¿qué hacer para devolverle la honra a la universidad?

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¿QUÉ HACER PARA DEVOLVERLE LA HONRA
A LA UNIVERSIDAD?
Viernes, 23 de Junio de 2006
Página Internet
Editorial
En sus primeros tiempos -comenzando los años sesenta- la evolución de la Universidad
del Quindío, estuvo marcada por dos grandes propósitos vinculados...
... con los problemas del momento y, en un tiempo más largo, con el desarrollo del naciente
departamento: se trataba, de una parte, de educar a la población y, de la otra, de
profesionalizar a la juventud. Aunque vistos, ahora, esos objetivos pudieran parecer
semejantes, por aquellos tiempos se trataba de dos aspiraciones diferentes.
La educación se asumía por los patricios que impulsaron y fundaron la institución como una
tarea vital y urgente para sacar al Quindío de la violencia partidista que se vivía en la región.
Se pensaba firmemente que sólo educando a la población sería posible superar el conflicto
que, si bien en sus comienzos enfrentó a liberales y conservadores en una lucha fraticida y
absurda por el poder, posteriormente estaba degenerado en una forma de delincuencia común
denominada "bandolerismo" que hacía imposible la vida tanto en el campo como en la ciudad.
Esta situación explica en buena parte por qué en sus comienzos las primeras carreras ofrecidas
fueron esencialmente las licenciaturas. Pero, junto a los educadores se requerían otros
profesionales que contribuyeran #sobre todo- al desarrollo del campo construyendo carreteras
y vías de penetración. Por esa razón se pensó en los topógrafos y se creó esa carrera antes que
otras, que pudieran parecer más importantes.
Si algo queda claro en torno a la fundación de la Universidad es el hecho de que sus visiones
y proyectos, estaban íntimamente vinculadas con la idea del progreso y del bien común. La
institución sabía para donde iba, pues tanto las necesidades regionales como los propósitos
institucionales abanderaron sus loables causas y de hecho le sirvieron de guía por casi dos
décadas. Puede decirse que en sus comienzos nunca dudó de su misión ni se extravió en los
vericuetos en que suelen perderse hoy las organizaciones públicas.
Hasta que #bien entrados los ochenta- y cumplidas sus metas iniciales la U se quedó sin
proyecto, pues el departamento como entidad administrativa era ya una realidad consolidada;
la institución había crecido pasando de treinta estudiantes a cinco mil; de dos carreras a cerca
de 20 programas, y de unos pocos pesos de presupuesto a más de 10 mil millones. Y, entonces
ahí fue Troya, pues en el nuevo contexto regional surgieron, causas, fuerzas y personajes muy
diferentes a las del progreso institucional, y a los mecenas y filántropos que le dieron vida,
pero sin que la institución universitaria tuviera la oportunidad de reacomodarse, ni
reestructurarse, ni replantear seriamente sus propósitos sociales y regionales.
De ahí en adelante la historia de la Universidad del Quindío se tornó trágica, caótica e
imprevisible hasta parar en lo que es hoy, una institución sometida al escarnio público,
deslegitimada y extraviada no sólo por carecer de proyecto sino también por la influencia de
la absurda y ciega politiquería encarnada de mil formas en las administraciones que
-supuestamente- la orientan y gobiernan. Ni siquiera la autonomía universitaria consagrada en
la constitución del 91 la salvó del desastre. Por el contrario, la posibilidad de nombrar sus
propias autoridades se volvió contra ella si se tiene en cuenta que ese proceso eleccionario
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reprodujo en su interior todos los vicios y prácticas clientelistas propias de la politiquería-.
¿Qué hacer, entonces, para que la Universidad del Quindío recupere su respetabilidad y se
imbrique de nuevo en la tarea de construir región, educando, culturizando y jalonando el
progreso del departamento? La teoría de reinventar la institución sigue en pie y sin ejecutar,
en un solo ápice, en nuestro medio. Como lo dijera Galo Burbano -director del ICFES en
1.994- " Reinventar la universidad implica remitirnos a sus orígenes, a su trayectoria histórica,
a su proceso evolutivo; no se trata, de pretender el diseño de un paradigma completamente
innovador e independiente de toda experiencia; al contrario se trata de reivindicar los
principios sobre los cuales ellas surgieron y se consolidaron#" #(#) " La universidad de la
posmodernidad está abocada a repensar cómo interactuar con el entorno, a construir nuevas y
complejas relaciones con sus diferentes actores, salvaguardando la independencia y
autonomía que le son esenciales para el cumplimiento de su misión y evitando que sus
propios y singulares principios se subsuman en aquellos que rigen las relaciones dominantes
en la sociedad".
La tarea de devolverle la honra a la Universidad del Quindío debe empezar, sin más vueltas,
por reinventarla y paralelamente por construirle un proyecto de dimensión humana, educativa,
cultural y científica. Algo semejante -por su grandeza y trascendencia- a lo que tuvieron en
mente sus fundadores, pero bajo el contexto de los tiempos modernos. De no ser así,
olvidémonos de la Universidad del Quindío y preparémonos para verla como se sigue
desprestigiando, como se desgasta y como se auto-elimina.
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