Los engranajes que activaron el motor de la

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TENDENCIAS | LATERCERA | Sábado 20 de abril de 2013
Los engranajes que activaron el
motor de la creatividad humana
Hace 40.000 años, los humanos desataron una oleada inventiva que cubrió Europa de
detalladas pinturas en cuevas y complejas herramientas. Pero ese evento se fue gestando
durante cientos de miles de años de evolución cerebral y social.
TEXTO: Marcelo Córdova ILUSTRACION: Marcelo Escobar
H
ACE 40.000 años, en pleno
período paleolítico superior, las cuevas y bosques
de Europa sirvieron de escenario para una especie de
milagro evolutivo. El Homo
Sapiens –que hace 50.000 años acabó con los
Neanderthales que dominaban el continente- desató una oleada de creatividad nunca
antes vista en los registros paleontológicos.
Casi 340 cuevas de España, Francia Y otros
países fueron adornadas con intrincadas pinturas de animales - elaboradas con materiales
como el carbón-, mientras las conchas de
moluscos se convertían en collares y los huesos servían para crear complejas herramientas e instrumentos musicales.
Por décadas los científicos asumieron que
este fue el real inicio de la innovación humana, que hoy abarca desde internet hasta las
terapias contra el cáncer y los telescopios espaciales. ¿La razón? Luego que el linaje humano surgiera en Africa hace casi 6 millones
de años, nuestra capacidad inventiva se limitó más que nada a usar simples palos para cavar o apuñalar. Y aunque en un momento los
homínidos crearon herramientas cortantes
machacando piedras entre sí, su innovación
no se sofisticó demasiado: por ejemplo, durante 1,6 millones de años se limitaron a fabricar hachas casi idénticas:
“Esas herramientas son
casi estereotípicas”, dice
Sally McBrearty, arqueóloga de la U. de Connec-
ticut (EE.UU.), en Scientific American.
Entonces, hace 40.000 años, ocurrió una
explosión creativa. Según la revista, aunque
algunos teóricos plantean que fue un Big
Bang intelectual producto de una mutación
genética al azar, nuevas evidencias indican
que la capacidad humana se moldeó a fuego
lento durante cientos de miles años, gracias a
factores ligados al desarrollo cerebral y la interacción social, los que fueron operando
como engranajes hasta que nuestro “motor”
creativo funcionó a paso más veloz.
Las pruebas están en la cueva Sibudu, Sudáfrica. Hallada en 1983, ha permitido establecer que hace 77.000 años sus ocupantes ya
usaban hojas para fabricar lechos donde dormir. El hallazgo, divulgado en 2011 por la U.
de Witwatersrand (Sudáfrica), no sólo es
50.000 años más antiguo que otros ejemplos
similares sino que escondía otra sorpresa, ya
que esos humanos aplicaban sofisticados conocimientos botánicos, pues las hojas que
eligieron contenían insecticidas y larvicidas
que matan a mosquitos portadores de peligrosas enfermedades. Lyn Wadley, arqueóloga de Witwatersrand, explica a Tendencias
que también hay evidencias de que quemaban sus lechos regularmente, para eliminar
pestes y mantener la higiene de sus refugios.
Además, fabricaban trampas para ciervos y
eficientes pegamentos para adherir puntas de
piedra a sus flechas. ¿Más ejemplos? En la
cueva Blombos, también en Sudáfrica, los cazadores-recolectores de hace 200.000 años
ya elaboraban agujas para fines textiles. En
tanto, excavaciones en Kathu Pan I, Sudáfrica, muestran que hace 500.000 años el Homo
Heidelbergensis fabricaba finas puntas de
piedra para lanzas.
“Nunca me ha convencido esta ‘explosión
creativa’. Las evidencias indican que algunos
homínidos tenían el lujo del tiempo libre
para ser creativos, pero los registros fósiles de
la evolución cerebral indican que ese órgano
se estaba volviendo más grande y complejo
mucho antes de esa época”, dice a Tendencias
la paleoneuróloga Dean Falk, de la U. Estatal de Florida (EE.UU.).
Hitos de la
innovación
QQ 2,6 MILLONES DE AÑOS
P
P
Evolución cerebral
Scientific American establece que tests de escáner practicados a cráneos homínidos y cerebros de chimpancés -cuyos ancestros se separaron del linaje humano hace seis millones
de años- muestran cambios claves. Nuestra
capacidad craneal creció: hace cuatro millones de años el Australopithecine tenía 450 cc
, similar a la de un chimpancé. La cifra pasó a
1.330 cc en el Homo Sapiens de hace 100.000
años. Con ese volumen, el cerebro sumó
100.000 millones de neuronas listas para
procesar información a través de 165.000 km
de fibras nerviosas. Según Falk, este aumento
se liga con una mayor productividad tecnológica e intelectual.
Tests de la U. de California, en San Diego
(EE.UU.), muestran otros cambios en la corteza prefrontal, que coordina pensamientos y
acciones para lograr una meta. Luego que los
chimpancés se separaran del árbol genealógico humano, una zona de esta corteza llamada
área 10 de Brodmann -que permite concretar
planes y procesar datos sensoriales- duplicó
su volumen. Además, el espacio entre neuronas de esa zona creció 50%, dejando más lugar para axones y dendritas, extensiones neuronales utilizadas para conducir impulsos
nerviosos. Así, pudimos generar conexiones
más complejas y eficientes.
Liane Gabora, científica cognitiva de la U.
British Columbia (Canadá), dice a Scientific
American que un mayor cerebro llevó a la capacidad de asociar y de alternar entre flujos
de pensamiento analítico -necesario para registrar señales básicas y reaccionar, por ejemplo, ante una inundación- y el creativo, que
permite asociar el recuerdo de una herida sufrida por una espina con su potencial como
arma. Con simulaciones en una red neuronal
artificial, Gabora estableció que por miles de
años el hombre refinó un mecanismo mediante el cual sutiles alteraciones en los niveles de neurotransmisores como la dopamina
-ligada al aprendizaje, la motivación y la recompensa- facilitaron el paso de una modalidad de pensamiento a otra.
Gabora dice a Tendencias que sus modelos
muestran que fueron varias mutaciones genéticas las que se acumularon por miles de
años y se mezclaron con la cultura reunida
por generaciones para activar esta alternancia
entre el pensamiento analítico básico y el que
nos permitía asociar conceptos, talento que
se consolidó hace 100.000 años. “La evolución de la corteza prefrontal, que facilita esta
especie de interruptor, fue clave. No sólo porque es vital para delinear planes, sino que
para analizar el futuro”, apunta Falk.
Estas modificaciones se potenciaron por un
factor más social: no sólo nos enseñamos
unos a otros cómo fabricar una lanza o una
flecha, sino que fuimos capaces de apropiarnos de esos conceptos para crear diseños propios y más complejos. Estudios del U. College
de Londres muestran que esta capacidad se
liga con el aumento demográfico: simulaciones indican que hace 101.000 años la población sub sahariana de Africa logró la misma
densidad de la Europa del paleolítico superior. La fecha coincide con adelantos como la
práctica de calentar piedras a una cierta temperatura para crear cuchillas más finas. En su
reporte, los autores indican que “tal como los
virus, las innovaciones culturales necesitan
condiciones sociales particulares para propagarse”. Gabora añade que sus simulaciones
indican que la “cultura evoluciona más rápidamente en los grupos más grandes y en
aquellos con mayor densidad”.T
HERRAMIENTAS DE PIEDRA
MAS ANTIGUAS: fueron encontradas a principios de los 90 en
la orilla del río Gona, Etiopía.
Análisis microscópicos muestran que eran usadas para cortar plantas y destazar animales.
1 MILLON DE AÑOS
RR
P
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USO CONTROLADO DEL FUEGO:
análisis de cenizas y huesos
calcinados hallados en la cueva
Wonderwerk, Sudáfrica,
muestran que los humanos
controlaban el fuego 300.000
años antes de lo que se creía
hasta ahora.
QQ 500.000 AÑOS
PUNTAS DE LANZA: encontradas en Sudáfrica, estaban adosadas a palos de madera y son
el ejemplo más antiguo de herramientas formadas por varios
componentes. Su hallazgo aumenta en 200.000 años el origen de este tipo de utensilios.
P
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43.000 AÑOS
RR
PRIMEROS INSTRUMENTOS
MUSICALES: la cueva
Geißenklösterle, en Alemania, reveló la existencia de
flautas fabricadas con huesos
de ave y marfil de mamut,
además de una colección de
dientes perforados.
P
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QQ 40.800 AÑOS
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LAS PINTURAS MAS ANTIGUAS:
la cueva, descubierta en 1903 en
España, contiene más de 150 figuras pintadas en sus paredes,
incluyendo imágenes de manos
y animales que son 4.000 años
más antiguas que cualquier arte
similar en Europa.
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