Tercera República

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REPÚBLICA
Hacia la
Tercera República
Como cada año, El Viejo Topo conmemora el
14 de abril con unas páginas en torno a las
ideas republicanas. Este año hemos dirigido
tres preguntas a una serie de personas que
intuíamos o sabíamos que eran republicanas.
Las respuestas, francamente interesantes,
constituyen en buena medida un programa de
acción.
Vale la pena señalar que una parte muy importante de los encuestados ha declinado responder a estas preguntas, o simplemente las
ha ignorado. Se trata en muchos casos de per-
.
.
.
sonas sin duda de ideario republicano, pero
que tal vez han creído que su actividad profesional podría resentirse de un pronunciamiento rotundo a favor de la república. Dicho
en otras palabras: en la democracia española
realmente existente, todavía hay miedo a las
represalias.
Por eso agradecemos de corazón las respuestas de los encuestados. Gracias a ellos, y a muchos otros, pasito a pasito, será posible algún
día la recuperación plena de los valores republicanos y su forma de gobierno.
¿Cree que ha llegado el momento de iniciar el camino hacia la
proclamación de la IIIª República? ¿Por qué?
Si cree que sí, ¿qué pasos habría que empezar a dar para ello?
En ese caso, ¿qué propuestas efectuaría usted para fortalecer el
movimiento republicano?
Las respuestas, en las páginas siguientes. Señoras y señores, pasen y lean.
REPÚBLICA
Javier Parra
Director de larepublica.es
1.
Creo que ese camino ya se ha iniciado. El pacto de
silencio de la transición parece haber llegado a su fin
durante los últimos tiempos y son cada vez más voces
las que plantean la posibilidad de un Estado Republicano. Es cierto que políticamente aún la representación republicana es minoritaria, pero socialmente gana
terreno poco a poco, superando el 30% según las encuestas y siendo la tendencia mayoritaria en provincias
como Málaga. Uno de los hitos más importantes del
movimiento republicano fue el año pasado la creación
de la “Red de Municipios y cargos públicos por la Tercera República”, que sin duda dará mucho que hablar.
que confluyan todas las sensibilidades políticas dispuestas a trabajar por un Proceso Constituyente, como pueden ser los Ateneos Republicanos, creando las herramientas necesarias para hacer partícipe a la ciudadanía
y llevando a los medios de comunicación el debate.
Propondría que se llevase a los plenos municipales del
mayor número de Ayuntamientos de toda España la
moción impulsada por “Red de Municipios y Cargos Públicos por la Tercera República”.
En las manifestaciones republicanas abogaría por que
las únicas banderas presentes fueran las republicanas.
Esto dotaría al movimiento de una importante imagen
de unidad, que por otro lado, es cierto que aún falta por
forjar.
Todo esto, entre otras muchas cosas, debería conducirnos a la construcción serena de una propuesta política
concreta a través del debate y a la conformación de una
apuesta electoral de carácter republicano, quizá explorando nuevas fórmulas, como una coalición electoral en
la que no se disuelvan las organizaciones
2.
El primero es mirar al futuro, aunque partamos de la
base de que recogemos la herencia de la primera y
segunda Repúblicas como referencias indispensables
para marcar el hilo conductor del pensamiento republicano. Es necesario hacer más propuestas de futuro que
homenajes al pasado, movilizando el mayor número de
recursos para que la República no sea vista como algo
de ayer, sino de mañana. Este es uno de los mayores
retos, y quizá para el que hay que ser más audaces. Hoy
por hoy tenemos al poder económico y mediático en
contra, pero tiene grietas. Al mismo tiempo deberemos
construir y reforzar nuestros medios de comunicación,
nuestras organizaciones, además de crear una estructura económica lo suficientemente sólida como para dar
cobertura al movimiento.
3.
Existe un documento titulado “La Propuesta Republicana”, elaborado por Julio Anguita, que plantea unas
cuestiones básicas sobre las que comenzar el debate en
torno a la cuestión republicana. Propondría discutir y
enriquecer dicho documento a través del debate, dotando de contenido político al movimiento republicano.
También impulsar y fortalecer espacios unitarios en los
26 / El Viejo Topo
Lidia Falcón
Escritora. Feminista. Su última novela es
Al fin estaba sola.
1.
El momento comenzó hace treinta años, cuando los
gestores de la transición nos negaron la República que
tan sangrientamente nos habían arrebatado. Cuanto
más tardemos en reclamarla con energía tanto más tardaremos en conseguirla. Creo que este es el momento
en que el pueblo español está harto de la estafa que
supone mantener la monarquía. Tenemos una monarquía –como todas– clasista, machista y beata aliada con
los enemigos del pueblo: la Iglesia Católica, el Ejército
más reaccionario y el gran capital.
2.
Deben asociarse los que deseen ver proclamada la
Tercera República. Hay que hacer un llamamiento público a todos ellos para iniciar el encuentro. Estoy segura de que en España hay muchos republicanos aunque
REPÚBLICA
estén pasivos, sin decidirse a iniciar la campaña por la
República.
3.
Es preciso organizar o fortalecer las asociaciones
republicanas que ya existen. Por supuesto una campaña
política significa trabajar con ahínco y verdadero interés. Comenzar con la difusión del ideario republicano y
la denuncia de la corrupción, y el ocultismo que esconde la familia real, instando al pueblo a exigir un referéndum para decidir la forma de Estado que queremos.
Sería muy útil la publicación de un breve periódico o un
panfleto explicando los negocios de la “Corona”, sus
relaciones con la extrema derecha y con los hombres de
“negocios” implicados en las corrupciones que ya han
salido a la luz pública y la celebración de actos en pueblos y ciudades
Josep Ferrer Llop
Ex-rector de la Universitat
Politècnica de Catalunya
1.
Tengo la sensación de que la monarquía ha dejado de ser intocable. El aura de la transición y sobre
todo del 23-F ya no da más de sí. Y el príncipe heredero suscita pocas emociones.
Con todo, temo que esta misma pasividad e inoperancia cree una ambiente de que “no estorba”. Dicho
de otro modo, el descenso del “sí” puede ser más
hacia la “abstención” que hacia el “no”.
Por otra parte, creo que mucha gente no tiene clara
la figura de presidente de la república: Si ya tenemos
un presidente de gobierno, elegido democráticamente, ¿para qué necesitamos un presidente de la
república? La bicefalia es más difícil de entender, si
no es que una de las cabezas es meramente representativa, y para eso no vale la pena cambiar.
En definitiva creo que la desacralización de la monarquía y su pérdida de prestigio, abre el camino hacia su abolición, pero no conduce necesariamente a
ella.
2.
Creo que hay que seguir con la crítica y la pedagogía:
transparencia en los gastos de la monarquía, irracionalidad de los privilegios hereditarios, insensibilidad hacia
las lenguas cooficiales, errores en las relaciones internacionales…
3.
Formular en positivo el papel y las ventajas que tendría una figura de presidente de la república
Guillermo Lusa
Presidente de l’ Associació Sabadell
per la República
1.
El resultado de la transición, el juancarlismo, supuso una ley de punto final que amnistió a los beneficiarios de un sistema político que arrasó las instituciones y entidades trabajosamente puestas en pie durante decenios por los grupos ilustrados, demócratas,
progresistas, republicanos, socialistas, anarquistas y
comunistas. Los aparatos del Estado y las fortunas
amasadas durante décadas de rapiña quedaron intactos. Treinta años después de perpetrado el gran fraude, son cada día más numerosas las personas que
cuestionan a un sistema ineficaz, corrupto, injusto,
embrutecedor y despilfarrador. Muchas de estas personas han puesto sus esperanzas en la III República,
que aparece como un símbolo de una sociedad más
justa e ilustrada.
Ahora es posible y necesario convertir ese anhelo intuitivo de la República como símbolo en un objetivo
alcanzable para las próximas generaciones, en una alternativa capaz de lograr la hegemonía social, intelectual, moral y política. Este proceso puede ser lento, pero hay que abordarlo ya de una manera decidida y
coordinada.
2 3.
y
Propuesta:
Convocar una Conferencia de Entidades Republicanas
para:
El Viejo Topo / 27
REPÚBLICA
.
Poner en marcha el proceso de definición de un programa mínimo de la Alianza Republicana, que como
muestra del deseo de ruptura del sistema establecido
ponga en primer plano la cuestión de la forma de Estado (referéndum monarquía-república).
.
.
Intercambiar materiales de formación republicana
(libros, películas, cursos, conferenciantes...).
Preparar coordinadamente campañas específicas de
sensibilización: por la laicidad; en favor de la apostasía;
contra los acuerdos con el Vaticano; por el federalismo;
por la austeridad pública, contra la corrupción y la especulación; por la renta básica; en defensa de lo público (enseñanza, sanidad)...
.
Constitución republicana. Este proceso iría sirviendo
además como mecanismo de consolidación de la alianza social, ideológica y política sustentadora del tránsito
hacia el nuevo estado republicano y la consolidación
del mismo.
3
. Para mí son siete los ejes sobre los que articular el
debate sobre una propuesta republicana en el desarrollo, tanto de los Estados Generales como del proceso
constituyente: Derechos Humanos, Paz, Democracia
Radical, Laicidad, Austeridad, Estado Federal y Europa
Federal. Cada concepto de estos exige un desarrollo
expositivo que el espacio no permite. Sin embargo condensan, a mi juicio, bastantes de las múltiples visiones
republicanas
Integrar al movimiento por la III República en el
movimiento de movimientos, en el movimiento alterglobalizador
Pascual Serrano
Escritor. Próximamente aparecerá su libro
Medios violentos
Julio Anguita
Ex-coordinador de Izquierda Unida
1.
Antes de abordar el debate sobre cualquier proyecto
de carácter republicano se impone una reflexión acerca
de la necesidad de una propuesta política de regeneración de la Democracia y de la Ética pública. Un proyecto republicano no puede ser sino el corolario, la consecuencia de una clarificación previa sobre la sociedad y
el Estado que se quieren como respuesta a la situación
existente. La III República sería pues la expresión de un
amplio movimiento de carácter fundacional y alternativo. La cuestión subyacente y clave es ¿qué República?
2.
La puesta en marcha de un método de convocatoria,
amplio, preparado y riguroso que cuajase en los Estados
Generales de la República. Y desde ahí impulsar un proceso constituyente a través del cual se fueran concibiendo, aprobando y difundiendo los contenidos de la
28 / El Viejo Topo
1.
El momento por supuesto que ha llegado porque lo
que nunca debió suceder es la existencia de una monarquía. Por otro lado, es evidente que muchos elementos
de nuestro sistema están agotados: sistema electoral,
estado de las autonomías, etc… Es el momento de abrir
un profundo debate sobre todo ello, los llamamientos a
la estabilidad democrática no deben impedirlo. Al contrario, es esa estabilidad la que no puede consolidarse
con esas cuestiones pendiente.
2.
El primer objetivo es lograr que la ciudadanía vaya
compartiendo el carácter preilustrado que supone convivir en el siglo XXI con algo tan trasnochado como es la
monarquía. Es fundamental hacer ver que ni la racionalidad, ni los principios fundamentales de los derechos
humanos, ni las ideas básicas de la ilustración, ni una
democracia verdadera son incompatibles con la existencia de una casa Real hereditaria. Los medios de
comunicación han tenido un papel fundamental en la
REPÚBLICA
sacralización de la monarquía, pero el último año ha
demostrado que ese tabú se está resquebrajando.
Rosa Regás
3.
Sin duda, debemos enfrentar dos posiciones al respecto, las de quienes sólo se limitarán a proponer la
desaparición de la monarquía y quienes busquen recuperar parte de los principios y valores que caracterizaron la II República Española. Si nos quedásemos en la
primera opción nos encontraríamos de nuevo con otra
frustración histórica como lo fue la transición española,
de ahí la importancia de dotar de contenidos sociales y
renovadores a la idea de esa III República
Jaume d’Urgell
Escritor. Editor de lademocracia.es
1.
Sí: el momento ha llegado, porque el momento es
siempre. La República no es una utopía para el día de
mañana, no es algo "que a lo mejor nosotros ya no veremos". ¡Debemos abandonar la resignación autocomplaciente! La República no es mañana, sino esta misma
tarde.
2.
En primer lugar, debemos cambiar la forma de pensar y actuar. Está bien conmemorar el ayer, pero no debemos olvidar ni por un momento en qué día vivimos.
En lugar de emplear tanto esfuerzo en celebrar el pasado, más nos valdría dedicar nuestras fuerzas en avanzar decididamente hacia la consecución de logros que
algún día merezca la pena celebrar.
3.
Hacer un esfuerzo para combatir el sectarismo; darnos cuenta de la necesidad de unir voluntades, asumir
que debemos viajar junto a compañeros incómodos pero imprescindibles… ser capaces de despertar confianza, seriedad y complicidad. Actuar sobre la opinión pública y sus instrumentos políticos y sociales
Escritora. Su última novela es
Luna lunera
1.
El camino hasta la proclamación de la IIIª República
será largo. La decisión la ha de tomar el país entero y no
tenemos aún los mecanismos para que esto ocurra ni
para acelerar el proceso, formando parte la monarquía
de la Constitución Española. Creo que lo que nos toca
hacer a los que creemos en la República como una forma de gobierno más justa y racional es intentar explicar
nuestras razones y exponer las razones históricas, filosóficas y políticas, de tal modo que la sociedad entera
vaya tomando conciencia de la necesidad de estructurar los mecanismos para elegirla y alcanzarla si nos parece absolutamente necesaria.
2.
Devolver la IIª República al lugar que le corresponde
en la Historia del país, en dignidad, legalidad y conocimiento de los problemas con los que tuvo que enfrentarse: poderes fácticos, traición de los militares y falta de
apoyo internacional en la guerra civil provocada y organizada por el golpe de Estado. En escuelas y en foros
políticos y culturales.
Reconocimiento de todos los que lucharon por ella contra el fascismo.
Y sobre todo añadir en los programas escolares el estudio de todas las formas de gobierno a fin de que la República forme parte de las posibilidades de gobierno
que un ciudadano puede desear para su país.
3.
Estudio, conocimiento, debate sobre las diferencias
entre Monarquía y República, para no aceptar una forma de gobierno sólo por temor a complicar las cosas. El
conocimiento es siempre el paso previo indispensable a
la libertad, en este caso la libertad de elegir y la libertad
de luchar por la consecución de lo que se ha elegido.
Y hablar de la República tanto como se pueda en todos
los foros hasta lograr que sea una cuestión que hay que
abordar un día u otro. Que seamos todos los que la
El Viejo Topo / 29
REPÚBLICA
mencionemos, no sólo algún partido que en general se
une a lo que en los foros del PP llaman “romper España”.
Las República sólo debe asociarse a quienes quieren
mejorar la forma de gobierno de la nación
3. La República Federal y Solidaria es la forma
más democrática, más social y la que se adecua mejor a
la España plural del siglo XXI.
3.
Antonio Romero Ruiz
Coordinador de la Red de Municipios y
Cargos Públicos por la IIIª República
1.
Creo, sinceramente, que ha llegado el momento de
plantear abiertamente un proceso constituyente hacia
la III República, y ello por las siguientes razones:
Cuando se aprobó la Constitución, en el año 1978, votaron las personas que tenían más de veintiún año, y han
transcurrido treinta años, luego todos los ciudadanos y
ciudadanas de España que cuenten con una edad de 51
años, la inmensa mayoría del país, no votó la Constitución de 1978, en cuyo seno figura, como modelo de
Estado la Monarquía Parlamentaria, porque no hubo un
referéndum específico para que el pueblo decidiera entre monarquía o república. Las nuevas generaciones tienen todo el derecho a ser consultadas, a opinar, la Constitución no es “las Tablas de la Ley”.
2.
En todo el estado español existe ya un potente movimiento republicano; todas las encuestas solventes sitúan en más del 30% el porcentaje de ciudadanos y ciudadanas que se declaran republicanos; todas las iniciativas que pongamos en marcha deben ser de organizar,
dar eficacia, y ello significa, incluir en la agencia política, aquí y ahora, la lucha por la III República.
La propuesta fundamental es pasar de la declaración estética del republicanismo de salón, al trabajo diario y
organizado en las Instituciones y en los movimientos
sociales; algunas propuestas serían:
.
.
.
.
Aumentar el número de Ayuntamientos que se salgan del régimen monárquico actual y que impulsen una
red republicana.
Crear medios de comunicación con línea abiertamente republicana.
Hacer una campaña donde las personas que piensen
como republicanos, actúen en coherencia con los valores republicanos.
Y lo mas importante es situar la lucha por la República, aquí y ahora, y en ningún caso, a medio o largo
plazo
Ya hemos empezado; se trataría de hacer un gran
trabajo para que las ideas de la República sean hegemónicas en la sociedad, fortaleciendo y ampliando el número de Ayuntamientos que se pronuncien a través de
sus Plenos por el Proceso Constituyente hacia la III
República, de Cargos Públicos, de colectivos sociales y
culturales, de la ciudadanía en general.
Isaac Rosa
Escritor. Su último libro es
¡Otra maldita novela sobre la guerra civil!
Con tres ideas básicas:
1. El Rey fue nombrado sucesor por Franco, la
monarquía es opaca en gastos económicos.
2. La monarquía será constitucional, pero no
es democrática; el Estado no puede heredarse como si
fuese un cortijo.
30 / El Viejo Topo
1.
Creo que el camino hacia la Tercera República nunca
se ha abandonado, siempre ha estado como horizonte,
aunque desde posiciones minoritarias, incluso marginales. En los últimos años, sin embargo, con el impulso
del movimiento social llamado “de recuperación de la
REPÚBLICA
memoria histórica”, las fuerzas republicanas han ganado visibilidad, tanta que a veces nos provocan el espejismo de creer que el republicanismo tiene una presencia mayor.
2.
Habría que situar en el centro del debate los valores
republicanos, que van más allá de la sustitución del rey
por un presidente electo. Muchos que hoy se dicen republicanos ignoran los elementos sociales, laicos, populares y federales del pensamiento republicano, lo que
limita el debate a una república vaciada de contenido,
reducida a la cuestión de que el jefe de Estado sea elegible. Un horizonte, que no por limitado deja de ser
deseable, y que no parece lejano, por el propio desgaste de la institución monárquica, y las dificultades para
una sucesión en la corona que carecería de la legitimidad que hoy muchos ciudadanos conceden al rey.
3.
La reivindicación republicana no puede limitarse a
una cuestión de justicia histórica, de reparación por lo
perdido hace setenta años. Así lo perciben los detractores y los indiferentes, pero también no pocos partidarios. Hay que vincular los valores republicanos a su
capacidad para resolver los actuales problemas de España
Santiago Alba Rico
Escritor. Su último libro es
Leer con niños
contradicciones interpartidistas de las mismas fuerzas
que la apoyan. Por eso mismo, en todo caso, el republicanismo es necesariamente marginal y de izquierdas;
pero por eso mismo el republicanismo, mucho más que
el anticapitalismo, puede ser el instrumento de un giro
lento, insensible, hacia la izquierda dentro de la población. Estamos muy lejos de la III República, pero la propia polarización bipartidista de los últimos años abre
una grieta inesperada para un discurso hasta hace muy
poco silenciado o incluso directamente impensable.
2.
Como el republicanismo sigue siendo un discurso
marginal y de izquierdas (en una sociedad dominada
por la visibilidad mediática y por la derecha) se trata de
introducir la palabra misma (República) en el horizonte
perceptual del mayor número posible de ciudadanos.
Las condiciones blindadas (pero imaginarias) de la legitimidad monárquica determinan esta especie de materialismo lingüístico: que la República cobrará existencia
hablando mucho de ella. Objetivamente, la tensión PPPSOE debilita la monarquía. Y creo que cada vez habrá
más espacios para hablar contra ella.
3
. Por un lado, insistir en el camino modesto y paciente ya emprendido: iniciativas para la recuperación de la
memoria histórica, multiplicaciòn de actos republicanos, difusión por todas las vías accesibles de ideas y
símbolos republicanos. Por otro, tratar de asociar el movimiento republicano a la razón, la sensatez, el sentido
común, la moral ilustrada, disciplinando los radicalismos fácilmente criminalizables. El juicio contra El Jueves dañó homeopáticamente a la monarquía; el juicio
contra los que la quemaron en efigie –en las fotos de los
reyes– sólo la fortaleció
1.
La institución monárquica en España es orgánicamente inseparable de la obra de ingeniería política llamada “transición democrática”. Porque ilumina los límites internos de la democracia, está siempre amenazada
en su legitimidad. Porque su deslegitimación amenazaría también el conjunto del sistema, el acuerdo institucional para protegerla es casi absoluto. Su esencial debilidad es paradójicamente su máxima fortaleza, por lo
que su destino mismo es imprevisible y está sujeto a las
Bernat Muniesa
Presidente de la Unitat Cívica per
la República. Su último libro es
Libertad, liberalismo, democracia
1.
El camino hacia la nueva República se abrió hace
mucho tiempo, cuando Franco y la oligarquía española
El Viejo Topo / 31
REPÚBLICA
destruyeron la legalidad de 1931. Algunos estamos instalados ya en ese camino hace tiempo.
2.
Organizar plataformas pedagógicas y activistas,
como la UCR, organizar seminarios y encuentros, sobre
todo con jóvenes.
nal. Sólo con que se hiciera visible, de vez en cuando,
que hay quien disiente de la marcha de los acontecimientos –como, con toda seguridad, hará la presente
encuesta de El Viejo Topo– quizás se frenara un poco el
deterioro incesante de la democracia española
3.
Miguel Candel
Renovar las Jornadas y, repito, promover la difusión.
Yo estoy dispuesto a participar directamente
Alejandro Montiel
Profesor de Historia del Cine de la
Universidad Politécnica de Valencia
1.
Jamás he reconocido la legitimidad –ni la oportunidad– de D. Juan Carlos I como Jefe del Estado español,
por mucho que –qué remedio– no he podido por menos
que acatar –desde que lo impuso Franco– este lamentable paso de la Transición española. Entiendo que la proclamación de la IIIª República fortalece la democracia
popular, puesto que comienza impugnando el carácter
vergonzosamente hereditario –y, obviamente, antidemocrático– de la Jefatura del Estado.
2.
Profesor de Historia de la Filosofía
de la UB. Su último libro es
Metafísica de cercanías
1.
Sí, porque empieza a resquebrajarse el amplio consenso que el desarrollo de la transición (intento de
golpe incluido) generó (errónea, pero indudablemente)
en torno a la figura, más que del rey como tal, de la persona de Juan Carlos I, quien además se acerca al final de
su ciclo vital.
2.
Machacar en todos los foros la idea de que el sistema
monárquico supone una limitación grave de la democracia y hacer un esfuerzo de divulgación de las actividades paralelas del rey como intermediario (y comisionista) en las negociaciones entre grandes empresas.
3.
Intentar generalizar el movimiento “Municipios por la
IIIª República”, iniciado en Andalucía. No hay que olvidar
que la II vino a raíz de unas elecciones municipales
Sólo se me ocurre apelar a la buena fe de D. Juan Carlos I, y recordarle que para que pase a la Historia como
el Democratizador, debería preparar la Sucesión no
para su Hijo, sino para quien salga elegido de las urnas
en unas futuras elecciones a la Jefatura del Estado. Lo
cual comportaría, esta sí, una verdadera Transición, pacífica, generosa y ejemplar.
3.
Ninguno de los dos –así llamados– “grandes partidos” entiende por Democracia otra cosa que un procedimiento de elección de una élite política que perpetuará sine die, fieles a su programa, el statu quo institucio-
32 / El Viejo Topo
Salvador López Arnal
Editor de la obra de Manuel Sacristán,
de quien editará próximamente
Sobre dialéctica
1.
El camino nunca debería haberse interrumpido. La
izquierda antifranquista, toda ella, sin excepciones, era
REPÚBLICA
partidaria de la IIIª República y no se concebía otra
forma de romper con el franquismo sino a través de esa
forma de Estado. Suponiendo aunque no admitiendo
que la correlación de las fuerzas durante la transición
exigiera la aceptación momentánea de la Monarquía, es
obvio que tal acuerdo tiene fecha de caducidad y nunca
se hizo por convencimiento sino, concedámoslo, por
necesidad. Por tanto, éste, cualquier momento, es un
buen momento para proseguir el combate republicano.
La izquierda no puede dejar de ser republicana a no ser
que quiera perder una arista más.
2.
El primero, el más básico, estar convencidos que éste
es un punto esencial por tratarse de una cuestión de
principios, inserta en el núcleo duro del proyecto. El segundo: denunciar sin miedo y en voz alta, y sin miedo a
represalias, todas las barbaridades, y son muchas, que
comete la institución y sus miembros individualmente:
corrupción, amparo a corruptos, cacerías salvajes, enriquecimientos sin límite, asuntos privados convertidos
en asuntos públicos, un tratamiento impensable de la
institución en la constitución de 1978, crítica del servilismo de los medios, presupuesto estatal inadmisible.
Largo etcétera. En tercer lugar, unir, hay razones para
ello y argumentos sólidos, la lucha por la Tercera República española, sin idealizaciones de la IIª República,
con la concepción republicana radical de las libertades,
de la democracia y de la sociedad civil, es decir, de la lucha por una sociedad que aspira a civilización, no a
barbarie.
3.
Las propuestas necesariamente tiene ser diversas en
función del territorio y de la sensibilidad de la ciudadanía. Cuestión básica en este asunto no controvertido:
evitar el insulto y el desprecio de los personajes de la
realeza. Crearía incomprensión y alejamiento entre la
ciudadanía amiga. Líneas de actuación a estudiar: celebrar masivamente, o intentarlo como mínimo, el 14 de
abril, el 16 de febrero y otras efemérides republicanas
como celebramos (o celebrábamos) el 1 de mayo; generar una fundación no académica, con peso cultural,
centrada en estudios republicanos y con iniciativas
constantes; estudiar, con calma y sin prisas, la posibilidad de una iniciativa popular que pida la convocatoria
de un referéndum sobre la forma de estado. La oportunidad, en este punto, es básica
Higinio Polo
Novelista y ensayista, próximamente
aparecerá su última obra, La noche de
Calcuta
1.
Sí, sin duda, tenemos que incrementar los esfuerzos
para proclamar en un día no lejano la IIIª República.
Porque el marco político creado tras el final del franquismo, con una transición que fue lesiva para los intereses populares, se ha convertido en una suerte de “sistema canovista” renovado que no resuelve las tensiones
nacionalistas y que impide el desarrollo de la democracia. Y porque el pueblo español debe tener también el
derecho de elegir a la máxima representación del país.
2.
Incremento de la denuncia pública del anacronismo
de la monarquía y del despilfarro de recursos públicos
que supone.
Popularización de los valores republicanos (libertad,
igualdad, justicia, solidaridad, laicismo, democracia, federalismo, etc.) y exigencia de su cumplimiento.
Demanda de una futura consulta popular, en condiciones de igualdad democrática, sobre la forma de gobierno: república o monarquía.
Inicio de discusiones públicas para preparar una nueva
Constitución.
Impulso de la simbología republicana en todo tipo de
actos públicos y manifestaciones.
Impulso de una cultura democrática que reivindique la
paz (“España renuncia a la guerra como instrumento de
política nacional”), el desarme y la disolución de bloques militares.
3.
Extensión de la iniciativa “Ayuntamientos por un proceso constituyente”, proponiendo mociones en los
ayuntamientos de todo el país, sin agresividad hacia otras
fuerzas: es imprescindible ganar adeptos entre toda la
izquierda y en otros sectores políticos.
Demanda en todas las instituciones de los derechos humanos plenos: políticos, sociales y ecológicos, que sólo
en un marco político republicano tendrán posibilidad de
desarrollarse
El Viejo Topo / 33
REPÚBLICA
Creación en todas las poblaciones del país de grupos de
propaganda republicana, permanentes, abiertos, evitando caer en manipulaciones partidistas que son más
contraproducentes que eficaces
dadanos fuertes, y en España la ciudadanía es aún muy
débil. Es necesario, por tanto, difundir el ideal republicano, pero sobre todo, conseguir una ciudadanía fuerte,
crítica, consciente de sus derechos y acreedora del
poder. Lo cual precisa de un trabajo pertinaz y a largo
plazo
José Manuel Roca
Escritor. Autor de
El lienzo de Penélope y la desazón
constituyente (1808-1978)
La Puri
Colaboradora habitual de El Viejo Topo
1.
No. ¿Por qué? Porque no me gustan las repúblicas
efímeras, que es lo que hemos tenido en España, seguidas de largos períodos monárquicos conservadores o de
dictaduras. Estimo bastante escaso el apoyo social para
cambiar de régimen. Las últimas elecciones muestran
que, al menos, el 40% del voto emitido (votantes del PP),
más del 50% de los senadores electos y el 44% de los diputados (del PP), serían contrarios a una reforma de
este tipo, eso sin contar otros partidos. Y no tiene sentido tratar de establecer una república sin amplio respaldo social; es decir, una república necesita, sobre todo,
republicanos leales, no sobrevenidos republicanos o
ciudadanos que soportarían el nuevo régimen y que
renunciaran a él con el menor pretexto.
Dada la existencia de tensiones sobre la configuración
del Estado y de otros problemas más acuciantes que
abordar, introducir el problema del cambio de régimen
supondría acentuar esas tensiones, y de cara al objetivo
perseguido, no acercarnos a él.
Finalmente, la institución monárquica, mal que nos
pese, goza de buena salud, incluso diría que disfruta de
mejor opinión que la clase política en general. Y recalco
que, en España, la instauración de las dos repúblicas ha
estado precedida por el deterioro de la monarquía. Sin
ello, la república es impensable.
2 3.
y Concibo el advenimiento de la República, al
menos en su etapa fundacional, como un gran momento de movilización ciudadana, como un movimiento de
regeneración democrática, de reafirmación del poder
de los ciudadanos para establecer un régimen que, al
menos al principio, fuera virtuoso. Pero eso precisa ciu34 / El Viejo Topo
1.
¿Quién? ¿Yo? ¿Qué he hecho yo ahora? Esto me pasa
por escribir en El viejo topo. Si escribiera en un periódico, seguro que esto no me lo preguntarían, fijo.
Una servidora era republicana convencida, allá en sus
años mozos. Luego vino Santiago Carrillo y dijo que se
había acabado la bandera republicana. Me sentó muy
mal, pero la verdad es que había cosas más urgentes que
hacer. Supongo que no hay nada que me haya hecho
cambiar de ideas. O séase, que debo ser republicana; sin
saberlo, claro. (Pero no me busquen, ¿eh?, que tengo
mucha faena. Aquí la cogen a una y, ¡hala, a soltar sermones!) Me parece de perillas un movimiento republicano, pero conmigo que no cuenten.
2.
¡Jo, vaya preguntas de hacer! El primer paso es tener
militantes. Bueno, dicho así, la verdad, suena fatal, ¿no?
Mejor pon peregrinos, aunque quede como de ciencia
ficción. Porque alguien tendría que ir a la base a contar
la buena nueva republicana. Porque si nadie la cuenta,
mal lo tiene la república para ganar adeptos. ¿O no?
Claro, que, de peregrinos-militantes hay gran escasez.
No es para desanimaros, pero la cosa está muy magra.
Que lo sepas.
3.
Crecer desde abajo, como está mandado. Ir adonde
están las masas, como si dijéramos. Claro que, la república no es un problema muy cotidiano, que digamos.
Vamos, que una mandada puede morirse sin plantearse
REPÚBLICA
la cuestión. Yo no es que tenga el remedio, aunque lo
que haría es un poco de propaganda de masas. Por
ejemplo, hay la huelga de autobuses. Pues vas y redactas
una pequeña octavilla con el título “La lucha por la
república, la huelga de autobuses y el descanso semanal
de dos días garantizado”. No sé si conseguiríamos vencer en la huelga, pero, esto sí, ni dios olvidaría nunca
esta octavilla. Y con ella, la tercera República de trabajadores... o lo que haya
Antonio García Vila
Escritor. Su último libro es
Alma Mahler. El fin de una época
1.
No, desgraciadamente pienso que no. Aunque el
sentido común nos indica que a estas alturas ya deberíamos ser un país maduro para entrar en la modernidad y desembarazarnos de rémoras absurdas, la tozuda
realidad nos muestra que no. Y buena muestra de ello es
la respuesta, con ovación cerrada incluida, que deparamos a la salida de tono que el Rey tuvo con Chávez. Si a
eso le sumamos la derecha ultramontana que nos atosiga, impertérrita frente a los cambios que suceden, y la
Iglesia que padecemos, la respuesta es que no, que contra toda lógica no estamos preparados para proclamar
una IIIª República.
2 y 3.
Lo anterior no es óbice para seguir avanzando
en el camino que conduzca a un nuevo modelo de Estado más acorde con la razón y los intereses del país.
Para ello es necesario un intenso trabajo de recuperación histórica en lucha con los revisionistas y con los
ideólogos de la derecha que pretenden formar un pasado a su exclusiva medida. Y llevar a cabo una implacable
labor de crítica. No hay que dejar pasar lo más mínimo
a la familia real. Es necesario estar atentos para denunciar en cada momento lo absurdo de la situación y las
contradicciones que genera, y no hay que olvidar que
antes que una reforma constitucional necesitamos una
reforma cultural y educativa que nos ponga definitivamente en el siglo XXI
Mari Paz Balibrea
Profesora en Birkbeck, Universidad de
Londres. Su último libro es
Tiempo de exilio.
1.
Los resultados de las elecciones generales del pasado
9 de marzo han sido decepcionantes para Izquierda
Unida, la fuerza política de nivel estatal que abiertamente ha simpatizado con la República. Dentro de los espacios que favorece la democracia existente para la expresión política, no es esperable que crezca la ambición por
la transformación del estado hacia la República.
Dicho esto, la República forma parte de la herencia del
pasado español, y es un símbolo privilegiado de las
luchas en el seno de una amplia –y muy mal avenida–
izquierda por un objetivo de justicia social. En la medida en que estamos aún lejos de conseguir ese objetivo,
la República sigue siendo un referente imprescindible
de la memoria discriminadora y crítica española, un
instrumento para pensar el pasado, y transformar el
presente y el futuro. El camino hacia la proclamación de
la República como tal referente ya está iniciado.
2.
Desde el ámbito de la cultura, continuar insistiendo
en el conocimiento, complejo y no complaciente, de lo
que significaron las experiencias republicanas en España y de las consecuencias que su fracaso tuvo para el
desarrollo posterior del país. Desde el ámbito de la política, desvincular la República de su asociación a un pasado violento, fracasado y obsoleto.
3.
.
.
.
Sanear la imagen de la República en el sentido
dado en 2)
Supeditar su invocación a un programa de izquierdas
concreto y atento al presente que debe ser el foco de la
política.
Evitar invocar la República como una panacea
El Viejo Topo / 35
REPÚBLICA
Antonio Santamaría
Escritor y periodista. Es editor de
Federalismo y República, de Pi y Margall
entrar a detallarlo pero tendría que plantear un modelo
de organización territorial de carácter federal, ajustado
a las especificidades del caso español, reformar la ley
electoral, asegurar el carácter laico del Estado, impulsar
un ambicioso programa de reformas sociales o garantizar la separación de poderes y la independencia del
poder judicial…
1.
Sí, porque la actual monarquía parlamentaria ha
dado sobradas muestras de incapacidad para afrontar
las reformas estructurales que precisa la democracia en
España. El régimen actual surgió de la Transición, un
acuerdo entre los sectores reformistas del franquismo y
la oposición democrática que diseñó una democracia
de bajo perfil. Este sistema político híbrido no ha podido depurar los elementos de origen franquista, como
revela, por ejemplo, la imposibilidad de reivindicar la
rica historia democrática de este país o la anómala relación entre Iglesia y Estado. La monarquía parlamentaria
no está resolviendo sino agravando el problema de las
nacionalidades, cuya solución sería mucho más fácil en
el marco de una república federal. El sistema electoral y
de partidos ha generado una auténtica oligarquía cada
vez más alejada de las inquietudes e intereses de la ciudadanía. En fin, la IIIª República podría significar una
auténtica profundización y regeneración de la democracia que no parece viable en el actual marco político.
2.
Los agrupamientos republicanos dispersos por todo
el país deberían coordinarse y con el apoyo de alguna
fuerza política de dimensión estatal –pienso en Izquierda Unida– convocar un congreso constituyente que fundase un movimiento republicano. Soy consciente de
que la debilidad y fragmentación de ese espacio político
generan grandes dificultades difícilmente superables,
agravadas por el hecho de no contar ni con suficientes
medios financieros ni con el apoyo de ningún grupo
mediático. Pero este debería ser el primer paso.
3.
El movimiento republicano debería elaborar un programa político cuyo eje estratégico girase en torno a la
profundización en la democracia y la depuración las
distorsiones institucionales y prácticas oligárquicas del
actual régimen político. Por falta de espacio no puedo
36 / El Viejo Topo
Miguel Romero
Periodista. Redactor de la revista
Viento Sur
1.
Sí, y ya llega tarde.
Por razones simbólicas, porque la monarquía representa la conservación del “consenso constitucional” y no es
posible proponerse, ni siquiera imaginar una alternativa emancipadora sin su invalidación.
También por razones políticas, porque el Rey desempeña un papel activo y explícito a favor de los “intereses
del Estado” en la economía, la política militar, las relaciones internacionales, etc.
Finalmente, por razones de “educación cívica”: para sanear la polución creada, por ejemplo, por el “tsunami
monárquico” desencadenado con ocasión del 70 cumpleaños del Rey.
2.
Distinguir el debate histórico, en el que habrá puntos de vista muy diferentes, de la acción política, que
tendría que ser lo más unitaria posible.
También, terminar con la competencia estéril de “legitimidades republicanas”.
Y, sobre todo, pasar de los ritos a la política concreta. Es
decir, promover y difundir la crítica sistemática y bien
documentada de las acciones (también en sentido mercantil) de la institución y de quienes la representan.
Quizás podría ser útil crear un “Observatorio Republicano” que se encargue de trabajar en esa dirección.
3.
Creo que un “movimiento republicano” sólo puede
REPÚBLICA
crearse como “movimiento de movimientos”, es decir,
como expresión del compromiso republicano de todo lo
que se mueve en la izquierda social y política, en la ecología, el feminismo, el sindicalismo, el antifascismo, la
prensa, la cultura, etc. Se trata pues de trabajar por el
desarrollo de esos compromisos
nes del estado de un partido político, sino el nombre de la
construcción de una nueva sociedad civil, –esto es, una
sociedad de cives, de ciudadanos–, y de un nuevo estado
político Que el movimiento posibilite la constitución en
soberano de las bases sociales del mismo .
Ramón Serrano Balasch
Joaquín Miras
Escritor. Director de la editorial
Flor del Viento
Profesor. Miembro de Espai Marx
1.
Sí. En España se incumplen sistemáticamente los derechos sociales, civiles y políticos de los ciudadanos, establecidos en la menguada constitución española –trabajo,
derechos laborales, salario justo, vivienda, igualdad ante
la ley, soberanía política…–. El estado corre hacia la privatización de sus recursos. La burguesía capitalista
incumple sistemáticamente la ley: Las rentas del capital a
penas tributan. Los delitos económicos de los miembros
de la plutocracia quedan exonerados por las más altas
instituciones y tribunales del estado una y otra vez. La
corrupción involucra a las más altas magistraturas y ha
penetrado en partidos políticos y sindicatos cuyos aparatos organizativos no responden ni ante sus bases ni ante
la ciudadanía.
2.
Crear las condiciones de posibilidad del cumplimiento del proyecto: la construcción de un movimiento
sociopolítico estable, capilar, que luche por los derechos económicos, sociales, civiles y políticos que definen como tal a un ciudadano, y que se proponga la instauración de un nuevo régimen político.
3.
En ese caso, ¿qué propuestas efectuaría usted para
fortalecer el movimiento republicano?
Que la organización del movimiento sociopolítico sea el
fin, y no el objetivo instrumental de la acción de las fuerzas
políticas y civiles que lo impulsen. La consigna política
“República” no es un granero de votos, ni un proyecto cuya ejecución dependa de la mediación ante las institucio-
1.
Bueno, nunca se le debía haber hurtado al pueblo
español, tras el establecimiento de la democracia, el
preguntarle qué España querría para el futuro. No obstante, como la transición no pudo ser más que la que
fue, debido a muchos factores, entre ellos la Ley de
Sucesión franquista y el miedo (recuerdo de la guerra
civil, ruidos de sables, etc.) pienso que en tanto no pueda establecerse un nuevo período constituyente debemos trabajar para desdemonizar la palabra República,
apoyar los valores republicanos que fue el gran legado
de la IIª República y trabajar unidos con quienes pensamos en republicano.
2.
En mi libro de conversaciones "Encuentros republicanos" una gran parte de mis contertulios veían claras
dos cuestiones: una, el inicio ya de una sección política
favorable al objetivo a conseguir, trabajando entre
todos, la voluntad y las condiciones para plantear una
consulta sobre la IIIª República, y dos, propiciar la exigencia de una reforma constitucional con un período de
reflexión constituyente en determinada forma y manera
que permita al pueblo expresarse en libertad. Es posible, dadas las circunstancias políticas actuales, que un
momento propicio puede ser cuando el Rey, por ley biológica, desaparezca y la sociedad española pueda, con
todas las fuerzas políticas, sociales y culturales, exigir la
apertura de ese proceso constituyente.
3.
De los republicanos depende ponerse en marcha
para la IIIª República. De forma paulatina y democráti-
El Viejo Topo / 37
REPÚBLICA
ca. Sin desavenencias esenciales pero con democracia
participativa. Creando las estructuras socio-políticas
para que la idea de República sea algo tan normal como
la libertad, la igualdad y la solidaridad que tantos preconizamos
Juan-Ramón Capella
Catedrático de Filosofía del Derecho.
Su último libro es
Entrada en la barbarie
1.
Una concepción enteramente laica de las instituciones públicas, desgajada de concepciones premodernas
del poder que lo ponen fuera del alcance de las poblaciones, es la única que me parece digna de personas
dotadas de derechos. La monarquía no encaja con esta
manera de entender la vida en común. Y además es peligroso para todos que en un puesto institucional destacado se sitúe una persona jurídicamente irresponsable
(aunque fuera la mejor persona del mundo).
A las razones teóricas se añaden en nuestro caso razones políticas y prácticas: tenemos un monarca designado como tal por un dictador; un monarca cuya instauración nunca ha podido ser objeto de una consulta
popular formal; un monarca que no puede jurar la
constitución vigente porque juró los Principios Fundamentales del régimen anterior; y un monarca, en fin,
que no parece saber escoger bien a sus amigos (Mario
Conde, M. Prado Colón de Carvajal, Javier de la Rosa,
Alfonso Armada, por poner algunos ejemplos, han pasado por la cárcel).
2.
Me parece que hay muchas entidades que se lucran
publicitando la institución monárquica, creando “sueños regios” en mentalidades de conciudadanos y conciudadanas poco educados, y legitimando así —de este
modo espúreo— la institución. Creo que hay que dar a
entender a estas entidades (revistas “del corazón”, periodistas sensibleros, etc.) que su actividad no es bien acogida.
En otras palabras: un primer paso es poner al desnudo
la vaciedad y la ridiculez de los “sentimientos monár-
38 / El Viejo Topo
quicos” impuestos a los sectores más analfabetos de la
población a través de la industria massmediática pública y privada.
Y correspondientemente, poner de manifiesto los valores
republicanos de igualdad y fraternidad, protestando contra las “campanas de cristal” que aislan y protegen a la
“clase política” que se ampara en la clausura monárquica
del régimen vigente para ser irresponsable a su vez.
3.
En esta fase los símbolos y los ritos me parecen
esenciales. Cada festividad pública debería ser convertida en una fiesta republicana. Los colores republicanos deben aparecer por todas partes, aunque sea como
simples guiños. Y también habría que tratar de avanzar
hacia la celebración de una festividad anual puramente republicana.
Pero es esencial que el republicanismo de nuestro país permanezca incontaminado de todas las provocaciones y pseudo-manifestaciones que se tratará de organizar contra él. Por
tanto ha de ser exquisitamente democrático y pacífico, y saber que será objeto de provocaciones
José Luis Martín Ramos
Profesor en la UAB. Su último libro es
Petita història del Partit dels Socialistes
de Catalunya
1.
El camino hacia la proclamación de la República está
abierto desde el restablecimiento de las libertades políticas, éste sólo alcanza su plenitud en el estado republicano, en la plena elegibilidad de todas las instancias institucionales. Otra cosa es cuando el camino enfilar su
recta final y la marcha hacia se acelere
2.
El paso fundamental es no dar por cerrado, con el
régimen actual, el proceso de construcción democrática.
Ni esperar pasivamente a su quiebra, que no está escrito
que pueda llegar, ni pretender imponer la República por
otro vía que no sea política y democrática
3.
La educación republicana de la ciudadanía, llegar a
REPÚBLICA
generar un estado de opinión mayoritario y instigar a
los movimientos sociales y a las fuerzas políticas a asumir el horizonte republicano sin complejos, combatiendo el accidentalismo que hoy por hoy les domina
Irene Castells
Profesora en la UAB. Es autora de
La revolución francesa
1.
La pregunta sobre el eventual inicio de un camino
hacia la proclamación de la IIIª Republica presupone
otra pregunta previa, la de si existen en los actuales
momentos de España condiciones politícas reales para
ello. O de otra manera, ¿se trata de una mera reforma
constitucional, que se llegara a aprobar por las Cortes o
de levantar una bandera de agitación y movilización que
llene el vacío que tiene en estos momentos la Izquierda
insatisfecha? Lo primero solo sería técnicamente posible por parte de una mayoría parlamentaria de izquierda
que se decidiera a hacerlo, como se hizo con el matrimonio de los gays. Lo segundo es más fácil y es a lo que conducen más bien las dos preguntas que siguen. Yendo al
grano, creo que si hablamos de un cambio como el del 14
de abril del 31, ello exige unas condiciones políticas que
no se tienen en estos momentos, ni siquiera para iniciar
ese camino, que es un proceso de naturaleza fundamentalmente política. La IIª República fue en nuestra lucha
antifranquista una referencia ideológica de gran potencia
y un objetivo político claro, hasta que el PCE, no lo olvidemos, abandonó esta bandera. La extrema izquierda en
cambio siguió defendiéndola incluso en la Transición,
hasta la llegada del PSOE al poder, que hizo irreversible el
cambio a la democracia, bajo la forma monárquica. Ha
cambiado el escenario y los agentes. No es el menor de
ellos, por no decir el dominante, el nacionalismo omnipresente, que ha contaminado a la izquierda y ha impedido profundizar en una democracia transformadora.
Creemos que no hay condiciones para volver a la antigua
consigna que se planteó a la muerte de Franco: era una
minoría la que optaba por el binomio ruptura/república
en contra del que triunfó, transicion/monarquía (apoyado por el PCE/PSUC).
2.
Ello no quiere decir que no haya que seguir alimentando la memoria republicana, por un lado, y actualizar
el contenido de la República, insuflándole los nuevos
valores que ha puesto de relieve la corriente del republicanismo académico.
3.
Abrir un gran debate sobre el binomio Democracia
y República y sobre el contenido del que se quiere dotar
a estos términos, adaptados a la situación actual. Se trataría no sólo de mantener la Memoria republicana, sino
convencer de que es la mejor forma posible en el
momento actual de Democracia radical. Pero me parece muy prematuro hablar de “estrategia” para un posible “movimiento republicano”
Manuel Fernández-Cuesta
Editor, director de la editorial Península
1.
No creo que sea una cuestión que esté en la agenda de los partidos políticos. Es más, no creo que sea
una prioridad, ni siquiera, para los restos de Izquierda
Unida. Sin embargo, La República –como modelo de
estado y sin que signifique, en principio, nada más que
eso– debería ser una aspiración natural del siglo XXI.
La reforma de la Constitución se impone, sin duda,
pero me preocupa más –desde un punto de vista democrático y pensando en la igualdad– el Título VIII que
el Título II.
2.
Creo que la deslegitimación de sus funciones y de la
supuesta necesidad esencial de la monarquía como árbitro debería ser la primera parte de una estrategia global. No creo que la figura del Jefe del Estado actual deba
ser atacada (sería un error táctico vista la popularidad
del monarca y sólo reforzaría su posición), más bien se
debería cerrar esta etapa borbónica con la “concesión
de medallas” al tiempo que se impide la sucesión por razones de inutilidad.
El Viejo Topo / 39
REPÚBLICA
3.
Siguiendo la respuesta anterior, considero que el
análisis crítico de la historia y de la actuación de la monarquía debería llevarnos a una toma de conciencia colectiva. Sin embargo, para que se pueda poner en cuestión una institución en el capitalismo democrático de
mercado, se requieren medios materiales y humanos
–no sólo voluntad– para extender una fuerte campaña
de información. En realidad, deberíamos plantearnos
primero qué tipo de República queremos, no sea que en
el camino nos encontremos con incómodos aliados
María Toledano
Filósofa, colaboradora de
www.rebelion.org
1.
Ha llegado el momento, una vez estrellada la política de IU de acercamiento gratuito al PSOE, de iniciar,
desde la izquierda anticapitalista, el camino hacia la
democracia. La monarquía es sólo uno de los fetiches
de este modelo político y social injusto. Si cuestionamos
el modelo económico, ya estamos preguntándonos sobre la forma del Estado.
2.
Es un error histórico derribar estatuas para erigir otras
sobre la misma estructura y relaciones de producción.
¿Qué es eso que llamamos República? ¿En qué modelo
social estamos pensando? ¿Seguimos soñando con la idealización falsa e interesada que desde algunos sectores de
la izquierda se ha hecho del modelo burgués de 1931?
República o monarquía no es la cuestión. Socialismo o
barbarie, por decir con los clásicos, parece todavía el eje
de cualquier discurso que se pretenda anticapitalista.
3.
En primer lugar, deberíamos preguntarnos qué es
eso que los medios de comunicación denominan la
realidad. Una vez desmontado el espectáculo, se debería fortalecer la izquierda real, transformadora. Para
ello las formaciones políticas y sindicales deberían reflexionar, sin miedo ni vergüenza, sobre las relaciones
de explotación y el mundo del trabajo precario en el
40 / El Viejo Topo
seno del capitalismo neoimperial. Si se rompe el esquema establecido por el mercado, si se pone en duda
el sagrado binomio “democracia-mercado”, la monarquía desaparecerá
Félix Ovejero
Profesor de la Universidad de Barcelona.
Su último libro es
Contra Cromagnon
1.
La pregunta, supongo, tiene un sentido empírico. Desde el punto de vista normativo, de lo deseable, no tiene
sentido apelar al momento. Y, en el presente, no creo que
hoy la disposición de los agentes políticos sea la mejor. IU
está en trance de desaparición. Por lo demás, una república medianamente pulcra no creo que contara con el
apoyo de los partidos nacionalistas que, una y otra vez, se
resisten a cualquier forma de tomarse en serio lo de ciudadanos iguales en derechos y libertades. Basta con leer a
Azaña para convencerse de su deslealtad –cuando no traición– con la anterior república. Y en esa consideración
hay que incluir a ERC, un partido directamente xenófobo
con los trabajadores del resto de la república, según mostró la investigación de Chris Ealham.
2.
En virtud de lo anterior, la tentación más inmediata
es dejar en blanco esta pregunta. Y la siguiente. Si no hay
trama política sólo cabe la batalla de las ideas. Y en esta
tres frentes: defensa de lo público, con un espacio libre de
los poderes económicos; aumento del control democrático, de la lucha contra la corrupción y, también, del control político de los gobiernos de turno (basta con ver las
televisiones autonómicas); y lucha por los ideales igualitarios, que conlleva como primer paso el camino de
vuelta de la contaminación identitaria que vincula la ciudadanía a una hipotética identidad cultural atribuida y
que convierte al rival político en “antipatriota” (ese “anticatalán” aplicado en su día a los socialistas y que ellos
aplican ahora al PP o entre ellos mismos).
3.
Es complicado condicionar una pegunta a las anteriores. Y más una tercera. Lo poco que se me ocurre está
contenido en las respuestas anteriores
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