LUNES 16 NOVIEMBRE (XXXIII SEMANA) Canto Alma mía, recobra

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LUNES 16 NOVIEMBRE (XXXIII SEMANA)
Canto
Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo;
alma mía, recobra tu calma,
que el Señor escucha tu voz.
PRIMERA LECTURA
Lectura del primer libro de los Macabeos: 1Mac 1,10-15.41-43.54-57.62.64
En aquellos días, brotó un renuevo pecador, Antíoco Epifanes, hijo del rey Antíoco, que estuvo como rehén
en Roma. Subió al trono el año ciento treinta y siete del imperio de los griegos.
Por entonces hubo unos israelitas sin conciencia que convencieron a muchos:
-Vamos a hacer un pacto con las naciones vecinas, pues desde que nos hemos aislado nos han venido
muchas desgracias.
Gustó la propuesta, y algunos del pueblo se decidieron a ir al rey. El rey los autorizó a adoptar la
legislación gentil; y entonces, acomodándose a las costumbres de los gentiles, construyeron en Jerusalén un
gimnasio, disimularon la circuncisión, apostataron de la alianza santa, se juntaron a los gentiles y se
vendieron para hacer el mal.
El rey decretó la unidad nacional para todos sus súbditos, obligando a todos a abandonar su legislación
particular. Todas las naciones acataron la orden del rey e incluso muchos israelitas adoptaron la religión
oficial: ofrecieron sacrificios a los ídolos y profanaron el sábado.
El día quince de diciembre del año ciento cuarenta y cinco, el rey Antíoco mandó poner sobre el altar una
ara sacrílega; y fueron poniendo aras por todas las poblaciones judías del contorno.
Quemaban incienso ante las puertas de las casas y en las plazas. Los libros de la Ley que encontraban, los
rasgaban y los echaban al fuego; al que le encontraban en casa un libro de la Alianza, y al que vivía de
acuerdo con la Ley, lo ajusticiaban según el decreto real.
Pero hubo muchos israelitas que resistieron, haciendo el firme propósito de no comer alimentos impuros.
Prefirieron la muerte antes que contaminarse con aquellos alimentos y profanar la alianza santa. Y
murieron. Una cólera terrible se abatió sobre Israel.
Palabra de Dios
Sólo si hay verdadera Alianza con el Señor, puede haber paz y concordia. La fidelidad del Señor es
permanente, no como la que se da entre los pueblos. Si Dios es fiel también nosotros tenemos que ser
fieles, primero a El y entre nosotros.
Salmo responsorial: Sal 118,53.61.134.150.155.158
Sentí indignación ante los malvados,
que abandonan tu voluntad.
Los lazos de los malvados me envuelven,
pero no olvido tu voluntad.
Líbrame de la opresión de los hombres
y guardaré tus decretos.
Ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.
La justicia está lejos de los malvados,
que no buscan tus leyes.
Viendo a los renegados sentía asco,
porque no guardan tus mandatos.
EVANGELIO
Lectura del evangelio según san Lucas 18,35-43
En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo
limosna.
Al oír que pasaba ente, preguntaba qué era aquello; y le explicaron:
-Pasa Jesús Nazareno.
Entonces gritó:
-¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!
Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:
-¡Hijo de David, ten compasión de mí!
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó:
-¿Qué quieres que haga por ti?
El dijo:
-Señor, que vea otra vez.
Jesús le contestó:
-Recobra la vista, tu fe te ha curado.
Enseguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios.
Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.
Palabra del Señor
El ciego descubre la novedad de Jesucristo.
No sólo bendice a Dios sino que le sigue.
Ahora comienza a ver en realidad porque está en el centro del gran milagro que consiste
en seguir a Jesús.
Oración de los fieles
Oremos a Dios nuestro Padre, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de
la verdad.
HIJO DE DAVID TEN COMPASIÓN DE NOSOTROS.
-Tú eres la luz del mundo. Acuérdate de todos los que han recibido en la Iglesia la misión de llevar
tu luz a los demás a través de tu palabra: los pastores, los catequistas, los teólogos...
-Tú atiendes siempre al que te llama. Acuérdate de los que buscan a tientas una luz que dé sentido
pleno a su vida: tantos no creyentes de buena voluntad...
-Tú escuchaste la súplica del ciego Bartimeo. Acuérdate de los enfermos e imposibilitados y de
todos los que cuidan de ellos.
-Tú preguntas: "¿Qué quieres que haga por ti?". Acuérdate de nosotros, que no vemos claro tu
camino y no nos atrevemos a seguirte.
Señor, muéstranos tu camino y danos fuerza para ir por él.
Ofertorio
El Señor es bueno, su misericordia es eterna.
El Señor es bueno, su fidelidad por todas las edades.
Comunión
¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Cuando contemplo el cielo obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies.
Rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar, todo lo sometiste bajo sus pies.
Oración
No te pido, Señor, estar libre de peligros;
dame, sólo coraje para afrontarlos.
No te pido que se apaguen mis pasiones;
concédeme que sepa controlar mi corazón.
Haz que no busque en mí,
aliados para afrontar las batallas,
sino que mi fuerza seas Tú
para poder conquistar pacientemente mi libertad.
Que no sea tan cobarde, Señor,
que prefiera tu mirada complacida en mi triunfo
a tu mano apretada en mi fracaso.
Canto final
El ave cantemos, cantemos el ave,
a nuestra Señora la Virgen del Carmen.
Ave, ave, ave, María,
ave, ave, Virgen del Carmen.
Las flores alfombran tu monte Carmelo,
te sirven de orquesta las aves del cielo.
MARTES 17 NOVIEMBRE (XXXIII SEMANA)
Canto
Hoy vuelvo de lejos, de lejos,
hoy vuelvo a tu casa, Señor, a mi casa,
y un abrazo me has dado, Padre del alma.
PRIMERA LECTURA
Lectura del segundo libro de los Macabeos: 2Mac 6,18-31
En aquellos días, Eleazar era uno de los principales maestros de la ley, hombre de edad avanzada y
semblante muy digno. Le abrían la boca a la fuerza, para que comiera carne de cerdo.
Pero él, prefiriendo una muerte honrosa a una vida de infamia, escupió la carne y avanzó voluntariamente
al suplicio, como deben hacer los que son constantes en rechazar manjares prohibidos, aun a costa de la
vida.
Algunos de los encargados, viejos amigos de Eleazar, movidos por una compasión ¡legítima, lo llevaron
aparte y le propusieron que hiciera traer carne permitida, preparada por él mismo, y que la comiera
haciendo como que comía la carne del sacrificio ordenado por el rey, para que así se librara de la muerte y,
dada su antigua amistad, lo tratasen con consideración.
Pero él, adoptando una actitud cortés, digna de sus años, de su noble ancianidad, de canas honradas e
ilustres, de su conducta intachable desde niño y, sobre todo digna de la ley santa dada por Dios, respondió
sin cortarse, diciendo en seguida:
-¡Enviadme al sepulcro!
No es digno de mí edad ese engaño. Van a creer los jóvenes que Eleazar a los noventa años ha apostatado,
y si miento por un poco de vida que me queda se van a extraviar con mi mal ejemplo. Eso sería manchar e
infamar mi vejez. Y aunque de momento me librase del castigo de los hombres, no me libraría de la mano
del Omnipotente, ni vivo ni muerto. Si muero ahora como un valiente, me mostraré digno de mis años y
legaré a los jóvenes un noble ejemplo, para que aprendan a arrostrar una muerte noble y voluntaria, por
amor a nuestra santa y venerable ley.
Dicho esto se fue en seguida al suplicio.
Los que le llevaban, considerando insensatas las palabras que acababa de pronunciar, cambiaron en dureza
su actitud benévola de poco antes. Pero él, a punto de morir a causa de los golpes, dijo entre suspiros:
-Bien sabe el Señor, dueño de la ciencia santa, que, pudiendo librarme de la muerte, aguanto en mi cuerpo
los crueles dolores de la flagelación, y que en mi alma los sufro con gusto por temor de él.
De esta manera terminó su vida, dejando no sólo a los jóvenes, sino también a toda la nación, un ejemplo
memorable de heroísmo y de virtud.
Palabra de Dios
Fidelidad, esperanza del anciano Eleazar en Dios. Todo lo esperaba de Él.
También sólo en Dios está nuestra esperanza, en sus manos estamos tranquilos.
Es padre que nos quiere.
Salmo responsorial: Sal 3,2-3.4-5.6-7
Señor, cuántos son mis enemigos,
cuántos se levantan contra mí;
cuántos dicen de mí:
«Ya no le protege Dios.»
Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito invocando al Señor,
él me escucha desde su monte santo.
Puedo acostarme y dormir y despertar:
el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable
que acampa a mi alrededor.
EVANGELIO
Lectura del evangelio según san Lucas 19,1-10
En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.
Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se
lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque
tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo:
-Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.
El bajó en seguida, y lo recibió muy contento.
Al ver ésto, todos murmuraban diciendo:
-Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.
Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor:
-Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré
cuatro veces más.
Jesús le contestó:
-Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán.
Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
Palabra del Señor
Aceptar a Jesús implica cambio de actitud y conducta.
Donde el mensaje del Señor no repercute en la manera de ser y comportarse,
ha perdido toda su exigencia.
Oración de los fieles
Padre Dios, inspira en nuestro mundo la búsqueda de la verdad y haznos resueltos para reconocer
nuestras injusticias y cambiar:
DANOS TU MISERICORDIA Y TU VERDAD
Para que en la Iglesia todos encuentren una casa donde vivir el perdón y la reconciliación.
Para que impulses la sinceridad que haga más humanas nuestras vidas; para que nos decidamos por
estilos de vida más austeros en solidaridad con los pobres.
Por nuestros semejantes que tienen responsabilidades graves en encaminar lo económico hacia la
justicia, para que no duden en actuar como tú inspiras.
Por los que sufren víctimas de las marginaciones económicas, sociales y culturales, para que
encuentren en quienes deseamos ser cristianos a unos hermanos solidarios.
Padre de toda bondad y justicia, concédenos la fuerza de tu Espíritu para arrepentirnos de nuestra maldad y
desear de todo corazón una vida según el ejemplo de tu Hijo.
Ofertorio
Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.
Comunión
Oí tu voz, en los gritos de la noche oí tu voz.
Oí tu voz, en el llanto de los hombres oí tu voz.
Oí tu voz anunciando a los pobres la justicia de Dios.
Eres el Camino, eres la Verdad, eres la Vida.
Oí tu voz, en el buen samaritano oí tu voz.
Oí tu voz, al servir a mis hermanos oí tu voz.
Oí tu voz, me sentí su invitado, compartí su amistad.
Oí tu voz en los ghetos del hambre
oí tu voz, llevaré tu mensaje de la liberación.
Oración
No es una cortesía inocente dejarte entrar,
abrirte la casa.
Yo te creo, Dios.
Te creo capaz de dar la vuelta a la vida;
capaz de reformar todos los planes.
El que se acerca a ti está en peligro,
puede ser lanzado a tumba abierta.
Eres grande Dios.
Tu cabeza sobrepasa las estrellas
y tus pies hacen fondo en el fondo del mundo.
Tus brazos abrazan la tierra y la agitan.
No cree en ti el que no te ha probado,
el que no se ha sentado a tu lado
y no te ha sentido sugerir y proponer.
Feliz el hombre al que dices:
hoy como contigo en tu casa.
Canto final
Hoy te quiero cantar,
hoy te quiero rezar,
Madre mía del cielo.
Si en mi alma hay dolor,
busco apoyo en tu amor
y hallo en ti mi consuelo.
Hoy te quiero cantar,
hoy te quiero rezar,
mi plegaria es canción.
Yo te quiero ofrecer,
lo más bello y mejor
que hay en mi corazón.
MIÉRCOLES 18 NOVIEMBRE (XXXIII SEMANA)
Canto
Hacia ti, morada santa,
hacia ti, tierra del Salvador,
peregrinos, caminantes,
vamos hacia ti.
Venimos a tu mesa,
sellaremos tu pacto,
comeremos tu carne,
tu sangre nos limpiará.
PRIMERA LECTURA
Lectura del segundo libro de los Macabeos: 2Mac 7,1.20-31
En aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo azotar con látigos y nervios para
forzarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la ley.
Ninguno más admirable y digno de recuerdo que la madre. Viendo morir a sus siete hijos en el espacio de
un día, lo soportó con entereza, esperando en el Señor. Con noble actitud, uniendo un temple viril a la
ternura femenina, fue animando a cada uno, y les decía en su lengua:
-Yo no sé cómo aparecisteis en mi seno: yo no os di el aliento ni la vida, ni formé con los elementos
vuestro organismo. Fue el Creador del universo, el que modela la raza humana y determina el origen de
todo. El, con su misericordia, os devolverá el aliento y la vida, si ahora os sacrificáis por su ley.
Antíoco creyó que la mujer lo despreciaba, y sospechó que lo estaba insultando.
Todavía quedaba el más pequeño, y el rey intentaba persuadirlo; más aún, le juraba que si renegaba de sus
tradiciones lo haría rico y feliz, lo tendría por amigo y le daría algún cargo.
Pero como el muchacho no hacía el menor caso, el rey llamó a la madre y le rogaba que aconsejase al
chiquillo para su bien.
Tanto le insistió, que la madre accedió a persuadir al hijo: se inclinó hacia él y, riéndose del cruel tirano,
habló así en su idioma:
-Hijo mío, ten piedad de mí, que te llevé nueve meses en el seno, te amamanté y crié tres años y te he
alimentado hasta que te has hecho un joven. Hijo mío, te lo suplico, mira el cielo y la tierra, fíjate en todo
lo que contienen y ten presente que Dios lo creó todo de la nada, y lo mismo da el ser al hombre. No temas
a ese verdugo; ponte a la altura de tus hermanos y acepta la muerte. Así, por la misericordia de Dios, te
recobraré junto con ellos.
Estaba todavía hablando, cuando el muchacho dijo:
-¿Qué esperáis? No me someto al decreto real. Yo obedezco los preceptos de la ley dada a nuestros
antepasados por medio de Moisés. Pero tú, que has tramado toda clase de crímenes contra los hebreos, no
te escaparás de las manos de Dios.
Palabra de Dios
Fe en la resurrección, en el Dios de la vida. Puede ser mucho el dolor y sufrimiento
(significado en el número de hermanos, siete, totalidad),
pero la fe en Dios nos fortalece para afrontar esos dolores y problemas.
El Señor es más fuerte que todo ello. Es el Dios de nuestra esperanza.
Salmo responsorial: Sal 16,1.5-6.8ab.15
Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño.
Mis pies, estuvieron firmes en tus caminos,
y no vacilaron mis pasos.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío,
inclina el oído y escucha mis palabras.
Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante.
EVANGELIO
Lectura del evangelio según san Lucas 19,11-28
En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén y se pensaban que el
reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro:
Dijo, pues:
-Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después.
Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles:
-Negociad mientras vuelvo.
Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras de él una embajada para informar: «No queremos que
él sea nuestro rey».
Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para
enterarse de lo que había ganado cada uno.
El primero se presentó y dijo:
-Señor, tu onza ha producido diez.
El le contestó:
-Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez
ciudades.
El segundo llegó y dijo:
-Tu onza, señor, ha producido cinco.
A ése le dijo también:
-Pues toma tú el mando de cinco ciudades.
El otro llegó y dijo:
-Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo porque eres hombre exigente,
que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras.
El le contestó:
-Por tu boca te condeno, empleado holgazán.
¿Con que sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro?
Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco?
Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses.
Entonces dijo a los presentes:
-Quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez.
Le replicaron:
-Señor, si ya tiene diez onzas.
-Os digo: Al que tiene se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene.
Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey, traedlos acá y degolladlos en mi presencia.
Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.
Palabra del Señor
El reino se construye en medio del esfuerzo de los hombres que habitan nuestra tierra.
Las minas que Dios nos ha entregado son las diversas cualidades o la vida humana en su conjunto.
Que fructifiquen significa poner la vida entera al servicio de los otros. Se desarrolla o gana aquello que
se ha dado.
Solamente donde existe el amor que se halla abierto hacia el misterio de Dios y de los otros se está en
disposición de recibir el amor libre y transformante que Dios mismo nos ofrece.
Fracasa el que se encierra, niega el don de Dios, niega el amor y libremente prefiere quedar solo. Es lo
que llamamos infierno.
Oración de los fieles
Oh Dios, nos has dado la vida como un precioso tesoro con el que hay que negociar para que crezca tu
Reino. Confiadamente te pedimos:
QUE NUESTROS TALENTOS FRUCTIFIQUEN
Que tu Iglesia, Padre, comprenda la riqueza que posee en Jesucristo, fuente y sentido de esperanza para
todos, y lo regale al mundo como administradora fiel.
Por los que gobiernan las naciones, para que hagan posible la igualdad de oportunidades y no se
pierda ningún talento.
Que sepamos apreciar la inmensa riqueza de todo lo creado y lo hagamos fructificar en beneficio de
todos, comenzando por los más necesitados.
Por todas las comunidades cristianas, para que sean factores de paz, de justicia y de solidaridad y se
comprometan a un cambio estructural y personal de la vida.
Gracias, Señor, por la vida. Gracias por todo lo que nos has regalado con Jesucristo tu Hijo. Ayúdanos a
ser generosos y responsables. P. J. N. S.
Ofertorio
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros:
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Comunión
Oí tu voz, en los gritos de la noche oí tu voz.
Oí tu voz, en el llanto de los hombres oí tu voz.
Oí tu voz anunciando a los pobres la justicia de Dios.
Eres el Camino, eres la Verdad, eres la Vida.
Oí tu voz, en el buen samaritano oí tu voz.
Oí tu voz, al servir a mis hermanos oí tu voz.
Oí tu voz, me sentí su invitado, compartí su amistad.
Oí tu voz en los ghetos del hambre
oí tu voz, llevaré tu mensaje de la liberación.
Oración
Guíanos, Señor, en la tarea que nos has encomendado
de cambiar corazones y estructuras, día a día,
para que nuestro mundo sea cada vez un poco más
semilla y primicia de tu Reino,
pues si Tú no lo haces, confundiremos, de nuevo,
tu querer con nuestros mezquinos proyectos.
Planta, Señor, semilla nueva dentro de nosotros.
Afina nuestra sensibilidad y haznos permeables
para que tu agua, tu brisa y tus caricias
hagan de nosotros un campo fértil
donde florezcan la paz, la justicia y la solidaridad.
Canto final
Cosas grandes hizo Dios en mí,
su nombre es santo, fiel siempre su amor,
alegre canto las grandezas del Señor,
gozo por siempre en Dios mi salvador.
Porque ha mirado la pequeñez de su esclava,
los pueblos todos aclaman tu grandeza y dignidad.
Porque ha elegido tu libertad siempre nueva,
para marcar un camino a toda la humanidad.
JUEVES 19 NOVIEMBRE (XXXIII SEMANA)
Canto
Danos un corazón grande para amar.
Danos un corazón fuerte para luchar.
Hombres nuevos, creadores de la historia,
constructores de nueva humanidad.
Hombres nuevos que viven la existencia
como riesgo de un largo caminar.
PRIMERA LECTURA
Lectura del primer libro de los Macabeos: 1Mac 2,15-29
En aquellos días, los funcionarios reales encargados de hacer apostatar por la fuerza, llegaron a Modín,
para que la gente ofreciese sacrificios, y muchos israelitas acudieron a ellos.
Matatías se reunió con sus hijos, y los funcionarios del rey le dijeron:
-Eres un personaje ilustre, un hombre importante en este pueblo, y estás respaldado por tus hijos y
parientes. Adelántate el primero, haz lo que manda el rey, como lo han hecho todas las naciones, y los
mismos judíos, y los que han quedado en Jerusalén. Tú y tus hijos recibiréis el título de amigos del rey, os
premiarán con oro y plata y muchos regalos.
Pero Matatías respondió en voz alta:
-Aunque todos los súbditos del rey le obedezcan, apostatando de la religión de sus padres; y aunque
prefieran cumplir sus órdenes, yo, mis hijos y mis parientes, viviremos según la alianza de nuestros padres.
¡Dios me libre de abandonar la ley y nuestras costumbres! No obedeceremos las órdenes del rey,
desviándonos de nuestra religión a derecha ni a izquierda.
Nada más decirlo, un judío se adelantó a la vista de todos, dispuesto a sacrificar sobre el ara de Modín,
como lo mandaba el rey.
Al verlo, Matatías se indignó, tembló de cólera y, en un arrebato de santa ira, corrió a degollar a aquel
hombre sobre el ara. Y entonces allí mismo mató al funcionario real que obligaba a sacrificar, y derribó el
ara. Lleno de celo por la ley, hizo lo que Fineés a Zamrí, hijos de Salu.
Luego empezó a decir a voz en grito por la ciudad
-¡El que sienta celo por la ley y quiera mantener la Alianza, que me siga!
Después se echó al monte, con sus hijos, dejando en el pueblo cuanto tenía.
Por entonces, muchos bajaron al desierto para instalarse allí, porque deseaban vivir santamente según su
ley.
Palabra de Dios
La fidelidad a Dios no se compra ni se vende; la fe es un regalo que Dios nos hace y debemos
sentirnos felices por ello. El segundo paso es disfrutar ese regalo, gozar de él; y compartirlo con la
comunidad, con los otros, la Iglesia. ¡Vivamos la alegría de la fe!
Salmo responsorial Sal 149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b
Nos hiciste para nuestro Dios reyes y sacerdotes.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. .
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca;
es un honor para todos sus fieles.
EVANGELIO
Evangelio según san Lucas 19,41-44
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando:
-¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos.
Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con
tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra.
Porque no reconociste el momento de mi venida.
Palabra del Señor
Jerusalén se ha convertido en una ciudad más. Que nosotros creyentes, amigos de Jesús,
no seamos unos ciudadanos más, sino sal y luz de la tierra, como dice el Señor.
Que no pasemos desapercibidos sino dejando semillas del Reino de Dios.
Oración de los fieles
Para que el Señor robustezca a la Iglesia,
la conduzca a lo largo de la historia e ilumine y vele por sus pastores y ministros.
Para que la cruz, donde se nos reveló la plenitud del amor de Dios,
engendre la paz en los corazones, y cure las heridas del odio y del pecado.
Para que Dios dé salud a los enfermos,
consuelo a los que están tristes, esperanza a los agonizantes y la vida eterna a los difuntos.
Para que todos tengan acceso a una educación integral,
y a un puesto de trabajo digno y bien remunerado.
Ofertorio
Cantaré eternamente
las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Comunión
Cerca de ti, Señor, yo quiero estar;
tu grande eterno amor quiero gozar.
Llena mi pobre ser, limpia mi corazón;
hazme tu rostro ver, dame tu amor.
Mi pobre corazón inquieto está,
por esta vida voy buscando paz.
Mas sólo tú, Señor, la paz me puedes dar;
cerca de ti, Señor, yo quiero estar.
Pasos inciertos doy, el sol se va;
mas, si contigo estoy, no temo ya.
Himnos de gratitud alegre cantaré,
y fiel a ti, Señor, siempre seré.
Oración
Dios de consolación,
incluso si no sintiéramos nada
de tu presencia,
tú estás ahí.
Tu presencia es invisible,
pero tu Espíritu Santo
está siempre en nosotros.
Canto final
Mientras recorres la vida,
tú nunca solo estás,
contigo por el camino
Santa María va.
Ven con nosotros al caminar
Santa María, ven.
Ven con nosotros al caminar
Santa María, ven.
Aunque te digan algunos
que nada puede cambiar,
lucha por un mundo nuevo,
lucha por la verdad.
VIERNES 20 NOVIEMBRE (XXXIII SEMANA)
Canto
Juntos para soñar,
nuevas inmensidades,
juntos para marcar,
ritmos de nuevo amor.
Juntos marchamos unidos,
como escuadrón del amor,
juntos templamos en forja,
la paz de un mundo nuevo y mejor.
PRIMERA LECTURA
Lectura del primer libro de los Macabeos: 1Mac 4,36-37.52-59
En aquellos días, Judas y sus hermanos propusieron:
–Ahora que tenemos derrotado al enemigo, subamos a purificar y consagrar el templo.
Se reunió toda la tropa, y subieron al monte Sión.
El día cinco del mes noveno (Casléu), todos madrugaron para ofrecer un sacrificio, según la ley, en el altar
de los holocaustos que habían reconstruido. En el aniversario del día en que lo habían destruido los
gentiles, lo volvieron a consagrar, cantando himnos y tocando cítaras, laúdes y timbales. Todo el pueblo se
postró en tierra adorando y alabando a Dios, que les había dado éxito.
Durante ocho días celebraron la consagración, ofreciendo con alegría holocaustos y sacrificios de
comunión y de alabanza. Decoraron la fachada del templo con coronas de oro y escudos. Consagraron
también el portal y las habitaciones, poniéndoles puertas.
El pueblo celebró una gran fiesta, que canceló la profanación de los gentiles. Judas, con sus hermanos y
toda la asamblea de Israel, determinó que se conmemorara anualmente la nueva consagración del altar con
solemnes festejos, durante ocho días a partir del veinticinco de Casléu.
Palabra de Dios
La purificación del templo es el signo del reencuentro con el Señor,
reencuentro lleno de alegría por recuperar la vida y esperanza. El verdadero sacrificio,
como dirá Jesús, es el servicio y amor hacia los demás.
Iglesia sagrada: amor y servicio
como hizo Jesús
Salmo responsorial Sal 118, 14. 24. 72. 103. 111. 131
Mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas.
Tus preceptos son mi delicia,
tus decretos son mis consejeros.
Más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata.
Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca.
Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón.
Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 19, 45-48
En aquel tiempo, entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: Escrito está: "Mi
casa es casa de oración"; pero vosotros la habéis convertido en una "cueva de bandidos".
Todos los días enseñaba en el templo.
Los sumos sacerdotes, los letrados y los senadores del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se
dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.
Palabra del Señor
“El pueblo estaba pendiente de sus labios”. Es la palabra del Señor la que tenemos que escuchar,
Él es nuestro único maestro, sólo Él es nuestro pastor.
Cuando hacemos del templo rutina y costumbre, cuando no creamos lazos de amistad y cercanía con los
demás hermanos…, entonces hacemos del templo una “cueva de bandidos”,
un lugar de pasar un rato y no encuentro con Dios y el hermano.
Oración de los fieles
Oremos a Dios, nuestro Padre, rico en misericordia, cercano siempre a todos sus hijos: queremos
adorarte en espíritu y en verdad.
Que la Iglesia, brille en el mundo como morada de Dios entre los hombres y lugar de encuentro entre
los hermanos.
Que los gobernantes defiendan la dignidad de las personas y defiendan los derechos de todos,
especialmente de los marginados y pobres.
Que viendo en Jesucristo nuestra Ley y nuestro Templo, sepamos dar a Dios el culto que El quiere,
que es el amor, especialmente a los más pequeños.
Que descubramos a Dios en nuestras vidas como el que se fía del ser humano, se arriesga en él, cree en
él, y le imitemos arriesgando nuestra vida por los demás.
Padre, queremos aprender el verdadero culto a Ti: danos un corazón de hijos, abierto a la salvación que
tan gratuitamente nos regalas en tu Hijo Jesús. Amén.
Ofertorio
Cantaré eternamente
las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Comunión
Cerca de ti, Señor, yo quiero estar;
tu grande eterno amor quiero gozar.
Llena mi pobre ser, limpia mi corazón;
hazme tu rostro ver, dame tu amor.
Mi pobre corazón inquieto está,
por esta vida voy buscando paz.
Mas sólo tú, Señor, la paz me puedes dar;
cerca de ti, Señor, yo quiero estar.
Pasos inciertos doy, el sol se va;
mas, si contigo estoy, no temo ya.
Himnos de gratitud alegre cantaré,
y fiel a ti, Señor, siempre seré.
Oración
He contemplado los templos, santuarios, ermitas...
creía que había que ir allí para visitarte.
Pero escuchando el evangelio te voy descubriendo a ti, Señor,
como el verdadero templo en el que Dios habita.
La presencia activa de Dios en tu cuerpo crucificado
te volvió a la vida resucitada
en la que permaneces para siempre.
Y ya puedo celebrar tu presencia
en el salón de mi casa, o en la catedral más hermosa.
Para mí lo importante eres tú, tu palabra,
tus hermanos que son míos también.
Señor, te agradezco este descubrimiento:
Que tú eres el único templo, el único santuario,
la única catedral, la única ermita...
donde está la fuerza, la sabiduría del amor del Padre.
A ti sólo te encuentro al vivir como tú;
contigo sólo vale dar la vida en favor de todos.
Gracias, Señor, por tu vida, por tu cercanía,
por tu presencia que nos asegura
que Dios está siempre con nosotros.
Canto final
Mientras recorres la vida,
tú nunca solo estás,
contigo por el camino
Santa María va.
Ven con nosotros al caminar
Santa María, ven.
Ven con nosotros al caminar
Santa María, ven.
Aunque te digan algunos
que nada puede cambiar,
lucha por un mundo nuevo,
lucha por la verdad.
SÁBADO 21 NOVIEMBRE (XXXIII SEMANA)
Canto
Libertador de Nazaret,
ven junto a mí, ven junto a mí.
Libertador de Nazaret,
¿qué puedo hacer sin ti?
Yo sé que eres camino,
que eres la vida y la verdad,
yo sé que el que te sigue,
sabe a dónde va.
Quiero vivir tu vida,
seguir tus huellas, tener tu luz,
quiero beber tu cáliz,
quiero llevar tu cruz.
PRIMERA LECTURA
Lectura del primer libro de los Macabeos: 1Mac 6,1-13
En aquellos días, el rey Antíoco recorría las provincias del norte, cuando se enteró de que había en Persia
una ciudad llamada Elimaida, famosa por su riqueza en plata y oro, con un templo lleno de tesoros: escudos
dorados, lorigas y armas dejadas allí por Alejandro el de Filipo, rey de Macedonia, que en otro tiempo
había sido rey de Grecia.
Antíoco fue allá e intentó apoderarse de la ciudad y saquearla, pero no pudo, porque los de la ciudad,
dándose cuenta de lo que pretendía, salieron a atacarle.
Antíoco tuvo que huir, y emprendió el viaje de vuelta a Babilonia, apesadumbrado.
Entonces llegó a Persia un mensajero, con la noticia de que la expedición militar contra Judea había
fracasado: Lisias, que había ido como caudillo de un ejército poderoso, había huido ante el enemigo; los
judíos, sintiéndose fuertes con las armas y pertrechos y el enorme botín de los campamentos saqueados,
habían derribado el arca sacrílega construida sobre el altar de Jerusalén, habían levantado en torno al
santuario una, muralla alta como la de antes, y habían hecho lo mismo en Betsur, ciudad que pertenecía al
rey.
Al oír este informe, el rey se asustó y se impresionó de tal forma que tuvo una gran depresión, porque no le
habían salido las cosas como quería.
Allí pasó muchos días, cada vez más deprimido. Pensó que se moría, llamó a todos sus amigos y les dijo:
-El sueño ha huido de mis ojos; me siento abrumado de pena, y me digo: ¡A qué tribulación he llegado, en
qué violento oleaje estoy metido, yo, que era feliz y querido cuando era poderoso! Pero ahora me viene a la
memoria el daño que hice en Jerusalén, robando todo el ajuar de plata y oro que había allí, y enviando
gente que exterminase a los habitantes de Judea, sin motivo. Reconozco que por eso me han venido estas
desgracias. Ya veis, muero de tristeza en tierra extranjera.
Palabra de Dios
Cuentan que el hijo del molinero fue al río a cortar juncos y la navaja se le cayó al agua. Una sirenita salió
del río con una navaja de oro, pero el chico dijo que esa no era su navaja; luego con una de plata, pero el
chico le dijo que esa tampoco era su navaja. La sirenita volvió con la navaja que se le había caído, vieja y
un poco oxidada, y el chico dijo que sí, que esa era su navaja. Entonces la sirenita, le regaló también las
navajas de oro y plata por su honradez y sinceridad.
La avaricia crea enemigos, y acabó con el rey Antíoco. Jesús dijo que el busca salvar su vida la pierde, y el
que la pierde por El y por el evangelio la encuentra.
Salmo responsorial Sal 143, 1. 2. 9-10
Bendito el Señor, mi Roca.
Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea.
Mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo;
mi escudo, mi refugio,
que me somete los pueblos.
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti, que das la victoria a los reyes
y salvas a David tu siervo.
Si el grano de trigo no muere
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 20, 27-40
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección y le preguntaron: Maestro,
Moisés nos dejó escrito: "Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, cásese con la
viuda y dé descendencia a su hermano".
Pues bien, había siete hermanos el primero se casó y murió sin hijos.
Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la
mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados
con el1a.
Jesús les contestó: En esta vida hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida
futura y de la resurrección de entre los muertos, no se casarán.
Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección.
Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor:
"Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob".
No es Dios de muertos sino de vivos: porque para él todos están vivos.
Intervinieron unos letrados: Bien dicho, Maestro.
Y no se atrevían a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor
Los saduceos hacen referencia a la Ley del levirato, pero no por el bien de la viuda sino por los bienes
(intención de los saduceos). Con el Señor eso queda atrás. La comunidad de creyentes, al participar
de la resurrección del Señor, es el lugar de acogida, de compartir, es el lugar de la fraternidad, lugar
donde se encuentra el Señor en su centro.
Oración de los fieles
Padre, fuente indestructible de toda resurrección, te invocamos por Jesucristo crucificado y resucitado:
CONCÉDENOS ESPERAR EN LA RESURRECCIÓN
Para que la Iglesia, que se extiende por el mundo, lleve a cada lugar de injusticia y de muerte la
esperanza en la resurrección.
Por los que saben y pueden incidir en programas mundiales y locales en favor de mejor y mayor desarrollo
en equidad y justicia, para que no teman avanzar en su realización.
Por los que sufren cualquier tipo de enfermedad, para que sientan el ánimo de Dios especialmente a
través de quienes les cuidan.
Por los que sufren los efectos de la destrucción y masacre de las guerras, para que les podamos dar
acogida, ánimo y sustento.
Padre, la esperanza en la resurrección es tu don y regalo en Jesucristo, concédenos vivir en esta
esperanza.
Ofertorio
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros:
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Pocos obreros y mucha mies
Comunión
Nada te turbe, nada te espante,
quien a Dios tiene, nada le falta.
Nada te turbe, nada te espante.
Sólo Dios basta.
Oración
Señor Jesús, para percibir hoy tu evangelio,
es bueno escuchar lo que se suele oír por aquí abajo:
"El cielo y el infierno están aquí".
La vida se nos pasa enseguida y hay que vivirla".
"De más allá de la muerte nadie ha venido;
¿será porque están muy a gusto
o porque sólo existe en nuestra imaginación?
Hoy tu evangelio nos dice claramente:
"Para Dios todos están vivos".
Con todos tienes tú una relación vital, única.
No podemos ocultar nuestro miedo al vacío,
a esa noche sin fondo y al sueño sin retorno.
Pero tú nos esperas al final del camino;
tú nos despertarás del sueño de la muerte
en el amanecer sin noche de tu gloria,
y nos llenarás con el gozo de tu mirada.
Queremos creer, Señor, tu buena nueva,
tu evangelio.
¡Auméntanos la fe!
Canto final
Hoy se llena mi vacío,
cuando te llamo, María,
tú eres nuestro amparo y guía,
por los caminos de Dios.
Tú eres nuestro amparo y guía
por los caminos de Dios.
Buscando voy por la vida,
quien me conduzca a Jesús,
y ese sendero eres tú, María,
y ese sendero eres tú.
No hay amargura en tu vida,
sólo amor y comprensión,
tú eres de Dios ilusión, María,
tú eres de Dios ilusión.
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