Un estudio del Govern propone un funcionariado propio y

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IÑAKI ELLAKURÍA - 21/11/2005
Un estudio del Govern propone un
funcionariado propio y retribución según
la productividad
El nuevo libro blanco dice que Catalunya es la
comunidad con menos trabajo público
La Generalitat ha elaborado un libro blanco del funcionariado en
el que propone un marco catalán que ordene todos los cuerpos y
que, entre otras cosas, regularía el sueldo según la productividad.
Esta reforma no es posible sin el nuevo Estatut.
Entre las medidas
recomendadas por el
documento está la de
potenciar una ética del
funcionario
IÑAKI ELLAKURÍA - 00:00 horas - 21/11/2005
La transformación de la sociedad, con los
flujos migratorios, con la integración de las
nuevas tecnologías... exige a las
administraciones buscar nuevas estructuras
de funcionamiento para el Estado. La
Generalitat, a través del Departament de
Governació y Administracions Públiques, ha elaborado un libro blanco
sobre la función pública catalana.
Un estudio pionero y con un claro objetivo: analizar cuál es hoy la
situación de la función pública en Catalunya y marcar las pautas ante
un posible reforma con la intención de crear un marco normativo
catalán. Una transformación, empero, que con el actual Estatut no es
posible llevar a cabo ya que es al Estado al que corresponde la
competencia de establecer las bases del régimen estatutario de los
funcionarios públicos estatales, autonómicos y de las administraciones
locales.
"El libro blanco quiere suscitar un profundo debate en diferentes
sectores de la sociedad catalana", afirma Joan Carretero, conseller de
Governació i Administracions Públiques, para quien es necesario
prestigiar la función pública: "En Catalunya, por diversos motivos, se
ha vivido de espaldas a ella. Ahora hemos de crecer: necesitamos más
médicos, más policías, más maestros...". Carretero señala que las
recomendaciones del libro no tienen por qué corresponder al cien por
cien con la opinión del Govern.
El número de funcionarios por habitante en Catalunya es el más bajo
entre las comunidades autónomas. El libro blanco señala que
Catalunya cuenta con unos 239.760 funcionarios y que "hay que
elaborar una ley marco de la ocupación pública en Catalunya" que sea
aplicable a todas las organizaciones públicas catalanas. Así se
conseguiría una ordenación común de todos los cuerpos: desde
profesores y policías hasta trabajadores de ayuntamientos y
diputaciones... De esta forma se pondría fin a la fragmentación, que
tan difícil hace el control por parte de las administraciones de la
estructura del cuerpo de funcionarios.
Para ello, proponen la creación del Consell Català de la Ocupació
Pública y del Observatori de la Ocupació Pública. Entre las medidas de
control destaca la creación de un registro personal en el que se
recogerá el expediente y el historial de las personas que se incorporen
a la Administración.
El libro blanco aborda también el tema de la retribución de los
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funcionarios y los nuevos criterios que aplicar. Aquí el cambio sería
sustancial: se pondría fin a la recompensa por años trabajados -los
famosos trienios- para establecer mecanismos que hagan posible la
existencia de unas retribuciones que premien la productividad.
Los sistemas de evaluación es otro de los aspectos que cambiarían.
Resaltan la conveniencia de implantar nuevas herramientas de
evaluación de desarrollo y de selección y que éstas se conviertan en
uno de los principales factores que den prestigio y hagan atractiva la
función pública: "Los sistemas de selección se han de fomentar sobre
la base de los perfiles profesionales de los puestos y en relación con
las competencias genéricas". Esto se llevaría a cabo con dos fases de
oposición: primero, el aspirante deberá acreditar sus capacidades
dentro de un marco general para toda la Administración catalana.
Segundo, se tendrá que adecuar el perfil de la persona al puesto
concreto al que aspira. Todo ello con la intención de universalizar la
carrera profesional, es decir, que la profesión del funcionario pueda
desarrollarse en su puesto de trabajo, pero también que sea una
promoción vertical que afecte a otros campos de la función pública.
El cambio propuesto va mucho más allá de lo formal y entra en el
campo de la ética. Entre las medidas recomendadas está la de
potenciar una ética del funcionario, para que así el trabajador público
se sienta parte importante del funcionamiento del país: "Hay que
pensar en una función pública no solamente para la ciudadanía, sino
también de la ciudadanía", dice el libro.
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