CRISMA, MISA CRISMAL1 La palabra “crisma” es griega y denomina un ungüento aromático, mezcla de aceite y bálsamo oloroso, con el que se unge o se da masaje. Viene del verbo “chrío”, ungir, que ha dado origen al término “Christós”, el Ungido, equivalente a “Mesías” en hebreo (“Dios le ungió con el Espíritu Santo y con poder”; Hch 10, 38), y por derivación al de “cristianos”, ungidos, pertenecientes al Ungido. De las varias unciones sacramentales de nuestra liturgia, algunas se hacen precisamente con crisma: En el Bautismo, después del baño en agua, se realiza la unción postbautismal con el crisma en la coronilla del bautizado, significando su incorporación al sacerdocio de Cristo (mientras que la unción prebautismal se hace con óleo de catecúmenos). En la Confirmación la crismación en la frente es el gesto sacramental central, para significar la donación del Espíritu como fuerza para dar testimonio de Cristo en la vida; en Oriente este sacramento se llama “Crismación”, por la unción central hecha con el crisma o “myron”. En la ordenación de presbíteros y de Obispos se utiliza el crisma, en las palmas de las manos para los primeros, y sobre la cabeza para los segundos. Y finalmente se realizan con el crisma las varias unciones de las paredes y los altares en el Ritual de la dedicación de Iglesias. Todas estas crismaciones tienen su punto de referencia en la Misa Crismal del Jueves Santo por la mañana (u otro día más oportuno inmediatamente antes del Triduo Pascual). En esta misa el Obispo, rodeado de su prebisterio y de su pueblo, consagra el santo crisma y bendice los demás óleos, que luego serán para toda la diócesis materia de los varios sacramentos. En las oraciones de la Misa Crismal es donde mejor se describe la intención sacramental del crisma. El Obispo pide a Dios que los bendiga y los consagre y así “infundas en él la fuerza del Espíritu Santo con la que ungiste a sacerdotes, reyes, profetas y mártires”: la fuerza y la vida del Espíritu, que penetra en el cristiano con la misma suavidad y efectos benéficos con que lo hace el ungüento del crisma. En la celebración de la Misa Crismal se pone también de relieve la unidad eclesial en torno al Obispo y el origen pascual de todos los sacramentos. Otros términos relacionados son el de crismera, recipiente o ampolla donde se guardan los santos óleos, tanto el crisma como el óleo de catecúmenos o el de enfermos. Y el crismón, especie de antiquísimo logotipo cristiano formado con letras que para nosotros representan la X y la P mayúsculas juntadas, XP, y que en griego corresponden a la “chi” y la “rho”, la “j (=ch)” y la “r”, primeras letras de “Chr (istós)”, y por tanto, monograma de Cristo. 1 José Aldazábal, Vocabulario Básico de Liturgia, biblioteca litúrgica 3, Barcelona 2002³. (pág. 107-108) .