Que podamos encontrar una paz verdadera y duradera

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Movimiento de Jóvenes de Acción Católica
Acción Católica General de Adultos
“Que podamos encontrar una paz verdadera y duradera”
A menos de 48 horas de la apertura de las urnas la banda terrorista ETA ha irrumpido
en la campaña electoral de la manera que acostumbra. Las calles del municipio guipuzcoano de Mondragón han visto como era asesinado uno de sus vecinos, el exconcejal socialista D. Isaías Carrasco.
Nuestro primer deseo es el de manifestar nuestro dolor y sentirnos cercanos a su esposa e hijos. Uniéndonos a las palabras de la Conferencia Episcopal Española encomendamos al Señor de la Vida el eterno descanso del fallecido y el consuelo de sus
seres queridos.
El terrorismo se muestra como una “estructura de pecado”, y es una cultura, un modo
de pensar, de sentir y de actuar, aun en los aspectos más corrientes del vivir diario,
incapaz de valorar al hombre como imagen de Dios (cf. Gn 1, 27; 2, 7). Y cuando esa
cultura arraiga en un pueblo, todo parece posible, aun lo más abyecto, porque nada
será sagrado para la conciencia.
En nuestro país, el terrorismo de ETA se ha convertido desde hace décadas en la más
grave amenaza contra la paz. Despreciando sistemáticamente la vida humana, coarta
la libertad de las personas, practica la extorsión e instaura un clima de terror e inseguridad… en nombre del pueblo al que dice servir.
En democracia y siguiendo las reglas de la misma, todas las ideas tienen cabida. En el
respeto a los Derechos Humanos todos los proyectos pueden alcanzarse. El diálogo, el
debate sereno, el respeto a la opinión y visión de la realidad del otro son instrumentos
de construcción de futuro. Representan la forma más digna y recomendable, para superar las dificultades surgidas en la convivencia. El asesinato, la muerte, la destrucción de la vida del otro, la sangre… imposibilitan el futuro de la sociedad. La actividad
asesina de ETA no tiene justificación. Ni moral, ni ideológica.
Desde todo esto, exigimos a la banda terrorista ETA el abandono definitivo de la violencia. Merecemos el derecho a vivir en paz y a construir un futuro en el que se pueda
pensar distinto sin que nadie se juegue la vida por ello. ETA es la única responsable
de la persistencia de la violencia y, a ella debemos dirigir nuestra exigencia de paz y
hacia ella nuestros esfuerzos para que algún día podamos alcanzar una convivencia
normalizada en la que las diferencias se diriman únicamente mediante la palabra.
Apelamos a la unidad real -no de palabra- de todos los partidos políticos, nacionalistas
y no nacionalistas. El Estado de Derecho cuenta con mecanismos suficientes para
hacer frente a la amenaza del terrorismo… y es responsabilidad de nuestros gobernantes y representantes en las instituciones democráticas avanzar en la solución de
los problemas de los ciudadanos.
Consideramos necesario apelar a la responsabilidad de todos, especialmente a la del
partido del Gobierno y a la del principal partido de la oposición -independientemente
de las siglas que ocupen cada espacio-, para que la política antiterrorista y las consecuencias de la violencia no sean utilizadas de forma partidista ni con fines electorales.
Exigimos una disminución de la tensión y crispación creadas. Esta situación, lejos de
acercarnos a quienes compartimos lo fundamental frente a los terroristas -nuestra
firme apuesta por la paz y la democracia- nos pierde en debates estériles que deterioran la calidad del ejercicio de la política y daña seriamente la convivencia
Llamamos a la participación de todos los ciudadanos en general a aportar lo que esté
en su mano para alcanzar la paz. Y animamos a todos los creyentes a orar por el fin
del terrorismo.
“Que se eleve desde el corazón de cada creyente, de manera más intensa, la oración por todas las víctimas del terrorismo, por sus familias afectadas trágicamente y por todos
los pueblos a los que el terrorismo y la guerra continúan
agraviando e inquietando. Que no queden fuera de nuestra
oración aquellos mismos que ofenden gravemente a Dios y
al hombre con estos actos sin piedad: que se les conceda
recapacitar sobre sus actos y darse cuenta del mal que
ocasionan, de modo que se sientan impulsados a abandonar todo propósito de violencia y buscar el perdón. Que la
humanidad, en estos tiempos azarosos, pueda encontrar
paz verdadera y duradera, aquella paz que sólo puede nacer del encuentro de la justicia con la misericordia” [Juan
Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2002. Nº
15].
Las Comisiones Permanentes de los Movimientos:
Acción Católica General de Adultos
Movimiento de Jóvenes de Acción Católica
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