MANEJO DEL SÍNDROME DE BOCA ARDIENTE Mª Eugenia Rodríguez de Rivera Campillo El Síndrome de Boca Ardiente (SBA) es un trastorno álgico orofacial crónico idiopático. Se manifiesta con ardor o escozor en alguna zona de la mucosa oral, fundamentalmente en la lengua y el labio inferior, sin que exista ninguna lesión o alteración analítica que justifique dicha sintomatología. Junto al ardor bucal, es frecuente que el paciente refiera xerostomía y alteraciones gustativas. Se presenta con mayor frecuencia en mujeres de edad media o avanzada, que suelen ser ansiosas y/o depresivas. Es frecuente que el cuadro se desencadene tras un periodo de sobrecarga emocional, tras un tratamiento farmacológico, o un tratamiento odontológico. El dolor suele aumentar a lo largo del día, alcanzando la máxima intensidad por la tarde-noche. Las molestias mejoran con la ingesta de líquidos o durante las comidas, aunque algún alimento puede exacerbarlas. Esta enfermedad altera de forma significativa la calidad de vida de los pacientes, que van de un especialista a otro, buscando solución a su problema. Aunque esta entidad se conoce desde hace muchos años, su verdadera etiología sigue siendo desconocida. Las últimas investigaciones consideran que, en la etiopatogenia del SBA, interviene una probable alteración neuropática, mantenida por diferentes factores locales, sistémicos o psicológicos. Estudios recientes demuestran alteraciones en el sistema del gusto. Debido a una lesión en el nervio cuerda del tímpano, desaparece la función inhibitoria que este nervio realiza sobre el nervio glosofaríngeo, desencadenando la percepción de gustos fantasmas, xerostomía y ardor bucal. Numerosas investigaciones demuestran la presencia de una polineuropatía subclínica y una pérdida de función de las fibras nerviosas de pequeño diámetro en los pacientes afectos de esta enfermedad. En otros trabajos se demuestra una alteración del sistema trigeminal y del sistema dopaminérgico nigroestriado, a nivel del sistema nervioso central. El objetivo del tratamiento de estos pacientes es reducir el ardor y las alteraciones sensoriales. Antes de iniciar el tratamiento de un paciente con SBA, es fundamental realizar una historia clínica detallada y una exploración exhaustiva con el fin de diagnosticar y tratar los posibles factores etiopatogénicos relacionados. De esta manera sabremos si nos encontramos ante un SBA segundario o primario. Se deben controlar los factores locales que actúen irritando la mucosa oral y los factores sistémicos como la dieta, la ingesta de fármacos xerostomizantes y las alteraciones analíticas. Antes de iniciar cualquier estrategia terapéutica es necesario explicar al paciente la naturaleza de su enfermedad y la dificultad de su manejo, con el fin de tranquilizarlo y ganarse su confianza. Sólo de esta manera se obtendrán resultados satisfactorios. Existen diferentes tratamientos propuestos en la literatura, algunos de ellos actúan de forma local como la capsaícina, los enjuagues con difenilhidramina, bencidamina o el clonacepam tópico (en comprimidos o colutorio). Otros autores tratan esta enfermedad con antidepresivos tricíclicos (amitriptilina, desipramina, imipramina), inhibidores de recaptación de la serotonina (sertralina, paroxetina), antipsicóticos (amisulpirida) y benzodiacepinas (clonacepam, alprazolam) por vía oral. Otros tratamientos propuestos son antioxidantes, neuroprotectores (ácido alfa lipoico y vitamina C a dosis altas) y psicoterapia. Los mejores resultados se obtienen con clonacepam sólo o asociado a gabapentina. En algunos trabajos se consigue mejorar la sintomatología tras aplicar laser de baja potencia. También se han encontrado resultados satisfactorios con el empleo de protectores bucales con o sin gel de aloe vera. Otros tratamientos descritos recientemente son la acupuntura, la hipnosis, el yoga y el cannabis, por su efecto analgésico en dolores neuropáticos. Estudios recientes tratan el SBA con levodopa y bloqueo o irradiación del ganglio estrellado.