, tenían por jefes á un justicia mavor. Y el antiguo historiador Fray Gaspar de San Agustín^ asevera que Salcedo estuvo en llocos de Justicia mayor. Los encomenderos obedecían A los justicias majares, como los gobcrnadorcillos que les sustituyeron, con 1^ diferencia de que eran españoles europeos los primeros y cobraban la mayor parie de los impuestos recogidos cu sus dcmarcaciomrs ó haciendasLos jefes de provlncin'por lo regular eran militares, como los actuales Gobernadores Político-Militares Eran capitanes Á guerra y administraban justicia, por lo cual se titulaban C(f boa y JustUias Mayores. Esta denominaci n pronto se cambio por la de Alcaide mai/or, y ya en 1585, se registra que así se titulaba el jefe de llocos, pero por lo regular eran legos, y solo en 1844, se exigió el título de letrado para desempeñar aquel cargo. En el mismo ar>o fué destinado ú llocos de Justicia- mayor, el capitan Pedro Lucas. El 2 de agosto de 1577, llegaron a Manila 17 religiosos Franciscanos para fundar la provincia de S. Gregorio Magno, Los Pi* Agustinos Calzados, que ejercían la autoridad superior eclesiástica, la renunciaron al P. Custodio de S. Francis^ y odcmiis varios ministerios (solo a fines del siglo pasado se lia- AO I SÁBELO DK LUS «EVE- jiiaro-ì parroquia^)) entre los cuales se cita el de Vigan porque sólo había diez Agustinos en las islas y administraban muchas provincial. Y en i57¿ fue destinació a W convenios de llocos y Tang.isman. el misionero franciscano fray Juan Bautista Piíirro, encargándose del mioisterio de Vigan. ^ En la expedición de i578 á Borneo para restablecer al régulo destronado de aquella isla, Matacía ó Sirela, es probable que hayan ido muchos ¡lócanos. El cronista P. San Agustín dice que fueron "másde i5oo flecheros pangm¡ntmcát <YIgayones y pintados" (visayns). Habrá leido este autor que figuraron indígenas dei Norte de Luzon, y para especificarlos, escribió pangasinancs y cagayaties, olvidando precisamente a los ¡lócanos, que debieron haber sido los que verdaderamente fueron, pues entonces eran los únicos que en realidad estaban sometidos á los españoles c ilustrados relativamente, porque allí había guarnición española; solo más tarde se conquistaron definitivamente los pangasinanes y kagiyancs, y de creer lo que escribe el antiguo historiador dominico el Obispo Fr. Diego Aduane (i), en i5>*7 eran aún casi salvajes aquellos, cuando los ¡lócanos eran ya "buenos cristianos." La expedición volvió victoriosa, habiendo conseguido su objeto, y á su regreso, el entonces Gobernador de Hhpina:», SanUe, envió al gran patriota Estcvan Rodriguez de Figucroa con una cscuaira al Sur, y redujo á Jcló y AI¡nd;i* (i) Historia »U ht i'P. Dominicot, Zaragoza l(*)i HivroiuA i)K 1 Locos 41 E ' muy probable q u e en estas expedicióc3°-, ^ a n ¡do flecheros ilocanos. Esto prueba c ,í\]Jn* manera que los españoles hayan utili1 \ los ilocanos en la defensa de Manila con°Li-M¡ihong: es decir, observaron que eran ira como efectivamente lo son. v o s soldados í o s utilizaron sus servicios en las guerras, desde un principio. Esto aparte las razones que hemos iduciJo m el cop. H I . En 1579.—dice el P.San Antonio—se pensaba fundar en Vigan una villn, que se denominara de Valladolid. E¿to debe ser erròneo, pues yn habla la Fentandttia. Uon Felipe Govantes díce ¡í iu vez que la nritígua villa.se llamaba ó debía ¡[amarse Valladolid. Probablemente se funda en jquella noticia, que con i id e ramo s equivocada. En mayo del mismo año el Franciscano Fr, Esteban Ortiz relevó al P . Pizarro en la administración espiritual ds Vigao. Y cuentan los cronistas franciscanos q u e , en estos años, el Religioso de la misma Orden fray Sebastian de Itacza tesucitò con el agua hendita u una niña de 5 ó 6 años, en llocos. Ahora vamos ú relatar u n suceso, que según cuentan los autores Religiosos ocurrió en mayo de 1579. llanta sabido el P . Custodio de los franciscanos Fr, Pedro de Alfaro, por el'diario del P. Rada, que en China muchos millones de hombres adoraban á falsos dioses, y el lloraba sin consueto su ítrdkióiij como dice el historiador Recoleto P . Concepción (1) y tonto la sintió, que a pretexto Mi') Ihttotia tfiural de FílipiniM. Manila 178& 42 ISAUKLv OK LüS KKYKS j e lisitar ii 1ns provincias de Ilacos y l'nngasiriaa, v de pacificar a Cagayaii, pidió dinero, trácala y ¿ente al Gobernador de Kihpidns, sande, cl cual ÍTccpiú gustosísimo la proposición y diú todo Io que había pedido el i*. Custodio. Este cscogn'» i los cspanolcs, con quienes se habiti entendido de ¡internano, v la escuadra zarpo al mando del padre Custodio. En efecto, hicieron escala en llocos. En esta provincia se empeñó en desembarcar el P. Estovan Ortiz, y en cambio se incorporaron dos frinciscanoss de los que allí habla. Y en vez de ir Ti pacificar ú Cngayan, siguieron ú China. Alguien dirá que esto no debió haber hecho Ptclado tan virtuoso y respetable. Dejemos a los cronista* religiosos discutir su conducta. Desembarcaron en Canton, pero allí fueron expulsados. Entonccs.sc dividió la escuadra en do; fracciones: una con el P. custodio se dirigí" i Macao, donde también fué rechazado y montando el golfo de Conchínehina. pereció ahogado en UQ naufragio. La otra fracción se dirigió á Filipinas con varios religiosos, y es muy extraño que Sande, en vez de castigarle":* con rigor por niberle engañado, diera expresivas gracias ñ loi religiosos y premiara con cncomicnJas á los capitanes españoles, que le siguieron. Esto se explica: antes habia sido reprendido por el Consejo de Indias, por no haber recibido nien a un cmbajidor chino y ahora querría apropiarse los pasos del I*, custodio, pira catenderse con ( hiña. Por el capítulo celebrado en Julio de IS8o por la Orden de Minores, fué destinado á lloco' HiSTOitIA VX Il.OCO*. 43 y i»,in^striati cl franciscano Fr. Junn de Ayora. Muchos respetables analistas de esiti Corporación aseveran que el P. Ayorn fué el primer ¿pústol de llocos, ó quien predicó primero la Religión Cristiana en aquella provincia. El P. llave escribe: "Se fue o la provincia de llocos en estas Philipinas y tomó ¿ su Wrgo la conversión de aquellos indios, juntándolos en pueblo para que oyesen las cosas de Dios, y sacándolas con mucho trabajo de los Montes y Sierras, para predicarles: y el Señor premiaba ju trabajo con la conversión de muchos, que por su ensefianza y cxcmplo fueron los primeros Cristianos, que hubo en aquella provincia, quedó tan impresa su memoria en la de aquellos indios y en la de otros comarcanos, que muchos años después que murió, le invocaban en los tormentas, por tenerle por Santo v grande amigo de Dios.*' ;Sc referirá este autor ú los tinguíanes è ígorrorotes de llocos y Abra? ¿cómo había de ser el primer apóstol de los ílocanos, si ya en 1578 el 1\ Pirarro, y en H79 el P. Baeza, habían sido destinados --i aquellas misiones? ¿Habrá estado, como lo afirman los analistas Angeles (1), Llave, y Santa Moría (2), en llocos aatcs de su ida en' i38o? Autores hay que lo niegan; de todos modos, el P. Ayora llegó cu 1577 à Filipinas, y según el V. San Agusttn,Jos agustinos fundaron convento en vig ari c " . 1 ^ ? . Cuestiones de este jaez abundan en la historia ft) (3) /¿{fatten tin fafeit «V / ' í rJiiiftt iif Jet framisfaiwt. an I6/1). l'ari* Mailrii! 1G05. 16.5. 44 ISAliKLO DB LOS KEYKS del pais. Cada cronista religioso pretende que su Drdcn fuera la primera en predicar ci Evangelio en las provincias a que llego: el P. Aduane, por ejemplo, asegura que los dominicos encontraron i todos los Uagayancs casi salvajes, y el padre San Agustín, contesta que esto es inexacto^ {luesto que los agustinos habían dejado muchos cristianos, Y volviendo á lo que se refiere a llocos, paréceme que los franciscanos fueron los primeros que evangelizaron en aquella provincia. Es probable que loque dice el P. SanAgustin no hayj pasado de mero proyecto. 3[c fundo en que ni él ni el autor del Catálogo de los 1*1». Agustinos (1) citan à ningún agustino que haya estado en llecos antes de i58íi. El P, San Antonio opina que la palabra primer (anostol), que se aplicó al padre Ayora, no se refiere al orden de (echas, sinó ¡t la eficacia y efectos de sus predicaciones. Luego, el 1\ Pizarro fue ti primero que catequiza á los ¡lócanos. El P. Gaspar de San Agustín dice que el 1\ Pizarro cía Agustino; pero su nombre no figura ni enei Catilogode los PP. Agustinos, ni en las Jlisíoncs. Acaso el error de este cronista obedece á la falsa creencia de que los PP. Agustinos fueron los primeros misioneros de llocos pero es de advertir que hasta ci dia, la Catedral de Vigan conserva por patron á Snn Pablo en iu Conversión, que le habían dado los agustinos en Ift7ó.t Así lo habrán estipulado al cederla ¡i los franciscanos, >'t restablecido, cuanJo deípucs volvieron los agustinos á encargarse de aquel ministerio. (i) I*. Oaspar Cin-». Manila iXój, HI'TOKIA UK IlXCilS 45 i os franciscanos enumeran enfe los ministerios fundados por el'os, el de Vigan. Después de invadir un corsario japonés llamado Taysufu las costas orientales del Asia, buscò fugto en Filipinas, como Li-Mahon·ï, y desemrí barco en Kagayan, donde no ?se habla aún estarcido ningún cspjfiol, después de haber intentado hacerlo en llocos. Fu iúSl, el capitan Juan Koxns vino de llocos ; Jlanila & participarlo ni Gobernador de Filipípis Gonzalo Ronquillo de Pcñalosn. Este envió . ar3 desalojar ú los piratas una escuadra ni mando ¡¡e Juan Pablo Carrion, nombrado después cabo y justicia mayor de Kngaynn. Carrion, antes de partir, recibió injtruccioncs del Gobernador, como era natural; y en una de lis cartas de este, encuentro las siguientes lincas que voy ti trascribir por encerrar la política de iquellos tiempos. Helas aquí: "Llegará Vmd al pueblo de Biganj cu llocos, ii donJe cl P. Custodio dará un fraile del Criden del Sr. Sin Francisco, para que vaya á la «población; hacerse ha con él todo lo posible cu irairar por él, v rcg^Ialto, pues demás de lo que jmerece, es tan necesario, c importante. En lo •que toca « la pacificación de los naturales, y •quietud de todas lis cosas, se acouBcjarú Vmd. •con el Padre» Hicieron escala en Pangdan (Vigna) y allí se incorporaron 40 españoles v varios ilocanos. Zarparon de aquel puerto, y á la altura del Cabo Bojeador, apresaron un champan japonc'*, que re* corría aquellas costas pirateando. ,6 1-ÍAUKI.O l)K t.OS R K Ï K S En cl Hío Grande de Kog.-.yan (i), donde est*, ba surta la escuadio de laysuíu, se libaron encarnizadas batallas, después de las cuales el corsario abandono" eî Archipiélago. Tuvimos nueve heridos que fueron llevados para su curación il Vigan, donde murieron dos. En 1581 fue destinado ú llocos el franciscano Fr. Pedro Muñique, cuyo cadaver al cabo de i5 años de su muerte, acaecida en Agóo, que pertenec-'a à llocos, se encontró incorrupto. En 1582 murió ti gum Apóstol de llocos, Vmlie Ayora. cuyas faenas evangélicas rindieron laníos frutos. Los indígenas bel·aban su cadáver y le desnudaron para conservar como preciosa reliquia su sayal. Un principal cuhrió su dcs-nudcz con una sibaña. VI Los Encomenderos y los Religiosos.— Creación de los gobernaiionillos.—Los PP. Agustinos van á llocos.—Esta provincia en 1585. —Piteólos erigidos en 1580 y $7.-Progresos en 1588. La cuestión mas principal, trascendental y ruidosa que llena cast por s¡ misma los primero! <l) Los espillóles llamaron Tajo á cst<: n o . It-n-n Hlt'lOKM UE IU)C0< .17 ¿¿nimios de In Historia de Filipinas, es: las crucij a d a , abusos, arbitrariedades c injusticias de los Kiicomenátíros, y sus roinmicntos con los Religiosos, que ics disputaban el predominio en estos pueblos, rozamientos que se traducían en boletajas y excomuniones ú veces y rusta, vn muy escandalosos c-euciitros cutre los superiores Civiles y los Eclesiásticos, hnbtcnio por estas cuestiones ¡legado el Gobernador general de Filipin'S I>. Gonzalo Ronquillo de I'eíinlosa á insultar al primer Obispo de este Archipiélago Fr. Domingo de «Salazar «y aun poniéndole Fas «minas le dtú un empellón (<mas (Ü¿ esto, q u e «amenazarle el otro con el arcabuz», como escribe el 1'. Francisco Moreno Donoso en su còdice de i6f>o intitulado "Historia de la Santa Iglesia Metropolitana de l'hÜipinas." Conviene, pues, que digamos sobre esta cuestión, siquiera lo que nos permita la Censura oficial, pues entendemos que U Historia debiera ser el rctleio fiel de cuanto fué y el inexorable juez Je pasadas accione", y nò uiia bola de cera, à la que se pueda hacer lo que se quiera Ò convenga al historiador rt & sus amigos. Los españoles del siglo XVI o .sus comienzos, eran escasos de buenos sentimientos y aprendían crueldades en los cuartetes y en los buques de guerra, y como dice el gran historiador italiano Caiitú,' «eran educados desde muy niños en las armas" v expediciones por mar.i (Sabéis las crueldades que cometieron los primeros conquistadores de la America? .. l'ucs no parcelan de hombres civilizados, sino de caníbales y sutropúÑutos. Bran más inhumanos q u e los mismos snl\ajcs del Nuevo Dundo. Son A» fARKt.O DE LO* P K V K S los mismos autores españole: tejIjgos de esto entre cJlos Hernando de Alba, turrita y ç. Übisqo de Chiapa IT. Bartolomé de !as Cas.i> Kste poniendo por testigos á Dios y n toda la conc celestial, que era cn aquellos* tiempos de In Inquisición la mayor car amin. dice haber cisto la iarga lista de terribles crueldades que tras en s u Brevísima relación de la destmzci'on<U ¡tts Indias Occidentales (Atncrícn). Y cuidado que escribe Brevísima, esto es; '"por mucho que dijese no pueda explicar de MU partes una.*• como el mismo dice. Según el P. Las Casas, ii toü.»> partes que llegaban los españoles cometían inauditas crueldades: sin motivo alguno, cncerr.i* ron con engaño cn una casa á 3oo principales Je Xaragua y les quemaron vivos: viú perecer de hambre « 7ooo niños en 3 6 cuatro meses por la crueldad de los conquistadores; estos mutiban de hambre « pueblos enteros: cn Choluta mataron solo por tener este gusto cn cierta ocasión ú 5 ó 6ooo y quemaron mas de cien principales; no dejaban mños ni viejos, ni mujeres preñadas que no desbarrigasen y dcspcdczascn, hacían apuestas sobre quien de una cuchillada partía à un indio y le cortaba la cabeza de un piquete ó le descubría las entrañas: daban de cabe/a con los niños cn las penis ò riendo. les echaban cn los ríos; otrus veces atravesaban con h cjpaJ.i ¡í criatura y mndre que la carease ó ;i cuantos indios tuvieran delante: mutilaban ií los que perdonaban ti vida, mataban A fuego lento cn pirrillas ú los principales... V baita que no me es grato ni mucho menos escribir estas crueldades. Solo diremos que eran inocentes !:is víctimas, seg'iii el HISTORIA DL ILOCQ* ,;O ¿0 Obiípo, y que en 4o aflo?, los españoles n s"s crueldades mataron á más de quince raivücs de indios americanos, habiendo dc-poblado neh os pumos de America. "V otra cosa no han íffcho de -lou niíos ú esta parte hpsin hov, i hot/ . este dia, escribe el citado Obispo. '' pe modo que aun en la època de la Conquista ¿e Filip>nDS s e cometían crueldades en Amèrica. Y los españoles que venían » cstns islas eran los «•ores que tenia, aquel continente, de donde pao'bíin A este Archipiélago. En Amèrica existían vastos y ricos campos y ninas, y en Filipinas no hahfa ningún atractivo ùnto que el sueldo de la guarnición de estos pueblos venía de las colonias cspañolnsdc Amèrica. De modo que solo venf3n ú estas islas los criminales que huían de la persecución de la justicia, los desterrados, los soldados desertores, los ya deshonrados o otras partes; en una palabra, úlñs heces de la lición," como escriben el duque de Almodovar, d P. Vicente Alemán, Tomás Coinyn, Casimiro Uiaï, Concepción y Sinibaldo de Más. [)c esa clase eran los Encomenderos. Y no es turano que las crueldades y los escandalosos robos v cxnccioncs ilegales, que se habían cometido en América, se reprodujeran en Filipinos. El entonces Rey de España Felipe II, en su epístola de i¡7 de Marzo de 1533 al primer Ob¡>po de Filipinas, dice entre otros cosas lo siguiente: "Nos somos informados que en cisa Provincia :e van libando los Indios naturales de ellas por los malos tratamientos que sus Encomenderos lc3 halen; y que nvièndosc disminuido tanto los dichos háios, que en algunas partes faltan más de h tercera parte: porque las llevan las tassas por en- 50 ISAIÎSLO DE LOS REYE¡ tero, que es de lis tres pariej las dos más de h que son obiigidos ù pagir; y lo* tratan peor, qu¡ esclavos, y como talcs se hall m vendidos muchoi de vnDS Encomenderos á otroj y algunos muertos à azotes, y mujeres, que mueren y revientan co.i las pesadas^ cargas; y -á otras, y li sus hijos, hi ha:cn seivîr en sus granjerias y duermen cu los campos, y allí paren, y crian, y mueren, mordidos de sabandijas ponzoñosas, y muchos se ahorcan, y se dexan morir, sin comer, y otros toman yerbas ven.-nosas. Y que hay maures, que mjtan sus hijos en pariéndolos; diriendo, que lo hazen por librarlos de los trabajos que ellas padecen. Y que han concebido los dichos indios muy grande odio al nombre Christiane*, y tienen á loi españolas por cngiñidorcs y no hazen cosa que Jos enseñan; y asi todo lo que hazen, es por fuerza. Y que estos d-mos soa mayores à ios hdios, que están en nuestra Riai Corona, por es»; en administración." Ni mas ni menos que en América, (i) i>or lical Cédula de 2í de Noviembre de ÍM se dice que sin embargo de lo mandado seguii habiendo servicios personates de ìoi indios, hi vejaciones, malos tratamientos, servidumbre i opresión, sin poder acudir al sustento de sus ti milias causa de que se fuesen acabando MU; aprisa. El P. Moreno Donoso comentaba esto en ltác •'Hi esta vejación de personas particulares la vicü Sdj.Magestad covenida en su R;al s:rvÍcio <f (l) Recuerden ¡e las crueldades cometiths en h e.v? dícijn roilit.ir ai Abn ai 1879. HISTORIA DE Ii.ocns 51 ui noe años á esta parte con .mis apretadas des- trabajos pagando cada tributo 3(enidiasque¿ seinsufribles entienden dos personas) veíate cinco pesos entre año, de servicios personales, bandalas y cortes de maderas para las fábricas y aderezos de galeones y por otros causas, sin tener mus caudal que una pobre sementera sembrada ú mano: con doblado sentimiento los ponderaría." El Agusliniano Fr. Casimiro T>h¿ en su Párroco de indios instruido (Manila 1740) escribe: "Figuraos fueron las leyes anticuas en la ejecución de los tributos hasta llegar a quedar hechos esclavos los deudores y aun a morir á azotes y ti ser despedazados." Uno de los primeros Provinciales de los Aguslîûianos, Fr. Andrés Aguirre llamaba » los Encomenderos Ministros de Satanás que era el peor epiteto que entonces se podía dar en aquellos tiempos. El Dominico Fr. Diego Aduano, después Obispo de Nueva Segovia, les calificaba de "lobos que maltrataban á lo< indígenas y que engordaban á costa de ellos." Y los demás autores Religiosos derrochan calificativos análogos Tiene, pues, sobradísima razón el doctor alemán Garios ¿ e m p e r para asegurar que Jos encomenderos sustituyendo en el predominio de los pueblos ú los antiguos caciques, no varió en lo más mínimo la organización social, es decir, con sus arbitrariedades y vejaciones propias de la barbarie, y con una esclavitud, a-aso mat cruel que la primitiva, pues esta no era muy rigorosa Los Religiosos que por to visto ansiarían dominar sin obstáculo alguno y que à los mismos líeyes de España imponían sur voluntad en aquellos tiempo. 1 , encontraron en los Encomenderos _$2 -I&ADELO DE L03 REYES rivales groseros, bajos è indícaos; pero á lo humilde clase de estos la suplía su atrevimiento ii osadía. Los Religiosos hacían creer a los indígenas que ellos eran superiores, no ya * loj Encomenderos, sino al mismo Obispo de Filipínas y al mismo Key, diciendo que de la sentencia que dictaba su juzgado especial no habí» apelación sino á su Provincial y al Papa, procurando desprestigiar á los Encomenderos. (1) Estos á su vez, no toleraban ninguna clase de humillaciones: aseguraban à los Religiosos qu: dentro de sus encomiendas eran los únicos scilo* res; que si les faltaban, no respetarían excomuniones ni inquisidores; y en efecto, algunoi contestaron á las censuras espirituales con bofetones, y en ocasiones en que los Religiosos defendían á los indios, nmenazaban con atropellar no solo ol protegido sino ni protector. Al mismo Obispo de Nueva Segovia Fr. Bcnavides hicieroa "desvergonzadas injusticias," como escribe cl cidre Concepción. Consecuencia de ésto: los Religiosos denunciaban continuamente al Rey las arbitrariedad*! de los Encomenderos, diciendo que eran grea obstáculo para la conquista del país y hasta itrio peligro para su conservación; y a sus gestiones se debe la abolición de la esclavitud, que rendía a los Encomenderos injustas y grandes ganancias. Sin embargo, los Religiosos no estaban del todi exentos de acusación. El Obispo Sr. Silazar "Ht (i) Véanse lns cartas dol i.cr Obispo de Filistei Sr. Salizir. HISTORIA DE ILOCOS. 53 «;ó-según F r . Gaspar de S. Agustín—i escrupulizar sobre la administración de los Religiosos (y eso que ero también Religioso) negándoles todo lo tocante i jurisdicción y potestad." Y el Gobernador general Ronquillo de Feñalosn que no .acusan los autores frailes de antireligioso sino al contrario, les quitó el servicio de los indios ¿ los frailes p o r ¡nformcB contra ellos emitidos por los encomenderos y demás españoles de la colonia. El citado Obispo decia que estaban los Religiosos aborrecidos de todos y procuraban tener á los indios "amedrentados y subditos (tenían juzgado propio con cárcel y cepo), por lo que no querían recibir la fe y la aborrecían " ¿Les martirizarían por la Inquisiciónf Ks cierto que algunos indios apoyaban á sus Encomenderos; y dice el 1\ San Agustín que por este medio, como en Amèrica, escusabau sus vejaciones y se libertaban de los Religiosos que les catequizaban. Contra los abusos de los Párrocos se expidieron varias Realca Cédulas: por la de 17 Je Setiembre de 1616, iïclipe III mandaba embarcar para Méjico á «algunos religiosos que vivían con mucho escándalo, y otros cspulsos de sus religÍoncs.> Sin embargo, creo que los Religiosos eran una Providencia para defender á los indios de los Kncomenderos: creo que no hacían ni ta tercera parte de los abusos de e'stos último', y toda su falta se reduciríaá excesivo deseo de predomina': también azotarían los Religiosos: pero no robarían escandalosamente, ni castigarían sin justo motivo ni tan cruelmente como los Encomenderos El Código de Indias, poi ser justo, es testimonio de los buenos sentimientos de la España p*~ 54 lSÁBKLO DK t O S REYES nt'ítsuïar, y documento de crédito de gratitud¿s, digámoslo así, contra los filipinos: pero aquellas leyes no se cumplimentaban en su mayoría^ aquí, como ahora encuentran obstáculos algunas disposiciones asimÜistas. Y IH disposiceli soberana, aho. liendo la esclavitud, ha tardado en cumplimentarse, y no se hubiera cumplimentado, si no por los rozamientos entre Encomenderos y Religiosos, y cuando en venganza, éstos exigieron el cumplimiento de dicha disposición, levantaron contra si mismos una tempestad. ; • : • ; ; • Ya antes, lo que se recaudaba de tributo ea llocos que pertenecía al Tesoro, se enviaba á iíanila y lo custodiaban los llamados Oficiales líeales, que eran Tesorero, Contador y un factor ú proveedor de navios, como se le l'amó después. Por lteal ccduln de I4 de junio de 15H3, se confirmó que la jurisdicción de los Oficiales Healcs se extendiera á ÍIocos y demis puntos descubiertos y por descubrir. En la misma Heal cédula se mandaba la creación de los Goiicraadorcilìos, corno delegados d¡ la Hacienda, para ayudar á los cabezas de bnrangay en la cobranza del tributo, y á la vez, para ir aprendiendo ;î gobernar humanitariamente i sus paisanos, v con el tiempo, sustituir á los Encomenderos, para evitar los abusos que estos cometían y procurar que el tributo lo percibiese integro ti listado. Acaso la crcacirn de este nuevo cargo respondiera también á la necesidad de satisfacer los deseos de los antiguos caciques, que echaban de menos su antiguo poder, dirigióos quizi por los Religiosos pura de este modo conseguir H/ÏTíVM Í)K IL-'CIÍS 5Î li supresión de sus enemigos mortales los Encomenderos y entrar ellos indirectamente a sustituirles en el predominio de los pueblos. Es ]o cierto que la supresión de los Encomenderos fué obra de ello?, como también la crcaciín de Jos gobcmadorcillos, debiéndose ésta especiatmerte » 'as gestiones en Madrid del dominico F r r y Miguel de Btnavidcs, después Obispo de Nu*. va Sciovia. Es lo más probiblc que los antiguos cacique> eran los elegidos pam Gobcmadorcillos, pues el cargo era hereditario hast;» cl siglo xvi 1, como el Je los cabezas de barangay. La Usta cronológica de los Gobernadorcillos Je los naturales de Vigan (capital de llocos) solo dna de 1 ti;)3, porque solo entonces se mandó llevar estos' cuadros Antes, quien nombraba Gobernadorcillos en llocos, era el Alcalde mayor, y nò cl Gobernador cenerai, como ya se hace ahora. Fu H> de mayo de 1$N| acordaron los agustinos restituir otra vezó su convento de Manilo, un Religioso que dominase el dialecto ¡locano y enseriase ó los que habían de ir á aquellos ministerios con estipi nJÍo ( dc :!oo pesos y 200 fanegas Je arroz, que se hahia suprimido porque los Go bernadores se oporiao ¡1 sostener aquella carga, Pensaban fundar ministerios alli. En junio del mismo año llcg> á" Filipinas el Sfiustino Fr. Kstcvan Marin, y poco después, fué destinalo ñ catcqui/M ñ los igorrotcs: de estos bautizo ma* de -.000. Fué después el primer .Ministro de Raí ti I; y sirvió también los Minister ios çf> I s M i F L o D E i/>s REYES d e U>oa^, T a g u d i n g y H a n t a y . C o m p u s o u n Arte y Diccionario ¡¡jorróte. Dicen l o s a n a l i s t a s d e su V. Orden que fue el primer misionero de cuoi infieles. No olvidemos, sin embargo, al P. Ayora. q u e "saco indios con mucho trabajo de los mortes y sierra*, para predicarles* Mis ajelante veremos el tristísimo til del pa. d r e Marín. * * En la carta de petición del Obispo sciìor Salazar, al presidente del Consejo de las Indias, dando cuenta del estado y necesidades religiosas de esta» Islas, fech-tda en diciembre de 1585, encontramos los siguientes párrafos, que dún idea del estado de ilocos en aquel año. "Fuera de la ciudad hay siete provincias dt mucha población, que son Pampangn, Pangasinau, Hocos, Cag-iyan, Camarines, Lagun i, Üonbrm ( raali y Balayan (me extraña que no llamase Komintn* ii la provincia de Batangas), en las cua'fii hay tr^s poblaciones de españoles que son Camarines, [locos y Cagayan. "Cinco leguas adelante de Pangasiuaii, por tierra ó por mar, comienza la provincia de llocos, que está pablada d-'ntro de cuarenta leguas. Tien; 1Ì7.000 tributarios: tiene el Key seis mil, é bs 21.000, en catorce encomiendas: c tres religiosos de San Ajustin i;ü de San Francisco?» en do; casas ò portillos, y dos clérigos en otras dos; so« men ¿iter otroi cincuenta: v hay mucha genis serrani, que no reconoce am». Ay un Alcalde* m- • yor e veciniad de villa," Tuley, que como hemos visto, era una visiti aneja á la parroquia de Viga», fué en este ato H I S T O R I A I>E ILOCO*. 57 eliminada de su matriz y fundada en pueblo por los franciscanos. Según los cronistas de la provincia de So» Gregorio Magno, este pueblo "estaba situado en una punta saliente de tierra junto á la pluya, 110 léjo* de Vigan." Ahora ya no se conoce esta denominación y es m u r probable que sea el que hoy se llama Santa Catalina. Ka enero del año siguiente, dio el gobierno Superior la cantidad necesaria para adquirir los ornamentos y vasos sagrados, como consta del libro de Gobierno de aquella época, al f£>llo 4 1 , En 5 de enero de 158G, los PP. Agustinos celebraron importante Definitorio: acordaron tomar ü su cargo los ministerios de Laoag, Baták, Tagudin, Balnlao y Kaog, ;Si en vez d e Kaog, serú Sin, Lucí-i, fundado en el mismo año según el Mapa Agostiniano de 1H45 Y según el calendario latino de 1S.S3 de los PP. Agustinos," quedictn haber consultado varias obras.-1 Sta. Lucía, sin embargo, fué fundado según el Mapa de iS31 en ifwt, y según Cavada cu l7()i! Se erigieron en pueblos, il) v en el siguiente capitulo ó l>;íinitorio se nombraron Ministros para los dicho*. Al ministerio de Uioag estaban anejas tas vititas de S. Nicolás, S. Juan de Sagun y el pueblo de S1rr.1t: la Iglesia 'le l.aoag tenía la advocación de S. Guillermo. Baták se erigió en el valle de Kakafcaván y se II miaba antiguamente >'. ,-l//iw/m de Itntñk. aunMuc la advocación de su Iglesia cm Nue;-tra finora de la ('incepción. Teñí 1 por visita á Paoay: <.'it<i tcir'a la advocación do San Agustín. (t; Sfg.in Cava la, en ijS^ -e .-ripió ci pucbìo -le Palai, 5'S ISAi;Kl.O DR L'iS RK\KS Tugudin tenta por visita à Bangar. Ksi» tenia por Patrono » S. Cristobal y aquel ñ S. Aguttin. Solo en lôilo fue destinado su primer ministro, Fr- Matins Manrique. IlalntfíO ô Baratan, era un conjunto de pueblos que distaban más de tres leguas unos de otros v se denominaban Bauang, Bologán, AHangig-\ bayavan y Mapdtrag. Tenía cinco visitas," queer^*» S. Miguel de Bngnctan, S. Juan Bautista diBaltao, S. Guillermo de Dalangdang, S. Vicente de lìalanag ò Bulnnac y un pueblo llamado Boa. Halatao se llamó Haitang, porque se unieron las dos visitas en un pueblo, pero después formaron dos pueblos discintos. ha advocación de la íglesi.i del antiguo Balatao, era S. Pedro y S Pablo, Unlatín* es hoy el pueblo (.antes barrio) de Sa-i Juan. En l?i*7 continuó el progreso de Hoc-s, erigiéndose nuevos pueblos y ministerios como los di N'arbalian y P u n o (boy Balauangí, que aceptaron los Agusíirnniios en su Definitorio celt brado m r de abril del mismo año. Narhakan tenía anejas las visitas de Sia. Maria. S. Esteban y Santiago (hoy pueblos ya), tom: lido sus nombres de sus patronos tutelares, Io cunl se estilaba en Filipinas, y tenía por Patrona :í Sta. Lucia. Nombróse para servir aquel minislc rio ù Fr. Juan d e ìlontoyo. VA Goberrador de Filipinas O. Santiago de Vcn nombró ú Nico'ns de Figucroa. encomendero de Narbakan en láSít. Purao. con l-i advocación d e s . Nicolas de T o lentino, tenia por visita á N'npakmalcm. cuya p trona tutelar era Sia Catalina. Fuc su prinicr Ministro Fr. Diego de Uova*, segua £: !'. Sin AIÌU*- HISTORIA DE ILOCOS 59 ¡in, v al decir de! P. C a m , lo fue Kr. Juan Bautista* Sandoval._ Kti 1588 continuaron piogresnndo los conquistas evangélicas cu llocos, especialmente eu cl Norte, que costaron muchos trabajos á los misioneros. VII Sublevación en Dingras.—B'auaugy San ¡nan.— Tributos.—Los franciscanos entregan sus curatos á ¿os seglares.—Nuevos pueblos.—Un sabio ilocano.—Piraterías y matanzas.—Creación del Obispado.— Tent at iva de rebelión,— Pueblos erigidos en /~>0üy0O.—El primer Obispo. Por las exacciones ilegales y demás abusos que cometían los Encomenderos con los ¡lócanos, los ile Pínghis hoy se llama l)iiujrás> y Batñk se sublevaron contri ellos, en OCÜSÍÓI» ile cobrarles exagerados tributos, matando ,-i seis españoles ave* Lindados en la Villa Fcrnandina i Vigno.) Ignoro hasta qu¿ cantidad los Encomenderos de Hocos llegaron á e\igir indebidamente: pero ti I\ Moreno* Donoso escribía en lòfio que cu su tiempo ios encomenderos en general c\/gian :.'*• pesos por un matrimonio, ú sean dos personas casadas, cuando solo debían diez reales. Fr. Gaspar de San Agustín cscribr: . no eran poco dificultosas !'S empresas /apostólicas- de Ho- 60 líAHELO DE 1.01 RF.YE< cos y valle de Dinglii*, adonde se hallaban los ministros evangélicos muy afligidos por la 2¡zaña que el enemigo común (*c refiere á los abusos de los Encomenderos) había introducido sobre el recien sembrado grnno del Evangelio.» Además, los igorror.es deDinglasse oponían á vivir en poblaciones y huían ú los montes, porque los españoles e r a n - s e g ú n decían—gente terrible, que comían fuego (el cigarro) y cuyos pies carecían de dtdos (cubiertos de zapatos.; y sus caballos comían hierro (el freno.) Además—añadían— tienen unas bolitas (balas) que buscan á quien los españoles quieren matar, recorriendo los montes hasta hallarle, aun durando un dia. Kstos infieles, como ahora, gustaban de la carne de perro, que ponían como plato más exquisito en sus banquetes. Para apaciguar á los amotinados el Gobernador de Filipina*, don Santiago de Vera, envió n su yerno el Maestre de Campo don Pedro Chaves, en abril de i5Sç> En llocos se mandò construir un fuerte por el capítulo 41 d é l a Peal Instrucción reservada ¿c :!> de agosto de este año. En I5<IO el pueblo de Balatao se dividió en dos Bauang y Balatao (hoy.Sun Juan,: enriendóse i'n pueblo la antigua visita de San Juan Bautista de Balatao. Por el definitorio celebrado en 2 de abril del mismo año, los PP. Agustinos aceptaron ú s u c a r g ) este nuevo Ministerio y fué nombrado para servirle Er. Agustín Miño, que fué su primer ministro. HivTOfUi n* h.r<:i>s fií En Mayo del mismo aùo llegó á Manila don Gomez Dasmariñas: entre otras Reales órdenes que trajo, una de ellai fue la tasa de tributos i diez reales: ocho para el Encomendero, medio pitra !os sueldos del Obispo y demás ministros de la Iglesia, y uno y medio para las necesidades de los moldados. También se dispuso que los Encomendero» y demás españoles pagasen el diezmo de sus cosechas, quedándose á salvo el derecho de ellos y del obispo en cuanto se refiriese á los diezmos de los tributos. J'cro los ¡lócanos siguieron mucho tiempo payando en especie parte 'leí tributo, lo cual d ió motivo á grandes abusos por parte do los Alcaides mayores, pues exigían un valor más del justo, para revender después los objetos que habían recibido ;i un precio muy bajo: tcninn facultad para comerciar. En i 5 n i , los Padres Franciscanos entregaron á los Clérigos los ministerios de Vigan y Tu Icy, q u e administraban, y abandonaron para siempre la provincia de Hocos. Los cronistas Franciscanos dicen haber fundado varios pueblos en esta provincia: pero en sus documentos solo se mencionan los de T u ley y Vigan. Ks probable que también fuesen dé su fundación los pueblos o visitas de tito, Domingo, Sio. Tomás (hoy visita del primero) y Kaoayan. Volvieron á ser visitas todos de Vigan por Falta iic clérigos. ÍTn el mismo año ganó por oposición el beneficio ú parroquia de Vigan, el entonces maestre-escuela de la Catedral de Manila, don Grabiel de la Cruz, y la administró hasta junio de ióyS. en que fué nombrado Dean de Manila f fué el se- 62 UAUKLO Di; LOS RiîYES gando que esta Catedral tuvo). Por to tatito, c| tue ei primer cura púroco secuhr que tuvo Víiçan. Bo cl cintilo liño 1591 se erigieron en pueblo?, rjauiay, Bnkarra, Kaudon y Ninnit, tomando los PI*, Agustinos ú su cargo los dos primeros ministerios en su definitorio celebrado en 20 de abril. Kandon, (1) en cl de a6 de junio, y Sinait en i2i* de setiembre del mismo año. Bantay se compuso de I05 barrios ò rancherías Je Torod, Bukid, Karamayan y Bantaoay (a»i se llamaba el pueblo de íS. Ildefonso). V 'tenia por visitas ú Magsingal, cuyo patron era San Guillermo: (i) Lapog, su advocación S. Juan Bautista, y el pueblo de Santa. La Iglesia de Bantay tenia por tutelar à Svix Agustín, y el primer Prior ô ministro que tuvo, fué Fr. Juan Bautista de Montoya. Bakarra, que entonces se llamaba Dumanguab:, tcn'a por tutelar ú S. Andrés Apòstol: y comprendía las visitas de liintar. su patron S*. Nicolás: I'ftjukin, su advocaci n bantiago Apóstol: B.ingisan (debe SLT Bangi) cuyo tutelar era San l, o renzo, Bangbanglo (?), Banízbang •>>, su advocación San Jose: Adang, su patrona Sjnta Catalina: Bcra (?), la suya N t r a . Sra. de U Asunción. Kandon, bajo la advocación de San Francisco (hoy de >an Juan de Sali3gun), comprendía lai (ij Kn ole mismo definitorio, conila halwtíc .'ice;lado cV miiíit-tio de ti Encomienda -le Hcjctano, p:to no se tlicc qué pueblo sería. (2) Pongo los Sanios patrono*, paique su nombre,!^ \c para cynixt-r puclito* y bur ríos qu; te han miniad y -c imiilcn de denominación. H I S T O R I A DE ILOCO« 0; visita* de Sta Cruz, Sta. L a c h y Jiavìsilan (f) cuyo patrono era S. Agustín. Lx advocación d e Sia. Cruz era li Parisi m i Concepción Sinait, su patrono S. Nicolas de Tolentino, lenii corno visitas à Baiok, cuvo tutelar era San Juna lïauttitt. y Kabuj^ao ó Kabugas, como lo cscrihc un antiguo analista, cuya denominación pa* rece ser la genuina en razó.t ¿ que Kabugas es vocablo ilocano y Kabugao nú, adviniendo que muchas denominaciones de aquellos pueblos son términos ilocanos. El patron de este pueblo cta, como ahora, ¡S. Marcos. En i5!)2 no se registra ningún hecho notable en los añiles ílocanos, más que el nacimiento, si no fue en el año ¡ulterior, del lamoso ilocano Pedro Bukaneg, en cuyo elogio se expresan con entusiasmo los autores antiguos, Lopez y Sjn Agustín, ponderando su talento y sus revelantes prendas morales. Una india vio flour en la* aguas del Abr.>. que bafu el pueblo de Rantay, una cestilla coni.niendo un niño ciego, indudablemente abandonado por sus padres, que no teniendo valor para enterrarle vivo, como se h a c u en llocos con las criaturas defectuosas (practica que recuerda las de losantiguos espartanos), hablan decidido dejarle asi. La pobre criatura se movíi, estaba viva; y la india que probablemente estaba ya instruida en la doctrina cristiana, la recogió cñ su casa y comunicò el hallazgo * Fr. Gerónimo Caverò, compañero del ministro de Bantav P. Montoya. El niilo fue bautizido y se le puso por nombre l'tñro y apellido Hnknntg (ignoro si « t i palabrn significa algo"). 64 IsXIIKl.rt I»/ 1.0* î-tKVK-v A expensas 'lei l*. Montoya la citndn india crií» ;il niño, y cua>ido ya era grande, pasó al convento -le aquel pueblo y tuo educado por los IH*. Agustinos. El Agustino Fr. Kraiuisco Lopez, el primero que escribió excelente Gramática y Diccionario hispa, no-ilocanos y otras obras muy buenas en ¡locano, le llama oráculo de in lengua yioca, confesando deberle gran parte ¡/ lo mejor de sus escritos, y none en las nubes sus virtudes, rara inteligencia y celo apostólico. El historiador l*. -San Ajustin dice que este indigena mostrò tun entendimiento muy singular y finalmente vino con los ojos del alma á especular tanto en las cosas de Dios, que no solo era el ejemplo de otros indios, sino era su continuo Predicador y Maestro. Diólc Dios para esto uní elocuencia y gracia en hablar su lengua, que hacia muchas ventajas ú los demás, y era también Maestro de los Religiosos on las dificultades de 1J lengua Vloca.» Buknnrj?, cual los minium-ronde aqurlios tiempos, predicaba con frecuencia en lan' calle» v consiguió muchas conversiones hasta qu>- murió Cristian;"rarntr. A Íí» de octubre de iíJn:t. el Gobernador Gomez Dasmariiìas saliò de "Cavité con una escuadra para conquistar á Molucas, bajo pretexto de ir á ayudar al Key de Cambojn, y cl a5 del mismo* un fuerte viento disperso sut naves, y IJ capitana dio fondo en la punta Aïuftc, muy alejada de las demás. Su (¿ente de mar que se componía de 25o chino?, aprovechó esta ocasión de subUvarst: pasando á cuchillo a los españoles è IflSTOKtA ( i l . [LOCO- í.5 i · i l i o s l que estaban d u r m i u i l o , i n c l u s o c l (Joberrvfíoi' U d s m o r i i ì j - i . excepto c l franciscano t ' r . [•'ruin¡seo de .Montilla • cl c s p - ù o l J u a n de Cucll.tr Y pocos i n d i o s . Después t o m a r o n c l r u m b o Je l l o c o s . Kn Si t u t t d e s e m b a r c a r o n ó c h e n l a c h i n o s para hacerse de agua. V en uiin emboscad;», lo-, ¡ l o cano* m a t a r o n v c i i: te de ellos y h u b i e r a n ¡tcaK1J0 cou los dcmá«, si no les h u h í c s t n e*pant.iJo con sus a l a r i d o s , que solían d a r cuando peleal).*n. A s í . los demás chinos d i v e r t i d o s c e l peligro, y;n « r o n à n a d o su embarcación. I.CM c h i n o s K Í h i c i e r o n à ¡a vcl·i dcspuií.-; de fiahcr m a t a d o al q u e les aconsejó desembarcar JJIÍ, e h i c i e r o n aguada en o t r o p u c i t o de locos. Allí s a c r i f i c a r o n á sus dioses u n o de los i n d í genas c a u t i v o s , atándole ú una cruz y sacándote U asadura, y después de m o r d e r de c l i n c o n ridiculos v i n i j e í , a r r o j a r o n e l cadáver con la c r u z íl anua, Siguieron costeando y en Hocos m i s m o abandonaron después a l l ' . M o n t i l l a , al s e g r e t a r i o C o c ear y à los demás iridios cautivos, h ¡ i b i t n J o l o grado los españoles regresar a .Manila. Y después de c o m e t e r ¡ O Í chinos J-lgur,ii p ¡ •itcri.is, regresaron á ('hiña, d o n d e fueron severamente castigados p o r sus m i s m a s A u t o r i d a d e s , sa."•edoias de sus f e c h o u a s , p e r o más b i e n p o r su - C Í O de a p r o p i a r s e el r i c o b o t í n q u e l l e v a b a n . En el m i s m o año de i 5 o 3 , estando i n los m ó n * us de llocos el a g u s t i n o ! ray A g u s t í n M i ü o , q u e "abl-j. sido M i n i s t r o de I-aong (el p r i m e r o ) , y -íüUi;ioí estanJo c a t e q u i z a n d o á Ion ¡ g o r m e * , e$'•^i le a m a r r a r o n y d e g o l l a r o n , l l e v á n d o t e Í U c v f.6 iSAUELO Dli LOS KEÏK beza. conio ai'm ahora suelen hai-.er con sus v¡;-jimas. Según los Mapas ó Vetados generales de ¡oi Agustinos formados tu iS'ii y 4"), lue fundado en 15g 3 cl pueblo de L'aotiy; pero llama la atención Cl que In lista de Párrocos de esta Igicsu arranque de 1G89, lo que daría á entender que durante 8t> ?iìos. poco mas •'• menos, no tuvo mi. Distro, y por lo regular se dà ministro à :Í:I1O pueblo üc su importancia A &u creación. l"n 3i de Octubre de Ó94, la Corporación Agítiniriia decidió que los ministros de Batil"v v Kandon tuviesen voto en sus definitorio.'. Kn i l de Agosto de i~»<p, el Papa Clemente \ 111 expidió un Breve, por el cual se ere» à petició» de Fclifc il cl Obispado de Nueva Segovia, cuy* Sede se colocó ni principio cu Lal-lok (K.igayan1 El Capitan Carrion había fundado en aque! pueblo una ciudad que llamó Nueva Segovn. porque en clU debía establecerse colonia esp • ÜOIH; y la diòcesis tomó aquella üenominnciNn, que conservo al trasladarse después a Vigan, ncuperando Lal-lok este primitivo nombre. .V*í Vigan tiene tres nombres: Ciudad Fcrnnndina com-» título, Nueva Segovia por la diócesis, y Vinai, su antigua denominación. Kn 15 de Mayo de 1591Î, Felipe II expidió uní lícal Cèdula, por la cunl nombraba Obispo ¿t Nueva Segovia al dominico Fr* Miguel Bcasvidt*. y cncargándo'e no erigiese en su diócesi* tglcii' Catedral, ni tuviese canrngías ni dignidades, miei' tras Jas cosas no acrecentasen, y lo pcrmíticicr ios recursos del Tesoro. Dcíignabn el Itey foo.or maravedises para estipendio, disponiendo que • HlMÜl.lA UK I L ' - L U S Ó7 ao fuesen suficiente ñ c u b r i r d i c h a c a n t i d a d ¡ :s diezmos de la diócesis, los oliciu!es I í : a l e s , ó sea.» fos encardados del T e s o r o p ú b l i c o , In c o m p i t u r a » FI OîuspaJo de Nueva Segovia c o m p r e n d í a ., ivitpvan, l l o c o s y Pangasinan. A principios d e l m i s m o a ñ o 15i'<; m u c h o s k.i^lyaiics capitaneados p o r sus p r i n c i p a l e s K a f u $n y l'uliao d e s e m b a r c a r o n en V i g a n y decían unir à M m i l a ñ p e d i r a l G o n e r m d o r S u p e r i o r U expulsión de los P P . D o m i n i c o s , q u e j a idosc entre >)iras cosas, de q u e p r o c u r a b a n d e s t e r r a r la i d o l s [.il que adoraban. I i d u d a b l e m e -te f u e r o n i m p u l s a J O Í Í ello p o r los m i n i s t r o s de su M i t o l o g í a p r i m i t i v o . Parece ser q u e i n t e n t a b a n s e d u c i r á los ¡lócanos i sublevarse contra la d o m i n a ; i ò n c s p . t W l i Ku¿ el CJSO q u e manifestaron á los luúiaknatuj (principales) de l l o c o s sus q u e j a s : p e r o estos en vez de iprob-irlas, les d e s e n g a ñ a r o n , d i c i c u J o q u e los Religiosos les l i b r a r í a n de los abusos y vejaciones Je los E n c o m e n d e r o s P o r esto, los liiguyanc¿ 'orujfon t r a n q u i l o s á su p r o v i n c i a . Los h i s t o r i a d o r e s de F i l i p i n a s , q u e casi i o d o ; >oa H;1ÍJ;¡OSOS, no mencionan ningún acontecimiento en Hocos en 1597, trtl vez p o r q u e estaban 'reocupados c o n el m a r t i r i o o c u r r i d o en aquel ino. de c i n c o franciscanos, tres ¡csuitns y vario., eglarcs on Japon E» i 5 o s . t o m a n d o p o r base las conversiones ue h a b ú n h e c h o los m i s i o n e r o s , P P . M a r i n y ' ¡ n o i . se f u n d ó m i s i ó n en B a n g e d , c o m o p u n t o e partida para c a t e q u i z a r e n m n y o r e s c i l a ¡i l o i " i c l c s del A b r a . 6S ISABKLÚ DK LO* P*'\J-> Las anteriores faena* apostólicas cu Oin^rij dieron en este año por resultado l.i erecei>V eB (i-jcl)lo de aquel valle, siendo su tutelar S. !os¿ Un el Capitulo celebrado cu fct Je Julio por loi PI*. Agustinos, acordaron estos tomar a" su C.I'M aquel nuevo ministerio, nombrando para ser \ irti á Fr. Bartolomé Conrado. Estaba aneja ia \¡MU de Piddig, cuya patrona era h'anta Ana. I'atcce ser que en este ano los Agustinos ccdtcroi i\ los clérigos el ministerio de Narvakun. También se fundó el pueblo de Ago o y cu el ~,tsmo Capítulo fué aceptado su ministerio poi l« Agustinos, siendo su advocación .Santa M-'-nia Tenía por visita a Aringa y, su paírona tanta l.u cía. Fue su primer prior i'V. Juan de KstraJ». según el P. S*n Agustín; pero en* el Caiálono Jt los Agustinos, éste religioso estuvo en 160:, \ Fr. Pedro Aguado Vuelta, había servido el mismo ministerio en lüoo. ;H.tbrá estado dos veces t! P. Estrada en aquel ministerio, 6 hubo errata ái imprenta en ci citado catálogo? En este año los pueblos de San Juan v BIUÍRJ volvieron á unirse: pero no tardaron "en sepr terse otra vez y no menos pronto volvieron i nutrie por tercera vez. Mas tarde se separaron hasta onora. En el capitulo de ios PP. Agustinos de Jy Jt hiciembre del mismo aro 1598, aceptaron en forre; el ministerio de Baknrra, de que hemos habliJ* en el capítulo anterior, nombrando su Prior > Fi. Esteban Carrillo. En 15op, Baltnotaii, visita de Bauang se cej;ió en pueblo y fue nombrado su ministro Fr. 'un de Rojas Voy á citnr un? tradición siguiera pot cl ruiJ: HISTORIA DE ILOCOS. que hizo en aquellos tiempos y porque el Juez e;lesiú>tico man JA instruir un espediente para averiguar la veracidad del suceso. Los naturales de rquellos contornos se negaban d recibir el bautismo, porque morían muchas criaturas recién bautizadas. En esto, Fr. Pedro de la Cruz, muy virtuoso agustino, curò, estando en Baknotan, por medio del bautismo la ceguera de una cruiatura, que iban ¿ enterrar viva por defectuosa. Kn visla de este que llamaban milagro, muchos indios se bautizaron y se logró !a erección en pueblo, de Ba [trotan. Eit el mismo año tomó posesión de la diócesis de Nueva Segovia su primer Prelado, Fr. Miguel de Bcna\ides. Kste señor nació ci Carrion de los Condes; cm de pjdrcs nobles: no había cumplido quince años cuaiido tomó e l ' h á b i t o de Sto. Domingo en el convento de San l'ablo de Valladolid: fué unu de los primeros dominicos que anortaron ú est»* pl.iy¡is. fundador de la Universidad de .Sto. Tornii, misionero de China: s'bio teólogo, consiguió la derogación de un Breve ¡ipostólico en que ie autorizaba ú ios I'rebdos para hacer visitas de in>pe¿ción ¿ los religiosos: ya Obispo, defendió á sus ovejas de los Alcaldes mayores y encomendero*, que tfcomo lobos se las" maltrataban y cnlOfdnhijji Á costa de ellos, 0 como cscriltc cl que fuv Obispo de Nueva ^ítjovia, señor Adunrtc; y consiguió se dejase ó ¡os indios el natural domino y prìncipalia que tenían sobre sus pueblos. Acompañó al primer Obispo de Filipinas, seflor tai-izar A Madrid, para tratar de asuntos graves* J citando cu la córte fut nombrado Obispo. ^^m^mmÈ^LÈLÊsl-.- A VIII Siglo XVII. Su entrada.—Desastrosa expedición a, fiais de igor rotes.—Otro pueblo nuevo.— Otro Prelado.—Bangi. —¿Milagro.'— Tentativa de unir /locos con Kaçayaii.— Abra. Ai entrar en esta nueva centuria, creemos coa veniente hacer algunas consideraciones, presentan ilo iiï mismo tiempo el estado de esta provine» en lüoo. Veintiocho años transcurrieron lu sta aquí. Aquella provincia, ¡mies conjunto de pueblos mit civilizados que los tinguanes de Abra, pues sen ijrnn injusticia negar cierto g'ndo de cultura i .os antiguos ¡lócanos que conocían el comercio í las permutas mercantiles, tenían escriturad literatura, legislación y musi.a genuinamente lilipmis. jqjella ' provincia, patria de los Jabonosos è inteligentes ¡lócanos, no fue indiferente al ohteto civilizador de sus nuevos señores y sccunJ-'» grande- HISTORIA DK II.OCO* yI mente Jos deseos de estos de mejorar su condición y gènero de vida. El agustino Fr- Francisco Ortega en su información elevada estos años al Rey de España, decía que en llocos y P a n g a b a n habh solarnen'c once ministerios, siendo necesarios— decía— 3o ministros. En ambas provincias solo habla ya \z encomenderos. En vista J e los informes de los religiosos s fibre los abusos v vcjiuioncs que cometían los encomenderos, el Gobierno de España acordb ir reduciendo las encomiendas declarándolas enducadnsj v hacerlas desaparecer por completo, sustituyen lo ¡Ì los encomenderos, los religiosos, ó los gobernadorcilios bajo U vigilancia y direcciónde lospárrocos. Que los encomenderos debían suprimirse ó castigarse solamente 11 los malos, es cuestión difícil de resolver. Los Encomenderos eran una verdadera plaga para el país; pero acaso era imposible sustituir u los malos por falta de persomi y era necesario suprimir de una vez esta institución. Más ca de notar que ó pesar de sus vejaciones cuando existían los Encomenderos y eran mus encarnizados sus rozamientos con los KeHgiosos. el pals progresaba y anualmente se fundaban pueblos ii decenas. ^Serla porque se disputaban Encomenderos y_ lícligiosos en prcslar al gobierno mayores y mejores servicios, y unos y otros temían ser a;úsados de negligentes? Si entonces hubiera suficiente personal en que escoger, los Encomenderos no debían suprimirse y acaso ahora no habría en Filipinas extensas comarcas de monteses- ?2 ISADELO DE L03 RltVE<t .Pero larazon pria :ìpal y positiva, de oqucl progreco,rápido ol prÍn:ipio d.* la dominación • ospaüoU, progreso que fué estancándose conclticmpi fue que los pueblos que encontraron los-cspaA)Jç3 en llocos y otrao provincias de Jas ployas, estaban ya constituidos y distaban mucho de ser salvajes. Seganti citado informe del P. Ortega, habla en llocos y Pangasinan 16,900 tributantes," que representaban unas 70.000 olmas. En llocos habla muchos cristianos y pojos en ¡Pangasinan. Para que el R:y permitiese mài religiosos en aquellas dos provincias, el P. Ortega hn:h notar que solo habíi S.aoo bautizados ca ellas. En 1G0I, el Gobenudor de Filipinas,' D. Francisco Tello envió al pali de igorrotes, para castigarles, tropa al manilo de Mateo de Arando. El P. Esteban Marín que servia de interprete, acudió à una cita de éstos confiado en los beneficios que les había prestado, pero allí fue asesinado d flechazos por ellos en noviembre del mismo «tío, quemando después su cadáver. Y U tropa cayenio en una emboscada de muchos igorrotes. pereció también casi toda, cncomeniando i\ la fu^n su salvación los sobrevivientes. En lûo2, fué erigido en pueblo Sin. Cruz, quo era visita de Kanionyporcl Cqdtulo de 27 de abril fué aceptado este ministerio por los Agu»tino< nombrando su ministro ú Fe. Birtolomò Carricdo. Pero por el capitulo cclcbroio por los mÍsmo\ HISTORIA DE ILOCCU 73 religiosos co 3i de octubre Je t<3o3, el pueblo de Samo Cruz volvió á ser visita de Kandon. Y tambie'u se agregaron al ministerio de Lac-agt-cl de Baknrro, cl de Dingras à Batalr, y el de BaJaunng al de Tagudin. El Ohispo Fr. Miguel de Beotvidcs dejú cu cl mismo afloja diócesis do Nueva Segovia, tomando posesión en iB de agosto del Arzobispado de Jl-tniln, de que era Prelado electo, y murió en 26 de julio dé I6o5 Para ocupar la Sede vacante fue nombrado Fr. Diego de Soria, y en i(>o4, tomo posesión de iu digno cargo (1) Este Prelado fue el primero que prefirió colocar la diócesis en Vígan, donde residía ordinariamente Supongo que Santa CruZj Diñaras y Ualauanu volvieron a ser ministerios independientes en tUoy porque aparecen ministros suyos propios en este *ùo: excepto Balauang, cuyo nuevo ministro solo en i'joT aparece claramente. En el crtp'tulo celebralo por los 1M\ Agustinos en i4 de í'ebrcro de KJO7, se acordó accederá Í;i petición del capitan Itivcro, poniendo misión en Bangi, su encomienda. 1.a gente cíe este lugar cr:t bárbara y obstinada en no recibir el bautismo. Siquiera por la falta de noticias en estos tflos (l) Vcase tu biografia en li :<¡¡;- 3H1, tomo l.o de h ìUstoria (|c loi Do.ninícH, ]» " AJttaric. 74 ¡SÁBELO DE LOS REYES permítasenos reproducir cl siguiente milagro, que trac un. autor (1) a fin de que la historia particular de llocos retrate en algo el tono general de Ins crónicas filipinas Fl primer día de h Pascua del Espíritu S;into de 1608, fué celebrado con singular pompa en la Vil'a Fernandiaa (Vígsn), acudiendo mucha gente á U Iglesia para escuchar el sermon del Obispo de aquella diócesis, señor Soria. Estando el Prelado sentado en la capilla mayor, le entregaron una paloma lüjoí'amentc adornada v otra al Preste, y al comenzar el himno del Espíritu Santo, tanto el Obispo como el Preste soltaron las palomas. La del Obispo dio una vuelta al rededor de In capilla y luego posó sobre su cabeza. El señor ¡50ría procuró alejarla con la mano tres ó cuatro veces, pero la paloma se empeñó en quedarse donde estaba. Los indios armaron gran algazara por su curiosidad y trataron de quitar la paloma de la cabeza del Prelado: pero un español « quien parecía misterioso el caso, les impidió y U paloma no se movió durante el tiempo en que* cantaron el himno, el Evangelio y el Credo, hasta cuando se hincó de rodillas el Prelado, al pronunciar cl Ut liorna factus est. Entonces pasó 5 posar en el dedo indice del Obispo. Este señor enternecióse, besó la paloma y rogó á Dios le revelase si aquello ora sobrenatural ó no, de manera que si era lo primero, fiíciesc volar la paloma, al acercarse el Preste á cogerla Ka seguida llamó al Prette pjra entre(i) El o 1 '' 3 ! 10 «ñor Aduat'e, uno de los más aiti;gnus cronistas de Kilipiíias. H i s r I·I \ HK \L-^- S 75 garla, pero la paloma voló yendo u parar tn el cic'o del altar, míiando hacia el pueblo hurta que se acabaron los oficios, en, que la gente intentó variamenti cogerla. Y pflade el cronisti que al año siguiente se repitió análogo caso, con el mismo Sr. Soria, estando en Abu lug (Kngayan). Desde 1598 (1) próximamente, los Padres Aducimos entregaron A los clérigos el ministerio de Narvakan. El Obispo 8r. Soria crete que aquel extenso pueblo servirla bien de punto de partida para catequizar á los numerosos infieles que habitaban en aquellos montes y bosques vírgenes, nhríendo, ¿i medida que las conquistas progresasen, vías de comunicación con Kagayan. Pero para esta gran empresa, que requería constante actividad, no servían—según decía el Obispo—los clérigos españoles que administraban aquel benefìcio, porque se mudaban frecuentemente y no poseían el dialecto ¡locano. For esto, hizo que los religiosos de su Orden, los Dominicos, se encargasen cu 1612 de Narvnf;an, previas las indemnizaciones necesarias al clero secular. Y el dominico Pr. Tomás Gutierrez administró un año aquella parroquia. Los Agustinos que no querían ir en zaga -ú los Dominicos, elevaron il ministerio la misión de Banged, v Labra de liigan% como la llamaban los antiguos cronistas, en su capítulo de 5 de abril (i) En la lista tic ministros Agutino* <ic Natv.ik.in aparecen dos, en i$>-¡ y 9¡í, rcspcciivamcJiíe, «íesf.iié* aparece un vacío hasta 1614. 76 IsAliULO l>£ l.'*S K ' v v s del mismo ano y enviaron al celoso misionero Fr. Pedro Columbo, cuyos labores evangélicas sur. ticron buenos resultado?, cual sa registra en l.i biblioteca agustiniana de Manilo. IX Muerte del Obispo.—Nuevo Prelado.— En 1017 y 18.~Otro Obispo.—Vigan.—Expediciones á Igorrotes.—Nuevos pueblos.—En 1626/27. —Otro Pifiado, —Hambre y sublevación, —Salida del Obispo. Por el Capítulo celebrado cu 2D de junio de ltilll por los Agustinos, estos recuperaron el ministerio de Narvacan, cediendo en permuta .í lo> Jominicos el de Língayen. Y à los clérigos entregaron el ministerio de Lab,'a de Sigan & instancia del Obispo ÍJr. Soria, según Fr. Ga«par de San Agustín: pero supongo que este acuerdo no se llevó ¡t cabo, •'• pronto recuperaron aquel ministerio, porque I; lista cronològico de ministros agustinos no se interrumpió por esto IÌ1 Objspo sciìor Soria murió en Vigan á principios de 1614, después de 27 di** de calculólas. Acababa de llegar de Kignyan. ..lin cl mismo silo fué destinado de misionero el agustino Fr. Juan Pareja » los montes de Abra HivruKtA »K íi.»c«*. 77 v convirtió muchos infieles, reuníeu lolos cu pueblo* liurantc los seis míos en que allí estuvo. Parece ser que en el mismo año vol vi*» Hakarra ú ser ministerio independiente, 11 juzgar porque en su lìst-i de ministros aparece por primera vez nuevo ministro que es el agustino Fray Cristobal Prieto. Hay otros que no se sabe en que año administraron, acaso antes aún que el l*. Prieto, como el P. Pedro del Castillo û otros. En abril de IfilS el galeón español San Marco* me perseguido en Ini costas de llocos por buques holimJescs. Dicho gnlcort huyó u Bolirao. Felipe III presentó al Papa al agustino calzado Fr. Miguel García Serrano, para ocupar ía diòcesis de Nueva Segovia y en 3 de agosto de iGiG fue confirmado su nombramiento por S. S. Fué couiagrado en Méjico este nuevo Prelado y en 7 de julio de 1017 tomó posesión de su aede. Kra natural de Chinchón, arzobispado de Toledo; profesó en 15í»i en el colegio de Agreda; había sido ministro de Apalít y Bakolor (Pampanga), provincial y procurador comisario de su orden en España. En el mismo año Híi7 fué erigido en pueblo san Ntco'ás, q u e era visita de Laoag. Parece ser que en este año los Agustinos tomaron á su cargo el miniiterio de Vigan. pues aparecen desde entonces ministros Agustinos. Y en i ü i 8 murió el agustino Fr. Juan Bautista Herrera, misionero de Ádan en los montes de Mocos, don Je habla hecho mucrus conversione! 78 ISABELO DR LO* KlîYIÎS Bri julio de i6i9 de\ò ci Sr. Obispo Serrano In diócesis de Nueva Segovia paru venir ú ocupar cl arzobispado de Manila, de que era electo Prelado. El señor Serrano recibió muchos disgusto* det entonces Gobernador gen.ral de Filipinas Alomo Fajardo de Tenía, que asesinó a su esposa doñi C;)t:iHoH Cemhrauo, porque habiendo sabido que de noche se veía secretamente en una casa p .rticular con un amante, disfrazada ella de varón, fué à sorprenderli mientras hacia la ronda de la ciudad y la encontró en traje que denunciaba su crimen, por lo que llamó á un confesor par-i administrarle los Sacramentos y después I.i mató con au propia daga, abandonando lue¡jo su cadáver como el de un p^rro. El amante logró escaparse. El Sr. Serrano recogió el cadáver de In desventurada señora y la hizo funerales dignos de ta categoria de su no menos infeliz esposo. El señor Serrano, tercer Obispo de Nueva Segovia, murió en .Manila en junio de lf»2í» y se enterró en la Iglesia de San Pablo. Para relevar al ncíior Serrano, fué nombrado Obispo de Nueva Segovia el clérigo Ü. Juan Rentería que habin sido canónigo de Mechonean (Méjico). Y en l'Í2i tomó posesióa de aquella diócciis. Este Prelado era de carâîtcr enérgico. Siendo Obispo, amenazó coa excomunión al Gobernador general de Filipinas O. Alonso Fajardo, porque éitc por prudencia impedía la idu del Otmpo Fr. L u b Sorcio al Japon, donde habían martirizado á varios misioneros. Fajardo que habla amenazado con pena de muerte ni Alcalde mayor de Panqasinan si permitía embarcarle allí ni F r . So- '.'"• "••••• • 7 9 telo, •>•-* iiit>iii,ì'*) v obedeció »\ Ohisp'-i Fr. Rcr.u-rii. p u-s .n ;i.! J , U O Ì tieuip K de lu Inquisición cm pe'igroso ru A S Í con lus XutoiidadcseclesiústicaR l"n Híi* lo* agustinos entregaron al Obitpo de Nueva Segovia U parroquia de Vígan v desde ci • tón:cs se encardaron de ella los seglares. Por Definitorio de 14. de febrero de KV22 lo* PP. Agus.inos cedieron la parroquia de Vigan ni Obi-pò de Nueva Segovia. Había precedido pleito entre unos y otro, y este lo gami por imposición del general Fajardo. ¿Sobre que versó la dificultad? ¿El Obi>po logró prohar que era fundación de los franciscano»? Parece ser. Véase Casimiro Diaz. Uno de los agustinos que fueron ministros de Vigna era el P . Francisco Lopez, el primero q u e publico obras en ttocano. Entre ella* están la unduectón de la Doctrina Cristiana de Rclnrmino, de la que se hicieron varias ediciouex y parece 5cr qu<i m la primera se usaron letras iloennas También fué el primero que compuso un arte y diccionario hispano-ilocanos, que corregidos l i g c r a m . n t t por otros resultaron excelentes. Es también del mismo autor el Catccîimo iloomo que se usa hasta nhorn en llocos. Fue ministro a lemas de Bantay y r.aoag. En 1023 saliò una infructuosa expedición al país de igorrotcs al mando de Francisco Carrello de Valdcs, Cubo mayor de llocos Pangasînan, para descubrir las famosas minas de o r o ; después de haber reunido gente en los provincias de su. jurisdicción. Al cabo de siete días de caminata, llegaron^ ú la cima de loj cerros. Los igorrotcs les ofreetc- 80 ISABEI.O DE LOS REYES ron paz, pero después les acometieron á traición matando al in.Iigt-in príncipaJ, (cru Maestre de Campo) que les servii de guía c hiriendo di jefe de las fuerzas, Imitante quebrantadas éstas, dctermimiron batir cu retirada El año siguiente se repitió la expedición .1 mando dtl general Alonso Jlirtin Quirantc. Este tialL'i corlados los pasos y mis decidida la resistencia: pero esta expedición era más reforzada que la at terior y hubo de triunfar de aquello* monteses. Se aguaítelo en el mismo sitio y desde allí enviaba de cuando en cuando destacamento para batir á los igorrotes. Estos huyeron; y Un expedicionarios se contentaron con haber vengado su vergonzosa retirada en el año anterioi: pero su objeto principal, esto es, la explotación de las minas y reducción de los igorrotc. fracasaron. Cuando lns expedicionarios se cansaron d« atacar » los ígorrutes c iban •* hacer ) > algo mus fructuoso, ci Capitan general interino de Filipinas l>. Jerónimo de Silva les llamó paró ir ú pacilknr la sublevación de .Kagny.m En li!2-l se elevó ú ministerio la mÍN¡ón aguítininna en Mangi, nombrú-idosc su primer ministre ¡i Fr. l'edro Valenzuela, y se erigió en pueblo -n el mismo oiio. Seg^un cl Map» de !o> agustinos de 1*1"*. en 1625 fue tundado el pueblo de Sin Kstcban: pero advierto que en e! t'aU'ilogu de los Agustinos, i quienes está encomendada rquclln parroquia, solo se encuentran ministros desde iHl'J y por I» regular al erigirse uno en pueblo se le dota de miniítrOj iü'esta * convento. Sin embarco, pude haber sidn por "n taita de ministros ' ln cscon HISTORIA Î>L ILOCOS 8I importancia de aquel pueblo, como sucede ahora con el de San Ildefonso. ¿L'ero cúmo h i b ü de erigirse en pueblo mucho antes que su vecino el d e c a n t a Mario, que tiene cuádruple importancia? Creo que hay errata 'le imprenta en lo que dice dicho Mapa, siendo de advertir que en el Mapa de 1KÌI no aparece ninguna fecha. ;Si será inventada la que dit el de XtS-Lbi Kn el mismo año 1025, murió el Obispo de Nueva Segovia señor llcntcm, después de hntar regido esta diócesis con ejemplar conJucta. Sus restos mortales se hallan depositados en la iglesia de Bakolor (^ampanga), al Injo del Evangelio, En 1626 llocos era ya una de las mejores provincias del Archipiélago, y sus naturales bastante civilizados, muy buenos y serviciales. En este tiempo los agustinos contaban ya doce conventos en esta provincia. Y el ya ministro de Bantay Fr. Juan l'arejn, de que hablamos anteriormente, volvió ú continuar el catequuamiento de las muchas tribus tinguianas de Abra. A veces este misionero no comía mái que raices tuberculosas, y los tinguianes que estaban en continua guerra con los *igoÏQle$ ' n o había It antipuamente en todo Filipinas), que habitan lo mis micccfciblc de aquellas,» se u o í i n para rechaz-vc i los españoles. Pero mitad lo que pudo c hizo un Religioso (pjc habla despreciado las comodidades de un rico y gran ministerio. Su celo individual ha»tí para convenir todo el partido de Banned y contornos, tundan Jo vario-* pueblos, siendo el princí- 82 ISABEJ.0 DR LOS R.KYE6 pal cl de Banged que antes scria solamente mi. nisterio de nombre, con u c s visitas denominada» T a y u m , Sabangan y Bukao (hoy Dolores, que fu¿ vìsita de Tayum y erigido en pueblo independiente desde hace unos cuatro años) que distaba de Bantay unas 6 leguas. Estos pueblos sostenían diarias luchas con Jas Tonchcrias tinijuanas de l\\Iang. Talamuy, fíataan, Kabulao, Kaîaung y Langiden. El ejemplar P . Pareja bautizó i más de 3.ooo, .incluso el principal de ellos don Miguel Dumaual, abuelo del Maestre (mariscal de campo don Diego Julian, muy conocido allí 1,1). Don Miguel cooperó mucho at progreso de aquellos pueblos. El P. Pareja, en lin, puso en muy buen eslado aquella misión. Kn 1627, volviendo ñ llocos en un champan los ministros de Laoag, Narvakan y Balauang, Fray Juan Gallegos, Fr. Diego de Avalos y Fr. Francisco Portillo, u n viento cogió á su embarcacicn y les llevó a China. Les prendieron allí los chinos, pero les dejaron libres cuando por sus paisanos que hablan estado aquí se enteraron de su desgracia. Los Religiosos sufrieron hambre v privaciones, que hubieran sido mayores, á . n o haber ido con ellos un indigena ¡locano, maestro de (i) Existen hasta ahora descendiente* de este ü u v o tiaguwn, q«e lo^ró ascender à lan alta, graduación*- •>1' descendientes ion ya l>a*L*ni« cmliiftlos y en ñadí »= ilifeteocün de los ílocanoi. Don Doroteo UueuuaJ e» «• tuaboeme y desde hace alguno* ailoi Capitan de Cuadrilleros de ltanfccd, cabecera de Abra y fué t^uien wacoainaiíü en la excursión al Aijra en loSl. HISTORIA DE ILOCOS. 83 capilla, cl cual tocaba muy bien el arpa y guitarra y con estos instrumentos ganaba lo bastante para ^itimcntarsc todos. Y así mendigando, llcgaroa ú Macao, colonia portuguesa y desde allí vinieron i\ Manila. Dice un autor que en el mismo aüo regriío X llocos un natural de esta provincia que en Abuiug, Kagayan, resucitó por el agua bendita que le TOCÍÜ el dominico Fr. Ambrosio de la Hndrc de Dios. Kn este año también, pasaron d establecerse á Kagayan los Mimdayas que vivían en, unos montes que pertenecían al Abra, y que estaban cerca de Kagiyan. Y asesinaron u un lego dominico en Kapinatan, lugar que escogieron. Fué nombrado para suceder al Obispo Sr. Rsntería el Agustino Fr. Hernando Guerrero, hnbiendo sido consagrado en Cebú, y en 1620 tomó posesi n de la diócesis de Nueva Sogovia. Era natural de Alcaraz, arzobispado de Toledo, profesó en i588 eu San Felipe el Real y habla sido ministro de varios pueblos de Bisayas y .U.iniía, y Comisario Procurador co España, En itîii) se dejú sentir en llocos un hambre espantosa, que acarreo la muerte de mucho?. El Dominico Fr. Bartolomé Martinez, quien nos cuenta esto, dice haber distribuido las dos terceras partes de las provisiones que llevaba en su viaje ú China. Y asegura haber encontrado chino* donde quiera que llegaba. Esto no quiere decir que hubiera muchos chino; en llocos poi aquel entonces, pücü me consta por otros autores que eran unos cien indù (duos solamente. S.( IMOEI.O DK LOS R E Y E S Ea tiempo del Gobernador de Filipinas JUPC Niño de Tftvora, un champan llevaba á Formosti considerable cantidad de dinero y muchos pertrechos del Gobierno de Filipinas y en la costa de llocos, los chino.», que por lo rcguUr eran los que tripulaban los buques, mataron j los españoles è indios. Después desembarcaron en Síriaír, vendieron allí muchos objetos como si tos hubieran traído de China y después se hicieron á la vela con rum bo ú su pafs En iiì-'ìo murió el agustino Fray Agustín Mejia, habiendo escrito obras didácticas en dialecto itocano. En mayo de iW2 dejó el ¿r. Guerrero el Obispado do Nueva Segovia para ir à posesionarte de la Archidòccsis de Manila, de que era clccio l'rclado: pero solo en 163? tomó posesión, porUC no le había admitido el Cabildo, por faitJ e Bula. Así este señor empezó con malos auspicios su gobierno, que había de ser el más rui doso de cuantos ejercidos en este Archipiélago por Principes de la Iglesia. Tuvo muy escandalosos rozamientos con el Gobrrnador general de Filipinas I). Sebastian Hurtado de Corcucra, con la Audiencia, con el Cabildo ó algunos eli; rigo i y con tos jesuítas. El general citado mandó pren der á un artillero asesino que se hab/a acogida al templo de S. Agustín, y como lo» Agustinos le ocultaran, hizo rodear de saldados su Iglesia v Convento, prohibiendo la salida de ellos, y UPS vez cogido, á pesar de las reclamaciones del Ar ¿obispo, le hizo ahorcar frente á la misma Iglc sí-. Él Sr. Guerrero por esto, excomulgó al ge 3 HiSTOUtA DE ILOCOS. 85 nera!, poniendo entredicho y cesación « àieinh, que nlió después; por desobedecerle, privò 6 loa jesuítas del uso de predicar, del título de examinadores sinodales y -toda concurrencia con cl clero y Religiones. Los jesuítas nombraron ua juez conservador, y este llegó à excomulgar al Arzobispo, y ser excomulgado por éste, y como la Audiencia apoyaba ol Conncrvodor, cí Sr. Gucrrcro excomulgo también al Oidor; quizo desterrar á un Párroco clérigo; jicro fué dctabcdccido coa aprobación de la Audiencia. Hasta el Obispo de Camarines que era Agustino como el desaprobaba los actos del Arzobispo: pero le sostenían todas las órdenes Religiosas y el Comparto de la Inquisición: y el general desterró ¿Cnvitc ú dos Re* lidiosos quc'iban ú notificarle su excomunión fulminada contra ¿1 por el Comisario; encarceló al Escribano de In Inquisición y desterró il Provisor. Como estaba excomulgado el Arzobispo, le suspendieron el sueldo y Ir hicieron retirar al Convento de los franciscanos. El general procuró restablecer U armonia è hicieron la» pace»: pero habiendo el 8r. Guerrero desobedecido unas lícales Provisiones despachadas ¿ favor de uno* sacerdotes protegidos del general y enemígon del Arzobispo, se proveyó su extrañamiento ;'• U isla del Corregidor. El "Arzobispo contestó excomulgando al General y à la Audiencia, se vistió de pontifical y con ci Sant'aimo en la mano, y ú su lado los Religiosos de todas las órdenes, in* tentó resistir. El general llevó escuadra* de toldados al palacio del Prelado, se nu»o en lo puerta (era ya entrada la noche) y desde olii mandò •i los soldados expulsasen á los Religiosos del Palacio. lo que llevaron à cabo â empellones y 86 ISAIJELO UK I.ns RBYKS ntcòs violencias, (laudo en cl sucio con la hostia; después ¡atentaron volver cu procesión los Jteligiosos: pero las cu lies estaba» ya guardadas por soldadoB. El Prelado mandó- tocar Ins campanas H entredicho y se iutimó la cesación « divinisi no dejaba de la mano el Juntísimo, que era eí tínico impedimento, para que ios soldados le prendiesen: pidió agua y se la negó el general; para descantar un momentito, el Arzobispo colocó el suero viril en el altar de la capilla, donde estaba; puro apenas retiró las manos fué cogido por los fio soldados que le vigilaban, le desnudaron el pontifical y ú pie, sin más acompañamiento que fas escuadras ejecutorias, fue llevado á las cinco de In mañana al río Pasig y en un "champan destrozado sin velas, sin remos, sin familia, sin !a comitiva y decoro que se dcbl·i á su dignidad/ como escribe el Oidor Gomez de Espinosa, fué llevado á un pobre camarín del Co: regidor, m> habiéndole dado de comer dia y medio El Obispo de Camarines levantó las censuras del señor Guerrero, >* por esto tue rechaz.ido por los Religiosos por intruso. Veintiséis días durí) cl extrañamiento, el cu;il se alzó por haberse conformado el Sr. Arzobispo con todas las condiciones propuestas por Corcucra. 1 uvo además otros lozírnlentos el -sr. Guerrero, en que salió igualmente derrotado. Kn M indoro & poco cae cu mai.os de piratai moros este Prelado v en ¡ o de ;uiio de Mill f«- liccio. H I S T O R I A DE ILOCOS S7 X Aumento de tributo.—Lluvia de cenizas, hambre y cólera.-—El Obispo Aduar, te.—Sublevación con 5o.ooo víctimas.—Naufragio.—Muerte del Obispo.—Mon • tes y piteólos sepultados.—Nuevo Pre(ado.— Terremoto horroroso.— Guerra contra los holandeses. En 1(>33 se aumentó el tributo con una pauta de arroz para los gastos de tos continuas expediciones íi Mindanao y Joló, que con los ataques de los holandeses y la sublevación de los chinos llenan las páginas de la Historia, á este espacio de tiempo consagradas. En i(J31 llovió tierra y ceniza en la mayor parte del Archipiélago, efecto indudablemente de los volcanes en erupción. Parece probable que esto ocurrió en llocos, pues en sus cercanías había volcan, como veremos en este mismo capítulo. Y la langosta acabó con io que la lluvia de cenizas no echó a perder: de aquí provinieron la escasez de buenos alimentos, el hambre y el o'<Wa producido por indigrstas frutas. Para relevar al Obispo, Sr. Guerrero, fué nombrado el dominico Fr. Diego Aduartc, uno de los mas antiguos cronistas religiosos de Filipina- 88 IsAijtcLo ur. LOS RjtvKn y autor de la primer* parte de la Cfmicu Jv loi l'I', Dominico*, cri In que he adquirido al. ¡;uno» dalos para la Historm de lloco», fin iii3: lomó posesión del Obispado de \ucvn Sciovia, Kl i*. Adunríc crii natural de /íamítozo; tom«í el hábito de Nto. Domingo en ¿<i de Abril de I K Mal·lü tenido una vida muy novelesca, y ion muy curiosai, c u i increíble», sus avcntura> cuando estuvo de misionero cu CIIÍIM, Vendo à (,'nmboja en ¡fujti, un temporal co#iO id buque en que if:* y cuuiido ya esperaba su muerte cercana, l u olacnctfllíiro» el buque ú Uro fit i.nînmt como el mamo escribe, del mar. í'crdído el rumbo y un atfun potable, «cocieron el rrrojj con el vapor del ««uà ulnda;» pero lo n.ás increíble era >u victoriosa retirada de Cnmbop con unos cont.iJo* soldado» (prisioneros, 6 quienes fué á acompaliarle* voluntariamente d i su piisiòn, para p». der confesarle»), despue» de haber asaltado ci pi(acto del l<cy y matado á este, tiendo perseguido* por una multitud que Imita imposible ¡< retirada. Tuvo otras aventuras este celoso misionero: c i China aJ<í hecho prisionero, su/riendo varia» 1ctorsione*, y rescatado con mucha plata. Sena I • mu un volumen escribir su '«iofíruí/o. * A h de l>ícicmbre de tC'i-t, el ííobi'-rno *up< rior de Filipinas despacha orden ¡í toda* l,n provinchi», de dcujoll·ir .i lodos los chinos, eme h a y en tdi.ii, nuiiquc fuesen inocentes. K» su cumplímiento el entonces Alcalde nuyor de llocos, t i %arf{enio mayor Pedro de Tursi» hizo decapitar unos cien chinos que habí.» en esta provincia. H I S T O R I A D E ILOCOS 8g El motivo de esta medida extremosa fué q u e se hablan sublevado los chinos de la Laguna, donde estalló primeramente el motín, v se les unieron sus paisanos, que estaban en Batangns, ílaníla y Bulacan, y se temía que todos ¡os de otras provincias hiciesen lo mismo, dados su buen espíritu de unión y el temor que abrigaban de jcr castigados todos por culpa de algunos. En 'Zavitc fueron degollados en virtud de }a citada orden n o o chinos, óoo en Bulacan, en T o n . do 3oo, en la Laguna 2oo, en Taal iìoo, en Pançasinan 5oo, y en Pampanga ISoo. En las dos ultimas y en llocos casi ninguno se escapó. Con todo esto, tos chinos lograron presentar un ejercito de üo.ooo ú IÍO.QOO hombres y Manila hubiera caído en poder de los chinos, pues nuestras fuerzas estaban cstenuadas en ?ntcriores espediciones á Mindanao y Joló, ú no haberse recibido con oportunidad socorros de gente d e las provincias. La defensi de la ciudad de Manila se confió al clero y ú los estudiantes, cuando nuestras pocas íuerzas fueron ñ hostilizar, al enemigo. S; calculan en 3o.ooo los chinos muertos: sus cadáveres se utilizaron para terraplenar barrancas tn alguna ocasión apurada; pero no parecía sino que por un chino muerto resucitaban diez. La putrefacción de los cadáveres produjo miasmas pestíferos muchos meses en las provincias centrales de Luzon y en mú* de seis meses no se pudieron beber las aguas de los rios corrompidos de tantos cadáveres. I.o< chinos intentaron pasar ¡i Pan gasi nari, Hocos y Kagayan: pero el capitan Rodrigo de Mesa 90 ÎSABELO DE LOS R E Y E S al frente de un peloton de pampangos, les im. pidió pasar et rio Kingua y les arrebató las. muchas balsas que tenían preparadas para ello. En 1U40 se perdieron en los arrecifes de Banjul, las reales galeras que estaban d cargo de Pedro Alcaraso. Allí fueron atendidos la infantería y otros uáufraugos, y pudieron llegar á Manila. En csie tiempo falleció el Obispo Sr. Aduane y al cabo dc_ un año se halló su ataúd lleno de agua (alcalina?) è incorrupto su cuerno. Este virtuoso Prelado cedió sus derechos de nacer visita diocesana ¡i los párrocos religiosos para evitar escandalosos rozamientos. Le sustituyó como Gobernador eclesiástico dr Nueva Segovia, en sede vacante, el canónigo don Alonso de Vargas. A eso de las diez de la mañana del i de enero de 1 *»il y al mismo tiempo que reventaban horrorosamente dos volcanes de Mindanao y Joló. sopló un desencadenado huracán en llocos: después se sintió un espantoso terremoto y reventó el volcan de Aringay en los montes de igorrotcs, que entonces pertenecían á llocos, con estrépito atronador que se oyó á muchas leguas; _ se hundieron tres elevados montes de aquel sitio y con ellos tres pueblos de igorrotcs, que se asentaban en la falda de uno de ellos, y en su lugar, surgió una espaciosa laguna borrando toda huella de aquellos montes y pueblos. Parece ser que esta laguna ya se secó. Peñascos y árboles eran lanzados al aire más de diez metros del sucio- HîST^rîA DE T I N C A S Ç)I En Mindanao, durante diez horas, llovió abundaotisima, ceniza, se oscureció lauto el diu, que aò se velan los dedos de las manos. Et volcan de Joló vomitó árboles, peñascos, conchas grandes, testáceos y otros objetos marinos. Para relevar al señor Aduartc en la diòcesis de Sueva Segovia, Veline IV presento en 1G12 al derido, don Fernando Montero de Espinosa, doctor en Sagrada Teología en la famosa Universidad de Salamanca, y en IG43 fué consagrado Obispo en Méjico; pero cuando estaba ya para venir á estas Islas, recibió su ascenso á la Archidiócesis de Manila. Antes de llegar a Manila murió repentinamente tn el pueblo de Pila, en la Laguna. En Hi43 el Gobernador de Filipinas, don Sebastian Hurtado de Corcuera, introdujo el uso del papel sellado. A eso de las ocho de In noche del :io.de nobiembre de ltí4">, se repitió el horroso temblor de 1011. En llocos chocaron unos montes con otros, se clavaron en tierra lns palmas hasta los cogollos, murieron muchos hombres y animales, 7 vinieron al sucio casi todas las casas de la protencia. Este terremoto también se sictiócn Manih, douse anunció repentinamente con una agitación espantosa del mar, el desbordamiento de los ríos y ruidos atronadores, brotando de la tierra gtobos de fuego, que cruzaban el aire cayendo después deshechos en lluvias de llama». Contusísimos edi- ISAÜELO DE LOS R K Y E S íicios resistieron despees ù la sacudida horrorosa que siguió, convirtiendo la ciudad como en un campo ferozmente nsolado por enemigo poderoso, tinos Goo cadáveres fueron cstraidos de los escombros. En el mismo año tres naos holandesas infestaban las costas de llocos y Pangasinan, abordando ¿ los champanrs chinos que venían á .Manila por aquel rumbo. Pero ya en í»üti el intento de los holandeses era más temible: arrebatar -A los españoles el dominio d« estas lilas. Para ello zarparon de Batavia quince grandes galeones, y al llegar al estrecho de San Bernardino, se dividieron en tres faccione.1: la primera, compuesta óc cuatro naos y una embarcación pequeña, en íorma de O, llamada chò, ven'n con destino ¡i las costas de llocosy Pjii^.tsinan, pura sublevar ¿i los indígenas contra los españoles dedicándose al propio tiempo á apresar las embarcaciones de cabotaje, los champanes chinos y otros buques extranjeros que pasaban por aquel rumbo, y es de saber que uno de los principales objetos Je esta expedición era la piratería, procurando papar con creces los gastos y anteriores pérdidas de I' compañía mercantil holandés* de liatjyia, q'Jc sostenía estos buques corsarios. l*a segunda, constituida por siete g a l e o n e y 16 lanchas con tjoo hombres, servia para apresar las naos que llevaban dinero á la guarnición Je Molucas, y las de Acapulco, que anualmente traían ú Manila considerable caitÍJad de dinero para los españoles de este Archipiélago. Y ' i HISTORIA DE II.OCOS. 93 tercera formada de tres naves, para llevar aviso de una ¡*i otra escuadra y acudir al refuerzo de* ticuna de citas en su caso. De modo que su plan constat" en reducir à 1» niiscria á los españoles Je Filipinas y Molucas, privándoles del inJespuasablc sustento, que llevaban las naos: apoderarse ¿c la vida mercantil del pais y dividir las pocas fuerzas españolas, para tomar fácilmente la pla¿a de Manila y después expulsar á los espartóles de Filipinas. . . , , Los holandeses erraron, e indudablemente habihn conseguido su objeto si no hubieran dividido sus fuerzas. l'ero no detallare aquí esta guerra, de que ya he hablado extensamente en mi folleto titudado -Los holanâae* en Fiìiptms," publicado cu folletin por el Diario <ìc Manila cnibVSS: y diremos solamente lo que corresponde á la Historia de llocos. La 1.a division llcgú en febrero de IClü á su destino, y su primera tarca fué g-tnarse la voluntad de los ¡lócanos y pangasinanes. prometiéndoles completa independencia y abolición de los tributos Y como los indígenas sc < opusieran á secundar sus intentos, recurrieron á las amenaïae desembarcaron destacamentos, les atacaron v saquearon sus viviendas, l'ero llegando alguñ-s compañías de soldados españoles a aquellos lunares, los holandeses hubieron de volver á embarcarse. V dos galeones españoles, enviados contra las enes enemigas,acabaron por ahuyentarlas dcaqueIbi costn», después de un rcmdo combate en Ir c'è marzo de! mismo ino. 94 ISABELO DE LOS REYES XI A mediados del sigio XVj I.—Asesínalo.—El Obispo Cárdenas.— Visita diocesana. - Calamidades públicas.—Escritor en ilocano. — Invasión zambalcña. He aquí el estado de llocos en estos tiempos: En Hi-íii viajó por Filipinas el dominico Fra; Domingo Fernandez Navarrctc y en su libro Tratados históricos políticos ¿tilicos »/ religiosos de k monarchia de China (Madrid Hi;!!), escribe: "Las provincias de Pangasinan é llocos son muy abundantes f n arroz y trigo, aunque de éste siembran poco, porque «.e les reclama í nombre de! Ri-y. En mt tiempo llegó á valer noventa pcsoí la fanega de trigo." Por aquellos años "se sacaban de llocos muchoi »bastimcntos y géneros para los gastos de loi » Reales almacenes,» según el entonces maestre de Campo, don Lorenzo de Olaso. Y allá el ano lG-lil cscrihia el jesuíta Colín, refiriéndose á llocos, lo siguiente: 'Demás del oro tiene esta provincia mucho arroz y algodón, del cual se te;c un genero di manta gruesas, que llaman de llocos y sirve pin velamen de las naos y ropa casera de la genu de trabajo; y tcrlíngns llanas y de borii lia y otroi tejidos curiosos y de varios colores, ropa tod.i J: estima. H I S T O R I A DE I LO coa. «Los naturales^ d e llocos, comunmente son bica agestados, domésticos y entendidos. Cucntanse ít.ooo tributarios.» Los ilocanos pagaban en arroz parte de su tributo; y según los autores Comyn y Más, «en el modo de tasar su valer hallaban su granjeria los jefes de provincia; y los filipinos ú i'cccs pagaban doble » triple tributo." En Ií»47 fué nombrado visitador de llocos el agustiniano Fr. Fedro Valenzucla ( y pasando por Zatnbaïcs en febrero del año siguiente para girar la visita anual, fue asesinado por los negritos de aquella provincia. Pur aquellos tiempos era muy expuesto ir y venir de llocos por tierra por la crueldad de aquellos monteses. En 2;í de julio de • ff53 llegó á Manila el electo y ya consagrado Obispo de Nueva -Segovia, Iltmo. Sr. Maestro D. Fr Rodrigo d e Cárdc-na*. v después de celebrar órdenes y otro» pontilicalcs fué á. posesionarse de su digno careo. Era natural de Lima (Perú), tomó el hábito de de Sto. Domingo en el convento de la Magdalena de aquella ciudad. Había sido Catedrático de Teología, Definidor general de su Orden, v Predicador de ü. JJ. Después combatid cl Dîneur* i pareiiclico del oidor don Salvador Gomez de rapinosa, en que este recopiló todas las Itcdcs Cédulas que de cíen años á, aquella parte se hsí'ian expedido para remediar^ los abusos de lo> Alcaldes mayores y Curas párrocos. 96 ISAUELO Dtt LOS REYES Habiendo cl Arzobispo de Stanila don Migue; Millau de Pobletc intentado sujetar ú los Parrocos lìegulares li la vìsita y ^ corrección de los Obispos, como se hacia en Méjico, entonces colonia capanola, que casi en todo servía de modelo ú Füipinas, apoyado por el Gobierno .Superior y la Audiencia de este territorio, los l\írrocos Hcgulnres, como habían hecho en oirás ocasiones semejantes, dimitieron en febrero Jt I(K>5 SUS cargos. Pero como no había en el Archipiélago más que nueve clérigos, hubo de conformarse con la pretcnsión de los Religiosos. Y en I7 de febrero de ití56 volvieron ú cucargarse de sus ministerios. hn el mismo 3ño,nubcsdc Inngostas'ccharon á perder las cosechas, y de aquí provino el hambre general, de que murieron, En i(íü7, el moro Saükala recorrió con sus fora koas las aguns filipina*! llevándose consigo mis ile mil cautivos. Una epidemia de viruelas vino ú aumentar el malestar, terminando con un terremoto espantoso en 2o de agosto de i(ïi5 en algunos puntos del Archipié'ago. aunque de menor duración y menos lamentables efectos. En t<i?9 falleció en Laoag cl P, Antonio Sanios Jlcjía, que había servido varios curatos ce llocos, y dejú algunos libros escritos en ¡locana entrs los cuales se cita la Pasión tie A'. S. Jc<»cristo. A principios de octubre de l6fîo, los pampa 1 gos, capitaneados por don Francisco Manyap, se sublevaron porque el servicio del corte ¿t H i v r O K I A DE Il.OCOi. 9" maderas que les era muy penoso, iba ya durando ocho meses, c invitaron ú sacudir el yugo de los españoles ú los principles de llocos, Panga* sinan, Zambalcs y Kagayan. Los pangasinanes secunJaron c! movimiento; ii mejor dicho, unos pillos aprovecharon esta ocasión r n r a cometer toda clase de atropellos empezando por robar, asesinar y quemar las casas de sus propios paisanos, lorzan Joles á seguirlos: don Andrés Malong se proclamó Key de Pangasinan y Zambalcs, logra-ido formar un considerable peloton de panatisi nan es y zambalcíios y cincinrcarse de aquellas provincia*. Nombró Vomir à don Pedro Guampos, ¡* quien el cronista dominico Fr. Battazar de Sta. Cruz (I) confunde con don Juan Magsanop y Oidor á don Francisco de Padua. No siendo mi ¿nimo hablar de la sublevación de Pangasinan, me limitaré á decir que el K;y Hatong comisiona al conde Gumapos para sublevar ú llocos, de donde este era natural, pues mció en Agoo, y se casó en Binafitong-in (.San Carlos), pueblo cíe Pangasinan. El Key de Pungasinan separó parte de su ejercito y puso á su disposición. Gumipos, al frente de zambalcs y negritos, entró en W> de diciembre de aquel año en Agoo primer pueblo de llocos en sus I m i t e s del Sur. Kl Párroco de este pueblo Kr. Luis de la Fuente cuaba en Bauang y cuando supo esto, h u y ' h t ch el Norte, enviando al principal don Pedro Hidalgo, amigo de los zambalcs para reconocer (l) T o m o 2.0 «le la Crónica de lo* P P . Zoiagoza 1693. iVminlc»-. gS ISA UÈ LO ìiK LOS R E V É S al enemigo y Io comunicó ni alcalde mayor de llocos don Alonso J e Peralta. El mismo dia_ pris» por Bauaiig una circular del rey Hutoag ú los principales de llocos invitándoles ú mntar á todos los españoles, porque estos los habían hecho sufrir muchos abuso;, v arbitrariedades, amenazándoles con castigos en caso de que no secundaran. En la mañana del 18 de los mismos, cuando el Párroco Fr. Bernardino -Marques, Vicario provincial de Hocos, cstab.i celebrando misa, entraron en Bauang los amotinados. Estos esperaron que acabase la misa, y después, pidió el Conde audiencia al Párroco y una vez concedida aubiò .A, la casa parroquial acompañado de muchos zambutes y negritos armados con halarnos y kaUmas: bí'SÒIc la mano y luego manifestó lo ocurrido en Pangnsinan y la orden que llevaba de prender á los españoles de llocos. Entonces el padre Marques se dio preso: pero Gumapos le contestó que se contentarían con prender ú los demás españoles (1) que creía estaban en el Convenio, y como el Religioso replicara que no halii-i m i s que el, Gumapos mandó registrar la casa, lu que enseguida ejecutaron los suyos, saquean lo á la vez cuanto encontraron en ella. Habiendo rechazado el I \ Marques, por falta de dinero, la proposición del Conde Gumapos de rescatar la vida d;l 1\ La-Fuente por 3oo pesos, envió este al gobornadorcillo de liauangj con parle de su peloton, para matar ó prender a ¿ste Religioso y al español Ju¡m de Stiva, que le acom{0 El lícy .Ualonjí [ifofc-.al)a esililo A la persona <!cl P. Marqiió y iccomiTi.íó nu le nicioe» nins'n daño. HISTORIA UF. ILOCOS. 99 p.i^aba cu !¡i visita de Bahnak. Aunque muy .1 pesar suyo, el pedáneo lué, lleno Je miedo, à cumplir la orden, matando á Silva de una lanzada en el costado, cuyo cad'.vcr se hallú incorrupto al eaho de min de :io años y llevaron preso ;il l'. La-Fuente con el traje de misa con que csiüba, pues acallaba de celebrarla Avisa lo Gumapos de que ya csiaba en li.iua»g el 1*. La-l-'ucntc, encargó al 1' M irquús siestuviese en su celda aunque oyese ruido y bajú .1 la Iglesia para matar al P. La-Kucnte; pero no lo llevo á cabo, porque le defendieron su pnricnta muy estimada, la anciana doña Lucia K^Iinanán y otros que le disuadieron, y los princijulcs del pueblo le rescataron por H t;ics (1) y medio, habiendo dado mai dofu Maria Uanga,, ¡ifindpnhi Je Bala na k. DíSpues encerró á los dos Religiosos en una celda con guardias. Al dia siguiente Gumapos retornò con su gente á Lingaycn, la curte del iciiio de Va/oiig. después de luiher saqueado el pueblo de Bauang. lintonces salieron los K?;iíjosos sin haber comido ni bebido dos días, menilígaron sustento á los principales y mandaron p:Jir socorro al Obispo de Nueva ¡segoviu, que talonees estaba de visita pastoral en Vignn. £1 mismo dia, 2o de diciembre, el I \ l.i-l-'uen|í marchó á Vigau en demando de auxilio y 13 la barra de Balauang cu:oniró al al ferez 1.Ôlíaío Arqueros, alguacil mayor y teniente del llcaljc mayor de llocos con un púnalo de ilof-aoí, que iba X liberttr á los dos U ¡lidiosos y pitos fueron ¡i Baknotait, 1 los antiguos escriben ¡t) Cada tac opivale .1 ocln pc-os. 100 iSACELO UK I/-S REVP.S Üagnotan, que parece ser su denominación verdadera). Se habían reunido en juma los esnarolcs de Vigan, una vez sabidos los sucesos "de Bauati^, y por de pronto enviaron, & Arqueros con ì;i gente que habían logrado reunir en aquel momento. Después se acordó que fuese en pus de él el mismo Alcalde mayor con h otra tropa que se coaiiguió formar, quedando el Obispo en Vigan para procurar otro tercer peloton de itoennos y kagayancs xa ¿i.a lìivìsión zamífileíla.—-Hazañas y muerte gloriosa de IJS genera/es ¿lócanos Peding y Lop:z. — Triunfo y atropellos de los -mmbxles.—S't derrotz pos ¿criar y castigos. Informado el Rey Milong de que su cnudillo do-i Melchor de Vera, al frente de fi-ooopangasinnru'S. había puesto en fuga á la Caballeril del penerai don Francisco de Kstcybar, enviado de ílHni'j il perseguiti?, cobró muí aliento y trató otra vez de sublevar 1 Ilicos y Ivagiyan, para encontrar en estas provincias poderoso auxilio degente y provisiones. l'.ir.i esto puso 4.000 hombres entre Z'imb)Icos y pan^asinanes 1 las órdenes Je don Jacinto Mafcasiag, naiural de liinalatong^n. y por segundos suyos .-1 eonJc Gunupos y don Marcos Molcasiag. HISTORIA nn ILOCOS ICI Sabido en llocos el intento de volver ¡i esta rovincia, que abrigaban los amotinados, ios puclos ¡lócanos del Sur fueron abandonados porsus haEbíiQotcs y buscaron refugio en los montes. Arqueros avanzò haita liíuang y lo encontró desierto. Cin los tambores IUm¿ á sus habitantes y ú Ion que acudieron les arcuyó á rechazar ni enemigo. Pjspues envió íil denodado -Maestre de Campo ilocano, don -Lorenzo l'cdinjí, con too hombres ú prender ¡í don Miguel Cjrrcño, natural de Aring.iv, padre dil conde Gumapos, que comunicaba à los revoltosos todas las operaciones de los leales l'edíng encontró desierto el pueblo de Aringay, y marchó ¿ la falda de un monte donde se hallaba un peloton de zambaleftos, s'iuido unos pocos principales los que se atrevieron ú seguirle. Sin embargo, apenas encontró à los zambútenos, ics invitó a deponer las armai. Ka esto, apareció A sus espaldas don Miguel d r r c í i o , seguido de seis z.i moa leños, con armas en ri>trc. Advertido l'cding por los suyos, dio una vuelta, acó* metió i'i Uirrtjjo, le amarró y le remitió á Arqueros. Knseguida atacó a[ grueso de los zamhalcs, logrando ahuyentarles, y les persiguió hasta máí allá de Agóo, K\puIsado ya el enemigo de i.i provinch que le vio nnecr. se detuvo el valiente caudillo, oblig.ido por el cansancio y por el insignificante numero de sus soldado*, líí > parte de este acción gloriosa :'t Arqueros, y este mandó ahoroir A C u r c ñ o tan pronto hubo llegado, encontrándosele parte de li cantidad con que ha!>f.i sido rescatado el 1*. l.a-I ; ucnte. Hl Alcalde mayor, que y.x estaba en Nnmalipi* can, acudió al llamamiento de Arquero*, y ya I02 ISA BELO DE LOS REYES en Iïauang, fuè este n a u x i l i a r á Veiling, ú quivn halló con más bríos y deseos de pelear que io qm era razón, según el I*. Casimiro Diaz. Después Peralta acudió también á AJJÓO llamado por Arqueros. Este, reunidas las f u e z a s ilocanas, que eran if>oo hombres, salí) á reconocer al enemigo y le encontró mucho más numeroso, pn;s se componía de 5.ooo hombres. Kntonccs Peralta y Arqueros decayeron de ánimo y éste le propuso la retirada ¡t Vigno; Peralta se opuso y o*. timó mejor permanecer quietos para ver si, con su presencia, el enemigo no se atrevía á cntrir en !a provincia,_ atravesando el rio que les separaba, y se limitò á mandar á Peding ocupar uncí eminencia. El caudillo ¡locano, que conocía mejor ;'i los cmniigos, por ser indígena como ellos, debió de lamentar la inacción de sus jefes, que a las c ;»ras indicaba falta de aliento y debilidad, que nunca deben mostrarse al indígena: Peding sabía que, tratándose de enemigos indígenas, era más wntajoso atacar que esperarles:' esto lo demuestra el que unos diez bandidos que asaltan un ptteblo, ponen en consternación a todos los vecinos, no atrcvienJosc á combatirles y también lo demostraba su pasado triunfo, poniendo cu fuga á muchos znmbaleños con pocos ilocano* jììbtó suponer que era fácil sembrar la confusi-n en un peloton, momenta icamente organizado, sin discif una alguna, en que muchos iban forzados, atacándole un.i noche de improviso: y que en este caso, los l.5oo ¡lócanos (muchos con armas de fuego, de que carecían los zambalciios) tenían mucfias proUibilidedcs de iri-infar de los ."1.000 enemigo*: y que el evidente desaliento de Peralta y Arqueros H I S T O R I A DK ILOCOS. 103 era muy peligroso. Estos debieron tambiùu d e s preciar los buenos consejos de Peding. Visto esto, Peding, por su sola voluntad, atraviesa una noche el rio con sus pocos soldados y manda avisar ú sus jefes que le siguiesen, si no querían que los enemigos les matasen inútilmente. ¡Mirad, mirad si eran expertos y arrojados esos soldados, que alguien tacha después de cobardes c imprudentes! La verdadera alma de aquella defensa ern l'cdinp, y todos consideraban que perdido iste, todos lo estabany'como escribe et 1\ Díaz. Arqueros le siguió con sus arcabuceros aquella misma noche para ayudarle, y lo mismo hizo con mucho atraso el Alcalde mavor con sus fuerzas. Pero el desaliento c indecision de Arqueros v Peralta todo lo comprometieron: el primero .«e límit) a poner en ala los suyos; y el segundo no lleg'> sino al amanecer, cuando estaba en el inmediato pueblo. Al romper el dia, los zambalcs les reconocieron y todavía fueron los primeros en atacar, aquellos que se esperaba sorprender Kl enemigo cargó sobre los arcabuceros de Arqueros; Peralta acudió á apoyarles, pero todos huyeron » la primera embestida, «vencidos, más del horror que les causó la multitud de saetas, que del t!:¡Ío que de ellas habí.n recibido," según el P. Iíinz. Solos el bravo Peding y el otro ïlacstrc de Campo, jnd-gena ilocano, don Pedro Lopez, n i t u ral de Vt¿an, ecu sus soldados, se sostuvieron en el campo, muriendo ambos caudillos gloriosamente. "Posados ya—escribe el citado cronista—» lo otra parte del rio, hicieron a'to el Alcalde mayor y los que le acompañaban. y vieron » don 104 ÏCADBÍ.0 DE LOO REVEO Lorenzo Peding peleando contra una multitud de enemigos " Después aíiade: «En fin, don Lorenzo Peding murió peleando, mi» á mono3 de au valor que á las de su* enemigos, vendiendo su muerte ú precio de muchas vidas que quitó à los -/.ambales " iQuc contraste entre loo dos caudillos ¡locanti y los tíos ¡efes españolen! jAh¡ Peding es infinitamente mis grande v he* roteo que el traidor auùpo Vicos, à quien Ilocoi levantó un monumento, ignorando por lo visto algunos detalles de su pretendida hazafia. Con letras de oro quisiera yo escribir equi los gloriosüo nombres de estos héroes ilocunos: ^ORENZO (•'fDRO pEDING ^-OPEZ I En llocos nadie )« se uucuerda de estos granIcs y Ciforz-idos iiocanos, y paia evitar tanta ¡ajusticia, convc diia ctcrmzanc su memorú dando sus nombres ú algunos pueblos de nquclN irovíncia, como por ejemplo al de Santa t'*atjinai, pue* ya hay otro que se llama Kt.i. C"« talinn tn la misma provincia; íi otro, sin perjuicio de levantar un monumento à la entrada del pueblo de Sto, lomas, donde ocurrieron sus hoza- as. Es verdad ^ u c el l'. Casimiro Díaz atribuye f H I S T O R I A OF. 1 LOCOS 105 ci anterior desastre, á. que los soldados ¡loamos de Peralta y Alqueros eran cobardes. Pero, pren o t o yo:«¿Y por que los de Peding y Lope?, también ilocano?, supieron morir en el campo je la batallar... Ya de todos es icconocído, así de nacionales como extranjero», que el indígena mientras no vea á sns jefes retroceder, también tiene valor para despreciar la muerte. I£l mismo cronista dú ñ rntender que los indios desconfiaban del desaliento de Peralta y Arqueros y escribe: «Con la muerte de Pedini; ncah.iron de perder el ánimo de todo punto los indio*, con lo que ya nadie miraba más que ¡i huir.» l.a retirada lue má» desastrosa aun que la misma ludia: unos á otros se a tropel luna n: estos coni n sobre los que cafan: de susto, las mujeres embarazadas abortaban ò p.iri.in, abandonándolas criaturas en el tugar en que Hicieran: los niños gritaba-i y corn-n buscando á sus madres: los ancianos reventaban de tanto correr y m o i í m pisoteados por sus mismos paisanos, que marchaban Jctiá* de ellos. Pervlra, Arqueros y los suyos huveron hacia el Norte. A Nam;icpac¡'ii llegaron el 1 de enero de lH',1 y aquí, casi muertos de cansancio, intentaron detenerse y \er de reorganizar su peloton: pero habiciiJrt fahido que el enemigo avanzaba a pasos re forzudos h ci.i i Hot. se apresmaron ú dejar el campo, siguiendo bacia ci No'tc. Llegaron al desfiladero de Agaynvoi en Narhnkaii. y viendo que era diücil el p¡uo por este sitio, pues *olo permitía transitar de ú uno en uno. siendo Casi imposible pasarlo i caballo, determinaron cerrar este paso, indispensable .'1 ios /ambnlcños pnra llegar á Viga». !o6 ÏSABELO OF. LOS REYES Con acierto pensaron: Us Jos grandes peñas que se alzaban en ambos Indos, eran inaccesibles por sus cimas, v unos pocos leales cían suiìcicntcì para cortar el paso á los zambaleños, como los 3oo esparíanos hicieran retroceder en las Termopilas á los 5.000 ooo de soldados de Xcrxcs: pero la timidez de Peralta y Arqueros cernron á perder tan estratégica posición: ya sabina que el rey Ma long había invitado à los principales ¡locanos pava sublevarse contra los españoles, recordando pasadas injusticias; ya habían visto que lot zambales procuraban ganarse la voluntad de los ¡lócanos portándose benignos con los que no deI n d i a n á los españoles; y sin embargo, por su horroV de hacer trente al enemigo, quisieron confiar la defensa del desfiladero ú un principal ¡locano, cuando debían desconfiar de todo indigena en aquel caso. Peralta Hamo ti los naturales de Nnrbakan y Santa, mandó levantar una estacada y terraplenen Agayayos y para defender aquel desfiladero, puso una tropa de indios á las órdenes de don Pedro de la Peña, natural y principal de Santa Canlina, y partidario de los amotinados. Después marcharon ú Vigjn Peralta, Arqueros. varios P rrocos regulares V otros que le feguian. Aquí se reunieron en juma y el Alcalde mayor, q u e debió tomar el partido de morir <lcTendiendo n su provincia, resolvió que se embarcasen todos los españoles para Mnnila. Fn efecto, fu: el primero en embarcarse en un champan, llevando consigo ¿ l o s que quisieron scguírU. Corno se verá, los ¡lócanos estaban dispuestos ¡i rechazar ú los invasores, si el jefe de la provincia, en vez de infundirles miedo con su mopo:- HISTORIA DE ILOCOS. 107 tuna huida, les hubiera rcuniJo, dándoles ejemplo de valor, (i) Optaron por quedarse ct Obispo, el Juez Provisor y Comisario de la Inquisición de aquel Obispado, el Licenciado don Jerónimo de Lcyvn. el otro sacerdote secular don Miguel Quirò.*, cl Alférez Arqueros y dos Religiosos. El ift de enero los enemigos llegaron al desfiladero de Agíiyayos, donde se detuvieron viendo la imposibilidad de pasarlo: pero ¡cual seria su gozo, cuando se les presenta el encargado de defenderlo, franqueándoles el paso! El Obispo recibió el mismo dia una comunicación Je PangasÍ (, an, participando que ya las fuerzas españolas habían llegado á aquella provincia, y estaban príximas ¡i derrotar por completo al Key Halonjí Al dia siguiente entraron los zambalcños en Viga n, después de haber anunciado sus deseos de ôir misa. Kl Obispo se vistió de pontifical y dispuso que todos los sacerdotes ostentasen sus ornamentos de gala, para iiitpírar veneración á los enemigos. El primer znnibnlc'10 que llegó, pidió con 1¡"Igrimas al Obispo que le confesasen, diciendo que la mayor parte de ello* iba por fuerza ó miedo al Key M.'long. Un anuì'ìno le confesó, y derpuuí hizo lo mismo c\ jefe don Jacinto Mafcaliag, que siempre respet» a tos sacerdote:. I-1 fonje üumapos besó el .milto del Preludo, y to"ios oyeron la mi<a que dijo el Provisor, excepto algunosqucpreriricron ir á robar en las ca*av (l) El .. UcaMc mn><.f- <-;»íl'-- el V. Conccpci•n D. Alono «le Peral"» Inni.', el Cuerpo al g o l p e Io8 ISA i; tí LO DE LOR RRYIÏ< Después permitieron al Obispo retirarse ¡i m casa con su séquito, aunque ya le habían notificado haberse posesionado de la provincia, proclamando por Rey d Maloag. Muchas familias de Viga'n se refugiaron en la Iglesia, y las de algunos principales en U cau donde á la sazón se hallaba el Prelado. Los amotinados mostraron respeto ú los sacerdotes, por lo que estos se pusieron en las puertas, para evitar con su presencia que atacasen à los de dentro, Era doloroso ver ¿ la muchedumbre que seatía hambre; sin embargo, los zambalciios que rondaban alrededor, se prestaban à alcanzarles ngua. carne y arroz, que cocíin dentro de aquellos edificios, en los cuales, como es de suponer, también remediaban sus otras necesidades. Tal estado de cosas durú dos días al cabo dt los cuales, los sacerdotes obtuvieron permiso del Cabo Superior de los enemigos, para que las familias encerradas en la Iglesia y en la casa del Obispo se retirasen à sus casas, sin qué les hiciese ti ningún daño, y después, de oír miu. (era aquel día domingo; salieron los ¡lócanos de de su encerrona, dejando los principales en 1» casa del Obispo para su mayor seguridad, su dinero, sus alluna* y otros objetos estimi bles, de los cuales se Ilenií aquella, tanto en el piso aito como en el bajo. Ya no se dijo m¡»^ misa dcsJe cntÚBces. Kl miimo dia 22 de enero, el C a l o Superior nombró gobcrnidor J e Vig;in :*t dot) Juan Celibato y trataron de establecerse en colini» los invasores. K.tos cogieron como esci ivo s suyo* à cuantos ilocanos no les habían ayudado: saquearon ia Iiílciia, matan io en el baptisterio á un sacristan de H r · · r o R u PK ILOCOS tog 'os quü habían quedado guardando el templo y i en negro que sili busco refugio. l.os hambrientos zambalcs, como siempre hace |a d es en frena Ja soldadesca en estos e s o ? , se desparramaron por la pobl-ictúa y por los pueblos inmediatos, c o m e t u n i o toda "clase de desafueros: unos se entretenían en repicar continuamente la» campanas celebrando su triunfo y el nuevo r c i MJO tic .Malonií, ignorando q u e ya en aquellos días estaba preso por los españoles: otros no se separaban de las puertas de la c.isa que ocupaba el Obispo, cspciando con impaciencia se ofreciese ocssiú.i de apoderarse de aqticll.is riquezas, que ya sabían se hallaban all', por lo que los íacerdotes estaban en continua vigilancia. Uobondo templos y casas. desirozanJo las imái¡fncs de santos, y matando, llegaron algunas partidas hasta 'a cuesta de lìadok: pero ya aqui, el alférez Arqueros, que por lo visti» no era tan medroso como el desdichado Alcalde mayor, y que había ido al Norte à reunir un peloton de ilocanos y hagayanes, les impidió pasar addanti.*, y los zambutes retrocedieron. Parece ser que en los pueblos asolados por los invasore?, estos cjjcontiaron resistencia y emboscadas. E« lo cieno que solo en Bantay mataron à más de ochenta ¡lócanos, según el í*. I'iaz 1'» y quemaron el casero de este pueblo, saí'-.inJoxe la Iglesia, el convento y otra casa de tcj;». El agustino Kr Gonzalo de la l'jlma }o¿tí> comunicarse con un champan que bajo la apitícncia de mercante, habían t n v u d o los cípaiiolcsdc_ l'jní,'asinan para reconocer el estado de la provincia. (1) ücliocuntu-. f.s»r. el I'. C'.r.cci'ci;:'- I IO ISADlîLO DE LOS REVJÎS Reunidos y a loi zambalcs en Viyan, et Obisp... conociendo su carácter fanático ú supersticioso. les It ani ó y^ persuadió que respetasen las cosas >a. grndiis, advirtiéndoles que incurrían cu la pena de excomunión lo» que obrasen en contrario K( ugu>tino Fr. bernardino .Marquez predicó, amenazándoles con lu ira y VCU^ÍIIIZU de Dios y de lo* Santos, que habían ultrajado, y encareciéndoles c. arrepentimiento. Pero la sed de riqueza hizo vanos aquellos esfuerzos y en la tarde de miércoles 25 de enero, empezaron los zambalcs á hacer cscivacioncs en busca de las riquezas que se habían enterrado, ¡jupónesc que sabían el sitio donde las habí.iu ocultado, á juzgar porque lai cscawicíoncs dieron inmejorable resultado, habwn Jose apoderado de cuantíoías fortunas. Entonces el P. Pdlma tcini6 descubriesen el tesoro de la iglesia de Tagudiny, y rogó a! primer jefe de los amotinados, que tanto respetaba ú lo* « c e r d o t e s , fuese a, acompañarle i dcsciuerrarlo. Don Jacinto Makasiaj; .icccuió a Jas súp.úns del I', l'aima y fueron con aquel objeto. Pero fue muy desastrosa la salida de Mnlinsiaj; que era el freno del Conde Gumapos, hombre aulire ligio H o. Este permitió ó mandó á los suyos saquear la ]a codiciada c a u del Obispo, y estos se apoderaron ú la urrebatiña de todas las riquezas ^«jardado» en el piso bajo. Después subieron y saquearon el cuarto del Provisor, que estaba inmediato al del Prelado. Cuando los sacerdotes acud i c o * á defenderle, los ladrones huyeroa. T o davía les guardaban algun miramiento, y espiaban alpun descuido de los vigilantes para hutiar. HlSTOKIA tU. I L Ü C O S III Más va cl viernes '2H el mismo l'oiiJc potrò en cl j-ahincte de los Ag u s ti n ' a nos y les intimó que fuesen con cl Obispo a1 pueblo de Santa Catalina inmediatamente, y diciendo ¿sto, Ungió examinarlas cujas, v los tambales, con apariencia de ayudarle, fueron >acnndo las cajas fu cm. píspucstos ya » marchar á Santa Catalina, el l'relado en una hamaca que los zamb.iles pusieron i su disposición, Gumapo* se acercó al Obispo y le arrebató el báculo y el pectoral, diciendo con cinismo que los necesitaba. El l'relado señor (.árdenas murmuró contestándole:— Llera el báculo (¡ttmujMx, pender Ion í/iir con <"•/ en ¡a* tiutiutx ex¡Hiñoles. te lutii •!•' .Solo se libraron el Pontifical del Obispo y algún diocro de los principales, que le habíun «do para guardar. Con escolta y guardias zambnlcñas al mando dtl conde, emprendieran la marcha y al lleter ¡ S i m a Catalina, los zambalcs depositnron en una cua ú sus prisioneros. Los invasores taquearon las casa», matando á loi que se resistían. A la tarde, el Conde mandó dar al Obispo y * los sacerdotes morisqueta servid-i en mtywj •ciscara de coco limpia, de poca concavidad, que itrvia y aún sirve ú los ¡lócanos de plato) y a^ua. En la misma tarde, incendiaron el enserió de íc aquel pueblo que era de paja, y hubo que trasudar al Prelado y «Jemas presos ú una y otr.i ci«. pues el fuc^o les perseguía. Después Uceó el primer jefe donde Jacinto Ma lJsi>^ y mandò irritado ap-iRar el incendio: pero ]t 1.0 quedaba sino la Igtest.t y una casita, bu csti instalaron á los presos y en cll<* pasaron la 112 I*AflKLO I>K Í-O* RF.VKS noche. En la primera durmieron los invasores. Al dia siguiente quemaron la casita que ocupaban los presos y estos tuvieron que guarecerse del sol ú la sombra de un nrbol. Los zambalcs les daban atroz y carne de vaca y de cerdo. X la tarde, se presentó al Prelado el tercer jefe don Marcos Malíasía^t con unos tres mil soldados entre los q u e figuraban 3oo ¡locónos (algunos de estos se alistaron cu las filas del enemigo por fuerza) y con algunas hamakas, díciendolc que iani.1 ¿rden de conducirles al pueblo d e Narbnkun en ellas. Los presos se acomodaron en las hamakas y emprendieron la marcha 1.03 ilocanos de Nnrbakan, conloados con IOÍ tingiiíancs de los montes vecinos, habían sembrado el camino de puas agudas para cortar el paso à los zambaliños, v en una emboscada, i la entrada del pueblo, los defensores de éste lograron matar ;'v más de loo de los invasores, l'ero, en fin, como los pocos de Narbakan no se atrevían á sostener una formal batalla coc sus numerosos enemigos, estos lograron franquc-i: el paso á las nueve de la noche del 3o de e r ro, huyendo los defensores ú los montes. Los defemores estaban mandados p r el valiente ilocano don Felipe Madamba, natural ¿i Dit'grús. Kite se metía solo con su caballo en Ins tilas del enemigo, cortando cabeza», y SOIÍJ" salir el y su caballo cubiertou de saetas^ como un toro banderilleado: pero no recibió níupunherida mortal.* Kl pedáneo de Narbakan que estaba con IOÍ zambalcs, pues era padre de i*akadu.i, el nombrado Oidor por el ltcv M aloni. Ics recibió con HisroKiA UK I i . o c u - 113 su gente y se empeñó en que se hospedasen eu su casa los prcHOs. Estos temían que Ics hiciese alguna b a r b a r i d a d y los zambutes a c c e d i e r o n ú sus encarecidos ruceos de instalarse en la casaparroquial de a q u e l p u e b l o . Ksta ya estaba c o m pletamente vacia y los sacerdotes h u b i e r o n de mendigar su sustento. E l 31 de enero llegó A N a r b a k a n el e j é r c i t o v al dia siguiente el p r i m e r jefe don J a c i n t o i l a kasiag entrò en el m i s m o p u e b l o con una c o m pañía, después de haber i n t e n t a d o e n vano a p r e sar en el p u e r t o de V i g a n (¿Pong-ol?) u n c h a m pan c o n más de 20 soldados españoles, enviado desde Vanga si nnn p o r el general U g a l d c . En este p u e b l o r e c i b i ú Maltasing carta de su Iiey M t l o n g l l a m á n d o l e con urgencia en su a u x i lio contra los españoles, q u e le acosaban p o r todas partes: pero o c u l t a n d o q u e ya había p o cas esperanzas de v i c t o r i a por su p a r t e , y q u e era para acabar con la temutila española* y para tomar parte en sus t r i u n f o s . E n venganza de los m u e r t o s q u e íes h a b f j a causado los de N a r b a k a n empezaron à q u e m a r el caserío y enseguida e m p r e n d i e r o n la marcha á I'angastnan. Maltasiag q u i s o l l e v a r consigo al O b i s po y demás sacerdotes, y G u m a p o s intenta hacerles m a l a r ; p e r o le d i s u a d i ó e l tercer jefe M í r e o s Míikasiag, y a l fin a c c e d i e r o n ù sus súplicas de dejarles en a q u e l p u e b l o . A sangre y fuego s i g u i e r o n su c a m i n o los zámpales: saquearon y q u e m a r o n los b a r r i o s donde hoy se asientan los p u e b l o s de .Santa María, San Eiteban, Santiago y K a n d o n , salvándose s o l a m e n t e la e r m i t a d e l p e n ú l t i m o . S I 1-1 ISAllKLO I)K LOS RK.YKS Para apaciguar la rebelión de Pangasùian, cl Gobcrnidor ile Filipinas envió como penerai en jefe ¡i don Francisco de Kstcvbar, por tierra, con un ejército compuesto de 2oo soldados de infantería y tropas de japoneses, merdicas malavos con ci principe do Tidore, cl lûichil Du ko, y'de indígenas. Y por mar una escuadrilla de cuatm champanes v una joanga al mando del general Felipe de Ugalde, nombrado Cabo Superior de llocos y Pangasinan. Dcîpues de varias peripecias, los españoles derrotaron y lograron aprc"hcndcr al U-y .Milonu: pero ignoraban q u e los zambalcs csttban haciendo grandes estragos en llocos. Kos dos champanes que habfan enviado ú reconocer esta provi», eia, no habían vuelto aún. Hasta que Iiahicnd) sabido en Bolinao el fugitivo Alcalde mayor de llocos que estallan las fuerzas españolas en P;ingasinan, fue à avisarles lo ocurrido. Entonces el general Kstcyb-ir, dejando uní guarnición de merdkas y criollos (amerismos en Pangasinan, marchó por tierra à llocos con el grueso del ejército. El ngustiniano Fr. Juan de la Is'a iba delante del ejercito explorando y en el pueblo de Santi Lucía se vio envuelto en las avanzadas del e n r migo, que se dirigía ¡i PnngaMnsn para ayudar i su lt?y« ignorando aun su completa derrota. El padre Isla logró salir del apuro y avisó á lo* españoles la cercanía del enemigo. Cuando, por fin, los zambalcs supieron la pro\imidad de los españoles y la derrota de Malonp, amontonaron las muchas ropas y alhajas que hab'an robado y las quemaron; y llenos de desesperación salieron ni encuentro de Estc-ybjr. HlSTOKIA PK I [."O*- I I Ç, lín cl pueblo de Santa Cruz y cl de Simla Lucia se encontraron frente ú freme los españoles y los zambalcïioî. En seguida cl caudillo español locó á ataque, y los zambútenos con gran algazara salieron à recibirle. Nubes de humó envolvieron ii ambos ejércitos. Los arcibuzes atronaban el espacio y solo en algunos claro> s? veían boulin es destrozarse á lanzadas y go'pes de holo. Los españoles ya van ganando poco ú pojo el terreno-..los zambales lo van cediendo y por ultimo, estos quedan arrollados y huyen dejando en el campo heridos, cadáveres ..los ayes de los moribundos se ap.igan con ci grito salvaje de la victoria. LOA cspjñolcs se cebaron en los fugitivos y casi todos los zambales muertos sucumbieron en la buida y se encontraron sus cadáveres boca abajo. Acosados los zumbid ¿s y sin esperanzas de huir, se detienen, y don Jacinto M ikasiag y d conde Gumapos, con el báculo del Obispo en l.i mano como éste había predícbo, con más de dos mil .soldados, rinden las armas á los españoles Resultaron más de 400 muertos entre los zambales y presos casi todo* los demás. Bien asegurados ya éstos, Francisco $e Ksteybar se retiró á Nnmakpakan, donde habió dejado parte de su ejército, llevando consigo una largì cadena de presos. Y ya trataban de regresar á Manila IOÏ jefes de las fuerzas expedicionarias Est ey bar y Ugnldc, cuando supieron que en Hjfoirra había estallado otra sublevación. 1 l6 ÏSAUKLO 1>K LOS R E Y H S XIII A ¡masan se proclama Rey c?i I¿ocas Norie. —Sus triunfos y derrotas. Ya hemos visío los grandes abusos y exacciones escandalosas, que hacían las autoridades y demás empleados españoles, cuya mayor parte forzosamente había de ser de m;iía'calaña por lus razones que ya hemos citado. Hablando de las causas de estas conmociones políticas, todos los españoles confiesan que los pampangos en particular, que fueron tos que pegaron fuego á los combustibles de pasiones oprimidas, cstahan muy agraviados por los españoles. El 1\ Concepción, en la pág. 8, tomo VU de su Historia general de PhiUpt'nas, escribe: * Españoles de bajas obligaciones (empleos), que quieren siempre ostentar una Majestad respetuosa sobre los indios, tratándolos tan vilmente como si fueran sus esclavos, obligado muchas vezes el gobierno á emplear tales sugetos en oficios de justicia, y de otros ministros por to inopia de personas mai hávilcs, fué fittasi ¡a última \i) disposición, para ¡nitar de el todo sus ánimos." Fr. Casimiro Díaz escribe á su vez cu su Códice: «Estos y otros semejantes inconvenientes han sucedido en Filipinas, de enviar de ilc'xìco tantos hombres facinerosos y reos de varios crf(t) ÍJe mo,!t> '¡ne huí)" < tro* motivo- ¡ninni*. HlSTOMA I)K ILOCOS. I 17 menes formando en estas islas la sentina que reina en ellas; pues à los que ú vezes merecieron el suplicio de la horca, tes confinan aquí con color de enviarlos ií que sirvan en las galeras que tic ordinario no hav. Y como tanta la necesidad por falta de españoles, se ven obligados á darles plaza de soldados, y de aquí van subiendo ú los más altos grados militares, siéndoles Iot i¡ut ¡laman fortuna más favorable que ií otros m i s dignos.» Y á petición de los Gobernadores de estas Islas hubo de ponerse coto à t.t remisión de criminales, como el mismo autor dice. Los Párrocos tampoco dejaban de disgustar ú los naturales y se expidieron varias Uealcs Cédulas para remediar sus abusos He aqui la explicad >n, Jas causas de lo que vamos a leer: Un rico principal y natural de San Nicolás (hoy pueblo de llocos Norte), don l'cdro Almasan se propuso sublevarse y preparó «tantos par^s de grillos en su casa cuantos padres y españole» hall a en toda la Provincp, para ponérseos cuando tuviese ocasî<m,i como dice el agostiniano P. Diaz. Almaïan logiò asociarse ú don Juan Magianon, principal de Bangi, v ú don Gaspar Cristobal, Gobernadorcillo de Laoag, habiendo co-t este objeto casado un hijo suyo cou una bija de Cristóbal. Esta trinidad gozaba de gran intlucncia cnire ios ¡lócanos y las tribus salvajes que poblaban los montes vecinos Secretamente alistaron soldado» y consiguieron la ayuda de los monteses Kalanasanes. Koharon la co rom de la Virgen que se \ enera en la iglesia de Laoüg, y con ella coronaron secretamente Il8 ISABELO DU LOS RfcYE* como ltey de llocos, ó don Pedro Almasin, y reconocieron los amotinados como principes herederos á los cónyuges hijos de Almason y de Cristobal En cito, reciben los tres jefes comunicaciones del Key Jlalong, participándoles haber vencido ;'t los españolas. De modo que los zambalcs ya se retiraban ;í Pangasínan, los pocos españoles de Vigan estaban indefensos: los de Pangasinan derrotados por M-.iloug. y probablemente creían también que en la l'ampÜnga y Manila dominaban ya ios p.impangos amotinados.,. No podía ser más propicia la ocasión para dar el grito de la independencia. Don Juan Magsanop que estaba en líakarra preparándose, consulta con su compañero et gobcrnadorcil o de Laoag, y este, sin decir una palabra, coge entusiasmado un nacha de caña y el mismo pega fut go al templo de Lntng y cuanJu ya éste empezaba ' it a-der, vuelve al mcnsugero de Magsanopy le dice que aquella era su respuesta. Apt nas Miígfa'top hubo jabìdo la contestación del Gobcrnadorcillo de Laong, dio el grito de la independencia en Haltarra, proclamando por Key de llocos ú don Pedro Almasaii, y mandó llamar ú los kal.-nasas del monte. Maj*sanop fue el principal caudillo del fïcy AI* mnvn: y fue benigno con los ¡lócanos, á diferencia de los zanibalcño?, que despuC**' no ih' tinguicron á los ¡lócanos de los españoles, robando y destrozando casas y personas. Nadie se opuso ú los amotinados y triunfante! \ a , taviaron un trozo de sus fucrias ó. Kag^yan. paia proclamar el nuevo reinado de Almasan. Kntraron en dicha provincia c hicieron causi HISTORIA DE ILOCOS. I 19 común con ellos los pueblos de Kabikungan y paia. Si retiraba á otro pueblo más seguro el Párroco de Cite último cuando fue degollado por los revoltosos. Un español y los criados del Párroco, bien encerrados en la casa parroquial, con armas de fuego, lograron impedir que los soldados de Almnsan asaltasen aquel edificio y I;* iglesia. Se desparramaron por los pueblos, saqueándolos, hasta que 3oo kagayanes, al mando del Maestre de Ctmpo don Juan Manato, cayendo de improviso sobre ello*, les ahuyentaron, haciéndoles retirar á llocos. El mismo día en que dejaron los zambales cr. Narbakan al Obispo y demás sacerdotes, cuando se reunieron á los presos los Párrocos que se hab''an refugiado en otros puntos y cst.ibuii ceIcbranJo li salida de los zúmbales, fué cuando recibieron la noticia de la nueva sub'cyación. Ku seguida el Párroco de Bakarra Fr. José Arias, corrió á su pueblo á ver de apagarla. Ucg6 el dia 2 de febrero, celebrò misa, predicó y procuró su objeto: pero viendo que no le escuchaban, estuvo recogido en la casa-parroquial Insta el dia 7. en que supo que se esperaban los kalanasas, y que peligrada su vida. bntonecs trató de huir: pero los indígenas, que le qucr'an, le disuadieron, pues caer-a en el camino en manos de los enemigos y estimaron mejor esconderle en la casa de un cantor de iglesia. Los amotinados supieron su paradero y hubo de csco.idcrsc en otra casa. También le descubrieron. Y seguo t i cnton.-e* Obispo de Nueva Segovia, señor Cúrdi na*, Maysanop le rayó la caUcz?, le ciñó con un paño y sin más vestidos que un ta- 120 ISABELO DE LOS REYES parrabo, fué paseado por las calles públicas y después le ataron á un palo, donde murió atravesado de lanzas. Otro dice que á pretexto de llevarle á Laoag, le llevaron en hamaca á un bosque y dentro de la misma, Je mataron con cinco lanzadas, habiendo sido el primero que le descargo don Cristobal Ambaguen, principal de Bangi, y dcspue's llevaron su cabeza á Jíagsanop que la estaba esperando en el rio Bakarra Un tercero asegura que fué simplemente degollado por Magsanop. Cual acostumbran los igorrotcs, Magsanop. y otros llevaron en triunfo la cabeza de la víctima y bebieron vino en ella como en estimable copa. Abandonaron su cadáver y solo fue enterrado á los diez dias. Se creía mártir y en el archivo del Obispado de Nueva Segovia debe encontrarse aún el expediente q u e para esto manda formar el Obispo señor Cárdenas. Manilo pasó á llocos con sus kagayoiies y por el Norte ataco á los amotinados. Y por el à u r llegaba el alférez Arqueros con un peloton de ilocanos, que pudo organizar. Kntonccs hubieron los sublevados de retirarse á los montes y allí sentaron sus reales, perfectamente defendidos por la i aturaleza. Pero al cabo de pocos dias y «-arias acometidas, los españoles lograron derrotarles con muchas hajai en ambas partes. Magsanop logró escaparse con algunos soldados y se convinieron en bandidos que molestaban con sus fechorías, especialmente la encomienda que le habían dado los españoles. Estos consiguieron' arrebatarle su mujer y sus HISTORIA TIR I LOCOS. T2I hijos y se quedo Magsanop en cl monte acompai ado solamente de un criado suyo. Bajando un dia á dicha hacienda, fué aprehendido por los parciales de los españoles y conducido á Bikarra donde había asesinado aì P. Arias, para sufrir allí al última pena; pero estando en la cárcel se degolH con un cuchillo. Cuando el general Eíteybar llegó á lìakarra, ya todo estaba apaciguado. Sin embargo, dispuso construir una fortaleza que dotó de ua destacamento de soldados, para impedir que se repínese el movimiento. Sin perder momento, el comisionado de la Audiencia, general Sebastian lt»yo Doria, el auditor do guerra, licenciado D. Juan de Rosales, y el escribano don Nicolás de Herrera, instruyeron sumariamente el oportuno expediente v de sus r é sultas fue arcabuceado por detrás en Viganel conde don Pedro Gutmpos, y cortada la mano con que arrebató el báculo del Obispo, se fijó en la casa UC habla ocupado este scfnr. Fueron ahorcados o» Tomás Ruaya, don Cristobal Ambaguen, don Pedro de la Pefn y otros doce. El P. Casimiro Díaz incluye al ex-rcv don Pedro Almasan: pero más arriba dice q u e huyendo á caballo, reventó y nutrió • rabiando. En PjngasinaT también fueron ahorcados doa Uclchor de Vera, don Jacinto Markasidg, don Francisco Palcadua, Domingo Hizon, que después resultò inocente y otros diez. Y fué arcabuceado el ex-rey don Andrvs M along. En Minila y Pampangí, fueron ejecutados otros jefes. Todos los autores confiesan que se excedió en el castigo. Por esto, tuvo muchos disgustos cl au- 3 122 UAHKI.O UK LO* RKVKS ditor y expurgó su mal proceder con algunos años de prixon. "En una historia impresa— csciibc el I*. Diaz— he visto hablar (el autor era español) de la rebelión de l'angasinan con mucho cuidado de disculparlos (ú los amotinados),, HI entonces decano de abogados de Manila demostró en un folleto los errores ó injusticias de! auditor. Creo que los efpnñoles debieron haber usado de denuncia con los amotinados, en razón u qn: les habían dado motivo con sus arbitrariedades y abusos, como confiesan todos los autores. Hasta el jefe de la' rebelión de I'ampnngn Manyago, á quien habían prometido titulo de .Maestre de Campo para calmarle, lue ejecutado, l'aitando los españoles á las seguridades que le habían ofrecido. A consecuencia de las penalidades y disgustos que había sufrido durante tas pajadas sublevaciones, muri«i en Manila el Obispo Sr. O r d e n a s á principios de mayo de l'jfíi. Kn 5 de julio del mismo fué nombrado Sargento mayor de Aringay, lîaua'n y AgÒo cl locano don Dionisio Mankdiii, por servicios prestados en las anteriores sublevaciones. XIV Preparatives de guerra.—Matanza chinos.—El general Salcedo. ili En l6l¡2se cri^ii'i en pueblo el de N.njíp.irtun, según Cavada. ü c orden del Gobierno Superior de KilipniJi se hicieron en mayo del mismo año grandes preparj- H I S T O R I A DE ILOCOS 123 tivos para rechazar, cuando llegasc, al pirata chino Kuesing l'ompoan Tchiny-TeUiiujcortj QCO.-ÌCWJ I, tenia varios nombres) que envió un embajador intimando !a rendicien de Filipinas. Kstc pirata era muy temible, puesto que habia logrado expulsar ;*t los holandeses de Formosa, y se. consideraba con fuerzas suficientes para proclamarse Emperador de China. Parece ser que se reproduje-on las matanzas de chinos en llocos y otras provincias ; para evitar que se uniesen & Kuesinj;. Concepción escribe pág. -18, tomo Vil, de su Historia: «Kia la dctcrminacíún primera, es verdad, quitar á iodos jos chinos la vida, porque no se uniesen con Kucsini;: tíespuvs (no dice luego) se moderó (de modo que ya empezó) perdonando ú ios que depusiesen las armas.> Y en la píi;. 118 añade hablando del mismo asunto: "No se borraba de la memoria de los chinos el h b c t l c s muerto >loa españoles) muchos de los repartidos en las provincias cu que se conscrvab¡n pacíficamente especialmente en Cagayan y llocos.» Se crefa que desembarcaría en llocos, <> en Kai;ayan, pasando por nqucila provincia Por eso, se reunieron y armaron en llocos p. lotoncs de indígenas, l'ero como se suponía que los Hocino* no serían suficientes para sostener formal batalla con el poderoso ejército de Kucsing, se dieron instrucciones de no atacarle, sino en emboscada» y guerrilla;, de ocultar las provisiones en los montes y bosques, excepto las necesarias p.irn d o s o tres meses. Los Iteligiosos de llocos enviaron ú ú A anua arroz para sus hermanos de hábito en caso de s-iiio. El Provincial de los PP. Ayustintanos encargó 124 I SAHELO DE LOS UEYES à los Párrocos (ministros) de su Orden, en Ilocos, decir después del Pater Noster una coleta con su oración ut in tempore belìi; descubrir una vez el Santísimo, obligar á todo el pueblo ú oir misa los sábados; después rezar la letanía; y por la tarde el Rosario, arengando a los naturalesa la guerra y pidiendo protecció» del'Ciclo. Pero el pirata murió en -¿'ó de julio de JIÍIÜ en medio de los grandes aprestos que hacía. Pero su sola amenaza causó grandes perjuicios al nais, puesto que fueron derribados todos los edificios de mampostera que había extramuros, lo que también empozóá hacerse en ('avite; y fueron abandona* das las plazas de Zamboanga y Tcrntte (Molucas). que habíamos conservado á costa de grandes sacrificios. En i(J(i3 pasó por llocos el electo Gobernador de Filipinas, don Diego Salcedo, viniendo de Kagayau donde había desembarcado. (1) (l) E>ie desdichado Gobcni'dor fue después victima dkj tin motín A" c-iy.i cabeza figuraba el entonce* Coiv.i-arío de la Inqui«ic¡ón, Salcedo, seriïn un auiot jesuíta, era de una actividad digna de los mayores • Ionios" y hasta Diaz, eronista agustiniano, i quien se pudiera creer pre*"edos cuntrit dicho Golœrnador, tiene par4 él frase» lisongeras. En.re otras m* joras, que introdujo, puso a»litleíos en la* provincias, donde los ncaircoi de madera, que habían molivauo las pisadas sulikvjcioncí, eran menos abrumad orci para los provincianos que en Cavile, adonde si- íes oMîjpbaà ¡r y trasport.tr madera*; fier])or su coriclcr enérgico di*pusló à la coloni» española: residí noia severam;nt«- à su antecesor D. Sabini n« Manrique de Lara; puso preso à Ü. Sebastian liny Doria, alcjlde ordinario del. Ayuntamiento qui fué des- HlSTiil'IA OK I L O C ' - S '25 XV Piratas. — Reducción de monteses.—E¿ obispo Poldetc.—MagsiñgaL— Celoso Misionero ilocano.—Obispo ilocano. Kn este y en pasados tiempos loa moros infestaban estos mares. «Seis meses—escribe el podre Concepción—corrieron sin resistencia las ¡¡-las, Hctindoío todo de horrores con sus repartidas csquíidros, duífios de la mar. pues i u encarnizado perseguidor; intimó orden de e x trañamiento à Marivcles al entonéis A n o b i s p o d e Manib, cl cual murió «le disgusto; retuvo l(,s estipendios al cabildo eclesiástico, por ' o que ette dejara it asistir at coro. Se quejaban ó al menos asi Io fin(ian sus cntmi[;f)5, d e q u e monopolizaba el comercio por medio de un fector suyo y de que u n pente suyo hacía najes a" Itatavia. Se formó u " complot, en que lifiur.ib-.iri ìo\ ni s visibles peisonajcsde Manila y se decidió prenderle, y COTO ]<s oidores temieran firmar MI p m i ò n , acudieron lo* dctconter.tos al Cf-mifí.rio de la Inquisición, el ngus* liao^ Patcrnina, d c n u n c h n d o A Salcedo por hereje. l'aitm'na accidió y ncftrnpafiado d e los descontentos y t u tente* ge presentaron en la noche d e l S d e Ocluí re i t 1668 en Palacio pretextando visitrrle, ^alcedo casi había previsto ésto en vista d e la m u l iiutl de sus fnemicos, dormía solo con lina vieja criada "> una a l c o l e llena d e .-.nnas, q u e cuidaba d e ccirar i£tf-. Mas los descontentos ganaron el partido d r la oií-1*. S a l ' c d o estala ya durmiendo y A Ta menor seíil, la criada abrió 1* puerta .4 los amotinados. Hstov tunaron y cortaron las ataduras d r l pabellón, que ca- 126 ÏSAtlELO DE I.OS REYES Kstos piratas se Uamnban en llocos Tirôngi \\, todos los años, eu las ¿pocas en que era posible navegar, infestaban todo el Arch miel jgo, y con más saña las islas del Sur. A llocos llegaban algunas kamkoux (cmbarcacionc») piráticas; asalta. b*n por sorpresa los barrios asentados cu lis playas, y cautivaban algunos descuidados que después convertían en esclavos, vendiéndolos h pcrmutíndolos con otros objetos. l*or esto al* unos de los cautivos lograban volver á Ilocoj « p u e s de muchos años y peripecias y para ser conocidos en estos casos por su familia se tatuaban los brazos como los igorrotcs. ¿De aqui había venido el taiwijc en la* tribus selvàtic.» ó inculta», entre los cuates el cautiverio v !i esclavitud se practicaban? Pero el tatuaje en Vin* y«is era signo de proeza. S yendo sobjc el medio dormido, le dejó envuelto i? iropedido á defenderle. Scdió prcs<» S ni ce lu, y los nmoiindus le pulieron un par de grillo* como sí fu-r»e un ciiiiiinol, hslimándyle al cerrarlos. Medio \v>l¡ lo c-.mi o-laba, le inciicron en una !iftmal;a y lajAndo'c i>or imi crcflle» privada y sacándole por tina pueita fali.t, va* cerraron m un convenio y dcspiic* le embarcar, n jaiJ M jico, ent mees colonia española. Los guardia» del Palacio le hubiera» dtfen lido si lio* bichen not-.do el cscusatro. Salcedo miliii dura ne la ira* veifa. Los inquisidora de Méjico desaprobaron y t-n* denaron la conducta del P. Patcrnma, salvando la liun» y buena fama de Salcedo. Y dicton indenti para i\n el P. Patcrnina, depuesto de su empleo, fuese cnMieado prcio à Méjico, como se hizo; piro mudó duramt ti viaje. (i) Este nombre proviene de un grupo de i*lt»a* de donde procedia ilo> involpirai:» y *c llamaba Tu. " Ï Ï ISTORIA UK I I.0C05 J2; I,a piratcn'.i mahometana in castigò con tanta crueldal á llocos, como ¿las demás provincias filipinas que están muí ni Sur. Fn IÍÍIK» )Ieg6 una Ite.il Cédula, en ln que se proponi-i al Agustino Recoleto H. l \ Fr. Francisco de Navarra para ocuparla sede vacante de Nueva Segovia: pero la renunció. E n e l mismo año el ngusthiiano P Kr. Benito de Meni, natural de Vig.tn. comcnzS ¿ catequizará los ap^avaos (tribus montañesas) de Adán y Vera que vivían en aquellos montes pertenecientes á Bakirra de donde distaban más de 2o léguas, scruti un autor, y que hasta entonces no lu litan saludado la luz de la civilización. El P . Mena llevo pocos acompañantes para no alarmarles y estableció su plaza de armas en Bangi, de donde distaban nqucl'as montañas cuatro leguas. Estos monteses eran vecinos de los caníbales Kalanasancs. "Practicaban supersticiones, ag eros y culto ú lai almas de sus antepasados, no como a diosts. sino como finitos ó dioses familiares de íegundo orden. Sus bagtanes (sacerdotes) naturalmente se oponían á los esfuerzos del P..Mena, diciendo que morirían los q u e se bautizasen. Los Keligio*os, al contrarío, demostraban que con solo el bautismo curaron a un leproso, y con hacer U señal de la cruz en la frente y pecho ú un niño muerto, este rcsucítS. Asegura cl P. Casi* miro Díaz en su códice que en vista de este último milagro, se bautizaron de una vez 5oi apnyavos, incluso su jefe. El Ayudante del P. Mena, Fr. Francisco Mu- I?S l«W:Kl,-. h* i..- RKVK* ño¿, admiraba I» facilidad con que los opayaoi aprendían las oraciones En Ifititï, cl general Salcedo envió á los montes de llocos una espediciín militar al mundo del almirante don Pedro Duran de Monforte, Calm superior ú teniente de Capitan general, acompañado de oticialcs españoles, muchos soldados indígenas y misioneros agostiniano*. Su objeto era reducir á lus tribus monteses y descubrir las famosas minas._ Partiendo de llocos llegaron a la rínchcili de Kayang. donde había unas i5o casas de materiales ligeros, y ú LaMng, de menos casat. Se establecieron c-n el primer punto y construyeron um estacada con terraplén, y una iglesia de cañas. Los igorrotCB huían atemorizados al principio: pero después volvieron y pacíficamente fueron atrayéndose. Dieron obediencia Ins rancherías de Kayang, Lohing, Mas'a, Numadcr, Ankiling, lialugani;, Mnguimcy, Tadinn, Balokok, Kaagilin. Otokan, Bila, Kngubatan, Guindahan, lían-ao. Pingar, Pandnyan, Naligua, Singa, B-mo, Payao, Agaya, Lobo, Mad?gucnt íialikucy, Jíilognn, Baliknon, Blnkan, Pangpannuil, Gambang, Mogo, Leodan, Dugungan Sayot, Kalilimban, Sanap, Saba* ogan» Alap y el valle de Loo, con nueve rancherías. Pagaron tributo y vasallaje Pcligsan. ' Tanon Muynit, Guinaan, Amtadao, Mn'ibucn, Bukog, Ha* Tígnono Balían. Malibkon, Dingle, D.italan. Agava, Tolabao y otras rancheríaa desde Koyang liast¿i columbrar los montes de Kagayan. Los misioneros bautizaron ú muchos niños \ viejos moribundos. Iban en la expedición mineros con sus ínstru- H I S T O R I A DE ILOCO* 12g m c n t o j y á la altuta de i7 erados hallaron «muchas minas, de las cuales sacaban oro muy subido: pero nx> pudieron nuestros mineros lograr alguno en muchos ensayos que hicieron, porque todo se les iba... en humol» como escribe un autor, que, sin embargo, sostiene que habla minas. En efecto. es indudable su existencia en los montea de ¡gorrotes, por otros informes que he adquirido. Continuó la reducción hasta lfiüS. En este año, como no satisfacían los resultados de la expedición, el Gobernador Salcedo dispuso su reti* rada y en su lugor mandó construir otro fuerte Je estacas en un sitio llamado Ororí en las alturas de la ranchería de Paniabangan y Karranylan, frontera de los igorrotcs, ¡talones y albakacs, donde hablan de establecerse misiones de frailes Agustinianos. Y para su defensa destinó un destacamento de soldaJos. En el mismo afio t668, el celoso P . llena erigió en pueblo las rancherías de Vera, Adán y Bangbangló; fundó Jg'esia en Adán, bajo la advocación de Santa Catalina, virgen y mártir; y sirvió aquel ministerio, y después se agregó este pueblo á Bangi. En 1669, el sucesor de Salcedo, don Manuel de Leon, dispuso abandonar el campamento en el pals de los igorrotcs, por ser difícil llevarle socorro, malsano el clima, y los soldados no prestaban ningún servicio, puesto que allí estaban «si solos. Los igorrotcs huían ya, después, de ellos. Las pocas rancherías que seguían en la obediencia y no hab'an apostatado, se agregaron 6 los vecinos pueblos de Narbakan, Bauang, Baíígar y i algun pueblo de Pangasinan. 9 130 ISABELO DE LOS REYES En l.o de julio de i671 fué nombrado Obispo de Nueva Segovia cl señor don José Milton de Poblete, y era sobrino del Arzobispo don Miguel del mismo apellido, con quien vino á estas islas, Pero antes de tomar posesión de aquella diócesis, murió. En 3i de febrero de i675 se expidió una Real Cèdula, scuoiando a la Catedral de Nueva Secovia pfs. 138, 2 reales j dos cuartos, para cera, v:no y aceite. En 1676 se erigió en pueblo cl de Maçsiíigal. En el mismo año murió el Religioso ilocano Fr. Benito de llena Salazar. Había profesado ca el Convento de los PP. Águstimanos, en Jíanila, ta i656; es el misionero de los apayaos de que hablamos anteriormente; ministro de Bakarra en 1666 y 671; de Sinait y Kandon en i6(i9 y 71. Según el P. Cano, crat misionero rniuy celoso, Religioso de mucha virtud y se cuentan de il hechos milagrosos * En este tiempo se mandó por primera vez ordenar Sacerdotes indígenas por informes de un Obispo francés que habla estado aqui. Parece ÍÍC que no se dio cumplimiento ú dicha orden, que fué enèrgicamente rechazada por los espalóles di aquí y un cronista fraile la combate en su obn por desacertada. Fue nombrado Obispo de Nueva Segovia í Iltmo- y Emo. Sr. Maestro D. Lucas Arquero de Robles y tomó poocsión en 6 de noviembr de i677. Era hijo del alférez Arqueros que i distinguió en la invasión de los zambalcs, y m ció en Vigan, llocos Sur. HISTORIA IH: ÌLOCOS 131 El ObÍBpo señor Arqueros fijó su residencia en Vigan; y había sido colegial de la Universidad de Sto. Tomás; desde muy joven se distinguió por su talento, saber y piedad, por lo que se !c confiaron, honrosos cargos, y era aún bastante ¡oven, cuando mereció la mitra de Nueva Segovia- En la Universidad de Sto. Tomas se conserva su retrato. Murió en í) de agosto del año siguiente. El Arzobispo de ¿[añila Fr. Felipe Pardo nombró Gobernador eclesiástico de la sede vacante al bachiller Pbro. D. Sebastian, hermano del difunto Obispo, también natural de Vican, c hizo voluntariamente y por caridad muclias conversiones en Abra, curato de seculares que hacía mucho tiempo estaba vacante, porque nadie lo pretendía por ser muy pobre y de clima malsano. En ésto el Sr. Arzobispo, como Prelado interino de Nueva Segovia, tuvo malas noticias del entonces C. Párroco de Vigan, el Licenciado D. Diego de Espinosa Maraflon y comisionó á Arqueros para visitarle El C Párroco se opuso i la visita "por las causas que tendría," según el P. Díaz, y en connivencia con el, el Alcalde mayor de llocos, su amigo, hizo una sumaria de tos inconvenientes que se seguían de la estancia del Sr. Arqueros en Vigan con p r e t e x t o ' d e administrar los sacramentos en Banged, y la remitía à la Audiencia. Esta despachó R. Provisión mandando al Gobernador eclesiástico presentase otro Sacerdote que sirviese el curato de lìaiìgcd y que él fuese ú morar á la sede episcopal que era Lal-lok ÍKagayan). Arqueros contesto que estaba en Vigan por orden del señor A'zobispo, y partió á Manila á pedir instrucción 132 ISABELO DE LOS RF.YF.S i't este, habiendo impedido á Maraiion ir á la misma hasta que se acabase la proyectada visita. Harañon apeló de esle auto, recusándole por juez, y sin licencia, siguió á Manila, y ante el Sr. Arzobispo se quejó del impedimento que le hizo el Gobernador eclesiástico. El Arzobispo mandó ú Arqueros presentase su orden de administrar el curato de Baíiged. La Audiencia despachó R. Provisión at Arzobispo para que mandase á Arqueros á Lal-lok una vez practicadas las. diligencias que le había encardado. El Arzobispo dio cumplimiento, mandando á Arqueros fuese ¿ llocos u hacer la visita dentro de ocho días bajo excomunión: y como había tardado Arqueros, la Audiencia despa.-hó la 2.a U. Provisión, á la que contestó ct Arzobispo con testimonio de lo que había maudado á Arquen», Vista la queja de ilarañon, el Arzobispo ordenó que Arqueros explicase el motivo de su negativa. El Gobernador eclesiástico lo hizo muy ú satisfacción del Prelado, y presentò los expedientes formados por él contra Mnranon sobre quejas de muchos indios. El Arzobispo, en su vista, mandó prender á líaraüon y con motivo de haber presentado á> la Audiencia, una queja indecorosa i la dignidad cclcsi*stica contra Arqueros, mandó también el Prelado á su Fiscal pidiese un tonto de culpa & la Audiencia, como lo hizo dos veces, sin que le contestase la Audiencia, y á la tercera petición este Tribunal despachó R. Provisión al Arzobispo para q u e castigase à su Fiscal. EL Prelado contestó haciendo presente los irregulares procedimientos que habla seguido la Audiencia y que su Fiscal no merecía castigo, porque no hizo más que cumplir órdenes suyas HISTORIA DE ILOCOS. 133 Para acabar de exasperar à los Oidores, el dominico Fr. Juan de Villalba en un sermon que predico en cì dia de la Epifania, en 1682, en presencia de todas las autoridades, dijo muchas verdades sobre vicios públicos, y entre otras cosas, dirigiéndose al Arzobispo, exclamó: <No se le de nada á V. S. I. de temporalidades; mire á ¿tos.» Al decir esto, la Audiencia que estaba presente, mandò decir al Arzobispo hiciese bajar al Predicador: i'i lo que se negò cl Arzobispo, porque decía que hacU su oficio, y así terminó su sermon; pero después la Audiencia, que entonces tenia más amplias facultades que ahora, desterro ¡1 Katbalogan al P. Vi'llalba. En esto recurrió à la Audiencia el Cabildo eclesiástico en masa en queja contra las arbitrariedades del Arzobispo, aconsejadas, según ellos, por su director Fr. Raimundo Vcrart, y pedían se le apartase del prelado Averiguado que en efecto debia de ser el padre Vcrart quien imprimía el carácter belicoso, de que antes de su llegada, carecía el Arzobispo, la Audiencia encargó que el V. Vcrart fuese á Us misiones. Se opusieron el Arzobispo y su Provincial, por lo cual se trató de prender extrajudicialmcntc al P. Vcrart y para ello apostaron muchos dias soldados cerca de la morada del Arzobispo: peto no lo consiguieron, aunque muchas veces pasó disfrazado. Más tarde, hubo el Provincial de mandarle à Zambalcs. Veremos más adelante el desenlace de estas y otras escandalosas competencia*. 134 IsAliELO DE LOS KEYES XVI El Obispo Pizarro.'—Naufragio y piratas. —Calamidades públicas'—Cuadros cronológicos de gobernadora!los.—Escritores en ilocano.—Fin del siglo xvi i. En este tiempo se encareció por Ileal Cèdula A los ministros, la cnseíianza del castellano, prohibiendo el uso cíe los dialectos filipinos y ya van m i s de dos siglos sin q u e haya surtido casi ningún efecto aquella U. Cèdula. Ka enero de iG79, el Gobernador general don Juan Vargas castigò ú los zambalcs de Playa-Honda, que infestaban con sus correrlas los caminoi y pueblos de llocos y Pangasinan, y por su orden, el Alcalde mayor de esta última provincia dio una batida contra los monteses de Zambaleí y Pangasinan. El Obispo señor Arqueros había llevado ú llocos al dominico P. Fr. José Polanco para su confesor, y cuando murió el Prelado, pas5 aquel al Abra, en HÍ7Ü, para catequizar A aquellos montajes que ya pagaban tributo al Estado. Aún no cntcnilli el idioma de los inficici, pero en breve tiempo lo aprendió, y babienJo cst-iJo tres meses solamente en aquellos bosques, convirtió y redujo á la fe con sus sermones, todos aquí' lio* ptteblij*, (escribe el P. Salazar en el tomo III de '3 lïtSTOKM UT. Il-nCf'S 1^5 I [it torta tie ìa provincia del Cantiamo liasario): les enseñó la doctrina cristiana, y escribió en su dialecto muchas oraciones y versos dedicados à la Virgen y à Santa Rosa de ¡íanta María, à. cuya tutela consagró esta misión. Todo ci dia se ocupaba en ía enseñanza, instrucción y catcquizamiento de los infieles, y por la noche solía dormir en et suelo. Víctima dC las bruscas variaciones del clima, falleció en Abra en el mismo año. «Es increíble— (termina el citado cronista—el fruto que en tan >poco tiempo hizo en ella este Padre, no solo (reduciendo gentiles ú la fe de Cristo, sino reforj a n d o sus birbaras costumbres.» Kn I4 de marzo de l<i8o se expidió una Iíeal cédula, por la cual se destinaban al colegio de Santa Isabel las rentas de una encomienda de) pueblo de Taguditi, que ascendían á más de <>oo pesos nî año. Y por Heal cédula de 1Ì.S de mayo del mismo itïo, se fijó el sueldo del Obispo de Nueva Segovia en pfs 4.000. Kn i 3 de Diciembre de HWt fué presentado para el Obispado de Nueva Segovia el Dr. don Francisco Pizarro de Orella na. Había sido muchos año* Provisor, Arcediano y Comisario de la santa Cruzada y natural de Manila. Kite Prelado filipino era «muy docto y muy amado de todos por su grjnde ápacíbilídaii y angelical mansedumbre,— como escribe Vr. Casimiro Dias:—"de suprema virtud y la fama de ella le había negociado esta dignidad. Murió repentinamente pocos meses de su posesión. Kite Prelado, al encanarse de la diócesis, re- I36 ISABKLO DE LOS RlïYES currió û la Audiencia en queja contra cl Arzobispo Pardo, porque aî conferirle la facultad de gobernar aquella diòcesis, se reservó conocer en la causa de Espinosa Marafion, de que hablamos anteriormente, á pesar de pertenecer ú su jurisdicción, por lo cual pedia Reat Provision para que cl Arzobispo le remitiese las causas formadas contra dicho P Í T O C O . El Arzobispo contestó qae las causas se referían á delitos cometidos en el territorio del Arzobispado. Sin embargo. Ja Audiencia^no reconocía las razones del Arzobispo y se despachó hasta la cuarta Provisión hasta q u e òste hubo de entregar la persona de Espinosa Marañon, y sin dar parte al Arzobispo, le enviaron á su curato de Vígan. Este Espinosa Jlarañon era tan pendenciero como Fr. Verart, y fué, como dice un testigo ocular, «la levadura que corrompió c hinchó toda la masa de estas competencias que dieron por resultado el extrañamiento del Arzobispo .Sr. Pardo, que ocurrió de esta manera: En vista de las obstinadas desobediencias de este señor á la Audiencia, esta decretó su extrañamiento, que á pesar suyo hubo de aprobar el Gobernador general del Archipiélago. A eso de las dos de la madrugada del 3i de Marzo de ltî&ï llegaron los Oidores y fuerza armada al hospit-fl de San Gabriel, donde vivia cl Prelado, cercaron las casas y arrimaron escaleras á las ventanas. Se asomó un dominico y ro£Ò esperasen que se abrieran las puertas, no sin echarles en cara el desacato. El Oidor ürimaldos le contestó: «Vayase de ahí, Padre, no nos predique, vayase .y abra la puerta.» Como tardaban en abrirla, mandaron quemar las ventanas y una vez destrozadas. HISTORIA DE ILOCOS 137 entraron dos soldados y con dos hachas encendidas bajaron d obrir U puerta, y como no aparecían las llaves, hubieron de forzar los cerrojos. F renqueadas o, entraron todos, menos el Oidor Calderón y el Jsestrc de Campo Bobadilla. Kl Arzobispo les recibió con serenidad y una vez leída la Provisión de su extrañamiento, contestó que voluntariamente no p o d a abandonar la Iglesia que le había encomendado ol Papa. Entonces el Oidor Grimaldo* mandó á varios soldados que le cargasen en la SÍIIÍI en que estaba sentado el Arzobispo y le llevaron al barco que citaba preparado. Preguntado el Prelado que querría llevar, contestó que si ti.»jara iv su voluntad, sabría lo que debía llevar: pero en este caso que le embarcaban por fuerza, deberían saber ellos lo que se neccsiiaba, y solo pidió el breviario, un Pontifical y lo preciso para decir misa, que se los dieron: pero registraron hasta la Mitra por si llevaba ocultos algunos papeles. El buque se dirigía ú. Itingayen, cabecera de PdrtgaMnan, y allí estuvo cstranado un año y medio. En el mismo dia fueron encerrados en l\ fuerza de Santiago dos clérigos protegidos del Arzobispo por desacato; se encargó á los guardias de las puertas de la ciudad no dejasen entrar ni salir sacerdotes; fue preso c incomunicado en casa durante siete días el Provisor Gonzalez de Gu/.man; se pulieron guardias para las campanas de l.i Catedral, paca que no tocasen á entredicho y rondaron á las puertas, pnra que no. se lijasen cédulas de excomunión: la Audiencia mandó al Cabildo publicase en Sede Vacante, nombrándole Gobernador, v que no admitiese despacho alguno del Arzobispo sobre nombramiento de Gobernador eclesiástico El Cabildo obedeció y en su vista Î 138 ISADELO DE LOS REYES rechazó al Ohispo de Troya que fué nombrada Gobernador por el Arzobispo, y se le prohibió entrar en Slanila. El Cabildo nombro Provisor ni Dean, lo que fué celebrado con repique de campanas ú las once y cuarto, hora^ desusada. Habiendo sabido el Dean ò nuevo Provisor que el depuesto se dirigió al convento de Sto. Domingo, el Dean le siguió acompañado de muchos soldados, mandó cercar el con» vento y la igtcsia, y^ escalando el primero, subieron diez soldados á* la torre para impedir que tocasen las campanas y como el dia siguiente tocó un esquilón pequeño llamando á Misa, los soldados impidieron al público entrar en la iglesia, Al fin se entregó el depuesto provisor al Dean y fué incomunicado otra vez en su casa, y se levantó el cerco. Fué preso también otro sacerdote parcial del Obispo de Troya. Fué sitiado asimismo el hospital de S. Gabriel, prohibiendo la entrada y salida; después de once dias se permitió: pero se registraban las personas al salir. Fueron embargadas las causas que tenia cl depue^o Provisor, y todos los bienes del Arzobispo, entre cuyos papeles se encontraron algunas cartas de los Obispos francesss de Siam, «y acriminaron esto mucho, diziendo que tenía tratos con los enemigos de la Corona>. Se mandó absolver íi los excomulgados por el Arzobispo, entre ellos un oidor y Manuel Orfatan, que había dado ura estocada al depuesto Provisor intentando matarle, porque su esposa pidió en su tribunal divorcio. Como los hermanos de hùbito del Arzobispo propalaban la noticia de ser instruso el Dean, fueron desterrados el Provincial, el Vicario provincial, dos cat;dráticos de Teología y lo mismo hubiesen hecho con el Rector de la HISTORIA DE ILOCOS Universidad de Sto. Tomas y cl P. Vcrart, si hubieran descubierto donde se habían escondido. Todo esto fue llevado d cabo con aparato de armas. Habiendo sido llevado en sillas los dcste"liabicndo sucedido en el Gobierno de Filipinas n Miguel de Curucelaegui, procuró las paces y cmnezó por sacar al Arzobispo de su destierro. Pero Lenas fué restituido este Prelado, suspendió al I)e»n y Cabildo de decir misa y administrar en el altar y coro, y excomulgo al Ex-Gobernador general Vargas, á los Oidores y demás autoridades y mili, tares que tomaron parte en su extrañamiento. Los militaros hicieron presente que obraron por obediencia y fueron absueltos facilmente: los Oidores n o buscaron la absolución; pero el Gobernador intercedió y fueron también perdonados. Después absolvió también al Cabildo, pero con penitencia pública. El Arzobispo anulo todos los matrimonios celebrados durnntesu ausencia; pero hubo de desistir por muchas protestas en contra. Disgustados tos oidores Diego de Viga, y Pedro Bolivar y el general Juan de Zalaeta del Gobernador CuruceFaegui, conspiraron^ para deponerle; pero descubierta la conspiración antes ue tiempo, fueron desterrados á Kagayan, y murió en llocos, de vuelta, Bolivar. El arzobispo á su regreso mandó desenterrar del lugar sagrado varios cadáveres de sus enemigos, entre otros el de Diego de Viga, eministro muy recto y sumamente desinteresado», según el P. Diaz, Y degradó al Maestro D._ Gerónimo de Hcirera. Para relevar al obispo Pizarro, nombró el Cabildo de Manila Gobernador de aquella diòce- 140 ISABBLO DE LOS REVES cesis i D. Diego de las Navas, de la Compañía de Jesús, «hombre de recio natural que fué uno de los cargos que después hizo el Arzobispo Pardo al Cabildo.» En iG8¡, yendo el ministro de Bauang Fr. José Polanco i Manila en un champan, se hizo este pedazos y murió ahogado con iG personas. En itíSS, unos 40 ó 5o piratas ingleses infestaron las costas ilocanas, abordando ú varías embarcaciones 7 consiguieron cautivar algunos naturales de llocos y Zambalcs. Con los cautivos sumaron Co, y Juntos entraron en las islas Babuyanes, quemando el pueblo, robando y maltratando á los religiosos dominicos. El Gobierno Superior de Filipinas envió una escuadrilla al mando del general Tomás de Endaya para perseguirles: pero no encontró á los piratas, aunque llego nasta Vi'gan, donde estaba su encomienda. ** Cuando volvió el Arzobispo de su destierro, envió al Obispo de Troya I>. Fr. Gine's de Barricntos á Nueva Segovia con título de Gobernador ecteshstico y confirmó ú muchos, pues no había habido Obispo consagrado que suministrase este sacramento desde el Sr. D. Fr. Rodrigí Cárdcnas-pucs el P. Pizarro estuvo enfermiso. ICI Obispo de Troya excomulgó á los Alcaldes mayores de Jíocos, Kíigayan y Poigasínan, prohibiéndoles con sobradísima razón y justicia comerciar (1) co dichas provincias, como habían jurado al recibir el HISTORIA DE ILOCOS. mando en la Audiencia. La excomunión no se levantó, á pesar de haberse interpuesto querella contra dicho Prelado en la Audiencia, y los Alcaldes siguieron comerciando «sin escrúpulo "alguno > Después de terminadas las comisiones encomendadas al Sr, Barricntos, renunció al Obispado de Nueva Segovia, y fue enviado ú sustituirle el Dr. Nicolás de la Vega Caballero, Párroco de Cavité. En HÌ85 una epidemia de viruelas causó gran mortandl·ld en párvulos y adultos. Continuas lluvias causaron en itíSü la pérdida de la cosecha y de las salinas, y llegó a valer la faneca de sal pis. 12, que en tiempos normales vaha z reales. En i687j nubes de langostas talaron los sembrados deíando pelados los árboles. En 1688 hubo terrible epidemìa de catarro, muriendo muchos niños y viejos, y se vieron desiertas las calles. En 169o fué erigido en pueblo Namakpakan. En i6o3 murió el ministro de Tagudin Fray Jacinto Guerrero, que habla escrito en ilocano cuatro tomos de Sermones morales y tradujo otro tomo que se publicó en I755. Parece ser que en i6g3.se dispuso llevar cuadros crono'ògìcosde gobernadorcillos. Desde este año arranca la lista de los del gremio de naturales de Vigan. El de mestizos fue de creación (i,) Mis adelante veri mos los inconvenientes que tenia la facultad de comerciar que se concedió à los Alcaldes mayor» s. 1^2 ISABELO DE LOS REYES posterior. Kl primer pedáneo que figura ca di¿j,a lista, es don Sebastian Quesada; pero m quiere decir que este fuese el primer gobernadorcilio de Vigan, puesto que la institución de (Jo. tenedorcillos es anterior a ¿ste muchos niios, como ya hemos visto; y co la suhlcvacion de Bakarra, uno de los motores fue el pedáneo de Laoflg. Los gobernadorcülos se relevaban todos los años y eran nombrados por los Alcaldes mayores, los cuales tenían en su poder títulos en blanco, firmados por el Gobernador general, que después llenaban En i6p5 murió en Bantay cl que habla sido párroco de llocos, el ogustiniauo fray Alonso Cortos, dejando inéditos tres tomos de Sermonea ¡notales y otros de Panegíricos en ilocano. Y también murió en el raiemo pueblo, en diciembre de i6<>8, el agustino Fr. Guillermo Sebastian, autor del ¿V CUÍÏO cristiano cnilocano, impreso en I721, y otro tomo en folio. Había sido ministro de Agoo y Bantay. Y con esto termina el siglo XVII, durante el cual fueron erigidos seis ó siete pueblos; tres veces se envió expedición militar al pals de ¡gorro* tes sin fruto alguno, habiéndose también intentado unir i llocos con Kagayan por medio de un camino que cruzase la extensa Igorrotia del Abra. Se sintieron calamidades públicas en tres ò más ¿pocas, habiéndose visto castigada la comarca, aunque no muy cruelmente, con hambre, enfermedades epidémicos, langostasy horrorosos tcm* blorcs que sepultaron montes y rancherías de in- HISTORIA DE ILOCOS. '43 fieles. Pero ln invasión zambaleña aunque no duró más que un aüo, fué la mayor calamidad que sufrió la comarca en su población, caserío y riquezas. Los Ministros (Párrocos) Regulares y Seculares cumplieron con sus deberes apostólicos, dotando i los pueblos de buenos tomplos, nlgunos suntuosos, comprendiendo que el esplendor del culto atrae creyentes y afirma la fe Y algunos Religiosos intentaron c hicieron algunas conversiones en diversas partes de la Igorrotia. como los celosos misioneros ilocanos Mena y Arqueros, que cogieron buenos frutos en su apostolado. Comparado este siglo entero con los 28 años anteriores, denota notable atraso, pues que durante 28 años fueron fundados 18 pueblos, y en un siglo 7 6 6 que es lo más probable. No se me objete que no era lo mismo fundar pueblos de ilocanos que pueblos monteses, porque existen varias razones que dirimirían tal objeción, entre otras la de que existían aún muchas agrupaciones ó barrios ilocanos, que en este siglo no se fundaron en pueblos. Las calamidades públicas que castigaron ú llocos, bien estudiadas, no pudieron ó no debieron influir mucho en este atraso. Existían otra:, varias causas, y entre otras era acaso la desidia ó falta de los encomenderos ó de autoridades locales que no se ocupasen mis que en reunir las muchas agrupaciones de ilocanos y rancherías de igorrotes y tinguianes atrayéndoles con trato patcrnalj ensenándolos conocimientos que vigorizasen su inteligencia y enseñasen su dignidad, vistiendo á los desnudos, como más tarde intentara el inteligente cx-Gobcrnador de Abra señor Pcñarrubia, de muy grato memoria, y estimulándoles ú tra- 144 I s. Anm.o nr. i.os REYES bajar y à dcstcrrarou natural desidia, aumentando indirectamente sus necesidades. T,os Religiosos hicieron buenos cristianos. Los buenos Fnçomcndcros les hubieran hecho además, buenos ciudadanos, ilustrados y conocedores de su dignidad de hombres. El fracaso de Ja reducción de igorrptcs obedeció à la falta de constancia y à la falsa creencia de que con las armas se podían amansar aquellos h u raños y desconfiados monteses. Si en vez de aparatosas y costosas espcdjciones militares, hubiera c l gobierno enviado misioneros, pero exigiendo à estos el cumplimiento de ciertas condiciones, para asegurarse contra su falta de celo, csros habrían hecho avanzar por todas partes la civilización en tos montes d¿ la Igorrotia y acaso ahora no habría monteses. No debemos "olvidar los frutos del celo de loa citados misioneros filipinos, especialmente cuando hacen falra frailes q u e vayan à catequizar à los monteses Vamos à terminar esta centúria presentando cl estado de llocos por aquel entonces. Hablando de lo mismo, en lo q u e se refería á mediados dei siglo XVII en el capitulo XI, tratamos de las producciones, industria y objetos de comercio de esta provincia. P.ucs bien, aquí repetimos lo que allí queda consignado, es decir, que no hubo notable adelanto y solo añadiremos que en este tiempo todavía se sacaba oro en llocos; pero no llegaba ya a la vigésima parte de la cantidad q u e antiguamente se extraía. Un patache del Estado hacia dos viajes al año •\ esta provincia, para surtir de arroz á Minila. El tributo habíase aumentado, ¡lagindo un matrimonio - pesos y medio, además de la asisten HISTORIA n* Ti,'or?. 145 cia á los Alcaldes y corte de maderas para las naos, esto es, el servicio personal. Según un autor de aquel siglo, Lrioag tenia mucha y muy buena gente, huenos cristianos v pacíficos, (no dice nunca ilustrados)! más de mil tributos y los más debajo de unn campana. Su iglesia y casa parroquial eran de las más hermosas y suntuosas de estas Islas, y las mejores de llocos. Baták era un gran pueblo, de muy buena gente, 3paciblc y buenos^ cristianos. Narbakan se hollaba en análogas condiciones, numerosa y buena población, enfermiza por sus agu:is infecciosas Bnnt¡ty. otro de los mayores pueblos de llocos, escalo de maderas, pero rico en lo dcrmK Tenía muy buena Iglesia y convento de manipostería ú proposito para esta provincia expuesta á incendias. Se veneraba en su templo una imagen de la Virqen de la Caridad, ú quien se atribuyen muchos milagros, y era, como ahora, obícto de la férvida devoción de los ilocanos. Bakarra, de clima sano, algo frió; ernn muy buenos cristianos sus vecinos, pero, dicese, más desdeñosos que los d e más ilocanos, lo cual ntríbuye el citado autor á influencias de Kagayan, de que participaban, y cuyos naturales eran más belicosos. Era Kandon pueblo de muy buena gente y laboriosa, especialmente las mujeres que eran hábiles tejedoras; Sinait, pueblo de escasa, pero muy buena gente; temple seco y alegre: sa tcmp'o se había quemado varias veces y así no se le pudo conservar con el lujo de los demás. Panta^ Cruz, de vecinos muy buenos y devotos. Ding'ás. pueblo antiguo y grande, de gente muy buena y cristiana, hacendosa y servicial muy abundante en arroz, frutas y algodón. En este pueblo se tejían • .ÍÓ ISAlîKU) UK l.«'S KEYr.N sobrecamas, paños de manos ó toallas y otros cor» tes para vestidos, que se vendían á buen precio en ¿añila- Habla tenido al principio muy bueñas iglesia y casa parroquial* pero ce quemaron Con gran parte del caserío del pueblo, y despuis se construyeron, otras más modestas. Agoo era pueblo pequeño, de pocos tributos y poco arroz. Sus naturales rescataban oro y cera de los monteses y tejían vestidos de algodón. En varias ocasiones se habían quemado pueblo, iglesia y casa parroquial. Tenían á fines del siglo AVII templo y convento regulares. Los demás pueblos se hallaban en parecidas circunstancias Tal era el estado de la provincia á la entrada del siglo XVIII, que veremos en los sucesivos capítulos. XVII Siglo X V I I I Nuevos pueblos.—El Obispo Gorospe y sus rozamientos.—Estanco del vino.— Reducción de igqrrotes.— Éuevo Prelado.—Sublevación.—Reducción de igorrotes.—Preparativos de guerra.—Los Obispos Herrera y Arrechedera.— Visitador de llocos.—Granizo. Medio siglo abarca este cap'tulo. Sublevaciones, piraterías, expediciones militares y otros graves HISTORIA DE ILOCOS 147 acontecimientos, en otros puntos del Archipiélago, hicieron que los días de líocos en esta época je deslizasen, al parecer, en silencio solo interrumpido con la creación de nuevos pueblos. Más valdría as*. En 1700 fue erigido el pueblo de Bañgar. El Iltmo. y Rmo. Sr. Maestro 1». Fr. Diego de Gorospe Irata, del Orden de Predicadores, tomó posesión, en la Iglesia de Vigan, de la diócesis dp. Nueva Segovia en í> de febrero de i7o8. Era natural de la Puebla de los Angeles, Méjico; muy docto y orador afamado. El Papa Clemente XI habh declarado en un Breve que à los Obispos d<* Filipinas competió el derecho de visitar m Ofitio Ofiliandoá los Ministros (párrocos) Regulares, y que podían excomulgailes en caso de resistencia. Sin embargo, cuando el Obispo Sr. Gorospe intentó cumplimentar ci Breve dementino, se opusieron ios Ministros amenazando con renunciar sus curatos, si el Prelado se empeñaba. El Sr. Gorospe insistió en cumplimentar el Breve del Papa y empezó su visita por sus hermanos de hábito en Pangasinan, aver si por esta consideración obedeciesen y su ejemplo fuese imitado por los Religiosos de las demás provincias; pero sus mismos hermanos de hábito se resistieron eficazmente, y el Obispo hubo de declararles excomulgados. Y estos no hicieron caso de estas censuras eclesiásticas, considerándolas nulas La Audiencia despachó Real Provisión, suspendiendo la ejecución del Breve Pontificio. El Alcalde de Pan- 1^8 TRARRLO DR LOS REYES gasinan en la notificación de la Real Provision cometió con el Obispo irreverencias, de que se quejó el Prelado ante la Audiencia, pero sin otro resultado qnc la suspensión de lo vìsita diocesana. También el Sr. Gorospe intentó visitar a loi ministros Agustinianos de llocos y halló en ellos ¡gual resistencia. En 17I2 se estancaron el vino, aguardiente v licores. En .cuanto il esta renta, se consideró llocos como Administración de segunda clase después de 1787, poco mus ò menos. —En I7i3fuó erigido en pueblo la visita de Santa, eliminándose del pueblo de Bantay, á que pertenecía; pero esto fue en 1576 según los Mapas de IOJ Agustinos de 1 S31 y 43, y supongo que lo confunden con Santa Catalina de Baba el antiguo Tutey. Esta última fecha es imposible, porque las primeras parroquias servidas por los Agustinos datan de 1081Í. Es de advertir que Santa se llamaba Santa C\i talina antes, como ahora, y parecía ser visita dBantay, en i591, según el P. San Agustín. —Badok fue :rigido en 1714 en-pueblo. En 2o de mayo de 17i5 falleció en Mañgal dan, Panga sinnn, el Obispo señor Gorospe y 'co su muerte solamente cesaron los rozamientos los disgustos que aquellos le habían causado. —En 16 de mayo de 17J 6 se expidió una Reí Cèdula, recomendando la pacificación de los Íg( rrotes y el descubrimiento de las minas de or del territorio de llocos. . Durante su gobierno, facilito el transito por tu HISTORIA DE 1LOC>S 149 fra á K^gayan, el Gobernador general don Fer» oando Manuel de Buslamantc, cjuc tomó posesión en 17X7, yt murió asesinado, victima de una vergonzosa conspiración, en 19 de octubre d e 171Í». (1) Para sustituir al difunto Sr. Gorospe, tomó p o sesión de la Diòcesis de Nueva Segovia, en 11 de agosto de 17iS, el Obispo don Fr. Pedro de Mejorada. Este señor hibía sido Provincial de los J?J?. Dominicos y lo era actuaímente cuando los rozamientos con su hermano de hábito el sefior Gorospe. —En octubre del mismo nfio 1718 se sublevaron los de Kagayau, y para apaciguarla, el Gobcrna(i) Este Gobernador penerai, se enageno las vulun* tailes, porque reptimía con eneróla los abusos; por lo denàs hasta sus enemigos reconocen en él excelentes cualidades como Gjbírnador. A consecuencia tic haber excomulgado el Arzobispo al Oidor Tor/vdba, Tínico que le apoyaba, mandó encerrar en la fut m tic Santiago al Arzobispo, à los Piovincialcs tie las òfdenes Religi.sas, el Cabildo, un jesuíta y los Oidores de la Au «encía, •que conspiraban contra él. lié aquí algunas líneas del Religioso recoleto Concepción, que encontramos en la pa¿. 296, .tomo IX: "Salen (en 19 de Octubre de 1719) formados, en comunidades, los Religiosos de San Francisco, de Santo Domingo, de San Agustín, Cabidos, y Descalzos, llevando en l*s manos Crucifixos, clamando, viva la fee, viva la Iglesia, vìva ttncs/ro Rey D. Felipe i'.n Sïgufan à cort» distancia los jesuítas, y fueron ^á llamar d los nobles refugiados en San Agustín, y juntos, airastr.m-ío gente fueron at Palacio del general. La C t i a r ' dia no impidió que los amo'.intdos subieran; y solo el Go'.«rnador les recibió con «alile ceñido y un fusil er, \a mano. Habiéndole faltado el fusil, acomete h sus eocm 1$0 ÎDAUELO DE 1.03 REYES dór de Filipinos envió u llocos ú don Juna Pablo de Orduñn para reclutar soldados con que reforzar sus filas. gos saMc en mano y de una cuchillada cayó exánime. Su hijo, entonces Gobernador de la fuerza, á caballo se apresuró X ir en auxilio de su padre. Entró derribando con su espada á cuantos s* pudiesen delante; pero ante tantos enemigos, hubo de caer cosido à puñalada». En la pig. 19g aîïadc Concepción: "Hicieron las pasiones, de moM rae iones horribles de desacato en 1\ Persona ycontra la authoridad, y dignidad de aquel Caballero (ti general moribundo ya) hasta arrastrarle para ponerle en un calabwo de U Cárzcl de Corte, liorroiosas circunstancias, que más acriminan el homicidio, y al rxetutarlo en una hamaca; un esclavo de D. Viccr.te Lucca, con el sentimiento de (pic i su amo le hubiere herido, (¿no le habrán ordenado?), le dio dos puflala.Ins profundas inmediatas al corazen (y por esta acción ganó un empleo): Depositáronle en un cuarto de la Capilla de la Cárzel de Corte, y le tendieron en Catre. En el niUmo Cuarto, depositaion también al lujo, después de arri-,trarlo tiianamente á una caballeriza, sin dar providencia ni permitir íc curasen." ídem, p.\g. 301: '•Abominable ciimiralidad, en que infamó tu Imitad, y honor esta noble Ciudad en todos sus Estados, conspirando todos en un ¡nfatre parricidio.» Idum, 302: "Cometió muchos excesos aquel tropel confuso, prendió ignominiosann-nic los capitanes en sus propios cuerpos de gurrdia; arrastró las K calis Venderás, que tanto se respetan por la Majestad; rompió las puertas de las Cirzcles y dio lilwrtad á Kcos, que habla en ellas de gravUimos delitos." Este crimen fue condenado en la Coite; pero al fir resultó impune, y el Arzobispo fué como en castigo, tiasladado á Mechonean. HISTORIA DE ILOCOS. 151 Orduiïa estuvo en Vigan en cu ni pi ¡miento de esta disposición, y desde allí dirigió • una epístola á don Luis Mavtafigaga, jefe de la rebelión, ofreciéndole amnistía en nombre del Rey sí se disolvían y retiraban pacificamente á sus pueblos dejando en libertad i los españoles que tenían presos. Le demostraba que no había por su parte ninguna probabilidad de victoria y que podia enviar a Vigan seis personas de su confianza, á ver las fuerzas con que contaba para lanzarse contra el en caso de obstinación Y en do? de enero entró Orduüa en Kagayna sin hacer daño alguno. En 172o el agustiniano Fr. Jose Hericc fue á continuar las faenas apostólicas del celoso misionero ¡locano Fray Benito de Mena Salazar, reduciendo á vida civil a los montañeses que ocupaban las escabrosidades de Adang; y sus hermanoB de hábito Fray Jacinto Rivera, Fray Nicolás Fabro y Frty Manuel Jlandriaga, lograron, también hacer reducciones en otros bosques de llocos y Abra. —Enl721 se esclarecieron los límites de las Doctrinas ò Parroquias de Bdntay y pueblos limítrofes en un convenio celebrado entre el Provincial de Agustinos autorizado por el Depositario de su orden, y el Provisor Vicario General en Sede Vacante y trazaron una linea divisoria de la parroquia de Vigan y Bantay, y otra de Vigan y Santa, quedando todo el territorio que ocupan Sto. Domingo, S. Vicente, St?1. Catalina y Kaoayanpara el curato de Vigan. Dicho convenio fue legalizado y existen dos copias autorizadas en la Secretaría del Obispado. 152 ISARKLO DE LOS REVES —En 172* fueron erigidos en pueblos Kabugao y —Habiendo muerto el Obispo señorHejorada, le sustituyo el llttno. Sr. Dr. D. Gerónimo de Herrera y Lopez y tom^ posesión de la Diócesis de Nuera Segovia en-16 de agosto de 1723. —lin 1724 fue fundado el pueblo de Sarrat, —En el mismo año murió en Santa su Ministro Fr. Juan Nuñez Cepeda, que había escrito dos tomos de Sermones morales en ¡locano. —En 173$ fue fundado Santiago, pero lo dudo, aunque lo diga el Mapa de 184? por las mism.is razones que S. Esteban. —En 1737 fué nombrado el Licenciado don Jose Ignacio de Arzadum y Rebolledo, teniente de Gobernador general, con amplias facultades para girar la visita á las provincias de lloco-;, Pámpana y Pangasinan que tas Leyes prescribían, de tres en tres años para reconocer sus fuerzas, armas, municiones, pólvora, balas y demás pertrechos de guerra, su estado y calidad, revistando sus guarnicione?, averiguando la manera c*>mo se les pagaban sus haberes, las plazas supuestas ae sus dotaciones, formando una lista de los títulos expedidos por los Alcaldes mayores, y si estos no estuviesen confirmados por la Capitania general, que los anulara: ptocediendo contra los culpables, admitiendo demandas y querellas, con poderes pira fallar definitivamente en los litigios sobre cantidad menor de 2o pesos, y para preparar los demás expedientes hasta elevarlos ú plenario estado._ Arzadum desempeñó con integridad su cometido, corrigiú abusos, añadió dos reales á caia tributo entero ò sea el de un matrimonio y tuvo ruido- HISTORIA HK li.nci»- 153 sos rozamientos con el Juez eclesiástico, Provisor y Vicario general de llocos, y con otras personas. En 1742 fue erigido en pueblo independiente Santo Domingo, sin haber dejado de pertenecer en !o espiritual a* la Iglesia de Vigan, de que antes era visita. Parece ser que fué una de las visitas que sin ^ nombrarlas, dicen haber fundado los PP. Franciscanos y que entregaron al Obispo ú su salida en 1601 y que este encomendó á su vez á los doctrineros seculares. De otro modo, no comprendo que este pueblo, enclavado entre los pertenecientes á los Padres Agustinos, y separado de Vigan, 110 perteneciese á estos últimos Religiosos. Sin embargo de esta opinión mia, corno respeto las agenas, voy d citar lo que en carta me dice el muy ilustrado sacerdote ílocauo don Eustaquio Gallardo, actual cura Párroco de aquel pueblo y que ha ocupado altos puestos en la curia eclesiástica de llocos, incluso el Rectorado de aquel Seminario. tEste pueblo-me dice—ha sido formado por los naturales de Vigan y por consiguiente su crónica está enlazada con la de aquel (creo que en este ponto habla por suposición); V. no ignora que Vigan tiene poco terreno y natural es que hayan venido aquí ú fin de roturar terrenos de labranza y hayan ido formando agrupaciones sin dejar de pertenecer a la ju-isdicció.i civil y parroquial de Vigan hasta 174-.* Disiento de la opinión de mi muy (estimado compatriota, creyendo yo que los colonos forasteros siguen al pueblo donde se establezcan en cuanto à la jurisdicción, v no el pueblo á aquellos. aScgun las firmas-continua el P.idrc Gallardo 154 lSAbELO DK IO-. HKYE- —de los libros parroquiales y demis documentos que he visto, administraban ya los clórigos y aún antes, sin que se encuentren datos de que se puede deducir que antes estuvo à cargo de Religioso ú fraile alguno.» Esto es cierto; pero la falta de documentos no destruye mi opinión de que fuese fundación de los PP. Franciscanos, porque casi todos los paneles que se referían à IÚ91 se perdieron. También pudo ser visita fundada por los primeros Doctrineros seculares de llocos. En ï742 murió en Batá'i el celoso apòstol de los adanes y apayaos, Fr. Jose Hcricc, que había sido Ministro de llocos y dejó seis tomos de sermones en ilocano. —Por Real Cédula de 23 de julio de I744 se dispuso dar escolta de soldados á los misionero?. En 17-15 fué nombrado Obispo de Nueva Segovia D. Fr. Juan de Arrcchcdcra, para relevar al difunto señor Herrera Lopez. El 1?. Arrcchedera había sido comisario de la inquisición en estas Islas y en su tiempo (17i3) se publicaron por última vez (después de haberse omitido esta ceremonia 49 años desde el 1\ Patcrnina) los edictos del Santo Tribunal y se hizo la «grave ^tremenda —como escribe el P. Concepción—función de leer la carta de anatema contra los contumaces en declarar los que soben han incurrido en la> herejías y pecados cometidos y contenidos en los Edictos, cuyo tenor y ceremonias que son larcas, horrorizan y espantan > y sin embargo, poco caso nacían en aquellos tiempos de las censuras cele- HlSTnfcíA DE I LO CTS 155 liásticas ¿juzgar por los escarniólos cuando los obispos Guerrero, Pardo, Gorospc y otros. El P. Arrcchcdcra era uno de los más ilustraJos Religiosos de su tiempo y faltando Gobernador general y Arzobispo en A.añila, fue llamado à ocupar interinamente el Gobierno de Filipinas, que desempeñó _ con tan singular acierto desde setiembre del mísmo año ijfco, que cuando llegó el Arzobispo de Stanila permitió este que siguiese encargado del Gobierno. superior de este Archipiélago. Con fecha 23 de ju'io 1744 despachó el Rey su nombramiento de Obispo y había ya prestado el juramento acostumbrado, cuando por fallecimiento del Gobernador genera', don Gaspar de !a Torre, fué llamado á regir los destinos de Filipinas. Para hacer sus veces, había nombrado al doctor don Miguel Josef Cortes de Arredondo y Oriosolo, provisor y Vicario general, Gobernador Eclesiástico de Nueva Segovia, que después fué nombrado Cara párroco de Vigan en ti de marzo de iiÍ4i>: y después eligió Gobernador Eclesiástico de aquella diíccsis al doctor don Gervasio Perez de Aguilar. En 3o de Setiembre del mismo año 17-15 hubo gran alarma en Hocos. Fue el caso que frente á aquellas costas pasaron dos grandes navios, uno mediano y una balandra. Al romperei nombre, disparó un cañonazo la escuadra y ac temía que desembarcasen; pero ií la noche siguiente zarparon de aquellas costas con rumbo al Sur. Kl Alcalde de llocos dio aviso al Gobierno superior. 1$6 ISAÜELO DE LOS R E Y E S En 24 de diciembre del mismo ano, murió en Bantay cl agostiniano Fr. Jacinto Rivera que había sido celoso misionero de tinguinnes, y ministro, de varios pueblos de llocos Escribió en castellano La Vería de lìantay (se refiere á la" Virgen Patrona de este pueblo) y la Invención ilei Crucifijo del pueblo de Sinait; y en ¡locano, la Cuaresma Reformada dos tomos en folio, Las verdades cristianas, un tomo en folio, y las Indulgencias de ia Correa, impreso en I719. — En Abril de 1746 el tan esperado patache Santo Domingo dio fondo en llocos, procedente de Méjico con ci situado; pero pronto se hizo à la vela con rumbo ú Manila, porque se divisaron dos grandes velas en la mar y se creían piratas ingleses. —Ei I747 fué erigido en pueblo el de Cava que entonces pertenecía" a llocos. — En Mayo de 1749 cayó granizo en llocos, desde Baügi hasta Saa Nicolás, por espacio de ocho minutos. XVIII Estado de la provincia á mediados del siglo XVIII. Siguiendo ci mètodo adoptado, hablaremos del estado d mediados del XVIII. Fr. Casimiro Diaz, describiendo la provincia en este tiempo, en la introducción de su CóJice, dice que llocos se extendía desde Agóo hasta Baügi como antes; pero hablando de la invasión zambalcna en HISTORIA DE ÏI.OCOS 157 166I se contradice, aseverando que esta provincia empezaba por el Sur desde Namakpnkan. No he registrado decreto alguno en que se dispusiese ia segregación de llocos de los pueblos de Agóo y otro*; y solo c¡,to lo dispuso el general Basco en I778. El entonces Gobernador general de Filipinas don Fernando Valdès Tamún, hablando del estado de llocos, en 173g, escribía en una Relación oficial: «Aunque se juzga ser propios de esta ración los pueblos desde Agóo hasta litìgi, para ci buon gobierno se extiende la de Paneasinan y incluyen en su jurisdicción los pueblos desde el de Agóo hasta Dolondan (r). Y desde, aquí hasta Bafigi es lo que comprehends llocos, con 5o ó fío leguas de largo de Sur á Norte, y con el corto fondo de 6 á 7 leguas de Oeste ¿ Leste, siendo lo más interior de la tierra de fragosidad, y montes que tiene por confines poblados de varias castas de infieles: y por la parte del mar playas muy bravas, y más'en tiempos de vendábales aunque se hallan buenos puertos en esta costa. Y como en medio de la referida Longitud está el pueblo de Vigan, su cabecera, junto ii un rio de este nombre (hoy se llama Abra), y no distante la villa Fe mandi na, fundada por Guido de Labczaris, en obsequio de don Fernando, hijo del señor FcÜpc II > Como se ve, el autor dà 11 entender que eran diferentes Vigan y la Villa, lo cual no parece ser cierto. Muchos autores los confunden como si fucsin un mismo pueblo. Como antes seguía la provincia abundando en arroz, frutos, carnes y algodón, y se tejían man- 158 ISAKKLO DE LOv RfcYES tas dobles y^ tcrlingas muy finas de mucha eslima y duración. También seguía abundando en oro asi de los lavaderos de los rios como de lo que se rescataba de los igorrotes. El capitan Lucas de Navarretc, siendo alcalde mayor de llocos, explotó con su dinero las minas de oro de csia provincia. Deipucs se embarcó con todo su tesoro en un champan de un chino ahijado suyo, á quien había dispensado muchos favores Y ú pocas leguas, el ahijado traidor asesinó ¡t Navarre te y d sus criados, y se hizo á la vela con toda h tripulación, también china, con rumbo a su pais, donde fueron después hallados, estando seguros de que allí no les buscarían. Es de advertir que casi todas las embarcaciones de cabotaje eran de armadores y tripulantes chinos, y clianse muchos ahijados, uc guardaron con sus protectores la minora conucta que el citado chino. En cuanto à las cualidades de los iloennos, el citado Valdés Tamón y- el V. Diaz {que por lo visto tomó de cl aus noticias en este punto), estío conformes en que los ilocanos son perezosos en su provincia natal por la riqueza de esta y trabajadores tuera de olla. Esto es inexacto, porque los ilocanos emigran á otras provincias por fa'ta de terreno en su pueblo, y este afán de «•migración es elocuente expresión de su laboriosidad. Y el decir que son perezosos en su provincia y laboriosos fuera de clin, carece de fundamento, puesto que las circunstancias tópicas ó climatológicas son ideáticas en una y otras provincias de Filipinas Id á llocos, contemplad como trabajan los ilocanos en sus campos bujo un sol que abrasa y comparadlos con los dem s labra- S HISTORIA DE ILOCOS. '59 dores y entonces os acabareis de daros la razín del por qué han logrado establecerse en colonias en Kagayan, Pangasinan, Abra, Nueva Écija, Zúmbales y alguna otra provincia: y del por que los más ilustrados autores reconocen en el ílocano laboriosidad singular y del por que fueron preferidos por el Gobierno para poblar á Paracua, siendo de advertir que la Compañía Tabacalera, en la que no se puede menos d e reconocer buen criterio en estas cosas, llevó à Isabela muchas familias ilocanas à costa de mucho dinero y otros sacrificios. Pero si aseguro que el ilocauo es laborioso, no quiero decir que los demás filipinos sean tan perezosos como se les pinta. Comparadles con ánimo sereno é imparcial, con los obreros y colonos d e otros paises; tened en cuenta este clima intertropical que enerva las fuerzas y reconoceréis quo al filipino en general solo le falta instrucción. Enseñadle su dignidad ò sus derechos y obligaciones de persona digna, enseñadle á vivir decorosamente: esto es, á procurarse con el sudor de su frente una vida que no sea conjunto de miserias; q u è odie á estas, procurando desterrarlas de su casa; q u e tenga vivienda limpia con mueblaje decente; que, se vista como hombre culto, pues ahora esta a medio vestir, aumentad sus necesidades, pero solo con el justo fin de engrandecerle y no de resolver problemas de Presupuesto á costa del pobre, porque de este último modo, en vez de dignificarle, le haréis más rastrero y amigo de las miserias, más indiferente y fatalista. Ilustrad, ilustrad, ilustrad al filipino: decidle p. ej.: —Un h o m b r e culto ó digno debe vivir procu- I60 ISABELO DE LOS RKYK< rando alejar de su casa la miseria: y tú, indio, or ahora no puedes porque te falta dinero. Traaja, pues: explota la tierra, no con esos instrumentos primitivos, sino coa estos quete doy, estos se manejan asi; ¿vcslo, ves sus ventajas? Es probable que. os conteste: —Señor, esas miserias de mi casa no me espnntan ni avergüenzan, porque he nacido con ellas, créeme, estoy acaso nms feliz que tii. Ksta contestación del indio-es difícil do resolver à su satisfacción; è inqwible desvanecer esta co», vícciún suya, á no ser que antes le ilustremos: que le hagamos conocer la dianidad de una persona: que no solo él está obligado á adecentar su casa sino también su pueblo. Luz, pues, mucha luz al ignorante indio. Solo instrucción le falta. El snbio antropológica austriaco Hcrr Blumcntritt me escribe lo siguiente: «De loo europeos, Q5 creen pertenecer á una raza privilegiada naturafmentc por Dios poseyendo mayor inteligencia que ia de otras razas. Pero gracias 6 Dios, la Antropología, la Etnología hanprobado que todos los hombres tienen una misma inteligencia y que las diferencias que hay, solo obedecen à emanaciones de temperamento ó ü influjos del clima (influjo natural) o del Gobierno (influjo histórico); mis las condiciones naturales son las mismas. Asi vemos que la ciencia es en todas las naciones la misma, porque solo es acto de la_ inteligencia, mientras la poesía demuestra particularidades nacionales, porque es acto del temperamento. Con el progreso de las ciencias va disminuyéndose el número de los pobrecitos que aun sueñan en pertenecer por la bondad de Dios ('¡qué HISTORIA DE ILOCOS idi hlasfemial) á uni raza superior. La. maravillosa rapidez cou que se desarrolla el comercio del mundo cambia pronto Ian preocupaciones nacionales, y no creo ser muy optimista, si digo "que en el siglo XX parecería increíble á nuestros descendientes que en pleno XIX se haya profesado la opinión de que Dios dotó á una sola raza de inteligencia bastante.> El ¡locano es, como dice el citado ex-Gobernador ValdcsTamún, «de naturaleza robusta, dócil y hàbil.» En 1735 contaba la provincia 48 ílóo "habitantes entre naturales y mestizos de chino y lo o-ll tributos enteros, lo cual suponía la existencia de 20.082 personas en estado de tributar. En I73H también se contaron io oli tributos enteros de a dos personas capaces de padrón: los P1G3 eran de cuenta de S. M.: los frètì, de las encomiendas de particulares: y ' los ¡io, mestizos que no cntrahan en el ramo de las Boletas (1), ¡egun el P. San Antonio. (i) El gobierno dejaba la parle libre de las raos de Acapulco i algunos vecinos privilegiados, repartiendo por lotes de un número determinado según la capacidad Je ellas, todo cuanto se podía cargar que iba exento de flete. Este privilegio se llamaba boUla^ y gozaban de él el cuetpo consu'ar, los Regidores perpetuos, los militares, los canónigos, las viudas de ciertas clases y la Sociedad Econòmica que abrumaba al gobierno con reclamaciones íobre indemnización de boletas perdidas 6 no usadas. Las boletas se vendían muy caras por los que, gozando de ellas, no las ufaban, pues para conseguirlas se necesitaba reunir además la calillad de vocal del Consulado, lo que representaba años de reíidencu en el paíf, 8000 pesos de caudal piopio y otros requisitos más. 1Ú2 ISABELO DE LOS RKYES Supuesto que se habían segregado^ de llocos los pueblos que estín al Sur de Namakpakan, aquella provincia contaba con 21 pueblos cu 17;i!i, y tenían 8865 1x2 tributos enteros de la Hacienda pública. Estos equivalían á pfs. lìì.2i>8, 4 tomines (rea^ les?) y 348 fanegas, 27 gantas y media de arroz cada año, pues como queda dicho, se oblipaba á los ilocanos á pagar en arroz ó tejidos parte de su tributo, tasándose en dos reales, cuarenta v cinco cantas; dos reales, una pieza de mantas sencillas de 12 varas: y cuatro reales, una manta doble de 12 varas. Los ilocanos preferían prgar todo el tributo en dinero; pero esto no era permitido. Los gastos y cargas de la provincia eran: pesos fuertes 3oo, sueldo del alcalde m?yor: el trcí ior ciento asignado por derechos de cohranz;: a adquisición de 5 fanegas de arroz, 4 mantaí dobles, 4 sencillas, 25 quintales de algodón, parí provisión de los Ren'es almacenes: los gastosde conducción de tributo en especie : avíos de las embarcaciones que lo trasportaban ú Manila y lo; extipendios de los PP. Ministros de estos pueblo? Total de gastos pfs OJUS y 4 tominca. Y comps rada la suma de gastos con la de ingresos, arro jaba anualmente un saldò de pfs. 4000 ;- favo de los fondos groe rales. Según la estadística mandada formar por Arar, dia. gobernador general en I77/), el Estado pe cibia anualmente en llocos pf?. 30.746, 4 tomi nes y lo granos (ren'es y cuarto?.) En cuanto al Obispado dt llocos ò de Nuc va Segovia, tenía en 1742-aegun Rodriguez d> f HISTORIA DE ILOCOS 163 Bcrdozido—dos capellanes de coro, á quienes se les libraba 2oo pesos para su manutención anualmente, ú loo pesos cadauno y gozaba de limosna. '232 pesos y 4 tomines, que se libraban en seis quintales de cera, cíen gantas de aceite de coco y cuatro arrobas de vino de Castilla, como estaba dispuesto por Real Cèdula de 21 de febrero de 1675. Había en llocos 19 ministros (Párrocos) Agustinos Calzados, y dos doctrineros y un P. Sacristan seculares, siendo los pueblos de Vígan, Banged y algun otro, beneficios de los clérigos. Kn I7B7 había en provincias muchos españoles desnrtores ò perseguidos por otros delitos, los cuales eran una calamidad para el país. xix Necrología de Arreckedera.— Ycpes.— Gremio de mestizos.—Misiones.—Sede episcopal Vigan, ciudad.—Malos.—Expedición á igorrotes.—Escritor en ilocano. — E l Obispo Usiariz. En i2 de noviembre de 1761 murió el obispo •le Nueva Segovia; señor Arrcchedcra, que habia servido interinamente el Gobierno Superior de Filipinas hasta julio de 1750. Este Prelado era natural de la ciudad de Leon de Caracas (Venezuela), Mio del Marqués del Valle: pasó a la provincia del Smo. Rosario (orden de dominicos) en 1713: doctor en la Univcr- 1Ù4 ÌSAMÌLO DE LOS KEYES sidad de Méjico, maestro de su orden; provincial d e la mUma, Regente de estudios, tres veces Rector Cancelario de la Univeraidad de Sto. Tomás contaha más de 3o años de residencia en cl palsera de una comprensión exquisita, espíritu grande' libre y conciliador. ' El seSnr Arrcchcdera envió comisarios suyos á las provincias, y después de haber desempeñado con swgu'ar acierto tan alto cargo, entrò a gobernar la Diócesis de Nueva Segovia. No fué consagrado Obispo, porque no había rcciUido aún Jas Bulas del Papa, q u e se retardaron ca recibir, acaso porque vivía aun, si bien gravemente enfermo el propuesto en primer lug-ir; pero en aquellos tiempos los Prelados electos por el Rey entraban ya, solo por este título, á ejercer sus funciones como Gobernadores Eclesiásticos, aunque faltasen aun las Bulas del Papn. P o r R. Cédula de i7 julio de I754 se concedió permiso para comerciar á los Alcaldes mayores, derogando las leyes 26 titulo G.o y 54. titulo 16 Ub. 2.0- y la 5.a t'tulo 2, imponicndolts pfs. 125 al año como multa por esta contravención permitida, lo cual ya era un gran absurdo. P o r esta facultad, los Alcaldes mayores comet U n grandes abusos; monopolizaban el comercio, pues eran temibles rivales; abandonaban el gobierno Gonfiandolo al escribano que abusaba también á su gusto; tos gobernadorcillos, los Párrocos y los cabezas de Barangay servían para colocar su dinero en prestamos escandalosamente usura-ios. Antes de irse à su destino sacaban 8 ó 10.000 pesos de las Obras Pías al tanto por ciento y ïcnlan adrmás vjuc pagar cierta cantidad à los que HISTORIA DE I LOCOS. 165 hacían.fianza por ellos, al Gobierno por el Real Haber, y á las Obras Pías que le habían prestado dinero. Con todas estas cargas, los alcaldes se dedicaban al comercio, pues el lucro era seguro v y pingue. En seis años que duraba su g o b i c r u ) ie hacían de un capital. Ponían sus tiendas: d:iban á préstamo su mercancía, con intereses :e entiende: y eran los únicos acreedores que n< dian cobrar á sus deudores por razones fáciles de comprender. Los demás comerciantes no podían prestar tiiulít, porque si luego en caso d e insolvencia acudían en queja al Alcaide mayor, éste no les hacía caso para desanimarles en e l •CfíOcit». En cambio cobraban poco sueldo: en llocos 3oo pesos al 31Ì0 Envanecido el moro B i n t i h n con sus triunfos alcanzados sobre expediciones militares lanzadas contra el, envió cu ( 7^4 contra las islas Visayas y la J e Luzon numerosas escuadrillas para piratear en sus co tas. Esta invasión fué acoto la más numerosa que hasta entonces castigara á los filipinos En todas las costas pululaban' karakoas (embarcaciones) m o r a s . Es m u y probable que algunas llegasen á las costas ilocams: aunque pocas, por estar lejos llocos. Por esto, aunque causasen algun dníio, 110 sería tin considerable como los que se lamentaron en otros puntos v de aquí que la Historia no los mencione; pero se halla consignado en ella que una gran escuadra «le mindangos y jolo.inos recorrió ins costas de ¿lámbales y á poco caían en sua manos los pueblos de Masintok y Santa C r u z , de ï66 IsMîELO DU Lr>S RfcYtS •aquello provincia, que no dista ya mucho de llocos. El Alcalde mayor de t a m b a l e s lo aviso al Go"bienio Superior y éste previno ú los de llocos y demás provincias del Norte estuviesen alerta. En el miimo afiOj el entonces Gobernador ge* neral de Filipinas impuso gabela sobre los frutos traídos de provincias, para atender à los muchos gastos que ocasionaba la guerra continua coa los moros y otros Pero fue desaprobada en la Corte por los esfuerzos de los f'P Dominico», •i\ quienes no quizo eximirles de este impuesto. hn 28 de julio 1735 entrò á sustituir al señor Arrcchedcra, en la diócesis de Nueva Segovia, ci Obispo doctor don Juan de la Fuente Ycpes A consecuencia de la multitud de mestizos de •sangley en Vigan, este pueblo se dividiu cu 175*ï en dos gremios: de Naturales y de Mestizos. Por Real cèdula de iti de mayo del mismo aüo, se destinaron dos misioneros p-»ra los montes de llocos, con pis. 100 y cien cavanes de arroz con ciscara, (de 4g g-intas caia cavan) al año. Seles señilalia seis escollits con peso y un cavan de gasto mensual cada una, siendo el cavan de 24 garitas solamente. Me parece que el Gobierno acertó más esta ve¿ q u e cuanJo envió costosas expedicionjs militarci. -Kl igorrote—según he podido observar, cuando estuve entre ellos en Abra—no «c le puede reducir con Ins armas. Estas le horrorizan tanto que desconfía mucho aun de los cuadrilleros indígenas •que entran uniformados en sus rancherías, y procuran huir ó se acercan por puro miedo; pero HivroKiA i)K iLocüb. 167 li sumisión basada en el miedo, claro está que desap-trcce cuando se quitan los motivos por que aos respetan. Y se ha visto ya que^ no se pueden sostener por varias razones, las económicas sobre todo, fuerza* armadas en aquellos bosques. Para reducir á la vida catta al igorrote, es preciso inspirarle entera confian/,), demostrarle desinterès, carácter muy benèvolo, espíritu conciliador, mucha actividad y conocimiento de su carácter. De lo contrario, se escapa al bosque, é id á buscar sus huellas en balde. Los misioneros que co-iodan el carácter de lo» igorrotcs, los de dulce carácter y celosos como los PP. Lago, llena, Arqueroi, Pareja PoUnco y otros cosieron muchos frutos en sus ficnis apostólicas. Y ya que faltan Religiosos, ¿qorquè no se ensaya enviar misioneros indígenas asoldanJo'cs con ^00 pesos al año y prometiéndoles !a parroquia que logren formar; pero en la ¡n'eltgencia do relevarles al año, st no din pruebas evidentes y frutos positivos de su actividad? El misionero indígena tiene la ventaja de que no le daña mucho el clima y la de que comee el paño, por lo mismo que es de su arca, Recuérdense los ejemplos de los PP. Arqueros, Meni, Dimanlig y otros. En Filipinas desde un principio, cristiano p.isa por stnómino de civilizado, y á la verdad se observa que los civilizados de hoy empezaroi por bautizarse: pero conveniái advertir a los misioneros indígenas que su misión no se reduce à catequizar, sino además á civilizar á los pobres monteses en todo. Como hemos visto, desde <•! tiempo del Obispo idS IáABKLO DK LUS KKYE. Soria, muchos Piolados de Nueva Segovia, sí bien se les señalaba como residencia tija Lal-lok, pueblo de Kaçayan, preferían quedarse en Vigan. Y en i7?8, á instancias del Obispo doctor Ycr pes, fué definitivamente trasladada la seje episcopal à Vigan. Por Rial Cédula 7 de setiembre del mismo año se concedi-) á Vigan «1 ' titulo de Chillad por aquel motivo, y parece que debió llamarse de Valladolid, en vez de Fenxandina como se le domina hoy, según I iaz \rmas. (i) El Obispo P. Ycp-.s no disfrutó de estas corcesiones, pues halli muerto ya. Por estar vacantes las diójesis de Nueva Segovia y Munila, el Gobierno eclesiástico de las mismas correspondió al Obispo de Nueva Càceres y por aquel titulo, visitó á Hocos cu 175S el ïlmo. Sr. D. Fr Manuel Mato?. Y estando en Sai to Domingo en 16. de septiembre, dispuso la sígiegiUió.i interina de este pueblo en lo eclesiàstic», de la pairoquia de Vigan. Al año siguiente, el Obispo Matos escribí") una memoria referente á su visita diocesana, que se conserva cu Viga». Kl Gobernador general de Filipinas, Arandia. ordenó en 1758 ut Alcalde mayor de Pangasinan. don Mimici Area de Urrutia, reuniese gente de aquella provincia y de llocos pura castigar ¿los igorrotcs que ocup.iban los bosques y montes desde Santo Tomài hasta Galopen, y desde Asiíígau (i) Mi-uioi fas ¡tiiti'ri. at y esta (hf ¡--a.', Manila, 1850. HISTORIA DK ILOCOS. 169 hasta San Fabian, parque solían infestar con sus correrías los pueblos de llocos y Fan^asman, Otro objeto, el principal de la expedición, era hacerles pagar tributo, obligarles d formar pueblos y vivir socialmente. El Alcalde reunió en junta ú los gobernadorcilios y curas párrocos y se resolvió emprender In marcha de enero a mayo del año siguiente, que era la època propicia, y entre otros preparativos se dispuso que las once rancherías de montescn de Pangasinan, que habíibim ci ¡locano, penetrasen en los montes vecinos acometiendo en combinación con el grueso de los expedicionarios y que st no lo hiciesen, serán hostilizados como enemigos. El párroco "de Agóo, Fr. Francisco Javier de Córdoba, trasmitió la orden à Lakaaden, jefe de la ranchería de Butiagan, y este contestó estar dispuesto á la obediencia y ú formar un pueblo con las rancherías vecinas, y presentó 77 tributantes que con los no comprendidos por su poca edad, sumaban 33o almas El grueso de las fuerzas expedicionarias consistía en i2 españoles, 1939 indígenas y i5 mestizos y t> pedreros y Jamacas. En *2¿ de febrero de 1739 emprendieron la marcha desde Sin Fabian (Pangannan) en dirección à los llanos de la Laguna de Benguet, donde se reunirían con la column» que al mismo tiempo piírtió de Aguo, Baoang y Baknotan: pero por un obstáculo insuperable tuvieron que dirigirse ú Sobosob ií donde llegaron ¿qaeÜa misma tarde. Al dia siguiente incendiaron la ranchería de Balangabang y sus sembrados: fué cogido Ampugucy. que había cometido muchas fechoría* en ?an Jacinto. Al dia siguiente redujeron A pavesas el cas«. :¡o y sembrados de la ranchería de Sokiao. 17° ISABELO DE LOS RKYES Las tres compañías qae, según hemos dicho, salieron de Agóo, Bauang y Baknotan turnaban 25o hombres; llegaron á la ran;herh de Apatot, derrotaron al principio o Guilit. iefe de Tonglo, ranchería grande de gente arrojada; pero después de hechas las paces v en camino ya los expedicionarios con dirección ii Ariíi^ay, fueron súbitamente acometidos y derrotados con muchas pérdidas por Guilit y> tuvieron que fortificarse en Guinotboñgan sitiados por el enemigo Sabido esto por el Alcalde de Pang^sman, fué í socorrerles; pero los ¡gorrotes huyeron cuando supieron que iba contra ellos con numerosos soldados. La columna de Baknotan mató á 7 igorrotcs; pero no pudo avanzar por estar ocupados los pasos más dificultosos. Reunidas ya todas las fuerzas expedicionarias, sumaron iîî65 entre iloca-ios y pangasinanes, y el ii de marzo emprendieron de nuevo la marcha, para castigar á los de Tonglo y demis rancherías que les habían ayudad') Pasan lo por las rancherías de Bonoy, Kaoeng Luat y Ï? lonay, llegaron el 15 de los mismos á Lumtanp, después de haber quemado cásenos y sembrados. . El 16, dicesc que se trabó sèria batalla con los ígorrotes, que esta vez pelearon como valientes. Después de cinco horas de reñida luchi, con más de 200 bajas, cedieron los monteses el campo. Pero llama vivamente mi atención el que no hayamos tenido más que un herido, levemente, en Ja cabeza. Los expedición irios reiujeron á cenizas los caseríos, sembrados y anímales de Lumlang v Boa. Esta ranchería teníi un templo. El 18 Heg-iron á Tonglo y hallaron abandonada dicha ranchería. Esta y las de Ampusa, Tanobon, HISTORIA DE JLOCO* 171 Ambalctc y otras, que sumaban 35, fueron incendiadas. Después..., jcomosiemprcl fin resultado alguno. En el mismo año murió en Laoag, el escrito^ en ilocano Fr. iTanucì Garri2, cx-ministro de varios pueblos de llocos. Habh traducido al ilocano las siguientes obras: Pasión de N. S. .Jesucristo, en verso (ya en 1621 escríhió el P. Mvjía otra Pasión ' en ilocann): Método de confesar para los rústico*; Explicación de los JSrangelios; Gritos de las almas dtl Purgatorio; y Ejercicios de ¡San Ignacio. En 15 de julio de 1761 tomó posesión de la diócesis de Nueva Segovia, el íítnio Sr. don Fray Bernardino de Ustariz. Era nntuntlde Arandigo, arzobispado de Zaragoza: profesó en el Instituto dominicano de Cahttayml. Habla sido cura párroco de Abukay fBataan) y de Binondo, Superior del Convento dominicano de Cavité, Presidente del Colegio de Lctran, dos veces Provincial, y Kector de la Universidad de Santo Tomás. XX Silang. Declarada la guerra entre Esrana y la Gran Bretaña, una escuadra inglesa llego à la bahl;i de ManiU en Septiembre de i7ó2, pidienio la rendición de todo este A-chipiclago; y como los españoles desechasen tan humilUiite pretensión, el general británico Draper desembarcó su numeroso HISTORIA DE ILOCOS I7J Pero repito: no aparece claro que ese fuera su verdadero intento: lo que es indudable, i a que hasta los mismos españoles confiesan, y lo que evidencian sus hechos, fué que Siíang era muy inteligente, instruido, valiente. Ladino y travieso, le llama con desden el P. Zúñiga, á quien consideramos parcial «& este asunto^ pero los imparcìales interpretamos esos adjetivos por sagas, prudente, de mucha imaginación, arrojado ;Quc cuali. dades tan contradictorias entre si: pero precisamente son las que se requieren y se reúnen en los grandes extrategicos, según el célebre general inglés Wolseley. Se habla criado en JíaniT', hablaba co receta rúente en castellano y sus hazañas Earccen citar inspiradas en Us teorías de Voltaire, ousacau, Diderot y otros filósofos que más tarde produjeran los sucesos de la Comunnt de Paris. Nome extraña que su verdadero ideal fuese la independencia de llocos, HbertanJo al mismo tiempo à la plebe de la odiosa tiranía de los babaknáng (principales indígenas); pero aparentando otra cosa según las circunstancias, para asegurar la consccusión del ideal, que acariciara. Para mi, estocra lo mas probable y lo. que según mi humilde criterio, parecen demostrar., los hechos y nuestras tradiciones orales. Llamo la atención de los aficionados á la Historia de Filipinas hacíalos ignorados detalles que •ncontrarán en este capitulo invitándoles á enmendar los errores en que yo incurra. Como verán, Silang es una de las más imp-irtantes figuras que destacan en los anales filipinos en general. El conocía que la Heligiún Citòíica y la Soberanía de España estaban muy arraigadas, en las corazones de llocos, porlo cual se hngio pn- \7¿ ISABELO DE LOS REYES meramente como verdadero defensor de la causa española. Decía á los ¡lóennos que los ingleses eran herejes y maIo>; y para conservar l i santa lUügion que les legaran sus pudres, y la sobcram* española, que era más benigna q u e In de los ingleses, era preciso se uniesen y armasen para deponer V prender al Alcalde m-iyor y los españoles que lo siguiesen, los cuales, decía, estaban dispuestos u entregar la provincia i los ingleses por no poder resistirles; y que obligasen al primero i entregar el bastón de mando al Provisor de la diócesis. (1) Algunos principales, incluso el clero ú al menos el Provisor, y muchos de la clase baja, especialmente los de Viga a, so dejaron alucinar con sus ingeniosas predicaciones, acaso patrocinadas secretamente por el I'rovisor, y en r i d e diciembre del mismo año 1752, SHang, ú la cabeza de sus numerosos parciales exigió con las armas al Alcalde mayor entregase el bastón al Provisor. Muchos tenían 11 Silaog por un hombre bueno y creyente muy fervoroso: alardeaba de sus ideas religiosas y rezaba continuamente cl kosario; y casi todos crcin i q u e tomaba, aquella medida tan solo para salvar la Fe y - á l q s indios-de la cruel y tirana dominación inglesa que les amenazaba. Sin embargo, algunos españoles aconsejaron al Alcalde mayor que desplegase energía y valor, probando luchar con los sublevados; pero ya por consejo de otros amigos suyos, probablemente aquellos á quienes tendía il favorecer Si'ang, accedió á la intimnción del revoltoso, entregando el [tj Si fuese .inolile de I"* i».;!£.-<;..•> ¿porqut: c-npC7.ó d'iSacreiUvuiHulc-1' •HISTORIA DE ILOCOS 175 mamlo al Piovisor y según cl P. Startinez Zúiíiga huyó de la provincia no sin h>ber peligrado su vi Ja; y al decir de Fonseca y Ferrando fue encerrado con otros españoles en la Casa Real. Ya Silang dio con esto una prueba de que los pocos españoles no podían, nada contra los indios reunidos Necesitaba dar otra prueba y buscar un medio que le sirviera para ganarse las simpatías del pueblo, y al mismo tiempo, para indisponer con el pueblo ala Autoridad eclesiástica à quien entrega el gobierno civil de la provincia, para después asumírselo. Y su gran ingenio encontró cuanto deseaba: Silang empezó por çedir al Obispo de Nueva Segovia, stfior Ustanz, diese un testimonio m que declarase, seguí su conciencia, que habían obrado bien los revoltosos tn deponer al Alcalde mavor y que les concediera la ventaja con que les brindaban los ingleses, tal era la de cximulcs de pjigar tributo Gomo se vé, el ingenioso Silang ponía con estas pretensiones en un apuro al Prelado. Este carecía de facultad para dispensai les de pngar tributo, y sobretodo, temía dar el testimonio que pediar, porque el Gobierno Superior espafiol podría concebir contra él sospechas de complicidad, cspecia'mcnte:habiendo Silang entregado cimando al Provisor. Así se lo dijo el Prelado ú Silang; pero asegurando favorecer sus pretensiones ante el Gobernador Superior provisional de Filipinas, don Simon de Anda. Estas declaraciones dieron motivo á Silang para decir à sus parciales que sus vidas pe'igraban mucho, porque no queriendo el Obispo darles el 17^ ISAUELO DE LOS REYES testimonio solicitado, era muy probable que cl Gobierno Superior español más tarde les castigarla duramente por la deposición d d Alcalde exigid a t con làs armas; y que por consiguiente, era preciso y urgente complicar al clero entre los españoles traidores ¿ la misma causa esp&ñola, prendiendo a todos los Sacerdotes, que eran ya los únicos españoles q u e estaban en Vigan. Persuadiendo secretamente todo esto, iba reuniendo gente pora dar un golpe de mano. L o supo el Provisor, entonces Alcalde interino, y forñficó bien su casa y dispuso que todos los pueblos enviasen gente armada á Vigan. Los del Norte acudieron al llamamiento, al tiempo en que Silang, desplegando la bandera de la rebelión, se presentó con sus pelotones armados en las colinas (1) del Sur de Vigan, donde tentó sus reales. Los leales atacaron ú los sublevados. Muchos de estos, como era la primera vez que hacían frente ¿ los Sacerdotes, perdieron el ánimo tan pronto vieron que los españoles estaban dispuestos á reprimir la sublevación y que los ¡lócanos del Norte les ayudaban; y echaron a correr, arrastrando en su fuga à los demás. Los soldados del Provisor cogieron á varios d e los que huÍ3n; y se contentaron con esto, no habiéndoles perseguido, acaso porque ser/a peligroso subir ¿ aquellas colinas. Con esto dieron tiempo à Silang para reunir á (i) En la cumbre de una <!c estai ctlin.is otuvo la casa de Mtang, y hoy se denomina Vantók ni Sihng, Era vino de mis p.i>eos favoritos cuando yo cttaba en Vigan, y alli mismo lie adquirido de tradiciones orales muchos di talles que omiten las hiiU-rias. HISTORIA DE ILOCOS. 177 su genie dispersa, arengarles, demostrarles que podían mis que sus enemigos, citando como prueba cl que nose atreviesen á persîguirles; y amenazarles con lo desesperada de su situación, si no aprovechaban aquellos momentos. Por otra patte el primer encuentro dio á conocer á Silang su gente cuáles los valientes y cuáles eran los medrosos! En vista de todo esto, procuró poner por capitanes y à la cabeza de su peloton á ios más arrojados, y así dispuestas sus huestes, entraron otro dia en la ciudad á sangre y fuego, incendiando la mitad de la población. Entonces se acercaban á Vigan los leales del Sur, que acudían al llamamiento del Provisor; pero viendo arder el caserío, creyeron que los revoltosos ya habían tomado la ciudad y regresaron aterrorizados à sus pueblos. También los leales del Norte, oyendo la gritería de la gente y viendo las llamas y el humo que subían en horrorosos espirales al cielo, se atemorizaron y llenos de espanto buscaron refugio en sus pueblos, abandonando l,i casa del Provisor á los enemigos, que no tardaron en apoderarse de ella y de las muchas armas que en ella había. Con esta victoria. Silang era ya el señor absoluto de Vigan y dispuso que el Obispo y sus familiares permaneciesen presos en la casa parroquial del próximo pueblo de Bantay. Los Religiosos Agustmianos, que servían aquellos curatos, valiéndose de la influencia que ejercinu sobre los principales, procuraban ya con halagos, ya con amenazas de próximo ¿ inevitable castigo del gobierno español, que eïtos reuniesen sus gentes para ir á destruir el poder de Silang. Y 17& , ISABELO DE LOS RfcYEC los principales que creían mis en los párrocos que en ¿ilang, empezaron á secundar las cxcUacionccde los Religiosos Silong sabía todo esto; vigilaba las menores acciones de los párrocos, á quienes temía; y comprendiendo que en las revoluciones, 6 al menos en aquella, se debía renovar completamente la constitución social, para que pudiese subsistir el nuevo estado de cosas, puesto que la influencia de los principales mermaba la suya y que estos podían comprometerla fácilmente, dirigió todossus esfuerzos para destruir el predominio de la principalía y Ja influencia de los curas párrocos. Envío comisionados suyos á los pueblos del Norte, para levantar á los Jcaflinnes (la clase baja) contra los halahuing (principales) y los curas párrocos. Los enviados de Silang predicaban ideas^ democráticas y decían que los principales se enriquecían à costa de los polires à quienes oprimían con exacciones ilegales, prestamos usurarios y engaños, como era cierto. (1) <Los ingleses, decían, son (i) Tomás Comyn llama tiranos subalternos à los cabezas y escribe: "Como el cabeza (de Barangay) tienen su cargo la entrega de 40 ó 50 tribuios .al Alcalde mayor, CÍ natural procure los medios de que se le admita c! pago en algun equivalente que le produzca lucro." Es decir: que no scio el Alcalde sinó también los cabezas explotaban al pueblo con ocasión del tributo en especie, cobrándole con fn\tu>icia el doble ó (rifle de lo que debía abonar en justicia. Pretextaban para seguir cate sislema »alwîo que de ello le resulta al indio, cuando semejante solicitud, más bien dimana de lacoJicia, que de la humanidad .leí Alcalde," teniendo en cuenta "los ('recios bajos d;l aranc-il.» HISTORIA DE I LOCO:». 179 peores que los españoles y sin embargo, promete^' no cobrarnos tributo, como que no se exige en. ninguna parte; y el gobierno español tampoco noslo cobrarla; pero los curas párrocos se opusieron, y trabajan por oprimirnos.> Brindando al pueblo coalas riquezas de los principales y de los curas párrocos, los comisionados de Sitane consiguieron soliviantar los ánimos contra aquellos. El pueblo, dirigido por los comisarios de Silang. asaltó las casas de los labahtánj apoderándose de sus bienes y atropellando sus personas. También se apoderaron de las casas parroquiales; pero los Religiosos pudieron, rescatar sus vidas con dinero. Por los suelos ya el predominio de los antiguos señores de los pueblos del Norte, allí no so reconocía y acataba más que la triunfante autoridad de Silang. Entonces este expidió una circular á los pueblos del Sur. En ésta halagaba al pueblo con libertarle del pesado yugo de los principales, con la igualdad en la constitución social y abolición del tributo. Y dirigiéndose ú los principales, les dcefa enérgicamente que ya había sonado la hora de la muerte de los privilegios y de los abusos, y que si no contribuían con sus bienes mal adquiridos al sostenimiento del nuevo estado de cosas, dispondría que el pueblo se los arrebatase con sus vidas, como en el Norte de la provincia. Y por último, invitaba al pueblo bajo a que nombrase un jefe local de entre la clase popular, que garantizase sus libertades; y el elegido debía ir á Vigan á recibir el titulo correspondiente e instrucciones de él como Cabo Superior, llevando algun dinero con que quisiese el pueblo contribuir al i fío ISABELO DE LOS R E Y E S mantenimiento de la nueva organización de la provincia. Los del Sur acataron la autoridad de Silang y cumplimentaron en todas sus partes su circular, enviándole sus diputados ó jefes elegidos. Y por estos nombramientos, Silanç ganó mucho dinero. En poces dias, pues, logro enseñorearse de todo la provincia. Se diô à sí mismo el título de Cabo ^Iayor de llocos; nombró Capitan general de su territorio á un tal Jesús Nazareno, y en todos los pueblos, pedáneos de su confianza. Al dar i estos sus títulos, les hacía presente que de ellos y de la estrecha union y decidido auxilio del pueblo dependía el mantenimiento de sus libertades; y que procurasen cumplimentar cuantas instrucciones recibiesen de ¿I, cualesquiera que fuesen, pues por lasóla circunstancia de ser nombrados por él, implícitamente tendrían que correr la misma suertt; que él. Silang aseguraba, sin embargo, que su objeto era defender de los ingleses la fè y la causa española. Conociendo el estado general délos ánimos, tuvo la feliz ocurrencia de expedir un bando inspirado en el más ( fervoroso misticismo, obligando á los ilocanos ú oir misa, confesarse y procurar que los niños asistiesen puntualmente i la escuela. Con el pretexto de defender la provincia de la invasión inglesa, exigió de los ricos dinero y ganados para sostener sus fuerzas, haciéndoles pagar la seguridad de sus vidas contra el furor del populacho. A cada Religioso exigió cien pesos de contribución, que después hubo de rebajar á óchenla, accediendo á la petición de uno de ellos que en otro tiempo le había prestado favores. Con HISTORIA DE ILOCOS l8i •I mismo pretexto, rodeó ta provincia con un corIon militar, imposibilitando así que alguien comunicase aquellos sucesos al Gobernador general interino, Anda. Pero al fin, un agustino logró burlarse de los sigilantes de Silang, haciendo llegar ú, Anda uu despacho, en que se relataba todo lo ocurrido. lías Anda, queapenas contaba con gente para sostenerse ú si mismo contra los ingleses, se limitó a enviar una orden á Silang, mandándole, ya que blasonaba de defender la causa espafi «la, comparecer dentro de nueve días en Bakolor (1*ampanga,) donde se había instalado provisionalmente! el gobierno superior español de Filipinas, para dar cuenta de lo que hnbia# hecho, so pena de ser tratado como traidor enviando tropas que irían à prenderle. Desde luego desautorizó á Silang como Cibo Mayor ò representante de los españoles, y en su lugar nombró Teniente general de llocos, para restablecer la paz, al Obispo de aquella diócesis señor Ustariz. Los Agustinianos, para desengañar a los que ác buena fe seguían á Silang, divulgaron el contenido del decreto, haciendo correr el rumor do que irían de un momento á otro tropas españolas ú castigar á los sublevados; y .rehusaron absolver a los autonomistas que querían confesarse. Por esto, muchos desertaron de las filas de Silang, Pero ya era tarde: toda la provincia estaba gobernada por los parciales de Silang, y por consiguiente, ya podia imponer su voluntad y ser ODcdecido ciegamente como un tirano. «Como habéis visto.-docla ôl—yo procuraba defender nuestra Santa Fù y la causa española, pero por intrigas del Obispo y de los Párrocos, que i8 2 I SA BELO DC LOS REYES -siempre nos han causado vejaciones, Anda creyó otra cosa y trata de perseguirme como traidor, y vosotros que hasta ahora me habéis seguido', tendre™ que correr la misma suerte que yo. Como habéis visto, si nos unimos como hermanos, nada .pueden los espaíioles contra nosotros y siendo esto asi, ¿porqué no hemos de defender las vidas que generosamente nos dio el Creador con encargo ae conservarla á todo trance?... Esos Párrocos contituyen gran peligro para nosotros, pues son enemigos y espías domésticos y solapados. Id pues i prcnuerlcs á todos y traedlos á Vigan.> Era más elocuente aun al infundir á sus paisanos ideas patrióticas, y aquellos respondieron como electrizados i, las oscitaciones de Silang. Los Religiosos no resistieron, fueron presos, y Silang les mandó encerrar con el Obispo en el convento de Bantay. Por este motivo, el Obispo declaro excomulgado á Silang, y como e'ste veía que sus parciales empezaban í mirarle con horror por la excomunión •que pesaba sobre é!, y como alardeaba aun de ser buen cristiano, conio cuat embaucaba a muchos indios que le seguían de buena fe, como arrepintiéndose, mandò poner en libertad á algunos Párrocos; pero estos no quisieron volver á sus parroquias, para que los indígenas no creyesen que les mando libertar porque no le tratasen como •á excomulgado. En este muy apurado trance, Silang creyó indispensable tomar medidas extraordinarias: envió en 13 de mayo de 17G3 dos champanes cargados de efectos ¡lócanos á los ingleses, que ocupaban la plaza de Manila y una carta, en que les daba cuenta de los succsos1 de llocos, ofreciéndose á HISTORIA pgj ILCCOS I 83 «conocer la soberanía de Inglaterra y pidiendo -auxilio. Los ingleses celebraron la proposición de Silang, pues reconociendo su gran talento, decisión y otras -excelentes cualidades de caudillo, politico y gobernador, que adornaban a Silang, le consideraban como importante aliado para acabar de destruir £ Anda, atacándole por el Norte y por el Sur al propio tiempo. Enseguida enviáronle un paquebot que llevaba regalos, armas y su nombramiento de Alcalde mayor de llocos por los ingleses. Un autor dice que Silang se dio á conocer ú los ¡lócanos como representante de los ingleses y •en nombre suyo cobró tributo, y cuando ya creía de todo punto necesario exterminar á los Religiosos, dijo que los ingleses enviarían otror- mejores. No acierto á explicarme cómo Silang, que era muy listo, incurrió en este error, ó como se arreglo para que aceptasen los ¡lócanos la dominación inglesa, que autes les dijera el ser muy cruel, y cuya religion era falsa. Si hubiera procedido así, los ¡lócanos le habrían retirado su confianza. Y esto os casi imposible que no lo previese él. Por eso, me inclino á creer por ahora—á no ser que más tarde otros documentos demuestren que ando equivocado en esto-que el engañaba ti los ingleses, para asegurare su auxilio contra losespañoles; pero que sus relaciones con ellos las ocultaba á los ilocanos y acaso su verdadero propósito fuese echar à los ingleses y españoles de Filipinas, si le favorecían las circunstancias. i Es el caso que envió á_ Kagayao dos comisarios suyos, los cuales consiguieron pronto amotinar el pueblo de Tugucgarao y todos los demás del Sur; I84 ISABELO DE LOS R K Y E S Y hubiera producido lamentables efectos A no haber llegado á tiempo el ejercito del Teniente cenerai Arza. \" consta en la Historia que abrigaba propósitos de ir á atacar á Anda en la Pampanga, después de matar á. todos los Religiosos de llocos. Desde que c! Obispo le excomulgó, Silang, para salvarse: se propuso .hacer matar a todos loa sacerdotes y demás españoles de llocos, para desembarazarse de una vez de ellos. Y como sus secuaces, fanáticos por vi Cristianismo, no s« atreviesen á quitarles la vida, mandó' llamará varios monteses del Abra para llevarlo á cabo. El Obispo y los Religiosos supieron los designios de Silang, y de acuerdo con los principales hacían esfuerzos, sigilosa» ente, para reunir gente.. Ya porque Silang estuviese excomulgado, ya porque no podían confesarse sus secuaces, por estar excomulgados también, ora porque los Religiosos aseguraban que de un momento á otro iban ú llegar las tropas de Anda: ora porque fuese cieno que Silang se manifestase como partidario de los ingleses 0 lo supieran sus secuaces: fue el caso que éstos perdieron su entusiasmo en servirle. Silang comprendió el desaliento general en sus filas y vio que, muerto el. único" que con su talento y energía sostenia aquellos pelotones, los Religiosos podrían fácilmente reducirlos á la causa española. Por esto, ya no bajaba de la colina, en cuya cumbre se asentara su palacio, dictando desde ella sus órdenes. Y para evitar sorpresas y traiciones, Silang forti tico la colina donde se asentaba su casa; nc permitía subir á ella mus que à determinadas per* HISTORIA DE ILOCOS. 185 sonas de su entera confianza, y sus más fieles soldados estaban dispuestos a dejar caer grandes piedras sobre el sospechoso que se atreviese à acercercar á sus faldas. Era imposible subir ú aquella colina sin el consentimiento de Silang. También Jos Religiosos sabían que, muerto Silang, la sublevación se apaciguarla, y procuraron ganarse la voluntad de Miguel Vicos, mestizo español, amigo íntimo de Silang. Le llamaron al convento de Bantay y le demostraron la conveniencia y necesidad de que matase ú Silang sacrificando la fidelidad del amigo al patriotismo. Es verdad que Vicos era filipino como Silang; pero iavocarou el recuerdo de sus antepasados españoles y le prometieron grandes recompensas por parte de Dios y del Gobierno español, cambas Majestades,» que diria cl Obispo de llocos. Por tiu, Vicos se convenció y dijo al Obispo.— Señor, esto vá con !a pachora india!; écheme su ilustrisima !a bendición que voy á matar al tirano. Entonces fraguaron el plan de ataque: Vicos se confeso, comulgó y recibió la bendición del Obisno: iri;i acompañado de don Pedro Buekbuek, capitan de infantería; escudándose con su falsa amistad, subiría al pantók ni Silang (colina de Silang) y le mataría à traición con un trabuco, y en medio de la confusión de sublevados, subirían it arrollarles la gente de los Religiosos y de los ímbahutng. Eu la tarde del 2S de mayo de t703, Miguel Vicos y Pedro Buckbuek se presentaron en l™ faldas de la citada colina y pretextando visitar á su amigo Silang, se les permitió subir. Silang estaba mandando cargar una lantaka, que era la seflal dada ú su gente, para que en oyendo 186 ISADELO DE LOS REYES cl tiro, acuchillasen al Obispo y à los Religioso! que estaban en >Bantay. Y era aquella la hora en que los infieles del Abra iban a degollar a lot sacerdotes. Les recibió bien Silang (1); y estando pascando y conversando amistosamente aquel y Vicos, de sùbito éste dio dos pasos hacia atrás y a. quemaropa disparó uri tiro, casi porla espalda, encajando la bala en an. costado, y murió instantáneamente Silang, sin haber podido exclamar más que:/¿Va* táyakon Gabriela! (ya me muero, Gabriela,-su CÍposa,) entre tres y cuatro de aquella tarde. Los parciales de Silang se sobrecogieron de miedo cotí la inesperada muerte de su jefe y en vez de de arrojar por la cojina á sus asesinos, dieron tiempo i los partidarios de* los principals para trepar, en medio de su estupefacción, y desbaratarles por completo, logrando huir doña Gabriela y muchos de los suyos al Abra. Aquella tarde se echaron al vuelo las campanas à las exclamaciones frenéticas de ¡Viva el Rey de España! Y se cantaron la vísperas de la Stmtisima Trinidad en acción de gracias. El Obispo, como Teniente general de Mocos, nombró Alcalde mayor ú su Provisor y por Justicia Mayor quería elegir à Vicos; pero éste le aconsejó que nombrase como tal al capitan lïuckbucl; que tenia mucho séquito y podía contener a los que intentasen perturbar el orden, y asi lo hizo. Por lo visto, la hazaña de Vicos no gustó á muchos, como verdaderamente no puede serlo á los (l) lin ote y otros puntos de su Historia, el p.vue Fonseca pone mucho de su iluminación, que desmienten autores más antigues. H t S T o R U PE ILOCOS Ï87 hombres honrados c imparciales, porque la traición es traición. Los Religiosos, volviendo ¿ sus parroquias, continuaron con sus amonestaciones la pacificación de la provincia. Después de estos succsoSj el Obispo pasó ¿ Pan* gasman, desde donde escribió lo ocurrido à don Simon de Anda, que estaba en la Pampanga. He aquí estractados, algunos pirrafos de su carta, que no damos integra por no repetir lo)«i narrado, «Ov de la fecha he llegado á este pueblo de San Fabian, algo cansado por el preciso trabajo en el camino, que ha sido á caballo... Dejo, ScDor la provincia de Ylocos sujeta al Rey nuestro seDor don Carlos III (que Dios guarde) y á la obediencia de V. S-... Vicos, por temor de los parientes de SHang y de los aliados que tiene en Pangasinan, se fué por Kagayan á presentarse à V. S- en la Pampanga*. estimare que V S. le atienda por el mérito de su acción. No soy mus largo porque estoy fatigado de seis meses de prisión y de otros innumerables trabajos; que en persona y bienes, ha tenido este pobre viejo. Espero órdenes de V. S. en esta provincia de Pangasinan y también que con mi presencia se sosieguen estos hermanos (pangasinanes), pues aquí tengo más conocidos y gratificados que en' la de llocos. «Remito A V. S. ol cuaderno de^ los tratados de Silang con los ingleses; en el verá V. S. las disposiciones de ambas partes. Estoy haciendo diligencia de buscar algunos mandamientos despachados por SHang bastante ignominiosos á la persona de V. S, y en uno dice que no había de parar hasta cortar la cabeza de V. S. Por último, digo ISAUELO DE LO* R.KYE* que tengo publicado perdón general en nombre de V. S., que no paguen tributo hasta la restauración de Manila, (por los ingteses), 6 hasta que V. S. mande otra cosa. <Las armas están repartidas entre los pueblos que concurrieron á la acción, que som Sta. Catalina, Vigan, Bantay y San Vicente: conviene esto, porque el tiempo es de condescender, aunque todo ha de ser en términos hábiles. «Nuestro Señor guarde, y prospere muchos afios la importante vida de V. S., como la necesita el presente sistema de las Islas para mi consuelo. San Fabian y Junio de 1763.-M. I. S —B. I m. de V. S. su más afecto Capellán, Fr. Bernardo Ustariz, Obispo electo de la Nueva Segovia.> Tal fue el fin de Silang. Este, como hemos visto, tenia gran talento y singular sagacidad politica. La Religión era profesada hasta el fanatismo por los ilocanos y prueba de ello fue que no se atrevieron ú matar á los sacerdotes y por la excomunión perdieron por fin su entusiasmo en servir á Silang; V sin embargo, éste había logrado tener presos al Obispo y ú los sacerdotes. El mismo Silang conocía que los ilocanos temian mucho al gobierno español y que eran enemigos de aventuras y novedades; sin embargo, el jefe revoltoso logró sacudir el yugo de los españoles, sirviéndose al principio por palanca de los mismos españoles más iniluyent.es. Los principales indígenas siempre, hasta ahora, (y más antes), han tenido esclavizadas á las clases inferiores; y sin embargo, Silang, anticipándose ¿hacerlo que mucho más tarde se repitiera en la gran Revolución Francesa, consiguió levantar al pueblo contra sus opresores: la pnucipalia indigena. HISTORIA DE ILOCQ< i8i) El gran político filipino consiguió domeflnr á sus mas temibles y poderosos enemigos: el fanatismo y timidez de los naturales, el poder de los principales y la influencia de los Religiosos y de los españoles. ¡Què pequeño VÍCOH, en verdad, ante la gigantesca figura de Silnngl Pero si éste fue sagaz politico y bravo caudillo, su esposa dona Gabriela era una mestiza, también de grandes bríos c ingenio, y, según cl P. Jejos de Santa Maria en su manuscrita Jli/ttorh, no menos valiente que su difunto marido. Acudió ella ¿ los monteses de Abra, sus aliados; allí reunió su gente dispersa y consiguió formar un temible peloton, capaz de vengar la muerte de su desventurado esposo y recobrar su perdido imperio. La varonil doña Gabriela, ¿la cabeza de un c'jiircito de caníbales y de ¡lócanos, marcho decidida ú castigar la traición cometida con su caro esposo; pero va en la Bocana del Abra, cuando sus hordas de Icones, ávidos de venganza, citaban á pumo de caer sobre Vígan, detuvieron espantados su paso, pues por una ilusión òptica creyeron ò les hicieron creer que los lejanos sotos de Vigan eran millares de soldados que acababan de llccarpara auxiliar ¿ los españoles. Knronccs, acobardados los igorrotes, huyeron a sus rancherías, desamparando á la esforzada doíía Gabriela. Las tradiciones religiosas atribuyen usto á milagro dp la Virgen de la Caridad, que se venera en el templo de Baniay. El nombrado interinamente, teniente general de llocos, Pangasinan y Kagayan, don Manuel de Arza, una vez pacificada la ultima provinciot pasó à Vigan, donde la sedición había echado raices y llegó 190 ISABELO DK LOS KEYES en septiembre de aquel aito 1763, y acabó de pacificar ú llocos, ahorcando en octubre del mismo 3Íio á más de cíen personas, entre las cuales estaban la infeliz doña Gabriela, (1) Sebastian Endaya su escribano y teniente mayor, Flores y otros muchos jefes que se habían refugiado en los montes del Abra. A los demás, les mandú dar á cada uno doscientos azotes en la picota ó bramadero. El P. Santa María asevera que el Agustino Fray Dieso Vivar refiere muy prolijamente estos sucesos en su inedita Historia del alzamiento de don Diego Sitan. No he encontrado ese manuscrito. La misma Revista Agttstiniana, òrgano de los padres Agustinos de Filipinas, que lo debieran guardar, preguntaba en 5 de febrero de I881 su paradero. Algunos episodios de esta sublevación se pintaron en el techo del Palacio Episcopal de Vigan y en la sala de la casa parroquial de Laoag. Ya no existen tales pinturas. XXI Expedición d Pangasinan.—Nuevos pueMos.—Ustariz y Garda.—Cólera.—Piratas.—Regimientos de llocos*—Estanco del tabaco.—Aumento de tributo, Pacificada la provincia de llocos, Arza pasó en 1764 á reducir á la de Pangasinan. con tres (i) Esto indica quo la inteligencia y cl airojo ric esta. mviger cían grave peligro jiat-i el mantenimiento de la orden, y fue necesario ejecutarla. HlSTOItlA DE II.OC03 i'Ç}|- mil ilocano;, que fueron unos por licrra y otros por mar. Y á llocos fue de Alcalde mayor don Jose Pantoja. Kstc, con su prudencia y rectitud, acabó de sosegar los ánimos y cobró el real tributo sin extorsiones. --En este aíio fue erigido en pueblo el de Kan Fernando, hoy capital de la Unión, provincia segregada de llocos. — En 2 de- agosto del mismo año I7G4 murió en el antiguo Hospital de San Gabriel de -Manila, entre sus hermanos de hábito, ol Obispo de Nueva Segovia,limo, señor don Fr. Bcrnnrdo Ust.'iriz. Entro a gohernar ta d^ecsis el bachiller presbitero don Agustín de la Encarnación, como Vicario sustituto y representante del Obispo de Cebú, el ilustrísimó señor don Miguel Lino deEzpclctn, qu'uni regía interinamente las diócesis de Manila, Nueva Cúccrcs y Nueva Segovia por falta de los respec* tivos Prelados. En marzo de 176$ volvieron de Pangasinan los ioldados ilocanos con-los laureles del triunfo. En ücha campaña murieron I40 indígenas por parte le los adalides de España, y es probable que fuccn ilocanos, ó al menos la mayor parte. En este año entró á gobernar la diócesis de Nueva •egovia, como Vicario Apostólico del Obispo de :cbú, el bachiller don Juan Prudencio Gomez. Y "uc erigido en pueblo el de Ariiig-*y. Kn 4 de marzo del mismo año 1765 murió cu juadalupc (Manila) el electo Obispo de Nueva Sc;oYÍa, agustino Fr. Facundo Mesc^ucr, sin haber lodido tomar posesión, pues cuando llegó la Iical X-dula, ya habla muerto »92 ISAPELO DE LOS REYES En 2o de junio de I767 fué elegido Obispo de Nueva Segovia ci dominico P. Fray Miguel Rodriguez Garcia. Este señor había sido Rector de la Universidad de Santo Tomás de Manilo y profesor de Jn Saprada Teología y Artes. Adornóla Catedral de vigan con muchas preciosas alhajas y considerables limosnas Kra celoso Prelado y predicaba con frecuencia. Nombró su Provisor y Vicario general al Licenciado don Eusebio Antonio Buido, natural de Vigan, después cura Párroco en propiedad de la misma ciudad. En 1768 se declorò en llocos, el cólera-morbo según un documento oficial inédito, que tengo á la vista. La segregación interina de la parroquia de Santo Domingo, dispuesta en IjSS por el Obispo Matos, fue aprobada después de Real orden,* v por decreto de 5 de agosto de 176ÍÍ, del Obispo señor Rodriguez Garcia, se declaró defluiti*/a m ente parroquia indcpîndientc. Kl primer C. Párroco en propiedad de este pueblo fué cl bachiller don Tomài MÍlIún, elegido en terna según comunicación del Gobierno. En I769 fueron erigidos en pueblos el de San Ildefonso, que antes era una visita de ííantay, y se denominaba Bantaoay: y el de Sta. Maria En 1770 los Agustinos se negaron i admitir en llocos la práctica del Real Patronato y visita diocesana, que mandaba el Gobernador General Anda, Por esta desobediencia encargó al Provin, cial de dominicos, que no se había opuesto al patronato V visita, escribiendo: «que en ca«.o de tener doze ó quinze Religiosos de su obediencia .. ..que no hagan suma falla en otro destino, ex* HISTORIA UE ILOCÍW 193 pida las órdenes que halle conducentes para que pasen à dicha provincia de Ylocos con la mayor brevedad » El Provincial no quería prestar cooperación á Anda contra los Agustinos, ó al menos asi lo aparentaba, y en un largo informe se excusó coa la escasez de religiosos dominicos y la urge nia de mandar ú las misiones de Nueva Vizcaya y China los pocos de que disponía. En su vista. Anda exigió en nombre de S. M. alistasen 8 ó lo Religiosos dejando 4 para anteriores misiones. Entonces el Provincial envió ocho dominicos A llocos y se encargaron de las parroquias de Aringay, S. Fernando, S Junn Evangljsta, Bauang, B\lauang, Namafcpaken, Baknotan y Agoo. El Arzobispo de Manila D. Baglio .Sanchez de Uta. R'ifma secundó á Anda en la persecución de los frailes. De algunos pueblos «leí Norte se encargaron clérigos: en Bantay esturo de Párroco propietario el bachil'er Pbro. D- Antonio de Patina; en KabugHO P- Manuel Baza, Presbitero Bachiller. En i5 de Abril de 177I falleció en Manila fray Juan Bautista de Arcnocese, que varias veces se habi» encargido drl Obispado de Nueva S;go *u y servido varias parroquias de llocos. Dejó inéditas las siguientes obras: Descipcìòn de ht<provincias de ííocos, Alzamiento de Pantjasinai^ y la •Novena de Ntra Sra de la Caridad. También murió en Batìk el agustino Fr. Pedro Vivar, ex-ministro en muchos pueblos de llocol y misionero de Tonglo y Bcn^urt durante irci arlos; dejó inéditas estas obras: Misiones dt ¡loco y Alzamiento de Vvjnn. '3 '94 ISAlîIîLO UK l/'S KEVKS En 7 de junio del mismo aflo I77I aparecióuua escuadra mahometona en la barra de Aparrt;. se lis preguntó en lengua ¡locano (I) què objeto les llevaba allí y los moros contestaron que trataban de averiguar si aquella tierra pertenecía à llocos. De aquel puerto zarparon llevándose algunos cautivos, entre ellos un español y un religioso dominico; y siguiendo sus excursiones piráticas, arribaron a las playas de IWigi. Allf sostuvieron un combate con los valientes ¡lócanos, y los piratas huyeron dejando muertos su almirante o datto y seis de sus mis ya icntes capitanes. En estos años se instruyó expediente para explotar las min^s de los igorrotcs de I'ocos, por don Francisco Salgado y don Antonio de la Cuccù, peritos en la Mineralogía; pero parece ser que no se le dio curso por la escasez de tropas y de caudales por aquel entonces, en que los jefes y empleados cobraban á media paga. E i el Capítulo celebrado en l.o de mayo de 177ÌÌ por los Dominicos, estos u:cptnron como parroquias de la Orden las de K¡ihu, Bangor, Namaltpakan, Baknotan, Agoo y Balauung, según sus cronistas, á pesar suyo; pero algun autor Agustino cree que ayudabau á Anda los PP. Dominicos. Es el caso que los Dominicos no tardaron un devolver las parroquias de llocos à los Agustinos durante el gobiemo de Basco, que lo procuró. Habiendo salido en 177! para catequizar ú (l) La circunstancia <!c Saln-r (o¡ nnros cl d alecto i d eano indica que frccucmalcn aquella provincia, aunque t>o causarían conúJcrablc* tlailot. HisT"KM UK ILOCOS 195 las iribus montañesas de Hocos el P. Fr. Francisco Panadero, dominico, contrajo calenturas malignas y murió en San Fernando, de que cía mi* iiistro actual. Fueron erigidos en pueblos el de Vintar en 1774 y el de Piddig en 1775. En i! de noviembre de 177!) murió en Vigan ct Obispo señor don Miguel Rodriguez Garcia. En i7So-fué creado cl regimiento de milicia provincial de llocos. Su plana mayor era veterana: residía en Vigan: carecían de segundos comandantes; pero tenían sargentos mayores que los suplían. Los capitanes ó jefes eran vecinos v comerciantes de Jí-iil-» 6 de llocos y ter ían gozo militai; su ordenanza se parecía á la .-•migua *(f Cuba. Vá* tarde se reorganizó en Tercios ríe Policía de la Provincia. Su módico haber conestía en metálico ó en -palay Su misión era custodiar la Casa-Gobierno, los caudales del Tesoro ; las cárceles y los condenados 11 trabajos públicos, conducción de presos, pliegos del servicio, conservación de la tranquilidad pública, aprehensión de 'juegos y la defensa de los baluartes pequtfns que tenía la provincia. En fin» servijn pira mantener el respeto'á las Autoridades locales. PorKcal orden de febrero del irmmo año se estanco ti tabaco en Filipinas, para atbitrar recursos con que poder retirar el situado qu<? se m ndaba á estas I<Ias para cubrir sus atenciones. Dícese que el tabaco fue importado dp Amèrica por las Naos de Acapulco y los españoles Io p altaron en llocos y otrJS provincias. Es ci caio que »9^ ISAÜELO DE LOS REYES ya se sembraba cu lodo el Archipiélago cuando se declaró el estanco, que tue mol recibido de todos. Por bandos de 13 y 25 de diciembre de 1781 se dio cumplimiento a la anterior Hcal orden, prohibiendo la venta, tráfico y manufactura del tabaco. Y en 1,0 de marzo de 1781 qued¿ definitivamente abierto el estanco. Por Real Cèdula de H de noviembre de 17*1 se asignaron para gastos de idhricas de Iglesias de pagos de sirvientes de la diócesis de Nueva Segovia 400 pesos al ailo. E» i3 de mayo de l?8i tomo posesión de la diòcesis de Nueva Segovia et obispo electo, Ilustrlsimo y Rmo. señor don fray Juan Ruis de San Agustín Naci·S en Madrig^lcjo. Plascnua. cl 6 de jumo de 1718. Recibió ci hábito de iccoleto en 1.744. Pasó ú estas hlas en U49*, hob a sido Ministro de varios pueblos, Presidente, Visitador, Procurador general, Comisario de la Orden en Madrid y Provincial. Carlos ICI le present> pira cl Obi»pado de Nueva Segovia en ¿o de diciembre de 1780 y recibió la Ileal Merced para posesionarse, aun sìa «sur consagrado, como entonces se estilaba, en tt de mavo de t78¿. En 23 de octubre de 178^ el Suncríor Gobierno dispuso que losa mestizos de chino pagasen doble tributo, y ernuicron pagando antes de la reforma de 1884, dob c tributo relativamente á los Naturales, j habiendo desaparecido I<i diferencia de razas ante la Lty, todavíi siguen pagando á la iglesia más derechos que los Niturales. Ea 1784 fu¿ erigido en pueblo el de Pñiulwn. HISTORIA DK I U - C O * (97 XXII Masco en llocos.—El Obispo Ruiz.— Intendencia de II. P. de Vigan.—El}'. Olalla.—Supresión déla Intendencia.— Motín.—La Compañía de Filipinas,— Cazadores de llocos.—Curatos y pueblos. — El ' Sr. Blaquier.—Resumen del siglo xv M 1. Ka 17H5 el Gobernador cenerai de R t i p i t m do» José Jiasco y Vargas, giro una visita ú llocos. Este Gobernador era solo capitan dcfrngato; pero fue uno de los mejores Gobernadores que ha tenido Filipinas por su talento, celo y rectitud. Con gran ahinco fomrntú la agricultura, proporcionando semillas, plantas, instrumentos de labranza, estimulando con premios A los tjuc se distinguiesen, 11 los que estableciesen fábricas de algodón, seda, Unos, porcelana y otros objetos, que sn recibiiin A precio de oro del Asia; ú los que cxp'otasen las minas, ú los que sc.dcdic^b.m ú lai. ciencias y artes; mejoró las escuelas y t i comercio, creando la Compañía de Filipinas; fomentó la plantación del tab-co y lo esv.n.cú, dando con ello al Tesoro considerables sumas fundó la Sociedad ICconùmica de Amigos del Paix etc., etc. ïtecorrió cl Archipiélago y llegando á llocos, no posi de aquella provincia. Durante su pernia* ncncia en Viciïn, en I9 de febrero, expidió un decreto creando en llocos uua Factoria general de IQS ISAIRLO DP. LOI REYES Tabaco, ft la que subordinó las Administraciones foráneas de Pangasinan, Zambees y ICigayan, ¿ donde extendió el estanco. Durante su gobierno, se separaron definitivamente de esta provincia para agrcgirse ii la de Pangasinan los pueblos de Agoo, Áriñtjay, Knva, Baoang, San Fernando, San Juan y Baknotan. Fue «sta la primera segregación que se hizo de la antigua jurisdicción de llocos. En el mismo año 178a, el agustino Padre Kevollo leyó un discurso en la Sociedad Econòmica, cu el cual indicó la conveniencia de cultivar las moreras, que alimentan los gusanos de seda, en llocos y otras provincias. En 8 de enero de 1786 fue consagrado el electo Obispo de Nueva Segovia, Iltmo. y Reverendísimo Sr D. Fr. Juan Kuiz de San Agustín, que habla tomado ya posesión de este cargo en i'j de mayo de 1784. En 2-1 de Noviembre del mismo afn, ¡i propuesta del entonces Intendente de H<icicn la dori Ciriaco Gonzalez Carvajal se crearon de rc¿«l órJcn cuatro Intendencias de provincia, con la dotación anual de tres mil pesos cada una, con carácter provisional, que se debían pagar con los productos de la renta de tabacos. Una de cPa«f la segunda, se titulaba Intendencia i/ Corregimiento <U Nueva Segovia (Viga..) y coraircndia las provincias de llocos, Cgiynn (excepto Îas islas Batanes), Pangasinan y Zambute». HüTOUIA DE ll.OCCS »99 Habla un contador con el sueldo anual de pfs. uoo 1 asesor , qoo l promotor fiscal > tJ5o Gastos de material, etc » i5o Total pfs. 3ooo —E'n el mismo año 17S6 murió en Manila cl padre Juan Olalla, Agustino, que habla sido Cura párroco' en muchos pueblos de llocos y era uno dft ¡os presos de Silang. Siendo Provincial fue privado de su cargo, y objeto de otras troptllas del visitador Percyra: pero Ja conducta de esto fué desaprobada por ci Gobierno de S. 31. Escribió varias obras y sermones panegíricos y morales en ¡locano, entre otras la «Explicación de los siete Sacramentos de nuestra Sagrada Religión distribuida en veinticuatro platicas en idioma ilocano»—Madrid 1848. —Por Real orden de 20 de noviembre de. 17S7 ac suprimió la Intendencia de Nueva Segovia y las de las demás provincias por superíluos. y ja en 2Ï de octubre se hanfa mandado volver á fundir la Superintendencia con el Gobierno Superior dcl_ Archipiélago, como lo estaba antes'de 17 de julio de 1784. El descontento nor el cstanto del tabaco y por las vejaciones y abusos cometidos nor I05 encargados de cumplimentar la plantació^ obligatoria de la hoja, se tradujo en una sublevación en IA03Q% el pueblo más grande de llocos, en i788. El Alcalde mayor salió de Vigan inmediatamente ¡tot) ISAUBLO DE LOS ft KYIS con dirección á Laoaç, en computila de Fr. Agustín Pedro Blaquier, Cura párroco de Batak, qu* fué después Obispo. Hallaron á más de mil hombres armados en actitud belicosa. Et Alcalde, en su vista, buscó refugio en la casa parroquial del pueblo, y el padre Btaquier hombre muy respetable y bondadoso con los ilocanos, sobre quienes ejercía gran influencia por estolse dirigió afablemente ú los jefesdelmotin, persuadicndolesquc para consccuirsusdcscos de cortar ios abusos, habían escogido malos medios y prometiendo él interceder su influencio con las Autoridades Superiores para que atendiesen sus justas quejas y perdonasen su delito. Con esto, se calmaron sus unimos y se retiraron pacificamente á sus casas. En 1781) la famosa Compañía ile Filipinas consiguió, á costa de muchos sacrificios, que funcionasen en llocos muchos miles de telares. Los que ahora se usan en aquella provincia se parecen ti los telares gallegos y 'prohnb'ementc son imitaciones de los que iwiroilujcra (?) diehí compañía, en sustitución de los an'iguos jwya&íM» que indudablemente se parecían mucho ó eran ci mismo impaliti de los tin^uUnes de Abro, de mecanismo sencillo y primitivoEn el mismo año fué edificada la Iglesia Catedral de Vigan. Esta compañía estableció factoría subalterna en llocos y compraba todos los tejidos ilocanospara estimular á. los naturalesa que adoptasen esta industria: compró tierras, repartió aperos de labranza, funda fábrica de tejidos, contrató las producciones à precios muy subidos, ofreció premios y pu« H ISTORIA IIK ILCCOÜ. 201 so en movimiento cuantos resortes parciales pendían de sus facultades limitadas. En 1780 fue creado el batallón ligero de Cazadores de llocos. Constaba de diez compañ'as con la fuerza de mil plazas. Su uniforme consistía en una casaca corta, verde, con cuello encarnado; sol*pa y vuelta negra* trencillas blancas en las costuras: pantalon y chaleco blancos, 1.-» corneta bordada en los extremos del cuello y picos de la casaca; media bota y gorra negra coa fajo verde guarnecida dr blanco alrededor de la copa. Había un comandante, sargento mayor y ayudantes, que eran Veteranos, y el segundo cargo era desempeñado por un teniente coronel En I8'3J, era sargento mayor el teniente coronel don Miguel García de la Chica. Este cuerpo formaba parte de la Milicia provincial. En IS de octubre de 1790 el Gobernador de Filipinas dòn Felix Berenguer de Mirquina aprobó la devolución de los cuiatos de Aguo, Amigay. Baoanç y Baknotan, solicitada y hec tu por los Dominicos A los Agustinos, & quienes habla privado Anda durante su gobierno. o ** Los principales de Sta. Lucia habían hecho sufrir velaciones á sus Jxiiliancs ú tributarios, por lu quo ¿utos nombraron varios apoderados para gestionaren Manila la pcr:ccuciún de tila*., y consiguieron entre otras coias que la Audimci-i previniese en 5 de Diciembre d<- I7y7 al gobernador- 202 l-AliltLO UE LOS RKYK* cjllo de aquel pueblo que no molestasen á los luilianes ni ;. sus apoderados. Ei entonces gobernndorcillo Gerónimo Fabro en venganza, perseguii ú tos apoderados con calumniosas denuncias al Alcalde mayor de reuniones clandestinas y de cobrar ti los kiilianes sin permiso de nadie, dos reales fuertes, una ganta de arroz limpio por cada individuo para sostener sus pleitos; de haber mandado á los hvndcros de oro para que -acostasen de 10 tues y de haber recocido maderas para una casa que iban á construir en Vigan, castigando como querían á. los que rehusaban dar su escote. Y hasta que el Alcalde mayor hubo de prevenir ú dicho Gobcrnadorcillo qne no le molestase con continuas denuncias, y que procurase solo velar por el urden público. Pero en fin, logró el gobcrnadorci'lo engañar al Alcalde mayor y este hubo de darle ¿rdenca para prender à- los apoderados, que, según dicho gobcr* nadorcillo, causaban vejaciones al pueblo, lo que no era cierto, puesto que, como veremos. los kailianes contribuían gustosos d conseguir el remedio de los grandes abusos de los principales. El gobemadorel·lo prendió en.la tarde del viernes 11 de Febrero al princip-t apoderado Josef Gaspar, de 20 años, que no sabU escribir ni leer comolo3demás comisionados, y en la mañana del 12 se remitió ol ped neo de Kuudon para estar allí preso. Luego mctt»> en el cepo •» otros dos apoderedos Esteban Coloma y Miguel Antonio p.ira remitirles después al calabozo del pueblo de -Sta. Cruz Después de la mis* del domingo, los luilia* nes se reunieron en la plazuela del Tribunal de H f - T O R U DB I L O C O < 203 aquel pueblo, como era costumbre y se permitieron preguntar respetuosamente al gobernadorcilio quo culpa tentón los presos, v el pedáneo contesto que solo el Alcalde mayor lo sabía, listo no Its satisfizo; pero en fio se disolvieron dindose cita al dia siguiente lunes en la misma plaza En efecto al dia siguiente acudieron mas de doscientos (400 dijo en su primera comunicación el pedáneo) y al llegar el /jobernadorcillo, le saludaron respetuosamente, hincándose de rodillas y volvieron a preguntarle que culpa tenían los presos. En vista de la negativa, Juan oo mingo, porsonerode Joíè Gaspar,contesto que ya que no quería decirles su culpa, qué les libertas;', y ya la gente del pueblo empezaba u meter bulia c inttaosígencia. El Gobernadorcillo envió á su teniente mayor á apaciguar el tumulto y como no querían callar, este les dijo: <td ¿ ponerles en libertad, si asi os place.» Oído esto, todo el pueblo gritó cataos, ramón á libertarie*, y se lanzaron á la puerta del tribunal. Entonces los tenientes y a'guacilcs trataron de detcn=rles con palizas; pero estas, en vez de ca'marles, excitaron mas su odio, y arrojánJosc sobre la gente del gobcrnadorcillo. la echaron al suelo, ptsotcánJolos, especialmente al teniente primero y al nlguacil mayor, á q«iica rompieron U vani. Derribaron la cárcel, rompiendo su diii'lin de caíii-bojo y libertaron á Coloma y Antonio. Despuc* trataron de paiar ú KmJon á pincr también en liben id á J. Gaspar: pero luego desistieron y acordaron i r á Vigm i presentir sus quejaa al AlCdMe mayor. Al efecto, «tcnJtcroa una ins- 204 I'iABKI.O IH! !.«•. I*KVK» tancia en dialecto ¡locano, (cuyo original he tenido á In vista;, en la que pedían la Vihertad de Gaspar, ya que estaba dispuesto á apersonarse en la Audiencia de ifanvla; y licencia para vivir ellos en Vigan ú otros pueblos para evitar asi la comprala de sus principales que les atormentaban con velaciones. La cual instancia iba firmada por Uoo kailianes. Vista esta instancia y la comunicación del pedáneo, que pedia auïi'io y armas para apaciguar lo que. llamaba alzamiento, el Alcalde comisionó al teniente mayor de Naturales de Vigan D. Pablo de Ochoa, entonces gobernadorci lo accidental del mismo gremio, para pasar al sitio de Naùgotkotan, orlili del río de Santa, donde se hallaban los manifestantes y les hiciese saber cuan desagradables eran al Alcalde estos procedimiento* tumuttuosos, pues había medios pacíficos para expresar sus quejas; también encargo al comisionado les invitase con buenas palabras ú retirarse ú su pueblo, donde averiguarían la verdad de lo ocurrido y de sus quejas; y que en este caso pasaría ú Sta. Lucia ú hacer las averiguaciones, poniendo en libertad de paso al preso de KanJon, pues parece ser que ct Alcalde sabia partícuUrmentc que la razón estaba de parte de Jos pobres kaihanes. El comisionado cumplió al pío de la letra las instrucciones recibidas: los manifcitjntcs se apaciguaron con sus suaves persuaciones y se retiraron pacificamente ú sus hogircs. El comisionado llevo presos & Vigan al Gobcrnacorcillo q-ie resultò respon 'ab I •.* de va'iot .«busos, y ii varios de los comisionados, para no ser sospechoso de parcialidad: pero después el Alcalde HISTORIA UE I LOCOS 205 D. Josò Mariano Cabello dio la razón ft los kailiaties, previniendo no se molestasen ú los -.ipodcrados. + DO Durante la pasada centuria fueron erigidas en pueblo diez y ocho ó veinte visitas ó agrupaciones de barrios, y por esta multitud de pueblos que comprendía ya la jurisdicción de un Alcalde mayor, hubo de segregar de llocos tlgunos pueblos del Sjr para incorporarlos u Pangasinan. Se estancaron el vino, aguardiente, licores y principalmente cjL_taJiac,q, cuyas rentas bien administradas y ejecutadas con mayor justicia hubieran representado una reforma ventajosa, porque reprimía tteios innecesarios y rendía ai Tesoro pinf;i¡cs ingresos; pero ya los _ llamados d perseguir á os contrabandistas pretendiendo encontrar objetou de contrabanjo donde realmente no los habla, ya los lldmados á vigilar por la cuidadosa plantación del tabaco castîgdndo por negligentes á los que no les sobornaban, ya los que explotaban á los pueblos plantadores, obligándoles u malvender sus hojas por la circunstancia de que el Tesoro no les pag.iba con oportunidad, ya, en fio, por las muchas vejaciones que se cometían con aquel pretexto, aquellas rentas se coavirtieron en verdaderas calamidades. «S> pretexto escribe—Tomás Comyn—de impedir el contrabando, lis dependientes del resguardo^ velan, recorren, y por decirlo así, comen y viven entre los scmDrados desde el punto que n3ce la planta hasta su recolección; que después de obligar al inJio cosechero á capar la p.irtc superior dc esta, para que la savia no se disipe dematiaJo, proceden los tazmiadores á tomar razón, no tolo 206 ISAL'KLU liK LOS KtlYK* del número de plantas que se cultivan en cada hacienda, sino hasta del de las hojas que tiene ca-Ì3 pianta, con distinción de sus seis diferentes calidades, para hacerles cargo respectivamente á los cosecheros de las faltas que resultan al tiempo de la entrega en la factoría, en cuyo caso deben estos justificar suficientemente la muerte de ta% plantas y aun de las hojas ïchadas de menos <MI el recuento, so pena de sufrir el rigor de las leyes del Fisco.» Según el mismo autor, se obligaba á los indios cosecheros de bonga, objeto entuncado entonces, ú la factoría á razón de 2, 2 l p , 3, y 3 1 fz reales el millar, según la mayor ó menor distancia: y á fin- de evitar el contrabando, salían los tazmiadores del r e g u a r d o á reconocer los bongulcs y obligaban al propietario á hacerse cargo de introducir 200 bopgas por-cada árbol, ha>a ú no huracanes que las deteriorasen ò laJronct; en cuyos casos se leo exigían en dinero las faltas á razón de 25 reales el millar, que era el precio á que las vendí.! el Estado. Las 2oo bongos deb an entregarte en buen estado, y s i s e licne en cuenta Ja mala voluntad de los recibidores, "no es fácil figurarse hasta que grado se cstcndicscn los perjuicios que sufi ¡ail que tenía la desgracia de ser COÎCchero. w Por otra p*rtc, cl amontonamiento de muchos millones de hongas, producto inevitablemente la fermentación y rápida putrefacción de gr.in p i r t c de ellas, y el público estaba servido maliiimamcntc y siempre disgustado La Compañía de l'iltpina* con los mi-jores deseos trató de tstímular las dotes especiales de las iloc:mas para tejer, dotándolas de tcUrc$ f curopcoi y eopccial-s y o b l i a n d o á los varones a sembrar HíSTOItlA UE I L O C O S 20? algodón, apoyada por cl Gobierno, pero mirad Io que contiene el articulo i.o de la instrucción circular de tG de octubre de llcjü de don Juan Cuéllar, factor y superintendente de las fábricas de hilados y tejidos de llocos. Enel se prohibía ena tie comiso, * los cosecheros, llevar del puelo ni vender^ algodón hasta que se hubiesen hecho los acopios pira dicha compaíU. ¿Y el articulo 9?... Obligaba à todas las niñas mayores de 7 años, hasta la edad de tributar ú asistirá las escuelas industriales que la misma instrucción establecía, castigando con azotes ú o ti as penas a. las que faltasen. ¿Y qué diremos de los Alcaldes mayores con su facultad de comerciar, y sobre todo, de sus agentes? El Gobernador Felix Berangucr de Marquina propuso durante su gobierno (1/tíS i tjîî) reformar el sistema de. los Alcaldes mayores, en el sentido de asignarles sueldos con arreglo 6 una CBCala, pero sin facultad de comerciar, "sin que llegasen los mis de sus proyectos à, verse realizados: achaque aíu-jo, por lo iisto en Filipinas» como dice Barancra. Se mandó importante expedición militar al poli de igorrotes costundonos mucho dinero y muchas vidas; pero sin lruto alguno Mejor resultado consiguieron el P. Hcrice y algun otro celoso misionero con sus esfuerzos personales. Mi teoria sobre la manera dr civilizar á los móntese*, se vi confirmando con numerosos datos histéricos. Fuera costo.*as expediciones militares sino muchos celosos y responsables misioneros, con pocas escoltas, destribnidos entre los bosques No infundir miedo, sino atrarr con voz patern»!. 208 ISABELO DE LOS REYES Vigan fué erigido ca ciudad y sede episcopal; hubo rozamientos ruidosos: pero sobre iodos los sucesos y hechos ocurridos en c[ siglo XVIII, destaca ia ñgura colosal de Silang, digna de ser estudiada detenidamente. XXI11 Estado de la provincia al el siglo x i x . entrar Admira el gran aumento de la población en esta última mitad del siglo, pues en 1735 había en la provincia 48 ()5o almas, de las que 2o 082 estriban en condiciones de tributar: y" en 1739, con motivo de haberse segregado de llocos algunos pueblos, se rebajó aquel número total de almas, de las que eran solamente en estado de dar tributo 17.731. Pero ya eu 17'JÍÍ nscitndc el número de habitantes de llocos ú 231.432 almas. Este aumento en gran parte debe obedecer al perfeccionamiento relativo de los proccdjmicntoi cmpleaJos para formar el censo,.y también á L·i conversiones de monteses, aunque no fuese cst< en gran escala. No creo lo que dicen los enemigos de los frai les que estos aumentaron tributos imaginarios po el tanto por ciento quo cobraban, aunque citai como prueba el último censo oficial 1889, en qu disminuyeron notablemente, en vez de aumenta y verdaderamente se dio la casualidad de que aquí HisiOKiA DE ILOCOS 209 año ya no cobraban dicho lanto por ciento La disminución pudo haber obedecido al c lera que nos invadió varios años. Según una estadística hecha en 1788 por b s PP. Agustinos, h-ibia en llocos: Tmguiancs del Abra , . . 10.000 Id desde Vigan hasU Agóo. . . . . 10010 En Kavagan, Imbusi, Apayao y Pangutgutan lo 000 Tot-il :io 000 Pero este maravilloso desarrollo, según los Padre Buzeta y Bravo, no obedeció á que acudiesen gentes de otras provincias, sino ti su fecundidad propia. La robustsz de los ilocanos, al decir délos mismos, había fijado la edad regular para sus matrimonios de 12 u 16 afios para las mujeres y de i4 á 18 para los hombres, sin que esto perjudicase á la robustez de la procreación, siendo buenos los resultados. Y aun hubiesen sido estos resultados mucho m s ventajosos, si no existiese la costumbre del país sobre matrimonios, obligando al voron à dar donaciones propter nuplias ú la novia y ¿ hacer considerable gasto en las bodas, lo que no era posible á muchos. Las minas de oro de llocos no se olvidaron. En 23 de agosto de 1791) don Jaime lícniz prepuso al Gobierno superior una expedición militar, que fuese por las famosas minas de los i^orrotec, y por la reducción de infieles, para satisfoccrcl donativo que pcdfo el Key para atender la guerra de entonces. 2IO ISABF.LO DE LOS REYES «Se sabe^ de positivo—escribía—que en Pangasinan, su primer renglón del comercio es cl oro de IT. quilates Que bajan, tos igorrotcs. del monto (todos los aiÍos)_hasta Lingaycn; que traen la cantidad que se les pide sean 15, 18 ú 20 ooo pesos que toman en cambio de los mestizos. Suelen tomar algun oro en cambio de carabaos, vacas, cerdos, sal, arroz y mantas con las que forman los igorrotcs sus ropas de vestir. Supuesto que desde 1578 empezaran este comercio, se calculaban o.n 3.8U7 5oo pesos los que hasta entonces tcndrlin dados en permuta. Esto solamente en Pangasinan ¿Y en llocos y otras provincias? A fines de este siglo se propuso en una Memoria la necesidad do poblar de chinos, entre otros puntos, el terreno intermedio entre llocos, I\ing¡isinan y Kagayan, donde están las minas de oro. En I790 vivía en Namakpaknn un indgena principal, el ex-gobtmadorcillo Agpalo, muy conocido en llocos y especialmente en Vigan, donde frecuentaba unas veces para jugar y otros para vender oro, sin que ninguna vez bajase de sesenta taeles de oro lo que expendía, además del oro que vendía en su casa de Namakpikan. No se averiguó de donde sacaba tanto oro: puro se suponía que Agpalo sostenía relaciones secretas con los igorrotcs de las minas. En lo demás, casi en nada ha variado el estado de !o provincia, siguiendo ignorantes los indígena?, etc etc. HisTOitiA un ILOCOS 21 I XXIV Telégrafo de señales. — Tayum.—Granizada.—Muerte del Okispo.—Hambre —Misiones.- Gobcmadoreillo Alcalde mayor.—Motín. Sublevación de Amba risto. A principios de este siglo ó » fine» del pasado (¿'797 « iHo5.') ac estableció el telégrafo de señales en Hocos. Hubo csta;ion en los pueblos de Santo Domingo, Udltarrn, Pnsukín, DinUc y Cabo Bojeador. — Kii i8o3 las conversiones de infieles en Abra adelantaron y se creú el pueblo de Tayum, que hoy pertenece al Abra. —En febrero del mismo ano granizó en el pueblo de Santa, lo que es muy raro en llocos. —En 2o de los mismos mes y año, fué comagrado el electo Obispo de Nueva Segovia, cl padre Fr. Agustín Pedro Bhquicr, que venia ya desempeñando dicho cargo desde 170'.». Estando en llagan (IsabcU) de visita pastoral, murió en 3o de diciembre de 8^3 —Segyn un documento oficial inédito, que he recibido de Vigan, en 180-I se cxperimcnt.iron en llocos los horrores del h-tmhrc. —Por K. Cédula de 32 de mayo de i8o> se aprobaron los auxilios, que en dinero y palay se daban û los misioneros d ì los montes de llocos. —En 1806 el Gobcrna.lorcillo del gremio de 212 ISAtî.KLO DE U ' S RKYtb naturales don Felipe órgano, interinó como Alcalde^ mayor. Este hecho que á pocos l'amari la atención, se ha consignado en una inedita relación oficial de hechos importante* de Itocos Sur, que poseo, porque rarísimas veces ocurre esto en fcilipinas, y en llocos probablemente es la única hasta ahora, pues está dispuesto que solo entren á desempeñar interinamento aquel catgo los Cobemadorcillos, cuando en la localidad no haya ningún español. Había recibido el Alcalde mayor de llocos quejas del gobernadorcillo de Namakpakan por agiavios recibidos de Fr ExcequielL^nzagorta,C Párroco de Sia. Cruz tan graves que huho dr. dar comisión al cx-GobcrnaJorcillo D. Kifasl Tugado p i ra averiguar los hechos, acompañado de varios soldados. No he podido averiguar de que agravios acusarían al P . Lanzagorta; solo se que en un escrito de queja *dc los revoltosos de Sta L u c n , d e q u e Tiablamos anteriormente decían, entre otras cosas q u e dos principales "recordaban à nuestro venerado Prior en dedicarnos tanta obra con nuestras mujeres, como son prensar algodón, hilar y tejer, siii sernos bien pagados: y consiguientemente otros tantos trabajos los destinados á 1<» cocina, l o s c a r gadores y currios (correos^, pues los llevan á trabajar en sus sementeras, así en trasplantar semillas como en segar palay: y les pagan con solo un real à la semana. Así mismo siempre irreprehensible dicha raugrr (D a Pascuala Asunción) m ¡r al Convento todos los dìas a tin de cuidar chocolate, arroz, gallinas, pescados, przjdor y otras «osas qne sean serviciales al dicho. P a J f . " Para juz- H I S T O R I A DE I LOCOS 213 gar de la voracidad de estas acusaciones, (1) hay quetener en cuenta que los querellantes odiaba» at Párroco que ellos mismos llamaban venerado, porque este apoyaba al Gobernadorcillo, enemigo úw. ellos. Estando Tugadc en Namakpakan cumpliendo esta comisiónj creyó necesario prender al dispenserò del C. Purroce de Namai-pakan F r . Miguel Antonio Sanz. Por ¿sto, acudieron^ Fr. Manuel Miranda y Fr Antonio Garch, Párrocos de Bangar y Baknotan respectivamente, á preguntar con imperio al juez comisionado el motivo, y habiendo contestado Tugadc que porque era necesario, fué acometido p o r c i 1'. Miranda, recibiendo sendas palizas, en 10 d e Mayo de I80Ü, de cuyas resultas murió despulsen Vigan c iban il tratar lo m n m o á los soldadoscompañeros del occiso, de haberse atrevido à contestar A sus amenazas. Intervino después el Provisor Vicario general en sede vacante cl Dr. Eustnquio Benzon en ía aprehensión del P Miranda, y este le contestó entre otras cosas: «No se apure Vm. tanto por aniquilarme porque entonces nos aniquilaremos los dos.» Después logro escaparse cl P . Miranda favore cido por Fr. Exctquicl de Lan7agorla. y según F r . Joaquin de Olea, parec-a estar complicado, también en su fuga el I*. García. « o Los empleados en la Renta de Tabaco y Vino, atligían o los ¡lócanos, especialmente ú los naturales de Lnoag coi. abusos y vejaciones, como ya hemos dicho, h*cietriolcs trabajar duramente, y (i) Fojas 57 5 5S 314 ISAillîLO DE LOS REYES <n vez de piparles ú alimentarles siquiera por -esto, les propinaban palizas, según una carta medita del R. P. ÏY. Manuel Arnaií, y lo que era peor, muchos de ellos no eran verdaderos guardas ni comisarios de dichas lientas, nino que bajo esto apariencia quitaban á los pobres haiUana (plebe) lo que se les antojaba, ya por un pedazo de tabaco y chicuaìo (?) que encontraban, ya por media tinaja ú dos gantas de basi, vino, que los .ilocanos conservaban para convertir en vinagre Hostigados los vecinos de l.aoag, se congregaron el 31 de Agosto de I80G entre ocho y nueve de la noche en el tribunal de aquel puchlo para tratar de extrañar á los forasteros que se fingían guardas y comisarios de las lientas Acordaron consultar con el Cura Párroco y Prior voc¡il, que era el citado P. Amáis, y éste les aconsejó que exiicsenlos nombramientos. Acudieron los fluïes, haiendose conformado Eustaquio liutista, liei del Tabaco; pero nó cl de Vinos, Alejandro Guilt, cl cual en la junta despreció en alta_ voz ú la princîpalia y desenvainando su sable, dijo altanero que le siguiese quien tuviera valor. Entonces el teniente mayor y los capitanes, don Pedro Huiz y don Julian Fontanili.-!, IR insultaron y al Ivi jar, gritaron; matad y prended á ese Uulrón, kaílíancsl Y los dtl pueblo que por sus m-gocios particulares estaban en li p'nzucla del tribunal, dieron gritos y fueron al alcance de dicho don Alejandro. Este buscó refugio en la casa parroquial; ipero ya encendido el fuego, no se pudo apagar maso, según cscribtj en su comunicación ?\ üobernadorcillo. El tambor llamó á la* armas y el puchlo acudió dando grito que hmvlvm el purhlo. Primero g H I S T O R I A ni: ILOCOS 215 se dirigieron ú, la tercena de Vino, allí se pusieron, en corrillos y á poco rnto tiraron piedras i la casa de Eustaquio Baptista, desgunsmdola; después cnenusaron sus pasos á ías demurs casas de los comisarios y volviendo al depósito de dtchu tercena de vino, lo derribaron Después atacaron la casa del capitan don José Dionisio Justo y echaron algunos dindines (pared de materiales ligeros) y lo mismo hicieron con las casas de don Sebastian Almas, alguacil mavor, de un GoberDador? del estanquero d e v i n o , don Mariano Sales, del difunto capitan don Carlos Borromeo Lalting, cuyas dos puertas de ventana derribaron. Después empezaron á desguatar parte d é l a casa de don T o más Matheo; luego se reunieron en corrillos en la plazuela del tribunal y atacaron las casas del teniente segundo don Juan :*alccdo Ruiz y del teniente don Victoriano Ferrer Guerrero; p^ro ésta se escapó y so!o se derribó el cerco. Desguasaron ademas las casas del alguacil José Alingangí, del Teniente G o don Severo Eugenio, quitaron el dindin á las casas de Silvestre de la Cruz, oficial vigilante, Justo Vc'azqaez, alguacil -1 o, sumando lí) las casas desguasadas, incluso la tercena. En IR07 se introdujo cu llocos el uso del Miluhot llamado Salpugo. En el capítulo anterior hemos indicado ligeramente alg-nas de ¡a* causas q u e motivaron la animadversión de los ¡lócanos. El Provincial de. los I V . Agustinos cmiiiÓ un dictamen en el espediente formado sobre las causas de la insurrección de IS07, y dijo: «Los indios de llocos se han hecho rateros como los de las demás provincias: roban vacas, caballos 2l6 IsARKLO DE LQ* RKYKS y carabaos úsus compatriotas, y los que se ocupan en este oficio estan dispuestos para todo lo malo. No es de extrañar que muchos de estos se viniesen con los desertores que principiaron la rebelión en los montes de Piddig, y que otros se uniesen, luego que reventó el fuego; pero á ottono $e puede llamar causa del alzamiento. Es claro los ilocanos son mansos, se puede decir en toda la extensión de la palabra, y si se sublevaron, fué porque sufrieron grandes abusos y atropellos. D. binibaldo de Mas escrihc, pág iíü), i.er tomo: «otra cosa notable es la fermentación que se manifestò en algunas provincias. La única en que sti pronunció unn verdadera defección á los españoles fué la de Pangasiiían » Y en una nota añade: «Es extraño que en esta provincia es en la que he hallado más quietud, bondad y cordial afecto & Jos españoles, de cuantas he visitado en 1841.» No solo Pangasinan, sino en general todas las- filipinas, especialmente la» del Norte. Hubo otra causa: eran malos los principales, abusaban del pobre, y los españoles encubrían porque les darían dinero; eran malos también estos como se ve en los siguientes apuntes: Los ingleses, que sitiaron á Manila, decían "que Jos españoles de .Manila eran lunares de U nación española: que había en esta ciudad pocos caballeros y mucha gente ruin" (S. de Mas; pág lfllî «tel t.cr' tomo. Sección històrica.) "Filipinas era para los españoles a!-í como un destierro, pues p.ira especular tenían á América. A csccpciòn de 4°5 sujetos que venían para ocupar los destino* de categoria todos los demás tspañolct que llegaban 5 ¿js islas eran por lo general perconss turbulentes HISTORIA DK I LOCOS 217 que en ninguna parte se hallaban bien: ó criminales que huían de sus familias ó de los países en donde eran conocidos sus antcccdcntcs.t El padre Vicente Alcmnn, jesuíta, escribió en '7(Jïi que «el tercio de infanteria se compor-ía de pobresdest c n a d o s de Méjico: el maestre de campo algun oficial que no podía salir de oJfcrez en cí ejercito; por lo común los que iban ú Filipinas eran de aquellos que sobrjban por holgazanes cu America, llamados polisones, y que hablan huido de España por criminales. Se desterraban criollos, llamados en Filipinas ¡¡uachinangos* <! c puedo asegurar ú V escribía cl P Alemán qui' de todos los españoles que conocí en Manila solo había dos ó tres que habían ido con licencia (es decir, fugados caí! todos) por haber llevado oficio- de la Corte; todos los d e m i s son los Polisones y JDc$crto¡cst y criollos de acá que ce llaman en aquella tierra guachinangos: fuera la mejor comedia del mundo si cada vecino de JTanila representara su propio n3pcl, pues se verían- espaldas azotadas y marcadas, soldados abaquetesdos, y que por celebrar misas y confesar sin ordenes fueron castigados en Méjico del Tribunal de la ínquísicun: otros se vieran peinando pelucas; otros rapando barbas; oíros agarrando delincuentes y otros azotándoles; que de todo esto hav bastante en Filipinas. En 18 o escribía don T o m á s de Com>n: «es cois bastante común ver ¡1 un peluquero ó lacayo de gobernador, ú un marinero y un desertor transformado de repente en alcalde mayor subdelegado y capitan á guerra de una provincia populosa.» «Pasados, dice el duque de Almodovar, ' o : p r i . 2l8 IPADELO DE LOI REYES raeros ñempos del fervor de la fe y de la gloria de la conquista, se apoderó de los ánimos un vil y mal entendido interés y se radicaron las malversaciones; la mayor parte de gentes que des* pues fueron pasando á aquellas remólas posesiones solian ser de Ins heces de !a ración.• A todo esto, scaíiadiíTon los abusos por <•! estanco del vino, y habiéndoles prohibido ha:cr bast (vino ¡locano), lascxpcndcdutías del Ksudo cswb.in mal surtidas, quizá por !a> dificultades del camino. Kn las quintas no se distingu.au los casados de los solteros. Y aunque durante su gobierno el Gobernador general don Felix Iìjrcogucr v Marquina había propuesto al Gobierno de S. M. la abolición de la facultad de los A caldes para comerciar, asignándoles, en cambio, sueldos mejores, no se realizó tan pronto esta reform-', que era muy necesaria p.ira calmar un tanto los ánimos. Kn 1807, pues, los ánimos no estat an predispuestos á nndft bueno y en el mes de julio de dicho año se fugaron de Vigan nlgunos quintoi y se refugiaron en tos montes de l'ídáig, an donde se les unieron muchos descontentos. >• trataron de sublevar el pueblo de S.irr¿*t; pero no habiendo conseguido su objeto, regresaron al mentí.;, llevándose los tambores que había en las guritan {bimtayanes) de los pueblos. t£l üobcrnadorcillo de Sarrat' dio parto de la asonada al Alcalde mayor de la provinci», que residia en Vigan, y este inmediatamente acudió con tropas á l.aoiic. , Mis los principales y los cums párrocos de aquellos pueblos ya habían íoscg-ido el levantamiento con un pelotón de indígenas leales á K.pjíia. que lograron reunir. H I S T O R I A DE ILOCOS 219 En vista de ello, después de dos dins de descanso y de averiguaciones, cl Alcalde volvió ó Vigun, creyendo que todo había concluido Pero los descontentos siguieron procurando realizar sus ideales, atrayendo secretunente ú los diPiddig v los de su vìsita Santiago, y á tos dos meses, ó sea el 16 de septiembre, el motin estalló otra vez con m i s furor. Penetraron los sublevados en aquello* pueblos, para reclutar prosélitos y sus ti a* aumentaban, ú pesar de los esfuerzos de los l i t i g i o s o s en apaciguar la sublevación, porque loJos teman iguales quejas y una sola aspiración. Noticioso por los partes de los Gobernadorcillos el Párroco de Baták, Fr. Francisco Antonio Abella, de que los sublevados si-- hallaban en Laoag, animó á los principales del pueblo ú ir con sus kailiane* (inferiores o tributarios) á San Nicol s para impedir id paso ú los descontento», y se logró mandar 370 hombres desde un principio, y á las nueve- de la tuche se tocó el tambor à llamada y be cnvi.iron o i r i s q u e sumaban más de 200. Después, los jefes uc estos le.des avisaron que la gente que c s u b a 1 sus órdenes trataba de regresar por fucrz.i, por hallarse solos y no atreverse ú hacer frente al grueso númc.ro de los amotinados de íí.wig, y q u e aunque Jnbíui sido escogidos, m u c i n s agentes de los descontentos ic metieron en sus filas y sublevaron á lo* leales. En su vista, cl P-irroco, cl GohernadorciUo y los pocos p r i n c i p l e s de Batál; que l u b î i n ido á San Nicolas, resolvieron desbaratar el puente de Uarasgis, y con este objeto fueron á aquel sitio el Párroco con sus dos coadjutores don Agustín ilari 1 Al vano y don JOK* Azcarïo, p r « b i t c r o j ; don 22n I s Aïllí I." UK LO* RKVP«- Domingo Oumalat ó Cucumat, csp-ñol: cl cabo ile la Hcnta Juan Fiorentino, con sus guardas, y Ion principales de Baiák, con todo lo necesario para realizar su nropúsito. listando allí, aparecieron de regreso las fuerzas cufiadas á San Nicolás El Párroco les comunuú su proyecto de destruir el puente para cortar el paso á los amotinados: pero aunque con buenas palatrasj los que regresaban dieron á conocer estar ya con ios sublevados: unos le abandonaron y otros n o i e hacían caso 6 ayudaban á pesar HUJO, habiendo sido desbaratado el puente casi solamente por los ex-gobcrnadorcillos don Marcelo Hilario, don Cristobal Borromeo de Kiaoit, don Salvador ilei Castllio y don Esteban Nicolás de Kiaoit, los P P . coadjutores y el Párroco. Faltaban por quitar dos palos traviesas, cuando aparecieron ios amotinados en el monte Billoka armando a'gazara infernal. Entonces los españoles pegaron fuego á los palos. En esto avisaron á los españoles que estaban ya cercados de enemigos. Y ú la verdad, porci Norte venían los sublevados de haoag, y por el Sur los descontentos de ííalák q u e habí.m atraído vi partido de los primeros. El párroco exhortó á sus feligreses: pero desoyeron y hubo dr encomendar su salvación á su caballo, Dos principales Je siguieron .diciendo que los kailianes lgente del pueblo) estaban arrepentidos. El Párroco, desconfiado, les conicsiú que fuesen a verle, y en efecto la mitad se presentó pura prometerle q u e en acabando de tomar alimento, irían á defender el paso del puente: pero dc*pucs pasaron ú In opueita orilla à reunirse con tos sublevados de Lncaí!, como ya habían ln-cho los Atm¿\ Hí<LORIA DK I LOCOS 221 «Con trescientos hombres no más—escribe el citado Párroco en una relación inedita, que se conserva en el convento de San A u s t i n de Mani'a —que hubiesen mantenido el puesto, no entra en Büiúk la turba: la elevación del terreno y la profundidad del agua que era de mis de un catado y medio ite un hombre* les quitaba toda esperanza y daba lugar a que llegue el auxilio que me prometían de Vigan, que habían salido y que ya me afiaolan al último que se extrañaban que no hubiese llegado.» El entonces teniente mayor y el capitan don Juli&n Mercado fueron á buscar al t e n i c n t c d e l a tropa que se esperaba para que se diese p r í s i , peí o no pareció. A las ocho de la mañana se supo que los amotinados estaban reconstruyendo el puente. El Párroco envio ú su coadjutor 1*. Alvano ú predicarles desistiesen de su intento y cerca de las nueve, volvió diciendo que le habían recibido con las flechas asestadas, culpándole de haber destruido el puente. Viendo el P . Abella como despreciaron aquellas exhortaciones como Jas de Jos Sacerdotes de los pueblos anteriores y las amenazas que hacían al pueblo si no les secundaba, probó usar con ellos de energía tratando de rechazarles cort la fuerza y mandó tocar el tambor al arma. l-n esto recibió orden del Alcalde mayor mandando que los pueblos de_ B;itálí, Paoay y IÌ*dok reuniesen cuanta gente fuera posible para atacar en B^túká los sublevados, por lo cual c> Padre Abe la desistió de sa intento: palò á Paoay con >u animoso coadjutor P Alvano, y «-Uos y el Párroco de aquel pueblo, hablaron á los principales 222 If.ABÍÍ.0 DE LOS RKYKS Estos ofrecieron gustosos sus servicios, pero desconfiando de sus Icailimies, que á decir verdad, estaban muy lejos de estar contentos. Ya la tarde anterior, el pedáneo de Paoay h a b h conducido 700 kailiancs casi por fuerza, por lo que el Gobcrnadorcillo de Baiúk dijo al de Paoay que era mejor que les hiciera volver; pues en vez de ayudar, cuando llegase el caso, servirían para engrosar las tilas de os descontentos. Convinieron en esto los principales de Paoay y^ regresaron prometiendo buscar soldados mas tictes, pero no volvieron m i s . Jíl P. Abella envió A su coadjutor ¡i Barak para procurar que los principales amena?, tsen ú los amotinados con que se les recíbiiía con li artillería á la boca de J¡i calzada: y »íi qu¿- se riudic sen, áe cumplieron todas estas ordenes; pero ti auxilio de Vigan no llegaba y á las 4 dé l.i tarde entraron en Paoay los sublevados y pasaron al inmediato pueblo de Itadok endirreccí'n ti Vigan. A las nueve de la noche, regresó á su ministerio ò parroquia el P Aín lla v un domingo, cuando ya habían salido los amotinados, exhorto a I pueblo que se mantuvic«.cn fieles úK*paiia los que no se habían prevaricado «en cuyo a to—escribe el citado Pár r o c o — t u v o una m u g c r ' c l atrevimiento de pred i c a r " también diciendo q u e no me creyesen que «todo eran embusterías: que con título de Dios «Y del Evangelio no hacíamos más que engarur«los para que los españoles los desollasen, pues • eramos cspañoIcH cerno los uemás con ensarto •de disparates > este tenor » Al día siguiente, et Parroco do Hata1, volví» a exhortar, en virtud de una orden del Alta.de a los fíclM à q u e fuesen á perseguir por la n p a l - HISTORIA DK I LOCOS 223 da 5 los amotinados, lo que continuili y en el mismo día ú los gritos de ¡Viva el l{cy! marcharon á los montes de liadók y no volvieron hasta el domingo siguiente. El P. Abella uicc haber quitado en la noche del 3o dc ( Septiembre, m la calzada cutre Baiale y faoay, á dos amotinados un machete y unas varas con cañi'S para hacer flechas, y los entregó al pedáneo de liaták. Kntcrado ti Alcalde de llocos del movimiento, desde luego envío 36 soldados, dos rondas de guardas con un cañón al mando de un tal Escobar, Y después cn'iò orden circular íi todos los gobcrnadorcillos del î*»r pidiéndoles socorro. V jodos respondieron ;tl llamamiento, enviando su contingente, üe hombres atinados, excepto el de Knndoíi que no llegó á tiempo, por lo q u e fué castigado después. Los conspirados derrotaron á Escobar en las orilla del rio de lìadok apoderándose del canon, que llevaba. Inutilizaron este caùon y lo entregaron al Hírroco de lìadok l ; r. Vicente Kcbrcs, el cual lo arregló y después lo montò en una estacada uc consiru>ó alrededor del convento parroquial onde se fortificó. Con la derrota de Escobar, los jefes ganaron en ircsligio, y su peloton se iba á engrosar cada vez nus, pues alist iba iccuacc* en todos los pueblos i donde llegaba, matando á los que n o l i s seguían Entonces se crevú con fuerzas suficientes para r ú cxpulasr de Vigan al Alcalde mayor de la proincla y demá* españoles allí residentes, siempre .listando soldados, nani seguir luego BU dcsolalor camino para Manila, pues sí la fononi íc onriric, tratan j de e c h a r á los c»r 3 , "'' > I c , t l c filipinas 3 a 2 4 I* A l l ' I ij UK [.OS KKYK< It ¡unidas las fuerzas del Alcalde mayor, envió au considerable peloton compuesto de rondas de guardas del Tabaco, de naturales y mestizos dp Vigori, y los vecinos de Bantay, Santa, Narhakan y Sta Mar a, ú rechazar á Jos enemigos que se acercaban. Frente al camino real de Itentay, pueblo intn:diüto Vigan,sc colocaron algunos cañones, siendo uno de los defensores de bqucl paso el anciano mendigante que me ha suministrado algcnis de estos _ detalles. Estas fortificaciones tenían poi objeto impedir el paso à los amotinados en caso de que triunfasen sobre los leales que contra elfos se habían enviado. La unici: casa particular de manipostería que entonces existia, la de una tal doña Clemencia sita entre las calles de San José y del Duque de JJ.iilc», se fortificó, habiendo en las ventanas y puertas fogones con agua, manteca y aceite hirviendo para bañar * los que llegasen ú asaltarla. A ella acudieron muchis familias acomodadas, llevando sus alhajas. Los leales del S ir esperaron en el rio de Bantao^y, (S. Ildefonso) a tos sublevados que ya habían 11c gado al inmediato pueblo df Sto Domingo. Al medio dia del 28 de Septiembre, tuvo lugar en aquel sitio el sangriento encuentro entre los leales y amotinados viéndose tintas en sangre las aguas de-aquel rio, hasta ahora mirado con horror tradicional por los caminantes ilocanos, llegando las balas del cañón de los leales al campanario de S. Ildefonso. Al fin los sublevados hubieron de ceder el terreno y se retiraron aquella misma tarde al parecer con orden, • al menos no fueron perseguidos, así es que á su regreso pudieron cometer algunos ate- Hi ror<M ii< I LOCOS .*?% sin.itos y llevarse algunos cautivos En lloco* se conoce» estos sucesos con el nomhre de Sublevación tie Amhurixto 6 sea uno Je los jefes, pero el primer jefe llamado Com indantc •era Pedro Mateo De orden de úite amirraron á varias perso-ias q u e hablan encontrado cu e\ Tribuna de $. Ildefonso, entre los cuales estaban el p.idre del actual gob;rnadorctl!o de aquel pueblo, don Felix Vcrg.ira, don Nicol s Silvestre alias Patao y otro de nom* bre desconocido q u e SR habían distinguido com3 valiente» en la pelea: y al pasar por Sto. Domingo amarraron al padre del est-mquero de tabaco de dicho pueblo. Entre los cautivos estaban, Marcelo de la Oruz y Francíico Vergar;*, q u e fueron asesinados, el primero con una h e rida de fcampi'nn en el pescuezo y el segundo destripado. También fueron muertos Sebastian Arquero, nitural de Sto Domingo, Tomás D tldulao y Mateo Ferrer. Peiíro Martin alias Jlam'gon, uno de los c i b o í , llevaba en lasan;as de su caballo ¿ Fran:isco Vergara, y se vengó de ellos porque hftbW oído decir que perjudicaban á sus compañeros q u e regresaban. Pedro Muco mandó repartir los cautivos «para q u e tuviesen su ración, esto es, • para que los matasen y saciasen su furia.» (i) Y mataron los cautivos que les correspondieron, Ambaristo y el cab<j Rafael Pascua, q u e tenia la obligación de dirigir u los demás en la sublevación E n e l sitio de Malungun en Magsingal y en Guin (i) He leído alcuna» pic/i* de la cau*?- n.uc en el archivo de la Audiencia de Manila *c conicivan. 22Ô I*ABKLO DP. LO<î REYES ned en Lapo fue donde ejecutaron á algunos de los cautivos. Los que^ llevaban amarrados eran Agustín Matheo, Nicolás Silvestre, Juan Agustino, Agustín de los Santos, Agustín y Simplicio Peralt?, de Sto. Domingo, Vicente Silvestre (este se escapó en Sto. Domingo), José Isidro, Aniceto Somera, Mácsimo Corpus^ y algún otro. En Kabugao les dieron libertad á ruegos del buen Cura Párroco de aquel pueblo. Muchos rebeldes perecieron ahogados al atravesar c\ rio (i) y según una tradición oial se han fijado en la copa de los árboles las cabezas de algunos jefes citando entre otras la del denodado Garrido. La Audiencia de Manila comisionó para hacer las averiguaciones sobre lo ocurrido y para procurar la pacificación de llocos, al Oidor don Josef de Ayala y Barona Y éste :i su vez comisionó á mi bisabuelo materno don José Florentino de Sa-i Joaquin, escribano real y público y este fué ú Laoag para averiguar los autores de las aprehensiones y muertes. Un bando fechado en Vigan á 2Q de octubre del mismo año y redactado en ilocano se fijó en todos los tribunales: prometía no castigar más que (I ) L a i tradiciones religiós,*, s atribuyen esla victoria á la Virgen d e la C a n d a d que *c venera en el templo d e li:iniay y se^ú» la conseja, de-aparee ¡ó en »u altar y t o m a n d o l a i fornr.s de a g u i d o r a se presentó á loi amotinados ofreciendo i u càr.Uro d e agua para apagar, su s«J» y luoicntlolo rechn/a lo, derramú ÍU contenído en el lio, y c i t e en d «comunale* IruiL-.ija» tiaj-'» i l#* amotinad oí.' HlSTOlUA DK I L O C O S 2'7 á los autores, invitando a los que tuviesen q u e jas por agravios y vejaciones ó supresión de algun ramo de Rentas Reates, las trasmitiesen al comisionado por medio de sus gobcrnadoreülos: y prohibía se reuniesen en mus de tres ¿ cuatro personas. Los pueblos que se sublevaron fueron Sarrat, Laoag, B..ták y Paoay. Las cárceles se llenaron de muchísimos presos en Vigan había más de 127 presos y se utilizaron para cárceles las bodegas del palacio episcopal. También hubo muchos presos en la* cálceles de Paoay, Batik y Laoag (la de este último contenía 1234.) Los principales jefes se metieron en jaulas al trasladarlos á Vigan, donde fueron ahorcados cinco ¿ seis Rafael Pascua fue remitido en un pontin á Ma ila el 24 de diciembre de 18 »8 y condtnado á ocho años de galera en Cavito, y á seis años de destierro en M indoro Antonio Duque y Francisco Andrada, cabo comisionado por Pedro Mateo para reclutar gente. _ Además de los rebeldes mencionados se distinguieron Anselmo Batad que sirvió de alférez abanderado, José Manuel, Agustín Bartolomé, Juan Baltasar, Gregorio Ramos, Francisco Banglay, Jose Dacurun, Manuel Rumban», Tornii* Bautista, Bernardo de Villanueva. Eustaquio Andres, tlorcntino Buganisan, Simon P-blo, Julian Felipe, Pascual d é l a Cruz. Agustín de los Santos, Santiago Bueno Fabián Domingo y Santiago Salvador. 2 :S IsAiiKi. i n:-: r. ••* HKVK- XXV Viruelas.—E¿ Obispo Pallas.—Conspiración de Liingao. — Venganzas sangrentas.—Gran incendio. En 18oiJ se esperimento una epidemia de vira elas «n llocos y se consagró en Manin cl IS de septiembre de aq-icl año cl obispo de Nueva Segovia, el Ilustrlsimo y Kmo Sr. ¿tieatrodon Fr. Cayetano Pallas, del orden de Predtcadorcí, socio de la Real Acidemia de S. Catlos de Méjico y del Consejo de S. Jí. Nació en la villa de Bcnabcrr (Aragón) en 5 de Septiembre de 1750. En 1311 se descubrió una conspiración religiosa en los montes de llocos Norte, de la clase de las recientes de Samar, Negros y otras provincias, en que unos pillos trataron de embaucar con simulados milagros á los ino.cntcs campesinos. Los promovedores trataban de establecer una religion con un tlios tlamado Lwvjao y no era más que imperfecto ó ridiculo remedo de la "Iglesia Catòlica, teniendo ministros de •diferentes dignidades. Los principales se dirigieron d los montes de Kacayan para atraer el parsido de las tribus infieles. Descubierta y denunciada la conspiración por los Curas Párrocos, el Gobierno español castigó con suplicio á unos •cabcciPas y con destierro á otros y esto impidió quo tomase proporciones. Como se vé, forzoso c» rccoao;er que los Pirro•eos frailes siempre han prestado señalado» s:rvícios a España en los grandes peligro!, y en varias Hl^fUJA UK Ij.CCOS 229 ocasiones, como ro cl motiu contra los fingidos comisarios del Resguardo y cu la sublevación de Ambaristo, los Curas Párrocos estuvieron al lado del pueblo contra los abusos y arbitrariedades cometidas centra él y de aquí el respeto y la profunda veneración que les demostraron lossublcvados tratándoles con benevolencia excepcional. Es justo consignado; pero de esta rcg'a general hahia de haber alguna excepción: si de los doce apóstoles escogidos por el mismo Hijo de Dios hubo un Izcarriote, ¿cómo no había de tener algunos lunares una Corporación tan numerosa y de tao vasta historia? A principios del oüo 1814, con motivo de haber entendido mal Jos filipinos la promulgación en estas Islas de la Constitución de 1811, creyéndose exentos de pagar tributo, por haberse asimilado ú los españoleo, se dccíaru un dcicontcnto general en el Archipiélago, cuando ú pesar de la Constituer D, se les obligaba á pagarlo, y hubo el Gobernador general Gardoqui de expedir un bando explicando el decreto en cuemion. Pero los kailianes de Hocos Norte entendieron qur la interpretación era torcida, y no comprendiendo la igualdad mandada observar, pues hasta los principales Citaban cxcnios de la prestación personal, se sublevaron y derribaron el tribunal de Sarrat, poniendo en libertad ú tos presos; el Alcalde mayor de llocos envió tropa ú Badili y 3. Nicola», para apaciguar á los revoltosos; pero hubo de capitular con ello», llamándoles á Vigan, !o cabecero, para oir sus queja,. En esto, fué abolido el decreto sobre la Conítituciôn, y á principios de tüii d alcalde mayor 230 ISAIÎKU) UK LOS KKVH. d e llocos recorrió todos Jos pueblos para hacer Jas elecciones y estableció de paso el servicio de los tribun ilcs ^casas-ayuntamientos), lo cu¡it acabó de exasperar a, los kaìliancs, atribuyéndolo todo 11 una intriga üe los principales. 'E itonccs juraron imponer la ley con U fuerza y matar á toda la principali* Y á la verdad, sus quejas contra los p r i n c i p a l s no carecían de fjnJame-uo «En S a rral— escribe Sinibaldo de Mus—había más cierne titos que en ninguna otra parte, para una cxp'osión de los kaítianes ó plebeyos contra los jjrüicijìctUs Solimi dar á los obrero» seda ó algodón en bruto ¿ hilado pira recibir, luegi el genero tejido; más en tales transacciones cubia siempre el que él rico tiranizase al pobre, hallindo la tela mal concluida, ó falta de peso, para negar el pago ò reducirle. El arrn del cura, que llaman en filipinas despensera y vive por lo general en cas-i separada, se distinguía por el despuisnv) q u e cjercÍJ, apoyada en el favor del i'adrc y por su dureza y avaricia > Efectivamente, esta mujer que se llamaba doña Rosa Agcauili fu¿ muy cruel con loi pobres /¿aiüanes begun la tradición ora': con m itivo del auxilio de víveres, exigía q u e le llevasen gordas gallinas y finos hilos do algodón, pira lur^o pagarles muy poco, ò nada, si no la satisfacían, y aun les hacía a«otar. Todo lo cual p-gó con su vida, como veremos. El jefe de (a conspiración cr.i u n t a i Domingo, de Sarral, el cual dirigía las reuniones clandestini). Los C Párrocos se enteraron de ella y lo avisaron á las ontoridades; los gobcrnadorciilos hicieron pesquisas y prisiones; pero el Alcalde no dio importancia al asunto, puri Domingo se hállala al Hi loklA l»K Il.oC *• 231 carecer tranquilo cp su casa, y se limilo A encargar iv los gobernadorcillos 110 permitiesen reuniones en ia estancia denominada Pallús. l'ero cl 3 de Marzo, ú eso de las tres y media de la tarde, se oyó en Sarrat cieno vocerío que pronto se hizo general en todo el pueblo: .luego se presentó en la plaza del pueblo un peloton armado de bolos ó machetes, lanzas y flechan. El Párroco se dirigió A la multitud, y fui.* recibido con una griten* mostrándosele las »rmas; le cercaron y le manifestaron con indignación su proposito de acabar con los principales, sus esposas c hijos y de apoderarse di* cuanto encerraban las casas parroquiales. El Párroco procuró amansarles con buenas palabras; pero viendo que corri:-, peligro su vida, se alejó. Entonces se dirigieron al tribunal y allí encontraron á varios oficiales de justicia, A quienes mal* trataron; destrozaron el archivo A balazos, y apoderándose de los tambores, los tocaron ni arma. Las casas de los J;nilianes contestaron cnarbobmJo banderolas blancas y acudieron numerosos amotinados. Reunidos ya, sumaron unos 1 boo y acordaron dividirlos en tres peloioncs msuJados por Mariano Espíritu, Vicente Si-nù-igo, ¡Simon Tomás, naturales de Sarrat, y por Atures Bugnrin y otros de Piddig y en esta dUponuión fin-ron A asaltar las primeras casas que encontraron en Ja plaza y A Jas de D. Juan B t n u r d i n o Bitanga, don Benito Buenaventura y don A'cjandro Alvano Buenaventura. Et Cura Parroco I**r. José Nieto se atrevió A ir a Ja casa de Bitanga; pero ûlll encontró ya muerto á dojb Roja Agcauil», o cuyo cadáver se vengaron ferozmenic los amotinados y de cierta parte de ella hicieron taíajo g32 IXAtKLO DE LOS Rr.YP.« y la clavaron en la puerta de la Iglesia. También fueron muertos don Kleuterio D'imayà, doua Juana Albano y una criatura de tres mese?. Descubierto el cura por cl cabecilla Mariano Espíritu, le iosuit* y mandó à los ka i lia tics que le despedazasen, per? cl Párroco consiguió huir y esconderse en la parte mis oscura de la bóveda de la Iglesia, con dos ò tres principales y algunos niños. Los sublevados despuis de saquear dichas casos se dirigieron á la cosa parroquial, donde estaban refugiados algunos principale!!; sin resistencia I,i saquearon llevándose 1-200 pesos y la ropa de algun valor; behicron todo el vino que encontraron y en su embriaguez destrozaron ¿ machetazos cuanto encontraron, incluso lo imígen de Maria SantUima y las de otros santos. A las nueve de la noche descamaron, poniendo centinelas alrededor de la plaza, para que no se escapasen los principales que estaban ocultos en la iglesia y en el tribunal. El Párroco bajóá la sacristía y encontró a(IÍ íí muchos principales escondidos. íïuanJo amaneció, tres cabecillas reconocieron todo el templo, para buscar á los que estaban allí ocultos, y se publicó un bondo prohibiendo bajo pena de muerte •-* toJos los l-mliañex ocultar en su casa ú los principies sus esposas ó htps y siguieron saqueando l u casas de la principalia. A. las nueve de la maiìana, prendieron ni Gobernadorcillo y dos tenientes de el y con un voccflo infernal les llet orón atados ú h plaza p3ra oírles en consejo de giicrrJ. Ivi efteto, Simon Tomás preguntó al pcdtnco loj motivos de la abolición del decreto constitücíona', publicado el año anterior con tanta solemnidad, y habiendo contestado que obedeció i un cambio po« Hi-TOMA DE ILOCOS 233 litico operado en España, como se había publicado t insistieron ellos que todo fu<5 inventado en Filipinas y les condenaron á la última pena. Ñuscaron al Cura para confesarle?» como lo hizo: pero después el C. Párroco consiguió que oy«*ícn su consejo de suspender la ejecución hasta ver lo que hubiera de suceder en los demás pueblos y se contentaron con tenerles presos como ú otros muchos q u e j a lo estaban. A eso de las cuatro y media de la tarde de aquel dio, los sublevados enviaron dos columna?, compuesta, cada una de 200 hombres, mandadas respectivamente por Simón Tomás y Andres Bugarin. La primera se dirigió á S, Nicola*, tomó el tribunal y el convento, acuchilló á muchos principales y se llevó presos á otros saqueando todas las casas de la principalla. Después intentó Simon Tomás pasar á l.aoag, y ac detuvo á la orilla Sur del rio, esperando que los Icnilia* nes.de aquel pueblo se le uniesen: pero al contrario, los principales reunieron à sus toúlinncso imrirovisaron un peloton en que algunos iban acabalo y habiendo salido á rechazarle*, les pusieron en fuga. Volvió Tomás á Sirrnt el dia cinco, ;il mismo tiempo que regresaba la c o t u m r a J c liug-mn. Este vet-íí de Piddíg en donde cometió muchas fechoría«, saqueando todas las casas de la principal la. Los principales de Víntar organizaron un peloton de 600 hombrps para reprimir losdcimnncí de los kúlianes de .Sarral: luego llegaron otroi d e los prinjjpalcsdc I*aoj^, í'aoay, Hat I: v S Nicolás. Desde les primeros momento», el Gobcrnadorcillo de Sarral dio parte de la asonada al Alcal* 234 1 SÁLELO DE LOS RF.YES de mayor tic llocos, residente en Vignn; pero no llegó cl parte ú su destino, porque los sublevados tenían tomados los pasos del pueblo. Sin embarco, el Alcalde mayor se entero de ello poi otros conductos y envió para npaciguar el motín al teniente don Antonio Simon con una partida d e infantería y al ayudante don J. Bernabò de Koto con 3o de Caballería Ksta fuerza liego el dia 5, al mismo tiempo que los pelotones de los principales citados. Combinados, rodearon el pueblo de Sarrat Los conjurados se pusieron en guardia y encargaron à los q u e custodiaban á los principales prtsos que en el momento en que los enemigos Íes atacaran, matasen il aquellos como a, las esposas è hijos de los principales que también estaban presos A las once de la noche, el C. Párroco reunió á los cabecillas y les dcmostiú que sería vana toda resistencia por su parte y que era mejor se rindiesen. Los líailianes se acobardaron y en la oscuridad de la noche mucho* huveron: ¡i las doce libertaron ¡i los presos y quedó tranquilo el pueblo. Al amanecer, la caballería penetró en el pucb'o casi sin resistencia, y seguidamente el grueso de las fuerzas. Cuando los de l.;ioag llegaron ú la plaza, prendieron fuego ;i una rasa por el lado del N ' . r t c : luego no tardò en verse arder otras p o r c l K s t c y Sur y en pocas horas el p u c b l o q u c se asentaba à orillas del TÍO, fue reducido á pavesas. Las mujeres de los Itailiane*. JloianJo y gritando» se acogieron á la iglesia con los objetos que hib'.-'O robado sus i-posos: pero también el templo ardió. Cuando llegó ci A l c i d e mayor 1), Francisco líringas, con nuevas lucrzai. tolo HlSlOKlA Utí I L O C O S 23S tuvo que ocuparse en Ja reconstrucción del nuevo pueblo, que se erigió no lejos del sitio q u e ocupo el que había sido pasto del fuego. TT . . . * » Un gran incendio que consumió muchas casas en yigan en itii7, vino á cerrar esta época de motines y este tomo, que termina precisamente 1818j en que se dividió llocos en dos partes, llamadas Norte y Sûr. (Quiera el Cielo que algun dU mis ocupaciones me permitan continuar ct tercer tomo! .VOTA FIXAI.. Esta Historia la publique primero en articulo» sueltos ya con mi firma verdadera, va con pseudónimos en el Diario tic Manila, FA Comercio y La Knpana Oriental en 1KSS. Y limlnuntc se distribuv<\ como folli tin de In última; la continuó La Opinión, cuando nqno.t'n dejó ¿c publicarse, y por ti ItinVï Kl Jico ile Filipina* que vino ¡í sustituir á La Opinión. Mis muchos quehaccret no me permiten por ;»hora revisar los pliegos impresos, por lo qur no puedo dar una fe de erratas: suio recuerdo ahora que en Ja pig. 21Ó se h-r 4 0 : en vez de 4 •'• 5. ± jtsr ID i a E PÁus. D.eir 4otnn« Dedicatoria Introducción. V 7 Epícti prthittl·ríca. I Etnografia II Paleografi.! (Cuadro jialeogtdfico) III Datos fìIoiógic05. IV V VI VII Constitución social Legislación Mitolog'a Costumbres antiguas 2.o Epo<a I 17 40 42 G5 o'J M: US 2I4 donato fiiitòrica. Sialo X V I Descubrimiento de llocos ' C Ai'S. IMfit. II III IV V 20 23 ',li Fundación de la Villa Fcrnandina. . Li*.Mahong.—¿Trímera parroquia? . . Necrologi» de Salcedo Ayuntamiento de Vigan.— Justicias mayores —Religiosos franciscanos — Kxpedición à Borneo.—; Otra Villaí —Resurrección de una niña —Primer apóstol de llocos —Hecho increíble. — Coriarios japoneses . . VI Los Encomendcrosy los Religiosos.— Creación de los GobernadorcJllos.— Los PP. Agustinos van a" Hocos — Esta provincia en i585.—Pueblos erigidos en i586 y 87. . • . . VII Sublevación en Diagraa.—Gauang y San Juan.—Tributos.—Los franciscanos entregan sus curatos ¿losseglares — Nuevos pueblos.—Un sabio iloeano.—Piraterías y matanzas.— Creación del obispado.— Tentativa de rtbcUin.—Pueblos erigidos en i5í)8 y'yg.-Kl primer Obispo . . . . .'18 46 5y Sitilo X V I I Vili Su entrada.—Desastrosa expedición oí país de fgorroics.—Otro pueblo nuevo.—Otro Prelado. — Bdfigi—¿Hilaero?—Tentativo de unir Ilocoi con íCagayan. - Abra IX Muerte del Obispo.—Nuevo Prelado.— Eo Î6t7 y ik—Otro Obispo.—Viran. - Expediciones á If.orrotcs — Nuevos pucbloj.—EQ tGt-'S y 37.— Óiro Prelado.—He m b re y subleve- 7o CAPS. X XI XII XIII XIV XV XVI PÁGS. CÍÚD.—Destierro del Arzobispo Guerrero . • . Aumento de tributo.—Lluvia de cenizas, hambre y colero.—El Obispo Aduartc.—Sublevación con 5o.oo víctimas.—Naufragio.—Muerte del Obispo.-Montes y pueblos sepultado?.-Nuevo Prelado.—Terremoto horroroso.-Guerra contra los holandeses A mediados del siglo XVII. — Asesinato.— El Obispo cárdenas Visita diocesana.-Calamidades públicas. Escritor en iiocano.—Invasión z<imbalcñ3 Segunda invasión zambalefia.- Hazañas y muerte gloriosa de los generales ¡lócanos Pcding y Lopez.— Triunfo y atropellos de los zambaÍes.—Su derrota posterior y castigos Álmasan se proclama Rey en el Norte de llocos—Sus triunfos y derrotas. . ; Preparativos de guerra.—Matanza de chinos —Conspiración contra el general Salcedo Piratai.—Reducción de montcscí El obispo Poblctc.—Mngsifi^jl. CcloBO misionero ¡locano,—Obispo ¡locano. —Rozamientos ruidosos. . El obispo Pizarro.—Naufragio y piratas.—Calamidades públicas —Cuadros Crono!03¡cos de ftobsrnzciorci* 76 #7 1)4. too 116 Hz Ia5 CAPS PXus. lio?.—Escritores en ¡locano.-Des* lierro del Arzobispo Pardo.r-F¡n del siglo XVII ,34 SHÏM» XVIII XVII .Nuevos pueblos.—Kl obispo Gorospe y sus roza m ici-tos - Estanco del vino "Jícducciòn de ¡gorrotcí.—Nuevo Prelado —Sublcyacirtn. —lieduc-ciòn de igorrotc*.—Conspíraciún religiosa contra lìusinmante. I'reparativos de guerra. —Los obispos H r rrera y Arrccbcdcra. -Visitador de llocos -Granizo . XVIII Estado de la provincia ¡*t mediados del siglo XVIII XIX Nccro'ogía de Arrcchcdera —Ycpcs. —Giemio de mestizos.—Misiones—* Vigan Sede episcopal y ciudad. — Mató*.- 1 Expedición ú igorrotes.— Esciitor en tlocoao.—El Obispo Ustariz XX Jíilang , XVI Expedición á Pangasinan. - Nuevos pueblos.- U«tariz y García.- Calera. —Piratas.—Iífgimícoto de Hocos, Estanco del tabaco.—Aumento de tributo XXII Basco e i l l o c o s — E l Obispo Huir.— Intendencia de 11. P. de Vigaa —" El P . O b l i ? . - M o t í n , La Compañía de Filipinas.—Cazadores de llocos. Curatos y pueblos. El stñor Blaquicr.—Koúmen del aislo XVIII. 146 »5G 163 171 '9o Ì'.I-J PAI; 3 CAPÌ. Siglo S I X . XXIIf Estado de la provincia al entrar el aiolo X I X 20S X X I V Telégrafo de scDales.—Tayum,—Granizado.— Muerte dnl Obispo. - H o m brc.-Misioircs.-Gobcrnadorcillo A l calde moyor.*-Motin."Sabltívación de Ambarino 2 i XXV Viruelas. El Obispo Pallns.—Sublevaciones de Litngao y de Sarrat.—Incendio en Vigai. -ríotn final. . . 22S ->mn>-