Post conflicto Wilson Ladino Orjuela* Si se confirma un cese de hostilidades entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP, la paz requerirá de grandes esfuerzos, si tenemos en cuenta la línea de base que se tiene como punto de partida. A) Descentralización del Ejecutivo Nacional. Contrario a lo que se impuso en los últimos años, el nivel territorial se debe fortalecer en los próximos 10 años. Más recursos deben girarse al nivel Territorial de Administración (Departamentos y Municipios) con un cambio en los criterios para la categorización de las entidades territoriales, determinando parámetros que busquen eficiencia, eficacia, transparencia y buen gobierno en lo local. B) Profesionalización del funcionariado y carrera administrativa. En los departamentos y municipios se debe asegurar el incremento de funcionarios profesionales en las plantas de personal, que se vinculen de manera permanente, es decir, inscritos en carrera administrativa (el mérito en los territorios). Tal vez duplicar o triplicar el número de funcionarios en las plantas de carrera de las entidades territoriales se requiere para garantizar que las mismas puedan atender las tareas que tienen delegadas. También se deben mejorar los niveles de remuneración del funcionariado de carrera en departamentos y municipios, especialmente en las categorías 4ta, 5ta y 6ta. C) Transparencia y Control. La organización de veedurías y auditorias locales, con la participación de profesionales de diferentes áreas, además del fortalecimiento de los organismos de control fiscal y disciplinario, se hace indispensable en los próximos años. Se deben restringir al máximo los niveles de corrupción que se observan. D) Ampliación de inhabilidades e incompatibilidades de los servidores y funcionarios públicos. Se debe evitar que los cargos públicos se utilicen para enriquecer a las familias de los servidores y funcionarios públicos. Se deben investigar y destruir las “empresas” o maquinarias de negocios irregulares que se observan y operan en los territorios. E) La alianzas público-público y público-privadas. Estos mecanismos desarrollados se deben promover para hacer más transparente la relación entre el Estado Territorial y los empresarios ubicados en diferentes regiones del territorio nacional. ES necesario que se dejen más explícitos los niveles de ganancia de los particulares en sus alianzas con el Estado local. ES imprescindible que se permita la alianza con Organizaciones no Gubernamentales. F) Alternativas productivas y generación de empleo. Todas las regiones del país demandan la creación de empresas que transformen materias primas y puedan vender al mercado nacional y a los mercados internacionales. Las Universidades deben abrir sus relaciones con la comunidad para apoyar la creación de estas empresas en varios cientos. Estas empresas deben ser estables y garantizar mercados en el mediano y largo plazo. Se demandan cambios en las redes de mercados nacionales e internacionales. Si los gobiernos territoriales no pueden controlar y administrar a la población en sus jurisdicciones como ocurre ahora, es probable que el conflicto se reactive en pocos meses o años. Es imprescindible fuerte presencia institucional, eficiente, eficaz y transparente, capaz de imponer la noción del derecho y con capacidad de disuasión sobre factores sociales desestabilizadores. En la actualidad parte del fracaso del Estado en amplias zonas del Territorio nacional se debe a la imposibilidad práctica de las autoridades estatales para imponer los principios constitucionales (administración de justicia, atención a la población, servicios públicos eficientes, etc.) Se hace necesaria la solución efectiva de las necesidades básicas de la población en cientos de municipalidades del país. El 92% de los municipios de Colombia son categorías 5ta y 6ta. 89% son de 6ta categoría (ESAP, 2013). En la práctica esto quiere decir que la gran mayoría de los 1123 municipios del país actual no pueden atender las urgentes necesidades de la población, lo que se convierte en un caldo de cultivo para la confrontación y la exasperación de las emociones. El costo elevado de la guerra debe ser cambiado por el costo elevado y creativo de la paz. Menos muertes, menos desplazados, menos víctimas futuras deben ser producto de grandes inversiones en institucionalidad profesional y en incremento de la inversión social en todos los territorios que han vivido el conflicto. Se demandan “dos planes Colombia para la paz”. Varios billones de pesos (de los que se reduzcan a la guerra más nuevos recursos nacionales e internacionales) con fuentes diversas y nuevos recursos conseguidos con reforma tributaria directa y progresiva y créditos internacionales blandos y de largo plazo se hacen necesarios a partir del año 2014. Algunos expertos han planteado etapas del post conflicto lo cual es retomado de experiencias internacionales. También es necesario crear “zonas piloto” de inversión social pública en las que se activen formas sociales de control que eviten la desviación de recursos hacia intereses personales. Los próximos cuatro años (2014-2018) deben ser para producir un cambio drástico en las costumbres públicas y privadas (negocios, aspiraciones, relaciones, controles) en las zonas que vivieron el conflicto con mayor intensidad. En los acuerdos que se firmen entre el Gobierno y las FARC-EP, deberían aprovecharse las experiencias de control de amplias zonas territoriales a través de las Asambleas Comunales, las Juntas de Acción Comunal y los Comités Locales para activar mecanismos de control siguiendo parámetros constitucionales y no anti constitucionales, como se ha visto hasta la fecha. Se deben superar el desgobierno y el mal gobierno. Debe recordarse la máxima de que gobierno distante es ausencia de gobierno o falta de gobierno. El país cuenta con experiencias valiosas de desarrollo regional que deben ser divulgadas y promovidas en las más distantes y atrasadas. Las zonas de frontera terrestres internacionales colombianas deben convertirse en centros de poder que promuevan la legalidad y la organización social orientada en parámetros constitucionales. Se le debe quebrar la oportunidad a grupos de poder local que “patrimonializaron” al Estado local hace ya más de veinte años, con el desarrollo de la descentralización. El Estado local debe dejar de ser “cooptado” y convertido en “prebenda” de unos actores locales que lo ponen a su exclusivo servicio y no al de las comunidades locales. Es probable que en los Acuerdos se determinen unas etapas de desmovilización de miles de milicianos, todos con experiencia de vida militar, algunos con formación académica y otros con capacidad de mando y control social. Con la participación de universidades, instituciones técnicas e instituciones de educación básica y media, se deben integrar comités de control social y de activación de formas civilizadas de solución de conflictos. El poder judicial local tiene que fortalecerse también en los próximos años. Un organismo de investigación como la Fiscalía General de la Nación, y las Unidades de Justicia y Paz, además de los órganos de control como la Contraloría General de la Nación y el Ministerio Público deben incrementar y profesionalizar más su presencia en los diferentes territorios del país. *Profesor asociado ESAP [email protected]