06 ciencia y desarrollo

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06 ciencia y desarrollo
El verdadero rostro
del niño genio
Andrew Alexi Almazán Anaya
Una constante histórica documenta la existencia de mentes brillantes en
todos los tiempos y en todas las áreas del saber humano: Sócrates, Aristóteles,
Pitágoras, Arquímedes, Pericles, Cicerón, Dante, Leonardo da Vinci, Pascal,
Goethe, Mozart, Newton, Einstein, Picasso, Marie Curie, Tomás Alva Edison…
y, por supuesto, Sor Juana, Andrés del Río, Rosenblueth, Octavio Paz…
De la mayoría conocemos sus frutos, pero de muy pocos se sabe cómo, en su
infancia, se manifestaron sus capacidades, cómo se les alentó o qué trabas tuvieron
que sufrir y, en especial, cómo fueron medidas sus posibilidades, antes de que dieran
muestra de su capacidad.
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el verdadero rostro del niño genio
S
e sabe tan poco acerca del conocimiento
en sí —deplora Edgar Morin, en su libro Los
siete saberes necesarios para la educación del futuro— que, a pesar de todos los
estudios cognitivos hay grandes lagunas
sobre el conocimiento del conocimiento.
“Es necesario —propone el sabio francés— introducir
y desarrollar en la educación el estudio de las características cerebrales, mentales y culturales del conocimiento humano, de sus procesos y modalidades, de
las disposiciones tanto psíquicas como culturales que
permiten arriesgar el error o la ilusión”.1
El estereotipo social relacionado
con los niños genios es totalmente falso e,
incluso, es el origen de que se pierda gran parte
de ese capital humano, por la noción errónea
que se tiene de la sobrecapacidad intelectual
◂Figura 1. Lewis Terman (1877-1956). Realizó, hace más
de 80 años, una investigación en 1,571 niños sobredotados para
describir su perfil psicológico y físico. Sin embargo, a la fecha estos
datos se han vuelto obsoletos, por lo que una nueva investigación
de esta magnitud resulta indispensable.
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◂Figura 2. El Centro de Atención al Talento (CEDAT). La institución
más grande de América Latina para sobredotados, es el lugar donde
se describió el perfil psicológico y físico del niño con sobrecapacidad
en México. El centro ha contado con más de 750 casos, el estudio de
mayor magnitud en el siglo XXI, durante tres años.
Una prueba de esta ausencia es que el estudio más
completo del perfil en torno a niños sobredotados,
data de hace 80 años, cuando Lewis Terman describió
las características psicológicas y físicas de 1,571 niños
con esta condición; la investigación más grande en la
historia de sobredotados (figura 1).
Sin embargo, este perfil ha quedado obsoleto debido al paso de más de 70 años, pues, como diría Pero
Grullo,2 los niños de un siglo (como sería el XX) no han
sido iguales a los del siguiente. A pesar de que, desde
1860, se viene haciendo investigación científica en
torno al desarrollo en la niñez, los procesos de sociabilidad y la identificación de características en los niños
con capacidades superiores o los tipos requeridos de
educación especial, entre otros temas, de acuerdo con
meta análisis actuales, como el conducido por Yun Dai,3
aún no se ha logrado avanzar significativamente en la
descripción de perfiles.
Los sobredotados, según la UNESCO,4 han sido definidos como “… aquellos que manifiestan una competencia y potencial excepcional en distintos dominios,
notablemente, la actividad intelectual y creativa...”.
El término sobredotado proviene del latín praeditus
que significa “más dotado de…”, la que es traducida al
inglés como gifted y al francés como surdoué. En México, acorde con cálculos de la Organización Mundial de
la Salud y la Universidad de Ulster, se estima que debe
haber un millón de niños con esta condición.
Por ello, en el Centro de Atención al Talento (CEDAT), la institución más grande de América Latina enfocada en sobredotados, un grupo de psicólogos, coor-
dinados por el que escribe, realizaron una investigación
para describir este perfil en México a partir de más de
750 casos de niños con sobredotación intelectual (figura 2), el segundo estudio más grande en la historia y
el primero en el siglo XXI que describe las características del llamado niño-genio, en la época actual.
Esta investigación tuvo como eje central tres características, las innatas en los niños sobredotados
(aquellas que se expresan sin importar el ambiente),
las adquiridas en sociedad (producidas por intervención de terceros) y las físicas (aquellas relacionadas
con una mayor inteligencia).
Características innatas
de los niños sobredotados
Los niños con sobredotación intelectual expresan
aprendizaje rápido, hiperactividad, sensibilidad emocional, distracción, gusto por armar objetos, y predisposición a conversar con mayores.
Ellos aprenden más rápido, en relación con el promedio, como consecuencia de su mayor coeficiente
intelectual. 91% de ellos son hiperactivos, ya que su
mayor inteligencia determina su movilidad e interés
por aprender y descubrir (figura 3). Se expresa lo que
Aristóteles, hace más de 2,000 años, describió en su
91%
de los niños sobredotados
son hiperactivos
94%
muestra una mayor
sensibilidad emocional
84%
presenta mayor sensibilidad
en la vista y el oído
90%
tiene gusto y facilidad para
armar objetos
92%
tiene mayor capacidad
intelectual para entablar y
mantener conversaciones de
mayor nivel al esperado en
niños de su edad
73%
de los estudiados, nacieron
por cesárea, porcentaje
mayor a la media
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Los niños con sobredotación intelectual expresan aprendizaje rápido,
hiperactividad, sensibilidad emocional, distracción, gusto por armar objetos,
y predisposición a conversar con mayores.
como expresión de su alto interés por concretar sus
ideas y proyectos. Además, prefieren conversar con
adultos, porque los niños de su edad los aburren o
simplemente no comparten sus intereses. La capacidad intelectual para entablar y mantener conversaciones de mayor nivel al esperado para su edad, se
registró en 92% de ellos.
La influencia de la sociedad
◂Figura 3. Los niños sobredotados son inquietos por naturaleza y
se aburren fácilmente en clase, por lo que con frecuencia son tildados de alumnos problema. Esto genera que su conducta sea confundida con enfermedades como el Trastorno por Déficit de Atención e
Hiperactividad (TDAH).
libro Metafísica: “todos los hombres tienen naturalmente el deseo de saber”; sin embargo, con frecuencia, tal comportamiento se interpreta como falta de
interés o de disciplina, cuando realmente es un indicador de que el niño requiere que se sacie su sed de
conocimiento.
Al estudiar a niños que probadamente cuentan
con un CI o IQ superior a los 130 puntos, —ésta, como
se sabe, es la norma que, según la Organización Mundial de la Salud, define la sobredotación intelectual—,
se encontró que 94% de ellos tiene una mayor sensibilidad emocional, gracias a su capacidad de entender
conversaciones y temas que normalmente se pueden
comprender al llegar a la edad adulta; lo que, no obstante, propicia, que estos niños sean objeto de agresiones.
La sobredotación intelectual, al permitir un aprendizaje más rápido, causa que los niños terminen tareas antes que los demás y se aburran fácilmente con
maestros monotemáticos, situaciones que retrasan su
avance, pues aspiran a que el resto del grupo los alcance. Esto genera, en los sobredotados, una tendencia
a distraerse con cualquier estímulo, al tener (84% de
ellos) mayor sensibilidad de lo normal en los sentidos
de la vista y el oído.
La mayoría (90%) de los niños sobredotados estudiados tiene gusto y facilidad para armar objetos,
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El perfil psicológico del niño sobredotado permite
identificarlo entre la población promedio y, sobre todo,
advertir cómo las características típicas de una mayor
inteligencia llegan a producirle problemas sociales.
Fue apreciable, en el estudio, que 95% de los niños
con sobrecapacidad son confundidos y mal diagnosticados con distintas enfermedades, entre las que figura el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
(TDAH) que, a pesar de ser distinto a la sobredotación,
se le equipara frecuentemente.
Este es el mayor peligro, estereotipar al niño sobredotado, porque un profesionista puede creer erróneamente que un niño con mayor inteligencia debería
tener una serie de características que se encuentran
alejadas de la realidad, como considerar que alguien
es sobredotado si tiene un perfil de estudiante devorador de libros con gran interés en lo académico y
poco sociable.
El estudio realizado permitió descubrir que en más
de 97% de los casos estudiados los niños no se comportaron así, lo cual muestra que el paradigma es equívoco y, por el contrario, debe considerarse la sobredotación como causa tanto de la hiperactividad, como de
la facilidad de distracción de un niño.
También fue posible, gracias a este estudio, contrariar la creencia popular acerca de los niños sobredotados: no siempre son estudiantes de excelencia,
especialmente en los grados de educación básica (preescolar, primaria y secundaria). Esto se debe a que los
maestros comúnmente les bajan puntos por mala conducta y porque los niños sobredotados se hartan de la
monotonía del sistema educativo y no responden a los
exámenes o, simplemente, no se encuentran motivados a mejorar sus calificaciones, ya que al final seguirán siendo mal portados, preguntones o los que hablan
de cosas raras.
Manifestaciones físicas de la
sobrecapacidad
Si la inteligencia produce cambios en el cuerpo, o viceversa, sigue siendo un tema polémico entre epistemólogos, aunque los estudios de Terman, hacia 1930, ya
habían arrojado luces al respecto. Sin embargo, el perfil
físico del sobredotado, que deriva de la investigación
del CEDAT, abre nuevos caminos al conocimiento de
ese niño especial en el siglo XXI (figura 4).
De estos niños, 73% nacieron por cesárea, porcentaje mayor a la media (35%), y esto se produjo
por circular de cordón (cuando el bebé se atora con su
propio cordón umbilical en el embarazo), situación que
parecería estar en consonancia con la hiperactividad
prenatal del bebé dentro de su madre, ya que por tal
motivo se enreda.
Un hallazgo de relevancia fue que en los niños con
sobrecapacidad, se presenta una mayor talla y peso en
relación con el promedio, además de un mayor tamaño
cerebral (medido con el perímetro craneal), aunque se
desconoce la causa de estas diferencias. Conviene señalar que esta es una investigación en curso, de la cual
se exponen en este artículo avances del perfil físico del
niño sobredotado.
Utilidad del perfil y conclusiones
Este estudio realizado en el CEDAT describió tanto características psicológicas como algunas físicas expresadas por los niños más inteligentes de México. Como
se pudo observar, el estereotipo social relacionado con
los niños genios es totalmente falso e, incluso, es el
origen de que se pierda gran parte de ese capital humano, por la noción errónea que se tiene de la sobrecapacidad intelectual.
La descripción de este perfil es de suma importancia,
especialmente, para poder identificar con mayor facilidad a los menores con inteligencia especial, porque tanto padres como profesionales de la educación lo pueden
utilizar para determinar si alguno de los alumnos cumple
con características de sobredotación. De esa forma, en
lugar de reprimirlos, podrían impulsarlos.
96% de los niños con esta condición aún no han
sido diagnosticados, por lo que sería muy provechoso
que si unos padres tienen un hijo hiperactivo, que se
distrae y se aburre fácilmente, lo compararan con este
perfil, porque posiblemente no tenga problema alguno, sino “una mayor inteligencia que el promedio”.
Aún quedan muchos aspectos por estudiar, pero
este es un avance en el intento de identificar y guiar a
las mentes más brillantes del país, que en un futuro podrían llegar a ser científicos e inventores que aporten su
talento a la humanidad. Cabe recordar que Einstein un
día fue niño y requirió ayuda para poder aprovechar sus
capacidades y llegar a ser, como se le conoce en la actualidad: el genio del siglo XX.
Y, por otra parte, la recomendación de Edgar Morin
debería ser insignia mundial: “Es un deber importante
de la educación armar a cada uno en el combate vital
para la lucidez”.1
Referencias:
1. Morin, E. (2011) Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Argentina. Nueva Visión.
2. López de Ubeda, F. (1605). La pícara Justina. Castalia: Madrid.
3. Yun-Dai, D., Ann-Swanson, J., & Cheng, H. (2011). State of
Research on Giftedness and Gifted Education: A Survey of
Empirical Studies Published During 1998-2010. Gifted Child
Quarterly, 55(2), 126-138.
4. Passow, H. (1985). “L’éducation des surdoués”. UNESCO
Perspectives. Revue Trimestrielle de l’éducation, 16(2), 183-194.
Bibliografía adicional:
◂◂ Almazán Anaya, A., Illoldi, P. & Valdés, M. (2014). “Liderazgo
Educativo en la Enseñanza de Alumnos con Sobrecapacidad
Intelectual”. Revista de Investigación Educativa de la Escuela
de Graduados en Educación. ITESM, 4(8), 25-34.
◂◂ Almazán Anaya, A. (2010). Las preguntas del hiperactivo
Adrián. México: Promociones y Proyectos Culturales.
◂◂ Almeida, L., & Oliveira, E. (2010). “Los alumnos con características de sobredotación, la situación actual”. Revista
Electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesorado,
13 (1), 85-95.
◂◂ Rushton, J., & Jensen, A. R. (2005). “Thirty years of research on
race differences in cognitive ability”. Psychology, Public Policy,
and Law, 11(2), 235-294.
◂◂ Terman, L. M. (1947). Genetic studies of genius; Volume 1 (1st
ed.). San Francisco, Ca.: Stanford University Press.
Andrew Alexi Almazán Anaya es Médico Cirujano por la Universidad Panamericana, Licenciado en Psicología por la Universidad del
Valle de México, Maestro en Educación con Acentuación en Desarrollo Cognitivo, por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de
Monterrey (ITESM) y Doctor en Innovación Educativa, por el ITESM. Es Director del Departamento de Psicología del Centro de Atención al
Talento (CEDAT), una división del Grupo Alianza Mexicana por la Sobredotación (Grupo AMS) y Delegado representante de México en el
World Council for Gifted and Talented Children. Funge, además, como Presidente de la Federación Mexicana de Sobredotación Intelectual
(FEMESI). En 2010 ganó el Premio de la Juventud de la Ciudad de México en la Modalidad de Actividades Académicas, Científicas y
Profesionales. Es autor del libro Las preguntas del hiperactivo Adrián, además de 15 artículos de investigación. C. e.:
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