READING THE FACE OF GOD XVI - DISCERNMENT If we could

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READING THE FACE OF GOD XVI ‐ DISCERNMENT If we could have a personal conversation with God as with a friend, not by guessing what might please your friend, but by looking into his eyes and hearing it from his own mouth, there would be no problem. In the “second time” of discernment we have to interpret events that happen to us and try to understand how God’s will is hidden within them. This is when consolations and desolations come into it. Because God does not usually communicate in a direct way with us, once the question has been raised “what would please you, O God?” we now have to discern based on our experience and our prayer life. Many who have dared to ask this question and spent the time in discerning have found that they vacillate between periods of exaltation and depression. In the beginning the depression it is related to becoming aware of just how little a role God has played in your life. Consider Nicodemus who came to Jesus in a sincere search for “truth” but found that the encounter with the Lord turned his world upside down; Jesus’ gaze striped him naked and revealed how smug and falsely complacent he had been. That is desolation. Often for beginners this experience shakes their comfortable foundations and leads them to discouragement. In my first months at the seminary, I encountered discouragement, as I began to see just how unreasonable, unhealthy and really too heavy for a mere human being was the road I had committed myself to follow toward the priesthood. Later I realized this was the devil whispering these negative ideas into my mind. As I struggled to discern how it was that God was allowing me to experience desolation, it began to make sense that at first the devil would try to discourage anyone who seriously attempts to follow God’s will. Ignatius says we discern best under desolation, because it is not pleasant and will not be mistaken for an “easy ride” into God’s will. IHM Pray for us. Father Jerry LEYENDO LA CARA DE DIOS XVI – DISCERNIMIENTO Si yo pudiera tener una conversación con Dios como con un amigo, sin adivinar que le agradaria a tu amigo, pero mirando en sus ojos y oyendo de su propia boca, no seria ningún problema. En el “Segundo Tiempo” del discernimiento tenemos que interpretar eventos que nos suceden y tratar de entender como la voluntad de Dios esta escondida entre ellos. Esto es cuando “Consolación” y “Desolación” se presentán. Porque Dios no se comunica en una manera directa con nosotros, una vez que la pregunta se ha presentado “Que te agrade a ti, O Dios?” Ahora nosotros tenemos que discernir basado en nuestras experiencias y nuestra vida de oración. Muchos que se han atrevido en hacer esta pregunta y tomaron el tiempo de discernir han encontrado que ellos han vacilado entre periodos de exaltación y depresión. En el principio la depresión esta relacionada a reconocer el pequeño rol que Dios ha tomado en tu vida. Consideren a Nicodemus quién fue a Jesús en una busqueda para sinceramente encontrar la “verdad” pero encontró que el encuentro con El Señor puso su mundo boca abajo; la mirada de Jesús lo despojo desnudo y revelo lo vacio y falsamente cortes él habia sido. Esto es desolación . A menudo para los principiantes esta experiencia sacude sus confortables principios y los llevan al desaliento. En mis primeros meses en el Seminario, yo me senti desanimado, cuando empeze a ver exactamente que no era saludable y verdaderamente demasiado pesado para un simple ser humano en el camino que yo había emprendido de seguir hacia la vocación de sacerdote. Despues realizé que esto era el Diablo que me metia estas ideas negativas en mi mente. Como yo luché en discernir como que Dios permitió que yo pasará por esta desolación, empezé a entender que al principio el Diablo trataria de desalentar a cualquiera que seriamente tratara de seguir la voluntad de Dios. Ignacio dice que nosotros dicernimos mejor cuando estamos pasando por la desolación, porque no es placentera y no podria ser confundida como “un camino facil” en la volundad de Dios. IHM Ora por nosotros Padre Jerry 
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