Tabloide Especial No. 1 Año 2010 Mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo Fidel, 12 de junio de 1992 Ilustración Orlando Cuéllar, Colombia 2 Tabloide Especial No. 1 Desaparezca el hambre y no el hombre Discurso pronunciado en Río de Janeiro por el Comandante en Jefe en la conferencia de Naciones Unidas sobre medio ambiente y desarrollo, el 12 de junio de 1992. (Versiones Taquigráficas-Consejo de Estado) Sr. Presidente de Brasil, Fernando Collor de Mello; Sr. Secretario General de Naciones Unidas, Butros Ghali; Excelencias: Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre. Ahora tomamos conciencia de este problema cuando casi es tarde para impedirlo. Es necesario señalar que las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente. Ellas nacieron de las antiguas metrópolis coloniales y de políticas imperiales que, a su vez, engendraron el atraso y la pobreza que hoy azotan a la inmensa mayoría de la humanidad. Con solo el 20 por ciento de la población mundial, ellas consumen las dos terceras partes de los metales y las tres cuartas partes de la energía que se produce en el mundo. Han envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a padecer. Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden, miles de millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada año al mar. Numerosas especies se extinguen. La presión poblacional y la pobreza conducen a esfuerzos desesperados para sobrevivir aun a costa de la naturaleza. No es posible culpar de esto a los países del Tercer Mundo, colonias ayer, naciones explotadas y saqueadas hoy por un orden económico mundial injusto. La solución no puede ser impedir el desarrollo a los que más lo necesitan. Lo real es que todo lo que contribuya hoy al subdesarrollo y la pobreza constituye una violación flagrante de la ecología. Decenas de millones de hombres, mujeres y niños mueren cada año en el Tercer Mundo a consecuencia de esto, más que en cada una de las dos guerras mundiales. El intercambio desigual, el proteccionismo y la deuda externa agreden la ecología y propician la destrucción del medio ambiente. Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre. Cuando las supuestas amenazas del comunismo han desaparecido y no quedan ya pretextos para guerras frías, carreras armamentistas y gastos militares, ¿qué es lo que impide dedicar de inmediato esos recursos a promover el desarrollo del Tercer Mundo y combatir la amenaza de destrucción ecológica del planeta? Cesen los egoísmos, cesen los hegemonismos, cesen la insensibilidad, la irresponsabilidad y el engaño. Mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo. Gracias. (Ovación) Reflexiones del compañero Fidel Una causa justa que defender y la esperanza de seguir adelante Durante las últimas semanas, el actual Presidente de Estados Unidos se empeña en demostrar que la crisis va cediendo como fruto de sus esfuerzos para enfrentar el grave problema que Estados Unidos y el mundo heredaron de su predecesor. Casi todos los economistas hacen referencia a la crisis económica que se inició en octubre de 1929. La anterior había sido a finales del Siglo XIX. La tendencia bastante generalizada en los políticos norteamericanos es la de creer que tan pronto los bancos dispongan de suficientes dólares para engrasar la maquinaria del aparato productivo, todo marchará hacia un idílico y jamás soñado mundo. Las diferencias entre la llamada crisis económica de los años 30 y la actual son muchas, pero me limitaré sólo a una de las más importantes. Desde finales de la Primera Guerra Mundial el dólar, basado en el patrón oro, sustituyó a la libra esterlina inglesa debido a las inmensas sumas de oro que Gran Bretaña gastó en la contienda. La gran crisis económica se produjo en Estados Unidos apenas 12 años después de aquella guerra. Franklin D. Roosevelt, del Partido Demócrata, venció en buena medida ayudado por la crisis, como Obama en la crisis actual. Siguiendo la teoría de Keynes, aquel inyectó dinero en la circulación, construyó obras públicas como carreteras, presas y otras de incuestionable beneficio, lo que incrementó el gasto, la demanda de productos, el empleo y el PIB durante años, pero no obtuvo los fondos imprimiendo billetes. Los obtenía con impuestos y con parte del dinero depositado en los bancos. Vendía bonos de Estados Unidos con interés garantizado, que los hacían atractivos para los compradores. El oro, cuyo precio en 1929 estaba a 20 dólares la onza troy, Roosevelt lo elevó a 35 como garantía interna de los billetes de Estados Unidos. Sobre la base de esa garantía en oro físico, surgió el Acuerdo de Bretton Woods en julio de 1944, que otorgó al poderoso país el privilegio de imprimir divisas convertibles cuando el resto del mundo estaba arruinado. Estados Unidos poseía más del 80% del oro del mundo. No necesito recordar lo que vino después, desde las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, —que acaba de cumplirse 64 años del genocidio—, hasta el golpe de Estado en Honduras y las siete bases militares que el gobierno de Estados Unidos se propone instalar en Colombia. Lo real es que en 1971, bajo la administración de Nixon, el patrón oro fue suprimido y la impresión ilimitada de dólares se convirtió en la más grande estafa de la humanidad. En virtud del privilegio de Bretton Woods, Estados Unidos, al suprimir unilateralmente la convertibilidad, paga con papeles los bienes y servicios que adquiere en el mundo. Es cierto que a cambio de dólares también ofrece bienes y servicios, pero también lo es que desde la supresión del patrón oro, el billete de ese país, que se cotizaba a 35 dólares la onza troy, ha perdido casi 30 veces su valor y 48 veces el que tenía en 1929. El resto del mundo ha sufrido las pérdidas, sus recursos naturales y su dinero han costeado el rearme y sufragado en gran parte las guerras del imperio. Baste señalar que la cantidad de bonos suministrados a otros países, según cálculos conservadores, supera la cifra de 3 millones de millones de dólares, y la deuda pública, que sigue creciendo, sobrepasa la cifra de 11 millones de millones. El imperio y sus aliados capitalistas, a la vez que compiten entre sí, han hecho creer que las medidas anti crisis constituyen las fórmulas salvadoras. Pero Europa, Rusia, Japón, Corea, China e India no recaudan fondos vendiendo bonos de la Tesorería ni imprimiendo billetes, sino aplicando otras fórmulas para defender sus monedas y sus mercados, a veces con gran austeridad de su población. La inmensa mayoría de los países en desarrollo de Asia, África y América Latina es la que paga los platos rotos, suministrando recursos naturales no renovables, sudor y vidas. El TLCAN es el más claro ejemplo de lo que puede ocurrir con un país en desarrollo en las fauces del lobo: ni soluciones 3 Cambio climático para los inmigrantes en Estados Unidos, ni permiso para viajar sin visa a Canadá pudo obtener México en la última Cumbre. Adquiere, sin embargo, plena vigencia bajo la crisis el más grande TLC a nivel mundial: la Organización Mundial de Comercio, que creció bajo las notas triunfantes del neoliberalismo, en pleno apogeo de las finanzas mundiales y los sueños idílicos. Por otro lado, la BBC Mundo informó ayer, 11 de agosto, que mil funcionarios de Naciones Unidas, reunidos en Bonn, Alemania, declararon que buscan el camino para un acuerdo sobre el cambio climático en diciembre de este año, pero que el tiempo se estaba acabando. Ivo de Boer, el funcionario de mayor rango de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, dijo que solo faltaban 119 días para la Cumbre y tenemos “una enorme cantidad de intereses divergentes, escaso tiempo de discusión, un documen- to complicado sobre la mesa (doscientas páginas) y problemas de financiación…” “Las naciones en desarrollo insisten en que la mayor parte de los gases que producen el efecto invernadero provienen del mundo industrializado.” El mundo en desarrollo alega la necesidad de ayuda financiera para lidiar con los efectos climáticos. Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas, declaró que: “Si no se toman medidas urgentes para combatir los cambios climáticos pueden llevar a la violencia y a disturbios en masa a todo el planeta.” “El cambio climático intensificará las sequías, inundaciones y otros desastres naturales.” “La escasez de agua afectará a cientos de millones de personas. La malnutrición va a arrasar con gran parte de los países en desarrollo.” En un artículo del The New York Ti- mes el pasado 9 de agosto se explicaba que: “Los analistas ven en el cambio climático una amenaza para la seguridad nacional.” “Semejantes crisis —continúa el artículo— provocadas por el clima pudieran derrocar gobiernos, estimular movimientos terroristas o desestabilizar regiones completas, afirman analistas del Pentágono y de agencias de inteligencia que por primera vez están estudiando las implicaciones del cambio climático en la seguridad nacional.” “‘Se vuelve muy complicado muy rápidamente’, dijo Amanda J. Dory, Secretaria de Defensa Adjunta para Estrategia, que trabaja con un grupo del Pentágono asignado a incorporar el cambio climático a la planificación de la estrategia nacional de seguridad.” Del artículo de The New York Times se deduce que todavía en el Senado no todos están convencidos de que se tra- ta de un problema real, ignorado totalmente hasta ahora por el gobierno de Estados Unidos desde que se aprobó hace 10 años en Kyoto. Algunos hablan de que la crisis económica es el fin del imperialismo; quizás habría que plantearse si no significa algo peor para nuestra especie. A mi juicio, lo mejor siempre será tener una causa justa que defender y la esperanza de seguir adelante. Fidel Castro Ruz Agosto 12 de 2009 9 y 12 p.m. Reflexiones del compañero Fidel Una especie en peligro de extinción Me habría gustado hablar hoy del extraordinario concierto “Paz sin Fronteras”, celebrado en la Plaza de la Revolución “José Martí” hace 24 horas, pero la porfiada realidad me obliga a escribir sobre un peligro que amenaza no solo la paz, sino también la supervivencia de nuestra especie. La Organización de Naciones Unidas, cuya tarea es velar por la paz, la seguridad y los derechos de casi 200 Estados, que allí representan a más de 6 mil 500 millones de habitantes del planeta, iniciará los debates de su Asamblea General con la participación de los Jefes de Estado el próximo miércoles. Esta vez, dada la importancia excepcional del tema, dedicará el martes 22 de septiembre a una Sesión de Alto Nivel sobre el Cambio Climático, como preparación para la Conferencia de Copenhague, Dinamarca, entre el 7 y el 18 de diciembre del presente año. En la Conferencia Internacional sobre el Medio Ambiente convocada por la ONU en Río de Janeiro, afirmé como jefe entonces del Estado cubano: “Una especie está en peligro de extinción: el hombre”. Cuando pronuncié y fundamenté aquellas palabras, recibidas y aplaudidas por los jefes de Estado allí presentes —incluido el Presidente de Estados Unidos, un Bush menos tenebroso que su hijo George W.—, éstos creían disponer todavía de varios siglos para enfrentar el problema. Yo mismo no lo veía en fecha tan cercana como 60 u 80 años. Hoy se trata de un peligro realmente inminente y sus efectos son ya visibles. Me limitaré solo a unos pocos detalles, que serán ampliamente abordados en Nueva York por nuestro Ministro de Relaciones Exteriores que allí intervendrá en nombre de Cuba. La temperatura promedio ha crecido 0,8 grados centígrados desde 1980, según el Instituto de Estudios Espaciales de la NASA. Las últimas dos décadas del siglo XX fueron las más calurosas en cientos de años. Las temperaturas en Alaska, el Oeste canadiense y el Este de Rusia han subido a un ritmo que duplica el promedio mundial. El hielo del Ártico está desapareciendo rápidamente y la región puede experimentar su primer verano completamente libre de hielo tan pronto como en el año 2040. Los efectos son visibles en las masas de hielo de más de dos kilómetros de altura que se derriten en Groenlandia, los glaciares de Suramérica, desde Ecuador hasta el Cabo de Hornos, fuentes fundamentales de agua, y la gigantesca capa de hielo que cubre la extensa zona Antártida. Las actuales concentraciones de dióxido de carbono han alcanzado el equivalente a 380 partes por millón, cifra que supera el rango natural de los últimos 650 mil años. El calentamiento está afectando ya los sistemas naturales de todo el mundo. Si esto ocurriera sería devastador para todos los pueblos. Los científicos han descubierto que hace no menos de 3 mil millones de años surgieron las primeras formas de vida elemental en el planeta Tierra. Desde entonces las mismas evolucionaron continuamente hacia formas superiores y complejas en virtud de leyes biológicas inexorables. Nuestra actual especie, el Homo sapiens, apenas cuenta con 150 mil años de existencia,una insignificante fracción de tiempo desde que surgió la vida. Aunque los griegos, cientos de años antes de nuestra era, poseían ya determinados conocimientos astronómicos, hace solo algo más de 500 años, después de un largo período de oscuridad medie- val, el hombre llegó a conocer que la Tierra era redonda y no plana. Un almirante audaz de origen genovés y sólidos conocimientos se propuso navegar hacia el Este en busca de la India, en vez de bordear por el Sur de África. Comenzaba la colonización europea de este hemisferio y el resto del planeta. La especie humana pudo medir con bastante precisión la vuelta de la Tierra cada 24 horas y su movimiento de traslación alrededor de la enorme masa incandescente del Sol, cada 365 días aproximadamente. Estas y otras singulares circunstancias estaban asociadas a la existencia y la vida de todas las especies que existían entonces. Desde la antigüedad, los filósofos y pensadores más avanzados han buscado la justicia social. A pesar de eso la esclavitud física duró legalmente todavía hasta hace 129 años, en que se decretó la abolición de la esclavitud en la colonia española de Cuba. Desde mi punto de vista la Teoría de la Evolución, expuesta por Darwin en su libro “El origen de las especies”, ha sido uno de los dos descubrimientos de la ciencia más importantes. Algunos vieron en ella un antagonismo con las creencias religiosas; ningún científico, sin embargo, hoy la niega, y muchos de ellos, que profesan sinceras creencias religiosas, ven en la evolución la expresión de la voluntad divina. El otro aporte decisivo fue el de la Teoría General de la Relatividad de Albert Einstein, expuesta en 1915, fuente de muchas investigaciones posteriores a la muerte del autor en abril de 1955. Pocas personas han influido tanto en el destino del mundo como él. Einstein persuadió a Roosevelt de iniciar las investigaciones para producir la bomba atómica por temor a que esta fuese desarro- llada por los nazis. Cuando Truman las hizo estallar sobre las ciudades civiles indefensas de Hiroshima y Nagasaki, de tal manera le impactó el hecho que se convirtió en un pacifista convencido. Hoy Estados Unidos posee miles de armas nucleares más potentes que aquellas, las cuales podrían exterminar varias veces la población del mundo. Son a su vez, los mayores productores y exportadores de todo tipo de armas. El ritmo acelerado de las investigaciones científicas en todos los campos de la producción material y los servicios, bajo el orden económico impuesto al mundo después de la Segunda Guerra Mundial, ha conducido a la humanidad a una situación insostenible. Nuestro deber es exigir la verdad. La población de todos los países tiene derecho a conocer los factores que originan el cambio climático y cuáles son las posibilidades actuales de la ciencia para revertir la tendencia, si aún se dispone realmente de ellas. El pueblo cubano, especialmente su magnífica juventud, demostró ayer que aún en medio de un brutal bloqueo económico es posible vencer obstáculos inimaginables. + Fidel Castro Ruz Septiembre 21 de 2009 5 y 44 p.m. 4 Tabloide Especial No. 1 Reflexiones del compañero Fidel El ALBA y Copenhague En los actos festivos de la Séptima Reunión Cumbre del ALBA, que tuvo lugar en la histórica región boliviana de Cochabamba, se pudo observar cuán rica es la cultura de los pueblos latinoamericanos y cuántas simpatías despiertan en los niños, jóvenes y adultos de todas las edades los cantos, bailes, trajes y rostros expresivos de los seres humanos de todas las etnias, colores y matices: indígenas, negros, blancos y mestizos. Allí se expresaban milenios de historia humana y la rica cultura, que explican la decisión con que los líderes de varios pueblos del Caribe, Centro y Suramérica convocaron esa Cumbre. La reunión constituyó un gran éxito. Su sede fue Bolivia. En días recientes escribí sobre las excelentes perspectivas de ese país, heredero de la cultura aymara-quechua. Un pequeño grupo de pueblos del área están empeñados en demostrar que un mundo mejor es posible. El ALBA —creado por la República Bolivariana de Venezuela y Cuba, inspiradas en las ideas de Bolívar y Martí, como un ejemplo sin precedentes de solidaridad revolucionaria— ha demostrado cuánto puede hacerse en apenas cinco años de cooperación pacífica. Esta comenzó poco después del triunfo político y democrático de Hugo Chávez. El imperialismo lo subestimó; de forma burda intentó derrocarlo y eliminarlo. Por haber sido Venezuela el mayor productor petrolero del mundo durante largo trecho en el siglo XX y una propiedad virtual de las multinacionales yankis, el camino emprendido era particularmente difícil. El poderoso adversario contaba con el neoliberalismo y el ALCA, dos instrumentos de dominación con los cuales aplastó siempre toda resistencia en el hemisferio después de la Revolución en Cuba. Indigna pensar la forma burda y despectiva con que el gobierno de Estados Unidos impuso el gobierno del millonario Pedro Carmona e intentó eliminar al presidente electo Hugo Chávez cuando la URSS había desaparecido y la República Popular China estaba a pocos años de constituir la potencia económica y comercial que es hoy, gracias al crecimiento de más del 10% durante dos décadas. El pueblo de Venezuela, como el de Cuba, resistió la brutal embestida. Los sandinistas se recuperaron, y la lucha por la soberanía, la independencia y el socialismo cobró fuerzas en Bolivia y Ecuador. Honduras, que se había incorporado al ALBA, fue víctima de un brutal golpe de Estado, inspirado por el embajador yanki e impulsado desde la base militar de Estados Unidos en Palmerola. Hoy somos cuatro los países latinoamericanos que hemos eliminado radicalmente el analfabetismo: Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua; el quinto, Ecuador, avanza aceleradamente hacia ese objetivo. Los planes de salud integral marchan en los cinco países a un ritmo como nunca tuvo lugar en pueblos del Tercer Mundo. Los programas de desarrollo económico con justicia social se han convertido en proyectos de los cinco Estados, que cuentan ya con reconocido prestigio en el mundo por su valiente posición frente al poder económico, militar y mediático del imperio. Al ALBA se suman tres países caribeños de origen negro y habla inglesa, que luchan decididamente por su desarrollo. De por sí, esto constituye un gran mérito político, si en el mundo de hoy tal hecho fuese el único gran problema de la historia del hombre. El sistema económico y político que en una breve etapa histórica ha conducido a la existencia de más de mil millones de hambrientos, y de otros muchos cientos de millones cuyas vidas apenas rebasan la mitad del promedio del que disfrutan los de los países privilegiados y ricos, era hasta este momento el principal problema de la humanidad. En la Cumbre del ALBA se planteó con gran fuerza un nuevo problema de extrema gravedad: el cambio climático. En ningún otro momento de la historia humana se presentó un peligro de tal magnitud. Mientras Hugo Chávez, Evo Morales y Daniel Ortega se despedían de la población en las calles de Cochabamba ayer domingo, ese día, de acuerdo con informaciones divulgadas por BBC Mundo, Gordon Brown presidía en Londres una reunión del Foro de las Grandes Economías del mundo, integrado en su mayoría por los países capitalistas de mayor desarrollo, máximos responsables de las emisiones de dióxido de carbono, gas que origina el efecto invernadero. La importancia de las palabras de Brown es que no las pronuncia un representante del ALBA o uno de los 150 países emergentes o subdesarrollados del planeta, sino de Gran Bretaña, donde se inició el desarrollo industrial y uno de los que más dióxido de carbono ha inyectado a la atmósfera. El Primer Ministro británico advirtió que si no se alcanza en la Cumbre de Naciones Unidas en Copenhague un acuerdo, las consecuencias serán “desastrosas”. Inundaciones, sequías y olas de calor letales son algunas de las consecuencias “catastróficas”, afirmó por su parte el grupo ecológico Fondo Mundial para la Naturaleza, refiriéndose a lo señalado por Brown. “El cambio climático quedará fuera de control en los próximos 5 a 10 años si no se recortan drásticamente las emisiones de CO2. No habrá un plan B si fracasa Copenhague.” La misma fuente noticiosa afirma que: “El especialista de la BBC, James Landale, explicó que no todo está saliendo como se esperaba.” Newsweek publicó que: “Parece cada día más improbable que los Estados se comprometan a algo en Copenhague.” El presidente de la reunión, Gordon Brown, declaró —según informó el importante órgano norteamericano de prensa— que “si no se alcanza un acuerdo, sin dudas el daño de las emisiones descontroladas no podrá ser reparado con un acuerdo futuro”. A continuación enumeró conflictos como “emigración descontrolada y 1 800 millones de personas con escasez de agua”. En realidad, como informó la delegación cubana en Bangkok, Estados Unidos estaba al frente de los países industrializados que más se opusieron a la reducción necesaria de las emisiones. Una nueva Cumbre del ALBA ha sido convocada en la reunión de Cochabamba. De ese modo, el cronograma será: 6 de diciembre, elecciones en Bolivia; 13 de diciembre, reunión del ALBA en La Habana; 16 de diciembre, participación en la Cumbre de Naciones Unidas en Copenhague. Allí estará el pequeño grupo de países del ALBA. Ya no es cuestión de “Patria o Muerte”; realmente y sin exageración, es una cuestión de “Vida o Muerte” para la especie humana. El sistema capitalista no solo nos oprime y saquea. Los países industrializados más ricos desean imponer al resto del mundo el peso principal de la lucha contra el cambio climático. ¿A quién van a engañar con eso? En Copenhague, el ALBA y los países del Tercer Mundo estarán luchando por la supervivencia de la especie. Fidel Castro Ruz Octubre 19 de 2009 6 y 05 p.m. El ALBA —creado por la República Bolivariana de Venezuela y Cuba, inspiradas en las ideas de Bolívar y Martí, como un ejemplo sin precedentes de solidaridad revolucionaria— ha demostrado cuánto puede hacerse en apenas cinco años de cooperación pacífica Cambio climático 5 El cambio climático no es el único problema que afecta hoy a la humanidad Discurso pronunciado por Hugo Chávez Frías, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, en la Cumbre Climática de las Naciones Unidas, en Copenhague, Dinamarca, el 16 de diciembre de 2009. Señor Presidente; Señores, señoras; Excelencias; amigas y amigos: Les prometo que no voy a hablar más que el que más ha hablado esta tarde aquí. Permítanme un comentario inicial, que hubiera querido hacer como parte del punto previo que fue ejercido por la delegación de Brasil, de China, de India, de Bolivia —nosotros estábamos allá pidiendo la palabra, pero no fue posible tomarla. Dijo la representante de Bolivia —saludo, por cierto, al compañero presidente Evo Morales, quien está por allí (Aplausos), presidente de la República de Bolivia—, entre otras cosas, lo siguiente —tomé nota por aquí—: “El texto presentado no es democrático, no es inclusivo.” Yo venía llegando apenas y estábamos sentándonos cuando oímos a la Presidenta de la sesión anterior, la Ministra, decir que venía un documento por ahí, pero que nadie conoce. Yo he preguntado por el documento, aún no lo tenemos; creo que nadie sabe de ese documento, top secret. Ahora, ciertamente la camarada boliviana lo dijo: “No es democrático, no es inclusivo.” Ahora, señoras, señores, ¿acaso no es esa precisamente la realidad de este mundo? ¿Acaso estamos en un mundo democrático? ¿Acaso el sistema mundial es inclusivo? ¿Podemos esperar algo democrático, inclusivo del sistema mundial actual? Lo que vivimos en este planeta es una dictadura imperial y desde aquí la seguimos denunciando: ¡Abajo la dictadura imperial y que vivan los pueblos, la democracia y la igualdad en este planeta! (Aplausos.) Esto que aquí vemos es reflejo de ello: exclusión. Hay un grupo de países que se creen superiores a nosotros los del Sur, a nosotros el Tercer Mundo, a nosotros los subdesarrollados, o como dice el gran amigo Eduardo Galeano, nosotros los países arrollados como por un tren que nos arrolló en la historia. Así que no nos extrañemos pues de esto, no nos extrañemos: No hay democracia en el mundo, y aquí estamos, una vez más, ante una poderosa evidencia de la dictadura imperial mundial. Aquí subieron dos jóvenes; afortunadamente, los agentes del orden han sido decentes, algún empujón por ahí, y ellos colaboraron, ¿no? Allá afuera hay mucha gente, ¿saben?; claro, no caben en este salón. He leído por la prensa que hubo algunos detenidos, algunas protestas intensas ahí en las calles de Copenhague, y quiero salu- dar a toda esa gente que está allá afuera, la mayor parte de ella jóvenes (Aplausos). Claro,son jóvenes preocupados,creo que con razón, mucho más que nosotros, por el futuro del mundo. La mayoría de los que estamos aquí tenemos el Sol a la espalda; ellos tienen el Sol al frente y están muy preocupados. Uno pudiera decir, señor Presidente, que un fantasma recorre Copenhague, parafraseando a Carlos Marx, el gran Carlos Marx. Un fantasma recorre las calles de Copenhague, y creo que ese fantasma anda en silencio por esta sala, por ahí anda entre nosotros, se mete por los pasillos, sale por debajo, sube. Ese fantasma es un fantasma espantoso, casi nadie quiere nombrarlo. ¡El capitalismo es el fantasma! (Aplausos); casi nadie quiere nombrarlo, es el capitalismo. Ahí rugen los pueblos, ahí afuera se oyen. Yo venía leyendo algunas consignas que hay en las calles pintadas, y creo que esas consignas de estos jóvenes algunas de ellas las oí cuando iban el joven y la joven allá. Hay dos de las que tomé nota, se oyen, entre otras, dos poderosas consignas: Una: “No cambien el clima, cambien el sistema” (Aplausos), y yo la tomo para nosotros: No cambiemos el clima, cambiemos el sistema y, en consecuencia, comenzaremos a salvar el planeta. El capitalismo, el modelo de desarrollo destructivo está acabando con la vida, amenaza con acabar definitivamente con la especie humana. El otro lema llama a la reflexión, muy a tono con la crisis bancaria que recorrió al mundo y todavía lo golpea, y la forma como los países del Norte rico auxiliaron a los banqueros y a los grandes bancos; solo Estados Unidos..., bueno, se perdió la cifra, es astronómica, para salvar bancos. Dicen en las calles lo siguiente: “Si el clima fuera un banco, ya lo habrían salvado”, y creo que es verdad (Aplausos). Si el clima fuera un banco capitalista, de los más grandes, ya lo habrían salvado los gobiernos ricos. Creo que Obama no ha llegado, recibió el Premio Nobel de la Paz casi el mismo día que mandaba 30 000 soldados más a matar inocentes en Afganistán, y viene ahora a presentarse aquí con el Premio Nobel de la Paz el Presidente de Estados Unidos. Estados Unidos tiene la maquinita de hacer billetes, de hacer dólares y ha salvado..., bueno, creen haber salvado los bancos y el sistema capitalista. Bien, esto, comentario al margen, que yo quería hacerlo allá, porque estábamos levantando la mano para acompañar a Brasil, a India, a Bolivia, a China en su interesante posición, que Venezuela y los países de la Alianza Bolivariana comparten con firmeza; pero, bueno, no nos dieron la palabra, así que no me cuente 6 estos minutos, por favor, Presidente, eran para eso (Aplausos). Bueno, fíjense, por ahí tuve el gusto de conocer a este escritor francés, Hervé Kempf. Recomiendo este libro, lo recomiendo, se consigue en español —por ahí está Hervé—, también en francés, en inglés seguramente, Cómo los ricos destruyen el planeta, de Hervé Kempf. Por eso fue que Cristo lo dijo: “Más fácil será que un camello entre por el ojo de una aguja, a que un rico entre al reino de los cielos.” Eso lo dijo Cristo nuestro Señor (Aplausos). Los ricos están destruyendo el planeta. ¿Será que piensan irse para otro cuando destruyan este, tendrán planes para irse a otro planeta?; hasta ahora no se ve ninguno en el horizonte de la galaxia. Apenas este libro me ha llegado —me lo ha regalado Ignacio Ramonet, que está por ahí también en esta sala—, y terminando el prólogo o el preámbulo esta frase es muy importante. Dice Kempf lo siguiente: “No podremos reducir el consumo material a nivel global si no hacemos que los poderosos bajen varios escalones, y si no combatimos la desigualdad; es necesario que al principio ecologista, tan útil a la hora de tomar conciencia: pensar globalmente y actuar localmente, le sumemos el principio que impone la situación: consumir menos y repartir mejor.” Creo que es un buen consejo que nos da este escritor francés Hervé Kempf. Bien, señor Presidente, el cambio climático es,sin duda,el problema ambiental más devastador del presente siglo: inundaciones, sequías, tormentas severas, huracanes, deshielos, ascenso del nivel medio del mar, acidificación de los océanos y olas de calor, todo eso agudiza el impacto de las crisis globales que nos azotan. La actual actividad humana supera los umbrales de la sostenibilidad, poniendo en peligro la vida en el planeta; pero también en ello somos profundamente desiguales, quiero recordarlo. Los 500 millones de personas más ricas,¡quinientos millones!, esto es el 7%, ¡siete por ciento!, seven por ciento de la población mundial. Ese 7% es responsable, esos 500 millones de personas más ricas son responsables del 50% de las emisiones contaminantes, mientras que el 50% más pobre es responsable de solo 7% de las emisiones contaminantes. Por eso a mí me llama la atención, es un poco extraño llamar aquí a Estados Unidos y a China al mismo nivel. Estados Unidos llegará si acaso a 300 millones de habitantes; China tiene casi cinco veces más población que Estados Unidos. Estados Unidos consume más de 20 millones de barriles diarios de petróleo; China llega apenas a 5 ó 6 millones de barriles diarios. No se puede pedir lo mismo a Estados Unidos y a China. He allí temas que hay que discutir. Ojalá pudiéramos los jefes de Estado y de Gobierno sentarnos a discutir de verdad, verdad, sobre estos temas. Luego, señor Presidente, el 60% de los ecosistemas del planeta están dañados, el 20% de la corteza terrestre está degradada. Hemos sido testigos impasi- Tabloide Especial No. 1 Los países desarrollados deberían establecer compromisos vinculantes, claros y concretos en la disminución sustancial de sus emisiones y asumir obligaciones de asistencia financiera y tecnológica a los países pobres bles de la deforestación, la conversión de tierras, la desertificación, las alteraciones de los sistemas de agua dulce, la sobreexplotación de los recursos marinos, la contaminación y la pérdida de la diversidad biológica. La utilización exacerbada de la tierra sobrepasa en un 30% la capacidad para regenerarla. El planeta está perdiendo la capacidad para autorregularse, eso lo está perdiendo el planeta; cada día se liberan más desechos de los que pueden ser procesados. La supervivencia de nuestra especie martilla en la conciencia de la humanidad. A pesar de la urgencia, han transcurrido dos años de negociaciones para concluir un segundo período de compromisos bajo el Protocolo de Kyoto y asistimos a esta cita sin un acuerdo real y significativo. Y, por cierto, acerca del texto que viene de la nada —como algunos lo calificaron, el representante chino—, Venezuela dice y los países del ALBA decimos, la Alianza Bolivariana, que nosotros no aceptamos, desde ya lo decimos, ningún otro texto que no sea el que venga de los grupos de trabajo, del Protocolo de Kyoto y de la Convención, son los textos legítimos que se han estado discutiendo con tanta intensidad en estos años y en estas últimas horas. Creo que ustedes no han dormido; además de que no han almorzado, no han dormido, ¿eh?, no me parece lógico que salga un documento de la nada, como dicen ustedes. El objetivo científicamente sustentado de reducir la emisión de gases contaminantes y lograr un convenio de cooperación a largo plazo, a todas luces, hoy, a esta hora, parece haber fracasado, por ahora. ¿La razón cuál es? No tenemos duda, la razón es la actitud irresponsable y la falta de voluntad política de las naciones más poderosas del planeta. Nadie se sienta ofendido, recurro al gran José Gervasio Artigas cuando dijo: “Con la verdad ni ofendo ni temo”; pero, en verdad es una actitud irresponsable, de marchas de contramarchas, de exclusión, de un manejo elitesco de un problema que es de todos y que solo podremos resolver todos. El conservadurismo político y el egoísmo de los grandes consumidores, de los países más ricos denotan una alta insensibilidad y falta de solidaridad con los más pobres, con los hambrientos, con los más vulnerables a las enfermedades, a los desastres naturales. Señor Presidente, es imprescindible un nuevo y único acuerdo aplicable a partes absolutamente desiguales, por la magnitud de sus contribuciones y capacidades económicas, financieras y tecnológicas y que esté basado en el respeto irrestricto a los principios contenidos en la Convención. Los países desarrollados deberían establecer compromisos vinculantes, claros y concretos en la disminución sustancial de sus emisiones y asumir obligaciones de asistencia financiera y tecnológica a los países pobres, para hacer frente a los peligros destructivos del cambio climático. En tal sentido, la singularidad de los estados insulares y de los países menos desarrollados debería ser plenamente reconocida. Señor Presidente, el cambio climático no es el único problema que afecta hoy a la humanidad; otros flagelos e injusticias nos acechan, la brecha que separa a los países ricos y pobres no ha dejado de crecer, a pesar de todos los Objetivos del Milenio, la Cumbre de Monterrey sobre financiamiento, todas esas cumbres —como decía aquí el Presidente de Senegal, denunciando una gran verdad, promesas y promesas y promesas incumplidas, y el mundo sigue su marcha destructiva. El ingreso total de los 500 individuos más ricos del mundo es superior al ingreso de los 416 millones de personas más pobres. Los 2 800 millones de personas que viven en la pobreza, con menos de dos dólares al día, y que representan el 40% de la población global, ¡ese cuarenta por ciento de la población global!, obtiene solo el 5% del ingreso mundial. Hoy mueren al año unos 9,2 millones de niños antes de alcanzar el quinto año de vida, y el 99,9% de estas muertes ocurren en los países más pobres. La mortalidad infantil es de 47 muertes por 1 000 nacidos vivos; pero es de solo 5 por cada 1 000 en los países ricos. La esperanza de vida en el planeta es de 67 años, en los países ricos es de 79, mientras en algunas naciones pobres es de solo 40 años. Adicionalmente existen 1 100 millones de habitantes sin acceso al agua potable; 2 600 millones sin servicio de saneamiento; más de 800 millones de analfabetos y 1 020 millones de perso- nas hambrientas. Ese es el escenario del mundo. Ahora, la causa, ¿cuál es la causa? Hablemos de la causa, no evadamos responsabilidades, no evadamos la profundidad de este problema. La causa, sin duda —vuelvo al tema—, de todo este desastroso panorama es el sistema metabólico, destructivo del capital y su modelo encarnado: el capitalismo. Aquí hay una cita que quiero leerles, brevemente, de ese gran teólogo de la Liberación, Leonardo Boff, como sabemos, brasileño, nuestroamericano. Leonardo Boff dice, sobre este tema, lo siguiente: “¿Cuál es la causa? ¡Ah!, la causa es el sueño de buscar la felicidad a través de la acumulación material y del progreso sin fin, usando para eso la ciencia y la técnica, con las cuales se pueden explotar de forma ilimitada todos los recursos de la Tierra”, y cita por aquí a Charles Darwin y su selección natural, la sobrevivencia de los más fuertes; pero sabemos que los más fuertes sobreviven sobre las cenizas de los más débiles. Juan Jacobo Rousseau —siempre hay que recordarlo— decía aquello: “Entre el fuerte y el débil la libertad oprime.” Por eso es que el imperio habla de libertad, es la libertad para oprimir, para invadir, para asesinar, para aniquilar, para explotar, esa es su libertad. Y Rousseau agrega la frase salvadora: “Solo la ley libera.” Hay algunos países que están jugando a que aquí no haya documento, porque precisamente no quieren una ley, no quieren una norma, porque la inexistencia de esa norma les permite jugar su libertad explotadora, su libertad arrolladora. ¡Hagamos un esfuerzo y presionemos, aquí y en las calles, para que aquí salga un compromiso, salga un documento que comprometa a los países más poderosos de la Tierra! (Aplausos.) Se pregunta,Presidente,Leonardo Boff —¿usted le ha conocido, a Boff? No sé si pudo venir Leonardo, yo lo conocí hace poco en Paraguay; siempre lo hemos leído—: “Puede una Tierra finita soportar un proyecto infinito?” La tesis del capitalismo: el desarrollismo infinito, es un modelo destructivo, aceptémoslo. Luego nos pregunta Boff: “¿Qué podríamos esperar de Copenhague?” Apenas esta sencilla confesión: así como estamos no podemos continuar, y un propósito simple: ¿Vamos a cambiar de rumbo? Hagámoslo, pero sin cinismo, sin mentiras, sin dobles agendas, sin documentos salidos de la nada, con la verdad por delante. ¿Hasta cuándo, nos preguntamos desde Venezuela, señor Presidente, señoras, señores, hasta cuándo vamos a permitir tales injusticias y desigualdades? ¿Hasta cuándo vamos a tolerar el actual orden económico internacional y los mecanismos de mercado vigentes? ¿Hasta cuándo vamos a permitir que grandes epidemias como el VIH/SIDA arrasen con poblaciones enteras? ¿Hasta cuándo vamos a permitir que los hambrientos no puedan alimentarse ni alimentar a sus propios hijos? ¿Hasta cuándo vamos a permitir que sigan muriendo millones de niños por enfermedades curables? ¿Hasta cuándo vamos a per- 7 Cambio climático mitir conflictos armados que masacran a millones de seres humanos inocentes, con el fin de apropiarse los poderosos de los recursos de otros pueblos? ¡Cesen las agresiones y las guerras, pedimos los pueblos del mundo a los imperios, a los que pretenden seguir dominando el mundo y explotándonos! ¡No más bases militares imperiales ni golpes de Estado! Construyamos un orden económico y social más justo y equitativo. Erradiquemos la pobreza. Detengamos de inmediato los altos niveles de emisión, frenemos el deterioro ambiental y evitemos la gran catástrofe del cambio climático. ¡Integrémonos en el noble objetivo de ser todos más libres y solidarios! Señor Presidente, hace casi dos siglos un venezolano universal, libertador de naciones y precursor de conciencia, dejó para la posteridad un apotegma pleno de voluntad: “Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca.” Era Simón Bolívar, El Libertador. Desde la Venezuela bolivariana, donde un día como hoy, por cierto, hace 10 años exactos vivimos la tragedia climática más grande de nuestra historia, la tragedia de Vargas, así llamada; desde esa Venezuela cuya revolución intenta conquistar la justicia para todo su pueblo, solo posible por el camino del socialismo... El socialismo, el otro fantasma del que hablaba Carlos Marx, ese anda por ahí también; más bien es como un contrafantasma. El socialismo, ese es el rumbo, ese es el rumbo para la salvación del planeta, no tengo yo la menor duda. Y el capitalismo es el camino al infierno, a la destrucción del mundo. El socialismo, desde esa Venezuela que enfrenta por ello las amenazas del imperio norteamericano, desde los países que conformamos el ALBA, la Alianza Bolivariana, exhortamos, yo quiero, con respeto, pero desde mi alma exhor- tar, a nombre de muchos en este planeta, a los gobiernos y a los pueblos de la Tierra, parafraseando a Simón Bolívar, El Libertador: si la naturaleza destructiva del capitalismo se opone, pues luchemos contra ella y hagamos que nos obedezca, no esperemos de brazos cruzados la muerte de la humanidad. La historia nos llama a la unión y a la lucha. Si el capitalismo se resiste, nosotros estamos obligados a dar la batalla contra el capitalismo y a abrir los caminos de la salvación de la especie humana. Nos toca a nosotros, levantando las banderas de Cristo, de Mahoma, de la igualdad, del amor, de la justicia, del humanismo, del verdadero y más profundo humanismo. Si no lo hiciéramos, la más maravillosa creación del universo, el ser humano, desaparecerá, ¡desaparecerá! Este planeta tiene miles de millones de años, y vivió este planeta miles de millones de años sin nosotros, la especie humana; es decir, no le hacemos fal- ta nosotros para que él exista. Ahora, nosotros sin la Tierra no vivimos, y estamos destrozando la Pachamama, como dice Evo, como dicen nuestros hermanos aborígenes de Suramérica. Finalmente, señor Presidente, ya para terminar, oigamos a Fidel Castro cuando dijo: “Una especie está en peligro de extinción: el hombre.” Oigamos a Rosa Luxemburgo cuando dijo: “Socialismo o barbarie.” Oigamos a Cristo, el Redentor, cuando dijo: “Bienaventurados los pobres, porque de ellos será el reino de los cielos.” Señor Presidente, señoras y señores, seamos capaces de hacer de esta Tierra no la tumba de la humanidad, hagamos de esta Tierra un cielo, un cielo de vida, de paz y de hermandad para toda la humanidad, para la especie humana. Señor Presidente, señoras y señores, muchísimas gracias y buen provecho (Aplausos). Muchos de estos efectos son ya irreversibles Discurso pronunciado por el compañero, Esteban Lazo Hernández, vicepresidente del Consejo de Estado de la República de Cuba en la Cumbre sobre Cambio Climático. Copenhague, Dinamarca, 17 de diciembre de 2009 Señora Presidenta: Distinguidos Jefes de Estado y de Gobierno y otros Jefes de delegación: Señores delegados e invitados: Permítanme, ante todo, expresar mi total apoyo a las palabras expresadas aquí ayer por el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, compañero Hugo Chávez Frías, y hace apenas unas horas por el Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, compañero Evo Morales Ayma, que transmiten el sentir de todos los países miembros del ALBA con relación al cambio climático, sus verdaderas causas y sus posibles soluciones. Debo también sumarme a su denuncia y protesta por la falta de transparencia y la existencia de formatos de negociación excluyentes y paralelos de documentos que se dice que no existen. Al parecer, se convoca para mañana una reunión con un listado de oradores limitado escogidos de manera nada democrática. Notamos con preocupación la exclusión de las organizaciones no gubernamentales de esta sala y denunciamos la evidente represión contra los manifestantes. En la histórica Conferencia de Río de Janeiro de 1992, el compañero Fidel Castro expresó: Cito: “Una importante especie bioló- gica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre. “(…) las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente. “La solución no puede ser impedir el desarrollo a los que más lo necesitan. “Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra.” Esa sigue siendo hoy la esencia del problema. Menos de dos décadas después, el crecimiento promedio anual de las concentraciones de dióxido de carbono ha sido mayor que durante todo el período del que se tienen registros sistemáticos. Continúa aumentando la temperatura global. Disminuye el grosor del hielo ártico. Se eleva el nivel del mar. Aumenta la frecuencia e intensidad de los huracanes. Se ha alterado el régimen de lluvias. Se perdieron otros 100 millones de hectáreas de bosques. Los desiertos han crecido. Un 30 por ciento de las especies desaparecerá si la temperatura global se incrementa entre 1.5 y 2.5 grados centígrados. Pequeños estados insulares corren el riesgo de desaparecer bajo las aguas. Muchos de estos efectos son ya irreversibles, por lo que la comunidad internacional, particularmente el mundo en desarrollo, precisa con urgencia implementar acciones que le permitan adap- tarse al cambio climático y recibir el apoyo financiero necesario para este fin. Según lo expresado en la Declaración Especial sobre Cambio Climático adoptada en la VIII Cumbre de Jefes de Estado de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, recién finalizada en La Habana, el cambio climático se convierte en el más serio y urgente problema que enfrenta la humanidad. Pero el egoísmo y el interés de los países desarrollados en preservar un orden económico injusto e inequitativo, impiden emprender el cambio que reclaman las generaciones presentes y futuras. Tras casi dos años de negociaciones para concluir un segundo período de compromisos bajo el Protocolo de Kyoto, asistimos a esta cita sin un acuerdo real y significativo, por la actitud irresponsable y la falta de voluntad política de las naciones desarrolladas. Quienes provocan el 76 por ciento de las emisiones acumuladas en la atmósfera, deben asumir la plena responsabilidad por el impacto que sus economías y estilos de vida, sustentados en patrones de producción y consumo derrochadores e insostenibles, le han infligido al equilibrio climático global. Se imponen compromisos serios de reducción de las emisiones domésticas de estos países y no soluciones hipócritas basadas en las supuestas bondades del mercado. Los Estados Unidos, que concentran cerca de la cuarta parte de las emisiones globales, no deben continuar manteniendo a la comunidad internacional como rehén de su política doméstica. Persistir en los esfuerzos de desar- ticular el actual régimen legal sobre cambio climático, representado en el Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y el Protocolo de Kyoto, con el propósito de dar lugar a un nuevo y único acuerdo aplicable a partes absolutamente desiguales en cuanto a la magnitud de sus contribuciones y sus capacidades económicas, financieras y tecnológicas, no sólo continuará siendo un férreo obstáculo en el empeño de alcanzar un resultado final, sino una opción política y éticamente inaceptable. Aspiramos a un acuerdo fundado en el respeto irrestricto a los principios acordados en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, especialmente el de las Responsabilidades Comunes pero Diferenciadas, bajo el cual los países desarrollados asuman el liderazgo, en correspondencia con sus responsabilidades y capacidades. Sr. Presidente: Un acuerdo resultante de estas negociaciones tampoco puede ser ajeno a las realidades de un orden económico internacional profundamente desigual y excluyente, que ha dejado —permítanme utilizar datos conocidos— a 2500 millones de seres humanos en la pobreza, a 1100 millones sin agua potable, a 2600 millones sin servicios de saneamiento; a más de 800 millones de analfabetos y a más de 1000 millones de hambrientos en el planeta. La brecha que separa a los países desarrollados y subdesarrollados no ha dejado de crecer. El 20% más rico de la población mundial, residente en los países de mayores ingresos, absorbe más 8 Tabloide Especial No. 1 del 85% del total de gastos en consumo privado, mientras que 2800 millones de personas viven con menos de dos dólares al día. Un acuerdo de largo plazo para combatir el cambio climático no puede significar una restricción adicional para el desarrollo de los países del Tercer Mundo. Debe contemplar un fuerte mecanismo para la financiación de las acciones de mitigación y fundamentalmente de la adaptación de los países subdesarrolla- dos al cambio climático por parte de las naciones desarrolladas. Esto no es una obra de caridad, sino, ante todo, una obligación moral con el Sur y una obligación jurídica resultante de los compromisos asumidos en la Convención. Las colosales sumas para salvar empresas y bancos en quiebra y los miles de millones de dólares invertidos anualmente en armamentos demuestran que los recursos existen. Lo que falta es voluntad política para darles un uso más racional, humano y sostenible y contrarrestar el desastre que se avecina. Cuba, un país férreamente bloqueado por la principal potencia mundial, ha logrado con pocos recursos una verdadera revolución energética que le ha permitido reducir considerablemente sus emisiones de dióxido de carbono. Como hemos hecho ya en otros foros internacionales, ofrecemos humildemente nuestra experiencia a toda la comunidad internacional. Finalizo igualmente compartiendo las palabras de Fidel aquel 12 de junio de 1992: “Cesen los egoísmos, cesen los hegemonismos, cesen la insensibilidad, la irresponsabilidad y el engaño. Mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo.” Muchas gracias La culpa es del capitalismo y hay que atacar las causas Discurso pronunciado por Hugo Chávez Frías, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, en la Cumbre Climática de las Naciones Unidas, en Copenhague, Dinamarca, el 18 de diciembre de 2009. Buenas tardes. Señora Presidenta: Ha dicho usted una gran verdad, hay que almorzar. Napoleón Bonaparte decía que los ejércitos caminan sobre los estómagos. Agradezco mucho que nos hayan dado la palabra al presidente Morales y a este servidor, la habíamos solicitado desde temprano en la mañana, porque tenemos aquí varios días ya. Obama vino, habló y salió por la puertita esta (Risas), esa puertita, una puerta camuflada ahí, me imagino que para el servicio, para la logística, las coordinaciones de la presidencia, y por ahí se fue, por la puerta de atrás, ¡es el imperio!, el imperio que llega a medianoche, y en la oscuridad, ¿eh?, a espaldas de la mayoría, de manera antidemocrática pretenden cocinar un documento que nosotros no aceptamos ni aceptaremos, ¡jamás lo aceptaremos! (Aplausos.) Yo estoy absolutamente seguro de que por la dignidad que aquí defendemos nosotros, el gobierno anfitrión, el Reino de Dinamarca, a quien agradecemos la amabilidad, las atenciones: he cargado un chofer muy atento que se llama Thomas, los amigos que nos han dado la seguridad, la señora del hotel, los trabajadores del hotel; anoche nos reuníamos aquí en un gimnasio con miles, de movimientos sociales que han estado por las calles bajo la nieve, con pancartas; movimientos que luchan por la justicia social, partidos políticos; conseguimos aquí en Copenhague compatriotas de América Latina, del Caribe, de todos los países. Así que hemos estado muy contentos. Anoche apostamos una carrera; a pesar de que Evo es mucho más joven que yo, le he ganado una carrera de 100 metros planos sobre la nieve, y corre duro Evo. Así que estoy seguro de que el gobierno anfitrión comparte estos criterios de nosotros, la inmensa mayoría; los que no la comparten: el que sale por la puerta de atrás. Y así va a salir el impero yanki de este mundo, por la puerta de atrás, ¡va a salir por la puerta de atrás, de manera indigna! (Aplausos.) Ahora, nosotros estuvimos muy preocupados porque nos enteramos de que había unas reuniones, un pequeño grupo de países amigos de la presidencia de la Conferencia. Nosotros no somos enemigos, ¿verdad?, nosotros somos amigos también de todos. No nos invitaron a participar para nada, ni siquiera una consulta para oír nuestra opinión, y nosotros queremos dejar bien firme que todos los países somos iguales y nosotros los presidentes, jefes de Estado y de Gobierno tenemos el mismo nivel, aquí no hay presidentes de primera y presidentes de segunda, ni hay pueblos de primera y pueblos de segunda, todos somos iguales, y eso queremos dejarlo bien claro aquí (Aplausos). Creo que ha sido un manejo no transparente, por decirlo de manera elegante, ¿saben?, para tratar de abortar aquí una solución que —como dijo Lula— solo un milagro salvaría, y como para esto no creemos en milagros, nosotros tenemos que partir, yo hablo a nombre no solo de Venezuela, he sido autorizado por los representantes aquí presentes de los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, es decir, el gobierno y pueblo de Bolivia, el gobierno y pueblo de Cuba, el gobierno y pueblo de Ecuador, el gobierno y pueblo de Nicaragua, los gobiernos y pueblos del Caribe: los países Dominica, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda, y Venezuela, no vaya a ser que de la puerta de atrás, por donde salió Obama, salga esta tarde, por debajo, un papelito en secreto, top secret, y se pretenda presentarlo al mundo como la solución. ¡Desde ya lo impugnamos!, porque nosotros no conocemos ningún documento tampoco. Han estado circulando por ahí versiones y documentos poco transparentes, eso hay que reclamarlo. Estamos seguros de que no se intentará ningún tipo de fraude, porque sería un fraude a los pueblos del mundo. Si algo debe implantarse en el mundo, recuperarse en el mundo es la confianza entre nosotros. Ya basta de que algunos se crean superiores a nosotros los indios del Sur, a nosotros los negros africanos, indígenas, los pueblos del Sur, todos somos iguales. Pues bien, dejamos sentada esa protesta, esa violación a los procedimientos de Naciones Unidas. Teníamos el temor, incluso, de que no nos dieran la palabra, nos habían dicho por aquí, por Secretaría, que ellos no lo garantizaban, y nos explicaban desde esta mañana que solo iba a hablar un grupo de presidentes, muy dignos jefes de Estado que estaban en una lista que alguien hizo, no se sabe quién la hizo, ¿no? Por eso agradecemos mucho a la Presidenta que nos haya dado la palabra al presidente Morales y a mí, hubiera sido algo lamentable que nos hubiesen pretendido vetar en esta reunión. No quiero ni pensarlo, ¿no?, ni sospecharlo. El Protocolo de Kyoto —ya lo dijo Lula— no puede ser declarado muerto o extinguido, que es lo que pretende Estados Unidos. Por eso dice Evo una gran verdad: Si Obama, el Premio Nobel de la Guerra dijo aquí mismo —por cierto, ¡huele azufre aquí!, ¡huele a azufre!, ¡sigue oliendo a azufre en este mundo!—, que él a lo que vino fue a actuar. Bueno, demuéstrelo señor, no se vaya por la puerta de atrás, ¿eh?, haga todo lo que tiene que hacer para que Estados Unidos se adhiera al Protocolo de Kyoto, y vamos a respetar Kyoto, y a potenciar Kyoto y a responderle al mundo de manera transparente (Aplausos). Por otra parte, todos coincidimos en que las reducciones a las emisiones de carbono para el año 2050 no deben ser inferiores de un 80%, un 90%, la mayoría coincidimos en esto. Nosotros creemos, señora Presidenta, que Copenhague no termina hoy, para la dignidad de este pueblo. No queremos irnos con el amargo sabor de la frustración, no; queremos irnos con el recuerdo de un pueblo alegre, de un pueblo al que no conocíamos, una ciudad, un país, Dinamarca; queremos llevarnos a Copenhague en el corazón, no como una frustración sino como una esperanza. Anoche lo decíamos, Copenhague no termina hoy, Copenhague abrió las puertas para que sigamos dando un gran debate mundial sobre cómo salvar el planeta, cómo salvar la vida en el planeta. Copenhague no es un fin, Copenhague es un inicio, para que logremos los acuerdos que haya que lograr —y ya lo decía Evo—, lograr el equilibrio de la Madre Tierra, la Pachamama. Esto que dice Obama es algo verdaderamente ridículo. Estados Unidos, que tiene la máquina de hacer dólares; Estados Unidos, que creo que asignó 700 000 millones de dólares para salvar los bancos —con razón dicen allí en las calles que si el clima fuera un banco ya lo hubieran salvado, ¿eh?—, ahora viene a decir que va a aportar 10 000 millones de dólares al año, una cifra irrisoria. Es algo así como un chiste lo que ha expresado el Presidente de Estados Unidos. El gasto militar de Estados Unidos es de 700 000 millones de dólares al año; solo bajando el gasto militar a la mitad, por lo menos, habría. Estados Unidos que es el gran emisor, es el gran contaminante y es el gran culpable el imperio yanki de haberle impuesto a punta de invasiones, de guerras y de amenazas, de asesinatos y hasta de genocidios el capitalismo a este mundo, Estados Unidos y sus aliados. ¡He ahí el gran culpable!, debería asumirlo con dignidad. Sabemos que no lo va a asumir en verdad este gobierno de Estados Unidos, porque no es sino la continuación del gobierno anterior. Obama quedará ante la historia como una de las más grandes frustraciones para mucha gente que creyó en él en Estados Unidos y en otras partes del mundo; ahí está demostrándolo, una gran frustración. Pero qué importa, ¡qué importa!, lo más importante es que los pueblos del mundo y los gobiernos dignos del mundo, la gran mayo- 9 Cambio climático ría, nos pongamos de acuerdo e impulsemos soluciones verdaderas. Nosotros no venimos aquí a pedir limosnas, venimos en condiciones de igualdad a aportar modestas ideas para buscar fórmulas de solución. Que nadie lo olvide, ¡que nadie lo olvide!: la culpa es del capitalismo y hay que atacar las causas. Desde Venezuela, modestamente lo decimos: la única manera de conseguir el equilibrio de las sociedades, de salvar la vida, de obtener niveles superiores de vida, de llevar el ser humano a condiciones dignas de existencia es a través del socialismo. Ese es un debate eminentemente político, eminentemente moral, eminentemente necesario, absolutamente necesario. El capitalismo es el camino a la destrucción del planeta. Señora Presidenta, queremos que quede claro: Nosotros nos vamos, no podemos esperar más, nos vamos, pero los países del ALBA dejamos claro que impugnamos desde ya cualquier documento que saque Obama por debajo de la puerta, o que salga por allí de la nada, como ayer decían algunos de ustedes, tratando de presentar esto como una solución salvadora. ¡No hay soluciones salvadoras! Sencillamente nos vamos a sabiendas de que fue posible un acuerdo aquí en Copenhague, y no fue posible por lo que ayer decíamos: la falta de voluntad política de los países más desarrollados de la Tierra, comenzando por Estados Unidos, y esto es una verdadera vergüenza. Es el egoísmo de los más responsables, sobre todo por los patrones irracionales de producción y de consumo de su capitalismo hiperdesarrollado. Fidel Castro escribió —y con esto termino, para no interrumpir el almuerzo, la foto y las sesiones que vienen— una reflexión anoche, por ahí anda, pendien- te, como está, desde La Habana, de esta reunión, con esperanzas de que se tomen decisiones para salvar a la humanidad, y hablaba de una ingloriosa clausura, una clausura sin gloria. Estoy de acuerdo, será una clausura sin gloria. Pero también quiero decir, señora Presidenta, en honor a todos los que han participado, porque aquí hay gente que no ha dormido en no sé cuántos días, un reconocimiento especial para ustedes, los negociadores, los ministros, los delegados, los jefes de delegación, los expertos, cuánto han trabajado, hay que darles un reconocimiento a todos (Aplausos), y tengamos fe en que el trabajo intenso de ustedes no se va a perder, es un aporte, es un aporte, nosotros nos vamos más conscientes del problema y más comprometidos a crear conciencia en nuestros pueblos por el tema del clima y por el tema del desequilibrio ambiental. Ahora, así como Fidel dice que es una clausura la que va a ocurrir sin gloria, no quiero decir que sea con pena; no, no es con pena, no es una penosa clausura la que va a ocurrir esta tarde, es una clausura que deja al mismo tiempo abiertas esas esperanzas, esas esperanzas de que nosotros logremos tomar decisiones para salvar a la humanidad, y solo lo lograremos dejando de lado los intereses egoístas, especialmente de los países más desarrollados. Quiero rendir tributo a Copenhague y a su espíritu, a su pueblo y a los pueblos del mundo, y comprometernos con la vida, comprometernos con el futuro. Ingloriosa clausura, pero bonita clausura, llena de esperanzas. Así nos llevamos a Copenhague en el corazón. Señora Presidenta, muchas gracias. Buenas tardes, señores (Aplausos). Estamos debatiendo si vamos a salvar vidas o vamos a matar Discurso pronunciado por Evo Morales Ayma, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, en la Cumbre Climática de las Naciones Unidas, en Copenhague, Dinamarca, el 18 de diciembre de 2009. Muchísimas gracias, señora Ministra, Presidenta de la Conferencia. Primero, agradecer por permitirme nuevamente intervenir, como otros presidentes que intervinieron el día de ayer, así como también en el día de hoy. Me siento sumamente preocupado sobre la forma como se quiere intentar aprobar un documento por presidentes que llegaron en el último momento; hay presidentes, delegaciones, que estamos, desde hace dos o tres días atrás, respetando las formas de negociación para llegar a un acuerdo. Saludo las palabras del Secretario General de las Naciones Unidas, donde textualmente dijo: “Ha llegado el momento de todos.” Esto es de todos y no de unos pocos. Denunciamos desde acá que todavía hay grupos de presidentes que siguen trabajando un documento de pocos, no es de todos los presidentes; menos será de los pueblos del mundo que luchan por la vida y por la humanidad (Aplausos). Comparto algunas palabras de los presidentes que han intervenido en esta mañana. De aquí debemos salir orgullosos de este evento, y eso es trabajando de manera transparente, democrática, para tener documentos que permitan salvar vidas. También rescato las palabras del presidente Obama,dijo: “No venimos a hablar sino a actuar.” Si queremos actuar, quie- ro pedirle que a partir de este momento cumpla con el Protocolo de Kyoto, y así vamos a creer que venimos a actuar y no a hablar (Aplausos); que a partir de este momento, toda la plata que se destina a las guerras se destine para salvar vidas humanas, y así vamos a creer que venimos aquí a actuar y no solamente a hablar (Aplausos). Queridos presidentes, hermanos presidentes, delegaciones de todo el mundo: Aquí está en debate si vamos a vivir o si vamos a morir, aquí estamos debatiendo si vamos a salvar vidas o vamos a matar. Y las diferencias, es muy claro, son con relación a las temperaturas —yo no soy experto, quiero ser muy sincero—, y de acuerdo con las explicaciones de nuestros técnicos que van trabajando, ¿cuáles son las diferencias? Países que quieren, por ejemplo, permitir que la temperatura del mundo se incremente a 2º centígrados. Y de acuerdo con las orientaciones y las vivencias, elevar la temperatura en el mundo a 2º centígrados es eliminar a islas en el mundo, es eliminar las nevadas de las montañas de los Andes, es eliminar las nevadas de todo el mundo. Es gravísimo, y eso nuestros pueblos no lo van a aceptar, y tarde o temprano lo van a juzgar. Otro tema está en debate. Los países industrializados irracionalmente, llamados en otras palabras países ricos, esas potencias, ¿qué nos plantean? Lo que ellos plantean es cómo reducir de manera real sus emisiones de gases en un 50%. Los planteamientos de los pueblos que luchan por la vida son, por lo menos, reducir, hasta el 2050, de un 90% a un 100%. Eso está en debate, lo he entendido así. Entonces acá tenemos profundas diferencias: unos plantean solamente reducción de esos gases de efecto invernadero en un 50%, y otros planteamos reducción del 100%. Si no hay acuerdo —yo quiero reiterarles—, si no hay acuerdo en estos niveles de presidentes, ¿por qué no someternos a los pueblos? Es lo más democrático. Yo aprendí, en este corto tiempo de presidente, que mejor es gobernar subordinado a nuestros pueblos, que mejor es gobernar entendiendo y atendiendo las demandas de nuestros pueblos, es lo más importante, y es una democracia participativa donde nuestros pueblos deciden. Me atrevería a decir, incluso en abril del próximo año se recuerda el día internacional de la Madre Tierra, ¿por qué no los países? Sometamos a nuestros pueblos, mediante un referendo, estas diferencias que tenemos los presidentes, y apliquemos lo que decidan nuestros pueblos en temas del cambio climático (Aplausos). Para qué vamos a estar forzando grupos, unas peleas, discusiones internas, trabajo secreto, oculto. Yo no comparto, de verdad, las formas como quieren manejarse desde acá, y por eso quiero apelar a las palabras del Secretario General de las Naciones Unidas: ha llegado el momento de todos, y debe ser de todos y no de pocos. Queridos presidentes, para terminar esta pequeña intervención, no podemos seguir acá días y días, ustedes saben que tenemos muchas responsabilidades, yo tengo que retornar esta tarde; pero quede bien claro que dejo esta propuesta de someterlo a nuestros pueblos; pero también, si hablamos de la vida, sea- mos muy responsables. ¿La responsabilidad radica en qué? En vez de seguir destinando plata a bases militares, a intervenciones militares, esa plata hay que destinarla para salvar al planeta Tierra, así, realmente, vamos a ser responsables todos. De verdad, nos corresponde actuar de manera conjunta, transparente, pero no solamente transparencia de todos los presidentes, sino consultando permanentemente a nuestros pueblos. Nuestros pueblos saben sus problemas, pero también saben sus respuestas, y esa es la vivencia que yo tengo. Puedo compartir una experiencia de una vivencia de cuatros años de presidente: cuando gobernamos sometidos a nuestros pueblos los resultados son mejores, porque trabajamos la igualdad en nuestros pueblos; pero quiero decirles que estamos debatiendo problemas del medio ambiente, problemas llamados cambio climático, y es obligado debatir de dónde viene este problema del cambio climático, quiénes son los responsables, desde cuándo hay responsabilidad. Y la responsabilidad es del sistema capitalista; si no entendemos, si no identificamos a los causantes del cambio climático, seguramente va a haber tantas conferencias, tantas cumbres de jefes de Estado y nunca vamos a resolver ese tema. Y por eso —quiero ser muy sincero—, si queremos salvar las vidas, si queremos salvar a la humanidad, si queremos salvar al planeta Tierra, es obligado cambiar ese modelo, ese sistema capitalista y así salvaremos a la humanidad. Muchísimas gracias (Aplausos). 10 Tabloide Especial No. 1 Cuba considera extremadamente insuficiente e inadmisible el texto de este proyecto apócrifo Intervención de Bruno Rodríguez Parrilla, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, en la sesión final de la Cumbre Climática de las Naciones Unidas, en Copenhague, Dinamarca, el 18 de diciembre de 2009. Señor Presidente: Hace ya cuatro horas el presidente Obama anunció un acuerdo que no existe; falta el respeto a la comunidad internacional, se comporta como un jefe imperial. El documento que usted varias veces afirmó que no existía, señor Presidente, aparece ahora. Todos hemos visto versiones que circulan de manera subrepticia y que se discuten en pequeños conciliábulos secretos, fuera de las salas en que la comunidad internacional, a través de sus representantes, negocia de una manera transparente. Resulta, señor Presidente, que el documento que no existió, existe. Lamento profundamente la manera en que usted ha conducido esta conferencia. Puedo anticiparle que la delegación de la República de Cuba ha decidido no aceptar el proyecto de declaración que usted presenta. No requiero consultas adicionales en ningún marco ni formato, y, por tanto, declaro que en esta conferencia no existe consenso sobre este documento (Aplausos). Sumo mi voz a la de los representantes de Tuvalu, Venezuela y Bolivia. Cuba considera extremadamente insuficiente e inadmisible el texto de este proyecto apócrifo. La meta de 2º centígrados es inaceptable y tendría consecuencias catastróficas incalculables, en particular para los pequeños Estados insulares. Significaría un grave impacto en numerosas especies de la biodiversidad. El documento que usted, lamentablemente, presenta no contiene compromiso alguno de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Conozco las versiones anteriores que también, a través de procedimientos cuestionables y clandestinos, se estuvieron negociando en corrillos cerrados que hablaban, al menos, de una reducción del 50% para el año 2050. Tengo conmigo aquí esas versiones anteriores, que valdría la pena ofrecer a los medios de prensa y a los representantes de la sociedad civil y hacer públicos en esta sala. El documento que usted presenta ahora, omite, precisamente, las ya magras e insuficientes frases clave que aquella versión contenía. Este documento no garantiza, en modo alguno, la adopción de medidas mínimas que permitan evitar una gravísima catástrofe para el planeta y la especie humana. El texto de este documento, para Cuba, es incompatible con el criterio científico universalmente reconocido, que considera urgente e insoslayable asegurar niveles de reducción de, al menos, el 45% de las emisiones para el año 2020, y no inferiores al 80% ó 90% de reducción para el 2050. Este vergonzoso documento que usted trae, es también omiso y ambiguo en relación con el compromiso específico de reducción de emisiones por parte de los países desarrollados, responsables del calentamiento global por el nivel histórico y actual de sus emisiones, y a quienes corresponde aplicar reducciones sustanciales de manera inmediata. Este papel no contiene una sola palabra de compromiso de parte de los países desarrollados. La delegación de Cuba reitera, además, su convicción de que la reducción de las emisiones de carbono de los países del Sur no puede formularse de manera que obstaculice el ejercicio del derecho al desarrollo. Este papelucho ignora ese concepto. Todo planteamiento acerca de la continuación de las negociaciones para adoptar, en el futuro, acuerdos de reducción de emisiones, debe incluir, inevitablemen- te, el concepto de la vigencia del Protocolo de Kyoto, y de que estos acuerdos serán parte de un segundo período de compromisos de dichos protocolos. Su papel, señor Presidente, es el acta de defunción del Protocolo de Kyoto que mi delegación no acepta. La delegación cubana desea hacer énfasis en la preeminencia del principio de “responsabilidades comunes, pero diferenciadas”, como concepto central del futuro proceso de negociaciones. Su papel no dice una palabra de eso. Este proyecto de declaración omite compromisos concretos de financiamiento y transferencia de tecnologías hacia los países en desarrollo como parte del cumplimiento de las obligaciones contraídas por los países desarrollados bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. El documento se limita a la idea de que los países desarrollados participen en una llamada movilización de recursos que se dice que pueden ser públicos o privados, bilaterales o multilaterales, o provenir, incluso, de fuentes alternativas. Los países desarrollados, que imponen sus intereses mediante su documento, señor Presidente, evaden cualquier compromiso concreto. La delegación de Cuba reitera su protesta por las graves violaciones de procedimiento que se han producido en la conducción antidemocrática del proceso de esta conferencia, especialmente, mediante la utilización de formatos de debate y de negociación, arbitrarios, excluyentes y discriminatorios. Lo que usted llama, señor Presidente, “un grupo de líderes representativos” es, para mí, una grosera violación del principio de igualdad soberana que consagra la Carta de las Naciones Unidas, un mecanismo que intenta imponer decisiones a la comunidad internacional y manipular a la opinión pública. La formulación no transparente de proyectos de documentos ha sido constante en esta conferencia. Debo expresar, señor Presidente, mi protesta y preocupación por la restricción del acceso de las organizaciones no gubernamentales a esta conferencia. La delegación de Cuba hace parte de las posiciones expresadas por los Estados miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, en particular de los discursos de los presidentes Hugo Chávez y Evo Morales. Señor Presidente, le solicito formalmente que esta declaración sea recogida en el informe final sobre los trabajos de esta lamentable y bochornosa 15 Conferencia de las Partes. Muchas gracias. (Aplausos). 11 Cambio climático Nuestro futuro no está en venta Intervención del Sr. Ian Fray, delegado de la isla de Tuvalu en la sesión final de la Cumbre sobre cambio climático de las Naciones Unidas, en Copenhague, Dinamarca, el 18 de diciembre de 2009. Muchas gracias, Presidente; agradezco que haya regresado a la reunión. Habíamos presionado el botón antes de que usted cerrara esta sesión. Presidente, hemos trabajado bajo el marco de las Naciones Unidas en esta reunión, y es un placer ver al Secretario General, Ban Ki-Moon, sentado junto a nosotros, dentro de las Naciones Unidas. Nosotros, como naciones, hemos recibido respeto, ya seamos grandes o pequeños, y tenemos la posibilidad de ana- lizar las cosas de manera colectiva, esta es la llamada Conferencia de las Partes. A principios de esta noche pasé por una cámara de televisión, donde un líder prominente sugería que había tenido un acuerdo para hacer este anuncio con las consideraciones adecuadas, sería algo que no respetaría lo estipulado por las Naciones Unidas; las negociaciones deben ser la norma en algunos países y en otros tienen mayor respeto a los procesos democráticos. Señor Presidente, ahora quisiera considerar la consideración de este documento. Agradecemos que nos haya dado más tiempo para considerar este documento; pero es necesario decir que ha habido problemas importantes, déjeme mencionar solamente algunos. Para Tuvalu creemos que es importante que tengamos resultados basados en la ciencia, que nos permitan reducir las emisiones para que podamos llegar a niveles de temperaturas inferiores a 1,5º; cualquier cosa diferente sería el fin de Tuvalu. El vínculo entre la adaptación y las medidas de respuesta no son congruentes con la Convención ni con el programa de acción de Bali. Presidente, no hay garantía de que el Protocolo de Kyoto continúe después de este texto. Presidente, hay una referencia a un mecanismo dentro del contexto de estos documentos y estamos seguros de lo que es, no hay referencia a un mecanismo que asegure las cosas de ma- nera internacional, lo cual es algo que estamos tratando de lograr. Presidente, hay un mecanismo de revisión que se estableció para el 2015, pero eso es muy lejano para nuestro futuro; la ciencia nos dice que tenemos que actuar ahora y de manera urgente. No estamos acá considerando esta oferta, viendo dinero puesto enfrente de nosotros; en términos bíblicos es como si nos hubiesen dado 30 piezas de plata para traicionar a nuestro pueblo. Presidente, nuestro futuro no está en venta (Aplausos). Presidente, lamento informarle que Tuvalu no puede aceptar este documento. Gracias (Aplausos). Exigimos que esta sesión no se levante, porque el mundo ya ha esperado lo suficiente Intervención de la Sra. Claudia Salerno, Directora de Cooperación Internacional del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente de la República Bolivariana de Venezuela, en la sesión final de la Cumbre sobre cambio climático de las Naciones Unidas, en Copenhague, Dinamarca, el 18 de diciembre de 2009. Gracias, señor Presidente. Es con indignación que mi país levanta la voz en este momento para señalar. Con sorpresa vemos que su Presidencia, después de habernos hecho esperar durante horas en esta sala, a países soberanos, decida lanzarnos sobre la mesa dos papeles, inconsultos, que fueron realizados sin mandato de las partes, de modo que son ilegítimos, y después de que los lanza sobre la mesa, porque esa fue su decisión; después de que varios países desarrollados han dado ruedas de prensa para decir que en Copenhague hay un acuerdo, cuando los delegados de los países que conformamos el sistema de las Naciones Unidas ni siquiera conocemos el texto de esos acuerdos, usted lanza sobre la mesa estos papeles y se va de la sala. Señor Presidente, ¿a usted le parece que un país soberano tiene que hacer sangrar su mano para levantar un derecho de palabra porque usted simple- mente no quiere escuchar lo que aquí está pasando? Esta mano que sangra quiere hablar, y tiene tanto derecho como cualquiera de estas que usted llama “un grupo representativo de líderes.” Los acuerdos internacionales, señor Presidente, no se pueden imponer por un pequeño y selecto —como usted lo llama— “grupo de países”. Hemos sido pacientes, hemos sido diplomáticos, hemos sido discretos, y en este momento queremos saber si bajo la presencia y el testimonio del propio Secretario General de las Naciones Unidas se va a consumar en este país un golpe de Estado a la Carta de las Naciones Unidas. Quiero recordar, señor Presidente, por- que creo que es necesario, que los propósitos de las Naciones Unidas son: fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y a tomar otras medidas adecuadas para fortalecer la paz universal. ¿Es que acaso la Carta de las Naciones Unidas no forma parte de la Convención de Cambio Climático, o la Convención de Cambio Climático es un sistema forajido que actúa de la manera que le da la gana bajo la propia mirada del Secretario General de las Naciones Unidas? Señor Presidente, nuestro país se reserva, hasta tanto tengamos tiempo suficiente de hacer las consultas, y que usted nos garantice de dónde salieron estos textos, primero, que no fueron mandateados por las partes; es lo primero que queremos saber. Y segundo, nosotros exigimos que esta sesión no se levante, porque el mundo ya ha esperado lo suficiente como para que esta sesión se levante sin que los países que tenemos derecho a hablar tengamos derecho a hacerlo y tengamos que hacer un punto de orden haciendo sangrar nuestra mano para que usted tenga la dignidad de sentarse a escucharnos. Gracias, señor Presidente (Aplausos). 12 Tabloide Especial No. 1 Planteamos a los pueblos del mundo que se juzgue esta metodología antidemocrática, irrespetuosa Intervención del Sr. René Orellana, Ministro de Medio Ambiente y Agua del Estado Plurinacional de Bolivia, en la sesión final de la Cumbre sobre cambio climático de las Naciones Unidas, en Copenhague, Dinamarca, el 18 de diciembre de 2009. Señor Presidente, estimados amigos, representantes de distintos Estados y naciones: En primer lugar, nos sentimos profundamente sorprendidos y ofendidos por la metodología que se ha usado: en cuestión de minutos entregarnos un documento, al cual no hemos tenido acceso, no hemos tenido tiempo de leer, apenas hemos visto que se trata de dos páginas, y sin siquiera poner a consideración de los presentes, que representamos a pueblos y naciones, ha decidido usted, señor Presidente, darnos una hora a los pueblos del mundo para decidir si este documento expresa o no una respuesta al grave problema que ha sido creado por los países desarrollados. No nos parece respetuoso de los me- canismos democráticos, que existen actualmente en las instituciones mundiales, como Naciones Unidas, que se pretenda, de esta manera, imponernos en una hora la decisión de aceptar o no un documento,que no hemos estudiado y que apenas hemos conocido, que habría sido concertado, conocimiento que hemos tomado a través de declaraciones que se le ha hecho a la prensa, sin siquiera haberse analizado en esta sala con los países, los Estados y los pueblos acá representados. Señor Presidente, se ha consultado, como usted dice, a líderes representativos de todo el mundo; los que no hemos sido consultados seguramente no somos representativos. ¿Qué parte del mundo ha sido consultada? ¿Qué intereses de ese mundo representativo han acordado este documento al que no hemos tenido acceso? ¿Por qué no hemos discutido entre todos este documento, y se nos imponen 60 minutos para decir si estamos de acuerdo o no con la decisión que ese pequeño grupo de países ya ha tomado, porque se arroga el derecho de ser representativo del mundo entero? Yo recojo las palabras del señor representante de Tuvalu, 2º Celsius se proponen en este documento, es lo que alcanzamos a ver en unos segundos, apenas lo tenemos en la mano. Están en riesgo las varias islas del planeta, ciudades costeras, poblaciones que viven en esas ciudades costeras, nevados del mundo, que proporcionan agua a millones de personas y que garantizan la seguridad alimentaria a millones de personas; y estamos acá tomándonos el derecho de, en una hora, decidir la vida de esos millones de personas. No nos parece respetuoso, y queremos decirlo con el mayor énfasis y claridad, estamos actuando de una manera dictatorial, y no es ese el espíritu de un mundo que democráticamente debe discutir hoy el futuro del planeta y de la humanidad. Señor Presidente, no podemos imponer una hora de discusión para un documento que ya ha sido preparado anticipadamente y sobre el cual existe un acuerdo que no compartimos. Y manifestamos con claridad, por lo que cono- cemos de este documento y la forma antidemocrática en que se está imponiendo, nuestro desacuerdo, nuestra oposición, como país, como Estado plurinacional, y planteamos a los pueblos del mundo que se juzgue esta metodología antidemocrática, irrespetuosa, este acuerdo en la sombra de un documento que no expresa los casi dos años de discusión, y no respeta el esfuerzo de quienes hemos invertido tiempo, trabajo, esfuerzo de concertación en nuestros países, con nuestros pueblos. Esos derechos de nuestros pueblos no se expresan en esta metodología, en esta forma de tomar decisiones. Hoy no vamos a decidir la vida de millones de personas en una hora, en 60 minutos, no vamos a validar este documento, y nuestra posición es clara: esto no expresa el consenso de todos los presentes, en consecuencia, es el documento de un pequeño grupo, como usted lo dice, representativo de algunos países, que seguramente tendrán el poder político para imponerlo. Gracias (Aplausos). Nos enfrentamos esta noche también con el deterioro de los ya endebles mecanismos democráticos internacionales Intervención del Sr. Paul Oquist, Secretario de Políticas Nacionales de la Presidencia de la República de Nicaragua, en la sesión final de la Cumbre sobre cambio climático de las Naciones Unidas, en Copenhague, Dinamarca, el 18 de diciembre de 2009. Señor Presidente, en adición al peligro del calentamiento global, nos enfrentamos esta noche también con el deterioro de los ya endebles mecanismos democráticos internacionales. En un mundo en que el G 7, G 8, G 20, toman decisiones para el mundo desde plataformas ad hoc sin ninguna base legal, ahora tenemos el espectáculo de la presidencia convocando un G 22 usurpando el proceso de negociación del G 192, en el mismo seno de la conferencia de Naciones Unidas más importante del nuevo siglo. Un grupo de países soberanos han escrito al Secretario General de la Organización de Naciones Unidas y al Secretario Ejecutivo de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático expresando su rotundo desacuerdo con estos procedimientos. También están presentando dos propuestas de de- cisión para la conferencia con relación a cómo llevar adelante el proceso de negociación, una referida al grupo de trabajo especial del Protocolo de Kyoto y la otra sobre la cooperación a largo plazo. Los países signatarios son: el estado Plurinacional de Bolivia, la República de Cuba, la República del Ecuador, la República de Nicaragua y la República Bolivariana de Venezuela. A continuación doy lectura a dicha comunicación, para luego presentar las dos propuestas de decisión. “Sus excelencias: “Nosotros, representantes de los paí- ses abajo firmantes, expresamos nuestra preocupación y nuestra profunda decepción al constatar que el proceso de las negociaciones que debía concluir en la Decimaquinta Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, celebrado en Copenhague, Dinamarca, del 7 al 18 de diciembre de 2009, no ha observado algunos de los principios básicos del Sistema de Naciones Unidas, como son: la legitimidad, transparencia, inclusión, proceso de abajo hacia arriba, sentido democrático de participación e igualdad entre los Estados... (Interrupción en la grabación)... Cambio climático “...durante estas sesiones de trabajo, y los cuales se han inclinado con preocupante preferencia por consultas parciales y excluyentes, contrariando los principios antes señalados. Cabe destacar que durante las sesiones, varios países señalaron su posición en contra de estos procesos y aun así fueron convenidos por la presidencia sin considerar la falta de consenso de las partes. “Expresamos de manera enfática que los únicos acuerdos que esperamos y reconocemos en la clausura de esta conferencia serán aquellos que se hayan producido en procesos abiertos, transparentes y legítimos, que se adopten mediante el consenso de las Partes en las sesiones respectivas de la COC 15 y MOP 5. En particular, acogemos los resultados presentados por el Grupo de Trabajo Especial por la Cooperación a Largo Plazo en el Marco de la Convención 1 CP.15 y el Grupo de Trabajo Especial sobre los Futuros Compromisos de la Parte del Protocolo de Kyoto 1 CMP.5. Instamos a que ambos grupos continúen trabajando con miras a la conclusión de sus trabajos en la 16 Conferencia de las Partes. “Firmado por los países antes señalados.” Voy a leer las dos decisiones que estamos poniéndolas ante la decisión 1 CMP.5. “La Conferencia de las Partes, que sirve como reunión de las Partes para el Protocolo de Kyoto en su Quinta Sesión, guiada por los artículos dos y tres de la Convención, comprometidos con el artículo tres, párrafo nueve, del Protocolo de Kyoto, se comprometen a la decisión 1 CMP.1: Acuerdan suspender la Quinta Sesión de las Partes, que sirve como reunión de las Partes del Protocolo de Kyoto. “Dos, acuerdan que el Grupo ad hoc sobre los acuerdos bajo el Protocolo de Kyoto deberá continuar su trabajo, y las sesiones de su grupo se reanudarán cuando sean factibles y necesarias para completar el trabajo del grupo. “Tres, decide que el grupo ad hoc sobre los otros compromisos del acuerdo del Protocolo de Kyoto deberán completar su trabajo en junio de 2010, para garantizar que no haya brecha entre el primero y segundo período de compromiso. “Cuatro, decide que el grupo ad hoc sobre los otros compromisos bajo el acuerdo de Protocolo que sirven como parte del Protocolo de Kyoto reanuden su sexta sesión en junio de 2010. “Cinco, decide que el trabajo del grupo ad hoc sobre los compromisos adicionales bajo el Protocolo de Kyoto debe ser de conformidad con el artículo tres, párrafo nueve del Protocolo de Kyoto, y basarse en las presentaciones de las Partes que presenten enmiendas al Protocolo de Kyoto, en el anexo del informe de la décima sesión del grupo de trabajo ad hoc para los anexos y el Protocolo de Kyoto.” Eso concluye la decisión uno. Ahora leeré la decisión 1 CP.15. “La Conferencia de las Partes en su 15 Sesión, en la decisión 1 CP.13 ha analizado los temas sobre el plan de acción de Bali, nota que el mandato del plan de acción de Bali adopta las decisiones en su 15 período de sesiones, y notando, además, que el grupo de tra- 13 bajo ad hoc, sobre las acciones cooperadas, debe completar su trabajo en el 2009, acuerdan suspender la 15 Sesión de la Conferencia de las Partes. “Dos, decide ampliar el trabajo del grupo de trabajo ad hoc, y completar su trabajo en junio de 2010. “Tres, decide que el grupo de trabajo ad hoc deberá presentar a las partes de consideración, para su consideración en su conferencia de junio 2010 y someterlos a los resultados del trabajo y los elementos del plan de acción de Bali de manera integral y equilibrada con vistas a adoptar el resultado acordado. “Cuatro, decide que el grupo de trabajo ad hoc debe tener en cuenta los textos presentados por las partes, así como también el documento oficial de la Octava Sesión del Grupo de Trabajo ad hoc en Copenhague.” Señor Presidente, si la secretaria pudiera tener esto en cuenta, lo agradecería mucho. Muchas gracias, señor Presidente (Aplausos). Reflexiones del compañero Fidel La hora de la verdad Las noticias que llegan de la capital danesa reflejan caos. Los anfitriones, después de concebir un evento en el que participarían alrededor de 40 mil personas, no tienen forma de cumplir su palabra. Evo, que fue el primero de los dos Presidentes del ALBA en llegar, expresó profundas verdades que emanan de la cultura milenaria de su raza. Aseguró, según las agencias de noticias, que tenía un mandato del pueblo boliviano de bloquear cualquier acuerdo si el texto final no satisface las alternativas. Explicó que el cambio climático no es la causa sino el efecto, que estábamos en la obligación de defender los derechos de la Madre Tierra frente a un modelo de desarrollo capitalista, la cultura de la vida frente a la cultura de la muerte. Habló de la deuda climática que los países ricos deben pagar a los países pobres, y devolverles el espacio atmosférico arrebatado. Calificó de ridícula la cifra de 10 mil millones de dólares anuales ofrecidos hasta el año 2012, cuando en realidad se necesitan cientos de miles de millones cada año, y acusó a Estados Unidos de gastar trillones en exportar el terrorismo a Irak y Afganistán, y crear bases militares en América Latina. El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela habló el día 16 en la Cumbre a las 8 y 40 a.m., hora de Cuba. Pronunció un discurso brillante, que fue muy aplaudido. Sus párrafos eran lapidarios. Impugnando un documento propues- to a la Cumbre por la Ministra danesa que presidía la Conferencia, expresó: “...es un texto que viene de la nada, no aceptaremos ningún texto que no venga de los grupos de trabajo, que son los textos legítimos que se han estado negociando estos dos años”. “Hay un grupo de países que se creen superiores a nosotros los del Sur, los del Tercer Mundo...” “...no nos extrañemos, no hay democracia, estamos ante una dictadura”. “...venía leyendo algunas consignas que hay en las calles pintadas por los jóvenes... Una: ‘no cambien el clima, cambien el sistema’... Otra: ‘si el clima fuera un banco, ya lo habrían salvado.’” “Obama [...] recibió el Premio Nobel de la Paz el mismo día que envió 30 mil soldados a matar inocentes a Afganistán”. “Apoyo el criterio de los representantes de las delegaciones de Brasil, Bolivia, China, solo quería apoyar […] pero no me dieron la palabra...” “Los ricos están destruyendo el planeta, ¿será que se van a otro cuando destruyan este?” “...el cambio climático es sin dudas el problema ambiental más devastador de este siglo.” “...Estados Unidos llegará si acaso a 300 millones de habitantes; China tiene casi cinco veces más población que Estados Unidos. Estados Unidos consume más de 20 millones de barriles diarios de petróleo; China llega apenas a cinco o seis millones de barriles diarios. No se puede pedir lo mismo a Estados Unidos y a China.” “...reducir la emisión de gases contaminantes y lograr un convenio de cooperación a largo plazo [...] parece haber fracasado, por ahora. ¿La razón cuál es? [...] la actitud irresponsable y la falta de voluntad política de las naciones más poderosas del planeta.” “...la brecha que separa a los países ricos y pobres no ha dejado de crecer pese a todas esas cumbres y promesas incumplidas y el mundo sigue su marcha destructiva.” “...El ingreso total de los 500 individuos más ricos del mundo es superior al ingreso de los 416 millones de personas más pobres.” “La mortalidad infantil es de 47 muertes por cada 1 000 nacidos vivos pero en los países ricos es de solo 5.” “¿...hasta cuándo vamos a permitir que sigan muriendo millones de niños por enfermedades curables?” “Dos mil 600 millones viven sin servicios de saneamiento.” “El brasileño Leonardo Boff escribió: ‘Los más fuertes sobreviven sobre las cenizas de los más débiles.’” “Juan Jacob Rousseau decía... ‘Entre el fuerte y el débil la libertad oprime.’ Por eso es que el imperio habla de libertad, es la libertad para oprimir, para invadir, para asesinar, para aniquilar, para explotar, esa es su libertad. Y Rousseau agrega la frase salvadora: ‘Solo la Ley libera.’” “¿Hasta cuándo vamos a permitir conflictos armados que masacran a millones de seres humanos inocentes con el fin de apropiarse los poderosos de los recursos de otros pueblos?” “Hace casi dos siglos un libertador universal, Simón Bolívar dijo: ‘Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca.’” “Este planeta vivió miles de millones de años sin nosotros, sin la especie humana; no le hacemos falta nosotros para que él exista, pero nosotros sin la Tierra no vivimos...” Evo habló en la mañana de hoy jueves. Su discurso será también inolvidable. “Deseo expresar nuestra molestia por la desorganización y por las dilaciones que existen en este evento internacional...”, dijo con franqueza al inicio de sus palabras. Sus ideas básicas: “Cuando preguntamos qué pasa con los anfitriones, [...] nos dicen que es Naciones Unidas; cuando preguntamos qué pasa con las Naciones Unidas, dicen que es Dinamarca, y no sabemos quién desorganiza este evento internacional...” “...estoy muy sorprendido porque solamente tratan de los efectos y no de las causas del cambio climático.” “Si nosotros no identificamos de dónde viene la destrucción del medio ambiente [...] seguramente nunca vamos a resolver este problema...” “...están en debate dos culturas: la cultura de la vida y la cultura de la muerte; la cultura de la muerte, que es el 14 Tabloide Especial No. 1 capitalismo. Nosotros, los pueblos indígenas, decimos, es el vivir mejor, mejor a costa del otro.” “...explotando al otro, saqueando los recursos naturales, violando a la Madre Tierra,privatizando los servicios básicos...” “...vivir bien es vivir en solidaridad, en igualdad, en complementariedad, en reciprocidad...” “Estas dos formas de vivencia, estas dos culturas de la vida están en debate cuando hablamos del cambio climático, y si no decidimos cuál es la mejor forma de vivencia o de vida, seguramente este tema nunca vamos a resolverlo, porque tenemos problemas de vivencia: el lujo, el consumismo que hace daño a la humanidad, y no queremos decir la verdad en esta clase de eventos internacionales.” “...dentro de nuestra forma de vivencia, el no mentir es algo sagrado, y eso no lo practicamos acá.” “...en la Constitución está el ama sua, ama llulla, ama quella: no robar, no mentir, ni ser flojos.” “...la Madre Tierra o la Naturaleza existe y existirá sin el ser humano; pero el ser humano no puede vivir sin el planeta Tierra, y, por tanto, es nuestra obligación defender el derecho de la Madre Tierra.” “...saludo a las Naciones Unidas, que este año, por fin, ha declarado el Día Internacional de la Madre Tierra.” “...la madre es algo sagrado, la madre es nuestra vida; a la madre no se alquila, no se vende ni se viola, hay que respetarla.” “Tenemos profundas diferencias con el modelo occidental, y eso está en debate en este momento.” “Estamos en Europa, ustedes saben que muchas familias bolivianas, familias latinoamericanas vienen a Europa. ¿A qué vienen acá? A mejorar sus condiciones de vida. En Bolivia podía estar ganando 100, 200 dólares al mes; pero esa familia, esa persona viene acá a cuidar a un abuelo europeo, a una abuela europea y al mes gana 1 000 euros.” “Estas son las asimetrías que tenemos de continente a continente, y estamos obligados a debatir cómo buscar cierto equilibrio, [...] reduciendo estas profundas asimetrías de familia a familia, de país a país, y especialmente de continente a continente.” “Cuando [...] nuestras hermanas y hermanos vienen aquí a sobrevivir o a mejorar sus condiciones de vida, son expulsados, existen esos documentos llamados de retorno [...] pero cuando los abuelos europeos hace tiempo llegaban a Latinoamérica nunca eran expulsados. Mis familias, mis hermanos no vienen acá a acaparar ni minas, ni tienen miles de hectáreas para ser terratenientes. Antes nunca había visas ni pasaportes para que llegaran a Abya Yala, ahora llamada América.” “...si no reconocemos el derecho de la Madre Tierra, en vano vamos a estar hablando de 10 000 millones,de 100 000 millones, que es una ofensa para la humanidad.” “...los países ricos deben acoger a todos los migrantes que sean afectados por el cambio climático y no estarlos retornando a sus países como les están haciendo en este momento...” “...nuestra obligación es salvar a toda la humanidad y no a la mitad de la humanidad.” “...el ALCA, Área de Libre Comercio en las Américas. [...] no es Área de Libre Comercio en las Américas, es un área de libre colonización en las Américas...” Entre las preguntas que sugería Evo para un referéndum mundial sobre el cambio climático estaban: “...¿Está usted de acuerdo con restablecer la armonía con la naturaleza, reconociendo los derechos de la Madre Tierra?...” “...¿Está usted de acuerdo con cambiar este modelo de sobreconsumo y derroche, que es el sistema capitalista?...” “...¿Está usted de acuerdo con que los países desarrollados reduzcan y reabsorban sus emisiones de gases de efecto invernadero?...” “...¿Está usted de acuerdo en transferir todo lo que se gasta en las guerras y en destinar un presupuesto superior al presupuesto de defensa para el cambio climático?...” Como se conoce, en la ciudad japonesa de Kyoto, en el año 1997 se firmó el Convenio de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que obligaba a 38 países industrializados a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un determinado porcentaje con relación a las emitidas en 1990. Los países de la Unión Europea se comprometieron al 8%, y entró en vigor en el año 2005, cuando la mayoría de los países firmantes ya lo habían ratificado. George W. Bush, entonces presidente de Estados Unidos —el mayor emisor de gases de efecto invernadero, responsable de la cuarta parte del total de estos—, había rechazado el convenio desde mediados de 2001. Los demás miembros de Naciones Unidas siguieron adelante. Los centros de investigación continuaron su tarea. Es evidente ya que una gran catástrofe amenaza nuestra especie. Quizás lo peor sea que el egoísmo ciego de una minoría privilegiada y rica pretenda lanzar el peso de los sacrificios necesarios sobre la inmensa mayoría de los habitantes del planeta. Esa contradicción se refleja en Copenhague. Allí miles de personas están defendiendo con gran firmeza sus puntos de vista. La fuerza pública danesa utiliza métodos brutales para aplastar la resistencia; muchos de los que protestan son arrestados preventivamente. Me comuniqué con nuestro canciller Bruno Rodríguez, que estaba en un acto de solidaridad en la capital de Copenhague, junto a Chávez, Evo, Lazo y otros representantes del ALBA. Le pregunté a quiénes estaba reprimiendo con tanto odio la policía danesa, retorciéndoles los brazos y golpeándolos repetidamente por la espalda. Me respondió que eran ciudadanos daneses y de otras naciones europeas y miembros de los movimientos sociales que demandaban a la Cumbre una solución real ahora para enfrentar el cambio climático. Me dijo, además, que a las 12 de la noche continuarían los debates de la Cumbre. Cuando hablé con él era ya de noche en Dinamarca. La diferencia horaria es de seis horas. Desde la capital danesa, nuestros compañeros informaron que lo de mañana viernes 18 es peor. A las 10 de la mañana se suspenderá durante dos horas la Cumbre de Naciones Unidas y el Jefe del Gobierno de Dinamarca sostendrá un encuentro con 20 Jefes de Estado invitados por él a discutir con Obama “problemas globales”. Así denominan la reunión cuyo objetivo es imponer un acuerdo sobre el cambio climático. Aunque en la reunión participarán todas las delegaciones oficiales, sólo podrán opinar “los invitados”. Ni Chávez, ni Evo, por supuesto, se encuentran entre los que pueden emitir su opinión. La idea es que el ilustre Premio Nobel pueda pronunciar su discurso preelaborado, precedido por la decisión que se adoptará en esa reunión de transferir el acuerdo para fines del año próximo en la Ciudad de México. A los movimientos sociales no se les permitirá estar presentes. Después de ese show, en el salón principal del evento proseguirá la “Cumbre” hasta su ingloriosa clausura. Como la televisión transmitió las imágenes, el mundo pudo contemplar los métodos fascistas empleados en Copenhague contra las personas. Jóvenes en su inmensa mayoría, los manifestantes reprimidos se ganaron la solidaridad de los pueblos. Para los jefes del imperio, a pesar de sus maniobras y sus cínicas mentiras, está llegando la hora de la verdad. Sus propios aliados creen cada vez menos en ellos. En México, como en Copenhague y en cualquier otro país del mundo, encontrarán la resistencia creciente de los pueblos que no han perdido la esperanza de sobrevivir. Fidel Castro Ruz Diciembre 17 de 2009 6 y 46 p.m. Reflexiones del compañero Fidel La verdad de lo ocurrido en la Cumbre A los jóvenes interesa más que a nadie el futuro. Hasta hace muy poco se discutía sobre el tipo de sociedad en que viviríamos. Hoy se discute si la sociedad humana sobrevivirá. No se trata de frases dramáticas. Hay que acostumbrarse a los hechos reales. Lo último que pueden perder los seres humanos es la esperanza. Con la verdad en la mano, hombres y mujeres de todas las edades, especialmente los jóvenes, han librado en la Cumbre ejemplar batalla, ofreciendo al mundo una gran lección. Lo principal ahora es que se conozca lo más posible en Cuba y en el mundo lo ocurrido en Copenhague. La verdad posee una fuerza que supera la inteligencia mediatizada y muchas veces desinformada de quienes tienen en sus manos los destinos del mundo. Si en la capital danesa se logró algo importante, fue que a través de los medios masivos la opinión mundial pudo observar el caos político creado y el trato humillante a Jefes de Estado y Gobierno, Ministros y miles de representantes de movimientos sociales e instituciones, quienes llenos de ilusiones y esperanzas viajaron a la sede de la Cumbre en Copenhague. La brutal represión contra manifestantes pacíficos por parte de la fuerza pública, recordaba la conducta de las tropas de asalto de los nazis que ocuparon la vecina Dinamarca en abril de 1940. Lo que nadie podía imaginar es que,el 18 de diciembre del 2009, último día de la Cumbre, esta sería suspendida por el gobierno danés —aliado de la OTAN y asociado a la carnicería de Afganistán— para entregar la sala principal de la Conferencia al Presidente Obama, donde él y un grupo selecto de invi- 15 Cambio climático tados, 16 en total, tendrían el derecho exclusivo de hablar. Obama pronunció un discurso engañoso y demagógico, lleno de ambigüedades, que no implicaba compromiso vinculante alguno e ignoraba el Convenio Marco de Kyoto. Se marchó de la sala poco después de escuchar a algunos oradores más. Entre los invitados a usar de la palabra estaban los países más industrializados, varios de las economías emergentes y algunos de los más pobres del planeta. Los líderes y representantes de más de 170, solo tenían derecho a escuchar. Al finalizar el discurso de los 16 escogidos, Evo Morales, con toda la autoridad de su origen indio aymara, recién electo por el 65% de los votos y el apoyo de las dos terceras partes de la Cámara y el Senado de Bolivia, solicitó la palabra. Al Presidente dinamarqués no le quedó otra alternativa que cedérsela ante la demanda de las demás delegaciones. Cuando Evo concluyó sus sabias y profundas frases, el danés tuvo que cederle la palabra a Hugo Chávez. Ambos pronunciamientos pasarán a la historia como ejemplos de discursos breves y oportunos. Cumplida cabalmente la tarea, los dos partieron hacia sus respectivos países. Pero cuando Obama hizo mutis por el foro, no había cumplido todavía su tarea en el país sede de la Cumbre. Desde la noche del 17 y la madrugada del 18, el Primer Ministro de Dinamarca y altos representantes de Estados Unidos se reunían con el Presidente de la Comisión Europea y los líderes de 27 países para proponerles en nombre de Obama, un proyecto de acuerdo, en cuya elaboración no participaría ninguno de los restantes líderes del resto del mundo. Era una iniciativa antidemocrática y virtualmente clandestina, que ignoraba a miles de representantes de los movimientos sociales, instituciones científicas, religiosas y demás invitados a la Cumbre. Durante toda la noche del 18 hasta las tres de la madrugada del 19, cuando ya muchos Jefes de Estado se habían marchado, los representantes de los países estuvieron esperando el reinicio de las sesiones y la clausura del evento. Todo el día 18, Obama sostuvo reuniones y conferencias de prensa. Lo mismo hicieron los líderes de Europa. Después se marcharon. Ocurrió entonces algo insólito: a las tres de la madrugada del 19, el Primer Ministro de Dinamarca convocó una reunión para la clausura de la Cumbre. Quedaban representando a sus países ministros, funcionarios, embajadores y personal técnico. Fue sin embargo asombrosa la batalla que libraron esa madrugada un grupo de representantes de países del Tercer Mundo, que impugnaban el intento de Obama y los más ricos del planeta de presentar como acuerdo por consenso de la Cumbre el documento impuesto por Estados Unidos. La representante de Venezuela, Claudia Salerno, con energía impresionante mostró su mano derecha, de la que brotaba sangre, por la fuerza con que golpeó la mesa para ejercer su derecho a usar de la palabra. El tono de su voz y la dignidad de sus argumentos no podrán olvidarse. El Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, pronunció un enérgico discurso de aproximadamente mil palabras, del cual escojo varios párrafos que deseo incluir en esta Reflexión: “El documento que usted varias veces afirmó que no existía, señor Presidente, aparece ahora. […] hemos visto versiones que circulan de manera subrepticia y que se discuten en pequeños conciliábulos secretos…” “…Lamento profundamente la manera en que usted ha conducido esta conferencia.” “…Cuba considera extremadamente insuficiente e inadmisible el texto de este proyecto apócrifo. La meta de 2 grados centígrados es inaceptable y tendría consecuencias catastróficas incalculables…” “El documento que usted, lamentablemente, presenta no tiene compromiso alguno de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.” “Conozco las versiones anteriores que también, a través de procedimientos cuestionables y clandestinos, se estuvieron negociando en corrillos cerrados…” “El documento que usted presenta ahora, omite, precisamente, las ya magras e insuficientes frases clave que aquella versión contenía…” “…para Cuba, es incompatible con el criterio científico universalmente reconocido, que considera urgente e insoslayable asegurar niveles de reducción de, al menos, el 45% de las emisiones para el año 2020, y no inferiores al 80% ó 90% de reducción para el 2050.” “Todo planteamiento acerca de la continuación de las negociaciones para adoptar, en el futuro, acuerdos de reducción de emisiones, debe incluir, inevitablemente, el concepto de la vigencia del Protocolo de Kyoto […] Su papel, señor Presidente, es el acta de defunción del Protocolo de Kyoto que mi delegación no acepta.” “La delegación cubana desea hacer énfasis en la preeminencia del principio de ‘responsabilidades comunes, pero diferenciadas’, como concepto central del futuro proceso de negociaciones. Su papel no dice una palabra de eso.” “Este proyecto de declaración omite compromisos concretos de financiamiento y transferencia de tecnologías hacia los países en desarrollo como parte del cumplimiento de las obligaciones contraídas por los países desarrollados bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático […] Los países desarrollados, que imponen sus intereses mediante su documento, señor Presidente, evaden cualquier compromiso concreto.” “…Lo que usted llama, señor Presidente, ‘un grupo de líderes representativos’ es, para mí, una grosera violación del principio de igualdad soberana que consagra la Carta de las Naciones Unidas…” “Señor Presidente, le solicito formalmente que esta declaración sea recogida en el informe final sobre los trabajos de esta lamentable y bochornosa 15 Conferencia de las Partes.” Se les había concedido solo una hora a los representantes de los Estados para emitir opiniones, lo cual condujo a situaciones complicadas, vergonzosas y desagradables. Se produjo entonces un largo debate en el que las delegaciones de los países desarrollados ejercieron fuerte presión para tratar de que la Conferencia adoptara dicho documento como resultado final de sus deliberaciones. Un reducido número de países insistió con firmeza en las serias omisiones y ambigüedades del documento impulsado por Estados Unidos, en particular en la ausencia de compromiso de los países desarrollados en cuanto a la reducción de emisiones de carbono y al financiamiento para adoptar medidas de mitigación y adaptación de los países del Sur. Después de larga y extremadamente tensa discusión, prevaleció la posición de los países del ALBA y de Sudán, como Presidente del Grupo de los 77, de que el documento en cuestión era inaceptable para ser adoptado por la Conferencia. Ante la evidente falta de consenso, la Conferencia se limitó a “tomar nota” de la existencia de ese documento como la posición de un grupo de alrededor de 25 países. Tras esa decisión adoptada a las 10 y 30 de la mañana, hora de Dinamarca, Bruno —después de discutir junto a otros representantes de la ALBA amisto- samente con el Secretario de la ONU y expresarle la disposición a seguir luchando junto a Naciones Unidas para impedir las terribles consecuencias del cambio climático— partió en compañía del Vicepresidente cubano Esteban Lazo hacia nuestro país para asistir a la reunión de la Asamblea Nacional, dando por finalizada su tarea. En Copenhague quedaban algunos miembros de la delegación y el embajador para participar en los trámites finales. En la tarde de hoy informaron lo siguiente: “…tanto a los que participaron en la elaboración del documento, como los que —como el Presidente de los EE.UU.— se anticiparon a anunciar su adopción por la Conferencia… como no podían rechazar la decisión de limitarse a ‘tomar nota’ del supuesto ‘Acuerdo de Copenhague’, intentaron proponer un procedimiento para que otros países Partes que no habían estado en esta componenda se sumaran a ella, declarando su adhesión, con lo cual intentaban darle un carácter legal a dicho acuerdo, que de hecho podía prejuzgar el resultado de las negociaciones que deberán continuar.” “Este intento tardío recibió nuevamente una firme oposición de Cuba, Venezuela y Bolivia, que advirtieron que este documento que la Convención no había hecho suyo no tenía ningún carácter legal, no existía como documento de las Partes y no podía establecerse regla alguna para su supuesta adopción…” “Es en este estado que terminan las sesiones de Copenhague, sin que se haya adoptado el documento que fuera preparado subrepticiamente durante los últimos días, con una clara conducción ideológica de la administración americana…” Mañana la atención se centrará en la Asamblea Nacional. Lazo, Bruno y el resto de la delegación llegarán hoy a media noche. El Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba podrá explicar el lunes, con los detalles y la precisión necesaria, la verdad de lo ocurrido en la Cumbre. Fidel Castro Ruz Diciembre 19 de 2009 8 y 17 p.m. Con la verdad en la mano, hombres y mujeres de todas las edades, especialmente los jóvenes, han librado en la Cumbre ejemplar batalla, ofreciendo al mundo una gran lección 16 Tabloide Especial No. 1 La Cumbre de Copenhague fue un fracaso y un engaño a la opinión pública mundial Conferencia de prensa ofrecida por el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, acerca de los sucesos de la Cumbre sobre Cambio Climático en Copenhague, en el MINREX, el 21 de diciembre de 2009, “Año del 50 aniversario del triunfo de la Revolución”. Carina Soto.— Buenos días. Bienvenidos a la conferencia de prensa del Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, compañero Bruno Rodríguez Parrilla, quien tratará sobre la cumbre de Copenhague. Están también con nosotros el viceministro primero del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, Fernando González, y otros miembros de la delegación cubana que participaron en el evento. Ministro, aquí están presentes los representantes de los medios de la prensa nacional y 47 corresponsales de 35 medios de la prensa internacional acreditados en Cuba, de 14 países. Tiene usted la palabra. Bruno Rodríguez.— Buenos días. Les agradezco mucho este tiempo que van a compartir con nosotros. Nos parecía oportuno y necesario dar una información detallada sobre lo ocurrido en la Cumbre de Cambio Climático de Copenhague, la Conferencia de las Partes de la Convención de Cambio Climático, que acaba de concluir. Como ustedes conocen, la delegación cubana fue presidida por el vicepresidente Esteban Lazo. Aquí me acompañan el compañero Fernando González, viceministro primero del Ministerio de Tecnología y Medio Ambiente de Cuba (CITMA); el compañero Pedro Luis Pedroso, subdirector de Asuntos Multilaterales del Ministerio de Relaciones Exteriores; el compañero Jorge Luis Fernández Chamero, director del Ministerio de Ciencia y Tecnología; el compañero Luis Paz, también especialista, experto de ese ministerio; y no está con nosotros el compañero Orlando Rey, que fue uno de los negociadores cubanos en este proceso. He visto en la mañana de hoy un cable de prensa, de AFP, que atribuye al Primer Ministro británico, Gordon Brown, la acusación de que un puñado de países había tomado como rehén las negociaciones sobre el clima en Copenhague. Dijo: “Nunca más deberíamos enfrentar el punto muerto que amenazó con hacer fracasar estas negociaciones, nunca más deberíamos dejar que solo un puñado de países tomen como rehén un acuerdo global hacia un futuro más verde.” También hay declaraciones de ayer, del ministro del medio ambiente británico, Ed Miliband, con acusaciones mendaces sobre la actitud de la correlación, las distintas posiciones que asumieron las delegaciones de los Estados partes de esta convención; en la lectura de la prensa del domingo y de la propia televisión, incluidas posiciones editoriales, uno aprecia que hay una enorme confusión con lo ocurrido en Copenhague. Por tanto, quisiera enfatizar en que en Copenhague no hubo acuerdo alguno de la Conferencia de las Partes, no se tomó ninguna decisión con relación a compromisos vinculantes o no vinculantes, de naturaleza política o de naturaleza de derecho internacional, en modo alguno; simplemente, en Copenhague no hubo acuerdo. Copenhague, muy lamentablemente, terminó sin el menor acuerdo. En Copenhague solo hubo una componenda ambigua y engañosa, a espaldas de la conferencia, impuesta por el presidente Obama a un grupo de países, que después se trató de imponer a los Estados partes de la convención. En esta cumbre hubo un solo Obama, imperial, arrogante, que no escucha, que impone posiciones y que incluso amenaza a los países en desarrollo. La Cumbre de Copenhague fue un fracaso y un engaño a la opinión pública mundial. La causa de ello se hizo allí evidente: quedó al desnudo la falta de voluntad política de los países desarrollados. En esta cumbre ni siquiera hubo fotos. La foto habitual de los jefes de Estado, que a veces adornan cumbres sin mucho contenido, en este caso, muy tristemente, ni siquiera la hubo, sino imágenes de una represión violenta sobre manifestantes y hechos de exclusión de las Organizaciones No Gubernamentales. La tan pregonada sociedad civil, que muchas veces se utiliza por los países desarrollados con motivaciones netamente políticas, fue excluida de la sala del evento, a partir del primer día. Copenhague fue un paso atrás en la acción de la comunidad internacional para prevenir o mitigar los efectos del cambio climático, del calentamiento global. Los patrones irracionales de producción y consumo, en los países capitalistas desarrollados, son la causa del cambio climático, y el orden internacional actual es un obstáculo estructural para avanzar en el camino de la cooperación internacional, de los compromisos de financiamiento y transferencia de tecnología de los países desarrollados a los países del Sur, precisamente en la adopción de estas estrategias. Copenhague había concitado una enorme expectativa, asistieron más de 100 jefes de Estado. En total se calculaban los participantes, según los anfitriones, en más de 46 000; es decir, era una mega conferencia que, sin embargo, ha terminado en el fracaso, de ustedes conocido, y que yo voy a argumentar con detalles hoy. Cambio climático Como ustedes conocen, trato de ser muy conciso en los encuentros con la prensa, hoy tendré que utilizar más de su tiempo, porque quiero, incluso, presentar evidencia documental de lo que estoy diciendo. Ya el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en Río de Janeiro, en 1992, había dicho: “Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer, por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre. Las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente. La solución no puede ser impedir el desarrollo a los que más lo necesitan. Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta; menos lujos y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra.” Este discurso emblemático de Fidel, que es, además, un prodigio de síntesis, podría haber sido el presentado por la delegación cubana, porque cada palabra conserva plena vigencia. En su momento, aunque fue un discurso extraordinariamente aplaudido y bien acogido en esa conferencia, algunos podían pensar que se exageraba. Los datos actuales indican que entonces ni siquiera se podía calcular, en toda su enorme dimensión, la gravedad del problema, y voy a fundamentar la inminencia del peligro, la gravedad del problema, que la Conferencia de Copenhague tenía que haber resuelto y que no pudo hacerlo. La temperatura promedio ha crecido 0,8º centígrados desde 1980; las temperaturas en Alaska, el oeste canadiense y el este de Rusia han subido a un ritmo que duplica el promedio mundial de elevación de la temperatura. Los efectos son visibles en las masas de hielo, de más de dos kilómetros de altura, de Groenlandia, los glaciales de Suramérica y la gigantesca capa de hielo de la Antártida. Las últimas dos décadas del siglo XX fueron las más calurosas de los últimos 400 años, y posiblemente las más calurosas de varios milenios. En el transcurso del siglo XXI o poco más, el promedio de la temperatura mundial podría aumentar en 5º. Poniéndolo en un contexto comprensible, eso sería el equivalente al cambio de temperatura que ocurrió en el planeta desde la última era glacial, cuando Europa y América del Norte se encontraban cubiertas por más de un kilómetro de hielo; es decir, este cambio de temperatura es equivalente a aquel que provocó un cataclismo, un cambio extraordinario en el planeta en su biodiversidad. En el 2040 podría producirse el primer verano completamente libre de hielo en el ártico. Científicos climáticos han documentado tendencias de más olas de calor, sequías más largas y más intensas, un nivel del mar más alto, situaciones de lluvias más frecuentes y huracanes más fuertes; pequeños Estados insulares corren el riesgo de desaparecer bajo las aguas, los bosques desaparecen y los desiertos se extienden. Si la temperatura global aumentara entre 1,5º centígrados y 2,5º centígrados, un 30% de las especies desaparecerá y numerosas islas se hundirán en el mar. Los países en desarrollo experimentarán un declive entre un 9% y un 21% de su productividad agrícola, en algunos países africanos con agricultura asociada a las lluvias se reduciría la productivi- dad de los cultivos hasta en un 50% —es decir, se reduciría a la mitad la productividad de los cultivos para el 2020. Los precios medios de los alimentos aumentarían en proporción con los incrementos de temperatura hasta el 2050. Doscientos sesenta y dos millones de personas fueron afectadas anualmente por desastres climáticos entre el 2000 y el 2004, el 98% de ellas vive en países subdesarrollados. Se calcula que en el 2015 ese total de personas afectadas será de 375 millones de personas anuales. El 76% de las emisiones acumuladas de gases de efecto invernadero se han originado en los países industrializados, y estas emisiones, entre el año 1990 y el 2003, después del Protocolo de Kyoto y el acuerdo de reducirlas, se incrementaron en 12,8%. Denuncio que las emisiones de carbono de los países desarrollados se incrementaron, desde el Protocolo de Kyoto hasta la fecha, en 12,8%. De ese notable incremento, el 55% corresponde a incrementos de los Estados Unidos de América. Las emisiones de Estados Unidos aumentaron un 20%. Con tan solo el 4,6% de la población mundial, Estados Unidos concentra el 20% de las emisiones globales. Un estadounidense consume, como promedio, 25 barriles de petróleo anuales, un europeo 11,un ciudadano chino menos de dos y un latinoamericano o caribeño menos de uno. Cerca de 1 000 millones de ciudadanos del primer mundo derrochan alrededor de la mitad de la energía del planeta; 2 000 millones de pobres carecen siquiera de electricidad. Treinta países, incluidos los de la Unión Europea, consumen el 80% del combustible que se produce. 17 No exagero, 15 países desarrollados incrementaron sustancialmente sus emisiones entre 1990 y 2007. En el año 2004 los per cápita de emisión de carbono fueron en la Unión Europea de 8,1 toneladas, porque aquí hay que tener en cuenta no solo los niveles de emisión actual, sino dos factores: un factor es la acumulación histórica de emisiones, el Reino Unido está emitiendo carbono desde la Revolución Industrial; y, un segundo factor es que no se pueden evaluar solo las emisiones brutas, sino las emisiones per cápita. Cada ciudadano europeo emite 8,1 toneladas de carbono; cada norteamericano emite 20,9 toneladas de carbono; un latinoamericano o caribeño, 4,9, y un africano 2,3. El propio señor Gordon Brown, que estuvo todo el tiempo activo en la conferencia y cuya delegación desempeñó un papel nefasto en aquella sesión fatídica de la madrugada del día 19 de diciembre, advirtió que si no se alcanza en la Cumbre de Naciones Unidas en Copenhague un acuerdo, las consecuencias serán desastrosas. Otros científicos habían dicho que inundaciones, sequías y olas de calor letales serán algunas de las consecuencias catastróficas descritas, precisamente, por el señor Brown. El cambio climático quedará fuera de control en los próximos cinco a 10 años si no se recortan drásticamente las emisiones de C02. No habrá un Plan B, si fracasa Copenhague. El mismo Gordon Brown dijo: “Si no se alcanza un acuerdo, sin dudas el daño de las emisiones descontroladas no podrá ser reparado por un acuerdo futuro.” Enumeró, como consecuencias, conflictos, emigración descontrolada y 1 800 millones de personas con escasez de agua. 18 Puede afirmarse con todo rigor, con todos los datos, con toda la evidencia, que los países desarrollados han incumplido flagrantemente los compromisos que adoptaron como parte del Protocolo de Kyoto: aumentaron drásticamente sus emisiones; tratan de ocultar el hecho modificando la base de cálculo, que es el año 1990, universalmente aceptada, y sustituirla por el año 2005, para ocultar, precisamente, esos 15 años de incremento sostenido de emisiones. En segundo lugar, incumplieron sus compromisos de financiamiento a países del Sur, a países subdesarrollados, para garantizar, precisamente, acciones de reducción de emisiones de carbono en esos países o mitigación, sin sacrificar el derecho al desarrollo de estos países. No se puede pedir a los países del Sur que no se desarrollen para que no emitan carbono, y es imposible desarrollarse sin emitir carbono en las condiciones de la tecnología actual. Incumplieron sus compromisos de financiamiento para acciones de adaptación en esos países. Cómo resolver con irrigación los problemas de sequía; es decir, cómo compensar los efectos que está teniendo el cambio climático. Toda la evidencia permite demostrar un incumplimiento flagrante, grosero, de los compromisos adoptados en el Protocolo de Kyoto. En el debate, en el Plenario de la Conferencia de los Estados parte, se produjeron los discursos importantísimos del compañero Chávez, que fue ampliamente reproducido en la prensa cubana, en que dijo —refiriéndose al texto que después apareció—: “es un texto que viene de la nada, no aceptaremos ningún texto que no venga de los grupos de trabajo, que son los textos legítimos que se han estado negociando estos dos años”, y que permanecían reunidos sin dormir durante horas, en dos salas, funcionando sin pausa, con las delegaciones internacionales, de una manera transparente, correcta, oficial, ante la opinión pública. Siguió diciendo Chávez: “El cambio climático es, sin duda, el problema ambiental más devastador de este siglo; reducir la emisión de gases contaminantes y lograr un convenio de cooperación a largo plazo, que eran los propósitos de estos dos grupos” —dice el Presidente—, “parece haber fracasado por ahora. ¿La razón cuál es? La actitud irresponsable y la falta de voluntad política de las naciones más poderosas del planeta.” El presidente Evo Morales, desde la profunda razón y sabiduría de las culturas ancestrales indoamericanas, expresó: “Cuando preguntamos, ¿qué pasa con los anfitriones?” —es decir, con el gobierno danés que presidía esta conferencia—, “nos dicen que es Naciones Unidas. Cuando preguntamos, ¿qué pasa con las Naciones Unidas?, dicen que es Dinamarca, y no sabemos quién desorganiza este evento internacional.” Después ha quedado claro que no era Naciones Unidas quien desorganizaba este evento internacional, sino Estados Unidos. Tabloide Especial No. 1 “Estoy muy sorprendido” —sigue diciendo Evo—, “porque solamente tratan de los efectos y no de las causas del cambio climático. Si nosotros no identificamos de dónde viene la destrucción del medio ambiente, seguramente nunca vamos a resolver este problema; es nuestra obligación defender el derecho de la Madre Tierra”, y propone, a continuación, un referendo mundial, con preguntas sencillas, al alcance de cualquier ciudadano del mundo, de Norteamérica, Europa, África, América Latina y Asia, pidiendo que se escuche la opinión, en un acto de democracia elemental, un asunto en que nos va la vida a todos los que habitamos este planeta, incluso no solo a los seres humanos, sino a todas las especies que habitamos este planeta. Evo Morales con razón dice: “Consúltese a los pueblos.” Y he visto más recientemente que lanza la idea de convocar una cumbre mundial de los pueblos, en respuesta al fracaso de Copenhague. El compañero Esteban Lazo, en su discurso, el mismo día 17 de diciembre, antes del formato cerrado o el secuestro de la conferencia para crear condiciones para un show propagandístico, había dicho: “Debo también sumarme a su denuncia y protesta” —a la de Chávez y Evo— “por la falta de transparencia y la existencia de formato de negociaciones excluyentes y paralelos de documentos que hoy se dice que no existen. Al parecer, se convoca para mañana una reunión con un listado de oradores limitado, escogidos de manera nada democrática. Notamos con preocupación la exclusión de las Organizaciones No Gubernamentales de esta sala y denun- ciamos la evidente represión contra los manifestantes.” Continúa diciendo Lazo: “Según lo expresado en la Declaración Especial sobre Cambio Climático de la Cumbre del ALBA, recién finalizada en La Habana, el cambio climático se convierte en el más serio y urgente problema que enfrenta la humanidad. Pero el egoísmo y el interés de los países desarrollados en preservar un orden económico injusto e inequitativo, impiden emprender el cambio que reclaman las generaciones presentes y futuras.” [...] “Los países desarrollados deben asumir la plena responsabilidad por el impacto que sus economías y estilos de vida, sustentados en patrones de producción y consumo derrochadores e insostenibles, le han infligido al equilibrio climático global.” [...] “Los Estados Unidos, que concentran cerca de la cuarta parte de las emisiones globales, no deben continuar manteniendo a la comunidad internacional como rehén de su política doméstica.” Todo estaba claro, todo estaba advertido desde el mediodía y horas de la tarde del día 17 de diciembre, cuando entonces se produce el formato cerrado, convocado de una manera medio subrepticia, medio clandestina por el Primer Ministro de Dinamarca. Aparecía en el programa de la reunión como una pequeña nota, que decía: “Evento informal convocado por invitación del gobierno de Dinamarca.” Ya había escándalo y expectativa con la llegada de Obama, que sería el gran componedor de último minuto, el solu- cionador de procesos que habían tomado varios años y que permanecería, además, pocas horas en la capital Copenhague. Es así que de manera arbitraria, antidemocrática e injusta, se organiza un formato cerrado, en el que participan una veintena de jefes de Estado y del cual se excluyen a alrededor de ochenta u ochenta y tantos jefes de Estado restantes y a las demás delegaciones. El compañero Pedroso, que me acompaña aquí, hizo gestiones personales ingentes, de carácter oficial, con el gobierno danés y con la secretaría de la Conferencia de las Partes de Cambio Climático, y le fue confirmada la voluntad de hacerlo así y la evidencia de que se comprendía el alcance de tan grosera violación de los procedimientos de Naciones Unidas. Los presidentes Evo Morales y Chávez reclamaron su derecho a hacer uso de la palabra y se les trató de impedir hacerlo. Se les concedió la palabra en el último momento, cuando prácticamente una parte considerable de las delegaciones se habían marchado, ante su insistencia, después que se les trató de disuadir explicándoles que era una invitación, que era un formato cerrado, de decirles directamente que ellos no estaban invitados a ese formato. Hubiera sido un escándalo y una rebelión, que ni siquiera en esas condiciones se hubiera permitido hablar a dos jefes de Estado que insistían en hacerlo. Se produjeron allí entonces los brillantes discursos de los compañeros Evo y Chávez, en lo que denunciaron esta maniobra, denunciaron el proceso que venía encima de sustitución de la Cambio climático negociación oficial y universal de las Partes, por la imposición de un papel cocinado en secreto y se opusieron a lo que estaba allí ocurriendo, responsabilizaron al gobierno danés con lo que allí estaba pasando. Se produce entonces, horas después, la conferencia de prensa del presidente Obama. Ya él había hablado en este formato reducido y lo había hecho con extrema arrogancia, con una arrogancia ofensiva, con una expresión en el rostro que indicaba plena conciencia de que mentía, de que engañaba a la opinión pública y de que imponía decisiones a ese evento. Hay que conceder a Obama que, sin embargo, su postura es distinta totalmente de la de Bush. El presidente Obama, por lo menos, reconoce la existencia del cambio climático, la existencia del problema, su gravedad y la evidencia científica; que Bush ni siquiera aceptaba, decía que eran coincidencias, ciclos largos del clima, etcétera. El presidente Obama dijo allí —voy a traducir directamente del inglés—: “Después de meses de conversación y dos semanas de negociaciones, yo creo que están claras ahora las piezas de un acuerdo. Las mayores economías tenemos que hacer avanzar acciones nacionales decisivas”, y entonces confirma el anuncio, que ya habían hecho días antes, de que Estados Unidos cortará sus emisiones en un 17% para el 2020. ¿Qué quiere decir cortar las emisiones en un 17% para el 2020? Quiere decir que está calculando contra las emisiones de Estados Unidos del año 2005 y que está ocultando que es uno de los más grandes emisores, que es uno de los más grandes acumuladores de emisiones en la historia, que es récord mundial y olímpico de emisiones per cápita actuales, y, sobre todo, está engañando a la opinión pública, porque si dijera honestamente, ateniéndose a las bases de cálculo universalmente aceptadas, tendría que decir que, con relación al año 1990, lo que Estados Unidos está proponiendo es reducir un 3% aproximadamente de sus emisiones globales de carbono. Sigue diciendo Obama: “Tenemos que tener un mecanismo para revisar si los países estamos cumpliendo nuestros compromisos.” Injerencia, intervención en los asuntos internos de los Estados. Fue algo que se trató de imponer a los países en desarrollo, se trató de imponer a las llamadas economías emergentes, a China, a Brasil, a Sudáfrica, a la India, se trató de imponer de una manera violenta, y fue de los elementos que trabaron esto; un intento de cambiar el régimen actual de comunicaciones nacionales, de informes que hacen los Estados, a un mecanismo de intervención. Obama, incluso, llegó a decir en algún momento: “Bueno, nosotros, en definitiva, tenemos satélites que permiten monitorear, etcétera; pero queremos un mecanismo más estricto de evaluación, de certificación” —como aquellas listas: la lista del terrorismo, las otras listas de certificación—, “de quiénes cumplen y quiénes no cumplen.” Anuncio generoso de Obama: Participarán en la concesión de un fondo de 10 000 millones de dólares hasta el 2012, y entonces declara, además, que “Estados Unidos se involucrará en un esfuerzo global para movilizar 100 000 millones de dólares para el 2020, solo y solo si esto es parte de un acuerdo más amplio como el que yo he descrito”, dice Obama. Qué quiere decir esto, en pocas palabras, ¿que el gobierno de Estados Unidos va a poner 100 000 millones de dólares? No. ¿Que alguien en este planeta va a poner 100 000 millones de dólares? No, no quiere decir eso. ¿Qué los desarrollados cumplirían su obligación histórica y legal de hacerlo? No, no quiere decir eso. Quiere decir que van a participar de un esfuerzo global, en el que Estados Unidos, los países europeos y otros desarrollados pondrán una cantidad de dinero; las economías llamadas emergentes otra cantidad de dinero, y los países más pobres de África y los más pequeños Estados insulares, amenazados con desaparecer, tendrán que poner también cantidades de dinero. Y más adelante lo voy a demostrar con evidencia documental que presentaré. El señor Obama entonces utiliza una frase destinada a engañarlos a ustedes, y, por intermedio de ustedes, a toda la opinión pública internacional. Dice: “Es clara la fórmula; tenemos que atenernos al principio de respuestas comunes, pero diferenciadas y capacidades respectivas.” A todo el mundo le sonará familiar esa frase, porque hay una frase muy familiar, que es el corazón de la Convención de Cambio Climático y del Protocolo de Kyoto, que es el concepto de responsabilidades comunes, pero diferenciadas: Responsabilidades. Quiere decir que los acumuladores históricos y los países desarrollados, que son los responsables de esta catástrofe, tienen 19 responsabilidades distintas a las de los pequeños Estados insulares o a la de los países del Sur, sobre todo los países menos desarrollados, responsabilidades. Responsabilidades quiere decir financiamiento; responsabilidades quiere decir transferencia de tecnología en condiciones aceptables, y entonces Obama hace un juego de palabras, y en vez de hablar de responsabilidades comunes, pero diferenciadas; habla de respuestas comunes, pero diferenciadas. Tendría que tener yo muchísima evidencia, de la cual no hay ni un ápice, de que Obama se confunde o de que no usa conscientemente una frase que está en la mente, que está en los códigos de la prensa y que está en los códigos de la opinión pública para confundir a la gente. Habla también de contribuir a ese propósito según las capacidades respectivas, quiere decir que todo el mundo tendrá que poner dinero en ese fondo que proclama, y después dice que hay un acuerdo y miente, porque en Copenhague, ni había en ese momento, ni hay en este minuto, acuerdo —reconoce que no es perfecto, dice que no es perfecto—, y lo considera un paso sustancial adelante, hacia el futuro. Termina su discurso desde un podio como este, y sale inmediatamente por una puerta disimulada, en una pared como esta, blanca, y abandona el Plenario sin dignarse a escuchar a nadie, ni había escuchado a nadie antes de producirse su intervención. Ahora, ese evento falso, esa farsa del pequeño grupo de países, en el cual hay países por los que Cuba siente profundo respeto y que tienen una merecida ejecutoria en los temas del cambio climático y, en general, en la política exterior, que es un formato impuesto por Estados Unidos y por Dinamarca —se trata también de confundir a la opinión pública mundial, y presentar ese evento como si fuera la Conferencia de las Partes de Cambio Climático; es decir, se roba el contenido del evento a un formato falseado y se hace todo lo posible para que la gente piense que ese formato falseado es la Conferencia de las Partes— se hace en la sala principal. Es una vergüenza suspender la Conferencia de las Partes, los oradores han tenido que trabajar la madrugada anterior. Hubo discursos que se produjeron a las 4:00 de la mañana, el compañero Chamero estaba allí sentado a las 3:00, a las 4:00 de la mañana, precisamente para posibilitar este formato. Se hace en la sala principal. La mitad de la sala principal estuvo ocupada el primer día, el 17, por representantes de organizaciones no gubernamentales, la sociedad civil, movimientos populares, etcétera; ese día no había uno. La mitad de la sala permaneció vacía, se impidió acceder a los representantes de las organizaciones no gubernamentales. En segundo lugar se mantuvieron allí las banderas que presidían la Conferencia de las Partes; se mantuvieron los escaños de los Estados. A Cuba nadie le preguntó si quería tener un escaño en esa farsa. Cuando llegamos allí estaba 20 el escaño, tenía el nombre del país: Cuba. Se mantuvieron en la presidencia del evento los títulos de los funcionarios de la Secretaría, que no tenían nada que hacer en ese invento, en ese formato inventado. El secretario ejecutivo de la conferencia, el vicesecretario ejecutivo tenían escaños allí, el secretario general de las Naciones Unidas, y se mantuvo el logotipo del evento. No es posible convencer a ninguna persona cuerda y medianamente informada de que ese diseño no perseguía el objetivo de confundir a la opinión pública mundial. Entonces se produce la conferencia de prensa de Obama a las 10:30 de la noche del día 18 de diciembre, una conferencia a la cual se da acceso limitado a la prensa internacional, y que se hace en una sala pequeña, mientras se engaña a una cantidad importante de periodistas que permanecen esperando en la sala oficial de las conferencias de prensa del evento de Cambio Climático. ¿Qué dice el Presidente de Estados Unidos? Dice: “Hemos producido un sustancioso y sin precedente acuerdo aquí en Copenhague. Por primera vez en la historia las mayores economías hemos venido juntas a aceptar responsabilidades”, etcétera. ¿Qué quiere decir eso de que “las mayores economías hemos venido juntas a aceptar nuestras responsabilidades”? Quiere decir que están descargando importante peso de la carga que significa el financiamiento para la mitigación y la adaptación de los países, sobre todo del Sur, al cambio climático, sobre China, Brasil, India y Sudáfrica; porque hay que decir que en Copenhague se produjo un asalto, un atraco con- Tabloide Especial No. 1 tra China, Brasil, India, Sudáfrica, y contra todos los países llamados eufemísticamente en desarrollo. Sigue diciendo el presidente Obama: “Nosotros permanecemos comprometidos con una legislación integral que creará millones de empleos nuevos en América, dará nuevo poder a la industria, mejorará nuestra seguridad nacional reduciendo nuestra dependencia del petróleo extranjero”, etcétera. Ya dije los datos; pero, además, la ley esa no ha pasado. La ley esa pasó en la Cámara, no ha llegado al Senado, se discute en el Senado, cuesta 800 000 millones de dólares. Todo el mundo sabe que a finales del año que viene hay elecciones congresionales en Estados Unidos y ya se empieza a especular cómo les irá a los demócratas en esas futuras elecciones. Sigue diciendo Obama: “Las acciones que hemos venido a tomar a Copenhague significan un objetivo ambicioso de reducción de nuestras emisiones”, y vuelve a mentir. Ya di los datos, ya dije lo que significa: un 3%, aproximadamente, de reducción es lo que está diciendo Obama. Simplemente jugando con los números, alterando las bases de cálculo, muestra un crecimiento que así y todo es ínfimo, porque todo el mundo sabe, y es universalmente aceptado por la comunidad científica, que si las emisiones no se reducen en no menos de un 45%, para el año 2020 se producirán incrementos de temperatura y efectos gravísimos que he mencionado antes. Dice: “Hemos acordado unirnos en un esfuerzo internacional para proveer financiamiento para ayudar a los países en desarrollo.” Es decir, miente todo el tiempo; con palabras demagógicas, con profundo cinismo, engaña todo el tiempo a la opinión pública. Dice: “Hay tres componentes: transparencia, mitigación y financiamiento.” ¿Transparencia qué cosa es? El intento que mencioné antes de obligar a las mayores economías, de humillar a países como China, con mecanismos injerencistas, intervencionistas, para evaluarlos, para certificar su conducta internacional, cuando el primer delincuente internacional en materia de emisiones de carbono y cambio climático es, supuestamente, el fiscal, el juez en que se pretende erigir el gobierno norteamericano. Dice: “Hemos trabajado todo el día para establecer un nuevo consenso alrededor de estos tres puntos.” ¿Qué quiere decir un nuevo consenso? Es nuevo con relación a la Convención de Cambio Climático, es nuevo con relación al Protocolo de Kyoto, significa la liquidación del consenso anterior de sus bases. Dice: “Me estoy yendo antes del voto final, pero yo siento confianza de que nos estamos moviendo en dirección a un acuerdo significativo. Yo creo que hemos alcanzado en Copenhague no el final, pero sí un comienzo, el comienzo de una nueva era de acción internacional.” Es verdad, es una nueva era la que se pretende construir, que no se logró hacer pasar en Copenhague, que significa olvidar el concepto de responsabilidades comunes, pero diferenciadas, y echar sobre los países en desarrollo, especialmente las economías emergentes, el peso de la carga. Con cinismo dice: “Kyoto obligaba legalmente a los Estados; pero todo el mundo sabe que nos quedamos cortos en el cumplimiento de los compromisos, a pesar de eso.” Es decir, con profundo cinismo dice que aquel era vinculante, no lo cumplimos, se acabó el acuerdo vinculante, la nueva era; no se preocupen porque de todas maneras estábamos obligados a cumplir aquel; pero todo el mundo sabe que nadie lo cumplió. Es una repetición de las posiciones más oscuras, más retrógradas en este, que marcan un retroceso en la posición internacional de este tema. Estados Unidos antes, con Bush, no era parte del Protocolo de Kyoto, y Obama no ha cambiado esencialmente la posición de Estados Unidos con relación a un acuerdo internacional vinculante, es decir, legalmente obligatorio; pero por lo menos entonces había un régimen internacional, del que Estados Unidos no era parte, pero había un régimen internacional. Ahora lo que se ha tratado, en Copenhague, es de ir al asalto contra ese régimen y subvertirlo. Dice Obama: “En términos de futuras obligaciones, la cosa más importante es construir alguna confianza entre los países en desarrollo y los países desarrollados,” una postura totalmente demagógica, ambigua. Alguien le pregunta, le dice: “Pero, bueno, si usted se va quién va a firmar el acuerdo, quién va a adoptar el acuerdo importantísimo, su gran triunfo, el acuerdo de Copenhague.” Dice: “Bueno, yo tengo que irme, hay otros funcionarios que están mandatados para firmarlo, llegado ese punto ellos terminarán totalmente el trabajo.” Y se marcha Cambio climático evadiendo preguntas de los periodistas, hay que decir que preguntas bastante poco informadas, a partir de la lógica que prevalece aquí, que es la del engaño, la de la confusión, destinada precisamente a engañar a la opinión pública internacional. Podemos pasar a presentar los documentos, las versiones de documentos. Les voy a mostrar, primero, cómo el documento este fue cocinado, fue elaborado con días de antelación, de manera clandestina; y, segundo, les voy a demostrar que en Copenhague no hubo el menor acuerdo. Esta es una de las versiones del documento, el compromiso de Copenhague; tiene algunos párrafos preambulares, y aquí dice: “La Conferencia de las Partes decide” —es decir, la palabra clave que se usa en este documento es decide— “adoptar este acuerdo político, que se convierte en operacional inmediatamente.” “La Conferencia de las Partes decide”, que es la palabra clave de este documento. Continuamos mostrando los documentos. En este documento, se pueden fijar en los números de los párrafos; párrafo cinco, por ejemplo, aquí verán uno de los grandes aportes de estos nuevos documentos. ¿Kyoto cómo era? Kyoto tenía un formulario, una tabla que decía: “Los países del Anexo 1 se comprometen a hacer las siguientes reducciones. Con relación al año 1990, esta lista de países se compromete a hacer las siguientes reducciones: tal país, 82%; tal país tanto por ciento.” Bueno, en este documento es este el formulario que dice que esta es la relación de objetivos cuantificados de reducción de emisiones por parte de los países, que no se sabe cuáles son; pero lo que sí se sabe es que los que van a ir aquí no son los desarrollados. Van a estar los desarrollados, pero va a estar China, va a estar Brasil, va a estar India, va a estar Sudáfrica y vamos a estar todos nosotros con un compromiso, supuestamente, de reducción de emisiones. Ahora, en Kyoto la Conferencia de las Partes fijó ese compromiso. Aquí, ¿quién iba a fijar el compromiso si hubiera pasado el acuerdo de Copenhague? Libremente, cada gobierno. El gobierno norteamericano se iba a fijar su propio compromiso, el del Reino Unido lo mismo, el gobierno de Dinamarca se hubiera fijado también, se fijaría su propio compromiso. Esta es otra tabla. En este caso es para informar sobre medidas de mitigación adoptadas por otros países, es decir, no solo los desarrollados. En letra muy pequeña y no lo voy a mostrar en letra mayor porque no es necesario —está el listado de los países que participaron en la redacción de ese documento, según esta versión que yo tengo aquí en la mano. Circularon, al menos, cuatro versiones clandestinas, esta es una de ellas. Aquí aparece la lista de los países que supuestamente iban a firmar. Habría que preguntarles a esos gobiernos si es cierto que estuvie- ron, si no es cierto; es decir, nos abstenemos de emitir juicios en este sentido. (Proyectan texto.) Esta es otra versión del documento en la que no me voy a demorar; pero ustedes ven que aquí ya han tenido que sustituir la palabra decide por una frase muy confusa, dice: Los Jefes de Estado, de Gobierno, ministros y otros jefes de delegación presentes en la Conferencia de Cambio Climático, persiguiendo los objetivos tales y tales, y guiados, etcétera, tomando nota de tal cosa —dice—, han acordado este acuerdo de Copenhague que es operacional inmediatamente. Es decir dice: have agreed on this Copenhagen Accord wich is operational immediately. Ya no se atreven a usar la palabra “la Conferencia de las partes decide”; pero intentan el primer engaño: “La Conferencia de las partes ha acordado...” Ven que es el mismo texto. Si ustedes cotejan los documentos, verán que es imposible una casualidad tal que permita, con menos de un 5% de cambios de palabra, pensar que fueron textos hechos por distintos autores, etcétera, son textos que fueron evolucionando en la cocina esta clandestina. Les voy a mostrar ahora en letra mayor, para que sea más fácil para ustedes, algunos de los párrafos clave de los documentos. Uno de los textos es el compromiso de Copenhague, y este tiene un nombre técnico, es decir, no es un texto de documento, y este es el Acuerdo de Copenhague que el presidente Obama vendió en la conferencia de prensa como un acuerdo universal y que el Primer Ministro de Dinamarca trató de imponer, por malos modos, a la Conferencia de las Partes. Ahora, este es uno de los párrafos, fíjense en esta parte —no ha habido tiempo de traducir—, enuncia aquí la meta de lograr una reducción global anual de las emisiones para el 2050 del 50%, comparado con el año 1990. En este otro párrafo ya ven que esa frase desapareció, ni siquiera esa frase que es una broma macabra; porque se sabe que si no se reducen las emisiones para el 2020 en un 45% se producirán efectos catastróficos, y este documento proponía para el 2050 reducciones del 50%. Se sabe que si para el 2050 no ha habido reducciones del orden del 80% al 90% los efectos serían igualmente catastróficos; pero ni siquiera ese intento de engañar a la opinión pública. Porque eso se podría decir más directamente, que significa la condena aproximadamente de un tercio de las especies y la condena a los pequeños estados insulares. Desaparece de este texto. Y aparece aquí, entonces, en este otro, la meta de restringir el incremento de la temperatura en 2º Celsius, cuando yo les expliqué lo que ocurriría si la temperatura pasaba de un incremento de 1,5º Celsius, y aquí, en vez de hablar de reducciones concretas, se habla, primero, de un nivel de aumento de temperatura gravísimo, inadmisible para la vida, para la biodiversidad, y, en segundo lugar, se habla de 2º centígrados, en vez de 1,5º centígrados. Aquí tienen otro párrafo, en las tres versiones de documentos —he usado solo tres versiones, porque no hay espacio aquí suficiente. En esta primera, fíjense que dice: “Las partes toman nota de los compromisos individuales de las partes que son países desarrollados de proveer nuevos y adicionales recursos por una cantidad de 30 000 millones de dólares para el período 2010-2012, como aparece en el anexo”, en un apéndice del documento. Y ese mismo párrafo se repite en esta versión. Ahora, en la versión siguiente, en este documento, fíjense cómo se produce un cambio en el lenguaje, empieza aquí (Señala), dice: “El compromiso colectivo de los países desarrollados es proveer nuevos y adicionales recursos por aproximadamente 30 000 millones de dólares para el período 2010-2012, con un destino balanceado entre adaptación y mitigación.” Y reconoce después que se va a priorizar los fondos de adaptación para los países en desarrollo más vulnerables. Es decir, notan el cambio en el lenguaje, cómo se va “aguando” el compromiso. Ya no son compromisos individuales, ya son colectivos; ya no son por 30 000, sino por una cantidad aproximada. Ya se decide los destinos de esos dineros. Ahora, aquí hay una frase muy importante, ustedes ven ahí un corchete (Señala), ese corchete quiere decir que sobre esa frase ni siquiera en el pequeño grupo de países con los que Estados Unidos se dignó consultar, y a los que trató de imponer y, en efecto, terminó imponiendo algunos conceptos, estaban de acuerdo, aceptaban. Dice: “En el contexto de acciones significativas de mitigación y transparencia sobre la implementación, se acuerda entonces una meta de movilización conjunta de 100 000 millones de dólares para el año 2020, para enfrentar las necesidades de los países en desarrollo, con relación al cambio climático.” Es decir, aquí no dice que los países desarrollados van a proveer 100 000 millones de dólares, lo cual es poco, porque todo el mundo sabe también que las cifras para tomar acciones iniciales que contengan el cambio climático, y que se requieren con extrema urgencia, tienen que estar en el orden de los 300 000 millones de dólares anuales. Ahora, aquí no dice que los desarrollados van a poner de su bolsillo, de las arcas desbordadas, boyantes de esos gobiernos 100 000 millones. Dice que “los países desarrollados van a hacer parte de un esfuerzo conjunto de movilización”. ¿Qué cosa es un esfuerzo de movilización? Quiere decir pedir dinero, buscar dinero, etcétera. ¿Qué quiere decir que es conjunto? ¿Conjunto con quiénes? Conjunto con Cuba, conjunto con las economías llamadas emergentes, conjunto con los países en los cuales hay niveles de hambre, de pobreza, condiciones miserables de vida, niveles de muerte por enfermedades preveni- 21 bles y curables, o por desnutrición mayores que las que se produjeron en cualquiera de las guerras mundiales; es decir, “un esfuerzo conjunto de movilización”. Aquí viene el lenguaje cínico, la demagogia y el intento de engañar a la opinión pública. Ahora, ¿de dónde va a salir el dinero? Ni siquiera tienen el pudor de no decir de dónde va a salir el dinero y dejar que la gente se lo pregunte; tienen la frase aquí, dicen: “Estos fondos vendrán de una amplia variedad de fuentes.” “Amplia variedad de fuentes”, ¿esa frase qué quiere decir? Quiere decir: no sueñen con que vendrán de los presupuestos de los gobiernos de los países desarrollados. Y después con profundo cinismo siguen describiendo, ¿cuáles son las fuentes? Bueno, “públicas y privadas” —como si el mercado fuera a resolver esto—, “bilaterales y multilaterales”. Aquí en “multilaterales” qué quiere decir, que no son recursos nuevos y adicionales. Quiere decir que podrán moverse por la vía de las instituciones de Bretton Woods, que podrán moverse por la vía de las Naciones Unidas, que son los recursos que hoy están comprometidos y que no se aportan por los países desarrollados; porque todo el mundo sabe que los países desarrollados no cumplen la meta del 0,7% del Producto Interno Bruto en ayuda oficial al desarrollo, que expolian a nuestras economías extrayendo, por la vía del dumping, el intercambio desigual de la deuda, del interés de la deuda, muchísimo más dinero, entre seis y diez veces el dinero que aportan por ayuda oficial al desarrollo. Y entonces, el colmo del cinismo es esta frase: “incluso, fuentes alternativas de financiamiento”, que nadie ha logrado explicar qué cosa es eso. Lo que no es público ni privado, bilateral ni multilateral, ni viejo ni nuevo; es decir, ¿qué cosa eso? ¿A la sociedad civil le van a pedir dinero, millonarios van a hacer donaciones generosas, el mercado se va a mover para proteger la naturaleza, etcétera? Y ustedes ven que esto todavía se deteriora más en el párrafo del supuesto compromiso de Copenhague, donde ya ni siquiera dice con precisión esas mismas palabras, sino, incluso modifica ligeramente el lenguaje. Aquí tienen un párrafo de una de las versiones del documento que se refiere a los grupos de trabajo que han estado negociando con relación a este tema, que son los únicos oficiales existentes en la Conferencia de las Partes, que es el Grupo de Trabajo Especial sobre Acción Cooperativa a Largo Plazo y el grupo sobre la continuación del Protocolo de Kyoto, en que hace alusión a los anexos, etcétera, que supuestamente debían venir llenos, debían venir con compromisos cuantificables. Aquí hay un párrafo muy curioso del documento que precede, ¿no?, de uno de los primeros intentos antes de la llegada de Obama, incluso, que se estuvo cocinando durante semanas, evidentemente. Al Primer Ministro danés varias delegaciones, sobre todo Venezuela le 22 preguntó directamente más de una vez si existía algún documento, si él tenía la intención de presentar algún documento, igual que a la Ministra de Medio Ambiente danesa, y dijeron con profundo cinismo los dos: “No, no podríamos hacerlo, la presidencia no está calificada para eso, seríamos incapaces.” Bueno, pues sí había documento. Ahora, fíjense este documento qué es lo que propone. Este documento propone acordar reducciones de la emisión de gases de efecto invernadero, por un X por ciento para el 2020, comparado con el año 1990, y un Y por ciento comparado con el año 2005, y compromete después una reducción del 80% para el 2050 comparado con el año 1990. Bueno, hay una X, que no se sabe qué quiere decir, una persona decente en vez de la X habría puesto no menos del 45%, y, sin embargo, ustedes ven que es decente la formulación con relación al año base de 1990 y la formulación con relación al 80% para el 2050. Ahora, qué pasa aquí en el mismo párrafo. No puede ser casualidad que los dos párrafos empiecen diciendo —miren el lenguaje— exactamente las mismas palabras: implementar el compromiso de las partes del Anexo 1, los desarrollados, individuales o colectivamente, etcétera, etcétera. Ven que es exactamente el mismo lenguaje en las versiones, lo que ha ocurrido un milagro, se ha perdido la X, la Y, el compromiso del año 2020, y el compromiso del año 2050 ha bajado de 80% a 50%. Es decir, ha habido un forcejeo que hay que reconocer a los países en desarrollo, a las economías emergentes, que estuvieron lidiando en un cuarto más pequeño que este, cerrado, con la delegación norteamericana, y en determinado momento Tabloide Especial No. 1 directo con el emperador. Esto es, como ustedes ven, lo que ha ocurrido en estos documentos. Llega entonces la noche fatídica, la noche de los cuchillos largos. Obama da la conferencia de prensa a las 10:30, aproximadamente. Se había convocado el plenario a las 10:00 de la noche, por la presidencia danesa. Estábamos todos allí, esperando a que comenzara el plenario. Se dijo después: “Vamos a demorar unos minutos. Circularemos un texto en los próximos minutos.” Parece que Obama llegó tarde y decidieron aguantar el tiempo del plenario. La reunión estuvo esperando, las delegaciones oficiales: ministros, cancilleres, las delegaciones técnicas que llevaban alrededor de 48 horas, prácticamente sin dormir y desde el día 7 de diciembre durmiendo unas tres horas, cuatro horas diarias; se mantienen allí en la sala sin explicación ninguna, hasta las 3:00 de la mañana. A las 3:00 de la mañana llega el Primer Ministro de Dinamarca, que es el Presidente de la Conferencia, y dice, como si no hubiera pasado nada, como si fueran las 10:00 de la mañana, dice: “Se reanuda la sesión de la Conferencia de las Partes. Se ha trabajado en la elaboración de un documento que me honro en presentar ante ustedes. Voy a conceder una hora a las distinguidas delegaciones para que hagan consultas regionales, y dentro de una hora adoptaremos el documento.” Y ahí se produce el escándalo, porque el Primer Ministro danés cierra la sesión, y es cuando se oye el claqueteo de un grupo de delegaciones golpeando con la pancarta que tiene el nombre del país, que es con la que se corta la mano la compañera Claudia Salerno, de Venezuela, y muestra después la mano lastimada. Y solo mediante un escándalo en el plenario el Presidente vuelve acomodarse en su asiento y concede la palabra. Y entonces se produce el nombre del representante de Tuvalu, para sorpresa de todos, porque ahí se esperaba que fueran países especialmente radicales, etcétera. Pero no, es Tuvalu, con la profunda razón de que es una isla que va desaparecer, como muchas otras de ellas. Se llama Ian Fry este delegado, que es un experto, una persona seria, decente, y plantea, con lágrimas en los ojos, profundamente emocionado, que Tuvalu no va a aceptar el documento, lo cual es un acto de valentía suprema, porque eso lo dice Cuba que es independiente a Estados Unidos, que resiste y vence el bloqueo norteamericano, que no depende de la Unión Europea, que puede decir lo que piensa, que lo que dice en privado lo repite en público, que lo que dice en el discurso lo hace en los hechos, que no depende de las instituciones de Bretton Woods, que no depende de créditos del Fondo Monetario, etcétera; pero, bueno, Tuvalu, que es una economía pequeña, en estas condiciones, es un acto de verdadero coraje, lo que hace este delegado. Y usa una frase tremenda, dice: “Como en el pensamiento bíblico, aquí nos han ofrecido 30 monedas de plata para que aceptemos un acuerdo que no asegura la sobrevivencia de nuestros Estados insulares.” Después habla Claudia Salerno, que hace una defensa apasionada, desde la gran autoridad —que fue ella la que preguntó varias veces al Presidente si había documentos y él le dijo que no, y a la Ministra del Medio Ambiente—, la enorme autoridad, el coraje y el disgusto de haberse metido casi dos semanas nego- ciando, habiendo sido engañados allí; porque lo que ha ocurrido allí, ni más ni menos, es que, mientras estos grupos han estado negociando, ha habido un pequeño grupo en otro lugar negociando por su cuenta, sabiendo que esa negociación, la oficial, simplemente se iba a abandonar en el último minuto, iba a ser sustituida, un engaño. Bueno, yo tengo alguna experiencia de Naciones Unidas, otros compañeros podrían hablar con más propiedad, pero yo puedo decir que en los últimos 30 años en Naciones Unidas solo una vez en la llamada Cumbre del Milenio pasó algo así en una negociación separada; pero jamás en un evento de esta magnitud, jamás con negociaciones en formatos oficiales de las partes. Y la delegada venezolana impugna con mucho valor el origen espurio del documento que se está tratando de imponer y el método antidemocrático de decir: Tienen una hora, consulten entre ustedes, si quieren, y lo toman o lo dejan. Interviene después Bolivia, es el ministro boliviano de Medio Ambiente, Pedroso, que hace un discurso enérgico, fuerte también en este tema. Intervengo yo entonces. Ustedes han visto en la prensa algunos elementos del discurso, centrado en algunos factores de estos procesales, los que ya se han dicho. Digo: “El documento que usted varias veces afirmó que no existía, señor Presidente, aparece ahora. Hemos visto versiones que circulan de manera subrepticia y que se discuten en pequeños conciliábulos secretos” —se las he mostrado aquí a ustedes. En esa misma sesión propuse entregárselas a la prensa internacional, a las organizaciones no gubernamentales, Cambio climático para que cada cual se haga su juicio. Y más que centrarme en los aspectos procesales, más que suficientes para no aceptar ese documento espurio, me centro en el contenido del documento; porque todavía si fuera espurio, pero decente en su contenido, bueno, podría provocar alguna duda. Alguien en determinado momento ofreció pedir perdón a la comunidad internacional y a los países a nombre del sistema de Naciones Unidas, los países desarrollados, etcétera, a cambio de que se aceptara el documento. Y, bueno, a lo mejor eso hubiera podido ser una salida honrosa, es decir, una autocrítica verdadera, el reconocimiento de esta atrocidad desde el punto de vista procesal; pero el problema es que el documento no se podía aceptar, no solo porque era espurio, sino porque su contenido es suicida. Yo abordo el concepto de los 2º Celsius, del incremento de los 2º, me centro en eso, en que el documento no tiene compromiso alguno de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Menciono las frases que se han omitido, porque tengo conmigo las versiones anteriores; menciono el tema de la reducción del 45% para el 2020 y del 80% o 90% para el 2050, y menciono que todo planteamiento acerca de la continuidad de las negociaciones, porque el párrafo 13 de este supuesto Acuerdo de Copenhague dice que “continuarán negociaciones para adoptar uno o varios instrumentos vinculantes”, pero no dice que esas negociaciones tienen que ser continuidad, tienen que ser un segundo período del Compromiso Vinculante del Protocolo de Kyoto. Entonces, ¿esa frase qué quiere decir? Quiere decir que Kyoto murió en el momento en que se apruebe este documento. Por eso digo que este documento es el acta de defunción de Kyoto, que nosotros no podemos aceptar, y que lo que el Presidente ha mencionado como un grupo representativo de líderes, no es más que una verdadera atrocidad de violación del principio de igualdad soberana de los Estados: cada país es igual a otro, cada delegación tiene un voto, la palabra de una delegación tiene igual peso que la de otra, es en lo que se basa el sistema de las Naciones Unidas, en lo que se basan las relaciones internacionales en el mundo multilateral actual. Se producen entonces intervenciones de un grupo de países respaldando esta posición y grandes aplausos en la sala, lo cual a nosotros nos sorprende, ¡grandes aplausos en la sala! Después de esto se produce entonces una propuesta constructiva de las delegaciones del ALBA, que presenta Nicaragua con apoyo de las delegaciones que mencioné antes y de Sudán, que es el Presidente del Grupo de los 77. No a nombre del Grupo de los 77, porque no hay tiempo de reunir a más de 100 países, sino Sudán en capacidad nacional, pero sin olvidar que es el Presidente del Grupo de los 77. Y se dice: Bueno, busquemos una forma honorable, que es coger lo que ustedes le llaman el Acuerdo de Copenhague y, en vez de pretender adoptarlo aquí en esta conferencia, circularlo como un documento informativo, es decir, para información de todos, que esa es la posición de un grupo de países. Y cuando ese acuerdo lo presenta, obligado por las circunstancias, el Presidente, intervienen algunas delegaciones europeas, traicionan su palabra y se vuelve otra vez a las consultas, etcétera. Hay que decir que quien hizo el papel de verdugo en esta sesión fatídica fue la delegación del Reino Unido, uno de sus ministros, un ministro de su Gabinete, que llegó allí corriendo, despavorido, sin corbata, se había ido ya a dormir, todos pensaban que el mundo tendría un espinazo más flexible, sería más dócil ante el dictado del emperador, y llegó allí corriendo, pidió la palabra, le dieron la palabra y su micrófono no funcionaba. Lo intentó varias veces, y, obviamente, es lo que hace todo el mundo, busca otro micrófono para hablar, con el detalle de que el micrófono que escogió fue el de la delegación de Estados Unidos de América, y se produjo una risa masiva en la sala cuando en las pantallas se vio, sentados juntitos, al señor Pershing, que es el representante de Estados Unidos en estos temas, un ambientalista reciclado, arrepentido, que ha traicionado sus orígenes en el movimiento ambientalista, juntitos Pershing y un ministro británico haciendo el papel de verdugo. La vez siguiente el ministro británico se sentó en un escaño de un país africano: la hipocresía y el cinismo de esta época. Se dio cuenta de que era fea la imagen de compartir el escaño de Estados Unidos cuando estaba haciendo su trabajo. Ocurre un suceso divertido, que es que piden la palabra simultáneamente Estados Unidos y Nicaragua, y el Presidente danés —el Presidente de la sesión, quiero decir, el Primer Ministro—, obviamente, le dio la palabra a Estados Unidos. Nicaragua protesta. Estados Unidos dice: “Bueno, puedo hacer uso de la palabra más tarde.” Le dan la palabra a Nicaragua, le dan la palabra a Estados Unidos, y el delegado de Estados Unidos dice: “No, no tengo nada que decir.” Y Estados Unidos no habla en esta sesión, ni cabildea. Toda la prensa europea ha dicho que la Unión Europea fue humillada en esta conferencia por Estados Unidos y que Obama negoció con algunos países importantes y que le impuso un acuerdo a la Unión Europea. Bueno, algunos países de la Unión Europea fueron los que asumieron la vergonzosa responsabilidad de defender el ucase imperial. Se enreda la situación y aparecen otras propuestas procesales. El Secretario General de Naciones Unidas hace un esfuerzo extremo, modesto, constructivo, me pide conversar, conversa- 23 mos, y tenemos una reunión con un grupo de países del ALBA y donde están también Sudán y Egipto. Hace una apelación emocionada, y yo le expreso flexibilidad y espíritu constructivo, le digo: “Estamos dispuestos a proseguir las negociaciones, estamos dispuestos a interrumpir las sesiones y continuarlas dentro de un tiempo; estamos dispuestos a discutir algunas formulaciones mínimas, las esenciales, solo del documento, y a olvidar el procedimiento espurio, traicionero que se ha usado aquí, y nosotros lo apoyaremos si usted hace ese esfuerzo, y ocurra lo que ocurra en esta conferencia no lo responsabilizamos a usted ni a las Naciones Unidas y continuaremos apoyando en el esfuerzo a la organización y a su Secretario General en relación con el enfrentamiento a los efectos del cambio climático. De esa reunión sale más o menos un acuerdo, que cuando el Primer Ministro danés lo va a adoptar, se interpone otra vez la delegación británica, con otras delegaciones europeas, y lo frustra, y se produce entonces una contrarreforma allí, una oleada, sobre todo delegaciones europeas y de aliados desarrollados, tratando de presentar que hay una muy exigua minoría y una enorme, universal mayoría a favor del documento, tesis que repite ahora el distinguido Primer Ministro Gordon Brown. 24 Entonces el Primer Ministro danés trata de imponer una solución vergonzosa, que dice: “Bueno, yo entiendo que aquí casi nadie está en contra, lo que vamos a hacer es acordar el documento y que las excepciones que no están a favor, aparezcan sus nombres a pie de página”, y como si estuviera en una subasta o en el Parlamento británico, dice: “Bueno, a ver, ¿qué países están en contra?” Ahí algunos países levantan la pancarta, creo que soy yo el que pide un punto de orden y tardo menos en leer lo que dije que en contarlo. Dije: “Vemos que usted confunde los procedimientos. Entiendo que ha quedado totalmente claro que en esta sala no hay consenso para adoptar este documento. He escuchado con paciencia y serenidad algunas intervenciones francamente hipócritas. Lamento profundamente que una delegación europea haya ofrecido aquí dinero para adoptar este documento.” La delegación británica —y digo su nombre ya que el ministro Brown ataca a un grupo de países— dijo allí directamente: “Si ustedes no adoptan este documento, no podrán usar los 30 000 millones de dólares que estamos dispuestos a ofrecer inmediatamente”, lo dijo así, directamente, algo que yo, francamente, nunca había oído en los medios multilaterales. Eso se hace y se dice, lamentablemente, pero generalmente se hace de una forma más elegante. “Me pareció un acto de chantaje vergonzoso. Lo peor de todo es que sabemos que el dinero no vendrá ni con documento ni sin documento. Y le solito a usted, señor Presidente —estaba a unos 15 metros de mí el Presidente, estábamos muy cerca—, que se atenga a los procedimientos, se abstenga de listar la posición de países, porque aquí no existen votaciones nominales, y, por favor, no insista en un camino que no tiene solución. “Me parece entender que aquí hay una clara mayoría que no acepta otra formulación de este documento que no sea en la categoría de ‘miscelánea’, ‘informativo’, etcétera.” Se produce otro intervalo para consultas, se producen intervenciones otra vez de la compañera Claudia, de los bolivianos, los nicaragüenses, los sudaneses, Tuvalu ha intervenido en otro momento, otros países en desarrollo también. Hay que comprender que muchos países en desarrollo, sobre todo las pequeñas islas, que respetamos profundamente y que resistieron, se opusieron, defendieron su verdad, siendo economías pequeñas, muy vulnerables, estaban en un dilema atroz: si aprobaban el documento, sabían que era cerrar el camino al futuro; pero si no aprobaban el documento, sabían que no verían un centavo de los fondos que les son imprescindibles para sobrevivir. Apareció entonces la fórmula de tomar notas del documento (Muestran documento). El único documento aprobado en la Cumbre de Copenhague es este papel. Este papel dice: “La Conferencia de las Partes toma nota del Acuerdo de Copenhague 2009.” Es decir, “toma nota”, y miren lo demás que se acuerda, en blanco, vacío. Tabloide Especial No. 1 ¿Qué quiere decir “tomar nota”? Tomar nota quiere decir, en Derecho Internacional, reconocer conocimiento, darse por enterado de que algo existe, no tiene ningún efecto jurídico desde el punto de vista de Derecho Internacional, no significa anuencia, no significa acuerdo, no significa apoyo, no significa reconocimiento, no significa acogida, no significa bienvenida, que son las palabras que se utilizan usualmente en inglés para referirse a un documento. Vamos a la diapositiva siguiente: Verán aquí que donde se habla del tema aparece una pequeña nota que dice: “Los países han acordado el Acuerdo de Copenhague”, y aquí aparece un pequeño paréntesis que dice: “Listado de las partes.” ¿Qué quiere decir eso? Quiere decir que en el documento este de Copenhague va a quedar para la historia el nombre de los 27 países que participaron en el proceso de adopción de este documento. ¿Qué es lo que decidió la Cumbre de Copenhague? Simplemente enterarse de que estos 27 países dijeron tal cosa, escribieron tal papel. Y hay que decir que ese papel fue el resultado de la defensa de los intereses de los países en desarrollo por las economías emergentes: China, Brasil, India, Sudáfrica; por los países menos adelantados, representados allí por un país africano; por las pequeñas islas, representadas por un país caribeño; por el Grupo de los 77, de alguna manera representado allí por Sudán, que hicieron un gran esfuerzo por vencer la resistencia y no pudieron frente a la presión norteamericana. Son las 10:00 de la mañana, el Primer Ministro danés se ha ido horas antes, ha abandonado eso. Antes habían ofrecido renunciar a la presidencia de la conferencia en favor de la siguiente, que es México, y es Bahamas, un pequeño país insular, quien toma la conducción de la sesión, y rápidamente presenta esta fórmula, sin tiempo para que nadie diga nada. Lee la fórmula, y la fórmula que lee dice: “La Conferencia de las Partes decide tomar nota”, da un golpe de mallete. Hay que volver a protestar para decir: “No, la palabra ‘decisión’ no se puede usar, porque se sabe que la palabra ‘decisión’ está dirigida a engañar a la opinión pública”, y entonces se quita la palabra ‘decisión’, otra escaramuza, y finalmente se da a las 10:30 de la mañana el golpe de mallete que pone fin al espurio proceso del llamado Acuerdo de Copenhague, y la conferencia se empieza a ocupar de otros temas. Yo me marcho ya, viajo para acá acompañando al compañero vicepresidente Lazo, se quedan los demás compañeros, y a las 12:00 del día, bajo la presidencia de una pequeña isla del Pacífico, se reabre —una cosa insólita— por tercera vez lo acordado, y entonces se pretende incorporar a la decisión de la Conferencia de las Partes, una fórmula que permita tomar adhesión, hacer adhesión al documento. Porque, evidentemente, los que estaban en esta lista, sobre todo sus grandes autores, los norteamericanos básicamente, se dan cuenta de que es precaria la posición de ellos de decir: el Acuerdo de Copenhague nada más está adoptado por veintipico de países, y entonces pretenden cambiar el pasado, cambiar la historia y abrir el Acuerdo de Copenhague a adhesión, para venir tres días después y decir: “Ciento ochenta y dos países firmaron el Acuerdo de Copenhague.” Una gran batalla procesal, que encabezan los compañeros nuestros que quedaron allí, y finalmente se aborta esa discusión aproximadamente a las 12:00 del día; es decir, dura de 10:30, aproximadamente, hasta las 12:00 del día. Así terminó una farsa antidemocrática, excluyente, arbitraria, caracterizada por la prohibición de acceso a las organizaciones no gubernamentales y por una brutal represión contra más de 100 000 manifestantes, con más de 1 000 detenidos. La prensa europea no ha publicado cuántos heridos se produjeron allí, no he visto editoriales sobre la represión brutal, no he visto cables de las agencias que tanto se ocupan de estos temas cuando ocurre en algún país del Sur; pero han quedado para la historia el testimonio de 46 000 jóvenes europeos fundamentalmente, siendo golpeados con cachiporras, por “extraterrestres”, vestidos con escafandras antimotines, de una manera brutal en una capital de la culta Europa. Perdónenme que haya sido tan largo, más largo de lo que había previsto. Puedo responder preguntas exclusivamente sobre este tema. Moderadora.— Los corresponsales interesados en preguntar, por favor... Miguel Hernández (Sol de México).— Usted mencionaba que México será la próxima sede. ¿Qué opinión usted tiene sobre esta perspectiva del foro de México, después de estas experiencias ahora en Copenhague, y si hay algún interés por parte del Secretario General de las Naciones Unidas, o alguna invitación que Cuba le haya hecho, para que visite nuestro país, para, entre otros aspectos, seguir profundizando sobre este tema? Bruno Rodríguez.— Ha sido acordado previamente por la Conferencia de las Partes, que la 16 Conferencia se produzca en México a finales del año 2010. México, su delegación técnica, que fue con la que nos relacionamos en este proceso, hizo un compromiso constructivo hasta último momento, tratando de reencarrilar este proceso imposible de salvar. Yo creo que el destino de este proceso de negociación es incierto, dada la situación de secuestro que ha impuesto básicamente Estados Unidos. Confío en los Estados miembros de la conferencia de las partes, en la disposición de su Secretaría ejecutiva, en particular su secretario ejecutivo, señor Ivo de Boer. Confío en la gestión del Secretario General de las Naciones Unidas, y estoy convencido de que Copenhague ha sido un paso atrás, pero que habría sido muchísimo más grave convalidar ese paso atrás con un acuerdo de la Conferencia de las Partes, que el hecho de que ha quedado al desnudo ante la historia, ante la opinión pública mundial, ante la opinión pública de cada uno de sus pro- pios países, en particular con los movimientos ambientalistas, la posición de los gobiernos de los países desarrollados que abortaron el resultado de esta conferencia. Cuba seguirá cooperando con el Secretario General en todos sus esfuerzos. El Secretario General cuenta con una invitación permanente para visitar a nuestro país, será bienvenido, y de hecho fue invitado el pasado mes de julio a visitar nuestro país en cualquier momento. Willy Gueiser (AP).— Tengo dos preguntas, por favor. Quería saber. El señor presidente Raúl Castro dijo varios días antes de terminar la Cumbre de Copenhague, que iba a ser un fracaso, que no iba a haber acuerdo. Entonces a mí me gustaría saber si realmente había, de parte del gobierno cubano, voluntad para alcanzar un acuerdo importante. Mi segunda pregunta es sobre lo que refirió el presidente Castro ayer sobre el caso del norteamericano que está detenido. Me gustaría saber dónde fue detenido, si pasó acá en La Habana, qué cargos está enfrentando específicamente. También, de parte de la SINA siguen diciendo que ya están pidiendo permiso para ir a visitarlo bajo sus derechos consulares y que no han tenido ninguna respuesta por parte del gobierno cubano. Así que me gustaría, por favor, saber si va a haber permiso en ese caso. Bruno Rodríguez.— Cuba ha demostrado históricamente y tiene una ejecutoria ejemplar de contribución con la causa de la prevención del cambio climático y la mitigación de sus efectos. De hecho Cuba puede exhibir resultados sobresalientes con un rediseño de su sistema de generación y distribución energética, con la búsqueda de fuentes y líneas de trasmisión de energía más eficaces, con la distribución de decenas de millones de efectos electrodomésticos ahorradores de electricidad, con un programa ambicioso de sustitución de bombillos ineficientes energéticamente por bombillos ahorradores; dispone, además, de capacidades adicionales de generación no contaminantes. Con estas medidas ha prevenido, ha logrado no producir la emisión de cientos de millones de toneladas de C02 solo en los últimos tres años. Es un programa exitoso que Cuba ha puesto, incluso, a disposición de otros países en desarrollo, que funciona con efectividad en algunos países como Venezuela, algunos países latinoamericanos, caribeños, a partir de que es un diseño cubano poco costoso, al alcance de países en desarrollo, y, al mismo tiempo, extremadamente efectivo, según nuestros resultados. Cuba pudo resolver graves escaseces y amenazas de apagones hace varios años, precisamente con este programa ambicioso que está en marcha, cuyos resultados finales se expresarán en todo su potencial en los años venideros, y es un importantísimo ejemplo de mitigación que demuestra cuánto no podría hacerse con pocos recursos que deberían aportar los países desarrollados. En segundo lugar, Cuba tiene un reco- Cambio climático nocido prestigio en los procesos multilaterales relacionados con el cambio climático y, en particular, en la Conferencia de las Partes, por su permanente posición constructiva y flexible. Durante su presidencia del Movimiento de Países No Alineados, durante el desarrollo de la Cumbre Sur del Grupo de los 77, que se efectuó en Cuba en el año 2000, y en general, Cuba se ha distinguido, especialmente, por sacrificar intereses y posiciones nacionales en aras de intereses colectivos de los países del Sur; sus niveles de cooperación internacional son reconocidos ya en el área del medio ambiente, y no solo los ya emblemáticos como en los campos de la salud y la educación. Pero era un secreto a voces que los países desarrollados impedirían un acuerdo en la Cumbre de Copenhague, porque todos los datos —y había datos suficientes— indicaban una completa falta de voluntad política para asumir, primero, un acuerdo vinculante. Es el primer fracaso de Copenhague: no sustituye al Protocolo de Kyoto, que es vinculante, por un acuerdo vinculante. Además, queda claro, en las posiciones demagógicas, engañosas que algunos líderes internacionales, sobre todo de países europeos y de otros países desarrollados, que “en esta conferencia los montes iban a parir un ratón”, como ha dicho alguna prensa, aun en el caso de un final feliz, un happy end, en el que todo el mundo estuviera de acuerdo con un papel que no dijera nada. En tercer lugar, sabemos que las mismas causas que determinan que los paí- ses desarrollados no hayan cumplido los compromisos de financiamiento de Kyoto, permiten asegurar desde ya que no van a cumplir los compromisos de financiamiento que adquieran en el período ulterior de supuestas negociaciones. Veremos cómo cumplen estos magros 30 000 millones de dólares, que cuando uno dice 30 000 millones de dólares está diciendo 10 000 millones de dólares anuales, y estamos hablando de países que han gastado 12 millones de millones de dólares salvando bancos. Los manifestantes, con razón, decían: “Si el clima fuera un banco, lo habrían salvado ya.” Era una de sus consignas más repetidas. Nadie podría creer, ni los más ingenuos, que el mercado va a resolver este problema, y sería muy difícil creer que realmente haya importantes avances en mitigación y adaptación y, sobre todo, en reducción de emisiones de carbono por los grandes emisores de carbono históricamente, y los que mayores per cápita de emisiones de carbono tienen hoy, que son los países desarrollados, en medio de las condiciones ciegas del mercado. El clima es incompatible con los patrones de producción y consumo del capitalismo desarrollado, es una realidad. Se intentará tapar el Sol con un dedo, pero es una realidad. Moderadora.— Andrea, ¿mantienes tú interés en preguntar? (Le dice que no.) Shasta Darlington, de CNN. Shasta Darlington (CNN).— Voy a repetir la pregunta de mi colega sobre la detención del estadounidense, que el presidente Raúl Castro mencionó ayer, si hay más detalles sobre el delito que hubiera hecho, si los oficiales estadounidenses van a tener acceso consular y a quién estaba entregando este equipo satelital de comunicaciones. Gracias, Ministro. Bruno Rodríguez.- Yo les he rogado concentrarnos en el tema de esta conferencia de prensa, que es realmente un tema grave; no solo grave, porque nos va la vida a todos los que habitamos el planeta, en particular, los primeros en morir —de hecho ya están muriendo— son los millones de habitantes de países del Tercer Mundo. Es un tema realmente dramático. En segundo lugar, es un tema urgente. Por eso, les pediría concentrarnos en este tema, y estoy dispuesto en los próximos días a responder cualquier preguntar sobre cualquier otro tema. Arleen Rodríguez.— Sí, me parece que realmente lo más importante es lo que ustedes estaban tratando de discutir en Copenhague. El ALBA como agrupación de países y el Grupo de los 77, más allá de Sudán, ¿han acordado acciones posteriores en vísperas de lo que puede ser México o fue, digamos, un momento coyuntural frente al desafío que representaba al de los más poderosos allí en Copenhague? Bruno Rodríguez.— En la Cumbre de los Países del ALBA, de La Habana, se adoptó una declaración concertada sobre el Cambio Climático y la Conferencia de Copenhague, a la cual ustedes pueden acceder, y recoge las posiciones del ALBA con relación a este tema, que son muy avanzadas, y recoge también la 25 advertencia del fracaso en la Conferencia de las Partes de Copenhague. Puedo decir que varios países del ALBA tuvieron una participación destacada en esta noche fatídica y larga, en la cual, por supuesto, no hubo tiempo de concertar posiciones, etcétera, sino de participar básicamente en capacidad nacional; pero puedo decir que junto a otros países representativos de los países en desarrollo afrontaron este intento de imponer a los países del Sur un documento totalmente lejano de las expectativas, destinado a engañar a la opinión pública, carente de cualquier compromiso, que aboliría el Protocolo de Kyoto en la práctica y que, al mismo tiempo, contiene formulaciones que comprometen la vida en el planeta, la supervivencia del planeta. Puedo decir que, en este proceso, algunos países del ALBA, como los que he mencionado aquí, tuvieron un verdadero liderazgo, que fue reconocido allí y sirvieron de voceros para algunos países que se expresaron, o, incluso, para otros países que no se expresaron; porque es conocido la consecuencia que tiene, en términos de las relaciones internacionales injustas, discriminatorias, muchas veces avasalladoras de los países del Norte, el asumir posiciones de rebeldía como las que, afortunadamente, prevalecieron en esta conferencia cumbre, que permitieron abortar lo que habría sido un verdadero engaño a la opinión pública mundial. Moderadora.— Ministro, muchas gracias, y muchas gracias a todos por su presencia. 26 Tabloide Especial No. 1 Reflexiones del compañero Fidel El derecho de la humanidad a existir El cambio climático está causando ya considerable daño y cientos de millones de pobres están sufriendo las consecuencias. Los centros de investigaciones más avanzados aseguran que queda muy poco tiempo para evitar una catástrofe irreversible. James Hansen, del Instituto Goddard de la NASA, asegura que un nivel de 350 partes del dióxido de carbono por millón es todavía tolerable; hoy sobrepasa sin embargo la cifra de 390 y se incrementa a ritmo de 2 partes por millón cada año, rebasando los niveles de hace 600 mil años. Las últimas dos décadas han sido, cada una de ellas, las más calurosas desde que se tienen noticias del registro. El mencionado gas aumentó 80 partes por millón en los últimos 150 años. El hielo del Mar Ártico, la enorme capa de dos kilómetros de espesor que cubre Groenlandia, los glaciares de América del Sur que nutren sus fuentes principales de agua dulce, el volumen colosal que cubre la Antártida, la capa que resta del Kilimanjaro, los hielos que cubren el Himalaya y la enorme masa helada de Siberia se están derritiendo visiblemente. Científicos notables temen saltos cuantitativos en estos fenómenos naturales que originan el cambio. La humanidad puso grandes esperanzas en la Cumbre de Copenhague, después del Protocolo de Kyoto suscrito en 1997, que entró en vigor el año 2005. El estruendoso fracaso de la Cumbre dio lugar a bochornosos episodios que requieren el debido esclarecimiento. Estados Unidos, con menos del 5% de la población mundial emite el 25% del dióxido de carbono. El nuevo Presidente de Estados Unidos había prometido cooperar con el esfuerzo internacional para enfrentar un problema que afecta a ese país tanto como al resto del mundo. Durante las reuniones previas a la Cumbre, se hizo evidente que los dirigentes de esa nación y los de los países más ricos maniobraban para hacer caer el peso de los sacrificios sobre los países emergentes y pobres. Gran número de líderes y miles de representantes de los movimientos sociales e instituciones científicas decididos a luchar por preservar la humanidad del mayor riesgo de su historia, acudieron a Copenhague invitados por los organizadores de la Cumbre. Omito referirme a detalles sobre la brutalidad de la fuerza pública danesa, que arremetió contra miles de manifestantes e invitados de los movimientos sociales y científicos que acudieron a la capital de Dinamarca para concentrarme en los aspectos políticos de la Cumbre. En Copenhague reinó un verdadero caos y sucedieron cosas increíbles. A los movimientos sociales e instituciones científicas no les permitieron asistir a los debates. Hubo Jefes de Estado y Gobierno que no pudieron siquiera emitir sus opiniones sobre vitales problemas. Obama y los líderes de los países más ricos se adueñaron de la conferencia con la complicidad del gobierno danés. Los organismos de Naciones Unidas fueron relegados. Barack Obama, que llegó el último día de la Cumbre para permanecer allí solo 12 horas, se reunió con dos grupos de invitados escogidos “a dedo” por él y sus colaboradores. Junto a uno de ellos se reunió en la sala del plenario con el resto de las más altas delegaciones. Hizo uso de la palabra y se marchó de inmediato por la puerta trasera. En ese plenario, excepto el pequeño grupo seleccionado por él, se les prohibió a los demás representantes de los estados hacer uso de la palabra. En esa reunión, a los Presidentes de Bolivia y de la República Bolivariana de Venezuela se les permitió hablar, porque al Presidente de la Cumbre no le quedó otra alternativa que concederles el uso de la palabra, ante el reclamo enérgico de los presentes. En otra sala contigua, Obama reunió a los líderes de los países más ricos, varios de los Estados emergentes más importantes y dos muy pobres. Presentó un documento, negoció con dos o tres de los países más importantes, ignoró a la Asamblea General de Naciones Unidas, ofreció conferencias de prensa, y se marchó como Julio César en una de sus campañas victoriosas en Asia Menor, que lo llevó a exclamar: Llegué, vi y vencí. El propio Gordon Brown, Primer Ministro del Reino Unido, había afirmado el 19 de octubre: “Si no llegamos a un acuerdo en el curso de los próximos meses, no debemos tener duda alguna de que, una vez que el crecimiento no controlado de las emisiones haya provocado daños, ningún acuerdo global retrospectivo en algún momento del futuro podrá deshacer tales efectos. Para ese entonces será irremisiblemente demasiado tarde.” Brown concluyó su discurso con dramáticas palabras: “No podemos darnos el lujo de fracasar. Si fracasamos ahora, pagaremos un precio muy alto. Si actuamos ahora, si actuamos de conjunto, si actuamos con visión y determinación, el éxito en Copenhague estará todavía a nuestro alcance. Pero si fracasamos, el planeta Tierra estará en peligro, y para el planeta no existe un Plan B.” Ahora declaró con arrogancia que la Organización de Naciones Unidas no debe ser tomada como rehén por un pequeño grupo de países como Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Tuvalu, a la vez que acusa a China, India, Brasil, Sudáfrica y otros Estados emergentes de ceder a las seducciones de Estados Unidos para suscribir un documento que lanza al cesto de basura el Protocolo de Kyoto y no contiene compromiso vinculante alguno por parte de Estados Unidos y sus aliados ricos. Me veo obligado a recordar que la Organización de Naciones Unidas nació hace apenas seis décadas, después de la última Guerra Mundial. Los países independientes no rebasaban entonces la cifra de 50. Hoy la integran más de 190 Estados independientes, luego que el odioso sistema colonial dejó de existir por la lucha decidida de los pueblos. A la propia República Popular China durante muchos años se le negó su pertenencia a la ONU, y un gobierno títere ostentaba su representación en esa institución y en su privilegiado Consejo de Seguridad. El apoyo tenaz del creciente número de países del Tercer Mundo fue indispensable en el reconocimiento internacional de China, y un factor de suma importancia para que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN le reconocieran sus derechos en la Organización de Naciones Unidas. En la heroica lucha contra el fascismo, la Unión Soviética había realizado el mayor aporte. Más de 25 millones de sus hijos murieron, y una enorme destrucción asoló el país. De esa lucha emergió como superpotencia capaz de contrapesar en parte el dominio absoluto del sistema imperial de Estados Unidos y las antiguas potencias coloniales para el saqueo ilimitado de los pueblos del Tercer Mundo. Cuando la URSS se desintegró, Estados Unidos extendió su poder político y militar hacia el Este, hasta el corazón de Rusia, y su influencia sobre el resto de Europa se incrementó. Nada de extraño tiene lo ocurrido en Copenhague. Deseo subrayar lo injusto y ultrajante de las declaraciones del Primer Ministro del Reino Unido y el intento yanki de imponer, como Acuerdo de la Cumbre, un documento que en ningún momento fue discutido con los países participantes. El Canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, en la conferencia de prensa ofrecida el 21 de diciembre, afirmó una verdad que es imposible negar; emplearé algunos de sus párrafos textuales: “Quisiera enfatizar que en Copenhague no hubo acuerdo alguno de la Conferencia de las Partes, no se tomó ninguna decisión con relación a compromisos vinculantes o no vinculantes, o de naturaleza de Derecho Internacional, en modo alguno; simplemente, en Copenhague no hubo acuerdo” “La Cumbre fue un fracaso y un engaño a la opinión pública mundial. […] quedó al desnudo la falta de voluntad política…” “…fue un paso atrás en la acción de la comunidad internacional para prevenir o mitigar los efectos del cambio climático…” “…el promedio de la temperatura mundial podría aumentar en 5 grados…” De inmediato nuestro Canciller añade otros datos de interés sobre las posibles consecuencias de acuerdo a las últimas investigaciones de la ciencia. “…desde el Protocolo de Kyoto hasta la fecha las emisiones de los países desarrollados se elevaron 12,8%… y de ese volumen el 55% corresponde a Estados Unidos.” “Un estadounidense consume, como promedio, 25 barriles de petróleo anuales, un europeo 11, un ciudadano chino menos de dos, y un latinoamericano o caribeño, menos de uno.” “Treinta países, incluidos los de la Unión Europea, consumen el 80% del combustible que se produce.” El hecho muy real es que los países desarrollados que suscribieron el Protocolo de Kyoto aumentaron drásticamente sus emisiones. Quieren sustituir ahora la base adoptada de las emisiones a partir de 1990 con la del 2005, con lo cual Estados Unidos, el máximo emisor, reduciría a solo 3% sus emisiones de 25 años antes. Es una desvergonzada burla a la opinión mundial. El Canciller cubano, hablando en nombre de un grupo de países del ALBA, defendió a China, India, Brasil, Sudáfrica y otros importantes Estados de economía emergente, afirmando el concepto alcanzado en Kyoto de “‘responsabilidades comunes, pero diferenciadas, quiere decir que los acumuladores históricos y los países desarrollados, que son los responsables de esta catástrofe, tienen responsabilidades distintas a las de los pequeños Estados insulares o a las de los países del Sur, sobre todo los países menos desarrollados…” “Responsabilidades quiere decir financiamiento; responsabilidades quiere decir transferencia de tecnología en condiciones aceptables, y entonces Obama hace un juego de palabras, y en vez de hablar de responsabilidades comunes pero diferenciadas, habla de ‘respuestas comunes, pero diferenciadas’.” “…abandona el plenario sin dignarse a escuchar a nadie, ni había escuchado a nadie antes de su intervención.” En una conferencia de prensa posterior, antes de abandonar la capital danesa, Obama afirma: “Hemos producido un sustancioso acuerdo sin precedente aquí en Copenhague. Por primera vez en la historia, las mayores economías hemos venido juntas a aceptar responsabilidades.” En su clara e irrebatible exposición, nuestro Canciller afirma: “¿Qué quiere decir eso de que ‘las mayores economías hemos venido juntas a aceptar nuestras responsabilidades’? Quiere decir que están descargando un importante peso de la carga que significa el financia- 27 Cambio climático miento para la mitigación y la adaptación de los países sobre todo del Sur al cambio climático, sobre China, Brasil, India y Sudáfrica; porque hay que decir que en Copenhague se produjo un asalto, un atraco contra China, Brasil, India, Sudáfrica y contra todos los países llamados eufemísticamente en desarrollo.” Estas fueron las palabras contundentes e irrebatibles con las que nuestro Canciller relata lo sucedido en Copenhague. Debo añadir que, cuando a las 10 de la mañana del día 19 de diciembre nuestro vicepresidente Esteban Lazo y el Canciller cubano se habían marchado, se produce el intento tardío de resucitar al muerto de Copenhague como un acuerdo de la Cumbre. En ese momento no quedaba prácticamente ningún Jefe de Estado ni apenas Ministros. De nuevo la denuncia de los restantes miembros de las delegaciones de Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y otros países derrotaron la maniobra. Así finalizó la ingloriosa Cumbre. Otro hecho que no puede olvidarse fue que en los momentos más críticos de ese día, en horas de la madrugada, el Canciller de Cuba, en unión de las delegaciones que libraban su digna batalla, le ofrecieron al Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, su cooperación en la lucha cada vez más dura que se estaba librando, y en los esfuerzos que deben llevarse a cabo en el futuro para preservar la vida de nuestra especie. El grupo ecológico Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) advirtió que el cambio climático quedaría fuera de control en los próximos 5 a 10 años, si no se recortan drásticamente las emisiones. Pero no hace falta demostrar lo esen- cial de lo que aquí se afirma sobre lo que hizo Obama. El Presidente de Estados Unidos declaró el miércoles 23 de diciembre que las personas tienen razón en estar decepcionadas por el resultado de la Cumbre sobre el Cambio Climático. En entrevista por la cadena de televisión CBS, el mandatario indicó que “‘en vez de ver un total colapso, sin que hubiese hecho nada, lo que hubiera sido un gigante retroceso, al menos pudimos mantenernos más o menos donde estábamos’…” Obama —afirma el despacho noticioso— es el más criticado por aquellos países que, de forma casi unánime, sienten que el resultado de la Cumbre fue desastroso. La ONU ahora está en un aprieto. Pedirles a otros países que se adhieran al arrogante y antidemocrático acuerdo sería humillante para muchos Estados. Continuar la batalla y exigir en todas las reuniones, particularmente las de Bonn y de México, el derecho de la humanidad a existir, con la moral y la fuerza que nos otorga la verdad, es a nuestro juicio el único camino. Fidel Castro Ruz Diciembre 26 de 2009 8 y 15 p.m. Párrafos tomados del Acuerdo de Copenhague Acordamos que se requieren profundas reducciones en las emisiones globales de conformidad con la ciencia, y como lo documentó el IV Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, con vista a reducir las emisiones globales para limitar el incremento de la temperatura global por debajo de 2 grados celsius, y realizar acciones para cumplir con este objetivo de manera consistente con la ciencia y sobre la base de la equidad. Debemos coo- perar para alcanzar el máximo nivel de las emisiones globales y nacionales tan pronto como sea posible, reconociendo que el período para alcanzar ese nivel máximo será más largo en los países en desarrollo y teniendo en cuenta que el desarrollo económico y social y la erradicación de la pobreza son las primeras y esenciales prioridades de los países en desarrollo, y que una estrategia de desarrollo baja en emisiones es indispensable para el desarrollo sostenible. Tras la ambigüedad y confusión generada por el uso de algunos términos, este es un párrafo cuya negativa trascendencia no pasa inadvertida. El uso del plural “acordamos” y la falta de distinción para referirse a las reducciones de emisiones globales de gases de efecto invernadero,da la idea de que se mezcla con toda intención las reducciones obligatorias que tendrían que hacer los países desarrollados de acuerdo con los compromisos internacionales vigentes y su responsabilidad histórica, con las acciones voluntarias de mitigación que harían los países en desarrollo. En ese contexto, ¿qué significa la cooperación para alcanzar el máximo nivel de las emisiones globales y nacionales tan pronto como sea posible, sin una referencia expresa al principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas? Ni más ni menos, que los países desarrollados, que comenzaron a emitir gases de efecto invernadero a la atmósfera desde 28 el comienzo de la revolución industrial inglesa en 1750, pretenden equiparar esta responsabilidad llamada histórica con la que podrían tener los países en desarrollo, cuyo proceso de industrialización sólo comenzó en la segunda mitad del siglo XX, mientras que muchos ni siquiera puede decirse que hayan iniciado un verdadero proceso de industrialización, que necesariamente estaría siempre acompañado de un mayor desarrollo energético y, por tanto, de un aumento en sus niveles de emisión. En otras palabras, este párrafo apunta al establecimiento de un nuevo marco de compromisos comunes entre países desarrollados y países en desarrollo, obviando de manera flagrante la absoluta responsabilidad histórica y actual de los países desarrollados con el calentamiento global, condenando al Tercer Mundo al círculo vicioso de la pobreza y el subdesarrollo. Es una clara demostración de transferencia de responsabilidades de los primeros hacia las principales víctimas del cambio climático, que se acentúa con la referencia a la determinación de un período o año pico para los países en desarrollo, sin mencionarse que ello tendría que ser a condición de que los países desarrollados provean los recursos financieros adecuados y establezcan mecanismos efectivos para el acceso y transferencia de tecnología en condiciones preferenciales a los países en desarrollo. De conformidad con sus compromisos bajo la Convención, los países desarrollados deben proporcionar recursos financieros y tecnológicos que cubran los costos totales del esfuerzo y de la declinación posterior de las emisio- Tabloide Especial No. 1 nes de los países en desarrollo. Es decir, recursos financieros y tecnológicos reales, y no migajas que después anularían mediante las diversas formas de expoliar los recursos del Sur. Aún más grave, la meta de restringir el incremento de la temperatura en 2º Celsius, significa admitir complacientemente que se producirán afectaciones irreversibles para el planeta, comprometiéndose además la existencia de muchos pequeños Estados insulares en desarrollo, y de numerosas zonas costeras bajas como en el caso del archipiélago cubano. Más de 100 países en todo el mundo, entre ellos los pequeños Estados insulares y los países menos adelantados, han demandado que el esfuerzo de la comunidad internacional debe estar dirigido a limitar el incremento de la temperatura global por debajo de 1,5º C. Un aumento de 2º C a nivel global podría significar en el caso de África un incremento real de la temperatura en el orden de los 3º C, que al decir del Arzobispo sudafricano Desmond Tutu implicaría, entre otras consecuencias, que entre 70 y 250 millones de personas adicionales dejarían de tener acceso al agua potable para el año 2020, y que entre 350 y 600 millones no disfrutarán ese servicio para el 2050, al tiempo que los costos de la adaptación por el aumento del nivel del mar ascenderían a alrededor del 5 al 10 por ciento del Producto Interno Bruto de los países africanos.Según señala el propio Desmond Tutu,“una temperatura global de 2º C condenaría a África a la incineración… Esta es una cuestión moral, es una cuestión de justicia, especialmente con los más débiles y vulnerables”… Las Partes del Anexo I se comprometen a implementar individual o conjuntamente las metas de reducción cuantificadas a escala de toda la economía para el 2020, las cuales serán remitidas a la Secretaría hasta el 31 de enero de 2010 por las Partes del Anexo I en el formato del Apéndice I para su compilación en un documento de información. Las Partes del Anexo I que son Partes del Protocolo de Kyoto fortalecerán las reducciones de emisiones iniciadas por el Protocolo de Kyoto. Las reducciones y el financiamiento otorgado por los países desarrollados serán medidos, informados y verificados de acuerdo con las directrices existentes y otras directrices futuras que adopte la Conferencia de las Partes, y asegurará que la contabilidad de esos objetivos y del financiamiento sea riguroso, robusto y transparente. Nota: Los países del Anexo I de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático son los países desarrollados que eran miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), en 1992, más aquellos países Partes en la Convención que se encontraban en proceso de transición hacia una economía de mercado. Mientras que la Conferencia de las Partes (máximo órgano deliberativo y de toma de decisiones) del Protocolo de Kyoto determinó el monto global de las reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero para los países desarrollados durante el primer período fijado en ese Protocolo, según el texto del Acuerdo de Copenhague, ¿cuáles serían los nuevos compromisos de reducción que adoptarían los países industrializados?, ¿cómo?, ¿cuándo?, omisión total. Parecería que ya no es necesario el establecimiento de un compromiso numérico de reducción de emisiones para los países que cargan con la responsabilidad histórica por el calentamiento global. ¡Vaya retroceso comparado con el Protocolo de Kyoto! De acuerdo con este texto, lo que antes había sido una prerrogativa de la Conferencia de las Partes, ahora se deja a la libre determinación de cada país desarrollado, lo que esencialmente responde a la presión ejercida por los Estados Unidos y a la decisión de ese país de no someterse a un compromiso internacional de reducción de emisiones internacionalmente acordado. En adición, el texto es inconsistente con el Plan de Acción de Bali, del cual surgió el mandato para negociar un acuerdo de cooperación a largo plazo para enfrentar el cambio climático. La ausencia de referencia a que los compromisos que se fijen los países desarrollados debe ser parte de un segundo período de compromisos bajo el Protocolo de Kyoto, explicita la determinación de esos países de sabotear la continuidad de dicho Protocolo, que es el único instrumento internacional que regula la reducción de emisiones por parte de los países desarrollados. Otras inconsistencias con el Plan de Acción de Bali se reflejan en la mención de objetivos individuales y agregados, que constituye un tema de discusión dentro de las Cambio climático negociaciones para el establecimiento de un segundo período de compromisos bajo el Protocolo de Kyoto. De la misma manera, la omisión de una mención expresa al año 1990 como la base para el cálculo de los nuevos objetivos de reducción de los países desarrollados, también encierra el peligro de modificar el año de base fijado por el Protocolo de Kyoto, con el fin de satisfacer la exigencia de los Estados Unidos y otros países desarrollados que ejercen ingentes presiones para la adopción del año 2005 como base del período de cálculo, lo que equivaldría a que se les condonase todo el aumento que experimentaron sus niveles de emisiones entre los años 1990 y 2005. Según el texto del acuerdo y de los anexos que aparecen a continuación del mismo, cuando menos el nuevo marco de compromisos que se pretende imponer contemplaría dos años de base diferentes, con lo cual se dificultaría la comparación de los esfuerzos de reducción que harían los países desarrollados en su conjunto. Deberá proveerse a los países en desarrollo recursos financieros incrementados, nuevos y adicionales, predecibles y adecuados, así como un mejor acceso, de acuerdo con las disposiciones relevantes de la Convención, para permitir y apoyar acciones mejoradas de mitigación, incluyendo recursos financieros sustanciales para reducir las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación de los bosques (REDD- plus), la adaptación, el desarrollo y la transferencia de tecnologías y la creación de capacidad para mejorar la implementación de la Convención. El compromiso colectivo de los países desarrollados es proveer recursos nuevos y adicionales, incluyendo para el manejo de los bosques y las inversiones a través de las instituciones internacionales, por un monto cercano a los 30 billones de dólares para el período 20102012 con una asignación balanceada entre la adaptación y la mitigación. El financiamiento para la adaptación será priorizado para los países en desarrollo más vulnerables como los países menos adelantados, los pequeños Estados insulares en desarrollo y África. En el contexto de acciones significativas de mitigación y de la transparencia en la implementación, los países desarrollados se comprometen a un objetivo de movilización conjunta de recursos por 100 billones de dólares anuales hasta el año 2020 para responder a las necesidades de los países en desarrollo. Estos fondos provendrán de una amplia variedad de fuentes, públicas y privadas, bilaterales y multilaterales, incluyendo fuentes alternativas de financiamientos… La mitigación se refiere básicamente a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y a la absorción de estas emisiones a través de la captura biológica, como es la absorción del dióxido de carbono por sumideros como los bosques, o la captura geológica en depósitos subterráneos u oceánicos. Aquí el concepto de mitigación se usa en un sentido diferente a como lo usamos al referirnos a las políticas que promueven la reducción de impactos adversos a desastres natu- rales, como los huracanes, las grandes precipitaciones y la sequía. En el caso del cambio climático se refiere a mitigar las causas del mismo. La adaptación es el proceso de ajuste de los sistemas humanos o naturales en respuesta a estímulos climáticos actuales o esperados, para atenuar los efectos perjudiciales o aprovechar los que resulten beneficiosos.La capacidad de los sistemas para ajustarse respondiendo a tales estímulos se define como capacidad de adaptación. La muy magra meta de financiamiento que los países desarrollados decidieron anticipar con el objetivo de forzar un acuerdo totalmente desbalanceado e inequitativo, resultó de una larga y tensa negociación en la que estos países desplegaron todo su arsenal de presiones para concluir un texto lo más impreciso y menos comprometido posible. La meta de proveer un financiamiento de corto plazo por 30 000 millones de dólares, que en un principio comenzó a considerarse como un posible compromiso individual de cada país desarrollado y terminó siendo un objetivo colectivo, no es la expresión de la voluntad de esos países de proveer esos recursos, sino sólo de su disposición de participar en la movilización de un monto aproximado a ese total. Asimismo, la referencia a los 100 mil billones de dólares anuales hasta el año 2020, tampoco refleja un compromiso serio por parte de los países industrializados, ni está basado en las obligaciones contraídas por éstos bajo la Convención ni en 29 sus capacidades económicas y financieras. Es decir, aquí tampoco dice que los países desarrollados van a proveer 100 000 millones de dólares, lo cual es insuficiente, a partir de que las estimaciones de las necesidades de los países en desarrollo están situadas en el orden de los 300 mil millones de dólares anuales, según estimaciones conservadoras. Incluso, otras estimaciones dan cuenta que las medidas de adaptación y mitigación que deberán emprender los países en desarrollo tendrían un costo superior a los 600 000 mil millones de dólares. Entonces, ¿por qué tendrían los pobres del mundo y no los contaminadores que absorber parte de la carga de financiamiento? En resumen, los 100 billones de dólares ofrecidos por los Estados Unidos, la Unión Europea y otros países desarrollados no son en realidad 100 billones. Ellos no están prometiendo que proveerán ese monto, meramente ofrecen un esfuerzo para ayudar a recaudarlo. Habría que recordar, además, que la Unión Europea ha dicho que el 20% de los costos deberá ser cubierto directamente por los presupuestos de los propios países en desarrollo, que del 20 al 40% se derivarán de los mercados de carbono y que el restante 20-40% será destinado de fuentes públicas, a las cuales también los países en desarrollo eventualmente contribuirían a través de un llamado “fondo verde”, lo que deja totalmente claro que parte de la carga será transferida al mundo subdesarrollado. Una vez más la historia del gato por la liebre…. 30 Tabloide Especial No. 1 Reflexiones del compañero Fidel El mundo medio siglo después Al cumplirse hace dos días el 51 aniversario del triunfo de la Revolución, acudieron a mi mente los recuerdos de aquel 1ro de Enero de 1959. Ninguno de nosotros imaginó nunca la peregrina idea de que transcurrido medio siglo, que pasó volando, lo estaríamos recordando como si fuera ayer. Durante la reunión en el central Oriente, el 28 de diciembre de 1958, con el Comandante en Jefe de las fuerzas enemigas, cuyas unidades élites estaban cercadas y sin escape alguno, este reconoció su derrota y apeló a nuestra generosidad para buscar una salida decorosa al resto de sus fuerzas. Conocía de nuestro trato humano a los prisioneros y heridos sin excepción alguna. Aceptó el acuerdo que le propuse, aunque le advertí que las operaciones en curso proseguirían. Pero viajó a la capital e instigado por la embajada de Estados Unidos promovió un golpe de Estado. Nos preparábamos para los combates de ese día 1ro de Enero, cuando en la madrugada llegó la noticia de la fuga del tirano. Se impartieron órdenes al Ejército Rebelde de no admitir el alto al fuego y continuar los combates en todos los frentes. A través de Radio Rebelde se convocó a los trabajadores a una Huelga General Revolucionaria, secundada de inmediato por toda la nación. El intento golpista fue derrotado, y en horas de la tarde de ese mismo día nuestras tropas victoriosas penetraron en Santiago de Cuba. El Che y Camilo recibieron instrucciones de avanzar rápidamente por la carretera, en vehículos motorizados con sus aguerridas fuerzas, hacia La Cabaña y el Campamento Militar de Columbia. El ejército adversario, golpeado en todos los frentes, no tendría capacidad de resistir. El propio pueblo sublevado, ocupó los centros de represión y las estaciones de policía. El día 2, en horas de la tarde, acompañado por una pequeña escolta, me reuní en un estadio de Bayamo con más de dos mil soldados de los tanques, artillería e infantería motorizada, contra los cuales habíamos estado combatiendo hasta el día anterior. Portaban todavía su armamento. Nos habíamos ganado el respeto del adversario con nuestros audaces, pero humanitarios métodos de guerra irregular. De este modo, en solo cuatro días -después de 25 meses de guerra que reiniciamos con unos pocos fusiles-, alrededor de cien mil armas de aire, mar y tierra y todo el poder del Estado quedaron en manos de la Revolución. En solo pocas líneas relato lo ocurrido aquellos días hace 51 años. Comenzó entonces la principal batalla: preservar la independencia de Cuba frente al imperio más poderoso que ha existido, y que nuestro pueblo libró con gran dignidad. Me complace hoy observar a aquellos que por encima de increíbles obstáculos, sacrificios y riesgos, supieron defender a nuestra Patria, y en estos días, junto a sus hijos, sus padres y sus seres más queridos, disfrutan la alegría y las glorias de cada nuevo año. En nada se parecen, sin embargo, los días de hoy a los de ayer. Vivimos una época nueva que no tiene parecido con ninguna otra de la historia. Antes los pueblos luchaban y luchan todavía con honor por un mundo mejor y más justo, pero hoy tienen que luchar, además, y sin alternativa posible, por la propia supervivencia de la especie. No sabemos absolutamente nada si ignoramos esto. Cuba es, sin duda, uno de los países políticamente más instruido del planeta; había partido del más bochornoso analfabetismo, y lo que es peor: nuestros amos yankis y la burguesía asociada a los dueños extranjeros eran los propietarios de las tierras, los centrales azucareros, las plantas de productos de bienes de consumo, los almacenes, los comercios, la electricidad, los teléfonos, los bancos, las minas, los seguros, los muelles, los bares, los hoteles, las oficinas, las casas de vivienda, los cines, las imprentas, las revistas, los periódicos, la radio, la naciente televisión y todo cuanto tuviera un valor importante. Los yankis, apagadas las ardientes llamas de nuestras batallas por la libertad, se habían arrogado la tarea de pensar por un pueblo que tanto luchó por ser dueño de su independencia, sus riquezas y su destino. Nada en absoluto,ni siquiera la tarea de pensar políticamente, nos pertenecía. ¿Cuántos sabíamos leer y escribir? ¿Cuántos llegábamos siquiera al sexto grado? Lo recuerdo especialmente un día como hoy, porque ese era el país que se suponía pertenecía a los cubanos. No cito más cosas, porque tendría que incluir muchas más, entre ellas las mejores escuelas, los mejores hospitales, las mejores casas, los mejores médicos, los mejores abogados. ¿Cuántos éramos los que teníamos derecho a ello? ¿Quiénes poseíamos, salvo excepciones, el derecho natural y divino de ser administradores y jefes? Ningún millonario o sujeto rico, sin excepción, dejaba de ser jefe de Partido, Senador, Representante o funcionario importante. Esa era la democracia representativa y pura que imperaba en nuestra Patria, excepto que los yankis impusieran a su antojo tiranuelos despiadados y crueles, cuando convenía más a sus intereses para defender mejor sus propiedades frente a campesinos sin tierra y obreros con o sin trabajo. Como ya nadie habla siquiera de eso, me aventuro a recordarlo. Nuestro país forma parte de los más de 150 que constituyen el Tercer Mundo, que serán los primeros aunque no los únicos destinados a sufrir las increíbles consecuencias si la humanidad no toma conciencia clara, cierta y bastante más rápida de lo que imagina- mos de la realidad y consecuencias del cambio climático ocasionado por el hombre, si no se logra impedirlo a tiempo. Nuestros medios se comunicación masiva han dedicado espacios a describir los efectos de los cambios climáticos. Los huracanes de creciente violencia, las sequías y otras calamidades naturales, han contribuido igualmente a la educación de nuestro pueblo sobre el tema. Un hecho singular, la batalla en torno al problema climático que tuvo lugar en la Cumbre de Copenhague, ha contribuido al conocimiento del inminente peligro. No se trata de un riesgo lejano para el siglo XXII, sino para el XXI, ni lo es tampoco solo para la segunda mitad de este, sino para las próximas décadas, en las que ya comenzaríamos a sufrir sus penosas consecuencias. Tampoco se trata de una simple acción contra el imperio y sus secuaces, que en esto, como en todo, tratan de imponer sus estúpidos y egoístas intereses, sino de una batalla de opinión mundial que no se puede dejar a la espontaneidad ni al capricho de la mayoría de sus medios de comunicación. Es una situación que por fortuna conocen millones de personas honradas y valientes en el mundo, una batalla a librar con las masas y en el seno de las organizaciones sociales e instituciones científicas, culturales, humanitarias, y otras de carácter internacional, muy especialmente en el seno de las Naciones Unidas, donde el Gobierno de Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y los países más ricos trataron de asestar, en Dinamarca, un golpe fraudulento y antidemocrático contra el resto de los países emergentes y pobres del Tercer Mundo. En Copenhague, la delegación cubana, que asistió junto a otras del ALBA y el Tercer Mundo, se vio obligada a una lucha a fondo ante los increíbles acontecimientos que se originaron con el discurso del presidente yanki, Barack Obama, y del grupo de Estados más ricos del planeta, decididos a desmantelar los compromisos vinculantes de Kyoto —donde hace más de 12 años se discutió el peliagudo problema— y a hacer caer el peso de los sacrificios sobre los países emergentes y los subdesarrollados, que son los más pobres y a la vez los principales suministradores de materias primas y recursos no renovables del planeta a los más desarrollados y opulentos. En Copenhague, Obama se presentó el último día de la Conferencia, iniciada el 7 de diciembre. Lo peor de su conducta fue que, cuando tenía ya decidido enviar 30 mil soldados a la carnicería de Afganistán —un país de fuerte tradición independentista, al que ni siquiera los ingleses en sus mejores y más crueles tiempos pudieron someter— asistió a Oslo para recibir nada menos que el Premio Nobel de la Paz. A la capital noruega llegó el 10 de diciembre, donde pronunció un discurso hueco, demagógico y justificativo. El 18, que era la fecha de la última sesión de la Cumbre, se apareció en Copenhague, donde pensaba permanecer inicialmente solo 8 horas. El día anterior habían llegado la Secretaria de Estado y un grupo selecto de sus mejores estrategas. Lo primero que hizo Obama fue seleccionar a un grupo de invitados que recibieron el honor de acompañarlo a pronunciar un discurso en la Cumbre. El Primer Ministro danés, que presidía la Cumbre, complaciente y adulón, le cedió la palabra al grupo que apenas rebasaba 15 personas. El jefe imperial merecía honores especiales. Su discurso fue una mezcla de edulcoradas palabras aliñadas con gestos teatrales, que ya aburren a quienes, como yo, se asignaron la tarea de escucharlo para tratar de ser objetivos en la apreciación de sus características e intenciones políticas. Obama impuso a su dócil anfitrión dinamarqués que solo sus invitados podían hacer uso de la palabra, aunque él, tan pronto pronunció las suyas, hizo «mutis por el foro» por una puerta trasera, como duende que escapa de un auditorio que le había hecho el honor de escuchar con interés. Concluida la lista autorizada de oradores, un indígena aymara de pura cepa, Evo Morales, presidente de Bolivia, que acababa de ser reelecto con el 65% de los votos, exigió el derecho a usar la palabra, que le fue concedida ante el aplauso abrumador de los presentes. En solo nueve minutos expresó profundos y dignos conceptos que respondían a las palabras del ausente Presidente de Estados Unidos. Acto seguido se levantó Hugo Chávez para solicitar hablar en nombre de la República Bolivariana de Venezuela; a quien presidía la sesión no le quedó otra alternativa que concederle también el uso de la palabra, que utilizó para improvisar uno de los más brillantes discursos que le he escuchado. Al concluir, un martillazo puso fin a la insólita sesión. El ocupadísimo Obama y su séquito no tenían, sin embargo, un minuto que perder. Su grupo había elaborado un Proyecto de Declaración, repleto de vaguedades, que era la negación del Protocolo de Kyoto. Después que salió precipitadamente de la plenaria, se reunió con otros grupos de invitados que no llegaban a 30, negoció en privado y en grupo; insistió, mencionó cifras millonarias de billetes verdes sin respaldo en oro, que constantemente se devalúan y hasta amenazó con marcharse de la reunión sí no se accedía a sus demandas. Lo peor fue que se trató de una reunión de países superricos a la que invitaron a varias de las más importantes naciones emergentes y a dos o tres pobres, a las cuales 31 Cambio climático sometió el documento, como quien propone: ¡Lo tomas o lo dejas! Tal declaración confusa, ambigua y contradictoria —en cuya discusión no participó para nada la Organización de Naciones Unidas—, el Primer Ministro danés trató de presentarla como Acuerdo de la Cumbre. Ya esta había concluido su período de sesiones, casi todos los Jefes de Estado, de Gobierno y Ministros de Relaciones Exteriores se habían marchado a sus respectivos países, y a las tres de la madrugada, el distinguido Primer Ministro danés lo presentó al plenario, donde cientos de sufridos funcionarios que desde hacía tres días no dormían, recibieron el engorroso documento ofreciéndoles solo una hora para analizarlo y decidir su aprobación. Allí se incendió la reunión. Los delegados no habían tenido siquiera tiempo de leerlo. Varios solicitaron la palabra. El primero fue el de Tuvalu, cuyas islas quedarán bajo las aguas si se aprobaba lo que allí se proponía; lo siguieron los de Bolivia, Venezuela, Cuba y Nicaragua. El enfrentamiento dialéctico a las 3 de aquella madrugada del 19 de diciembre es digno de pasar a la historia, si la historia durara mucho tiempo después del cambio climático. Como gran parte de lo ocurrido se conoce en Cuba, o está en las páginas Web de Internet, me limitaré sólo a exponer en parte las dos réplicas del canciller cubano, Bruno Rodríguez, dignas de ser consignadas para conocer los episodios finales de la telenovela de Copenhague, y los elementos del último capítulo que todavía no han sido publicados en nuestro país. «Señor Presidente (Primer Ministro de Dinamarca)... El documento que usted varias veces afirmó que no existía, aparece ahora. Todos hemos visto versiones que circulan de manera subrepticia y que se discuten en pequeños conciliábulos secretos, fuera de las salas en que la comunidad internacional, a través de sus representantes, negocia de una manera transparente.» «Sumo mi voz a la de los representantes de Tuvalu, Venezuela y Bolivia. Cuba considera extremadamente insuficiente e inadmisible el texto de este proyecto apócrifo...» «El documento que usted, lamentablemente, presenta no contiene compromiso alguno de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. «Conozco las versiones anteriores que también, a través de procedimientos cuestionables y clandestinos, se estuvieron negociando en corrillos cerrados que hablaban, al menos, de una reducción del 50% para el año 2050...» «El documento que usted presenta ahora, omite, precisamente, las ya magras e insuficientes frases clave que aquella versión contenía. Este documento no garantiza, en modo alguno, la adopción de medidas mínimas que permitan evitar una gravísima catástrofe para el planeta y la especie humana.» «Este vergonzoso documento que usted trae es también omiso y ambiguo en relación con el compromiso específico de reducción de emisiones por parte de los países desarrollados, responsables del calentamiento global por el nivel histórico y actual de sus emisiones, y a quienes corresponde aplicar reducciones sustanciales de manera inmediata. Este papel no contiene una sola palabra de compromiso de parte de los países desarrollados.» «...Su papel, señor Presidente, es el acta de defunción del Protocolo de Kyoto, que mi delegación no acepta.» «La delegación cubana desea hacer énfasis en la preeminencia del principio de ‘responsabilidades comunes, pero diferenciadas’, como concepto central del futuro proceso de negociaciones. Su papel no dice una palabra de eso.» «La delegación de Cuba reitera su protesta por las graves violaciones de procedimiento que se han producido en la conducción antidemocrática del proceso de esta conferencia, especialmente, mediante la utilización de formatos de debate y de negociación, arbitrarios, excluyentes y discriminatorios...» «Señor Presidente, le solicito formalmente que esta declaración sea recogida en el informe final sobre los trabajos de esta lamentable y bochornosa 15 Conferencia de las Partes.» Lo que nadie podría imaginar es que, después de otro largo receso y cuando ya todos pensaban que solo faltaban los trámites formales para dar por concluida la Cumbre, el Primer Ministro del país sede, instigado por los yankis, haría otro intento de hacer pasar el documento como consenso de la Cumbre, cuando no quedaban ni siquiera Cancilleres en el plenario. Delegados de Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Cuba, que permanecieron vigilantes e insomnes hasta el último minuto, frustraron la postrera maniobra en Copenhague. No concluiría, sin embargo, el problema. Los poderosos no están habituados, ni admiten resistencia. El 30 de diciembre la Misión Permanente de Dinamarca ante Naciones Unidas, en Nueva York, informó cortésmente a nuestra Misión en esa ciudad que había tomado nota del Acuerdo de Copenhague del 18 de diciembre de 2009, y adjuntaba copia avanzada de esa decisión. Textualmente afirmó: «...el Gobierno de Dinamarca, en su calidad de Presidente de la COP15, invita a las Partes de la Convención a informar por escrito a la Secretaría de la UNFCCC, lo antes posible, su voluntad de asociarse al Acuerdo de Copenhague.» Esta sorpresiva comunicación motivó la respuesta de la Misión Permanente de Cuba ante Naciones Unidas, en la que «...rechaza de plano la intención de hacer aprobar, por vía indirecta, un texto que fue objeto de repudio de varias delegaciones, no sólo por su insuficiencia ante los graves efectos del cambio climático, sino también por responder exclusivamente a los intereses de un reducido grupo de Estados.» A su vez, originó una carta del Viceministro Primero del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de la República de Cuba, Doctor Fernando González Bermúdez, al Sr. Yvo de Boer, Secretario Ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, algunos de cuyos párrafos transcribimos: «Hemos recibido con sorpresa y preocupación la Nota que el Gobierno de Dinamarca circulara a las Misiones Permanentes de los Estados miembros de las Naciones Unidas en Nueva York, que usted seguramente conoce, mediante la cual se invita a los Estados Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático a informar a la Secretaría Ejecutiva, por escrito, y a su más pronta conveniencia, su deseo de asociarse al denominado Acuerdo de Copenhague.» «Hemos observado, con preocupación adicional, que el Gobierno de Dinamarca comunica que la Secretaría Ejecutiva de la Convención incluirá, en el informe de la Conferencia de las Partes efectuada en Copenhague, un listado de los Estados Partes que hubieran manifestado su voluntad de asociarse con el citado Acuerdo.» «A juicio de la República de Cuba, esta forma de actuar constituye una burda y reprobable violación de lo decidido en Copenhague, donde los Estados Partes, ante la evidente falta de consenso, se limitaron a tomar nota de la existencia de dicho documento.» «Nada de lo acordado en la 15 COP autoriza al Gobierno de Dinamarca a adoptar esta acción y, mucho menos, a la Secretaría Ejecutiva a incluir en el informe final un listado de Estados Partes, para lo cual no tiene mandato.» «Debo indicarle que el Gobierno de la República de Cuba rechaza de la manera más firme este nuevo intento de legitimar por vía indirecta un documento espurio y reiterarle que esta forma de actuar compromete el resultado de las futuras negociaciones, sienta un peligroso precedente para los trabajos de la Convención y lesiona en particular el espíritu de buena fe con que las delegaciones deberán continuar el proceso de negociaciones el próximo año.», concluyó el Viceministro Primero de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba. Muchos conocen, especialmente los movimientos sociales y las personas mejor informadas de las instituciones humanitarias, culturales y científicas, que el documento promovido por Estados Unidos constituye un retroceso de las posiciones alcanzadas por los que se esfuerzan en evitar una colosal catástrofe para nuestra especie. Sería ocioso repetir aquí cifras y hechos que lo demuestran matemáticamente. Los datos constan en las páginas Web de Internet y están al alcance del número creciente de personas que se interesan por el tema. La teoría con que se defiende la adhesión al documento es endeble e implica un retroceso. Se invoca la idea engañosa de que los países ricos aportarían una mísera suma de 30 mil millones de dólares en tres años a los países pobres para sufragar los gastos que implique enfrentar el cambio climático, cifra que podría elevarse a 100 mil por año en el 2020, lo que en este gravísimo problema, equivale a esperar por las calendas griegas. Los especialistas conocen que, esas cifras son ridículas e inaceptables por el volumen de las inversiones que se requieren. El origen de tales sumas es vago y confuso, de modo que no comprometen a nadie. ¿Cuál es el valor de un dólar? ¿Qué significan 30 mil millones? Todos sabemos que desde Bretton Woods, en 1944, hasta la orden presidencial de Nixon en 1971 —impartida para echar sobre la economía mundial el gasto de la guerra genocida contra Viet Nam—, el valor de un dólar, medido en oro, se fue reduciendo hasta ser hoy aproximadamente 32 veces menor que entonces; 30 mil millones significan menos de mil millones, y 100 mil divididos por 32, equivalen a 3 125, que no alcanzan en la actualidad ni para construir una refinería de petróleo de mediana capacidad. Si los países industrializados cumplieran alguna vez la promesa de aportar a los que están por desarrollarse el 0,7 por ciento del PIB -algo que salvo contadas excepciones nunca hicieron-, la cifra excedería los 250 mil millones de dólares cada año. Para salvar los bancos el gobierno de Estados Unidos gastó 800 mil millones, ¿Cuánto estaría dispuesto gastar para salvar a los 9 mil millones de personas que habitarán el planeta en el 2050, si antes no se producen grandes sequías e inundaciones provocadas por el mar debido al deshielo de glaciares y grandes masas de aguas congeladas de Groenlandia y la Antártida? No nos dejemos engañar. Lo que Estados Unidos ha pretendido con sus maniobras en Copenhague es dividir al Tercer Mundo, separar a más de 150 países subdesarrollados de China, India, Brasil, Sudáfrica y otros con los cuales debemos luchar unidos para defender, en Bonn, en México o en cualquier otra conferencia internacional, junto a las organizaciones sociales, científicas y humanitarias, verdaderos Acuerdos que beneficien a todos los países y preserven a la humanidad de una catástrofe que puede conducir a la extinción de nuestra especie. El mundo posee cada vez más información, pero los políticos tienen cada vez menos tiempo para pensar. Las naciones ricas y sus líderes, incluido el Congreso de Estados Unidos, parecen estar discutiendo cuál será el último en desaparecer. Cuando Obama haya concluido las 28 fiestas con que se propuso celebrar estas Navidades, si entre ellas está incluida la de los Reyes Magos, quizás Gaspar, Melchor y Baltasar le aconsejen lo que debe hacer. Ruego me excusen la extensión. No quise dividir en dos partes esta Reflexión. Pido perdón a los pacientes lectores. Fidel Castro Ruz Enero 3 de 2010 3 y 16 p.m. 32 Tabloide Especial No. 1 Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre Editado por EDICIÓN: Pelayo Terry Cuervo CORRECCIÓN: Marvelis Artigas, Alba Larrechea, Alina Miranda, Raquel Rodríguez y Sadys Montes DISEÑO: Livier Castro Uria IMPRENTA: Empresa Gráfica de Villa Clara PRECIO: 1:00 peso