13. LIBERTADOS DE LA ESCLAVITUD EGIPCIA

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El Plan De Dios Revelado
13. LIBERTADOS DE LA ESCLAVITUD EGIPCIA
El Cristo, nuestro sumo sacerdote, puede compadecerse de nuestras debilidades (Hebreos 4:15), y
precisamente de esa misma forma se compadeció Dios el Padre de la triste condición en que se
encontraba su pueblo, los israelitas, en la severa y bárbara esclavitud en mano de los egipcios. Y sabemos
que cuando la gente clama a Dios como lo hicieron los israelitas, y su clamor llega hasta Dios como
sucedió con el de ellos (Éxodo 2:23-25), con toda seguridad Dios obra a favor de los suyos. Como
veremos en este estudio, él los levantó y los salvó con su gran poder y con brazo fuerte y extendido.
I. Moisés, El Agente De Liberación Terrenal De Dios.
A. Su familia.
Su padre y su madre (Amram y Jocabed - Éxodo 6:20) eran ambos de la tribu de Leví (Éxodo 2:1-2).
Tuvo un hermano, Aarón (Éxodo 6:20) y una hermana, María (Éxodo 15:20). Moisés fue el menor de los
tres hijos, pero con mucha mayor superioridad tanto en carácter como en importancia que los otros. Tan
extraño como parezca, perdura el hecho de que aunque Moisés fue el gran dador de la ley, Aarón el
primer sumo sacerdote de Israel y María líder de las mujeres en Israel, ninguno de ellos logró entrar a la
tierra de Canaán.
B. Adoptado Por La Hija De Faraón.
Moisés nació en aquellos días cuando estaba el mandato del rey de que arrojaran al río a todo hijo
hebreo que naciera. La fe de sus padres los indujo a hacer caso omiso de la orden mientras que pudieron:
"Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le
vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey” (Hebreos 11:23).
Pero cuando llegó a tener tres meses de edad, fue cada vez más difícil ocultarlo. Cuando su madre ya
no pudo seguirlo escondiendo en su casa, tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea, y
colocó en ella al niño y lo dejó flotar en un carrizal a la orilla del río mientras su hermana María se
mantuvo vigilando a cierta distancia para ver que le acontecería. ¡Cuán angustiosos fueron aquellos días
para esa pequeña familia! ¡Cuánto no abrigaban esperanzas de que sería lo mejor, aunque no tenían la
menor idea cómo sería! (Es interesante hacer notar aquí que John D. Rockefeller, el gran multimillonario
magnate petrolero, envió muchos hombres y mucho equipo a Egipto para buscar petróleo, como resultado
de haber visto la palabra "brea" en Éxodo 2:3 en su clase bíblica un domingo por la mañana. Creyendo en
la exactitud de la Biblia, arguyó que dondequiera que hubiese brea, había petróleo. Algunos de sus
yacimientos petrolíferos, con mayor producción, fueron los que él descubrió en Egipto como resultado del
incidente arriba mencionado.)
Cuando la hija del rey fue al río a lavarse, vio la arquilla y envió una criada suya a que se la trajese.
Cuando la abrió, había en ella un bebito llorando. De una u otra manera su corazón fue conmovido y
aunque éste era un niño hebreo, lo tomó como hijo suyo. A su tiempo, María llegó inmediatamente al lugar
y preguntó si ella quería que fuera a llamarle a una de las nodrizas hebreas para que le criara el niño. De
ese modo fue traída ante la hija del rey la propia madre de Moisés a quien le dijo:
"Lleva a este niño y críamelo, y yo te lo pagaré” (Éxodo 2:9).
Y qué importante asunto resultó ser éste: ser cuidado y criado por su propia madre quien iba a
enseñarle sobre la existencia del Dios verdadero y que los hebreos eran su pueblo escogido y la gente de
su pacto. Siendo hijo de la hija de Faraón, naturalmente, tuvo todas las ventajas educacionales. En cuanto
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a su educación, Esteban dijo:
"Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus
palabras y obras” (Hechos 7:22).
Hay cierta evidencia histórica que podría señalar el hecho de que Moisés sí estaba en la trayectoria al
trono egipcio, si andando el tiempo, no hubiese renunciado a su vínculo real.
C. Moisés Huyó A Tierra De Madián.
Combinando Éxodo 2:11-14; Hebreos 11:24-26 y Hechos 7:23-29, tenemos el siguiente hilo de
pensamiento:
"Por la fe Moisés, hecho ya grande (pasaje de Hebreos) −esto es, cuando hubo cumplido la
edad de cuarenta años (Hechos)− rehusó llamarse hijo de la hija del Faraón, escogiendo
antes ser maltratado con el pueblo de Dios (los hebreos a quienes realmente pertenecía ), que
gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de
Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón
(Hebreos). Así que, simpatizando con sus hermanos que eran tan amargamente aborrecidos
y maltratados y, evidentemente, teniendo toda la intención de libertarlos de los egipcios
(Hechos), observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, mató al egipcio y lo
escondió en la arena (Éxodo). Este fue evidentemente el principio de sus planes para
liberarlos, aunque sus hermanos no comprendieron su liderazgo (Hechos). Al día
siguiente, se presentó a unos de ellos que reñían, y los ponía en paz diciendo: Varones,
hermanos sois, ¿por qué os maltratáis el uno al otro? Entonces el que maltrataba a su
prójimo lo rechazó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros?
¿Quieres tú matarme, como mataste ayer al egipcio? (Hechos). Moisés huyó tanto por
temor de que esta supuestamente oculta noticia había llegado a oídos de Faraón y porque
sus hermanos no se habían unido a sus ideas de liberación. (Hechos)"
La fe que Moisés tenía ha sido acreditada correctamente a aquellos tempranos años de la enseñanza,
instrucción y disciplina de su creyente y piadosa madre. Cuando huyó de Egipto, se refugió en la tierra de
Madián [en la península arábiga].
D. Sus Cuarenta Años En Madián.
Mientras estuvo en ese lugar, se casó con Séfora, una de las hijas de Reuel [a veces llamado Jetro],
quien era sacerdote de Madián (Éxodo 2:16-21). Los madianitas y los hebreos ambos eran descendientes
de Abraham: los hebreos a través de su hijo Isaac y los madianitas por conducto de Madián que tuvo
Abraham con su esposa Cetura (Génesis 25:1-4; 1º de Crónicas 1:32-33).
Cierto día cuando Moisés tenía ochenta años (compare Hechos 7:23 con 7:29-30), mientras cuidaba el
rebaño, Dios lo llamó para que regresase a Egipto a libertar de la esclavitud a los israelitas. Éxodo 3:1
menciona que este llamado ocurrió en el monte Horeb mientras que Hechos 7:30 menciona que fue en el
monte Sinaí. Es posible que se refiera a la misma montaña, simplemente usándose en forma
intercambiable los dos nombres [lo cual no es inusual], o tal vez que uno era el nombre de la cordillera y el
otro una cumbre en particular de esa cordillera. El llamamiento comenzó cuando ardía una zarza que no
se consumía. Cuando Moisés se acercaba a la zarza, evidentemente, para ver qué sucedía, Dios le habló
desde la zarza ardiendo:
"Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás,
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tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios
de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. Dijo
luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su
clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para
librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha,
a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del
ferezeo, del heveo y del jebuseo. El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante
de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. Ven, por tanto,
ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel”
(Éxodo 3:5-10).
Así que Moisés (como guiador) iba a llegar a ser parte del gran plan de Dios desplegándose1 que
había incluido a Abraham, a Isaac y a Jacob, ya que Moisés guiaría a la gente que descendía de ellos a la
mismísima tierra que Dios les había prometido a ellos y a sus descendientes. Pero tal vez Moisés tenía
problemas psicológicos relacionados con su regreso a Egipto. Había salido de allí por temor de haber
matado a un egipcio (Éxodo 2:15), pero el rey que lo quería matar ya había muerto (Éxodo 3:23). No
sabemos si este incidente que había ocurrido hacía tantos años todavía le molestaba o no a Moisés; al
menos no lo incluyó en sus excusas que le presentó a Dios en la zarza ardiendo. En la zarza ardiendo
vemos a "Moisés como el inventor de excusas o pretextos", por cuanto intentó darle varias excusas a
Dios.
"¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?...He aquí
que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a
vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?... He aquí
que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová... ¡Ay,
Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo;
porque soy tardo en el habla y torpe de lengua” (Éxodo 3:11 - 4:10).
Dios respondió en forma adecuada a cada excusa. Su primera excusa ("¿Quién soy yo para que
haga esto?"), fue contestada con la promesa de que Dios estaría con él. La segunda excusa ("¿Quién les
diré que eres?"), fue contestada diciéndole Dios que dijera que "YO SOY EL QUE SOY" lo había
enviado, quien era el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. La tercera excusa ("Ellos no me creerán"),
fue respondida al darle el milagroso uso de su vara. Su cuarta excusa ("Nunca he sido hombre de fácil
palabra"), quedó satisfecha al prometerle Dios que él estaría para ayudarle con su boca. Dios vio que
Moisés sólo estaba tratando de evitar ir, por eso, cuando Moisés sugirió que Dios buscara a otro que fuera
se encendió el enojo de Dios contra él. Cuando finalmente accedió a ir, Dios le dio a su hermano Aarón
como vocero (Éxodo 4:14-16). Así fue como se dirigieron hacia Egipto.
II. Las Plagas De Dios Sobre Los Egipcios.
A. Moisés Y Aarón Convocan Y Se Presentan Primero A Los Israelitas.
Esto era natural. Les comunicaron sus propósitos e hicieron señales a los ojos del pueblo. El
resultado de haberse presentado ante los israelitas fue:
"Y el pueblo creyó; y oyendo que Jehová había visitado a los hijos de Israel, y que había
visto su aflicción, se inclinaron y adoraron” (Éxodo 4:31).
1
. Desplegar: dar a conocer, revelar, descubrir, desdoblar, poner en claro, abrirse, desarrollarse, hacer pasar del orden compacto al
abierto un ejército, etc.
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B. Luego Acudieron Ante Faraón.
En esta primera visita, tan sólo pidieron tres días de permiso para los israelitas a fin de que pudiesen ir
por el desierto para ofrecer sacrificios a Jehová. Faraón quiso saber quién era este Jehová para que
tomase en cuenta su voz y dejase ir a Israel para sacrificar. Basta decir que antes que Moisés y Aarón
hubiesen terminado de ver con él, habría sabido quién era Jehová. En vez de dejar ir al pueblo, pensó que
los israelitas tenían demasiado tiempo libre, así que ordenó que los cuadrilleros les hicieran más difícil las
tareas. Como resultado, los afligidos y fatigados israelitas acudieron a Moisés para quejarse por lo que
había traído sobre ellos su movimiento, entonces Moisés se volvió a Dios, y dijo:
"Señor, ¿por qué afliges a este pueblo? ¿Para qué me enviaste? Porque desde que yo
vine a Faraón para hablarle en tu nombre, ha afligido a este pueblo; y tú no has librado a
tu pueblo” (Éxodo 5:22-23).
Dios le aseguró a Moisés que él obraría sobre Faraón de tal manera que dejaría ir a su pueblo y Dios
les daría la tierra de Canaán que había prometido a Abraham, a Isaac y a Jacob (Éxodo 6:1-8). Pero
aunque Moisés comunicó este importante mensaje al pueblo, no lo creyeron, porque hasta ese momento,
no habían visto que se consiguiera nada por los esfuerzos de Moisés (Éxodo 6:9).
C. Acuden La Segunda Vez Ante Faraón.
De nuevo se presentan ante Faraón para exigir sus demandas y Aarón echó su vara delante del rey, y
ella se hizo culebra. El rey llamó a sus "hechiceros" los cuales echaron sus varas y se volvieron culebras.
Si bien la vara de Aarón devoró las varas de ellos, el corazón de Faraón se endureció y no dejó ir al
pueblo.
D. Principian Las Plagas.
Porque Faraón endureció su corazón en desobediencia a Dios, Dios inició una serie de plagas sobre la
tierra. La primera fue convertir el agua en sangre, causando la muerte de los peces y que la gente no
tuviese agua para tomar (Éxodo 7:17-25). La segunda plaga fue la de las ranas (Éxodo 8:1-7). La tercer
plaga fue convertir el polvo de la tierra en piojos (Éxodo 8:16-19). La cuarta plaga consistió en la llegada
de las molestísimas moscas (Éxodo 8:20-24). La quinta plaga fue la muerte de todo el ganado de Egipto
(Éxodo 9:1-6). La sexta plaga fue castigo de sarpullido con úlceras en los hombres y en las bestias
egipcias (Éxodo 9:8-11). La séptima plaga fue el envío de granizo y fuego (Éxodo 9:13-26). La octava
plaga fue el flagelo de las langostas (Éxodo 10:3-15). La novena plaga fue la de tres días de intensas
tinieblas sobre la tierra de Egipto (Éxodo 10:21-23).
Al principio, cuando una plaga era traída, el rey llamaba a sus hechiceros y magos para que hicieran lo
mismo. Cuando llegaron a la tercer plaga le fallaron al rey, declarándole que verdaderamente Dios estaba
detrás de esta plaga. Pero él no les prestó atención. Cuando la plaga llegaba a ser tan insoportable, se
arrepentía y decía que dejaría ir al pueblo. La plaga se suspendía, y él endurecía su corazón y revocaba su
decisión.
Es digno de atención que los israelitas quedaron exentos de las desgracias de estas plagas (Éxodo 9:6,
24-26; 10:22-23). También resalta la realidad de que los dioses de los egipcios no los protegieron de estas
plagas, ya que según Éxodo 12:12, estas diversas plagas fueron lanzadas directamente contra todos sus
dioses más importantes como el Nilo, la rana, el sol, el ganado, etc. Reiteradamente se dijo que estas
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plagas milagrosas harían saber tanto a los israelitas como a los egipcios que Jehová es Dios (Éxodo 6:7;
7:5, 17; 8:22; 10:2; 14:4, 18). Se puede presentar mucho material interesante, pero debemos abstenernos
por falta de espacio adecuado para ello.
E. La Plaga Final Y Que De Veras Le Pesó A Los Egipcios.
Dios había reservado una plaga severísima: la muerte de los primogénitos egipcios, tanto de seres
humanos como del ganado. Dios instruyó a los hijos de Israel que mataran un cordero por familia (pero si
la familia no bastase para comerse todo el cordero, entonces se juntarían dos familias), lo asarían a fuego,
la sangre la pondrían en los dos postes y en los dinteles de sus casas y lo comerían con pan sin levadura y
hierbas amargas (Éxodo 12:3-9). A la media noche Dios mismo saldría por todo Egipto (Éxodo 11:4-5, 1213, 27-29) y en cada casa donde no hubiera sangre rociada en los dinteles y postes, moriría el primogénito.
Así sucedió. La muerte visitó desde el primogénito de la propia familia de Faraón hasta el primogénito del
último cautivo que estaba en la cárcel, y de las bestias (Éxodo 12:29-30). ¡Ahora los egipcios habían
tenido suficiente! Faraón hizo llamar a Moisés y a Aarón ante su presencia y les dijo:
"Salid de en medio de mi pueblo vosotros y los hijos de Israel, e id, servid a Jehová, como
habéis dicho. Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, e idos;
y bendecidme también a mí” (Éxodo 12:31-32).
Habiendo obtenido alhajas de plata, y de oro, y finos vestidos de los egipcios, partieron esa misma
noche.
III. El Éxodo De Los Hebreos.
A. Profecía De José.
Antes que José muriera, predijo el éxodo (salida o emigración) de los israelitas de Egipto y les mandó
tocante a su cuerpo:
"Yo voy a morir; mas Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra
que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob. E hizo jurar José a los hijos de Israel, diciendo:
Dios ciertamente os visitará, y haréis llevar de aquí mis huesos” (Génesis 50:24-25).
Ellos lo habían vendido a Egipto. Ellos debían sacar su cuerpo de Egipto. La promesa que ellos
hicieron a José debió haber sido transmitida de generación en generación, porque cuando Moisés y los
hijos de Israel iniciaron su partida de Egipto, tomaron consigo los huesos de José (Éxodo 13:19).
B. La Travesía Del Mar Rojo.
Evidentemente los israelitas tardaron unos cuantos días en llegar al Mar Rojo, el cual tenían que cruzar
para dejar atrás Egipto. Durante su viaje los acompañaba delante de ellos una columna de nube durante el
día y una columna de fuego durante la noche (Éxodo 13:21). Faraón no podía aceptar la idea de perder a
todos los esclavos israelitas que eran la fuerza de trabajo (Éxodo 14:5). En consecuencia decidió
perseguirlos para ver si podía recuperarlos (Éxodo 14:6-9). Les dio alcance cuando ellos acampaban a
orillas del mar. Es natural que al acercarse los egipcios fueran sobrecogidos de terror los corazones de los
recientemente liberados israelitas. ¿Qué se debía hacer? Moisés les habló:
"No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los
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egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis” (Éxodo 14:13).
Inmediatamente Dios dio las siguientes instrucciones a Moisés:
"¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza la vara, y extiende
tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco.
Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré
en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería; y sabrán los egipcios que
yo soy Jehová, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo”
(Éxodo 14:15-18).
Esa noche el ángel [de] Dios hizo que la gran columna de fuego se pusiera entre los egipcios y los
israelitas (Éxodo 14:19-20). Moisés extendió su mano sobre el mar y Dios envió un fuerte viento oriental
el cual hizo que las aguas del Mar Rojo se dividiesen para que los israelitas pudiesen cruzar el fondo del
Mar Rojo, en tierra seca, entre los dos grandes muros de agua a su derecha y a su izquierda (Éxodo 14:2122). Cuando los egipcios vieron a los israelitas salir al otro lado, también los egipcios entraron tras ellos,
pero cuando llegaron hasta la mitad del mar, Dios le dijo a Moisés que extendiera su mano sobre el mar y
los muros de aguas cedieron volviéndose sobre los egipcios los cuales fueron sepultados juntos en medio
del mar. No hay duda de que los israelitas requirieron de una gran fe para entrar al fondo del mar cuando
los muros de aguas a ambos lados de ellos eran tan impresionantes por su elevación. 2 El escritor a los
Hebreos no pasó por alto la fe de ellos. Él escribió:
"Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo
mismo, fueron ahogados” (Hebreos 11:29).
Las noticias sobre esta milagrosa travesía del mar y de la muerte de Faraón y sus hombres [Éxodo
11:28-29; 14:4, 17-18, 28; 15:19] se divulgaron a las demás naciones y tampoco ellas lo olvidaron.
Cuarenta años más tarde, después que murió Moisés, cuando Josué envió los dos espías a Jericó, Rahab
(una mujer de Jericó que platicó con los espías) expresó el conocimiento y el sentir de las demás naciones.
Con tremendo temor, dijo:
"Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre
nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros.
Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros
cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que
estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido. Oyendo
esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por
causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en
la tierra” (Josué 2:9-11).
Al terminar este estudio, notamos que hay muchas comparaciones impresionantes que se podrían
hacer entre la liberación de Israel de la esclavitud egipcia y nuestra liberación de la esclavitud del pecado:
(1) Ellos estuvieron bajo una servidumbre terrible y así también estábamos nosotros. (2) Ellos no podían
rescatarse de esa esclavitud por sí mismos, no importa cuánto hayan deseado que así hubiese sido, y
tampoco nosotros podíamos o podemos hacerlo por nosotros mismos. (3) Dios levantó a Moisés para que
fuera libertador de ellos, y él levantó a Jesús para ser nuestro libertador. (4) Ellos tenían que creerle a
Moisés y seguir su liderazgo a fin de que fuesen liberados, y nosotros tenemos que hacer lo mismo en
2
. Los muros de aguas descollaban o sobresalían, como si el lugar estuviese guarnecido de torres.
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cuanto a Jesús. (5) Cuando ellos emprendieron su partida, Faraón hizo todo lo posible por retener el
servicio de ellos, y el diablo hace lo mismo con nosotros en la actualidad. (6) Ellos no estuvieron fuera de
Egipto sino hasta que hubieron cruzado las aguas del Mar Rojo, y nosotros no estamos fuera del estado de
esclavitud sino hasta que hemos pasado por las aguas del bautismo. (7) Los primogénitos que se libraron
de la muerte fueron solamente donde pusieron la sangre en los dos postes y en el dintel de sus casas, e
igualmente, se salvarán de la muerte eterna solamente los que se apropian hoy la sangre del Cordero de
Dios, Cristo Jesús. (8) Los israelitas salieron al otro lado del Mar Rojo con cántico de alabanza y acción
de gracias a Dios por la victoria y la salvación, y nosotros salimos de las aguas del bautismo agradecidos
con Cristo por habernos perdonado y salvado del pecado, y seguimos gozosos nuestro camino. (9) Luego,
en el monte Sinaí, se les enseñó qué demandaba Dios de ellos y, a nosotros luego del bautismo cristiano se
nos enseña a observar y obedecer los mandamientos de Jesús para nuestras vidas. (10) Cuando los
israelitas hubieron terminado de pasar por el Mar Rojo todavía no habían entrado a su hogar en Canaán,
sino que apenas estaban comenzando; de la misma, manera cuando somos bautizados todavía no hemos
alcanzado el cielo, sino que apenas inicia nuestro viaje hacia allá. (11) En realidad, no todos (sólo unos
cuantos) los que iniciaron su viaje a Canaán llegaron allá, y de la misma forma, realmente no todos los que
empiezan la vida cristiana llegarán al cielo. (12) Sólo aquellos que agradaron con sus vidas a Dios todo el
espacio de tiempo por el desierto, entraron a Canaán; y sólo los que agraden a Dios con su vida cristiana
serán admitidos en el cielo. Que Dios nos ayude a encontrarnos en ese número "cuando los santos
entren".
PREGUNTAS
1.
¿Quién fue el comisionado de Dios para libertar a su pueblo?
2.
Mencione algo de la familia de Moisés.
3.
¿Cómo se le hizo llegar a esa posición de recibir tan buen educación?
4.
¿A dónde fue Moisés a la edad de cuarenta años?
5.
¿Qué hizo Moisés que lo obligara a tomar una decisión tan seria en su vida?
6.
Mencione los eventos que ocurrieron en Madián.
7.
¿Cuáles fueron las plagas que Dios envió sobre los egipcios?
8.
¿Cuál fue la profecía de José que se cumplió en este tiempo?
9.
Relate el éxodo de los israelitas.
10.
Después de que los israelitas hubieron pasado el Mar Rojo, ¿qué les sucedió a los egipcios?
11.
Refiera el impacto de este incidente entre las naciones vecinas.
12.
¿Cómo se compara la liberación de Israel con nuestra liberación del pecado?
13.
Aprender de memoria Hebreos 11:24-26.
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