Presentado: 14/04/2013 Aceptado: 10/06/2013 Los necesarios cambios en el Ceremonial de Estado El protocolo frente a la comunicación en los eventos oficiales The necessary changes in the State Ceremonial CARLOS FUENTE LAFUENTE [email protected] Universidad Camilo José Cela Conferencia inaugural del I Congreso Universitario de Comunicación y Eventos 4 Fuente, C. (2013): “Los necesarios cambios en el Ceremonial de Estado” Compé, Revista Científica de Comunicación, Protocolo y Eventos. Núm 1, pp. 4-20. Madrid: Ediciones Protocolo. CARLOS FUENTE LAFUENTE R esumen : Es objeto de debate permanente en los diferentes fotos de profesionales dedicados al protocolo institucional u oficial la necesidad o no de propiciar una actualización de normativas y ceremoniales que afectan a las instituciones públicas españolas. Incluso especialistas reconocidos se dividen acerca de la idoneidad de poner al día las precedencias del Estado, la regulación de los símbolos nacionales o el compleja entramado del Derecho Premial, la aconfesionalidad del protocolo y otras cuestiones al respecto. Pretende este texto generar una reflexión acerca de estas cuestiones a través de casos reales propios del ceremonial del Estado, argumentando la necesidad de las instituciones oficiales hagan un esfuerzo meditado por evolucionar sus ceremoniales, respetando las tradiciones pero incorporando los nuevos conceptos, estrategias y medios que se derivan de la ya conocida como “Comunicación en vivo” que trata de aproximar al gobernante con sus ciudadanos y eliminar algunas de las barreras que hoy dificultad esa demandada cercanía. Una aportación que gira fundamentalmente entorno a esta cuestión: ¿Se debe aferrar la profesión a tradiciones en aras a mantener un ceremonial histórico y de gran valor para la cultura general del país, pero que puede correr o corre el riesgo de anclarse en estigmas del pasado y ser considerado actualmente inadecuado y rancio? La necesidad de este cambio se hace más apremiante por la percepción negativa que tanto la sociedad como los medios de comunicación tienen acerca del Protocolo y Ceremonial, que siendo un procedimiento y unos técnicas, se asocian sin base alguno a fastos, gastos innecesarios, comidas, representación, etc. El Protocolo nada tiene que ver con esa percepción, por lo que es necesario que las instituciones públicas sepan adaptarse a los nuevos tiempos para aquél sea entendido positivamente, como algo que busca una finalidad positiva a través de unos procesos cuyo fin último no debe ser el ensalzamiento de los poderosos, sino el acercamiento a los ciudadanos. Palabras clave: Protocolo, Ceremonial, eventos, Oficial, Casa Real, Congreso, Senado, Poder Judicial, Ayuntamiento. 5 Los necesarios cambios en el Ceremonial de Estado A bstract : The subject of the ongoing debate in the various pictures of professionals dedicated to institutional protocol or official whether or not to promote an updated and ceremonial regulations affecting Spanish public institutions. Even recognized experts are divided about the appropriateness of updating the precedence of the state regulation of national symbols or complex reward system framework law, the Establishment Clause of the protocol and other issues in this regard. This text aims to stimulate reflection about these issues through case studies of State ceremonial, arguing the need for official institutions to making an effort to evolve its ceremonial, respecting traditions but incorporating new concepts, strategies and means comming from what already known as the “Live Communication” which is closer to the ruler with its citizens and eliminate some of the barriers that the defendant proximity difficulty. A contribution mainly revolves around this question: Should the profession cling traditions in order to maintain a historical ceremonial and of great value to the general culture of the country, but you can run or you risk stigmata anchored in the past and currently be considered inappropriate and stale? The need for this change is made more pressing by the negative perception that both society and the media have about the Protocol and Ceremonial, who as a process and some techniques associated with no basis whatsoever to pomp, unnecessary expenses, meals, representation, etc. The Protocol has nothing to do with that perception, so it is necessary that public institutions can adapt to new times for it to be understood positively, as something that seeks a positive purpose through a process whose ultimate goal should not be the exaltation of the powerful, but the closer to the people. Key words: protocol, ceremonial, events, official, Royal House, Congress, Senate Judiciary Council. 6 NÚMERO 1 • AÑO 2013 • Nº ISSN PENDIENTE CARLOS FUENTE LAFUENTE 1. Introducción El planteamiento inicial de esta conferencia no constituye para nada un hipotético punto de partida o como se dice en el ámbito investigador una hipótesis de salida. Se ha preferido iniciar la exposición exactamente al revés, por la conclusión más evidente del planteamiento que se aporta en este tiempo de exposición: el Ceremonial de Estado en España precisa de cambios en algunos casos a corto plazo y otros a realizar de forma prudente a medio y largo plazo. Y se eleva a la máxima expresión al introducir la palabra “necesario”, definido oficialmente como algo que “forzosa o inevitablemente ha de ser o suceder”. Todo en el contexto de la comunicación global de las instituciones del Estado. Para nada se quiere ser pretencioso en esa conclusión, que seguramente cada uno compartirá o no. Al contrario, lo se hace desde la modestia y la reflexión después de 33 años de ejercicio de la profesión en el sector del Protocolo y los Eventos, habiendo tenido la oportunidad el conferenciante de ejercer la responsabilidad como jefe de Protocolo de un ayuntamiento de capital de provincia (Oviedo), un parlamento regional (Junta General del Principado de Asturias) y un Gobierno de comunidad autónoma (Consejo de Gobierno del Principado de Asturias). Igualmente, desde la perspectiva de estar vinculado, inicialmente como colaborador y desde 1997 como responsable de protocolo, en la Fundación Príncipe de Asturias, donde ha tenido la oportunidad de vivir con intensidad sus 32 ceremonias realizadas hasta el momento y en las que ha podido adentrarse en una organización que requiere de la aplicación al mismo tiempo del Protocolo de Estado, derivado de la presencia de la Familia Real española y altas autoridades de la Nación, el protocolo diplomático por la amplia representación de delegaciones extranjeras de primer nivel, el protocolo regional y local y cómo no el protocolo empresarial y el no oficial en su conjunto. Apela el conferenciante no sólo a la experiencia de estas oportunidades que mantiene su conexión profesional al combinar sus actividades antes descritas con la actual de freelance de protocolo y eventos, participando en interesantes y trascendentes eventos promovidos por instituciones del Estado y empresas relevantes de nuestro país o entidades promotoras de actos culturales, deportivos o de entretenimiento. Junto a esta parcela de la experiencia, hoy precisamente se da la circunstancia que impartiera su primera “clase” en el pionero Experto Universitario de Protocolo y Ceremonial de la Universidad de Oviedo el día 23 de mayo de 1987, es decir hace 26 años, vocación docente que le ha llevado a fundar y desarrollar una Escuela en 1997 en Madrid, con posterior implantación en diferentes ciudades de España, y desde febrero de 2011 a dirigir el Instituto Universitario de la Universidad Camilo José Cela donde desde el curso 2010-2011 se imparten los primeros estudios oficiales en España de Grado de Protocolo y Organización de Eventos (cuya primera promoción Bolonia saldrá al finalizar el curso que viene) y desde 2011-2012 el primer Máster Oficial conducente al doctorado en la estricta disciplina de Protocolo y Organización de Eventos. 7 Los necesarios cambios en el Ceremonial de Estado Esta función docente e investigadora, alternando con su experiencia en el día a día de la calle, en una feliz convivencia, le ha permitido acceder a una visión global e imparcial del estado actual de nuestro protocolo, ceremonial y eventos, de sus necesarias adaptaciones a los tiempos que corren y de la espectacular transformación de su significado y aplicación como dan ya hoy buena cuenta las publicaciones más actualizadas. Por todo este conjunto de experiencias e investigaciones se dirige ante este primer encuentro bajo el abrazo universitario, que trata de aportar distintos puntos de vista desde la experiencia profesional y el estudio y la investigación, con el ánimo de arrojar luces en un momento complejo sobre el presente y futuro de una profesión que busca ahora el reconocimiento social. Una asignatura pendiente en nuestro país, que puede superarse si este Congreso alcanza sus objetivos y permanece en el tiempo con ese ánimo de aportación. Fusionar la experiencia con la investigación, se puede asegurar, es la única garantía de pervivencia de una profesión que ya tiene alcanzada la que ha sido su máxima reivindicación desde 1995 cuando los profesionales se reunían por primera vez en el Congreso Internacional de Oviedo, en cuyo comité impulsador y organizador estaba éste modesto conferenciante: ser una profesión reconocida. Ya lo es, ¿y ahora qué? A DEMOSTRARLO y a darle el respaldo de conocimiento y cuerpo doctrinal que precisa para formar a las nuevas generaciones que serán las que tengan la auténtica oportunidad de hacer valer lo que ya los veteranos han (y siguen) peleado con más o menos éxito. A aquellas les queda este legado y en ellas se confia para que de forma orgullosa y responsable extiendan mediante el ejemplo y el trabajo serio el ya conseguido reconocimiento oficial al conjunto de la sociedad. 2. Estado de la cuestión Preguntas generales: Hemos de centrarnos en el objetivo de esta conferencia y para ello nada mejor que hacerse inicialmente y como punto de partida las preguntas que muchos de los profesionales e investigadores se plantean cada día: ¿Está el concepto profesional de protocolo reconocido por la sociedad en su conjunto, y en especial por políticos y empresarios? ¿Se debe aferrar la profesión a tradiciones en aras a mantener un ceremonial histórico y de gran valor para la cultura general del país, pero que puede correr o corre el riesgo de anclarse en estigmas del pasado y ser considerado actualmente inadecuado y rancio? ¿Es el protocolo un mero conjunto de reglas o técnicas sin más que se aplica mediante el 8 NÚMERO 1 • AÑO 2013 • Nº ISSN PENDIENTE CARLOS FUENTE LAFUENTE escaso cuerpo legal que existe o apelando como gusta de decir a quienes consideran que su aplicación a veces es solo cuestión de sentido común o de soluciones a la carta? ¿Se está ante el riesgo de que el Protocolo sea simplemente la etiqueta o la mera formalidad de los actos o eventos? ¿Los eventos son solo actos no oficiales, especialmente de empresa o de entretenimiento? ¿Piensan nuestros jóvenes que los eventos son meras celebraciones o fiestas���������������� o actos glamourosos? ¿Contribuye de verdad nuestro ceremonial usual a vender la imagen de una España moderna y en consecuencia a su Marca internacional? ¿Vende proyección de las comunidades autónomas, provincias y municipios? ¿Da respuesta a las necesidades corporativas de las entidades no oficiales? Se podría continuar haciendo docenas de preguntas en esa misma línea. La percepción mediática y social: Para responder a estas preguntas hay que remitirse al concepto social que de Protocolo tiene la sociedad en su conjunto, que es negativa como se intenta acreditar en la comunicación presentada por el autor en este mismo congreso. En el citado estudio se muestran diferentes situaciones en los que los medios de comunicación confieren al protocolo dos tratamientos: primero, el que hace referencia a lo que rodea al ámbito de la realeza y el mundo institucional y diplomático en su conjunto cuando promueven o participan en actos muy ceremoniosos; segundo, cuando se refieren a situaciones que más tienen que ver con el saber estar, los buenos modales y educación y la etiqueta. Fuera de ahí, acuden a él para humanizar a los personajes, quitarles la envoltura protocolaria que los tapa, recurriendo a situaciones como “saltarse el protocolo” o “anécdotas derivadas de actos protocolarios”. Un hecho éste que demuestra que realmente la imagen que tienen del protocolo se acerca más a lo estricto, riguroso, inflexible y rancio, ignorando lo que realmente es un buen protocolo para los profesionales: crear, ordenar, facilitar y obtener resultados positivos de cada acción. Son más duros en el tratamiento relativo a los gastos de protocolo, tema que especialmente a nivel regional y local encuentra un fácil eco en los medios. Frente al Protocolo, los medios periodísticos apenas aluden a críticas o sencillamente noticias relativas a los departamentos de comunicación, publicidad, marketing y relaciones públicas, servicios sobre los que generalmente se mueven mayores presupuestos pero que no son objeto de especial seguimiento y crítica, quizá por razones obvias. 9 Los necesarios cambios en el Ceremonial de Estado 3. El retorno de la inversión pública en eventos Esta permisividad general, hacia las políticas de comunicación y los gastos que conllevan, ha generado un cambio sustancial sobre la deriva que cada vez hacen más instituciones de incluir en ellas lo relativo a sus eventos. Esa es una primera razón, pero hay una segunda que es la que nos interesa analizar y a la que llegamos mediante el análisis de la observación y los testimonios recogidos directamente por responsables de protocolo afectados y por diferentes expertos en los últimos foros habidos, tanto presenciales como virtuales, así como de las consideraciones de los representantes asociativos: la percepción del político de que el protocolo debe notarse cada vez menos y ha de responder a los objetivos de la comunicación global institucional, lo que ha generado un cambio sustancial a la hora de encarar y desarrollar sus actos protocolarios. Este cambio conceptual que se produce con el inicio de la crisis, afecta desde la primera institución de este país –la Jefatura del Estado y la Familia Real en su conjunto-, los poderes clásicos del Estado y las entidades públicas de las comunidades autónomas, provinciales y locales. Este giro obedece no sólo a la crisis económica que ha destapado presupuestos excesivos en los mal llamados “gastos protocolarios”, y la generosidad a la hora de fijar actos sin que exista previamente un sencillo estudio de viabilidad y retorno de la inversión. Precisamente, la búsqueda de una mejor proyección e imagen institucional nos conduce a referenciar el conocido Retorno de la Inversión (ROI1). Este último concepto se refiere a la herramienta de medición por parte de las empresas sobre el éxito o no de sus eventos, que según Pulliam y Phillips (2006; pp. 187) compara el beneficio o la utilidad obtenida con respecto a la inversión realizada, o como señala Franklin (2007; pp. 843) analiza el rendimiento que la empresa tiene desde su punto de vista de las finanzas. Aunque el ROI no ha penetrado apenas en nuestro país en el ámbito público -está más consolidado en las entidades privadas-, los indicios apuntan que terminará por adentrarse en el protocolo oficial. Ese será probablemente el gran cambio en este sector si desea sobrevivir a las nuevas políticas de marketing y relaciones públicas. Hamso (2010, en Ortega e Izaguirre, eds.) se pregunta por qué las compañías pagan tanto dinero para invitar a sus clientes a eventos de agasajo o al lanzamiento de un producto y a sus trabajadores a una velada navideña. Y se interroga por el beneficio de su inversión en tiempo y dinero. Define el ROI como “el valor registrado por las partes interesadas a cambio de su inversión en tiempo y dinero” (p. 138). Phillips (2012) añade a los cuatro niveles de evaluación propuestos por Kirkpatrick (1959) –satisfacción, aprendizaje, conducta y resultado- un quinto nivel, el ROI, cambiando los términos conducta por aplicación y resultado por impacto, aplicándolo a la evaluación de resultados en las reuniones. 1 10 Siglas que responden a la versión original inglesa Return On Investment. NÚMERO 1 • AÑO 2013 • Nº ISSN PENDIENTE CARLOS FUENTE LAFUENTE Para Robredo (2010, en Ortega e Izaguirre (eds.)), la medición y evaluación de impacto de los eventos se ha convertido “en una estrategia no sólo para analizar el resultado final de las acciones de comunicación en vivo, si no para diseñar, planificar y desarrollar el propio evento desde el inicio con el planteamiento de objetivos claros y concretos” (p.187). Es importante en opinión de estos expertos que para que el ROI sea fiel y exitoso el evento sea programado teniendo en cuenta estos factores de análisis, de lo contrario estará abocado al fracaso. Surge de esta manera una nueva forma de planificar un evento en el ámbito institucional. Frente a la tradición ceremonial y el interés de la propia entidad, es necesario hoy más que nunca que un ministerio, una diputación o un ayuntamiento contemple en la creatividad de sus eventos y las ceremonias singulares tradicionales los términos expresados para la medición del Retorno. Sin ello difícilmente podrá alcanzarse la comunicación en vivo, que es aquella en el que el mensaje nos llega a través de las experiencias y las emociones. En la actualidad las personas están sometidas a un bombardeo masivo de mensajes cruzados. Pero la capacidad de percepción del ser humano es limitada y selectiva. Todo esto se traduce en un creciente desinterés e inmunización de los consumidores frente a la comunicación convencional. Para superar tales resistencias hay que comunicar en otros términos. Hay que conseguir primero la atención de un público concreto y seguidamente implicarlo emocionalmente durante un evento. 4. Análisis de la situación actual en los eventos de Estado Esta visión ya tan extendida en el mundo empresarial aún no ha calado en la mayoría de los eventos oficiales y en consecuencia el protocolo que se aplica se aleja cada día más de la realidad ciudadana. De ahí que empecemos a observar en mayor medida adaptaciones protocolarias que serían de dudosa legalidad o al menos no muy justificables si tiramos del manual clásico o de la normativa vigente. Algunos expertos como Martínez-Correcher, que fuera el primer Jefe de Protocolo del Estado (Gutierrez,S.;2012; La Voz de Avilés), advierten de una relajación en las costumbres aplicables al Protocolo, Ceremonial y Etiqueta, pero estimamos que más que una relajación como tal vivimos un claro proceso de transformación derivada de la búsqueda de eventos comunicacionales por parte de la Administración Pública que obliga a saltarse determinadas normativas o técnicas o costumbres tradicionales. Resulta evidente que el actual presidente de la Generalitat de Catalunya utilice en sus actos únicamente la bandera de su comunidad –solo a veces acompañada de la europea, como hizo en su campaña electoral- para reafirmar su mensaje soberanista. Una acción que es contravenir flagrantemente la normativa de la bandera española. Pero frente a una acción calculada ponemos otra en sentido contrario: ¿por qué este ayuntamiento debe de colocar todas las banderas de las comunidades autónomas en su salón de plenos? ¿Qué desea decirnos, qué es muy español y solidario? 11 Los necesarios cambios en el Ceremonial de Estado Un mensaje que se supone y que no aporta nada, más bien transmite una imagen nada favorable de la institución. La Casa Real Sin embargo, no debe apelarse a la comunicación en vivo para justificar clamorosos fallos o decisiones conscientes a la hora de aplicar la norma. Aún seguimos dando vueltas a las razones protocolarias que llevaron a disponer la posición de los reyes de forma contraria a lo habitual, en el palco del Santiago Bernabéu en la final de la Copa del Rey, celebrada el pasado día 17 de mayo. Nada puede justificar que la Reina se siente a la derecha del Rey y que a su izquierda lo haga el anfitrión, el presidente de la Federación Española de Fútbol. Ni tan siquiera criterios de facilitar pueden ser tomados como válidos. Somos conscientes de la estrechez del acceso al palco y que la entra del Rey en primer lugar dificultaría el acceso de la Reina a su silla, pero sería más entendible vulnerar la tradición si la primera dama accede en primer lugar a su silla seguido del Rey. Tampoco es comprensible que en un evento deportivo, celebrado en Madrid, la Vicepresidenta del Gobierno tome precedencia sobre el Presidente de la Comunidad de Madrid. Quizá en este sentido, sí estemos ante una relajación fruto de una cierta improvisación o falta de estudio previo más profundo. ¿No hubiera sido mejor un protocolo de izquierda a derecha compuesta por Anfitrión-Rey-Reina-Ministro? Con ello se pondría además en valor la condición de acto deportivo, ya que el Rey, en la copa que lleva su nombre tiene a su derecha –puesto de honoral presidente de la Federación, y no al revés que transmite una obligada cesión, lo que da primacía a la política frente al deporte. Es evidente que los eventos oficiales de las primeras instituciones del país traten de adaptarse a esta nueva filosofía de la comunicación en vivo, aunque en muchas ocasiones fallan en sus resultados por la falta de planteamientos previos adecuados. Resulta siempre incómodo para uno, en un marco como éste, criticar eventos que han sido preparados con mucho mimo y esfuerzo por estupendos profesionales, muchos de ellos amigos personales. Espero que sepan disculparme, porque saben que lo hago desde el afecto y espero que ellos entiendan que en la mayoría de las ocasiones las decisiones finales pasan por encima de sus cabezas. El nuevo estilo comunicacional de los eventos oficiales lo estamos viendo de forma continúa, en ocasiones con gran impacto mediático –como el cambio posicional de la infanta doña Elena en el último desfile militar de la Fiesta Nacional, siendo ubicada la primera de las autoridades, pero fuera del palco real- o con menos repercusión como la presidencia de la entrega de títulos de la última promoción de jueces celebrada en Barcelona hace apenas unos meses. Analicemos ambas circunstancias, en los que la Familia Real está en el epicentro del evento. 12 NÚMERO 1 • AÑO 2013 • Nº ISSN PENDIENTE CARLOS FUENTE LAFUENTE El desplazamiento de la infanta Elena en el desfile militar obedece a una decisión consensuada por la Jefatura del Estado y la Presidencia del Gobierno, ambos responsables de la organización del acto. Según se deduce que lo publicado, es evidente, que no estamos ante un hecho aislado –“Este día tenía que llegar, explica la infanta Elena, que se ‘cae’ de la tribuna presidencial” (El Correo Vasco; 20122); “Este momento tenía que llegar” (La Razón;20123)- sino ante una decisión sopesada sobre el nuevo papel de los miembros de la considerada Familia Real. Para unos un desprecio (Libertad Digital; 20124) y para otros el resultado de la nueva imagen que la Familia Real quiere transmitir (Hola; 20125) o del nuevo formato de la Casa Real (El Mundo; 20126). Una decisión que fue buscada y pensada por La Zarzuela (Público; 20127): “La Casa Real estrena un nuevo protocolo que margina a las infantas”, titulaba. A juzgar por estos datos la decisión no es casual, ni puntual, sino fruto de una nueva estrategia que trata de transmitir que en los actos de Estado la representación Real será ejercida por los reyes y príncipes, y que las infantas cuando asistan lo harán en un discreto plano. Una decisión que responde claramente a un deseo comunicacional de transmitir un menor protagonismo de personalidades no relevantes para el Estado en beneficio de los poderes del Estado. Queda ahora el interrogante si esta filosofía debe ser aplicable o no para el resto de los actos oficiales, e incluso si conllevaría una modificación del puesto de los infantes en las precedencias del Estado que recoge el Real Decreto 2099/83. Esta modificación se convirtió en titular en todos los medios, pero ninguno de ellos ha analizado realmente si la Fiesta Nacional debe celebrarse con un parada militar –lo que nos lleva a tiempos pasados, poco entendibles hoy- o si la presidencia debe integrarse en una escenografía de tintes fastuosa, en la que además de reyes y príncipes, toman relevante posiciones los presidentes de los poderes y todos los ministros del Gobierno. ¿Es necesaria tanta personalidad en la tribuna presidencial? Entendemos que algo más debe cambiarse. La presencia del Jefe del Estado y su Heredero, así como los presidentes del Gobierno, Congreso, Senado, Tribunal Constitucional y Consejo General del Poder Judicial, sería suficiente, debiéndose acomodar al Gobierno en una zona diferente. Eso permitiría, además, un formato de tribuna menos aparente y sencilla. 2 Recuperado el 13 de mayo de 2013 de http://www.elcorreo.com/vizcaya/20121012/mas-actualidad/politica/infanta-elena-tribuna-presidencial-201210121552.html 3 Recuperado el 13 de mayo de 2013 de http://www.larazon.es/detalle_hemeroteca/noticias/LA_ RAZON_494158/5723-la-infanta-elena-en-la-tribuna-de-las-autoridades 4 Recuperado el 13 de mayo de 2013 de http://www.libertaddigital.com/chic/corazon/2012-10-12/eldesprecio-a-la-infanta-elena-sentada-con-rubalcaba-y-lejos-del-palco-1276471199/ 5 Recuperado el 13 de mayo de 2013 de http://www.hola.com/realeza/casa_espanola/2012101261207/reyesprincipes-asturias-desfile-militar/ 6 Recuperado el 13 de mayo de 2013 de http://www.elmundo.es/elmundo/2012/10/12/espana/1350038285. html/ 7 Recuperado el 13 de mayo de 2013 de http://www.publico.es/espana/443814/la-casa-real-estrena-un-nuevo-protocolo-que-margina-a-las-infantas 13 Los necesarios cambios en el Ceremonial de Estado La presencia del Príncipe de Asturias en la ceremonia de entrega de despachos a la 63 promoción de jueces salidos de la Escuela Judicial, celebrada en el Auditorio de Barcelona el 4 de abril de 2013, tampoco debe de pasar desapercibida en esta reflexión sobre el afán comunicacional de los actos programados por las instituciones centrales del Estado. Se trata de un acto promovido por el Consejo General del Poder Judicial, el único Poder que tiene un Reglamento específico de Honores, Tratamiento y Protocolo8, aprobado por su Pleno. En él se dice que los actos serán presididos por la autoridad que los organiza –en este caso el Presidente del CGPJ-, cediendo la presidencia a cualquier miembro de la Familia Real (art. 8, apartados 1 y 2). En su artículo 10 señala: “En los actos judiciales solemnes organizados por el Consejo General del Poder Judicial, las autoridades judiciales ocuparán un espacio propio, en el que se observará el orden de precedencia regulado en este Reglamento. El resto de las autoridades ocupará otro espacio”. Y se dice que la presidencia debe ser ocupada por representantes judiciales. Pero en la ceremonia esa normativa no se aplicó, ya que la extensa mesa se dividió en dos espacios: a la derecha del Príncipe -que presidió en el centrolas autoridades judiciales por su orden -que es el señalado por el Reglamento antes aludido- y a la derecha las autoridades civiles -según las precedencias contempladas en el Real Decreto 2099/83-. Algo que también incumple una normativa que es de obligada aplicación. ¿Por qué no se siguieron los criterios establecidos en la legislación? Una pregunta que deben responder sus organizadores, pero que desde la posición de observador y analista podemos concluir que se trataba de trasmitir a la sociedad un mensaje claro del papel relevante de la Magistratura en el marco del Estado, compuesto igualmente por otros poderes civiles. Pero resulta incongruente y absurdo que en una entrega de despachos a 230 nuevos jueces, procedentes de toda España y que han sido destinados a diferentes juzgados del país, esté en la mesa la Presidenta del Parlament de Catalunya, la Delegada del Gobierno y el Alcalde de Barcelona, incluso el mismo Secretario de Estado de Justicia, cuando en la misma ya están presentes el Presidente de la Generalitat y la Vicepresidenta del Gobierno. La imagen refleja la idea de un acto más catalán que nacional. Por la misma razón que tampoco entendemos por qué en el lado derecho y tras el anfitrión se coloca el presidente del Tribunal Constitucional cuando no forma parte del Poder Judicial. Debería ir al lado contrario, junto a las autoridades de los otros poderes9. Una cuestión en la que seguramente habrá pesado el hecho que de hacerse se colocaría por delante del presidente catalán, desplazando a éste de su puesto junto al Príncipe y disminuyendo su papel de representante ordinario del Estado en la comunidad. ¿Es una relajación como apunta Martínez-Correcher? ¿Es un estrategia de comunicación? 8 Reglamento 2/2005 de honores, tratamientos y protocolo en los actos judiciales. Boletín Oficial del Estado, 19 de diciembre de 2005. 9 De esta forma se hubiera evitado cumplir otro precepto que recoge el artículo 12 del Reglamento del Poder Judicial que establece: “Si concurriese el Fiscal General del Estado, se situará en el lugar inmediato siguiente al Presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial”. 14 NÚMERO 1 • AÑO 2013 • Nº ISSN PENDIENTE CARLOS FUENTE LAFUENTE ¿Viene obligado por la obtención de un ROI positivo? Nada de eso. Una decisión salomónica que satisfacería a los representantes catalanes, pero que proyecta la imagen de un acto más propio de Cataluña que de toda España. Quizá para compensar no hubo trasera y en su lugar se dispusieron las enseñas nacional y de la autonomía. Tampoco nadie repararía en la doble presidencia en la disposición de las banderas de España y Cataluña (que quedan centradas), ­—algún erudito argumentará la paridad de las enseñas (19 autonómicas y una española) para justificarlo—, cuestión que no haremos nosotros. En eventos de este tipo, la bandera de España debe, a nuestro juicio, ocupar el lugar central y destacado, sin convertirse en una más de las 19+1. Para ello hay múltiples soluciones que aportaríamos si fuera el marco debido. ¿Relajación? Permítanme que sea incrédulo. La Casa de Su Majestad el Rey está dando claros pasos para que los actos por ella convocados sean sencillos y progresivamente se vaya reduciendo el lastre innecesario del ceremonial real que tanto empieza a cuestionarse. Pero debe buscar puestas en escena menos pomposas (ya sabemos que el Palacio de Oriente es un tesoro preciado para vender imagen, pero hay que buscar salas más sencillas alternativas sin que se pierda la solemnidad requerida, y se prescindan de ciertas costumbres que puedan contribuir al desapego social hacia la institución e, incluso, confusión. La etiqueta de Palacio debe variar, los besamanos tradicionales carecen de sentido, la forma de saludar a la Familia Real es ya una reliquia de la cortesía obligada, las comidas y cenas de gala requieren alternativas, incluso las recepciones clásicas deben reinventarse. Todo en plazos razonables. Contrasta el cuestionado estilo protocolario de Palacio, con la sencillez que demanda el Servicio de Protocolo de La Zarzuela cuando la Familia Real asiste a eventos promovidos por otras instituciones y empresas, medida ésta que aplaudimos10. En estos actos se observa claramente la “mano” de los responsables de la Comunicación de la Casa de S.M., que tratan de transmitir la necesidad de rebajar lo protocolario en aras a posibilitar el acercamiento, la proximidad y una imagen de total naturalidad y transparencia. En esa política habría que sugerir —no soy nadie para hacerlo, pero permítanme que desde la modestia y el afecto hacia los técnicos responsables de esa querida Casa pueda aportar mi opinión— la necesaria reubicación del séquito de altos funcionarios de dicha Casa, casi siempre situados detrás de los monarcas o herederos, enturbiando las imágenes que normalmente requiere de una mayor limpieza visual. ¿Qué aporta a los reyes y príncipes que tras ellos estén los altos cargos casi siempre, tomando un excesivo protagonismo y dando la sensación de ser generadores de una barrera que protege y separa a las reales personas. Y por supuesto, ya es tiempo que la figura del ayudante militar (o cualquier otro civil) desaparezca con su sillita del espacio central de la presidencia. Resulta un poco absurda su presencia, por su función puede hacerla desde lugares más discretos. Y además: ¿tiene que ser un militar quien realice esa función 10 Los anfitriones en estos casos tienden a programar eventos recargados, costosos, con excesiva solemnidad y con agasajos innecesarios, seleccionando a los invitados con criterio muy cerrado, limitando la proximidad y el acceso al público. Soy testigo una y otra vez del mensaje continuo que desde la Casa de Su Majestad se hace para que estos actos sean sencillos y sobrios, y no elitistas. 15 Los necesarios cambios en el Ceremonial de Estado de asistencia? Dejo la respuesta para los eruditos o defensores de una u otra corriente al respecto. El Poder Legislativo La medición del ROI casi nunca está presente, y el retorno no se mide solo por los impactos mediáticos, entre otras cosas, porque muchas veces éstos son negativos o trasladan la imagen de un estado trasnochado por culpa de determinados ceremoniales. Un buen ejemplo de ello, es la celebración del Día de la Constitución en el Congreso (en la última edición, en diciembre de 2012 en el Senado por estar en obra la Cámara Baja). Ver la foto o los videos realmente deprime un poco. ¿Es que el Día de la Constitución deben de celebrarlo solo los políticos? Eso es el al menos lo que se traslada, cuestión que ni tan siquiera evita las jornadas previas de puertas abiertas que se asocia más al hecho de conocer la actividad parlamentaria que conmemorar la Constitución más democrática de la historia de España. Además, ¿porqué no asiste siempre el Jefe del Estado y lo preside? Es recomendable sugerir a los altos responsables parlamentarios y del Gobierno que deben transformar con cierta urgencia esta ceremonia, abrirla al exterior y conectar más con la realidad de la calle. Somos conscientes de que plantear ahora esto es complejo, máximo cuando la calle está como está y cualquier evento en la misma es caldo de cultivo para determinados colectivos que buscan como es razonable marcos donde sus voces alcancen mayor eco. Pero al margen de esa puntual circunstancia es necesaria una ceremonia que integre al pueblo real, con independencia de que se celebren actividades paralelas abiertas a todo el mundo. Bien en el día de la Fiesta Nacional o en el Día de la Constitución, por ejemplo, deberían entregarse las condecoraciones del Estado a la ciudadanía que haya aportado los méritos oportunos. Pero eso, con criterio abierto a la sociedad, no reconocer los méritos de políticos o funcionarios influyentes que coleccionan condecoraciones. No terminamos de entender por qué el Rey aprovecha la Pascua Militar para imponer condecoraciones militares (aunque sólo sea a un número simbólico) y no lo haga en una ceremonia específica para civiles. Nos cuesta entenderlo. Para llegar a ello, el Estado debería hacer una profunda limpieza del derecho premial español como vienen reclamando desde hace años Fernando García-Mercadal y Alfonso CeballosEscalera, auténticas autoridades en la materia, quienes llegan a concluir que “de no ponerse eficaz remedio, algunas de nuestras instituciones premiales más señeras estarán muy pronto en la más oxidada quiebra” (2003;p.48). El Poder Ejecutivo Reflexiones en la misma línea podrían hacerse sobre los eventos promovidos por el Poder Ejecutivo, que recuerda y homenajea anualmente a los miembros y fuerzas de seguridad del Estado 16 NÚMERO 1 • AÑO 2013 • Nº ISSN PENDIENTE CARLOS FUENTE LAFUENTE que fallecen o resultan heridos como consecuencia de su labor, o inocentes víctimas de atentados espantosos. No cuestionamos que deba hacerse, méritos hay, pero sin ánimo de acudir a populismos, ¿dónde está el reconocimiento de millones de personas que desde sus modestos trabajos pierden la vida o resultan gravemente heridos, por ejemplo en accidentes laborales por causa de una legislación que no se aplica como se debe, o fallecidos en accidentes de tráfico por malas condiciones de vialidad o por imprudencias de otros usuarios del volante? Sólo por citar algunos ejemplos. La diplomacia española que sale de la acción de gobierno en sus relaciones con otros países requiere también de una mejor puesta en escena y de un protocolo más actualizado, más próximo y con mayor mensaje. Nos resultan pobres las típicas imágenes de un presidente esperando en lo alto de la escalera del Palacio de la Moncloa, la entrevista de sofá en una de sus salas que proyectan imágenes frías y sin contenido y la comparecencia ante los medios envueltos de tanta simbología nacional que termina uno por pensar que realmente lo único que cuenta es el mero hecho de reunirse y no el resultado del encuentro y de sus conversaciones. Se trasladan imágenes de cumbres internacionales o bilaterales que comunican poca efectividad, mucho pose y alto gasto, pero poco más. Ni tan siquiera las posteriores firmas de convenios y acuerdos resultan convincentes porque tampoco el ceremonial usado pone en valor el contenido importante de los mismos. Parece como si hubiéramos llegado a la conclusión que un buen acto comunicativo es aquél que juega con buenas traseras que recogen el motivo del evento o los promotores del mismo, al que se suman unas banderas y unos atriles. Y esto no es lo que demanda el protocolo moderno. ¿Dónde está creatividad en el ámbito de lo oficial? Hay margen para ello, porque apenas se ha explotado. Tampoco puede argumentarse que la escasez econ����������������������������������������������� ómica lo impida�������������������������������� , porque no es cierto. Ni tampoco imágenes como la reciente del encuentro celebrado el 16 de mayo entre Presidente del Gobierno y los agentes sociales puede transmitir la idea de trabajo, posible entendimiento y lanzamiento de expectativas para los más de seis millones de parados. La imaginación que ha de presuponerse a los responsables de protocolo no tiene por qué suponer mayores incrementos en el gasto público. A veces uno llega a la conclusión que realmente es más caro, por falta de resultados medibles, lo que se hace con escasos recursos, que lo que se podría acometer con una pequeña inversión en un evento debidamente planificado y programado para garantizar el ya hoy imprescindible Retorno de la Inversión. A los profesionales de protocolo debieran exigirnos al finalizar cada evento un informe de resultados y de obtener calificaciones positivas deberían apartarnos si ello es fruto de nuestra estricta responsabilidad. Lo que ocurre es que en demasiadas ocasiones, son otros -carentes de experiencia en la cuestión- quienes terminan por pensar que un buen protocolo puede hacerlo cualquiera pues es cosa de intuición, buen gusto y sentido común. Lejos de la realidad. 17 Los necesarios cambios en el Ceremonial de Estado Símbolos religiosos ¿Hasta cuándo la presencia de símbolos religiosos en los actos promovidos por las instituciones oficiales? La tradición o nuestro pasado (quizá habría que apuntar el presente) de la omnipresencia de la iglesia en la política de Estado, no justifica en modo alguno que un presidente, un concejal o un Rey jure o prometa la Constitución ante un crucifijo y/o las Sagradas Escrituras. ¿Qué razón hay? Si la respuesta es porque así viene siendo, todos tendríamos un Seat 600, mientras en otros países de semejantes características surcarían las autopistas en imponentes Mercedes o BMW. No formo parte del movimiento por el laicismo del Estado, sencillamente porque me parece increíble que nuestros gobernantes o representantes introduzcan en los actos símbolos religiosos, como tampoco entendería que Rajoy quisiera jurar la Constitución junto a una bandera del PP. Perdón por la radicalidad, pero me parece de tanta evidencia, que sobran los comentarios. Confiemos que poco a poco esta cuestión vaya tornando hacia senderos de respeto y convivencia, y que la Iglesia Católica sepa que su papel no está en el ámbito de lo oficial, sino en su labor de evangelización y difusión de la auténtica moral cristiana que de calar en los ciudadanos seguramente alcanzaríamos una ética y responsabilidad para sentirnos comprometidos en la tarea de sacar adelante este país, con las autoexigencias que ello pueda representar. El Poder Judicial El Poder Judicial tiene que hacer un esfuerzo más importante en sus eventos por responder a las necesidades comunicacionales que permita la mejora de su valoración ciudadana, saliendo de sus salas y palacios para acercarse a la realidad social. No pretendo ir contra las prácticas y las costumbres, pero sí parece necesaria que éstas vayan progresivamente adaptándose a los tiempos que corren, donde un juez debe aportar a la buena imagen de este país su granito de arena, lo mismo que un minero desde la profundidad de la tierra. La concepción de la ceremonia de apertura del año judicial nos lleva a siglos atrás y coloca a la justicia lejos del ciudadano. Un hecho que tampoco se arregla porque uno o dos días se hagan jornadas de puertas abiertas del Tribunal Supremo. Comunidades autónomas y entidades locales Comunidades autónomas y entidades locales, que sufren como nadie actualmente la falta de recursos para sus eventos y que, para su equivocación, “desprecian” de alguna manera las importantes aportaciones que puede realizar un buen protocolo, no están exentas de la necesaria puesta al día de sus ceremoniales. ¿Tiene sentido como estás concebido actualmente el acto central del Día de la Comunidad de Madrid, el 2 de mayo? (podríamos preguntarnos por cualquiera de las conmemoraciones de las 19 autonomías) ¿Es idóneo el formato clásico de entrega de título de Hijo adoptivo o Predilecto por un ayuntamiento, diputación o cabildo insular? 18 NÚMERO 1 • AÑO 2013 • Nº ISSN PENDIENTE CARLOS FUENTE LAFUENTE No quiero finalizar sin hacer autocrítica por la parte que me corresponde. Aunque no sea un acto oficial propiamente dicho, la ceremonia de los premios Príncipe de Asturias que anualmente se celebra en Oviedo, requiere igualmente mejoras en su concepción y puesta en escena, pero que no se enquilose, siga la frescura que requieren actos de reconocimiento y prosiga su crecimiento en el prestigio internacional. El diario ovetense La Nueva España (Rubiera; p.74-75) bajo un gran titular a toda página (“El escaparate internacional de Asturias”), en mi modesta opinión debería señalar de España, recogía la opinión de doce personalidades que coincidían en que los premios “Príncipe” potencian la imagen del Principado y de España, “aunque creen que conviene adaptarse a los tiempos, cambiar los jurados y renovar la ceremonia”. Una evidencia más de la necesaria actualización de nuestro protocolo y ceremonial. Y cuando el río suena, agua lleva… Tantas preguntas nos hemos planteado en este tiempo que uno quisiera tratar de plantear y razonar las respuestas, pero que hemos de ajustarnos al programa previsto. No obstante, deseamos que lo aquí expuesto permita, al menos, abrir más nuestras mentes, darnos cuenta que los eventos oficiales tienen que evolucionar como lo han hecho los no oficiales y que la forma de organizar ya no obedece a manuales o tradiciones, sino a novedosas fórmulas donde la comunicación y el marketing institucionales deben fundirse con el protocolo y el ceremonial oficial. Y ya es evidente que los actos televisados requieren de formatos que se ajusten a las necesidades de viveza y dinamismo que exige la producción audiovisual, misión en la que también estamos lejos en este país. Como apunta Campos (2008; p. 56), “un acto permite captar la atención del público directamente y durante más tiempo que la publicidad, además de crear un marco para el contacto directo y de interrelación; la experiencia genera un recuerdo mucho mayor en su intensidad y más duradero que otros medios, lo que le convierte, en la actualidad, en punto de mira y de interés de importantes marcas. Ahora bien, todas estas bondades que le otorga el marketing se volverían en contra si no está bien organizado. La irrupción del marketing en el mercado de eventos, por tanto, est�������������������������������������������������������������������������������������������� á cambiando el conce������������������������������������������������������������������������ pto de muchos de ellos y exigiendo nuevas fórmulas creativas para conseguir los impactos y objetivos deseados”. No será fácil en el ámbito oficial, pero es el reto. Muchas gracias. Madrid, 23 de mayo de 2013. 19 Los necesarios cambios en el Ceremonial de Estado 5. Referecias bibliográficas CAMPOS, G. (2008). Producción de eventos. La puesta en escena del protocolo. Ediciones Protocolo. Oviedo. FRANKLIN, E. B. (2007). Auditoría administrativa: Gestión estratégica del cambio. Pearson Educación. FUENTE, C. (2010). El Protocolo Oficial. El ceremonial en la instituciones españolas. Ediciones Protocolo. Oviedo. GARCÍA-MERCADAL, F. y Ceballos-Escalera, A. (2003). Las Órdenes Civiles y Condecoraciones civiles del Reino de España (2ª Ed.). Boletín Oficial del Estado y Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Madrid. GUTIÉRREZ, S. (2012). “El Rey no se salta el protocolo, lo cambia, que es distinto”. La Voz de Avilés. 2 de agosto, recuperado el 9 de mayo de http://www.elcomercio.es/v/20120802/aviles/saltaprotocolo-cambia-distinto-20120802.html HAMSO, E. (2010). La metodología ROI de planificación de reuniones y eventos . En Ortega, C e Izaguirre, M (eds.), Los eventos: funciones y tendencias (pp. 137-170). BILBAO: Universidad de Deusto. ORTEGA, C (2010). Introducción. En Ortega, C. e Izaguirre, M (eds.), Lo eventos: funciones y tendencias (pp. 17-124). Bilbao: Universidad de Deusto. PHILIPS, J. (2012). Return on Investment in Training and Performance Improvement PROGRAMS (Improving Human Performance) (2ª Ed.). Oxford: Elservier. PULLIAM, P.; Phillips, J. (2006). Return on Investment (ROI) Basics. American Society for Training and Development. RUBIERA, P. (2013). El escaparate internacional de Asturias. La Nueva España. 21 de abril, pp 7475. 20 NÚMERO 1 • AÑO 2013 • Nº ISSN PENDIENTE