Tabloide Especial No. 1 Año 2010 Fidel, 12 de junio de 1992

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Tabloide Especial No. 1 Año 2010
Mañana será demasiado tarde
para hacer lo que debimos haber
hecho hace mucho tiempo
Fidel,
12 de junio
de 1992
Ilustración Orlando Cuéllar, Colombia
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Tabloide Especial No. 1
Desaparezca el hambre y no el hombre
Discurso pronunciado en Río de Janeiro por el Comandante en Jefe en la
conferencia de Naciones Unidas sobre
medio ambiente y desarrollo, el 12 de
junio de 1992.
(Versiones Taquigráficas-Consejo de Estado)
Sr. Presidente de Brasil, Fernando Collor de Mello;
Sr. Secretario General de Naciones
Unidas, Butros Ghali;
Excelencias:
Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre.
Ahora tomamos conciencia de este problema cuando casi es tarde para impedirlo.
Es necesario señalar que las sociedades de consumo son las responsables
fundamentales de la atroz destrucción del
medio ambiente. Ellas nacieron de las
antiguas metrópolis coloniales y de políticas imperiales que, a su vez, engendraron el atraso y la pobreza que hoy azotan
a la inmensa mayoría de la humanidad.
Con solo el 20 por ciento de la población
mundial, ellas consumen las dos terceras partes de los metales y las tres cuartas partes de la energía que se produce
en el mundo. Han envenenado los mares
y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han
saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a
padecer.
Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden, miles de millones de
toneladas de tierra fértil van a parar cada año al mar. Numerosas especies se
extinguen. La presión poblacional y la pobreza conducen a esfuerzos desesperados para sobrevivir aun a costa de la naturaleza. No es posible culpar de esto a
los países del Tercer Mundo, colonias
ayer, naciones explotadas y saqueadas
hoy por un orden económico mundial injusto.
La solución no puede ser impedir el
desarrollo a los que más lo necesitan.
Lo real es que todo lo que contribuya hoy
al subdesarrollo y la pobreza constituye
una violación flagrante de la ecología. Decenas de millones de hombres, mujeres
y niños mueren cada año en el Tercer
Mundo a consecuencia de esto, más que
en cada una de las dos guerras mundiales. El intercambio desigual, el proteccionismo y la deuda externa agreden la ecología y propician la destrucción del medio ambiente.
Si se quiere salvar a la humanidad de
esa autodestrucción, hay que distribuir
mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos
despilfarro en unos pocos países para que
haya menos pobreza y menos hambre en
gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan el
medio ambiente. Hágase más racional
la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el
hombre.
Cuando las supuestas amenazas del
comunismo han desaparecido y no quedan ya pretextos para guerras frías, carreras armamentistas y gastos militares, ¿qué es lo que impide dedicar de
inmediato esos recursos a promover el
desarrollo del Tercer Mundo y combatir
la amenaza de destrucción ecológica
del planeta?
Cesen los egoísmos, cesen los hegemonismos, cesen la insensibilidad, la
irresponsabilidad y el engaño. Mañana
será demasiado tarde para hacer lo que
debimos haber hecho hace mucho
tiempo.
Gracias.
(Ovación)
Reflexiones del compañero Fidel
Una causa justa que defender
y la esperanza de seguir adelante
Durante las últimas semanas, el actual Presidente de Estados Unidos se empeña en demostrar que la crisis va cediendo como fruto de sus esfuerzos para enfrentar el grave problema que Estados Unidos y el mundo heredaron de su
predecesor.
Casi todos los economistas hacen referencia a la crisis económica que se inició en octubre de 1929. La anterior había sido a finales del Siglo XIX. La tendencia bastante generalizada en los políticos norteamericanos es la de creer
que tan pronto los bancos dispongan de
suficientes dólares para engrasar la
maquinaria del aparato productivo, todo
marchará hacia un idílico y jamás soñado mundo.
Las diferencias entre la llamada crisis
económica de los años 30 y la actual son
muchas, pero me limitaré sólo a una de
las más importantes.
Desde finales de la Primera Guerra
Mundial el dólar, basado en el patrón
oro, sustituyó a la libra esterlina inglesa
debido a las inmensas sumas de oro
que Gran Bretaña gastó en la contienda.
La gran crisis económica se produjo en
Estados Unidos apenas 12 años después
de aquella guerra.
Franklin D. Roosevelt, del Partido Demócrata, venció en buena medida ayudado por la crisis, como Obama en la crisis actual. Siguiendo la teoría de Keynes,
aquel inyectó dinero en la circulación, construyó obras públicas como carreteras, presas y otras de incuestionable beneficio,
lo que incrementó el gasto, la demanda
de productos, el empleo y el PIB durante
años, pero no obtuvo los fondos imprimiendo billetes. Los obtenía con impuestos y con parte del dinero depositado en
los bancos. Vendía bonos de Estados
Unidos con interés garantizado, que los
hacían atractivos para los compradores.
El oro, cuyo precio en 1929 estaba a
20 dólares la onza troy, Roosevelt lo elevó a 35 como garantía interna de los
billetes de Estados Unidos.
Sobre la base de esa garantía en oro
físico, surgió el Acuerdo de Bretton
Woods en julio de 1944, que otorgó al
poderoso país el privilegio de imprimir
divisas convertibles cuando el resto del
mundo estaba arruinado. Estados Unidos poseía más del 80% del oro del
mundo.
No necesito recordar lo que vino después, desde las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, —que
acaba de cumplirse 64 años del genocidio—, hasta el golpe de Estado en Honduras y las siete bases militares que el
gobierno de Estados Unidos se propone
instalar en Colombia. Lo real es que en
1971, bajo la administración de Nixon, el
patrón oro fue suprimido y la impresión
ilimitada de dólares se convirtió en la
más grande estafa de la humanidad. En
virtud del privilegio de Bretton Woods,
Estados Unidos, al suprimir unilateralmente la convertibilidad, paga con papeles los bienes y servicios que adquiere
en el mundo. Es cierto que a cambio de
dólares también ofrece bienes y servicios,
pero también lo es que desde la supresión del patrón oro, el billete de ese país,
que se cotizaba a 35 dólares la onza
troy, ha perdido casi 30 veces su valor y
48 veces el que tenía en 1929. El resto
del mundo ha sufrido las pérdidas, sus
recursos naturales y su dinero han costeado el rearme y sufragado en gran parte las guerras del imperio. Baste señalar
que la cantidad de bonos suministrados
a otros países, según cálculos conservadores, supera la cifra de 3 millones de
millones de dólares, y la deuda pública,
que sigue creciendo, sobrepasa la cifra
de 11 millones de millones.
El imperio y sus aliados capitalistas, a
la vez que compiten entre sí, han hecho
creer que las medidas anti crisis constituyen las fórmulas salvadoras. Pero Europa, Rusia, Japón, Corea, China e India no
recaudan fondos vendiendo bonos de la
Tesorería ni imprimiendo billetes, sino aplicando otras fórmulas para defender sus
monedas y sus mercados, a veces con
gran austeridad de su población. La inmensa mayoría de los países en desarrollo de Asia, África y América Latina es
la que paga los platos rotos, suministrando recursos naturales no renovables, sudor y vidas.
El TLCAN es el más claro ejemplo de lo
que puede ocurrir con un país en desarrollo en las fauces del lobo: ni soluciones
3
Cambio climático
para los inmigrantes en Estados Unidos,
ni permiso para viajar sin visa a Canadá
pudo obtener México en la última Cumbre.
Adquiere, sin embargo, plena vigencia
bajo la crisis el más grande TLC a nivel
mundial: la Organización Mundial de Comercio, que creció bajo las notas triunfantes del neoliberalismo, en pleno apogeo de las finanzas mundiales y los sueños idílicos.
Por otro lado, la BBC Mundo informó
ayer, 11 de agosto, que mil funcionarios
de Naciones Unidas, reunidos en Bonn,
Alemania, declararon que buscan el camino para un acuerdo sobre el cambio
climático en diciembre de este año, pero
que el tiempo se estaba acabando.
Ivo de Boer, el funcionario de mayor
rango de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, dijo que solo faltaban 119
días para la Cumbre y tenemos “una enorme cantidad de intereses divergentes, escaso tiempo de discusión, un documen-
to complicado sobre la mesa (doscientas
páginas) y problemas de financiación…”
“Las naciones en desarrollo insisten
en que la mayor parte de los gases que
producen el efecto invernadero provienen
del mundo industrializado.”
El mundo en desarrollo alega la necesidad de ayuda financiera para lidiar con
los efectos climáticos.
Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas, declaró que: “Si no se toman medidas urgentes para combatir los
cambios climáticos pueden llevar a la violencia y a disturbios en masa a todo el
planeta.”
“El cambio climático intensificará las
sequías, inundaciones y otros desastres
naturales.”
“La escasez de agua afectará a cientos de millones de personas. La malnutrición va a arrasar con gran parte de los
países en desarrollo.”
En un artículo del The New York Ti-
mes el pasado 9 de agosto se explicaba que: “Los analistas ven en el cambio
climático una amenaza para la seguridad nacional.”
“Semejantes crisis —continúa el artículo— provocadas por el clima pudieran derrocar gobiernos, estimular movimientos terroristas o desestabilizar regiones completas, afirman analistas del
Pentágono y de agencias de inteligencia
que por primera vez están estudiando
las implicaciones del cambio climático
en la seguridad nacional.”
“‘Se vuelve muy complicado muy rápidamente’, dijo Amanda J. Dory, Secretaria de Defensa Adjunta para Estrategia,
que trabaja con un grupo del Pentágono
asignado a incorporar el cambio climático a la planificación de la estrategia nacional de seguridad.”
Del artículo de The New York Times
se deduce que todavía en el Senado no
todos están convencidos de que se tra-
ta de un problema real, ignorado totalmente hasta ahora por el gobierno de
Estados Unidos desde que se aprobó
hace 10 años en Kyoto.
Algunos hablan de que la crisis económica es el fin del imperialismo; quizás
habría que plantearse si no significa algo
peor para nuestra especie.
A mi juicio, lo mejor siempre será tener una causa justa que defender y la
esperanza de seguir adelante.
Fidel Castro Ruz
Agosto 12 de 2009
9 y 12 p.m.
Reflexiones del compañero Fidel
Una especie en peligro de extinción
Me habría gustado hablar hoy del extraordinario concierto “Paz sin Fronteras”,
celebrado en la Plaza de la Revolución
“José Martí” hace 24 horas, pero la porfiada realidad me obliga a escribir sobre
un peligro que amenaza no solo la paz,
sino también la supervivencia de nuestra especie.
La Organización de Naciones Unidas,
cuya tarea es velar por la paz, la seguridad y los derechos de casi 200 Estados,
que allí representan a más de 6 mil 500
millones de habitantes del planeta, iniciará los debates de su Asamblea General con la participación de los Jefes de
Estado el próximo miércoles. Esta vez,
dada la importancia excepcional del tema, dedicará el martes 22 de septiembre a una Sesión de Alto Nivel sobre el
Cambio Climático, como preparación para la Conferencia de Copenhague, Dinamarca, entre el 7 y el 18 de diciembre
del presente año.
En la Conferencia Internacional sobre
el Medio Ambiente convocada por la ONU
en Río de Janeiro, afirmé como jefe entonces del Estado cubano: “Una especie
está en peligro de extinción: el hombre”.
Cuando pronuncié y fundamenté aquellas palabras, recibidas y aplaudidas por
los jefes de Estado allí presentes —incluido el Presidente de Estados Unidos, un
Bush menos tenebroso que su hijo George W.—, éstos creían disponer todavía
de varios siglos para enfrentar el problema. Yo mismo no lo veía en fecha tan
cercana como 60 u 80 años.
Hoy se trata de un peligro realmente
inminente y sus efectos son ya visibles.
Me limitaré solo a unos pocos detalles,
que serán ampliamente abordados en
Nueva York por nuestro Ministro de Relaciones Exteriores que allí intervendrá en
nombre de Cuba.
La temperatura promedio ha crecido 0,8
grados centígrados desde 1980, según
el Instituto de Estudios Espaciales de la
NASA. Las últimas dos décadas del siglo
XX fueron las más calurosas en cientos
de años. Las temperaturas en Alaska, el
Oeste canadiense y el Este de Rusia han
subido a un ritmo que duplica el promedio mundial. El hielo del Ártico está desapareciendo rápidamente y la región puede experimentar su primer verano completamente libre de hielo tan pronto como en el año 2040. Los efectos son visibles en las masas de hielo de más de
dos kilómetros de altura que se derriten
en Groenlandia, los glaciares de Suramérica, desde Ecuador hasta el Cabo de
Hornos, fuentes fundamentales de agua,
y la gigantesca capa de hielo que cubre
la extensa zona Antártida.
Las actuales concentraciones de dióxido de carbono han alcanzado el equivalente a 380 partes por millón, cifra que
supera el rango natural de los últimos 650
mil años. El calentamiento está afectando
ya los sistemas naturales de todo el mundo. Si esto ocurriera sería devastador para todos los pueblos.
Los científicos han descubierto que hace no menos de 3 mil millones de años
surgieron las primeras formas de vida
elemental en el planeta Tierra. Desde entonces las mismas evolucionaron continuamente hacia formas superiores y complejas en virtud de leyes biológicas inexorables. Nuestra actual especie, el Homo
sapiens, apenas cuenta con 150 mil
años de existencia,una insignificante fracción de tiempo desde que surgió la vida.
Aunque los griegos, cientos de años antes de nuestra era, poseían ya determinados conocimientos astronómicos, hace solo algo más de 500 años, después
de un largo período de oscuridad medie-
val, el hombre llegó a conocer que la Tierra era redonda y no plana. Un almirante
audaz de origen genovés y sólidos conocimientos se propuso navegar hacia el
Este en busca de la India, en vez de bordear por el Sur de África. Comenzaba la
colonización europea de este hemisferio
y el resto del planeta.
La especie humana pudo medir con
bastante precisión la vuelta de la Tierra
cada 24 horas y su movimiento de traslación alrededor de la enorme masa incandescente del Sol, cada 365 días aproximadamente. Estas y otras singulares circunstancias estaban asociadas a la existencia y la vida de todas las especies
que existían entonces.
Desde la antigüedad, los filósofos y
pensadores más avanzados han buscado la justicia social. A pesar de eso la
esclavitud física duró legalmente todavía
hasta hace 129 años, en que se decretó la abolición de la esclavitud en la colonia española de Cuba.
Desde mi punto de vista la Teoría de la
Evolución, expuesta por Darwin en su libro “El origen de las especies”, ha sido
uno de los dos descubrimientos de la ciencia más importantes. Algunos vieron en
ella un antagonismo con las creencias religiosas; ningún científico, sin embargo, hoy
la niega, y muchos de ellos, que profesan
sinceras creencias religiosas, ven en la
evolución la expresión de la voluntad divina.
El otro aporte decisivo fue el de la Teoría General de la Relatividad de Albert
Einstein, expuesta en 1915, fuente de
muchas investigaciones posteriores a la
muerte del autor en abril de 1955. Pocas personas han influido tanto en el
destino del mundo como él. Einstein persuadió a Roosevelt de iniciar las investigaciones para producir la bomba atómica por temor a que esta fuese desarro-
llada por los nazis. Cuando Truman las
hizo estallar sobre las ciudades civiles indefensas de Hiroshima y Nagasaki, de tal
manera le impactó el hecho que se convirtió en un pacifista convencido. Hoy Estados Unidos posee miles de armas nucleares más potentes que aquellas, las
cuales podrían exterminar varias veces
la población del mundo. Son a su vez,
los mayores productores y exportadores
de todo tipo de armas.
El ritmo acelerado de las investigaciones científicas en todos los campos de
la producción material y los servicios, bajo el orden económico impuesto al mundo después de la Segunda Guerra Mundial, ha conducido a la humanidad a una
situación insostenible.
Nuestro deber es exigir la verdad. La
población de todos los países tiene derecho a conocer los factores que originan el cambio climático y cuáles son las
posibilidades actuales de la ciencia para
revertir la tendencia, si aún se dispone
realmente de ellas.
El pueblo cubano, especialmente su
magnífica juventud, demostró ayer que
aún en medio de un brutal bloqueo económico es posible vencer obstáculos inimaginables.
+
Fidel Castro Ruz
Septiembre 21 de 2009
5 y 44 p.m.
4
Tabloide Especial No. 1
Reflexiones del compañero Fidel
El ALBA y Copenhague
En los actos festivos de la Séptima
Reunión Cumbre del ALBA, que tuvo
lugar en la histórica región boliviana de
Cochabamba, se pudo observar cuán rica es la cultura de los pueblos latinoamericanos y cuántas simpatías despiertan en los niños, jóvenes y adultos de
todas las edades los cantos, bailes, trajes y rostros expresivos de los seres humanos de todas las etnias, colores y matices: indígenas, negros, blancos y mestizos. Allí se expresaban milenios de historia humana y la rica cultura, que explican la decisión con que los líderes de
varios pueblos del Caribe, Centro y Suramérica convocaron esa Cumbre.
La reunión constituyó un gran éxito.
Su sede fue Bolivia. En días recientes
escribí sobre las excelentes perspectivas de ese país, heredero de la cultura
aymara-quechua. Un pequeño grupo de
pueblos del área están empeñados en
demostrar que un mundo mejor es posible. El ALBA —creado por la República
Bolivariana de Venezuela y Cuba, inspiradas en las ideas de Bolívar y Martí, como un ejemplo sin precedentes de solidaridad revolucionaria— ha demostrado
cuánto puede hacerse en apenas cinco
años de cooperación pacífica. Esta comenzó poco después del triunfo político
y democrático de Hugo Chávez. El imperialismo lo subestimó; de forma burda
intentó derrocarlo y eliminarlo. Por haber
sido Venezuela el mayor productor petrolero del mundo durante largo trecho en
el siglo XX y una propiedad virtual de las
multinacionales yankis, el camino emprendido era particularmente difícil.
El poderoso adversario contaba con el
neoliberalismo y el ALCA, dos instrumentos de dominación con los cuales aplastó siempre toda resistencia en el hemisferio después de la Revolución en Cuba.
Indigna pensar la forma burda y despectiva con que el gobierno de Estados
Unidos impuso el gobierno del millonario
Pedro Carmona e intentó eliminar al presidente electo Hugo Chávez cuando la
URSS había desaparecido y la República
Popular China estaba a pocos años de
constituir la potencia económica y comercial que es hoy, gracias al crecimiento de más del 10% durante dos décadas. El pueblo de Venezuela, como el de
Cuba, resistió la brutal embestida. Los
sandinistas se recuperaron, y la lucha
por la soberanía, la independencia y el socialismo cobró fuerzas en Bolivia y Ecuador. Honduras, que se había incorporado
al ALBA, fue víctima de un brutal golpe
de Estado, inspirado por el embajador
yanki e impulsado desde la base militar
de Estados Unidos en Palmerola.
Hoy somos cuatro los países latinoamericanos que hemos eliminado radicalmente el analfabetismo: Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua; el quinto, Ecuador,
avanza aceleradamente hacia ese objetivo. Los planes de salud integral marchan
en los cinco países a un ritmo como nunca tuvo lugar en pueblos del Tercer Mundo.
Los programas de desarrollo económico
con justicia social se han convertido en
proyectos de los cinco Estados, que cuentan ya con reconocido prestigio en el mundo por su valiente posición frente al poder
económico, militar y mediático del imperio. Al ALBA se suman tres países caribeños de origen negro y habla inglesa, que
luchan decididamente por su desarrollo.
De por sí, esto constituye un gran
mérito político, si en el mundo de hoy tal
hecho fuese el único gran problema de
la historia del hombre.
El sistema económico y político que
en una breve etapa histórica ha conducido a la existencia de más de mil millones de hambrientos, y de otros muchos
cientos de millones cuyas vidas apenas
rebasan la mitad del promedio del que
disfrutan los de los países privilegiados
y ricos, era hasta este momento el principal problema de la humanidad.
En la Cumbre del ALBA se planteó con
gran fuerza un nuevo problema de extrema
gravedad: el cambio climático. En ningún
otro momento de la historia humana se
presentó un peligro de tal magnitud.
Mientras Hugo Chávez, Evo Morales y
Daniel Ortega se despedían de la población en las calles de Cochabamba ayer
domingo, ese día, de acuerdo con informaciones divulgadas por BBC Mundo, Gordon Brown presidía en Londres una reunión del Foro de las Grandes Economías
del mundo, integrado en su mayoría por
los países capitalistas de mayor desarrollo, máximos responsables de las emisiones de dióxido de carbono, gas que
origina el efecto invernadero.
La importancia de las palabras de Brown
es que no las pronuncia un representante del ALBA o uno de los 150 países emergentes o subdesarrollados del planeta,
sino de Gran Bretaña, donde se inició el
desarrollo industrial y uno de los que
más dióxido de carbono ha inyectado a
la atmósfera. El Primer Ministro británico
advirtió que si no se alcanza en la Cumbre de Naciones Unidas en Copenhague
un acuerdo, las consecuencias serán
“desastrosas”.
Inundaciones, sequías y olas de calor
letales son algunas de las consecuencias “catastróficas”, afirmó por su parte
el grupo ecológico Fondo Mundial para la
Naturaleza, refiriéndose a lo señalado por
Brown. “El cambio climático quedará fuera de control en los próximos 5 a 10
años si no se recortan drásticamente
las emisiones de CO2. No habrá un plan
B si fracasa Copenhague.”
La misma fuente noticiosa afirma que:
“El especialista de la BBC, James Landale, explicó que no todo está saliendo
como se esperaba.”
Newsweek publicó que: “Parece cada
día más improbable que los Estados se
comprometan a algo en Copenhague.”
El presidente de la reunión, Gordon
Brown, declaró —según informó el importante órgano norteamericano de prensa— que “si no se alcanza un acuerdo,
sin dudas el daño de las emisiones descontroladas no podrá ser reparado con
un acuerdo futuro”. A continuación enumeró conflictos como “emigración descontrolada y 1 800 millones de personas
con escasez de agua”.
En realidad, como informó la delegación cubana en Bangkok, Estados Unidos
estaba al frente de los países industrializados que más se opusieron a la reducción necesaria de las emisiones.
Una nueva Cumbre del ALBA ha sido
convocada en la reunión de Cochabamba. De ese modo, el cronograma será:
6 de diciembre, elecciones en Bolivia;
13 de diciembre, reunión del ALBA en La
Habana; 16 de diciembre, participación
en la Cumbre de Naciones Unidas en
Copenhague. Allí estará el pequeño grupo de países del ALBA. Ya no es cuestión de “Patria o Muerte”; realmente y sin
exageración, es una cuestión de “Vida o
Muerte” para la especie humana.
El sistema capitalista no solo nos
oprime y saquea. Los países industrializados más ricos desean imponer al resto del mundo el peso principal de la lucha contra el cambio climático. ¿A quién
van a engañar con eso? En Copenhague, el ALBA y los países del Tercer Mundo estarán luchando por la supervivencia
de la especie.
Fidel Castro Ruz
Octubre 19 de 2009
6 y 05 p.m.
El ALBA —creado por la República Bolivariana de Venezuela y Cuba, inspiradas en las ideas de
Bolívar y Martí, como un ejemplo sin precedentes de solidaridad revolucionaria— ha demostrado cuánto puede hacerse en apenas cinco años de cooperación pacífica
Cambio climático
5
El cambio climático no es el único
problema que afecta hoy a la humanidad
Discurso pronunciado por Hugo Chávez Frías, presidente de la República
Bolivariana de Venezuela, en la Cumbre
Climática de las Naciones Unidas, en Copenhague, Dinamarca, el 16 de diciembre de 2009.
Señor Presidente; Señores, señoras;
Excelencias; amigas y amigos:
Les prometo que no voy a hablar más
que el que más ha hablado esta tarde aquí.
Permítanme un comentario inicial,
que hubiera querido hacer como parte
del punto previo que fue ejercido por la
delegación de Brasil, de China, de India,
de Bolivia —nosotros estábamos allá
pidiendo la palabra, pero no fue posible
tomarla.
Dijo la representante de Bolivia —saludo, por cierto, al compañero presidente Evo Morales, quien está por allí (Aplausos), presidente de la República de Bolivia—, entre otras cosas, lo siguiente —tomé nota por aquí—: “El texto presentado no es democrático, no es inclusivo.”
Yo venía llegando apenas y estábamos sentándonos cuando oímos a la
Presidenta de la sesión anterior, la Ministra, decir que venía un documento por ahí,
pero que nadie conoce. Yo he preguntado por el documento, aún no lo tenemos;
creo que nadie sabe de ese documento,
top secret. Ahora, ciertamente la camarada boliviana lo dijo: “No es democrático, no es inclusivo.”
Ahora, señoras, señores, ¿acaso no
es esa precisamente la realidad de este
mundo? ¿Acaso estamos en un mundo
democrático? ¿Acaso el sistema mundial
es inclusivo? ¿Podemos esperar algo democrático, inclusivo del sistema mundial
actual? Lo que vivimos en este planeta
es una dictadura imperial y desde aquí la
seguimos denunciando: ¡Abajo la dictadura imperial y que vivan los pueblos, la
democracia y la igualdad en este planeta! (Aplausos.)
Esto que aquí vemos es reflejo de ello:
exclusión. Hay un grupo de países que se
creen superiores a nosotros los del Sur,
a nosotros el Tercer Mundo, a nosotros
los subdesarrollados, o como dice el gran
amigo Eduardo Galeano, nosotros los países arrollados como por un tren que nos
arrolló en la historia.
Así que no nos extrañemos pues de
esto, no nos extrañemos: No hay democracia en el mundo, y aquí estamos, una
vez más, ante una poderosa evidencia
de la dictadura imperial mundial.
Aquí subieron dos jóvenes; afortunadamente, los agentes del orden han sido
decentes, algún empujón por ahí, y ellos
colaboraron, ¿no?
Allá afuera hay mucha gente, ¿saben?;
claro, no caben en este salón. He leído
por la prensa que hubo algunos detenidos, algunas protestas intensas ahí en
las calles de Copenhague, y quiero salu-
dar a toda esa gente que está allá afuera, la mayor parte de ella jóvenes (Aplausos). Claro,son jóvenes preocupados,creo
que con razón, mucho más que nosotros,
por el futuro del mundo. La mayoría de
los que estamos aquí tenemos el Sol a
la espalda; ellos tienen el Sol al frente y
están muy preocupados.
Uno pudiera decir, señor Presidente,
que un fantasma recorre Copenhague,
parafraseando a Carlos Marx, el gran Carlos Marx. Un fantasma recorre las calles
de Copenhague, y creo que ese fantasma anda en silencio por esta sala, por
ahí anda entre nosotros, se mete por los
pasillos, sale por debajo, sube. Ese fantasma es un fantasma espantoso, casi
nadie quiere nombrarlo. ¡El capitalismo
es el fantasma! (Aplausos); casi nadie
quiere nombrarlo, es el capitalismo. Ahí
rugen los pueblos, ahí afuera se oyen.
Yo venía leyendo algunas consignas
que hay en las calles pintadas, y creo
que esas consignas de estos jóvenes algunas de ellas las oí cuando iban el joven y la joven allá. Hay dos de las que
tomé nota, se oyen, entre otras, dos poderosas consignas: Una: “No cambien
el clima, cambien el sistema” (Aplausos),
y yo la tomo para nosotros: No cambiemos el clima, cambiemos el sistema y,
en consecuencia, comenzaremos a salvar el planeta. El capitalismo, el modelo
de desarrollo destructivo está acabando
con la vida, amenaza con acabar definitivamente con la especie humana.
El otro lema llama a la reflexión, muy
a tono con la crisis bancaria que recorrió
al mundo y todavía lo golpea, y la forma
como los países del Norte rico auxiliaron
a los banqueros y a los grandes bancos;
solo Estados Unidos..., bueno, se perdió
la cifra, es astronómica, para salvar bancos. Dicen en las calles lo siguiente: “Si
el clima fuera un banco, ya lo habrían salvado”, y creo que es verdad (Aplausos).
Si el clima fuera un banco capitalista, de
los más grandes, ya lo habrían salvado
los gobiernos ricos.
Creo que Obama no ha llegado, recibió el Premio Nobel de la Paz casi el mismo día que mandaba 30 000 soldados
más a matar inocentes en Afganistán, y
viene ahora a presentarse aquí con el
Premio Nobel de la Paz el Presidente de
Estados Unidos.
Estados Unidos tiene la maquinita de
hacer billetes, de hacer dólares y ha salvado..., bueno, creen haber salvado los
bancos y el sistema capitalista.
Bien, esto, comentario al margen, que
yo quería hacerlo allá, porque estábamos
levantando la mano para acompañar a
Brasil, a India, a Bolivia, a China en su
interesante posición, que Venezuela y
los países de la Alianza Bolivariana comparten con firmeza; pero, bueno, no nos
dieron la palabra, así que no me cuente
6
estos minutos, por favor, Presidente, eran
para eso (Aplausos).
Bueno, fíjense, por ahí tuve el gusto
de conocer a este escritor francés, Hervé Kempf. Recomiendo este libro, lo recomiendo, se consigue en español —por
ahí está Hervé—, también en francés,
en inglés seguramente, Cómo los ricos
destruyen el planeta, de Hervé Kempf.
Por eso fue que Cristo lo dijo: “Más fácil
será que un camello entre por el ojo de
una aguja, a que un rico entre al reino de
los cielos.” Eso lo dijo Cristo nuestro Señor (Aplausos).
Los ricos están destruyendo el planeta. ¿Será que piensan irse para otro cuando destruyan este, tendrán planes para
irse a otro planeta?; hasta ahora no se
ve ninguno en el horizonte de la galaxia.
Apenas este libro me ha llegado —me
lo ha regalado Ignacio Ramonet, que está por ahí también en esta sala—, y terminando el prólogo o el preámbulo esta
frase es muy importante. Dice Kempf lo
siguiente: “No podremos reducir el consumo material a nivel global si no hacemos que los poderosos bajen varios escalones, y si no combatimos la desigualdad; es necesario que al principio ecologista, tan útil a la hora de tomar conciencia: pensar globalmente y actuar localmente, le sumemos el principio que impone la situación: consumir menos y repartir mejor.” Creo que es un buen consejo que nos da este escritor francés
Hervé Kempf.
Bien, señor Presidente, el cambio climático es,sin duda,el problema ambiental
más devastador del presente siglo: inundaciones, sequías, tormentas severas,
huracanes, deshielos, ascenso del nivel
medio del mar, acidificación de los océanos y olas de calor, todo eso agudiza el
impacto de las crisis globales que nos
azotan.
La actual actividad humana supera
los umbrales de la sostenibilidad, poniendo en peligro la vida en el planeta;
pero también en ello somos profundamente desiguales, quiero recordarlo. Los
500 millones de personas más ricas,¡quinientos millones!, esto es el 7%, ¡siete
por ciento!, seven por ciento de la población mundial. Ese 7% es responsable,
esos 500 millones de personas más ricas son responsables del 50% de las
emisiones contaminantes, mientras que
el 50% más pobre es responsable de
solo 7% de las emisiones contaminantes. Por eso a mí me llama la atención,
es un poco extraño llamar aquí a Estados Unidos y a China al mismo nivel. Estados Unidos llegará si acaso a 300 millones de habitantes; China tiene casi
cinco veces más población que Estados
Unidos. Estados Unidos consume más
de 20 millones de barriles diarios de
petróleo; China llega apenas a 5 ó 6
millones de barriles diarios. No se puede pedir lo mismo a Estados Unidos y a
China. He allí temas que hay que discutir. Ojalá pudiéramos los jefes de Estado y de Gobierno sentarnos a discutir de
verdad, verdad, sobre estos temas.
Luego, señor Presidente, el 60% de
los ecosistemas del planeta están dañados, el 20% de la corteza terrestre está
degradada. Hemos sido testigos impasi-
Tabloide Especial No. 1
Los países desarrollados deberían establecer
compromisos vinculantes, claros y concretos
en la disminución sustancial de sus emisiones
y asumir obligaciones de asistencia financiera
y tecnológica a los países pobres
bles de la deforestación, la conversión
de tierras, la desertificación, las alteraciones de los sistemas de agua dulce, la
sobreexplotación de los recursos marinos, la contaminación y la pérdida de la
diversidad biológica. La utilización exacerbada de la tierra sobrepasa en un 30%
la capacidad para regenerarla. El planeta está perdiendo la capacidad para autorregularse, eso lo está perdiendo el planeta; cada día se liberan más desechos
de los que pueden ser procesados. La
supervivencia de nuestra especie martilla en la conciencia de la humanidad.
A pesar de la urgencia, han transcurrido dos años de negociaciones para concluir un segundo período de compromisos bajo el Protocolo de Kyoto y asistimos a esta cita sin un acuerdo real y significativo.
Y, por cierto, acerca del texto que viene de la nada —como algunos lo calificaron, el representante chino—, Venezuela dice y los países del ALBA decimos, la Alianza Bolivariana, que nosotros
no aceptamos, desde ya lo decimos, ningún otro texto que no sea el que venga
de los grupos de trabajo, del Protocolo
de Kyoto y de la Convención, son los textos legítimos que se han estado discutiendo con tanta intensidad en estos años
y en estas últimas horas. Creo que ustedes no han dormido; además de que no
han almorzado, no han dormido, ¿eh?,
no me parece lógico que salga un documento de la nada, como dicen ustedes.
El objetivo científicamente sustentado
de reducir la emisión de gases contaminantes y lograr un convenio de cooperación a largo plazo, a todas luces, hoy, a
esta hora, parece haber fracasado, por
ahora. ¿La razón cuál es? No tenemos
duda, la razón es la actitud irresponsable y la falta de voluntad política de las
naciones más poderosas del planeta.
Nadie se sienta ofendido, recurro al gran
José Gervasio Artigas cuando dijo: “Con
la verdad ni ofendo ni temo”; pero, en
verdad es una actitud irresponsable, de
marchas de contramarchas, de exclusión,
de un manejo elitesco de un problema
que es de todos y que solo podremos
resolver todos.
El conservadurismo político y el egoísmo de los grandes consumidores, de los
países más ricos denotan una alta insensibilidad y falta de solidaridad con los
más pobres, con los hambrientos, con
los más vulnerables a las enfermedades, a los desastres naturales.
Señor Presidente, es imprescindible
un nuevo y único acuerdo aplicable a partes absolutamente desiguales, por la
magnitud de sus contribuciones y capacidades económicas, financieras y tecnológicas y que esté basado en el respeto irrestricto a los principios contenidos en la Convención.
Los países desarrollados deberían
establecer compromisos vinculantes, claros y concretos en la disminución sustancial de sus emisiones y asumir obligaciones de asistencia financiera y tecnológica a los países pobres, para hacer
frente a los peligros destructivos del
cambio climático. En tal sentido, la singularidad de los estados insulares y de
los países menos desarrollados debería
ser plenamente reconocida.
Señor Presidente, el cambio climático
no es el único problema que afecta hoy a
la humanidad; otros flagelos e injusticias
nos acechan, la brecha que separa a los
países ricos y pobres no ha dejado de
crecer, a pesar de todos los Objetivos del
Milenio, la Cumbre de Monterrey sobre financiamiento, todas esas cumbres —como decía aquí el Presidente de Senegal,
denunciando una gran verdad, promesas
y promesas y promesas incumplidas, y el
mundo sigue su marcha destructiva.
El ingreso total de los 500 individuos
más ricos del mundo es superior al ingreso
de los 416 millones de personas más
pobres. Los 2 800 millones de personas que viven en la pobreza, con menos
de dos dólares al día, y que representan
el 40% de la población global, ¡ese cuarenta por ciento de la población global!,
obtiene solo el 5% del ingreso mundial.
Hoy mueren al año unos 9,2 millones
de niños antes de alcanzar el quinto año
de vida, y el 99,9% de estas muertes
ocurren en los países más pobres. La
mortalidad infantil es de 47 muertes por
1 000 nacidos vivos; pero es de solo 5
por cada 1 000 en los países ricos. La
esperanza de vida en el planeta es de
67 años, en los países ricos es de 79,
mientras en algunas naciones pobres es
de solo 40 años.
Adicionalmente existen 1 100 millones de habitantes sin acceso al agua
potable; 2 600 millones sin servicio de
saneamiento; más de 800 millones de
analfabetos y 1 020 millones de perso-
nas hambrientas. Ese es el escenario
del mundo.
Ahora, la causa, ¿cuál es la causa?
Hablemos de la causa, no evadamos
responsabilidades, no evadamos la profundidad de este problema. La causa,
sin duda —vuelvo al tema—, de todo
este desastroso panorama es el sistema metabólico, destructivo del capital y
su modelo encarnado: el capitalismo.
Aquí hay una cita que quiero leerles,
brevemente, de ese gran teólogo de la
Liberación, Leonardo Boff, como sabemos, brasileño, nuestroamericano.
Leonardo Boff dice, sobre este tema,
lo siguiente: “¿Cuál es la causa? ¡Ah!, la
causa es el sueño de buscar la felicidad
a través de la acumulación material y del
progreso sin fin, usando para eso la ciencia y la técnica, con las cuales se pueden explotar de forma ilimitada todos los
recursos de la Tierra”, y cita por aquí a
Charles Darwin y su selección natural, la
sobrevivencia de los más fuertes; pero
sabemos que los más fuertes sobreviven sobre las cenizas de los más débiles.
Juan Jacobo Rousseau —siempre hay
que recordarlo— decía aquello: “Entre el
fuerte y el débil la libertad oprime.” Por
eso es que el imperio habla de libertad,
es la libertad para oprimir, para invadir,
para asesinar, para aniquilar, para explotar, esa es su libertad. Y Rousseau agrega la frase salvadora: “Solo la ley libera.”
Hay algunos países que están jugando a que aquí no haya documento, porque
precisamente no quieren una ley, no quieren una norma, porque la inexistencia de
esa norma les permite jugar su libertad
explotadora, su libertad arrolladora.
¡Hagamos un esfuerzo y presionemos,
aquí y en las calles, para que aquí salga
un compromiso, salga un documento que
comprometa a los países más poderosos de la Tierra! (Aplausos.)
Se pregunta,Presidente,Leonardo Boff
—¿usted le ha conocido, a Boff? No sé
si pudo venir Leonardo, yo lo conocí hace
poco en Paraguay; siempre lo hemos leído—: “Puede una Tierra finita soportar
un proyecto infinito?” La tesis del capitalismo: el desarrollismo infinito, es un
modelo destructivo, aceptémoslo.
Luego nos pregunta Boff: “¿Qué podríamos esperar de Copenhague?” Apenas esta sencilla confesión: así como
estamos no podemos continuar, y un
propósito simple: ¿Vamos a cambiar de
rumbo? Hagámoslo, pero sin cinismo, sin
mentiras, sin dobles agendas, sin documentos salidos de la nada, con la verdad por delante.
¿Hasta cuándo, nos preguntamos desde Venezuela, señor Presidente, señoras, señores, hasta cuándo vamos a permitir tales injusticias y desigualdades?
¿Hasta cuándo vamos a tolerar el actual
orden económico internacional y los mecanismos de mercado vigentes? ¿Hasta
cuándo vamos a permitir que grandes
epidemias como el VIH/SIDA arrasen
con poblaciones enteras? ¿Hasta cuándo vamos a permitir que los hambrientos no puedan alimentarse ni alimentar
a sus propios hijos? ¿Hasta cuándo
vamos a permitir que sigan muriendo
millones de niños por enfermedades
curables? ¿Hasta cuándo vamos a per-
7
Cambio climático
mitir conflictos armados que masacran
a millones de seres humanos inocentes,
con el fin de apropiarse los poderosos
de los recursos de otros pueblos?
¡Cesen las agresiones y las guerras,
pedimos los pueblos del mundo a los
imperios, a los que pretenden seguir dominando el mundo y explotándonos! ¡No
más bases militares imperiales ni golpes de Estado! Construyamos un orden
económico y social más justo y equitativo. Erradiquemos la pobreza. Detengamos de inmediato los altos niveles de
emisión, frenemos el deterioro ambiental y evitemos la gran catástrofe del
cambio climático. ¡Integrémonos en el
noble objetivo de ser todos más libres y
solidarios!
Señor Presidente, hace casi dos siglos un venezolano universal, libertador
de naciones y precursor de conciencia,
dejó para la posteridad un apotegma pleno de voluntad: “Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos
que nos obedezca.” Era Simón Bolívar, El
Libertador.
Desde la Venezuela bolivariana, donde un día como hoy, por cierto, hace 10
años exactos vivimos la tragedia climática más grande de nuestra historia, la tragedia de Vargas, así llamada; desde esa
Venezuela cuya revolución intenta conquistar la justicia para todo su pueblo,
solo posible por el camino del socialismo... El socialismo, el otro fantasma del
que hablaba Carlos Marx, ese anda por
ahí también; más bien es como un contrafantasma. El socialismo, ese es el rumbo, ese es el rumbo para la salvación del
planeta, no tengo yo la menor duda. Y el
capitalismo es el camino al infierno, a la
destrucción del mundo.
El socialismo, desde esa Venezuela
que enfrenta por ello las amenazas del
imperio norteamericano, desde los países que conformamos el ALBA, la Alianza Bolivariana, exhortamos, yo quiero,
con respeto, pero desde mi alma exhor-
tar, a nombre de muchos en este planeta, a los gobiernos y a los pueblos de la
Tierra, parafraseando a Simón Bolívar, El
Libertador: si la naturaleza destructiva
del capitalismo se opone, pues luchemos contra ella y hagamos que nos obedezca, no esperemos de brazos cruzados la muerte de la humanidad.
La historia nos llama a la unión y a la
lucha. Si el capitalismo se resiste, nosotros estamos obligados a dar la batalla
contra el capitalismo y a abrir los caminos de la salvación de la especie humana. Nos toca a nosotros, levantando las
banderas de Cristo, de Mahoma, de la
igualdad, del amor, de la justicia, del humanismo, del verdadero y más profundo
humanismo. Si no lo hiciéramos, la más
maravillosa creación del universo, el ser
humano, desaparecerá, ¡desaparecerá!
Este planeta tiene miles de millones
de años, y vivió este planeta miles de
millones de años sin nosotros, la especie humana; es decir, no le hacemos fal-
ta nosotros para que él exista. Ahora,
nosotros sin la Tierra no vivimos, y estamos destrozando la Pachamama, como
dice Evo, como dicen nuestros hermanos aborígenes de Suramérica.
Finalmente, señor Presidente, ya para terminar, oigamos a Fidel Castro cuando dijo: “Una especie está en peligro de
extinción: el hombre.” Oigamos a Rosa
Luxemburgo cuando dijo: “Socialismo o
barbarie.” Oigamos a Cristo, el Redentor, cuando dijo: “Bienaventurados los
pobres, porque de ellos será el reino de
los cielos.”
Señor Presidente, señoras y señores,
seamos capaces de hacer de esta Tierra
no la tumba de la humanidad, hagamos
de esta Tierra un cielo, un cielo de vida,
de paz y de hermandad para toda la
humanidad, para la especie humana.
Señor Presidente, señoras y señores,
muchísimas gracias y buen provecho
(Aplausos).
Muchos de estos
efectos son ya irreversibles
Discurso pronunciado por el compañero, Esteban Lazo Hernández, vicepresidente del Consejo de Estado de la República de Cuba en la Cumbre sobre Cambio Climático. Copenhague, Dinamarca,
17 de diciembre de 2009
Señora Presidenta:
Distinguidos Jefes de Estado y de
Gobierno y otros Jefes de delegación:
Señores delegados e invitados:
Permítanme, ante todo, expresar mi
total apoyo a las palabras expresadas
aquí ayer por el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, compañero Hugo Chávez Frías, y hace apenas
unas horas por el Presidente del Estado
Plurinacional de Bolivia, compañero Evo
Morales Ayma, que transmiten el sentir
de todos los países miembros del ALBA
con relación al cambio climático, sus
verdaderas causas y sus posibles soluciones.
Debo también sumarme a su denuncia y protesta por la falta de transparencia y la existencia de formatos de negociación excluyentes y paralelos de documentos que se dice que no existen. Al
parecer, se convoca para mañana una
reunión con un listado de oradores limitado escogidos de manera nada democrática. Notamos con preocupación la
exclusión de las organizaciones no gubernamentales de esta sala y denunciamos la evidente represión contra los
manifestantes.
En la histórica Conferencia de Río de
Janeiro de 1992, el compañero Fidel
Castro expresó:
Cito: “Una importante especie bioló-
gica está en riesgo de desaparecer por
la rápida y progresiva liquidación de sus
condiciones naturales de vida: el hombre.
“(…) las sociedades de consumo son
las responsables fundamentales de la
atroz destrucción del medio ambiente.
“La solución no puede ser impedir el
desarrollo a los que más lo necesitan.
“Si se quiere salvar a la humanidad
de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos
hambre en gran parte de la Tierra.”
Esa sigue siendo hoy la esencia del
problema.
Menos de dos décadas después, el
crecimiento promedio anual de las concentraciones de dióxido de carbono ha
sido mayor que durante todo el período
del que se tienen registros sistemáticos.
Continúa aumentando la temperatura
global. Disminuye el grosor del hielo ártico. Se eleva el nivel del mar. Aumenta la
frecuencia e intensidad de los huracanes. Se ha alterado el régimen de lluvias. Se perdieron otros 100 millones de
hectáreas de bosques. Los desiertos
han crecido. Un 30 por ciento de las
especies desaparecerá si la temperatura global se incrementa entre 1.5 y 2.5
grados centígrados. Pequeños estados
insulares corren el riesgo de desaparecer bajo las aguas.
Muchos de estos efectos son ya irreversibles, por lo que la comunidad internacional, particularmente el mundo en
desarrollo, precisa con urgencia implementar acciones que le permitan adap-
tarse al cambio climático y recibir el apoyo financiero necesario para este fin.
Según lo expresado en la Declaración
Especial sobre Cambio Climático adoptada en la VIII Cumbre de Jefes de Estado de la Alianza Bolivariana para los
Pueblos de Nuestra América, recién finalizada en La Habana, el cambio climático
se convierte en el más serio y urgente
problema que enfrenta la humanidad.
Pero el egoísmo y el interés de los países desarrollados en preservar un orden
económico injusto e inequitativo, impiden emprender el cambio que reclaman
las generaciones presentes y futuras.
Tras casi dos años de negociaciones
para concluir un segundo período de compromisos bajo el Protocolo de Kyoto, asistimos a esta cita sin un acuerdo real y
significativo, por la actitud irresponsable
y la falta de voluntad política de las naciones desarrolladas.
Quienes provocan el 76 por ciento de
las emisiones acumuladas en la atmósfera, deben asumir la plena responsabilidad por el impacto que sus economías
y estilos de vida, sustentados en patrones de producción y consumo derrochadores e insostenibles, le han infligido al
equilibrio climático global. Se imponen
compromisos serios de reducción de las
emisiones domésticas de estos países
y no soluciones hipócritas basadas en
las supuestas bondades del mercado.
Los Estados Unidos, que concentran
cerca de la cuarta parte de las emisiones globales, no deben continuar manteniendo a la comunidad internacional
como rehén de su política doméstica.
Persistir en los esfuerzos de desar-
ticular el actual régimen legal sobre cambio climático, representado en el Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y el Protocolo de Kyoto, con
el propósito de dar lugar a un nuevo y
único acuerdo aplicable a partes absolutamente desiguales en cuanto a la magnitud de sus contribuciones y sus capacidades económicas, financieras y tecnológicas, no sólo continuará siendo un
férreo obstáculo en el empeño de alcanzar un resultado final, sino una opción
política y éticamente inaceptable.
Aspiramos a un acuerdo fundado en
el respeto irrestricto a los principios acordados en la Cumbre de la Tierra en Río
de Janeiro, especialmente el de las Responsabilidades Comunes pero Diferenciadas, bajo el cual los países desarrollados asuman el liderazgo, en correspondencia con sus responsabilidades y
capacidades.
Sr. Presidente:
Un acuerdo resultante de estas negociaciones tampoco puede ser ajeno a
las realidades de un orden económico
internacional profundamente desigual y
excluyente, que ha dejado —permítanme
utilizar datos conocidos— a 2500 millones de seres humanos en la pobreza, a
1100 millones sin agua potable, a 2600
millones sin servicios de saneamiento;
a más de 800 millones de analfabetos y
a más de 1000 millones de hambrientos en el planeta.
La brecha que separa a los países
desarrollados y subdesarrollados no ha
dejado de crecer. El 20% más rico de la
población mundial, residente en los países de mayores ingresos, absorbe más
8
Tabloide Especial No. 1
del 85% del total de gastos en consumo
privado, mientras que 2800 millones de
personas viven con menos de dos dólares al día.
Un acuerdo de largo plazo para combatir el cambio climático no puede significar una restricción adicional para el desarrollo de los países del Tercer Mundo.
Debe contemplar un fuerte mecanismo para la financiación de las acciones
de mitigación y fundamentalmente de la
adaptación de los países subdesarrolla-
dos al cambio climático por parte de las
naciones desarrolladas. Esto no es una
obra de caridad, sino, ante todo, una
obligación moral con el Sur y una obligación jurídica resultante de los compromisos asumidos en la Convención.
Las colosales sumas para salvar empresas y bancos en quiebra y los miles
de millones de dólares invertidos anualmente en armamentos demuestran que
los recursos existen. Lo que falta es voluntad política para darles un uso más
racional, humano y sostenible y contrarrestar el desastre que se avecina.
Cuba, un país férreamente bloqueado
por la principal potencia mundial, ha
logrado con pocos recursos una verdadera revolución energética que le ha permitido reducir considerablemente sus
emisiones de dióxido de carbono. Como
hemos hecho ya en otros foros internacionales, ofrecemos humildemente nuestra experiencia a toda la comunidad internacional.
Finalizo igualmente compartiendo las
palabras de Fidel aquel 12 de junio de
1992:
“Cesen los egoísmos, cesen los hegemonismos, cesen la insensibilidad, la
irresponsabilidad y el engaño. Mañana
será demasiado tarde para hacer lo que
debimos haber hecho hace mucho tiempo.”
Muchas gracias
La culpa es del capitalismo
y hay que atacar las causas
Discurso pronunciado por Hugo Chávez Frías, presidente de la República
Bolivariana de Venezuela, en la Cumbre
Climática de las Naciones Unidas, en
Copenhague, Dinamarca, el 18 de diciembre de 2009.
Buenas tardes.
Señora Presidenta:
Ha dicho usted una gran verdad, hay
que almorzar.
Napoleón Bonaparte decía que los
ejércitos caminan sobre los estómagos.
Agradezco mucho que nos hayan dado la
palabra al presidente Morales y a este
servidor, la habíamos solicitado desde
temprano en la mañana, porque tenemos
aquí varios días ya.
Obama vino, habló y salió por la puertita esta (Risas), esa puertita, una puerta camuflada ahí, me imagino que para
el servicio, para la logística, las coordinaciones de la presidencia, y por ahí se
fue, por la puerta de atrás, ¡es el imperio!, el imperio que llega a medianoche,
y en la oscuridad, ¿eh?, a espaldas de la
mayoría, de manera antidemocrática
pretenden cocinar un documento que
nosotros no aceptamos ni aceptaremos,
¡jamás lo aceptaremos! (Aplausos.)
Yo estoy absolutamente seguro de que
por la dignidad que aquí defendemos nosotros, el gobierno anfitrión, el Reino de
Dinamarca, a quien agradecemos la amabilidad, las atenciones: he cargado un
chofer muy atento que se llama Thomas,
los amigos que nos han dado la seguridad, la señora del hotel, los trabajadores
del hotel; anoche nos reuníamos aquí en
un gimnasio con miles, de movimientos
sociales que han estado por las calles
bajo la nieve, con pancartas; movimientos que luchan por la justicia social, partidos políticos; conseguimos aquí en Copenhague compatriotas de América Latina, del Caribe, de todos los países. Así
que hemos estado muy contentos. Anoche apostamos una carrera; a pesar de
que Evo es mucho más joven que yo, le
he ganado una carrera de 100 metros
planos sobre la nieve, y corre duro Evo.
Así que estoy seguro de que el gobierno
anfitrión comparte estos criterios de nosotros, la inmensa mayoría; los que no
la comparten: el que sale por la puerta
de atrás. Y así va a salir el impero yanki
de este mundo, por la puerta de atrás,
¡va a salir por la puerta de atrás, de manera indigna! (Aplausos.)
Ahora, nosotros estuvimos muy preocupados porque nos enteramos de que
había unas reuniones, un pequeño grupo de países amigos de la presidencia
de la Conferencia. Nosotros no somos
enemigos, ¿verdad?, nosotros somos amigos también de todos. No nos invitaron
a participar para nada, ni siquiera una
consulta para oír nuestra opinión, y nosotros queremos dejar bien firme que todos los países somos iguales y nosotros
los presidentes, jefes de Estado y de
Gobierno tenemos el mismo nivel, aquí
no hay presidentes de primera y presidentes de segunda, ni hay pueblos de
primera y pueblos de segunda, todos somos iguales, y eso queremos dejarlo bien
claro aquí (Aplausos).
Creo que ha sido un manejo no transparente, por decirlo de manera elegante,
¿saben?, para tratar de abortar aquí una
solución que —como dijo Lula— solo un
milagro salvaría, y como para esto no
creemos en milagros, nosotros tenemos
que partir, yo hablo a nombre no solo de
Venezuela, he sido autorizado por los representantes aquí presentes de los países de la Alianza Bolivariana para los
Pueblos de Nuestra América, es decir, el
gobierno y pueblo de Bolivia, el gobierno
y pueblo de Cuba, el gobierno y pueblo
de Ecuador, el gobierno y pueblo de Nicaragua, los gobiernos y pueblos del Caribe: los países Dominica, San Vicente y
las Granadinas, Antigua y Barbuda, y
Venezuela, no vaya a ser que de la puerta de atrás, por donde salió Obama, salga esta tarde, por debajo, un papelito en
secreto, top secret, y se pretenda presentarlo al mundo como la solución. ¡Desde ya lo impugnamos!, porque nosotros
no conocemos ningún documento tampoco. Han estado circulando por ahí versiones y documentos poco transparentes, eso hay que reclamarlo.
Estamos seguros de que no se intentará ningún tipo de fraude, porque sería
un fraude a los pueblos del mundo. Si
algo debe implantarse en el mundo, recuperarse en el mundo es la confianza
entre nosotros. Ya basta de que algunos
se crean superiores a nosotros los indios del Sur, a nosotros los negros africanos, indígenas, los pueblos del Sur, todos somos iguales.
Pues bien, dejamos sentada esa protesta, esa violación a los procedimientos
de Naciones Unidas.
Teníamos el temor, incluso, de que no
nos dieran la palabra, nos habían dicho
por aquí, por Secretaría, que ellos no lo
garantizaban, y nos explicaban desde esta mañana que solo iba a hablar un grupo de presidentes, muy dignos jefes de
Estado que estaban en una lista que
alguien hizo, no se sabe quién la hizo,
¿no? Por eso agradecemos mucho a la
Presidenta que nos haya dado la palabra
al presidente Morales y a mí, hubiera
sido algo lamentable que nos hubiesen
pretendido vetar en esta reunión. No quiero ni pensarlo, ¿no?, ni sospecharlo.
El Protocolo de Kyoto —ya lo dijo Lula— no puede ser declarado muerto o
extinguido, que es lo que pretende Estados Unidos. Por eso dice Evo una gran
verdad: Si Obama, el Premio Nobel de
la Guerra dijo aquí mismo —por cierto,
¡huele azufre aquí!, ¡huele a azufre!, ¡sigue oliendo a azufre en este mundo!—,
que él a lo que vino fue a actuar. Bueno,
demuéstrelo señor, no se vaya por la
puerta de atrás, ¿eh?, haga todo lo que
tiene que hacer para que Estados Unidos se adhiera al Protocolo de Kyoto, y
vamos a respetar Kyoto, y a potenciar
Kyoto y a responderle al mundo de manera transparente (Aplausos).
Por otra parte, todos coincidimos en
que las reducciones a las emisiones de
carbono para el año 2050 no deben ser
inferiores de un 80%, un 90%, la mayoría
coincidimos en esto.
Nosotros creemos, señora Presidenta, que Copenhague no termina hoy, para la dignidad de este pueblo. No queremos irnos con el amargo sabor de la
frustración, no; queremos irnos con el
recuerdo de un pueblo alegre, de un pueblo al que no conocíamos, una ciudad, un
país, Dinamarca; queremos llevarnos a
Copenhague en el corazón, no como una
frustración sino como una esperanza.
Anoche lo decíamos, Copenhague no
termina hoy, Copenhague abrió las puertas para que sigamos dando un gran
debate mundial sobre cómo salvar el
planeta, cómo salvar la vida en el planeta. Copenhague no es un fin, Copenhague es un inicio, para que logremos los
acuerdos que haya que lograr —y ya lo
decía Evo—, lograr el equilibrio de la Madre Tierra, la Pachamama.
Esto que dice Obama es algo verdaderamente ridículo. Estados Unidos, que tiene la máquina de hacer dólares; Estados
Unidos, que creo que asignó 700 000
millones de dólares para salvar los bancos —con razón dicen allí en las calles
que si el clima fuera un banco ya lo
hubieran salvado, ¿eh?—, ahora viene a
decir que va a aportar 10 000 millones
de dólares al año, una cifra irrisoria. Es
algo así como un chiste lo que ha expresado el Presidente de Estados Unidos.
El gasto militar de Estados Unidos es
de 700 000 millones de dólares al año;
solo bajando el gasto militar a la mitad,
por lo menos, habría. Estados Unidos
que es el gran emisor, es el gran contaminante y es el gran culpable el imperio
yanki de haberle impuesto a punta de
invasiones, de guerras y de amenazas,
de asesinatos y hasta de genocidios el
capitalismo a este mundo, Estados Unidos y sus aliados. ¡He ahí el gran culpable!, debería asumirlo con dignidad. Sabemos que no lo va a asumir en verdad
este gobierno de Estados Unidos, porque no es sino la continuación del gobierno anterior. Obama quedará ante la
historia como una de las más grandes
frustraciones para mucha gente que creyó en él en Estados Unidos y en otras
partes del mundo; ahí está demostrándolo, una gran frustración. Pero qué importa, ¡qué importa!, lo más importante
es que los pueblos del mundo y los gobiernos dignos del mundo, la gran mayo-
9
Cambio climático
ría, nos pongamos de acuerdo e impulsemos soluciones verdaderas.
Nosotros no venimos aquí a pedir limosnas, venimos en condiciones de igualdad a aportar modestas ideas para buscar fórmulas de solución. Que nadie lo olvide, ¡que nadie lo olvide!: la culpa es del
capitalismo y hay que atacar las causas.
Desde Venezuela, modestamente lo
decimos: la única manera de conseguir
el equilibrio de las sociedades, de salvar
la vida, de obtener niveles superiores de
vida, de llevar el ser humano a condiciones dignas de existencia es a través del
socialismo. Ese es un debate eminentemente político, eminentemente moral,
eminentemente necesario, absolutamente necesario. El capitalismo es el
camino a la destrucción del planeta.
Señora Presidenta, queremos que quede claro: Nosotros nos vamos, no podemos esperar más, nos vamos, pero los
países del ALBA dejamos claro que impugnamos desde ya cualquier documento que saque Obama por debajo de la puerta, o que salga por allí de la nada, como
ayer decían algunos de ustedes, tratando
de presentar esto como una solución salvadora. ¡No hay soluciones salvadoras!
Sencillamente nos vamos a sabiendas de que fue posible un acuerdo aquí
en Copenhague, y no fue posible por lo
que ayer decíamos: la falta de voluntad
política de los países más desarrollados
de la Tierra, comenzando por Estados
Unidos, y esto es una verdadera vergüenza. Es el egoísmo de los más responsables, sobre todo por los patrones irracionales de producción y de consumo de su
capitalismo hiperdesarrollado.
Fidel Castro escribió —y con esto termino, para no interrumpir el almuerzo, la
foto y las sesiones que vienen— una
reflexión anoche, por ahí anda, pendien-
te, como está, desde La Habana, de
esta reunión, con esperanzas de que se
tomen decisiones para salvar a la humanidad, y hablaba de una ingloriosa clausura, una clausura sin gloria. Estoy de
acuerdo, será una clausura sin gloria.
Pero también quiero decir, señora Presidenta, en honor a todos los que han
participado, porque aquí hay gente que
no ha dormido en no sé cuántos días, un
reconocimiento especial para ustedes,
los negociadores, los ministros, los delegados, los jefes de delegación, los expertos, cuánto han trabajado, hay que darles
un reconocimiento a todos (Aplausos), y
tengamos fe en que el trabajo intenso de
ustedes no se va a perder, es un aporte,
es un aporte, nosotros nos vamos más
conscientes del problema y más comprometidos a crear conciencia en nuestros pueblos por el tema del clima y por
el tema del desequilibrio ambiental.
Ahora, así como Fidel dice que es una
clausura la que va a ocurrir sin gloria, no
quiero decir que sea con pena; no, no es
con pena, no es una penosa clausura la
que va a ocurrir esta tarde, es una clausura que deja al mismo tiempo abiertas
esas esperanzas, esas esperanzas de
que nosotros logremos tomar decisiones para salvar a la humanidad, y solo lo
lograremos dejando de lado los intereses egoístas, especialmente de los países más desarrollados.
Quiero rendir tributo a Copenhague y
a su espíritu, a su pueblo y a los pueblos
del mundo, y comprometernos con la vida, comprometernos con el futuro.
Ingloriosa clausura, pero bonita clausura, llena de esperanzas. Así nos llevamos a Copenhague en el corazón.
Señora Presidenta, muchas gracias.
Buenas tardes, señores (Aplausos).
Estamos debatiendo si vamos
a salvar vidas o vamos a matar
Discurso pronunciado por Evo Morales Ayma, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, en la Cumbre Climática de las Naciones Unidas, en Copenhague, Dinamarca, el 18 de diciembre
de 2009.
Muchísimas gracias, señora Ministra,
Presidenta de la Conferencia.
Primero, agradecer por permitirme nuevamente intervenir, como otros presidentes que intervinieron el día de ayer, así
como también en el día de hoy.
Me siento sumamente preocupado sobre la forma como se quiere intentar aprobar un documento por presidentes que
llegaron en el último momento; hay presidentes, delegaciones, que estamos,
desde hace dos o tres días atrás, respetando las formas de negociación para
llegar a un acuerdo.
Saludo las palabras del Secretario General de las Naciones Unidas, donde textualmente dijo: “Ha llegado el momento de
todos.” Esto es de todos y no de unos
pocos.
Denunciamos desde acá que todavía
hay grupos de presidentes que siguen
trabajando un documento de pocos, no
es de todos los presidentes; menos será
de los pueblos del mundo que luchan por
la vida y por la humanidad (Aplausos).
Comparto algunas palabras de los presidentes que han intervenido en esta mañana. De aquí debemos salir orgullosos
de este evento, y eso es trabajando de
manera transparente, democrática, para
tener documentos que permitan salvar
vidas.
También rescato las palabras del presidente Obama,dijo: “No venimos a hablar
sino a actuar.” Si queremos actuar, quie-
ro pedirle que a partir de este momento
cumpla con el Protocolo de Kyoto, y así
vamos a creer que venimos a actuar y no
a hablar (Aplausos); que a partir de este
momento, toda la plata que se destina a
las guerras se destine para salvar vidas
humanas, y así vamos a creer que venimos aquí a actuar y no solamente a
hablar (Aplausos).
Queridos presidentes, hermanos presidentes, delegaciones de todo el mundo:
Aquí está en debate si vamos a vivir o
si vamos a morir, aquí estamos debatiendo si vamos a salvar vidas o vamos a
matar. Y las diferencias, es muy claro, son
con relación a las temperaturas —yo no
soy experto, quiero ser muy sincero—, y
de acuerdo con las explicaciones de
nuestros técnicos que van trabajando,
¿cuáles son las diferencias? Países que
quieren, por ejemplo, permitir que la temperatura del mundo se incremente a 2º
centígrados. Y de acuerdo con las orientaciones y las vivencias, elevar la temperatura en el mundo a 2º centígrados
es eliminar a islas en el mundo, es eliminar las nevadas de las montañas de
los Andes, es eliminar las nevadas de
todo el mundo. Es gravísimo, y eso nuestros pueblos no lo van a aceptar, y tarde
o temprano lo van a juzgar.
Otro tema está en debate. Los países
industrializados irracionalmente, llamados en otras palabras países ricos, esas
potencias, ¿qué nos plantean? Lo que
ellos plantean es cómo reducir de manera real sus emisiones de gases en un
50%. Los planteamientos de los pueblos
que luchan por la vida son, por lo menos,
reducir, hasta el 2050, de un 90% a un
100%. Eso está en debate, lo he entendido así.
Entonces acá tenemos profundas diferencias: unos plantean solamente reducción de esos gases de efecto invernadero en un 50%, y otros planteamos
reducción del 100%. Si no hay acuerdo
—yo quiero reiterarles—, si no hay acuerdo en estos niveles de presidentes, ¿por
qué no someternos a los pueblos? Es lo
más democrático.
Yo aprendí, en este corto tiempo de
presidente, que mejor es gobernar subordinado a nuestros pueblos, que mejor es
gobernar entendiendo y atendiendo las
demandas de nuestros pueblos, es lo
más importante, y es una democracia
participativa donde nuestros pueblos
deciden.
Me atrevería a decir, incluso en abril del
próximo año se recuerda el día internacional de la Madre Tierra, ¿por qué no los
países? Sometamos a nuestros pueblos,
mediante un referendo, estas diferencias
que tenemos los presidentes, y apliquemos lo que decidan nuestros pueblos en
temas del cambio climático (Aplausos).
Para qué vamos a estar forzando grupos, unas peleas, discusiones internas,
trabajo secreto, oculto. Yo no comparto,
de verdad, las formas como quieren manejarse desde acá, y por eso quiero apelar a las palabras del Secretario General
de las Naciones Unidas: ha llegado el
momento de todos, y debe ser de todos
y no de pocos.
Queridos presidentes, para terminar
esta pequeña intervención, no podemos
seguir acá días y días, ustedes saben
que tenemos muchas responsabilidades,
yo tengo que retornar esta tarde; pero
quede bien claro que dejo esta propuesta de someterlo a nuestros pueblos; pero también, si hablamos de la vida, sea-
mos muy responsables. ¿La responsabilidad radica en qué? En vez de seguir
destinando plata a bases militares, a intervenciones militares, esa plata hay que
destinarla para salvar al planeta Tierra,
así, realmente, vamos a ser responsables
todos.
De verdad, nos corresponde actuar
de manera conjunta, transparente, pero
no solamente transparencia de todos los
presidentes, sino consultando permanentemente a nuestros pueblos. Nuestros pueblos saben sus problemas,
pero también saben sus respuestas, y
esa es la vivencia que yo tengo. Puedo
compartir una experiencia de una vivencia de cuatros años de presidente: cuando gobernamos sometidos a nuestros
pueblos los resultados son mejores,
porque trabajamos la igualdad en nuestros pueblos; pero quiero decirles que
estamos debatiendo problemas del medio ambiente, problemas llamados cambio climático, y es obligado debatir de
dónde viene este problema del cambio
climático, quiénes son los responsables,
desde cuándo hay responsabilidad. Y la
responsabilidad es del sistema capitalista; si no entendemos, si no identificamos a los causantes del cambio climático, seguramente va a haber tantas conferencias, tantas cumbres de jefes de
Estado y nunca vamos a resolver ese
tema. Y por eso —quiero ser muy sincero—, si queremos salvar las vidas, si
queremos salvar a la humanidad, si
queremos salvar al planeta Tierra, es
obligado cambiar ese modelo, ese sistema capitalista y así salvaremos a la
humanidad.
Muchísimas gracias (Aplausos).
10
Tabloide Especial No. 1
Cuba considera extremadamente
insuficiente e inadmisible
el texto de este proyecto apócrifo
Intervención de Bruno Rodríguez Parrilla, Ministro de Relaciones Exteriores
de Cuba, en la sesión final de la Cumbre
Climática de las Naciones Unidas, en Copenhague, Dinamarca, el 18 de diciembre de 2009.
Señor Presidente:
Hace ya cuatro horas el presidente
Obama anunció un acuerdo que no existe; falta el respeto a la comunidad internacional, se comporta como un jefe imperial.
El documento que usted varias veces
afirmó que no existía, señor Presidente,
aparece ahora. Todos hemos visto versiones que circulan de manera subrepticia y que se discuten en pequeños conciliábulos secretos, fuera de las salas en
que la comunidad internacional, a través
de sus representantes, negocia de una
manera transparente.
Resulta, señor Presidente, que el documento que no existió, existe. Lamento
profundamente la manera en que usted
ha conducido esta conferencia.
Puedo anticiparle que la delegación
de la República de Cuba ha decidido no
aceptar el proyecto de declaración que
usted presenta. No requiero consultas
adicionales en ningún marco ni formato,
y, por tanto, declaro que en esta conferencia no existe consenso sobre este
documento (Aplausos).
Sumo mi voz a la de los representantes de Tuvalu, Venezuela y Bolivia. Cuba
considera extremadamente insuficiente
e inadmisible el texto de este proyecto
apócrifo. La meta de 2º centígrados es
inaceptable y tendría consecuencias catastróficas incalculables, en particular para los pequeños Estados insulares. Significaría un grave impacto en numerosas
especies de la biodiversidad.
El documento que usted, lamentablemente, presenta no contiene compromiso alguno de reducción de emisiones de
gases de efecto invernadero.
Conozco las versiones anteriores que
también, a través de procedimientos cuestionables y clandestinos, se estuvieron
negociando en corrillos cerrados que hablaban, al menos, de una reducción del
50% para el año 2050. Tengo conmigo
aquí esas versiones anteriores, que valdría la pena ofrecer a los medios de prensa y a los representantes de la sociedad
civil y hacer públicos en esta sala.
El documento que usted presenta ahora, omite, precisamente, las ya magras e
insuficientes frases clave que aquella
versión contenía. Este documento no garantiza, en modo alguno, la adopción de
medidas mínimas que permitan evitar
una gravísima catástrofe para el planeta
y la especie humana.
El texto de este documento, para Cuba, es incompatible con el criterio científico universalmente reconocido, que considera urgente e insoslayable asegurar
niveles de reducción de, al menos, el
45% de las emisiones para el año 2020,
y no inferiores al 80% ó 90% de reducción para el 2050.
Este vergonzoso documento que usted trae, es también omiso y ambiguo en
relación con el compromiso específico de
reducción de emisiones por parte de los
países desarrollados, responsables del
calentamiento global por el nivel histórico y actual de sus emisiones, y a quienes corresponde aplicar reducciones sustanciales de manera inmediata. Este papel no contiene una sola palabra de
compromiso de parte de los países desarrollados.
La delegación de Cuba reitera, además, su convicción de que la reducción
de las emisiones de carbono de los países del Sur no puede formularse de manera que obstaculice el ejercicio del derecho al desarrollo. Este papelucho ignora ese concepto.
Todo planteamiento acerca de la continuación de las negociaciones para adoptar, en el futuro, acuerdos de reducción
de emisiones, debe incluir, inevitablemen-
te, el concepto de la vigencia del Protocolo de Kyoto, y de que estos acuerdos
serán parte de un segundo período de
compromisos de dichos protocolos. Su
papel, señor Presidente, es el acta de
defunción del Protocolo de Kyoto que mi
delegación no acepta.
La delegación cubana desea hacer
énfasis en la preeminencia del principio
de “responsabilidades comunes, pero diferenciadas”, como concepto central del
futuro proceso de negociaciones. Su papel no dice una palabra de eso.
Este proyecto de declaración omite
compromisos concretos de financiamiento y transferencia de tecnologías hacia
los países en desarrollo como parte del
cumplimiento de las obligaciones contraídas por los países desarrollados bajo
la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. El documento se limita a la idea de que los países
desarrollados participen en una llamada
movilización de recursos que se dice
que pueden ser públicos o privados, bilaterales o multilaterales, o provenir, incluso, de fuentes alternativas. Los países
desarrollados, que imponen sus intereses mediante su documento, señor Presidente, evaden cualquier compromiso
concreto.
La delegación de Cuba reitera su protesta por las graves violaciones de procedimiento que se han producido en la
conducción antidemocrática del proceso de esta conferencia, especialmente,
mediante la utilización de formatos de
debate y de negociación, arbitrarios,
excluyentes y discriminatorios. Lo que
usted llama, señor Presidente, “un grupo de líderes representativos” es, para
mí, una grosera violación del principio
de igualdad soberana que consagra la
Carta de las Naciones Unidas, un mecanismo que intenta imponer decisiones a la comunidad internacional y manipular a la opinión pública. La formulación no transparente de proyectos de
documentos ha sido constante en esta
conferencia.
Debo expresar, señor Presidente, mi
protesta y preocupación por la restricción del acceso de las organizaciones no
gubernamentales a esta conferencia.
La delegación de Cuba hace parte de
las posiciones expresadas por los Estados miembros de la Alianza Bolivariana
para los Pueblos de Nuestra América, en
particular de los discursos de los presidentes Hugo Chávez y Evo Morales.
Señor Presidente, le solicito formalmente que esta declaración sea recogida en el informe final sobre los trabajos
de esta lamentable y bochornosa 15
Conferencia de las Partes.
Muchas gracias.
(Aplausos).
11
Cambio climático
Nuestro futuro no está en venta
Intervención del Sr. Ian Fray, delegado de la isla de Tuvalu en la sesión final
de la Cumbre sobre cambio climático
de las Naciones Unidas, en Copenhague, Dinamarca, el 18 de diciembre de
2009.
Muchas gracias, Presidente; agradezco que haya regresado a la reunión.
Habíamos presionado el botón antes de
que usted cerrara esta sesión.
Presidente, hemos trabajado bajo el
marco de las Naciones Unidas en esta
reunión, y es un placer ver al Secretario
General, Ban Ki-Moon, sentado junto a nosotros, dentro de las Naciones Unidas.
Nosotros, como naciones, hemos recibido respeto, ya seamos grandes o pequeños, y tenemos la posibilidad de ana-
lizar las cosas de manera colectiva, esta
es la llamada Conferencia de las Partes.
A principios de esta noche pasé por
una cámara de televisión, donde un líder
prominente sugería que había tenido un
acuerdo para hacer este anuncio con las
consideraciones adecuadas, sería algo
que no respetaría lo estipulado por las
Naciones Unidas; las negociaciones deben ser la norma en algunos países y en
otros tienen mayor respeto a los procesos democráticos.
Señor Presidente, ahora quisiera considerar la consideración de este documento.
Agradecemos que nos haya dado más
tiempo para considerar este documento;
pero es necesario decir que ha habido
problemas importantes, déjeme mencionar solamente algunos.
Para Tuvalu creemos que es importante que tengamos resultados basados
en la ciencia, que nos permitan reducir
las emisiones para que podamos llegar
a niveles de temperaturas inferiores a
1,5º; cualquier cosa diferente sería el fin
de Tuvalu.
El vínculo entre la adaptación y las medidas de respuesta no son congruentes
con la Convención ni con el programa de
acción de Bali.
Presidente, no hay garantía de que el
Protocolo de Kyoto continúe después de
este texto.
Presidente, hay una referencia a un
mecanismo dentro del contexto de estos documentos y estamos seguros de
lo que es, no hay referencia a un mecanismo que asegure las cosas de ma-
nera internacional, lo cual es algo que
estamos tratando de lograr.
Presidente, hay un mecanismo de revisión que se estableció para el 2015,
pero eso es muy lejano para nuestro futuro; la ciencia nos dice que tenemos
que actuar ahora y de manera urgente.
No estamos acá considerando esta
oferta, viendo dinero puesto enfrente de
nosotros; en términos bíblicos es como
si nos hubiesen dado 30 piezas de plata para traicionar a nuestro pueblo.
Presidente, nuestro futuro no está en
venta (Aplausos).
Presidente, lamento informarle que Tuvalu no puede aceptar este documento.
Gracias (Aplausos).
Exigimos que esta sesión
no se levante, porque el mundo
ya ha esperado lo suficiente
Intervención de la Sra. Claudia Salerno,
Directora de Cooperación Internacional
del Ministerio del Poder Popular para el
Ambiente de la República Bolivariana
de Venezuela, en la sesión final de la
Cumbre sobre cambio climático de las
Naciones Unidas, en Copenhague, Dinamarca, el 18 de diciembre de 2009.
Gracias, señor Presidente.
Es con indignación que mi país levanta la voz en este momento para señalar.
Con sorpresa vemos que su Presidencia, después de habernos hecho
esperar durante horas en esta sala, a
países soberanos, decida lanzarnos sobre la mesa dos papeles, inconsultos,
que fueron realizados sin mandato de
las partes, de modo que son ilegítimos,
y después de que los lanza sobre la
mesa, porque esa fue su decisión; después de que varios países desarrollados han dado ruedas de prensa para
decir que en Copenhague hay un acuerdo, cuando los delegados de los países
que conformamos el sistema de las
Naciones Unidas ni siquiera conocemos
el texto de esos acuerdos, usted lanza
sobre la mesa estos papeles y se va de
la sala.
Señor Presidente, ¿a usted le parece
que un país soberano tiene que hacer
sangrar su mano para levantar un derecho de palabra porque usted simple-
mente no quiere escuchar lo que aquí
está pasando? Esta mano que sangra
quiere hablar, y tiene tanto derecho
como cualquiera de estas que usted llama “un grupo representativo de líderes.”
Los acuerdos internacionales, señor
Presidente, no se pueden imponer por
un pequeño y selecto —como usted lo
llama— “grupo de países”.
Hemos sido pacientes, hemos sido
diplomáticos, hemos sido discretos, y en
este momento queremos saber si bajo
la presencia y el testimonio del propio
Secretario General de las Naciones Unidas se va a consumar en este país un
golpe de Estado a la Carta de las Naciones Unidas.
Quiero recordar, señor Presidente, por-
que creo que es necesario, que los propósitos de las Naciones Unidas son:
fomentar entre las naciones relaciones
de amistad basadas en el respeto al
principio de la igualdad de derechos y al
de la libre determinación de los pueblos,
y a tomar otras medidas adecuadas
para fortalecer la paz universal.
¿Es que acaso la Carta de las Naciones Unidas no forma parte de la Convención de Cambio Climático, o la Convención de Cambio Climático es un sistema forajido que actúa de la manera
que le da la gana bajo la propia mirada
del Secretario General de las Naciones
Unidas?
Señor Presidente, nuestro país se
reserva, hasta tanto tengamos tiempo
suficiente de hacer las consultas, y que
usted nos garantice de dónde salieron
estos textos, primero, que no fueron
mandateados por las partes; es lo primero que queremos saber. Y segundo,
nosotros exigimos que esta sesión no
se levante, porque el mundo ya ha esperado lo suficiente como para que esta
sesión se levante sin que los países que
tenemos derecho a hablar tengamos
derecho a hacerlo y tengamos que hacer
un punto de orden haciendo sangrar
nuestra mano para que usted tenga la
dignidad de sentarse a escucharnos.
Gracias, señor Presidente (Aplausos).
12
Tabloide Especial No. 1
Planteamos a los pueblos del mundo
que se juzgue esta metodología
antidemocrática, irrespetuosa
Intervención del Sr. René Orellana,
Ministro de Medio Ambiente y Agua del
Estado Plurinacional de Bolivia, en la
sesión final de la Cumbre sobre cambio
climático de las Naciones Unidas, en
Copenhague, Dinamarca, el 18 de diciembre de 2009.
Señor Presidente, estimados amigos,
representantes de distintos Estados y
naciones:
En primer lugar, nos sentimos profundamente sorprendidos y ofendidos por la
metodología que se ha usado: en cuestión
de minutos entregarnos un documento, al
cual no hemos tenido acceso, no hemos
tenido tiempo de leer, apenas hemos visto que se trata de dos páginas, y sin siquiera poner a consideración de los presentes, que representamos a pueblos y
naciones, ha decidido usted, señor Presidente, darnos una hora a los pueblos del
mundo para decidir si este documento
expresa o no una respuesta al grave problema que ha sido creado por los países
desarrollados.
No nos parece respetuoso de los me-
canismos democráticos, que existen actualmente en las instituciones mundiales,
como Naciones Unidas, que se pretenda,
de esta manera, imponernos en una hora
la decisión de aceptar o no un documento,que no hemos estudiado y que apenas
hemos conocido, que habría sido concertado, conocimiento que hemos tomado a
través de declaraciones que se le ha
hecho a la prensa, sin siquiera haberse
analizado en esta sala con los países, los
Estados y los pueblos acá representados.
Señor Presidente, se ha consultado,
como usted dice, a líderes representativos
de todo el mundo; los que no hemos sido
consultados seguramente no somos
representativos. ¿Qué parte del mundo ha
sido consultada? ¿Qué intereses de ese
mundo representativo han acordado este
documento al que no hemos tenido acceso? ¿Por qué no hemos discutido entre
todos este documento, y se nos imponen
60 minutos para decir si estamos de
acuerdo o no con la decisión que ese
pequeño grupo de países ya ha tomado,
porque se arroga el derecho de ser representativo del mundo entero?
Yo recojo las palabras del señor representante de Tuvalu, 2º Celsius se proponen en este documento, es lo que alcanzamos a ver en unos segundos, apenas
lo tenemos en la mano. Están en riesgo
las varias islas del planeta, ciudades
costeras, poblaciones que viven en esas
ciudades costeras, nevados del mundo,
que proporcionan agua a millones de
personas y que garantizan la seguridad
alimentaria a millones de personas; y
estamos acá tomándonos el derecho
de, en una hora, decidir la vida de esos
millones de personas.
No nos parece respetuoso, y queremos decirlo con el mayor énfasis y claridad, estamos actuando de una manera
dictatorial, y no es ese el espíritu de un
mundo que democráticamente debe discutir hoy el futuro del planeta y de la
humanidad.
Señor Presidente, no podemos imponer una hora de discusión para un documento que ya ha sido preparado anticipadamente y sobre el cual existe un
acuerdo que no compartimos. Y manifestamos con claridad, por lo que cono-
cemos de este documento y la forma antidemocrática en que se está imponiendo, nuestro desacuerdo, nuestra oposición, como país, como Estado plurinacional, y planteamos a los pueblos del mundo que se juzgue esta metodología antidemocrática, irrespetuosa, este acuerdo
en la sombra de un documento que no
expresa los casi dos años de discusión,
y no respeta el esfuerzo de quienes hemos invertido tiempo, trabajo, esfuerzo de
concertación en nuestros países, con nuestros pueblos. Esos derechos de nuestros
pueblos no se expresan en esta metodología, en esta forma de tomar decisiones.
Hoy no vamos a decidir la vida de
millones de personas en una hora, en
60 minutos, no vamos a validar este
documento, y nuestra posición es clara:
esto no expresa el consenso de todos
los presentes, en consecuencia, es el
documento de un pequeño grupo, como
usted lo dice, representativo de algunos
países, que seguramente tendrán el
poder político para imponerlo.
Gracias (Aplausos).
Nos enfrentamos esta noche también
con el deterioro de los ya endebles
mecanismos democráticos internacionales
Intervención del Sr. Paul Oquist, Secretario de Políticas Nacionales de la
Presidencia de la República de Nicaragua, en la sesión final de la Cumbre sobre cambio climático de las Naciones
Unidas, en Copenhague, Dinamarca, el
18 de diciembre de 2009.
Señor Presidente, en adición al peligro del calentamiento global, nos enfrentamos esta noche también con el deterioro de los ya endebles mecanismos
democráticos internacionales.
En un mundo en que el G 7, G 8, G
20, toman decisiones para el mundo
desde plataformas ad hoc sin ninguna base legal, ahora tenemos el espectáculo
de la presidencia convocando un G 22
usurpando el proceso de negociación
del G 192, en el mismo seno de la conferencia de Naciones Unidas más importante del nuevo siglo.
Un grupo de países soberanos han
escrito al Secretario General de la Organización de Naciones Unidas y al Secretario Ejecutivo de la Convención Marco
de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático expresando su rotundo desacuerdo
con estos procedimientos. También están presentando dos propuestas de de-
cisión para la conferencia con relación a
cómo llevar adelante el proceso de negociación, una referida al grupo de trabajo
especial del Protocolo de Kyoto y la otra
sobre la cooperación a largo plazo. Los
países signatarios son: el estado Plurinacional de Bolivia, la República de Cuba, la República del Ecuador, la República de Nicaragua y la República Bolivariana de Venezuela.
A continuación doy lectura a dicha
comunicación, para luego presentar las
dos propuestas de decisión.
“Sus excelencias:
“Nosotros, representantes de los paí-
ses abajo firmantes, expresamos nuestra
preocupación y nuestra profunda decepción al constatar que el proceso de las negociaciones que debía concluir en la Decimaquinta Conferencia de las Partes de la
Convención Marco de Naciones Unidas
sobre Cambio Climático, celebrado en Copenhague, Dinamarca, del 7 al 18 de diciembre de 2009, no ha observado algunos de los principios básicos del Sistema
de Naciones Unidas, como son: la legitimidad, transparencia, inclusión, proceso
de abajo hacia arriba, sentido democrático de participación e igualdad entre los
Estados... (Interrupción en la grabación)...
Cambio climático
“...durante estas sesiones de trabajo,
y los cuales se han inclinado con preocupante preferencia por consultas parciales y excluyentes, contrariando los
principios antes señalados. Cabe destacar que durante las sesiones, varios países señalaron su posición en contra de
estos procesos y aun así fueron convenidos por la presidencia sin considerar la
falta de consenso de las partes.
“Expresamos de manera enfática que
los únicos acuerdos que esperamos y
reconocemos en la clausura de esta conferencia serán aquellos que se hayan producido en procesos abiertos, transparentes y legítimos, que se adopten mediante el consenso de las Partes en las
sesiones respectivas de la COC 15 y
MOP 5. En particular, acogemos los resultados presentados por el Grupo de
Trabajo Especial por la Cooperación a
Largo Plazo en el Marco de la Convención 1 CP.15 y el Grupo de Trabajo Especial sobre los Futuros Compromisos de
la Parte del Protocolo de Kyoto 1 CMP.5.
Instamos a que ambos grupos continúen
trabajando con miras a la conclusión de
sus trabajos en la 16 Conferencia de las
Partes.
“Firmado por los países antes señalados.”
Voy a leer las dos decisiones que estamos poniéndolas ante la decisión 1 CMP.5.
“La Conferencia de las Partes, que
sirve como reunión de las Partes para el
Protocolo de Kyoto en su Quinta Sesión,
guiada por los artículos dos y tres de la
Convención, comprometidos con el artículo tres, párrafo nueve, del Protocolo
de Kyoto, se comprometen a la decisión
1 CMP.1: Acuerdan suspender la Quinta
Sesión de las Partes, que sirve como
reunión de las Partes del Protocolo de
Kyoto.
“Dos, acuerdan que el Grupo ad hoc
sobre los acuerdos bajo el Protocolo de
Kyoto deberá continuar su trabajo, y las
sesiones de su grupo se reanudarán
cuando sean factibles y necesarias para
completar el trabajo del grupo.
“Tres, decide que el grupo ad hoc
sobre los otros compromisos del acuerdo del Protocolo de Kyoto deberán completar su trabajo en junio de 2010, para
garantizar que no haya brecha entre el primero y segundo período de compromiso.
“Cuatro, decide que el grupo ad hoc
sobre los otros compromisos bajo el
acuerdo de Protocolo que sirven como
parte del Protocolo de Kyoto reanuden
su sexta sesión en junio de 2010.
“Cinco, decide que el trabajo del grupo ad hoc sobre los compromisos adicionales bajo el Protocolo de Kyoto debe
ser de conformidad con el artículo tres,
párrafo nueve del Protocolo de Kyoto, y
basarse en las presentaciones de las
Partes que presenten enmiendas al Protocolo de Kyoto, en el anexo del informe
de la décima sesión del grupo de trabajo ad hoc para los anexos y el Protocolo
de Kyoto.”
Eso concluye la decisión uno.
Ahora leeré la decisión 1 CP.15.
“La Conferencia de las Partes en su
15 Sesión, en la decisión 1 CP.13 ha
analizado los temas sobre el plan de
acción de Bali, nota que el mandato del
plan de acción de Bali adopta las decisiones en su 15 período de sesiones, y
notando, además, que el grupo de tra-
13
bajo ad hoc, sobre las acciones cooperadas, debe completar su trabajo en el
2009, acuerdan suspender la 15 Sesión
de la Conferencia de las Partes.
“Dos, decide ampliar el trabajo del
grupo de trabajo ad hoc, y completar su
trabajo en junio de 2010.
“Tres, decide que el grupo de trabajo
ad hoc deberá presentar a las partes de
consideración, para su consideración en
su conferencia de junio 2010 y someterlos a los resultados del trabajo y los
elementos del plan de acción de Bali de
manera integral y equilibrada con vistas
a adoptar el resultado acordado.
“Cuatro, decide que el grupo de trabajo ad hoc debe tener en cuenta los
textos presentados por las partes, así
como también el documento oficial de la
Octava Sesión del Grupo de Trabajo ad
hoc en Copenhague.”
Señor Presidente, si la secretaria
pudiera tener esto en cuenta, lo agradecería mucho.
Muchas gracias, señor Presidente
(Aplausos).
Reflexiones del compañero Fidel
La hora de la verdad
Las noticias que llegan de la capital
danesa reflejan caos. Los anfitriones,
después de concebir un evento en el
que participarían alrededor de 40 mil
personas, no tienen forma de cumplir su
palabra. Evo, que fue el primero de los
dos Presidentes del ALBA en llegar,
expresó profundas verdades que emanan de la cultura milenaria de su raza.
Aseguró, según las agencias de noticias, que tenía un mandato del pueblo
boliviano de bloquear cualquier acuerdo
si el texto final no satisface las alternativas. Explicó que el cambio climático no
es la causa sino el efecto, que estábamos en la obligación de defender los
derechos de la Madre Tierra frente a un
modelo de desarrollo capitalista, la cultura de la vida frente a la cultura de la
muerte. Habló de la deuda climática que
los países ricos deben pagar a los países pobres, y devolverles el espacio
atmosférico arrebatado.
Calificó de ridícula la cifra de 10 mil
millones de dólares anuales ofrecidos
hasta el año 2012, cuando en realidad
se necesitan cientos de miles de millones cada año, y acusó a Estados Unidos
de gastar trillones en exportar el terrorismo a Irak y Afganistán, y crear bases
militares en América Latina.
El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela habló el día 16 en la
Cumbre a las 8 y 40 a.m., hora de Cuba.
Pronunció un discurso brillante, que fue
muy aplaudido. Sus párrafos eran lapidarios.
Impugnando un documento propues-
to a la Cumbre por la Ministra danesa
que presidía la Conferencia, expresó:
“...es un texto que viene de la nada,
no aceptaremos ningún texto que no
venga de los grupos de trabajo, que son
los textos legítimos que se han estado
negociando estos dos años”.
“Hay un grupo de países que se creen
superiores a nosotros los del Sur, los del
Tercer Mundo...”
“...no nos extrañemos, no hay democracia, estamos ante una dictadura”.
“...venía leyendo algunas consignas
que hay en las calles pintadas por los
jóvenes... Una: ‘no cambien el clima,
cambien el sistema’... Otra: ‘si el clima
fuera un banco, ya lo habrían salvado.’”
“Obama [...] recibió el Premio Nobel
de la Paz el mismo día que envió 30 mil
soldados a matar inocentes a Afganistán”.
“Apoyo el criterio de los representantes de las delegaciones de Brasil, Bolivia, China, solo quería apoyar […] pero
no me dieron la palabra...”
“Los ricos están destruyendo el planeta, ¿será que se van a otro cuando
destruyan este?”
“...el cambio climático es sin dudas el
problema ambiental más devastador de
este siglo.”
“...Estados Unidos llegará si acaso a
300 millones de habitantes; China tiene
casi cinco veces más población que
Estados Unidos. Estados Unidos consume más de 20 millones de barriles diarios de petróleo; China llega apenas a
cinco o seis millones de barriles diarios.
No se puede pedir lo mismo a Estados
Unidos y a China.”
“...reducir la emisión de gases contaminantes y lograr un convenio de cooperación a largo plazo [...] parece haber fracasado, por ahora. ¿La razón cuál es?
[...] la actitud irresponsable y la falta de
voluntad política de las naciones más
poderosas del planeta.”
“...la brecha que separa a los países
ricos y pobres no ha dejado de crecer
pese a todas esas cumbres y promesas
incumplidas y el mundo sigue su marcha
destructiva.”
“...El ingreso total de los 500 individuos más ricos del mundo es superior al
ingreso de los 416 millones de personas más pobres.”
“La mortalidad infantil es de 47 muertes por cada 1 000 nacidos vivos pero
en los países ricos es de solo 5.”
“¿...hasta cuándo vamos a permitir
que sigan muriendo millones de niños
por enfermedades curables?”
“Dos mil 600 millones viven sin servicios de saneamiento.”
“El brasileño Leonardo Boff escribió:
‘Los más fuertes sobreviven sobre las
cenizas de los más débiles.’”
“Juan Jacob Rousseau decía... ‘Entre
el fuerte y el débil la libertad oprime.’
Por eso es que el imperio habla de libertad, es la libertad para oprimir, para invadir, para asesinar, para aniquilar, para
explotar, esa es su libertad. Y Rousseau
agrega la frase salvadora: ‘Solo la Ley
libera.’”
“¿Hasta cuándo vamos a permitir
conflictos armados que masacran a
millones de seres humanos inocentes
con el fin de apropiarse los poderosos
de los recursos de otros pueblos?”
“Hace casi dos siglos un libertador
universal, Simón Bolívar dijo: ‘Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella
y haremos que nos obedezca.’”
“Este planeta vivió miles de millones
de años sin nosotros, sin la especie
humana; no le hacemos falta nosotros
para que él exista, pero nosotros sin la
Tierra no vivimos...”
Evo habló en la mañana de hoy jueves.
Su discurso será también inolvidable.
“Deseo expresar nuestra molestia
por la desorganización y por las dilaciones que existen en este evento internacional...”, dijo con franqueza al inicio de
sus palabras.
Sus ideas básicas:
“Cuando preguntamos qué pasa con
los anfitriones, [...] nos dicen que es
Naciones Unidas; cuando preguntamos
qué pasa con las Naciones Unidas,
dicen que es Dinamarca, y no sabemos
quién desorganiza este evento internacional...”
“...estoy muy sorprendido porque
solamente tratan de los efectos y no de
las causas del cambio climático.”
“Si nosotros no identificamos de dónde viene la destrucción del medio ambiente [...] seguramente nunca vamos a
resolver este problema...”
“...están en debate dos culturas: la
cultura de la vida y la cultura de la muerte; la cultura de la muerte, que es el
14
Tabloide Especial No. 1
capitalismo. Nosotros, los pueblos indígenas, decimos, es el vivir mejor, mejor a
costa del otro.”
“...explotando al otro, saqueando los
recursos naturales, violando a la Madre
Tierra,privatizando los servicios básicos...”
“...vivir bien es vivir en solidaridad, en
igualdad, en complementariedad, en
reciprocidad...”
“Estas dos formas de vivencia, estas
dos culturas de la vida están en debate
cuando hablamos del cambio climático,
y si no decidimos cuál es la mejor forma
de vivencia o de vida, seguramente este
tema nunca vamos a resolverlo, porque
tenemos problemas de vivencia: el lujo,
el consumismo que hace daño a la humanidad, y no queremos decir la verdad
en esta clase de eventos internacionales.”
“...dentro de nuestra forma de vivencia, el no mentir es algo sagrado, y eso
no lo practicamos acá.”
“...en la Constitución está el ama
sua, ama llulla, ama quella: no robar, no
mentir, ni ser flojos.”
“...la Madre Tierra o la Naturaleza existe y existirá sin el ser humano; pero el
ser humano no puede vivir sin el planeta
Tierra, y, por tanto, es nuestra obligación
defender el derecho de la Madre Tierra.”
“...saludo a las Naciones Unidas, que
este año, por fin, ha declarado el Día
Internacional de la Madre Tierra.”
“...la madre es algo sagrado, la madre es nuestra vida; a la madre no se
alquila, no se vende ni se viola, hay que
respetarla.”
“Tenemos profundas diferencias con
el modelo occidental, y eso está en debate en este momento.”
“Estamos en Europa, ustedes saben
que muchas familias bolivianas, familias
latinoamericanas vienen a Europa. ¿A
qué vienen acá? A mejorar sus condiciones de vida. En Bolivia podía estar
ganando 100, 200 dólares al mes; pero
esa familia, esa persona viene acá a cuidar a un abuelo europeo, a una abuela
europea y al mes gana 1 000 euros.”
“Estas son las asimetrías que tenemos de continente a continente, y estamos obligados a debatir cómo buscar
cierto equilibrio, [...] reduciendo estas profundas asimetrías de familia a familia,
de país a país, y especialmente de continente a continente.”
“Cuando [...] nuestras hermanas y
hermanos vienen aquí a sobrevivir o a
mejorar sus condiciones de vida, son
expulsados, existen esos documentos llamados de retorno [...] pero cuando los
abuelos europeos hace tiempo llegaban
a Latinoamérica nunca eran expulsados.
Mis familias, mis hermanos no vienen
acá a acaparar ni minas, ni tienen miles
de hectáreas para ser terratenientes.
Antes nunca había visas ni pasaportes
para que llegaran a Abya Yala, ahora llamada América.”
“...si no reconocemos el derecho de
la Madre Tierra, en vano vamos a estar
hablando de 10 000 millones,de 100 000
millones, que es una ofensa para la humanidad.”
“...los países ricos deben acoger a
todos los migrantes que sean afectados
por el cambio climático y no estarlos
retornando a sus países como les están
haciendo en este momento...”
“...nuestra obligación es salvar a toda
la humanidad y no a la mitad de la humanidad.”
“...el ALCA, Área de Libre Comercio en
las Américas. [...] no es Área de Libre
Comercio en las Américas, es un área
de libre colonización en las Américas...”
Entre las preguntas que sugería Evo
para un referéndum mundial sobre el
cambio climático estaban:
“...¿Está usted de acuerdo con restablecer la armonía con la naturaleza, reconociendo los derechos de la Madre Tierra?...”
“...¿Está usted de acuerdo con cambiar este modelo de sobreconsumo y derroche, que es el sistema capitalista?...”
“...¿Está usted de acuerdo con que
los países desarrollados reduzcan y
reabsorban sus emisiones de gases de
efecto invernadero?...”
“...¿Está usted de acuerdo en transferir todo lo que se gasta en las guerras
y en destinar un presupuesto superior al
presupuesto de defensa para el cambio
climático?...”
Como se conoce, en la ciudad japonesa de Kyoto, en el año 1997 se firmó
el Convenio de las Naciones Unidas
sobre Cambio Climático, que obligaba a
38 países industrializados a reducir sus
emisiones de gases de efecto invernadero en un determinado porcentaje con
relación a las emitidas en 1990. Los
países de la Unión Europea se comprometieron al 8%, y entró en vigor en el año
2005, cuando la mayoría de los países
firmantes ya lo habían ratificado. George
W. Bush, entonces presidente de Estados Unidos —el mayor emisor de gases
de efecto invernadero, responsable de la
cuarta parte del total de estos—, había
rechazado el convenio desde mediados
de 2001.
Los demás miembros de Naciones
Unidas siguieron adelante. Los centros
de investigación continuaron su tarea.
Es evidente ya que una gran catástrofe
amenaza nuestra especie. Quizás lo
peor sea que el egoísmo ciego de una
minoría privilegiada y rica pretenda lanzar el peso de los sacrificios necesarios
sobre la inmensa mayoría de los habitantes del planeta.
Esa contradicción se refleja en Copenhague. Allí miles de personas están defendiendo con gran firmeza sus puntos
de vista.
La fuerza pública danesa utiliza métodos brutales para aplastar la resistencia;
muchos de los que protestan son arrestados preventivamente. Me comuniqué
con nuestro canciller Bruno Rodríguez,
que estaba en un acto de solidaridad en
la capital de Copenhague, junto a Chávez,
Evo, Lazo y otros representantes del
ALBA. Le pregunté a quiénes estaba reprimiendo con tanto odio la policía danesa,
retorciéndoles los brazos y golpeándolos
repetidamente por la espalda. Me respondió que eran ciudadanos daneses y
de otras naciones europeas y miembros
de los movimientos sociales que demandaban a la Cumbre una solución real ahora para enfrentar el cambio climático. Me
dijo, además, que a las 12 de la noche
continuarían los debates de la Cumbre.
Cuando hablé con él era ya de noche en
Dinamarca. La diferencia horaria es de
seis horas.
Desde la capital danesa, nuestros
compañeros informaron que lo de mañana viernes 18 es peor. A las 10 de la
mañana se suspenderá durante dos horas la Cumbre de Naciones Unidas y el
Jefe del Gobierno de Dinamarca sostendrá un encuentro con 20 Jefes de Estado invitados por él a discutir con Obama
“problemas globales”. Así denominan la
reunión cuyo objetivo es imponer un
acuerdo sobre el cambio climático.
Aunque en la reunión participarán todas las delegaciones oficiales, sólo podrán opinar “los invitados”. Ni Chávez, ni
Evo, por supuesto, se encuentran entre
los que pueden emitir su opinión. La
idea es que el ilustre Premio Nobel pueda pronunciar su discurso preelaborado,
precedido por la decisión que se adoptará en esa reunión de transferir el
acuerdo para fines del año próximo en la
Ciudad de México. A los movimientos sociales no se les permitirá estar presentes. Después de ese show, en el salón
principal del evento proseguirá la “Cumbre” hasta su ingloriosa clausura.
Como la televisión transmitió las imágenes, el mundo pudo contemplar los
métodos fascistas empleados en Copenhague contra las personas. Jóvenes
en su inmensa mayoría, los manifestantes reprimidos se ganaron la solidaridad
de los pueblos.
Para los jefes del imperio, a pesar de
sus maniobras y sus cínicas mentiras,
está llegando la hora de la verdad. Sus
propios aliados creen cada vez menos
en ellos. En México, como en Copenhague y en cualquier otro país del mundo,
encontrarán la resistencia creciente de
los pueblos que no han perdido la esperanza de sobrevivir.
Fidel Castro Ruz
Diciembre 17 de 2009
6 y 46 p.m.
Reflexiones del compañero Fidel
La verdad de lo ocurrido en la Cumbre
A los jóvenes interesa más que a
nadie el futuro.
Hasta hace muy poco se discutía sobre el tipo de sociedad en que viviríamos.
Hoy se discute si la sociedad humana
sobrevivirá.
No se trata de frases dramáticas.
Hay que acostumbrarse a los hechos
reales. Lo último que pueden perder los
seres humanos es la esperanza. Con la
verdad en la mano, hombres y mujeres
de todas las edades, especialmente los
jóvenes, han librado en la Cumbre ejemplar batalla, ofreciendo al mundo una
gran lección.
Lo principal ahora es que se conozca
lo más posible en Cuba y en el mundo lo
ocurrido en Copenhague. La verdad posee una fuerza que supera la inteligencia
mediatizada y muchas veces desinformada de quienes tienen en sus manos
los destinos del mundo.
Si en la capital danesa se logró algo
importante, fue que a través de los medios masivos la opinión mundial pudo
observar el caos político creado y el trato humillante a Jefes de Estado y Gobierno, Ministros y miles de representantes de movimientos sociales e instituciones, quienes llenos de ilusiones y
esperanzas viajaron a la sede de la Cumbre en Copenhague. La brutal represión
contra manifestantes pacíficos por parte
de la fuerza pública, recordaba la conducta de las tropas de asalto de los nazis que ocuparon la vecina Dinamarca en
abril de 1940. Lo que nadie podía imaginar es que,el 18 de diciembre del 2009,
último día de la Cumbre, esta sería suspendida por el gobierno danés —aliado
de la OTAN y asociado a la carnicería de
Afganistán— para entregar la sala principal de la Conferencia al Presidente Obama, donde él y un grupo selecto de invi-
15
Cambio climático
tados, 16 en total, tendrían el derecho
exclusivo de hablar. Obama pronunció un
discurso engañoso y demagógico, lleno
de ambigüedades, que no implicaba compromiso vinculante alguno e ignoraba el
Convenio Marco de Kyoto. Se marchó de
la sala poco después de escuchar a
algunos oradores más. Entre los invitados a usar de la palabra estaban los
países más industrializados, varios de
las economías emergentes y algunos de
los más pobres del planeta. Los líderes
y representantes de más de 170, solo
tenían derecho a escuchar.
Al finalizar el discurso de los 16 escogidos, Evo Morales, con toda la autoridad de su origen indio aymara, recién
electo por el 65% de los votos y el apoyo de las dos terceras partes de la Cámara y el Senado de Bolivia, solicitó la
palabra. Al Presidente dinamarqués no
le quedó otra alternativa que cedérsela
ante la demanda de las demás delegaciones. Cuando Evo concluyó sus sabias
y profundas frases, el danés tuvo que cederle la palabra a Hugo Chávez. Ambos
pronunciamientos pasarán a la historia
como ejemplos de discursos breves y
oportunos. Cumplida cabalmente la tarea, los dos partieron hacia sus respectivos países. Pero cuando Obama hizo
mutis por el foro, no había cumplido todavía su tarea en el país sede de la
Cumbre.
Desde la noche del 17 y la madrugada
del 18, el Primer Ministro de Dinamarca y
altos representantes de Estados Unidos
se reunían con el Presidente de la Comisión Europea y los líderes de 27 países
para proponerles en nombre de Obama,
un proyecto de acuerdo, en cuya elaboración no participaría ninguno de los restantes líderes del resto del mundo. Era
una iniciativa antidemocrática y virtualmente clandestina, que ignoraba a miles
de representantes de los movimientos
sociales, instituciones científicas, religiosas y demás invitados a la Cumbre.
Durante toda la noche del 18 hasta
las tres de la madrugada del 19, cuando
ya muchos Jefes de Estado se habían
marchado, los representantes de los países estuvieron esperando el reinicio de
las sesiones y la clausura del evento.
Todo el día 18, Obama sostuvo reuniones y conferencias de prensa. Lo mismo
hicieron los líderes de Europa. Después
se marcharon.
Ocurrió entonces algo insólito: a las
tres de la madrugada del 19, el Primer
Ministro de Dinamarca convocó una reunión para la clausura de la Cumbre. Quedaban representando a sus países
ministros, funcionarios, embajadores y
personal técnico.
Fue sin embargo asombrosa la batalla que libraron esa madrugada un grupo
de representantes de países del Tercer
Mundo, que impugnaban el intento de
Obama y los más ricos del planeta de
presentar como acuerdo por consenso
de la Cumbre el documento impuesto
por Estados Unidos.
La representante de Venezuela, Claudia Salerno, con energía impresionante
mostró su mano derecha, de la que brotaba sangre, por la fuerza con que golpeó
la mesa para ejercer su derecho a usar
de la palabra. El tono de su voz y la dignidad de sus argumentos no podrán
olvidarse.
El Ministro de Relaciones Exteriores
de Cuba, pronunció un enérgico discurso
de aproximadamente mil palabras, del
cual escojo varios párrafos que deseo
incluir en esta Reflexión:
“El documento que usted varias veces afirmó que no existía, señor Presidente, aparece ahora. […] hemos visto
versiones que circulan de manera subrepticia y que se discuten en pequeños conciliábulos secretos…”
“…Lamento profundamente la manera en que usted ha conducido esta conferencia.”
“…Cuba considera extremadamente
insuficiente e inadmisible el texto de este proyecto apócrifo. La meta de 2 grados
centígrados es inaceptable y tendría consecuencias catastróficas incalculables…”
“El documento que usted, lamentablemente, presenta no tiene compromiso alguno de reducción de emisiones de
gases de efecto invernadero.”
“Conozco las versiones anteriores
que también, a través de procedimientos
cuestionables y clandestinos, se estuvieron negociando en corrillos cerrados…”
“El documento que usted presenta
ahora, omite, precisamente, las ya magras e insuficientes frases clave que aquella versión contenía…”
“…para Cuba, es incompatible con el
criterio científico universalmente reconocido, que considera urgente e insoslayable asegurar niveles de reducción de, al
menos, el 45% de las emisiones para el
año 2020, y no inferiores al 80% ó 90%
de reducción para el 2050.”
“Todo planteamiento acerca de la
continuación de las negociaciones para
adoptar, en el futuro, acuerdos de reducción de emisiones, debe incluir, inevitablemente, el concepto de la vigencia del
Protocolo de Kyoto […] Su papel, señor
Presidente, es el acta de defunción del
Protocolo de Kyoto que mi delegación no
acepta.”
“La delegación cubana desea hacer
énfasis en la preeminencia del principio
de ‘responsabilidades comunes, pero
diferenciadas’, como concepto central
del futuro proceso de negociaciones. Su
papel no dice una palabra de eso.”
“Este proyecto de declaración omite
compromisos concretos de financiamiento y transferencia de tecnologías
hacia los países en desarrollo como parte del cumplimiento de las obligaciones
contraídas por los países desarrollados
bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático […]
Los países desarrollados, que imponen
sus intereses mediante su documento,
señor Presidente, evaden cualquier compromiso concreto.”
“…Lo que usted llama, señor Presidente, ‘un grupo de líderes representativos’ es, para mí, una grosera violación
del principio de igualdad soberana que
consagra la Carta de las Naciones Unidas…”
“Señor Presidente, le solicito formalmente que esta declaración sea recogida en el informe final sobre los trabajos
de esta lamentable y bochornosa 15
Conferencia de las Partes.”
Se les había concedido solo una hora
a los representantes de los Estados
para emitir opiniones, lo cual condujo a
situaciones complicadas, vergonzosas y
desagradables.
Se produjo entonces un largo debate
en el que las delegaciones de los países
desarrollados ejercieron fuerte presión
para tratar de que la Conferencia adoptara dicho documento como resultado
final de sus deliberaciones.
Un reducido número de países insistió con firmeza en las serias omisiones
y ambigüedades del documento impulsado por Estados Unidos, en particular
en la ausencia de compromiso de los
países desarrollados en cuanto a la
reducción de emisiones de carbono y al
financiamiento para adoptar medidas de
mitigación y adaptación de los países
del Sur.
Después de larga y extremadamente
tensa discusión, prevaleció la posición
de los países del ALBA y de Sudán,
como Presidente del Grupo de los 77, de
que el documento en cuestión era
inaceptable para ser adoptado por la
Conferencia.
Ante la evidente falta de consenso, la
Conferencia se limitó a “tomar nota” de
la existencia de ese documento como la
posición de un grupo de alrededor de 25
países.
Tras esa decisión adoptada a las 10
y 30 de la mañana, hora de Dinamarca,
Bruno —después de discutir junto a
otros representantes de la ALBA amisto-
samente con el Secretario de la ONU y
expresarle la disposición a seguir
luchando junto a Naciones Unidas para
impedir las terribles consecuencias del
cambio climático— partió en compañía
del Vicepresidente cubano Esteban Lazo
hacia nuestro país para asistir a la reunión de la Asamblea Nacional, dando por
finalizada su tarea. En Copenhague quedaban algunos miembros de la delegación y el embajador para participar en
los trámites finales.
En la tarde de hoy informaron lo siguiente:
“…tanto a los que participaron en la
elaboración del documento, como los que
—como el Presidente de los EE.UU.—
se anticiparon a anunciar su adopción
por la Conferencia… como no podían
rechazar la decisión de limitarse a
‘tomar nota’ del supuesto ‘Acuerdo de
Copenhague’, intentaron proponer un procedimiento para que otros países Partes
que no habían estado en esta componenda se sumaran a ella, declarando su
adhesión, con lo cual intentaban darle un
carácter legal a dicho acuerdo, que de
hecho podía prejuzgar el resultado de las
negociaciones que deberán continuar.”
“Este intento tardío recibió nuevamente una firme oposición de Cuba,
Venezuela y Bolivia, que advirtieron que
este documento que la Convención no
había hecho suyo no tenía ningún carácter legal, no existía como documento de
las Partes y no podía establecerse regla
alguna para su supuesta adopción…”
“Es en este estado que terminan las
sesiones de Copenhague, sin que se haya adoptado el documento que fuera preparado subrepticiamente durante los últimos días, con una clara conducción ideológica de la administración americana…”
Mañana la atención se centrará en la
Asamblea Nacional.
Lazo, Bruno y el resto de la delegación llegarán hoy a media noche. El
Ministro de Relaciones Exteriores de
Cuba podrá explicar el lunes, con los
detalles y la precisión necesaria, la verdad de lo ocurrido en la Cumbre.
Fidel Castro Ruz
Diciembre 19 de 2009
8 y 17 p.m.
Con la verdad en la mano, hombres y mujeres de todas las edades, especialmente
los jóvenes, han librado en la Cumbre ejemplar batalla, ofreciendo al mundo una gran lección
16
Tabloide Especial No. 1
La Cumbre de Copenhague fue un fracaso
y un engaño a la opinión pública mundial
Conferencia de prensa ofrecida por el
canciller Bruno Rodríguez Parrilla, acerca de los sucesos de la Cumbre sobre
Cambio Climático en Copenhague, en
el MINREX, el 21 de diciembre de 2009,
“Año del 50 aniversario del triunfo de la
Revolución”.
Carina Soto.— Buenos días. Bienvenidos a la conferencia de prensa del
Ministro de Relaciones Exteriores de la
República de Cuba, compañero Bruno
Rodríguez Parrilla, quien tratará sobre la
cumbre de Copenhague.
Están también con nosotros el viceministro primero del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, Fernando González, y otros miembros de la
delegación cubana que participaron en
el evento.
Ministro, aquí están presentes los
representantes de los medios de la
prensa nacional y 47 corresponsales de
35 medios de la prensa internacional
acreditados en Cuba, de 14 países. Tiene usted la palabra.
Bruno Rodríguez.— Buenos días.
Les agradezco mucho este tiempo
que van a compartir con nosotros.
Nos parecía oportuno y necesario dar
una información detallada sobre lo ocurrido en la Cumbre de Cambio Climático
de Copenhague, la Conferencia de las
Partes de la Convención de Cambio Climático, que acaba de concluir.
Como ustedes conocen, la delegación cubana fue presidida por el vicepresidente Esteban Lazo. Aquí me acompañan el compañero Fernando González,
viceministro primero del Ministerio de
Tecnología y Medio Ambiente de Cuba
(CITMA); el compañero Pedro Luis Pedroso, subdirector de Asuntos Multilaterales del Ministerio de Relaciones Exteriores; el compañero Jorge Luis Fernández
Chamero, director del Ministerio de Ciencia y Tecnología; el compañero Luis Paz,
también especialista, experto de ese
ministerio; y no está con nosotros el
compañero Orlando Rey, que fue uno de
los negociadores cubanos en este proceso.
He visto en la mañana de hoy un
cable de prensa, de AFP, que atribuye al
Primer Ministro británico, Gordon Brown,
la acusación de que un puñado de países había tomado como rehén las negociaciones sobre el clima en Copenhague.
Dijo: “Nunca más deberíamos enfrentar el punto muerto que amenazó con
hacer fracasar estas negociaciones,
nunca más deberíamos dejar que solo
un puñado de países tomen como rehén
un acuerdo global hacia un futuro más
verde.”
También hay declaraciones de ayer,
del ministro del medio ambiente británico, Ed Miliband, con acusaciones mendaces sobre la actitud de la correlación,
las distintas posiciones que asumieron
las delegaciones de los Estados partes
de esta convención; en la lectura de la
prensa del domingo y de la propia televisión, incluidas posiciones editoriales,
uno aprecia que hay una enorme confusión con lo ocurrido en Copenhague. Por
tanto, quisiera enfatizar en que en
Copenhague no hubo acuerdo alguno de
la Conferencia de las Partes, no se tomó
ninguna decisión con relación a compromisos vinculantes o no vinculantes, de
naturaleza política o de naturaleza de
derecho internacional, en modo alguno;
simplemente, en Copenhague no hubo
acuerdo. Copenhague, muy lamentablemente, terminó sin el menor acuerdo.
En Copenhague solo hubo una componenda ambigua y engañosa, a espaldas de la conferencia, impuesta por el
presidente Obama a un grupo de países,
que después se trató de imponer a los
Estados partes de la convención.
En esta cumbre hubo un solo Obama,
imperial, arrogante, que no escucha, que
impone posiciones y que incluso amenaza a los países en desarrollo.
La Cumbre de Copenhague fue un fracaso y un engaño a la opinión pública
mundial. La causa de ello se hizo allí evidente: quedó al desnudo la falta de
voluntad política de los países desarrollados.
En esta cumbre ni siquiera hubo
fotos. La foto habitual de los jefes de
Estado, que a veces adornan cumbres
sin mucho contenido, en este caso, muy
tristemente, ni siquiera la hubo, sino
imágenes de una represión violenta
sobre manifestantes y hechos de exclusión de las Organizaciones No Gubernamentales. La tan pregonada sociedad
civil, que muchas veces se utiliza por los
países desarrollados con motivaciones
netamente políticas, fue excluida de la
sala del evento, a partir del primer día.
Copenhague fue un paso atrás en la
acción de la comunidad internacional
para prevenir o mitigar los efectos del
cambio climático, del calentamiento global.
Los patrones irracionales de producción y consumo, en los países capitalistas desarrollados, son la causa del cambio climático, y el orden internacional
actual es un obstáculo estructural para
avanzar en el camino de la cooperación
internacional, de los compromisos de
financiamiento y transferencia de tecnología de los países desarrollados a los
países del Sur, precisamente en la adopción de estas estrategias.
Copenhague había concitado una
enorme expectativa, asistieron más de
100 jefes de Estado. En total se calculaban los participantes, según los anfitriones, en más de 46 000; es decir, era
una mega conferencia que, sin embargo,
ha terminado en el fracaso, de ustedes
conocido, y que yo voy a argumentar con
detalles hoy.
Cambio climático
Como ustedes conocen, trato de ser
muy conciso en los encuentros con la
prensa, hoy tendré que utilizar más de
su tiempo, porque quiero, incluso, presentar evidencia documental de lo que
estoy diciendo.
Ya el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en Río de Janeiro, en 1992,
había dicho: “Una importante especie
biológica está en riesgo de desaparecer,
por la rápida y progresiva liquidación de
sus condiciones naturales de vida: el
hombre. Las sociedades de consumo son
las responsables fundamentales de la
atroz destrucción del medio ambiente. La
solución no puede ser impedir el desarrollo a los que más lo necesitan. Si se
quiere salvar a la humanidad de esa
autodestrucción, hay que distribuir mejor
las riquezas y tecnologías disponibles en
el planeta; menos lujos y menos despilfarro en unos pocos países para que
haya menos pobreza y menos hambre
en gran parte de la Tierra.”
Este discurso emblemático de Fidel,
que es, además, un prodigio de síntesis,
podría haber sido el presentado por la
delegación cubana, porque cada palabra
conserva plena vigencia.
En su momento, aunque fue un discurso extraordinariamente aplaudido y
bien acogido en esa conferencia, algunos podían pensar que se exageraba.
Los datos actuales indican que entonces ni siquiera se podía calcular, en toda
su enorme dimensión, la gravedad del
problema, y voy a fundamentar la inminencia del peligro, la gravedad del problema, que la Conferencia de Copenhague tenía que haber resuelto y que no
pudo hacerlo.
La temperatura promedio ha crecido
0,8º centígrados desde 1980; las temperaturas en Alaska, el oeste canadiense y el este de Rusia han subido a un
ritmo que duplica el promedio mundial
de elevación de la temperatura. Los
efectos son visibles en las masas de
hielo, de más de dos kilómetros de altura, de Groenlandia, los glaciales de Suramérica y la gigantesca capa de hielo de
la Antártida.
Las últimas dos décadas del siglo XX
fueron las más calurosas de los últimos
400 años, y posiblemente las más calurosas de varios milenios.
En el transcurso del siglo XXI o poco
más, el promedio de la temperatura
mundial podría aumentar en 5º. Poniéndolo en un contexto comprensible, eso
sería el equivalente al cambio de temperatura que ocurrió en el planeta desde
la última era glacial, cuando Europa y
América del Norte se encontraban
cubiertas por más de un kilómetro de
hielo; es decir, este cambio de temperatura es equivalente a aquel que provocó
un cataclismo, un cambio extraordinario
en el planeta en su biodiversidad.
En el 2040 podría producirse el primer verano completamente libre de hielo en el ártico. Científicos climáticos han
documentado tendencias de más olas
de calor, sequías más largas y más intensas, un nivel del mar más alto, situaciones de lluvias más frecuentes y huracanes más fuertes; pequeños Estados
insulares corren el riesgo de desaparecer bajo las aguas, los bosques desaparecen y los desiertos se extienden.
Si la temperatura global aumentara
entre 1,5º centígrados y 2,5º centígrados, un 30% de las especies desaparecerá y numerosas islas se hundirán en
el mar.
Los países en desarrollo experimentarán un declive entre un 9% y un 21%
de su productividad agrícola, en algunos
países africanos con agricultura asociada a las lluvias se reduciría la productivi-
dad de los cultivos hasta en un 50% —es
decir, se reduciría a la mitad la productividad de los cultivos para el 2020.
Los precios medios de los alimentos
aumentarían en proporción con los incrementos de temperatura hasta el 2050.
Doscientos sesenta y dos millones
de personas fueron afectadas anualmente por desastres climáticos entre el
2000 y el 2004, el 98% de ellas vive en
países subdesarrollados. Se calcula
que en el 2015 ese total de personas
afectadas será de 375 millones de personas anuales.
El 76% de las emisiones acumuladas
de gases de efecto invernadero se han
originado en los países industrializados,
y estas emisiones, entre el año 1990 y
el 2003, después del Protocolo de Kyoto y el acuerdo de reducirlas, se incrementaron en 12,8%.
Denuncio que las emisiones de carbono de los países desarrollados se
incrementaron, desde el Protocolo de
Kyoto hasta la fecha, en 12,8%. De ese
notable incremento, el 55% corresponde
a incrementos de los Estados Unidos
de América. Las emisiones de Estados
Unidos aumentaron un 20%. Con tan
solo el 4,6% de la población mundial,
Estados Unidos concentra el 20% de
las emisiones globales.
Un estadounidense consume, como
promedio, 25 barriles de petróleo anuales, un europeo 11,un ciudadano chino
menos de dos y un latinoamericano o
caribeño menos de uno.
Cerca de 1 000 millones de ciudadanos del primer mundo derrochan alrededor de la mitad de la energía del planeta; 2 000 millones de pobres carecen siquiera de electricidad.
Treinta países, incluidos los de la
Unión Europea, consumen el 80% del
combustible que se produce.
17
No exagero, 15 países desarrollados
incrementaron sustancialmente sus emisiones entre 1990 y 2007. En el año
2004 los per cápita de emisión de carbono fueron en la Unión Europea de 8,1
toneladas, porque aquí hay que tener en
cuenta no solo los niveles de emisión
actual, sino dos factores: un factor es la
acumulación histórica de emisiones, el
Reino Unido está emitiendo carbono desde la Revolución Industrial; y, un segundo
factor es que no se pueden evaluar solo
las emisiones brutas, sino las emisiones
per cápita. Cada ciudadano europeo emite 8,1 toneladas de carbono; cada norteamericano emite 20,9 toneladas de
carbono; un latinoamericano o caribeño,
4,9, y un africano 2,3.
El propio señor Gordon Brown, que
estuvo todo el tiempo activo en la conferencia y cuya delegación desempeñó
un papel nefasto en aquella sesión fatídica de la madrugada del día 19 de
diciembre, advirtió que si no se alcanza
en la Cumbre de Naciones Unidas en
Copenhague un acuerdo, las consecuencias serán desastrosas.
Otros científicos habían dicho que
inundaciones, sequías y olas de calor
letales serán algunas de las consecuencias catastróficas descritas, precisamente, por el señor Brown.
El cambio climático quedará fuera de
control en los próximos cinco a 10 años
si no se recortan drásticamente las emisiones de C02. No habrá un Plan B, si
fracasa Copenhague.
El mismo Gordon Brown dijo: “Si no
se alcanza un acuerdo, sin dudas el daño de las emisiones descontroladas no
podrá ser reparado por un acuerdo futuro.” Enumeró, como consecuencias, conflictos, emigración descontrolada y 1 800
millones de personas con escasez de
agua.
18
Puede afirmarse con todo rigor, con
todos los datos, con toda la evidencia,
que los países desarrollados han incumplido flagrantemente los compromisos
que adoptaron como parte del Protocolo
de Kyoto: aumentaron drásticamente
sus emisiones; tratan de ocultar el hecho modificando la base de cálculo, que
es el año 1990, universalmente aceptada, y sustituirla por el año 2005, para
ocultar, precisamente, esos 15 años de
incremento sostenido de emisiones.
En segundo lugar, incumplieron sus
compromisos de financiamiento a países del Sur, a países subdesarrollados,
para garantizar, precisamente, acciones
de reducción de emisiones de carbono
en esos países o mitigación, sin sacrificar el derecho al desarrollo de estos países. No se puede pedir a los países del
Sur que no se desarrollen para que no
emitan carbono, y es imposible desarrollarse sin emitir carbono en las condiciones de la tecnología actual.
Incumplieron sus compromisos de
financiamiento para acciones de adaptación en esos países. Cómo resolver
con irrigación los problemas de sequía;
es decir, cómo compensar los efectos
que está teniendo el cambio climático.
Toda la evidencia permite demostrar un
incumplimiento flagrante, grosero, de los
compromisos adoptados en el Protocolo
de Kyoto.
En el debate, en el Plenario de la Conferencia de los Estados parte, se produjeron los discursos importantísimos del
compañero Chávez, que fue ampliamente reproducido en la prensa cubana, en
que dijo —refiriéndose al texto que después apareció—: “es un texto que viene de la nada, no aceptaremos ningún
texto que no venga de los grupos de trabajo, que son los textos legítimos que se
han estado negociando estos dos
años”, y que permanecían reunidos sin
dormir durante horas, en dos salas, funcionando sin pausa, con las delegaciones internacionales, de una manera
transparente, correcta, oficial, ante la
opinión pública.
Siguió diciendo Chávez: “El cambio
climático es, sin duda, el problema
ambiental más devastador de este siglo;
reducir la emisión de gases contaminantes y lograr un convenio de cooperación
a largo plazo, que eran los propósitos de
estos dos grupos” —dice el Presidente—, “parece haber fracasado por ahora. ¿La razón cuál es? La actitud irresponsable y la falta de voluntad política
de las naciones más poderosas del planeta.”
El presidente Evo Morales, desde la
profunda razón y sabiduría de las culturas ancestrales indoamericanas, expresó: “Cuando preguntamos, ¿qué pasa
con los anfitriones?” —es decir, con el
gobierno danés que presidía esta conferencia—, “nos dicen que es Naciones
Unidas. Cuando preguntamos, ¿qué
pasa con las Naciones Unidas?, dicen
que es Dinamarca, y no sabemos quién
desorganiza este evento internacional.”
Después ha quedado claro que no era
Naciones Unidas quien desorganizaba
este evento internacional, sino Estados
Unidos.
Tabloide Especial No. 1
“Estoy muy sorprendido” —sigue diciendo Evo—, “porque solamente tratan
de los efectos y no de las causas del
cambio climático. Si nosotros no identificamos de dónde viene la destrucción
del medio ambiente, seguramente nunca vamos a resolver este problema; es
nuestra obligación defender el derecho
de la Madre Tierra”, y propone, a continuación, un referendo mundial, con preguntas sencillas, al alcance de cualquier ciudadano del mundo, de Norteamérica, Europa, África, América Latina y
Asia, pidiendo que se escuche la opinión, en un acto de democracia elemental, un asunto en que nos va la vida a
todos los que habitamos este planeta,
incluso no solo a los seres humanos,
sino a todas las especies que habitamos este planeta. Evo Morales con razón dice: “Consúltese a los pueblos.” Y
he visto más recientemente que lanza
la idea de convocar una cumbre mundial de los pueblos, en respuesta al fracaso de Copenhague.
El compañero Esteban Lazo, en su
discurso, el mismo día 17 de diciembre,
antes del formato cerrado o el secuestro
de la conferencia para crear condiciones
para un show propagandístico, había
dicho: “Debo también sumarme a su
denuncia y protesta” —a la de Chávez y
Evo— “por la falta de transparencia y la
existencia de formato de negociaciones
excluyentes y paralelos de documentos
que hoy se dice que no existen. Al parecer, se convoca para mañana una reunión con un listado de oradores limitado,
escogidos de manera nada democrática. Notamos con preocupación la
exclusión de las Organizaciones No
Gubernamentales de esta sala y denun-
ciamos la evidente represión contra los
manifestantes.”
Continúa diciendo Lazo: “Según lo
expresado en la Declaración Especial
sobre Cambio Climático de la Cumbre
del ALBA, recién finalizada en La Habana, el cambio climático se convierte en
el más serio y urgente problema que
enfrenta la humanidad. Pero el egoísmo
y el interés de los países desarrollados
en preservar un orden económico injusto e inequitativo, impiden emprender el
cambio que reclaman las generaciones
presentes y futuras.”
[...]
“Los países desarrollados deben asumir la plena responsabilidad por el
impacto que sus economías y estilos de
vida, sustentados en patrones de producción y consumo derrochadores e
insostenibles, le han infligido al equilibrio
climático global.”
[...]
“Los Estados Unidos, que concentran
cerca de la cuarta parte de las emisiones globales, no deben continuar manteniendo a la comunidad internacional
como rehén de su política doméstica.”
Todo estaba claro, todo estaba advertido desde el mediodía y horas de la tarde del día 17 de diciembre, cuando
entonces se produce el formato cerrado,
convocado de una manera medio
subrepticia, medio clandestina por el Primer Ministro de Dinamarca. Aparecía en
el programa de la reunión como una
pequeña nota, que decía: “Evento informal convocado por invitación del gobierno de Dinamarca.”
Ya había escándalo y expectativa con
la llegada de Obama, que sería el gran
componedor de último minuto, el solu-
cionador de procesos que habían tomado varios años y que permanecería, además, pocas horas en la capital Copenhague.
Es así que de manera arbitraria, antidemocrática e injusta, se organiza un formato cerrado, en el que participan una
veintena de jefes de Estado y del cual se
excluyen a alrededor de ochenta u
ochenta y tantos jefes de Estado restantes y a las demás delegaciones.
El compañero Pedroso, que me acompaña aquí, hizo gestiones personales
ingentes, de carácter oficial, con el
gobierno danés y con la secretaría de la
Conferencia de las Partes de Cambio Climático, y le fue confirmada la voluntad
de hacerlo así y la evidencia de que se
comprendía el alcance de tan grosera
violación de los procedimientos de
Naciones Unidas.
Los presidentes Evo Morales y Chávez reclamaron su derecho a hacer uso
de la palabra y se les trató de impedir
hacerlo. Se les concedió la palabra en
el último momento, cuando prácticamente una parte considerable de las
delegaciones se habían marchado, ante
su insistencia, después que se les trató
de disuadir explicándoles que era una
invitación, que era un formato cerrado,
de decirles directamente que ellos no
estaban invitados a ese formato. Hubiera sido un escándalo y una rebelión, que
ni siquiera en esas condiciones se
hubiera permitido hablar a dos jefes de
Estado que insistían en hacerlo.
Se produjeron allí entonces los brillantes discursos de los compañeros
Evo y Chávez, en lo que denunciaron
esta maniobra, denunciaron el proceso
que venía encima de sustitución de la
Cambio climático
negociación oficial y universal de las Partes, por la imposición de un papel cocinado en secreto y se opusieron a lo que
estaba allí ocurriendo, responsabilizaron
al gobierno danés con lo que allí estaba
pasando.
Se produce entonces, horas después, la conferencia de prensa del presidente Obama. Ya él había hablado en
este formato reducido y lo había hecho
con extrema arrogancia, con una arrogancia ofensiva, con una expresión en el
rostro que indicaba plena conciencia de
que mentía, de que engañaba a la opinión pública y de que imponía decisiones a ese evento.
Hay que conceder a Obama que, sin
embargo, su postura es distinta totalmente de la de Bush. El presidente Obama, por lo menos, reconoce la existencia
del cambio climático, la existencia del
problema, su gravedad y la evidencia
científica; que Bush ni siquiera aceptaba, decía que eran coincidencias, ciclos
largos del clima, etcétera.
El presidente Obama dijo allí —voy a
traducir directamente del inglés—:
“Después de meses de conversación y
dos semanas de negociaciones, yo creo
que están claras ahora las piezas de un
acuerdo. Las mayores economías tenemos que hacer avanzar acciones nacionales decisivas”, y entonces confirma el
anuncio, que ya habían hecho días
antes, de que Estados Unidos cortará
sus emisiones en un 17% para el 2020.
¿Qué quiere decir cortar las emisiones en un 17% para el 2020? Quiere
decir que está calculando contra las emisiones de Estados Unidos del año
2005 y que está ocultando que es uno
de los más grandes emisores, que es
uno de los más grandes acumuladores
de emisiones en la historia, que es
récord mundial y olímpico de emisiones
per cápita actuales, y, sobre todo, está
engañando a la opinión pública, porque
si dijera honestamente, ateniéndose a
las bases de cálculo universalmente
aceptadas, tendría que decir que, con
relación al año 1990, lo que Estados
Unidos está proponiendo es reducir un
3% aproximadamente de sus emisiones
globales de carbono.
Sigue diciendo Obama: “Tenemos
que tener un mecanismo para revisar si
los países estamos cumpliendo nuestros compromisos.” Injerencia, intervención en los asuntos internos de los Estados. Fue algo que se trató de imponer a
los países en desarrollo, se trató de imponer a las llamadas economías emergentes, a China, a Brasil, a Sudáfrica, a
la India, se trató de imponer de una manera violenta, y fue de los elementos que
trabaron esto; un intento de cambiar el
régimen actual de comunicaciones nacionales, de informes que hacen los Estados, a un mecanismo de intervención.
Obama, incluso, llegó a decir en algún
momento: “Bueno, nosotros, en definitiva, tenemos satélites que permiten
monitorear, etcétera; pero queremos un
mecanismo más estricto de evaluación,
de certificación” —como aquellas listas:
la lista del terrorismo, las otras listas de
certificación—, “de quiénes cumplen y
quiénes no cumplen.”
Anuncio generoso de Obama: Participarán en la concesión de un fondo de
10 000 millones de dólares hasta el
2012, y entonces declara, además, que
“Estados Unidos se involucrará en un
esfuerzo global para movilizar 100 000
millones de dólares para el 2020, solo y
solo si esto es parte de un acuerdo más
amplio como el que yo he descrito”, dice
Obama.
Qué quiere decir esto, en pocas palabras, ¿que el gobierno de Estados Unidos va a poner 100 000 millones de
dólares? No. ¿Que alguien en este planeta va a poner 100 000 millones de
dólares? No, no quiere decir eso. ¿Qué
los desarrollados cumplirían su obligación histórica y legal de hacerlo? No, no
quiere decir eso. Quiere decir que van a
participar de un esfuerzo global, en el que
Estados Unidos, los países europeos y
otros desarrollados pondrán una cantidad de dinero; las economías llamadas
emergentes otra cantidad de dinero, y
los países más pobres de África y los
más pequeños Estados insulares, amenazados con desaparecer, tendrán que
poner también cantidades de dinero. Y
más adelante lo voy a demostrar con evidencia documental que presentaré.
El señor Obama entonces utiliza una
frase destinada a engañarlos a ustedes,
y, por intermedio de ustedes, a toda la
opinión pública internacional. Dice: “Es
clara la fórmula; tenemos que atenernos
al principio de respuestas comunes,
pero diferenciadas y capacidades respectivas.”
A todo el mundo le sonará familiar
esa frase, porque hay una frase muy
familiar, que es el corazón de la Convención de Cambio Climático y del Protocolo de Kyoto, que es el concepto de responsabilidades comunes, pero diferenciadas: Responsabilidades. Quiere decir
que los acumuladores históricos y los
países desarrollados, que son los responsables de esta catástrofe, tienen
19
responsabilidades distintas a las de los
pequeños Estados insulares o a la de
los países del Sur, sobre todo los países
menos desarrollados, responsabilidades.
Responsabilidades quiere decir financiamiento; responsabilidades quiere decir transferencia de tecnología en condiciones aceptables, y entonces Obama
hace un juego de palabras, y en vez de
hablar de responsabilidades comunes,
pero diferenciadas; habla de respuestas
comunes, pero diferenciadas.
Tendría que tener yo muchísima evidencia, de la cual no hay ni un ápice, de
que Obama se confunde o de que no
usa conscientemente una frase que
está en la mente, que está en los códigos de la prensa y que está en los códigos de la opinión pública para confundir
a la gente. Habla también de contribuir
a ese propósito según las capacidades
respectivas, quiere decir que todo el
mundo tendrá que poner dinero en ese
fondo que proclama, y después dice que
hay un acuerdo y miente, porque en
Copenhague, ni había en ese momento,
ni hay en este minuto, acuerdo —reconoce que no es perfecto, dice que no es
perfecto—, y lo considera un paso sustancial adelante, hacia el futuro.
Termina su discurso desde un podio
como este, y sale inmediatamente por
una puerta disimulada, en una pared
como esta, blanca, y abandona el Plenario sin dignarse a escuchar a nadie, ni
había escuchado a nadie antes de producirse su intervención.
Ahora, ese evento falso, esa farsa del
pequeño grupo de países, en el cual hay
países por los que Cuba siente profundo
respeto y que tienen una merecida ejecutoria en los temas del cambio climático y, en general, en la política exterior,
que es un formato impuesto por Estados Unidos y por Dinamarca —se trata
también de confundir a la opinión pública mundial, y presentar ese evento
como si fuera la Conferencia de las Partes de Cambio Climático; es decir, se
roba el contenido del evento a un formato falseado y se hace todo lo posible
para que la gente piense que ese formato falseado es la Conferencia de las
Partes— se hace en la sala principal.
Es una vergüenza suspender la Conferencia de las Partes, los oradores han
tenido que trabajar la madrugada anterior. Hubo discursos que se produjeron
a las 4:00 de la mañana, el compañero
Chamero estaba allí sentado a las 3:00,
a las 4:00 de la mañana, precisamente
para posibilitar este formato.
Se hace en la sala principal. La mitad
de la sala principal estuvo ocupada el
primer día, el 17, por representantes de
organizaciones no gubernamentales, la
sociedad civil, movimientos populares,
etcétera; ese día no había uno. La mitad
de la sala permaneció vacía, se impidió
acceder a los representantes de las
organizaciones no gubernamentales.
En segundo lugar se mantuvieron allí
las banderas que presidían la Conferencia de las Partes; se mantuvieron los
escaños de los Estados. A Cuba nadie
le preguntó si quería tener un escaño en
esa farsa. Cuando llegamos allí estaba
20
el escaño, tenía el nombre del país:
Cuba. Se mantuvieron en la presidencia
del evento los títulos de los funcionarios
de la Secretaría, que no tenían nada que
hacer en ese invento, en ese formato
inventado. El secretario ejecutivo de la
conferencia, el vicesecretario ejecutivo
tenían escaños allí, el secretario general
de las Naciones Unidas, y se mantuvo el
logotipo del evento. No es posible convencer a ninguna persona cuerda y
medianamente informada de que ese
diseño no perseguía el objetivo de confundir a la opinión pública mundial.
Entonces se produce la conferencia
de prensa de Obama a las 10:30 de la
noche del día 18 de diciembre, una conferencia a la cual se da acceso limitado
a la prensa internacional, y que se hace
en una sala pequeña, mientras se engaña a una cantidad importante de periodistas que permanecen esperando en la
sala oficial de las conferencias de prensa del evento de Cambio Climático.
¿Qué dice el Presidente de Estados
Unidos? Dice: “Hemos producido un
sustancioso y sin precedente acuerdo
aquí en Copenhague. Por primera vez en
la historia las mayores economías
hemos venido juntas a aceptar responsabilidades”, etcétera.
¿Qué quiere decir eso de que “las
mayores economías hemos venido juntas a aceptar nuestras responsabilidades”? Quiere decir que están descargando importante peso de la carga que
significa el financiamiento para la mitigación y la adaptación de los países,
sobre todo del Sur, al cambio climático,
sobre China, Brasil, India y Sudáfrica;
porque hay que decir que en Copenhague se produjo un asalto, un atraco con-
Tabloide Especial No. 1
tra China, Brasil, India, Sudáfrica, y contra todos los países llamados eufemísticamente en desarrollo.
Sigue diciendo el presidente Obama:
“Nosotros permanecemos comprometidos con una legislación integral que creará millones de empleos nuevos en América, dará nuevo poder a la industria,
mejorará nuestra seguridad nacional reduciendo nuestra dependencia del petróleo extranjero”, etcétera.
Ya dije los datos; pero, además, la ley
esa no ha pasado. La ley esa pasó en la
Cámara, no ha llegado al Senado, se discute en el Senado, cuesta 800 000
millones de dólares. Todo el mundo sabe que a finales del año que viene hay
elecciones congresionales en Estados
Unidos y ya se empieza a especular
cómo les irá a los demócratas en esas
futuras elecciones.
Sigue diciendo Obama: “Las acciones que hemos venido a tomar a Copenhague significan un objetivo ambicioso de reducción de nuestras emisiones”, y vuelve a mentir. Ya di los datos,
ya dije lo que significa: un 3%, aproximadamente, de reducción es lo que
está diciendo Obama. Simplemente jugando con los números, alterando las
bases de cálculo, muestra un crecimiento que así y todo es ínfimo, porque todo
el mundo sabe, y es universalmente aceptado por la comunidad científica, que si
las emisiones no se reducen en no
menos de un 45%, para el año 2020 se
producirán incrementos de temperatura
y efectos gravísimos que he mencionado antes.
Dice: “Hemos acordado unirnos en
un esfuerzo internacional para proveer
financiamiento para ayudar a los países
en desarrollo.” Es decir, miente todo el
tiempo; con palabras demagógicas, con
profundo cinismo, engaña todo el tiempo
a la opinión pública.
Dice: “Hay tres componentes: transparencia, mitigación y financiamiento.”
¿Transparencia qué cosa es? El intento
que mencioné antes de obligar a las
mayores economías, de humillar a países como China, con mecanismos injerencistas, intervencionistas, para evaluarlos, para certificar su conducta internacional, cuando el primer delincuente
internacional en materia de emisiones
de carbono y cambio climático es,
supuestamente, el fiscal, el juez en que
se pretende erigir el gobierno norteamericano.
Dice: “Hemos trabajado todo el día
para establecer un nuevo consenso alrededor de estos tres puntos.” ¿Qué quiere decir un nuevo consenso? Es nuevo
con relación a la Convención de Cambio
Climático, es nuevo con relación al Protocolo de Kyoto, significa la liquidación
del consenso anterior de sus bases.
Dice: “Me estoy yendo antes del voto
final, pero yo siento confianza de que
nos estamos moviendo en dirección a
un acuerdo significativo. Yo creo que
hemos alcanzado en Copenhague no el
final, pero sí un comienzo, el comienzo
de una nueva era de acción internacional.”
Es verdad, es una nueva era la que se
pretende construir, que no se logró hacer
pasar en Copenhague, que significa olvidar el concepto de responsabilidades
comunes, pero diferenciadas, y echar
sobre los países en desarrollo, especialmente las economías emergentes, el
peso de la carga.
Con cinismo dice: “Kyoto obligaba
legalmente a los Estados; pero todo el
mundo sabe que nos quedamos cortos
en el cumplimiento de los compromisos,
a pesar de eso.” Es decir, con profundo
cinismo dice que aquel era vinculante,
no lo cumplimos, se acabó el acuerdo
vinculante, la nueva era; no se preocupen porque de todas maneras estábamos obligados a cumplir aquel; pero
todo el mundo sabe que nadie lo cumplió. Es una repetición de las posiciones
más oscuras, más retrógradas en este,
que marcan un retroceso en la posición
internacional de este tema.
Estados Unidos antes, con Bush, no
era parte del Protocolo de Kyoto, y Obama no ha cambiado esencialmente la
posición de Estados Unidos con relación a un acuerdo internacional vinculante, es decir, legalmente obligatorio;
pero por lo menos entonces había un
régimen internacional, del que Estados
Unidos no era parte, pero había un régimen internacional. Ahora lo que se ha
tratado, en Copenhague, es de ir al asalto contra ese régimen y subvertirlo.
Dice Obama: “En términos de futuras
obligaciones, la cosa más importante es
construir alguna confianza entre los países en desarrollo y los países desarrollados,” una postura totalmente demagógica, ambigua.
Alguien le pregunta, le dice: “Pero,
bueno, si usted se va quién va a firmar
el acuerdo, quién va a adoptar el acuerdo importantísimo, su gran triunfo, el
acuerdo de Copenhague.” Dice: “Bueno, yo tengo que irme, hay otros funcionarios que están mandatados para firmarlo, llegado ese punto ellos terminarán totalmente el trabajo.” Y se marcha
Cambio climático
evadiendo preguntas de los periodistas,
hay que decir que preguntas bastante
poco informadas, a partir de la lógica
que prevalece aquí, que es la del engaño, la de la confusión, destinada precisamente a engañar a la opinión pública
internacional.
Podemos pasar a presentar los documentos, las versiones de documentos.
Les voy a mostrar, primero, cómo el
documento este fue cocinado, fue elaborado con días de antelación, de manera clandestina; y, segundo, les voy a
demostrar que en Copenhague no hubo
el menor acuerdo.
Esta es una de las versiones del
documento, el compromiso de Copenhague; tiene algunos párrafos preambulares, y aquí dice: “La Conferencia de las
Partes decide” —es decir, la palabra clave que se usa en este documento es
decide— “adoptar este acuerdo político,
que se convierte en operacional inmediatamente.” “La Conferencia de las
Partes decide”, que es la palabra clave
de este documento.
Continuamos mostrando los documentos.
En este documento, se pueden fijar
en los números de los párrafos; párrafo
cinco, por ejemplo, aquí verán uno de los
grandes aportes de estos nuevos documentos.
¿Kyoto cómo era? Kyoto tenía un formulario, una tabla que decía: “Los países del Anexo 1 se comprometen a
hacer las siguientes reducciones. Con
relación al año 1990, esta lista de países se compromete a hacer las siguientes reducciones: tal país, 82%; tal país
tanto por ciento.” Bueno, en este documento es este el formulario que dice
que esta es la relación de objetivos cuantificados de reducción de emisiones por
parte de los países, que no se sabe cuáles son; pero lo que sí se sabe es que
los que van a ir aquí no son los desarrollados. Van a estar los desarrollados,
pero va a estar China, va a estar Brasil,
va a estar India, va a estar Sudáfrica y
vamos a estar todos nosotros con un
compromiso, supuestamente, de reducción de emisiones.
Ahora, en Kyoto la Conferencia de las
Partes fijó ese compromiso. Aquí, ¿quién
iba a fijar el compromiso si hubiera
pasado el acuerdo de Copenhague? Libremente, cada gobierno. El gobierno
norteamericano se iba a fijar su propio
compromiso, el del Reino Unido lo mismo, el gobierno de Dinamarca se hubiera fijado también, se fijaría su propio
compromiso.
Esta es otra tabla. En este caso es
para informar sobre medidas de mitigación adoptadas por otros países, es
decir, no solo los desarrollados.
En letra muy pequeña y no lo voy a
mostrar en letra mayor porque no es
necesario —está el listado de los países
que participaron en la redacción de ese
documento, según esta versión que yo
tengo aquí en la mano. Circularon, al
menos, cuatro versiones clandestinas,
esta es una de ellas. Aquí aparece la lista de los países que supuestamente
iban a firmar. Habría que preguntarles a
esos gobiernos si es cierto que estuvie-
ron, si no es cierto; es decir, nos abstenemos de emitir juicios en este sentido.
(Proyectan texto.)
Esta es otra versión del documento
en la que no me voy a demorar; pero
ustedes ven que aquí ya han tenido que
sustituir la palabra decide por una frase
muy confusa, dice: Los Jefes de Estado,
de Gobierno, ministros y otros jefes de
delegación presentes en la Conferencia
de Cambio Climático, persiguiendo los
objetivos tales y tales, y guiados, etcétera, tomando nota de tal cosa —dice—,
han acordado este acuerdo de Copenhague que es operacional inmediatamente. Es decir dice: have agreed on
this Copenhagen Accord wich is operational immediately. Ya no se atreven a
usar la palabra “la Conferencia de las
partes decide”; pero intentan el primer
engaño: “La Conferencia de las partes
ha acordado...”
Ven que es el mismo texto. Si ustedes cotejan los documentos, verán que
es imposible una casualidad tal que
permita, con menos de un 5% de cambios de palabra, pensar que fueron textos hechos por distintos autores, etcétera, son textos que fueron evolucionando
en la cocina esta clandestina.
Les voy a mostrar ahora en letra
mayor, para que sea más fácil para
ustedes, algunos de los párrafos clave
de los documentos.
Uno de los textos es el compromiso
de Copenhague, y este tiene un nombre
técnico, es decir, no es un texto de
documento, y este es el Acuerdo de
Copenhague que el presidente Obama
vendió en la conferencia de prensa
como un acuerdo universal y que el Primer Ministro de Dinamarca trató de
imponer, por malos modos, a la Conferencia de las Partes.
Ahora, este es uno de los párrafos,
fíjense en esta parte —no ha habido
tiempo de traducir—, enuncia aquí la
meta de lograr una reducción global
anual de las emisiones para el 2050 del
50%, comparado con el año 1990.
En este otro párrafo ya ven que esa
frase desapareció, ni siquiera esa frase
que es una broma macabra; porque se
sabe que si no se reducen las emisiones para el 2020 en un 45% se producirán efectos catastróficos, y este documento proponía para el 2050 reducciones del 50%. Se sabe que si para el
2050 no ha habido reducciones del
orden del 80% al 90% los efectos serían
igualmente catastróficos; pero ni siquiera ese intento de engañar a la opinión
pública. Porque eso se podría decir más
directamente, que significa la condena
aproximadamente de un tercio de las
especies y la condena a los pequeños
estados insulares. Desaparece de este
texto.
Y aparece aquí, entonces, en este
otro, la meta de restringir el incremento
de la temperatura en 2º Celsius, cuando
yo les expliqué lo que ocurriría si la temperatura pasaba de un incremento de
1,5º Celsius, y aquí, en vez de hablar de
reducciones concretas, se habla, primero, de un nivel de aumento de temperatura gravísimo, inadmisible para la vida,
para la biodiversidad, y, en segundo
lugar, se habla de 2º centígrados, en vez
de 1,5º centígrados.
Aquí tienen otro párrafo, en las tres
versiones de documentos —he usado
solo tres versiones, porque no hay espacio aquí suficiente. En esta primera, fíjense que dice: “Las partes toman nota de
los compromisos individuales de las partes que son países desarrollados de proveer nuevos y adicionales recursos por
una cantidad de 30 000 millones de
dólares para el período 2010-2012, como aparece en el anexo”, en un apéndice del documento. Y ese mismo párrafo
se repite en esta versión.
Ahora, en la versión siguiente, en este
documento, fíjense cómo se produce un
cambio en el lenguaje, empieza aquí
(Señala), dice: “El compromiso colectivo
de los países desarrollados es proveer
nuevos y adicionales recursos por aproximadamente 30 000 millones de dólares para el período 2010-2012, con un
destino balanceado entre adaptación y
mitigación.” Y reconoce después que se
va a priorizar los fondos de adaptación
para los países en desarrollo más vulnerables.
Es decir, notan el cambio en el lenguaje, cómo se va “aguando” el compromiso. Ya no son compromisos individuales, ya son colectivos; ya no son por
30 000, sino por una cantidad aproximada. Ya se decide los destinos de
esos dineros.
Ahora, aquí hay una frase muy importante, ustedes ven ahí un corchete
(Señala), ese corchete quiere decir que
sobre esa frase ni siquiera en el pequeño grupo de países con los que Estados
Unidos se dignó consultar, y a los que
trató de imponer y, en efecto, terminó
imponiendo algunos conceptos, estaban
de acuerdo, aceptaban.
Dice: “En el contexto de acciones significativas de mitigación y transparencia
sobre la implementación, se acuerda
entonces una meta de movilización conjunta de 100 000 millones de dólares
para el año 2020, para enfrentar las
necesidades de los países en desarrollo, con relación al cambio climático.”
Es decir, aquí no dice que los países
desarrollados van a proveer 100 000
millones de dólares, lo cual es poco,
porque todo el mundo sabe también
que las cifras para tomar acciones iniciales que contengan el cambio climático, y que se requieren con extrema
urgencia, tienen que estar en el orden
de los 300 000 millones de dólares
anuales.
Ahora, aquí no dice que los desarrollados van a poner de su bolsillo, de las
arcas desbordadas, boyantes de esos
gobiernos 100 000 millones. Dice que
“los países desarrollados van a hacer
parte de un esfuerzo conjunto de movilización”. ¿Qué cosa es un esfuerzo de
movilización? Quiere decir pedir dinero,
buscar dinero, etcétera. ¿Qué quiere
decir que es conjunto? ¿Conjunto con
quiénes? Conjunto con Cuba, conjunto
con las economías llamadas emergentes, conjunto con los países en los cuales hay niveles de hambre, de pobreza,
condiciones miserables de vida, niveles
de muerte por enfermedades preveni-
21
bles y curables, o por desnutrición mayores que las que se produjeron en cualquiera de las guerras mundiales; es
decir, “un esfuerzo conjunto de movilización”. Aquí viene el lenguaje cínico, la
demagogia y el intento de engañar a la
opinión pública.
Ahora, ¿de dónde va a salir el dinero?
Ni siquiera tienen el pudor de no decir
de dónde va a salir el dinero y dejar que
la gente se lo pregunte; tienen la frase
aquí, dicen: “Estos fondos vendrán de
una amplia variedad de fuentes.” “Amplia variedad de fuentes”, ¿esa frase
qué quiere decir? Quiere decir: no sueñen con que vendrán de los presupuestos de los gobiernos de los países desarrollados. Y después con profundo cinismo siguen describiendo, ¿cuáles son
las fuentes? Bueno, “públicas y privadas” —como si el mercado fuera a resolver esto—, “bilaterales y multilaterales”. Aquí en “multilaterales” qué quiere
decir, que no son recursos nuevos y adicionales. Quiere decir que podrán moverse por la vía de las instituciones de
Bretton Woods, que podrán moverse
por la vía de las Naciones Unidas, que
son los recursos que hoy están comprometidos y que no se aportan por los
países desarrollados; porque todo el
mundo sabe que los países desarrollados no cumplen la meta del 0,7% del
Producto Interno Bruto en ayuda oficial
al desarrollo, que expolian a nuestras
economías extrayendo, por la vía del
dumping, el intercambio desigual de la
deuda, del interés de la deuda, muchísimo más dinero, entre seis y diez veces
el dinero que aportan por ayuda oficial
al desarrollo.
Y entonces, el colmo del cinismo es
esta frase: “incluso, fuentes alternativas de financiamiento”, que nadie ha
logrado explicar qué cosa es eso. Lo
que no es público ni privado, bilateral ni
multilateral, ni viejo ni nuevo; es decir,
¿qué cosa eso? ¿A la sociedad civil le
van a pedir dinero, millonarios van a
hacer donaciones generosas, el mercado se va a mover para proteger la naturaleza, etcétera?
Y ustedes ven que esto todavía se
deteriora más en el párrafo del supuesto compromiso de Copenhague, donde
ya ni siquiera dice con precisión esas
mismas palabras, sino, incluso modifica
ligeramente el lenguaje.
Aquí tienen un párrafo de una de las
versiones del documento que se refiere
a los grupos de trabajo que han estado
negociando con relación a este tema,
que son los únicos oficiales existentes
en la Conferencia de las Partes, que es
el Grupo de Trabajo Especial sobre
Acción Cooperativa a Largo Plazo y el
grupo sobre la continuación del Protocolo de Kyoto, en que hace alusión a los
anexos, etcétera, que supuestamente
debían venir llenos, debían venir con
compromisos cuantificables.
Aquí hay un párrafo muy curioso del
documento que precede, ¿no?, de uno
de los primeros intentos antes de la llegada de Obama, incluso, que se estuvo
cocinando durante semanas, evidentemente. Al Primer Ministro danés varias
delegaciones, sobre todo Venezuela le
22
preguntó directamente más de una vez
si existía algún documento, si él tenía la
intención de presentar algún documento, igual que a la Ministra de Medio
Ambiente danesa, y dijeron con profundo
cinismo los dos: “No, no podríamos
hacerlo, la presidencia no está calificada
para eso, seríamos incapaces.” Bueno,
pues sí había documento.
Ahora, fíjense este documento qué es
lo que propone. Este documento propone acordar reducciones de la emisión de
gases de efecto invernadero, por un X
por ciento para el 2020, comparado con
el año 1990, y un Y por ciento comparado con el año 2005, y compromete
después una reducción del 80% para el
2050 comparado con el año 1990.
Bueno, hay una X, que no se sabe qué
quiere decir, una persona decente en vez
de la X habría puesto no menos del
45%, y, sin embargo, ustedes ven que es
decente la formulación con relación al
año base de 1990 y la formulación con
relación al 80% para el 2050.
Ahora, qué pasa aquí en el mismo
párrafo. No puede ser casualidad que
los dos párrafos empiecen diciendo —miren el lenguaje— exactamente las mismas palabras: implementar el compromiso de las partes del Anexo 1, los desarrollados, individuales o colectivamente, etcétera, etcétera. Ven que es exactamente el mismo lenguaje en las versiones, lo que ha ocurrido un milagro, se
ha perdido la X, la Y, el compromiso del
año 2020, y el compromiso del año
2050 ha bajado de 80% a 50%. Es decir,
ha habido un forcejeo que hay que reconocer a los países en desarrollo, a las
economías emergentes, que estuvieron
lidiando en un cuarto más pequeño que
este, cerrado, con la delegación norteamericana, y en determinado momento
Tabloide Especial No. 1
directo con el emperador. Esto es, como
ustedes ven, lo que ha ocurrido en estos
documentos.
Llega entonces la noche fatídica, la
noche de los cuchillos largos. Obama
da la conferencia de prensa a las 10:30,
aproximadamente. Se había convocado
el plenario a las 10:00 de la noche, por
la presidencia danesa. Estábamos
todos allí, esperando a que comenzara
el plenario. Se dijo después: “Vamos a
demorar unos minutos. Circularemos
un texto en los próximos minutos.” Parece que Obama llegó tarde y decidieron
aguantar el tiempo del plenario. La reunión estuvo esperando, las delegaciones oficiales: ministros, cancilleres, las
delegaciones técnicas que llevaban alrededor de 48 horas, prácticamente sin
dormir y desde el día 7 de diciembre durmiendo unas tres horas, cuatro horas
diarias; se mantienen allí en la sala sin
explicación ninguna, hasta las 3:00 de la
mañana. A las 3:00 de la mañana llega
el Primer Ministro de Dinamarca, que es
el Presidente de la Conferencia, y dice,
como si no hubiera pasado nada, como
si fueran las 10:00 de la mañana, dice:
“Se reanuda la sesión de la Conferencia
de las Partes. Se ha trabajado en la elaboración de un documento que me honro en presentar ante ustedes. Voy a conceder una hora a las distinguidas delegaciones para que hagan consultas
regionales, y dentro de una hora adoptaremos el documento.” Y ahí se produce
el escándalo, porque el Primer Ministro
danés cierra la sesión, y es cuando se
oye el claqueteo de un grupo de delegaciones golpeando con la pancarta que
tiene el nombre del país, que es con la
que se corta la mano la compañera
Claudia Salerno, de Venezuela, y muestra después la mano lastimada.
Y solo mediante un escándalo en el
plenario el Presidente vuelve acomodarse en su asiento y concede la palabra. Y
entonces se produce el nombre del
representante de Tuvalu, para sorpresa
de todos, porque ahí se esperaba que
fueran países especialmente radicales,
etcétera. Pero no, es Tuvalu, con la profunda razón de que es una isla que va
desaparecer, como muchas otras de
ellas. Se llama Ian Fry este delegado,
que es un experto, una persona seria,
decente, y plantea, con lágrimas en los
ojos, profundamente emocionado, que
Tuvalu no va a aceptar el documento, lo
cual es un acto de valentía suprema, porque eso lo dice Cuba que es independiente a Estados Unidos, que resiste y
vence el bloqueo norteamericano, que
no depende de la Unión Europea, que
puede decir lo que piensa, que lo que dice en privado lo repite en público, que lo
que dice en el discurso lo hace en los
hechos, que no depende de las instituciones de Bretton Woods, que no depende de créditos del Fondo Monetario,
etcétera; pero, bueno, Tuvalu, que es
una economía pequeña, en estas condiciones, es un acto de verdadero coraje,
lo que hace este delegado. Y usa una
frase tremenda, dice: “Como en el pensamiento bíblico, aquí nos han ofrecido 30 monedas de plata para que aceptemos un acuerdo que no asegura la sobrevivencia de nuestros Estados insulares.”
Después habla Claudia Salerno, que
hace una defensa apasionada, desde la
gran autoridad —que fue ella la que preguntó varias veces al Presidente si había
documentos y él le dijo que no, y a la
Ministra del Medio Ambiente—, la enorme autoridad, el coraje y el disgusto de
haberse metido casi dos semanas nego-
ciando, habiendo sido engañados allí;
porque lo que ha ocurrido allí, ni más ni
menos, es que, mientras estos grupos
han estado negociando, ha habido un
pequeño grupo en otro lugar negociando
por su cuenta, sabiendo que esa negociación, la oficial, simplemente se iba a
abandonar en el último minuto, iba a ser
sustituida, un engaño.
Bueno, yo tengo alguna experiencia
de Naciones Unidas, otros compañeros
podrían hablar con más propiedad, pero
yo puedo decir que en los últimos 30
años en Naciones Unidas solo una vez
en la llamada Cumbre del Milenio pasó
algo así en una negociación separada;
pero jamás en un evento de esta magnitud, jamás con negociaciones en formatos oficiales de las partes.
Y la delegada venezolana impugna
con mucho valor el origen espurio del
documento que se está tratando de
imponer y el método antidemocrático de
decir: Tienen una hora, consulten entre
ustedes, si quieren, y lo toman o lo
dejan.
Interviene después Bolivia, es el
ministro boliviano de Medio Ambiente,
Pedroso, que hace un discurso enérgico,
fuerte también en este tema.
Intervengo yo entonces. Ustedes han
visto en la prensa algunos elementos
del discurso, centrado en algunos factores de estos procesales, los que ya se
han dicho. Digo: “El documento que
usted varias veces afirmó que no existía,
señor Presidente, aparece ahora.
Hemos visto versiones que circulan de
manera subrepticia y que se discuten en
pequeños conciliábulos secretos” —se
las he mostrado aquí a ustedes.
En esa misma sesión propuse entregárselas a la prensa internacional, a las
organizaciones no gubernamentales,
Cambio climático
para que cada cual se haga su juicio. Y
más que centrarme en los aspectos procesales, más que suficientes para no
aceptar ese documento espurio, me centro en el contenido del documento; porque todavía si fuera espurio, pero decente en su contenido, bueno, podría provocar alguna duda. Alguien en determinado momento ofreció pedir perdón a la
comunidad internacional y a los países a
nombre del sistema de Naciones Unidas, los países desarrollados, etcétera,
a cambio de que se aceptara el documento. Y, bueno, a lo mejor eso hubiera
podido ser una salida honrosa, es decir,
una autocrítica verdadera, el reconocimiento de esta atrocidad desde el punto
de vista procesal; pero el problema es
que el documento no se podía aceptar,
no solo porque era espurio, sino porque
su contenido es suicida.
Yo abordo el concepto de los 2º Celsius, del incremento de los 2º, me centro en eso, en que el documento no tiene compromiso alguno de reducción de
emisiones de gases de efecto invernadero. Menciono las frases que se han
omitido, porque tengo conmigo las versiones anteriores; menciono el tema de
la reducción del 45% para el 2020 y del
80% o 90% para el 2050, y menciono
que todo planteamiento acerca de la
continuidad de las negociaciones, porque el párrafo 13 de este supuesto
Acuerdo de Copenhague dice que “continuarán negociaciones para adoptar
uno o varios instrumentos vinculantes”,
pero no dice que esas negociaciones tienen que ser continuidad, tienen que ser
un segundo período del Compromiso
Vinculante del Protocolo de Kyoto.
Entonces, ¿esa frase qué quiere decir?
Quiere decir que Kyoto murió en el
momento en que se apruebe este documento. Por eso digo que este documento es el acta de defunción de Kyoto,
que nosotros no podemos aceptar, y que
lo que el Presidente ha mencionado
como un grupo representativo de líderes, no es más que una verdadera atrocidad de violación del principio de igualdad soberana de los Estados: cada país
es igual a otro, cada delegación tiene un
voto, la palabra de una delegación tiene
igual peso que la de otra, es en lo que
se basa el sistema de las Naciones Unidas, en lo que se basan las relaciones
internacionales en el mundo multilateral
actual.
Se producen entonces intervenciones
de un grupo de países respaldando esta
posición y grandes aplausos en la sala,
lo cual a nosotros nos sorprende, ¡grandes aplausos en la sala!
Después de esto se produce entonces una propuesta constructiva de las
delegaciones del ALBA, que presenta
Nicaragua con apoyo de las delegaciones que mencioné antes y de Sudán,
que es el Presidente del Grupo de los
77. No a nombre del Grupo de los 77,
porque no hay tiempo de reunir a más
de 100 países, sino Sudán en capacidad nacional, pero sin olvidar que es el
Presidente del Grupo de los 77. Y se
dice: Bueno, busquemos una forma
honorable, que es coger lo que ustedes
le llaman el Acuerdo de Copenhague y,
en vez de pretender adoptarlo aquí en
esta conferencia, circularlo como un documento informativo, es decir, para información de todos, que esa es la posición
de un grupo de países. Y cuando ese
acuerdo lo presenta, obligado por las circunstancias, el Presidente, intervienen
algunas delegaciones europeas, traicionan su palabra y se vuelve otra vez a las
consultas, etcétera.
Hay que decir que quien hizo el papel
de verdugo en esta sesión fatídica fue la
delegación del Reino Unido, uno de sus
ministros, un ministro de su Gabinete,
que llegó allí corriendo, despavorido, sin
corbata, se había ido ya a dormir, todos
pensaban que el mundo tendría un espinazo más flexible, sería más dócil ante
el dictado del emperador, y llegó allí
corriendo, pidió la palabra, le dieron la
palabra y su micrófono no funcionaba.
Lo intentó varias veces, y, obviamente,
es lo que hace todo el mundo, busca
otro micrófono para hablar, con el detalle
de que el micrófono que escogió fue el
de la delegación de Estados Unidos de
América, y se produjo una risa masiva en
la sala cuando en las pantallas se vio,
sentados juntitos, al señor Pershing, que
es el representante de Estados Unidos
en estos temas, un ambientalista reciclado, arrepentido, que ha traicionado
sus orígenes en el movimiento ambientalista, juntitos Pershing y un ministro británico haciendo el papel de verdugo.
La vez siguiente el ministro británico
se sentó en un escaño de un país africano: la hipocresía y el cinismo de esta
época. Se dio cuenta de que era fea la
imagen de compartir el escaño de Estados Unidos cuando estaba haciendo su
trabajo.
Ocurre un suceso divertido, que es
que piden la palabra simultáneamente
Estados Unidos y Nicaragua, y el Presidente danés —el Presidente de la
sesión, quiero decir, el Primer Ministro—,
obviamente, le dio la palabra a Estados
Unidos. Nicaragua protesta. Estados Unidos dice: “Bueno, puedo hacer uso de
la palabra más tarde.” Le dan la palabra
a Nicaragua, le dan la palabra a Estados
Unidos, y el delegado de Estados Unidos
dice: “No, no tengo nada que decir.” Y
Estados Unidos no habla en esta sesión, ni cabildea.
Toda la prensa europea ha dicho que
la Unión Europea fue humillada en esta
conferencia por Estados Unidos y que
Obama negoció con algunos países
importantes y que le impuso un acuerdo
a la Unión Europea. Bueno, algunos
países de la Unión Europea fueron los
que asumieron la vergonzosa responsabilidad de defender el ucase imperial.
Se enreda la situación y aparecen
otras propuestas procesales. El Secretario General de Naciones Unidas hace
un esfuerzo extremo, modesto, constructivo, me pide conversar, conversa-
23
mos, y tenemos una reunión con un grupo de países del ALBA y donde están
también Sudán y Egipto. Hace una apelación emocionada, y yo le expreso flexibilidad y espíritu constructivo, le digo:
“Estamos dispuestos a proseguir las
negociaciones, estamos dispuestos a
interrumpir las sesiones y continuarlas
dentro de un tiempo; estamos dispuestos a discutir algunas formulaciones
mínimas, las esenciales, solo del documento, y a olvidar el procedimiento
espurio, traicionero que se ha usado
aquí, y nosotros lo apoyaremos si usted
hace ese esfuerzo, y ocurra lo que ocurra en esta conferencia no lo responsabilizamos a usted ni a las Naciones Unidas y continuaremos apoyando en el
esfuerzo a la organización y a su Secretario General en relación con el enfrentamiento a los efectos del cambio climático.
De esa reunión sale más o menos un
acuerdo, que cuando el Primer Ministro
danés lo va a adoptar, se interpone otra
vez la delegación británica, con otras
delegaciones europeas, y lo frustra, y se
produce entonces una contrarreforma
allí, una oleada, sobre todo delegaciones
europeas y de aliados desarrollados, tratando de presentar que hay una muy exigua minoría y una enorme, universal
mayoría a favor del documento, tesis
que repite ahora el distinguido Primer
Ministro Gordon Brown.
24
Entonces el Primer Ministro danés trata de imponer una solución vergonzosa,
que dice: “Bueno, yo entiendo que aquí
casi nadie está en contra, lo que vamos
a hacer es acordar el documento y que
las excepciones que no están a favor,
aparezcan sus nombres a pie de página”, y como si estuviera en una subasta
o en el Parlamento británico, dice: “Bueno, a ver, ¿qué países están en contra?”
Ahí algunos países levantan la pancarta,
creo que soy yo el que pide un punto de
orden y tardo menos en leer lo que dije
que en contarlo. Dije: “Vemos que
usted confunde los procedimientos.
Entiendo que ha quedado totalmente
claro que en esta sala no hay consenso
para adoptar este documento. He escuchado con paciencia y serenidad algunas intervenciones francamente hipócritas. Lamento profundamente que una
delegación europea haya ofrecido aquí
dinero para adoptar este documento.”
La delegación británica —y digo su nombre ya que el ministro Brown ataca a un
grupo de países— dijo allí directamente:
“Si ustedes no adoptan este documento, no podrán usar los 30 000 millones
de dólares que estamos dispuestos a
ofrecer inmediatamente”, lo dijo así,
directamente, algo que yo, francamente,
nunca había oído en los medios multilaterales. Eso se hace y se dice, lamentablemente, pero generalmente se hace
de una forma más elegante.
“Me pareció un acto de chantaje vergonzoso. Lo peor de todo es que sabemos que el dinero no vendrá ni con documento ni sin documento. Y le solito a usted, señor Presidente —estaba a unos 15
metros de mí el Presidente, estábamos
muy cerca—, que se atenga a los procedimientos, se abstenga de listar la posición de países, porque aquí no existen
votaciones nominales, y, por favor, no insista en un camino que no tiene solución.
“Me parece entender que aquí hay
una clara mayoría que no acepta otra formulación de este documento que no
sea en la categoría de ‘miscelánea’,
‘informativo’, etcétera.”
Se produce otro intervalo para consultas, se producen intervenciones otra vez
de la compañera Claudia, de los bolivianos, los nicaragüenses, los sudaneses,
Tuvalu ha intervenido en otro momento,
otros países en desarrollo también.
Hay que comprender que muchos países en desarrollo, sobre todo las pequeñas islas, que respetamos profundamente y que resistieron, se opusieron, defendieron su verdad, siendo economías
pequeñas, muy vulnerables, estaban en
un dilema atroz: si aprobaban el documento, sabían que era cerrar el camino
al futuro; pero si no aprobaban el documento, sabían que no verían un centavo
de los fondos que les son imprescindibles para sobrevivir.
Apareció entonces la fórmula de
tomar notas del documento (Muestran
documento). El único documento aprobado en la Cumbre de Copenhague es
este papel. Este papel dice: “La Conferencia de las Partes toma nota del
Acuerdo de Copenhague 2009.” Es
decir, “toma nota”, y miren lo demás que
se acuerda, en blanco, vacío.
Tabloide Especial No. 1
¿Qué quiere decir “tomar nota”?
Tomar nota quiere decir, en Derecho
Internacional, reconocer conocimiento,
darse por enterado de que algo existe,
no tiene ningún efecto jurídico desde el
punto de vista de Derecho Internacional,
no significa anuencia, no significa acuerdo, no significa apoyo, no significa reconocimiento, no significa acogida, no significa bienvenida, que son las palabras
que se utilizan usualmente en inglés
para referirse a un documento.
Vamos a la diapositiva siguiente:
Verán aquí que donde se habla del
tema aparece una pequeña nota que
dice: “Los países han acordado el Acuerdo de Copenhague”, y aquí aparece un
pequeño paréntesis que dice: “Listado
de las partes.” ¿Qué quiere decir eso?
Quiere decir que en el documento este
de Copenhague va a quedar para la historia el nombre de los 27 países que
participaron en el proceso de adopción
de este documento.
¿Qué es lo que decidió la Cumbre de
Copenhague? Simplemente enterarse
de que estos 27 países dijeron tal cosa,
escribieron tal papel. Y hay que decir
que ese papel fue el resultado de la
defensa de los intereses de los países
en desarrollo por las economías emergentes: China, Brasil, India, Sudáfrica;
por los países menos adelantados,
representados allí por un país africano;
por las pequeñas islas, representadas
por un país caribeño; por el Grupo de los
77, de alguna manera representado allí
por Sudán, que hicieron un gran esfuerzo por vencer la resistencia y no pudieron frente a la presión norteamericana.
Son las 10:00 de la mañana, el Primer Ministro danés se ha ido horas antes, ha abandonado eso. Antes habían
ofrecido renunciar a la presidencia de la
conferencia en favor de la siguiente, que
es México, y es Bahamas, un pequeño
país insular, quien toma la conducción
de la sesión, y rápidamente presenta
esta fórmula, sin tiempo para que nadie
diga nada. Lee la fórmula, y la fórmula
que lee dice: “La Conferencia de las Partes decide tomar nota”, da un golpe de
mallete. Hay que volver a protestar para
decir: “No, la palabra ‘decisión’ no se
puede usar, porque se sabe que la palabra ‘decisión’ está dirigida a engañar a
la opinión pública”, y entonces se quita
la palabra ‘decisión’, otra escaramuza, y
finalmente se da a las 10:30 de la
mañana el golpe de mallete que pone fin
al espurio proceso del llamado Acuerdo
de Copenhague, y la conferencia se
empieza a ocupar de otros temas.
Yo me marcho ya, viajo para acá
acompañando al compañero vicepresidente Lazo, se quedan los demás compañeros, y a las 12:00 del día, bajo la
presidencia de una pequeña isla del
Pacífico, se reabre —una cosa insólita— por tercera vez lo acordado, y
entonces se pretende incorporar a la
decisión de la Conferencia de las Partes, una fórmula que permita tomar
adhesión, hacer adhesión al documento. Porque, evidentemente, los que
estaban en esta lista, sobre todo sus
grandes autores, los norteamericanos
básicamente, se dan cuenta de que es
precaria la posición de ellos de decir: el
Acuerdo de Copenhague nada más está
adoptado por veintipico de países, y
entonces pretenden cambiar el pasado,
cambiar la historia y abrir el Acuerdo de
Copenhague a adhesión, para venir tres
días después y decir: “Ciento ochenta y
dos países firmaron el Acuerdo de Copenhague.” Una gran batalla procesal,
que encabezan los compañeros nuestros que quedaron allí, y finalmente se
aborta esa discusión aproximadamente
a las 12:00 del día; es decir, dura de
10:30, aproximadamente, hasta las
12:00 del día.
Así terminó una farsa antidemocrática, excluyente, arbitraria, caracterizada
por la prohibición de acceso a las organizaciones no gubernamentales y por una
brutal represión contra más de 100 000
manifestantes, con más de 1 000 detenidos. La prensa europea no ha publicado cuántos heridos se produjeron allí, no
he visto editoriales sobre la represión
brutal, no he visto cables de las agencias
que tanto se ocupan de estos temas
cuando ocurre en algún país del Sur; pero han quedado para la historia el testimonio de 46 000 jóvenes europeos fundamentalmente, siendo golpeados con
cachiporras, por “extraterrestres”, vestidos con escafandras antimotines, de
una manera brutal en una capital de la
culta Europa.
Perdónenme que haya sido tan largo,
más largo de lo que había previsto. Puedo responder preguntas exclusivamente
sobre este tema.
Moderadora.— Los corresponsales
interesados en preguntar, por favor...
Miguel Hernández (Sol de México).—
Usted mencionaba que México será la
próxima sede. ¿Qué opinión usted tiene
sobre esta perspectiva del foro de México, después de estas experiencias ahora en Copenhague, y si hay algún interés
por parte del Secretario General de las
Naciones Unidas, o alguna invitación
que Cuba le haya hecho, para que visite
nuestro país, para, entre otros aspectos,
seguir profundizando sobre este tema?
Bruno Rodríguez.— Ha sido acordado
previamente por la Conferencia de las
Partes, que la 16 Conferencia se produzca en México a finales del año 2010.
México, su delegación técnica, que fue
con la que nos relacionamos en este proceso, hizo un compromiso constructivo
hasta último momento, tratando de reencarrilar este proceso imposible de salvar.
Yo creo que el destino de este proceso de negociación es incierto, dada la
situación de secuestro que ha impuesto
básicamente Estados Unidos. Confío
en los Estados miembros de la conferencia de las partes, en la disposición de
su Secretaría ejecutiva, en particular su
secretario ejecutivo, señor Ivo de Boer.
Confío en la gestión del Secretario General de las Naciones Unidas, y estoy convencido de que Copenhague ha sido un
paso atrás, pero que habría sido muchísimo más grave convalidar ese paso
atrás con un acuerdo de la Conferencia
de las Partes, que el hecho de que ha
quedado al desnudo ante la historia,
ante la opinión pública mundial, ante la
opinión pública de cada uno de sus pro-
pios países, en particular con los movimientos ambientalistas, la posición de
los gobiernos de los países desarrollados que abortaron el resultado de esta
conferencia.
Cuba seguirá cooperando con el
Secretario General en todos sus esfuerzos. El Secretario General cuenta con
una invitación permanente para visitar a
nuestro país, será bienvenido, y de
hecho fue invitado el pasado mes de
julio a visitar nuestro país en cualquier
momento.
Willy Gueiser (AP).— Tengo dos preguntas, por favor.
Quería saber. El señor presidente
Raúl Castro dijo varios días antes de terminar la Cumbre de Copenhague, que
iba a ser un fracaso, que no iba a haber
acuerdo. Entonces a mí me gustaría
saber si realmente había, de parte del
gobierno cubano, voluntad para alcanzar
un acuerdo importante.
Mi segunda pregunta es sobre lo que
refirió el presidente Castro ayer sobre el
caso del norteamericano que está detenido. Me gustaría saber dónde fue detenido, si pasó acá en La Habana, qué cargos está enfrentando específicamente.
También, de parte de la SINA siguen
diciendo que ya están pidiendo permiso
para ir a visitarlo bajo sus derechos consulares y que no han tenido ninguna respuesta por parte del gobierno cubano.
Así que me gustaría, por favor, saber si
va a haber permiso en ese caso.
Bruno Rodríguez.— Cuba ha demostrado históricamente y tiene una ejecutoria ejemplar de contribución con la causa de la prevención del cambio climático
y la mitigación de sus efectos. De hecho
Cuba puede exhibir resultados sobresalientes con un rediseño de su sistema
de generación y distribución energética,
con la búsqueda de fuentes y líneas de
trasmisión de energía más eficaces, con
la distribución de decenas de millones
de efectos electrodomésticos ahorradores de electricidad, con un programa
ambicioso de sustitución de bombillos
ineficientes energéticamente por bombillos ahorradores; dispone, además, de
capacidades adicionales de generación
no contaminantes. Con estas medidas
ha prevenido, ha logrado no producir la
emisión de cientos de millones de toneladas de C02 solo en los últimos tres
años. Es un programa exitoso que Cuba
ha puesto, incluso, a disposición de
otros países en desarrollo, que funciona
con efectividad en algunos países como
Venezuela, algunos países latinoamericanos, caribeños, a partir de que es un
diseño cubano poco costoso, al alcance
de países en desarrollo, y, al mismo
tiempo, extremadamente efectivo, según nuestros resultados.
Cuba pudo resolver graves escaseces
y amenazas de apagones hace varios
años, precisamente con este programa
ambicioso que está en marcha, cuyos
resultados finales se expresarán en todo
su potencial en los años venideros, y es
un importantísimo ejemplo de mitigación
que demuestra cuánto no podría hacerse con pocos recursos que deberían
aportar los países desarrollados.
En segundo lugar, Cuba tiene un reco-
Cambio climático
nocido prestigio en los procesos multilaterales relacionados con el cambio climático y, en particular, en la Conferencia
de las Partes, por su permanente posición constructiva y flexible.
Durante su presidencia del Movimiento de Países No Alineados, durante el
desarrollo de la Cumbre Sur del Grupo
de los 77, que se efectuó en Cuba en el
año 2000, y en general, Cuba se ha distinguido, especialmente, por sacrificar
intereses y posiciones nacionales en
aras de intereses colectivos de los países del Sur; sus niveles de cooperación
internacional son reconocidos ya en el
área del medio ambiente, y no solo los
ya emblemáticos como en los campos
de la salud y la educación.
Pero era un secreto a voces que los
países desarrollados impedirían un
acuerdo en la Cumbre de Copenhague,
porque todos los datos —y había datos
suficientes— indicaban una completa
falta de voluntad política para asumir, primero, un acuerdo vinculante. Es el primer fracaso de Copenhague: no sustituye al Protocolo de Kyoto, que es vinculante, por un acuerdo vinculante.
Además, queda claro, en las posiciones demagógicas, engañosas que algunos líderes internacionales, sobre todo
de países europeos y de otros países
desarrollados, que “en esta conferencia
los montes iban a parir un ratón”, como
ha dicho alguna prensa, aun en el caso
de un final feliz, un happy end, en el que
todo el mundo estuviera de acuerdo con
un papel que no dijera nada.
En tercer lugar, sabemos que las mismas causas que determinan que los paí-
ses desarrollados no hayan cumplido los
compromisos de financiamiento de Kyoto, permiten asegurar desde ya que no
van a cumplir los compromisos de financiamiento que adquieran en el período
ulterior de supuestas negociaciones.
Veremos cómo cumplen estos magros
30 000 millones de dólares, que cuando uno dice 30 000 millones de dólares
está diciendo 10 000 millones de dólares anuales, y estamos hablando de países que han gastado 12 millones de
millones de dólares salvando bancos.
Los manifestantes, con razón, decían:
“Si el clima fuera un banco, lo habrían
salvado ya.” Era una de sus consignas
más repetidas.
Nadie podría creer, ni los más ingenuos, que el mercado va a resolver este
problema, y sería muy difícil creer que
realmente haya importantes avances en
mitigación y adaptación y, sobre todo, en
reducción de emisiones de carbono por
los grandes emisores de carbono históricamente, y los que mayores per cápita
de emisiones de carbono tienen hoy, que
son los países desarrollados, en medio
de las condiciones ciegas del mercado.
El clima es incompatible con los patrones de producción y consumo del
capitalismo desarrollado, es una realidad.
Se intentará tapar el Sol con un dedo,
pero es una realidad.
Moderadora.— Andrea, ¿mantienes tú
interés en preguntar? (Le dice que no.)
Shasta Darlington, de CNN.
Shasta Darlington (CNN).— Voy a repetir la pregunta de mi colega sobre la
detención del estadounidense, que el
presidente Raúl Castro mencionó ayer, si
hay más detalles sobre el delito que
hubiera hecho, si los oficiales estadounidenses van a tener acceso consular y
a quién estaba entregando este equipo
satelital de comunicaciones.
Gracias, Ministro.
Bruno Rodríguez.- Yo les he rogado
concentrarnos en el tema de esta conferencia de prensa, que es realmente un
tema grave; no solo grave, porque nos va
la vida a todos los que habitamos el planeta, en particular, los primeros en morir
—de hecho ya están muriendo— son
los millones de habitantes de países del
Tercer Mundo. Es un tema realmente
dramático.
En segundo lugar, es un tema urgente.
Por eso, les pediría concentrarnos en
este tema, y estoy dispuesto en los próximos días a responder cualquier preguntar sobre cualquier otro tema.
Arleen Rodríguez.— Sí, me parece que
realmente lo más importante es lo que
ustedes estaban tratando de discutir en
Copenhague.
El ALBA como agrupación de países y
el Grupo de los 77, más allá de Sudán,
¿han acordado acciones posteriores en
vísperas de lo que puede ser México o
fue, digamos, un momento coyuntural
frente al desafío que representaba al de
los más poderosos allí en Copenhague?
Bruno Rodríguez.— En la Cumbre de
los Países del ALBA, de La Habana, se
adoptó una declaración concertada
sobre el Cambio Climático y la Conferencia de Copenhague, a la cual ustedes
pueden acceder, y recoge las posiciones
del ALBA con relación a este tema, que
son muy avanzadas, y recoge también la
25
advertencia del fracaso en la Conferencia de las Partes de Copenhague.
Puedo decir que varios países del ALBA
tuvieron una participación destacada en
esta noche fatídica y larga, en la cual, por
supuesto, no hubo tiempo de concertar
posiciones, etcétera, sino de participar
básicamente en capacidad nacional;
pero puedo decir que junto a otros países
representativos de los países en desarrollo afrontaron este intento de imponer a los países del Sur un documento
totalmente lejano de las expectativas,
destinado a engañar a la opinión pública,
carente de cualquier compromiso, que
aboliría el Protocolo de Kyoto en la práctica y que, al mismo tiempo, contiene formulaciones que comprometen la vida en
el planeta, la supervivencia del planeta.
Puedo decir que, en este proceso,
algunos países del ALBA, como los que
he mencionado aquí, tuvieron un verdadero liderazgo, que fue reconocido allí y
sirvieron de voceros para algunos países que se expresaron, o, incluso, para
otros países que no se expresaron; porque es conocido la consecuencia que
tiene, en términos de las relaciones
internacionales injustas, discriminatorias, muchas veces avasalladoras de los
países del Norte, el asumir posiciones
de rebeldía como las que, afortunadamente, prevalecieron en esta conferencia cumbre, que permitieron abortar lo
que habría sido un verdadero engaño a
la opinión pública mundial.
Moderadora.— Ministro, muchas gracias, y muchas gracias a todos por su
presencia.
26
Tabloide Especial No. 1
Reflexiones del compañero Fidel
El derecho de la humanidad a existir
El cambio climático está causando ya
considerable daño y cientos de millones
de pobres están sufriendo las consecuencias.
Los centros de investigaciones más
avanzados aseguran que queda muy
poco tiempo para evitar una catástrofe
irreversible. James Hansen, del Instituto
Goddard de la NASA, asegura que un
nivel de 350 partes del dióxido de carbono por millón es todavía tolerable; hoy
sobrepasa sin embargo la cifra de 390 y
se incrementa a ritmo de 2 partes por
millón cada año, rebasando los niveles
de hace 600 mil años. Las últimas dos
décadas han sido, cada una de ellas, las
más calurosas desde que se tienen noticias del registro. El mencionado gas
aumentó 80 partes por millón en los
últimos 150 años.
El hielo del Mar Ártico, la enorme
capa de dos kilómetros de espesor que
cubre Groenlandia, los glaciares de América del Sur que nutren sus fuentes principales de agua dulce, el volumen colosal que cubre la Antártida, la capa que
resta del Kilimanjaro, los hielos que
cubren el Himalaya y la enorme masa
helada de Siberia se están derritiendo
visiblemente. Científicos notables temen
saltos cuantitativos en estos fenómenos
naturales que originan el cambio.
La humanidad puso grandes esperanzas en la Cumbre de Copenhague,
después del Protocolo de Kyoto suscrito
en 1997, que entró en vigor el año 2005.
El estruendoso fracaso de la Cumbre dio
lugar a bochornosos episodios que
requieren el debido esclarecimiento.
Estados Unidos, con menos del 5%
de la población mundial emite el 25%
del dióxido de carbono. El nuevo Presidente de Estados Unidos había prometido cooperar con el esfuerzo internacional para enfrentar un problema que afecta a ese país tanto como al resto del
mundo. Durante las reuniones previas a
la Cumbre, se hizo evidente que los dirigentes de esa nación y los de los países
más ricos maniobraban para hacer caer
el peso de los sacrificios sobre los países emergentes y pobres.
Gran número de líderes y miles de
representantes de los movimientos
sociales e instituciones científicas decididos a luchar por preservar la humanidad del mayor riesgo de su historia, acudieron a Copenhague invitados por los
organizadores de la Cumbre. Omito referirme a detalles sobre la brutalidad de la
fuerza pública danesa, que arremetió
contra miles de manifestantes e invitados de los movimientos sociales y científicos que acudieron a la capital de Dinamarca para concentrarme en los aspectos políticos de la Cumbre.
En Copenhague reinó un verdadero
caos y sucedieron cosas increíbles. A
los movimientos sociales e instituciones
científicas no les permitieron asistir a los
debates. Hubo Jefes de Estado y Gobierno que no pudieron siquiera emitir sus
opiniones sobre vitales problemas. Obama y los líderes de los países más ricos
se adueñaron de la conferencia con la
complicidad del gobierno danés. Los
organismos de Naciones Unidas fueron
relegados.
Barack Obama, que llegó el último día
de la Cumbre para permanecer allí solo
12 horas, se reunió con dos grupos de
invitados escogidos “a dedo” por él y
sus colaboradores. Junto a uno de ellos
se reunió en la sala del plenario con el
resto de las más altas delegaciones.
Hizo uso de la palabra y se marchó de
inmediato por la puerta trasera. En ese
plenario, excepto el pequeño grupo
seleccionado por él, se les prohibió a los
demás representantes de los estados
hacer uso de la palabra. En esa reunión,
a los Presidentes de Bolivia y de la República Bolivariana de Venezuela se les permitió hablar, porque al Presidente de la
Cumbre no le quedó otra alternativa que
concederles el uso de la palabra, ante el
reclamo enérgico de los presentes.
En otra sala contigua, Obama reunió
a los líderes de los países más ricos,
varios de los Estados emergentes más
importantes y dos muy pobres. Presentó
un documento, negoció con dos o tres
de los países más importantes, ignoró a
la Asamblea General de Naciones Unidas, ofreció conferencias de prensa, y se
marchó como Julio César en una de sus
campañas victoriosas en Asia Menor,
que lo llevó a exclamar: Llegué, vi y vencí.
El propio Gordon Brown, Primer Ministro del Reino Unido, había afirmado el 19
de octubre: “Si no llegamos a un acuerdo en el curso de los próximos meses,
no debemos tener duda alguna de que,
una vez que el crecimiento no controlado
de las emisiones haya provocado daños,
ningún acuerdo global retrospectivo en
algún momento del futuro podrá deshacer tales efectos. Para ese entonces será irremisiblemente demasiado tarde.”
Brown concluyó su discurso con dramáticas palabras: “No podemos darnos
el lujo de fracasar. Si fracasamos ahora,
pagaremos un precio muy alto. Si actuamos ahora, si actuamos de conjunto, si
actuamos con visión y determinación, el
éxito en Copenhague estará todavía a
nuestro alcance. Pero si fracasamos, el
planeta Tierra estará en peligro, y para el
planeta no existe un Plan B.”
Ahora declaró con arrogancia que la
Organización de Naciones Unidas no
debe ser tomada como rehén por un
pequeño grupo de países como Cuba,
Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Tuvalu, a
la vez que acusa a China, India, Brasil,
Sudáfrica y otros Estados emergentes
de ceder a las seducciones de Estados
Unidos para suscribir un documento que
lanza al cesto de basura el Protocolo de
Kyoto y no contiene compromiso vinculante alguno por parte de Estados Unidos y sus aliados ricos.
Me veo obligado a recordar que la
Organización de Naciones Unidas nació
hace apenas seis décadas, después de
la última Guerra Mundial. Los países
independientes no rebasaban entonces
la cifra de 50. Hoy la integran más de
190 Estados independientes, luego que
el odioso sistema colonial dejó de existir
por la lucha decidida de los pueblos. A la
propia República Popular China durante
muchos años se le negó su pertenencia
a la ONU, y un gobierno títere ostentaba
su representación en esa institución y
en su privilegiado Consejo de Seguridad.
El apoyo tenaz del creciente número
de países del Tercer Mundo fue indispensable en el reconocimiento internacional de China, y un factor de suma
importancia para que Estados Unidos y
sus aliados de la OTAN le reconocieran
sus derechos en la Organización de
Naciones Unidas.
En la heroica lucha contra el fascismo, la Unión Soviética había realizado el
mayor aporte. Más de 25 millones de
sus hijos murieron, y una enorme destrucción asoló el país. De esa lucha
emergió como superpotencia capaz de
contrapesar en parte el dominio absoluto del sistema imperial de Estados Unidos y las antiguas potencias coloniales
para el saqueo ilimitado de los pueblos
del Tercer Mundo. Cuando la URSS se
desintegró, Estados Unidos extendió su
poder político y militar hacia el Este, hasta el corazón de Rusia, y su influencia
sobre el resto de Europa se incrementó.
Nada de extraño tiene lo ocurrido en
Copenhague.
Deseo subrayar lo injusto y ultrajante
de las declaraciones del Primer Ministro
del Reino Unido y el intento yanki de imponer, como Acuerdo de la Cumbre, un
documento que en ningún momento fue
discutido con los países participantes.
El Canciller de Cuba, Bruno Rodríguez,
en la conferencia de prensa ofrecida el
21 de diciembre, afirmó una verdad que
es imposible negar; emplearé algunos
de sus párrafos textuales: “Quisiera enfatizar que en Copenhague no hubo acuerdo alguno de la Conferencia de las Partes, no se tomó ninguna decisión con
relación a compromisos vinculantes o
no vinculantes, o de naturaleza de Derecho Internacional, en modo alguno; simplemente, en Copenhague no hubo
acuerdo”
“La Cumbre fue un fracaso y un engaño
a la opinión pública mundial. […] quedó
al desnudo la falta de voluntad política…”
“…fue un paso atrás en la acción de
la comunidad internacional para prevenir o mitigar los efectos del cambio climático…”
“…el promedio de la temperatura mundial podría aumentar en 5 grados…”
De inmediato nuestro Canciller añade
otros datos de interés sobre las posibles
consecuencias de acuerdo a las últimas
investigaciones de la ciencia.
“…desde el Protocolo de Kyoto hasta
la fecha las emisiones de los países
desarrollados se elevaron 12,8%… y de
ese volumen el 55% corresponde a Estados Unidos.”
“Un estadounidense consume, como
promedio, 25 barriles de petróleo anuales, un europeo 11, un ciudadano chino
menos de dos, y un latinoamericano o
caribeño, menos de uno.”
“Treinta países, incluidos los de la
Unión Europea, consumen el 80% del
combustible que se produce.”
El hecho muy real es que los países
desarrollados que suscribieron el Protocolo de Kyoto aumentaron drásticamente sus emisiones. Quieren sustituir ahora la base adoptada de las emisiones a
partir de 1990 con la del 2005, con lo
cual Estados Unidos, el máximo emisor,
reduciría a solo 3% sus emisiones de 25
años antes. Es una desvergonzada burla a la opinión mundial.
El Canciller cubano, hablando en nombre de un grupo de países del ALBA,
defendió a China, India, Brasil, Sudáfrica
y otros importantes Estados de economía emergente, afirmando el concepto
alcanzado en Kyoto de “‘responsabilidades comunes, pero diferenciadas, quiere
decir que los acumuladores históricos y
los países desarrollados, que son los
responsables de esta catástrofe, tienen
responsabilidades distintas a las de los
pequeños Estados insulares o a las de
los países del Sur, sobre todo los países
menos desarrollados…”
“Responsabilidades quiere decir
financiamiento; responsabilidades quiere decir transferencia de tecnología en
condiciones aceptables, y entonces Obama hace un juego de palabras, y en vez
de hablar de responsabilidades comunes pero diferenciadas, habla de ‘respuestas comunes, pero diferenciadas’.”
“…abandona el plenario sin dignarse
a escuchar a nadie, ni había escuchado
a nadie antes de su intervención.”
En una conferencia de prensa posterior, antes de abandonar la capital danesa, Obama afirma: “Hemos producido
un sustancioso acuerdo sin precedente
aquí en Copenhague. Por primera vez en
la historia, las mayores economías
hemos venido juntas a aceptar responsabilidades.”
En su clara e irrebatible exposición,
nuestro Canciller afirma: “¿Qué quiere decir eso de que ‘las mayores economías
hemos venido juntas a aceptar nuestras
responsabilidades’? Quiere decir que
están descargando un importante peso
de la carga que significa el financia-
27
Cambio climático
miento para la mitigación y la adaptación
de los países sobre todo del Sur al cambio climático, sobre China, Brasil, India y
Sudáfrica; porque hay que decir que en
Copenhague se produjo un asalto, un
atraco contra China, Brasil, India, Sudáfrica y contra todos los países llamados
eufemísticamente en desarrollo.”
Estas fueron las palabras contundentes e irrebatibles con las que nuestro Canciller relata lo sucedido en Copenhague.
Debo añadir que, cuando a las 10 de
la mañana del día 19 de diciembre nuestro vicepresidente Esteban Lazo y el Canciller cubano se habían marchado, se
produce el intento tardío de resucitar al
muerto de Copenhague como un acuerdo de la Cumbre. En ese momento no
quedaba prácticamente ningún Jefe de
Estado ni apenas Ministros. De nuevo la
denuncia de los restantes miembros de
las delegaciones de Cuba, Venezuela,
Bolivia, Nicaragua y otros países derrotaron la maniobra. Así finalizó la ingloriosa Cumbre.
Otro hecho que no puede olvidarse
fue que en los momentos más críticos
de ese día, en horas de la madrugada, el
Canciller de Cuba, en unión de las delegaciones que libraban su digna batalla,
le ofrecieron al Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, su cooperación en la lucha cada vez más dura que
se estaba librando, y en los esfuerzos que
deben llevarse a cabo en el futuro para
preservar la vida de nuestra especie.
El grupo ecológico Fondo Mundial
para la Naturaleza (WWF) advirtió que el
cambio climático quedaría fuera de control en los próximos 5 a 10 años, si no se
recortan drásticamente las emisiones.
Pero no hace falta demostrar lo esen-
cial de lo que aquí se afirma sobre lo
que hizo Obama.
El Presidente de Estados Unidos
declaró el miércoles 23 de diciembre que
las personas tienen razón en estar decepcionadas por el resultado de la Cumbre sobre el Cambio Climático. En entrevista por la cadena de televisión CBS, el
mandatario indicó que “‘en vez de ver un
total colapso, sin que hubiese hecho nada, lo que hubiera sido un gigante retroceso, al menos pudimos mantenernos
más o menos donde estábamos’…”
Obama —afirma el despacho noticioso—
es el más criticado por aquellos países
que, de forma casi unánime, sienten que
el resultado de la Cumbre fue desastroso.
La ONU ahora está en un aprieto.
Pedirles a otros países que se adhieran
al arrogante y antidemocrático acuerdo
sería humillante para muchos Estados.
Continuar la batalla y exigir en todas
las reuniones, particularmente las de
Bonn y de México, el derecho de la humanidad a existir, con la moral y la fuerza que nos otorga la verdad, es a nuestro juicio el único camino.
Fidel Castro Ruz
Diciembre 26 de 2009
8 y 15 p.m.
Párrafos tomados del Acuerdo de Copenhague
Acordamos que se requieren profundas reducciones en las emisiones globales de conformidad con la ciencia, y como lo documentó el IV Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental
de Cambio Climático, con vista a reducir
las emisiones globales para limitar el incremento de la temperatura global por
debajo de 2 grados celsius, y realizar acciones para cumplir con este objetivo de
manera consistente con la ciencia y sobre la base de la equidad. Debemos coo-
perar para alcanzar el máximo nivel de
las emisiones globales y nacionales tan
pronto como sea posible, reconociendo
que el período para alcanzar ese nivel
máximo será más largo en los países en
desarrollo y teniendo en cuenta que el
desarrollo económico y social y la erradicación de la pobreza son las primeras
y esenciales prioridades de los países
en desarrollo, y que una estrategia de
desarrollo baja en emisiones es indispensable para el desarrollo sostenible.
Tras la ambigüedad y confusión generada por el uso de algunos términos, este
es un párrafo cuya negativa trascendencia
no pasa inadvertida. El uso del plural “acordamos” y la falta de distinción para referirse a las reducciones de emisiones globales de gases de efecto invernadero,da la
idea de que se mezcla con toda intención
las reducciones obligatorias que tendrían
que hacer los países desarrollados de acuerdo con los compromisos internacionales
vigentes y su responsabilidad histórica, con
las acciones voluntarias de mitigación
que harían los países en desarrollo.
En ese contexto, ¿qué significa la cooperación para alcanzar el máximo nivel
de las emisiones globales y nacionales
tan pronto como sea posible, sin una referencia expresa al principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas?
Ni más ni menos, que los países desarrollados, que comenzaron a emitir gases de
efecto invernadero a la atmósfera desde
28
el comienzo de la revolución industrial inglesa en 1750, pretenden equiparar esta
responsabilidad llamada histórica con la
que podrían tener los países en desarrollo, cuyo proceso de industrialización sólo
comenzó en la segunda mitad del siglo
XX, mientras que muchos ni siquiera puede decirse que hayan iniciado un verdadero proceso de industrialización, que necesariamente estaría siempre acompañado de un mayor desarrollo energético
y, por tanto, de un aumento en sus niveles de emisión. En otras palabras, este
párrafo apunta al establecimiento de un
nuevo marco de compromisos comunes
entre países desarrollados y países en desarrollo, obviando de manera flagrante la
absoluta responsabilidad histórica y actual
de los países desarrollados con el calentamiento global, condenando al Tercer Mundo al círculo vicioso de la pobreza y el subdesarrollo.
Es una clara demostración de transferencia de responsabilidades de los primeros hacia las principales víctimas del cambio climático, que se acentúa con la referencia a la determinación de un período o
año pico para los países en desarrollo, sin
mencionarse que ello tendría que ser a
condición de que los países desarrollados
provean los recursos financieros adecuados y establezcan mecanismos efectivos
para el acceso y transferencia de tecnología en condiciones preferenciales a los
países en desarrollo. De conformidad con
sus compromisos bajo la Convención, los
países desarrollados deben proporcionar
recursos financieros y tecnológicos que
cubran los costos totales del esfuerzo y
de la declinación posterior de las emisio-
Tabloide Especial No. 1
nes de los países en desarrollo. Es decir,
recursos financieros y tecnológicos reales,
y no migajas que después anularían mediante las diversas formas de expoliar los
recursos del Sur.
Aún más grave, la meta de restringir el
incremento de la temperatura en 2º Celsius, significa admitir complacientemente
que se producirán afectaciones irreversibles para el planeta, comprometiéndose
además la existencia de muchos pequeños Estados insulares en desarrollo, y de
numerosas zonas costeras bajas como
en el caso del archipiélago cubano.
Más de 100 países en todo el mundo,
entre ellos los pequeños Estados insulares y los países menos adelantados, han
demandado que el esfuerzo de la comunidad internacional debe estar dirigido a
limitar el incremento de la temperatura
global por debajo de 1,5º C. Un aumento
de 2º C a nivel global podría significar en
el caso de África un incremento real de la
temperatura en el orden de los 3º C, que
al decir del Arzobispo sudafricano Desmond Tutu implicaría, entre otras consecuencias, que entre 70 y 250 millones de
personas adicionales dejarían de tener
acceso al agua potable para el año 2020,
y que entre 350 y 600 millones no disfrutarán ese servicio para el 2050, al
tiempo que los costos de la adaptación
por el aumento del nivel del mar ascenderían a alrededor del 5 al 10 por ciento
del Producto Interno Bruto de los países
africanos.Según señala el propio Desmond
Tutu,“una temperatura global de 2º C condenaría a África a la incineración… Esta
es una cuestión moral, es una cuestión
de justicia, especialmente con los más
débiles y vulnerables”…
Las Partes del Anexo I se comprometen a implementar individual o conjuntamente las metas de reducción cuantificadas a escala de toda la economía para el 2020, las cuales serán remitidas a
la Secretaría hasta el 31 de enero de
2010 por las Partes del Anexo I en el
formato del Apéndice I para su compilación en un documento de información. Las Partes del Anexo I que son
Partes del Protocolo de Kyoto fortalecerán las reducciones de emisiones iniciadas por el Protocolo de Kyoto. Las
reducciones y el financiamiento otorgado por los países desarrollados serán
medidos, informados y verificados de
acuerdo con las directrices existentes
y otras directrices futuras que adopte la
Conferencia de las Partes, y asegurará
que la contabilidad de esos objetivos y
del financiamiento sea riguroso, robusto y transparente.
Nota: Los países del Anexo I de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático son los países desarrollados que eran miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), en 1992, más aquellos países Partes en la Convención que se encontraban en proceso de transición hacia
una economía de mercado.
Mientras que la Conferencia de las Partes (máximo órgano deliberativo y de toma de decisiones) del Protocolo de Kyoto
determinó el monto global de las reducciones de emisiones de gases de efecto
invernadero para los países desarrollados
durante el primer período fijado en ese
Protocolo, según el texto del Acuerdo de
Copenhague, ¿cuáles serían los nuevos
compromisos de reducción que adoptarían los países industrializados?, ¿cómo?,
¿cuándo?, omisión total. Parecería que ya
no es necesario el establecimiento de un
compromiso numérico de reducción de emisiones para los países que cargan con la
responsabilidad histórica por el calentamiento global. ¡Vaya retroceso comparado con el Protocolo de Kyoto! De acuerdo
con este texto, lo que antes había sido
una prerrogativa de la Conferencia de las
Partes, ahora se deja a la libre determinación de cada país desarrollado, lo que
esencialmente responde a la presión ejercida por los Estados Unidos y a la decisión
de ese país de no someterse a un compromiso internacional de reducción de
emisiones internacionalmente acordado.
En adición, el texto es inconsistente
con el Plan de Acción de Bali, del cual surgió el mandato para negociar un acuerdo
de cooperación a largo plazo para enfrentar el cambio climático. La ausencia de
referencia a que los compromisos que se
fijen los países desarrollados debe ser
parte de un segundo período de compromisos bajo el Protocolo de Kyoto, explicita
la determinación de esos países de sabotear la continuidad de dicho Protocolo,
que es el único instrumento internacional
que regula la reducción de emisiones por
parte de los países desarrollados. Otras
inconsistencias con el Plan de Acción de
Bali se reflejan en la mención de objetivos individuales y agregados, que constituye un tema de discusión dentro de las
Cambio climático
negociaciones para el establecimiento de
un segundo período de compromisos bajo el Protocolo de Kyoto.
De la misma manera, la omisión de
una mención expresa al año 1990 como
la base para el cálculo de los nuevos objetivos de reducción de los países desarrollados, también encierra el peligro de modificar el año de base fijado por el Protocolo de Kyoto, con el fin de satisfacer la
exigencia de los Estados Unidos y otros
países desarrollados que ejercen ingentes
presiones para la adopción del año 2005
como base del período de cálculo, lo que
equivaldría a que se les condonase todo
el aumento que experimentaron sus niveles de emisiones entre los años 1990 y
2005. Según el texto del acuerdo y de los
anexos que aparecen a continuación del
mismo, cuando menos el nuevo marco
de compromisos que se pretende imponer
contemplaría dos años de base diferentes,
con lo cual se dificultaría la comparación
de los esfuerzos de reducción que harían
los países desarrollados en su conjunto.
Deberá proveerse a los países en
desarrollo recursos financieros incrementados, nuevos y adicionales, predecibles y adecuados, así como un mejor
acceso, de acuerdo con las disposiciones relevantes de la Convención, para
permitir y apoyar acciones mejoradas
de mitigación, incluyendo recursos financieros sustanciales para reducir las
emisiones derivadas de la deforestación y la degradación de los bosques
(REDD- plus), la adaptación, el desarrollo y la transferencia de tecnologías y la
creación de capacidad para mejorar la
implementación de la Convención. El
compromiso colectivo de los países desarrollados es proveer recursos nuevos
y adicionales, incluyendo para el manejo de los bosques y las inversiones a través de las instituciones internacionales, por un monto cercano a los 30 billones de dólares para el período 20102012 con una asignación balanceada
entre la adaptación y la mitigación. El
financiamiento para la adaptación será
priorizado para los países en desarrollo
más vulnerables como los países menos adelantados, los pequeños Estados
insulares en desarrollo y África. En el
contexto de acciones significativas de
mitigación y de la transparencia en la
implementación, los países desarrollados se comprometen a un objetivo de
movilización conjunta de recursos por
100 billones de dólares anuales hasta
el año 2020 para responder a las necesidades de los países en desarrollo.
Estos fondos provendrán de una amplia
variedad de fuentes, públicas y privadas, bilaterales y multilaterales, incluyendo fuentes alternativas de financiamientos…
La mitigación se refiere básicamente a
la reducción de emisiones de gases de
efecto invernadero y a la absorción de estas emisiones a través de la captura biológica, como es la absorción del dióxido de
carbono por sumideros como los bosques,
o la captura geológica en depósitos subterráneos u oceánicos. Aquí el concepto
de mitigación se usa en un sentido diferente a como lo usamos al referirnos a
las políticas que promueven la reducción
de impactos adversos a desastres natu-
rales, como los huracanes, las grandes
precipitaciones y la sequía. En el caso del
cambio climático se refiere a mitigar las
causas del mismo.
La adaptación es el proceso de ajuste de
los sistemas humanos o naturales en respuesta a estímulos climáticos actuales o
esperados, para atenuar los efectos perjudiciales o aprovechar los que resulten beneficiosos.La capacidad de los sistemas para ajustarse respondiendo a tales estímulos
se define como capacidad de adaptación.
La muy magra meta de financiamiento que los países desarrollados decidieron
anticipar con el objetivo de forzar un acuerdo totalmente desbalanceado e inequitativo, resultó de una larga y tensa negociación en la que estos países desplegaron
todo su arsenal de presiones para concluir
un texto lo más impreciso y menos comprometido posible.
La meta de proveer un financiamiento
de corto plazo por 30 000 millones de dólares, que en un principio comenzó a considerarse como un posible compromiso
individual de cada país desarrollado y terminó siendo un objetivo colectivo, no es la
expresión de la voluntad de esos países
de proveer esos recursos, sino sólo de su
disposición de participar en la movilización de un monto aproximado a ese total.
Asimismo, la referencia a los 100 mil
billones de dólares anuales hasta el año
2020, tampoco refleja un compromiso serio por parte de los países industrializados,
ni está basado en las obligaciones contraídas por éstos bajo la Convención ni en
29
sus capacidades económicas y financieras.
Es decir, aquí tampoco dice que los países desarrollados van a proveer 100 000
millones de dólares, lo cual es insuficiente, a partir de que las estimaciones de las
necesidades de los países en desarrollo
están situadas en el orden de los 300 mil
millones de dólares anuales, según estimaciones conservadoras.
Incluso, otras estimaciones dan cuenta que las medidas de adaptación y mitigación que deberán emprender los países en desarrollo tendrían un costo superior a los 600 000 mil millones de dólares.
Entonces, ¿por qué tendrían los pobres
del mundo y no los contaminadores que
absorber parte de la carga de financiamiento?
En resumen, los 100 billones de dólares ofrecidos por los Estados Unidos, la
Unión Europea y otros países desarrollados no son en realidad 100 billones. Ellos
no están prometiendo que proveerán ese
monto, meramente ofrecen un esfuerzo
para ayudar a recaudarlo. Habría que recordar, además, que la Unión Europea ha
dicho que el 20% de los costos deberá ser
cubierto directamente por los presupuestos de los propios países en desarrollo,
que del 20 al 40% se derivarán de los
mercados de carbono y que el restante
20-40% será destinado de fuentes públicas, a las cuales también los países en
desarrollo eventualmente contribuirían a
través de un llamado “fondo verde”, lo
que deja totalmente claro que parte de la
carga será transferida al mundo subdesarrollado. Una vez más la historia del gato por la liebre….
30
Tabloide Especial No. 1
Reflexiones del compañero Fidel
El mundo medio siglo después
Al cumplirse hace dos días el 51 aniversario del triunfo de la Revolución, acudieron a mi mente los recuerdos de
aquel 1ro de Enero de 1959. Ninguno de
nosotros imaginó nunca la peregrina idea
de que transcurrido medio siglo, que
pasó volando, lo estaríamos recordando
como si fuera ayer.
Durante la reunión en el central Oriente, el 28 de diciembre de 1958, con el
Comandante en Jefe de las fuerzas enemigas, cuyas unidades élites estaban
cercadas y sin escape alguno, este reconoció su derrota y apeló a nuestra generosidad para buscar una salida decorosa
al resto de sus fuerzas. Conocía de nuestro trato humano a los prisioneros y heridos sin excepción alguna. Aceptó el acuerdo que le propuse, aunque le advertí que
las operaciones en curso proseguirían.
Pero viajó a la capital e instigado por la
embajada de Estados Unidos promovió
un golpe de Estado.
Nos preparábamos para los combates
de ese día 1ro de Enero, cuando en la
madrugada llegó la noticia de la fuga del
tirano. Se impartieron órdenes al Ejército
Rebelde de no admitir el alto al fuego y
continuar los combates en todos los frentes. A través de Radio Rebelde se convocó a los trabajadores a una Huelga General Revolucionaria, secundada de inmediato por toda la nación. El intento golpista fue derrotado, y en horas de la tarde
de ese mismo día nuestras tropas victoriosas penetraron en Santiago de Cuba.
El Che y Camilo recibieron instrucciones de avanzar rápidamente por la carretera, en vehículos motorizados con sus
aguerridas fuerzas, hacia La Cabaña y el
Campamento Militar de Columbia. El ejército adversario, golpeado en todos los
frentes, no tendría capacidad de resistir.
El propio pueblo sublevado, ocupó los
centros de represión y las estaciones de
policía. El día 2, en horas de la tarde,
acompañado por una pequeña escolta,
me reuní en un estadio de Bayamo con
más de dos mil soldados de los tanques,
artillería e infantería motorizada, contra
los cuales habíamos estado combatiendo hasta el día anterior. Portaban todavía
su armamento. Nos habíamos ganado el
respeto del adversario con nuestros
audaces, pero humanitarios métodos de
guerra irregular. De este modo, en solo
cuatro días -después de 25 meses de
guerra que reiniciamos con unos pocos
fusiles-, alrededor de cien mil armas de
aire, mar y tierra y todo el poder del Estado quedaron en manos de la Revolución.
En solo pocas líneas relato lo ocurrido
aquellos días hace 51 años.
Comenzó entonces la principal batalla:
preservar la independencia de Cuba frente al imperio más poderoso que ha existido, y que nuestro pueblo libró con gran
dignidad. Me complace hoy observar a
aquellos que por encima de increíbles
obstáculos, sacrificios y riesgos, supieron
defender a nuestra Patria, y en estos
días, junto a sus hijos, sus padres y sus
seres más queridos, disfrutan la alegría y
las glorias de cada nuevo año.
En nada se parecen, sin embargo, los
días de hoy a los de ayer. Vivimos una
época nueva que no tiene parecido con
ninguna otra de la historia. Antes los pueblos luchaban y luchan todavía con honor
por un mundo mejor y más justo, pero
hoy tienen que luchar, además, y sin alternativa posible, por la propia supervivencia de la especie. No sabemos absolutamente nada si ignoramos esto. Cuba es,
sin duda, uno de los países políticamente más instruido del planeta; había partido del más bochornoso analfabetismo, y
lo que es peor: nuestros amos yankis y la
burguesía asociada a los dueños extranjeros eran los propietarios de las tierras,
los centrales azucareros, las plantas de
productos de bienes de consumo, los almacenes, los comercios, la electricidad,
los teléfonos, los bancos, las minas, los
seguros, los muelles, los bares, los hoteles, las oficinas, las casas de vivienda,
los cines, las imprentas, las revistas, los
periódicos, la radio, la naciente televisión
y todo cuanto tuviera un valor importante.
Los yankis, apagadas las ardientes llamas de nuestras batallas por la libertad,
se habían arrogado la tarea de pensar por
un pueblo que tanto luchó por ser dueño
de su independencia, sus riquezas y su
destino. Nada en absoluto,ni siquiera la tarea de pensar políticamente, nos pertenecía. ¿Cuántos sabíamos leer y escribir?
¿Cuántos llegábamos siquiera al sexto
grado? Lo recuerdo especialmente un día
como hoy, porque ese era el país que se
suponía pertenecía a los cubanos. No cito más cosas, porque tendría que incluir
muchas más, entre ellas las mejores escuelas, los mejores hospitales, las mejores casas, los mejores médicos, los mejores abogados. ¿Cuántos éramos los que
teníamos derecho a ello? ¿Quiénes poseíamos, salvo excepciones, el derecho natural
y divino de ser administradores y jefes?
Ningún millonario o sujeto rico, sin
excepción, dejaba de ser jefe de Partido,
Senador, Representante o funcionario importante. Esa era la democracia representativa y pura que imperaba en nuestra Patria, excepto que los yankis impusieran a su antojo tiranuelos despiadados y crueles, cuando convenía más a
sus intereses para defender mejor sus
propiedades frente a campesinos sin tierra y obreros con o sin trabajo. Como ya
nadie habla siquiera de eso, me aventuro a recordarlo. Nuestro país forma parte
de los más de 150 que constituyen el
Tercer Mundo, que serán los primeros
aunque no los únicos destinados a sufrir
las increíbles consecuencias si la humanidad no toma conciencia clara, cierta y
bastante más rápida de lo que imagina-
mos de la realidad y consecuencias del
cambio climático ocasionado por el hombre, si no se logra impedirlo a tiempo.
Nuestros medios se comunicación
masiva han dedicado espacios a describir los efectos de los cambios climáticos. Los huracanes de creciente violencia, las sequías y otras calamidades naturales, han contribuido igualmente a la
educación de nuestro pueblo sobre el
tema. Un hecho singular, la batalla en
torno al problema climático que tuvo lugar en la Cumbre de Copenhague, ha
contribuido al conocimiento del inminente peligro. No se trata de un riesgo lejano para el siglo XXII, sino para el XXI, ni
lo es tampoco solo para la segunda
mitad de este, sino para las próximas
décadas, en las que ya comenzaríamos
a sufrir sus penosas consecuencias.
Tampoco se trata de una simple acción contra el imperio y sus secuaces,
que en esto, como en todo, tratan de imponer sus estúpidos y egoístas intereses, sino de una batalla de opinión mundial que no se puede dejar a la espontaneidad ni al capricho de la mayoría de
sus medios de comunicación. Es una
situación que por fortuna conocen millones de personas honradas y valientes en
el mundo, una batalla a librar con las
masas y en el seno de las organizaciones sociales e instituciones científicas,
culturales, humanitarias, y otras de carácter internacional, muy especialmente
en el seno de las Naciones Unidas, donde el Gobierno de Estados Unidos, sus
aliados de la OTAN y los países más ricos
trataron de asestar, en Dinamarca, un
golpe fraudulento y antidemocrático contra el resto de los países emergentes y
pobres del Tercer Mundo.
En Copenhague, la delegación cubana, que asistió junto a otras del ALBA y el
Tercer Mundo, se vio obligada a una lucha a fondo ante los increíbles acontecimientos que se originaron con el discurso del presidente yanki, Barack Obama, y
del grupo de Estados más ricos del planeta, decididos a desmantelar los compromisos vinculantes de Kyoto —donde
hace más de 12 años se discutió el
peliagudo problema— y a hacer caer el
peso de los sacrificios sobre los países
emergentes y los subdesarrollados, que
son los más pobres y a la vez los principales suministradores de materias primas y recursos no renovables del planeta a los más desarrollados y opulentos.
En Copenhague, Obama se presentó
el último día de la Conferencia, iniciada el
7 de diciembre. Lo peor de su conducta
fue que, cuando tenía ya decidido enviar
30 mil soldados a la carnicería de Afganistán —un país de fuerte tradición independentista, al que ni siquiera los ingleses en sus mejores y más crueles tiempos pudieron someter— asistió a Oslo
para recibir nada menos que el Premio
Nobel de la Paz. A la capital noruega llegó el 10 de diciembre, donde pronunció
un discurso hueco, demagógico y justificativo. El 18, que era la fecha de la última sesión de la Cumbre, se apareció en
Copenhague, donde pensaba permanecer inicialmente solo 8 horas. El día anterior habían llegado la Secretaria de Estado y un grupo selecto de sus mejores
estrategas.
Lo primero que hizo Obama fue seleccionar a un grupo de invitados que recibieron el honor de acompañarlo a pronunciar un discurso en la Cumbre. El Primer Ministro danés, que presidía la Cumbre, complaciente y adulón, le cedió la
palabra al grupo que apenas rebasaba
15 personas. El jefe imperial merecía
honores especiales. Su discurso fue una
mezcla de edulcoradas palabras aliñadas con gestos teatrales, que ya aburren
a quienes, como yo, se asignaron la tarea
de escucharlo para tratar de ser objetivos
en la apreciación de sus características e
intenciones políticas. Obama impuso a
su dócil anfitrión dinamarqués que solo
sus invitados podían hacer uso de la
palabra, aunque él, tan pronto pronunció
las suyas, hizo «mutis por el foro» por una
puerta trasera, como duende que escapa de un auditorio que le había hecho el
honor de escuchar con interés.
Concluida la lista autorizada de oradores, un indígena aymara de pura cepa,
Evo Morales, presidente de Bolivia, que
acababa de ser reelecto con el 65% de
los votos, exigió el derecho a usar la palabra, que le fue concedida ante el aplauso
abrumador de los presentes. En solo nueve minutos expresó profundos y dignos
conceptos que respondían a las palabras
del ausente Presidente de Estados Unidos. Acto seguido se levantó Hugo Chávez para solicitar hablar en nombre de la
República Bolivariana de Venezuela; a
quien presidía la sesión no le quedó otra
alternativa que concederle también el
uso de la palabra, que utilizó para improvisar uno de los más brillantes discursos
que le he escuchado. Al concluir, un martillazo puso fin a la insólita sesión.
El ocupadísimo Obama y su séquito
no tenían, sin embargo, un minuto que
perder. Su grupo había elaborado un Proyecto de Declaración, repleto de vaguedades, que era la negación del Protocolo
de Kyoto. Después que salió precipitadamente de la plenaria, se reunió con otros
grupos de invitados que no llegaban a
30, negoció en privado y en grupo; insistió, mencionó cifras millonarias de billetes verdes sin respaldo en oro, que constantemente se devalúan y hasta amenazó con marcharse de la reunión sí no se
accedía a sus demandas. Lo peor fue
que se trató de una reunión de países
superricos a la que invitaron a varias de
las más importantes naciones emergentes y a dos o tres pobres, a las cuales
31
Cambio climático
sometió el documento, como quien propone: ¡Lo tomas o lo dejas!
Tal declaración confusa, ambigua y
contradictoria —en cuya discusión no
participó para nada la Organización de
Naciones Unidas—, el Primer Ministro
danés trató de presentarla como Acuerdo de la Cumbre. Ya esta había concluido su período de sesiones, casi todos los
Jefes de Estado, de Gobierno y Ministros
de Relaciones Exteriores se habían marchado a sus respectivos países, y a las
tres de la madrugada, el distinguido Primer Ministro danés lo presentó al plenario, donde cientos de sufridos funcionarios que desde hacía tres días no dormían,
recibieron el engorroso documento ofreciéndoles solo una hora para analizarlo y
decidir su aprobación.
Allí se incendió la reunión. Los delegados no habían tenido siquiera tiempo de
leerlo. Varios solicitaron la palabra. El primero fue el de Tuvalu, cuyas islas quedarán bajo las aguas si se aprobaba lo que
allí se proponía; lo siguieron los de Bolivia, Venezuela, Cuba y Nicaragua. El enfrentamiento dialéctico a las 3 de aquella
madrugada del 19 de diciembre es digno
de pasar a la historia, si la historia durara mucho tiempo después del cambio climático.
Como gran parte de lo ocurrido se conoce en Cuba, o está en las páginas Web
de Internet, me limitaré sólo a exponer en
parte las dos réplicas del canciller cubano, Bruno Rodríguez, dignas de ser consignadas para conocer los episodios finales de la telenovela de Copenhague, y los
elementos del último capítulo que todavía
no han sido publicados en nuestro país.
«Señor Presidente (Primer Ministro de
Dinamarca)... El documento que usted
varias veces afirmó que no existía, aparece ahora. Todos hemos visto versiones
que circulan de manera subrepticia y que
se discuten en pequeños conciliábulos
secretos, fuera de las salas en que la
comunidad internacional, a través de sus
representantes, negocia de una manera
transparente.»
«Sumo mi voz a la de los representantes de Tuvalu, Venezuela y Bolivia. Cuba
considera extremadamente insuficiente
e inadmisible el texto de este proyecto
apócrifo...»
«El documento que usted, lamentablemente, presenta no contiene compromiso alguno de reducción de emisiones de
gases de efecto invernadero.
«Conozco las versiones anteriores que
también, a través de procedimientos cuestionables y clandestinos, se estuvieron
negociando en corrillos cerrados que hablaban, al menos, de una reducción del
50% para el año 2050...»
«El documento que usted presenta ahora, omite, precisamente, las ya magras e
insuficientes frases clave que aquella
versión contenía. Este documento no garantiza, en modo alguno, la adopción de
medidas mínimas que permitan evitar
una gravísima catástrofe para el planeta
y la especie humana.»
«Este vergonzoso documento que
usted trae es también omiso y ambiguo
en relación con el compromiso específico
de reducción de emisiones por parte de
los países desarrollados, responsables
del calentamiento global por el nivel histórico y actual de sus emisiones, y a quienes corresponde aplicar reducciones sustanciales de manera inmediata. Este papel no contiene una sola palabra de compromiso de parte de los países desarrollados.»
«...Su papel, señor Presidente, es el
acta de defunción del Protocolo de Kyoto,
que mi delegación no acepta.»
«La delegación cubana desea hacer
énfasis en la preeminencia del principio
de ‘responsabilidades comunes, pero diferenciadas’, como concepto central del
futuro proceso de negociaciones. Su papel no dice una palabra de eso.»
«La delegación de Cuba reitera su protesta por las graves violaciones de procedimiento que se han producido en la
conducción antidemocrática del proceso
de esta conferencia, especialmente, mediante la utilización de formatos de debate y de negociación, arbitrarios, excluyentes y discriminatorios...»
«Señor Presidente, le solicito formalmente que esta declaración sea recogida
en el informe final sobre los trabajos de
esta lamentable y bochornosa 15 Conferencia de las Partes.»
Lo que nadie podría imaginar es que,
después de otro largo receso y cuando ya
todos pensaban que solo faltaban los
trámites formales para dar por concluida
la Cumbre, el Primer Ministro del país
sede, instigado por los yankis, haría otro
intento de hacer pasar el documento como consenso de la Cumbre, cuando no
quedaban ni siquiera Cancilleres en el
plenario. Delegados de Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Cuba, que permanecieron vigilantes e insomnes hasta el último
minuto, frustraron la postrera maniobra
en Copenhague.
No concluiría, sin embargo, el problema. Los poderosos no están habituados,
ni admiten resistencia. El 30 de diciembre la Misión Permanente de Dinamarca
ante Naciones Unidas, en Nueva York,
informó cortésmente a nuestra Misión
en esa ciudad que había tomado nota
del Acuerdo de Copenhague del 18 de
diciembre de 2009, y adjuntaba copia
avanzada de esa decisión. Textualmente
afirmó: «...el Gobierno de Dinamarca, en
su calidad de Presidente de la COP15,
invita a las Partes de la Convención a
informar por escrito a la Secretaría de la
UNFCCC, lo antes posible, su voluntad de
asociarse al Acuerdo de Copenhague.»
Esta sorpresiva comunicación motivó
la respuesta de la Misión Permanente de
Cuba ante Naciones Unidas, en la que
«...rechaza de plano la intención de hacer
aprobar, por vía indirecta, un texto que fue
objeto de repudio de varias delegaciones, no sólo por su insuficiencia ante los
graves efectos del cambio climático, sino
también por responder exclusivamente a
los intereses de un reducido grupo de
Estados.»
A su vez, originó una carta del Viceministro Primero del Ministerio de Ciencia,
Tecnología y Medio Ambiente de la República de Cuba, Doctor Fernando González
Bermúdez, al Sr. Yvo de Boer, Secretario
Ejecutivo de la Convención Marco de las
Naciones Unidas sobre Cambio Climático,
algunos de cuyos párrafos transcribimos:
«Hemos recibido con sorpresa y preocupación la Nota que el Gobierno de Dinamarca circulara a las Misiones Permanentes de los Estados miembros de las
Naciones Unidas en Nueva York, que usted seguramente conoce, mediante la
cual se invita a los Estados Partes de la
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático a informar a
la Secretaría Ejecutiva, por escrito, y a su
más pronta conveniencia, su deseo de
asociarse al denominado Acuerdo de Copenhague.»
«Hemos observado, con preocupación adicional, que el Gobierno de Dinamarca comunica que la Secretaría Ejecutiva de la Convención incluirá, en el
informe de la Conferencia de las Partes
efectuada en Copenhague, un listado de
los Estados Partes que hubieran manifestado su voluntad de asociarse con el
citado Acuerdo.»
«A juicio de la República de Cuba, esta
forma de actuar constituye una burda y
reprobable violación de lo decidido en
Copenhague, donde los Estados Partes,
ante la evidente falta de consenso, se
limitaron a tomar nota de la existencia de
dicho documento.»
«Nada de lo acordado en la 15 COP
autoriza al Gobierno de Dinamarca a
adoptar esta acción y, mucho menos, a la
Secretaría Ejecutiva a incluir en el informe final un listado de Estados Partes,
para lo cual no tiene mandato.»
«Debo indicarle que el Gobierno de la
República de Cuba rechaza de la manera
más firme este nuevo intento de legitimar por vía indirecta un documento espurio y reiterarle que esta forma de actuar
compromete el resultado de las futuras
negociaciones, sienta un peligroso precedente para los trabajos de la Convención y lesiona en particular el espíritu de
buena fe con que las delegaciones deberán continuar el proceso de negociaciones el próximo año.», concluyó el Viceministro Primero de Ciencia, Tecnología y
Medio Ambiente de Cuba.
Muchos conocen, especialmente los
movimientos sociales y las personas mejor informadas de las instituciones humanitarias, culturales y científicas, que el documento promovido por Estados Unidos
constituye un retroceso de las posiciones
alcanzadas por los que se esfuerzan en
evitar una colosal catástrofe para nuestra especie. Sería ocioso repetir aquí cifras y hechos que lo demuestran matemáticamente. Los datos constan en las
páginas Web de Internet y están al alcance del número creciente de personas
que se interesan por el tema.
La teoría con que se defiende la adhesión al documento es endeble e implica
un retroceso. Se invoca la idea engañosa
de que los países ricos aportarían una
mísera suma de 30 mil millones de dólares en tres años a los países pobres
para sufragar los gastos que implique
enfrentar el cambio climático, cifra que
podría elevarse a 100 mil por año en el
2020, lo que en este gravísimo problema, equivale a esperar por las calendas
griegas. Los especialistas conocen que,
esas cifras son ridículas e inaceptables
por el volumen de las inversiones que se
requieren. El origen de tales sumas es
vago y confuso, de modo que no comprometen a nadie.
¿Cuál es el valor de un dólar? ¿Qué
significan 30 mil millones? Todos sabemos que desde Bretton Woods, en
1944, hasta la orden presidencial de
Nixon en 1971 —impartida para echar
sobre la economía mundial el gasto de la
guerra genocida contra Viet Nam—, el
valor de un dólar, medido en oro, se fue
reduciendo hasta ser hoy aproximadamente 32 veces menor que entonces; 30 mil
millones significan menos de mil millones, y 100 mil divididos por 32, equivalen
a 3 125, que no alcanzan en la actualidad ni para construir una refinería de
petróleo de mediana capacidad.
Si los países industrializados cumplieran alguna vez la promesa de aportar a
los que están por desarrollarse el 0,7 por
ciento del PIB -algo que salvo contadas
excepciones nunca hicieron-, la cifra excedería los 250 mil millones de dólares
cada año.
Para salvar los bancos el gobierno de
Estados Unidos gastó 800 mil millones,
¿Cuánto estaría dispuesto gastar para
salvar a los 9 mil millones de personas
que habitarán el planeta en el 2050, si
antes no se producen grandes sequías e
inundaciones provocadas por el mar debido al deshielo de glaciares y grandes
masas de aguas congeladas de Groenlandia y la Antártida?
No nos dejemos engañar. Lo que Estados Unidos ha pretendido con sus maniobras en Copenhague es dividir al Tercer Mundo, separar a más de 150 países subdesarrollados de China, India,
Brasil, Sudáfrica y otros con los cuales
debemos luchar unidos para defender,
en Bonn, en México o en cualquier otra
conferencia internacional, junto a las
organizaciones sociales, científicas y humanitarias, verdaderos Acuerdos que beneficien a todos los países y preserven a
la humanidad de una catástrofe que puede conducir a la extinción de nuestra
especie.
El mundo posee cada vez más información, pero los políticos tienen cada vez
menos tiempo para pensar.
Las naciones ricas y sus líderes, incluido el Congreso de Estados Unidos, parecen estar discutiendo cuál será el último
en desaparecer.
Cuando Obama haya concluido las 28
fiestas con que se propuso celebrar estas Navidades, si entre ellas está incluida la de los Reyes Magos, quizás Gaspar,
Melchor y Baltasar le aconsejen lo que
debe hacer.
Ruego me excusen la extensión. No
quise dividir en dos partes esta Reflexión.
Pido perdón a los pacientes lectores.
Fidel Castro Ruz
Enero 3 de 2010
3 y 16 p.m.
32
Tabloide Especial No. 1
Una importante especie biológica está en riesgo
de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación
de sus condiciones naturales de vida: el hombre
Editado por
EDICIÓN: Pelayo Terry Cuervo
CORRECCIÓN: Marvelis Artigas,
Alba Larrechea, Alina Miranda,
Raquel Rodríguez y Sadys Montes
DISEÑO:
Livier Castro Uria
IMPRENTA: Empresa
Gráfica de Villa Clara
PRECIO:
1:00 peso
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