Como había realizado las historias de vida de dos excelentes

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Los educadores venezolanos del siglo xx, su familia y condiciones socio-económicas
LOS EDUCADORES VENEZOLANOS DEL
SIGLO XX, SU FAMILIA Y CONDICIONES
SOCIO-ECONÓMICAS
Josefina Toro Garrido
RESUMEN
Como había realizado las historias de vida de dos excelentes
profesores y a través de ellas conocí parte de la historia de la
Facultad de Medicina de la Universidad de Carabobo, continué por
ese camino y recopilé los relatos de otros educadores de diferentes
edades y especialidades, con el propósito de reconstruir la historia
de la educación en la Venezuela del siglo XX; el número llegó a diez,
aunque en la vida de cada uno de ellos está la síntesis de la sociedad
venezolana. Además de otros objetivos, pude conocer sus orígenes,
familia y entorno donde se formaron, su preparación y labor docente,
características y logros. Encontré familias de escasos recursos pero
no sometidas a la penuria, constituidas por el padre, la madre y un
número de hijos que sólo mermó al final del siglo, pero con la clara
meta de que estudiaran. Familias que los proveyeron de amor y
alta autoestima. De esas familias y poblaciones donde se formaron
estos educadores disciplinados, optimistas, amorosos, entusiastas,
generosos y desprendidos es de lo que trata el presente trabajo.
Palabras clave: educadores venezolanos: origen, familia, entorno,
características.
Recibido: 29/07/2013
ARJÉ
Aceptado: 20/09/2013
Revista de Postgrado FACE-UC. Vol. 7 Nº 13. Julio-Diciembre 2013 / 425-450
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Josefina Toro Garrido
XX CENTURY VENEZUELAN EDUCATORS, THEIR
FAMILY AND SOCIO-ECONOMIC CONDITIONS
ABSTRACT
As I had started to write two excellent professors life stories from
which I knew part of the School of Medicine history, at Carabobo
University, I decided to continue that way, collecting data from
other professors, who are from different ages and specialties to
reconstruct the history of XX century Venezuelan education. Even
though they were ten key informants, the life of each one of them
contains the synthesis of the Venezuelan society. Apart of other
different results, I found out their family origins, their neighborhood
where they were raised, their education, studies, career, teaching
praxis, characteristics and achievements. I also found families, who
were poor but they did not suffer penury or severe poverty, they
were integrated by father, mother, and a certain number of children,
nevertheless, this number was only reduced at the end of the XX
century. All of them grew up with the clear aim of studying. The
family gave these children love and a high self-esteem. From these
families and towns, where these educators grew up as disciplined,
optimistic, loving, enthusiastic, generous individuals, is what this
paper is about.
Key words: venezuelan educators: family origins, environment,
characteristics.
Introducción
El escaso conocimiento que tienen mis estudiantes acerca de la
historia nacional e internacional, así como el proceso de destrucción
de sus vestigios que ocurre cotidianamente, me llevaron a proponerme
reconstruir la Evolución Histórica de la Educación en Venezuela
desde la Cosmovisión de sus Actores (2009), utilizando para ello el
método de Historias de Vida (Córdova, 1990, 1995) y procediendo,
en consecuencia, a entrevistar a diez educadores, quienes fueron
seleccionados de diferentes edades, orígenes y especialidades, con el
objetivo de abarcar un período más amplio en el tiempo y de obtener
diversas visiones y experiencias, pero todos ellos considerados por
sus propios alumnos como excelentes profesores.
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También me motivaba la preocupación por el deterioro que ha sufrido
la imagen del maestro, no sólo a los ojos de la sociedad, sino también
de los suyos, pues las difíciles condiciones de trabajo, los bajos
salarios y, frecuentemente, los escasos frutos que cosechamos debido
al desinterés de nuestros estudiantes y sus propias dificultades (las
cuales no podemos solventar) hacen que ni siquiera nosotros valoremos
el papel de líderes y de constructores de sueños que hemos jugado en
otras épocas y debemos seguir cumpliendo.
Por ello quise recoger las historias de educadores que sirvan de
ejemplo a quienes se sientan desmotivados, cuyas experiencias y
labor educativa arrojen luces sobre la educación necesaria para dar
las respuestas que los ciudadanos, el país y el mundo requieren.
Dado el espacio disponible, presento aquí sólo sus orígenes, familia,
el entorno donde se levantaron y un esbozo de sus características,
que son las que deberían tener todos los educadores venezolanos
para alcanzar el éxito en las importantísimas tareas que enfrentan
diariamente.
Estos profesores son: Salomón Inaudy Bolívar, Guillermo Mujica
Sevilla, Francisco (Paco) González Arenas y Pedro Rafael Crespo
Díaz, lamentablemente fallecidos ya; Graciela Mercedes Núñez
de Monsalve, Ana Josefina Cotúa Salazar, Cirilo Orozco Moret,
Miguel Ángel Díaz Yánez y Yenitza Poriet Ramírez, todos activos.
A todos quiero rendir tributo por sus logros y en ellos a tantos
otros educadores que pudieran no estar conscientes de su posición
de líderes cuya labor es encender luces, abrir caminos y eliminar
barreras.
Algunos fundamentos epistemológicos
Los contextos histórico sociales y las instituciones educativas
constituyen los espacios donde los educadores entrevistados han
desarrollado sus prácticas de vida y vienen a ser los primeros
contextos para su interpretación y comprensión, pero además el
conocimiento de lo humano debe incluir una parte introspectiva
pues, como dijera Montaigne, cada individuo singular ‘lleva la forma
entera de la humana condición’ (en Morin, 2003: 17), por lo tanto de
sus vivencias se pueden obtener verdades de valor universalmente
humano.
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En esta expresión hay dos grandes aportes epistemológicos y
metodológicos de Morin: el señalamiento de la necesidad de la
introspección y el enunciado del principio de la Fenomenología,
que, siendo contraria a la generalización, permite alcanzar verdades
comunes a muchos sujetos porque son relativas a su condición
humana.
Renueva y reafirma, entonces, la propuesta del conocimiento
complejo (2001), señalando sus postulados, de los cuales reproduzco
el primero, dada su importancia y la claridad con la que es expuesto
(2003:17-18): “Reconoce que el sujeto humano que estudia está
incluido en su objeto”, porque el ser humano se construye, o
mejor, se auto-eco-organiza (1995), en la relación con los otros y
con la sociedad, de tal manera que no puede haber objetividad ni
neutralidad, ni siquiera en el pensamiento científico, porque todo lo
que el sujeto realiza es subjetivo y lo construye en la intersubjetividad.
Estas interrelaciones son expresadas de forma tan contundente
que, aunque se trate de asuntos sabidos por muchos desde hace
tiempo, dichos de este modo no dejan lugar a dudas, como ocurre
con la relación individuo-sociedad-especie, de la cual nadie puede
dudar que es de absoluta interdependencia, pero ésta no había sido
expresada de forma tan clara y evidente como cuando Morin dice: “Los
individuos producen la sociedad que produce a los individuos” (ob.
cit.:186), es por eso que estudio aquí a los educadores entrevistados,
porque ellos son los sujetos que quiero conocer, quienes responden a
mis preguntas y muestran la sociedad que los ha formado y ellos han
contribuido a formar.
Orígenes y familia
Comenzamos remontándonos a sus orígenes para conocer dónde se
afincan sus raíces, los mayores nacieron en la primera mitad del siglo
XX, durante la dictadura gomecista; en las matrices que presento,
junto con el nombre de cada uno está su fecha de nacimiento de
modo que sirva para ubicarnos siempre en la época de la cual nos
hablan o, mejor aún, desde la cual nos hablan.
Encontramos que el mayor de los hermanos Inaudy nació en 1920
en El Manteco, un pueblo del Estado Bolívar, mientras que el menor,
Efraín, nació diez años después en Upata, población de mayor tamaño
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y ubicada más al norte, más cerca de Ciudad Bolívar, a donde se mudó
la familia en busca de mejores condiciones de vida proporcionadas por
una mayor clientela para la sastrería familiar y las posibilidades de
que los hijos estudiaran en una buena escuela, aunque para esa época
sólo se contaba con primaria. Tenemos entonces dos maestros (uno
porque se graduó en la Normal y otro porque así es como lo llaman)
guayaneses, hijos de padre italiano y de madre mestiza (hija de india
y criollo), mientras que los otros tres de este grupo son valencianos,
de profundas raíces venezolanas. Graciela nació y ha vivido siempre
en Valencia, Guillermo ha vivido, debido a sus estudios, en Caracas
y en Alemania y ha viajado por diferentes países, entre tanto
Francisco, también vivió en Caracas y en Ciudad Bolívar, donde el
paisaje guayanés y la magnitud del río Orinoco lo impresionaron e
influyeron grandemente en su visión del mundo.
En el segundo grupo, el de los nacidos después de aquella dictadura
y, salvo Ana Josefina Cotúa, en la segunda mitad del siglo XX,
encontramos coincidencialmente dos guayanesas, la mencionada
Ana Josefina, de padre indígena, nacida en Uracoa, a orillas de uno
de los caños del Delta del Orinoco y Yenitza Poriet, la más joven de
todos, oriunda de Ciudad Bolívar. Hay también un andino, Cirilo,
Pedro un caroreño y Miguel Ángel, un caraqueño que desde muy
pequeño se mudó a Valencia, por lo que se siente valenciano y es
el único de ascendencia extranjera, pues sus padres vinieron de las
Islas Canarias, y el de familia menos numerosa, ya que sólo tiene dos
hermanos, mientras que Yenitza tiene tres hermanas, en tanto que
las demás son familias más numerosas.
Estos orígenes y rasgos familiares son puestos en relieve porque en
ellos comienzan a formarse los hilos con los que se tejieron las redes
cuánticas u hologramáticas (para decirlo en términos de Morin) que
constituyeron a nuestros educadores y conformaron su cosmovisión,
entendida en primer lugar como una interpretación del mundo y
luego, como la aplicación de esa visión.
Para Dilthey (en Linárez, 2009) la experiencia vital del ser humano
está fundada, no sólo intelectualmente, sino también emocional y
moralmente, en el conjunto de principios de la sociedad y de la cultura
en la que se ha formado, las relaciones, sensaciones y emociones
producidas por la experiencia peculiar del mundo, en el seno de un
ambiente específico. Una cosmovisión no sería una teoría particular
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acerca del funcionamiento de una entidad determinada, sino una
serie de principios comunes que inspirarían teorías o modelos en
todos los niveles: una idea de la estructura del mundo, que crea el
marco para las restantes ideas.
La cosmovisión es el resultado de la relación dialéctica entre la
herencia y las vivencias, a través de las cuales se van modificando,
estructurando y jerarquizando las distintas creencias que el individuo
recordará como su historia. El vínculo entre la historia y la cosmovisión
actual es bidireccional, la historia determina la cosmovisión y ésta
determinará cómo se recuerda o reconstruye la historia. Este nexo
mutuamente reforzador entre pasado y presente contribuye a darle
persistencia y coherencia a la historia y a la cosmovisión.
La historia durante mucho tiempo ha sido sólo la de los reyes y los
guerreros al frente de masas anónimas pero, como dice Orcajo “lo
cierto es que cualquier acto de un ciudadano, por más modesto que
sea, se conecta y se totaliza con otros para decidir un ahora social y
real” (…) “es un acto histórico” (1998).
El primer escenario donde ocurren esos actos y también el primer
microcosmos en el cual nos desenvolvemos es la familia, por eso
continuamos el análisis pasando a conocer a las familias de los
educadores y con ellas, no sólo los fundamentos de su cosmovisión
sino también los rasgos característicos si no de la familia venezolana
en general, sí de muchas de ellas y, sobre todo, de la familia que debe
ser, a juzgar por los excelentes resultados que en éstas se obtuvieron.
Es necesario aclarar que en las matrices que se presentan, los
números de páginas remiten, en los casos de los profesores Efraín
Inaudy y Guillermo Mujica a los libros de mi autoría citados en la lista
de referencias y en los demás casos, al Tomo II de mi tesis doctoral,
en el cual se encuentran las entrevistas con estos educadores.
En la Matriz N° 1, dividida en dos por necesidades prácticas, ellos
describen brevemente sus respectivas familias.
Son familias numerosas, de hasta ocho y nueve hermanos, siendo
la más pequeña la de Miguel Ángel, muy probablemente porque sus
padres son españoles y ya venían con otros conceptos acerca de la
conformación familiar, además hay que tener en cuenta que esta
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pareja se radicó en Caracas y luego en Valencia, factor que pudo
también influir pues la familia en el medio urbano tiende a ser más
pequeña que en el rural. Además, Miguel Ángel y Yenitza son los más
jóvenes y es lógico que en sus familias se aprecie esa tendencia que
ha sufrido la cultura occidental y que también tiene que ver con la
disponibilidad de métodos anticonceptivos más eficaces y accesibles.
Matriz N° 1
La Familia
Salomón
23-5-1920
-Papá casó dos
veces, Arturo es
del último matrimonio, el mayor
(p. 6)
-Carmita, después sigo yo,
después Emma,
que murió, y el
último es Efraín.
Pero
entre
Efraín y Emma
mi mamá tuvo
una niña, que
murió chiquita
y la enterraron
en el patio de la
casa. Cuando eso
ya yo no estaba
en Upata, pero
me escriben y
me dicen que era
María, que ella le
puso ese nombre
por la novela.
(p. 6)
- Mi padre muerto, mi mamá
enferma, esos
muchachos los
tengo que agarrar yo, a Emmita
y a Efraín. (p. 13)
Guillermo
10-02-1927
-Mi mamá se murió
relativamente joven,
como de 40 años, yo
estaba todavía en bachillerato.
Quizás le falló el corazón, quizás la raíz del
gen diabético que hemos sacado todos, yo
tengo también mi problemita por ahí, porque
mi papá si es verdad
que, como dicen, “no
le entraba ni coquito”.
(pp.120-121) - Cuando
yo abrí los ojos estaba
mi hermano ahí porque
él era mayor que yo.
(…) Ahí vivía mi papá
con mis hermanas y
una prima mía que era
como hermana. Pero
también se fueron muriendo, se murió mi
papá casi de 100 años.
Se murió mi hermana
mayor, Carmen Inés,
(…). Después teníamos
a mi otra hermana,
Amanda… (p.133) - Mi
otra hermana, que era
en realidad prima, Inés
María Sevilla, tenía el
apellido de mi mamá…
(p.134)
Graciela
23-07-1929
- Éramos ocho hermanos, cinco hembras y
tres varones. - De mis
hermanas tengo dos
maestras, una que
trabajó en el Ejecutivo, en la Dirección de
Administración... de
Estadística y la otra
trabajó muchos años,
salió el año pasado, de
lo que era antes la Ensambladora Carabobo,
que es la Chrysler ahora, era secretaria del
gerente. Los varones
en realidad fueron todos hombres muy trabajadores, uno de ellos
fue tipógrafo, el otro
trabajó en la CANTV
toda la vida y el otro
todavía trabaja aquí y
trabaja allá, no tiene
un trabajo fijo y tiene
un bojote de muchachos. (p. 76)
Efraín
24-01-1930
- Nacen cuatro de
mis
hermanos.
Pero ya él venía divorciado, ya él había tenido un primer matrimonio,
en Caracas, de ahí
nacen varios hijos,
de los cuales están
vivos dos, una que
fue fundadora del
teatro venezolano
y la otra que también está viva. (…)
…entonces nacen
cuatro de mis hermanos, nacen en
El Manteco. Que
son: Salomón, que
es profesor, que llegó a ser encargado
del Ministerio de
Educación; Arturo,
Emma, que acaba
de morir; Carmita
que está viva, que
todavía está en
Upata y yo que soy
el último, nacido en
Upata. (pp. 39-40)
Francisco
16-6-1931
-Con mucho sacrificio
hice mi primaria porque
realmente los ingresos
familiares eran muy
pocos y éramos ocho
hermanos... (p. 79)
…¿Qué lo motivó a usted para estudiar educación?
- Bueno, te digo, mi
familia toda es una familia educadora, mis
hermanas todas son
educadoras, todas. (p.
88)
- Quedamos ocho y de
los ocho, siete somos
educadores, o fuimos
educadores, porque ya
se han muerto algunos,
son todos educadores,
a pesar de que mamá
y papá no tenían nada
que ver con la educación, ¡bueno! digo yo,
porque cuando una persona es periodista, hasta cierto punto es educador también, porque
educa a la masa lectora,
trata de educarlos, pero
no, no hubo sino eso,
toda la familia, mi hermana mayor se metió
por ahí y después todos
la seguimos. (p. 87)
Fuente: Toro, 2009
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La Familia
Josefina
02-11-1939
…mi papá era
hijo natural, mi
abuelo tuvo a mi
papá con una india y de ahí viene
el apellido Cotúa,
que era de los
Warao.
Mi abuelo era
Méndez. Lo que
te trato de decir
es que, mi abuelo
venía en balandra....
-Ella se casó dos
veces, la primera
vez se casó y el
esposo naufragó.
¿Tú has oído una
canción que dice
Juan Salazar y
qué sé yo?
Ah, bueno, entonces se casó
con un primo,
Ignacio Salazar y
tuvo tres hijos…
-Mi mamá se
llamaba Luisa,
acuérdate que
eran nueve muchachos
(p. 111). Generalmente cuando
ella me decía:- Te
tengo una noticia, ya yo sabía
que era que estaba embarazada…
(p.121)
Cirilo
09-07-1957
…mi hermana mayor
se graduó primero de
maestra, maestra normalista, siendo normalista se graduó de
abogado, mi hermano
se hizo perito, el mayor,
el que sigue segundo se
hizo perito agrónomo,
y después estudió administración, también
se graduó, después, yo
estudié, directamente
quedé en la universidad, estudié, me gradué, mi otro hermano
el que sigue también se
graduó y de los hermanos menores hicieron
carreras cortas, técnico
superior, etc.… pero los
cuatro primeros todos
somos profesionales.
(p. 209)
Pedro 29-06-1956
-Bueno, mi familia ha
tenido un papel en mí
primordial, mi familia
ha sido fundamental
para mi vida, mi inspiración creo que viene
por la familia y también por mi relación
con Guillermo Morón
y con Alirio Díaz, esas
dos grandes figuras
del mundo intelectual,
uno músico,… somos
parientes, mi segundo
apellido es Díaz,
-…a nosotros nos
preguntan: - Bueno,
¿cómo hicieron ustedes para estudiar?
Nosotros somos muchísimos hermanos,
todos estudiamos, hay
unos que son Ingenieros, Médicos, hay
Artistas, Músicos y
es por Carora, Carora
nos dio esta estirpe,
esta formación, vamos
a decir...este modo
de vida, este perfil de
vida… (p. 191)
Miguel Ángel
20-12-1959
-Bueno, nosotros
somos tres hermanos, tres varones,
yo soy el segundo,
lo que llaman “el
sándwich”… mis
dos hermanos ya
están
casados,
cada uno tiene dos
hijos, tengo cuatro
sobrinos. Yomaira:
-¿Tiene hijos usted? -No tengo, con
los sobrinos tengo suficiente por
ahora (risas). -Mis
dos hermanos son
profesionales universitarios al igual
que yo, cada quien
siguió rumbos diferentes, de los tres el
único que siguió la
carrera de Educación fui yo. (p. 258)
Yenitza
28-03-1967
-También vengo de un
núcleo familiar sustantivo con un papá, una
mamá, mi abuelita y
mis tres hermanas. Nosotras somos cuatro, de
las cuales bueno están
mi papá y mis tres hermanas porque ya fallecieron mi abuelita y mi
mamá, sin embargo fue
una niñez estupenda
¿por qué? Porque hubo
mucha integración, yo
pienso que desde que
estábamos en el vientre siempre nosotros
éramos muy unidos
todos. De hecho a mi
abuelita le decía “Alita”,
yo pienso que el hecho
de que tú seas criado
por un abuelo o abuela
también influye en tu
vida, lamentablemente
tú ves que ahorita no
es igual porque ya los
chamos casi no tienen
contacto con sus abuelitos ¡no! Yo tuve esa
fortuna. (p. 296)
Fuente: Toro, 2009
Se trata de familias bien estructuradas, donde los roles del padre
y la madre estaban claramente definidos, siendo el padre el jefe de
familia; aun Graciela, la única que no hace referencia directa a sus
padres, sí señala que la madre se ocupaba de atender a sus ocho hijos,
por lo cual no contaba con tiempo para otras actividades.
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Los educadores venezolanos del siglo xx, su familia y condiciones socio-económicas
Hasta en el caso de Pedro, cuyo padre tenía otra familia, él mantenía
los dos hogares y se hacía cargo de todos sus hijos. Tal vez fuera
él el más próspero porque era dueño de un negocio, una especie de
abastos, de donde obtenía los recursos para mantener a sus 18 hijos.
También los Inaudy tenían un negocio propio, una sastrería, pero a
la muerte de su padre, aunque la madre siguió cosiendo la situación
económica se tornó crítica porque ella no dominaba el oficio sino
que ayudaba con la costura, al igual que una de sus hijas.
En todas estas familias el padre juega un papel fundamental, a
diferencia de las estudiadas por Moreno, quien, junto con su equipo
de investigadores ha encontrado que la familia popular venezolana
es “matricentrada” (1993, 1994, 1998, 2002, 2007), y la ausencia
del padre implica muchas veces sufrimiento y un sentimiento de
minusvalía, como en los casos de Felicia Valera (1998) y de Pedro
Luis Luna (2002).
Éstas son familias donde abundaron el amor y la justicia, aunque no
los bienes materiales, lo cual no parece haber sido una desventaja
sino, por el contrario, un factor que hizo que los hijos aprendieran
desde pequeños el valor de las cosas y supieran apreciarlas, que
colaboraran en la manutención de la familia y participaran en las
labores domésticas, asumiendo responsabilidades desde pequeños.
Eso permitió, por ejemplo, que los hermanos Inaudy no perdieran el
rumbo, aun cuando su padre murió tempranamente, siendo Salomón
un joven recién graduado y Efraín un niño de apenas ocho años y sólo
cuatro años más tarde perdieran a su madre. Salomón, con sólo 18
años de edad se hizo cargo de su madre y de sus hermanos, aunque
también recibió el apoyo de sus hermanas del primer matrimonio de
su papá, porque esta familia siempre se mantuvo unida (Toro, 2005).
En la mayor parte de las familias la figura paterna aparece con tanta
fuerza, que aun en este caso y en el de Cirilo, cuyo padre también
falleció cuando él apenas tenía 16 años, ellos dejaron una herencia
de valores, seguridad y alta autoestima en sus hijos que tuvo tanta
fuerza como la ejercida por los otros padres, como el de Guillermo,
que vivió casi hasta los 100 años de edad (Toro, 2008) o los de Yenitza
y Miguel Ángel, aún presentes para el momento de las entrevistas (el
papá de Miguel Ángel murió recientemente).
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Sucede lo mismo con las madres, quienes aparecen cumpliendo
casi exclusivamente ese rol, con tanto amor que, aun el de las que
murieron jóvenes como la mamá de Guillermo y la de Yenitza, les
alcanzará para toda la vida. Ambos lo han demostrado con sus
acciones, pero además Guillermo lo confirma cuando dice que eso
no se olvida:
Yo recuerdo una tosferina muy fuerte que me dio y esas cosas
que a uno no se le olvidan, me acuerdo que mi mamá me
calentaba unas arepitas y me las traía con aquel cariño porque
yo ya podía comer. Cariño teníamos bastante… (Toro, 2008:
31).
Yenitza, por su parte, dice como Efraín, que “eso queda grabado”, “te
marca”:
Entonces esas experiencias te marcan pero que... yo que
de verdad Dios me dio esos seres tan especiales, y lo más
importante que aprendí es tenerlos presentes, no, no es nada
más físico, sino tener presentes sus orientaciones, sus regaños,
qué me hubiese dicho en cada circunstancia, y eso es lo que a
nosotros nos ayudó a sobrellevar eso (Tomo II: 313).
Si bien ella toma conciencia de las enseñanzas recibidas de sus
padres y de su abuela y dice tenerlas presentes, lo cierto es que
todos las tenemos, no tanto de lo que nos dijeron como de lo que
nos hicieron o simplemente hicieron. Para corroborarlo me remito
a las investigaciones del equipo de Alejandro Moreno, ya citadas,
sobre la familia popular venezolana, a la que ellos caracterizan por
la ausencia del padre, contrariamente a lo que sucede con las de
nuestros educadores, sin embargo en lo que sí se asemejan es en la
importancia que para nosotros tiene la familia:
Todo venezolano normal, al narrar su historia parte de la
familia en que nació; el lugar, el pueblo, la ciudad, incluso el
país, son secundarios o simplemente no aparecen. Éstos, en
cambio, no ponen su familia en primer término.
El caso más extremo es el de Héctor quien nos dice casi
textualmente: ‘desde muy pequeño yo no tengo familia’. Los
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Los educadores venezolanos del siglo xx, su familia y condiciones socio-económicas
demás lo que nos trasmiten como percepción personal es que
la familia les da la espalda, los abandona, no los atiende, no los
visita cuando están en la cárcel… (2007: 846).
Se refiere a los delincuentes sobre los que trata la obra “Y salimos a
matar gente” donde señalan que, al contrario de lo que sucede “en
el mundo-de-vida popular venezolano que es organizar la vida en
el horizonte experiencial, vivencial de la familia” estos viven su
vida fuera del ámbito familiar, en el mundo de la violencia y de la
delincuencia (ibíd.). También concluyen afirmando que la carencia
de la madre puede ocurrir aun cuando ella esté presente y sólo puede
ser suplida por otra madre (ibíd.). Muchos delincuentes carecen de
madre teniéndola y éste es uno de los principales factores que los
lleva a delinquir.
Hago estas referencias para destacar por contraste la importancia
de la familia y de la influencia de los padres de los entrevistados (ver
Matriz N° 2), quienes permanecen presentes aun cuando ya no estén
físicamente, como en los casos señalados.
Si Moreno y su equipo han encontrado que la carencia del amor
de los padres y especialmente el de la madre es determinante en
el hecho de que un niño se convierta en un delincuente y, peor
aún, en un delincuente estructural, es decir, sin salvación posible,
en alguien que no puede establecer lazos afectivos duraderos ni
formar luego su propia familia, aquí he encontrado lo contrario,
la familia bien estructurada, con presencia de ambos padres y con
mucho amor.
Padres dedicados al trabajo para satisfacer las necesidades de sus
hijos y lograr que estudiaran con el fin de que tuvieran una vida
mejor, con total desprendimiento, del cual es buen ejemplo el de
Ana Josefina, quien, cuando recibía en diciembre las utilidades se
las depositaba íntegras a su hija mayor en una cuenta de ahorros
para que pagara sus estudios universitarios (Tomo II: 152), lo
cual representaba un gran sacrificio para toda la familia pues
sus hermanos se veían privados de muchas cosas que sus padres
hubieran podido comprarles con ese dinero.
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Josefina Toro Garrido
Matriz N° 2
Influencia de los Padres
Josefina
02-11-1939
Mi padre me dijo
una vez: - Yo le
dejo los estudios,
y me mandó
a estudiar. (p.
103) - Nosotros
lo llamábamos
Cheché, Cheché
Cotúa, José Cotúa. Pero era el
hombre bueno,
el hombre con
esos valores que
te estoy diciendo,
el hombre bondadoso. Mi mamá
era la que ponía
el orden. (p. 115)
Cirilo
09-07-1957
…mi mamá era, una
persona muy insistente en que estudiáramos, o sea, quien
nos hizo que estudiáramos todos fue mi
mamá, más que todo
la que se empeñó en
que estudiáramos, mi
papá decía de repente:
- “Bueno, si no quiere
estudiar, que no estudie, yo no estudié e
igual trabajo, de algo
comerán, déjelos”, y
mi mamá decía: “- ¡No
señor! ellos tienen que
estudiar, tienen que
formarse”, ella era la
que insistía. - “No, aquí
lo de los cuadernos se
compra en café o en lo
que haga falta, un pedazo de carne para que
coman” decía mi papá
y mi mamá decía: “¡No señor!” y de la plata de la comida ella reservaba para comprar
los cuadernos, para
comprar los libros, porque ella insistía en que
estudiáramos, (p. 211)
Pedro
29-06-1956
…todo se lo debo a mi
padre, él apenas estudió segundo grado y
gracias a él yo descubrí
la lectura, descubrí los
lápices, el arte de leer
el periódico. (p. 178)
- Y mi papá me decía:
-“Yo no estudié pero
yo creo que el valor
que yo les dejo a ustedes son los estudios,
es la lectura, es lo mas
grande que yo les dejo
a ustedes”, y yo veía a
mis hermanos, todos
estudiamos, todos se
graduaron, la mayoría, dos que murieron
por accidente fortuito,
tengo un hermano
que es científico reconocido en los Estados
Unidos. (p. 180)
- El preescolar lo hice
con mi papá y mi
mamá en el cine y en
la casa… (p. 198)
Miguel Ángel
20-12-1959
…he encontrado
profesionales universitarios
que,
honestamente, dan
pena por su comportamiento, que
dan pena porque
van a una oficina
y no saben tratar
a las personas,
porque no saben
comportarse frente
a una dama; yo soy
anticuado en ese
sentido, a mí me
enseñaron ciertos
comportamientos
y soy anticuado en
ese sentido,… (p.
286)
Yenitza
28-3-1967
…ella (la madre) era más
amiga de nuestros propios amigos, porque era
una persona muy abierta, muy mente amplia
entonces, claro, yo siento que esa influencia fue
determinante; un papá
espectacular que todavía nosotras llegamos,
que tenemos hijos, y
nos hace la comida que
nos gusta, desde la infancia el hecho de que
yo tuviera esa cercanía
con mi papá de que podían ir nuestros amigos,
eso era vital. (p. 298)
-También desde pequeñas sentíamos que
teníamos una mamá y
un papá que nos respetaban nuestras decisiones,… (p. 299)
Fuente: Toro, 2009
Y no hay nada más comprometedor que esa generosidad, por eso ella
cuando se graduó se fue a Maturín, aunque no tenía muchas ganas
de hacerlo, pero en su decisión pesó la familia, su compromiso y el
deseo de colaborar ahora con ellos.
En cuanto a las madres, su entrega era total, porque el papel de
la mujer estaba reducido a ese, a ser madres. Algunas producían
dinero para el hogar cosiendo en la casa, que era una de las pocas
436
ARJÉ
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Los educadores venezolanos del siglo xx, su familia y condiciones socio-económicas
actividades económicas que se les permitía en aquellos tiempos.
Sólo la mamá de Yenitza, la más joven del grupo, trabaja fuera
del hogar, lo cual ya muestra un cambio en las costumbres y un
paso en la conquista de los derechos de la mujer, además su familia
se muestra más democrática pues en ella se tomaban decisiones
concertadas incluso con las hijas o el padre dejaba que fuera la
madre quien decidiera en algunos asuntos.
La madre de Cirilo aparece como una figura fuerte, era la que más
se empeñaba en que sus hijos estudiaran, decidía en qué colegios
debían formarse y tomó las riendas del hogar y del negocio
familiar a la muerte de su esposo. Los hijos se vieron afectados
no sólo por la ausencia física del padre sino por el hecho de que la
madre, al asumir las funciones de él abandonó un poco las propias
y no pudo supervisar o impulsar la educación de sus hijos menores
con la misma fuerza y dedicación que lo había hecho con la de
los mayores, a lo cual Cirilo atribuye que no se graduaran en la
universidad (ver Matriz N° 2); pero en su caso como en la mayoría,
la mujer venezolana se vive madre (Moreno y otros, 1998), no
cuentan sus deseos, sus gustos, sus necesidades, sólo los de los
hijos y el esposo. Aun en el caso de la mamá de Francisco, que
tomó la decisión de militar en Acción Democrática y de colaborar
con sus líderes en la clandestinidad, esta colaboración aparece
reducida a labores domésticas aunque ellas implicaran jugarse la
libertad y la vida.
En fin, si las familias de los delincuentes venezolanos se
caracterizan, de acuerdo a los estudios mencionados, por la
carencia de afectividad por parte del padre y muy especialmente
de la madre, esta investigación contribuye a corroborar esos
resultados porque, en el extremo opuesto, las familias de nuestros
educadores bien estructuradas, con ambos padres presentes,
con mucho amor y hermanos unidos, dieron como resultado
ciudadanos sanos, cariñosos, exitosos, optimistas, generosos,
capaces de relacionarse fácilmente y quienes han formado sus
propias familias aun cuando sufrieran de precariedad económica,
pues uno de los rasgos encontrados en el que todos estos grupos
familiares coinciden es en la escasez de recursos económicos.
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Josefina Toro Garrido
Condiciones Socio-económicas
A juzgar por nuestros entrevistados, los educadores venezolanos
provienen de las clases más pobres, pues son hijos de artesanos,
obreros y pequeños comerciantes que apenas contaban con una
casa (no siempre propia) y el ingreso para cubrir las necesidades
básicas de la familia, por lo que casi todos tuvieron que trabajar
desde pequeños como podemos ver a continuación:
Estas estrecheces económicas no hicieron de los educadores que
las relatan ni del resto de sus familiares amargados, ni egoístas,
que lamentaran el tener que sacrificarse por los demás, casi todos
tuvieron que contribuir desde pequeños a la economía familiar
o tal vez lo hicieron por su sentido de responsabilidad y de
generosidad y en algunos casos por su creatividad, su carácter
independiente o porque su calidad estudiantil hacía que les
ofrecieran trabajo a temprana edad.
Así, Salomón desde niño ejerció diversas labores por la necesidad
de ahorrar para irse a Caracas a seguir estudiando, Efraín y Cirilo
obtenían ingresos gracias a sus habilidades artísticas; Yenitza,
orientada por su mamá estudió una carrera que la preparó para
trabajar desde la adolescencia y ella lo hizo para disfrutar de
mayores ingresos y de cierta independencia; Francisco cuando
estaba en tercer año de bachillerato daba clases a los de primero y
segundo y ya antes, como era excelente redactor, fue llamado para
ser corrector de pruebas del Ministerio de Educación. Josefina y
Graciela estaban estudiando cuando las llamaron también por
su calidad para que dieran clases y así comenzaron a trabajar y
contribuyeron a pagarse sus estudios, mirando hacia adelante
pero no “para arriba” como dice Graciela, es decir, buscando el
progreso y mejor calidad de vida pero sin envidiar a quienes
poseían más bienes materiales.
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ARJÉ
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Los educadores venezolanos del siglo xx, su familia y condiciones socio-económicas
Matriz N° 3
Situación Económica Familiar
Salomón
23-05-1920
- Cuando yo salí
de Sexto grado no
tenía para venir a
Caracas a estudiar,
tenía la oportunidad de venir a
Ciudad Bolívar para
estudiar Bachillerato, pero no pude,
entonces me puse
a trabajar y Efraín
me ayudaba a lavar
los frascos de la
farmacia. Después,
cuando Efraín ya
estaba más grandecito, a los siete
años, ya él llevaba
la ropa que hacía mi
papá a los dueños.
Iba él a repartir los
trajes y yo trabajaba
en la farmacia, para
reunir, entonces,
los sábados... había
un señor que tenía
dos bicicletas que
había traído de Caracas, entonces yo
se las administraba,
pa’alquilárselas a
los muchachos ¿ve?
Se las alquilábamos
por horas. Entonces
cobrábamos un real
por... real y medio
por cada hora, dos
horas un bolívar. En
la tarde el Sr. Rivas,
que era el dueño me
pagaba tres bolívares por el día, por la
administración de
las dos bicicletas.
Guillermo
10-02-1927
- Mi papá era cobrador de la luz, más
bien es meritorio que
ellos lo pudieron ayudar a uno.
… me consiguió una
beca que se llamaba
Beca “Antonio José
de Sucre” y me daban
100 bolívares mensuales por beca, que
en aquella época era
bastante para pagar
la pensión en Caracas
(p. 46).
Graciela
23-07-1929
…mi familia era muy
pobre, no faltó lo
esencial como en la
comida pero sí teníamos muchísimas privaciones. Sin embargo uno era conforme,
en esa época uno no
veía para arriba sino
uno se conformaba
con lo que Dios le
proporcionaba pues.
(p. 76)
Efraín
24-01-1930
Entonces yo pintaba eso con letras
grandes, los cartelones; esos los ponían en ciertas esquinas del pueblo.
Entonces me pagaban a mí un bolívar
por cartelón y la
entrada gratis al
cine. (p. 47)
… yo me había quedado con mi mamá
sólo, mi hermano
estaba en Caracas
y fíjate, éramos
pobres y pasábamos trabajo para...
(p. 52)
-Había que pagar
matrícula y pagar
los estudios universitarios.
De
tal manera que
uno pagaba cada
semestre. Entonces uno... yo, para
poder
estudiar,
además de lo que
me daba mi hermano, entro como
Interno, vale, en el
Puesto de Socorro
de Caracas. Tuve
la suerte de que caí
ahí. Me pagaban
300 bolívares mensuales. (p. 75)
Francisco
16-6-1931
- Mis papás me daban
apoyo pero
ya yo estaba trabajando,
ya era corrector de pruebas con
el Ministerio de Educación, prácticamente yo
ayudaba
en la casa, al mantenimiento de mi casa,
de mis hermanos.
Me casé por primera
vez, tuve dos hijos allí…
(p. 81)
Fuente: Toro, 2009
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Josefina Toro Garrido
Situación Económica Familiar
Josefina
02-11-1939
- Nosotros vivíamos en una casita
al lado (de la de la
abuela). Mi papá
tenía reses, pero
él más que todo
tenía negocios. …
Entonces llegamos a un campamento, primero a
una parte que se
llama El Corozo.
Nos mandaron a
un campamento, que lo habla
mucho Rodolfo
Quintero porque
en el Zulia también había los
mismos, que eran
unas barracas,
es decir, paredes
y techos de zinc,
eran como unos
galpones y en
cada compartimiento metían
familias, los baños
eran comunes.
Resulta que eso
era terrible, la
gente se enfermaba, era terrible
por el calor inclemente, había un
solazo y era de
zinc. (p. 114)
Pedro
29-06-1956
… mi padre tenía un
negocio y yo recuerdo
que ese negocio era
como un supermercado, gracias a ese negocio fue que nosotros
estudiamos y pagamos
nuestros post-grados
porque mantener 18
hermanos, somos 16
ahora, mi papá tuvo
dos mujeres y, bueno,
mi familia fue fundamental en eso, (…) la
gente siempre me pregunta, (…) cómo hizo
usted para estudiar,
bueno, mi padre, que
se dio el lujo de darnos estudios a todos
nosotros y muchos
padres no hacen eso…
(p. 181).
Cirilo
09-07-1957
Por ejemplo mi papá
decía: - “Aquí lo prioritario es que no falte
nada”,
- “¡Emilio pero faltan
cuadernos!”,
- “No, aquí lo de los
cuadernos se compra
en café o en lo que
haga falta, un pedazo
de carne para que coman” decía mi papá y
mi mamá decía: - “¡No
señor!” y de la plata
de la comida ella reservaba para comprar
los cuadernos, para
comprar los libros,
porque…, quien hizo
el motor para que
estudiáramos fue mi
mamá (p.211).
…yo dejaba mis cuadros en diferentes
tiendas de arte… y
pasaba una vez a la
semana a ver si había
vendido algo… y si
vendía tenía dinero y
si no, no… había ocasiones en que no vendía y entonces tenía la
presión de que tenía
que pagar la residencia; en mi casa no me
podían dar para pagar
la residencia porque
no tenían dinero…
(p. 225)
Miguel A.
20-12-1959
-Mis dos hermanos
son profesionales
universitarios al
igual que yo, cada
quien siguió rumbos diferentes, de
los tres el único que
siguió la carrera de
Educación fui yo;…
(p. 258)
Yenitza 28-03-1967
…él (el padre) era “panamerica-no” esos de los
que transportan valores;… …ella (la madre)
era personal administrativo, era secretaria…
…mi mamá siempre
decía: - La idea es que
ustedes estudien algo
que les permita tener
una base ya a nivel de
una ocupación y verdad,
yo siendo bachiller mercantil, ya a los 16 años
tuve mi primer trabajo
en una oficina contable,
entonces, justamente
en mi adolescencia yo
empecé a trabajar. (p.
300)
Fuente: Toro, 2009
Todos disfrutaron de educación gratuita en alguna etapa de sus
carreras y varios de becas que les permitieron cursar hasta postgrados
en el extranjero, lo cual demuestra que el sistema educativo no
era tan excluyente como se dice, ni lo es porque actualmente en
la Universidad de Carabobo, al menos en Faces, hasta los alumnos
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Los educadores venezolanos del siglo xx, su familia y condiciones socio-económicas
del turno de la mañana trabajan y contribuyen de alguna manera
a costearse sus gastos. Pertenecen a este mismo estrato social, de
escasos recursos pero no de los que viven en pobreza crítica, quienes
necesitan un apoyo mucho mayor del Estado para superar dicha
condición.
Salgamos ahora de la familia a conocer el entorno geográfico y social
donde crecieron estos educadores a fin de comprenderlos mejor,
tanto a ellos como a la sociedad donde se formaron y que ellos
contribuyeron a formar, de acuerdo al principio de recursividad
(Morin, 2001).
Los hermanos Inaudy nacieron en el Estado Bolívar, al sur del
Orinoco, en las primeras décadas del siglo XX, cuando aún no se había
iniciado la explotación del hierro y la bauxita, rodeados de selva, de
vegetación y ríos, que para todo niño brindaban un ambiente muy
propicio a los juegos y las aventuras (Toro, 2005). Salomón recuerda
no sólo los paisajes donde vivió y los mitos del pueblo sino la forma
como los narra Efraín en sus escritos (Tomo II: 9) y éste atribuye a la
influencia de ese paisaje su vocación de escritor:
Por su parte Francisco, enviado de Caracas a Ciudad Bolívar, a un
exilio político, quedó maravillado por la magnitud del Orinoco, al
cual le dedicó una elegía y ya nunca volvió a ser el mismo porque,
como él lo expresa, cuando regresó a Caracas ya no se sintió a gusto:
-También escribí una Elegía al río Orinoco, donde alababa al
río. El río era imponente, a mí me llamó mucho la atención
como escritor eso.
- La majestuosidad del río, eso es algo impresionante, cuando
uno llega y lo ve… luego, cuando cayó Pérez Jiménez, por
supuesto casi todos mis profesores llegaron al Ministerio de
Educación y me llamaron, me nombraron director de un liceo
en Maracay. Primero estuve en Caracas como seis meses pero
ya Caracas ya no estaba en mí, ya no, ¡no me gustaba Caracas!
entonces pedí para acá para el centro (Tomo II: 83).
Siguiendo el curso del Orinoco llegamos al Delta, donde nació y
vivió su infancia Josefina Cotúa, en un ambiente que ella misma
llama paradisiaco:
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Josefina Toro Garrido
Yo era muy pequeña pero aquello fue algo que a mí no se me
olvida porque yo vivía en un campamento petrolero, pero no
en Jusepín sino por fuera, mi papá... bueno, antes vivíamos en
Uracoa, que para mí era un pueblo paradisiaco porque claro,
no habían canalizado el Orinoco y todos esos raudales del
Orinoco pasaban por ahí. Cuando llovía, cuando era época de
creciente esos ríos se hacían navegables, entonces mi abuela...
(Tomo II: 110).
Tal vez por eso le resultó tan impactante la vida en las calurosas
barracas del desolado campamento petrolero, donde vio por
primera vez, a los cuatro o cinco años de edad, el agua salir por
un grifo y pensó que se habían apropiado del río para meterlo
ahí (Tomo II: 116). Por eso le disgustaban también las cercas que
dividían los campamentos y el “señor guachimán” que coartaba las
libertades a las que estaba acostumbrada. Por eso también disfrutó
tanto de sus vacaciones en Uracoa, en casa de su abuela y de su
retorno a ese pueblo, donde iba a la escuela en canoa y disfrutaba
de aventuras que describe en su libro, que precisamente se llama
“El Señor Guachimán” (2005), donde es difícil precisar los linderos
entre la realidad y la fantasía.
Regresamos ahora a Ciudad Bolívar, donde nació Yenitza bastantes
años después. El Orinoco es el mismo, aunque más contaminado, la
ciudad ha cambiado pero conserva su casco colonial, sin embargo
en su relación con el entorno ella destaca más lo humano, lo social.
Aunque se trate de una ciudad pequeña, la relación de Yenitza con su
entorno es la de una chica citadina, llevada a clases y a todas partes
en carro por sus padres.
Tal vez durante su infancia no navegó por el Orinoco, porque
el puente Angostura fue inaugurado el seis de enero de 1967,
precisamente tres meses antes de su nacimiento, de modo que
nunca se vio obligada a atravesarlo en lancha o chalana. Los tiempos
cambian y el paisaje también y, aun cuando no varíe mucho, la forma
de relacionarnos con él se transforma como consecuencia de los
procesos de modernización, desarrollo y a veces de involución, como
sucede ahora por la inseguridad.
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ARJÉ
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Los educadores venezolanos del siglo xx, su familia y condiciones socio-económicas
El caso de La Grita, población andina, tierra natal de Cirilo es
ejemplo de lo primero:
Ese es un pueblo con un desarrollo pujante en la época en
que la única vía hacia el centro era por allí, pero una vez
que abrieron la Panamericana quedó aislado. Es un pueblo,
digamos, bueno como para un ambiente educativo, ahora
tiene universidad, tiene dos liceos grandes, el Colegio
Santa Rosa de Lima, ahí es donde se gradúan las maestras
normalistas de la región, o sea, un pueblo ideal como para
haber comenzado el ambiente educativo. (Tomo II: 248)
Aunque Cirilo se refiere más a ese ambiente educativo y cultural
que hizo que La Grita fuera llamada “La Atenas del Táchira” que al
paisaje y no he visto sus pinturas ni leído sus poemas, como en el
caso de los educadores ya mencionados, sé que si hubiera sido un
niño caraqueño o tal vez caroreño como Pedro no hubiera sido tan
fácil que pintara una mata de plátanos (Tomo II: 221) o una “Vaca
comiendo margaritas” (Tomo II: 245).
Antes mencioné a Pedro porque su natal Carora contrasta con La
Grita por ser una zona de vegetación predominantemente xerófila
y de montañas poco elevadas, a las cuales él no hace referencia,
sólo dice que es de suelos áridos y se centra como Cirilo, Yenitza,
Graciela, Guillermo y Miguel Ángel en los aspectos culturales.
He dejado para el final a mis paisanos del centro, Graciela,
Guillermo y Miguel Ángel nos hablan del vecindario, los primeros
del centro de la ciudad. Graciela se limita a decir: “Yo nací aquí
en Valencia, en la Parroquia Catedral, específicamente en Las
Cocuicitas, eso queda cerca de la Guerra Méndez, en una casa
donde se casaron mis padres y todas las hermanas salimos casadas
de allí.” (Tomo II: 35). Dando más importancia al arraigo familiar
y a los valores que al entorno. Yo me imagino esa zona en aquellos
tiempos, llena de árboles, de casas pequeñas y de calles por donde
los niños caminaban libremente y sin peligro de su casa a la escuela,
a las casas de los amigos, a bañarse en el río Cabriales o a tumbar
mangos en algún terreno vecino, como hacía Guillermo.
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Josefina Toro Garrido
Miguel Ángel, por ser bastante más joven, al llegar de Caracas se
instala con su familia no ya en el centro de Valencia sino en una de
las urbanizaciones que la rodean, una de clase media, la Fundación
Mendoza, donde estudió primaria y secundaria y aún vive. Los
cambios que ha sufrido incluyen la desaparición de los colegios
donde estudió y también han hecho llenarse de rejas todas las
casas de esta urbanización que, aunque grata, más afortunada que
otras y llena también de gente buena, no se libra de la inseguridad
que nos agobia y que menciono porque influye de muchas y
significativas maneras en nuestras vidas, por una parte porque,
como lo demuestran los estudios de Moreno y su equipo (2007),
no sólo la violencia familiar forja delincuentes sino también
la violencia del entorno y, por otra parte, porque los procesos
educativos y el desarrollo cultural de la población venezolana se
han visto también afectados por ella aunque muchos no lo noten
porque ya están acostumbrados o porque no establecen relaciones
entre los hechos. Constantemente nos privamos de asistir a eventos
culturales por miedo y hasta nuestras clases terminan cada noche
más temprano por el temor que todos tenemos a ser víctimas del
hampa.
En este caso usé el término pueblo en dos de sus acepciones, la de
“ciudad o villa” y la de “gente común y humilde de una población”.
La primera porque los sujetos de la investigación provienen de
conjuntos poblacionales de diferentes tamaños por lo cual es difícil
en algunos casos determinar cuándo se trata de una ciudad o una
villa, en otros, lo que antes era una villa hoy se considera ciudad,
pero también y principalmente por nuestra costumbre de referirnos
al terruño natal como “mi pueblo”.
La segunda acepción es porque ellos se refieren a la gente de esos
lugares, los vecinos y el ambiente en que se vivía, el cual solía ser
de paz, tranquilidad y camaradería. En ello parece que no hemos
cambiado tanto los venezolanos, gracias a Dios porque Guillermo,
que ya había pasado de los 80 años cuando lo entrevisté, decía que
sus vecinos constituían una familia y que “¡se vivía muy bonito ahí,
muy bien!” (Ver Matriz N° 3), como también lo afirma Yenitza, que
es la más joven, si bien es cierto que el primero se refiere a Valencia
y ella a Ciudad Bolívar.
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ARJÉ
Revista de Postgrado FACE-UC. Vol. 7 Nº 13. Junio-Diciembre 2009 200425-450
Los educadores venezolanos del siglo xx, su familia y condiciones socio-económicas
Matriz N° 4
El Pueblo
Salomón
23-05-1920
-¿Sabes que a
Upata le decían
comúnmente Villa de San Antonio? San Antonio
de Upata, pero
en pemón no es
Upata, bueno sí,
es su nombre,
pero a ésta le tienen nombre en
español, le dicen
“Rosa de Montaña”, quiere decir
Upata. -Rosa de
Montaña, Villa
de los Carreros,
Gallegos la llama
“Upata de los Carreros”. Hay otro
que la llama... ah,
Carlos le puso “la
Ciudad Sonora”.
(p. 28)
Guillermo
10-02-1927
…él buscó una casa
cercana y consiguió
primero una en la
calle Cantaura, un
poquito más arriba
de donde estaba el
Palacio de Justicia,
por cierto que ahí ingresé yo en la escuelita Domingo Savio,
iba caminando a la
escuelita y después
al colegio Don Bosco
y después al liceo,
cuando el liceo vivíamos todavía ahí. -Allá
en ese barrio era una
maravilla porque todo
el mundo era familia,
a mí me llegaba la
hora de almuerzo en
la casa de los Granadillo y, si estaba ahí, me
servían mi comida y
si hacía algo malo me
regañaban igual y lo
mismo en la casa, eso
era un... ¡se vivía muy
bonito ahí, muy bien!
Fuente: Toro, 2009
ARJÉ
Graciela
23-07-1929
- Yo nací aquí en
Valencia, en la Parroquia Catedral,
específica-mente en
Las Cocuicitas, eso
queda cerca de la
Guerra Méndez, en
una casa donde se
casaron mis padres y
todas las hermanas
salimos casadas de
allí. (p. 35)
- No, en esa oportunidad no había comedor escolar, cada
quien iba a su casa a
comer porque, como
te digo, era mañana
y tarde, entonces
nos daba tiempo...
casi todos los alumnos eran vecinos,
entonces tenían la
oportunidad de ir a
su casa a almorzar.
(p.35)
Efraín
24-01-1930
Esa era una Upata apacible (…).
Cuando yo nací
ya en Upata había
una imprenta y
sacaban una hermosa revista, lujosa, de literatura,
editada por Anita
Acevedo Castro,
que se llamaba “El
Alba.” (…) Por cierto que Upata tenía
entonces un gran
movimiento, no
solamente desde
el punto de vista
comercial
sino
desde el punto de
vista espiritual y
religioso. Esos tres
componentes estaban allí, o sea que
era un pueblo de
mucha actividad.
(p.36)
- Bueno, ese primer año estudié
aquí en Valencia.
Valencia apacible
del año 42 ¿verdad? Era la Valencia de los tranvías.
Valencia apacible
sin ese tormento
de los vehículos a
motor. De vez en
cuando uno veía
pasar un vehículo
por la calle.
Era la tranquilidad
de la Valencia donde uno se podía ir a
bañar al Cabriales,
de tal manera que
el pozo favorito
mío era detrás de
lo que es hoy BECO
de Camoruco, ahí
iba la gente a bañarse; eso estaba
fuera de la ciudad
ya. (p. 49)
Francisco
16-6-1931
Aquí en Valencia estudié hasta primer
grado…
(p. 80)
…nosotros vivíamos
en el centro de Caracas…
- Como corrector de
pruebas yo tuve contacto con todos los
escritores de Caracas...
(p. 79)
…yo estaba fichado por
el gobierno; entonces
como castigo me mandaron para Ciudad
Bolívar, allí en dos plazas... (p. 82)
Primero estuve en Caracas como seis meses
pero ya Caracas ya no
estaba en mí, ya no,
¡no me gustaba Caracas! (p. 83)
Revista de Postgrado FACE-UC. Vol. 7 Nº 13. Julio-Diciembre 2013 / 425-450
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Josefina Toro Garrido
El Pueblo
Josefina
02-11-1939
…yo vivía en un
campamento
petrolero, pero
no en Jusepín
sino por fuera,
mi papá... bueno,
antes vivíamos
en Uracoa, que
para mí era un
pueblo paradisiaco porque claro,
no habían canalizado el Orinoco
y todos esos raudales del Orinoco
pasaban por ahí.
Cuando llovía,
cuando era época
de creciente esos
ríos se hacían
navegables… entonces me vine a
estudiar a Aragua
de Barcelona, que
era totalmente
diferente, era un
oasis, era un pueblo grande y yo te
comentaba, muy
culto, un pueblo
que lo llamaban
“la Atenas de
Anzoátegui”, de
oriente, porque
ahí había familias
muy tradicionales: los Arreaza,
los Calatrava, los
Capriles, los Lander, los Guzmán,
qué se yo, y ellos
habían hecho de
eso una especie
de Atenas, por la
cuestión cultural.
(p. 110)
Pedro
29-06-1956
-Yo nací en un pueblo
que ha dado muchos
valores, muchísimos
valores, yo tengo un
hermano hoy reconocido en Estados
Unidos, un gran
científico que es Juan
Carlos Crespo, (…) y a
nosotros nos preguntan: - Bueno, ¿cómo
hicieron ustedes para
estudiar? Nosotros
somos muchísimos
hermanos, todos estudiamos, hay unos
que son Ingenieros,
Médicos, hay Artistas, Músicos y es por
Carora, Carora nos
dio esta estirpe, esta
formación, vamos a
decir...este modo de
vida, este perfil de
vida que yo digo que
yo tuve la suerte...
el destino quiso que
naciera allí y allí me
formé. (p. 191)
Cirilo
09-07-1957
- Había un ambiente muy cultural, de
hecho el apodo que
tiene la ciudad es
“la Atenas del Táchira”. Creamos varias
revistas. Había una
revista de poesía, se
crearon varias.
a esa edad fundamos
una Casa de la Cultura en el pueblito,
eh… alquilamos una
casa, buscamos fondos, pedimos auxilio
a los comercios y
creamos una Casa de
la Cultura con nuestra iniciativa, de la
cual a los dieciséis
años yo era… quince, dieciséis años yo
era profesor de esa
escuela… (p. 212)
Miguel Ángel
20-12-1959
…yo casi no conozco nada de Caracas
y mi vida ha transcurrido fundamental-mente en esta
ciudad de Valencia,
mis estudios, etc.
(p. 258).
-Estudié la educación primaria
en la Escuela San
Antonio de Padua,
ubicada en la Urbanización Fundación Mendoza,
donde resido desde
que vinimos de Caracas.
(p. 293)
Yenitza
28-03-1967
- Bueno, primero quiero decir que soy de
Ciudad Bolívar, todo lo
que es mi niñez la pasé
allá, gracias a Dios, yo
siento que esa zona
donde vengo es una
ciudad donde la gente
generalmente es así
como muy accesible,
muy, muy sociable,
muy cariñosa, pienso
que eso también influye mucho en cómo te
haces tú como persona
¿no? -Tengo una tía,
una señora que le decimos tía pero no era tía,
pero allá en Ciudad Bolívar todo el mundo se
dice, tía, primo, todos
son familia…
(p. 299)
Fuente: Toro, 2009
Aunque en la primera mitad del siglo XX resultaba problemático
desplazarse de un lugar a otro del país, como ya lo he dicho,
o estudiar una carrera universitaria, también es cierto que la
cotidianidad sin salir del pueblo hacía la vida mucho más fácil y
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Los educadores venezolanos del siglo xx, su familia y condiciones socio-económicas
grata, si no para las madres, quienes no contaban con los avances
técnicos que hoy en día facilitan sus labores, sí para los niños que
transitaban libremente por calles con muy pocos vehículos, iban a
pie a la escuela que les quedaba muy cerca y tenían tiempo para ir
a su casa a comer, como dice Graciela y regresar para las clases del
turno vespertino, además de poder ir a las casas de los amigos y
armar un juego de pelota en cualquier patio o en medio de la calle,
lo cual era factible en algunas poblaciones aun en las décadas de
los 60 y 70 (como en mi pueblo).
Los niños se sentían seguros y protegidos en el vecindario donde
todos los adultos fungían como padres, tal como lo testimonian
Guillermo y Ana Josefina, quien señala que además era muy difícil
que uno se desviara del buen camino porque era muy poco probable
que uno se viera sometido a influencias negativas:
…las influencias no eran tales, había de pronto el muchacho
que se desviaba en el pueblo, ese estaba prácticamente
marginado porque todo el mundo lo veía: - No te juntes con
éste. Pero la gran mayoría seguía las pautas y aquello de que
yo veía a tu hijo que estaba en qué sé yo y yo me sentía lo
suficientemente autorizada como para llamarle la atención y
decirte: - Mira le llamé la atención, y tú me decías: - “Muchas
gracias, yo haría lo mismo por ti”, igualito con la maestra…
(Tomo II: 106).
Esa tranquilidad y seguridad también se extendía a diferentes países
de América y le permitió a Cirilo irse a recorrer algunos de ellos en
1974, sin dinero y llegando a dormir muchas veces en los talleres de
los pintores de la localidad visitada.
- En la época se podía, en la época no había tanta malicia,
no había tanta maldad, estoy hablando de hace unos cuantos
años, estoy hablando más o menos de unos treinta y cinco
años, en esa época era más sano, se podía, en esa época había
un movimiento hippie fuerte y los hippies andaban por
todos lados y la gente los respetaba, era normal que hubiesen
caminantes, que hubiese gente con una guitarra al hombro,
la gente se ganaba la vida de cualquier manera, haciendo
artesanías, cosas de cuero, pintando… (Tomo II: 217-218).
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Josefina Toro Garrido
Además de esa paz que permitió la formación de sujetos aplomados,
tranquilos, generosos, comprensivos y con facilidades para
relacionarse, había también un movimiento cultural del cual
ellos participaron dejándose atrapar por él y al mismo tiempo
potenciándolo, los Inaudy lo hicieron en Upata y dondequiera que
llegaban dando discursos en la plaza, pintando, escribiendo… (Toro,
2005), Guillermo desde muchacho participaba en círculos de estudio,
un programa cultural en la radio y no se perdía los espectáculos en el
Teatro Municipal de Valencia porque en su época podía regresar de
noche caminando desde el teatro hasta la Estación de Servicio Palo
Negro (que todavía existe), donde quedaba su casa, algo impensable
en la actualidad.
Cirilo perteneció al grupo de muchachos que fundó la Casa de la
Cultura de La Grita contribuyendo a potenciar la actividad cultural
que hizo que la llamaran “la Atenas del Táchira” y Josefina, quien
escribe, canta y toca, dice que a Aragua de Barcelona, donde vivió
unos años, la llamaban “la Atenas de Anzoátegui”, por su parte
Pedro hablaba con orgullo de los grandes artistas caroreños que
conoció y de la “estirpe” de su pueblo, en tanto que los más jóvenes,
Yenitza y Miguel Ángel participaban en los actos culturales de sus
escuelas y luego aprovecharon las actividades culturales que ofrecía
la Universidad y Francisco estaba en Caracas, compartiendo con
los mejores escritores del país. Graciela, quien siempre ha vivido
en Valencia, participa ahora en actividades culturales a las que no
pudo acudir cuando el trabajo y el cuidado de la familia no le dejaban
tiempo para ello.
Si bien es cierto que no todos sus compañeros de estudios ni
sus vecinos y contemporáneos tuvieron una vida intelectual,
artística y cultural tan rica, lo cierto es que ellos sí aprovecharon
las oportunidades que se les presentaron; las condiciones
permitían el desarrollo y la participación en esas actividades, la
creación de revistas, periódicos, círculos de estudio, programas,
corales, conciertos, clubes y centros culturales, los cuales junto
con la seguridad, el amor y la alta autoestima que sus familias
contribuyeron a forjar, conformaron un mundo de vida que es
condición necesaria para ser un buen educador.
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JOSEFINA TORO GARRIDO: Lic. en Educación
Mención Ciencias Sociales. Magíster en Educación
Mención Planificación Curricular y Doctora en Educación,
Universidad de Carabobo Docente Titular y Coordinadora
de la Cátedra de Métodos de Investigación II de FACES-UC.
[email protected]
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