Tradición recuperada en Camera Lucida de Salvador Elizondo

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XII JORNADAS DE INVESTIGACIÓN
Revista Investigación Científica, Vol. 4, No. 2, Nueva época. Mayo - Agosto 2008
ISSN 1870-8196
Tradición recuperada en Camera Lucida de Salvador Elizondo
Selene Carrillo Carlos
Unidad Académica de Letras
Universidad Autónoma de Zacatecas
Resumen
En 1983 el escritor mexicano Salvador Elizondo publica Camera lucida, un
volumen de 21 textos que destacan por su originalidad y extrañeza, donde
pueden encontrarse diversos géneros discursivos (el monólogo, el cuento, el
ensayo y la carta) y conocidos personajes (Robinson Crusoe y Sherlock
Holmes). Este libro también reúne su postura estética y sus influencias, las
cuales
serán
estudiadas
mediante
la
literatura
comparada
y
la
intertextualidad. Asimismo se expondrá el contacto de Elizondo con la
fotografía, el cine y, por supuesto, con México.
Palabras clave: intertextualidad, Salvador Elizondo, Camera lucida, literatura
comparada.
Abstract
In 1983 the mexican writer Salvador Elizondo publishes Camera lucida, which
include 21 original and peculiar texts. In this book is possible found several
literary genres (monologue, short story, essay and letter) and well-known
characters (Robinson Crusoe and Sherlock Holmes). Besides it shows his
aesthetics posture and his influences, which will be studied through
Comparative literature and intertextualidad. Likewise will be expounded the
Elizondo contact with photography, cinema and, of course, with Mexico.
Keywords: intertextualidad, Salvador Elizondo, Camera lucida, comparative
literature.
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Revista Investigación Científica, Vol. 4, No. 2, Nueva época. Mayo - Agosto 2008
ISSN 1870-8196
Durante la década de los sesenta surge una generación de escritores
mexicanos que se rebela en contra del nacionalismo exacerbado promovido
por el estado para justificarse. Juan García Ponce es uno de sus integrantes.
Es en ese ambiente cosmopolita en el que aparece la poética de Salvador
Elizondo, quien tras la publicación de Farabeuf en 1965 se convertiría en un
referente obligado de las letras mexicanas.
Salvador Elizondo (México 1932-2006) siempre estuvo en contacto con el
arte. Su padre era productor de cine y debido a su trabajo la familia se
traslada a Alemania. Ante la inminente guerra vuelven a México y Elizondo
estudia en el Colegio Alemán Alexander von Humboldt. Al terminar la
educación primaria ingresa en una academia militar en los Estados Unidos. A
su regreso cursa Letras y artes plásticas en la UNAM. También estudia en la
Universidad
de
Cambridge
y
en
el
Institut
des
Hautes
Études
Cinematographiques. En Francia realiza un cortometraje llamado Apocalipsis
1900. De su profesión frustrada como cineasta surge su interés por la pintura y
la escritura. Ese es el momento en el que Borges influye en él y lo encamina
hacia las letras.
Su primera incursión en el mundo literario es en 1960, año en el que edita
un inadvertido poemario titulado simplemente Poemas. Es hasta 1965
cuando se da a conocer con Farabeuf, obra que recibe el Premio Xavier
Villaurrutia. De ahí en adelante es becario del Centro Mexicano de Escritores y
de las fundaciones Ford y Guggenheim. Colabora en varias revistas (Revista
de la Universidad de México y Vuelta) y periódicos (Excélsior y Unomásuno).
Elizondo publica Narda o el verano (1966), El hipogeo secreto (1968),
Cuaderno de escritura (1969), El retrato de Zoe y otras mentiras (1969), El
grafógrafo (1972), Contextos (1973), Miscast o Ha llegado la señora
marquesa…; comedia opaca en tres actos (1981), Camera lucida (1983), La
luz que regresa: fábula crononáutica (1984), Cuaderno de anoche (1986),
Elsinore: un cuaderno (1988), Teoría del infierno y otros ensayos (1992),
Estanquillo (1993).1
1
Ross Larson, Bibliografía crítica de Salvador Elizondo, págs. 1-96. Faltaría agregar
Autobiografía precoz, algunas antologías y sus artículos, ensayos, críticas, traducciones,
etcétera.
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Cabe mencionar que Elizondo destaca como narrador, ensayista,
traductor y dramaturgo. Su comedia fue puesta en escena y hay una película
sobre Narda o el verano. Entre sus traducciones sobresale El señor Teste de
Paul Valéry, quien forma parte de sus influencias junto con Mallarmé, Flaubert,
Joyce, Poe, Borges, Baudelaire, Proust, Pound, Paz, Eisenstein, los simbolistas
franceses y la cultura china.2
Frente a la incapacidad de asir la realidad, Elizondo establece una
distancia con ella mediante la escritura, lo que lo une, de acuerdo con
Adriana de Teresa, con el barroco, ya que esta postura se aleja de ella para
crear su propio mundo y calmar la angustia causada por la imposibilidad de
apresarla, y la fragilidad del mundo. Así, la escritura se convierte en su vínculo
con lo real:
Sólo existe una forma real, concreta, del pensamiento: la escritura. La
escritura es la única prueba que tengo de que pienso, ergo, de que soy.
Si no fuera por la escritura yo podría pensar que el pensamiento mismo
que concibe la realidad del mundo como una ilusión y como una
mentira es, él mismo, una ilusión, una mentira.3
Si es a través de la escritura que se tiene conciencia de ser, entonces se
comprende el intento por crear una literatura cuyo fin sea ella misma, una
escritura pura. Con el empleo de diversas técnicas narrativas Elizondo
pretende apresar la realidad, algunas veces a través de la reconstrucción
visual de un instante partiendo de la memoria: describiendo los detalles más
pequeños y revisando todas las versiones de un hecho.4
El lenguaje, en el sentido más amplio de la expresión, se convierte en un
instrumento que permite capturar la realidad. Si con Parménides de Elea la
palabra lo es todo, de igual modo lo es para Elizondo, puesto que su
percepción del mundo se expresa mediante la escritura que construye su
propia realidad, que trata de sí misma, como en el caso de El hipogeo
2
A propósito de Baudelaire y los premios: Elizondo recibe en 1990 el Premio Nacional de
Letras por toda su obra y es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y de El
Colegio Nacional hasta su muerte. Ibid, pág. X.
3
Salvador Elizondo, El grafógrafo, págs. 63-64.
4
«De esa manera se presenta una lucha constante, obsesiva, entre esa realidad que se
escapa, que se difumina, y la mente que intenta fijarla». Adriana de Teresa, Farabeuf,
escritura e imagen, págs. 29-30.
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secreto que «trata de un escritor que crea a otro escritor, pero que un día se
percata de que él es un sueño de su propio personaje que lo ha soñado
creándolo».5 Fernando Gómez Redondo argumenta que mediante la ficción
puede conocerse lo real pues constituye su única imagen «que en un tiempo
histórico determinado precisa acuñar para definir los ideales que entonces
existen, o comprender las razones contrarias».6
Antonio Mendoza Fillola destaca el papel de la literatura como exponente
cultural al formar parte de la lengua que es el «medio para formular y
estructurar
socioculturalmente
la
realidad».7
Aunque
admite
que
es
complicado ofrecer una definición convincente del concepto de cultura se
apoya en J. M. Lotman, quien la explica «como el conjunto de la información
no genética, como la memoria común de la humanidad o de colectivos
más restringidos nacionales o sociales».8 Esa memoria común será el
referente en el lenguaje, en la literatura, según el término dado por Umberto
Eco.9
Si bien es cierto que la literatura no se limita al lenguaje, está conformada
por él. Su discurso es plurilingüe, pluriestilístico y plurivocal, cuyas voces
dialogan entre sí, de acuerdo con Mijaíl Bajtín, y «aporta(n) al relato el eco, las
adherencias ideológicas, de su contexto de origen».10 Además, expresa la
visión de mundo del autor y su manera de atrapar lo real con ayuda de la
ficcionalidad,11 que hace posible conocer el proceso de transformación de
los conocimientos del escritor en texto. Las modalidades y las técnicas del
discurso le otorgan también una multitud de significados y por ende, de
lecturas, de interpretaciones.
5
Salvador Elizondo, El hipogeo secreto, pág. 44.
Fernando Gómez Redondo, El lenguaje literario. Teoría y práctica, págs. 127-128.
7
Antonio Mendoza Fillola, Literatura comparada e intertextualidad, pág. 48.
8
Ibid, pág. 49.
9
«Cualquier intento de determinar lo que es el referente de un signo nos obliga a definir este
referente en términos de una entidad abstracta que no es otra cosa que una convención
cultural». Umberto Eco, La estructura ausente, pág. 71.
10
Antonio Garrido Domínguez, El texto narrativo, pág. 245.
11
«El concepto de ficción, como se ha mostrado, sería equivalente al de literatura, pero no al
de creación literaria; este proceso sí puede explicarse, por contra, mediante los recursos que
pone en juego este nuevo principio: la ficcionalidad muestra, por tanto, cómo una cierta
realidad (la imagen del mundo que posee un autor en un momento determinado de su
existencia) se convierte en texto». Fernando Gómez Redondo, op. cit., pág. 131.
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Adriana de Teresa propone en Farabeuf, escritura e imagen que la
estética elizondeana y el barroco coinciden en el distanciamiento de la
realidad, en el miedo al vacío, en el movimiento, en la ambigüedad. Ambos
persiguen el rebuscamiento, la sobreposición, la vaguedad, porque tienen
conciencia de la fragilidad, de la vulnerabilidad, de la finitud humana. Frente
a la incapacidad de asir la realidad Elizondo se aleja de ella por medio de la
escritura y evita de ese modo la angustia causada por la incertidumbre y por
la duda de ser, de existir. Así, en Farabeuf, para apresar la realidad, con las
distintas técnicas narrativas (montaje cinematográfico, autorreferencias,
repeticiones, digresiones, varios narradores y tiempos verbales) reconstruye
visualmente un instante partiendo de la memoria y de una fotografía.
«Mi finalidad es realizar una escritura pura», señala Elizondo en una
entrevista concedida a Emilio González en 1971. Su propósito puede
entreverse a lo largo de toda su obra, en especial en Camera lucida
(1983) —específicamente en «Log»— donde plasma sus postulados: «la
concreción de la idea en el papel; es decir: el tema de la escritura».
Camera lucida no es un libro común, no pertenece a ningún género y cada
uno de los textos que lo integra es un universo separado. No obstante, hay
rasgos que los unen, hay una intención, hay una poética, y también aparece
algo fundamental: intertextualidad. Los lazos que unen a Elizondo con la
tradición literaria pueden apreciarse en las páginas del libro y es ese vínculo lo
que permite vislumbrar la concepción y el proceso de la escritura. La
intertextualidad será, entonces, la clave para desarmar y reconstruir el
esqueleto del libro, para extraer su energía, para comprender su elaboración.
Antes de continuar es necesario hacer un breve recorrido por cada pieza del
libro dividido en dos segmentos: Antecamera y Camera lucida. «Log» es el
relato inicial que recrea el mito del escritor como un Robinson Crusoe y
plantea el concepto de escritura imposible. Enseguida surge un texto oscuro
como su nombre: «Anoche», en el que «eslabona impresiones fragmentarias
sobre la fisiología del dolor, la naturaleza del sueño, la vocación literaria o las
imágenes que aparecen en la cajetilla de los cigarros Camel». En
«Anapoyesis» el profesor Aubanel inventa una máquina capaz de extraer la
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energía que encierran los poemas obsesionado con encontrar un poema
inédito de Mallarmé. «Proyectos» expone los planes a futuro del escritor a
partir de la página en blanco. «Ein Heldenleben» es un cuento sobre las
desventuras d un niño ruso en un colegio alemán de la cuidad de México en
tiempos de la II Guerra Mundial. «El rito azteca» cierra la primera parte con
Sherlock Holmes como personaje-narrador.
«Aparato» abre Camera lucida, en él Elizondo explica el funcionamiento y
la adaptación de la «cámara clara» en la literatura. La influencia de Paul
Valéry se observa en «El mal de Teste». Luego, «En la legión extranjera»
dedica un espacio a los legionarios de África. Después, Elizondo expone un
breve ensayo sobre el autor de Madame Bovary en «Mi deuda con Flaubert».
El pacto del escritor con el diablo es enunciado en «Poisson d’avril» a manera
de carta anónima cuyo remitente envía también el texto «Vocaciones
frustradas». En él hay una colección de personajes que el escritor hubiera
deseado ser. A continuación se presenta una apología de autores
desconocidos en el ensayo «En defensa de lo desprestigiado». Joyce y la
aflicción son el tema a tratar en «La decadencia de la tristeza». En «Examen
de conciencia» se critican los diez mandamientos, mientras que «Regreso a
casa»constituye el discurso de ingreso de Elizondo a la Academia Mexicana
de la Lengua. «Los museos de Metaxiphos» y «La luz que regresa» son
ficciones que juegan con la concepción de la realidad. La poesía inglesa es
analizada en «Desde la verandah». Con el ensayo «Ida y vuelta» Elizondo
ingresa al Colegio Nacional. Por último, la continuación inconclusa de «El rito
azteca» cierra la segunda parte.
Como puede apreciarse la intertextualidad se halla en cada escrito, pero
lo que importa es descubrir si forma la base de cada uno de ellos en
particular y de todo el libro en general. Es una obligación, entonces, entender
la poética elizondeana para así señalar hasta qué punto la intertextualidad
juega un papel fundamental en Camera lucida. Para ello, hay que tener en
claro el concepto y conocer su proceso, en una palabra, aprehenderlo.
Antonio Mendoza Fillola será el cimiento de esta investigación, aunque no el
único.
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El término intertextualidad fue presentado por Bajtín dentro de su
propuesta dialógica, en la que apuesta por una lingüística en contexto y en
diálogo. Él menciona que el individuo se constituye por lo social y que su
estado de conciencia dialoga con otro ente social, es decir, no hay una
conciencia individual sino social que dialoga constantemente. Julia Kristeva y
Gerard Genette difundieron el concepto como alternativa a ciertas
«influencias».
En
el
planteamiento
teórico
de
Mendoza
Fillola
la
intertextualidad es «una interconexión de textos y significaciones, también
extensible a producciones artísticas de signo distinto al literario».12
Bajtín expone en su libro Problemas de la poética de Dostoievsky que la
novela se conforma de «heteroglosia», de la conexión entre varios lenguajes
que se hallan en diálogo. Para él toda habla refiere algo, algo de aquella
memoria colectiva que configura el ideario cultural. En el mismo sentido
Kristeva señala que «todo texto se construye como un mosaico de citas, todo
texto es absorción y transformación de otro texto. En lugar de la noción de
intersubjetividad se coloca la de intertextualidad, y el lenguaje poético se lee,
por
lo
menos,
como
doble».13
Entonces,
puede
decirse
que
la
intertextualidad designa el vínculo que los distintos discursos narrativos,
enunciados literarios y voces tienen entre sí y su comunicación permanente
con otros textos anteriores.
Al igual que la literatura, la vida también es dialógica por naturaleza. Este
constante intercambio no ha terminado, apenas comienza. La búsqueda
continúa.
12
Antonio Mendoza Fillola, op. cit., pág. 60.
Angelo Marchese y Joaquín Forradellas, Diccionario de retórica, crítica y terminología
literaria, pág. 217.
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