El nuevo equilibrio de poder en Medio Oriente

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“El nuevo equilibrio de poder en Medio Oriente”
Oleg Vladimir SÁNCHEZ TERÁN
El Irak de Saddam Hussein proporcionaba estabilidad al Medio Oriente: contenía a Irán y a los
fundamentalistas islámicos. Cuando EUA derrocó a Saddam Hussein en 2003 cometió un error
estratégico al corto plazo: alteró el equilibrio de poder (Irán se expandió/consolidó su esfera de
influencia en Irak y los extremistas islámicos adquirieron mayor protagonismo). Actualmente, como
resultado de los vacíos de poder y el surgimiento del Estado Islámico, Irak y Siria representan el
mosaico donde interactúan los intereses de los actores primarios del Medio Oriente: Arabia Saudita,
Irán, Israel y Turquía.
Después de una década, Irán se encuentra a la defensiva estratégica y perdió el impulso por expandir
su esfera de influencia; aunque puede presionar a Arabia Saudita (su rival regional) en Yemen o
Bahrein, su capacidad para desplegar o sostener su poder está limitada.
El objetivo de Arabia Saudita es reducir la influencia de Irán y, para contenerlo – y ante el aparente
abandono de EUA – Arabia Saudita podrá recurrir a Israel (ambos tienen intereses en común) aunque
la cooperación entre ambos se limitaría a sus tratos con EUA e Irán. Sin embargo, Arabia Saudita
también necesita “estancar” a Irán en Siria e Irak, y es en este punto donde los saudíes no tienen
opciones fáciles: Qatar está distanciado y Jordania no tiene deseos de involucrarse directamente en
Siria; el único aliado disponible es Turquía, pero una alianza con Turquía también amenazaría la
posición regional de Arabia Saudita.
Bajo la dirección de Erdogan, Turquía perdió su impulso pro-Europa y recuperó su identidad islámica.
Turquía – aliado regional de Israel – ha fomentado a grupos islámicos en Egipto, Gaza y Siria, incluso
dentro de la guerra civil siria, el rol de los turcos ha sido más activo (en comparación a Arabia
Saudita), y las diferencias con EUA respecto al conflicto son respecto “a quién es el enemigo
principal: Bashar al-Assad o el Estado Islámico”. De la misma forma, los vacíos de poder en Irak y
Siria (sobre todo la mayor autonomía de los kurdos) aumentaron la esfera de influencia de Turquía
(lo que no sólo amenaza a Arabia Saudita, sino también a Irán).
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Finalmente, el objetivo de Israel es sobrevivir y desviar las tensiones hacia sus vecinos. Israel trata
de ocultar lo vulnerable que es con su susceptibilidad, y su pánico con su intransigencia y, en la
búsqueda de seguridad (a través de estos medios), siempre está en peligro de quedarse aislado.
Resulta irónico que el surgimiento del Estado Islámico restaurara el equilibrio de poder en el Medio
Oriente. Para EUA – el poder permanente en el Medio Oriente, aunque en el futuro será un poder más
discreto –representa una oportunidad para lograr el “cambio estratégico” hacia el Pacífico. La guerra
de Irak demostró – a ellos mismos - los límites del poder de EUA: perdieron su voluntad de “lograr
cambios de régimen”, ahora sólo buscan la estabilidad y, para ello manejarán a los diferentes actores
regionales primarios.
El éxito de este nuevo curso de acción estará determinado por el grado de integración de los intereses
de EUA con los de Arabia Saudita, Irán, Israel y Turquía. Para lograrlo deberán establecer relaciones
directas con tantas partes como sea posible, utilizando la influencia que de ahí resulta para moderar
las ambiciones de los posibles contendientes. Tendrán éxito siempre y cuando ellos – los EUA – estén
más cerca de los otros cuatro actores regionales, de lo que ellos mismos pueden estar entre ellos. La
realpolitik nos enseña los beneficios de la moderación.
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