Hallazgos mediante TC tras duodenopancreatectomía cefálica: cambios postquirúrgicos versus complicaciones. Poster no.: S-0530 Congreso: SERAM 2012 Tipo del póster: Presentación Electrónica Educativa Autores: H. Esteban Cuesta, L. E. Dinu, A. García Valiente, L. Sarría Octavio de Toledo, R. Larrosa, E. Martinez Mombila; Zaragoza/ES Palabras clave: Cirugía, TC, Páncreas, Abdomen DOI: 10.1594/seram2012/S-0530 Cualquier información contenida en este archivo PDF se genera automáticamente a partir del material digital presentado a EPOS por parte de terceros en forma de presentaciones científicas. Referencias a nombres, marcas, productos o servicios de terceros o enlaces de hipertexto a sitios de terceros o información se proveen solo como una conveniencia a usted y no constituye o implica respaldo por parte de SERAM, patrocinio o recomendación del tercero, la información, el producto o servicio. 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Ilustrar los hallazgos patológicos más frecuentes tras una DPC basándonos en las complicaciones más frecuentes observadas en nuestra muestra hospitalaria. Revisión del tema La duodenopancreatectomía cefálica (DPC) es un procedimiento quirúrgico empleado en el tratamiento de múltiples patologías benignas y malignas de la cabeza pancreática y región periampular, con una morbilidad asociada del 30 al 50%. La TC permite evaluar los cambios anatómicos tras la cirugía y posibles complicaciones postoperatorias. Este póster repasa los hallazgos radiológicos tras las diferentes variantes técnicas de DPC diferenciando entre los hallazgos normales y las complicaciones más frecuentes, excluyendo el seguimiento a largo plazo. En 2010, se realizaron 73 DPC en nuestro centro. El 50% de los pacientes (37 casos) presentó algún tipo de complicación postquirúrgica que fue evaluada en la mayoría de los casos mediante TC. El protocolo de TC tras DPC incluye una fase portal con un grosor de corte de 5 mm. Las fases pancreática o arterial deben considerarse en casos de sospecha de patología vascular o dehiscencia de anastomosis. Siempre que sea posible, además del contraste intravenoso, se debe administrar contraste oral (positivo o negativo). En primer lugar revisaremos la técnica quirúrgica y todos aquellos puntos a evaluar en una TC tras DPC. A continuación, repasaremos las características radiológicas de las complicaciones más frecuentes. TÉCNICA QUIRÚRGICA: Entre los diferentes tipos de DPC, la técnica de Whipple es la más empleada. Incluye la resección de la cabeza pancreática, duodeno, antro gástrico y generalmente vesícula biliar (Fig. 1). Página 2 de 42 Cuando no existe afectación gástrica ni adenopatías en las cadenas de las curvaturas gástricas, se puede realizar una DPC con preservación pilórica (PP) (Fig. 2). Múltiples ensayos clínicos y metaanálisis han demostrado que presentan cifras de morbilidad y supervivencia similares a la técnica clásica. El retraso en el vaciamiento gástrico es la complicación más frecuentemente asociada a las DPC con PP debido a la denervación y/o mala vascularización del anillo pilórico. Recientemente se ha desarrollado una nueva variante técnica en la que se reseca sólo el anillo pilórico, preservando casi la totalidad de la cámara gástrica. Esta técnica ha mostrado una incidencia de retraso en el vaciamiento gástrico significativamente inferior a la DPC con PP. Existen varias alternativas de reconstrucción del tránsito (Fig. 3), pero radiológicamente siempre hay que evaluar tres anastomosis: 1. Anastomosis pancreática, existen dos alternativas: -Pancreaticoyeyunostomía (PY): Páncreas anastomosado al asa aferente (Fig. 4 y 5) -Pancreaticogastrostomía (PG): Páncreas anastomosado al estómago (Fig. 6). La elección de la técnica depende de las características de la glándula y de la localización del conducto de Wirsung (Fig. 7). • • Si el páncreas es poco consistente y el Wirsung tiene un trayecto dorsal, es preferible realizar una PG (Fig. 6). Si el páncreas tiene buena consistencia y el Wirsung tiene un trayecto central, se realiza una PY (Fig. 4 and 5). 2. Anastomosis gastroyeyunal (GY) -Remanente gástrico o píloro (si DPC con PP) anastomosado al asa eferente (Fig. 8 y 9). El asa aferente se extiende desde el lado derecho del abdomen, recogiendo las secreciones biliares. También recoge las secreciones pancreáticas en el caso de una PY, si no, dichas secreciones son vertidas directamente al estómago (PG). En casos con PP, el asa aferente se continúa con el asa eferente, anastomosando el bucle entre ambas al estómago. La conservación del esfínter evita el reflujo del contenido Página 3 de 42 gastrointestinal hacia el asa aferente y de las secreciones biliopancreáticas hacia el estómago. Es una reconstrucción a lo Child (Fig. 10a). En casos sin PP, se emplea un pie de asa yeyunal para comunicar el asa aferente con la eferente a distancia de la unión GY. De esta manera se intenta evitar el reflujo hacia y desde el asa aferente. Es una reconstrucción tipo Roux (Fig. 10b). 3. Anastomosis biliar -Vía biliar anastomosada al asa aferente (Fig. 11). Se produce un reflujo de gas intestinal hacia la vía biliar, siendo por tanto la aerobilia un hallazgo normal. Drenajes y catéteres a comprobar en una TC post DPC (Fig. 12): Tras una DPC se colocan múltiples drenajes y catéteres (Fig. 13). Hay que evaluar su correcta colocación (Fig. 14) y descartar complicaciones asociadas (Fig.15). 1. 2. 3. 4. 5. Sonda de alimentación nasogastroyeyunal (Fig. 16). Permite reiniciar la alimentación enteral a partir del tercer día postoperatorio, descomprime la cámara gástrica hasta que se recupera el tránsito intestinal normal y permite administrar octeotrido para inhibir las secreciones pancreáticas. En ocasiones la sonda de alimentación se introduce a través de una gastrostomía que se puede retirar de manera ambulatoria tras el alta (Fig. 16). Tutor pancreaticoyeyunal. Guía la cicatrización y evita estenosis del conducto de Wirsung (Fig. 17). Catéter biliar (Fig. 18). Drenajes: Próximos a las anastomosis con salida a través de los flancos (Fig. 13). En ausencia de evidencia clínica o bioquímica de fístula, la alimentación oral puede reintroducirse a partir del séptimo día postoperatorio y posteriormente retirar de manera progresiva los drenajes. Para concluir este apartado, resumimos los hallazgos normales y puntos a analizar en una TC post DPC: -Anastomosis: Tipo, localización y ausencia de complicaciones (fístula, colección…) -Asa aferente: Puede parecer una colección. Hay que buscar válvulas conniventes y en caso de dudas repetir la TC tras unos días, ya que el asa cambiará de aspecto (Fig. 19). Página 4 de 42 -Drenajes y catéteres: Comprobar su colocación y descartar complicaciones. -Aerobilia: Reflujo normal de aire del asa aferente anastomosada con la vía biliar. -Neumoperitoneo: Normal en el periodo postoperatorio temprano. Debe reducirse de manera progresiva. -Engrosamiento de las fascias: Reacción inflamatoria postquirúrgica normal. -Pequeñas adenopatías: Seguimiento evolutivo. Si son reactivas disminuirán progresivamente en tamaño y número. -"Perivascular cuffing": Reacción inflamatoria perivascular que suele afectar a los vasos mesentéricos y del tronco celiaco. COMPLICACIONES: El 50% de los pacientes de nuestra muestra, presentaron complicaciones tras la DPC. Las más frecuentes fueron: hemorragias (28%), abscesos (23%), fístulas pancreáticas (19%), infección de la herida quirúrgica (13%), retraso en el vaciamiento gástrico (6%), pancreatitis aguda (12%) y fístulas biliares (5%). Al enfrentarnos a la evaluación radiológica de las complicaciones post DPC es fundamental entender la diferente traducción fisiopatológica que pueden tener las colecciones en el periodo postoperatorio. La evaluación de las colecciones debe incluir: -Número de colecciones. -Localización: peripancreáticas (adyacentes a la anastomosis) o en recesos peritoneales. -Características de imagen: Forma, tamaño, atenuación, homogeneidad, realce de la pared, presencia de burbujas de gas. Las pequeñas colecciones en el lecho quirúrgico son normales en el periodo postoperatorio y suelen resolverse espontáneamente. A pesar de ello, pueden drenarse siempre que exista sospecha de sobreinfección o sus características radiológicas sean dudosas. Página 5 de 42 Existen muchas complicaciones frecuentes tras una DPC que cursan con colecciones líquidas, por lo que diferenciar entre ellas dependerá de algunas características radiológicas, pero sobretodo de la forma de presentación clínica. En los casos en los que persistan dudas diagnósticas, se recomienda la punción y drenaje de las colecciones. La aparición colecciones en el contexto de un postoperatorio tórpido suele estar relacionada con (Fig. 20): -Dehiscencia de la anastomosis Fístula pancreática (lo más frecuente) Fístula biliar Dehiscencia de la anastomosis gastroyeyunal (infrecuente) -Sobreinfección de las colecciones -Hemorragia -Pancreatitis Tanto las fístulas como las colecciones sobreinfectadas presentan burbujas aéreas. Una densidad heterogénea y la presencia de realce parietal, sugiere abscesificación, pero será la clínica quien dirija nuestros diagnósticos en este tipo de pacientes (Fig. 21 y 22). Las colecciones de cualquiera de los orígenes mencionados pueden extenderse a través de los recesos intra y retroperitoneales (Fig. 23). Fístula pancreática (FP): Su definición clínica se basa en la presencia de amilasa en el líquido drenado, que debe ser tres veces superior a la cantidad de amilasa en sangre. Los criterios bioquímicos tienen una elevada sensibilidad, por lo que cuando se realiza la TC, la sospecha de FP suele estar ya presente. De lo contrario, es fundamental la correlación clínica. Algunas FP son clínicamente silentes y diagnosticadas al reiniciar la alimentación oral con complicaciones devastadoras. Por este motivo, la sospecha radiológica de FP debe tenerse en cuenta, especialmente en páncreas de consistencia blanda, ya que presentan mayor riesgo de desarrollar FP, y una mayor proporción de FP silentes. Página 6 de 42 Los hallazgos radiológicos más importantes en casos de FP son (Fig. 24 y 25): 1. 2. Colección perianastomótica pasado el séptimo día postoperatorio. No es un diagnóstico definitivo por lo que es fundamental correlacionar con la clínica. Presencia de burbujas en la colección provenientes de la luz intestinal. Las FP se sobreinfectan con facilidad, siendo el absceso la complicación más frecuentemente asociada a la FP. Diferenciar entre FP y absceso es muchas veces complicado, pero hacerlo tiene importantes implicaciones terapéuticas. El 80% de las FP se resuelven con tratamiento conservador (Fig.25), mientras que los abscesos requieren drenaje quirúrgico o percutáneo. Dada una imagen característica de absceso, la presencia de un nivel hidroaéreo debe hacernos sospechar que sea secundario a una fuga anastomótica, en ocasiones no demostrable por la compresión ejercida por el propio absceso. Por otro lado, no se puede descartar una infección considerando las burbujas un hallazgo normal en el contexto de una FP. Fístula Biliar (Biloma): Colección característicamente voluminosa e hipodensa, en contacto con la anastomosis biliar (Fig. 26, 27 y 28). Puede requerir el reposicionamiento de los drenajes o la colocación de nuevos dispositivos, los cuales no deben retirarse hasta que se confirme el cierre de la fuga. Se infectan con facilidad. Complicaciones hemorrágicas: La TC es una herramienta excelente para detectar y guiar el tratamiento de los sangrados postquirúrgicos. Tras una DPC, el sangrado puede provenir de la dehiscencia de una anastomosis (Fig. 29) o de la lesión de algún vaso (Fig. 30). En ambos casos la TC muestra una hiperdensidad en la fase arterial, no vista en la fase sin contraste y que aumenta en fases tardías. Estos hallazgos traducen un sangrado activo. Pancreatitis: Página 7 de 42 El diagnóstico es clínico, y requiere unas cifras de amilasa y lipasa en suero elevadas varios días después de la intervención. Los hallazgos radiológicos no hacen sino confirmar la sospecha clínica, mostrando un remanente pancreático aumentado de tamaño con bordes mal definidos y disminución del realce glandular (Fig. 31). El aumento de la densidad de la grasa peripancreática y la presencia de colecciones adyacentes son, per se, hallazgos inespecíficos, dado que son normales en el periodo postoperatorio. Otras complicaciones no relacionadas con la presencia de colecciones: Retraso en el vaciamiento gástrico: Diagnóstico clínico definido por la imposibilidad de retirar la sonda nasogástrica pasado el décimo día postoperatorio. Algunos autores han descrito una marcada distensión gástrica, pero este hallazgo radiológico ha demostrado una pobre correlación clínica (Fig. 32). Por lo tanto, el objetivo de la TC no es diagnosticar esta complicación, sino descartar otras complicaciones intrabdominales que son la principal causa de retraso en el vaciamiento gástrico. Asa aferente corta: Cuando el asa aferente es demasiado corta el contenido gastrointestinal refluye hacia ella con facilidad (Fig.33) y en algunos casos puede alcanzar la vía biliar (Fig.34 and 35). Estos hallazgos son infrecuentes y no siempre tienen una traducción patológica, por lo que una vez más, la clínica será la clave. En caso de presentar colangitis repetidas podría requerir reintervención. Complicaciones relacionadas con la herida quirúrgica: La infección de la herida quirúrgica es una de las complicaciones más frecuentes. A pesar de que no suelen requerir estudios radiológicos, los hallazgos más frecuentes son la presencia de colecciones adyacentes a la herida con realce heterogéneo. La dehiscencia de la herida, el desarrollo de seromas o el hematoma (con/sin sangrado activo (Fig.36)) son otras posibles complicaciones. Images for this section: Página 8 de 42 Fig. 1: Técnica Whipple. (1) Resección del duodeno y cámara gástrica(técnica clásica)o (2) variante con preservación pilórica. 3. Resección de la cabeza pancreática. 4. Colecistectomía. 5. Extremo del asa yeyunal tras resección duodenal. 6. Extremo de la vía biliar que se anastomosa al asa aferente. Página 9 de 42 Fig. 2: A. DPC con preservación pilórica. Se observa una zona focal de menor calibre correspondiente al anillo duodenal preservado. B. DPC clásica sin preservación pilórica. Página 10 de 42 Fig. 3: Tipos anastomosis pancreáticas. Esquema de la restauración de la continuidad entre estructuras. Pancreaticogastrostomía(izquierda)y pancreaticoyeyunostomía(derecha) E: Estómago. AA: Asa Aferente. AE: Asa Eferente. VB: Vía biliar. Página 11 de 42 Fig. 4: DPC con PY. Reconstrucción coronal que muestra la anastomosis PY (izquierda) y la GY con la sonda de alimentación (derecha). Página 12 de 42 Fig. 5: PY con catéter "tutor" correctamente colocado. Se diferencia con claridad el asa aferente (flecha curva)y la aerobilia(flecha fina). Página 13 de 42 Fig. 6: DPC con PG y reconstrucción tipo Child. Páncreas (P) con un conducto de Wirsung dilatado (línea naranja) anastomosado al remanente gástrico (línea amarilla) Página 14 de 42 Fig. 7: Sección del cuerpo pancreático que muestra la localización del conducto de Wirsung, lo cual modifica la técnica quirúrgica. Cuando la consistencia del páncreas es blanda y el conducto de Wirsung se localiza en la porción dorsal, la PG se considera la técnica con menos complicaciones. Página 15 de 42 Fig. 8: Anastomosis GY (flechas). Reconstricciones coronal y sagital (izquierda) en las que se aprecia la unión del remanente gástrico al asa eferente (estrella). No se preservó la región pilórica. Aerobilia secundaria a la anastomosis de la vía biliar con el asa aferente (flecha curva). Página 16 de 42 Fig. 9: Mismo paciente que el de la figura 8. Reconstrucción coronal en la que se aprecian tanto el asa eferente (estrella) como el aferente (círculo). Anastomosis GY (flecha). Página 17 de 42 Fig. 19: DPC con pancreaticoyeyunostomía. "Tutor" correctamente colocado en la anastomosis PY. El asa aferente (estrella) se diferencia correctamente gracias a las válvulas conniventes facilmente distinguibles en una asa con contenido líquido y tras la administración de contraste intravenoso. Página 18 de 42 Fig. 16: Reconstrucciones coronal y sagital para mostrar correctamente la sonda de alimentación gastroyeyunal, en este caso con gastrostomía (flecha). Página 19 de 42 Fig. 18: Catéter en la anastomosis biliar. Conecta la vía biliar con el asa aferente. Página 20 de 42 Fig. 15: Pseudoaneurisma (flecha), secundario a la colocación traumática del catéter biliar (flecha curva). Clínicamente presentaba hemobilia. Página 21 de 42 Fig. 14: DPC con pancreaticoyeyunostomía y migración de catéter. En la imágen superior se observa la anastomosis PY sin el "tutor" que normalmente se coloca a dicho nivel(círculo). Al analizar el asa aferente se comprobó que había migrado distalmente (flecha). Página 22 de 42 Fig. 13: Reconstrucción MIP que muestra los tubos de drenaje y catéteres tras uns DPC. Tras la intervención se dejan varios drenajes próximos a las anastomosis y catéteres que tutoricen la cicatrización en el interior de las anastomosis. Página 23 de 42 Fig. 12: 1 y 2. Tubo de alimentación (Nasogastroyeyunal or gastrostomía). 3. Catéter en la pancreaticoyeyunostomía. 4. Catéter biliar. 5. En raras ocasiones se coloca un catéter comunicando las asas aferente y eferente. Página 24 de 42 Fig. 11: Anastomosis biliar. Reflujo de aire normal a la vía biliar (flecha) desde el asa aferente (estrella). Página 25 de 42 Fig. 10: a. Reconstrucción tipo Child (Asa aferente (AA) anastomosada al estómago (E) y asa eferente (AE)). Esta técnica se realiza cuando el píloro ha sido preservado. b. Reconstrucción tipo Roux (AA anastomosada lateralmente al AE). Se realiza un pie de asa para evitar el reflujo. Flecha azul: Flujo normal del contenido gastrointestinal. Líneas marrones: Suturas Página 26 de 42 Fig. 20: Origen de las colecciones intrabdominales en el postoperatorio de DPC. Fig. 23: Colección en el espacio pararrenal anterior tras DPC. Dada su homogeneidad y la ausencia de otros signos de complicación, se optó por un manejo conservador. Página 27 de 42 Fig. 24: Fístula pancreática. Pequeña colección (flecha) adyacente a la anastomosis PY. El líquido drenado demostró un contenido de amilasa cinco veces superior al del suero. Fig. 22: Colección con burbujas (flecha) adyacente a la anastomosis PG (flecha curva). Presenaba una clínica compatible con un proceso infeccioso y el análisis del líquido de drenaje no fue compatible con una fístula pancreática. Parecía corresponder a un absceso, probablemente secundario a una pequeña fuga que tras la colocación de un drenaje tipo Jacson Pratt se resolvió en unos días. Página 28 de 42 Fig. 25: En el décimo día tras DPC se observa una colección con múltiples burbujas, adyacente a la PY que correspondía a una fístula pancreática (flecha). Contraste oral positivo residual en el colon (estrella). Página 29 de 42 Fig. 21: Colección en el espacio pararrenal anterior sue se extiende hacia la fascia lateroconal. En este caso, su relace heterogéneo y realce parietal se interpretaron como signos de sobreinfección. Además, obsérvese la afectación de la grasa mesentérica adyacente, un signos indirecto de la gravedad del cuadro. Se drenó quirúrgicamente. Página 30 de 42 Fig. 32: Retraso en el vaciamiento gástrico. Reconstrucciones sagital (derecha) y coronal (izquierda) que muestran la distensión de la cámara gástrica, llena de contraste oral positivo. Este hallazgo radiológico ha demostrado tener una baja correlación clínica. Página 31 de 42 Fig. 35: Mismo caso que el de la figura 34 en una imagen obtenida posteriormente. La opacificación de la vía biliar es más evidente. En una imagen de TC del mismo paciente se observaba dilatación de la vía biliar, signo indirecto de colangitis. Página 32 de 42 Fig. 34: Tránsito intestinal. DPC con PY y reconstrucción tipo Roux. El asa aferente es demasiado corta (línea) por lo que el contenido gastrointestinal refluye tanto al asa aferente como a la vía biliar (flecha). Clinicamente el paciente sufría colangitis. Página 33 de 42 Fig. 33: TC con contraste oral positivo, reconstrucciones sagital (izquierda) y coronal (derecha) . Reflujo del contenido gastrointestnal al asa aferente, hallazgo que no siempre es patológico, siendo la clínica la que determine la necesidad de reitervención. Página 34 de 42 Página 35 de 42 Fig. 31: Pancreatitis tras DPC con PG. Cola pancreática de bordes mal definidos, aumentada de tamaño, con signos inflamatorios peripancreáticos (fleha gruesa) y colecciones (flecha fina). Fig. 30: Lesión vascular que apareció en el primer día post DPC. Se observó una colección con signos de sangrado activo (flecha) y en la imagen inferior, se muestra un detalle en fase arterial del origen del sangrado. La presencia de burbujas adyacentes a la anastomosis (círculo) son normales en el postoperatorio inmediato. Página 36 de 42 Fig. 27: Biloma (mismo paciente que el de la fig. 26). Detalle del origen de la fuga que parece provenir de la anastomosis biliar. P: Páncreas. AA: Asa aferente con aire intraluminal. VB: Reflujo de aire intestinal hacia la vía biliar. Página 37 de 42 Fig. 29: Colección interasas tras DPC. Presentaba una densidad levemente elevada, lo cual sugería la presencia de un componente hemático. No se observó sangrado activo en el momento del estudio. Fig. 28: Biloma. Suelen ser colecciones de gran tamaño, homogéneas e hipodensas. A pesar de que los hallazgos de la TC pueden ser muy sugestivos de biloma es fundamental correlacionar con los hallazgos clínicos y/o las características del líquido drenado. Página 38 de 42 Fig. 36: Sangrado activo en la herida quirúrgica. Reconstrucciones axial (izquierda) y sagital (derecha) que muestran una colección heterogénea en el músculo recto derecho adyacente a la herida quirúrgica. Se observó la extravasación del medio de contraste en el seno de la colección. Página 39 de 42 Fig. 26: Biloma: Reconstrucción coronal que muestra una gran colección homogénea e hipodensa (estrella) en contacto con la anastomosis PY y biliar (flecha). El drenaje de dicha colección confirmó su origen biliar. Página 40 de 42 Fig. 17: Catéter en la unión pancreáticoyeyunal que tutoriza la cicatrización y previene la estenosis del conducto de Wirsung. Página 41 de 42 Conclusiones Los cambios anatómicos tras una DPC constituyen un reto para los radiólogos. Cuando nos enfrentamos a una TC post DPC es fundamental analizar todas las anastomosis (tipo, localización y ausencia de complicaciones), diferenciar el asa aferente de posibles colecciones, y evaluar la colocación de drenajes y catéteres. Pequeñas colecciones, aerobilia, neumoperitoneo, engrosamiento de las fascias, pequeñas adenopatías y los cambios inflamatorios perivasculares son hallazgos normales en el postoperatorio inmediato. La TC es una excelente herramienta para el estudio de las complicaciones postquirúrgicas. Las más frecuentes son la fístula biliar o pancreática, la sobreinfección de colecciones, el sangrado, la pancreatitis y el retraso en el vaciamiento gástrico. Como hemos visto, las colecciones son un hallazgo radiológico asociado a muchas de las complicaciones más frecuentes. Para orientar el origen de las mismas es fundamental definir su número, localización y características radiológicas, pero sobretodo correlacionar con la clínica y en caso de dudas, su punción y drenaje. Página 42 de 42