Discurso del Dr. Christoph Müller, Embajador de Alemania, en

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Discurso del Dr. Christoph Müller, Embajador de Alemania,
en ocasión de la condecoración del Sr. Cónsul Honorario Armin Bülow
Chiclayo, 29 de Abril 2011
Me encanta el tener una reunión tan alegre esta noche en Chiclayo.
Les agradezco por haber venido en tan gran número y desde lugares tan lejanos como Alemania para festejar esta noche con nuestro amigo Armin Bülow, un evento muy especial. Antes de comenzar con cierto acto oficial quisiera dirigirle unas palabras de agradecimiento personal a Armin:
Cuando llegamos al Perú hace más de cuatro años mi familia y yo, no teníamos casi ningún conocimiento ni del Perú ni de América Latina. Ha sido gracias a amigos como Armin y Elvira que pudimos encontrar y conocer rápidamente al país y a su gente y aprender a apreciar las maravillas y los retos del Perú. Todavía recuerdo, como algo ocurrido sólo hace pocos días, nuestro primer viaje al norte en enero del 2007, cuando Armin y Elvira nos recibieron no sólo con mucho cariño, sino también con una agenda muy clara de lo que teníamos que hacer y ver en Lambayeque para transformarnos, a los recién llegados e ignorantes, en conocedores de la cultura Mochica y conocedores de los logros recientes en el desarrollo del norte. Esperamos haber sido buenos estudiantes. En serio, sin ninguna ironía, quiero agradecerte Armin por haberme ayudado mucho durante mi fase de aprendizaje en el Perú.
Por eso y muchas razones más me da inmenso placer poder honrar esta noche a Armin Bülow como destacado representante de Alemania en el Perú. Echemos un vistazo a la trayectoria de su vida:
Nació en Berlín, capital de Alemania. Realizó sus estudios superiores en Hamburgo y como becado en Toronto/Canadá, obteniendo el título de Ingeniero Civil en 1963. Debido a esta beca fuera de su país, le surgió el deseo de trabajar en el extranjero. Comenzó a trabajar con la prestigiosa empresa alemana de ingeniería Salzgitter que tenía grandes proyectos en el extranjero. Su primera obra en los años sesenta fue una represa en Tailandia, donde ganó experiencia en la construcción de grandes diques y obras hidráulicas. Después de Tailandia fue enviado a Surinam (Guyanas) para trabajar en la misma especialidad y desde allá vino por la primera vez al Perú por el proyecto Tinajones, donde fue responsable de la presa principal y los diques del reservorio. Esa etapa aquí en el Norte del Perú en la cercanía de Chongoyape definió el destino del joven ingeniero alemán. Ahí encontró a una ferreñafana e inmediatamente arrancó otro proyecto, la misión Elvira. Concluyó ambos proyectos con gran éxito, la trascendente obra del Reservorio Tinajones de un lado, y su boda con Elvira y el nacimiento de su primogénito Lorenz de otro lado. Siguieron estadías de su vida en Alemania y diferentes partes del mundo antes de regresar a Lima en 1982 para asumir la gerencia de la sucursal de Perú de Salzgitter a la que dirigió hasta 2002. En ese período tuvo la responsabilidad de la realización de más de 100 proyectos de la cooperación internacional, los cuales han aportado en gran escala al desarrollo económico en el Norte del Perú y a la reducción de la pobreza. Entre los proyectos destaca la represa Gallito Ciego.
En el 2002, tras una vida ya tan completa y exitosa Armin hubiera podido jubilarse y disfrutar de su nueva libertad. Sin embargo, él es un hombre diferente. Siempre ha sido un hombre muy comprometido al bien común. Toda su vida, había desarrollado un sentido social muy perceptivo de la severidad que la vida tiene para muchos. Experimentó tal severidad él mismo como niño, creciendo en los escombros de la ciudad de Berlin destruída por los bombardeos de la 2da Guerra Mundial, sin padre, porque había caído en la guerra. En el Perú, se ha visto impresionado por la severidad que tiene la vida para muchos peruanos. Entonces, para él, una vida sedentaria como jubilado simplemente no era imaginable, tenía que seguir trabajando, por su país, para ayudar a los más necesitados en su nueva patria adoptada, y para devolver algo de lo que él había recibido en su vida. Por esto, en lugar de jubilarse, Armin Bülow comenzó una nueva etapa en su vida.
A la sugerencia de mi antecesor, el embajador Herbert Beyer, fue nombrado en el 2002 Cónsul Honorario de la República Federal de Alemania en los departamentos de Lambayeque, La Libertad, Cajamarca, San Martín y Amazonas, con sede en Chiclayo. Desde entonces ha gestionado un sinnúmero de asuntos y proyectos bilaterales, desde la cooperación para el desarrollo hasta la remodelación del Museo Brüning y la organización de eventos culturales. Cabe recordar que ser cónsul honorario no significa que se reciba un honorario por sus servicios, sino que se ejerzan los servicios „ad honorem“, es decir, sin remuneración alguna. Simultáneamente, por su firme compromiso con los más necesitados sigue realizando una serie de actividades caritativas junto con su esposa Elvira, familiares y amigos. Son actividades dirigidas a niños huérfanos y desamparados, gente humilde, ancianos, alumnos sin recursos y enfermos. Destacan por ejemplo los desayunos diarios desde 2005, vestimenta, atención médica, educación escolar, primera comunión y acciones navideñas para 85 huérfanos y desamparados en Monsefú.
Con este récord de méritos, más allá de sus obras, Armin Bülow ha fomentado el prestigio de Alemania y la amistad peruano­alemana. Tenía que suceder algo para apreciar sus logros. Y así ocurrió. El jefe de estado de la República Federal de Alemania, el Presidente Federal Christian Wulff, decidió condecorarlo: [Lectura del certificado de la orden y entrega]
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