El enfoque constructivista ::La anarquía es lo que los estados hacen de ella Alexander Wendt El enfoque constructivista Definición básica de constructivismo: “afirmación de que los aspectos significativos de las relaciones internacionales son histórica y socialmente contingentes, en vez de consecuencias inevitables de la naturaleza humana o de otras características esenciales de la política mundial”. “estructuras sociales (incluyendo las que regulan las interacciones internacionales) están socialmente construidas” OJO: El constructivismo no es una teoría de las relaciones internacionales, por más que los autores constructivistas no descarten -como sí lo hacen los postmodernos- la posibilidad de construirla en el futuro → Más que premisas o supuestos, lo que se plantea son hipótesis de trabajo, sino un conjunto de hipótesis que sugirió explorar, una agenda de investigación Introducción Neorrealismo → durante el período de formación Constructivismo el discurso dominante de las relaciones internacionales, gran parte del trabajo teórico inicial constructivismo es un reto a algunos supuestos básicos neorrealista. Neorrealistas son estructuralistas porque sostienen que la mayoría de la información importante en la política internacional se explica por la estructura del sistema internacional. El constructivismo desafía esta hipótesis al demostrar que los poderes causales atribuidos a la "estructura" por los neorrealistas no son de hecho "dados", sino consecuencias de la, práctica social. Rechazan las conclusiones Neorrealismo sobre el efecto de la determinación de la anarquía en el comportamiento de los actores internacionales. Características -Postura contemporizadora que los autores identificados con ella suelen adoptar ante los enfoques racionalistas, y en particular sobre cuestiones epistemológicas. -Otro es su programa de investigación, construido no a partir de una teoría acabada sino más bien a partir de las carencias percibidas en los enfoques tradicionales (y, en concreto, en el programa neorrealista-neoliberal), particularmente en el tratamiento de los factores sociocognitivos. Origen y planteamiento Autor más representativo de esta corriente es Alexander Wendt, quien planteó el tema central de la problemática constructivista: la mutua constitución de las estructuras sociales y los agentes en las relaciones internacionales. Wendt presentó el constructivismo como una perspectiva capaz de contribuir al diálogo neorrealismo-neoliberalismo -reforzando los argumentos neoliberales- y a la vez capaz de acercar las posiciones reflectivistas a las racionalistas. Para Wendt, diálogo entre neorrealistas-neoliberales gira en torno a la medida en que la acción estatal está condicionada por la “estructura” (anarquía y distribución de poder) o por el “proceso” (interacción y aprendizaje) e instituciones. Ese diálogo era posible a partir de la base común: el compromiso “racionalista” de ambas partes y, sobre todo, su uso de los modelos económicos y de la teoría de los juegos Para Wendt las posiciones neoliberales -que sostienen que los procesos e instituciones pueden dar lugar a un comportamiento cooperativo a pesar de la anarquía- se verían reforzadas si contaran con una teoría sistemática que explicara la transformación de las identidades e intereses de los actores por parte de los regímenes e instituciones. La anarquía es… Debate entre realistas y liberales ha reaparecido como eje desacuerdo en la teoría de las Relaciones internacionales El debate que en el pasado giraba en torno a teorías en competencia sobre la naturaleza humana está más interesado ahora en la medida en que la acción del estado es influida por la “estructura (la anarquía y la distribución del poder) versus el proceso de interacción y aprendizaje. Pregunta ¿La ausencia de una fuerza de autoridad política centralizada obliga a los estados a jugar una política competitiva del poder? ↓ El debate entre los “neo-realistas” y los “neoliberales” se ha basado en un compromiso común con el “racionalismo” Además de esta forma de enmarcar los problemas de investigación, en general, los neorealistas y los neoliberales comparten supuestos sobre la naturaleza de los agentes: Los estados son los actores dominantes y definen la agenda de seguridad de acuerdo a su interés propio. ↓ Este punto de partida es muy importante para los neo-realistas pues consideran que las anarquías son, necesariamente, sistemas de “auto ayuda” La auto ayuda se ve como una “institución” La autoayuda no es un rasgo constitutivo de la anarquía sino una “institución”, que define como “un conjunto o una estructura relativamente estable de identidades e intereses”. La autoayuda es, pues, una institución, una estructura particular de identidades e intereses, pero no la única posible en una situación de anarquía. Una posibilidad, por ejemplo, la de una estructura opuesta a la de la política de autoayuda: la de un sistema de seguridad basado en una estructura cooperativa, en la que los Estados se identificaran positivamente entre sí y percibieran la seguridad de cada uno como la responsabilidad de todos (seguridad colectiva). Entre ambos extremos podría hipotetizarse también la posibilidad de que en un sistema anárquico se desarrollara una estructura intermedia, en la que los Estados fueran indiferentes a las relaciones entre su propia seguridad y la de los demás pero se preocuparan más con las ganancias absolutas de la cooperación que con la posición relativa de cada Estado. Objetivo de artículo: tender un puente entre tradiciones, al desarrollar un argumento constructivista. “No me interesa si un “liberalismo comunitario” sigue siendo liberalismo. Lo que sí me interesa es que el constructivismo puede contribuir de manera significativa al fuerte interés liberal. Estrategia: cuestionar afirmación neorrealista de que la autoayuda es dada por la estructura anárquica de manera exógena al proceso. Constructivistas no se tomaron muy en serio los poderes causales de la anarquía “Yo sostengo que la autoayuda y la política del poder no se derivan ni lógica ni causalmente de la anarquía y si hoy no es enfrentamos a un mundo de autoayuda, eso se debe al proceso no a la estructura. No existe una lógica de la anarquía. La autoayuda y la política del poder, son instituciones, no rasgos esenciales de la anarquía: la anarquía es lo que los estados hacen de ella. La anarquía y la política del poder Los realistas clásicos atribuían primordialmente al egoísmo y la política del poder a la naturaleza humana, mientras que los estructuralistas hacen hincapié en la anarquía. Waltz: anarquía como condición de posibilidad o causa “permisiva” de la guerra”. No hay nada que las prevenga, pueden ocurrir en cualquier momento. Autor: intento de cuestionar explicación del sistema internacional de los neo-realistas. Anarquía auto-ayuda y conocimiento intersubjetivo Waltz define la estructura política en tres dimensiones: principios ordenadores (en este caso la anarquía), principios de diferenciación (que aquí se eliminan) y la distribución de capacidades. Esta explicación no predice varias cosas, como si dos estados serán amigos o enemigos, si reconocerán la soberanía del otro… no puede predecir el contenido o la dinámica de la anarquía. OJO: Un principio fundamental de la teoría social constructivista es que gente actúa hacia objetos, incluidos otros actores, sobre la base de los significados que los objetos tienen para ella. Los actores actúan de forma diferente hacia los enemigos que hacia los amigos. La anarquía y la distribución del poder no bastan para decirnos cuál es cuál. El poder militar de los Estados Unidos no tiene el mismo significado para Canadá que para Cuba, a pesar de sus posiciones “estructurales” similares. La distribución de poder puede afectar los cálculos de los estados, pero la forma en que lo hace depende los entendimientos y expectativas intersubjetivas, de la “distribución del conocimiento que constituye Los actores adquieren identidades, entendimientos específicos del rol y expectativas acerca del yo relativamente estables. Las identidades son inherentemente relacionales. Pero… cada persona tiene muchas identidades y un estado puede tener muchas identidades. Las identidades son la base de los intereses. Los actores no tienen una “cartera” de intereses que llevan consigo, independientemente del contexto social; antes bien definen los intereses en el proceso de definir situaciones. Una institución es un conjunto o “estructura” de identidades e intereses relativamente estables Las instituciones son fundamentalmente entidades cognoscitivas que no existen al margen de las ideas de los actores acerca de cómo funciona el mundo Las identidades y las cogniciones colectivas similares no existen al margen de las demás: son mutuamente constitutivas. Las instituciones, así conseguidas pueden ser cooperadoras o conflictivas detalle que a veces se pierde en los estudios acerca de los regímenes internacionales. La autoayuda es una institución, una de las diferentes estructuras de identidad e interés que pueden existir bajo la anarquía. Los procesos de formación de identidad bajo la anarquía se interesan antes que nada, en la preservación o “seguridad” del yo. Sistemas de seguridad En un extremo está el sistema de seguridad “competitivo” en el cual los Estados se identifican negativamente con la seguridad de los demás, de modo que la ganancia de uno es vista como una pérdida para el otro. En el centro está el sistema de seguridad “individualista”, en el cual los estados son indiferentes a la relación entre su propia seguridad y la de los otros. Esto constituye los sistemas neoliberales: los estados siguen tomando en consideración su propia seguridad pero se preocupan primordialmente por las ganancias absolutas más que por las relativas. Tanto los sistemas competitivos como los individuales son formas de auto-ayuda de l anarquía, en el sentido de que los estados no identifican positivamente la seguridad propia con la de los otros, sino que tratan la seguridad como responsabilidad individual de cada uno. La autoayuda es una de esas instituciones que conforman un tipo de anarquía, pero no el único. Es una institución, no un rasgo constitutivo de la anarquía. La anarquía y la construcción social de la política del poder. Si la auto ayuda no es una característica de la anarquía, debe surgir casualmente de procesos en los cuales la anarquía desempeña sólo un papel permisivo. Esto refleja un segundo principio del constructivismo: que los significados en términos de los cuales se organiza la acción surgen de la interacción. Estados depredadores y la anarquía como causa permisiva El argumento del depredador es claro y convincente. Por las razones que sean –biológicas, de política interior o de victimización sistémica. Algunos estados pueden llegar a predisponerse hacia la agresión. El comportamiento agresivo de esos depredadores o “manzanas podridas” obliga a otros a dedicarse a una política de poder competitivo, a combatir llamas con llamas. La posibilidad de la depredación por sí misma no obliga a los estados a adelantarse a priori con su política competitiva de poder. La posibilidad de la depredación no significa que “pueda ocurrir una guerra en cualquier momento. En una anarquía de dos, si el yo es predatorio, el otro tiene que definir su seguridad en términos de autoayuda o pagar el precio correspondiente. La depredación siempre llevará a las víctimas a defenderse, pero que la defensa sea colectiva o no dependerá tanto de la historia de la interacción dentro del colectivo potencial como de las ambiciones del depredador. Los estados pueden ser competitivos en ciertas relaciones y solidarios e otras. Las anarquías “maduras” tienen menos probabilidades que las inmaduras de verse reducidas por la depredación a una condición hobbesiana. El papel de la depredación en un sistema en la generación de u sistema de auto ayuda es congruente, entonces, con una visión sistemática del proceso. Transformaciones institucionales de la política del poder En este mundo la anarquía tiene un significado “realista” para la acción estatal: estar inseguro y preocupado por el poder relativo. La anarquía sólo tiene este significado en virtud de prácticas colectivas que inducen inseguridad, pero si esas prácticas son relativamente estables constituyen un sistema que puede resistirse al cambio. En otras palabras, el hecho de que los mundos de las políticas de poder estén construidos socialmente no garantiza que sean maleables, al menos por dos razones: La primera razón es que, una vez constituido, todo sistema social se enfrenta a cada uno de sus miembros como un hecho social objetivo que refuerza ciertos comportamientos y desalienta otros. La segunda razón es que el equilibrio sistémico también puede verse inhibido por los intereses de los actores por mantener identidades de rol relativamente estables. Soberanía, reconocimiento y seguridad En un estado de naturaleza hobbesiano los estados se individualizan por los procesos internos que los constituyen como tales y por su capacidad material de desalentar las amenazas de otros estados. La seguridad es una cuestión de poder nacional y nada más El principio de la soberanía transforma esta situación al proporcionar una base social para la individualidad y la seguridad de los estados. La soberanía es una institución y como tal sólo existe en virtud de ciertas comprensiones y expectativas intersubjetivas: no hay soberanía sin otro. Las prácticas de la soberanía transformarán la manera de comprender la seguridad y la política del poder por lo menos de tres maneras: Primero: los estados llegarán a definir su seguridad (y la nuestra) en términos de preservar “sus derechos de propiedad” sobre determinados territorios. Segundo: en la medida en que los estados logren internalizar las normas de la soberanía, serán más respetuosos de los derechos territoriales de los demás. Tercero: en la medida en que su socialización en proceso les enseña a los estados que su soberanía depende del reconocimiento por parte de otros estados, pueden permitirse depender más de la trama institucional de la sociedad internacional. La cooperación entre egoístas y las transformaciones de la identidad Comenzamos esta sección con un estado de naturaleza hobbesiano. La cooperación para la ganancia conjunta es sumamente difícil en este contexto, ya que no hay confianza, los horizontes temporales son breves y las inquietudes acerca del poder relativo son elevadas. La vida es fea, brutal y corta. La soberanía transforma este sistema en un mundo lockeano de derechos de propiedad reconocidos de manera mutua y de concepciones de seguridad egoístas, más que competitivas. Una condición necesaria para tal cooperación es que los resultados sean positivamente interdependientes en el sentido de que existen ganancias potenciales que no puedan lograrse por medio de acciones unilaterales. En el análisis tradicional de la cooperación –aunque sea repetida- que hace la teoría de juegos, la estructura del juego –de las identidades y los intereses- es exógena la interacción y como tal no cambia. Un análisis constructivista de la cooperación, en cambio, se concentraría en la manera en que las expectativas producidas por el comportamiento afectan a las identidades y los intereses. El proceso de crear instituciones consiste en internalizar nuevas comprensiones del yo y del otro, de adquirir nuevas identidades de rol. Un análisis constructivista del “problema de la cooperación” es, en su base, cognoscitivo, más que conductual, porque tarta el conocimiento intersubjetivo que define la estructura de identidades. La teoría estratégica crítica y la seguridad colectiva La transformación de la identidad y el interés a través de una “evolución” de la cooperación se enfrente a dos restricciones importantes. La primera es que el proceso es incremental y lento. En un proceso de este tipo los objetivos de los actores suelen consistir en lograr ganancias conjuntas dentro de un contextos que consideran ya relativamente estable. Una segunda restricción, más fundamental, es que la evolución de la historia de la cooperación presupone que los actores no se identifican negativamente entre sí. Lo actores tienen que estar interesados, primordialmente por las ganancias absolutas. Conclusión Todas las teorías de las RRII se basan en teorías sociales de la relación entre agencias, procesos y estructura social. Las teorías sociales no determinan el contenido de nuestra teorización internacional, pero sí estructuran las preguntas que formulamos acerca de la política mundial y nuestros enfoques para responderlas .