Mossèn Xavier Carbó = o el poeta que “se hace“ E ntre las brum as del pasado ya lejano, recordam os muy bien el perfil de aquel sem inarista hijo de C assá. poeta, poco hablador, muy concentrado en si mismo y muy amigo de m ariposearen las e s ta n ­ terías de la Biblioteca sin duda en busca de ideas, de form as, de sugerencias ca­ zadas a la buena de D ios, como una m a­ riposa chupa el jugo de las flores. M ossén C arbó g ustaba leer de pie, jun­ to a la misma librería, sin duda para d esechar más fácilm ente lo que no le in teresab a; pero hasta en los libros que lograban cautivar su atención, se detenía poco. P or lo general, sus horas de Biblio­ teca, más que nada, eran trabajo de descubierta. ¡Había allí ta n to s libros!... El campo de exploración no podía se r más ancho, y para un concurrente asiduo de la sala como él era, no hay duda que la cosecha, aunque b astan te desarticula­ da, había de se r provechosa. P ero estam os seguros que el poeta debió también co nsagrar muchas horas a un trabajo más profundo y más metó­ dico, en la celda o en su casa, ya que su obra poéiica acusa un joven muy bien p ertrechado en aquellos conocim ientos que son fundam entales en la literatura. La obra poética de M ossén C arbó no es pura y sim plem ente la de un espontáneo. Un más que discreto dominio del léxico a la vez rico, cosa b astan te ra ra en los esco lares, quienes acostum bran a colocar sus adjetivos y sus verbos con desp reo ­ cupada impropiedad: una gran familiari­ dad con la métrica latina y un más que reg u lar conocimiento de su s clásicos, form aban un bagaje que hem os de cali­ ficar de no común en los jóvenes de su edad en nuestras latitudes. Q uien lea con cierta detención el tomo Arran l'esq u ei com m eravella rara cada cen t anys flo re ix una atzavara em badalida de m irar-se el mar, i els braços bruns dam unt les a igües obre com ciria/s d'olím pic canelobre que abrandà e l s o l a l pòrtic fam iliar; m entre dam unt l'arena s'a ssa o n a la gra n cançó de l'escu m eix de l'ona que arriba lassa d ‘allunyats extrem s i els pinetons l'escolten com declina to t abocíits envers la m ar llatina que so ls dibuixa d'anct strals trirems. / l'hora calm a del m ig-jorn daurada q ‘esm alta d 'o r els pins de la marina, alabatenta, m or com la gavina que porta a l coll la fle tx a atrevessada de p o esías que fué publicado a raíz de su m uerte, creem os nos d ará la razón. P o r n u estra p arte no vacilam os en afir­ m ar que M ossén C arb ó ha sido el p o eta en ciernes m ejor dotado y m ejor o rien ta­ do de los muchos que han p asado p o r el Sem inario de G erona. C laro que aun no había llegado a la m adurez, que su p e r­ sonalidad no había adquirido trazos de firm eza definitiva, p ero h asta aceptando su obra a título de ensayo y en tre n a­ miento, hem os de reconocer que ya llegó a donde no llegan muchos que peinan canas. A nuestro modo de en ten d er, la gran cualidad de M ossén C arbó estrib a en su indeclinable preocupación p o r la canti­ dad de las sílabas, condición indispensa­ ble p ara la recta y eleg an te colocación del acento. P ara los m alos p o etas, la rima suele se r la m adre de los ripios: F uerza del consonante ¡a qué me obligas! a decir que son blancas las horm igas...; El m etro es no pocas veces un casam en­ tero de irreg u lares y anorm ales m arida­ jes: pero el acento, p ara los que navegan en los m ares de la poesía podem os com­ p ararlo a un escollo que no aflora a la superficie de las ag u as lo que hace que muchos no lo vean: escriben como si d es­ conociesen su existencia. P o r eso cuan­ do nos enfrentam os con poem as de un ritmo casi musical como «Virgiliana»: «La G orga o S o n ata tardoral», pronto adivinam os que d etrás se esconde un escrito r a quien no arred ran las a s p e re ­ zas que hay que lim ar p ara que se perfile en toda su perfección ta forma poética. Y M ossén Ja v ie r C arbó p erte­ necía a este linaje. Carlos de B olos, Pbro. M aterial para Ebanistería, C onstrucción y Decoración Cos me D o m i n g o Plaza Marqués de C am pst 11 Biblioteca de Cassà de la Selva GERONA Teléfono núm. 1772