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1211 Geneva 22
SWTSW/1977/IX
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ORGMTIZACION INTERNACIONAL DEL TRALAJO
Coloquio acerca de loo arreglos sobre la duración del trabajo
y los problemas sociales relacionados con el trabjo
por turnos en los paises industrializados
RESUMEN DE LOS DEBATES
por
G-. Spyropoulos
Jefe del
Servicio de Condiciones de Trabajo y de Vida
Texto de la exposición oral pronunciada
el 11 de mayo do 1977 en la
clausura del Coloquio
Ginebra
Oficina Internacional del Trabajo
1977
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Se?ior Presidente, seioras y seiores,
Ile esforzaré en resumir los puntos principales de nuestros debates, tarea que
estimo difícil, por no decir imposible, habida cuenta de la riqueza y densirlad de
las discusiones celebradas estos últimos días. Me esforzaré por hacerlo con toda
modestia tratando de retener lo que nos ha parecido - a mis colegas y a mí mismo
esencial en nuestras discusiones.
Para empezar, quisiera decir unas palabras en relación con la terminología.
Durante nuestros debates S? ha visto enseguida que cualquier discusión de alcance
internacional relativa a los arreglos sobre la duración del trabajo y al trabajo
por turnos tropieza, de entrada, con dificultades de terminología. Pienso especialmente en las que hemos tenido para entendernos respecto del significado de términos
tales como "jornada continua", "horario variable", "trabajo por turnos", "tanda",
etcétera. Junto a los problemas específicos de traducción de un idioma a otro, existe una dificultad más grave que consiste en las connotaciones de determinadas expresiones y en las asociaciones a que dan lugar en tal o cual lugar o en el espíritu de ciertas personas. Esta es la razón por la que la sugerencia formulada por
varios de ustedes, especialmentes por los Sres. Taylor y Schaefer, de confiar a la
Oficina Internacional del Trabajo la elaboración de un glosario internacional en
varias lenguas nos parece excelente y la hemos suscrito sin vacilar.
Los arreglos sobre la duración del trabajo
Lo que hemos retenido del debate sobre los arreglos de la duración del trabajó
es, en primer lugar, la preocupación de ustedes de colocar la cuestión del tiempo
del trabajo, de su duración y de su arreglo dentro del contexto económico y social
de sus países respectivos. A este respecto, varios participantes no han dejado de
recordar la importancia creciente que reviste el paro, especialmente el de los jóvenes, como consecuencia del descenso del crecimiento económico en numerosos países
.nd.ustrializados. Han subrayado, en relación con esta situación desfavorable del
empleo, un problema particularmente difícil de resolver, esto es, la incompatibilidad comprobada que hay entre el paro de unos y la duración del trabajo, todavía excesiva, de otros, debido a que se recurre con frecuencia a las horas extraordinarias y a la extendida práctica del trabajo de mercado negro o clandestino. También
se ha evocado, en este contexto, el trabajo de los jubilados.
Por otro lado, algunos participantes, especialmente los Sres. Barber, Sehaefer
y Souvignet, han planteado la discutida cuestión de una nueva reducción del tiempo
de trabajo bajo la forma de una disminución de la duración semanal del mismo o por
medio del adelanto de la edad de jubilación, en calidad de instrumentos de una estrategia destinada a mejorar la situación del empleo. Varios de entre ustedes han
señalado asimismo la relatividad de los progresos obtenidos en materia de disminución d.c las horas de trabajo por razón del aumento constante del tiempo dedicado
por los trabajadores a los trayectos entre sus domicilios y sus lugares de trabajo.
Otros, en fin, han insistido respecto de la necesidad de intercalar descansos remunerados durante la jornada de trabajo, especialmente en relación con los trabajos
particularmente penosos o malsanos.
Era normal
cado durante el
una naturaleza
la duración del
mana.
que el problema de la disminución de las horas de trabajo fuese evocurso de nuestra reunión en la medida en que esta disminución es de
ue facilita la introducción de diversas fórmulas de arreglos sobre
trabajo, especialmente dentro del marco de la jornada y de la se-
No creo enga?iarnte al afirmar qu.e todos ustedes se han adherido al principio
del reajuste de la duración del trabajo y han reconocido las ventajas y los méritos
que reviste su aplicación práctica. Bien es verdad que ustedes han manifestado reservas sobre ciertas formas que ha tomado este reajuste - pienso principalmente
n las expuestas por los Sres. Hellmann y Schaefer a propósito de la jornada continua y de la semana de trabajo condensada en cuatro días - o han dado su aprobación
a determinadas condiciones
- y aquí pienso en las condiciones previas se?ialadas
por el Sr. Souvignet con relación al horario variable. He tenido no obstante la
imreión de que estas reserTas o condiciones previas no suponían una duda respecto
de su adhesión al principio y de que ustedes se unían en cierto modo al Sr. Peuchxnaurd
cuando éste afirmaba que si las condiciones actuales no permitían siempre una rae jora,
en términos cuantitativos, de las condciones de trabajo, estas condiciones no impedían, en cambio, su mejora cualitativa, valiéndose al efecto, especialmente, de una
mejor organización del tiempo de trabajo.
lo que también hemos retenido de sus discusiones es que los arrelos sobre la
duración del trabajo ganan terreno lentamente pero con seguridad a pesar de la crisis económica que afecta a numerosos países. A este respecto, fue particularmente
alentador oír al Sr. Allenspach decirnos que la aplicación del horario variable a
los trabajadores suizos no se había visto obstaculizada de ningún modo por la recesión.
Sus intervenciones han mostrado igualmente que las numerosas variantes propuestas a los trabajadores en materia de arreglos sobre la duración del trabajo sufrieron distintas suertes en su desarrollo. Así se puede decir, por ejemplo, de la jornada continua o de los horarios variables, que ganan cada vez más terreno, mientras
que el escalonamiento de los horarios de trabajo y de los permisos anuales pagados e
incluso la flexibilidad de la edad de jubilación se han mantenido, en la mayoría de los
casos, en un estado de experimentación muy limitada.
Escuehándoles a ustedes hemos comprobado, por otra parte, que hay arreglos que
pueden ser muy bien acogidos por los empleadoresy los trabajadores de ciertos países y
no serlo así en otros. Este es especialmente el caso de la semana de trabajo condensada en cuatro días, o cuatro días y medio, por la cual se manifiesta, según el
Sr. Johannessen, cierto interés en los Estados Unidos, mientras que en la República
Federal de Alemania esta idea no es popular.
Sus debates nos han coufirmado también la evolución, a veces desigual, que se
ha observado en la aplicación de algunas formas de arreglos, principalmente en los
relativos al horario variable en función de los diversos sectores de actividades y
categorías de trabajadores, viéndose generalmente privilegiados en este terreno el
sector de servicios y los trabajadores no manuales. Sus debates han puesto también
de manifiesto que el conocimiento que se tiene en un país dado de lo que se hace
en el plano nacional y en el extranjero en materia de arreglos sobre la duración
del trabajo ha seguido siendo generalmente insuficiente o se ha limitado a algunos
promotores. En relación con este aspecto se debería realizar un esfuerzo, tanto en
el plano nacional como en el plano internacional, para el estudio y difusión de las
informaciones.
Otro punto importante que se deduce de sus debates y que tambión ha expuesto
por otra parte el Sr. Hellmann, es que no hay una solución uniforme que sea aplicable en todas partes, bien se trate de la reducción del tiempo de trabajo o de la
forma que deberían revestir los arreglos sobre la duración del mismo. Me ha parecido que el Sr. Kabaj ha expuesto una idea similar al afirmar que incumbía a los
distintos países, basándose en las condiciones eeonómióas, técnicas y sociales propias del mismo, encontrar una solución óptima al respecto. Estas intervenciones,
al igual que la del Sr. Taylor, que pedía que la cuestión se examinase dentro de un
mareo desapasionado, indican indudablemente una necesidad real de tener en cuenta,
junto a consideraciones de carácter social o humanitario, los gastos que implican
para la colectividad nacional y para las empresas las medidas relativas a los arreglos sobre la duración del trabajo. También parece necesario en este ámbito, tal
como lo ha subrayado el profesor Sloane, tener en cuenta los méritos respectivos de
Jas diversas fórmulas utilizadas, evaluando al efecto, sobre una base de criterios
L'bjetivos, la influencia de éstas sobre el rendimiento de los trabajadores interesados, la oferta de mano de obra, el clima de las relaciones profesionales, la satisfacción en el trabajo y la eficacia de los servicios sociales y de los servicios
públicos.
En varias intervenciones, especialmente en la de la Sra. Aubry y en la de los
rcs. Barbar y Souvignet, se lis insistido en la necesidad de conaiderar los arreglos
ucbre la duración del trabajo como uno de los aspectos de una política más amplia
humanización del trabajo, dirigida también a mejorar la seguridad y la salubriA este
dad del medio laboral, así como la organización y el contenido del trabajo.
-respecto, quisiera sefialar a su atención que es precisamente este planteamiento integrado de los problemas del hombre en el trabajo el que la OIT ha adoptado dentro
ei Programa Internacional para el Mejoramiento de las Condiciones y Medel marc
dio lmMen±e de Trabajo (PIACT) que acaba d.c lanzar y del cual les hablará el
-3Sr. Gibry después de mi exposición. Pensemos, en efecto, que estos problemas están
vinculados entre sí y que se influencian mutuamente. La Sra. Aubry y los
Sres. Allenspach y Schaefer ya lo han se1alado así, cuando, al responder al Sr. Taylor
con ocasión de señalar éste la aplicación muy limitada del horario variable a los
trabajadores manuales del Reino Unido, han manifestado que las ventajas de un horario de esta clase podrían extenderse a los obreros de la producción, introduciendo
al efecto algunos cambios en la organización de su trabajo.
creo que en el curso de la reunión se ha llegado a un gran consenso sobre la
necesidad de concebir y organizar los arreglos sobre la duración del trabajo de una
forma descentralizada, es decir, teniendo en cuenta en cada país la estructura de la
empresa y el medio social y técnico, por una parte, y la peculiaridad de las necesidades o las aspiraciones de lo empleadores y de los trabajadores interesados, por
otra. El Sr. Allenspach ha estimado, por ejemplo, que la empresa era el marco jacal
para organizar la duración del trabajo de un modo que responda a la mencionada peculia±idad. de. las necesidades y de las aspiraciones.
Varios de entre ustedes han sefialado, no obstante, que la función del Estado en
este asunto no podía ser ignorada, ya que su intervención era necesaria o convenienen primer lugar, y tal como lo ha observado el Sr. Helimami,
te en diversos aspectos:
para definir a grandes rasgos el marco legislativo y reglamentario de los arreglos
sobre la duración del trabajo, dejando la tarea de precisar el contenido de los misen segundo lugar - punto por el que han abogado
mos a la negociación colectiva;
la Sra. Aubry y los Sres. Clarke, Defalque, Hansen y Voogd - para adaptar la legislación, llegado el caso, a las nuevas situaciones creadas por los arreglos de los
horarios de trabajo o para evitar que los ingresos, la salud, la seguridad o las
en
condiciones d.c trabajo de los trabajadores interesados se vean comprometidos;
tercer lugar - punto que ha sido evocado por los Sres. Allenspach, Heilmarin y
Schaefer - para alentar la discusión al más alto nivel entro colegas sociales y expertos con relación a todas las cuestiones referentes a los arreglos sobre la duraen cuarto lugar, y tal como lo ha subrayado nuestro Presidente,
ción del trabajo;
para facilitar a las partes interesadas las informaciones y los asesoramientos que
y, finalmente, para dar ejemplo al sector privado, aplipuedan resultar necesarios;
cando al efecto a sus propios agentes nuevas formas de organización del tiempo de
trabajo en las que se amplíen las posibilidades de elección individual.
También ha habido muchos entre ustedes que han reconocido que los nuevos arreglos de los horarios de trabajo deben de ser, cualquiera que sea la forma que adquieran, planificados, organizados y dirigidos en estrecha consulta con todas las
partes interesadas y, especialments, con los trabajadores y sus representantes. Se
trata, efectivamente de un tema en el que las decisiones arbitrarias deben evitarse
y en el que es preciso, en cambio, fomentar el común acuerdo regular entre las empresas, los trabajadores, las autoridades locales y los responsables de los servicios colectivos y de transportes, La utilidad de un acuerdo común como el citado ha
sido puesta especialmente de manifiesto por el Sr. Peuchmaurd cuando ha hablado de
las experiencias llevadas a cabo para el escalonamiento de los horarios de trabajo en
diversas ciudades de Francia.
Algunas intervenciones han mostrado la interdependencia de varias de las formas
de arreglos sobre la duración del trabajo. Se ha indicado, por ejemplo, que el trabajo a tiemp'o parcial armoniza con el horario variable, la semana abreviada y el escalonamiento de los horarios, que la jornada continua favorece la semana abreviada
y el escalonamiento de los horarios, que el horario variable permite por sí mismo a
los trabajadores que no desean estar ocupados en jornada continua reservarse una
pausa si.iíicientemente larga para el almuerzo. Otros participantes han hecho hincapié en la necesidad de encontrar, a nivel de empresa, fórmulas de arreglo de los horarios de trabajo que puedan beneficiar al mayor nómero posible de trabajadores y
respetar lod.erechos adquiridos, particularmente el ejercicio de los derechos sindicales. Por su parte, el profesor Sloane ha seialado la oportunidad que hay de
aprovechar la creación de nuevas empresas o talleres para introducir nuevas formas
de arreglos sobre la duración del trabajo.
-4Quisiera terminar esta parte de la síntesis de sus debates recordando el interés que varios participantes han manifestado respecto de la necesidad de concebir
los arreglos sobre la duración del trabajo dentro del marco de una política más amplia de mejoramiento de la calidad de vida. Numerosos han sido los que, entre ustedes, han participado en el debate relativo a la ordenación de la vida activa, ya se
trate de la formación inicial que precede a la entrada en la misma o de las posibilidades de formación y de perfeccionamiento a lo largo de ella, de la preparación
para la jubilación (el ?taterrizaje suavet' evocado por el Sr. Kabaj) y de la flexibilidad de la edad de jubilación. El tiempo no me permite referirme más detalladamente al interesante intercambio de opiniones y a las experiencias que ustedes han tenido sobre este punto. Me limitaré a sefialar que diversas intervenciones habidas durante el curso de la reunión conducen a pensar, desgraciadamente, que la integración del trabajo a la vida, que se busca por medio de las diferentes formas de arreglos sobre la duración del trabajo, está lejos de lograrse.
El trabajo por turnos
Los debates relativos al segando tema del orden del día del Coloquio han mostrado la importancia actual de los aspectos sociales del trabajo colectivo. Estos debates han puesto de manifiesto las diferencias que hay entre las situaciones de los
diversos países y sectores de actividad. También han hecho que surjan, no obstante,
numerosos puntos de coincidencia, bien respecto de algunos de los problemas con ls
que se ha topado, o bien a propósito de factores que caracterizan las situaciones o,
en fin, en el estudio de las soluciones.
Los debates han mostrado en primer lugar que las estadísticas nacionales de que
se dispone sobre el trabajo por turnos son insuficientes y poco comparables.
Se ha observado a continuación que, a excepción de algunos países como Japón,
los Países Eajos y Checoslovaquia, el trabajo por turnos afecta a cantidades de trabajadores cada vez más importantes. El Sr. Peuchmaurd ha resaltado bien el peso
cuantitativo y cualitativo de este problema. El Sr. O'Brien nos ha mostrado el aspecto cuantitativo cuando nos ha dicho que en los países de la CEE, estaban ocupados
durante la noche, de forma permanente o pasajera, quince millones de trabajadores.
Algunos de ustedes, especialmente el Sr. lCabaj y el Sr. Sloane han subrayado el interés de proceder a evaluaciones nacionales y sectoriales, teniendo en cuenta las
situaciones económicas, técnicas y sociales, destinadas a perfeccionar y equilibrar
el recurso al trabajo por turnos en los diferentes sectores.
Sin entrar en un análisis legal de la cuestión se ha hecho, progresivamente,
una distinción entre la noción del trabajo por turnos, especialmente de dos tandas,
y las formas de trabajo por turnos que implican el trabajo nocturno y el trabajo de
los fines de semana. Esta distinción ha demostrado ser útil, ya que ha puesto en
evidencia problemas de naturaleza diferente que justifican análisis y medidas también
diferentes.
El trabajo por turnos discontinuo permite aumentar el tiempo de presencia obligada diaria y, por consiguiente, el de utilización de instalaciones o el de prestación de servicios. Ustedes han observado su expansión en la mayoría de los países;
El trabajo por turnos semicontinuo da lugar a una consecuencia que muchos de ustedes
han estimado como grave en el aspecto de la salud y que consiste en la obligación del
1i'ubajo nocturno.
El trabajo continuo añade otra consecuencia de carácter social al
disminuir la cantidad de fines de semana libres.
La presión económica, derivada de la intensificación de las inversiones y de la
occupación por aumentar l productividad, incita a la elevación de la tasa de utiijación de las instalaciones y material y justifica el recurso al trabajo por equioc; de do
turnos.
A esta presión se añade la de organización, que tiende a aseguuj la continuidad de funcionamiento de las instalaciones y material y a intensif irr ol recurso al trabajo continuo por turnos con inclusión del trabajo nocturno.
Aun cuando algunas personas, entre las que se hallan el Sr. Taylor y el
:r. illenspach, han resaltado fuertemente el peso de los factores económicos y de los
;'astos de las medidas de los arreglos, otros participantes han expuesto opiniones más
utizadas i respecto. El profesor Sloane ha observado, por ejemplo, que las deciiones tcmadas por las empresas raramente se fundan en un estudio económico.
La
Aubry ha citado una evaluación hecha a nivel nacional que muestra una débil
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repercusión en el gasto producido por el cambio a cinco equipos y la reducción correspondiente del tiempo semanal. Por su parte, el Sr. Olarke ha subrayado la relatividad de las evaluaciones y de los argumentos técnicos mientras que el
Sr. Hellniann nos ha mostrado que el límite entre lo económico y lo técnico es a
menudo artificial, ya que la mayor parte de las exigencias de earácter técnico que
justifican la continuidad podrían superarse si se les pudiera poner precio. Varios de los que han intervenido, entre ellos los Sres. Souvignet y Sehaefer, han
estimado, en cambio, que las razones de carácter económico no son suficientes para
justificar el trabajo semicontinuo o continuo ni los atentados contra la salud.
Entre los factores generales que influencian el recurso al trabajo por turnos
se ha hablado del papel que desempegan las actitudes y las opiniones de los trabajadores o de la sociedad. El Sr. Voogd ha mencionado que algunos trabajos por turnos se consideran como desfavorables y el Sr. T6 ha precisado que el trabajo nocturno se tiene por desagradable. En diversos países, los jóvenes se resisten a emplearse en estos trabajos.. La Sra. Aubry nos ha incluso citado el caso de una huelga de fines de semana que se sigue desde hace ¿Zo y medio en una empresa siderilrgiPor otra parte, se ha sefialado que el trabajo por turnos y el trabajo nocturca.
no son a veces buscados debido a las ventajas económicas que llevan consigo. El
Sr. O'Brien ha subrayado por iultimo la necesidad de reducir los desfases o los retardos entre las condiciones do trabajo de los grupos sociales, haciendo hincapié
en que las consecuencias de orden sanitario y social del trabajo continuo y del
trabajo nocturno están en la actualidad suficientemente definidas.
Las compensaciones y ventajas económicas y su influencia sobre el recurso al
trabajo por turnos han sido objeto de opiniones cuyas diferencias son, tal vez, solamente aparentes. Algunos participantes, como el Sr. Kabaj, estiman, partiendo
de una perspectiva de la economía en su conjunto, que hay un punto de equilibrio
entre el poder atractivo para el trabajador de estas ventajas económicas y el poder
disuasivo, para los empleadores, del aumento de los costos del trabajo, poder diOtros participantes, que sin duda
suasivo que ha sido advertido por el Sr. Naruse.
piensan en el trabajo continuo, y entre los cuales se hallan la Sra. Aubry y los
Sres. Schaefer, Hellmann, Lamnbert y Voogd, estiman que las ventajas económicas son
un mal medio táctico ya que dichas ventajas influyen sobre el monto salarial total,
no modifican los inconvenientes y las molestias, no pueden compensar estos inconvenientes y molestias y encierran el peligro de incitar a los trabajadores a seguir
Para algunos, como el
con el trabajo nocturno aunque su salud se vea amenazada.
Sr. Kutzner, cabe esperar un aumento del costo del trabajo nocturno.
No voya pararme en la cuestión de las consecuencias sociales del trabajo por
Los debates han distinguido los efectos particulares del trabajo de dos
turnos, a propósito de los cuales se dispone de menos datos, y los efectos propios
a los sistemas continuos con trabajo nocturno. Nientras que algunos expertos estiman que no estén suficientemente informados sobre las consecuencias para la salud
del trabajo nocturno, otros consideran que dichas consecuencias son suficientemente conocidas aun cuando se sigan estimando convenientes nuevos estudios al respecalgunos, entre los
La discusión ha puesto de manifiesto tres puntos de vista:
to.
que se hallan el Sr. Allenspach y el Sr. Taylor, estiman que se debe dejar que cada
cual sea libre de adoptar una forma de trabajo, cualesquiera que sean sus consecuenotros, entre los que se cuentan la Sra. Aubry y el Sr. Voogd, desean que se
cias;
y otros, finalmente, como el
proteja al trabajador contra sus propios excesos;
Sr. SÓuvignet estiman que no debe obligarse a los trabajadores por razones de empleo o de aptitud a aceptar un trabajo nocturno que no desean.
turnos.
No voy a tratar de resumir las informaciones o sugerencias, numerosas por
cierto, relatIvas a los arreglos concretos a los que ustedes atribuyen un interés
particular. A la espera del resumen que se les transmitirá posteriormente evocaré
solamente algunos ragmentos esenciales.
Han sido muchos entre ustedes los que han estimado que sería conveniente aliviar la carga de trabajo y facilitar las condiciones de vida de los trabajadores de
sistemas semicontinuos e continuos. Para algunos de ustedes, la necesidad parece
estribar, además, en limitar o reducir los efectivos ocupados durante la noche.
Se ha sugerido adoptar, con relación al trabajo por turnos, una política de
conjunto al nivel de las empresas, de los sectores profesionales y de la nación,
con el fin de fijar un marco de acción y criterios destinados a regir las decisiones. Esta política podría aplicarse idealmente en el momento de procederse a hacer
selecciones y nuevas inversiones, ya se trate de establecimientos, de locales industriales, de procesos y de equipos técnicos, de arreglos ergonómicos o de la
-6-
definición de las condiciones de trabajo. A este respecto, se ha estimado importante que estas medidas puedan estudiarse, negociarse y aplicarse por medio de un
acuerdo entre las partes interesadas y en función de las circunstancias locales.
Medidas de la OIT
Jntes de terminar, quisiera decir dos palabras en relación con las medidas de
la OIT en el ámbito objeto del Coloquio. Muchos de entre ustedes - y nosotros se
lo agradecemos - han formulado sugerencias a este respecto.
Algunos participantes han expresado su deseo de que la Oficina Internacional
del Trabajo elabore un glosario en el que se esfuerce por establecer una terminologia o definiciones susceptibles de ser aceptadas en todas partes.
Esta sugerencia es pertinente en la medida en que la normalización de los conceptos constituye un requisito previo indispensable para la elaboración de estadísticas que hayan
de ser comparables entre sí.
Varios de entre ustedes han lamentado la escasez de infornaciones de que se
dispone sobre las cuestiones aquí estudiadas. A este respecto, me permito sefialarles que dentro del marco del PIACT, nos esforzaremos por constituir un centro
de reco.ilación
de difusión de información sobre las condiciones de trabajo y de
visa.
ste centro posra, vali-ndose por ejemplo al efecto de fichas de datos, facilitar informaciones a los que están interesados sobre cuestiones tales como los
arreglos sobre la duración del trabajo y sobre el trabajo por turnos.
Muchos de ustedes han estimado asimismo que la Oficina Internacional del Trabajo debería proseguir sus estudios en estos ámbitos. El Sr. Peucl-unaurd ha sugerido, particularmente, que profundicemos en el concepto óptimo expuesto por el
Sr. Kabaj. Tambiám li.a recomendado que se multipliquen las observaciones regulares,
por medio de monografías, de las experiencias de arreglos sobre la duración del
trabajo en el plano de las empresas y de las poblaciones. Los Sres. Allenspach,
Barber, Clarke, Hellmann, Johannessen, Souvignet y Taylor han insistido en la necesidad de ahondar en el conocimiento de diversos aspectos del trabajo por turnos,
especialmente en los siguientes: los inconvenientes y las ventajas del trabajo
por turnos de forma semicontinua y continua; los límites tolerables de los efectos
que ce estiman particularmente perjudiciales para los trabajadores por turnos; la
contribución de la ergonomía y de la medicina del trabajo en el ámbito del trabajo
por equipos; la duración de los turnos;
el ritmo de alternación de los equipos;
la duración de destino en un trabajo por turnos durante el curso de la vida activa;
los criterios de selección de los trabajadores por turnos, especialmente de los que
efec-biian turnos de noche y, por dltimo, la vigilancia sanitaria de los trabajadores
por turnos.
Los Sres. Allenspaoh, Hellmann y Taylor han aconsejado que estos estudios no
se limiten solamente a la industria, que se examine la situación tanto en el sector publico como privado y que se tengan en cuenta el contexto cultural de cada
país y las peculiaridades de las diversas ramas de actividad.
Por su parte, el
Sr. Barber ha sugerido la elaboración de un repertorio de directrices prácticas
(código de prácticas) para el trabajo por turnos.
Finalmente, algunos de ustedes han reconocido la utilidad de presentar los resultados de los estudios de la Oficina Internacional del Trabajo a reuniones de la
misma clase que el Coloquio que hoy se clausura.
El Sr. Souvignet ha estimado, especialmente, que lac comisiones de industria y comisiones análogas de la OIT constituían un foro particularmente adecuado para el examen de las dos cuestiones aquí
studiadas.
Tambión nosotros opinamos así. Les seftalo, a este respecto, que el
trabajo por turnos será una de las cuestiones que examinará la próxima reunión de
l
Comisión de Industrias Textiles en enero próximo. Se organizará, además, en
1978, una reunión tenica tripartita de expertos con el fin de que presente al Concjo de Administración de la Oficina Internacional del Trabajo orientaciones respecto de las medidas que la OIT podría tomar en el ámbito del trabajo nocturno.
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Consideraciones finales
He llegado ya al fin de esta exposición. Al resumir nuestros trabajos he debido sumplificar al máximo con frecuencia y ?legir provisionalmente entre opciones
forzosamente arbitrarias. Esta es la razón por la que este resumen será completado con una síntesis de sus trabajos que les enviaremos en los próximos meses, esperando que dicho documento reflejará fielmente las informaciones recogidas gracias
a los trabajos del Coloquio.
Después de haberles escuchado durante una semana, de haber leído sus ponencias yde haber releído las notas que he tomado, estoy convencido de que este Coloquio constituye un hito en la acción de la OIT en materia de duración del trabajo.
Claro está que este Coloquio no tenía autoridad para doptar conclusiones formales
ni para formular recomendacioxies respecto de las actividades futuras de la OIT.
Estába destinado a facilitar una ocasión para el intercambio de püntos de vista y
de experiencias sobre las diferentes formas de arreglos sobre la duración del trabajo y sobre los problemas sociales del trabajo por turnos en los países industrializados. Estarán de acuerdo conmigo en decir que este objetivo se ha logrado.
Si no hemos podido examinar y comparar detalladamente las experiencias nacionales
que están teniendo lugar en este ámbito - lo cual podrá ser objeto de trabajos
ulteriores - no sentimos,no obstante, gracias a las informaciones que ustedes nos
han facilitado, mejor equipados para proseguir e intensificar nuestros trabajos,
dando a éstos nuevas orientaciones con arreglo a las perspectivas que ustedes nos
han ayudado a concretar.
Deseo expresarles mi agradecimiento por todo ello. A este reconocimiento que
es para todos ustedes quisiera aHadir el muy particular hacia nuestro Presidente,
Sr. Beveridge, cuya competencia, cortesía y tacto tanto han contribuido al éxito
de nuestros trabajos.
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