T14// ciencia TENDENCIAS | LATERCERA | Sábado 20 de abril de 2013 Los engranajes que activaron el motor de la creatividad humana Hace 40.000 años, los humanos desataron una oleada inventiva que cubrió Europa de detalladas pinturas en cuevas y complejas herramientas. Pero ese evento se fue gestando durante cientos de miles de años de evolución cerebral y social. TEXTO: Marcelo Córdova ILUSTRACION: Marcelo Escobar H ACE 40.000 años, en pleno período paleolítico superior, las cuevas y bosques de Europa sirvieron de escenario para una especie de milagro evolutivo. El Homo Sapiens –que hace 50.000 años acabó con los Neanderthales que dominaban el continente- desató una oleada de creatividad nunca antes vista en los registros paleontológicos. Casi 340 cuevas de España, Francia Y otros países fueron adornadas con intrincadas pinturas de animales - elaboradas con materiales como el carbón-, mientras las conchas de moluscos se convertían en collares y los huesos servían para crear complejas herramientas e instrumentos musicales. Por décadas los científicos asumieron que este fue el real inicio de la innovación humana, que hoy abarca desde internet hasta las terapias contra el cáncer y los telescopios espaciales. ¿La razón? Luego que el linaje humano surgiera en Africa hace casi 6 millones de años, nuestra capacidad inventiva se limitó más que nada a usar simples palos para cavar o apuñalar. Y aunque en un momento los homínidos crearon herramientas cortantes machacando piedras entre sí, su innovación no se sofisticó demasiado: por ejemplo, durante 1,6 millones de años se limitaron a fabricar hachas casi idénticas: “Esas herramientas son casi estereotípicas”, dice Sally McBrearty, arqueóloga de la U. de Connec- ticut (EE.UU.), en Scientific American. Entonces, hace 40.000 años, ocurrió una explosión creativa. Según la revista, aunque algunos teóricos plantean que fue un Big Bang intelectual producto de una mutación genética al azar, nuevas evidencias indican que la capacidad humana se moldeó a fuego lento durante cientos de miles años, gracias a factores ligados al desarrollo cerebral y la interacción social, los que fueron operando como engranajes hasta que nuestro “motor” creativo funcionó a paso más veloz. Las pruebas están en la cueva Sibudu, Sudáfrica. Hallada en 1983, ha permitido establecer que hace 77.000 años sus ocupantes ya usaban hojas para fabricar lechos donde dormir. El hallazgo, divulgado en 2011 por la U. de Witwatersrand (Sudáfrica), no sólo es 50.000 años más antiguo que otros ejemplos similares sino que escondía otra sorpresa, ya que esos humanos aplicaban sofisticados conocimientos botánicos, pues las hojas que eligieron contenían insecticidas y larvicidas que matan a mosquitos portadores de peligrosas enfermedades. Lyn Wadley, arqueóloga de Witwatersrand, explica a Tendencias que también hay evidencias de que quemaban sus lechos regularmente, para eliminar pestes y mantener la higiene de sus refugios. Además, fabricaban trampas para ciervos y eficientes pegamentos para adherir puntas de piedra a sus flechas. ¿Más ejemplos? En la cueva Blombos, también en Sudáfrica, los cazadores-recolectores de hace 200.000 años ya elaboraban agujas para fines textiles. En tanto, excavaciones en Kathu Pan I, Sudáfrica, muestran que hace 500.000 años el Homo Heidelbergensis fabricaba finas puntas de piedra para lanzas. “Nunca me ha convencido esta ‘explosión creativa’. Las evidencias indican que algunos homínidos tenían el lujo del tiempo libre para ser creativos, pero los registros fósiles de la evolución cerebral indican que ese órgano se estaba volviendo más grande y complejo mucho antes de esa época”, dice a Tendencias la paleoneuróloga Dean Falk, de la U. Estatal de Florida (EE.UU.). Hitos de la innovación QQ 2,6 MILLONES DE AÑOS P P Evolución cerebral Scientific American establece que tests de escáner practicados a cráneos homínidos y cerebros de chimpancés -cuyos ancestros se separaron del linaje humano hace seis millones de años- muestran cambios claves. Nuestra capacidad craneal creció: hace cuatro millones de años el Australopithecine tenía 450 cc , similar a la de un chimpancé. La cifra pasó a 1.330 cc en el Homo Sapiens de hace 100.000 años. Con ese volumen, el cerebro sumó 100.000 millones de neuronas listas para procesar información a través de 165.000 km de fibras nerviosas. Según Falk, este aumento se liga con una mayor productividad tecnológica e intelectual. Tests de la U. de California, en San Diego (EE.UU.), muestran otros cambios en la corteza prefrontal, que coordina pensamientos y acciones para lograr una meta. Luego que los chimpancés se separaran del árbol genealógico humano, una zona de esta corteza llamada área 10 de Brodmann -que permite concretar planes y procesar datos sensoriales- duplicó su volumen. Además, el espacio entre neuronas de esa zona creció 50%, dejando más lugar para axones y dendritas, extensiones neuronales utilizadas para conducir impulsos nerviosos. Así, pudimos generar conexiones más complejas y eficientes. Liane Gabora, científica cognitiva de la U. British Columbia (Canadá), dice a Scientific American que un mayor cerebro llevó a la capacidad de asociar y de alternar entre flujos de pensamiento analítico -necesario para registrar señales básicas y reaccionar, por ejemplo, ante una inundación- y el creativo, que permite asociar el recuerdo de una herida sufrida por una espina con su potencial como arma. Con simulaciones en una red neuronal artificial, Gabora estableció que por miles de años el hombre refinó un mecanismo mediante el cual sutiles alteraciones en los niveles de neurotransmisores como la dopamina -ligada al aprendizaje, la motivación y la recompensa- facilitaron el paso de una modalidad de pensamiento a otra. Gabora dice a Tendencias que sus modelos muestran que fueron varias mutaciones genéticas las que se acumularon por miles de años y se mezclaron con la cultura reunida por generaciones para activar esta alternancia entre el pensamiento analítico básico y el que nos permitía asociar conceptos, talento que se consolidó hace 100.000 años. “La evolución de la corteza prefrontal, que facilita esta especie de interruptor, fue clave. No sólo porque es vital para delinear planes, sino que para analizar el futuro”, apunta Falk. Estas modificaciones se potenciaron por un factor más social: no sólo nos enseñamos unos a otros cómo fabricar una lanza o una flecha, sino que fuimos capaces de apropiarnos de esos conceptos para crear diseños propios y más complejos. Estudios del U. College de Londres muestran que esta capacidad se liga con el aumento demográfico: simulaciones indican que hace 101.000 años la población sub sahariana de Africa logró la misma densidad de la Europa del paleolítico superior. La fecha coincide con adelantos como la práctica de calentar piedras a una cierta temperatura para crear cuchillas más finas. En su reporte, los autores indican que “tal como los virus, las innovaciones culturales necesitan condiciones sociales particulares para propagarse”. Gabora añade que sus simulaciones indican que la “cultura evoluciona más rápidamente en los grupos más grandes y en aquellos con mayor densidad”.T HERRAMIENTAS DE PIEDRA MAS ANTIGUAS: fueron encontradas a principios de los 90 en la orilla del río Gona, Etiopía. Análisis microscópicos muestran que eran usadas para cortar plantas y destazar animales. 1 MILLON DE AÑOS RR P P USO CONTROLADO DEL FUEGO: análisis de cenizas y huesos calcinados hallados en la cueva Wonderwerk, Sudáfrica, muestran que los humanos controlaban el fuego 300.000 años antes de lo que se creía hasta ahora. QQ 500.000 AÑOS PUNTAS DE LANZA: encontradas en Sudáfrica, estaban adosadas a palos de madera y son el ejemplo más antiguo de herramientas formadas por varios componentes. Su hallazgo aumenta en 200.000 años el origen de este tipo de utensilios. P P 43.000 AÑOS RR PRIMEROS INSTRUMENTOS MUSICALES: la cueva Geißenklösterle, en Alemania, reveló la existencia de flautas fabricadas con huesos de ave y marfil de mamut, además de una colección de dientes perforados. P P QQ 40.800 AÑOS P P LAS PINTURAS MAS ANTIGUAS: la cueva, descubierta en 1903 en España, contiene más de 150 figuras pintadas en sus paredes, incluyendo imágenes de manos y animales que son 4.000 años más antiguas que cualquier arte similar en Europa.