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SOBREPROTECCIÓN EN NIÑOS PEQUEÑOS
Paloma Méndez (psicóloga)
- ¿Estamos ante un exceso de apego que conviene frenar a tiempo?
Cuando uno tiene hijos pequeños, es difícil determinar para una madre el
límite entre la sobreprotección y la infraprotección, sobre todo cuando se es
madre primeriza.
No todos los niños requieren la misma atención y cuidados, hay niños que son
más nerviosos, y reclaman más el contacto con las figuras de apego que otros.
Lo primero que hay que hacer es determinar si el niño realmente tiene algún
problema. El llanto es la primera forma de comunicación del menor con el
entorno. Si vemos que sus necesidades básicas están cubiertas (no tiene
hambre, está limpio, no está enfermo) sabremos que el objetivo del niño es
solamente estar en nuestros brazos.
Si esto es ocasional, no hay problema, reclama nuestra atención y se la
prestamos, pero tenemos que empezar a limitar los momentos.
Si el niño está habituado a que cada vez que llora le cogemos en brazos,
llorará cuando le dejemos en la cuna, pero es bueno que le acostumbremos
también a que a veces tiene que estar sólo.
- ¿Qué pasaría si no se hace?
Si se hace bien no hay problema y el niño comprenderá que no siempre que lo
reclame tendrá la atención. Para que no sea traumático se debe hacer de
forma gradual, por ejemplo, intentamos calmarle el llanto pero dejándolo en la
cuna; y si no se calma en algunas ocasiones habrá que dejarle que llore hasta
que se calme.
- ¿Es la propia madre la que alimenta esta dependencia afectiva?
En ocasiones sí. Es muy reconfortante comprobar que tu hijo se calma si lo
coges, y en ocasiones las madres no pueden escuchar al bebé llorando si
pueden hacer algo para evitarlo, pero el sentido educativo debe ir encaminado
a que el niño entienda que no siempre puede tener lo que desea, y a veces hay
que frustrarle aunque sea pequeño.
- ¿Por qué muchas veces no basta con tener a la madre cerca y lo que se
requiere es el contacto, el estar sentado encima, o en brazos?
Al niño le calma más estar en los brazos de su madre, y si está acostumbrado
a esto intentará conseguirlo de la forma que hasta el momento sabe que
puede, llorando.
- ¿Cómo detecta una madre que está sobreprotegiendo a un niño tan
pequeño?
A veces la propia familia es la que hace ver a la madre que está sucediendo
así. No obstante, es bueno comentarlo con el pediatra y siempre descartar que
al niño realmente le esté sucediendo algo (hambre, que tengamos que
cambiarle o que esté enfermo).
¿Hay actitudes en el niño que constituyen una pista clara?
Si el niño se calma inmediatamente cuando la madre lo coge y nada más
dejarle en la cuna comienza a llorar, si sólo se calma cuando lo coge la madre
y no si lo hace otro miembro de la familia, y es algo generalizado que se da en
todas las circunstancias, debemos sospechar que el objetivo del menor es
estar en nuestros brazos.
- ¿Qué debería hacer la madre para ayudar a su hijo a ser más
independiente? ¿Cómo?
El niño es muy pequeño y, aunque tenga hábitos adquiridos, será más o menos
sencillo cambiarlo. El trabajo más difícil lo tiene que hacer la madre,
concienciándose de que para el menor no es bueno tener un apego de este
tipo y que esto si se mantiene va a contribuir en que lo pase peor cuando se
separa de ella (en la guardería, en el colegio, cuando lo tenga que dejar con los
abuelos). Es necesario que el niño aprenda a estar sólo, si se hace de forma
gradual será más fácil para la madre y para el niño.
Ejemplos: que si el bebé llora no sea siempre la madre la que acuda, a veces el
padre u otro cuidador.
Que en algunas ocasiones y habiendo comprobado previamente que no le
sucede nada, le deje en la cuna llorando (si decide hacerlo tiene que dejarle así
hasta que se calme, porque si lo coge el niño entenderá que lo que tiene que
hacer para conseguir su propósito es ser más insistente).
¿Cómo podría ayudar el padre? ¿Cómo influye su actitud en ese vínculo?
El vínculo de apego se genera con los dos progenitores, no sólo con la madre,
es bueno que las tareas estén repartidas y los dos colaboren en la educación y
el cuidado del pequeño. De esta forma además estamos favoreciendo que el
bebé se habitúe a más de un cuidador y no eche tanto en falta al que no esté
en un momento dado.
Otra forma de ayudar, sería acudir en ocasiones cuando el bebé llore y que no
satisfaga
de
manera
inmediata
todas
las
demandas
de
atención.
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