134 PANIDA JUNIO EUGENIO J D' ORS unio. Calor. Balcones bien abiertos, que dejan subir hasta los nidos de ]os hombres el gran rumor que hacen los hombres en la calle. En el gran rumor que hacen los hombres en la calle hay claras voces de niños. Hay voces de niños también, que ríen la alegría de un juego, al acabar la tarde, y que sólo se unen a las de los pájaros en los jardines del interior de las manzanas .... Cortinas a rayas en el balcón de las viejas casas de Barcelona. Detrás de las cortinas a rayas, se mantiene fresca el agua del cántaro, y la albahaca huele mejor. Junio, Junio de Corpus. Ya presiente, este magnífico jueves de Corpus, desde el flanco violeta de las coli· nas, la retama. La real retama, que ahora es niebla d~ oro entre los pinos, y será mañana lluvia de oro sobre la CustQdia. ¡El paso de la Custodia dora y perfuma todo este mes de Junio! Junio estudioso. La llama inmóvil, cruda, bajo la pantalla verde encendida horas y horas en el cuarto del estudiante. Bajo la luz, enigmática, hostil, la «Lección XLIII», aquella terrible «Lección XLIII», superior a fuerzas humanas ... .mientras tanto viene, de no se sabe dónde, la voz de un piano que canta un vals, y de no se sabe qué lejano cuarto piso, la voz de un fonógrafo, que canta y se aplaude unas malagueñas. En otro cuarto piso, una esbelta figura hlanca emerge misteriosamente de la sombra y se inclina sobre la baranda del balcón .... Junio. Verbenalil y noches de verbena. Noches de verbena en que el amor viste de encarnado. Noche es ahora. Y, a lo lejos, de la negrura, en la negrura, ha subido a lo alto en ágil curva luminosa, y en lo alto se ha desmayado tonante, el primer cohete del fIles de Junio. ©Biblioteca Nacional de Colombia