OFICINA INTERNACIONAL DEL TRABAJO POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO Estudio comparativo ILO GINEBRA 1960 0>fa* 3 ESTUDIOS Y DOCUMENTOS Nueva serie, núm. 59 i i IMPRIMERIES POPULAIRES, GINEBRA (SUIZA) ÍNDICE Páginas INTRODUCCIÓN 1 CAPÍTULO PRIMERO: Panorama general 5 El contraste entre los países económicamente adelantados y los insuficientemente desarrollados Bases estadísticas Significación de las estadísticas e importancia relativa de los factores . . Principales causas del desplazamiento El nivel de los ingresos en la agricultura en relación con los de otras ocupaciones Las oportunidades de empleo en los trabajos no agrícolas Factores de « atracción » y factores de « repulsión » CAPÍTULO II : Países económicamente adelantados: América del Norte . . . . Estados Unidos Evolución de la población agrícola Evolución de la población agrícola activa El empleo en la agricultura Actividades agrícolas a tiempo parcial Factores que determinan el índice de migración interna Ingresos relativos Oportunidades de empleo en trabajos no agrícolas La disminución de la población agrícola activa y el aumento de la productividad Migración interna y política agraria Canadá Evolución de la población agrícola activa Modificación del volumen Cambios en la composición Factores que determinan la migración interna Posibilidades de empleo Ingresos relativos Efectos del desplazamiento de los trabajadores agrícolas El trabajo agrícola a tiempo parcial Agricultores con ingresos reducidos CAPÍTULO III: Países económicamente adelantados: Europa occidental Dinamarca Evolución de la población agrícola activa Estabilidad de la estructura agraria Ingresos agrícolas Equilibrio de la estructura profesional Francia 5 8 11 15 16 19 20 22 24 24 26 27 29 30 30 32 33 36 38 38 39 40 42 42 44 46 48 48 ^— g (5p* #^52 ^ "*" 53 ^ •> ' 57 " \^S^ \ ^ b v, ••* Xí% coti£ IV INDICE Páginas Evolución de la población agrícola total y de la población agrícola activa Factores que influyen en el desplazamiento Consecuencias del desplazamiento Problemas actuales República Federal de Alemania Población total y población agrícola activa Salarios e ingresos relativos Actividades agrícolas a tiempo parcial Modificación de la estructura agraria La política gubernamental Italia , La estructura agraria Evolución de la población agrícola activa Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores . . Política gubernamental en materia de empleo agrícola Países Bajos Evolución de la población agrícola activa Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores . . La estructura agraria Problemas y política en materia de empleo agrícola Trabajadores asalariados Exceso de candidatos a agricultores Regiones de baja productividad agrícola Noruega Evolución de la población agrícola activa Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores . . Política gubernamental en materia de empleo agrícola Suecia Evolución de la población agrícola activa Actividades agrícolas a tiempo parcial Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores . . Ingresos relativos Efectos del desplazamiento de los trabajadores Política gubernamental en materia de empleo agrícola Reino Unido Evolución de la población agrícola activa Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores . . Causas de la reciente reducción de la población agrícola activa . . . . CAPÍTULO IV': Países económicamente adelantados: Conclusiones Rasgos económicos y sociales del desplazamiento de los trabajadores . . Aumento de la productividad Ingresos y salarios La población agrícola activa en proceso de transformación Modificación de su volumen Fluctuaciones en su composición Cambios en su estructura profesional 59 63 64 66 69 69 72 74 75 77 78 79 80 82 84 87 89 90 91 92 94 95 95 96 97 101 103 105 105 108 109 110 111 112 115 115 118 120 127 127 128 129 131 131 133 134 ÍNDICE V Páginas Aspectos diferenciales del desplazamiento de los trabajadores Situación de los trabajadores asalariados Inmovilidad de los trabajadores de bajos ingresos El éxodo rural y los jóvenes 136 136 139 141 CAPÍTULO V : Países con superpoblación agrícola India El desequilibrio de la estructura profesional . . Los factores de repulsión en la agricultura El mercado del empleo La baja productividad Los bajos salarios Desempleo y subempieo rurales El tamaño reducido de las parcelas Urbanización Efectos del desplazamiento de los trabajadores Política futura Pakistán Evolución de la población agrícola activa Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores Factores de repulsión Factores de atracción Política futura Japón Evolución de la población agrícola activa Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores Política futura . . . Conclusiones CAPÍTULO VI: Países en vías de rápido desarrollo El desplazamiento definitivo Brasil Corrientes de desplazamiento Evolución de la población agrícola activa Causas sociales del desplazamiento Efectos del desplazamiento Venezuela Irak Conclusiones Movimiento de vaivén África al Sur del Sahara Causas y efectos del movimiento de vaivén Consideraciones acerca de la política que se puede aplicar Turquía Principales corrientes de desplazamiento Efectos del desplazamiento temporal Consideraciones acerca de la política que se puede aplicar 144 . . 146 146 148 149 150 150 151 152 152 153 156 158 159 160 160 162 163 164 164 167 168 168 171 174 174 178 181 183 183 186 189 194 196 197 198 200 202 203 205 209 VI ÍNDICE Páginas Yugoslavia Conclusiones 210 213 CAPÍTULO VII : El progreso económico y el equilibrio de la estructura profesional El contraste entre los países adelantados y los menos desarrollados . . . La renta nacional por habitante y la proporción de la población activa dedicada a la agricultura Factores que determinan los ingresos relativos de la agricultura y de otras ramas Escasez o abundancia de los factores de producción Elasticidad de la demanda de alimentos y progreso técnico en la agricultura El descenso de los ingresos agrícolas en los países menos desarrollados Disminución de la productividad en la agricultura Rápido aumento de los ingresos y de la productividad en la industria y el comercio Los precios del mercado mundial Los ingresos relativos y el equilibrio de la estructura profesional . . . . Comparación de los salarios 215 215 218 221 221 223 227 228 228 229 230 239 CAPÍTULO VIII : Resumen y conclusiones: Consecuencias para la politica nacional El desplazamiento de los trabajadores de la agricultura: panorama sucinto Los ingresos agrícolas bajos como factor de repulsión Las crecientes posibilidades de empleo fuera de la agricultura . . . . Correlación entre el volumen de mano de obra agrícola y el grado de desarrollo económico Causas del desplazamiento en los países adelantados y en los menos desarrollados Condiciones favorables del desplazamiento Condiciones desfavorables del desplazamiento Categorías de la población agrícola con ingresos bajos Política nacional: pautas generales La política de los países adelantados La situación de los asalariados La inmovilidad de los agricultores con ingresos bajos Las desventajas sociales de los habitantes del campo La política de los países menos desarrollados Condiciones del desarrollo Factores demográficos Condiciones de urbanización Empleo ineficaz de los recursos agrícolas Política de desarrollo equilibrado Ayuda directa del erario público a los ingresos agrícolas Estabilización del empleo y de los salarios Asignación a la agricultura de una fracción mayor del presupuesto de fomento Estímulo a las inversiones privadas en la agricultura Reforma agraria Las tensiones sociales 244 244 244 245 246 246 247 247 249 251 253 254 255 257 259 260 260 261 261 262 263 263 263 264 266 244 ÍNDICE VII LISTA DE CUADROS Páginas 1. — Cambios recientes en la población económicamente activa total y en la población agrícola activa 2. — Promedio de la tasa anual de aumento ( + ) o disminución (—) en la población económicamente activa total y en la población agrícola activa • 3. — Estados Unidos: Población agrícola y población total (1910-1957) . . 4. — Estados Unidos: Migración neta de la población agrícola (1920-1950). 5. — Estados Unidos: Población económicamente activa total y población agrícola activa (1880-1957) 6. — Estados Unidos: El empleo en la agricultura (1910-1956) 7. — Estados Unidos: Clasificación de las explotaciones agrícolas por su extensión y su producción (1950) 8. — Canadá: Población agrícola activa (1901-1951) 9. — Canadá: Mano de obra agrícola (1931-1958) 10. — Canadá: Variaciones de las diferentes categorías de trabajadores que integraban la población agrícola activa (1946-1955) 11. — Canadá: Promedio de ingresos anuales de los trabajadores asalariados agrícolas y no agrícolas (1946-1955) 12. — Canadá: Promedio de ingresos de los trabajadores agrícolas y de los no agrícolas en tres períodos recientes 13. — Dinamarca: Población económicamente activa total y población agrícola activa (1901-1950) 14. — Dinamarca: Recientes variaciones en la composición de la población agrícola activa 15. — Francia: Personas empleadas en la agricultura y en otras ramas de la actividad económica (1906-1954) 16. — Francia: Población agrícola activa (1921-1954) 17. — Francia: Migración neta de trabajadores agrícolas de menos de 40 años (1921-1954) 18. — Alemania: Población general y población económicamente activa (total y agrícola) (1882-1955) 19. — Alemania (Rep. Fed.): Trabajadores familiares y no familiares, permanentes y no permanentes en la agricultura (1957-1958) 20. — Alemania (Rep. Fed.) : Tendencias de la magnitud de la población agrícola activa ocupada en propiedades de más de media hectárea (1950/51-1957/58) 21. — Alemania (Rep. Fed.): Volumen de trabajo efectuado en la agricultura según el tamaño de la explotación (1950/51-1957/58) 22. — Italia: Población agrícola activa (1901-1957) 23. — Italia: Diferentes categorías de mano de obra agrícola (1954-1957) . . 24. — Italia: Salarios en la agricultura y en la industria (1920-1956) . . . . 25. — Países Bajos: Población activa total y población agrícola activa (1849-1947) 26. — Países Bajos : Disminución del número de trabajadores agrícolas permanentes (varones solamente) (1947-1956) 27. — Países Bajos: Distribución de las explotaciones por su tamaño (1947-1955) 28. — Noruega: Personas dedicadas a la agricultura, silvicultura y pesca (1900-1950) 29. — Noruega: Volumen de trabajo destinado a la producción en las explotaciones agrícolas mayores de media hectárea (1928-1956) . . . . 10 12 25 25 27 28 34 39 40 41 45 46 54 54 60 61 62 70 71 71 72 81 81 83 90 90 92 97 98 vni ÍNDICE Páginas 30. — Noruega: Proporción de trabajadores familiares en la población agrícola activa (1890-1950) 31. — Noruega: Clasificación de los agricultores según el tiempo que consagran a las tareas agrícolas (1929-1956) 32. — Noruega : Salarios medios en la agricultura, la silvicultura y la industria (1920-1956) 33. — Suecia: Distribución de la población por ramas de actividad (19001950) 34. — Suecia: Evolución de la población agrícola activa (1910-1950) . . . . 35. — Suecia: Clasificación por categorías de las personas mayores de 15 años empleadas en la agricultura (1951-1957) 36. — Reino Unido : Distribución de la población activa por rama de actividad económica (1881-1951) 37. — Reino Unido: Trabajadores empleados en las explotaciones agrícolas según el censo anual del mes de junio (1939-1957) 38. — Variaciones de la población agrícola activa, de la producción y de los salarios reales en la agricultura de varios países económicamente adelantados (1948-1957) 39. — índice de los salarios en la agricultura y de las ganancias medias en las industrias manufactureras en 1957 en varios países económicamente adelantados 40. — Salarios de los trabajadores agrícolas y de los trabajadores urbanos de la edificación en 1957 en varios países económicamente adelantados. 41. — Japón: Población agrícola activa y población activa total (1920-1954) 42. — Brasil: Personas de 10 años o más, económicamente activas en la agricultura y ganadería en 1940 y 1950 43. — Brasil: Trabajadores de las explotaciones agropecuarias, distribuidos según su sexo y su situación en el empleo (1940 y 1950) 44. — Irak: Población urbana y rural (1947-1957) 45. — Yugoslavia: Población rural (1931-1957) 46. — Producto nacional neto comparado por habitante y proporción entre la población agrícola activa y la población activa total (con exclusión de América latina) 47. — América latina: Producto nacional bruto por habitante y proporción de la población activa total dedicada a la agricultura, 1950 . . 48. — Evolución a largo plazo de la parte del producto nacional neto que corresponde a la agricultura 49. •— Producto nacional por trabajador en la agricultura y en los demás sectores de la economía en los últimos años 50. — Salarios en la agricultura y en las industrias manufactureras (1950 y 1958) 99 100 102 106 106 107 117 121 130 137 138 166 181 182 192 211 219 219 223 232 240 INTRODUCCIÓN Este estudio se propone examinar las causas del movimiento de la mano de obra que abandona la agricultura para dedicarse a otras ocupaciones, los problemas ocasionados por ese movimiento y las medidas que se han tomado para resolverlos1. No es un acontecimiento inusitado que los trabajadores agrícolas se dirijan a otras actividades. En el pasado, este fenómeno ha sido llamado con frecuencia « el éxodo rural ». Esta expresión tradicional describe tanto un cambio de ocupación como una modificación geográfica en la distribución de la población. Cuando la mano de obra abandona la agricultura, ordinariamente también se traslada del campo a la ciudad. Por regla general, ambos aspectos — el cambio de ocupación y el cambio de lugar de trabajo y residencia — son inseparables. Sin embargo, el tema principal de este estudio es el cambio de ocupación. Su objeto principal es analizar los factores económicos y sociales que originan la migración de la mano de obra agrícola a otros tipos de trabajo y los efectos que tiene este movimiento, especialmente en la población agrícola activa y en el rendimiento de la agricultura. Los efectos del proceso de urbanización como tal quedan fuera de los límites del estudio, aunque se hará referencia a ellos cuando influyan en los cambios de ocupación. El éxodo rural ha sido objeto de muchas investigaciones, algunas de las cuales, realizadas entre las dos guerras, fueron patrocinadas por la Oficina Internacional del Trabajo. En consecuencia, parecería inútil investigar otra vez este tema. Una de las razones para hacerlo es que en muchos países la proporción de personas que abandonan la agricultura para dedicarse a otras ocupaciones es actualmente mucho más alta de lo que ha sido en cualquier período pasado. Otra razón es que las condiciones en que se efectúa el movimiento difieren en los países insuficientemente desarrollados y en los adelantados, y ello hace necesaria una nueva investigación. En esta nueva situación, puede ser de gran utilidad hacer una revisión de los movimientos recientes y registrar los resultados. 1 En este libro se entiende por « población agrícola económicamente activa » la totalidad de los trabajadores de la agricultura, sean asalariados, aparceros, familiares de agricultores o labradores independientes, es decir, todos los que contribuyen con sus esfuerzos a la producción agricola. En cuanto al término « agricultura », se lo utiliza con el sentido de « industria agropecuaria ». 2 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO También parece necesario hacer una nueva interpretación o evaluación de las consecuencias de la « migración profesional ». Con mucha frecuencia los economistas han señalado los beneficios generales que resultan de esta migración y han formulado principios generales sobre la relación entre el progreso económico y la disminución de la población agrícola activa dentro del conjunto de la población económicamente activa. Hasta se ha llegado a decir que el éxodo rural es « la ley misma de la civilización »*. Por el contrario, son sus efectos nocivos los que han impresionado más al sociólogo, al político y al hombre corriente. Tales efectos tienen su origen no en el cambio mismo, sino en la forma en que se realiza este cambio. La « manera » es tan importante como la « razón » ; y la « manera », la modificación a corto plazo, puede ser dispendiosa y dañina, aun si la « razón », la acomodación a largo plazo, es económica y beneficiosa. Es difícil mantener el equilibrio entre estos dos aspectos ; sin embargo, habría que hacer justicia a ambos. No cabe duda sobre la relación que existe entre el movimiento de la mano de obra que abandona la agricultura y el crecimiento económico: la migración a otras ocupaciones está ligada al desarrollo y, de hecho, es una de las condiciones que lo determinan. La verdad es que en muchos países uno de los obstáculos más serios para el desarrollo está en que hay demasiada gente dedicada al cultivo de la tierra : como se verá, los peligros de una migración excesivamente pequeña son mucho mayores que los que se atribuyen a un cambio rápido de la estructura profesional de un país. Sin embargo, es igualmente indudable que el movimiento entre las ocupaciones origina ciertos problemas. Se ha dicho muy bien que « en principio, el éxodo rural es casi siempre económicamente justificado, pero unas veces manifiesta una adaptación adecuada y beneficia a todo el mundo y otras resulta por el contrario incapaz de adaptarse y acarrea una grave pérdida de riqueza que se destruye o inutiliza tanto en el aspecto material como en el humano » 2. El presente estudio trata de hacer una revisión de algunos de estos problemas en la forma en que se plantean actualmente en diversos países 3 . El primer capítulo ofrece una comparación internacional de las proporciones de trabajadores agrícolas que han abandonado la agricultura en 1 R. DUMONT: Voyages en France d'un agronome (Ediciones M. T. Génin, París, 1951), pág. 327. 2 M. LATIL: L'évolution du revenu agricole (Librairie Armand Colin, Paris, 1956), pág. 168. 3 Se estudian en detalle los países siguientes : Alemania (Rep. Fed.), Brasil, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, India, Irak, Italia, Japón, Noruega, Países Bajos, Pakistán, Reino Unido, Suecia, Turquía, Venezuela y Yugoslavia. Además se dedica un pasaje especial a los problemas de los países y territorios de África al Sur del Sahara. INTRODUCCIÓN 3 los últimos años, a manera de telón de fondo para los estudios de cada país por separado, que constituyen el contenido principal de este libro. Esta comparación muestra que se pueden distinguir tres grupos principales de países, según el ritmo y las circunstancias que caracterizan el paso de una ocupación a otras, y los cinco capítulos posteriores agrupan a los países según esta clasificación. El capítulo siguiente trata del problema del crecimiento económico y el equilibrio entre las ocupaciones y en él se comparan las condiciones del movimiento en los países adelantados y en los menos desarrollados desde este punto de vista. Por fin, en el último capítulo se hace un resumen de las principales conclusiones que surgen de las comparaciones internacionales y de los estudios de cada país. Las cuestiones de política van desde la adopción en los países adelantados de medidas que comparativamente son de segunda importancia hasta los problemas más amplios del planeamiento del desarrollo y la reforma agraria en los países insuficientemente desarrollados. CAPÍTULO PRIMERO PANORAMA GENERAL Hay dos puntos de vista desde los cuales se puede examinar el movimiento de la mano de obra que abandona la agricultura: los efectos en la distribución de la población económicamente activa entre las diferentes ocupaciones y los efectos en la población activa de la agricultura. Si la mano de obra que abandona la agricultura se dirige a trabajos más productivos, el resultado es un aumento de la renta nacional y la utilización más apropiada de la población económicamente activa en su conjunto. La reducción del número de trabajadores empleados en la agricultura puede conducir a la mayor eficiencia en la producción agrícola y al uso más económico de la población agrícola activa; entonces aumentarán los ingresos reales en la agricultura y mejorará el nivel de vida de la población agrícola. Ambos aspectos están relacionados entre sí, aunque para los propósitos del análisis sea conveniente distinguirlos. EL CONTRASTE ENTRE LOS PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS Y LOS INSUFICIENTEMENTE DESARROLLADOS En el pasado, las investigaciones de los efectos del éxodo rural se han limitado casi totalmente a los países adelantados, donde el cambio de ocupación era parte integrante del proceso de desarrollo económico. El movimiento de la mano de obra representaba una adaptación necesaria a la productividad creciente tanto en la propia agricultura como en la economía total. La transferencia de los trabajadores de la agricultura a los empleos de la industria y de los servicios ha sido tanto causa como efecto del crecimiento de la productividad en la agricultura. A medida que se perfeccionaban los métodos de producción, se necesitó menos mano de obra para producir el mismo volumen de alimentos ; y a medida que un mayor contingente de mano de obra se dirigía a otras ocupaciones, atraída por mejores salarios, se iba substituyendo a los trabajadores por máquinas u otros elementos de capital. Como se expondrá en los capítulos siguientes, no han sido uniformes los efectos de la transferencia de la mano de obra en todos los países 6 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO adelantados. Los beneficios han sido mayores donde se invertían más capitales en la economía total y en la agricultura en particular. Cuando los ingresos de la agricultura han disminuido en relación con los de otras actividades, sin que exista un aumento de inversiones en la industria, los trabajadores agrícolas han procurado trasladarse a ocupaciones en las que ya había un exceso de trabajadores, tales como el comercio minorista, provocando asimismo la reducción de los ingresos en el sector de los servicios. En este caso, la transferencia de la mano de obra agrícola puede no ser una indicación de un aumento general de la renta nacional, aunque sí es posible que mejoren los ingresos de las personas que permanecen en la agricultura. Más aún, en la mayor parte de los países adelantados la transferencia de la mano de obra ha acarreado dificultades a los grupos de trabajadores desplazados por el progreso técnico, particularmente en los períodos de depresión en la agricultura y de desempleo general ; en tales casos, la transferencia no ha constituido una adaptación gradual paulatina como la que se podía esperar en períodos de pleno empleo y de prosperidad agrícola. Pero, como tendencia a largo plazo, el cambio de la distribución de la población económicamente activa ha significado el aumento de la eficiencia y ha sido uno de los medios por los que se ha logrado mejorar el nivel de vida en la economía total y en la propia agricultura. El presente estudio versa sobre una fase reciente de este proceso a largo plazo del cambio entre las ocupaciones; trata especialmente de un corto período, aproximadamente los últimos 20 años (1939-1959), aunque se hacen algunas comparaciones con períodos anteriores. Abarca tanto a los países insuficientemente desarrollados como a los adelantados, y tiene el propósito de mostrar que las condiciones del éxodo en ambos tipos de países tienen diferencias tan grandes, que deben hacerse ciertas reservas con referencia a algunas de las conclusiones generalmente aceptadas sobre los beneficios de la migración del campo a la ciudad. En cuanto se refiere a los países insuficientemente desarrollados, la escasez de datos básicos exige que los problemas de migración de trabajadores sean estudiados sin pretender una precisión absoluta. En los países adelantados se dispone de muchísima información detallada gracias a las estadísticas oficiales (por ejemplo, los cambios en las dimensiones de las parcelas, la composición de la población agrícola activa y los niveles de ingresos y de productividad en la agricultura), en tanto que en muchos países insuficientemente desarrollados sólo se puede obtener esa información basándose en estimaciones y estudios de casos y aun entonces los datos no son suficientes. Pero, porque los problemas PANORAMA GENERAL 7 del movimiento de trabajadores son más agudos en esos países, es importante tratar de estudiarlos aunque las conclusiones correspondientes deban conservar a menudo su carácter provisional. La información de que se dispone sobre los países adelantados permitiría un tratamiento más completo que el que se ha intentado hacer en estas páginas, pero para corregir en lo posible el error de perspectiva que resultaría del mayor volumen de datos pertinentes, las secciones que tratan de esos países sólo presentan un panorama de las características más salientes. Los problemas de la migración de los trabajadores en los países insuficientemente desarrollados no solamente son mucho más agudos, sino que también son de un orden de magnitud diferente, porque la cuestión principal reside en un aspecto más amplio : el efecto que tienen las migraciones en la utilización de toda la población económicamente activa. El movimiento que resulta de la mano de obra que abandona la agricultura es lo bastante grande para alterar el mercado del empleo en general. En África, América latina y Asia, los problemas cruciales de la actualidad son : ¿ Se dirigen los trabajadores que abandonan el campo a ocupaciones más productivas o van a engrosar las filas de trabajadores urbanos subempleados, reduciendo de esta manera el nivel de los salarios urbanos? ¿El movimiento de trabajadores es lo suficientemente rápido para evitar el exceso de personas ocupadas en el campo y la disminución de la productividad de la mano de obra? ¿El vaivén entre el empleo agrícola y el industrial implica un despilfarro en gran escala de mano de obra ? Estas preguntas reflejan la urgencia de la migración como medio de lograr un mejor balance en la estructura de las ocupaciones. El principal criterio para calificar sus beneficios reside en la medida en que se alcance ese resultado en la realidad. Por contraste, en los países adelantados algunos de los problemas contemporáneos más importantes estriban en la utilización de la mano de obra que permanece en la agricultura. En la mayor parte de los países del Occidente de Europa, la proporción de mano de obra agrícola es actualmente tan pequeña, que la migración del campo a la ciudad tiene poco efecto en el mercado del empleo, y tanto las industrias como los servicios en expansión sólo encuentran una fuente secundaria de reclutamiento entre los trabajadores agrícolas. Sin embargo, en Estados Unidos y Canadá, donde la disminución es mucho más rápida, el volumen de las migraciones es suficientemente grande para alterar el volumen total del empleo. En América del Norte y en Europa occidental los problemas de importancia son: ¿Es el agricultor menos eficiente el que abandona la 8 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO agricultura para dirigirse a otras ocupaciones? ¿La propagación del trabajo agrícola como actividad complementaria significa una mayor eficiencia ? ¿ Cuáles serán los efectos del envejecimiento de la población rural? ¿Debería el éxodo realizarse con mayor rapidez para posibilitar un aumento en el tamaño de las parcelas? Estas preguntas reflejan la importancia de saber las proporciones en que la migración afecta a los trabajadores jóvenes y viejos, propietarios y asalariados, a las regiones pobres y ricas, y los efectos que se producen en la mano de obra agrícola, sin que tengan tanta importancia los efectos de la migración en el equilibrio general de las ocupaciones. En algunos países adelantados hay razones para creer que la agricultura podría ser más eficiente con menos mano de obra, pero se ve esta necesidad desde el punto de vista agrícola, puesto que el cambio en la distribución profesional de la población no sería grande aunque la mano de obra que abandona la agricultura aumentara mucho más rápidamente que en la actualidad y ello por razones que resultan evidentes. En los capítulos siguientes se examinarán estos diferentes problemas según se presentan en los diversos países. El movimiento de trabajadores que abandonan la agricultura constituye una adaptación en la distribución total de la población activa que sólo puede evaluarse en función de determinados antecedentes económicos y en relación con la política agrícola del país. Hasta cierto punto, cada situación constituye un caso especial y exige un tratamiento individual. No es menos cierto que existen algunos elementos de tales situaciones comunes para todos los países. Antes de lanzarse a la investigación de las condiciones del éxodo en diferentes ambientes nacionales, es necesario tener una visión comparativa de los cambios ocurridos recientemente en la población económicamente activa total y en la población agrícola activa en los países que se estudian en este libro. Esta comparación servirá para explicar el contraste en la naturaleza de los problemas que se presentan en los países adelantados y en los insuficientemente desarrollados. Igualmente, se tendrá una indicación de la importancia de los factores generales que influyen en el movimiento de los trabajadores. BASES ESTADÍSTICAS Los cuadros de las páginas siguientes no incluyen a ciertos países y territorios que se estudian en capítulos posteriores, especialmente los territorios africanos y los países del Medio Oriente, donde existe un movimiento de vaivén en gran escala. No se dispone de datos comparables para esos países y las secciones que tratan de ellos, en conse- PANORAMA GENERAL 9 cuencia, se basan en estimaciones y estudios de casos. Sin embargo, figuran la mayor parte de los países que entran en el estudio. Desgraciadamente, no se pueden dar aquí cifras que correspondan a un período uniforme, sobre todo para la mayor parte de los países insuficientemente desarrollados, donde sólo se dispone de datos estadísticos sobre la distribución de los trabajadores en la fecha de uno o dos censos. Para obtener la más amplia base de comparación posible, en los cuadros se incluye a todos los países a cuyo respecto se puede hacer la comparación entre dos censos de fecha diferente. Puesto que se han tomado los censos de fechas más recientes de los diversos países, existe alguna variación en los períodos abarcados. El cuadro 1 muestra la magnitud de la población económicamente activa total y de la población agrícola activa en los diversos países en dos fechas diferentes *. La última columna muestra la importancia relativa de la agricultura en la población activa total. Sin embargo, el cuadro no muestra directamente el volumen de la migración (número de trabajadores que abandonan la agricultura para emplearse en otras ramas de actividad económica), porque la diferencia en la población agrícola activa en una y otra fecha es el resultado no sólo de la migración neta de la agricultura a otras ramas de la economía, sino también de los cambios demográficos ocurridos en la población agrícola. Entre ambas fechas, nuevos trabajadores habrán ingresado en la población agrícola activa y los trabajadores más viejos se habrán retirado o habrán muerto. Se puede estimar el volumen de migración neta basándose en los datos sobre la población económicamente activa total y sobre la población agrícola activa, siempre que se disponga de información sobre los cambios en magnitud y estructura (distribución por grupos de edad y por sexo) de la población total y sobre las proporciones que componen la población económicamente activa. Con ayuda de estas cantidades es posible calcular los cambios que habrían ocurrido en la población agrí1 En la distribución de la población económicamente activa por rama de actividad económica, especialmente en los censos más recientes, queda en la mayoría de los países un grupo residual de personas cuyas actividades están tan mal definidas que no se las puede ubicar con propiedad en ninguna rama específica. Con frecuencia, son los desempleados quienes constituyen un apreciable porcentaje de este grupo. El volumen de este residuo varia de un país a otro y también de un censo a otro. Al preparar los cuadros 1 y 2 para todos aquellos países en los que este grupo es identificado por separado en las estadísticas en ambas fechas, se lo ha excluido del cómputo de la población agrícola y de la población económicamente activa total. En todos estos casos, en consecuencia, la cifra de la población económicamente activa total que se registra es inferior al número real. Se advertirá que del procedimiento adoptado resulta la misma proporción de agricultores en el conjunto general que la que se habría obtenido si ese grupo mal definido hubiese sido adjudicado conforme a la distribución que se conoce. En consecuencia, la distorsión que pueda resultar en el cuadro por esa razón no será, probablemente, muy seria. 10 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO CUADRO 1. — CAMBIOS RECIENTES EN LA POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA TOTAL Y EN LA POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA Población económicamente activa Período Países Comienzo del período África : Egipto x Porcentaje de la población agrícola en relación con la población total Agricultura (En millares) Total (En millares) ComienFin Fin Fin Comienzo zo del del del período del período del período período periodo . . 1937-1947 6.095 6.466 4.038 4.126 71 64 América del Norte : Canadá x . . Estados Unidos x . 1941-1951 4.517 5.219 1.227 1.007 27 19 1940-1950 50.074 58.442 9.317 7.331 19 13 1940-1950 1940-1952 1940-1950 1941-1950 14.758 1.739 5.694 1.241 17.117 2.078 7.917 1.706 9.453 620 3.831 636 9.887 648 4.824 705 64 36 67 51 58 31 61 41 Asia : Filipinas . . India3 . . . Japónl . . Tailandia 1939-1948 6.108 1941-1951 119.000 1930-1950 29.049 1937-1947 * 6.824 7.416 139.300 35.500 8.882 4.451 88.800 14.687 6.044 4.875 103.000 17.220 7.624 73 75 51 89 66 74 49 86 Europa : Rep. Fed. de Alemania. Bélgica . . Dinamarca * España x . . Finlandia . Francia 4 . . Italia 1 . . . Noruega . . Países Bajos Reino U n i d o 1 . Suecia x . . Suiza * . . . 1939-1950 1930-1947 1940-1950 1940-1950 1940-1950 ! 1936-1954 1936-1951 1930-1950 ! 1930-1947 1931-1951 1940-1950 1941-1950 19.682 3.750 1.958 9.219 2.017 20.260 18.346 1.163 3.186 20.894 2.966 1.965 22.074 3.481 2.041 10.621 1.984 19.220 19.578 1.388 3.866 22.482 3.082 2.137 5.309 638 562 4.781 1.157 7.204 8.843 427 655 1.258 864 415 5.114 423 518 5.271 912 5.280 8.261 360 747 1.116 632 355 27 17 29 52 57 36 48 35 21 6 29 21 23 12 25 50 46 27 42 26 19 5 21 17 1933-1954 2.673 3.702 588 498 22 13 1936-1951 632 735 175 136 28 19 América latina Brasil 2 . Chile. . . México 1 . Venezuela : . . . . Oceania : • Australia . . Nueva Zelandia 5 . Fuente: Datos de los censos nacionales. 1 Estas cifras excluyen aquellas personas cuya profesión era indefinida. s Personas de 10 años o más empleadas en la agricultura y la ganadería, pero no en la silvicultura ni ta pesca. * Las cifras se han redondeado para completar 100.000; las cifras de 1941 se refieren a lo que hoy constituye la Unión India. * Las cifras de los censos de 1936 y 1954 fueron establecidas siguiendo normas distintas y, en consecuencia, no son comparables (véase en el capítulo III la sección que trata de Francia). * Las cifras que se dan para la fuerza del trabajo rural comprenden también a las personas ocupadas en la minería.. PANORAMA GENERAL 11 cola activa si no hubiera existido una emigración neta a otras ramas de actividad económica. La diferencia entre el aumento o disminución, estimados según esta hipótesis, y el aumento o disminución real mostrará el volumen de migración durante el período. Las estimaciones de este tipo presentan ciertas dificultades y, en general, no se consiguen. Estados Unidos y Canadá son los únicos países que publican estadísticas sobre la magnitud y la proporción de la migración en la población rural. Los datos del cuadro 1 ayudan a dar una idea de la extensión del movimiento en los otros países, suponiendo que los factores demográficos influyan por igual en la mano de obra agrícola y en las demás. Su ritmo es más acelerado cuando declina bruscamente la proporción de la población agrícola activa, como ocurre, por ejemplo, en Estados Unidos, Suecia y Venezuela, y menos acelerado cuando la declinación es lenta, como ocurre en la India o el Japón. El cuadro 2 da una medida más directa del ritmo del movimiento de los trabajadores. Muestra las proporciones anuales de aumento o disminución de la población económicamente activa total y de la población agrícola activa de los diversos países durante los períodos a los cuales correspondían los datos del cuadro 1. Dando por supuesto que el aumento (o disminución) normal de la población económicamente activa debido a factores demográficos se distribuye uniformemente en la agricultura y en las otras ramas de la actividad económica 1 , la tasa de migración es la diferencia entre la tasa de los cambios en la población económicamente activa total y en la población agrícola activa. Cuanto mayor sea la diferencia entre ambas tasas, tanto mayor será la proporción del movimiento de trabajadores, y viceversa. SIGNIFICACIÓN DE LAS ESTADÍSTICAS E IMPORTANCIA RELATIVA DE LOS FACTORES Estos cuadros muestran con evidencia que el éxodo de los agricultores constituye un fenómeno general. La mano de obra está abandonando el campo en todos los países. En los diversos lugares disminuye la proporción de la mano de obra agrícola en relación con la mano de obra total. También se ve claramente que varía de un país a otro el ritmo del 1 Esta suposición no siempre refleja la realidad. En muchos países, por ejemplo, la población rural aumenta por crecimiento natural con mayor rapidez que la población urbana. En este caso, la tasa de la migración agrícola a otras actividades será mayor que la diferencia entre la tasa de los cambios en la población económicamente activa total y la de la población agrícola activa. Pero para los propósitos de la comparación internacional es conveniente utilizar esta suposición con el fin de indicar el orden de magnitud de las tasas del movimiento de trabajadores. 12 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO CUADRO 2. — PROMEDIO DE LA TASA ANUAL DE AUMENTO (+) O DISMINUCIÓN (—) EN LA POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA TOTAL Y EN LA POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA Tasa compuesta de aumento ( + ) o disminución (—) Países Período Población económicamente activa total África : Egipto 1937-1947 + 0,99 América del Norte : Canadá Estados Unidos . . . 1941-1951 1940-1950 + 1,45 + 1,56 1940-1950 1940-1952 1940-1950 1941-1950 + + + + 1,49 1,49 3,35 3,60 1939-1948 1941-1951 1930-1950 1937-1947 + + + + 2,18 1,59 0,94 2,80 1939-1950 1930-1947 1940-1950 1940-1950 1940-1950 1936-1954 1936-1951 1930-1950 1930-1947 1931-1951 1940-1950 1941-1950 + 1,05 — 0,44 + 0,42 + 1,43 — 0,17 — 0,29 + 0,43 + 0,86 + 1,14 + 0,37 + 0,39 + 0,94 1933-1954 1936-1951 + 1,56 + 1,01 América latina : Brasil Chile México Venezuela Asia : Filipinas India Japón Tailandia Europa : Rep. Fed. de Alemania Bélgica Dinamarca España Finlandia Francia Italia Noruega Países Bajos Reino Unido Suecia Suiza Oceania : Australia Nueva Zelandia . . . Fuente: Datos de los censos nacionales. PANORAMA GENERAL 13 movimiento. En algunos paises, la proporción de la agricultura en el total de la población económicamente activa disminuye rápidamente, mientras que en otros la proporción permanece casi sin ningún cambio : allí el proceso es lento. Igualmente existen grandes diferencias en la escala de migración. Cuando la población agrícola activa corresponde a una pequeña proporción del total — como ocurre en los países adelantados —, una disminución adicional representa sólo un cambio de ocupación sin importancia dentro de toda la población económicamente activa. Por el contrario, en algunos países insuficientemente desarrollados, donde la población agrícola activa representa una gran proporción del total, una disminución relativamente rápida representa un cambio de importancia en la distribución de la mano de obra entre las ocupaciones. Los cuadros evidencian claramente dos contrastes principales que sirven para explicar por qué los problemas difieren en diversos ambientes. El primer contraste se produce entre los países adelantados y los insuficientemente desarrollados. En los últimos continúa aumentando el número de personas empleadas en la agricultura y la migración causa una disminución de la mano de obra agrícola en relación con toda la población económicamente activa, aunque no exista una disminución de las cifras absolutas. En los países adelantados, la población agrícola activa declina tanto en la cifra absoluta como en el porcentaje del total. En los países adelantados, la disminución absoluta de las cantidades de personas empleadas en la agricultura data de diferentes fechas: de un siglo atrás en Francia y el Reino Unido, desde 1880 en Suecia, desde 1910 en Estados Unidos, desde el año 1930 y los siguientes en Alemania, Australia, Canadá, Dinamarca, Noruega y Nueva Zelandia, y desde 1947 en los Países Bajos. Sin embargo, en los últimos 10 o 20 años la disminución se ha acelerado muchísimo. Dentro de este grupo de países, la proporción de cambios de ocupación ha sido mucho mayor en Australia, Canadá y Estados Unidos (donde la población económicamente activa total aumenta en 1,5 por ciento o más por año); en Nueva Zelandia, donde se ha registrado un menor aumento del total, pero una disminución muy rápida de la mano de obra agrícola, y en Suecia, donde se ha registrado un lento aumento general, al mismo tiempo que una disminución muy rápida en la mano de obra agrícola. En la mayor parte de los países de Europa occidental, la población económicamente activa total aumenta en menos de 1 por ciento por año y la población agrícola activa en general disminuye en menos de 1 por ciento por año (durante la segunda guerra mundial, la población agrícola aumentó en varios de estos países). En todos ellos, la disminución desde el período de preguerra ha 14 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO sido mucho más rápida que en cualquier período del pasado, como se verá en las secciones dedicadas a cada país por separado y que se incluyen en capítulos siguientes. Al mismo tiempo, la política de los gobiernos con referencia a la agricultura se propone el mantenimiento de los ingresos agrícolas en ciertos niveles normales. Los agricultores ven sus ingresos protegidos por medio de precios garantizados, restricciones en las importaciones o subvenciones y subsidios directos. Los ingresos agrícolas son mucho más elevados en relación con otros ingresos, si se los compara con el período comprendido entre las dos guerras, aunque (con excepción de uno o dos países) no son tan elevados como los de otros sectores de la economía. En este contexto adquieren una nueva significación las diferencias en las tasas de movimiento de los trabajadores jóvenes y de los viejos, de los agricultores independientes y de los asalariados y de los originarios de regiones pobres o ricas. Cuando disminuye la mano de obra, hay mayor necesidad de aprovechar eficazmente la experiencia y la habilidad agrícolas. Otro aspecto de los efectos diferenciales del movimiento es la necesidad de garantizar que no se mantenga con los fondos públicos un número excesivo de agricultores, puesto que la disminución demasiado rápida de la mano de obra que se ha producido recientemente afecta ante todo a los trabajadores asalariados y a los miembros de las familias agrícolas, más que a los agricultores independientes. En todos estos países, y en diversos grados, el aumento cada vez mayor de la productividad de la mano de obra en la agricultura constituye una característica marcada y está generalmente acompañado por diferencias crecientes entre las regiones y categorías ricas y pobres de la comunidad agrícola. El segundo contraste importante que se encuentra en los cuadros 1 y 2 está entre los dos grupos de países insuficientemente desarrollados : aquellos que tienen una alta proporción de movimiento y aquellos donde la proporción es baja. El primer grupo incluye, por ejemplo, al Brasil y Venezuela, donde las altas proporciones de la migración están indicadas por las tasas relativas de aumento entre la población económicamente activa total y la población agrícola activa ; la población económicamente activa total aumentó entre 1940 (1941 en Venezuela) y 1950 en 1,5 y 3,5 por ciento por año, respectivamente, y la población agrícola activa, en 0,45 y 1 por ciento por año. Dentro de esa década, Venezuela ha dejado de ser un país esencialmente agrícola, en tanto que el Brasil puede llegar muy pronto a esa posición. El volumen de migración es grande en relación con la población económicamente activa total. En estos países, uno de los principales problemas es el efecto del éxodo en los salarios y en el empleo en las ciudades. La rapidez de la urbanización excede la de la PANORAMA GENERAL 15 industrialización y el sector de los servicios aumenta con mayor rapidez que la renta nacional. El segundo grupo de los países insuficientemente desarrollados incluye a la India, el Japón 1 y Tailandia. En estos países, la población económicamente activa total aumenta con menor rapidez que en los países latinoamericanos, con proporciones que varían de 1 a 2,5 por ciento por año, pero la población agrícola activa aumenta casi tan rápidamente como la total. En la India, el número de personas ocupadas en la agricultura aumentó en 14 millones entre 1941 y 1951. En estos países, las zonas agrícolas están completamente congestionadas y reinan en ellas el desempleo y el subempieo. Sin embargo, la miseria del campesino no origina un movimiento suficientemente rápido para aliviar la presión creciente en la tierra disponible. Desde el punto de vista internacional, el éxodo es más lento en aquellos lugares en que son menores los niveles de productividad de la mano de obra agrícola y donde sería mucho más necesaria una alta tasa de migración. Así, varía el papel desempeñado por la migración. En los países adelantados, los recientes cambios representan las últimas etapas de un largo proceso de evolución. En algunos países latinoamericanos, representan alteraciones de importancia en la distribución profesional, mientras que en la India y el Japón su efecto es insignificante. Existe una clara relación entre la rapidez de la migración y el desarrollo económico, relación que puede ser vista con mayor claridad si se consideran las principales causas del movimiento. Principales causas del desplazamiento Si se pide a las diversas personas que expliquen las razones que tienen para abandonar la agricultura, ordinariamente darán una variedad de motivos. Se han hecho diversas investigaciones directas en varios países durante los últimos años, y serán citadas en los próximos capítulos. Entre las razones aducidas por quienes abandonan la agricultura se encuentran los mejores salarios, la menor duración del trabajo, mejores servicios de enseñanza y de transporte, la imposibilidad de mantener a una familia en una parcela reducida, la dificultad de avanzar en la escala social o de lograr la propiedad de una parcela o, simplemente, la escasez de viviendas en el campo. Al señalar estas diferentes razones como factores separados que deter1 Puede sorprender que se incluya al Japón entre los países insuficientemente desarrollados. Sin embargo, tal como se explica al comienzo del capítulo II, la clasificación que se utiliza en este estudio está basada en el ritmo de la modificación de la población agrícola económicamente activa y no en criterios más convencionales, como el de la renta por habitante o la producción industrial. 16 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO minan el movimiento en diferentes condiciones se corre el riesgo de obscurecer la importancia de los dos factores principales que determinan el movimiento en todos los países, factores en los que se pueden incluir la mayor parte de las razones que se dan como motivadoras de la migración. Estos dos principales factores determinantes son el nivel de los ingresos de la agricultura en relación con los de otras ocupaciones y las oportunidades de empleo en el trabajo no agrícola. La gente abandona la agricultura, al igual que abandona otras ocupaciones, porque puede obtener mejores puestos en otra ocupación. «Mejores puestos» significa especialmente mejor remuneración; ordinariamente también significa menor duración del trabajo y mayor regularidad de los horarios. Al mismo tiempo puede significar mejores condiciones de trabajo, mayor seguridad, mejor vivienda y vida social más intensa. Las diferencias en los ingresos reales entre la agricultura y las otras ocupaciones no radican solamente en las diferencias de las ganancias, sino también en estas otras condiciones. La diferencia en « ventajas netas » entre la agricultura y otros sectores de la economía es la razón principal por la que la gente desea abandonar la agricultura; pero la rapidez con que pueden hacerlo de esta manera está determinada por las oportunidades de trabajo en los otros sectores de la economía. El nivel de los ingresos de la agricultura en relación con los de otras ocupaciones. En casi todos los países, los ingresos agrícolas son inferiores a los de los otros sectores de la economía y tienen tendencia a disminuir en relación con ellos. Una de las razones de esta situación está en la tendencia de la producción agrícola a aumentar con más rapidez que la demanda total de alimentos, propensión especialmente notable en los países adelantados. En los países insuficientemente desarrollados, en general influyen otros factores para que los ingresos agrícolas disminuyan en relación con los demás ingresos, contándose entre ellos la disminución de la producción per capita en la agricultura o el aumento de las inversiones en el sector no agrícola. En las secciones que tratan de cada país por separado se estudian las diferencias de los ingresos y en el capítulo V se examinan algunos de los problemas de la medición de la disparidad de los ingresos comparando la fracción del producto nacional correspondiente a los diversos sectores. Aquí basta señalar que es difícil presentar una relación directa entre el ritmo del movimiento y las disparidades de los promedios de rentas en diferentes sectores. La comparación internacional muestra que el ritmo del éxodo no varía en relación directa con las diferencias en el promedio PANORAMA GENERAL 17 de ingresos de los diversos países. Una de las razones es que la disparidad entre los promedios de ingresos de la agricultura y de otras ocupaciones no indica las disparidades de renta que causan la migración. Otra de las razones es la influencia preponderante que ejerce el volumen del empleo en la cadencia del movimiento. En los países avanzados, los principales elementos de la corriente migratoria son los asalariados y los miembros de las familias de los agricultores. En los países de Europa occidental, los agricultores independientes presentan un alto grado de inmovilidad si se los compara con tales grupos. En Estados Unidos y Canadá, los agricultores independientes constituyen un elemento más importante en la migración, aunque también son relativamente menos móviles que otros grupos. En los países insuficientemente desarrollados poco se sabe sobre la situación económica y social de los migrantes. Pero se puede concluir de los estudios de casos realizados que los trabajadores asalariados constituyen un elemento importante en la migración. Los aparceros y, en algunos casos, los propietarios agrícolas más pobres también emigran. La situación social se puede definir con menor claridad, pero existen pruebas en el Japón y la India que demuestran que los dueños de haciendas y los ocupantes que tienen estabilidad en sus tenencias son menos móviles que los trabajadores sin tierras y los que no tienen ninguna estabilidad en su empleo. Por diversas razones es menos probable que una disparidad determinada de ingresos impulse a los agricultores en general a cambiar de ocupación con la misma fuerza que a los asalariados agrícolas o a los miembros de las familias de los agricultores. Una de las razones es que les gusta la agricultura. Otra es que no pueden encontrar empleo con tanta facilidad en una ocupación comparable de la industria o del comercio. El ingreso del agricultor comprende las ganancias del capital y de la administración y ordinariamente también las ganancias de su propio trabajo y del de su familia. Aun si la ganancia de cada uno de estos factores por separado es menor que en las demás ocupaciones, los agricultores pueden, a pesar de todo, preferir permanecer en la agricultura por razón de que no pueden transferir su trabajo, capital y experiencia a una empresa comercial e industrial. Estos sectores exigen diferentes tipos de habilidad administrativa y la magnitud media de la empresa con frecuencia excluye la posibilidad de administrarla bien por pequeñas unidades. De esta manera, los agricultores constituyen hasta cierto grado un « factor específico », esto es, pueden ofrecer sus servicios productivos con mayor eficiencia en su propia ocupación. Se han hecho varias estimaciones del grado en que la disparidad de ingresos puede originar el cambio de ocupación de los agricultores. 18 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO Basándose en un estudio de las condiciones en los países adelantados, se ha sugerido que los agricultores pueden ser inducidos a ofrecer sus servicios productivos si la razón de la « renta de estímulo » entre la agricultura y la industria es de 60 por ciento, es decir, que los agricultores toman la diferencia de 40 por ciento como una medida de la desventaja de trasladarse a la industria 1 . Sin embargo, existen muchas variaciones entre las condiciones de los diversos países, según se muestra en los próximos capítulos. Por otra parte, los agricultores asalariados abandonan la agricultura en los países de Europa occidental hasta cuando la razón de las ganancias en la agricultura se eleva a 75 u 80 por ciento del nivel de los salarios en otras ocupaciones. Sin embargo, las disparidades en los salarios son generalmente mucho mayores que ésta, como podrá verse claramente en los capítulos que siguen. En los últimos años, la disparidad entre los salarios de la agricultura y de la industria ha crecido en la mayoría de los países (de aquellos en los que se dispone de datos comparables). Este empeoramiento del nivel relativo de los salarios puede ser considerado como el factor principal que influye para que cambien de ocupación los trabajadores asalariados y acaso también los miembros de las familias de los agricultores. En los países insuficientemente desarrollados tienen muy poca importancia las comparaciones entre los promedios de las tasas de salario. En la India, parece que el sector más pobre de la población agrícola se resigna a aceptar un empleo urbano precario con niveles de salarios muy inferiores a los promedios de ganancias de los trabajadores urbanos no calificados. Las diferencias de edad también influyen en el cambio de las ocupaciones. Los trabajadores jóvenes constituyen la mayoría en la migración. Los hombres y las mujeres también presentan tasas diferenciales de movimiento en los diversos países. Las disparidades délos ingresos que influyen en la migración son, por consiguiente, diferentes para diversos grupos ; o, dicho de otra manera, para determinada disparidad de ingresos, la tasa de movilidad variará según la condición social, la edad, el sexo y otros factores. En los siguientes capítulos se presentan dos grupos de datos que muestran las disparidades de ingresos en los distintos países. 1 Véase J. R. BELLERBY: Agriculture and Industry Relative Income (Macmillan, Londres, 1956), págs. 16, 43 y siguientes. Se define la « renta de estimulo » del agricultor como la renta neta de la hacienda después de deducir el costo neto de los alquileres, intereses, sueldos y jornales de los empleados de la hacienda y del resto del personal; representa la ganancia conseguida por el propio esfuerzo e iniciativa del agricultor. La « razón de la renta de estímulo » relaciona la renta de estímulo del agricultor con la renta de estímulo por persona equivalente de todas las personas ocupadas activamente en empresas no agrícolas. PANORAMA GENERAL 19 Las oportunidades de empleo en los trabajos no agrícolas. La expansión del empleo en los sectores no agrícolas de la economía es claramente la principal explicación de la mayor rapidez del movimiento de emigración de los agricultores en los países avanzados durante los últimos 20 años. Desde la segunda guerra mundial, los ingresos y los salarios agrícolas se han elevado en relación con los ingresos y los salarios de otras ocupaciones y son menos desfavorables de lo que fueron durante la depresión económica de los años que siguieron a 1930; sin embargo, la rapidez del movimiento es mucho mayor. El efecto de la expansión del empleo es más notable en Estados Unidos y Canadá, pero es también evidente en todos los países de Europa occidental. La mecanización de la agricultura ha alimentado la tendencia a reducir el volumen de la mano de obra agrícola en todos los países mencionados. Las ganancias de la agricultura han sido invertidas en maquinaria agrícola, de tal modo que se necesita menos mano de obra. Como podrá verse, es extremadamente difícil hacer una generalización sobre el grado en que la mecanización agrícola constituye causa o efecto de la migración. La importancia de la expansión de las oportunidades de empleo como factor que influye en el ritmo del éxodo también se muestra en la comparación de las tasas de movimiento en los países insuficientemente desarrollados. En los países que tienen altas tasas de cambio de ocupación, como, por ejemplo, el Brasil y Venezuela, el empleo de los sectores urbanos de la economía ha aumentado rápidamente como resultado de las fuertes inversiones extranjeras concentradas en la minería y en la industria. Tales inversiones tienden a permanecer localizadas en los sectores urbanos, donde se concentra el aumento del poder adquisitivo, y no ejercen mucha influencia en la agricultura, a menos que la política gubernamental estimule directamente la inversión de capitales en proyectos de irrigación y otros semejantes. En general, son bajos los niveles de la productividad de la tierra y de la mano de obra. En consecuencia, el estado de miseria constituye una determinante del éxodo. Pero en los países insuficientemente desarrollados con exceso de población agrícola, la miseria rural no es menor y las zonas agrícolas están mucho más congestionadas; sin embargo, si no aumenta el volumen del empleo no agrícola, la tasa del movimiento permanece baja, como se muestra en el anáfisis de las condiciones en los países asiáticos que se hace en el capítulo V. Así, el factor decisivo parece ser la tasa de inversiones en el sector urbano, en tanto que un nivel de ingresos más o menos reducido en la agricultura y, particularmente, un nivel de salarios relativamente bajo 20 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO son, a la larga, los principales factores permanentes que causan la migración a otras ocupaciones. El ritmo del éxodo está determinado por el aumento o disminución en el volumen del empleo. Si la relación de los ingresos es más desfavorable para la agricultura en un período de desempleo industrial, no aumentará la tasa de movimiento, porque los migrantes no podrán encontrar trabajo. En un período de empleo total, en cambio, la cadencia del movimiento de éxodo de la agricultura aumentará aunque la posición económica de la agricultura sea relativamente mucho menos desfavorable. Factores de « atracción » y factores de « repulsión » Se puede aclarar la relación que existe entre los ingresos y el empleo usando una distinción útil entre los factores de atracción y de repulsión que influyen en el movimiento de migración. El mejoramiento de los ingresos y de las oportunidades de empleo fuera de la agricultura puede ser considerado como factor de atracción, mientras que el deterioro de las oportunidades de empleo y la disminución de los ingresos en la agricultura representan un reforzamiento de los factores de repulsión. Además de estos principales elementos determinantes, las condiciones sociales también actúan como factores de repulsión. Los trabajadores asalariados de la agricultura sufren varias desventajas en comparación con los trabajadores de otras ocupaciones. Las comunidades rurales también están en desventaja frente a las comunidades urbanas. En parte, estas desventajas influyen en los niveles relativos de los ingresos reales y dan una mayor fuerza a los bajos salarios como factor de repulsión. En parte, representan desniveles sociales de una naturaleza menos ponderable. Los siguientes capítulos tratan de los problemas de migración que se originan en varios países agrupados según la clasificación que emerge de esta comparación internacional. La clasificación es: a) países industrializados adelantados, en los que el movimiento de la mano de obra que abandona la agricultura se ha acelerado grandemente durante el período siguiente a la segunda guerra mundial y donde la reducción de la mano de obra de la agricultura ha proseguido recientemente con un ritmo superior al de cualquier período del pasado (capítulo III); b) países con exceso de población agrícola, en algunos de los cuales las tasas del movimiento migratorio son bajas y donde la mano de obra de la agricultura continúa aumentando casi con la misma rapidez que el total de la población económicamente activa (capítulo V), y c) países insuficientemente desarrollados que han ingresado en un ciclo de rápido desarrollo, donde el desplazamiento de la mano de obra agrícola a otras ocupaciones ha alcanzado gran rapidez aunque la población agri- PANORAMA GENERAL 21 cola continúe aumentando. Este grupo incluye también a los países en los que la migración entre la agricultura y otras ocupaciones toma la forma de un movimiento de « ida y vuelta » (capítulo VI). Dentro de cada grupo, la fuerza relativa de los factores que causan el movimiento parece similar en general. Entre los grupos, la distinción entre los factores de « atracción » y de « repulsión » sirve para señalar el contraste en las condiciones básicas del movimiento. En el primer grupo, el factor de atracción de la expansión de las oportunidades de empleo fuera de la agricultura predomina actualmente, aunque ejerce también alguna influencia la repulsión originada por la disminución de las oportunidades de empleo que sigue a la mecanización agrícola. En el segundo grupo, el factor de repulsión constituido por la miseria del campo es muy fuerte, aunque es débil o casi no existe el factor de atracción de la expansión del empleo en la mayor parte de los casos. En el tercer grupo, la atracción ejercida por la expansión de las oportunidades de empleo y la repulsión provocada por la pobreza agrícola operan conjuntamente, dando lugar a una migración rápida o a una oscilación crónica entre el empleo urbano y el empleo rural en condiciones económicas y sociales especiales que incitan al antiguo campesino a regresar a la agricultura. CAPÍTULO II PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE En este capítulo y en el siguiente se estudia el movimiento de la mano de obra agrícola que abandona el campo en algunos países donde el número de trabajadores rurales está en regresión. La mayor parte de estos países han conocido largos períodos en los cuales el número de trabajadores agrícolas ha disminuido de una forma relativa y otros, de duración variable, en los que la disminución ha sido absoluta; como consecuencia, los agricultores representan en los mismos menos del 25 por ciento del total de la mano de obra nacional. La mayor parte de los países objeto de estudio pertenecen al grupo de países considerados generalmente como « adelantados », término con el que se suele designar al grupo formado por los países de Europa occidental, Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelandia. Por lo general, los países de Europa meridional no forman parte del mismo ; ahora bien, como la clasificación establecida en este trabajo no se ha basado en los ingresos per capita ni en la estructura de las profesiones, sino en el carácter y ritmo de evolución de la mano de obra, ha habido que incluir a Italia, ya que los efectivos totales de su mano de obra agrícola van disminuyendo, a pesar del aumento registrado en provincias del Sur donde los problemas del empleo son semejantes a los que se plantean en los países insuficientemente desarrollados. El capítulo se ha dividido en secciones. En cada una se estudia la situación de un país determinado, es decir: las tendencias a largo plazo y los cambios más recientes con respecto a la importancia y composición de la mano de obra agrícola; las causas principales de su movilidad y algunas de sus consecuencias, y los problemas planteados y medidas para resolverlos. Ha sido necesario recurrir a tal sistema debido a las diferentes condiciones que prevalecen en cada país, a las estadísticas disponibles y a las medidas adoptadas. Antes de examinar el caso de cada país, conviene señalar un contraste fundamental entre América del Norte y los países de Europa occidental: en América del Norte, los agricultores abandonan el campo con la misma rapidez que el resto de la población rural, mientras que en Europa occi- PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE 23 dental el movimiento migratorio sólo se registra entre la mano de obra contractual y los miembros de las familias campesinas. El mayor grado de movilidad que se observa entre los agricultores de América del Norte se debe a los distintos tipos de cultivo practicados y al proceso de la expansión agrícola característica de esa región. La mecanización en gran escala del cultivo de cereales, sistema típico de las llanuras, requiere el empleo de pocos trabajadores por acre comparado con el cultivo intensivo mixto en pequeña escala típico en Europa occidental 1 . Mientras duró la explotación de las antiguas praderas prosiguió el aumento de la mano de obra agrícola; en las provincias occidentales de Canadá, la colonización de las nuevas tierras se prosiguió hasta 1930. Los aperos de labranza eran condición fundamental para abrir al cultivo dichas nuevas tierras. Así, las personas que tenían el capital necesario se dedicaron a la agricultura; la producción aumentó rápidamente, y desde un principio el grado de productividad de la mano de obra fué elevado en comparación con Europa occidental. Las exportaciones de productos agrícolas realizadas por Estados Unidos y Canadá han tenido una importancia decisiva en su expansión económica, de suerte que la mano de obra empleada y el capital invertido en la agricultura han oscilado de acuerdo con las fluctuaciones del mercado mundial. De ahí que los agricultores de Estados Unidos y Canadá hayan tenido y tengan aún un mayor grado de movilidad que en Europa occidental. La explotación agrícola es una empresa donde puede haber pérdidas y ganancias; sin embargo, en Europa occidental es aún una profesión tradicional que ha ligado a las familias, durante generaciones, a sus tierras. En Europa occidental, la tierra se cultiva por familias de campesinos, cuyo número de miembros es, por regla general, superior al necesario, lo que obliga a algunos de ellos a abandonar la tierra a un ritmo variable, de acuerdo con las oportunidades de empleo que se ofrecen en los sectores no agrícolas. (Otro tanto puede decirse del movimiento en América del Norte de la mano de obra contractual y de los miembros de las familias campesinas, por oposición a los agricultores propietarios.) Desde la segunda guerra mundial la agricultura de Estados Unidos y Canadá ha conocido un período de estabilidad y prosperidad en comparación con la situación por que atravesaba en los años comprendidos entre las dos guerras mundiales. 1 Como es natural, en ambos continentes existen actividades agrícolas especiales según las regiones, que requieren un número variable de trabajadores por hectárea: por ejemplo, la elaboración de productos lácteos y cultivo de frutas y verduras; en Estados Unidos, especialmente el cultivo del tabaco y del algodón. Éste es un análisis de las actividades agropecuarias más características de cada continente. 24 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO En ambos países, el Estado presta actualmente mayor asistencia a los agricultores, y los ingresos procedentes de la agricultura, comparados con los restantes ingresos, son más elevados que durante la época de la crisis en ese sector en la preguerra. El hecho de que los agricultores hayan abandonado la tierra casi tan rápidamente como los asalariados agrícolas durante el reciente período de prosperidad se debe probablemente a las oportunidades que se les han presentado para obtener una remuneración más elevada ejerciendo otros empleos. Este factor que influye sobre los cambios de empleo apenas si tiene importancia en Europa occidental, donde los agricultores son en mucho mayor grado « el factor específico », es decir, aportan ellos mismos el capital, la mano de obra y los conocimientos necesarios para el ejercicio de profesiones especializadas. De todos modos, tanto en Estados Unidos como en Canadá, y por las mismas razones que en Europa occidental, se siguen planteando problemas relativos a la inmovilidad de la mano de obra entre los agricultores cuyas explotaciones les proporcionan ingresos reducidos. ESTADOS UNIDOS La mayoría de los estudios que se efectuaron en Estados Unidos sobre la migración de los trabajadores agrícolas toman como punto de partida a la población agrícola, que comprende a todas las personas que viven en el campo, independientemente de su profesión. En vista del enorme material que se ha basado en estas cifras, puede ser útil empezar por analizarlo. Evolución de la población agrícola El cuadro 3 ilustra el movimiento de la población total y de la agrícola de 1910 a 1957. Estas cifras demuestran que, aunque la población total se ha elevado de manera continua e incluso a un ritmo más rápido en los últimos años, la población agrícola alcanzó su máximo al comenzar el período (exactamente en 1916) y, desde entonces, ha ido decreciendo en forma casi continua. Esta tendencia sólo se modificó durante el período inmediatamente posterior a la primera guerra mundial, al culminar la crisis económica de la década de 1930, e inmediatamente después de la segunda guerra mundial, oportunidades en que se produjeron ligeros aumentos. Entre las dos guerras, la magnitud de la población agrícola casi no se modificó. A partir de 1940, su disminución ha sido rápida y se ha traducido en una reducción del 31 por ciento hasta 1957; recientemente ha sido más rápida todavía y casi cinco millones de personas (o sea, el 19 por ciento) han abandonado el campo entre 1950 y 1957. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE 25 CUADRO 3. — ESTADOS UNIDOS: POBLACIÓN AGRÍCOLA Y POBLACIÓN TOTAL (1910-1957) (En millares) Años 1910 1920 1930 1940 1950 1956 1957 Población total Población agrícola Porcentaje de población " agricola dentro de la población total 91.885 106.089 122.775 131.820 151.132 167.498 170.510 32.077 31.974 30.529 30.547 25.058 22.257 20.396 34,9 30,1 24,9 23,2 16,6 13,3 11,9 Fuente: DEPARTAMENTO DE AGRICULTURA DE ESTADOS UNIDOS: Agricultural Statistics, 1957 (U.S. Governement Printing Office, Washington, 1958). Esta declinación de la población agrícola ha afectado a todas las regiones de Estados Unidos, si se exceptúa la costa occidental (y especialmente el estado de California), pero se ha manifestado particularmente en la zona Sur del país. Tomando como base una repartición por estados, la declinación ha sido más marcada en los estados centrooccidentales, que corresponden aproximadamente al dust bowl1, o sea regiones agrícolas muy pauperizadas, y, dentro del Sur, ha predominado en los estados de Georgia y Carolina del Sur. Entre 1920 y 1950 Oklahoma perdió el 43,2 por ciento de su población agrícola, y Texas el 40,1 por ciento. La disminución registrada para el país en su conjunto se ilustra claramente en el cuadro 4, en términos de la migración neta de la población agrícola durante cada una de estas tres décadas. CUADRO 4. — ESTADOS UNIDOS: MIGRACIÓN NETA DE LA POBLACIÓN AGRÍCOLA (1920-1950) Períodos 1920-1930 1930-1940 1940-1950 Movimiento (En millones) Porcentaje de la población agrícola 6,1 3,5 8,6 19 2! 13 31 2 Fuente: DEPARTAMENTO DE AGRICULTURA DE ESTADOS UNIDOS: Farm Population — Net Migration from the Rural-Farm Population, 1940-50, Statistical Bulletin, num. 176 (U.S.G.P.O., Washington, 1956). 1 Porcentaje de la población agrìcola al comienzo del perioda * Porcentaje de la población agricola que vivía al empezar y al terminar el decenio. 1 Se llama dust bowl en Estados Unidos a una zona caracterizada por el empobrecimiento del suelo debido a la intensa erosión. Esta zona se halla localizada sobre todo en los estados de Tennessee, Oklahoma y parte de los circundantes. 26 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO Estas cifras demuestran el ritmo acelerado del éxodo a partir de 1940. Si se incluye a las personas que aceptaron empleos no agrícolas, sin por ello cambiar de domicilio, el volumen neto de migración durante el período 1940-1950 fué de 9,4 millones. Desde 1940 aproximadamente un millón de personas por año han abandonado la agricultura. Como ya se ha dicho, el movimiento migratorio más importante se ha registrado en los estados del Sur, donde el 36 por ciento de la población rural ha renunciado al campo; la proporción ha sido superior al 40 por ciento en Texas, Luisiana, Arizona y Oklahoma, llegando en algunas regiones de este estado al 57 por ciento. El volumen de migración de ambos sexos ha sido aproximadamente el mismo, aunque el número de mujeres es algo superior, si se exceptúa el grupo de edad de 15 a 35 años. Por lo que se refiere al factor edad puede decirse que, durante los tres períodos de referencia, el índice más elevado de migración ha correspondido a los adultos jóvenes, siguiéndoles en importancia las personas de más de 60 años. Respecto a la raza, cabe señalar que las personas de color han aceptado empleos no agrícolas con mayor facilidad que las blancas, especialmente las más jóvenes y las del grupo de edad de 20 a 50 años, por lo que los adultos jóvenes representan el elemento principal en la migración, aumentando en consecuencia la proporción de adolescentes y de ancianos en la población agrícola. A pesar de las conclusiones contradictorias a que se llega en algunos estudios, hasta ahora no ha podido demostrarse que haya una relación directa entre la emigración de los trabajadores agrícolas y el grado de inteligencia y dotes naturales de los migrantes. Los expertos no han adoptado un punto de vista definido al respecto; sin embargo, se ha comprobado la influencia que ejerce la instrucción en los movimientos migratorios (de suerte que los trabajadores más instruidos emigran con mayor frecuencia). Evolución de la población agrícola activa En el cuadro 5, en el que se estudia la evolución de la mano de obra agrícola, pueden observarse las tendencias apuntadas anteriormente : un aumento hasta la primera guerra mundial; una disminución importante, que alcanza un 20 por ciento, durante el período comprendido entre las dos guerras, en el que la población agrícola disminuyó mucho menos que la mano de obra agrícola, como consecuencia del retorno a la agricultura de los trabajadores desempleados de las ciudades, y una reducción de un 33 por ciento entre 1940 y 1957. Desde 1900 a 1957, los efectivos totales de la población económicamente activa se han duplicado, mientras que la agrícola ha quedado reducida casi a la mitad. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE 27 CUADRO 5. — ESTADOS UNIDOS: POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA TOTAL Y POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA (1880-1957) (En millares) Años 1880 1890 1900 1910 1920 1930 1940 1950 1957 Población económicamente activa (cifras absolutas) Total Agrícola Porcentaje de la población agrícola activa en el total 17.392 23.318 29.073 37.371 42.434 47.492 50.074 58.442 65.011 8.682 10.121 11.122 11.834 11.719 10.753 9.317 7.331 6.220 50 43 38 32 28 23 19 13 9,6 Fuente: « Población trabajadora del mundo», artículos publicados en Revista Internacional del Trabajo (O.I.T., Ginebra), vol. LUI, núms. 2 y 5, febrero y mayo de 1956, y vol. LIV, num. 2, agosto de 1956, y Anuario de Estadísticas del Trabajo (O.I.T., Ginebra, 1958). El empleo en la agricultura. E n la información estadística regular sobre el empleo en la agricultura publicada por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (Servicio de Comercialización Agrícola) figuran las cifras relativas al número total de trabajadores agrícolas, a los trabajadores miembros de familias campesinas y a los asalariados l . Por lo general, la evolución del empleo en la agricultura ha sido similar a la de la población agrícola total y población agrícola económicamente activa. En efecto, el volumen total de empleo alcanzó su punto máximo en 1916, a ñ o en el que h u b o mayor número de asalariados ocupados en la agricultura; sin embargo, la cifra más elevada de trabajadores familiares corresponde a una fecha 1 Los datos publicados por el Departamento de Agricultura son diferentes de los que figuran en los cuadros 1 y 2. En efecto, aquéllos han sido elaborados gracias a un sistema de muestreo y se basan en la información facilitada por los empleadores (propietarios agrícolas) sobre el número de personas que trabajan en sus explotaciones durante una semana determinada, independientemente de las profesiones que ejerzan. Mensualmente se hace un cálculo de la mano de obra agrícola, basado también en elmuestreo; se trata de una serie de entrevistas realizadas en distintas explotaciones agrícolas del país para averiguar las condiciones de trabajo de las personas mayores de 14 años empleadas en las mismas. Las diferencias fundamentales que ofrecen los datos contenidos en las dos publicaciones del Departamento son las siguientes: a) en las estadísticas del Servicio de Comercialización Agrícola se incluye a los jóvenes menores de 14 años que trabajan más de quince horas semanales en las explotaciones agrícolas; b) las personas que hayan trabajado en más de una explotación pueden figurar dos veces en los datos facilitados por el mencionado Servicio; c) las personas que ejecuten tareas agrícolas y trabajos no relacionados con la agricultura figuran como trabajadores agrícolas en las estadísticas del Servicio mencionado o como trabajadores no agrícolas en el cálculo general de la mano de obra, si dedican más horas de trabajo a las ocupaciones no agrícolas. 28 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO CUADRO 6. — ESTADOS UNIDOS: EL EMPLEO EN LA AGRICULTURA (1910-1956) (En millones) Empleo total Miembros de familias campesinas Cifras absolutas Cifras Porcen- Cifras absolutas —2 — 7 — 12 — 15 — 15 10,2 10,0 9,3 8,3 7,3 6,0 lutas 1910 1920 1930 1940 1950 1956 . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13,6 13,4 12,5 11,0 9,3 7,9 -0,2 -0,9 -1,5 — 1,7 — 1,4 Variación Variación Variación Años Asalariados Cifras absolutas Porcen- Cifras abso- — 0,2 — 0,7 — 1,0 — 1,0 -1,3 — 2 — 7 — 10 — 12 — 18 3,4 3,4 3,2 2,7 2,1 1,8 Cifras absolutas Porcen- 0 -0,2 -0,5 — 0,6 — 0,3 0 —6 — 16 — 22 — 14 Fuente: DEPARTAMENTO DE AGRICULTURA DE ESTADOS UNIDOS: Agricultural Marketing Service Farm Employment Series. anterior. Desde 1930 hasta 1950, los efectivos de mano de obra asalariada han disminuido a un ritmo algo más rápido que el número de trabajadores familiares y que el volumen total del empleo en la agricultura; pero desde 1950, el ritmo ha sido algo más lento. La composición de la mano de obra ha seguido siendo constante durante dicho período; el 75 por ciento del total de empleos correspondió a los miembros de las familias campesinas, y el 25 por ciento a los asalariados. Tan sólo las grandes explotaciones agrícolas emplean mano de obra asalariada. En abril de 1950 sólo una de cada ocho explotaciones empleaba mano de obra asalariada, y en un 25 por ciento de todas las explotaciones agrícolas se destinaban menos de 200 dólares al año para retribuir la mano de obra asalariada. Aproximadamente el 5 por ciento de las explotaciones agrícolas empleaban más del 70 por ciento de la mano de obra asalariada. Es decir, que un tercio de los asalariados y un 39 por ciento de las personas que trabajaron más de 150 días en 1950 estaban empleados en explotaciones mayores de 500 acres, a pesar de que el conjunto de tales explotaciones sólo representa el 5 por ciento de todas las de Estados Unidos. En estas explotaciones se empleaban también trabajadores permanentes (aquellos que trabajan más de 150 días por año): tres por cada trabajador estacional; en las explotaciones de menos de 100 acres, el número de trabajadores permanentes y de trabajadores estacionales solía ser el mismo. En el número de asalariados se incluyen los trabajadores migrantes, tanto los nacionales como los extranjeros que entran legalmente en Estados Unidos para ejecutar trabajos estacionales (excluidos, como es natural, los mexicanos que entran en el país en forma ilegal y son llama- PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE 29 dos « espaldas mojadas »). En 1950 se estimó que el número de trabajadores migrantes era de un millón; de ellos, la mitad eran nacionales, aproximadamente 100.000 extranjeros contratados y, probablemente, cerca de 400.000 trabajadores mexicanos que habían entrado en el país clandestinamente. Se ha calculado que el trabajo efectuado por toda la mano de obra migrante representa menos del 5 por ciento del total de las jornadas-hombre trabajadas en las explotaciones agrícolas y que los trabajadores migrantes están empleados principalmente en 125.000 explotaciones, lo que representa un 2 por ciento del número total de explotaciones agrícolas, cuya contribución a la producción agrícola no llega al 10 por ciento del total 1 . Sin embargo, dichos trabajadores son un elemento necesario en la mano de obra nacional, pues aunque las faenas agrícolas están altamente mecanizadas, hasta ahora no se ha encontrado un método satisfactorio para mecanizar la recolección de frutas, verdura y ciertos métodos de cultivo. Actividades agrícolas a tiempo parcial. Se ha registrado un aumento de las actividades agrícolas a tiempo parcial. Durante los últimos veinticinco años se ha duplicado el número de agricultores que trabajan por lo menos cien días al año fuera de sus explotaciones y el número de éstas ha disminuido notablemente. En 1950, el promedio anual de ingresos de los agricultores profesionales en concepto de otras actividades alcanzó 1.300 dólares, y el de los agricultores que ejercen regularmente otras profesiones, una cifra mucho más elevada. Desde 1949, los ingresos no agrícolas han aumentado rápidamente, en especial en las explotaciones pequeñas y de tipo medio. Al mismo tiempo, ha disminuido el número de agricultores a tiempo parcial y de propietarios que sólo cultivan la huerta de su casa. En 1955, los ingresos procedentes de las actividades a tiempo parcial de los miembros de las familias campesinas ascendieron en total a 8.000 millones de dólares, cantidad equivalente por lo menos a los dos tercios de los ingresos netos procedentes de la agricultura 2. Una encuesta reciente revela que la acumulación de empleos es un fenómeno más corriente en la agricultura que en el resto de los sectores de la economía. Durante la semana de julio de 1958 en que se realizó 1 Migratory Labor in American Agriculture, Report of the President's Commission on Migratory Labor (U.S.G.P.O., Washington, 1951), págs. 3 a 7. 2 H. G. HALCROW: Opportunities for Off-Farm Employment, in Policy for Commercial Agriculture : Its Relation to Economic Growth and Stability, documentos presentados por los especialistas a la Subcomisión de Política Agraria, Comisión Económica Mixta, Congreso de Estados Unidos, 85.° Congreso, primera sesión (U.S.G.P.O., Washington, 1957), págs. 389-401. 30 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO la encuesta1, la proporción existente entre las personas que tenían un segundo empleo era de 1 por cada 11 entre los asalariados agrícolas y de 1 por cada 12 entre los agricultores. Factores que determinan el índice de migración interna Resulta difícil demostrar que la disminución de la mano de obra agrícola en Estados Unidos se deba principalmente a los factores de repulsión. Históricamente, el elevado índice de natalidad de las familias campesinas ha constituido sin duda un factor importante, y lo normal ha sido que los excedentes de mano de obra agrícola se dirigieran hacia la industria. Durante el período 1940-1954, aproximadamente el 50 por ciento del incremento de la mano de obra no agrícola se debió a la migración de la población rural. Sin embargo, recientemente el índice de natalidad en las explotaciones agrícolas de tipo comercial no ha sido mayor que el de las zonas urbanas. Los índices de natalidad más altos se registran actualmente entre los pequeños agricultores de modestos ingresos y entre la población rural no agrícola. La falta de comodidades en las zonas rurales, al menos en aquellas donde se practica la agricultura con fines comerciales, no puede considerarse como causa importante de la migración. Gracias a la electrificación de las zonas rurales, a los automóviles y a la pavimentación de las carreteras, la mayor parte de los hogares campesinos no están ya aislados y cuentan con todas las comodidades que ofrecen las instalaciones modernas en las casas de la ciudad. Además, en muchas regiones el sistema de educación no presenta los mismos inconvenientes que en otra época, ya que tanto las escuelas como los servicios de autobuses para los alumnos han experimentado una mejora. Sin embargo, en las zonas de bajos ingresos agrícolas no se han producido casi cambios y la población rural carece aún de muchas comodidades, lo que fomenta su éxodo en busca de otros empleos. Ingresos relativos. El ritmo de la migración y las variaciones de los ingresos relativos de los trabajadores agrícolas y no agrícolas de Estados Unidos están relacionados menos directamente de lo que se supone. Se ha pensado que uno de los factores importantes que inducen a la población rural a buscar otros empleos son los ingresos relativamente altos que éstos proporcionan. Sin embargo, se ha demostrado que durante el período 1 « Multiple Job Holding in the United States », en Monthly Labor Review (Departamento del Trabajo de Estados Unidos, Washington), vol. 82, num. 7, julio de 1959, págs. 769-771. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE 31 1920-1954, época durante la que los ingresos procedentes de la agricultura eran relativamente más bajos, la migración de la mano de obra rural no siempre se intensificó x. Schultz afirma que « el notable movimiento migratorio de la mano de obra rural registrado desde 1940 se produjo incluso durante las épocas de alza de precios de los productos agrícolas, cuando el precio de dichos artículos se duplicó y los ingresos per capita procedentes de la agricultura se triplicaron virtualmente » 2. Algunos estudios han demostrado que en ciertos estados o regiones el ritmo de la migración en las zonas de elevados ingresos agrícolas puede ser superior al de las regiones de bajos ingresos agrícolas, pero también se ha visto, como lo demuestran los datos que figuran a continuación, que la cifra de migración más alta ha correspondido a las zonas de bajos ingresos agrícolas. Regiones Todas las regiones agrícolas Regiones de ingresos medios y altos Regiones de bajos ingresos 2 Regiones de ingresos muy bajos 3 Porcentaje neto de migración entre 1940-1950l 30,9 28,0 33,8 36,9 Fuente: Datos basados en Farm Population — Net Migration from the Rural-Farm Population, 1940-50, Departamento de Agricultura de Estados Unidos» Statistical Bulletin, num. 176 (Washington, 1956). 1 Variación debida a la migración expresada en porcentaje de la población agrícola que vìvia al principio y al final del periodo. a Datos que figuran en Development of Agriculture's Human Resources — A Report on Problems of Low income Farmers (Departamento de Agricultura de Estados Unidos, Washington, 1955). Las regiones son aquellas donde: a) los ingresos de los agricultores y los trabajadores familiares eran inferiores a 1.000 dólares en 1949 en las regiones donde el agricultor vive en su explotación, o b) el índice del nivel de vida correspondía a la categoría más baja de las cinco en que está dividida la población nacional, o c) las explotaciones agrícolas de producción baja (aquellas cuyo volumen de ventas es inferior a 2.500 dólares, en las que el cultivador trabaja menos de 100 días y el producto de la venta de los artículos es superior a los ingresos de una familia que no trabaje la tierra) comprenden por lo menos el 50 por ciento de las granjas explotadas con fines comerciales. * Zonas en las que pueden aplicarse los tres criterios mencionados. Las consecuencias de la migración sobre los ingresos relativos en la agricultura y en la industria no pueden calcularse. Según una reciente evaluación oficial, los ingresos per capita de la población agrícola representan un 45 por ciento del promedio de ingresos de los trabajadores empleados en los otros sectores de la economía. Un autor considera que los ingresos per capita procedentes de la agricultura deberán alcanzar el 65 o el 70 por ciento de los de los trabajadores de otras profesiones si se quiere que la remuneración real de la mano de obra rural sea igual a la que personas de aptitud y capacidad equivalentes reciben en los 1 C.E. BISHOP: «The Mobility of Farm Labor», en Policy for Commercial Agriculture : Its Relation to Economic Growth and Stability, op. cit., págs. 437-447. 2 T. W. SCHULTZ: Agriculture in an Unstable Economy (McGraw-Hill, Nueva York, 1945), pág. 91. 32 POR QUE ABANDONAN EL CAMPO restantes sectores de la economía \ es decir, que a pesar del ritmo rápido de la migración, el progreso tecnológico y la productividad de la mano de obra han avanzado mucho más rápidamente, por lo que especialmente en el Sur y en otras regiones pobres en recursos se ha registrado una concentración inútil de mano de obra en la agricultura. Otro autor opina que del total de trabajadores agrícolas excedentes como consecuencia de las mejoras técnicas aplicadas durante el período 1940-1955, el número de los que han seguido empleados en la agricultura representa el 20 por ciento del total de la mano de obra agrícola existente en 1940 2. Oportunidades de empleo en trabajos no agrícolas. El ritmo de la migración de la mano de obra agrícola depende principalmente del. número de empleos estables y mejor remunerados vacantes en otros sectores de la actividad económica. El volumen de la migración aumenta durante los períodos de plena actividad económica (con excepción de los años de postguerra, en los que los soldados — en virtud de los planes de colonización para los veteranos de guerra — y algunos trabajadores empleados en industrias bélicas volvieron a buscar trabajo en el campo), pero disminuye y a veces presenta características inversas durante los períodos de crisis, como ocurrió en los años treinta. Durante los años 1952 y 1956, de gran actividad económica, por lo menos dos millones de personas abandonaron las faenas agrícolas. Durante el año 1954, de escasa actividad, el volumen de la migración fué muy reducido; en 1957 no se registró ningún movimiento importante como consecuencia de la recesión. Tal conclusión se ve confirmada por las variaciones regionales. Por ejemplo, en Tennessee, la migración de la mano de obra agrícola es mucho más intensa en las zonas donde los ingresos agrícolas son altos, ya que en ellas es donde existen posibilidades de empleo en las industrias y otros sectores no agrícolas. Sin embargo, las regiones de bajos ingresos agrícolas están aisladas tanto económica como culturalmente. En algunas regiones de los estados del centro-oeste, el ritmo de la migración es lento debido principalmente a la escasez de otros empleos. Por lo que se refiere a la migración interregional: ... nunca ha sido suficiente para igualar la proporción que debe existir entre el número de trabajadores y los recursos naturales en cada región. La migración procedente de las explotaciones agrícolas del Sur ha mitigado pero no ha suprimido la concentración de mano de obra rural en las explotaciones del 1 D . G. JOHNSTON : « Farm Prices, Resource Use and Farm Income », en Policy for- Commercial Agriculture, op. cit., pág. 453. 2 E. O. HEADY: «Progress in Adjusting Agriculture to Economic Change», en Journal of Farm Economics (American Farm Economic Association, Menasha, Wisconsin, 1957), pág. 1340. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE 33 Sur, el aumento de la oferta y el descenso de los salarios. Sin embargo, no cabe duda de que dicha migración ha impedido 1que se produzcan mayores diferencias de salarios entre los diversos estados . Si se invierte el planteamiento del problema y se consideran las causas de la inmovilidad, en vez de las de la movilidad de la mano de obra, se pone de manifiesto la existencia de ciertos factores no económicos que explican por qué el movimiento migratorio de los trabajadores agrícolas no ha presentado una evolución más rápida en aquellas regiones donde, desde el punto de vista económico, hubiese convenido que el número de personas dedicadas a los trabajos de la agricultura fuese bastante inferior. Por ejemplo, en algunas comunidades al Sur de los Apalaches se mencionan los factores siguientes como causas de la inmovilidad: « vínculos religiosos, sociales y familiares, acendrado amor a la tierra, desprecio por las cosas materiales y desconfianza de la educación formal ». Otro factor que también ha influido parcialmente sobre el escaso volumen de migración es la falta de información adecuada sobre las posibilidades de empleo 2. La disminución de la población agrícola activa y el aumento de la productividad Como Estados Unidos, por la extensión de su territorio, constituye un verdadero continente, sus cuatro millones y medio de explotaciones agrícolas « presentan características muy variadas por su situación económica, tipos de cultivo, sistemas de producción y problemas económicos y sociales conexos. Se puede hablar de una explotación agrícola de tipo medio, pero el término « medio » comprende un conjunto de factores tan amplios y variados, que pueden no querer decir nada e incluso inducir en error » 3 . La variedad de la extensión de las explotaciones, los ingresos que producen y el grado de productividad de la tierra y de la mano de obra son mucho mayores que en cualquier otro de los países que se estudian en este capítulo y el siguiente. En el cuadro 7 figuran algunos datos referentes a la escala de los ingresos que producen las distintas explotaciones, 1 W. D. WEATHERFORD, Jr. : Geographic Differentials of Agricultural Wages in the United States, Harvard Studies in Labor in Agriculture, num. 3 (Harvard University Press, Cambridge, Mass., 1957). 2 B. H. LUEBKE y J. F. H A R T : «Migration from a Southern Appalachian Community », en Land Economics (University of Wisconsin, Madison, Wis., 1958), vol. XXXIV, num. 1, págs. 44-53. 3 R. L. MIGHELL: American Agriculture, Its Structure and Place in the Economy, Census Monograph Series (John Wiley and Sons, Nueva York, 1955), pág. 43. 34 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO según su importancia en la economía. El censo agrícola agrupa las explotaciones agrícolas según tengan fines comerciales o no. Las explotaciones agrícolas con fines comerciales se dividen en 6 categorías económicas, y la clasificación se basa en el valor de los productos vendidos, que equivale aproximadamente a los ingresos brutos. En las categorías V y VI se incluyen el millón y medio de agricultores a quienes sus explotaciones proporcionan ingresos modestos. CUADRO 7. — ESTADOS UNIDOS: CLASIFICACIÓN DE LAS EXPLOTACIONES AGRÍCOLAS POR SU EXTENSIÓN Y SU PRODUCCIÓN (1950) Explotaciones agrícolas Total de explotaciones confinescomerciales I. En gran escala II. Explotación familiar en gran escala . III. Explotación familiar superior al tipo IV. Explotación familiar inferior al tipo V. Pequeña explotación familiar . . . . VI. Explotación en pequeña escala . . . Explotaciones con fines no comerciales . Explotaciones a tiempo parcial Explotaciones poco frecuentes por su gran Número (En millares) Extensión media (En acres) Valor de los productos vendidos por cada explotación (En dólares) 5.379 3.706 103 381 721 215,6 275,6 2.421,7 566,8 298,2 4.142 5.858 56.058 14.475 7.017 882 907 717 1.673 639 1.030 191,2 122,8 84,9 82,8 75,6 50,0 4 9.178,9 3.625 1.813 720 339 612 82 21.446 Fuente: MIGHELL, op. cit. Entre 1930 y 1954 el número de explotaciones agrícolas descendió de 6.289.000 a 7.482.000, lo que supone una disminución aproximada de un 25 por ciento. El número de explotaciones con fines comerciales disminuyó en un 27 por ciento durante el período 1939-1954, descenso que afectó a las categorías IV-VI; las explotaciones de la categoría I aumentaron en un 123 por ciento y las de las categorías I-III en un 44 por ciento. Las explotaciones de poca extensión, es decir, aquellas de menos de 260 acres 1 , son las que han ido desapareciendo, mientras iba aumentando el número de las de mayor superficie. Puede, pues, afirmarse que la extensión media de las explotaciones agrícolas ha pasado de 157 acres en 1930 1 Un acre es una medida inglesa de superficie equivalente a 0,44 hectáreas. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS-. AMÉRICA DEL NORTE 35 a 242 en 1954; por su parte, la superficie de las explotaciones de tipo comercial ha aumentado de 220 acres en 1940 a 336 en 1954. Durante el mismo período, el número de trabajadores por explotación agrícola ha disminuido en un 16 por ciento, como lo indican los datos que se reproducen a continuación: Años Promedio de trabajadores por explotación 1930 1940 1950 1954 1,90 1,73 1,63 1,59 El hecho de que el promedio de trabajadores por explotación haya disminuido a medida que la extensión de las mismas aumentaba considerablemente demuestra claramente los grandes progresos tecnológicos y de la mecanización registrados desde 1930, que han permitido reducir bastante los efectivos de mano de obra sin disminuir la producción agrícola. Actualmente existen cuatro millones y medio de tractores en Estados Unidos, uno por cada explotación agrícola, es decir, tres veces más que en 1940. Por su parte, la maquinaria relativamente reciente, como las gavilladoras, segadoras y cosechadoras, se ha decuplicado. Estos y otros adelantos no menos importantes, relativos al empleo de abonos químicos, al cultivo y a la cría de ganado, etc., han permitido aumentar notablemente la productividad de la agricultura, hasta el punto de que, actualmente, la producción por hora-hombre ha sobrepasado en un tercio a la de los primeros años de la postguerra y es dos veces mayor que la de 1940. En realidad, entre 1940 y 1955, la productividad de la mano de obra aumentó más rápidamente en la agricultura que en la industria de transformación, en la que el aumento de la productividad durante el mismo período fué inferior al 50 por ciento. El continuo incremento de la productividad agrícola y su influencia en la movilidad de la población campesina es el verdadero problema con que se enfrentan las autoridades encargadas de determinar la política agrícola de Estados Unidos, ya que la continua producción de ciertos artículos en cantidades mayores de las que puede absorber el mercado preocupa a economistas destacados, que se preguntan si no sería conveniente disminuir radicalmente la proporción en que se emplean actualmente los medios de producción en la agricultura, inclusive el factor mano de obra. La modificación de la extensión de las explotaciones agrícolas y el aumento de la productividad no son causas, sino, en su mayor parte, consecuencias de la reducción de la mano de obra. No existen casi pruebas de que la disminución de trabajadores agrícolas registrada en los 36 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO últimos años se deba al empleo de tractores, como ocurrió entre 1930 y 1940, e incluso durante esa época, el descenso considerable de la población campesina de los estados de la región del dust bowl obedeció más bien a las malas cosechas, que arruinaron a los agricultores, que a la mecanización de la producción. En dichos estados y en los del Sudeste del país se produjeron algunos desplazamientos entre los arrendatarios y aparceros que sin duda fueron motivados por la mecanización, pero al mismo tiempo, el Gobierno aplicó un programa destinado a reducir la superficie de los cultivos de algodón, y sus disposiciones eran tales que a los propietarios les resultó más económico contratar asalariados que conservar a sus arrendatarios, lo cual, a su vez, dio impulso a la mecanización. Migración interna y política agraria Desde la crisis registrada en la década que siguió a 1930, la política agraria de Estados Unidos tendió a equiparar los ingresos de los trabajadores del campo con los de las demás profesiones. Para ello se recurrió principalmente a la subvención de los productos agrícolas y se eligió un nivel de « paridad » en función de la relación normal de precios existente entre los productos agrícolas y los restantes artículos durante el período 1910-1914. Simultáneamente, siguiendo la misma política, se intentó ajustar la producción agrícola a la demanda. Los rápidos progresos tecnológicos, sumados a las condiciones atmosféricas favorables, hicieron innecesaria la aplicación de dicho programa. El descenso de los ingresos procedentes de la agricultura durante un período de gran actividad económica ha preocupado especialmente durante los últimos años a los agricultores y sus organizaciones. Actualmente se trata de resolver el problema agrario ajusfando de una manera adecuada los medios empleados en la producción agrícola. Por lo que respecta a la mano de obra — uno de los factores principales de la producción —, cabe mencionar el especial interés con que se están estudiando los problemas de los agricultores cuyos ingresos son escasos. En 1955 se preparó un programa especial, encaminado a resolver los problemas de esos agricultores, cuyo número era de un millón y medio, es decir, más de un 25 por ciento de todas las familias campesinas de Estados Unidos. Se delimitaron las zonas en que los ingresos procedentes de la agricultura eran escasos, basándose para ello en los ingresos netos de los campesinos que se dedicaban exclusivamente al cultivo de la tierra, en su nivel de vida y la importancia de la explotación, situándolas « en regiones de densa población rural de elevado nivel de natalidad, en las que apenas existían otras posibilidades de empleo y donde la topografía u otros obstáculos impedían la utilización de maquinaria moderna ». Tales regiones se encuentran en los estados del Sur. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE 37 El programa propone una solución coordinada de los problemas en el ámbito local, entre los que figuran el incremento de la productividad en la agricultura merced a la instrucción de los agricultores (cursos de perfeccionamiento para adultos), investigaciones, créditos, etc. ; aumento de las posibilidades de empleo en otros sectores de la economía, y mejora de los servicios de información para el empleo, descentralización industrial, etc. ; fomento de la formación de los trabajadores, especialmente la formación profesional para la ejecución de tareas agrícolas y para ejercer otras profesiones 1. Entre las propuestas presentadas con objeto de facilitar la migración de la mano de obra agrícola, se ha recomendado al Gobierno la franca concesión de subsidios a los agricultores que deseen buscar otros empleos, con objeto de sufragar los gastos de su traslado e instalación, en las mismas condiciones en que efectúa los pagos a los agricultores que colaboran en la aplicación de determinados programas agrícolas. Otros autores insisten sobre la necesidad de instalar a los labradores en regiones más favorables ; citaremos este ejemplo : ¿Llevarlos a las ciudades y buscar un empleo para el cabeza de familia? En realidad, no podrían más que barrer las calles, y para ello se los consideraría demasiado perezosos... En mi opinión, no hay que perder el tiempo tratando de mejorar las condiciones de vida del rústico en sus montañas o del aparcero que compra sus alimentos a crédito. Mejor será instalarlos sobre una tierra fértil; más vale adquirir buenas parcelas, construir granjas adecuadas e invitar a los rústicos a salir de su estado de miseria ofreciéndoles 40 acres y una mula, que solicitar los servicios de un banco agrícola inútil. Probablemente sus tierras no producirán mucho, pero sus hijos estarán mejor alimentados y tendrán a su disposición escuelas en las que recibir enseñanza. A la tercera generación podrá vérselos en el Congreso, donde podrán complicar los debates. En vez de un banco de fomento agrícola, yo propongo la creación de un banco popular estadounidense... Retirar porciones de tierra fértil a los agricultores competentes para instalar en ellas a los incompetentes implicaría, como es natural, una disminución de la producción. Pero, ¿qué hay de malo en ello en esta época? 2 . Pero no puede pensarse que las organizaciones de agricultores aprueben determinados proyectos, calificados con razón de tentativa para desarraigar a los cultivadores de sus tierras y para forzar la migración campesina. En efecto, durante las audiencias concedidas por las comisiones del Congreso a las que se ha hecho referencia, los representantes del Sindicato de Agricultores (al que pertenecen principalmente los 1 DEPARTAMENTO DE AGRICULTURA DE ESTADOS UNIDOS : Development of Agri- culture's Human Resources. A report o n problems of low income farmers, prepared for the Secretary of Agriculture (U.S.G.P.O., Washington, 1955), pág. 6. 2 A. JOHNSON, comentando el libro Farm Trouble, por L. SOTH (Princeton University Press, Princeton, N.J., 1957), en Social Research (New School for Social Research, Nueva York, 1957), vol. 24, num. 2, pág. 234. 38 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO pequeños granjeros) solicitaron que se redujese el cupo de inmigración de obreros agrícolas extranjeros antes de proceder al traslado de una parte de los campesinos del país. En 1957 y 1958, el Departamento de Trabajo limitó el número de inmigrantes campesinos, y se dieron instrucciones a los servicios del empleo de los estados para que publicasen una lista de ocupaciones vacantes en las explotaciones agrícolas, con objeto de que los trabajadores de las ciudades pudiesen substituir a los mexicanos en las labores de recolección del año 1958. CANADÁ Entre las características que presenta la economía agrícola de Canadá y que son pertinentes a un estudio del abandono de las profesiones agrícolas por los trabajadores, deben señalarse dos: la existencia de enormes reservas de tierras fértiles y la colonización relativamente reciente de las provincias de la llanura 1 . La extensión total de tierras cultivables es tres veces mayor que la superficie de Francia, pero hasta ahora sólo se explota la mitad. La roturación de nuevas parcelas, la inmediata utilización de maquinaria en la llanura — altamente especializada en el cultivo de cereales —, el abandono de la tierra por los campesinos y la consiguiente agrupación de parcelas han hecho aumentar constantemente las dimensiones de las explotaciones agrícolas, hasta el punto de que en 1956 su extensión media era superior a 300 acres. Ahora bien, para comprender el verdadero valor de esta cifra hay que tener en cuenta que aproximadamente el 44 por ciento de la superficie total del conjunto de las fincas está formada por campos no roturados y por bosques explotados paralelamente con los cultivos. La producción de cereales está concentrada principalmente en las tres provincias de la llanura, presentando un alto grado de especialización en Saskatchewan. En el resto del país predominan los cultivos mixtos. Evolución de la población agrícola activa La evolución de la mano de obra agrícola ha presentado tres tendencias: Primera, crecimiento rápido durante la época de la colonización masiva del país, en la que el número de campesinos — 700.000 a principios de siglo — alcanzó la cifra de 1.000.000 en 1920. Segunda, estabilidad; durante el período 1920-1941 no hubo variaciones importantes. El número de trabajadores osciló entre 1.100.000 y 1.200.000, registrándose un ligero aumento en la década posterior a 1930 como consecuencia de la 1 La región de la llanura está formada por las provincias de Alberta, Manitoba y Saskatchewan. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE 39 crisis económica. Tercera, rápido descenso, que llegó a ser de un 30 por ciento para el período 1946-1955 1 . El número de trabajadores agrícolas continuó disminuyendo y en 1957 era más o menos igual que a principios de siglo. En el cuadro 8 se detalla la evolución del volumen, de la composición de la mano de obra agrícola y de la proporción que representa con respecto al total de la población económicamente activa del país durante el período 1901-1951. CUADRO 8. — CANADÁ: POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA (1901-1951) 1 (En millares) Años 1901 1911 1921 1931 1941 1951 . . . . . . . . . . . . Agricultores Trabajadores familiares no remunerados Asalariados 447 686 659 645 645 548 184 103 212 284 258 145 85 145 170 202 181 134 Total de la población agrícola activa 716 934 1.041 1.131 1.084 827 Porcentaje de la Total de la población población agrícola económicamente activa con respecto al total de la población activa 1.783 2.724 3.164 3.922 4.196 5.180 40,2 34,3 32,9 28,9 25,8 15,8 Fuente: Censos de Canadá. En los censos de 1901, 1911, 1921 y 1931, en las cifras correspondientes a la población activa se incluyen las personas mayores de 10 años; en los censos posteriores, las personas mayores de 14 años. Todas las diferentes categorías de agricultores, para cuya clasificación se siguió un criterio distinto según los años, figuran ahora en el cuadro reservado a los agricultores. En los censos de 1901, 1911 y 1921, en la categoría de trabajadores familiares no remunerados se incluyen los hijos de los campesinos que se encargan de la explotación, así como los trabajadores no retribuidos en los censos de 1931, 1941 y 1951. Los censos de 1901, 1911 y 1921 incluyen entre los asalariados a los peones; en los censos posteriores, en dicho grupo figuran los braceros. 1 En este cuadro figura también la mano de obra femenina (es decir, las trabajadoras asalariadas, las esposas e hijas de los agricultores ocupadas en las granjas durante la semana en que se estableció el censo); sin embargo, su número ha sido siempre reducido y su porcentaje máximo con respecto al total de la mano de obra agrícola fué de 4,4 en 1911 ; en 1951 representaba el 3,8 por ciento. Modificación del volumen. Las cifras de la evaluación publicada por la Oficina Federal de Estadística, calculadas mediante investigaciones anuales por muestreo, evidencian la rápida disminución que ha experimentado recientemente el número de trabajadores agrícolas. En el cuadro 9 figuran las cifras para el período 1931-1958. Se advertirá que para cada uno de los tres últimos censos (1931, 1941 y 1951), el volumen total de la mano de obra agrícola es mayor que el total de la población activa agrícola inscrita en el censo 1 W . M. DRUMMOND y W. MACKENZIE: Progress and Prospects of Canadian Agriculture (Royal Commission on Canada's Economic Prospects, Ottawa, 1957), pág. 23. 40 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO (véase cuadro 8). Esto se debe a ciertas diferencias entre ambas evaluaciones, aun cuando las dos fueron publicadas en la misma fecha 1. CUADRO 9. — CANADÁ: MANO DE OBRA AGRÍCOLA (1931-1958) (En millares) Años Número de trabajadores Años 1931 1932 1933 1934 1935 1936 1937 1938 1939 1940 1941 1942 1943 1944 1.140 1.159 1.178 1.197 1.217 1.236 1.255 1.274 1.293 1.259 1.147 1.068 1.049 1.067 1945 1946 1947 1948 1949 1950 1951 1952 1953 1954 1955 1956 1957 1958 Fuente: DRUMMOND y MACKENZIE, op. Número de trabajadores 1.075 1.186 1.110 1.097 1.067 1.007 932 889 858 873 817 776 744 720 cit. En el cuadro 9 se advierte la marcada tendencia al descenso del número de trabajadores agrícolas, que comenzó en 1946, cuando el volumen de m a n o de obra agrícola era igual al de 1934. En 1958 había 466.000 trabajadores menos que en 1946, lo que representa una reducción de un 39 por ciento, o sea un promedio anual de 3,6 por ciento. Este porcentaje, uno de los más elevados del mundo, es similar al registrado en Suecia durante el mismo período. Cambios en la composición. Los agricultores han constituido con mucho el elemento principal de la m a n o de obra campesina durante el período de 1901-1956, aunque 1 Las encuestas normales anuales se realizan de una forma más detallada con objeto de descubrir los elementos marginales de la mano de obra, tales como los familiares que trabajan en las explotaciones agrícolas. Esto es lo que ha provocado las diferencias que pueden advertirse respecto al número de mujeres que trabajan en las explotaciones agrícolas de su familia. En 1951figurabanen el censo 35.000 mujeres empleadas en la agricultura, de las que 18.000 no recibían retribución por su trabajo ; en la encuesta por muestreo del mismo año, ya mencionada, el número de mujeres que figuraban en la categoría de trabajadoras no retribuidas era de 99.000. Según la encuesta sobre la mano de obra realizada en junio de 1946, el número de mujeres empleadas en la agricultura era de 200.000, de las cuales 174.000 no recibían retribución; las cifras correspondientes a junio de 1957 fueron respectivamente de 52.000 y 34.000, lo que indica que después de la guerra se produjeron ciertos cambios profesionales entre las mujeres miembros de familias campesinas. Las estadísticas que existen en la actualidad no permiten apreciar si es éste un movimiento a largo plazo. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE 41 su proporción ha variado en el ámbito nacional y notablemente en el regional. Hasta el fin de la primera guerra mundial su número aumentó en todo el país ; los trabajadores familiares fueron desapareciendo, unos absorbidos por los restantes sectores de la economía, otros sustituyendo a sus padres al frente de las explotaciones x. Entre 1918 y 1931 disminuyó el total de agricultores debido a la reducción de la población agrícola en el Este, que no pudo ser compensada por el continuo incremento registrado en las regiones occidentales, y aumentaron las cifras correspondientes a los trabajadores familiares y asalariados. Por consiguiente, la proporción de agricultores pasó del 73 por ciento en 1911 al 59 por ciento en 1931, pero recientemente ha vuelto a crecer por haberse reducido rápidamente el número de trabajadores familiares, y en 1955 representaba el 66 por ciento del total. Desde 1946 el número de agricultores ha sido el que menos ha variado. Sin embargo, se han registrado frecuentes cambios de empleo entre los trabajadores familiares, quienes hasta 1951 abandonaban el cultivo de la tierra en iguales proporciones que los asalariados; a partir de entonces el número de éstos experimentó un ligero aumento y la proporción de trabajadores familiares no remunerados migrantes continuó creciendo. Entre 1946 y 1955 el total de la población agrícola activa disminuyó en un 31 por ciento; el número de agricultores, en 20 por ciento; el de trabajadores familiares, en 53 por ciento, y el de asalariados, en 28 por ciento. En el cuadro 10 pueden apreciarse tales variaciones. C U A D R O 10. — C A N A D Á : VARIACIONES D E LAS D I F E R E N T E S CATEGORÍAS DE TRABAJADORES QUE INTEGRABAN LA POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA (1946-1955) Total de trabajadores Trabajadores independientes Años 1946 . . . 1951 . . . 1955 . . . 100 79 69 Porcentaje 888 índice Trabajadores familiares no retribuidos Asalariados índice Porcentaje índice Porcentaje índice Porcentaje 100 88 80 57 64 66 100 68 47 31 26 21 100 67 72 12 10 13 Fuente: DRUMMOND y MACKENZIE, op. cit., pág. 24. Estas variaciones indican una evolución hacia una agricultura más comercial por las razones que aquí se explican : 1 G. V. HAYTHORNE y L. C. MARSH: Land and Labour (Oxford University Press, Toronto, 1941), págs. 188-191. 42 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO El número de trabajadores familiares dispuestos a trabajar sin remuneración disminuye rápidamente a medida que aumentan las ocupaciones en una economía de pleno empleo y resulta más fácil trasladarse a la ciudad en busca de trabajo. Actualmente se registra un aumento de trabajadores independientes que al parecer continuará. En efecto, se espera que cada vez haya más agricultores que exploten sus tierras sin ayuda 1. Factores que determinan la migración interna Posibilidades de empleo. Hasta fines de la primera guerra mundial, la demanda de mano de obra en la agricultura obedeció en gran parte a la rápida expansión de la superficie colonizada. Esta situación continuó en el Este de Canadá hasta 1921 y en el Oeste hasta 1931. La superficie de las explotaciones aumentó de 63 millones de acres en 1901 a 174 millones de acres en 1951, pero la mayor parte del incremento, o sea 100 millones de acres, se registró en los primeros 30 años del siglo xx, y desde 1930 la superficie sólo ha aumentado en 11 millones de acres 2 . Mientras la colonización era rápida, la demanda de mano de obra agrícola iba en aumento. La tendencia expansiva de la fuerza de trabajo en la agricultura, que continuó hasta fines de la primera guerra mundial, reflejaba la existencia de oportunidades crecientes de empleo agrícola en todo Canadá. Para 1921, la zona cultivable del Este de Canadá había sido totalmente ocupada y se registraba un desplazamiento gradual desde la agricultura a otras ocupaciones o hacia las regiones del Oeste canadiense que sólo se empezaba a colonizar. A partir de 1930 se han colonizado menos nuevas tierras, y, por lo tanto, la demanda de mano de obra en la agricultura no depende ya, salvo en muy pequeña medida, de la expansión de la superficie cultivada. Ahora está supeditada sobre todo al ritmo del progreso tecnológico, y el avance de éste se traduce en una más acentuada disminución de la demanda. En la década que medió entre 1930 y 1940, cuando la merma de la colonización puso coto al aumento de la demanda de mano de obra en la agricultura, los efectivos de la fuerza de trabajo agrícola aumentaron con todo en 160.000 entre 1931 y 1939. Esto se debió a la falta de trabajo en la industria. Los ingresos y los salarios eran muy inferiores a los de otros sectores. Durante este período se registró un subempieo generalizado de la mano de obra y de los recursos agrícolas, como lo demuestra el hecho de que durante la guerra la producción agrícola per capita superó en un 50 por ciento, como término medio, el promedio alcanzado 1 DRUMMOND y MACKENZIE, op. cit., 2 Ibid., págs. 61-62. pág. 25. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE 43 en los cuatro años anteriores al conflicto, sin haberse aumentado el equipo de capital y con una mano de obra menor 1 . Después de la segunda guerra mundial Canadá ingresó en esa etapa del desarrollo económico en que la mano de obra agrícola se ve directamente afectada por la redistribución de los recursos, o, dicho en otras palabras, en que el desarrollo económico de los sectores no agrícolas es una causa, más que una consecuencia, del éxodo de la población excedente en la agricultura. La causa última de esta redistribución ha sido la expansión económica durante la guerra y la postguerra, la cual, a su vez, puede ser considerada como resultante del desarrollo anterior 2. Entre 1939 y 1955 la producción industrial y agrícola se elevó en un 104 por ciento, lo que equivale a una tasa anual del 4,6 por ciento. Durante el mismo período, y a pesar de un incremento del 27,3 por ciento en el número de personas empleadas, el total del trabajo invertido, medido en horas-hombre, sólo se elevó en un 10,4 por ciento debido a la reducción de la duración del trabajo: En una palabra, en los últimos 16 años, mientras nuestra población aumentaba en casi dos quintos y el nivel de vida individual se elevaba en un 60 por ciento, sólo aumentó en un 10 por ciento la duración del tiempo trabajado. Esto fué posible por un empleo más profundo de los factores de la producción, particularmente al principio de la guerra; por una transferencia de la mano de obra de la agricultura a actividades más productivas (si se las mide por el valor de la producción) y por una tasa más elevada de formación del capital, particularmente en los años inmediatamente posteriores a la guerra s . Por contraste con movimientos anteriores, esta rápida declinación que ahora observamos en la población agrícola económicamente activa está influenciada sobre todo por la expansión de la demanda de trabajadores en otros sectores y por una contracción de la demanda de trabajadores en la agricultura que es consecuencia directa de la mecanización. Mientras en otros países la medida en que la mecanización ha influido sobre el éxodo rural de los últimos años es difícil de evaluar, por lo que se refiere a Canadá no cabe la menor duda de que la mecanización es la causa fundamental y directa de este proceso. Por supuesto, la maquinaria agrícola de motor no es una novedad en Canadá, pero su uso generalizado data del final de la segunda guerra mundial, como aquí se detalla: En volumen físico, la nueva inversión en los diez años que siguieron al término de la guerra fué tres veces mayor que la que correspondía al mismo período inmediatamente anterior. En 1951 había tres veces más tractores por 1 J. M. SMITH : Canadian Economic Growth and Development from 1939 to 1956 ORoyal Commission on Canada's Economic Prospects, Ottawa, 1957). 2 Ibid., pág. 3. 3 Ibid., pág. 6. 44 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO cada 100 granjas que en 1941, el número de máquinas combinadas, segadoras, trilladoras y gavilladoras se había quintuplicado y el número de camiones triplicado. Los motores eléctricos se habían cuadruplicado. Las tendencias regionales en la utilización de la mano de obra siguen muy de cerca esta norma de mecanización. Los trabajadores abandonaron el campo con más rapidez en la región de la pradera y en Ontario entre 1946 y 1951 de lo que lo han hecho desde entonces. En Quebec, sin embargo, la redución ha sido mayor a partir de 1951, que es justamente cuando se acentuó el proceso de mecanización. En las provincias marítimas la reducción de la mano de obra parece estar más relacionada con el incremento en las posibilidades de empleo que con la mecanización. La tasa de reducción fué mayor en el período 19461951 de lo que ha sido desde entonces y es relativamente mayor la cantidad de trabajadores que han abandonado la agricultura en esta región que en cualquier otra de Canadá. En Columbia Británica la mano de obra apenas ha variado, sobre todo debido a que las granjas se han agrandado y además su número ha crecido. El progreso de la mecanización en esa provincia es tan notable como en la región de la pradera, pero ha seguido el mismo ritmo que la conquista de nuevas tierras para la agricultura y la intensificación de la utilización de tierra ya cultivada1. El uso difundido de la maquinaria agrícola ha sido la causa fundamental del aumento de la productividad de la mano de obra en la agricultura. Entre 1935-1939 y 1951-1955, la mano de obra agrícola se redujo en un 30 por ciento, al tiempo que el índice oficial del volumen físico de la producción agrícola evidencia un incremento del 49 por ciento para el mismo período. Sin embargo, entre 1951 y 1955 hubo cuatro cosechas excepcionales de cereales debido a condiciones atmosféricas particularmente favorables. Si se extrae un promedio del período 1947-1955, la diferencia entre ese promedio y el del período 1935-1939 es del orden de 38,51 por ciento 2. En comparación con el período de preguerra, la producción por trabajador se ha duplicado. Ingresos relativos. Como en Estados Unidos y en la mayoría de los países de Europa occidental, los ingresos y los salarios agrícolas se han elevado con respecto al período de preguerra, tanto en términos absolutos como con respecto a los demás ingresos y salarios. Antes de la segunda guerra mundial, las diferencias de ingresos y salarios entre la agricultura y las demás ocupaciones eran muy grandes. En los últimos años de la década de 1930, los ingresos de los trabajadores agrícolas no asalariados (incluyendo a los propietarios de empresa) oscilaban alrededor del tercio de los ingresos de los trabajadores industriales ; si esta disparidad se expresa en términos de dólares ponderados, según los índices de precios agrícolas y no agrícolas, su magnitud no es tan grande, puesto que los 1 DRUMMOND y MACKENZIE, op. cit., 2 Ibid., pág. 10. págs. 22 y 24. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE 45 ingresos medios del trabajador agrícola no remunerado equivaldrían así al 40 por ciento de aquellos de los trabajadores no agrícolas. Sin embargo, en 1946-1955, los ingresos medios de los trabajadores agrícolas no remunerados han ido alcanzando la paridad con las retribuciones medias de los trabajadores no agrícolas, y en algunos casos las han superado 1. En ese período, los jornales de la mano de obra agrícola asalariada registran una disparidad algo menor con los salarios medios de los trabajadores no agrícolas que en los últimos años de la década de 1930 (momento en que representaban únicamente el 35 por ciento de los ingresos medios derivados del trabajo en otras ocupaciones), pero la disparidad siguió siendo muy apreciable. Hasta 1946, los ingresos reales de los trabajadores remunerados fueron en aumento y la relación entre los salarios agrícolas y no agrícolas se elevó en 58 por ciento. Entre 1948 y 1957, los salarios reales en la agricultura se elevaron en un 10 por ciento. La disparidad con otros sectores había vuelto a aumentar y en 1955 los salarios agrícolas representaban el 44 por ciento de los ingresos medios derivados del trabajo en otras ocupaciones, como se indica en el cuadro 11. C U A D R O 11. — C A N A D Á : P R O M E D I O D E I N G R E S O S A N U A L E S D E LOS TRABAJADORES ASALARIADOS AGRÍCOLAS Y N O AGRÍCOLAS (Dólares Años 1946 1948 1950 1952 1954 1955 (1946-1955) canadienses) Agrícolas No agrícolas Porcentaje de los trabajadores asalariados agrícolas en relación con los no agrícolas 987 1.201 1.188 1.452 1.455 1.395 1.727 2.166 2.376 2.831 3.113 3.166 58 55 50 51 47 44 Fuente: Para los trabajadores asalariados agrícolas, Quarterly Bulletin of Agricultural Statistics, vol. 50, num. 1 (Dominion Bureau of Statistics, Ottawa, 1957); y para los trabajadores asalariados no agrícolas, Labour Research, vol. I, núms. 5 y 7 (Canadian Labour Congress, Ottawa, 1956). En lo que a los trabajadores asalariados se refiere, el porcentaje decreciente de diferencia entre los jornales agrícolas y no agrícolas registrado a partir de 1947 constituye un indicio de la influencia de la mecanización como factor de mejora. En el mismo sentido incide el 1 DRUMMOND y MACKENZIE, op. cit., pág. 341 y apéndice E. 46 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO hecho de que el empleo se ha tornado más estacional que en el período transcurrido entre las dos guerras mundiales, época en que una mayor proporción de la mano de obra era empleada mediante contratos anuales. La mayoría de la mano de obra asalariada se contrata ahora para labores especializadas y de temporada para las cuales se pagan jornales relativamente elevados. La mano de obra asalariada que aun queda en muchos establecimientos agropecuarios «... es de lo que podríamos llamar categoría general, y frecuentemente se la contrata sobre una base estacional, siendo la paga en invierno muy inferior a la de verano » 1 . Sin embargo, tal como se ve en el cuadro 10, en los años recientes son los miembros de las familias, que no perciben salarios, quienes han desertado de la agricultura con mayor rapidez, y esto a pesar del hecho de que sus ingresos medios son tan elevados como los de los trabajadores no rurales y a veces aun más elevados, tal como se puede ver en el cuadro 12. Se considera que la fluctuación en los ingresos agropecuarios es una de las principales razones para que ello ocurra 2. Los factores sociales de que se habla más adelante pueden tener también cierta influencia. C U A D R O 12. — C A N A D Á 1 : P R O M E D I O D E INGRESOS D E LOS TRABAJADORES AGRÍCOLAS Y D E LOS N O AGRÍCOLAS E N TRES PERÍODOS RECIENTES (Dólares canadienses) Obreros agrícolas " Períodos 1935-1939 1951-1955 1935-1955 Obreros no agrícolas * Dólares de la época Dólares de 1949 Dólares de la época Dólares de 1949 364 2.830 1.358 711 2.477 1.595 1.107 2.890 2.010 1.779 2.498 2.194 Fuente: DRUMMOND y MACKENZIE, op. cit., pág. 342. 1 No se incluye a Terranova. * Las cifras se obtuvieron sumando los ingresos netos procedentes de la actividad agrícola y los ingresos procedentes de las actividades extraagrícolas de los agricultores y de sus trabajadores asalariados y no asalariados. En consecuencia, el ingreso promedio de los trabajadores agrícolas no asalariados incluye elementos que se determinan así: a) por el trabajo no contratado (trabajo no retribuido del agricultor y de otros trabajadores); b) por la dirección y administración (ingreso del agricultor); c) por el capital invertido en el negocio por el agricultor y en algunos casos la mano de obra no asalariada, y d) por la labor extraagricola del agricultor y de su mano de obra. * El ingreso promedio de todos los trabajadores, excepto de aquellos tomados por contrato (trabajadores asalariados) o que trabajan sin un contrato. Las cifras no incluyen los ingresos por inversiones, subsidios del Gobierno y demás. Efectos del desplazamiento de los trabajadores agrícolas Uno de los principales efectos del abandono de las actividades rurales por los trabajadores ha sido la reducción del número de explotaciones 1 DRUMMOND y MACKENZIE, op. cit., pág. 2 Ibid., pág. 341. 347. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE 47 agrícolas, que de 1941 a 1955 disminuyeron en 12 por ciento. Como la superficie de las explotaciones rurales durante el período de referencia permaneció casi constante, la reducción en el número ha ido acompañada de un aumento del 15 por ciento en la extensión media. La mayor parte de este aumento se produjo en la región de la pradera, donde las explotaciones eran en 1951 un 20 por ciento más extensas que en 1931 1 . La reagrupación en unidades mayores ha sido uno de los factores determinantes del aumento en la eficiencia, aunque dista mucho de ser tan importante a este respecto como el hecho de haberse triplicado la maquinaria agrícola en el período de 1941 a 1955. El aumento en la extensión de los establecimientos y la reducción de la población agrícola tuvieron como consecuencia que aumentara la distancia de un hogar campesino a otro, y en consecuencia aumentó el costo de los servicios por habitante; estos factores no hacen sino acelerar los cambios en los métodos de explotación y en las oportunidades de empleo fuera de la agricultura. Esto es particularmente cierto en la región de la pradera, donde las fuerzas económicosociales que se remontan a la colonización han intensificado el aislamiento de la vivienda campesina y en donde los establecimientos agropecuarios son generalmente muy grandes. La Real Comisión para la Agricultura y la Vida Rural de la Provincia de Saskatchewan ha señalado las dificultades que se encuentran para construir una vida comunitaria adecuada con una población en vías de desaparición; estas dificultades van desde el alto costo de mantener los caminos hasta la poca « rentabilidad » de negocios, escuelas y oficinas de correos y la escasa concurrencia a las funciones sociales 2. Se pueden observar distintas formas de adaptación a este proceso; por ejemplo, los desplazamientos de las viviendas para edificarlas sobre los caminos importantes, así como también la práctica del « cultivo desde el caserío ». En 1956, el 16 por ciento de todos los agricultores de la provincia de Saskatchewan trabajaban sus tierras teniendo su residencia en una aglomeración urbana. Parece ser que la principal razón de esto sea la necesidad de obtener los servicios que se logran naturalmente en las comunidades urbanas, en particular las escuelas. Para los agricultores que viven en el campo, las dificultades prácticas implícitas en obtener que los niños alcancen los ómnibus para la escuela, los largos viajes de ida y vuelta a la escuela y los regresos tardíos al hogar son factores que los impulsan a trasladarse al centro urbano. El aislamiento de los puntos de abastecimiento cuando los caminos están bloqueados o en mal estado, la distancia de los servicios sanitarios 1 8 DRUMMOND y MACKENZIE, op. cit., págs. 19 y 21. GOBIERNO DE SASKATCHEWAN, Royal Commission on Agriculture and Rural Life: Movement of Farm People, Informe num. 7 (Regina, 1956), págs. 8 a 10. 48 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO y la falta de agua y energía eléctrica son algunas de las otras consideraciones que deciden a los agricultores al optar por un lugar de residencia. El trabajo agrícola a tiempo parcial Una proporción relativamente elevada de agricultores — unos 172.000 según el censo de 1951 — trabajan a tiempo parcial fuera de sus explotaciones. De los registrados en el censo de 1951, unos 100.000 trabajaban más de 100 días fuera de su explotación y el resto oscilaba entre una semana y 100 días. Al mismo tiempo, 65.000 explotaciones, o sea más del 10 por ciento del total de Canadá, estaban inscritas como explotaciones agrícolas cultivadas a tiempo parcial y 87.000 como explotaciones en pequeña escala con un producto anual que iba de 250 a 1.200 dólares canadienses. Estas 152.000 explotaciones a tiempo parcial y en pequeña escala corresponden aproximadamente a los 172.000 agricultores que trabajan fuera de sus establecimientos. El resto se incluye probablemente en la categoría de explotaciones cuyo producto va de 1.200 a 2.500 dólares; éstas son 150.000 (sobre un total de 623.000). En total hay unas 300.000 explotaciones donde el valor de los productos vendidos no excede los 2.500 dólares por año, y de éstas, unas 170.000 suman sus ingresos a los obtenidos por el dueño con el trabajo efectuado fuera de ellas. Como un ingreso agrícola de menos de 2.500 dólares por año es insuficiente para sostener una familia (según el informe de la Real Comisión para la Agricultura y la Vida Rural en la Provincia de Saskatchewan), resultaría que, a pesar de la extensión comparativamente grande de las explotaciones en Canadá, queda aún una proporción significativa de explotaciones a tiempo parcial y en pequeña escala donde el ingreso de la explotación no basta normalmente para sostener una familia. Se tiene poca información acerca de los tipos de empleo suplementario que habitualmente toman los trabajadores rurales. Se estima, sin embargo, que más o menos la mitad de los trabajadores asalariados en las industrias forestales son agricultores e hijos de agricultores 1 . Agricultores con ingresos reducidos En Canadá, como en Estados Unidos, existe el problema de los agricultores con ingresos reducidos, que resulta en parte de la concentración de pequeñas explotaciones en las regiones donde las perspectivas para una mejora significativa de los ingresos son escasas y en parte de la incapacidad de ciertos granjeros en regiones generalmente prósperas 1 The Labour Gazette (Department of Labour, Ottawa, 1957), vol. 57, num. 1, págs. 28-34. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE 49 para alcanzar adecuados niveles de eficiencia. Entre las primeras zonas se deben incluir las provincias costeras y parte de la provincia de Quebec, en particular la zona de los montes Apalaches. Éstas son las regiones de la primitiva colonización, donde el sistema de propiedad de la tierra evidencia un alto grado de rigidez, en contraste con la fluidez de la región de la pradera. En las provincias costeras ha habido muy pocos cambios en la división de la tierra efectuada hace 100 años. En la provincia de Quebec las explotaciones siguen siendo pequeñas y el promedio de 125 acres no ha variado entre 1921 y 1951 1 . Durante el período que medió entre las dos guerras la maldición de los agricultores canadienses fué un exceso de movilidad en la agricultura 2 . La colonización de las provincias de la pradera se efectuó con un espíritu optimista que no supo ver los problemas que crearía la sequía. La crisis que se produjo también en la agricultura en la década de 1930 tuvo un efecto particularmente grave sobre el tipo de explotación especializada en la producción de trigo para la exportación y que también se hallaba sometida a enormes fluctuaciones de rendimiento. Los colonos sufrieron graves privaciones que — dada la coyuntura económica general — no podían mitigarse acudiendo a otras ocupaciones. En consecuencia, la política agraria se concentró sobre todo en la elaboración de medidas para equilibrar los efectos de las fluctuaciones de precio y de rendimiento. Estas medidas, sumadas al aumento de la extensión de las explotaciones, a la deserción del campo y a un aumento de la productividad han eliminado en gran medida el problema de los ingresos reducidos y fluctuantes en la región de la pradera. Ahora en esta zona el problema del agricultor de ingresos reducidos reside sobre todo en la incapacidad de ciertos individuos para dirigir su explotación con eficiencia o para reunir el capital que necesitan. En las provincias costeras y parte de la de Quebec sigue en pie el problema de la insuficiente movilidad, aunque debe notarse que la tasa de deserción es más alta en las provincias costeras que en el resto de Canadá y también es elevada en Quebec. Los bajos ingresos procedentes de la agricultura se compensan en parte por los ingresos más elevados que provienen de otros empleos. En algunas de estas regiones, sin embargo, y particularmente en las de Nueva Escocia y Nuevo Brunswick, la reorganización en unidades mayores se considera necesaria para alcanzar un nivel de ingresos adecuado 3. 1 DRUMMOND y MACKENZIE, op. cit., pág. 165. BELLERBY, op. cit., pág. 139. 3 DRUMMOND y MACKENZIE, op. cit., págs. 157, 2 158 y 363. CAPÍTULO III PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL La agricultura de Europa occidental presenta características distintas de América del Norte, a saber: los cultivos se realizan en menor escala ; la explotación de una superficie igual requiere el empleo de mayor número de personas a más de la inversión de mayores capitales. Durante los últimos años la mano de obra agrícola ha disminuido más lentamente, excepto en los países escandinavos, donde la disminución se ha producido al mismo ritmo que en Estado Unidos. Como en América del Norte, la mano de obra agrícola está compuesta principalmente de agricultores y de trabajadores familiares. La proporción de asalariados sólo es elevada en el Reino Unido (70 por ciento) e Italia (40 por ciento) ; en los restantes países es inferior al 25 por ciento. Como se verá más adelante, el número de trabajadores rurales empezó a disminuir en América del Norte más tarde que en los países de Europa occidental importadores de productos agrícolas. Éstos, cuya producción hasta entonces era más o menos suficiente para cubrir las necesidades nacionales, reaccionaron de distinto modo ante la competencia de los Estados de reciente colonización: disminuyeron la producción nacional de cereales, compensando el déficit mediante importaciones; se especializaron en la cría de ganado y en los productos lácteos y aumentaron la importación de forrajes, y establecieron tarifas aduaneras proteccionistas que redujeron, aunque no suprimieron, las importaciones de cereales y de otros productos alimenticios1. La competencia de los países de ultramar empezó a tener consecuencias importantes durante el último cuarto del siglo xix. Las medidas adoptadas por los gobiernos para hacer frente a la nueva situación contribuyeron en gran parte a la reducción del número de empleos agrícolas que se ha registrado desde entonces hasta la segunda guerra mundial. El Reino Unido ha seguido una política de libre cambio: la superficie de las tierras cultivadas de una manera extensiva ha dismix Las tarifas aduaneras fueron generalmente bajas hasta el período 1930-1940; entonces algunos Estados adoptaron medidas proteccionistas tales, que hicieron imposible la importación de artículos alimenticios. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCODENTAL 51 nuído desde entonces ; sin embargo, a pesar de los progresos de la técnica, la agricultura ha seguido siendo durante este período (si se exceptúan los años de la primera guerra mundial) un sector poco desarrollado de la economía con una producción estacionaria, un volumen de empleo decreciente y salarios bajos. En Francia, a pesar de las medidas proteccionistas, la superficie cultivada ha disminuido y la producción ha aumentado lentamente. Además, la población ha crecido en proporciones tan pequeñas que ha entorpecido la expansión del mercado interior; por su parte, el desarrollo de la industria no ha sido lo suficientemente grande para facilitar el desplazamiento de la mano de obra. Alemania occidental se ha adaptado mejor a la nueva situación; gracias a las tarifas aduaneras la producción agrícola nacional ha aumentado y ha cubierto las necesidades de una población cada vez más numerosa ; la industria en expansión ha absorbido con rapidez la mano de obra rural. Dinamarca y los Países Bajos han aumentado sus importaciones de forrajes y han intensificado el cultivo de sus tierras, con objeto de incrementar la producción de plantas forrajeras; el aumento de la producción y de las exportaciones ha requerido el empleo de un volumen de mano de obra cada vez mayor. Tanto el número como la productividad de los trabajadores agrícolas aumentaron incesantemente hasta la segunda guerra mundial. En los países de Europa occidental, el ritmo del movimiento migratorio fué más lento durante la crisis de la década de 1930 que en estos últimos años, pues si bien los ingresos de los agricultores, comparados con los de los trabajadores de los restantes sectores de la economía, eran entonces mucho más bajos que después de la segunda guerra mundial, el desempleo general impidió en aquella época el desplazamiento de la mano de obra agrícola hacia otras profesiones. La política comercial de los Estados, independientemente de las tarifas aduaneras que instituyan, no ejerce actualmente una mayor influencia sobre las necesidades del país en materia de mano de obra. En efecto, en todos los países que se estudian en este capítulo — salvo en Dinamarca —, el Estado subvenciona los precios agrícolas. Hoy en día la República Federal de Alemania, Francia, Italia y Suecia satisfacen ampliamente sus propias necesidades; Noruega y el Reino Unido importan la mitad de los alimentos que consumen ; Dinamarca exporta la mayor parte de su producción y los Países Bajos los dos quintos de la suya. Desde 1945, en la evolución de la población agrícola activa de todos estos países han intervenido principalmente dos factores: la mecanización de la agricultura — factor de repulsión — y la creciente demanda de trabajadores registrada en los otros sectores de la economía — factor de atracción —. Estudiaremos aquí estos fenómenos recientes. Sin embargo, como el éxodo rural presenta aún algunas de sus características originales, se han analizado 52 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO sus antecedentes antes de examinar con mayor detalle las tendencias observadas después de la segunda guerra mundial. Los países que se estudian en este capítulo han sido elegidos porque en cada uno de ellos las migraciones agrícolas presentan características especiales. En Dinamarca, la distribución de la mano de obra está muy equilibrada y el éxodo rural no plantea problemas demográficos que puedan perjudicar a la agricultura, por lo que dicho país constituye un ejemplo que demuestra cuáles son las condiciones que deben cumplirse para lograr el equilibrio. En Francia, las dificultades que planteó el gran movimiento de mano de obra producido desde 1875 a 1939 se debieron al carácter estacionario por el que atravesaban su población y su industria ; después de la última contienda, su economía agrícola se ha caracterizado principalmente por la agravación de las diferencias regionales. El problema con el que se ha enfrentado Italia es el de la gran pobreza agrícola del Sur de la península y el grado elevado de subempieo que reina en las grandes explotaciones cultivadas de una forma extensiva. La agricultura de la República Federal.de Alemania y la de varios Estados de Europa occidental se caracteriza por el excedente de mano de obra en las pequeñas explotaciones de tipo familiar. En el Reino Unido, la estructura de salarios y la clase de alojamientos de que disponen los trabajadores agrícolas han influido de una manera importante sobre los movimientos de la mano de obra. La política agraria de los Países Bajos, Noruega y Suecia es de especial interés, debido a las medidas adoptadas en el primer país con objeto de facilitar la absorción del excedente de trabajadores y al fomento de la racionalización de las pequeñas explotaciones agrícolas en los dos últimos. DINAMARCA La agricultura danesa se distingue por el notable grado de productividad de su mano de obra, el más elevado de la Europa continental. En efecto, se pueden aplicar diversos criterios para evaluar la eficacia de una producción agrícola como la danesa: superficie de las tierras cultivadas, rendimiento de los cultivos, rendimiento de la producción lechera; pero en todas estas especialidades Dinamarca figura a la cabeza de los países europeos. Este resultado, al que han contribuido la fertilidad de la tierra, la proximidad del mercado británico en expansión a finales del siglo pasado y el sistema de escuelas secundarias populares, ha sido obtenido gracias a la aplicación de distintos métodos. Desde 1864, el movimiento cooperativo ha permitido que los agricultores daneses obtuviesen inmediatamente las mayores ventajas, ya que la importación de forrajes ha facilitado la transformación de la agricultura: PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 53 los campesinos abandonaron el cultivo de cereales y la cría indiscriminada de ganado para consagrarse a la producción de carne y productos lácteos destinados, principalmente, a la exportación; este fenómeno se ha producido más tarde en los otros países de Europa occidental, donde ha alcanzado proporciones menos importantes. Dinamarca exporta actualmente cerca del 65 por ciento de su producción agropecuaria, lo que representa dos tercios del volumen neto de sus exportaciones. Al principio de esta revolución agrícola, la mano de obra rural era poco numerosa, si se la compara con la superficie de las tierras cultivadas, es decir, la proporción existente entre el hombre y la tierra era favorable a esta última. Las explotaciones agrícolas eran bastante grandes (su extensión media era de 16 hectáreas en 1901); el número de fincas grandes y pequeñas era, pues, reducido. Además, no habían sido divididas en parcelas. Los primeros años del siglo se caracterizaron por un alza de los precios agrícolas y por un aumento muy rápido de la producción, que llegó a ser del 60 por ciento entre 1900 y 1914. Los ingresos de los agricultores se duplicaron y, por consiguiente, cada vez se realizaron mayores inversiones. La disminución de las importaciones de forrajes durante la primera guerra mundial hizo que el volumen del empleo y la producción agrícola descendieran. Ésta, al igual que la productividad, aumentó de nuevo entre 1920 y 1930. Desde 1930 a 1940, las inversiones fueron mínimas ; sin embargo, la producción no permaneció estacionaria. Durante la ocupación alemana, desde 1940 a 1945, descendió notablemente, para luego alcanzar en 1950 el mismo nivel de 1939. Desde 1949, la mecanización ha sido muy rápida; en ese año había, aproximadamente, 7.000 tractores; en 1955 su número era de 60.000, y durante este período la producción agrícola aumentó en un 30 por ciento. De todos modos, el empleo de aparatos mecánicos no está tan generalizado en Dinamarca como en los demás países escandinavos o en el Reino Unido. Evolución de la población agrícola activa Hasta 1930, el número de trabajadores agrícolas aumentó lentamente. En ese año empezó a disminuir, para descender bruscamente en 20 por ciento entre 1940 y 1950. En el cuadro 13 se anotan las disminuciones proporcionales y absolutas registradas entre 1901 y 1950. En el cuadro 14 pueden apreciarse las variaciones más recientes en la composición de la población agrícola activa; la unidad elegida ha sido el año-hombre. Las cifras son más bajas que las del cuadro anterior, ya que algunas de las personas que se incluyeron en la mano de obra cuando se elaboró el censo de la población trabajaban tan sólo una parte del año. De todos modos, indican las mismas tendencias y 54 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO CUADRO 13. — DINAMARCA: POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA TOTAL Y POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA (1901-1950) (En millares) Población agrícola activa (personas mayores de 14 años) Años 1901 1911 1921 1930 1940 1950 Población económicamente activa Trabajadores familiares y asalariados Agricultores Total Hombres Mujeres Hombres Mujeres 148 167 171 183 185 180 14 13 10 10 9 8 185 185 206 221 207 160 130 119 110 110 105 67 (1.115) (1.239) 1.331 1.567 1.755 1.920 Porcentaje de la población agrícola activa dentro del total 477 484 497 524 506 415 (43)i (39)i 37 33 28 22 Fuente: Para las cifras totales del empleo se utilizaron los censos nacionales; para las cifras del empleo en la agricultura, H. GAD: Befolknings-og arbejdskraftprobïemer i dansk landbrug: 1. Befolknings forskydninger i dansk landbrug i tidenfra 1787-1950, Studier fra Aarhus Universitets 0konomiske Institut, num. 12 (Akademisk bogshandel, Aarhus, 19S6). 1 Las cifras de la mano de obra agrícola han sido revisadas, debido a la incorporación de Jutlandia del Sur en 1919. Sin embargo, las cifras de la población activa no han sido modificadas. Los porcentajes de 1901 y 1911 deberían ser, por lo tanto, algo menos elevados que los que figuran en el cuadro. demuestran que el número total de trabajadores agrícolas ha continuado disminuyendo hasta el período 1956-1957. La composición de la mano de obra agrícola ha variado de manera notable. Los agricultores y sus esposas, como puede apreciarse en el cuadro 13, representan en la actualidad aproximadamente la mitad de CUADRO 14. — DINAMARCA: RECIENTES VARIACIONES EN LA COMPOSICIÓN DE LA POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA (En millares) Años 1938-1939 1945-1946 1949-1950 1951-1952 1953-1954 1954-1955 1955-1956 1956-1957 Agricultores y sus esposas 180 184 188 182 181 179 171 171 Hijos y familiares mayores de 14 años Asalariados permanentes alojados y mantenidos en las explotaciones Asalariados permanentes no mantenidos ni alojados en las explotaciones y temporeros Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres 57 46 39 38 35 34 33 30 43 34 24 23 19 19 19 17 109 85 70 66 62 58 55 54 43 37 28 26 23 22 20 21 32 37 37 37 37 36 33 32 14 11 10 8 7 6 6 5 Fuente: Datos publicados por el Departamento de Estadísticas de Dinamarca. Total 478 434 396 380 364 354 337 330 PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 55 la fuerza de trabajo campesina; sin embargo, a principios de siglo su proporción era algo inferior a un tercio. En 1901, la proporción de asalariados con respecto a los agricultores era de 2 a 1, pero en 1950, de 1,2 a 1. Aunque el número de hijos y, en general, de parientes de los agricultores ha disminuido, la importancia relativa de la mano de obra familiar ha aumentado en su conjunto. La proporción de trabajadores familiares no varió entre 1921 y 1940, oscilando alrededor del 57 por ciento; pero tanto durante la segunda guerra mundial como después aumentó y llegó a representar el 66 por ciento en el período 1954-1955. A veces resulta difícil hacer la distinción entre asalariados permanentes alojados y mantenidos en la explotación y la mano de obra familiar, ya que es costumbre en Dinamarca que los hijos de los agricultores trabajen durante cierto período con sus padres y algún tiempo en otras explotaciones; por ello, en las estadísticas de un año determinado pueden ser considerados como trabajadores familiares y en las del año siguiente como asalariados permanentes. El número de trabajadores de esta última categoría ha disminuido al mismo ritmo que el de hijos y parientes de los agricultores: en 1938-1939 eran 152.000 y en 1954-1955 tan sólo 80.000, lo que supone una disminución anual de 5.000. La categoría de asalariados se compone de trabajadores permanentes no mantenidos ni alojados y de temporeros. En ella, el número de hombres ha sido relativamente constante entre 1938-1939 y 1956-1957, pero el de mujeres disminuyó durante ese período en 9.000 unidades. El número de mujeres que forman parte de la mano de obra agrícola es el que más ha disminuido. En efecto, apenas si se dedican ya a las tareas agrícolas propiamente dichas 1. Su trabajo consiste principalmente en atender a los trabajadores que viven en las explotaciones. En cierto modo sólo son necesarias en aquellas granjas en las que se mantiene y aloja a los trabajadores ; si el número de éstos disminuye, cada vez habrá menos mujeres empleadas en la agricultura, como lo prueba el hecho de que su remuneración no haya aumentado en la misma proporción que la de los trabajadores. Este fenómeno ha tenido una consecuencia directa. En otra época, la mano de obra permanente se componía de trabajadores que vivían en las explotaciones agrícolas, y los hombres solían elegir sus esposas entre las mujeres que se dedicaban a los trabajos del campo. Ahora bien, como en la actualidad el número de mujeres empleadas en la agricultura aumenta demasiado lentamente, los hogares campesinos no pueden constituirse de la misma forma. En realidad, si la agricultura no requiere el empleo de un mayor número de mujeres y si las 1 H . G A D : Befolknings - og arbejdskraftproblemer i dansk landbrug: I. Befolknings - forskydninger i dansk landbrug i tidenfra 1787-1950, Studier fra Aarhus Universitets 0konomiske Institut, num. 12 (Akademisk boghandel, Aarhus, 1956), págs. 117-118. 56 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO jóvenes no se sienten atraídas por este género de trabajo, los agricultores y los asalariados permanentes se verán obligados, con frecuencia, a casarse con mujeres que desconociendo todas las costumbres campesinas se adaptarán difícilmente a este género de vida. La agricultura no recluta nuevos trabajadores a un ritmo suficientemente rápido para ir reponiendo la « población agrícola activa permanente » actual, expresión con que se designa a los agricultores y a los asalariados que poseen su propia explotación 1 . Las restantes categorías de la mano de obra comprenden a los hijos de los agricultores y a los asalariados alojados y mantenidos en las explotaciones. En esta última hay que incluir a las nuevas generaciones de trabajadores, quienes después pasan a formar parte de la mano de obra permanente en la agricultura o en otro sector de la actividad económica. Si se tiene en cuenta su número en 1956, así como el tiempo que permanecen en la citada categoría, puede decirse que dentro de cinco o siete años en las explotaciones agrícolas no vivirán más de 75.000 asalariados (durante el período de 1920-1940 eran 160.000; en 1953, 100.000). En 1950 la población agrícola activa permanente se componía de 240.000 trabajadores, es decir, 185.000 agricultores y 55.000 obreros y asalariados. Para mantener las cifras constantemente a ese nivel sería necesario que aumentasen cada año en 7.000 unidades. En realidad, resulta difícil saber si entre los 8.000 hijos de agricultores que terminan sus estudios cada año podrían encontrarse 7.000 que deseen integrarse en la mano de obra agrícola permanente. Todo dependerá de la situación del mercado del empleo. Si el número de trabajadores rurales ha disminuido durante los últimos años, esto se debe principalmente al aumento del volumen del empleo en los sectores no agrícolas de la economía y no a un descenso de la demanda de mano de obra en el campo. Ésta, a pesar del rápido progreso de la mecanización, ha mostrado una tendencia creciente después de la última guerra mundial debido al alza de precios y a ciertas condiciones técnicas (por ejemplo, la necesidad de incrementar la producción de forrajes). Por consiguiente, las diferencias existentes entre los salarios agrícolas y los de otros sectores comparables de la economía se han aminorado, ya que el aumento de la demanda de mano de obra ha provocado un incremento considerable en la remuneración del trabajo agrícola en especial. Durante los primeros años de la década 1930-1940 los ingresos diarios de un trabajador agrícola sólo representaban el 50 por ciento de los de un peón empleado, por ejemplo, en la construcción. De todos modos, el éxodo rural era lento, pues el 30 por ciento de los trabajadores daneses estaban desempleados. En 1950-1954 los salarios 1 G A D , op. cit., págs. 113-114. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 57 agrícolas llegaron a ser el 75 por ciento de los que percibían los trabajadores empleados en ocupaciones equivalentes, y la proporción de desempleados no era superior al 10 por ciento. Sin embargo, la mano de obra agrícola continuaba abandonando el campo, atraída por otros sectores de la economía en los que la remuneración era más elevada y había mayores oportunidades de empleo 1 . Estabilidad de la estructura agraria Durante los últimos 50 años la superficie y el número de explotaciones agrícolas no han variado casi. En 1901 había 110.000 explotaciones de menos de 15 hectáreas y 70.000 de más de 15, es decir, la superficie media era de 16 hectáreas; esta cifra media se mantuvo hasta 1930, luego disminuyó aproximadamente en una hectárea, debido, sin duda, al desarrollo de las zonas urbanas durante los últimos años. El número de explotaciones aumentó ligeramente hasta 1930; el de agricultores pasó aproximadamente de 160.000 en 1901 a más de 190.000 en 1930. Había, pues, menos agricultores que parcelas y algunas de éstas representaban para sus propietarios un empleo complementario. En 1950, 17.000 de estas parcelas estaban ocupadas, en la mayoría de los casos, por asalariados. En las estadísticas danesas faltan o apenas hay datos que indiquen hasta qué punto los agricultores y los asalariados comparten el trabajo de la tierra con los empleos no agrícolas. Al parecer, ésta no es una costumbre muy generalizada, lo que se comprende, en el caso de los agricultores, si se tiene en cuenta la gran superficie de sus parcelas, cuyo cultivo los obliga a trabajar continuamente en ellas. Sin embargo, en 1950 aproximadamente 20.000 parcelas tenían menos de tres hectáreas, extensión mínima, según parece, para emplear a una familia campesina a tiempo completo 2. Esta cifra corresponde con bastante exactitud a la de los propietarios para quienes la agricultura representa solamente un empleo complementario. Algunos de los pequeños agricultores que sólo dedican parte de su tiempo a la explotación de sus tierras se emplean a veces como asalariados en otras explotaciones. Además, durante ciertos períodos unas 20.000 personas se ocupan en las labores del campo. Entre ellos figuran, sin duda, los pequeños agricultores, sus esposas e hijos, así como 1 H. GAD : Befolknings - og arbejdskraftproblemer i dmisk landbrug: II. Arbejdskraftproblemer i dansk landbrug, Studier fra Aarhus Universitets 0konomiske Institut, núm. 13 (Akademisk boghandel, Aarhus, 1957), págs. 240-245. 2 Naturalmente, es imposible fijar límites rígidos a este respecto. En las explotaciones agropecuarias la superficie de las tierras no determina necesariamente la importancia de la unidad económica, debido a la utilización de forrajes adquiridos en el mercado, hecho muy frecuente en Dinamarca. 58 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO determinadas personas que combinan regularmente las faenas agrícolas con otros empleos. Ingresos agrícolas Los ingresos totales netos de los agricultores — calculados desde 1925 por el Departamento de Estadística al mismo tiempo que el producto y la renta nacional — han variado notablemente, y en especial durante el período 1930-1940. Después del censo de 1942 e inmediatamente después de la guerra, los ingresos globales de los agricultores aumentaron regularmente hasta 1953; desde esa fecha sus ingresos netos han disminuido ligeramente. Los agricultores aumentaron sus ingresos dedicándose a la horticultura, a la silvicultura y a otras actividades a tiempo parcial. Estas fuentes de ingresos complementarias tienen importancia secundaria: en 1949 representaron para los agricultores un total de 53 millones de coronas danesas, es decir, menos del 3 por ciento de sus ingresos globales. Si se tiene en cuenta que el número de explotaciones agrícolas ha variado relativamente poco desde 1925, puede decirse que los ingresos por explotación, o sea, aproximadamente, los ingresos por familia, han aumentado en la misma proporción que los ingresos totales netos de los agricultores. En 1925, los ingresos por explotación eran de aproximadamente 3.500 coronas; hacia 1950 llegaban a 10.000 coronas. Los ingresos per capita se han elevado más rápidamente, ya que la población agrícola ha disminuido durante el mismo período. Equilibrio de la estructura profesional La economía agrícola danesa se distingue principalmente por la forma equilibrada en que se halla distribuida su mano de obra entre la agricultura y los otros sectores de la economía. El problema de los agricultores con pocos ingresos, característico en Estados Unidos y en algunos países de Europa occidental, no se plantea, al parecer, en Dinamarca, país en el que tampoco es diferente el índice de productividad de la mano de obra de las distintas regiones, fenómeno característico de Francia. La rápida expansión del movimiento cooperativo y la superficie media bastante elevada de las explotaciones explican, tal vez, por qué el conjunto de la economía agrícola ha progresado durante un período tan largo. Basta comparar la importancia que tiene la agricultura en el producto nacional bruto y la proporción de la población activa que en ella se emplea para comprender la distribución racional de la mano de obra entre los diferentes sectores de la economía. Durante los últimos 50 años, el producto neto por trabajador en la agricultura ha sido casi el mismo que el de los trabajadores de las restantes ramas de actividad. En 1900, PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 59 como puede verse en el cuadro 13, la agricultura empleaba el 40 por ciento de la población activa y contribuía con un 25 por ciento al producto nacional neto. En 1950, estas proporciones eran respectivamente el 22 y el 20 por ciento. En 1900 el producto neto por trabajador en la agricultura representaba aproximadamente el 50 por ciento del de los demás sectores. Sin embargo, en 1950 era el 80 por ciento. Esta diferencia demuestra que los ingresos de los campesinos, salvo los de los trabajadores asalariados, son en la actualidad aproximadamente iguales a los de los trabajadores empleados en los otros sectores de la actividad económica. Esta situación no ha cambiado durante los últimos años. Así, pues, la productividad de la mano de obra ha aumentado al mismo ritmo en la agricultura que en los demás sectores de la economía. La experiencia danesa reviste especial interés porque demuestra cómo puede obtenerse una distribución racional de la mano de obra. Este equilibrio se ha logrado gracias al éxodo rural y a las inversiones de capital; ambos han provocado un incremento de la productividad. La agricultura danesa, cuya estructura había sido racionalizada, compitió muy pronto en el mercado mundial, favorecida por la extensión del movimiento cooperativo. Durante los últimos 50 años, el Estado se ha limitado a dividir las grandes propiedades, a crear explotaciones familiares, a reagrupar las pequeñas explotaciones y a revalorizar las tierras. En realidad, no ha sido necesario subvencionar los ingresos agrícolas merced a tarifas aduaneras, índices de precios o subsidios, ya que la misma fuerza del movimiento cooperativo hace innecesaria la intervención estatal. FRANCIA El movimiento migratorio de la mano de obra agrícola en Francia durante el largo período 1875-1939 presenta características distintas a las de los restantes países de Europa occidental, debido al escaso aumento de la población total francesa y a la lenta industrialización del país. En 1861, Francia tenía 37.386.000 habitantes; en 1939 eran 41.600.000, cifra no superior a la de 1913, a pesar del aumento de territorio registrado en 1919. Desde la segunda guerra mundial el crecimiento natural de la población ha sido más rápido, alcanzando 43,6 millones en 1957. Evolución de la población agrícola total y de la población agrícola activa La importancia de la evolución a largo plazo de la estructura profesional puede apreciarse mejor si se tiene en cuenta la disminución del volumen de la población agrícola y de su magnitud dentro de la población total. En 1861 la población agrícola era de 19.873.000 personas, o 60 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO sea la mitad de la población del país. En 1946 había descendido a 10.240.000, lo que representaba un 25 por ciento de la población total, que era de 40.318.000 habitantes; la disminución registrada durante 85 años asciende, pues, a 9,5 millones, lo que equivale aproximadamente al 50 por ciento. La reducción fué progresiva y compensada temporalmente por los aumentos que experimentó la población agrícola a principios de siglo y durante las dos guerras mundiales. En el cuadro 15 pueden apreciarse las variaciones que han sufrido los elementos de la población activa empleados en la agricultura y en los demás sectores de la actividad económica entre 1906 y 1954. CUADRO 15. — FRANCIA: PERSONAS EMPLEADAS EN LA AGRICULTURA Y EN OTRAS RAMAS DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA (1906-1954) (En millares) Años 1906 1921 1926 1931 1936 1946 1954 Total Agricultura Energía 20.482 21.183 21.151 21.159 19.396 20.520 19.061 8.845 9.014 8.196 7.694 7.171 7.484 5.190 234 322 434 444 364 428 434 Industria Transporte Comercio Servicios Porcentaje de la población agrícola 5.702 5.789 6.492 6.560 5.371 5.713 6.419 732 1.132 1.114 1.148 1.042 1.197 1.005 1.885 2.018 2.165 2.345 2.355 2.102 2.444 2.725 2.617 2.550 2.772 2.892 3.180 3.314 43,1 42,6 38,7 36,4 37,0 36,5 27,2 Fuente: « La population active de la France de 1954 à 1957 », en Etudes statistiques (Institut national de la statistique et des études économiques, Paris), num. 3, julio de 1957, pág. 5. El cuadro 16 ilustra las tendencias en la composición de la población agrícola activa de 1921 a 1954. Sin embargo, conviene señalar que las cifras del total de la población activa y de la población agrícola correspondientes al año 1954 no pueden ser comparadas con las de años anteriores, ya que para establecer el censo de 1954 se siguió un método distinto de los utilizados para los censos anteriores a 19461. Por ello, en el cuadro 16 figuran dos series de cifras para el año 1954: las revisadas, calculadas según el método antiguo, que pueden ser comparadas con las de los censos anteriores, y las efectivas, que figuran entre paréntesis. 1 En los primeros, todos los miembros de las familias campesinas mayores de 14 años se incluían en la población agrícola activa (a condición de que no ejerciesen otras profesiones). En el censo de 1954 tan sólo figuran los familiares que, según su declaración, trabajan en las explotaciones agrícolas. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 61 Tanto las cifras revisadas como las efectivas demuestran que entre 1921 y 1954 disminuyó el número de campesinos; según las cifras revisadas, la diferencia entre ambas fechas es de 2.600.000, o sea el 30 por ciento de la mano de obra agrícola, y, según las efectivas, la diferencia es de 3.800.000. C U A D R O 16. — F R A N C I A : POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA (1921-1954) (En millares) Años 1921 1926 1931 1936 1 1946 1954 i Total de la población agrícola económicamente activa Hombres índice Mujeres 8.950 8.130 7.635 7.140 7.400 6.310 (5.135) 4.995 4.740 4.445 4.220 4.150 3.550 (3.325) 100 94,9 89,2 84,5 83,1 71,1 3.960 3.390 3.190 2.920 3.250 2.760 (1.810) Porcentaje de mujeres 79 71 72 69 78 77 — Fuente: M. FEBVAY: « L a population agricole française — Structure actuelle et évolution», en Etudes et conjoncture (Institut national de la statistique et des études économiques, Paris, 1956), vol. 11, núm. 8, pág. 723. 1 Estas cifras han sido redondeadas después de deducirse un cierto número de trabajadores empleados en la silvicultura y en la pesca. A principios de 1957, el total de la población activa francesa estaba formado por 18.945.000 trabajadores; de ellos, se ha calculado que 5.039.000, o sea el 26,6 por ciento, constituían la población agrícola económicamente activa, cuya cifra era de 5.279.000 en 1954, es decir, el 28 por ciento del total de la población activa 1 . El desplazamiento neto de trabajadores agrícolas de menos de 40 años hacia otros empleos durante el período comprendido entre 1921 y 1954 se ha calculado en 1.200.000 personas, como puede comprobarse en el cuadro 17, el cual demuestra que el ritmo de la migración fué más rápido durante los períodos de expansión de la postguerra. A partir de la segunda guerra mundial, los trabajadores han abandonado la agricultura sobre todo para buscar empleo en la industria. En el período precedente, el mercado del empleo estaba estacionario y los empleos en los servicios acababan por absorber a la mayoría de los trabajadores que habían abandonado la agricultura. Entre 1896 y 1936, 1 « La population active française au 1 e r janvier 1957 », en Population (Institut national d'études démographiques, Paris), vol. 13, núm. I, enero-marzo de 1958, págs. 113-124. 62 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO C U A D R O 17. — F R A N C I A : MIGRACIÓN NETA D E TRABAJADORES AGRÍCOLAS D E MENOS D E 40 AÑOS (1921-1954) (En millares) Cifras absolutas para todo Promedio anual el período Periodos' 268 176 122 202 470 1921-1926 1926-1931 1931-1936 1936-1946 1946-1954 Total . . . 54 35 24 20 59 1.238 Fuente: FEBVAY, op. cit., pág. 731. la población agrícola activa se redujo en un millón y medio, mientras que la fuerza del trabajo total se incrementaba en medio millón. De tal manera hubo una adición neta de 2.000.000 de trabajadores a la población activa no agrícola, de la cual el 88 por ciento se incorporó a los servicios y sólo un 15 por ciento se dirigió a la industria 1 . En el período entre las dos guerras, el empleo industrial se redujo, al tiempo que el empleo en el sector de los servicios prosiguió su expansión y el sector de los servicios crecía aun más rápidamente que la renta nacional por habitante. Como se ha dicho: ... El proceso normal del desarrollo a largo término fué reemplazado así por una transformación que no elevaba la producción por hombre. Como resultado de ello, el comercio minorista y otras actividades vinculadas a los servicios han conocido un exceso de mano de obra que tuvo por consecuencia el que se dividieran en un número excesivo de unidades independientes2. En consecuencia, el desplazamiento de los trabajadores del campo a la ciudad trajo beneficios mucho más pequeños en cuanto se refiere a una distribución más económica de la mano de obra que los obtenidos en otros países donde esos trabajadores pasaron a emplearse en sectores altamente productivos; el desarrollo económico no guardó relación con el ritmo y la escala de la modificación en la estructura profesional del país. Por esta razón, los efectos del éxodo rural en Francia han sido durante mucho tiempo tema de controversia. Los factores de repulsión — contracción del mercado del empleo y tendencia decreciente de los 1 UNITED NATIONS, Economic Commission for Europe: Economic Survey of Europe in 1954 (Ginebra, 1955), pág. 180. 2 ÍDEM: Growth and Stagnation in the European Economy (Ginebra, 1954), pág. 75. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 63 ingresos agrícolas — fueron poderosos, sobre todo porque la demanda de alimentos en el mercado interno no aumentó. Los factores de atracción — mayores ganancias y mayores posibilidades de empleo en la industria — fueron débiles, y ello siguió siendo así hasta estos últimos años. Factores que influyen en el desplazamiento La continua disminución del empleo agrícola, resultante sobre todo de una contracción gradual del área cultivable, ha sido el factor principal de repulsión a largo término. A partir del último cuarto del siglo xrx, la agricultura francesa sufrió un proceso de conversión y pasó de ser una agronomía cerealista a convertirse en productora de carne para el consumo y productos de granja, pero sobre todo por medio de la « extensificación » y con un grado menor de intensificación que el proceso paralelo que se cumplió en los Países Bajos y en Escandinavia. La tierra laborable se convirtió en pastizales o fué abandonada al ganado ; baste decir que entre 1891 y 1951 la superficie cultivada se redujo en un 25 por ciento. En el período 1900-1950 hubo un ligero aumento en la producción agrícola bruta 1 . Además de este factor principal de repulsión, las condiciones del trabajo agrícola y el nivel inferior de vida y de condiciones de trabajo de las comunidades rurales han jugado con toda certeza un papel importante en el éxodo rural. Las condiciones deficientes de alojamiento han influido en la decisión de abandonar el campo, sobre todo entre las mujeres y los trabajadores jóvenes. Numerosas investigaciones han demostrado que las largas jornadas de trabajo son uno de los motivos principales que inducen a las familias campesinas y a los asalariados a abandonar la tierra. En efecto, en las regiones más atrasadas los agricultores franceses y sus familias tienen que trabajar muchas horas para compensar su falta de equipo y economizar los salarios que pagarían a los braceros. Por ello, la implantación del sistema de vacaciones pagadas en la industria, en los años inmediatamente anteriores a 1940, representó otro aliciente que favoreció la migración. Como en todos los países, en los pequeños municipios franceses existen menos adelantos y servicios sociales que en las ciudades, y aunque posiblemente los medios de enseñanza en el campo no sean peores que en los restantes países, tal vez tengan mayor importancia social. 1 P . COUTIN: « La productivité agricole en France de 1892 à 1952 », en Bulletin technique d'information des ingénieurs des services agricoles (Ministère de l'Agriculture, Paris), núm. 39, abril de 1949, págs. 231-240. 64 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO El éxodo rural ha agravado la situación, pues los municipios, en vista del reducido número de sus habitantes, no pueden disponer de escuelas adecuadas. Los factores que han contrarrestado la migración son : los privilegios fiscales concedidos a los agricultores — a los que se unen las ventajas que les proporcionan sus explotaciones — y su apego a la tierra, sentimiento tradicional del campesino, para quien ser dueño y señor de su tierra constituye un fin en sí y una garantía contra toda situación de inseguridad, como quedó probado durante las dos guerras mundiales. Consecuencias del desplazamiento La migración ha tenido varias consecuencias importantes. Primera, un cambio gradual de la composición de la mano de obra. En efecto, entre las personas que han abandonado la agricultura pueden distinguirse tres categorías: los asalariados, los agricultores y sus familiares; durante un largo período el número de asalariados ha disminuido más rápidamente que el de los agricultores o sus familiares 1 ; en 1954 los agricultores y sus familiares representaban el 75 por ciento y los asalariados el 25 por ciento de la población agrícola económicamente activa. Sin embargo, los datos disponibles referentes a los últimos años demuestran que los familiares de los agricultores abandonaron el cultivo de la tierra con la misma rapidez que los asalariados 2. Segunda, disminución del número de explotaciones agrícolas y aumento de su extensión. En 1882 había 3.500.000 explotaciones de más de una hectárea; en 1948, tan sólo 2.200.000; por su parte, el número y la superficie de las pequeñas explotaciones (de una a cinco hectáreas) se han reducido considerablemente. En 1948, la superficie total ocupada por las explotaciones agrícolas se dividía en la forma siguiente entre las propiedades de distinto tamaño: de 1 a 10 hectáreas, 16 por ciento; de 10 a 20 hectáreas, 22 por ciento; de 20 a 50 hectáreas, 32 por ciento, y más de 50 hectáreas, 30 por ciento. Las grandes explotaciones están principalmente en el Norte; las pequeñas, en el Oeste y en la región mediterránea. En el país no escasea la tierra, pero en ciertas regiones las 1 La comparación de las cifras correspondientes a 1954 con las de los años anteriores resulta difícil a causa del nuevo método utilizado para establecer el censo en dicho año. Sin embargo, no cabe duda que el número de asalariados durante el largo periodo mencionado ha disminuido mucho más que el de los trabajadores familiares. En 1882 había 3,5 millones de asalariados y en 1954 sólo 1.200.000, lo que representa una disminución del 65 por ciento. 2 Las estadísticas demuestran que entre 1954 y enero de 1957 ambas categorías de trabajadores han disminuido en las mismas proporciones. (Véase « La population active française au 1 er janvier 1957 », op. cit., pág. 118.) PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 65 explotaciones son demasiado pequeñas, no rinden lo suficiente y tendrán que desaparecer. El éxodo rural ha sido general en Francia, aunque no ha alcanzado las mismas proporciones en todo el país ; por ejemplo, en las regiones del Nordeste y de los Alpes — la más rica y la más pobre, respectivamente —, la disminución de la población agrícola económicamente activa entre 1896 y 1946 ha sido del 50 por ciento, y del 20 por ciento en Bretaña y en la región del Mediterráneo. Por último, pueden distinguirse dos tipos de cambios en la estructura económica relacionados con la migración. En efecto, desde el punto de vista agrícola el territorio francés puede dividirse en dos partes : la zona septentrional (en la que se incluye a la región parisiense) y el resto del país ; en la primera, la proporción de la población total que vive de la agricultura no llega al 30 por ciento y en la segunda varía entre el 30 y el 50 por ciento. En realidad, si se trazase una línea imaginaria entre El Havre y Ginebra, podría decirse que al Sur de la misma casi la mitad de los habitantes de 68 departamentos se dedican a la agricultura. En la zona industrial del país, es decir, en el Norte, la proximidad de los centros industriales y urbanos ha constituido un fuerte factor de atracción. Además, en dichas regiones el suelo es fértil, los mercados no están lejos de los centros de producción y existe una buena red ferroviaria y de carreteras. En ella la reducción de la mano de obra agrícola ha ido acompañada de una serie de inversiones de capital, destinadas a la adquisición de maquinaria y a la mejora general de las explotaciones, así como del desarrollo de las grandes explotaciones de tipo comercial que emplean mano de obra asalariada. En el Norte, el grado de productividad de la tierra y de la mano de obra es casi el doble que el de las regiones pobres del Sudoeste y Sudeste. En la región del Este la productividad de la mano de obra es también elevada, ya que a pesar de la pobreza del suelo la migración agrícola ha reducido en gran parte la densidad de la población campesina. En dichas regiones las consecuencias de la migración han sido evidentemente beneficiosas, pues los suelos fértiles se cultivan de una manera más intensiva y la mano de obra se utiliza en forma más eficaz. El censo agrícola de 1956 demuestra que en tales regiones la extensión media de las explotaciones agrícolas es superior a 25 hectáreas; sin embargo, en el resto del país es sólo de 14 hectáreas. La composición de la mano de obra también es diferente. Los asalariados representan del 20 al 30 por ciento; en el Sur no llegan al 10 por ciento. Sin embargo, en algunos sectores de la región fundamentalmente agrícola de Francia, la disminución de la mano de obra no ha aliviado la presión demográfica; en otros, no ha representado ningún beneficio 66 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO para la población campesina, pues no ha ido acompañada de las suficientes inversiones de capital que habrían permitido elevar el nivel de productividad. En el Oeste, Bretaña incluida, escasean las tierras labrantías; la superficie de las explotaciones es muy inferior al promedio del país, debido a la parcelación, y existe un excedente importante de mano de obra. Como resultado de la reducción de la mano de obra agrícola, la agricultura se ha intensificado en el Sudoeste y Sudeste; en determinadas zonas de la región de los Alpes y en el extremo Sudeste, donde algunas explotaciones han sido abandonadas, la tierra ha dejado de cultivarse. Estos cambios, siempre y cuando las parcelas que ya no se trabajen o se hayan convertido en pastizales fueran pobres, indican una mejor utilización del suelo x. De todos modos, el cultivo de forrajes es una de las ramas de la agricultura que menos ha evolucionado, y en esta última región, donde predominan las explotaciones familiares, la productividad de la tierra y de la mano de obra es aún baja, a pesar de que la superficie media de las explotaciones es suficiente para emplear a una familia campesina a tiempo completo. En la mayoría de los departamentos del Sudoeste, la superficie media de las explotaciones oscila entre 12 y 17 hectáreas. Sin embargo, en el Sudeste y en la región mediterránea, su extensión es generalmente menor, aun cuando se registran grandes variaciones regionales 2. Como resultado del éxodo rural en tales regiones, la tierra disponible per capita y la extensión de las explotaciones han aumentado. Por ello, en esta medida sus efectos han sido beneficiosos, aunque la escasez de capital ha impedido una mejor utilización de la tierra y del excedente de mano de obra. Problemas actuales Desde que en 1946 entró en vigor el Plan Monnet (conocido generalmente como « Plan de modernización y dotación de equipo de Francia »), el problema de la necesidad de una mayor reducción de la población activa ha dividido a la opinión pública. Los economistas y los 1 DUMONT, en Voyages en France d'un agronome, op. cit., págs. 51 y sigs., demuestra, sin embargo, que el abandono de las tierras marginales no siempre contribuye a la mejor utilización tecnológica de la tierra. Entre otros ejemplos, cita el de Haut-Queyras, en la región de los Alpes, donde los diez agricultores de la aldea abandonaron sus tierras labrantías y, gracias al capital acumulado durante la guerra, compraron granjas en otras regiones, sin por ello dejar sus parcelas en las montañas, que, convertidas en pastizales, arrendaban conjuntamente a un pastor. Los terrenos explotados de esta forma serán esquilmados, porque la tierra es demasiado seca para dedicarla al pastoreo permanente, y en ella convendría plantar árboles. 2 Véase J. PAUTARD: « Localisation des zones d'agriculture familiale », en Etudes d'économie rurale (Ecole nationale d'agriculture, Rennes), vol. 8, núm. 21, septiembre de 1957, págs. 27-38. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 67 expertos agrícolas sostienen con fuerza que hay un enorme exceso de mano de obra en la tierra, mientras los círculos políticos y oficiales en general tienden a negar que sea necesaria una modificación en gran escala de la actual estructura profesional del país x. Los dos argumentos principales para una reducción masiva de la mano de obra agrícola son, por una parte, la necesidad de una mayor eficiencia en la agricultura, y por otra, la existencia de un mercado limitado para la producción agrícola. En oposición a los expertos agrícolas que sostienen que una reducción en los costos lograda por un método de labor más eficaz sería lo bastante amplia como para aumentar el mercado, los economistas sostienen que el actual ritmo de aumento de la productividad del trabajo en la agricultura ya es más elevado de lo que pueda llegar a ser el aumento en la demanda 2 . De aquí se sigue que o bien Francia se convierte en un exportador de productos agrícolas o inicia una explotación de tipo más extensivo, o bien prueba ambas cosas. Dado que las perspectivas de expansión de las exportaciones se ven muy limitadas por el costo elevado de producción, es evidente entonces que se impone una reducción drástica de la mano de obra, porque sin esa reducción será imposible asegurar un nivel más elevado de ingresos y mejores condiciones de vida a la población de la campaña. Actualmente, la cuestión más importante no consiste en determinar el número total de la reducción de los efectivos de mano de obra, sino en proceder a dicha reducción conforme a un criterio geográfico. Siendo el desequilibrio regional una característica tan notable de la economía francesa, no se puede discutir — sin apartarse de la realidad — sobre la necesidad de una distribución más racional de los efectivos sin tener en cuenta su distribución de una manera más económica entre las distintas regiones. En algunas, especialmente en las del Oeste, los desplazamientos deberán realizarse a un ritmo mucho más rápido que en el resto del país. Al parecer, después de terminada la segunda guerra mundial, las diferencias entre las regiones agrícolas ricas y pobres (delimitadas aproximadamente por la línea imaginaria Ginebra-El Havre) se han acentuado aun más, debido, en parte, a la política agraria del Gobierno. Como lo afirma un autor: ... Una de las tragedias de la agricultura francesa es el progresivo enriquecimiento de la zona rica del país y el continuo empobrecimiento de la zona 1 ORGANIZATION FOR EUROPEAN ECONOMIC COOPERATION: Agricultural Policies in Europe and North America (Paris, 1956), pág. 54. 2 UNITED NATIONS, Economic Commission for Europe: Economic Survey of Europe in 1954, op. cit., págs. 191 y 193. 68 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO pobre. Aunque el objetivo de toda política agraria coherente debería ser el de equiparar las condiciones de producción, en realidad se ha obtenido el resultado contrario 1. La nueva orientación de la política de precios a partir de 1957 favorecerá tal vez a las regiones de baja productividad, donde existen amplias posibilidades de mejorar el cultivo de forrajes, a condición de que se apliquen los planes regionales para la explotación de las tierras. Sin embargo, la política agraria no ha sido el único factor que ha contribuido a la rápida elevación de la productividad en las regiones ricas, ya que la prosperidad registrada ha favorecido las inversiones de capitales y ha tenido efectos acumulativos. La mayor parte de los tractores y de las segadoras trilladoras — aun cuando recientemente algunos de los departamentos del Sudoeste han experimentado progresos en la mecanización de la agricultura — se utilizan principalmente en el Norte, donde el consumo de abonos químicos por hectárea es más elevado actualmente que en el período entre las dos guerras mundiales, mientras que en la mayor parte de los departamentos del Sur del país es más bajo 2. Si los efectivos de mano de obra agrícola deben reducirse aún, lo más probable es que la reducción se lleve a cabo sobre todo en las regiones prósperas bien equipadas ya y que dicha reducción no tenga efectos sobre el excedente de la población agrícola de las regiones de gran densidad de población. En la región del Oeste, especialmente en Bretaña, es donde la migración debería presentar un ritmo más rápido. En efecto, si allí las tierras son generalmente fértiles y el rendimiento por hectárea elevado, la producción por trabajador es baja debido a la gran densidad de la población agrícola. La reducida superficie de las explotaciones, la excesiva parcelación de la tierra y su elevado precio son los obstáculos que se oponen al progreso de la agricultura. En relación con el Sur del país, los jóvenes constituyen una proporción importante de la población rural, cuyo índice de natalidad, en determinados departamentos, es considerablemente elevado. Pero si no se procede a una descentralización industrial, es poco probable que el ritmo del éxodo rural sea lo suficientemente rápido como para atenuar la presión demográfica y permitir un aumento de la superficie de las explotaciones agrícolas. En el Sudoeste y en el Sudeste, donde predominan las explotaciones familiares, el suelo es más pobre y el rendimiento más bajo. La escasa productividad de esta región se explica por la penuria de capitales y por 1 J . FAUCHON: Economie de l'agriculture française Paris, 1954), pág. 209. 2 Ibid., págs. 125 y siguientes y 138. (Editions M. Th. Génin, PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 69 los cultivos extensivos practicados en las explotaciones familiares de buenas dimensiones. La proporción de personas de edad avanzada entre la población rural es muy grande. La proporción entre el número de trabajadores de más de 55 años y el de los trabajadores de 35 a 54 años —• 68 por ciento para el conjunto de la mano de obra agrícola francesa — es más elevada en la mayor parte de los departamentos del Sur 1 . En realidad, la migración de la mano de obra agrícola, unida al bajo índice de natalidad que prevalece en esta región, contribuirá a aumentar la proporción de personas de edad avanzada dentro de la población agrícola y a acelerar de este modo los efectos acumulativos del fenómeno designado por un técnico francés « anemia económica ». Si el éxodo rural no va acompañado de otras medidas, es poco probable que eleve por sí solo el nivel de vida y la productividad en las regiones más pobres, pues cabe pensar que los efectos más notables de la reducción global de la mano de obra agrícola se producirán en las regiones donde dicha reducción es menos necesaria. Durante los últimos años ha surgido un nuevo enfoque de los problemas de un empleo regionalmente equilibrado 2. En consecuencia, se ha estimulado la descentralización industrial en gran escala y ahora empiezan a sentirse sus efectos en la absorción de mano de obra en lo que podríamos llamar las regiones « subdesarrolladas ». Otra consecuencia práctica de este nuevo enfoque es la concepción de ayuda oficial para promover la migración de las regiones superpobladas a las escasamente habitadas. Pero hasta ahora la acción se ha desarrollado en pequeña escala 3. REPÚBLICA FEDERAL DE ALEMANIA Población total y población agrícola activa El cuadro 18 ilustra las tendencias de la población total y de la población agrícola activa en Alemania a partir de 1882. 1 R . PRESSÂT: «La population agricole des départements: structure actuelle et évolution jusqu'en 1964 », en Population, op. cit., vol. 12, num. 2, págs. 209-236; y L. ESTRANGIN: «Diversité des populations agricoles françaises», en Revue de l'action populaire (Editions Spes, París), febrero de 1957, págs. 162-183. 2 J. KLATZMANN: «Délimitation et importance des régions agricoles insuffisamment développées », en Economie rurale (Société française d'économie rurale, Paris), julio de 1956, págs. 3-15. 3 Desde 1949 hasta fines de 1956, el número de este tipo de emigrantes establecidos con ayuda oficial era de 4.497 familias, 23.745 personas. Familias campesinas de Bretaña han sido reinstaladas en el Sudoeste, en tierras deshabitadas de los departamentos de Lot y Garona, Tarn y Garona, Gironda y Landas, con buenos resultados. Véase P. LEGENDRE: « Aperçus sur les incidences économiques et sociales des migrations rurales », en Economie rurale, op. cit., págs. 31-38. 70 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO CUADRO 18. — ALEMANIA 1 : POBLACIÓN GENERAL Y POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA (TOTAL Y AGRÍCOLA) (1882-1955) (En millares) Población agrícola Población total 1882 . 1895 . 1907 . 1925 . 1933 . 1939 . 1939 . 1950 . 19552 . . . . . . . . . . . 40.165 46.360 55.598 63.181 66.029 69.314 39.338 47.696 50.048 Cifras absolutas Porcentaje del total 16.029 15.521 14.996 14.434 13.715 12.262 7.054 7.007 6.500 39,9 33,5 27,0 22,8 20,8 17,7 17,9 14,7 13,0 Fuente: BUNDESMINISTERIUM FÜR ERNÄHRUNG, Población agricola activa Total de la población económicamente activa Cifras absolutas Porcentaje del total — — — — — — 32.009 32.296 34.269 19.682 22.074 24.200 9.763 9.343 8.935 5.309 5.114 4.781 LANDWTRTSCHAFT UND FORSTEN: 30,5 28,9 26,1 27,0 23,2 20,0 Statistisches Handbuch über Landwirtschaft und Ernährung der Bundesrepublik Deutschland, Berichte über Landwirtschaft, 164. Sonderheft (Hamburgo y Berlín, 1956). 1 Las cifras para el período 1882-1939 se refieren al territorio incluido dentro de las fronteras alemanas de 1937; las del período 1939-1955, a las fronteras actuales de la República Federal de Alemania. * Estimaciones publicadas en Bericht über die Lage der Landwirtschaft, Deutscher Bundestag, 2. Wahlperiode, Drucksache 2.100 (Bonner Universitäts-Buchdruckerei, Bonn, 1956), pág. 7. Mientras que en 1882 la población agrícola representaba el 40 por ciento de la población total, en 1955 esa proporción se había reducido al 13 por ciento. La mano de obra agrícola — respecto de la que se dispone de datos estadísticos comparables únicamente desde 1925 — disminuyó en la misma proporción, a pesar de que el porcentaje de dicha mano de obra agrícola respecto de los efectivos totales de mano de obra continuó siendo mucho más elevado que el porcentaje de la población rural respecto de los efectivos totales de la población 1 . En 1925, la proporción de trabajadores agrícolas respecto de las cifras totales de empleo se elevaba al 30,5 por ciento, y hacia 1955 dicha proporción había disminuido al 20 por ciento, aproximadamente. Pese a esta considerable reducción de los efectivos de mano de obra agrícola, han continuado aumentando progresivamente la producción y la productividad en la agricultura, tal como lo demuestra el índice de la producción agrícola por unidad de tierra, que aumentó de 44 en 1881/821884/85 a 120 en 1952/53-1954/55, tomando como base el índice 100 para 1935/36-1938/39. El volumen y la composición de la mano de obra agrícola en la actualidad se indican en el cuadro 19. 1 Este fenómeno se explica por el hecho de que, a diferencia de otros grupos profesionales, las mujeres y las personas de edad avanzada que integran las familias agrícolas ayudan a los agricultores en sus faenas y, en consecuencia, son incluidas en la mano de obra agrícola, a pesar de que no trabajen a tiempo completo. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 71 CUADRO 19. — ALEMANIA (REP. FED.): TRABAJADORES FAMILIARES Y NO FAMILIARES, PERMANENTES Y NO PERMANENTES EN LA AGRICULTURA (1957-1958) (En millares) Familiares Sexo Masculino Femenino . . Total . . . No familiares Total Permanentes No permanentes Total Permanentes No permanentes 2.246,0 2.547,0 4.793,0 1.397,0 1.911,5 3.308,5 849,0 635,5 1.484,5 538,9 512,8 1.051,7 330,7 181,5 512,2 208,2 331,3 539,5 Fuente: « Die Arbeitskräfte der landwirtschaftlichen Betriebe im Wirtschaftsjahr 1957/58 », en Wirtschaft und Statistik (Statistisches Bundesamt), 10. Jahrgang N.F., Heft 12, diciembre de 1958, pág. 658. El cuadro indica que en 1957-1958 el número de trabajadores empleados en la agricultura con carácter permanente se elevaba a 3.800.000 personas, de las cuales 3.300.000 eran trabajadores familiares y 512.000 no familiares. Las mujeres representan una proporción extraordinariamente alta de los efectivos totales de la mano de obra agrícola; así, las trabajadoras ocupadas a título permanente se elevan a la cifra de 2.100.000, constituyendo el 55 por ciento de los efectivos totales de trabajadores agrícolas permanentes. En el cuadro 20 se señalan los cambios sobrevenidos en la fuerza de trabajo agrícola ocupada en propiedades de más de media hectárea. CUADRO 20. — ALEMANIA (REP. FED.): TENDENCIAS DE LA MAGNITUD DE LA POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA OCUPADA EN PROPIEDADES DE MÁS DE MEDIA HECTÁREA (1950/51-1957/58) (En millares) Años 1950-1951 1951-1952 1952-1953 1953-1954 1954-1955 1955-1956 1956-1957 1957-1958 Trabajadores familiares Trabajadores asalariados Ocupados permanentemente Ocupados ocasionalmente Ocupados permanentemente 4.380 4.230 4.090 3.935 3.760 3.580 3.423 3.309 1.180 1.210 1.240 1.275 1.360 1.450 1.522 1.484 766 * 701 653 613 579 552 524 500 Ocupados ocasionalmente Total 450 460 470 485 500 520 530 539 6.776 6.601 6.453 6.308 6.199 6.102 5.999 5.832 Fuente; Bericht der Bundesregierung über die Lage der Landwirtschaft (Grüner Bericht, 1959), Bundesrat-Drucksache 31/59 (Bonner Universitäts-Buchdruckerei, Bonn, 1959), pág. 18. 72 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO Hacia 1957-1958 la. mano de obra'agrícola se redujo en un 14 por ciento respecto del período de 1950-1951. Asimismo, los trabajadores empleados permanentemente disminuyeron en un 33 por ciento, y los trabajadores familiares ocupados a título permanente, en casi un 25 por ciento, en tanto que la misma categoría de trabajadores empleados ocasionalmente aumentó en casi un 25 por ciento, y los trabajadores asalariados, en un 20 por ciento. En el cuadro 21 se señalan los cambios registrados en cuanto al volumen de trabajo destinado a la producción, mediante el cálculo de las diferentes categorías de trabajadores en términos de unidades de trabajo a tiempo completo. Así, podrá observarse que la disminución de unidades de trabajo por cada 100 hectáreas fué más acusada en las pequeñas explotaciones agrícolas, es decir, más de un 30 por ciento por comparación al 22 por ciento aproximado registrado en las explotaciones más importantes, lo que indica que el exceso de mano de obra de las primeras de dichas explotaciones se dedicaba gradualmente a otras actividades, probablemente en gran medida a ocupaciones a tiempo parcial. CUADRO 21. — ALEMANIA (REP. FED.): VOLUMEN DE TRABAJO EFECTUADO EN LA AGRICULTURA SEGÚN EL TAMAÑO DE LA EXPLOTACIÓN (1950/51-1957/58) Años 1950-1951 1951-1952 1952-1953 1953-1954 1954-1955 1955-1956 1956-1957 1957-1958 Efectivos totales de trabajadores familiares y no familiares en unidades de trabajo a tiempo completo (En millares) 3.742 3.590 3.461 3.320 3.156 2.993 2.845 2.715 Unidades de trabajo por cada 100 hectáreas Total Explotaciones agrícolas de menos de S hectáreas Explotaciones agrícolas mayores de 5 hectáreas 27,9 26,8 25,9 24,9 23,7 22,5 21,4 20,5 57,3 54,8 53,0 51,1 47,8 44,8 42,4 40,6 21,5 20,7 20,0 19,3 18,7 18,0 17,4 16,8 Fuente: Bericht der Bundesregierung über die Lage der Landwirtschaft, op. cit., pág. 19. Salarios e ingresos relativos El bajo nivel de los ingresos devengados por la mano de obra de las pequeñas explotaciones agrícolas constituye la principal razón por la que los trabajadores de las mismas desean cambiar de profesión, y constituye asimismo uno de los problemas de la estructura agraria más PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCTDENTAL 73 difíciles de resolver. Los resultados estadísticos — que abarcan de 6.000 a 8.000 propiedades agrícolas en 1953/54-1955/56 — muestran que los ingresos agrícolas por trabajador en las explotaciones de menos de 10 hectáreas eran de 20 a 25 por ciento más bajos que en las explotaciones superiores a 20 hectáreas y de un 15 a un 20 por ciento más bajos que en las explotaciones superiores a 10 hectáreas. Sin embargo, la productividad del trabajo en las explotaciones de menos de 10 hectáreas ha aumentado desde 1953, en parte como resultado de los precios más elevados de los productos obtenidos principalmente en las pequeñas fincas, y en parte en razón de la reducción de los excedentes de mano de obra, lo que ha permitido proceder a una racionalización de la producción sin incurrir en gastos suplementarios en concepto de maquinaria para ahorrar mano de obra. En las explotaciones más importantes puede decirse que prácticamente ha desaparecido el exceso de trabajadores, de forma que toda reducción ulterior de trabajadores en este tipo de explotaciones conduce a una utilización más intensiva de la maquinaria destinada a ahorrar mano de obra, cuyo costo contrarresta un aumento de los ingresos agrícolas por trabajador. En virtud de la ley de agricultura de 1955, uno de los principales objetivos de la política agraria es el de garantizar un nivel de ingresos en la agricultura que se equipare al de otras profesiones comparables de las regiones rurales. El índice normal de estos ingresos se determina todos los años mediante una encuesta especial, y a pesar de las amplias medidas de asistencia previstas en el « Plan Verde », los ingresos agrícolas percibidos en las pequeñas explotaciones se sitúan todavía por debajo de dicho índice normal. Así, respecto del año 1957-1958, el índice comparable de ingresos se fijó en 4.418 marcos por unidad de trabajo, en tanto que en la mayor parte de las explotaciones objeto de la encuesta los ingresos agrícolas por unidad de trabajo oscilaban entre 3.000 y 4.000 marcos, es decir, de un 70 a un 90 por ciento del índice normal, y en las explotaciones de menos de 10 hectáreas del Sur de la República Federal de Alemania, la cifra registrada de ingresos fué únicamente de 2.500 a 3.000 marcos por unidad de trabajo, lo que representa el 60 por ciento del citado índice normal 1 . La diferencia de niveles de salarios e ingresos que existe entre las profesiones agrícolas y no agrícolas no ha desaparecido todavía, si bien se ha estrechado. Durante 1957-1958, las tasas de salarios agrícolas aumentaron más que los salarios en la industria, reduciéndose así la diferencia de remuneración en un 30 por ciento aproximadamente. 1 Bericht der Bundesregierung über die Lage der Landwirtschaft (Grüner Bericht 1959), Bundesrat - Drucksache 31/59 (Bonner Universitàts-Buchdruckerei, Bonn, 1959), pág. 46. 74 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO Actividades agrícolas a tiempo parcial Una de las consecuencias de los bajos ingresos agrícolas registrados en las pequeñas explotaciones ha consistido en la reducción de su número. En efecto, entre 1949 y 1957, las fincas de menos de 5 hectáreas disminuyeron en un 12 por ciento, y las fincas de 5 a 10 hectáreas, en un 7 por ciento, mientras que las explotaciones agrícolas de tipo medio, comprendidas en los grupos de 10 a 20 hectáreas y de 20 a 50 hectáreas, aumentaron en un 6 y un 3 por ciento, respectivamente. Es decir, puede registrarse una disminución de 140.000 explotaciones, lo que representa más de un 7 por ciento. Como consecuencia de este fenómeno, ha podido observarse cierta mejoría en la estructura agraria, en el sentido de que el pleno empleo ha sido más acusado. Sin embargo, también ha podido observarse una fuerte tendencia a conservar la explotación agrícola a fin de lograr ingresos complementarios, lo que constituye un aumento de las actividades agrícolas a tiempo parcial, como lo demuestra el aumento de trabajadores rurales que se desplazan diaria o semanalmente de sus aldeas para realizar trabajos no agrícolas. Así, entre 1950 y 1956, el número de este tipo de trabajadores aumentó en un 30 por ciento, para alcanzar la cifra total de cuatro millones de personas 1 , la mayor parte de las cuales son agricultores que se dedican parcialmente a sus actividades y que viven en comunidades rurales de menos de 5.000 habitantes. Los hechos han demostrado asimismo que mediante la combinación de actividades agrícolas con el ejercicio de otras ocupaciones son menores las pérdidas en concepto de mano de obra, siempre, naturalmente, que no exista la necesidad absoluta de lograr ingresos complementarios a base del trabajo agrícola, en cuyo caso puede reducirse la importancia de la finca2, de suerte que los miembros de la familia del agricultor puedan dedicarse libremente a desempeñar otros empleos a tiempo completo y mejor remunerados. Según una encuesta realizada en el Sur de la República Federal de Alemania acerca de las actividades agrícolas a tiempo parcial, los ingresos totales más bajos de las familias agrícolas se registran entre aquellos agricultores que continúan dedicándose a la agricultura en gran escala y que sólo se dedican ocasionalmente a otras actividades, lo que parece demostrar que en estos distritos es más eficaz la combinación simultánea de trabajos agrícolas y otras labores, siempre 1 Wirtschaft und Statistik (Statistisches Bundesamt, Bonn), 10. Jahrgang, N.F. Heft 9, septiembre de 1958, pág. 506, y H. KÖTTER: Landbevölkerung im sozialen Wandel (Eugen Diederichs Verlag, Dusseldorf-Colonia, 1958), págs. 145-153. 2 H. KÖTTER: «Der Einfluss der sozialen und wirtschaftlichen Differenzierung , der Landbevölkerung auf die Landbewirtschaftung », en Berichte über Landwirtschaft (Verlag Paul Parey, Hamburgo y Berlín), 162. Sonderheft, 1955, pág. 41. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 75 que la explotación se reduzca a pequeñas fincas o huertas explotadas a tiempo parcial 1 . A pesar de que las actividades agrícolas a tiempo parcial representan considerables pérdidas en concepto de tiempo y dinero cuando se hace necesario recorrer grandes distancias, se considera que este sistema es beneficioso por cuanto permite una utilización más plena de la mano de obra subempleada, especialmente por lo que se refiere a las pequeñas explotaciones agrícolas. Modificación de la estructura agraria La transformación gradual de las fincas de bajos ingresos, dedicadas a una agricultura de subsistencia, ha venido observándose desde hace algunos años en numerosas regiones rurales que cuentan con gran número de pequeñas explotaciones y en las que las oportunidades de empleo ajenas a la agricultura han ejercido una fuerte atracción entre la mano de obra agrícola. A pesar de que este proceso a largo plazo tropieza frecuentemente con diversas dificultades de readaptación 2, conduce finalmente a un doble resultado, esto es, por una parte, a la creación de explotaciones agrícolas familiares de tipo comercial y especializadas, cuyo rendimiento justifica su importancia, y, por otra, a la creación de pequeñas huertas, explotadas a tiempo parcial, pertenecientes a personas cuyos principales ingresos proceden de otras ocupaciones, pero que, sin embargo, permanecen en sus comunidades rurales. Puede asimismo señalarse la lenta transformación que están experimentando los grupos de explotaciones agrícolas de tipo medio que emplean algunos trabajadores asalariados además de la mano de obra familiar. En otras épocas, estas explotaciones podían satisfacer sus necesidades de mano de obra mediante la contratación de peones agrícoias, solteros y relativamente mal pagados, a quienes se proporcionaba alojamiento y manutención en la propia finca. Pero, en razón de las mejores condiciones de trabajo que ofrece la industria, ya no aceptan esta estrecha dependencia respecto de la familia del agricultor ni los bajos salarios devengados. En consecuencia, está desapareciendo rápidamente esta categoría de trabajadores agrícolas, de suerte que las explotaciones de tipo medio se ven actualmente obligadas, ya sea a contratar a trabajadores casados y mejor remunerados o a contar exclusivamente con los trabajadores familiares. No obstante, si no se procede a un cambio 1 F. KÜHNEN: «Die landwirtschaftlich-industrielle Einkommensverflechtung», en Agrarwirtschaft (Hannover), Jahrgang 4, Heft 8, 1955, pág. 254. 2 Respecto de una descripción más detallada de estas diversas dificultades, véase KÖTTER : « Der Einfluss der sozialen und wirtschaftlichen Differenzierung . . . », op. cit., págs. 35 y siguientes. 76 POR QUE ABANDONAN EL CAMPO de la organización y tamaño presentes de estas explotaciones agrícolas, tampoco es factible esta alternativa. Así, la única solución que cabe dar a este problema consistirá en ampliar en forma suficiente estas fincas, para que puedan contratar trabajadores agrícolas casados y mejor pagados, o reducir la importancia de las mismas, de forma que no se requiera contar con trabajadores permanentes no familiares. « La mayor parte de las explotaciones agrícolas de tipo medio que, a pesar de esta necesidad, traten de conservar su composición tradicional de mano de obra, constituyen en la actualidad el punto crítico en la estructura social de la agricultura » l. La situación es más aguda en aquellas regiones donde son escasas las oportunidades de empleo alternativo o complementario, tal como ocurre en particular en las comunidades más aisladas constituidas por pequeñas explotaciones agrícolas. En efecto, a pesar de que los movimientos migratorios han reducido el número de habitantes, los recursos que ofrece la tierra son tan limitados que gran número de agricultores tienen que redondear los escasos ingresos que les proporcionan las fincas mediante la realización de trabajos forestales y de artesanía, así como dedicándose a diversas ocupaciones en localidades alejadas, con el resultado consiguiente de una disminución de la productividad, la transferencia tardía de las fincas a los herederos, escaso interés en la introducción de técnicas modernas, la actidud escéptica por parte de los campesinos ante la concentración parcelaria y la formación profesional, así como los vehementes deseos de adquirir nuevas tierras donde no se dispone de las mismas. Así, puede observarse en estas comunidades un proceso de estancamiento de la vida económica y social. En aquellas regiones donde son escasos los contactos con la vida urbana de tipo moderno, los habitantes todavía se contentan relativamente con el destino que les cupo en suerte, si bien esta situación es cada vez más excepcional, de forma que se ha extendido una zona de descontento (Zone des Unbehagens), limitada, por una parte, por aquellas regiones en donde la industria y la agricultura se combinan con éxito, y, por otra, por aquellas regiones que declinan económicamente con rapidez y en las que no se han registrado notables influencias urbanas 2. El ininterrumpido proceso de industrialización y su creciente extensión a las regiones rurales de la República Federal de Alemania han dado lugar de esta forma a dos tipos de evolución por lo que se refiere a la importancia de las explotaciones agrícolas, es decir, por una parte, las 1 H. PRIEBE: Sozialprobleme der deutschen Landwirtschaft (Econ-Verlag, Dusseldorf, 1954), pág. 87. 2 W. ABEL: « Stadt-Land-Beziehungen, Dorfuntersuchungen», en Berichte über Landwirtschaft, op. cit., pág. 17. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 77 pequeñas fincas dedicadas a la agricultura de subsistencia se han reducido en importancia para constituir fincas explotadas a tiempo parcial o simples residencias que cuentan con una huerta, o se han convertido en explotaciones familiares de mayor rendimiento económico, y, por otra, las grandes explotaciones y las explotaciones de tipo medio, que han prescindido del exceso de mano de obra y están sustituyendo a los trabajadores solteros y relativamente poco calificados por trabajadores asalariados, casados y altamente calificados, de suerte que los resultados logrados para la agricultura en general han consistido en ciertas mejoras de la estructura agraria y de la productividad de la mano de obra, así como también en un mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de las personas que no abandonaron las explotaciones agrícolas. Además, muchas de las personas que renunciaron a las actividades agrícolas han permanecido en sus comunidades rurales, disfrutando de esta forma de las ventajas y atractivo que ofrece la vida en el campo, tales como los alquileres baratos, la posibilidad de ser propietario de una casa y un jardín y de disfrutar de un medio ambiente saludable 1. La política gubernamental Aunque estas tendencias altamente elogiables se han fortalecido en los últimos años, hay todavía un número de regiones donde no han llegado a producir su efecto completo; desgraciadamente, a menudo, son justamente aquellas en donde más se siente la necesidad de ordenar y mejorar. El cálculo del promedio de ingresos agrícolas, salarios y ganancias es influido de una manera considerable por estas regiones relativamente « subdesarrolladas ». Se plantea entonces el problema de saber por qué métodos puede una política agropecuaria mejorar estas condiciones. Los objetivos a largo plazo de esa política, tal como quedaron definidos en la ley de 1955 2, son permitir que la agricultura contribuya con su parte al desarrollo progresivo de la economía nacional, asegurar la provisión de alimentos de mejor calidad, compensar a la agricultura sus desventajas económicas, aumentar la productividad del campo y elevar la categoría social de la población rural al mismo nivel que prevalece en empleos 1 De una cifra total de 15 millones de hogares que existen en la República Federal, 6.500.000 familias cultivan la tierra mediante actividades agrícolas a tiempo parcial o completo o dedicándose a la jardinería. Véase U. WALTER: «Die Landbewirtschaftung als Nebenberuf », en Agrarwirtschaft (Hannover), 6. Jahrgang, Heft 11,1957, pág.2 338. Véase « La política agraria de la República Federal de Alemania », en Revista Internacional del Trabajo (O.I.T., Ginebra), vol. XVII, núm. 2, febrero de 1958, págs. 189 y siguientes. 78 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO comparables. Estas metas deben ser alcanzadas mediante la concesión de subsidios transitorios para mejorar la estructura de la economía rural — por ejemplo, agrandando las explotaciones, sacándolas de las aldeas congestionadas y reagrupando parcelas demasiado pequeñas — y por normas que tienen por objetivo la elevación de la productividad y la mejora de los servicios de distribución de mercancías, de formación profesional y de asesoramiento técnico. Posteriormente se tomaron medidas para mejorar la categoría social y la capacitación profesional de los trabajadores agrícolas. Esto se hizo concediéndoles subsidios por alojamiento y ayuda financiera para permitir a los trabajadores agrícolas que asistan a ciertos cursos de especialización. Las organizaciones de empleadores y trabajadores del campo son igualmente conscientes de la necesidad de mejorar la situación general de los trabajadores del campo y de la importancia que la formación profesional tiene para alcanzar este objetivo. En 1957, organizaciones de ambos grupos entraron en conversaciones con el fin de promover una « acción para la promoción de la profesión del trabajador rural », cuyo propósito sería establecer escuelas para la formación de trabajadores agrícolas calificados y establecer normas para la enseñanza y los exámenes, así como alentar la fundación de servicios de asesoramiento agrícola para los trabajadores y asegurarse de que éstos fueran incluidos en las medidas asistenciales del Gobierno, tales como los programas de alojamiento y colonización agraria x. Estos objetivos coinciden con los recientes esfuerzos del Gobierno para promover el desplazamiento de ciertas industrias a las zonas agrícolas « críticas », con objeto de facilitar el progreso técnico y de absorber el excedente de mano de obra. ITALIA El rasgo sobresaliente de la agricultura italiana estriba en la gran disparidad de condiciones que existen entre las diferentes regiones del país, tanto por lo que se refiere a las condiciones naturales como a las características económicas y sociales del medio ambiente que existen en las zonas rurales. Las llanuras — de las cuales el valle del Po es la principal — representan una quinta parte de la superficie total de las tierras laborables, mientras que el resto está dividido por igual en zonas montañosas y de lomas, destinadas a diversas labores agrícolas. Las diferentes latitudes y configuraciones del terreno determinan extremas variaciones climatológicas, pero, como regla general, la parte Norte del 1 Rundbrief (Agrarsoziale Gesellschaft, Gotinga), vol. VIH, núms. 8-9, septiembre de 1957, pág. 98. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 79 país presenta un clima de tipo continental, registrándose principalmente el régimen de lluvias en verano, mientras que las regiones del Sur gozan de un clima mediterráneo con veranos secos. Pero de mayor importancia que las mencionadas condiciones naturales son las diferentes condiciones económicas y sociales. A este respecto, el Norte y el Centro de Italia, por una parte, y el Sur del país, comprendidas las islas, por otra, constituyen las dos principales regiones de características netamente diferentes. Mientras que el Norte 1 se asemeja a los países de Europa occidental en cuanto a la economía y sistemas de vida, la zona Sur constituye, en casi todos sus aspectos, una de las regiones subdesarrolladas del mundo. Por otra parte, la región del Norte, que está industrializada, cuenta con una agricultura relativamente intensiva y moderna, mientras que en el Sur la agricultura es la ocupación principal, contando fundamentalmente con extensos cultivos en grandes superficies de terreno. A diferencia de las condiciones demográficas que se observan en el Norte, en el Sur son muy elevados los índices de natalidad y de crecimiento natural de la población, lo que da lugar a un grave desequilibrio entre la población y los recursos disponibles. La producción agrícola se compone principalmente de productos vegetales, siendo la cría de ganado mucho menos importante que en los países de Europa occidental. La región Norte representa el 65 por ciento de la cifra total de ventas brutas de productos agrícolas y alrededor de las tres cuartas partes de la producción total de cereales y de ganado. La región Sur produce el 55 por ciento de los vinos y del aceite de oliva del país, mientras que la producción de frutas y legumbres (que constituyen las principales exportaciones agrícolas y que representan el 25 por ciento de la cifra total de exportaciones de Italia) se divide por partes iguales entre las dos regiones agrarias del país. La estructura agraria Las explotaciones agrícolas italianas pueden clasificarse en tres tipos fundamentales: a) explotaciones familiares, que son propiedad de los agricultores o que las han alquilado a largo plazo ; b) diferentes formas de aparcería, y c) grandes empresas agrícolas que emplean mano de obra contractual. En 1946, el 34 por ciento aproximadamente de la superficie de tierras labrantías consistía en pequeñas explotaciones trabajadas por sus propietarios, mientras que las tierras alquiladas a los 1 Para fines estadísticos se distinguen generalmente cuatro regiones, es decir, el Norte, el Centro, el Sur y las islas. En este caso, el término « Norte » se refiere a la parte Norte de Italia, y el « Sur » a las siguientes regiones : Abruzos-Molise, Campania, Apulia, Basilicata, Calabria, Sicilia y Cerdeña. 80 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO agricultores representaban cerca del 19 por ciento, sistema este último más corriente en el Sur que en el Norte del país. La aparcería, o formas modificadas de la misma, representa el 25 por ciento de la superficie total de tierras laborables; a este respecto, el sistema de aparcería del Norte del país se aplica en general mediante fincas bien dotadas de equipo y explotadas por una familia, en tanto que las funciones administrativas son desempeñadas por el.propietario. En la parte Sur, la aparcería se realiza, las más de las veces, a base de pequeñas parcelas, contando para ello con escaso capital y con la labor del aparcero como principal elemento de trabajo destinado a la producción, mientras que las funciones administrativas del propietario se reducen al mínimo. Las grandes explotaciones agrícolas que emplean mano de obra contractual se encuentran principalmente en la región de. las llanuras y representan alrededor del 22 por ciento de la superficie total de tierras laborables. Las empresas agrícolas situadas en el valle del Po oscilan entre 25 y 120 hectáreas de superficie. La producción se compone, en general, de cereales, forrajes y ganado, llevándose a cabo las dos terceras partes de las labores por mano de obra contractual de tipo permanente y el resto por peones temporales. En el Sur de Italia, la empresa típica en la agricultura es el latifundio comercial de grandes proporciones (masseria), que produce cereales, carne de vaca y que asimismo se dedica a la cría de ganado y de rebaños trashumantes de ovejas. En este tipo de explotaciones, los trabajos son realizados en general por peones agrícolas sometidos a condiciones laborales muy inestables. Evolución de la población agrícola activa Según los resultados del último censo (1951), la población agrícola se elevaba a la cifra de 16.792.000 personas, que representaba el 35,6 por ciento de la población total, a diferencia del 44,5 por ciento registrado en el período de preguerra. El cuadro 22 muestra las tendencias de la población agrícola activa entre 1901 y 1957. Los resultados del censo de 1951 indican que el 30 por ciento de la población agrícola activa está constituido por propietarios que explotan sus propias fincas y por otras personas económicamente independientes; el 32 por ciento, por asalariados ; el 36 por ciento, por trabajadores familiares, y el resto, por personal administrativo y empleados. Los datos correspondientes a años más recientes demuestran que la disminución de los efectivos de la mano de obra agrícola, registrada entre 1955 y 1957, se debe principalmente a la reducción del número de trabajadores familiares empleados a título permanente y de los trabajadores independientes, tal como se muestra en el cuadro 23. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 81 C U A D R O 22. — I T A L I A : POBLACIÓN A G R Í C O L A ACTIVA (1901-1957) * (En millares) Fecha de la encuesta ' Febr. Junio Die. Abril Abril Nov. Sept. Mayo Mayo Mayo Abril Mayo 1901 1911 1921 1931 1936 1951 1952 1953 1954 1955 1956 1957 Trabajadores Trabajadoras Total Porcentaje de la población agrícola activa respecto de la población total activa 6.390 6.198 7.100 6.621 6.653 6.228 5.820 3.120 2.973 3.058 2.735 2.431 2.033 2.696 9.510 9.171 10.158 9.356 9.066 8.261 8.516 (8.412) 8.233 8.757 7.666 7.652 59,8 56,1 56,2 51,0 48,2 42,2 43,2 (42,5) 41,0 39,5 36,7 35,5 — — 5.778 5.610 5.259 5.010 2.455 2.647 2.407 2,642 Fuente: Datos extraídos de los censos y de encuestas por muestreo y publicados por el Instituto Central de Estadística. 1 La población activa está integrada por personas de 10 o más años de edad que ejercen una profesión, así como por las personas desempleadas y otras categorías de trabajadores incapacitados temporalmente para ejercer sus profesiones anteriores. En razón de que la fuente de información (censos y encuestas por muestreo) y las fechas de la encuesta son diferentes, los resultados que figuran en el cuadro no son estrictamente comparables de un año a otro. s Los datos para 1901-1951 se basan en el resultado de los censos. Para 1952-1957, en encuestas por muestreo. C U A D R O 23. — I T A L I A : D I F E R E N T E S CATEGORÍAS DE M A N O D E OBRA A G R Í C O L A (1954-1957) (En millares) Personas empleadas permanentemente Años 1954 1955 1956 1957 . . . . . . . . . . . . . . . . Personas que trabajan por su propia cuenta (trabajadores agrícolas, agricultores y arrendatarios) Miembros de las familias Asalariados Otras categorías de trabajadores Trabajadores ocasionales Total 2.492 2.510 2.329 2.343 2.512 2.696 2.264 2.238 1.925 1.784 1.948 1.842 53 44 50 54 1.251 1.223 1.075 1.175 8.233 8.257 7.666 7.652 Fuente: Note e Relazioni (Istituto Centrale di Statistica, Roma), num. 1, marzo de 1958. págs. 52 y 65. 82 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO La categoría definida como « Trabajadores ocasionales » en el cuadro anterior está constituida en su gran mayoría por trabajadoras agrícolas dedicadas a labores temporales o estacionales, y el número de trabajadores que pertenecen a esta categoría ascendió a 200.000 en 1954 y a 166.000 en 1957. Desde que terminó la segunda guerra mundial se ha venido registrando un elevado y constante nivel de desempleo. Así, durante el período de 1950 a 1957, la cifra registrada de desempleo varió entre el 9 y el 11 por ciento, lo que significa que normalmente se encontraban desempleadas de 1.700.000 a 2.000.000 de personas de un total de 20.000.000 de trabajadores, aproximadamente, que constituyen la población activa. De 400.000 a 500.000 personas registradas como desempleadas — es decir, solicitantes de trabajo — en el período 1952-1957 fueron clasificadas como trabajadores agrícolas. En el sector agrícola de la economía existe mucho desempleo oculto, como lo evidencia la encuesta por muestreo realizada por el Instituto Central de Estadística en 1952, según la cual el promedio de días trabajados por todas las categorías de trabajadores agrícolas el año anterior fué de 228. Este mismo promedio fué elevado respecto de los trabajadores asalariados (284 días), aparceros (258 días) y agricultores independientes (248 días), aunque bajo respecto de los jornaleros (161 días). Según una encuesta realizada por el Instituto Nacional de Economía Agraria para establecer un cómputo anual en cuanto a la mano de obra disponible y los trabajadores efectivamente empleados, los trabajadores agrícolas de Italia se encuentran inactivos e improductivos durante 94 días de un total de 270 a 280 días laborables por año. Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores A diferencia de lo que ocurre en otros países de Europa occidental, los movimientos migratorios procedentes de la agricultura en Italia durante estos últimos años han sido influidos por la existencia de desempleo y subempieo urbano y rural. Pese al desempleo que existe en la agricultura y al subempieo que afecta a una importante proporción de la mano de obra agrícola activa, los índices de disminución de los efectivos de esta categoría de trabajadores son comparativamente bajos. Suponiendo que los datos de los censos correspondientes a 1936 y a 1951 sean comparables, los efectivos de la mano de obra agrícola disminuyeron en 800.000 personas durante el período comprendido entre estas dos fechas, es decir, aproximadamente 0,6 por ciento al año. Sin embargo, la disminución de la mano de obra agrícola registrada estos últimos años en Italia ha sido mucho más importante. De conformidad PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 83 con las cifras de la encuesta oficial (cuadro 22), los efectivos totales de mano de obra disminuyeron en un millón, aproximadamente, entre 1952 y 1957, lo que significa una disminución media de más del 42 por ciento al año, porcentaje que equivaldría al registrado en Suecia en la década 1930-1940. El principal obstáculo que se opone a una redistribución más rápida de la mano de obra entre la agricultura y otras ramas de la actividad económica es, evidentemente, la capacidad limitada de la industria y de los servicios para absorber nuevos contingentes de trabajadores, como lo demuestran las cifras relativas al desempleo. Por lo que se refiere a la situación relativa de los ingresos, parecen haberse registrado estos últimos años ciertas mejoras de los ingresos per capita en la agricultura respecto de otros sectores de actividad económica. En 1955, la agricultura representó el 26,4 por ciento de la renta nacional, a diferencia del 30 por ciento, aproximadamente, registrado antes de la última guerra, mientras que la proporción de trabajadores agrícolas respecto de la población total activa se redujo de alrededor del 50 por ciento en el período comprendido entre las dos guerras al 40 por ciento aproximadamente en 19541955. No obstante, en razón de la notable disparidad que existe entre los ingresos per capita entre las regiones Norte y Sur del país, el promedio de los coeficientes de ingresos por sector económico no presenta mayor significación por lo que se refiere a los movimientos migratorios de la mano de obra. En el cuadro 24 se muestran las tendencias de los salarios agrícolas respecto de los salarios devengados en la industria. CUADRO 24. — ITALIA: SALARIOS E N LA A G R I C U L T U R A Y E N LA INDUSTRIA (1920-1956) (En liras) Años 1920 1930 1935 1940 1945 1950 1953 1956 Salario diario de los trabajadores agrícolas Salario diario devengado en la industria 10,56 11,78 9,05 13,70 131,00 741,00 856,00 1.005,00 14,27 18,15 14,30 20,22 81,93 1.028,00 1.225,00 1.357,00 Porcentaje de los salarios agrícolas respecto de los salarios industriales 74 70 64 68 160 72 70 77 Fuente: Italian Statistical Abstracts, 1957-5S (Istituto Centrale di Statistica, Roma), pág. 121. 84 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO Según los datos anteriores, los salarios agrícolas en Italia han mantenido una relación más estable respecto de los salarios de la industria que la que ha podido observarse en otros países, de suerte que la disminución registrada en la mayor parte de los países que se estudian en este capítulo durante la década de 1930-1940 no ha sido tan pronunciada en Italia, si se excluye la relación excepcional correspondiente a 1945, que se debió a circunstancias especiales del primer período de postguerra. Un factor que puede determinar una reducción de los ingresos en la agricultura respecto de los salarios industriales es el grado de subempieo que exista, y que en este caso es más elevado en la agricultura que en la industria. En consecuencia, los ingresos anuales en la agricultura son probablemente más bajos que los ingresos anuales en la industria, observándose menos diferencia entre los salarios diarios en ambos sectores. Política gubernamental en materia de empleo agrícola Además del desempleo que se registra en los sectores no agrícolas existen asimismo otros factores de carácter más concreto que se oponen a la rápida redistribución de la mano de obra. Las leyes promulgadas en abril de 1931 y en junio de 1939, y que aun se hallan en vigor, han dado por resultado que los trabajadores tropiecen con dificultades para colocarse en otras regiones en que exista desempleo, como es el caso en casi todas las regiones del país, y mientras esta legislación continúe aplicándose, las autoridades no podrán prestar su asistencia en la solución del problema de los movimientos migratorios del exceso de trabajadores, por ejemplo, desde las regiones agrícolas del Sur a las industrias del Norte del país, a pesar de que dichos movimientos tienen lugar y de que se registra un aflujo continuo de habitantes del Sur al Norte y Centro de Italia 1 . Según las disposiciones de una ley de 1947 2, los empleadores estaban obligados a contratar a un mínimo de trabajadores, según las regiones, los tipos y el tamaño de las explotaciones agrícolas, a fin de mantener un alto nivel de empleo. A pesar de que las razones de orden social que motivaron la adopción de esta ley eran fácilmente comprensibles, tales disposiciones retrasaron evidentemente la redistribución de la mano de obra y constituyeron un obstáculo a la reorganización de la agricultura. Consecuentemente, dicha ley fué declarada anticons- 1 Según el censo de población de 1951, de un total de 29 millones de habitantes del Norte del país, aproximadamente un millón habían nacido en el Sur, mientras que de un total de 17.500.000 habitantes del Sur, 220.000 habían nacido en el Norte. 2 Gazzetta Ufficiale, vol. 88, núm. 221, 26 de septiembre de 1947, págs. 28522854. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 85 titucional por una decisión del Tribunal Supremo de 30 de diciembre de 1958 x. Estos últimos años, el establecimiento de programas racionales de mano de obra ha ido gradualmente sustituyendo las disposiciones legales de este tipo, tales como los planes de reforma agraria y de desarrollo de la agricultura, asi como el Plan Vanoni para proceder al desarrollo coordinado de diferentes sectores, medidas todas ellas que tienden a aumentar los niveles de empleo en general y a mejorar la situación económica del Sur de Italia en particular. A pesar de que la producción agrícola ha aumentado rápidamente estos últimos años (en 1955 se rebasó la producción de 1938 en un 24 por ciento), este aumento sólo puede mitigar en forma insignificante la situación del empleo y la relativa a los ingresos. Efectivamente, el Sur de Italia requiere la aplicación de programas especiales para acelerar el ritmo de desarrollo: económico general y asimismo para organizar la agricultura e incrementar la producción agrícola. Entre las medidas que han influido sobre el empleo agrícola cabe citar la legislación de 1950 sobre la reforma agraria, que prevé la expropiación de parte de los grandes latifundios de determinadas provincias, así como la bonificación de las tierras y su distribución a los campesinos. La aplicación de esta legislación se ha confiado a organismos públicos especiales que funcionan bajo el control del Ministerio de Agricultura, contando para ello con fondos previstos, por una parte, en el presupuesto nacional, y concedidos, por otra, por la Cassa per il Mezzogiorno. Entre 1951 y 1956 se bonificaron y distribuyeron 546.000 hectáreas a 101.000 familias, establecidas principalmente en el Sur del país. La bonificación y distribución de las tierras en virtud de la reforma agraria ha dado lugar a una gran intensificación de la producción agrícola y a un considerable aumento del empleo en este sector de la economía. Antes de proceder a dicha reforma agraria en los territorios en los que se la aplicó, se calculó que el empleo agrícola se elevaba a 20 millones de días-hombre por año, y cuando la reforma se lleve a término, acompañada de la correspondiente bonificación de las tierras, se espera que el empleo en estas regiones alcanzará de 55 a 60 millones de días-hombre por año 2. El principal programa de desarrollo económico general del Sur de Italia comenzó a aplicarse en 1950, fecha en que se estableció la Cassa per il Mezzogiorno (institución de fomento para el Sur del país). La Cassa es un organismo del Estado establecido para asesorar acerca de inver1 Véase Informaciones Sociales (O.I.T., Ginebra), vol. XXI, núm. 11, 1.° de junio de 1959, pág. 437. 2 Ten Years of Italian Economy, 1947-56, número especial de Review of the Economic Conditions in Italy (Banco di Roma, Roma, 1957), pág. 40. 86 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO siones públicas y privadas y para encauzarlas hacia el desarrollo regional de las provincias meridionales de Italia. A este respecto, el objetivo final que se persigue es la creación de infraestructuras de los servicios básicos, a fin de fomentar la expansión económica y combatir la crisis de la misma. De conformidad con la ley que estableció su creación y con las enmiendas posteriores, se confía a la Cassa la misión de llevar a cabo, en el curso de un período de 12 años, desde 1950 a 1962, un plan de inversiones de un total de 1.280.000 millones de liras. La citada institución ha reaüzado grandes obras públicas, tales como la regularización del desagüe de embalses, la repoblación forestal de regiones montañosas para proteger la agricultura de los valles, la construcción de acueductos y carreteras, y la electrificación y amplificación de algunas líneas importantes de ferrocarriles. De los fondos de que dispone, el 70 por ciento se asigna a obras y a préstamos destinados a fomentar la agricultura, y su programa se ha definido como un « programa de preindustrialización », en el sentido de que tiende sobre todo a la explotación de los recursos locales y al fomento de la principal actividad económica del Sur de Italia, si bien el objetivo final de ese programa es crear las condiciones materiales necesarias para lograr una transformación estructural de la economía de esa región del país mediante el establecimiento de centros industriales. Gracias al citado programa se trata asimismo de aumentar las inversiones públicas en el Sur de Italia hasta un 43 por ciento de las inversiones nacionales, a diferencia del 33 por ciento del total de inversiones brutas del Estado registrado antes de que la Cassa iniciara sus labores. A pesar de que los programas de obras públicas de bonificación y de irrigación de las tierras — además de la bonificación de las tierras realizada en virtud de la reforma agraria — han hecho aumentar considerablemente el volumen de empleo en el Sur de Italia, no ha podido observarse hasta la fecha una nivelación sustancial de los niveles netos de ingresos per capita entre el Norte y el Sur del país. La política agraria del Gobierno no sólo se ha llevado a cabo merced al concurso de la Cassa per il Mezzogiorno, sino también mediante el plan de 12 años de fomento agrícola, elaborado en 1952. En virtud de este plan se constituyó un fondo de 25.000 millones de üras para conceder préstamos de fomento agrícola para posibilitar la realización de obras emprendidas por personas privadas en materia de construcción de instalaciones agrícolas, obras de irrigación y conexas. En 1954 se inició en Italia una política de pleno empleo mediante la aplicación del proyecto generalmente conocido por el nombre de « Plan Vanoni », que consiste en un programa decenal de fomento del empleo y mejora de los ingresos, y cuyos objetivos son los siguientes: PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 87 el mantenimiento de un aumento anual del 5 por ciento de los ingresos netos producidos por la economía italiana; la creación de nuevas oportunidades de empleo a fin de ocupar a las personas actualmente desempleadas y de aumentar los efectivos de mano de obra en los sectores no agrícolas de la economía durante el período de 10 años del plan. En consecuencia, se calcula que se crearán cuatro millones de nuevos empleos, de los cuales 3.200.000 habrán de representar un aumento efectivo del nivel de empleo, mientras que los 800.000 empleos restantes se destinarán a ocupar a aquellos trabajadores que queden desempleados como resultado del progreso técnico, si no se procede a inversiones adicionales para dar empleo a esta mano de obra. Por otra parte, en el plan se prevé la transferencia de un millón de personas de la agricultura a la industria y al sector de los servicios, insistiendo sobre la importancia de las actividades rurales no propiamente agrícolas (como, por ejemplo, la conservación de la maquinaria agrícola y las industrias de elaboración de alimentos y de conservas) como medida para mejorar el problema del desempleo rural, y, por último, el aumento de la capacidad competitiva de la producción italiana en el mercado mundial. La aplicación de este plan tiene por objeto lograr un cambio en la proporción de los ingresos nacionales según los diferentes sectores, así como un cambio en la estructura de las profesiones. Así, la proporción de la renta nacional correspondiente a la agricultura habrá de reducirse de un 26 por ciento en 1954 a un 20 por ciento en 1964, y la proporción de trabajadores agrícolas respecto de los efectivos totales de mano de obra disminuirá de un 41 por ciento a un 33 por ciento entre las dos fechas indicadas. Por lo que se refiere a la proporción de la población agrícola económicamente activa dentro de la población total, este último objetivo ya se ha alcanzado en 1958, en cuyo año, no obstante, las cifras totales de desempleo (incluida la agricultura) eran todavía importantes, esto es, 1.755.000 personas, lo que representa el 9 por ciento de la población económicamente activa, por comparación a 1.958.680, es decir, el 10 por ciento, en 1954. PAÍSES BAJOS Tres características diferencian las condiciones de la movilidad de la mano de obra en los Países Bajos de las condiciones que prevalecen en otros países de Europa occidental, a saber: el elevado índice de crecimiento demográfico, la elevada densidad de población y el alto grado de aprovechamiento de las tierras. En efecto, en los últimos 50 años se ha duplicado la población, y el índice de aumento natural de la misma durante el período 1950-1955 fué de 1,2 por ciento al año, lo 88 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO que constituye un ritmo extraordinariamente alto de crecimiento demográfico por comparación con otros países occidentales de Europa. Asimismo, la densidad de la población agrícola (.1 habitante por cada 5 acres de tierras labrantías) es elevada respecto a dichos países. En ese sentido, la situación demográfica de los Países Bajos se asemeja a la que existe en numerosos países en vías de desarrollo. El predominio de las explotaciones agrícolas sumamente pequeñas y la continuada fragmentación de las propiedades no son sino reflejo de la citada situación. No obstante, la presión demográfica que ejerce la población agrícola no ha creado hasta la fecha un problema de baja productividad y de ingresos reducidos, tal como es el caso en general en los países insuficientemente desarrollados, ya que el nivel de productividad por trabajador agrícola no depende solamente de la densidad de la población rural, sino también de los métodos técnicos de producción aplicados. Así, en la agricultura se ha registrado durante estos últimos 50 años un elevado nivel de vida y una creciente mano de obra agrícola, principalmente como resultado de* una intensificación también creciente del aprovechamiento de las tierras y, aunque en mucho menor grado, como resultado asimismo de la bonificación de las tierras. La productividad de la tierra en los Países Bajos es la más elevada de Europa, y la producción de leche y el consumo de abonos son asimismo los más elevados del mundo. Por otra parte, el rendimiento por trabajador agrícola es casi tan alto como el del correspondiente trabajador en el Reino Unido, país en donde la densidad de la población agrícola es mucho más baja. Además, el nivel de vida de la población agrícola es elevado, y la utilización intensiva de la pequeña superficie de tierras labrantías — que, además, va decreciendo de importancia gradualmente —, constituida por 2.300.000 hectáreas \ permite que la agricultura — sector económico cuya proporción de mano de obra representa el 12 por ciento de los efectivos totales de trabajadores del país — subvenga a las necesidades alimentarias de la mayor parte de la creciente población de más de 11 millones de habitantes y que alrededor de las dos quintas partes de su producción se destinen a la exportación. En 1956, los productos agrícolas representaron el 36 por ciento de las exportaciones del país, y el valor de estas exportaciones rebasó el de las importaciones de los mismos productos en un 60 por ciento. Estos altos niveles de rendimiento agrícola se han logrado gracias a la aplicación de una política a largo plazo tendiente a favorecer la inversión de capitales en la agricultura. Al igual que en Dinamarca, los 1 La superficie de tierras labrantías en 1947 era de 2.314.687 hectáreas, y en 1956, de 2.305.883 hectáreas. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 89 Países Bajos reaccionaron a fines del siglo xix a los efectos ejercidos por la competencia comercial de los cereales extranjeros, no a base de una protección de su producción agrícola, sino transformándola en una industria de productos lácteos y de carne, mediante la utilización de forrajes importados. En este proceso, el movimiento cooperativo desempeñó un papel determinante al aumentar el volumen y la calidad de la producción agrícola y establecer industrias para elaborar los productos alimenticios. La citada política agrícola a largo plazo ha tendido asimismo a aumentar la superficie terrestre del país. Así, durante el período 19001950, la bonificación de las tierras dio por resultado un aumento neto de 360.000 hectáreas de tierras laborables, de las cuales 60.000 fueron ganadas al mar, y 480.000 hectáreas de tierras áridas fueron bonificadas, habiéndose perdido 180.000 hectáreas que fueron invadidas por los centros urbanos. La bonificación de las tierras ganadas al mar continúa aún en progreso, y al término, en 1975, de la bonificación del Zuiderzee la presente superficie del país habrá aumentado en 220.000 hectáreas, es decir, en un 7 por ciento. La bonificación del Zuiderzee constituye la primera fase de cierre de la costa holandesa, constituyendo el plan Delta (1955-1980) la segunda fase y la bonificación de los bajíos (Wadden), cuyo plazo no se ha previsto todavía, la tercera fase de este proceso. Evolución de la población agrícola activa Durante el presente siglo, lá mano de obra agrícola ha aumentado en un 33 por ciento, en razón de que el índice del desplazamiento de los trabajadores para ocupar otros empleos no ha sido lo suficientemente rápido para contrarrestar los efectos de los elevados índices de natalidad de las regiones rurales. Las cifras de la mano de obra agrícola continuaron aumentando hasta el año 1947, a pesar de que disminuyó su porcentaje respecto de los efectivos totales de mano de obra rápidamente creciente, tal como muestra el cuadro 25. Desde 1947, fecha del último censo de población, se calcula que los trabajadores agrícolas permanentes han disminuido en un 20 por ciento, aproximadamente, como puede verse en el cuadro 26, en el cual no figuran los trabajadores de temporada empleados durante menos de seis meses, los trabajadores forestales y las personas desempleadas temporalmente. El volumen total de empleo agrícola, computado en años-hombre, disminuyó en un 9,3 por ciento, es decir, de 536.000 trabajadores agrícolas en 1950 a 486.000 en 1956, mientras que las cifras totales de empleo aumentaron de 3.838.000 trabajadores en 1950 a 4.253.000 trabajadores 90 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO CUADRO 25. — PAÍSES BAJOS: POBLACIÓN ACTIVA TOTAL Y POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA (1849-1947) (En millares) Mano de obra agrícola Años 1849 1889 1899 1920 1930 1947 Población activa total Cifra absoluta Porcentaje de la cifra total 1.252 1.653 1.924 2.719 3.179 3.866 543 526 570 623 639 758 43,4 31,8 29,6 22,9 20,1 19,6 Fuente: Landbouwcijfers, 1957 (Landbouw-economisch Instituut, La Haya, 1957). CUADRO 26. — PAÍSES BAJOS: DISMINUCIÓN DEL NÚMERO DE TRABAJADORES AGRÍCOLAS PERMANENTES (VARONES SOLAMENTE) (1947-1956) 1947 Categoría profesional Agricultores con explotaciones mayores de 1 hectárea Hijos de agricultores Trabajadores asalariados Total . . . 1952 197.604 38.982 110.201 2 185.000 186.637 11 38.865 98.600 107.000 3 531.787 431.102 Fuente: Para 1947, cifras publicadas por la Oficina Central de Estadísticas de los Países Bajos, y para 1956, por el Instituto de Economía Agrícola. 1 Cifras para 1955. * Trabajadores cuya principal profesión es la agricultura. • Trabajadores empleados durante más de seis meses. en 1956. Las cifras de empleo agrícola en años-hombre disminuyeron de un 14,2 por ciento respecto de las cifras totales de empleo en 1949 a un 11,5 por ciento en 1956. El índice de volumen del empleo agrícola (1949/50-1952/53 = 100) muestra una reducción de 124,9 en 1938/1939 a 92,0 en 1956. Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores Al igual que en otros países de Europa occidental, el principal factor que ha influido en el ritmo de los movimientos migratorios de estos últimos años ha sido el aumento del número de empleos en los sectores PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 91 de actividad ajenos a la agricultura. Durante estos últimos 50 años, la disminución de las posibilidades de empleo en el sector agrícola ha influido en forma relativamente insignificante en los movimientos migratorios. Los ingresos agrícolas se han nivelado actualmente con los de otras profesiones, tal como lo demuestra la cuantía del producto nacional por rama de actividad económica 1 . Los ingresos de los trabajadores agrícolas permanentes representan en la actualidad de un 70 a un 80 por ciento de los salarios devengados en la industria. La política de precios se basa en el principio de garantizar a los agricultores unos ingresos « suficientes », que pueden definirse como la tasa de remuneración normalizada en concepto del trabajo físico y administrativo del agricultor, establecida a base de las tasas de remuneración fijadas para los agricultores que explotan fincas en tierras bonificadas a título de arrendatarios del Estado. En 1955-1956, esta remuneración normal se fijó en 6.400 florines para las explotaciones de cultivos mixtos de 10 hectáreas, en 7.200 florines para la explotación de pastos de 18 hectáreas y en 8.200 florines respecto de las explotaciones de cultivos mixtos de 50 hectáreas. Estas cifras se revisan periódicamente en función de las fluctuaciones registradas en el nivel general de los salarios. En estos últimos años han aumentado considerablemente los costos de la producción, permaneciendo estables al mismo tiempo los niveles de las cosechas, de suerte que los ingresos de los agricultores han experimentado una tendencia a la baja. Por otra parte, los salarios devengados en la agricultura no son mucho más bajos que los ingresos tipo del pequeño agricultor, tal como quedaron definidos por la política oficial en 1955-1956. La estructura agraria Las pequeñas explotaciones agrícolas constituyen el elemento principal de la estructura agraria de los Países Bajos, y, excluidas las fincas de menos de 1 hectárea, el número de explotaciones se redujo de un total de 196.604 en 1947 a 186.637 en 1955, habiendo aumentado ligeramente el promedio de la superficie de las fincas: de 11,08 hectáreas en 1947 a 11,34 hectáreas en 1955. Por otra parte, ha disminuido el número de pequeñas explotaciones agrícolas en razón de que los hijos de los agricultores se emplean en la industria, en tanto que las fincas de tamaño medio continúan parcelándose. En el cuadro 27 se establece una comparación de la distribución de las propiedades por su tamaño en 1947 y en 1955. 1 Véase el capítulo VII. 92 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO CUADRO 27. — PAÍSES BAJOS: DISTRIBUCIÓN DE LAS EXPLOTACIONES1 POR SU TAMAÑO (1947-1955) Porcentaje del número total Tamaño 1 a 5 hectáreas 5 a 10 » 10 a 20 » 20 a 50 » 50 y más » Total . . . 1947 1955 33 29 24 13 1 100 27 33 26 13 1 100 Fuente: Landbouwcijfers, 1957, op. cit., pág. 38. 1 Excluidas las dedicadas a la horticultura. En las regiones recientemente bonificadas y colonizadas del pólder Nordeste se ha racionalizado en alto grado la estructura agraria. Así, se han distribuido las propiedades agrícolas a base de unidades de 12, 18, 24, 30, 36, 42 y 48 hectáreas, y, en casos excepcionales, en unidades de más de 48 hectáreas. A este respecto las necesidades en materia de mano de obra se calculan a base de la norma de un trabajador a tiempo completo por cada 12 hectáreas, y las viviendas para los trabajadores asalariados se construyen de conformidad con esta norma. El Estado conserva la propiedad de la tierra, que arrienda a los agricultores, quedando prohibida la parcelación. Por otra parte, los costos en concepto de bonificación de las tierras son elevados, ascendiendo a 16.000 florines por hectárea, por cuya razón han de lograrse altos niveles de rendimiento a fin de sufragarlos. Los trabajadores asalariados constituyen un elemento más importante de la mano de obra que en otros países de Europa occidental en donde predominan las pequeñas explotaciones agrícolas, y los trabajadores permanentes y semipermanentes representan en la actualidad el 25 por ciento de los efectivos de mano de obra masculina de este tipo, a diferencia del 33 por ciento registrado en 1947. Además de los trabajadores permanentes y semipermanentes (es decir, trabajadores empleados por un período superior a 6 meses en la agricultura), se recurre a los peones agrícolas ocasionales durante la época de las cosechas. Problemas y política en materia de empleo agrícola El principal problema que plantea el empleo en la agricultura consiste en que los efectivos actuales de la mano de obra agrícola rebasan con exceso las futuras necesidades de trabajadores y son asimismo excesivos en relación con los niveles tipo de ingresos. Este problema funda- PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 93 mental presenta diversos aspectos: el exceso de trabajadores contractuales, el exceso de hijos de agricultores y el exceso de mano de obra regional, viniendo a complicar el problema de readaptación de la mano de obra la edad media elevada de la población rural. A pesar de la disminución de la mano de obra agricola registrada desde 1947, es actualmente crítico el equilibrio entre la oferta de trabajadores en el sector agrícola y las necesidades presentes de esta mano de obra, debido especialmente a las elevadas cifras de aumento de la población rural. De esta suerte, de continuar reduciéndose las oportunidades generales de empleo, al tiempo que prosigue el proceso de mecanización, podrá producirse un notable aumento del desempleo en el sector agrícola. Pero, suponiendo que aumenten nuevamente los efectivos de mano de obra agrícola, no podrán mantenerse los niveles tipo de ingresos en la agricultura, especialmente si los precios del mercado mundial continúan bajando. Sin embargo, este peligro se ha previsto y, en consecuencia, desde 1954 se viene aplicando una política agraria que tiende a incrementar la productividad en la agricultura como objetivo a largo plazo, así como a aumentar el volumen de empleo gracias a la realización de proyectos de creación de bienes de capital para tales fines. La « reforma de la estructura agraria » significa en este sentido una política de grandes inversiones a largo plazo para planificar nuevamente la disposición y tamaño de las explotaciones agrícolas, así como para modificar la correspondiente « infraestructura », es decir, la construcción de carreteras, canales e instalaciones agrícolas. El logro de estos objetivos se considera fundamental si se quiere que en la agricultura se alcance un nivel de productividad del trabajo comparable al de la industria. A tales fines se han destinado grandes capitales, cuyo total se elevó en 1956 a 175 millones de florines, de los cuales 101 millones fueron invertidos en obras de concentración parcelaria y el resto en proyectos conexos de « infraestructura ». Los principios de la reforma agraria quedaron establecidos en la ley de 1954 sobre concentración parcelaria, en virtud de la cual se combinó el proceso de concentración de las propiedades fragmentadas con la amplificación de las fincas, facultándose a las autoridades encargadas de dicha concentración parcelaria en una zona determinada para adquirir, a título voluntario, las propiedades de aquellas personas que deseasen retirarse de la agricultura 1 , a fin de proceder a la citada ampliación de la superficie de las explotaciones. Las indemnizaciones corren por cuenta del Estado, el que asimismo contribuye con el 75 por ciento de los costos 1 El 50 por ciento de los agricultores holandeses pasan de los 50 años de edad. 94 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO en concepto de concentración parcelaria. Estas medidas significan una replanificación completa de las comunidades rurales y la construcción de edificios, canales y carreteras, así como la agrupación de las explotaciones fragmentadas. Además, la mejora de las viviendas rurales ha sido objeto de la promulgación de una legislación especial, de suerte que la situación se ha modificado favorablemente en ese terreno. Los precios de los alquileres y de las tierras se controlan por vía legislativa, con el resultado consiguiente de que las inversiones privadas para mejorar las condiciones de la tierra y de las viviendas ya no producen utilidades. De esta suerte, el Estado se encarga de aumentar las inversiones y proporcionar al mismo tiempo oportunidades de empleo en las temporadas muertas de la agricultura. En tanto que política a largo plazo, la aplicación de estas medidas garantizará probablemente una nivelación más acusada de los ingresos de los agricultores que los métodos de subsidios directos de los precios. Trabajadores asalariados. Como consecuencia de la disminución del número de trabajadores asalariados en la agricultura y también, quizás aún en mayor medida, como resultado de la legislación social, las condiciones de los trabajadores empleados a título permanente o semipermanente han mejorado en los últimos años. El principal problema planteado, por lo que se refiere a la mano de obra contractual, es la existencia del desempleo estacional que afecta a los trabajadores ocasionales, problema que se acusa señaladamente en las regiones de turberas dedicadas al cultivo de cereales y de patatas, en donde únicamente una tercera parte de la mano de obra asalariada se halla empleada en forma permanente. La situación del empleo es más estable en las regiones dedicadas a la cría de ganado vacuno y a cultivos más diversificados. Además, los regímenes de seguridad social han eliminado los riesgos económicos a que da lugar el empleo ocasional, y, por otra parte, la colocación de trabajadores en las tierras bonificadas y en la realización de nuevos proyectos de infraestructura ha permitido estos últimos años colocar a la mayor parte de los trabajadores ocasionales durante la temporada muerta. Así, pues, la situación de esta categoría de trabajadores es ahora más satisfactoria que en el pasado, aunque puede agravarse nuevamente si empeora la situación general del mercado del empleo. Pese a que en algunas regiones se observe un exceso de trabajadores agrícolas, puede decirse que en casi todas existe una escasez creciente de peones agrícolas calificados para trabajar en las explotaciones mecanizadas. A fin de remediar esta situación, el Gobierno ha creado cursos de formación profesional. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 95 Exceso de candidatos a agricultores. A diferencia de lo que ocurre con los trabajadores asalariados, existe en los Países Bajos un exceso de futuros agricultores en la joven generación. Como lo dice un autor: ... En las grandes explotaciones agrícolas existen todavía muchos hijos de agricultores que desean seguir la profesión de sus padres. Esta situación conduce, en primer lugar, a una fragmentación perjudicial de las fincas, y por otra parte, a una situación de desempleo oculto, así como, por último, lo que resulta más grave, a lo que puede considerarse como una degradación profesional. Así, por ejemplo, cuando dos o tres hijos de un agricultor alcanzan la edad de 30 o 40 años, pueden llegar a la conclusión de que nunca podrán ser propietarios de la finca, por cuya razón suelen decidir colocarse en la industria como trabajadores no calificados. De ahí que se preste1 una atención creciente a la orientación profesional de las familias rurales . Según un cálculo reciente, el exceso de hijos de agricultores se eleva a la cifra de 40.000, de los cuales 25.000 se encuentran establecidos en las tierras arenosas, que son, generalmente, las regiones de baja productividad agrícola. Regiones de baja productividad agrícola. Al igual que otros países adelantados, los Países Bajos se enfrentan asimismo a un problema de baja productividad (es decir, exceso de mano de obra) en las tierras marginales. La mayor parte de este exceso de mano de obra se registra en las pequeñas explotaciones familiares situadas en los distritos de tierras arenosas, en los cuales puede observarse, efectivamente, una desproporción entre la superficie de tierras labrantías disponibles y el número de personas que viven de su cultivo, lo que explica principalmente las bajas cifras de la productividad del trabajo en gran número de este tipo de explotaciones. De los 244.000 agricultores que poseen más de una hectárea de tierras laborables, 124.000 se encuentran en las citadas tierras arenosas, las que constituyen una superficie de alrededor de un millón de hectáreas de tierras labrantías, y en las que en 1956 se encontraban empleados 180.000 trabajadores. Aproximadamente la mitad de estas explotaciones son de menos de 5 hectáreas. Además, la bonificación de las tierras áridas ha permitido ampüar la superficie de las explotaciones y contrarrestar los efectos de la fragmentación de las mismas. Por otra parte, en 1948 se calculaba que el 20 por ciento de la oferta de mano de obra en estas regiones, es decir, el 11 por ciento de los efectivos totales de mano 1 S . HERWEIJER: «The Reclamation, Distribution of, and Settlement in, New Cultivable Land, with a View to Improving the Agricultural Structure of the Netherlands », en Netherlands Journal of Agricultural Science (Royal Netherlands Society for Agricultural Science, Wageningen), vol. 5, num. 3, agosto de 1957, págs. 157-175. 96 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO de obra, rebasaba las necesidades efectivas. Sin embargo, parece haberse observado algunas mejoras desde entonces, como resultado de los movimientos emigratorios, la intensificación de los cultivos y la ampliación de las explotaciones. A fin de estimular la transferencia de este exceso de trabajadores a la industria de estas regiones, se han comenzado a aplicar desde 1954 programas de descentraüzación de las industrias. * * * La política oficial aplicada en los Países Bajos para resolver los problemas de empleo y de ingresos en la agricultura es multifacética, de largo alcance y fundamental. Así, dicha política tiende a la estabilización y al aumento del empleo a base de la aplicación de programas para mejorar el rendimiento de las explotaciones; al incremento de los conocimientos profesionales y de la movilidad de los trabajadores agrícolas; a estimular la jubilación de los trabajadores de edad avanzada; a aumentar las posibilidades de empleo no agrícola en las regiones de baja productividad, y a invertir en la agricultura los capitales necesarios para que pueda conservar su posición de principal industria de exportación. Las realizaciones logradas en la agricultura de los Países Bajos, tanto en el pasado como en el presente, así como los criterios recientemente adoptados en este país frente a los problemas del empleo en este sector de actividad, ofrecen un interés particular en razón de que las características demográficas de los Países Bajos son muy similares a las de gran número de países en vías de desarrollo. NORUEGA Un rasgo característico de la agricultura de este país lo constituye su estrecha integración con la silvicultura, la pesca y otras ocupaciones conexas que procuran empleo a tiempo parcial a gran parte de la población agrícola. Como consecuencia de esta situación, el número de personas que viven en las explotaciones agrícolas es mucho más elevado que el de las que se dedican permanentemente a las actividades agrícolas. Otra característica de la agricultura de Noruega es el predominio de las explotaciones agrícolas sumamente pequeñas, de forma que de 213.000 fincas con más de media hectárea de tierras laborables, solamente 15.000 eran en 1949 de más de 10 hectáreas y menos de 4.000 tenían más de 20 hectáreas. Hasta la segunda guerra mundial aumentó considerablemente el número de pequeñas explotaciones, como resultado de la colonización de nuevas tierras y el parcelamiento de las fincas más grandes. Estos últimos años ha ido disminuyendo este tipo de explota- PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 97 ciones, debido a la concentración parcelaria para constituir unidades agrícolas más importantes. Más del 90 por ciento de las explotaciones son trabajadas por sus propietarios, y el resto por arrendatarios. Sin embargo, además de las tierras dedicadas a toda clase de cultivos, la mayor parte de los agricultores noruegos poseen pastos forestales. El promedio total de superficie por explotación agrícola es de 30 hectáreas, de las cuales 5 se suelen dedicar a diversos cultivos o a pastos permanentes y 16 hectáreas a la silvicultura. Aparte las explotaciones silvícolas corrientes, son muchos los agricultores que participan o tienen derechos en la explotación de bosques colectivos o comunales. Por otra parte, tres cuartas partes de la superficie total de bosques del país es propiedad de agricultores privados o está controlada por éstos en una u otra forma. Evolución de la población agrícola activa El cuadro 28, basado en los censos de población, muestra la importancia de los efectivos de la mano de obra en la agricultura, silvicultura y pesca, clasificados según la fuente principal de ingresos. C U A D R O 28. — N O R U E G A : PERSONAS 1 DEDICADAS A LA AGRICULTURA, SILVICULTURA Y PESCA (1900-1950) (En millares) Población total económica- Años Agricultura Traba- Trabajadores jadoras Total Cifra abso- 290 291 302 304 295 250 33,3 32,0 28,2 26,1 21,5 18,0 21 20 34 32 38 40 activa 1900 1910 1920 1930 1946 1950 . . . . . . . . . . . . . . . . . . 870 906 1.068 1.163 1.368 1.388 220 240 245 264 256 224 70 51 57 40 40 26 Silvicultura Porcentaje del total de la población activa Porcentaje del total de la población activa 2,5 2,2 3,3 2,8 2,8 2,8 Pesca Cifra abso- Porcentaje del total de la población activa 50 52 58 81 73 70 5,7 5,7 5,4 7,0 5,3 5,0 Fuente: Censos de población. 1 Personas mayores de 15 años de edad. Del cuadro anterior se infiere que el número total de personas económicamente activas en la agricultura se mantuvo a un nivel relativamente estable, es decir, alrededor de 300.000 personas entre 1900 y 1946. En el período de 1930 a 1946 se registró, sin embargo, una ligera reducción, a la que siguió una caída vertical en el breve período de 1946 a 1950, en que los efectivos totales se redujeron en 45.000 personas. 98 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO Entre 1900 y 1950, la proporción de trabajadores agrícolas en los efectivos totales de mano de obra disminuyó del 33 al 18 por ciento, en tanto que la proporción de trabajadores dedicados a la silvicultura y a la pesca se mantuvo a un nivel constante respecto a los efectivos totales de mano de obra. Los datos de que se dispone sobre el volumen de la mano de obra agrícola expresada en términos de años-hombre demuestran que el número de trabajadores agrícolas ha continuado disminuyendo rápidamente estos últimos años, como se ve en el cuadro 29. CUADRO 29. — NORUEGA: VOLUMEN DE TRABAJO DESTINADO A LA PRODUCCIÓN 1 EN LAS EXPLOTACIONES AGRÍCOLAS MAYORES DE MEDIA HECTÁREA (1928-1956) (En millares) Número equivalente de trabajadores adultos a tiempo completo por año Años 1928-1929 . . 1951-1952 . . 1955-1956 . . Agricultores y sus esposas Otros miembros familiares Trabajadores asalariados Trabajadores Trabajadoras Trabajadores Trabajadoras Trabajadores Trabajadoras Trabajadores Trabajadoras 124 132 123 172 179 171 87 55 48 93 63 49 46 27 20 47 17 12 258 213 191 312 259 232 Fuente: Censuses of Agriculture and Statistical Surveys, Statistical Yearbook of Norway, 1957 (Central Bureau of Statistics of Norway, Oslo), pág. 58. 1 Incluido el trabajo doméstico. Las cifras del cuadro anterior no pueden compararse directamente con las que figuran en el cuadro 28, ya que en este último se dan las cifras de las personas cuya principal ocupación es la agricultura, mientras que en el cuadro 29 se indica el volumen efectivo de trabajo destinado a la producción (así, por ejemplo, se tiene en cuenta el trabajo a tiempo parcial realizado fuera y dentro de la agricultura) y de trabajo doméstico. No obstante, por lo que se refiere a los trabajadores, existe una relación estrecha entre las cifras de aquellos económicamente activos en el sector agrícola y el número de años-hombre de trabajo efectuado *. Las cifras 1 En el cuadro 28 no figura la cifra total de trabajadores dedicados a la agricultura, ya que se omiten las personas que realizan labores agrícolas a tiempo parcial. Al mismo tiempo, una parte de aquellas personas registradas como económicamente activas en el sector agrícola trabajan a tiempo parcial en otros sectores de la economía. Así, estos dos factores se equilibran, de suerte que el volumen total del trabajo de la mano de obra masculina destinado a la producción agrícola, computado en años-hombre, corresponde estrechamente a las cifras relativas a la población económicamente activa. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 99 del cuadro 29 indican una disminución en el número de trabajadores ligeramente más acusada entre 1951 y 1956 que entre 1946 y 1950, lo que quizás pueda atribuirse a diferencias de cálculo. La disminución total entre 1946 y 1956 correspondió a 65.000 trabajadores a tiempo completo, es decir, el 25 por ciento de la mano de obra masculina registrada en 1946. La población agrícola activa se compone fundamentalmente de agricultores y miembros de sus familias. La proporción de este grupo se ha incrementado en el curso del presente siglo, tal como se muestra en el cuadro 30. C U A D R O 30. — N O R U E G A : PROPORCIÓN D E TRABAJADORES FAMILIARES E N LA POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA (1890-1950) Años 1890 1910 1930 1946 1950 Trabajadores familiares l Total de la población agrícola activa Cifra absoluta Porcentaje 314.888 291.235 303.975 295.314 250.455 193.280 209.763 228.124 238.494 211.237 62 72 76 80 84 Fuente : Censos de población. 1 Incluidos los titulares de la explotación. El aumento de la importancia relativa del volumen de trabajo familiar se debe a la inmovilidad migratoria de los agricultores y de sus esposas. En cuanto al grado de movilidad de la mano de obra, las trabajadoras asalariadas figuran en primer lugar, seguidas de los trabajadores de la misma categoría. Esta evolución se refleja en el aumento del número de fincas explotadas por una sola persona. Así, en 1955, alrededor de 140.000 fincas eran explotadas exclusivamente por el agricultor y su esposa, y en 1938 este tipo de explotaciones era sólo de 90.000. En 1955, solamente 11.000 fincas empleaban trabajadores asalariados a título permanente, en comparación con los 28.000 trabajadores de esa categoría registrados en 1938. Estas cifras ponen en evidencia hasta qué punto se ha modificado en Noruega la estructura de la tenencia de la tierra y del trabajo agrícola. Por otra parte, no puede considerarse a la mayor parte de las explotaciones agrícolas de Noruega como fincas explotadas por una sola persona, ya que casi todos los agricultores se dedican además a otras actividades, como puede verse en el cuadro 31. 100 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO CUADRO 31. — NORUEGA: CLASIFICACIÓN DE LOS AGRICULTORES SEGÚN EL TIEMPO QUE CONSAGRAN A LAS TAREAS AGRÍCOLAS (1929-1956) (Porcentajes) Años 1929 1949 1954 1956 Ocupación exclusiva Ocupación principal Ocupación complementaria 45,1 40,9 31,3 32,2 24,6 25,5 31,3 30,2 30,3 33,6 37,4 37,6 100 100 100 100 Fuentes: Censos agrícolas de 1929 y 1949 y encuestas por muestreo de 1954 y 1956. Los agricultores dedicados a las labores agrícolas como principal ocupación trabajan alrededor de 80 días por año en otras actividades, y aquellos que se dedican a las mismas labores como ocupación a tiempo parcial trabajan en actividades ajenas a la agricultura 200 días por año. Las ocupaciones más importantes a tiempo parcial son la silvicultura en las regiones del interior del país y la pesca en las costas, si bien la artesanía, la construcción y la industria brindan asimismo posibilidades de empleo a gran número de pequeños agricultores. La proporción de agricultores a tiempo completo aumenta en función de la importancia de las explotaciones agrícolas, alcanzando el 80 por ciento, aproximadamente, en las fincas mayores de 10 hectáreas de tierras laborables. En total, existen menos de 70.000 agricultores a tiempo completo de un total de unos 200.000 agricultores de todo tipo. Este hecho pone de manifiesto la compleja situación del empleo de los agricultores noruegos y señala asimismo algunos de los problemas técnicos y económicos que se plantean actualmente en la agricultura de este país, explicando también las razones de la presente política agraria. De allí la singular significación que reviste. Las pequeñas explotaciones agrícolas y las labores a tiempo parcial que se reaüzan en la agricultura son en parte la supervivencia de una economía de subsistencia en un país en donde las condiciones naturales, especialmente su topografía, y las instituciones sociales no favorecían la explotación de grandes propiedades agrícolas, y en donde, además, era fácil explotar industrias tales como la pesca, la caza y la silvicultura. Las citadas modalidades de la agricultura de Noruega son también en parte el resultado del desarrollo económico y de la política social aplicada en este sector de la economía hasta la segunda guerra mundial, política que favoreció la creación de nuevas explotaciones agrícolas como PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 101 medio de fomentar dicho sector económico y la creación de nuevas oportunidades de empleo. Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores A partir de los últimos años de la década de 1930-1940 comenzó a experimentarse una evolución de la estructura económica del país, como resultado de las bases que se habían sentado para proceder a la expansión de diversos sectores de actividad industrial, y en razón también de los estudios y trabajos de divulgación sobre cuestiones agrícolas realizados para aumentar la productividad en la agricultura. Durante la segunda guerra mundial, Noruega entró en una fase de pleno empleo. En efecto, hasta ese momento, la agricultura de este país había servido para amortiguar los altibajos del mercado del empleo, ya que brindaba oportunidades de empleo durante los períodos de actividad económica reducida y que asimismo constituía una reserva de mano de obra durante los períodos de intensificación de dicha actividad. Así, los miembros de las familias de los agricultores, los cultivadores a tiempo parcial y los trabajadores agrícolas contractuales se incorporaban a la agricultura o la abandonaban de acuerdo con el nivel general de actividad económica del país. De esta forma, el factor determinante en la movilidad de la mano de obra lo han constituido las oportunidades de empleo en los sectores no agrícolas, independientemente, en mayor o menor grado, de las oportunidades que pudiera brindar este sector de la economía, como lo demuestran los cambios registrados en los niveles de salarios agrícolas en comparación con los de la industria, y también la evolución de los ingresos de los agricultores. En el cuadro 32 figura una comparación de dichos salarios. El salario agrícola que se indica en el cuadro 32 es el correspondiente a las labores de recolección, que es considerablemente más alto que los salarios que devengan los trabajadores contractuales empleados permanentemente, si bien estas cifras dan una idea aproximada de la relación que existe entre los salarios agrícolas y los industriales. Los salarios agrícolas se redujeron a niveles relativos sumamente bajos hacia 1930, fecha en que correspondían al 40 por ciento de los salarios industriales ; a partir de entonces comenzaron a aumentar hasta el período de postguerra, para llegar a constituir alrededor del 74 por ciento del promedio de salarios en la industria en 1956. Los cálculos sobre los ingresos totales de la mano de obra agrícola — que corresponden en términos generales al total de ingresos de las familias rurales — indican un aumento de unos 270 millones de coronas en 1938-1939 a 1.300 millones de coronas en 1956. El hecho de que la 102 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO CUADRO 32. — NORUEGA: SALARIOS MEDIOS EN LA AGRICULTURA, LA SILVICULTURA Y LA INDUSTRIA (1920-1956) (Coronas noruegas) Años 1920 1930 1940 1947 1953 1954 1955 1956 Tasa de salarios Tasa de salarios diarios en diarios en las la agricultura labores (labores invernales de de recolección, la silvicultura excluida la (excluida la manutención) manutención) 12,71 4,71 6,34 16,16 25,24 26,94 28,19 30,34 13,68 4,51 6,70 17,60 27,77 29,11 30,78 32,78 Promedio de ingresos diarios en todas las industrias 18,69 11,80 15,16 23,68 34,24 1 36,0o 1 38.00 1 40,9o 1 Fuentes: Cifras hasta 1947 obtenidas de Statistical Survey, 1948 (Central Bureau of Statistics, Oslo). Las cifras más recientes son las que figuran en Statistical Yearbook of Norway, 1957. 1 Salario de un día de ocho horas de trabajo calculado sobre la base de la ganancia horaria. agricultura hubiera aportado durante ese período su proporción habitual a la renta nacional (7 a 8 por ciento) constituye la prueba de que la población agrícola aumenta asimismo sus ingresos reales, ya que disminuyeron, al mismo tiempo, los efectivos de la mano de obra agrícola 1 . Sin embargo, la reducción de estos efectivos prosiguió durante este período, lo que indica que otros factores, como los concernientes a los niveles relativos de salarios e ingresos, también ejercieron su influencia en la movilidad de la mano de obra. Así, los principales factores que han influido sobre el ritmo de la movilidad de los trabajadores en la agricultura desde que acabó la última guerra mundial son la industrialización más intensa del país, la rápida mecanización de la agricultura y, hasta cierto punto, los cambios introducidos en el tipo de actividad agrícola de determinadas regiones, es decir, desde la producción de leche al cultivo de cereales. Tanto durante la última guerra como en el período de postguerra se registró en Noruega una situación de pleno empleo, e incluso en determinados sectores pudo observarse una escasez de mano de obra. Por otra parte, las grandes inversiones en nuevas industrias, la expansión de las instalaciones de energía hidroeléctrica y de la industria de la construcción son 1 La encuesta llevada a cabo por el Instituto de Economía Agrícola de Noruega acerca de las previsiones sobre ingresos reales de una muestra de agricultores demuestra un aumento del orden de un 56 por ciento de esos ingresos reales entre 1939-1940 y 1950-1951. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 103 también factores que han contribuido a proporcionar empleo a gran parte de las reservas de mano de obra agrícola. Además, el número de tractores en la agricultura ha aumentado de 3.000 en 1939 a 40.000 a fines de 1956, habiéndose triplicado asimismo el consumo de abonos durante el mismo período. Entre 1949 y 1956 aumentó en más de un 30 por ciento la superficie de tierras dedicadas al cultivo de cereales, mientras que al mismo tiempo disminuyó el número de explotaciones de este tipo de cultivo, ya que se concentró la producción de cereales en un número más limitado y más especializado de explotaciones agrícolas. Antes de la guerra no se utilizaban en absoluto las segadoras-trilladoras, mientras que en 1956 se contaba con cerca de 2.000 máquinas de este tipo. De igual importancia desde el punto de vista de la racionalización de la agricultura es el abandono de las regiones de baja productividad y la intensificación de los cultivos en las tierras más fértiles. La producción anual por trabajador agrícola es hoy un 50 por ciento más elevada que en la preguerra, lo que demuestra que la reducción de los efectivos de mano de obra agrícola ha coincidido con el progreso técnico. En este sentido, las modificaciones más significativas que han podido observarse son la substitución de la mano de obra por capitales más importantes que en épocas pasadas de escasez de trabajadores agrícolas, pudiendo afirmarse que los cambios introducidos recientemente tienen un carácter permanente. De esta suerte, la agricultura no constituirá, de ahora en adelante, un amortiguador en el mercado del empleo. Política gubernamental en materia de empleo agrícola Los citados cambios se han reflejado en la política agraria aplicada. Hasta la segunda guerra mundial se consideró a la agricultura como un sector económico que brindaba cierto grado de seguridad económica y como un factor de equiübrio durante los períodos de actividad económica fluctuante. De conformidad con este criterio, se establecieron, en fecha relativamente temprana, tarifas protectoras para todos los productos agrícolas, así como ventas garantizadas para toda la producción nacional de cereales a través del monopolio correspondiente del Estado. A pesar del ritmo relativamente rápido del desarrollo industrial, no se consideró en aquella época que la industria y el sector de los servicios pudieran ampliarse con la necesaria rapidez para absorber el creciente aumento de la mano de obra, punto de vista que al parecer confirmaron los períodos de desempleo por que atravesó la industria. En consecuencia, razones tanto de orden económico como social justificaron la aplicación de una política tendiente a parcelar las tierras. Así, hasta la primera guerra mundial, gran número de arrendatarios corrientes y de 104 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO arrendatarios que pagan el alquiler mediante prestación de servicios 1 adquirieron la propiedad de las explotaciones, y durante las primeras décadas del presente siglo se introdujeron programas de colonización agrícola, en parte para contrarrestar las grandes emigraciones a América. Estos programas continuaron aplicándose de diferente forma durante el período comprendido entre las dos guerras, principalmente para reducir el desempleo, lo que dio lugar sobre todo a un aumento de las pequeñas explotaciones agrícolas. Después de la segunda guerra mundial se registró un cambio fundamental en la política agraria; así, la consigna de «tierras para todos » fué substituida por el concepto de « explotación racional de las fincas ». Esta nueva política figura en las disposiciones de la ley agraria de 1955, que substituyó a la ley de 1928. Su objetivo expreso es el de utilizar más racionalmente las tierras laborables, aplicando para ello el principio de que la superficie de las explotaciones — tanto en las fincas existentes como en las nuevas explotaciones agrícolas — debe ser suficiente para garantizar ingresos razonables al agricultor y a su familia. A tales fines, en virtud de esta ley se concedieron al Estado derechos de prioridad en la compra de tierras y de expropiación de las mismas, estableciéndose al mismo tiempo los principios que reglamentan la redistribución de las tierras. Con estas disposiciones se trata de evitar una parcelación excesiva de las explotaciones y de crear un procedimiento para aumentar sus dimensiones. A este último respecto, poco se sabe todavía sobre la eficacia de la ley, debido al poco tiempo que viene aplicándose. Desde el punto de vista del empleo agrícola, mediante la aplicación de la nueva política quizás pueda lograrse, por lo menos teóricamente, una disminución del número de los agricultores a tiempo parcial y un aumento del número de los agricultores a tiempo completo, como resultado de la concentración parcelaria de las pequeñas explotaciones agrícolas. Contra este criterio puede argüirse que incluso una gran concentración parcelaria de este tipo no será suficiente para que las explotaciones agrícolas restantes tengan la superficie mínima necesaria para ocupar al agricultor plenamente. Aun en el supuesto de que se reduzca el número de las fincas, continuará registrándose probablemente una elevada proporción de agricultores a tiempo parcial. Por lo que se refiere a la producción y a los ingresos, el objetivo actual de la política agraria es el de que la agricultura debe satisfacer las necesidades del país en cuanto a productos tales como leche, mantequilla, 1 Este tipo de arrendatarios son trabajadores agrícolas que tienen derecho a explotar de por vida una pequeña finca, a cambio de lo cual han de trabajar un número determinado de días por año en la explotación agrícola principal. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 105 quesos, carne y huevos, así como una elevada proporción de las necesidades de frutas y legumbres y una proporción razonable de las necesidades de cereales. Por otra parte, además de las subvenciones para mejorar las condiciones en la agricultura, se han concedido subsidios relativamente altos para el consumo a fin de mantener los precios de los artículos alimenticios a niveles razonables. Así, la aplicación de esta política ha. protegido, en forma directa e indirecta, la producción agrícola nacional, que en 1953-1956 fué alrededor de un 20 por ciento más elevada que la registrada durante el período comprendido entre las dos últimas guerras, y que actualmente satisface aproximadamente el 60 por ciento de todas las necesidades de productos alimenticios, teniendo en cuenta que la población ha aumentado entre 1938 y 1956 en un 17 por ciento. Sin embargo, queda aún por resolver el problema de coordinar en forma equilibrada estas medidas con el objetivo a largo plazo de fomentar la organización de la agricultura en forma más racional desde el punto de vista del rendimiento. Así, se está actualmente procediendo a la revisión de la política agraria para reducir las subvenciones de los precios y aumentar los fondos destinados a las inversiones a largo plazo para aumentar la productividad en la agricultura. SUECIA Suecia, al igual que Noruega, es un país de explotaciones agrícolas y bosques. En 1951, la superficie total de tierras labrantías era de 4,4 millones de hectáreas, de las cuales 3,7 millones de dedicaban a cultivos y 0,7 millones a pastos. Además, los agricultores suecos poseen un total de 10 millones de hectáreas de bosques, lo que representa un capital muy importante. Evolución de la población agrícola activa Los efectivos de la población agrícola aumentaron hasta 1880, p a r a disminuir desde entonces a un ritmo acelerado. En 1940, el 34 por ciento de la población total vivía aún de la agricultura, de la silvicultura y de la pesca; esta proporción descendió al 25 por ciento en 1950, lo que demuestra la gran rapidez del ritmo de las migraciones — mucho más rápido que en cualquier otro país europeo —. Esta evolución puede advertirse en el cuadro 33. La evolución de la población agrícola activa presenta tendencias similares. Hasta 1930, sus efectivos disminuyeron en 40.000 unidades cada diez años. Desde 1930 a 1940 y desde 1940 a 1950 el número de trabajadores disminuyó aproximadamente en 200.000, de los cuales la 106 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO CUADRO 33. — SUECIA: DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN POR RAMAS DE ACTIVIDAD (1900-1950) (En millares) Añoss 1900 1910 1920 1930 1940 1945 1950 Agricultura, silvicultura y pesca Otras ramas de actividad Población total Porcentaje de la población agrícola 2.828 2.697 2.596 2.417 2.162 1.995 1.729 2.308 2.825 3.308 3.725 4.209 4.679 5.313 5.136 5.522 5.904 6.142 6.371 6.674 7.042 55 49 44 39 34 30 25 Fuente: Census of the Population in 1950, VI, Total Enumeration (Central Bureau of Statistics, Estocolmo, 1955), pág. 9. mayor parte fueron mujeres durante la primera década y hombres durante la segunda, La proporción de los efectivos de la población agrícola propiamente dicha con respecto a la mano de obra total era el 47 por ciento en 1910, pero descendió al 18 por ciento en 1950, lo que se advierte claramente en el cuadro 34. CUADRO 34. — SUECIA: EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA (1910-1950) (En millares) Población agrícola activa Año 1910 1920 1930 1940 1950 Total de la población económicamente Hombres activa 2.116 2.565 2.872 2.966 3.105 741 701 675 624 488 Mujeres Total Porcentaje del total de la población activa 252 244 235 99 52 993 945 910 723 540 47 36 31 24 18 Fuentes: Las cifras hasta 1940 proceden de G. TIEDBERG: «Developments in Agriculture since the First World War », en Quarterly Review (Skandinaviska Banken, Estocolmo), 1944, num. 4. Las cifras para 1950 proceden del Census of the Population in 1950, op. cit., pág. 87. Las de la población activa correspondiente al período 1910-1940, de «La población trabajadora del mundo», publicado en Revista Internacional del Trabajo (O.I.T., Ginebra), vol. LUI, num. 5, mayo de 1956, pág. 571. La población agrícola activa está formada principalmente por los agricultores. En 1910, el número de trabajadores de esta categoría ascendía aproximadamente a 400.000 (de los cuales 40.000 eran mujeres) y representaba el 40 por ciento del total de la población agrícola activa. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 107 Esta categoría tiene relativamente escasa movilidad y sus efectivos descendieron en 1950 a aproximadamente 330.000, lo que constituía un 60 por ciento del total de los trabajadores agrícolas. En segundo lugar por su importancia figuran los trabajadores familiares, cuyo número era de 367.000 en 1910 y 95.000 en 1950. Los agricultores y los trabajadores familiares representaban en conjunto aproximadamente el 77 por ciento del total de la mano de obra agrícola en 1910, pero su proporción aumentó ligeramente hasta alcanzar el 79 por ciento en 1950. El número de asalariados ha disminuido en menor grado que el de trabajadores familiares: en 1910 era de 220.000 (de los cuales solamente 30.000 mujeres) y en 1950 descendió a 100.000. Las mujeres que figuraban en esta categoría abandonaron, casi todas, las labores agrícolas entre 1930 y 1940, ejemplo que fué seguido por los hombres principalmente desde 1940. En el censo de 1950 tan sólo figuraban 6.000 mujeres entre los asalariados agrícolas. Las cifras del cuadro 34 no indican directamente la cantidad efectiva de trabajo destinada a la producción agrícola, ya que las esposas de los agricultores no se incluyen en la población económicamente activa. Sin embargo, no cabe duda de que las esposas de los agricultores constituyen un elemento muy importante en la mano de obra de muchas explotaciones agrícolas suecas, y que tal vez representaron un factor de equilibrio durante el período en que los efectivos de las restantes categorías de trabajadores disminuyeron. Las encuestas sobre la mano de obra agrícola realizadas durante los últimos años por la Oficina Central de Estadística arrojaron los resultados que se ven en el cuadro 35. C U A D R O 35. — SUECIA: CLASIFICACIÓN P O R CATEGORÍAS D E LAS PERSONAS M A Y O R E S D E 15 AÑOS E M P L E A D A S E N LA A G R I C U L T U R A (1951-1957) (En millares) Años 1951 1952 1953 1954 1955 1956 1957 1 . . . Trabajadores familiares Asalariados permanentes Temporeros Todas las categorías Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Total 370 344 329 323 314 305 302 304 278 258 251 271 232 227 66 62 59 53 50 45 42 23 20 18 13 11 10 8 69 45 35 29 28 28 29 36 20 18 17 12 15 15 505 451 423 405 392 378 373 364 318 294 281 264 257 250 869 769 717 686 656 635 623 Fuente: L. JURÉEN y H. JOHANSSON: «Arbetsvolymen och producti vi teten i jordbruket», en Jordbruksekonomiska Meddelanden (Statens Jordbruksnämnd, Estocolmo), vol. XX, núm. 8, agosto de 1958. 1 A1 1.° de junio. 108 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO Desde 1951 a 1955 el número de trabajadores agrícolas disminuyó a un promedio de más del 5 por ciento cada año, comparado con el 3-4 por ciento durante el período 1945-1950. Durante los últimos años, la categoría de asalariados ha tenido mayor movilidad que la de los trabajadores familiares (comprendidos los agricultores). Entre 1951 y 1957 los efectivos de trabajadores familiares disminuyeron en 3,3 por ciento cada año, los de los asalariados permanentes en 7,2 por ciento y los de los jornaleros en 12,6 por ciento. Se presume que los efectivos de la mano de obra agrícola continuarán disminuyendo rápidamente. Según una reciente evaluación 1, en 1965 no habrá más que 300.000 hombres y 200.000 mujeres en los grupos de edad activa, mientras que en 1945 las cifras correspondientes eran 655.000 y 520.000; lo que significa que a lo largo de 20 años la reducción total habrá sido del 60 por ciento. Actividades agrícolas a tiempo parcial Cierto número de explotaciones suecas son demasiado pequeñas para emplear permanentemente a una familia campesina. Las explotaciones agrícolas de menos de diez hectáreas de tierra cultivable no son lo suficientemente grandes para proporcionar ingresos equiparables a los de los trabajadores de los restantes sectores económicos tales como los define la política del Gobierno. En 1950, de los 380.000 agricultores tan sólo 96.000 poseían más de diez hectáreas de tierra cultivable. Por consiguiente, la mayor parte de los agricultores y de los trabajadores rurales no pueden sustraerse a la atracción que ejercen sobre ellos los empleos no agrícolas. De todos modos, como las explotaciones agrícolas suecas cuentan, por lo general, con cierta extensión en bosques y las familias campesinas obtienen una parte importante de sus ganancias de la silvicultura, los escasos ingresos agrícolas no son exclusivamente el motivo que impulsa a los campesinos a buscar otros empleos. Pero aun teniendo en cuenta las ganancias que proporciona la silvicultura, existe todavía un gran número de explotaciones demasiado pequeñas para ofrecer a los campesinos un pleno empleo o asegurarles unos ingresos normales, como lo demuestra la elevada proporción de trabajadores agrícolas que realizan actividades a tiempo parcial en otros sectores de la economía, cuyo número, de acuerdo con el censo de 1945, era de 115.700, 70.000 de los cuales estaban empleados principalmente en la agricultura; el resto se dedicaban a las faenas agrícolas solamente a tiempo parcial. La silvicultura, seguida de la industria y de la artesanía, 1 C. E. ODHNER : Jordbruket vid full sysselsättning (Kooperativa förbundets bokförlag, Estocolmo, 1953). PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 109 proporcionan a los agricultores los principales empleos complementarios, que tienen una importancia probablemente mayor que la que se puede deducir de los datos que figuran en el censo. Según un estudio sobre la contabilidad de las explotaciones agrícolas, el 15 por ciento de los ingresos de los agricultores no proceden de la agricultura ni de la silvicultura. En las explotaciones pequeñas, de dos a cinco hectáreas, de Suecia septentrional, esta proporción alcanza el 38 por ciento. En las explotaciones de mayor extensión del centro del país oscila entre el 6 y el 20 por ciento, y en el Sur es insignificante. Actualmente, se estima por lo general que la combinación de la agricultura y la silvicultura con otra ocupación no es compatible con las necesidades de mano de obra de las empresas modernas. Incluso los empleos estacionales y los empleos complementarios a tiempo parcial tradicionales (tales como determinadas clases de trabajo en la construcción, los trabajos de conservación, la explotación forestal y los trabajos en los aserraderos) requieren hoy en día trabajadores calificados contratados en forma permanente debido a la mecanización del trabajo y a la producción en gran escala. Por ello cada vez es más difícil que los agricultores compaginen las faenas agrícolas con un empleo a tiempo parcial 1 . Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores El principal factor que determina el ritmo de la migración es el aumento del volumen del empleo en la industria, donde la demanda de nuevos trabajadores ha sido cada vez mayor desde 1920 a 1930, tendencia que ha seguido observándose desde entonces, con la excepción de una ligera recesión a principios de la década 1930-1940. Además, los salarios en Suecia son actualmente más elevados que en ningún otro país europeo y el continuo aumento de los ingresos procedentes del trabajo en la industria ha ejercido una gran atracción sobre la mano de obra rural. Los efectos de los factores de repulsión se han advertido principalmente en las explotaciones de dos a diez hectáreas, cuya superficie es insuficiente, a pesar del rápido aumento de la productividad del trabajo en la agricultura, para asegurar un nivel de vida adecuado, de acuerdo con las normas actuales, ya que dicho nivel de vida ha aumentado. 1 O. GULBRANDSEN : Strukturomvandlingen i Jordbruket (Industriens Utredningsinstitut, Estocolmo, 1957), pág. 162. El autor se refiere en este estudio al « período de espera » por el que pasan los hijos de los agricultores de las pequeñas explotaciones antes de suceder a sus padres en la dirección de las mismas y durante el cual aceptan empleos no agrícolas. Esta práctica interrumpe el contacto cotidiano con las faenas del campo y disminuye su capacidad e interés por este género de trabajo. 110 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO A pesar de la rápida mecanización de la agricultura, los factores de repulsión no tuvieron una gran importancia hasta 1950. La producción agrícola continuó aumentando hasta 1950, época en que era superior en un 15 por ciento al nivel medio a que se mantuvo entre 1935 y 1939; entre 1955 y 1957 fué algo inferior al nivel de principios de 1950. Los precios de los productos agrícolas han tendido a aumentar después de la guerra, si se exceptúa la ligera baja registrada en 1948 y en 1953-1955. El incremento del costo de la explotación hizo que desde 1952 a 1956 disminuyeran ligeramente los ingresos totales agrícolas ; además, existen pruebas que demuestran que durante este período intervinieron, en cierto grado, los factores de repulsión como consecuencia de la mecanización del trabajo y de los esfuerzos desplegados para reducir los gastos de mano de obra. Desde 1945 la mecanización ha sido muy rápida y el número de tractores (20.000 en 1945) pasó a ser de 120.000 en 1956. Las evaluaciones al respecto demuestran que la producción agrícola total aumentó mucho más rápidamente desde 1921 hasta 1938 (1,7 por ciento por año) que entre 1938 y 1953 (0,6 por ciento por año). Durante los mismos períodos el incremento anual de la producción industrial fué de 6,1 y 3,4 por ciento respectivamente. El incremento anual de la producción agrícola por hora de trabajo admite una comparación más favorable con el de la industria, ya que el primero fué de 2,6 y 3,2 por ciento y el segundo de 2,9 y 3,4 por ciento, respectivamente, para cada rama de actividad durante los mismos períodos *. Ingresos relativos Hacia 1860, cuando más del 70 por ciento de la población estaba empleada en la agricultura, la silvicultura y la pesca, la contribución de dichas actividades a la renta nacional representaba aproximadamente el 45 por ciento; en 1900, el 55 y el 34 por ciento respectivamente. Estas cifras eran respectivamente el 44 y el 24 por ciento en 1920 y el 39 y el 14 por ciento en 1930 2. Entre 1930 y 1940 los ingresos agrícolas propiamente dichos representaban el 10 por ciento de la renta nacional, proporción que permanecería invariable hasta 1950, año en que empezó a decrecer. En esta época el producto bruto por trabajador en la agricultura era aproximadamente la mitad que el de los trabajadores de todos los sectores de la 1 O. ZETTERBERG y L. JURÉEN: « Arbets — och produktionvolymen i jordbruket» en Jordbruksekonomiska Meddelanden (Statens Jordbrucksnämnd, Estocolmo), vol. XVIII, num. 1, enero de 1956, págs. 3-8. 2 E. LINDAHL, E. DAHLGREN y K. KOCK: National Income of Sweden, 1861-1930, primera parte (Estocolmo, 1937), pág. 234, cuadro 48. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 111 economía reunidos. En 1951 la producción agrícola bruta representaba el 8,4 por ciento del producto nacional bruto, mientras que en 1955 dicha cifra era solamente el 6,6 por ciento 1. Como no se dispone de cifras para conocer el volumen del producto nacional neto por rama de actividad, no se puede comparar la producción sueca con la de otros países desde el punto de vista de la relación del producto por trabajador en los distintos sectores de la actividad económica. Sin embargo, las cifras que se han incluido en este capítulo permiten afirmar que entre 1930 y 1950 el producto neto por trabajador ha aumentado ligeramente en la agricultura, en relación con el resto de la economía, y que dicha situación no ha variado probablemente durante los últimos años. El aumento registrado hasta 1950 se debió al incremento de la producción y a la reducción de los efectivos de la mano de obra agrícola; este factor es el que ha permitido mantener la estabilidad durante los últimos años. Al evaluar dichos cálculos sobre la relación de los ingresos medios, convendría tener en cuenta que el 80 por ciento de los agricultores suecos poseen una determinada extensión de bosque y que los beneficios que de ello obtienen, así como los ingresos que les proporcionan los empleos no agrícolas a tiempo parcial, no se incluyen en el producto bruto de la agricultura. En 1955, los ingresos procedentes de la silvicultura se estimaron aproximadamente en 1.500 millones de coronas, es decir, más del 50 por ciento del producto agrícola (2.600 millones de coronas). Los libros de contabilidad de los agricultores (en los casos en que los llevan) indican que el 20 por ciento de sus ingresos totales proceden de la explotación forestal y que el 15 por ciento está formado por los ingresos no agrícolas. Efectos del desplazamiento de los trabajadores Una de las principales consecuencias de la reducción de los efectivos de mano de obra agrícola ha sido la disminución del número de explotaciones. El número de explotaciones empezó a disminuir a partir de la primera guerra mundial, pero tal disminución se limitaba hasta la segunda guerra mundial a las explotaciones de menos de 5 hectáreas. Después, la disminución ha sido cada vez más rápida y ha comprendido las explotaciones de 5 a 10 hectáreas. Desde 1944 a 1951 han desaparecido en Suecia 35.000 explotaciones agrícolas, de las cuales 16.000 tenían de 2 a 10 hectáreas. En 1950 había un total de 380.000 parcelas, de las cuales 98.000 (generalmente no independientes) tenían menos de 2 hectáreas, 1 UNITED NATIONS FOOD AND AGRICULTURAL ORGANIZATION y ECONOMIC COM- MISSION FOR EUROPE: Output, Expenses and Income of Agriculture in Some European Countries, tercer informe, 1952-1955 (Ginebra, 1958), pág. 160. 112 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO 187.000 entre 2 y 10 hectáreas y 96.000 más de 10 hectáreas 1 . Entre 1951 y 1956 el número de explotaciones disminuyó aún en 52.000 unidades 2, de las cuales 17.500 tenían de 2 a 10 hectáreas y la mayor parte de las restantes menos de 2 hectáreas. Teniendo en cuenta la distribución de los agricultores en grupos de edad y la edad previsible de retiro, el ritmo del reclutamiento y de la migración de jóvenes trabajadores y el número probable de personas procedentes de otros sectores de la economía que se incorporen a la agricultura, se ha calculado que hasta 1970 cada año serán necesarios 6.000 nuevos agricultores, cuyo número en dicha fecha será de 210.000, comparado con los 330.000 de 1950 3 . La disminución del número de explotaciones provocará muy probablemente un aumento considerable de su superficie media. Política gubernamental en materia de empleo agrícola La política agraria sueca en lo que va de siglo es parecida a la noruega. Hasta la década 1930-1940 se toleró la parcelación de las explotaciones e incluso se la fomentó en cierto modo, en virtud de medidas destinadas a favorecer la colonización de las tierras y a dar facilidades de crédito a las personas que quisieran convertirse en propietarios. Sin embargo, desde entonces ha variado el criterio sobre la superficie que se considera adecuada para las explotaciones agrícolas; en 1937 se restringió el derecho de parcelación y en 1940 se revisó el plan de colonización con objeto de crear explotaciones cuya superficie garantice un mínimo de rendimiento económico. En 1947 se inició una política a largo plazo de racionalización de la agricultura cuyos principios generales eran: evitar las pérdidas en las ventas de excedentes en el mercado exterior, mantener el volumen de la producción agrícola a un nivel determinado por razones de seguridad nacional y lograr como objetivo a largo plazo que la producción de alimentos cubriese el 90 por ciento de las necesidades del país. Se trataba además de conseguir que los ingresos agrícolas fuesen lo suficientemente elevados para permitir que los trabajadores agrícolas alcanzasen el mismo nivel de vida de los trabajadores empleados en las otras ramas de la actividad económica y garantizarles una participación adecuada en todo aumento futuro de la renta nacional. Este objetivo se consideraría logrado cuando los ingresos procedentes del trabajo de los agricultores 1 Se trata en este caso de las tierras labrantías y no se incluyen los pastizales ni los bosques. 2 K. ANDERSSON: Landsbygden och framtiden Qliksförbundet Landsbygdens Folk, Estocolmo, 1958), págs. 46 y 49. Parte de esta disminución se debe a la distinta clasificación de las explotaciones en una y otra fecha. 3 GULBRANDSEN: Strukturomvandlingen i Jordbruket, op. cit. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 113 y de los trabajadores familiares en las explotaciones de 10 a 20 hectáreas de tierras cultivadas — debidamente administradas — alcanzasen el mismo nivel que los salarios de los trabajadores empleados en tareas equivalentes en los distritos rurales 1 . La política del Gobierno también pretendía establecer una nueva distribución de los ingresos agrícolas que favoreciese a los pequeños agricultores, pero era aplicada de suerte que no comprometiese las restantes medidas a largo plazo destinadas a mejorar la estructura agraria 2 . Por lo que se refiere a la mano de obra, el objetivo fijado fué reducir sus efectivos siempre que se presentasen oportunidades de empleo, de acuerdo con las necesidades de la economía en los restantes sectores de actividad. La racionalización de la agricultura — es decir, la mejora de los métodos de trabajo y de administración de las explotaciones — fué una consecuencia de la elevación de los ingresos y del nivel de vida. Por lo que se refiere a las explotaciones de menos de 10 hectáreas, el objetivo perseguido era favorecer la agrupación de las explotaciones desocupadas con otras pequeñas propiedades agrícolas. Las transferencias de tierra fueron sometidas a la aprobación oficial y el Estado adquirió un derecho de prioridad para la compra de toda explotación desocupada, del que podía hacer uso para agrupar las parcelas vacantes con las explotaciones vecinas. Esta política refleja la transformación operada en la agricultura, cuya importancia en la economía no es la misma que la que tenía en el período comprendido entre las dos guerras mundiales, época en la que el objetivo del Gobierno era incrementar al máximo el volumen del empleo agrícola. Hoy se sigue el criterio de utilizar de la manera más productiva los recursos nacionales, incluida la mano de obra, y los principales esfuerzos se concentran en la mejora de las condiciones de vida de la población rural y en la adaptación de la agricultura a unos efectivos de mano de obra menos numerosos. Aunque el aumento de la productividad del trabajo registrado desde la iniciación de esta política constituye la prueba del notable éxito obtenido por la racionalización de la agricultura, la política del Gobierno ha sido criticada recientemente so pretexto de que las medidas adoptadas no habían tenido un alcance bastante amplio. Se ha objetado que las condiciones de la producción agrícola, la demanda probable de productos alimenticios y las perspectivas de aumentar la productividad del trabajo 1 Se considera que este nivel ha sido alcanzado en 1952-1953. Al respecto, véase ORGANISATION FOR EUROPEAN ECONOMIC COOPERATION: Agricultural Policies in Europe and North America @>aris, 1956), pág. 207. 2 Actualmente se efectúan pagos a-los pequeños agricultores. Pero esto sólo mientras viva el actual propietario. Según las regiones, también se conceden subsidios a la producción lechera. 114 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO en la agricultura, teniendo en cuenta las posibilidades de la evolución normal del empleo y de la productividad en los restantes sectores, exigen, desde un punto de vista estrictamente económico, una adaptación más exacta del volumen de la producción agrícola a las necesidades reales de la demanda nacional y una concentración mucho más intensa de las pequeñas explotaciones agrícolas x . Otros autores han señalado que la disminución del número de explotaciones que ha tenido lugar durante los últimos años se debe principalmente a la relación que existe entre el costo y los precios en la agricultura, comparada con la de otros sectores de la economía ; que la nueva política del Gobierno apenas si ha tenido efectos sobre la estructura agraria y que las consecuencias que ha producido sobre los ingresos pueden incluso haber retardado ligeramente la concentración parcelaria 2. No cabe duda de que la transformación de la estructura agraria ha entrado en una nueva fase. Hasta ahora, la reducción de los efectivos de mano de obra agrícola no implicaba necesariamente una modificación radical de la estructura agraria. Sin embargo, actualmente el número de explotaciones atendidas por una sola persona aumenta continuamente. En la mayor parte de los casos, las posibilidades de aumentar en ellas los ingresos y el volumen del empleo mediante nuevas inversiones son reducidas, y al mismo tiempo, la combinación del cultivo de la tierra con otros trabajos resulta cada vez más difícil. La rápida disminución del número de trabajadores y de explotaciones agrícolas, prevista para los próximos años, impedirá el normal desarrollo de la vida social en numerosas comunidades rurales. Es probable que las pequeñas industrias resulten inadecuadas para mantener a un nivel constante los ingresos y el volumen del empleo en el campo. Determinados especialistas estiman que las explotaciones forestales no ofrecerán suficientes posibilidades de empleo complementario porque su extensión es demasiado pequeña para ser explotadas racionalmente. Se ha pretendido 3 que la solución de este problema depende de los planes locales y regionales y de la concentración de la agricultura en las regiones donde los recursos naturales y las posibilidades de empleo complementario sean más favorables. La íntima relación existente entre la agricultura y la silvicultura — características tan notables de la economía rural de Noruega, de Suecia y de Finlandia — tiene una importancia primordial para la evolución futura del empleo. Suponer que en estos países la agricultura y la silvicultura constituyen dos actividades distintas es una idea errónea, 1 ODHNER: Jordbruket vid full sysselsättning, op. cit. 2 GULDBRANSEN, Op. Cit. ODHNER, op. cit. 3 PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 115 tanto desde el punto de vista de la movilidad profesional como desde el de la administración de las explotaciones o el de la utilización racional de la mano de obra. Los principios del rendimiento continuo en la silvicultura, o en la explotación forestal, se aplican progresivamente a los bosques pertenecientes a los agricultores, y como a veces, por su reducida superficie, no pueden mejorarse fácilmente los métodos de explotación, el sistema de cooperativas —• que permite agruparlas en amplias extensiones — se impone gradualmente. Tanto en Suecia como en Noruega, las tierras actualmente baldías podrían convertirse en terrenos productivos gracias a la repoblación forestal. En el pasado, los economistas y los políticos apenas se han preocupado de la explotación agrícolaforestal, que constituía la unidad tipo sobre la que se basaba la economía, y han considerado generalmente que la agricultura y la silvicultura eran dos actividades distintas. Por lo que se refiere a las inversiones y a las necesidades de mano de obra futuras, toda política de fomento rural deberá tener en cuenta la íntima relación de la agricultura con la silvicultura. REINO UNIDO En el Reino Unido, la proporción de trabajadores dedicados a actividades agrícolas es mucho más reducida que en cualquier otro país. Así, en agosto de 1955, solamente el 4 por ciento de los efectivos totales de la población económicamente activa se dedicaban a faenas agrícolas. Esta pequeña proporción es el resultado de la precoz industrialización del país y del hecho de que importa tradicionalmente sus abastecimientos alimenticios, aunque puede atribuirse también en parte a la situación de inferioridad social y económica del trabajador agrícola, que en tiempos pasados se benefició escasamente de la prosperidad en la agricultura y fué quien más sufrió de la crisis en ese sector de la economía. Evolución de la población agrícola activa El prolongado movimiento migratorio de la población rural a las ciudades se aceleró particularmente en la segunda mitad del siglo xvín, durante el período que definen en general los historiadores como « revolución industrial », es decir, en una época en que eran todavía muy reducidas las cifras totales de la población, pese al rápido crecimiento demográfico. En la primera mitad del siglo xix, la población agrícola aumentó lentamente, mientras que la población total se duplicó, y el Reino Unido ya era un país muy industrializado hacia 1851, fecha en que solamente una cuarta parte de la cifra total de trabajadores mayores de 20 años se encontraban ocupados en la agricultura, de 116 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO suerte que incluso hace ya un siglo la mano de obra agrícola se había reducido a las cifras que actualmente caracterizan la estructura económica de los países desarrollados. La reducción en cifras absolutas de los trabajadores agrícolas se inició ya en época muy temprana, esto es, en el período de prosperidad de la agricultura y de rápida expansión industrial de mediados del siglo xix. A partir de 1875 —• fecha en que se experimentaron plenamente por primera vez los efectos de la competencia que ejercían los abastecimientos alimenticios de ultramar — hasta 1940, la agricultura del Reino Unido fué un sector económico en crisis, excepción hecha de un breve período de properidad registrado durante la primera guerra mundial. En efecto, en los últimos 25 años del siglo xix se redujo radicalmente la demanda de mano de obra en la agricultura, descendiendo consecuentemente los salarios, y las tierras labrantías se dedicaron al cultivo de pastos, en tanto que la intensificación de la mecanización de la agricultura también redujo las cifras de empleo. Sin embargo, se registraron algunas mejoras con motivo del aumento de precios que tuvo lugar en los primeros años del presente siglo, aunque en el período comprendido entre las dos últimas guerras, es decir, el período llamado de agricultura de pastoreo, continuó disminuyendo la superficie de tierras laborables y la tracción mecánica fué gradualmente sustituyendo los aperos de tracción animal. Hasta 1940, el volumen total de la producción agrícola permaneció por debajo del que existía en 18701. Hasta la segunda guerra mundial continuaron disminuyendo las cifras absolutas de los trabajadores agrícolas, mientras que proseguía el rápido aumento de las cifras totales de la mano de obra. Hacia fines del siglo pasado, la proporción de trabajadores agrícolas respecto de los efectivos totales de la población activa se había reducido a un 9 por ciento; en 1931, a un 6 por ciento, y en 1951, a un 5 por ciento. El cuadro 36 muestra estos cambios. Del cuadro 36 puede colegirse que el ritmo de disminución de las cifras absolutas de la mano de obra agrícola entre 1881 y 1951 no fué muy rápido; en efecto, estas cifras se redujeron en un 30 por ciento, aproximadamente. Dado que la proporción de los efectivos totales de mano de obra en la agricultura ya era reducida y que el número total de trabajadores del país aumentó rápidamente durante el período de referencia, los movimientos migratorios de las regiones rurales a los centros urbanos no constituyeron una fuente importante de engrosamiento de los efectivos totales de mano de obra durante dicho período, 1 E . M. OJALA: Agriculture and Economic Progress (Oxford University Press, Oxford, y Geoffrey Cumberledge, Londres, 1952), pág. 209. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 117 CUADRO 36. — REINO U N I D O : DISTRIBUCIÓN D E LA POBLACIÓN ACTIVA POR R A M A D E ACTIVIDAD ECONÓMICA (1881-1951) (En millares) Porcentaje de la población activa Población activa Años 1881 1891 1901 1911 1921 1931 1951 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Agricultura Industria Servicios Total Agricultura Industria Servicios 1.638 1.582 1.358 1.550 1.381 1.258 1.116 6.372 7.176 7.185 9.023 9.142 9.717 11.086 4.785 5.888 6.851 7.269 8.236 9.919 10.281 12.795 14.646 15.394 17.84211 18.759 20.8941 22.4821 13 11 9 9 7 6 5 50 49 47 51 49 47 49 37 40 44 40 44 47 46 Fuente : « La población trabajadora del mundo », op. cit. 1 Excluidas « las personas que no se definen adecuadamente » o « las personas desempleadas », o ambas categorías, y las « que tratan de colocarse por vez primera ». y, por otra parte, el número de personas que abandonaron la agriculcultura fué demasiado insignificante como para influir sobre el nivel de los salarios e ingresos en otras ocupaciones. Así, a pesar de que se considera al Reino Unido como el ejemplo clásico de país que se ha beneficiado por el éxodo rural como resultado del desplazamiento de trabajadores hacia ocupaciones más productivas, la influencia de los movimientos migratorios del campo a las ciudades en el desarrollo económico del país durante el pasado siglo ha sido mucho menos importante de lo que pudiera suponerse, habida cuenta de la actual estructura profesional concentrada en los centros urbanos. Por otra parte, al cambiar de profesiones, los trabajadores no han tropezado con las grandes dificultades de adaptación que pueden surgir en función de las diferentes condiciones demográficas, como ha ocurrido en Francia, país en donde el prolongado proceso de declinación de una mano de obra agrícola relativamente más importante, coincidiendo con una paralización casi absoluta del crecimiento demográfico, ha dado lugar a una reducción de los salarios y de los ingresos en otras ocupaciones, especialmente en el sector de los servicios, que presenta un exceso de personal. A diferencia de Francia, el problema del éxodo rural en el Reino Unido, en tanto que proceso migratorio a largo plazo, no ha consistido en la dificultad para los trabajadores de colocarse en otras profesiones, a pesar de que este problema se planteó en los primeros años de la década 1880-1890 y nuevamente durante los primeros años de la década 19301940. Efectivamente, el verdadero problema consistió en el método utilizado para transferir esta mano de obra, y a pesar de que la reducción 118 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO de los trabajadores agrícolas fué un fenómeno necesario, dada la posición que ocupaba el Reino Unido como país exportador de equipo industrial, el empeoramiento continuo de las condiciones de vida del trabajador agrícola difícilmente se justifica como una necesidad ineludible del desarrollo económico. En ese sentido, los movimientos migratorios fueron beneficiosos porque constituyeron una solución relativa del problema, aunque puede afirmarse que muchos de los factores que contribuyeron al empeoramiento de los niveles de vida en las regiones rurales se debían más bien a una negligencia en materia de política social que al propio progreso económico. Del millón de personas de ambos sexos ocupadas en la agricultura en 1957, alrededor de 750.000 eran trabajadores y trabajadoras contractuales, estando constituido el resto por agricultores o miembros de sus familias. La composición de la mano de obra agrícola del Reino Unido se diferencia de la de los otros países incluidos en el presente capítulo en que existe un predominio de trabajadores contractuales y en que las trabajadoras desempeñan un papel poco importante. Durante los últimos 60 años, el número de agricultores ha permanecido casi inalterado y los trabajadores contractuales han representado el elemento principal en los movimientos migratorios. Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores El principal factor que ha determinado los movimientos migratorios en el período de 1875-1939 ha consistido en la reducción ininterrumpida del número de empleos agrícolas, lo que dio por resultado la caída vertical de los niveles de salarios en este sector de la economía en comparación con los salarios de la industria. Entre 1850 y 1938, las tasas de los salarios agrícolas en el Reino Unido permanecieron estabilizadas a un nivel que correspondía aproximadamente al 50 por ciento de los salarios devengados en la industria, e incluso si se ajustan estas cifras en función de las diferencias de precios entre las regiones rurales y los centros urbanos, este dato comparativo no se altera mayormente *. Durante el período comprendido entre las dos últimas guerras, pese a que se aplicaron las disposiciones legislativas de 1924 relativas a los salarios mínimos para los trabajadores agrícolas, fueron muy escasas las mejoras que se registraron en las tasas de tales salarios. Sin embargo, ésta no fué la única causa de los movimientos migratorios, pues también contribuyeron a ello las malas condiciones de la 1 J . R. BELLERBY: «Distribution of Farm Income in the United Kingdom, 18671938 », en Journal of Proceedings of the Agricultural Economics Society, vol. X, num. 2, febrero de 1953, pág. 135. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 119 vivienda, la situación inestable del empleo, y la carencia de medios de previsión social 1 . Comparado con el trabajador urbano, el peón agrícola del siglo xix estaba reducido a una situación de verdadera degradación social. Otra gran desventaja que tenía el trabajador agrícola — sobre la que han insistido numerosos autores — era la imposibilidad en que se encontraba de adquirir o arrendar una finca. A este respecto, uno de los autores del Reino Unido más eminentes en la materia 2 consideró incluso que « la falta de oportunidad para independizarse económicamente » fué una de las principales causas del éxodo rural. El principal objeto de la ley de 1908 sobre pequeñas propiedades agrícolas, así como de la legislación promulgada posteriormente, consistía en facilitar los medios necesarios para que el trabajador agrícola pudiera adquirir una de esta propiedades, y aunque algunos de estos trabajadores pudieron acogerse a las disposiciones previstas en estas leyes, han sido en realidad pocas las personas que se beneficiaron de esta medidas, habiendo constituido la falta de capital el principal obstáculo para iniciar las labores agrícolas por cuenta propia. Una de las principales consecuencias de la temprana reducción de los efectivos de mano de obra agrícola en el Reino Unido se debe al hecho de que este país posee una superficie más extensa de tierras laborables que cualquier otro país de Europa continental. Durante estos últimos 70 años han sido escasos los cambios observados en la distribución de las explotaciones agrícolas según su importancia 3 , distribución que en 1951 era la siguiente, excluidas las explotaciones de menos de 5 acres : 5-49 acres, 53 por ciento ; 50-99 acres, 20 por ciento ; 100-299 acres, 23 por ciento, y 300 o más acres, 4 por ciento. Por otra parte, se ha registrado un aumento de la proporción de explotaciones que emplean mano de obra contractual. En la actualidad, el 60 por ciento de todas las explotaciones agrícolas de Inglaterra y Gales no emplean mano de obra de este tipo, y en el 46 por ciento de todas las fincas la mano de obra la forman exclusivamente el agricultor y su esposa. Solamente el 5 por ciento de todas las explotaciones — cuya cifra se eleva a 18.600—• emplean regularmente a 5 o más trabajadores. En consecuen1 Las condiciones que existían en Devonshire se resumieron en un informe oficial de 1919 en la siguiente forma: « 1) Malas condiciones de vivienda; 2) duración interminable del trabajo; 3) días de trabajo sin descanso; 4) salarios bajos; 5) mala alimentación; 6) falta de calzado y ropa adecuados, y 7) desánimo de los trabajadores para lograr mejores condiciones de vida. No parece que quepa esperar ningún cambio para que el peón agrícola mejore de situación. » Citado por J. SAVILLE en Rural Depopulation in England and Wales (Londres, 1957), pág. 201. 2 Sir Daniel Hall, citado por SAVILLE, op. cit., pág. 20. 3 J. R. RAEBURN : « Agricultural Production and Marketing », en The Structure of British Industry, compilado por D. BURN (Cambridge University Press, Cambridge, 1958), pág. 3. 120 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO eia, únicamente un número reducido de trabajadores agrícolas de unas pocas explotaciones tienen la posibilidad de mejorar su condición social. Así, aproximadamente las tres cuartas partes de los agricultores del Reino Unido son hijos también de agricultores, habiéndose calculado en fecha reciente que solamente de una octava a una décima parte de dichos agricultores habían sido antes asalariados *. Causas de la reciente reducción de la población agrícola activa Desde que comenzó la segunda guerra mundial se ha modificado notablemente la situación económica de la agricultura del Reino Unido. Por otra parte, durante el período comprendido entre las dos guerras se concedió cierto tipo de ayuda a los agricultores en forma de garantías de los precios de los productos agrícolas, algunos de los cuales fueron controlados mediante juntas de comercialización de tales productos. Sin embargo, fué poco importante la asistencia de tipo financiero concedida, procediéndose, en cambio, a hacer extensivo el control del Gobierno, en virtud de la política de abastecimientos de tiempo de guerra, a toda la producción de alimentos, para lo cual se establecieron las correspondientes garantías de precios de los mismos. Desde que terminó la guerra se ha venido aplicando una política de expansión de la agricultura con objeto de reducir la excesiva supeditación del país al abastecimiento de productos alimenticios de ultramar, de constituir reservas de divisas extranjeras destinadas a las importaciones consideradas de primera necesidad y de asegurar condiciones de vida más estables a todas las personas que viven de la agricultura. La asistencia financiera a la agricultura mediante subsidios y subvenciones representa en la actualidad aproximadamente el total neto de ingresos en ese sector de la economía. Como resultado de esta política, la producción neta del período 1955-1956 ha aumentado en un 56 por ciento respecto de las cifras de preguerra, de suerte que la agricultura del Reino Unido satisface ahora alrededor del 50 por ciento de las necesidades totales en concepto de productos alimenticios, a diferencia del 33 por ciento, aproximadamente, que se registró en el período comprendido entre las dos últimas guerras. Por otra parte, se concede una asistencia especial a los « agricultores marginales », y en 1959 se ha instaurado una política de ayuda amplia a los pequeños agricultores. De 1939 a 1945 aumentó el número de trabajadores agrícolas, quizá debido al hecho de que los trabajos en la agricultura constituían una « ocupación privilegiada », es decir, los trabajadores dedicados a estas 1 G. P. HIRSCH: «Land and Labour», en Westminster Bank Review, agosto de 1955. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 121 actividades quedaban exentos del servicio militar. Asimismo aumentaron dichos efectivos por la contribución que prestaron la Woman's Land Army y los prisioneros de guerra. A partir de 1945 disminuyeron las cifras totales de trabajadores contractuales, si bien aumentó la de trabajadores empleados regularmente en la agricultura hasta 1949, fecha en que nuevamente disminuyeron estos últimos. Desde 1948, la cifra total de la población activa dedicada a la agricultura, silvicultura y pesca (incluidos los propietarios y sus familias) ha disminuido en un 13 por ciento, es decir, de 1.178.000 personas a 1.027.000 en 1957. Durante el mismo período, el número de trabajadores asalariados disminuyó en un 19 por ciento. El cuadro 37 muestra la evolución del número de trabajadores empleados en las explotaciones agrícolas entre 1939 y 1957. C U A D R O 37. — REINO U N I D O : TRABAJADORES EMPLEADOS E N LAS EXPLOTACIONES AGRÍCOLAS SEGÚN EL CENSO A N U A L DEL MES D E J U N I O (1939-1957) (En millares) Trabajadores regulares Ambos sexos 1939 1945 1948 1949 1957 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 663,1 681,3 714,5 730,0 643,5 1 Hombres 59,18 57,24 62,47 64,46 55,24 l Mujeres 71,3 109,0 89,8 85,4 91,1 ! Todas las categorías (incluidos los trabajadores ocasionales) Ambos sexos Hombres Mujeres 803,5 981,4 931,6 934,0 751,3 682,1 753,5 763,6 779,5 618,8 121,5 227,9 168,0 154,4 132,3 Fuente: Estadísticas agrícolas del Reino Unido para 1958. 1 Incluidos los trabajadores regulares a tiempo parcial que hasta entonces figuraban solamente en la rúbrica « Todas las categorías ». Durante la segunda guerra mundial, los salarios agrícolas aumentaron verticalmente por primera vez respecto de los salarios industriales, correspondiendo al 80 por ciento del nivel de estos últimos en 1946-1947. Desde entonces, el promedio de ingresos de los trabajadores agrícolas ha disminuido ligeramente respecto de los ingresos registrados en otras ocupaciones. Han discrepado en parte las opiniones en cuanto a las causas que han determinado la disminución constante del número de trabajadores agrícolas asalariados desde 1949, a pesar del nivel más elevado de los salarios y del coeficiente más favorable de estos últimos. Este fenómeno es atribuido por algunos especialistas a la intensificación de la mecanización de la agricultura. De confirmarse esta hipótesis, la reducción ininterrumpida de la mano de obra agrícola no es más que un reajuste 122 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO necesario a la evolución de los métodos técnicos empleados en la agricultura. Otros especialistas en la materia han llamado la atención acerca de las características que presenta dicha disminución de los efectivos de mano de obra. Así, las deserciones que se observan en este sector de la economía se limitan principalmente a los grupos de edad comprendidos entre los 20 y los 35 años, lo que indicaría que el exceso de trabajadores no constituye la principal causa de los movimientos migratorios, ya que es precisamente a estos grupos de edad a los que recurrirían los agricultores si la introducción de nuevos métodos técnicos los obligase a despedir trabajadores. El presente sistema de salarios indica asimismo que los niveles relativos de los mismos constituyen un importante factor a este respecto. En efecto, los jóvenes trabajadores continúan dedicándose a actividades agrícolas por la simple razón de que pueden devengar salarios ligeramente más elevados que en las industrias de transformación, en tanto que puede decirse que el trabajador agrícola adulto que desee contraer nupcias gana aproximadamente tres libras esterlinas menos que en un empleo comparable en la industria 1. Aunque la mecanización en la agricultura ejerce indudablemente cierta influencia, todo parece indicar que el principal factor a este respecto continúa siendo el bajo nivel de ingresos, y en ese sentido tiene mayor importancia que en el período de preguerra, dada la facilidad con que los trabajadores encuentran otras ubicaciones en un período de expansión del empleo. En una reciente encuesta realizada en la parte occidental de Inglaterra acerca de las causas que determinan los movimientos migratorios procedentes de la agricultura se concentró la atención directamente sobre las personas más interesadas a este respecto 2. De esta suerte, se enviaron cuestionarios a dos grupos de personas, constituido el primero por 609 ex trabajadores agrícolas que habían cambiado recientemente de empleo, y el segundo, por 772 trabajadores que continuaban dedicados a la agricultura. Al primer grupo se le solicitó que expusiera las razones que habían motivado el cambio de empleo, mientras que al segundo grupo 1 « En octubre de 1954, el promedio de ingresos semanales de los jóvenes trabajadores de 15 a 18 años ascendía en la agricultura a 4 libras, 11 chelines y 7 peniques, en comparación con el promedio de 4 libras, 3 chelines y 8 peniques registrado en la industria. A diferencia de este baremo de salarios, el promedio de ingresos brutos por semana de los trabajadores agrícolas adultos se elevaba en la misma fecha a 7 libras, 11 chelines y 10 peniques (incluida la remuneración en concepto de horas extraordinarias, trabajo a la pieza, pluses, primas y otras indemnizaciones), mientras que en las industrias de transformación ese mismo promedio se elevaba a 10 libras, 12 chelines y 3 peniques.» (HIRSCH: Land and Labour, op. cit.) 2 W. G. COWIE y A. K. GILES: An Inquiry into Reasons for « The Drift from the Land », Selected Papers in Agricultural Economics (University of Bristol, Department of Economics), vol. V, num. 3, diciembre de 1957. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 123 se le pidió que enumerara los motivos que determinaban su decisión de continuar dedicándose en el futuro a las faenas agrícolas. Según los resultados de la mencionada encuesta: ... entre las causas sobresalientes que actúan como estímulo para que los trabajadores abandonen la tierra figuran los bajos salarios, la inestabilidad de la duración del trabajo y el número excesivo de horas del mismo, las malas condiciones laborales y el sistema tradicional de la vivienda del trabajador agrícola supeditada a su empleo (tied cottage). Entre estos diversos motivos, la mala remuneración representa casi el 50 por ciento del total de las causas invocadas, y es, sin duda alguna, el motivo más importante que determina los movimientos migratorios procedentes de la agricultura. Las dos terceras partes de las personas del primer grupo declararon que la principal causa del cambio de empleo eran los ingresos relativamente bajos que devengaban, combinado ello con la duración de la semana de trabajo (47 horas como mínimo), así como la inseguridad y la variabilidad de la jornada laboral. En los grupos de edad de 16 a 25 años y de 26 a 35 años estas causas eran relativamente más importantes que en otros grupos de edad más avanzada, aunque también en ese caso eran los principales motivos. En sus respuestas a los cuestionarios, los trabajadores agrícolas de edad más avanzada concedían mayor importancia a factores tales como la higiene y el exceso de mano de obra. En el segundo grupo de personas, dos terceras partes de las mismas invocaron los bajos salarios como la razón o una de las razones que habían motivado el cambio de empleo. Por otra parte, son escasos los movimientos migratorios que puedan atribuirse al exceso de trabajadores, de forma que la mayor parte de las personas pertenecientes al primer grupo de la encuesta habían abandonado la agricultura voluntariamente. Aparte estos motivos principales, el sistema de « la vivienda supeditada al empleo » 1 , con las malas condiciones de alojamiento que supone, era una de las causas sobre las que insistieron los jóvenes trabajadores que habían contraído nupcias recientemente, así como también los trabajadores de edad más avanzada, cuyas respuestas ponían de manifiesto un sentimiento de inseguridad producido por dicho sistema. El deseo de mejorar los medios de enseñanza de los hijos constituía también un factor de cierta importancia como posible motivo para cambiar de ocupación entre los trabajadores del segundo grupo. En los resultados de la encuesta no se manifestó ningún género de aversión por los trabajos agrícolas como tales. Por el contrario, gran número de trabajadores pertenecientes al primer grupo declararon en 1 Se trata de viviendas de propiedad del agricultor que se alquilan por una suma módica al trabajador agrícola durante el tiempo en que éste siga al servicio de ese agricultor. 124 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO forma espontánea que preferirían dedicarse nuevamente a las actividades agrícolas si encontraran en este sector empleos mejor remunerados. Los trabajadores del segundo grupo invocaron como principales razones para continuar en la agricultura el aire libre de que gozaban, la naturaleza del trabajo en sí mismo y la mecanización de las labores. Por último, en la encuesta se llegó a las siguientes conclusiones: ... No cabe suponer en modo alguno que sean precisamente los trabajadores menos eficaces y calificados los que abandonen la agricultura o los que consideren la posibilidad de renunciar a este tipo de labores si continúan prevaleciendo las actuales condiciones. Por el contrario, puede afirmarse justificadamente que son quizá las personas más emprendedoras y ambiciosas las que se ven obligadas a abandonar el campo. Es posible que los bajos salarios provoquen una disminución conveniente de los efectivos de mano de obra, aunque siempre a costa de prescindir de los trabajadores más calificados. En este sentido, sería un tanto idealista e injustificado, a la luz de los resultados obtenidos mediante esta encuesta, pretender que estas preocupaciones de orden material ejercen una influencia determinante solamente en aquellos trabajadores menos dotados o menos capaces de hacer frente a las crecientes exigencias, desde el punto de vista de la competencia y adaptabilidad profesionales, de que es objeto el trabajador agrícola en general. Las ventajas intangibles que proporcionan la vida y el trabajo en el campo, aunque no son en modo alguno insignificantes, parecen desvanecerse rápidamente ante circunstancias materiales desfavorables1. El que continúe el movimiento de mano de obra al ritmo actual para colocarse en otras ocupaciones dependerá del volumen de las oportunidades de empleo no agrícola. Así, en algunos distritos comenzó a aumentar el desempleo ya en 1958, de suerte que algunos trabajadores que habían abandonado la agricultura para colocarse en la industria de la construcción trataban nuevamente de retornar al campo. Sin embargo, en el supuesto de que continúen aumentando las oportunidades de empleo no agrícola, será necesario desplegar esfuerzos para lograr que los trabajadores calificados permanezcan en el sector agrícola y para estabilizar sus condiciones de empleo, con cuyo objeto será preciso tratar de equiparar las condiciones de trabajo agrícola con las que prevalecen en la industria por lo que se refiere a tres factores principales, es decir, el sistema de salarios, las condiciones de vivienda y el sistema de pensiones. El problema más agudo en la actualidad es el que se refiere al sistema de salarios, y, en este aspecto, el Sindicato Nacional de Trabajadores Agrícolas ha tratado hasta la fecha de aumentar el salario mínimo legal, así como de reducir la jornada de trabajo en interés de todos los trabajadores. Recientemente, dicha organización ha propuesto que la remuneración básica se establezca en función del nivel de productividad de la 1 COWIE y GILES, op. cit., pág. 105. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL 125 mano de obra en la agricultura. El promedio de ingresos en el sector agrícola tiende a permanecer muy próximo al nivel del salario básico. Por otra parte, actualmente se aplica en diferentes partes del país un sistema, sin carácter oficial, de primas en concepto de competencia profesional, variando la importancia de estos pluses de acuerdo con la escasez local de mano de obra. No obstante, estas primas no constituyen un incentivo suficiente para que los trabajadores permanezcan en la agricultura, ya que no se conceden en forma sistemática u obligatoria. Así, se considera, en consecuencia, que el establecimiento de un sistema nacional de tasas de salarios más elevadas para la mano de obra calificada constituiría un estímulo para que los jóvenes trabajadores continúen dedicándose a las labores agrícolas, con lo cual se estabilizaría la mano de obra y mejoraría su rendimiento. En el presente, como ya quedó indicado, el sistema de salarios constituye un aliciente para que los jóvenes trabajadores se incorporen a la agricultura, pero al mismo tiempo los desalienta para permanecer en este sector de la economía, de forma que el cambio de empleo da lugar a cierta pérdida de experiencia profesional. Como consecuencia de esto, la mano de obra agrícola se compone, en forma desproporcionada, de trabajadores muy jóvenes y de trabajadores de avanzada edad. Por otra parte, cuando la escasez de mano de obra obligue a aumentar la concesión de primas de carácter no oficial será quizá ya demasiado tarde para lograr un aumento de la oferta de mano de obra calificada, y, además, la edad avanzada de los trabajadores que permanezcan en el sector agrícola irá reduciendo su rendimiento. A pesar de que las condiciones de la vivienda en las aldeas ha mejorado notablemente estos últimos años como resultado de los programas de edificación llevados a cabo por las autoridades locales, todavía algunos trabajadores agrícolas habitan las llamadas « viviendas supeditadas al empleo ». Al abandonar o perder este empleo, los inquilinos de este tipo de viviendas pueden ser objeto de desahucio legal, y pese a que esta medida extrema se aplica excepcionalmente, esta inseguridad constituye un gran inconveniente para los trabajadores, especialmente los casados de cierta edad. El malestar a este respecto es perenne, debido principalmente a la situación de dependencia que crea el sistema y asimismo a causa del pésimo estado de conservación en que se mantienen algunas veces tales viviendas. El problema no es de fácil solución, ya que los agricultores han de prever alojamiento permanente para algunos trabajadores, como, por ejemplo, los contramaestres de la explotación, incluso en la actualidad, en que el recurso al velomotor permite que los trabajadores residan a cierta distancia de su lugar de trabajo. Recientemente, el Sindicato Nacional de Trabajadores Agrícolas ha estudiado una 126 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO serie de proposiciones para enmendar la legislación agrícola, según la cual las viviendas destinadas al personal agrícola habrán de registrarse cerca de las autoridades locales, las que por su parte habrán de estar obligadas a hallar otro alojamiento para los inquilinos antes de que el derecho de propiedad del agricultor pueda establecerse legalmente. Entre otras propuestas para coordinar en mayor medida las condiciones de trabajo en la agricultura con las que prevalecen en otras industrias básicas, cabe mencionar el establecimiento de las cajas de retiro. En la actualidad, el trabajador agrícola, después de toda una vida dedicada a la agricultura, sólo puede esperar beneficiarse del sistema estatal de pensiones de vejez, en tanto que el trabajador perteneciente a otras industrias básicas puede contar asimismo con las prestaciones de un sistema de cajas de retiro instituido por su industria. CAPÍTULO IV PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS : CONCLUSIONES RASGOS ECONÓMICOS Y SOCIALES DEL DESPLAZAMIENTO DE LOS TRABAJADORES De los estudios que hemos efectuado de las condiciones en que se está realizando el éxito rural en algunos de los países económicamente adelantados, surgen ciertas características similares. En primer lugar, se hace aparente que hay una fuerte similitud en las causas fundamentales del movimiento en el período que corre desde el término de la segunda guerra mundial (y también, con algunas variaciones, en el período que va desde 1939). El impulso registrado en la expansión del mercado del empleo ha sido el factor decisivo en la cristalización del movimiento. En todos estos países, con una sola excepción, el porcentaje de desempleados ha sido mucho menor que el registrado en la década 1930-1940; en la mayoría de ellos se ha mantenido el pleno empleo 1 . La influencia de los salarios relativos agrícolas sobre la migración es menor, ya que uno de los objetivos de la política agraria de los gobiernos ha sido elevar los ingresos procedentes de la agricultura. Entre las dos guerras mundiales, la principal preocupación de los gobiernos fué, por lo general, mantener constante el volumen del empleo en la agricultura; para ello intentaron garantizar en el mercado interior precios superiores a los del mercado mundial, merced a tarifas aduaneras y otras restricciones a la importación. Últimamente la política gubernamental se ha preocupado de aumentar la producción, las inversiones y los ingresos agrícolas. Gracias a las medidas adoptadas por las autoridades y al mayor rendimiento obtenido, los ingresos relativos de los trabajadores agrícolas en la mayor parte de los países avanzados son superiores a los que perci1 La excepción es Italia; las cifras del desempleo muestran una proporción del 9 por ciento en el periodo 1950-1957, comparado con un 5 por ciento en 1937. La proporción de desempleo en 1950-1957, aunque inferior a la del período que medió entre las dos guerras, se ha mantenido bastante alta en Dinamarca, donde llega al 10 por ciento de la fuerza del trabajo, y también en Canadá, donde va del 5,5 al 11,8 por ciento del número de trabajadores protegidos por el seguro obligatorio de desempleo. 128 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO bían durante el periodo comprendido entre las dos guerras. En el Reino Unido, Dinamarca y los Países Bajos el promedio de ingresos por trabajador es aproximadamente el mismo en la agricultura que en los otros sectores de la economía. Sin embargo, en la mayoría de los países, entre los que figuran Estados Unidos, Canadá, Francia y Suecia, la equivalencia no ha sido alcanzada, aun cuando los ingresos relativos sean ahora más altos que entre las dos guerras. Es difícil determinar hasta qué punto la protección estatal de los precios e ingresos agrícolas frena el éxodo rural, porque en todos los países estudiados en este capítulo la migración se compone principalmente de trabajadores contractuales y trabajadores familiares y la política proteccionista del Estado influye menos directamente sobre sus ingresos que sobre los de los agricultores independientes. La reducción de los efectivos de la mano de obra agrícola ha sido más rápida en Suecia y en Canadá, países donde el Estado ayuda a los agricultores mediante su política de protección de precios y de subvenciones. En Estados Unidos y Dinamarca los efectivos de la mano de obra agrícola han disminuido aproximadamente al mismo ritmo, aunque en el primer país los agricultores reciben una ayuda financiera considerable y en el segundo ninguna. Por lo tanto, resulta difícil distinguir los efectos que pueda tener sobre las migraciones la política oficial de precios y de ingresos, de los restantes factores mencionados, ya que la elevación del nivel de salarios para las profesiones no agrícolas puede aumentar las diferencias de ingresos y acelerar el ritmo de los movimientos de mano de obra, incluso si para los ingresos agrícolas se fija un nivel más alto que el que podrían alcanzar sin la protección de precios u otras medidas estatales. Aumento de la productividad La reducción de los efectivos de la mano de obra agrícola registrada durante los últimos 20 años ha ido acompañada de un aumento de la producción agrícola y, por consiguiente, de un rápido crecimiento de la productividad del trabajo, mucho más rápido en América del Norte que en Europa occidental. Desde el período de preguerra, la producción por trabajador se ha duplicado en Estados Unidos y Canadá y la producción total ha aumentado un 50 por ciento, y sin embargo, el número de trabajadores agrícolas ha disminuido un 24 por ciento en el primer país y un 30 por ciento en el segundo. En Europa occidental, el incremento de la productividad del trabajo ha sido menos espectacular que en América del Norte; el fenómeno, empero, ha alcanzado proporciones considerables : la producción agrícola ha aumentado un 25 por ciento, y sin embargo, los efectivos de mano de obra han disminuido en igual proporción. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: CONCLUSIONES 129 De todos modos, no existe una relación general entre la reducción de los efectivos de mano de obra agrícola, bien sea a largo o a corto plazo, y el nivel actual de productividad del trabajo en la agricultura. En Dinamarca y en los Países Bajos, donde el grado de productividad del trabajo es elevado, los efectivos de mano de obra aumentaron lentamente hasta 1930 y luego hasta 1947, para disminuir después de la segunda guerra mundial, rápidamente en el primer caso y lentamente en el segundo. En Francia, por el contrario, la productividad del trabajo en la agricultura ha disminuido regularmente durante un largo período, y después ha continuado haciéndolo más lentamente desde la segunda guerra mundial. Suecia, donde la reducción ha sido superior al promedio registrado en Europa occidental, ha conocido un aumento muy rápido de la producción agrícola por hora-hombre; en este caso, la relación entre el índice de ambos fenómenos resulta evidente. La razón que explica la falta de correspondencia general entre el ritmo de disminución de los efectivos de mano de obra y el nivel de la productividad del trabajo es la siguiente : el incremento de la producción per capita depende principalmente del volumen de las inversiones en la agricultura, y dicho volumen no ha aumentado en la misma proporción en todos los países, al mismo tiempo que en ellos disminuía el número de trabajadores agrícolas. La mecanización ha sido un factor importante que ha contribuido a reducir la demanda de trabajadores agrícolas durante los últimos años. En Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido, su influencia fué notable entre las dos guerras mundiales; sus efectos se han hecho sentir también desde la última postguerra en los países de Europa occidental, que en su mayor parte han realizado rápidos progresos en lo que se refiere a la mecanización. Es difícil determinar si la substitución del hombre por las máquinas se ha debido al deseo de reducir el costo de la mano de obra o si la mecanización del campo ha sido la consecuencia del éxodo rural; de todos modos, la utilización de máquinas implica una reducción de la demanda de mano de obra e impide así el aumento de las tasas de salarios de los trabajadores no calificados. Los efectos más notables de la mecanización sobre las condiciones de empleo se han registrado en Canadá, donde se estima que la utilización de máquinas ha dado al empleo de mano de obra asalariada un carácter menos estable y más pasajero. Ingresos y salarios Parece natural que la reducción del volumen de la mano de obra agrícola implique un aumento de los ingresos y de los salarios; sin embargo, los estudios comparativos en escala internacional sobre los 130 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO países analizados en esta sección no permiten apreciar fácilmente tales efectos. Dinamarca constituye la excepción, ya que si sus ingresos agrícolas han alcanzado el mismo nivel que los ingresos no agrícolas, esto se debe sin duda a la rápida reducción del número de trabajadores rurales, pues en este país el Estado no protege los precios ni los ingresos agrícolas. Indudablemente, la creciente escasez de mano de obra rural ha provocado a la larga un alza de los salarios agrícolas. Sin embargo, al parecer apenas existe relación entre la variación de los salarios reales registrada durante los últimos años y el ritmo al que han disminuido los efectivos de mano de obra agrícola o ha aumentado la productividad. Como puede apreciarse en el cuadro 38, en Canadá y en Estados Unidos, países donde los efectivos de mano de obra han disminuido bruscamente, los salarios reales han aumentado muy poco durante los últimos años, pero han mejorado notablemente en otros países donde el número de trabajadores agrícolas ha disminuido en menores proporciones. Los escasos aumentos registrados en Estados Unidos y Canadá pueden explicarse tal vez por el hecho de que los campesinos, insuficientemente organizados, no han podido realizar negociaciones colectivas eficaces, y por la falta de un organismo estatal encargado de fijar los salarios mínimos en la agricultura. CUADRO 38. — VARIACIONES DE LA POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA, DE LA PRODUCCIÓN Y DE LOS SALARIOS REALES EN LA AGRICULTURA DE VARIOS PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS (1948-1957) (Porcentajes) Países Alemania (Rep. Fed.) . . Estados Unidos Francia Italia Noruega Países Bajos Reino Unido Disminución de la población agrícola activa 14 321 17 22 (Menos de 10) 15-20 18 10-12 ! 13 28 Aumento de la producción agrícola 21 14 11 11 18 24 6 11 6 —5 Aumento de los salarios reales 81 10 17 11 48 6 17 24 11 40 Fuentes: Los datos sobre la mano de obra se han obtenido de las secciones precedentes; las cifras de producción agrícola han sido tomadas de ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNJDAS PARA LA AGRI- CULTURA Y LA ALIMENTACIÓN: El estado mundial de la agricultura y la alimentación, 1958 (Roma, 1958), pág. 16, y las cifras de salarios se han tomado de « Los salarios en la agricultura de 1948 a 1957 », publicado en Revista Internacional del Trabajo (O.I.T., Ginebra), vol. LX, núm. 5, noviembre de 1959, págs. 496 y siguientes. 1 Cifras basadas en el volumen del trabajo efectuado. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: CONCLUSIONES 131 La población agrícola activa en proceso de transformación Modificación de su volumen. A pesar del largo período durante el cual han disminuido los efectivos de mano de obra y de su rápida reducción en época reciente, existen razones para creer que la agricultura emplea un número excesivo de trabajadores en algunos de los países objeto de estudio; conclusión a la que se llega si se tienen en cuenta las necesidades futuras de mano de obra y el actual nivel de los ingresos agrícolas. En realidad, los efectivos de mano de obra disminuirán aún, debido a la elevada proporción de personas de edad avanzada con que cuenta la población agrícola; esta evolución permitirá, en cierto modo, adaptar sus efectivos a las necesidades futuras de la agricultura, pero no influirá sobre el actual nivel de ingresos. Se estima que en los seis países que forman la Comunidad Económica Europea (República Federal de Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y Países Bajos), las necesidades de mano de obra en la agricultura, dentro de los quince años comprendidos entre 1956 y 1971, disminuirán en un 25 por ciento, lo que significa que entonces habrá tres millones menos de trabajadores agrícolas y que el 50 por ciento de los jóvenes que tenían menos de 14 años en 1956 habrán de buscar un empleo no agrícola. Los efectivos de mano de obra rural disminuyen actualmente a un ritmo demasiado lento para que, habida cuenta de las necesidades futuras, sean absorbidos todos por la agricultura; además, los jóvenes trabajadores se dedican a las faenas agrícolas durante algunos años y por lo general se deciden demasiado tarde a cambiar de ocupación y a adquirir una nueva formación, lo que supone un desperdicio de valores sociales 1. La reducción global de los efectivos de mano de obra podrá provocar ciertas dificultades ; ello dependerá del volumen del empleo en los sectores no agrícolas. Si dicho volumen disminuye en forma notable, los trabajadores que hayan abandonado la agricultura tratarán de volver a encontrar un empleo en dicha actividad ; pero como el progreso técnico reduce siempre las necesidades de mano de obra, lo más probable es que no encuentren ocupaciones libres en las explotaciones rurales. De ahí que el mantenimiento del pleno empleo sea una condición esencial para la absorción del excedente de mano de obra agrícola en los otros sectores de la actividad económica. 1 A. MARIS : « The Efflux of Labour from Agriculture in Europe », en Rural Migration, Papers and Discussions, primer Congreso de la Sociedad Europea de Sociología Rural, Bruselas-Lovaina, 1958 (mimeografiado), págs. 48-57. 132 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO Desde el punto de vista de los ingresos agrícolas, el volumen de la mano de obra rural plantea un problema más grave e inmediato, ya que la política agraria se inspira en nuevos principios desde la segunda guerra mundial. Algunos de los países objeto de estudio tratan de garantizar a los agricultores ingresos equivalentes a los de los demás trabajadores. En Estados Unidos, la política del Gobierno mantiene constantemente una relación de precios entre los productos industriales y agrícolas. En Suecia, Noruega, la República Federal de Alemania y los Países Bajos se trata de garantizar a los agricultores ingresos de acuerdo con unas normas fijas, con objeto de que su nivel sea equivalente al de los trabajadores empleados en actividades comparables. Meta que, paulatinamente, va siendo alcanzanda. La equivalencia entre los ingresos de los trabajadores agrícolas y los de los restantes trabajadores puede alcanzarse aumentando la productividad en la agricultura o imponiendo nuevas cargas a los consumidores y contribuyentes. Si de lo que se trata es de equiparar el nivel de los ingresos de todos los trabajadores, habrá que evitar a toda costa que las medidas que se adopten a esos fines sean contraproducentes y contribuyan a mantener un número elevado de trabajadores agrícolas innecesarios para la explotación de la tierra. En realidad, si éste fuera el caso, el mantenimiento de la producción agrícola a un ritmo constante resultaría demasiado costoso ; si la productividad en la agricultura fuese más elevada y la población rural menos densa, el volumen de la producción agrícola podría ser mantenido con menor costo, y además los ingresos agrícolas se acercarían más al nivel de equivalencia. Esta cuestión se agrava durante los períodos en que se acumulan excedentes de productos alimenticios, pues entonces, a medida que los precios descienden en el mercado mundial, resulta más costoso mantener los ingresos agrícolas al nivel equivalente, y además, porque al disminuir la producción de alimentos hay que reducir los efectivos de la mano de obra agrícola. Ésta es la forma en que se plantean actualmente los problemas relativos a los efectivos de la mano de obra agrícola en Estados Unidos y en Francia. Algunos de los economistas más destacados de Estados Unidos estiman que el rápido aumento de la productividad del trabajo en la agricultura impone una reducción tajante de los efectivos de mano de obra empleados en la agricultura del país. En Francia se piensa que el número de trabajadores agrícolas es demasiado grande si se tiene en cuenta el ritmo del progreso técnico y las posibilidades de expansión del mercado. La superproducción de artículos alimenticios exige, basándose en el nivel actual de ingresos, una reducción de los efectivos de mano de obra agrícola. En otros países el problema se complica porque la pro- PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: CONCLUSIONES 133 ductividad varía considerablemente según las regiones y los ingresos agrícolas. En Italia, los efectivos de la mano de obra plantean un problema inmediato: son demasiado numerosos en relación con las necesidades actuales. Aunque los ingresos y los salarios son más bajos y el subempieo menos grave en el Norte que en el Sur, la pobreza que existe en una parte de Italia influye sobre toda la economía del país. La política del Gobierno trata de aumentar el volumen del empleo con objeto de reducir expresamente el número de trabajadores rurales; el Plan Vanoni (1954-1964) prevé el traslado de un millón de personas de la agricultura a la industria y al sector terciario gracias a la creación de nuevos empleos. Fluctuaciones en su composición. La reducción de los efectivos de mano de obra agrícola ha sido acompañada de una modificación de su composición. La proporción de agricultores y trabajadores familiares es mayor que la de los asalariados, quienes emigran con mayor facilidad. El trabajo realizado en las explotaciones corre a cargo principalmente de las familias campesinas. Los agricultores representan en todos los países la categoría más estable de la mano de obra rural, aunque tienen, sin embargo, mayor movilidad en Estados Unidos y Canadá, y durante los últimos años han abandonado el campo casi al mismo ritmo que los restantes trabajadores agrícolas. El número de explotaciones ha disminuido, pero ha aumentado su superficie media. En Europa occidental, por el contrario, los agricultores continúan muy arraigados a la tierra, constituyen una categoría cuyos efectivos apenas varían. En Dinamarca había más agricultores en 1950 que en 1910, aun cuando entre 1930 y 1950 se registró una ligera disminución de sus efectivos. En Suecia el número de agricultores desciende rápidamente, lo que se espera redunde en un aumento de la superficie media de las explotaciones. Si se examinan las tendencias que presenta la evolución del éxodo rural durante un largo período, se advierte que el número de asalariados ha disminuido más rápidamente que el conjunto de la mano de obra en los países de Europa occidental; en Estados Unidos y Canadá, sin embargo, la disminución de los efectivos totales de mano de obra agrícola y la de los de esta categoría se ha producido al mismo ritmo. En general, la movilidad profesional de los trabajadores familiares ha aumentado durante los últimos años. Estas tendencias han sido acompañadas de un cambio en la composición por grupos de edad de la población agrícola activa. La mayor movilidad de los jóvenes trabajadores ha provocado, en la mayor parte de los países objeto de estudio, un envejecimiento de la 134 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO población agrícola. En determinadas regiones de Francia, esto se explica por el bajo índice de natalidad de la población rural. Resulta difícil calcular cuáles podrán ser las consecuencias de este fenómeno. Pero cabe pensar, si se tiene en cuenta la edad media de los agricultores, cada vez más avanzada, que la productividad del trabajo decrecerá y que el progreso técnico se hará más lento, lo que podrá incluso impedir a los trabajadores agrícolas adquirir nuevos conocimientos. Se dispone de evaluaciones estadísticas, basadas en la estructura actual de edades, sobre la probable evolución de la mano de obra agrícola en Francia. Estos cálculos demuestran que en los diez o veinte próximos años el envejecimiento de la población rural implicará, independientemente de las migraciones, una disminución de sus efectivos, y que el ritmo de dicha disminución aumentará más tarde. Probablemente, en los restantes países se producirán cambios similares. Cambios en su estructura profesional. Varios de los países que se estudian se distinguen especialmente por el nuevo tipo de relaciones que en ellos se han establecido entre las ciudades y el campo Actualmente es mucho más frecuente que los agricultores ejecuten trabajos a tiempo parcial fuera de sus explotaciones o combinen la agricultura — a la que no dedican más que una parte de su tiempo — con otras ocupaciones. En algunos casos, esta estructura profesional heterogénea no es un fenómeno nuevo, especialmente en las explotaciones agrícolas y forestales de Noruega y Suecia y en el Sur de Alemania, donde desde hace mucho tiempo los agricultores trabajan también en la industria. De todos modos, en estos países cada vez es más frecuente que los agricultores tengan otro empleo complementario. Las estadísticas disponibles sobre Estados Unidos permiten apreciar con exactitud el incremento de las actividades agrícolas a tiempo parcial. En efecto, basta con analizar la reciente evolución de los ingresos de los agricultores y comparar de un año a otro la proporción que representa el producto del trabajo ejecutado fuera de sus explotaciones. Resulta sorprendente comprobar que el total de ingresos no agrícolas es casi igual al total neto de los ingresos agrícolas. Aun cuando no se dispone de datos al respecto, al parecer en otros de los países objeto de estudio se producen fenómenos similares. Esto quiere decir que el éxodo rural no implica ya necesariamente que los trabajadores abandonen sus pueblos y explotaciones para dirigirse a las ciudades o a las fábricas, aun cuando tales cambios sigan produciéndose entre los asalariados. Los agricultores y sus familias se establecen más comúnmente, sea de manera permanente o temporal, a mitad de camino entre el campo y las aglomeraciones urbanas. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: CONCLUSIONES 135 El principal motivo que impulsa a los trabajadores rurales a combinar diversos empleos es, ante todo, la necesidad de completar los ingresos que les proporciona la agricultura. Esta doble actividad depende principalmente de la existencia de medios de transporte motorizados que les permitan aumentar su movilidad física y profesional y faciliten el alojamiento de los obreros de las ciudades en el campo o en los pueblos y el trabajo a tiempo parcial o temporal de los campesinos en las ciudades vecinas. La descentralización industrial y la mecanización de la agricultura favorecen dicho fenómeno, ya que la reparación y conservación de las máquinas crean nuevas posibilidades de empleo en el campo. La inseguridad que ofrece el empleo en las ciudades y el recuerdo de las épocas de racionamiento en Europa occidental explican el deseo de ciertas personas de conservar determinados contactos con el campo. Es difícil calcular la importancia que puede tener, desde el punto de vista económico, esta creciente heterogeneidad profesional. Al parecer, es una de las condiciones para lograr el equilibrio entre los ingresos en los países avanzados, donde los transportes y servicios están muy bien organizados, pero los ingresos medios per capita — aunque de elevado nivel genera] — son mucho más bajos en la agricultura que en los restantes sectores de la actividad económica, como sucede especialmente en Estados Unidos, la República Federal de Alemania, Noruega y Suecia, países en que los ingresos agrícolas son inferiores aproximadamente en un 50 por ciento a los de las otras ocupaciones. Es dudoso que la combinación de la agricultura con otras ocupaciones aumente el rendimiento de las explotaciones. Es significativo a este respecto que en Dinamarca, país caracterizado por la elevada productividad del trabajo en la agricultura y por la necesidad de mantener un volumen constante de mano de obra durante todo el año, casi no existan las actividades agrícolas a tiempo parcial. Probablemente no disminuya el rendimiento cuando la agricultura se combina con actividades afines tales como la silvicultura, en cuyo caso aumenta la estabilidad del empleo. Incluso en Noruega y Suecia, donde la asociación de dichas actividades es tradicional, es dudoso que la agricultura pueda compaginarse con el empleo en la industria, debido a las modernas condiciones de trabajo. En la República Federal de Alemania, que sigue la política de estimular a la población rural para que trabaje en la industria sin abandonar su residencia campestre o incluso su explotación agrícola, se ha comprobado que esta doble actividad profesional sólo da buenos resultados si la explotación es verdaderamente pequeña. El número de personas que trabajan en las ciudades, pero que viven en el campo y que se desplazan diariamente, en consecuencia, ha aumentado también durante los últimos años. Esta solución tiene dos ventajas : 136 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO permite a los trabajadores continuar residiendo en sus comunidades de origen y evita la despoblación de las zonas rurales 1. Ahora bien, cuando el trayecto es largo, estos desplazamientos suponen a veces una pérdida considerable de tiempo y energías 2. En Estados Unidos y Canadá (así como en Australia) se ha producido un nuevo tipo de relación urbano-rural: los agricultores tienden.a planear los trabajos en sus explotaciones desde las ciudades. Este nuevo tipo de relación — impuesto, sin duda, por el aislamiento de las zonas rurales — predomina en las regiones altamente mecanizadas donde se practica el cultivo de cereales en forma estacional. ASPECTOS DIFERENCIALES DEL DESPLAZAMIENTO DE LOS TRABAJADORES Una vez examinadas las semejanzas generales que presentan, en los países objeto de estudio, las causas y los efectos de la migración de la mano de obra agrícola, pueden abordarse los problemas que caracterizan a la época actual. Dichos problemas, de distinto planteamiento y diferentes repercusiones, tienen mayor o menor importancia según los casos, pero, sea de una manera o de otra, se presentan en la mayor parte de los países objeto de estudio (así como en otros que por falta de espacio no han sido incluidos en esta sección) y están en relación con los distintos aspectos de la migración. Como se ha demostrado en los estudios que preceden, los contrastes más notables entre el ritmo de las migraciones son : en primer lugar, el elevado índice de movilidad que presenta la categoría de los asalariados, si se tiene en cuenta la disminución de sus efectivos a largo plazo; el bajo índice de movilidad de la categoría de agricultores, especialmente de aquellos cuyo rendimiento es menor, y el índice superior de movilidad de la categoría de jóvenes comparado con el que corresponde a otras generaciones. Todos estos fenómenos, en conjunto, pueden dar lugar a la despoblación rural. Situación de los trabajadores asalariados Este estudio demuestra que la situación de los asalariados agrícolas ha mejorado sin duda alguna desde la segunda guerra mundial, pero que todavía no es suficientemente satisfactoria. Los salarios agrícolas han aumentado, por lo general, en relación con los salarios pagados en los restantes sectores, aunque en la mayoría de los casos el aumento no ha 1 M. CÉPÈDE: « La sociologie rurale et les problèmes actuels des migrations », en Rural Migration, Papers and Discussions, op. cit., pág. 33. 2 H. HOURANT: «Les déplacements journaliers et l'aménagement du territoire», ibid., pág. 345. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: CONCLUSIONES 137 tenido la misma proporción que el de los ingresos de los agricultores en relación con los ingresos de las restantes ocupaciones. El cuadro 39 muestra en forma comparativa los incrementos de salarios en la agricultura y el promedio de ingresos en las industrias manufactureras. C U A D R O 39. — Í N D I C E D E LOS SALARIOS E N L A AGRICULTURA Y D E LAS GANANCIAS MEDIAS EN LAS INDUSTRIAS M A N U F A C T U R E R A S EN 1957 E N VARIOS PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS (Base : 1948 = 100) Países Alemania (Rep. Fed.) Canadá Dinamarca Estados Unidos Italia Países Bajos Reino Unido Suecia Salarios en la agricultura Ganancia media en las industrias manufactureras 208 138 166 130 260 139 178 186 167 206 203 175 176 153 249 154 184 179 177 209 Fuente: « Los salarios en la agricultura de 1948 a 1957 », loe. cit. Al parecer, en algunos países (República Federal de Alemania, Francia, Noruega, Países Bajos y Suecia) los salarios agrícolas han aumentado en grado igual — si no mayor — que los salarios en la industria manufacturera; en Dinamarca y en el Reino Unido el aumento ha sido algo menor; en Estados Unidos y Canadá ha sido muy inferior. El cuadro 40 permite comparar los salarios agrícolas y los emolumentos de los trabajadores urbanos de la edificación en los países sobre los que existen estadísticas al respecto. Se observará que las diferencias de salario son poco importantes en los países europeos y muy marcadas, por el contrario, en Canadá y Estados Unidos. Los salarios agrícolas sólo representan el 60 por ciento de los salarios en la edificación en el primer país y el 47 por ciento en el segundo. Si se comparan con los trabajadores empleados en otros sectores de actividad, los asalariados agrícolas perciben salarios menos elevados y además sufren desventajas peculiares: la duración del trabajo es más larga e irregular 1 . Las largas jornadas de trabajo son un factor muy 1 Véase « La reglamentación de la duración del trabajo en la agricultura », en Revista Internacional del Trabajo (O.I.T., Ginebra), vol. LVTI, núm. 6, junio de 1958, pág. 623. 138 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO CUADRO 40. — SALARIOS DE LOS TRABAJADORES AGRÍCOLAS Y DE LOS TRABAJADORES URBANOS DE LA EDIFICACIÓN EN 1957 EN VARIOS PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS Países Canadá Dinamarca Estados Unidos . . . Noruega Reino Unido . . . . Suecia Unidad monetaria Dólares Coronas Dólares Coronas Chel., pen. Coronas Salario diano en la. agricultura Salario agrícola Salario diario en porcentaje de en la edificación los sueldos en la construcción urbana 6,90 26,93 5,80 31,26 150 O 1 3,54 2 11,52 32,32 12,40 32,20l 174 3 2 4,27 600 83 47 94 86 83 Fuente: « Los salarios en la agricultura de 1948 a 1957 », loe. cil. 1 Salario semanal. ' Salario por hora. importante entre los que incitan a los familiares del agricultor a buscar otros empleos. Además, la jornada resulta mucho más larga cuando los trabajadores tienen que efectuar largos viajes hasta el lugar de trabajo, como ocurre con los empleados en las grandes explotaciones. En el Sur de Italia, por ejemplo, algunos trabajadores agrícolas tardan cinco horas cada día en ir desde sus pueblos hasta el lugar de trabajo y volver después. Por lo general, la vivienda de los trabajadores rurales deja mucho que desear. En algunos países los empleadores alojan a los trabajadores, pero este sistema no suele ser satisfactorio, porque liga al trabajador al empleo. Los cambios que se han producido en la composición de la mano de obra agrícola en Alemania Occidental permiten apreciar la importancia que tiene el problema de la vivienda : el número de trabajadores solteros alojados en las explotaciones es el que más ha disminuido. Los regímenes de seguridad social — prestaciones de enfermedad y de desempleo, vacaciones pagadas, retiro — no se aplican siempre a los trabajadores agrícolas. Éste es el mayor inconveniente con que se enfrentan los asalariados, aunque es posible que los trabajadores familiares emigren debido a la mayor seguridad que ofrecen los empleos en las ciudades. Cabe preguntarse si es conveniente la migración de los trabajadores contractuales cuando obedece a estas condiciones desfavorables. Lo más probable es que los peones agrícolas encuentren menos posibilidades de empleo y que la demanda de trabajadores calificados aumente. La estructura de los salarios, las condiciones de vivienda y los servicios de formación profesional en la agricultura de nuestros días no responden a las exigencias modernas. Es más: si esta situación adversa no mejora, las desventajas sociales existentes en las comunidades rurales se agravarán. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: CONCLUSIONES 139 Inmovilidad de los agricultores de bajos ingresos En algunos de los países objeto de este estudio los excedentes de mano de obra se concentran en determinadas categorías de explotaciones rurales de productividad muy inferior a la media. Los trabajadores pueden estar subempleados o empleados en condiciones tales que impidan el incremento de la productividad, como ocurre, por ejemplo, en las pequeñas explotaciones que utilizan la tracción animal. La pequeña extensión de las explotaciones, su aislamiento, la pobreza del suelo, la falta de capital son causas que se combinan con frecuencia y explican los malos resultados obtenidos. En Estados Unidos, las diferencias de productividad son muy grandes entre las pequeñas explotaciones y las restantes. En Francia, las diferencias tienen principalmente un carácter regional, aunque también se observan entre las empresas familiares y las grandes explotaciones comerciales. En Italia, los contrastes regionales son aun mayores ; la existencia de grandes latifundios en el Sur no hace más que agravar las condiciones naturales de por sí desfavorables. En la República Federal de Alemania, en Noruega, en los Países Bajos y en Suecia el rendimiento del trabajo es algo inferior en las pequeñas explotaciones familiares, comparado con las grandes, aunque las diferencias registradas son menores que las grandes variaciones características de la economía agrícola de Estados Unidos, Francia e Italia. En el Reino Unido se plantea el problema de las explotaciones marginales establecidas en suelo pobre y demasiado pequeñas para producir ingresos equivalentes a los que reciben los peones agrícolas y un rendimiento adecuado por el capital invertido. La rápida disminución de los efectivos de mano de obra agrícola registrada durante los últimos años no ha permitido reducir las diferencias de productividad, ya que los agricultores cuyo trabajo es menos eficaz no son absorbidos en número suficiente por los restantes sectores de la economía. En realidad, estas diferencias parecen aumentar aún como consecuencia de los efectos conjugados de la pobreza y de la prosperidad de las distintas explotaciones. Las estadísticas que muestran el aumento global de la productividad del trabajo en los distintos Estados ocultan el hecho de que el aumento ha sido mucho más rápido en las explotaciones bien organizadas que en las pobres, porque es obvio que los agricultores más ricos, establecidos en tierras fértiles y con habilidad para dirigir sus empresas son quienes obtienen créditos con mayor facilidad o invierten los beneficios que les proporcionan sus explotaciones en la compra de máquinas y de material agrícola. Los agricultores cuya productividad es baja se encuentran en una situación menos ventajosa para obtener beneficios de los nuevos métodos empleados en la agri- 140 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO cultura, ya que por lo general su situación es desfavorable en todos los aspectos: sus ingresos disminuyen cada vez más, no pueden pagar sus deudas y, faltos de una formación adecuada y de espíritu de iniciativa, no pueden beneficiarse de los progresos científicos y técnicos. A los agricultores que se encuentran en esta situación se les llama con frecuencia marginales, término con el que se los designa oficialmente en el Reino Unido, aun cuando desde el punto de vista económico sea incorrecto, pues no constituyen el elemento de mayor movilidad en la mano de obra agrícola; al contrario, muchos de ellos parecen capaces de permanecer indefinidamente « al margen ». Una baja de los precios agrícolas no los induce a abandonar sus explotaciones, ya que pueden comprimir sus gastos disminuyendo su nivel de vida. Cuando los precios agrícolas suben y la agricultura atraviesa un período de prosperidad, sus ingresos aumentan, pero carecen de habilidad o no tienen la posibilidad de mejorar sus explotaciones para ampliar su superficie o su productividad. De ahí que los factores que les impiden aumentar el rendimiento les impongan una inmovilidad profesional relativa. Además de las desventajas que presenta su situación, su instrucción, recursos y edad son obstáculos que dificultan su cambio de ocupación. Por consiguiente, las migraciones de mano de obra tendrían efectos más satisfactorios si el número de trabajadores que abandonan el campo en las condiciones mencionadas fuese mayor, porque ello implicaría una mejor redistribución de los medios de producción en la agricultura. Si la reducción de los efectivos de mano de obra agrícola se produjese en las regiones donde se la utiliza menos racionalmente, el incremento de la productividad del trabajo sería mucho más elevado y los salarios agrícolas podrían mantenerse a un nivel normal con menores gastos. Se han empleado varios métodos para resolver este problema, común a todos los países objeto de estudio : Noruega, los Países Bajos y Suecia se han esforzado en aumentar la superficie de las explotaciones agrupando y concentrando algunas de ellas; en los Países Bajos, además, se ha favorecido la descentralización de la industria, el retiro de los agricultores lo antes posible y se ha creado una infraestructura agrícola. En Francia se ha emprendido la instalación de los agricultores en nuevas tierras y la descentralización industrial. En Italia se ha iniciado la aplicación de un plan a largo plazo para la revalorización del Sur del país: se trata de la bonificación de tierras, la reforma agraria, la colonización y la descentralización de la industria en ciertas regiones, con objeto de mejorar el nivel de vida de esta vasta región agrícola, actualmente en la miseria. En Estados Unidos, el objetivo fijado ha sido el incremento de la productividad y el aumento de los ingresos de los agricultores menos favorecidos, pero la política del Gobierno se limita, por el momento, a PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: CONCLUSIONES 141 ofrecerles determinada ayuda, aunque recientemente se hayan hecho algunos esfuerzos para favorecer el desplazamiento. Las nuevas políticas agrarias de varios países han tratado de resolver los problemas sociales que se plantean en la agricultura de una manera distinta a como resuelven los problemas puramente económicos. Hasta ahora no se han obtenido resultados satisfactorios. Las medidas tendientes a favorecer la concentración parcelaria, más bien que métodos de reorganización, pueden ser directivas útiles para facilitar la futura evolución de la estructura agraria. Cuando el conflicto entre las generaciones es grave, tales medidas pueden animar a los jóvenes más decididos a continuar su labor en la agricultura y contribuir a que el ajuste a largo plazo sea menos costoso y difícil. De todos modos, dichas medidas no producirán efectos reales más que combinadas con otras iniciativas: creación de empleos complementarios en las regiones pobres, regímenes de pensiones de vejez que facilitan el retiro, instituciones de formación profesional para las nuevas generaciones. A falta de tales medidas, es poco probable que una nueva disminución general de los efectivos de mano de obra represente una solución de los problemas económicos y sociales con que se enfrentan los trabajadores menos favorecidos de la comunidad agrícola. El hecho de que varios gobiernos hayan adoptado políticas de este tipo indica que no están dispuestos a considerar la agricultura como un modo de vida estático y subraya la necesidad de repartir los beneficios derivados del progreso técnico entre toda la población agrícola, de suerte que faciliten su evolución y favorezcan la reducción de los efectivos de mano de obra allí donde sea más necesaria y más difícil. El éxodo rural y los jóvenes Por lo que se refiere a la enseñanza y los servicios médicos, generalmente las comunidades rurales se encuentran en una situación de desventaja respecto de las ciudades. En lo que atañe a otros servicios, la situación de los habitantes del campo ha mejorado. La electrificación, la canalización, la mecanización de la agricultura, los servicios de autobuses, la radio y la televisión han hecho que las condiciones de vida y de trabajo sean en cierto modo más uniformes actualmente entre las ciudades y el campo. De todos modos, las posibilidades de instrucción no son las mismas; la nueva generación es quien sufre naturalmente las consecuencias de esta desventaja, mucho más grave que las restantes porque influye sobre el reclutamiento de la mano de obra agrícola. Por lo general, se piensa que el éxodo rural arrebata a las comunidades campesinas los habitantes más inteligentes y decididos, por lo que el reclutamiento agrícola se hace mediante un proceso de selección nega- 142 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO tiva. Ahora bien, los datos disponibles hasta hoy son insuficientes para confirmar o invalidar tal opinión. Se ha demostrado que en Estados Unidos los campesinos más instruidos son quienes se caracterizan por una mayor movilidad. Ésta es también la conclusión a que se ha llegado en los Países Bajos después de una encuesta reciente sobre 2.000 ex alumnos de las 250 escuelas primarias de las zonas rurales, que ha demostrado que la instrucción ejerce una influencia selectiva sobre la migración, porque el sistema de enseñanza invita a los jóvenes a elegir una profesión en la ciudad. ... Los adolescentes que viven en el campo y cuya inteligencia es superior a la media normal son seleccionados merced al sistema educativo y preparados para ejecutar tareas principalmente en las zonas y en las aglomeraciones urbanas. La mayor parte de ellos no pueden encontrar empleo en el lugar en que viven, y, por consiguiente, tienen que abandonar el campo. Pero aun así, el nivel medio de inteligencia de los que se quedan — que adquieren también conocimientos elevados y que ejercen luego profesiones que les aseguran una situación social importante — no es en modo alguno inferior x. La insuficiencia de los servicios sociales y la falta de distracciones, así como la selección que ejercen las migraciones y el sistema educativo desde el punto de vista de la edad y de la enseñanza, se combinan para empobrecer aun más la vida de las comunidades rurales. La aldea se transforma en un lugar en que los jóvenes inteligentes y decididos no quieren vivir; al abandonarlo, se convierte en un sitio menos agradable para los que se quedan. Este proceso da lugar a lo que puede considerarse la consecuencia social más desfavorable del éxodo rural: la despoblación del campo o la formación de « zonas de depresión social » 2. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en las regiones del Sudoeste de Francia, en donde el envejecimiento de los efectivos de mano de obra agrícola es un factor que agrava las condiciones desfavorables de esta parte del país. En la República Federal de Alemania pueden distinguirse zonas de « descontento social ». En Canadá, el aislamiento en que vive la población de las provincias de la pradera explica, en parte, la reciente migración. Entre las causas del éxodo rural que se consideraron importantes durante las reuniones celebradas por las comunidades campesinas ante la Real Comisión de la Agricultura y la Vida Rural en Saskatchewan figuraban : la posibilidad de recibir una mejor instrucción, la existencia de servicios sanitarios más completos en las ciudades y el mal estado de las carreteras en las zonas rurales 3 . Irlanda es el ejemplo clásico del proceso mencio1 J . H . W. LUPERING: « Selective Aspects of Rural Migration in the Netherlands », en Rural Migration, Papers and Discussions, op. cit., pág. 105. 2 3 CÉPÈDE, op. cit., pág. 31. GOVERNMENT OF SASKATCHEWAN, ROYAL COMMISSION ON AGRICULTURE AND RURAL LIFE: Movement of Farm People, informe num. 7 (Regina, 1956), pág. 7. PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: CONCLUSIONES 143 nado, ya que las migraciones procedentes de este país contribuyen desde hace mucho tiempo a dar mayor vitalidad a otras naciones 1. Ésta es la forma en que se plantea el difícil problema de los efectos acumulativos del éxodo rural en los países avanzados. A medida que la población rural sea menor, mayor será el costo per capita de los servicios sociales que se ponen a su disposición. La Real Comisión de la Agricultura y la Vida Rural insistió sobre la importancia de este problema en su estudio sobre las causas del movimiento migratorio en Saskatchewan. La creación de escuelas rurales cuyo nivel de enseñanza sea tan alto como el de las escuelas de las ciudades es tal vez el aspecto más delicado de este problema, como puede comprobarse en Francia y en la mayor parte de los países avanzados, excepto en Dinamarca, cuyo objetivo consiste desde hace mucho tiempo en garantizar a la comunidad campesina una formación general y profesional lo más completa posible. La disminución de la demanda de mano de obra obliga, sin duda, a una gran proporción de la nueva generación a abandonar la agricultura muy pronto. No es conveniente que los jóvenes trabajadores tengan que cambiar de profesión como consecuencia de las condiciones desfavorables de vida en el campo, ya que dicho fenómeno influye sobre las cualidades y la manera de vivir de los que siguen trabajando la tierra. 1 Véase T. W. FREEMAN: « R u r a l Migration in Ireland», y L. P. F . SMITH: « Studies in a Declining Population », en Rural Migration, Papers and Discussions, op. cit., pags. 64-68 y 69-76. CAPÍTULO V PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA Este capítulo trata de las condiciones del movimiento de la mano de obra que abandona la agricultura en los países donde la densidad de la población agrícola es elevada y donde sigue aumentando o ha seguido aumentando hasta hace poco tiempo. Como se señaló en un capítulo anterior (en relación con la economía de los Países Bajos), una alta densidad de población agrícola por hectárea no significa necesariamente un bajo nivel de producción por trabajador o por hectárea, ni el aumento de la densidad necesariamente significa una disminución del nivel de producción por persona. Sin embargo, según se muestra en el caso del Sur de Italia, el aumento de la población agrícola en una región donde la densidad es alta y las condiciones de clima adversas puede llevar al subempieo y a niveles bajos de ingresos en la agricultura, si no existen inversiones de capital suficientes para absorber la mano de obra en otros tipos de trabajo o para aumentar el empleo y la productividad en la propia agricultura. En los capítulos anteriores se ha visto que en los países adelantados puede existir un exceso de mano de obra en la agricultura en relación con un volumen dado de producción agrícola, porque el progreso técnico tiende a reducir la necesidad de brazos. Sin embargo, en los países que tienen un exceso de población agrícola hay la posibilidad de que aumente la demanda efectiva de alimentos y sea lento el ritmo de progreso técnico. La mano de obra agrícola puede ser excesiva en relación con un volumen dado de producción agrícola aunque no se modernicen las técnicas de producción. Los países en que se presenta esta situación están generalmente incluidos en el grupo que se denomina convencionalmente con el nombre de « subdesarrollados ». Si se toman los criterios de los ingresos per capita y la estructura de las ocupaciones, el Japón puede ser incluido entre los países adelantados, pero se lo incluye en este grupo en consideración de que la base de la clasificación usada en este libro es el tipo y la rapidez del cambio en la población agrícola activa. En cuanto concierne a algunos países que tienen un exceso de población agrícola, el término convencional puede provocar ciertamente algunos errores si da a entender que la PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA 145 agricultura es primitiva y atrasada, lo que en general no ocurre, puesto que en estos países se practican una gran variedad de tipos de agricultura. Algunos llegan a altos niveles de producción por hectárea, como por ejemplo en el cultivo del arroz en el Japón, del algodón en Egipto y del té en Ceilán. Desde el punto de vista de la utilización de la tierra, tales países pueden aun ser considerados como superdesarrollados, dado que utilizan sus tierras intensivamente y se especializan en un solo tipo de cultivo para la exportación. Pero, aun cuando se presenta este caso, la producción por trabajador es baja. En consecuencia, las principales causas de un bajo nivel de producción por cabeza pueden ser la alta densidad de la población agrícola o el bajo nivel de producción por hectárea, o ambas cosas a la vez. En algunos de estos países, la rapidez del aumento natural de la población es grande (por ejemplo, 2,5 por ciento por año en Ceilán y 2,2 por ciento por año en Egipto en 1953-1957), mientras que en otros es menor (por ejemplo, 1,3 por ciento por año en la India, 1,9 por ciento por año en Pakistán y 1,2 por ciento por año en el Japón en 1953-1957). Con referencia a los tres países que se estudian en este capítulo, podemos decir que la población agrícola activa de la India aumenta casi con el mismo ritmo que la población económicamente activa total; en Pakistán, su aumento ha sido compensado en los últimos años por la migración rápida, en tanto que en el Japón está más o menos estabilizada. Con respecto a los ingresos per capita en la agricultura, el hecho importante no es el índice de aumento de la población total, sino el aumento del volumen de la población agrícola activa en zonas agrarias que ya estaban congestionadas. Si no se puede elevar más el nivel de producción por hectárea, el creciente número de trabajadores no puede ser ocupado totalmente, y tanto los ingresos como la producción por cabeza disminuirán constantemente. La disminución continua de los ingresos agrícolas y del empleo actúa como factor permanente de repulsión. Desgraciadamente, no se ha podido, utilizando los datos disponibles al presente, incluir una revista del movimiento de quienes abandonan la agricultura en los diversos países donde se sabe que esta situación es de gran importancia en relación con el mercado del trabajo, como por ejemplo en Ceilán, Egipto, Filipinas e Indonesia. Se ha seleccionado a los tres países que se incluyen en este capítulo (India, Japón y Pakistán) tomando en consideración la disponibilidad de datos sobre la distribución de la mano de obra durante largos períodos y de algunos datos suplementarios sobre varios aspectos de los cambios recientes. Estos tres países tienen ciertas características comunes. Son países antiguos, establecidos y civilizados desde hace mucho y sus altas densidades de población agrícola reflejan la feliz adaptación de antes al 146 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO ambiente. En la India y Pakistán la actual distribución profesional refleja las dificultades del ajuste a una economía mundial en que las industrias de artesanía estaban expuestas a la competencia de la manufactura extranjera. Tal situación fué resuelta en el Japón por medio de la industrialización, de modo que la cuota de la agricultura en la mano de obra total declinó rápidamente durante un largo período. Los tres países importan alimentos a pesar de la alta proporción de mano de obra en la agricultura y en los tres existe el desempleo urbano al mismo tiempo que el desempleo y subempieo en la agricultura. El nivel de la eficiencia agrícola medido en términos de producción por hectárea o por persona es mucho más elevado en el Japón que en Pakistán y la India, habiendo aumentado lentamente durante los últimos años ; mientras tanto, en la India y Pakistán la producción por persona ha mostrado tendencia a disminuir a partir del período comprendido entre las dos guerras; actualmente está elevándose muy lentamente en la India y se mantiene más o menos estática en Pakistán. De este modo, las condiciones del desplazamiento de la mano de obra agrícola difieren de aquellas que han sido consideradas en el capítulo anterior: aquí son fuertes los factores de repulsión que influyen en el movimiento, al mismo tiempo que son débiles los factores de atracción. INDIA En 1951 la población de la India llegaba a 357 millones, de los que 249 millones formaban la población agrícola; en 1957 la densidad era de 120 habitantes por kilómetro cuadrado x. El área cultivable era de 158 millones de hectáreas, correspondiendo a 0,63 hectáreas por cabeza en relación con la población agrícola 2. La rapidez del crecimiento de la población se ha acelerado a partir de 1921, elevándose a una tasa media de 1,2 por ciento por año, por razón del mejor control de las enfermedades en el país y la disminución de la tasa de mortalidad infantil. La tasa actual de aumento, 1,3 por ciento por año, es inferior a la de 1941-1951, que se elevó a 1,4 por ciento. El desequilibrio de la estructura profesional El aumento de la población no ha sido acompañado por una disminución relativa del número de personas que viven de la agricultura. En 1931-1951 la mano de obra ocupada en la agricultura aumentó, en efecto, 1 a Demographic Year Book, 1958 (Naciones Unidas, Nueva York), pág. 95. Anuario de Estadísticas Agrícolas y Alimentarias, 1957 (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, Roma, 1958), pág. 5. PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA 147 de 71 a 74 por ciento de la población económicamente activa total \ en tanto que disminuía el porcentaje de la mano de obra en las industrias y los servicios de 11 a 10 por ciento y de 18 a 16 por ciento respectivamente. Entre 1941 y 1951, la población económicamente activa total aumentó en 20,2 millones de seres; el aumento en la mano de obra industrial llegó a sólo 300.000, en tanto que los servicios absorbieron a 5,7 millones de personas y la agricultura tuvo que acomodar al resto de la mano de obra: 14,2 millones 2. Así, 1,4 por ciento del aumento de la mano de obra se dirigió a la industria, 28,3 por ciento a los servicios y 70,3 por ciento permaneció en la agricultura. En otras palabras, las ocupaciones no agrícolas podían absorber algo menos de un tercio del crecimiento de la mano de obra resultante del aumento natural de la población y la mayor parte de este tercio era absorbida por los servicios. En consecuencia, entre los años 1941 y 1951 la industria no alcanzó a expandirse suficientemente para crear las oportunidades de trabajo necesarias para una mano de obra en constante crecimiento. Según el informe sobre el segundo plan quinquenal: ... el aumento del empleo no agrícola en las zonas urbanas ha sido balanceado en grado casi igual por una disminución en las áreas rurales... Hasta hace muy poco, en general, había una tendencia3 definida a confiar cada vez más en la agricultura como fuente de subsistencia . Una prueba más de que la industria es incapaz de absorber la mano de obra liberada por la agricultura está en el hecho de que el desempleo urbano aumentó durante el período del primer plan quinquenal a pesar del aumento de la producción industrial. El índice de producción industrial (1946= 100) se elevó de 117 en 1951 a 161 en 1956, pero el número de desempleados inscritos se elevó de 337.000 a 750.000 en el mismo período. Se estimaba en 1954 que el desempleo urbano total llegaba a 2,5 millones, aproximadamente cuatro veces más que el número inscrito en las agencias de colocación 4 , o cerca del 25 por ciento del número total de trabajadores ocupados en la minería y la manufactura s . La actual falta de equilibrio en la distribución de la población entre las ocupaciones es el resultado de fuerzas económicas y políticas que han actuado durante el último siglo y que dieron origen durante mucho tiempo a una diferencia creciente causada por la destrucción de las 1 « La población trabajadora del mundo », loe. cit. ídem, pág. 579. GOVERNMENT OF INDIA, Planning Commission: Second Five-Year Plan (Nueva Delhi, 1956), pág. 316. i Ibid., pág. 110. 5 Anuario de Estadísticas del Trabajo, 1957 (O.I.T., Ginebra), pág. 31. 2 3 148 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO industrias caseras y la escasez de la expansión del empleo en las fábricas. En la India de antes del siglo xix las industrias domésticas, que estaban ubicadas en su mayor parte en las aldeas, producían artículos para el consumo local e inmediato. Durante el siglo xix estas industrias estuvieron expuestas a la competencia de productos manufacturados extranjeros de menor precio y se vieron forzadas a retirarse de la producción. Puesto que la textil era la principal industria de artesanía y los tejedores constituían el grupo más numeroso entre los artesanos, su desocupación aumentó la presión de la población en las tierras 1 . La destrucción de las pequeñas industrias a domicilio tuvo consecuencias económicas mucho más graves aún por que no se fundaron simultáneamente establecimientos manufactureros nacionales que ofrecieran posibilidades de empleo a los artesanos que habían sido privados de sus medios de vida. A este respecto, el efecto de la revolución industrial en la India fué muy diferente de su efecto en Inglaterra, donde ... se abrieron nuevas vías para el empleo industrial que absorbieran, a lo más con un poco de retraso, no sólo a los artesanos desplazados de sus ocupaciones arruinadas, sino a los agricultores que perdían sus tierras2. El retraso en la India se extendió durante un período de más de medio siglo ; las industrias de artesanía local fueron arruinadas durante el año 1830 y siguientes y, sin embargo, en 1892 las fábricas sólo podían ofrecer empleo a 316.000 trabajadores 3 . Sólo después de la primera guerra mundial el Gobierno llegó a interesarse en el desarrollo de las industrias y a introducir una política para proteger las recién creadas. La falta de una vigorosa política a largo plazo 4 por parte del Gobierno para desarrollar la industria explica bastante la situación actual de la estructura profesional. Los factores de repulsión en la agricultura Existen ciertas indicaciones claras del grado en que hay un exceso de mano de obra disponible en la agricultura. Tales indicaciones son: oportunidades de empleo inadecuadas para los asalariados agrícolas; bajo nivel de productividad de la mano de obra; bajos ingresos per capita; extensión del desempleo y el subempieo, y tamaño reducido de las parcelas. 1 S. J. PATEL: Agricultural Labourers in Modern India and Pakistan (Current Book House, Bombay, 1952), pág. 39. 2 Ibid., pág. 40. 3 P. A. WADIA y K. T. MERCHANT: Our Economic Problem (New Book Company, Bombay, 1954), pág. 395. 4 P. BANERJEA: A Study of Indian Economics, séptima edición (Universidad de Calcuta, Calcuta, 1954), pág. 372. PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA 149 El mercado del empleo. Según el Comité de Investigación de las Condiciones del Trabajo Agrícola, un tercio de los trabajadores agrícolas, o 17,6 millones de un total de 58 millones de familias rurales, no tenían ningún derecho a sus terrenos o tenían un derecho reducido. Del número total de trabajadores agrícolas, algo más del 50 por ciento tenían algún terreno aunque estaban ocupados principalmente como asalariados por más de la mitad del número total de días de trabajo 1 ; el resto, o sea algo menos del 50 por ciento, eran asalariados agrícolas que no tenían ningún terreno. En una publicación oficial reciente se estima que un poco menos de la mitad de los hogares rurales o no tienen ningún terreno o tienen menos de un acre 2, lo que sugiere que ha aumentado la proporción de los trabajadores agrícolas que no tienen tierras. Los trabajadores tienen poco estímulo para continuar su trabajo en la agricultura, puesto que las condiciones de empleo son muy poco satisfactorias. El conjunto de los trabajadores agrícolas está formado por trabajadores ocasionales, de los cuales sólo un 11 por ciento tienen un empleo más o menos permanente 3. Los más solamente han concluido con el arrendatario o el dueño de las tierras un acuerdo moral cuya duración puede extenderse entre unos pocos días o algunos meses durante la temporada en que se necesiten más trabajadores. Por regla general, esos trabajadores pueden emplearse alrededor de siete meses al a ñ o 4 ; el resto del tiempo lo pasan parcial o totalmente desempleados. Muchos de los trabajadores han sido reducidos al estado permanente de siervos porque su pobreza los ha obligado a contraer enormes deudas por las que, finalmente, han debido comprometer su persona. Las obligaciones creadas por las deudas posibilitan el desarrollo de una situación favorable para la disminución de las tasas de salario. Es cierto entonces que: ... al reducirse el poderío de los asalariados para discutir las condiciones de empleo, automáticamente disminuye la tasa existente de salarios, que, de otro modo, habría sido superior. Al mismo tiempo, la existencia de las deudas y del gran número de trabajadores aumenta la disponibilidad de mano de obra en la familia del trabajador deudor 5. 1 GOVERNMENT OF INDIA, Ministry of Labour: Agricultural Labour Enquiry: Rural Manpower and Occupational Structure (Nueva Delhi, 1954), pág. 11. 2 IDEM, Cabinet Secretariat: First Report on Land Holdings, Rural Sector, The National Sample Survey, Eight Round, July 1954-March 1955, num. 10 (Nueva Delhi, 1958), pág. iv. 3 Ibid., pág. 33. 4 Second Five-Year Plan, op. cit., pág. 315. 6 GOVERNMENT OF MADHYA BHARAT: Report of the Minimum Wages Committee (Agriculture) (Government Press, Indore, 1954), pág. 34. 150 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO En ciertas regiones no solamente se obliga a trabajar al deudor, sino también a toda su familia, para cancelar la deuda, y ello sin recibir una remuneración aparte, a veces sólo a cambio de salarios puramente nominales. A tales personas no les queda ninguna esperanza en la agricultura y sólo las mantiene el deseo de trasladarse a la ciudad tan pronto como les resulte posible. Constituyen la reserva que alimenta una corriente continua de mano de obra para los empleos no agrícolas. La baja productividad. Como tendencia a largo plazo, la producción agrícola no ha mantenido la misma velocidad que el crecimiento de la población. Del período 1934-1938 al 1955/56-1956/57 la producción agrícola ha aumentado en 21 por ciento (según el índice de la O.A.A.), en tanto que entre 1937 y 1957 la población aumentó en 28 por ciento. Puesto que la población agrícola creció aproximadamente con la misma velocidad que la población total durante este período, ha debido disminuir el nivel de la productividad de la mano de obra en la agricultura. Las cosechas por hectárea son inferiores en comparación con las cosechas de otros países de Asia, llegando a menos de la mitad de las cosechas de arroz y trigo de la China y mucho menos aún que las del Japón. Hasta hace muy poco, no han mostrado sino un pequeño aumento. Sin embargo, en el período del primer plan quinquenal (1951-1956), las cosechas de arroz y de los cereales importantes han aumentado. La producción agrícola total del período 1948/49-1952/53 al 1955/56-1956/57 aumentó en 17 por ciento (según el índice de la O.A.A.) y de este modo se ha mantenido a la misma altura que el aumento de la población en igual período. El mejoramiento del nivel de productividad de la mano de obra depende especialmente del grado en que se puedan aumentar las cosechas por hectárea. Los bajos salarios. Los salarios agrícolas son mucho menores que los percibidos por los trabajadores urbanos. Según una encuesta que se efectuó en 1949 en siete estados, el promedio de ingresos anuales por asalariado en las familias de trabajadores agrícolas llegaba solamente a una fracción del promedio de los ingresos anuales de un trabajador empleado en una fábrica y, en la mayor parte de los casos, estaba notablemente por debajo de los salarios que percibe un trabajador en el peor pagado de los empleos fabriles 1 . En los últimos años ha aumentado la diferencia entre 1 1.L.O. : Problems of Wage Policy in Asian Countries, Studies and Reports, New Series, num. 43 (Ginebra, 1956), pág. 17. PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA 151 los salarios agrícolas y los industriales, principalmente a raíz de los aumentos concedidos a los obreros fabriles. Si se comparan los salarios de los jornaleros varones ocasionales con los de los obreros de fábrica del estado de Bombay, se ve que en 1957 los primeros sólo representaban el 33 por ciento de los segundos, mientras que en 1950 habían representado el 50 por ciento. Desempleo y subempieo rurales. Las últimas estimaciones disponibles acerca del desempleo rural revelaron la existencia de 2,8 millones de desempleados rurales *. Entre los años 1951 y 1956, cuando se cumplía el primer plan quinquenal, el desempleo rural se mantuvo estacionario en parte como resultado del aumento de la producción. Actualmente, el desempleo rural llega a cerca del 4 por ciento de la población agrícola. Sin embargo, el término « desempleo » da lugar a equívocos cuando se aplica a la población agrícola activa, puesto que en la India el desempleo no se muestra en la superficie, sino que permanece oculto o disimulado en forma de subempleo. El subempieo prevalece mucho entre todas las clases de los trabajadores agrícolas, incluyéndose a los asalariados, inquilinos y propietarios. La investigación sobre las condiciones del trabajo agrícola mostró que en toda la India los trabajadores agrícolas adultos varones conseguían empleo remunerado (incluido el trabajo no agrícola) sólo durante 218 días del año, existiendo variaciones regionales que iban de 289 días en el Norte de la India a 181 días en el Sur del país 2. Aparte de los asalariados agrícolas, también el desempleo prevalece entre los propietarios e inquilinos de las haciendas. ... Si las unidades de cultivo pudieran acercarse a lo que se podría describir como parcelas para familias, ofreciendo la posibilidad de un trabajo de jornada completa en la agricultura para una familia con un número medio de miembros, se podría mantener la producción agrícola con cerca del 65 al 75 por ciento del número de trabajadores que actualmente se dedican a esa actividad. Naturalmente, durante la temporada de la cosecha son mayores las exigencias de mano de obra, como ocurre en todas partes 1 . El factor de repulsión de la agricultura debe ser considerado no sólo en función del desempleo visible que al presente existe en el sector agrícola, sino también con referencia al grupo de subempleados que estará disponible para efectuar un trabajo de jornada completa. Actualmente la persistencia de la economía tradicional de las aldeas ofrece un 1 Second Five-Year Plan, op. cit., pág. 315. GOVERNMENT OF INDIA, Ministry of Labour: Agricultural Labour - How They Work and Live (Nueva Delhi, 1954), pág. 11. 2 152 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO refugio a la alta proporción de personas censadas como personas a cargo con y sin salario. La comercialización de la economía rural revelará este desempleo oculto o disfrazado, de tal modo que aumentará progresivamente la cantidad de mano de obra que se ofrezca en el mercado para el empleo asalariado, aun sin que crezca la población 1 . El tamaño reducido de las parcelas. Otro factor que induce al agricultor al abandono de sus actividades es la reducida magnitud de las parcelas agrícolas, además de la baja intensidad de la producción. El promedio estimado del tamaño de la parcela en la India es de 4,72 acres ; si se excluye a la gente que no tiene ningún terreno, el promedio se eleva a 6 acres a . Según el censo de parcelas de cultivo, realizado en 22 estados en 1953-1954 por los gobiernos estatales, a pedido de la Comisión de Planeamiento, 50 por ciento de las familias cultivaban parcelas de menos de 1,28 acres y 74 por ciento de las familias poseían menos de 5 acres cada una. Una gran proporción de las parcelas están por debajo del mínimo económico 3 . * * * Así, los factores de repulsión en el trabajo agrícola son características permanentes del mercado del empleo. Aunque en los últimos años ha habido una mejora en la producción por hectárea y aunque se ha hecho un gran progreso en la extensión del programa de desarrollo comunal, es evidente que se necesitarán aumentos de producción mucho mayores para contrarrestar eficazmente los efectos de tales factores. Urbanización La urbanización en la India ha sido lenta y el factor de atracción del empleo urbano continúa siendo leve. En el período 1900-1950, el porcentaje de población que vivía en ciudades de 20.000 o más habitantes 1 K. N. RAJ: Employment Aspects of Planning in Under-Developed Economies, National Bank of Egypt, 5th Anniversary Commemoration Lectures (El Cairo, 1957), págs. 4-16. 2 3 GOVERNMENT OF INDU: First Report on Land Holdings, op. cit., pág. v. Los expertos difieren en la definición de una parcela económica; algunos utilizan el criterio de los ingresos, esto es, el tamaño de parcela capaz de producir un ingreso suficiente para un promedio de familia de cinco miembros, en tanto que otros utilizan una norma de eficiencia. Con cualquiera de los criterios, la proporción es alta. Véase UNITED NATIONS : Land Reform: Defects in Agrarian Structure as Obstacles to Economic Development (Nueva York, 1951), págs. 6-9. PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA 153 aumentó de 4 a 12 por ciento 1. Este crecimiento ha sido causado sólo parcialmente por la industrialización, puesto que otras ocupaciones tales como los trabajos de artesanía, el comercio minorista, el transporte y el servicio doméstico han motivado la atracción de gente a las ciudades, en su mayor parte a trabajos mal remunerados. El movimiento de las personas que se alejan de la agricultura establece un equilibrio basado en niveles muy bajos de ingresos y de empleo. La urbanización en la India ha resultado también del aumento del comercio con los países de ultramar, de tal modo que una gran parte de la población de una ciudad portuaria, como Bombay, por ejemplo, está compuesta por personas que se ocupan del comercio y de la venta al por menor. Nueva Delhi ha crecido porque es la capital del país. Cualquiera que sea la razón principal del crecimiento de una ciudad, la aglomeración de la población y el hecho de que el poder adquisitivo de la comarca esté concentrado en el centro urbano atraen conjuntamente a la mano de obra de las zonas rurales, lo cual lleva a un proceso acumulativo de crecimiento. Una causa que ha contribuido al aumento de la población urbana en la India durante los últimos años ha sido el aflujo de refugiados de Birmania, Ceilán, Singapur y China durante la guerra y de Pakistán desde la época de la partición. Muchos de estos refugiados no podían ser absorbidos en las empresas existentes en las zonas urbanas, de modo que tuvieron que iniciar pequeñas empresas en lo que se puede describir como empleo independiente marginal, tal como por ejemplo los talleres improvisados, el comercio ambulante y las pequeñas industrias de servicios y manufacturas. Ésta es una tentativa de parte de la población urbana creciente para crear nuevos medios de empleo en las ciudades donde ya se dispone de facilidades tales como la energía eléctrica, el transporte, los servicios de bancos, etc. Efectos del desplazamiento de los trabajadores En función de las presiones de la población en la tierra, el sector agrícola sigue, en su mayor parte, sin experimentar alivio por efecto del movimiento migratorio, puesto que continúan aumentando el desempleo y subempieo rurales y sigue disminuyendo el promedio de la magnitud de la parcela. La urbanización debería tener un efecto estimulante en la agricultura al aumentar la demanda efectiva de alimentos y 1 U.N.E.S.C.O., Research Centre on the Social Implications of Industrialisation in Southern Asia: Urbanisation in Asia and the Far East, Proceedings of the Joint U.N./U.N.E.S.C.O. Seminar, Bangkok, 8-18 August 1956 (Calcuta, 1957), pág. 103. 154 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO fomentar sistemas más diversificados de producción, pero no existe ninguna prueba de que asi sea. En cambio, sí es posible que mejore un tanto la situación financiera de los campesinos con las remesas que les envían los parientes que han emigrado a los centros urbanos r . El movimiento continuo de la población rural a las ciudades ha dado origen a problemas de salubridad y vivienda que permanecen sin resolver. Las condiciones de salud, aunque son malas en la aldea, son peores en las ciudades, y los propios migrantes advierten el contraste. En las familias de migrantes la mortalidad infantil es elevada porque las madres tienen que trabajar fuera del hogar para suplementar los ingresos familiares. Las condiciones de vivienda son extremadamente malas en los barrios paupérrimos de las ciudades donde pueden conseguir alojamiento. Aun en las casas construidas bajo el patrocinio del Gobierno escasean continuamente la luz y el aire y el estado de sanidad es inadecuado. Una investigación reciente de las condiciones de vivienda en Bombay mostró que tres cuartas partes de los edificios de vivienda obrera se hallaban en estado ruinoso y tenían más de 60 años y que ni siquiera de este tipo de casas inadecuadas había un número suficiente, de modo que parte de la población de la ciudad vivía y dormía en las aceras 2. Se dice que los migrantes rurales de Bombay: ... â pesar de su larga permanencia en la ciudad y la fuerte influencia de la cultura urbana, mantienen su amor original por la agricultura, sin disminución ni cambio 3. Una de las razones para que exista este estrecho contacto con la aldea está en que dos tercios de los migrantes tienen aún ciertos derechos de propiedad sobre la tierra. La influencia de la aldea en la perspectiva del migrante es suficientemente fuerte durante varios años después de que se ha alejado de ella. ... El migrante típico es un « hombre marginal » en el que el conflicto de las características de la cultura urbana y de la cultura rural actúa con singular fuerza... Ni quiere ni puede romper con.su pasado rural y tampoco está totalmente integrado en el ambiente urbano indiferente y extraño en el que trata de encontrar una posición4. Sin embargo, con el tiempo, los lazos de unión con la familia tienden a debilitarse y esta actitud se manifiesta en la negativa del migrante a 1 Véase U.N.E.S.C.O., Research Centre on the Social Implications of Industrialisation in Southern Asia: The Social Implications of Industrialisation and Urbanisation, Five Studies of Urban Populations of Recent Rural Origin in Cities of Southern Asia (Calcuta, 1956), pág. 81. 2 Urbanisation in Asia and the Far East, op. cit., pág. 153. 3 Social Implications of Industrialisation and Urbanisation, op. cit., pág. 65. *Ibíd., pág. 224. PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA 155 seguir manteniendo a las personas que dependen de él en la aldea. Igualmente, el alejamiento prolongado de los migrantes tiende a debilitar las costumbres y creencias religiosas, y, puesto que la mayoría de los migrantes son « intocables », les resulta ventajoso olvidar su casta y dejar de creer en las limitaciones de las castas 1 . Económicamente, los migrantes no tienen ninguna seguridad, puesto que su trabajo es inestable y el costo de la vida es elevado. Aunque un asalariado industrial y urbano puede ganar dos veces más que un asalariado agrícola, la disposición del trabajador urbano para el ahorro es muy pequeña. Más aún, el migrante adquiere hábitos dispendiosos tales como el consumo del té y del tabaco, la frecuentación de cines, etc., que constituyen un séptimo del presupuesto de la clase trabajadora 2 . El bajo nivel de los ingresos del trabajador y el alto costo de la vida en las ciudades originan gastos innecesarios que llevan al endeudamiento del migrante. El éxodo rural en la India ha tomado diferentes formas. Puede constituir una corriente suficientemente estable, como en el caso de Bombay, donde los migrantes pueden encontrar algún empleo suficientemente permanente para mantenerlos en la ciudad. En otras ciudades, por ejemplo, en Delhi, existe el fenómeno conocido como la « migración flotante ». La migración en este caso toma la forma de un movimiento incesante de la población de un pueblo a otro y de pueblos a aldeas en busca de empleo, debiendo los migrantes viajar con frecuencia hasta a unos 1.000 kilómetros de distancia, ordinariamente sin pagar billetes. Tales migrantes se trasladan sin tener ninguna información respecto de las oportunidades de empleo. A veces viajan rápidamente de ciudad a ciudad, obteniendo de vez en cuando trabajos que duran varias semanas. No obstante, obtengan o no empleo, permanece su tendencia a volver a su aldea al cabo de cierto tiempo 3. ... Se puede considerar como un éxito económico la migración de 11 a 13 por ciento de las familias; la migración de 9 a 10 por ciento puede ser tomada como un total fracaso, en tanto que la migración de cerca del 77 por ciento de las familias puede ser denominada como « marginal ». Esta vasta mayoría de migrantes sufre muchísimo más, tanto económica como socialmente. Las descripciones de los peores desastres económicos y la más extrema desintegración social y personal que se incluyen en este informe se aplican especialmente a estas familias 4. Existe una estrecha correlación entre la urbanización rápida y el aumento del número de delitos, que se explica parcialmente por las malas 1 2 3 4 Social Implications of Industrialisation and Urbanisation, op. cit., pág. 219. Ibid., pág. 102. Ibid., pág. 162. Ibid., pág. 224. 156 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO condiciones de vida y la aglomeración de la gente y parcialmente por la ruptura de las convenciones sociales y los sistemas de vida de la aldea. Hay en las ciudades un aumento marcado de la delincuencia juvenil, la prostitución y los delitos por consumo de estupefacientes1. Así se demuestra que la mayor parte de los migrantes no se benefician ni económica ni socialmente de su movimiento a las ciudades. Arrastrados por la falta de oportunidades económicas en la aldea y atraídos por trabajos mejor pagados en la ciudad, sólo llegan a encontrar ambientes de aglomeración, empleos inseguros y salarios insuficientes para cubrir el alto costo de vida. Política futura El problema básico de la India es acelerar el aumento de la producción agrícola. En vista de las cosechas por hectárea, muy bajas en comparación con otros países asiáticos, parecería que existe un gran margen para el aumento de la producción, tanto de los cereales destinados a la aUmentación como de los cultivos comerciales. El objeto del segundo plan quinquenal (1956-1961) es duplicar la producción agrícola en el curso de diez años, estimulando el desarrollo rural en todos sus aspectos, entre otros, el aumento de las oportunidades de trabajo agrícola y el acrecentamiento de las posibilidades de educación y formación de la población rural. Aparte de la perspectiva de elevar el nivel de las cosechas, también han de introducirse nuevas variedades de cultivos y de productos ganaderos con el fin de reducir la importancia de la sola producción de cereales. Los proyectos de desarrollo comunal y las organizaciones del Servicio Nacional de Extensión Agrícola son los ejes alrededor de los cuales se ha centrado toda la reconstrucción rural, y un objetivo principal del trabajo de desarrollo comunal es elevar la producción agrícola y ofrecer a la población rural oportunidades de trabajo no agrícola. El segundo plan quinquenal se propone extender el desarrollo de las comunidades a todo el país. Según el informe anual de 1958-1959 del Ministerio de Desarrollo Comunal y Cooperación, 165 millones de personas ya recibían los servicios del Programa de Desarrollo Comunal a comienzos de 1959. Aparte del desarrollo de las comunidades, el Gobierno también ha iniciado proyectos destinados a aumentar la cantidad de tierra disponible para la colonización. Cuando termine el segundo plan quinquenal, se espera haber añadido 8.500.000 hectáreas a las tierras irrigadas. También se están introduciendo técnicas mejoradas de explotación 1 Urbanisation in Asia and the Far East, op. cit., pág. 232. PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA 157 agrícola con objeto de aumentar la producción por hectárea. Se tiene la intención de elevar el uso de fertilizantes nitrogenados de 610.000 toneladas en 1955 a 1,8 millones de toneladas en 1961. El segundo plan quinquenal dispone el establecimiento de 3.000 haciendas de multiplicación de semillas, así como de estaciones de examen y almacenes de venta de semillas para los agricultores. Se espera que aumente de 650.000 a 1.600.000 hectáreas la extensión de las zonas en que los cultivos siguen el método japonés. Otras medidas que han de tomarse son la consolidación de las parcelas, la mayor atención a la protección de las plantas y el control de las langostas, las mejoras en los trabajos de ganadería, lechería y horticultura. El plan dispone de un total de 141.500.000 rupias para la investigación en la agricultura; se inaugurarán nuevos institutos de educación agrícola, que comprenden facultades, escuelas básicas de agricultura y centros de extensión. Según la opinión de los expertos extranjeros que han estudiado la agricultura india en detalle: ... La India está haciendo progresos continuos para el aumento de la producción de alimentos... pero deberá triplicarse la velocidad del aumento. Si no se aumenta la producción de alimentos a mayor rapidez que en el presente, la diferencia entre el abastecimiento real y el objetivo propuesto será de cerca de 28 millones de toneladas en 1965-1966. La rapidez del aumento de producción debe tener un promedio de 8,2 por ciento por año durante los próximos siete años. Esta rapidez de aumento debe compararse con el promedio anual de 2,3 por ciento de 1949-1950 a 1958-1959 y el promedio de 3,2 por ciento de 1952-1953 a 1958-1959. La tarea es abrumadora. Se ve claramente la urgencia de hacer un esfuerzo total 1 . En cuanto a las oportunidades de empleo en la agricultura, el segundo plan quinquenal presupone que el ingreso de nuevos elementos a la población agrícola activa en 1956-1961 será de alrededor de 6,2 millones. En consecuencia, hacia 1961 debe encontrarse ocupación para cerca de 9 millones de campesinos (incluidos los 2,8 millones que están desempleados al presente) 2, y esta tarea también plantea un problema extremadamente difícil. Se espera que disminuya la rapidez de la urbanización en el futuro, en comparación con el período inmediatamente posterior a la división de la India y Pakistán, durante el cual hubo un movimiento de población refugiada a las zonas urbanas. Se supone que en los años 1951-1961 la población urbana aumentará en 33 por ciento, frente a 40 por ciento de 1 GOVERNMENT OF INDIA, Ministry of Food and Agriculture and Ministry of Community Development and Co-operation: Report on India's Food Crisis and Steps to Meet It, por el Agricultural Production Team, auspiciado por la Fundación Ford (Nueva Delhi, 1959), págs. 3-4 y 12-13. 2 Second Five-Year Plan, op. cit., pág. 112. 158 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO aumento ocurrido entre 1941-19511. Con el fin de garantizar que el movimiento a las zonas urbanas se mantenga dentro de límites que permitan su administración, la Comisión de Planeamiento ha adoptado la política de estimular las industrias en pequeña escala y las industrias domésticas en el sector rural. Tales industrias son consideradas ventajosas porque requieren muy poca inversión en relación con las posibilidades de empleo que ofrecen. Otra ventaja de las industrias en pequeña escala es que se distribuyen ampliamente por todo el país, ocasionando al mismo tiempo la dispersión del poder adquisitivo y estimulando la actividad económica local; el costo de la vivienda, del transporte y de las obras sociales es también menor, puesto que la población no tiene que trasladarse a las zonas urbanas. La política futura del Gobierno de la India es, en consecuencia, la expansión del empleo tanto en la ciudad como en el campo con objeto de evitar un excesivo movimiento de la población rural a los centros urbanos. Se espera que el estímulo a las industrias y servicios de los centros rurales y semirrurales creará grandes oportunidades de empleo en el campo. Se está cumpliendo esta política por medio del cobro de impuestos sobre los productos de las fábricas, la organización de mejores facilidades de comercialización para las industrias caseras y el estímulo a las técnicas de intensificación del trabajo, particularmente en las industrias que se desarrollan por iniciativa privada, tales como la trituración de semillas oleaginosas, la molienda del arroz y la elaboración de productos alimenticios en las zonas rurales 2. También se han destinado sumas considerables para la asistencia al desarrollo de las industrias en pequeña escala. En el segundo plan quinquenal, la suma destinada a este propósito fué de 550 mñlones de rupias, un aumento de diez veces la cantidad otorgada en el primer plan quinquenal. Se están organizando sociedades industriales privadas en las pequeñas ciudades no muy alejadas de las principales y ubicadas en « carreteras artificiales que conducen a tales ciudades » 3. Como estímulo adicional para la dispersión de las industrias, el Gobierno da subsidios al abastecimiento de la energía eléctrica a los pequeños pueblos y aldeas y estimula el consumo mediante la concesión de precios especiales 4. PAKISTÁN La India y Pakistán tienen antecedentes históricos comunes y mucho de lo que se ha dicho ya sobre la evolución de la estructura de las ocupa1 2 3 4 Second Five-Year Plan, op. cit., pág. 111. Urbanisation in Asia and the Far East, op. cit., pág. 170. Ibid., pág. 174. Ibid., pág. 177. PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA 159 ciones en la India también es aplicable a Pakistán. Pero el reciente impulso en el desarrollo industrial de Pakistán y la expansión de los servicios que siguió a la división de ambos países aportó un rápido cambio a la estructura de la distribución profesional, de modo que la situación actual del empleo difiere de la que existe en la India. En el momento de la partición, Pakistán era en todo sentido un país insuficientemente desarrollado; había muy pocas industrias, prácticamente no existían servicios tales como la banca comercial y los seguros y sólo existía un personal administrativo rudimentario. Entre los años 1947 y 1957, el rápido adelanto de estos servicios ha ocasionado un aumento acelerado del empleo urbano. Sin embargo, no ha aumentado la producción agrícola, de modo que aunque se ha controlado el crecimiento de la población rural, no ha habido aumento de la productividad de la mano de obra en la agricultura. Evolución de la población agricola activa En 1957 Pakistán tenía una densidad de población de 89 habitantes por kilómetro cuadrado, en comparación con 120 en la India. Existe una diferencia marcada entre las dos regiones del país : Pakistán Oriental tiene una densidad excesivamente elevada, tres veces mayor que la de la región de Sind (Pakistán Occidental). En Punjab (Pakistán Occidental) hay 1,25 acres de tierra cultivada por habitante rural, en tanto que hay sólo 0,75 acres en Pakistán Oriental. La población está creciendo rápidamente; el censo de 1959 da un total de 86,8 millones, frente a 75,8 millones en 1951. Desde 1951 ha habido un cambio rápido en la relación entre las actividades agrícolas y no agrícolas. En 1951 la población económicamente activa total era de 22,4 millones, de los que 17,1 millones, o el 70 por ciento, se ocupaban en la agricultura. Las estimaciones oficiales para 1954-1956 de la población activa total dan 26,1 millones, de los que se calcula que 16,9 millones, un 65 por ciento, se ocupan en la agricultura x, de modo que aparentemente hay una disminución del número de personas ocupadas en la agricultura, al mismo tiempo que ha disminuido la proporción que ocupa la agricultura dentro del total de la población económicamente activa; estas cantidades indican con toda probabilidad una gran rapidez del proceso de desplazamiento de los trabajadores. En efecto, si la mano de obra ha abandonado la agricultura para dedicarse a ocupaciones urbanas con una rapidez suficientemente alta para absorber el aumento natural de la población, entre 1951 y 1954-1956 no puede haber aumen1 Anuario de Estadísticas del Trabajo, 1958 (O.I.T., Ginebra), págs. 38-39. 160 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO tado la presión de la población en la tierra cultivada en Pakistán en la misma forma que en la India. El éxodo hacia las ocupaciones no agrícolas ha sido más fuerte en Pakistán Occidental, donde actualmente sólo un 54 por ciento de la población activa se ocupa en la agricultura, mientras que en Pakistán Oriental la proporción es todavía de tres cuartos del total y la presión en la tierra es aún extremadamente elevada. El porcentaje de desempleo en las zonas rurales es también superior en Pakistán Oriental. Aunque la mano de obra está abandonando la agricultura debido a la atracción ejercida por el programa acelerado de industrialización, existe un cierto grado de desempleo urbano. La gente se traslada a las ciudades para conseguir trabajo, pero las oportunidades de empleo son inferiores a la demanda. Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores Factores de repulsión. Al igual que en la India, las presiones en la agricultura que originan el desplazamiento son la baja productividad y los salarios escasos de la agricultura, las parcelas excesivamente pequeñas y las condiciones de inferioridad social y económica de los asalariados, aparceros y renteros. En contraste con la India, las condiciones de la agricultura no han mejorado en los últimos 10 años y la producción no ha aumentado. Según el índice de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, el aumento en porcentaje de la producción agrícola de 1948/49-1952/53 a 1955/56-1956/57 fué solamente de 4 por ciento y esta pequeña elevación se debió al aumento de la producción de los cultivos comerciales tales como el algodón y el yute. El volumen total de la producción de cereales ha permanecido sin cambio alguno, con un promedio anual de 17,2 millones de toneladas en 19541957, frente al mismo promedio en 1948-1952; la producción de arroz ha aumentado ligeramente, en tanto que la producción de trigo disminuyó un poco. En consecuencia, Pakistán está cada vez más obligado a importar productos alimenticios para abastecer a la población. La disminución de las cosechas de trigo por hectárea en Pakistán es el resultado de diversos factores tanto técnicos como económicos y sociales. La tierra de las zonas irrigadas de Pakistán Occidental es sustraída del cultivo por causa de la destrucción originada por la salinización, la erosión de los terrenos y la elevación de la napa freática *. 1 ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIÓN y COMISIÓN ECONÓMICA PARA ASIA Y EL LEJANO ORIENTE: Food and Agricultural Price Policies in Asia and the Far East (Bangkok, 1958), pág. 87. PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA 161 La escasez de agua en los canales de irrigación ha afectado también al nivel de las cosechas. El conocimiento de los fertilizantes comerciales y de técnicas adelantadas de explotación agrícola no está muy generalizado entre los pequeños agricultores, quienes continúan usando técnicas anticuadas en sus labores agrícolas. Entre los factores sociales y económicos que han impedido el aumento de la producción de alimentos estaba « la incertidumbre que rodea el problema de la tenencia de las tierras » *. Esta incertidumbre ha sido eliminada por la aprobación en 1959 de la legislación de reforma agraria. Los salarios de la industria son muy superiores a los de la agricultura, llegando a 62 rupias por mes, frente a un promedio de 33,12 en la agricultura. Igualmente las fábricas ofrecen un empleo permanente durante todo el año, en tanto que existe subempieo en la agricultura. Como resultado de ello, el agricultor es impulsado a aprovechar cualquier oportunidad, por provisional o modesta que sea, de aumentar sus recursos. Muchos abandonan sus pertenencias de la propiedad familiar para que las cultiven otros miembros de la familia y contribuyen a su mantenimiento con el trabajo que encuentran en otra parte 2 . Los asalariados agrícolas, los renteros y aparceros dejan la agricultura para mejorar su condición. Aunque los asalariados agrícolas constituyen sólo 10,6 por ciento de la población agrícola activa en Pakistán, este bajo porcentaje no representa la situación real, puesto que ciertas categorías numerosas de aparceros tienen una condición semejante a la de los asalariados que no poseen tierras. La condición general del trabajo agrícola no es mejor que en la India. La oferta de mano de obra es mucho mayor que la demanda; excepto en la temporada de la cosecha, sólo existe empleo disponible durante un período no mayor de 15 o 20 días al mes en Pakistán Oriental y durante un período no mayor de 5 meses al año en Pakistán Occidental. La condición de los asalariados agrícolas, especialmente en Pakistán Oriental, ha empeorado desde la partición, puesto que desde entonces ha cesado la migración permanente o temporal a Bengala Occidental (India). Las oportunidades de empleo dentro del país no han aumentado suficientemente para compensar esta disminución de la oferta de trabajo. Al número de asalariados agrícolas sin tierra se añade el de los renteros y propietarios que se ven obligados a trabajar como asalariados a causa de que sus parcelas son demasiado pequeñas para poder vivir 1 GOVERNMENT OF PAKISTAN, National Planning Board: The First Five-Year Plan, 1955-1960 (Karachi, 1957), pág. 213. 2 O. I.T. : Report to the Government of Pakistan on Labour Conditions in Agriculture, documento ILO/TAP/Pakistan/R. 9 (Ginebra, 1955) (mimeografiado), pág. 95. 162 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO de ellas ; el 39 por ciento de todos los renteros de Pakistán Oriental están obligados a colocarse como asalariados. Una buena proporción de las parcelas agrícolas son tan pequeñas que no posibilitan una explotación económica. Entre los dos quintos y una mitad de los agricultores de Pakistán cultivan menos de dos hectáreas de terreno por explotación. La mayor parte son renteros o aparceros. En Pakistán Oriental, la casi totalidad de la tierra cultivable continúa siendo atendida por el bargardar (o aparcero), que no tiene sobre su terreno derechos hereditarios permanentes o transferibles. En Pakistán Occidental, especialmente en Sind, la tierra es cultivada por jaris, a quienes se describe con frecuencia como renteros, aunque en la práctica pueden ser considerados como asalariados agrícolas. Factores de atracción. El desarrollo económico de Pakistán se ha concentrado especialmente en el sector de la industria, cuya expansión ha aumentado las oportunidades de empleo en las fábricas. El índice de producción industrial se elevó de 100 en 1950 a 445 a fines de 1958. En Pakistán Occidental las industrias están mucho más centralizadas que en Pakistán Oriental y las condiciones tienen la apariencia de ser similares a las que prevalecen en las ciudades de la India. Sin embargo, no hay un estudio reciente de la situación en los centros urbanos de Pakistán Occidental, y el único estudio disponible sobre Pakistán Oriental es el de la U.N.E.S.C.O. sobre las condiciones en Dacca 1 . En consecuencia, la falta de datos hace difícil comentar los antecedentes y las actitudes de los trabajadores de las fábricas en todo el país. En Pakistán Oriental se han ubicado las fábricas en las zonas semiurbanas y rurales por razón de las condiciones favorables de transporte (la amplia red de ríos navegables), la disponibilidad de las principales materias primas (tales como el yute, cueros y pieles, etc.) y el reciente desarrollo de instalaciones hidroeléctricas en las zonas rurales y semirrurales. El 48 por ciento de los trabajadores de fábrica interrogados en el estudio de Dacca continúan residiendo con sus familias en la aldea al mismo tiempo que contribuyen a los ingresos familiares mediante su empleo en las fábricas 2. El 53 por ciento de los trabajadores de las fábricas todavía poseen algún terreno cultivable. La mayoría de los que buscan empleo en las fábricas son pequeños propietarios y renteros con parcelas que no posibilitan una explotación económica. Existe relación estrecha entre el funcionamiento de las fábricas y las actividades 1 The Social Implications of Industrialisation and Urbanisation, op. cit., págs. 107 y siguientes. 'Ibid., pág. 118. PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA 163 agrícolas, al punto de que ya se prevé un aumento marcado del ausentismo durante las temporadas de cosecha y de siembra. Los empleadores se han resignado a que sus trabajadores dejen la fábrica durante estas épocas y han tomado las medidas necesarias para acomodarse a esta situación. En Narayanganj, que recientemente se ha desarrollado como centro urbano, las fábricas están ubicadas en la zona rural misma, de tal modo que los terrenos inmediatamente adyacentes a las fábricas son cultivados, y se han organizado los turnos de tal forma que después de cada período de trabajo de cuatro horas los trabajadores gocen de un período de descanso de igual duración para dedicarlo a las actividades agrícolas, al mismo tiempo que cada trabajador de la fábrica obtiene licencias especiales durante los períodos críticos de la agricultura para poder atender a su hacienda. Dentro del radio de 15 kilómetros de Dacca se ha desarrollado recientemente la manufactura de artículos de goma, de telas y ladrillos y los obreros de las fábricas combinan este trabajo con la agricultura. Según el estudio de la U.N.E.S.C.O., la combinación de la agricultura con el empleo industrial no siempre ha sido una total bendición para los agricultores. Los terrenos para las fábricas de yute de Dacca fueron adquiridos con la intervención del Gobierno y los agricultores recibieron una compensación inadecuada; el pago fué efectuado en varias cuotas y el dinero recibido fué gastado en artículos de consumo en vez de ser invertido. En algunos casos los aldeanos sufrieron un desengaño porque no se los reclutò para el trabajo de las fábricas, puesto que los empleadores prefirieron obtener en otras regiones mano de obra ya adiestrada. Política futura Tanto el proyecto de plan quinquenal como el « Programa de Desarrollo para 1959-1960 » asignan gran importancia al fomento agrícola, con objeto de eliminar el desequilibrio entre la agricultura y la industria. Entre los años 1956-1957 y 1957-1958 se han duplicado los gastos públicos para el desarrollo rural y de la agricultura: de 144 millones a 300 millones de rupias. El Programa de Desarrollo asigna una importancia excepcional a los sectores productivos : la agricultura, el desarrollo de fuentes hidráulicas y de energía eléctrica, los combustibles, los minerales, el transporte y las comunicaciones, que en conjunto forman el 82 por ciento de los egresos totales. El propósito actual es aumentar la producción agrícola para lograr que el país se abastezca a sí mismo de cereales destinados a la alimentación. Una de las primeras medidas tomadas por el Gobierno en 1958 fué aprobar la legislación de la reforma agraria para Pakistán Occidental, fijando el máximo de 500 acres de extensión de los terrenos agrícolas en 164 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO las zonas irrigadas y 1.000 acres en las zonas de secano; los terrenos excedentes del máximo fijado para la propiedad deben ser entregados al Gobierno para su redistribución entre los renteros y otros agricultores. Se compensó a los propietarios con bonos que rinden intereses y son redimibles dentro de los 25 años. En cuanto se refiere al desarrollo agrícola general, el Gobierno está financiando grandes y pequeños proyectos de irrigación ; se estimula a los agricultores para que adopten el método japonés de cultivo del arroz, especialmente en Pakistán Oriental, donde se dan mejores cosechas; se ofrecen subsidios a los agricultores que utilizan fertilizantes, y con la ayuda de expertos extranjeros se han establecido institutos y facultades de agronomía. El desarrollo comunal es estimulado por medio de la « V-AID » 1 , un programa combinado de desarrollo agrícola e industrial de la aldea, con objeto de utilizar la mano de obra rural desempleada. En el sector industrial, la política del Gobierno consiste en ayudar a todas las industrias, especialmente a las pequeñas y medianas que han sido establecidas tanto en las ciudades como en las zonas rurales y semirrurales, con objeto de evitar un mayor movimiento de la población hacia las ciudades y, consiguientemente, el aumento del desempleo urbano. JAPÓN , Desde 1868, fecha de la restauración Meiji, que marca el comienzo del « período de modernización » del Japón, la rapidez del crecimiento de la población en una zona reducida y densamente poblada ha ocasionado un problema gravísimo de utilización de la mano de obra. Aun antes de esta fecha, el país estaba densamente habitado y la población aumentaba con rapidez. Entre 1872 y 1940, la población se ha duplicado, aumentando de 35 a 73 millones. Sin embargo, no aumentó la población rural 2. La modernización significó que el enérgico desarrollo industrial y comercial absorbió en las ocupaciones urbanas, además del aumento natural de la población urbana, el total del aumento natural de la población rural sobrante. Evolución de la población agrícola activa En consecuencia, la participación de la agricultura en el total de la población económicamente activa disminuyó relativamente durante este período : 1 2 Village, Agricultural and Industrial Development. Irene B. TAUEBER: «Population and Labor Force in the Industrialisation of Japan, 1850-1950», en Economic Growth; Brazil, India, Japan, editado por S. KUZNETS, W. E. MOORE y J. J. SPENGLER (Duke University Press, Durham, Carolina del Norte, 1955), pág. 318. PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA 165 ... el porcentaje de todas las familias ocupadas en la agricultura disminuyó de 71 por ciento en 1884 (20 prefecturas) a 64 por ciento en 1904, 60 por ciento en 1909 y 58 por ciento en 1919 K De 1920, en que se tomó el primer censo, a 1930, la población agrícola activa permaneció constante alrededor de los 13,7 millones; entre 1930 y 1940 aun llegó a disminuir ligeramente. En consecuencia, comparado con otros países asiáticos, el Japón logró evitar el aumento de la población agrícola activa en este período. No hubo ningún retraso entre la influencia de la economía mundial y el desarrollo industrial nacional, como ocurrió en la India, y por tanto, la estructura profesional alcanzó un mejor equilibrio durante este período en el Japón que en la India: ... fué solamente este considerable éxodo rural de los autóctonos el que posibilitó la coexistencia de una disminución de la mortalidad con la alta natalidad durante muchos decenios, sin acarrear aumentos intolerables del número de personas que trataban de obtener medios de vida en la limitada tierra disponible 2. Representa un resultado considerable el haber evitado el aumento de la población agrícola activa cuando el total de la población económicamente activa crecía con tanta rapidez. Desde el punto de vista de la eficiencia de la agricultura y del nivel de vida rural, la situación de la mano de obra no era tan favorable como habría sido si el éxodo rural hubiera sido tan rápido como para reducir la población agrícola total. Sin embargo, siguieron constantes la población agrícola, el número de haciendas y el área cultivable. « El problema agrícola del Japón reside en el hecho de que estas tres cifras fundamentales permanecen estacionarias » 3. Se pudo elevar el nivel de vida rural mediante la intensificación de los cultivos, que logró un gran éxito: hasta 1940 las cosechas se elevaron considerablemente. También se logró un mejoramiento mediante la creación de empleos subsidiarios en las industrias domésticas y las industrias locales en pequeña escala, que garantizaban ingresos adicionales a una gran parte de la población rural. Hasta 1940, en consecuencia, aunque no fué resuelto el problema del nivel de vida rural, fué contenido dentro de ciertos límites. A partir de la segunda guerra mundial, el problema se agravó considerablemente. Entre 1940 y 1950 la población total aumentó en 10 millones, llegando a un total de 83 millones en 1950. La población 1 TAUEBER, op. 2 cit., pág. 321. Ibid., pág. 338. 3 S. TOBATA: Japan's Agriculture: Farming Population (Ministry of Foreign Affairs, Tokio, 1956), pág. 7. 166 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO agrícola activa, aunque continuó disminuyendo en relación con la total, aumentó en cifras absolutas, llegando a 17,22 millones en 1950, frente a 14,68 millones en 1930. Como resultado de la guerra, el empleo en la industria manufacturera disminuyó en un millón, en tanto que aumentó en 1,1 millones el empleo en los servicios (especialmente del Gobierno). Así, la mayor parte del aumento de la población económicamente activa fué absorbido por la agricultura, como se muestra en el cuadro 41, que abarca el período de 1920 a 1954. CUADRO 41. — JAPÓN: POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA Y POBLACIÓN ACTIVA TOTAL (1920-1954) (En millares) Años 1920 1930 1950 1954 Población agrícola activa 1 Población económicamente activa total Porcentaje de la población agrícola activa en relación con la población activa total 14.661 14.687 17.220 18.060 26.733 29.049 35.000 39.930 55 51 49 45 Fuente: « La población trabajadora del mundo », he. cit. 1 Incluidas las industrias forestales y pesqueras. Desde 1954 ha habido una disminución del empleo en la agricultura, las industrias forestales y la pesca. El empleo total entre septiembre de 1950 y septiembre de 1956 aumentó en 6,1 millones, desde 36,48 millones hasta 42,58 millones, en tanto que el empleo en la agricultura y las industrias forestales y pesqueras disminuyó de 18,53 millones a 17,95 millones, representando una disminución de 51 a 42 por ciento del empleo total. Así, la población agrícola activa permanece ahora estabilizada en una cifra mucho mayor que antes de la segunda guerra mundial. En consecuencia, ha aumentado también el número de familias de agricultores. En 1950 este número era de 6,2 millones, frente a 5,5 millones en 1941. Las parcelas han aumentado en cantidad y han disminuido en extensión: en 1952, el promedio de extensión de una hacienda era de 2,25 acres. Estos cambios se deben en parte a la reforma agraria y a la nueva ley de sucesión, que ha introducido la división entre los herederos varones. Desde aquella fecha se ha producido cierta disminución en el número de las haciendas y de las familias agrícolas, pero ambos totales siguen siendo mucho más grandes que en el período comprendido entre las dos guerras. PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA Factores que influyen sobre el desplazamiento de los 167 trabajadores En 1954-1956, la producción de alimentos superó en un 26 por ciento el total de preguerra. A pesar del aumento de la población agrícola activa, la renta real per capita en la agricultura fué en 1954 ligeramente más elevada que en el período que medió entre las dos guerras mundiales, como resultado de cosechas más ricas y mejores precios. En 1955, año de cosechas verdaderamente excepcionales, los ingresos de la agricultura fueron notablemente elevados. Sin embargo, el ingreso real per capita en la agricultura representa sólo una tercera parte de los ingresos percibidos en otras ramas de actividad económica y la brecha no ha hecho más que ahondarse en los años de la postguerra 1 . También han aumentado las diferencias de salario entre la agricultura y la industria manufacturera. Inmediatamente después de la guerra, los salarios de la agricultura eran superiores a los de la industria, pero hacia 1954 se habían reducido a un 43 por ciento del nivel de los salarios industriales 2. El nivel relativamente bajo de los salarios agrícolas y el nivel relativamente muy bajo de los ingresos agrícolas entre los pequeños agricultores que tienen sólo una fracción reducida de terreno son fuertes factores de repulsión. Pero una distribución más equitativa de la propiedad, la mayor seguridad en la tenencia de las tierras y la reducción de los impuestos a la propiedad rural ejercen un efecto de atracción. Aunque las ganancias en la industria son mucho mayores, no es muy fuerte la atracción del empleo industrial, puesto que existe cierto desempleo en las ciudades. En consecuencia, el éxodo rural toma una nueva forma. Los trabajadores continúan abandonando la agricultura como antes. Sin embargo, una gran proporción de agricultores y de sus familias permanecen en las haciendas ocupados en trabajos subsidiarios o cultivando la tierra como una función subsidiaria de otras ocupaciones. El ingreso no agrícola en 1952 representaba un 34 por ciento del ingreso de las haciendas, frente a 21 por ciento durante el período comprendido entre las dos guerras 3. Hace mucho tiempo que la artesanía y las industrias locales en pequeña escala se combinan con la agricultura. Esta relación es, por cierto, una de las características más notables de la economía japonesa. Sin embargo, a partir de la segunda guerra mundial ha cambiado de carácter el trabajo subsidiario en la familia agrícola. No se reduce, 1 JAPANESE GOVERNMENT, Economic Counsel Board : Economic Survey of Japan, 1952-1953 (Japan - E.C.A.F.E. Association, Tokio), pág. 141. 8 MINISTRY OF LABOUR: Analysis of the Japanese Labour Economy (Tokio, 1956), pág. 49. 3 Economic Survey of Japan, op. cit., pág. 117. 168 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO como ocurría en el pasado, a la producción doméstica o local integrada con la agricultura, sino que toma la forma de empleo industrial combinado con el trabajo ocasional o temporal en la hacienda. ... El llamado exceso de población no ha sido totalmente eliminado del trabajo de la tierra, y se ha creado una población trabajadora que se mantiene con un pie en la parcela agrícola y el otro en las industrias... De este modo, existe una población trabajadora... de la que puede decirse que es una especie de población fronteriza que vacila entre los sectores agrícola y no agrícola1. Desde el punto de vista de la población rural, se puede considerar esta situación como beneficiosa, puesto que una « ocupación secundaria » posibilita a los agricultores más pobres la adición de recursos apreciables a sus ingresos. Pero, desde el punto de vista del conjunto de la población económicamente activa, la existencia de gran número de trabajadores dispuestos a aceptar empleos mal pagados puede tener un efecto depresivo en el nivel de los salarios industriales: ... en todo caso, si las condiciones generales de empleo empeoran, la población agrícola activa que abunda en los distritos rurales y que recibe bajos salarios puede llegar a constituir un elemento potencial para la introducción de medidas drásticas en relación con los niveles de salarios en el Japón 2. Política futura En vista de la gravedad de la situación del empleo, de la alta proporción de alimentos importados y de la amenaza para los salarios urbanos que constituyen los agricultores que se emplean parcialmente en la industria, se están haciendo en el plan quinquenal todos los esfuerzos para aumentar la productividad y el empleo en la agricultura. Se espera que hacia 1960 la producción agrícola habrá aumentado en 2,3 millones de toneladas, o sea un 15 por ciento, y que la productividad de la mano de obra en la agricultura habrá subido en 2,5 por ciento. Se espera que la agricultura absorba a 760.000 trabajadores más. CONCLUSIONES El problema central común de estos tres países es que el desplazamiento de los trabajadores es demasiado lento, tanto desde el punto de vista de la distribución de la población económicamente activa en su totalidad — equilibrio de la repartición profesional — como desde el punto de vista de la eficiencia de la población agrícola activa. 1 J TOBATA, op. cit., págs. 19-20. Economic Survey of Japan, op. cit., pág. 126. PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA 169 En los tres países, el problema se plantea en términos diferentes. En la India es mucho más serio y difícil de resolver, porque la mano de obra se desplaza hacia los sectores urbanos de baja productividad; en gran medida, el desplazamiento representa sólo una transferencia de la mano de obra sobrante de la aldea a la ciudad. Las nuevas inversiones no bastan para ofrecer mayores oportunidades de empleo fuera de la agricultura o en la agricultura misma. En Pakistán, el factor de repulsión se debe a condiciones generales básicamente semejantes, pero es mucho más fuerte el factor de atracción de las nuevas posibilidades de empleo, y el ritmo del desplazamiento es aparentemente bastante rápido para evitar el crecimiento desmedido de la población agrícola activa. En el Japón, el problema de la congestión en el campo, que se mantuvo dentro de ciertos límites durante largo tiempo, se presenta actualmente en forma acentuada, como un tipo inestable de empleo que fluctúa entre la agricultura y la industria. ¿ Podrá decirse algo útil acerca de este problema fundamental que no se haya dicho ya en varias ocasiones ? Mayores esfuerzos para el aumento de la productividad del trabajo y de la tierra, descentralización y desarrollo de pequeñas industrias, desarrollo comercial: éstas son diversas posibilidades de lograr el mayor aprovechamiento de los recursos, cada vez más escasos. Está fuera de los límites de este informe la discusión de cuánto puede lograrse por medio de ellos y cuáles son las mejores combinaciones de estas medidas. Sin embargo, el estudio de la situación en Pakistán hace notar un hecho importante, que no siempre es suficientemente considerado cuando se discuten los problemas del exceso de la población rural. Aunque el ritmo de la migración parece haberse elevado suficientemente para impedir el aumento de la población agrícola activa, la producción agrícola no ha aumentado, en parte porque las inversiones en la agricultura son demasiado reducidas para vencer los obstáculos naturales que traban una mayor producción (por ejemplo, la salinidad de las tierras), y en parte por los controles de precios y las condiciones de las instituciones locales. Cuando se discuten los problemas del crecimiento de la población agrícola activa en los países densamente poblados, se arguye con razón que el principal remedio para la depresión del nivel de vida debe ser la reducción del número de personas que trabajan en la agricultura. Sin embargo, se supone con demasiada frecuencia que la reducción de la mano de obra agrícola será suficiente de por sí para aumentar la producción agrícola por cabeza. La experiencia de Pakistán demuestra que éste no es necesariamente el resultado, dado que el nivel de producción agrícola está determinado por otros factores, y no sólo por el exceso de mano de obra en la tierra cultivable. 170 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO En consecuencia, parece que el problema de aligerar la presión de la población agrícola en las zonas cultivables congestionadas no será resuelto simplemente acelerando la rapidez del movimiento, aunque tal aceleración es una condición esencial para el mejoramiento de los ingresos agrícolas. Se puede lograr muchísimo realizando esfuerzos para elevar el nivel de producción por hectárea, y es significativo que el Japón, donde los niveles de producción por hectárea son mucho mayores que en la India o Pakistán, esté concentrándose en este método de mejorar la situación del empleo en la agricultura. CAPÍTULO VI PAÍSES EN VÍAS DE RAPIDO DESARROLLO El presente capítulo trata de las condiciones del movimiento de la mano de obra que abandona la agricultura en los países cuyo desarrollo se ha ido acelerando últimamente. En la mayor parte de estos países, la dinámica del crecimiento reside en la industria, especialmente en la minera, y el nivel del desarrollo agrícola por regla general no guarda relación con los recursos naturales. La característica esencial que tienen en común estas economías extremadamente heterogéneas es el contraste entre la industria y la agricultura en organización, técnicas y niveles de productividad. La industria utiliza técnicas modernas y considerables capitales, en tanto que la agricultura es primitiva o es muy extensiva y emplea muy poco capital. Los países que presentan este contraste varían muchísimo en su estructura agraria y en sus condiciones demográficas. Venezuela tiene un sistema paralelo de latifundios y minifundios. El Brasil presenta una estructura mixta con grandes propiedades cultivadas extensivamente, plantaciones de cultivo intensivo, haciendas medianas para el cultivo de cereales y regímenes primitivos de tenencia comunal. Irak tiene una escasa población y la mayor parte de la zona cultivable se concentra en grandes latifundios que son explotados por arrendatarios. Algunos territorios de África central están muy escasamente poblados y la tierra, que es de propiedad comunal, sirve a una agricultura de autoabastecimiento. El ritmo con que aumenta la población agrícola es variable, aunque la productividad del trabajo agrícola es baja en casi todas partes. Por otra parte, la industria presenta niveles relativamente elevados y crecientes de productividad (en la minería son aun más altos) por causa de las enormes inversiones de capital por trabajador. Los países que poseen sobre todo industrias mineras o de extracción del petróleo presentan el caso extremo de este tipo de desarrollo enteramente desequilibrado. Esas industrias son financiadas con capitales extranjeros y abastecen a los mercados de exportación, de modo que su expansión no está entorpecida por el bajo nivel de productividad de otros sectores de la economía. En estos países el ritmo con que aumentan las inversiones es elevadísimo. Por ejemplo, en el Congo Belga, la formación de capitales 172 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO representaba en 1951 un 21,7 por ciento del producto nacional neto, y en Rhodesia del Sur, en 1950, llegó a 45,5 por ciento. En Venezuela, la rapidez de inversión durante los primeros años de la década de 1950 fué de 23 por ciento del producto nacional bruto 1 . En Irak, en 1956, la inversión bruta de capitales, públicos y privados, representó un 27 por ciento del producto nacional 2 . Así, en comparación con algunos de los países superpoblados que se consideraron en el capítulo anterior no existe escasez de capital para la expansión industrial. Pero el desarrollo tiende a concentrarse en el sector industrial y predominantemente en una rama de ese sector. Por supuesto, esto no constituye una desventaja para la economía ; una industria altamente productiva puede proveer el estímulo para la expansión general en la misma forma en que la agricultura altamente eficiente ofreció un estímulo para el desarrollo en Norteamérica en la segunda mitad del siglo xix. En ese período, la industria y la agricultura estaban relacionadas recíprocamente en su desarrollo ; las ganancias de la exportación de los productos agrícolas contribuyeron a financiar la inversión en la industria y el transporte, en tanto que la expansión industrial y comercial, a su vez, creó mayores mercados urbanos para la producción agrícola y proveyó a la agricultura del equipo necesario para elevar su eficacia. Pero en los países que actualmente se industrializan con mucha rapidez, la expansión tiende a permanecer concentrada en un sector. Pueden aparecer grandes diferencias entre los niveles de productividad de los "sectores de exportación y de los demás sectores de la economía por razón de que las ganancias del sector de la exportación son reinvertidas en la misma industria y no contribuyen necesariamente a aumentar el capital del resto de la economía a menos que existan planes de desarrollo que prevean la reinversión en la infraestructura económica del país. Como la principal inversión es de capital, puede que no sea muy grande el volumen de empleo creado en la industria misma. No obstante, existe la posibilidad de que aumente el empleo en el sector urbano como resultado de la necesidad de servicios relacionados con la industria principal y del aumento de los ingresos, de tal modo que se atraerá a la mano de obra a las ocupaciones urbanas. El aumento del poder adquisitivo en la ciudad traerá consigo un aumento de la demanda total de alimentos y una elevación de los precios. 1 W . W. ROSTOW: « The Take-Off into Self-Sustained Growth », en The Economic Journal (Royal Economic Society, Londres), num. 261, marzo de 1956, pág. 36, nota 3. 2 NACIONES UNIDAS: La evolución económica en el Oriente Medio, i956-1957, suplemento del Estudio económico mundial, 1957 (Nueva York, 1958), pág. 34. PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 173 Si la producción agrícola aumenta, deberían aumentar paralelamente el empleo y los ingresos en la agricultura. Sin embargo, es posible que el abastecimiento de alimentos no muestre gran flexibilidad aunque no haya escasez de terrenos ni de mano de obra. En diversos países incluidos en este grupo, las condiciones naturales constituyen un obstáculo para el aumento de la producción: por ejemplo, en el Brasil (sequías periódicas y agotamiento de los terrenos) y en Irak (salinidad de las tierras). Estos obstáculos pueden ser insuperables si no hay una inversión pública en gran escala en obras de irrigación y avenamiento. La expansión de la producción agrícola puede ser también dificultada por la falta de caminos y de transporte, como ocurre en Venezuela (donde se dice que es más barato importar un huevo por vía aérea de Estados Unidos que llevarlo por carretera desde el interior a la capital). La estructura agraria puede constituir también un obstáculo para el aumento de la producción de alimentos: por ejemplo, los sistemas de tenencia comunal de la tierra, en los que se utilizan métodos primitivos de cultivo, o los sistemas de latifundios, en los que un uso extensivo de la tierra para el pastoreo del ganado reporta ingresos seguros sin nuevos desembolsos de capital ni costos adicionales de explotación. La falta de elasticidad en el abastecimiento es particularmente notable en Latinoamérica, donde el desequilibrio estructural de este tipo constituye la regla general, aunque el potencial agrícola de la mayoría de los países es elevado. El que la producción agrícola no pueda ponerse al nivel de la demanda creciente de alimentos x se debe no a una escasez generalizada de mano de obra en la agricultura, sino a una inversión insuficiente 2. En los países que exportan productos industriales, por ejemplo, Venezuela, la demanda creciente de alimentos puede ser satisfecha por las importaciones. En otros países — en particular, Bolivia —, no se puede importar una cantidad de alimentos suficiente para satisfacer la demanda y, paradójicamente, la escasez de alimentos constituye un factor que limita el desarrollo. Los precios de los alimentos son muy elevados. En algunos países, como Chile y Argentina, a pesar de la 1 En 1955, la producción de alimentos per capita para toda la población de América latina alcanzó solamente un 94 por ciento del nivel de preguerra, y de esta manera, frente a una demanda mayor de alimentos se encontraba un abastecimiento no igual, sino inferior. Véase La expansión selectiva de la producción agropecuaria en América latina, informe conjunto de la Comisión Económica para América Latina y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (México, 1957), págs. 24 y siguientes. 2 Las tasas de inversión en la agricultura en América latina son bajas si se las compara con las que se efectúan en otros sectores. En 1950-1954, la tasa de inversión neta anual en la industria, construcción, minería y servicios era cuatro veces mayor que en la agricultura, y en 1954 el capital fijo por persona activa era, en los sectores no agrícolas, cuatro veces mayor que en la agricultura. Véase La expansión selectiva..., op. cit., pág. 9. 174 POR QUE ABANDONAN EL CAMPO mecanización, el abastecimiento de productos agrícolas no ha aumentado de manera considerable 1 . En estas condiciones, la coincidencia de fuertes factores de atracción en el sector urbano y de repulsión en el sector rural ocasionará un rápido desplazamiento de los trabajadores hacia las ciudades. Ahora bien, el problema importante es el de saber si ese desplazamiento provocará una elevación de los ingresos agrícolas y estimulará las inversiones en la agricultura al aumentar la demanda de alimentos, por una parte, y disminuir la mano de obra agrícola, por otra. En los países económicamente adelantados, como ya se señaló en los capítulos anteriores, el éxodo de los campesinos ha sido uno de los factores que han contribuido a la elevación de los ingresos agrícolas, porque, en general, ha ido acompañado por una mayor inversión en la agricultura y ha actuado entonces como factor de equilibrio, impulsando los ingresos agrícolas hasta aproximarlos al nivel que rige en otras ocupaciones. De esta manera se debilitaron notablemente los factores de repulsión. Si el desplazamiento de los trabajadores no tiene este efecto y continúan en vigencia los ingresos reducidos y las malas condiciones de trabajo en la agricultura, la deserción puede continuar hasta que la disminución de la población agrícola activa reduzca el volumen de la producción en el campo. Desgraciadamente, la falta de datos sobre los ingresos agrícolas y los salarios en el campo impide llegar a conclusiones definitivas sobre los efectos de la migración en los países de este grupo. En este capítulo se analiza sumariamente la situación de varios países que están en vías de rápido desarrollo y que se han agrupado en dos grandes categorías para facilitar el estudio: aquellos en que el abandono de la agricultura es definitivo y se asemeja al desplazamiento de trabajadores examinado en capítulos anteriores, y aquellos en que los trabajadores oscilan de las actividades agrícolas a las no agrícolas según influyan en ellos las mayores oportunidades de empleo del sector industrial u otros factores que los atraigan nuevamente a la agricultura. EL DESPLAZAMIENTO DEFINITIVO Brasil El rápido desarrollo reciente del Brasil (evidenciado por un aumento del 50 por ciento en la renta nacional entre 1948 y 1956) se ha concentrado principalmente en la industria, particularmente la minería, y en las 1 NACIONES UNIDAS: Estudio económico de América latina, 1956 (México, 1957), págs. 181-183. PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 175 ocupaciones urbanas en general. Pero su posición en los mercados mundiales sigue siendo la de un exportador de productos agrícolas: sucesivamente ha ocupado el primer lugar como exportador de azúcar (ea el siglo XVII), caucho (de 1880 a 1910) y café a partir de mediados del siglo xrx ; también ha sido el primer exportador de oro en el siglo xvm. El café, el azúcar, el cacao y el algodón todavía constituyen el 80 por ciento del total de sus exportaciones. La especialización temprana en productos de exportación llevó a una rápida comercialización de la producción y a la explotación exhaustiva de los terrenos mejores y más cercanos a los centros poblados. Se ha descuidado la producción de alimentos para el mercado interno y la agricultura destinada a la subsistencia continúa usando métodos primitivos. En consecuencia, la economía sufre actualmente un doble desequilibrio: uno, entre la industria y la agricultura por razón de la preponderancia de inversiones en la primera, y otro, en el campo agrícola por razón de las diferencias entre los productos de exportación y los productos alimenticios. Estos desequilibrios han determinado las diversas corrientes de migración. Aparte el factor habitual de repulsión originado en los ingresos relativamente bajos de la agricultura, existen otros factores que influyen fuertemente en el movimiento : la inestabilidad del clima, el agotamiento y erosión de los suelos y el traslado a nuevas tierras y las fluctuaciones de los precios en el mercado mundial. Es grande el volumen de migraciones, y la evaluación de su magnitud y sus efectos es difícil, en parte porque faltan datos estadísticos comparables y en parte por las razones que se mostrarán claramente después de un breve estudio de las características principales de la economía. La mera extensión del país es una de las características más importantes. Con una población de 52 millones en 1950 y una superficie de 8.637.000 km 2 , el Brasil ocupa la mitad de la superficie de América del Sur y comprende a la mitad de su población. Existen grandes variaciones de clima entre las regiones muy lluviosas y las que sufren de sequías periódicas; hay también grandes diferencias en los tipos de la explotación agrícola, los niveles de vida y la distribución de la población. Así, pues, para comprender los fenómenos económicos y demográficos del Brasil es indispensable tener en cuenta la gran diversidad regional del país. Observando la economía brasileña con este criterio, « se ve inmediatamente que la región Sudeste, formada por los estados de Minas Geraes, Espíritu Santo, Río de Janeiro, San Pablo y el Distrito Federal, es la región donde la población rural representa el menor porcentaje de la población total. En esa región, el 52,1 por ciento de los habitantes viven en la zona rural, mientras que el índice genérico para todo el Brasil llega al 63,8 por ciento. Si bien este último porcentaje es com- 176 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO parable al de los países con mayor población rural del mundo, el correspondiente a la susodicha región se equipara al de las naciones menos ruralizadas » 1 . Por las enormes distancias y la falta de comunicaciones, puede haber exceso de mano de obra en algunas regiones y escasez en otras; no es posible dar respuesta a la cuestión de si existe una escasez general de mano de obra, como se alega a menudo. La falta de comunicaciones es también un obstáculo importante para la expansión agrícola, dado que el alto costo del transporte a los principales centros urbanos impide el desarrollo agrícola de las regiones más remotas y ocasiona la escasez de alimentos aun cuando no exista una escasez de tierra. La gran diversidad de la estructura socioeconómica se refleja en el contraste que se establece comúnmente entre « los dos Brasiles », el viejo Brasil y el Brasil moderno. Este contraste no se origina en una dualidad de culturas de origen diferente, tal como ocurre en otros países latinoamericanos, sino en las diferencias de los niveles de la técnica, que van desde los tipos más primitivos de agricultura de autoabastecimiento en las regiones alejadas hasta los modernos métodos de cultivo de la agricultura comercial y las técnicas más avanzadas de la industria pesada. En general, el viejo Brasil se halla en el Norte, y el país moderno en el Sur. No se puede delimitar claramente la frontera geográfica, ya que los estados del Sur encierran en su territorio a muchos islotes del Brasil antiguo, en tanto que en la región del Nordeste se encuentran « estados modernos» como el de Pernambuco. La agricultura brasileña consagrada al cultivo de subsistencia es arcaica y utiliza métodos primitivos (tales como la renovación de las tierras por la tala y la quema de bosques para la obtención de nuevos terrenos), mientras que el Brasil moderno está representado por el cultivo de productos de exportación obtenidos por una agricultura intensiva y especializada. Pero es útil señalar que en ambos tipos de cultivos se ha seguido la práctica de utilizar los terrenos hasta agotarlos y luego trasladarse a otros nuevos, simplemente porque hay más tierra disponible. En los sistemas primitivos, particularmente en el polígono de sequía del Nordeste, existe la principal reserva de mano de obra sobrante, mientras que hay escasez de trabajadores en las regiones de agricultura moderna del Sur. La utilización de la tierra es extraordinariamente extensiva. Los 20 millones de hectáreas de tierra cultivada (cantidad casi igual al área cultivable de Francia) representan sólo un 9 por ciento del área total de las haciendas ; un 46 por ciento está formado por terrenos de pastoreo y el resto por bosques o zonas no cultivadas. Del terreno cultivado, un tercio (6,7 millones de 1 J . F. de CAMARGO: Éxodo rural no Brasil (Universidade de Sao Paulo, Faculdade de Ciencias Económicas e Administrativas, San Pablo, 1957), pág. 30. PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 177 hectáreas) sirve para el cultivo de café, algodón, cacao y azúcar; otro tercio (6,7 millones de hectáreas), para el cultivo de arroz, trigo, frijoles y yuca, en tanto que el resto se dedica al cultivo del maiz. El Brasil tiene una gran cantidad de ganado, pero en general la producción ganadera es de tipo extensivo. Estados Unidos, con sus 95 millones de cabezas, en comparación con 66 millones en el Brasil, produjo en 1956-1957 5 veces más carne y 15 veces más leche que el Brasil. Las cosechas de cereales también tienen un rendimiento inferior al de Estados Unidos, donde es del doble para el maíz y de 50 por ciento superior para el trigo. El censo agrícola de 1950 distingue tres tipos principales de agricultura : producción agrícola, producción agrícola combinada con ganadería, y ganadería especializada. Se clasifica en la primera categoría el 60 por ciento de las haciendas, con un 50 por ciento de las tierras cultivadas y algo más del 50 por ciento del conjunto de trabajadores agrícolas. Un 30 por ciento de las haciendas tienen explotaciones agropecuarias combinadas y ocupan al 35 por ciento de la población agrícola activa en el 40 por ciento de las tierras cultivadas. La ganadería consiste en una forma sencilla de pastoreo del ganado y cerca de un 10 por ciento de la población agrícola activa se ocupa de esta actividad, que utiliza la mayor parte de la superficie dedicada a la industria agropecuaria. A pesar de la enorme extensión del país y de su reducida población, el área cultivada por habitante es en el Brasil menor que en la mayoría de los países europeos, y si se considera solamente a las personas ocupadas en la agricultura, es mucho menor aún y llega a ser de sólo 2,2 hectáreas por persona 1 . El área reducida de tierra cultivada por persona se compensa por las grandes extensiones de tierra de pastoreo utilizadas para la ganadería; las anteriores comparaciones nos dan la imagen de un país en el que, desde el punto de vista de Europa y Norteamérica, « es mayor la ocupación de tierras que la colonización » 2. Aunque es grande el potencial agrícola, ha disminuido la cadencia de expansión de las áreas cultivadas. En el período 1920 a 1940 hubo una rápida expansión de la agricultura, aumentando la extensión de terrenos cultivables de 6,6 a 18,8 millones de hectáreas, mientras que de 1940 a 1950 sólo 0,2 millones de hectáreas han sido añadidas al área cultivable. Entre 1940 y 1950 el área de terreno cultivado disminuyó, en efecto, en todas las regiones del Brasil, con excepción del Sur, donde aumentó en 1,5 millones de hectáreas. La mayor disminución tuvo lugar en la región 1 En Italia, la proporción es de 2,6 hectáreas por persona activa; en Francia, 4,2, y en Suecia, 7,2. En Estados Unidos es de 28 hectáreas. 2 T. L. SMITH: Brazil People and Institutions O^ouisiana State University Press, Baton Rouge, 1954), pág. 135. 178 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO del Norte (de 0,9 a 0,2 millones de hectáreas) y en la región del Nordeste (de 4,2 a 3,8 millones de hectáreas). Similarmente, se triplicò, entre 1920 y 1940, el número de parcelas, aunque se alcanzó casi un punto de estabilización entre 1940 y 1950 con el aumento de 19 millones a 20 millones. Las condiciones naturales de la producción agrícola son muy inestables. La región nororiental es afectada por tremendas sequías periódicas. La inestabilidad económica es causada por la dependencia de los mercados de exportación para todos los cultivos intensivos. El exceso de explotación de los mejores terrenos, particularmente en el cultivo del café, ha llevado a la erosión. Pero las ganancias de los cultivos de exportación han sido elevadísimas y la agricultura sufrió un desequilibrio porque la producción de alimentos ofrecía menores ingresos y, por tanto, no se la mantuvo a la par del crecimiento de la población. Se importa trigo para satisfacer la creciente demanda. En los últimos años, el consumo de trigo por cabeza se ha elevado en 70 por ciento en comparación con el nivel existente entre las guerras ; en cierto grado, esto se debe a la sustitución del maíz por el trigo. El aumento de la población durante este siglo se cuenta entre los más rápidos del mundo, habiendo crecido el total de habitantes de 17 millones en 1900 a 52 millones en 1950. En las últimas décadas, el índice de crecimiento ha venido aumentando más que disminuyendo. Corrientes de desplazamiento. Todos estos factores determinan amplios movimientos migratorios. Observa una autoridad brasileña : Los censos de 1940 y 1950 demostraron, el primero de ellos, que 3,4 millones de brasileños, y el segundo, que 5,2 millones vivían en unidades federadas distintas a las de su nacimiento, lo que correspondía, respectivamente, a 8,5 y 10,3 por ciento del total de brasileños nacidos. Tales porcentajes indican que el ritmo migratorio, además de ser considerable y evidenciador de la gran movilidad de las poblaciones brasileñas, aumentó en el decenio...1. El mismo autor señala: La investigación del estado de origen de los brasileños censados en 1940 y 1950 permitió que se midiese la intensidad y se determinase el rumbo de tales desplazamientos de población. La mayoría de éstos — según quedó probado — se orienta en el sentido rural-urbano, verificándose a expensas de las zonas campesinas el crecimiento de las ciudades... Otros desplazamientos tienen lugar de una zona rural hacia otra, significando no una simple mudanza de residen1 T . P. ACCIOLY BORGES: Relaciones entre desenvolvimiento económico, industrialización e incremento demográfico urbano en el Brasil (Naciones Unidas, Consejo Económico y Social, 1958) (mimeograñado), pág. 12. PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 179 eia, sino, esencialmente, el paso de los campesinos de una esfera de economía natural a otra de economía mercantil \ El movimiento de los trabajadores rurales a las ciudades está simbolizado por el triángulo urbano e industrial Río de JaneiroMinas Geraes-San Pablo. La urbanización es allí muy rápida. Entre 1940 y 1950, las 158 aglomeraciones urbanas de 5.000 habitantes o más aumentaron su población en 3,8 millones, o 44 por ciento; de este aumento, un 40 por ciento fué vegetativo, mientras que cerca del 60 por ciento se debió a la migración, casi toda interna 2. La mano de obra que abandona la agricultura de las regiones vecinas a las ciudades es reemplazada, en general, por los emigrantes del Nordeste. Las ciudades del triángulo industrial Río de Janeiro-Minas GeraesSan Pablo no son, sin embargo, las únicas que revelan un rápido crecimiento demográfico provocado sobre todo por las migraciones internas: en el período que medió entre los dos censos, ciudades como Recife, San Salvador, Porto Alegre, Fortaleza y Belén han aumentado su población, por la misma causa, en proporciones que varían entre el 75,86 por ciento (Recife) y el 28,88 por ciento (Belén), lo que demuestra la importancia del éxodo hacia las ciudades dentro de las propias regiones fisiográficas 3. En lo relativo a las migraciones que se dirigen de una zona rural a otra, cabría hacer diversas clasificaciones. Un autor distingue tres direcciones principales : a) los movimientos que, partiendo del Nordeste, se dirigen hacia las actividades rurales de San Pablo y del Norte del Paraná, localizándose también en zonas del estado de Minas Geraes y del de Río de Janeiro ; b) los que se desplazan del interior del Nordeste al interior de la cuenca amazónica y que actualmente son relativamente escasos, aunque han alcanzado grandes intensidades en el curso de los últimos veinte años, y c) una corriente que, partiendo del interior del estado de Río Grande del Sur (en el extremo Sur del Brasil), se encamina hacia el Oeste del estado adyacente de Santa Catalina, cuya población va cobrando densidad y se va extendiendo hasta los confines del estado limítrofe de Paraná *. De todas estas corrientes migratorias, la más significativa es la que va de las regiones de agricultura de subsistencia del Nordeste del país 1 2 ACCIOLY BORGES, op. cit., pág. 9. NACIONES UNIDAS: Informe sobre la situación social en el mundo (Nueva York, 1957), pág. 179. 3 R. de QUEIROZ FERNANDES: « O éxodo rural e o desenvolvimento das áreas urbanas no Brasil », Revista Brasileira dos Municipios (I.B.G.E., Conselho Nacional de Estatística), núms. 39-40, julio-diciembre de 1957, pág. 132. 4 Véase M. DDÉGUES JÚNIOR: Populaçâo et propriedade da terra no Brasil (Unión Panamericana, Washington, 1959), pág. 113. 180 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO hacia las zonas rurales o urbanas del Sur, ofreciendo una fuente de mano de obra que llega a alcanzar el carácter de una verdadera emigración en masa de la población en épocas de sequía. En 1952, la aguda sequía que asoló todo el Nordeste brasileño determinó la emigración de unos 300.000 habitantes a los estados del Sur. La sequía de 1958 afectó a un volumen igualmente grande de población. Estos desplazamientos toman a menudo forma de un movimiento de vaivén, cuando los emigrantes vuelven a sus aldeas, no bien las lluvias posibilitan el cultivo, después de haber estado empleados durante cierto tiempo en los centros urbanos o en la agricultura comercial. La mano de obra del Nordeste que llega a las ciudades situadas en la zona industrial se emplea principalmente en la construcción civil 1 . Parte de estos migrantes se dirigen, en cambio, hacia las zonas rurales adyacentes a las ciudades, donde reemplazan, como se ha dicho, a la mano de obra que abandona la agricultura. Otros grupos, a su vez, se dirigen hacia tierras menos pobladas. Se trata de un verdadero movimiento hacia el Sur para dedicarse a la agricultura en: . . . aquella zona fronteriza que separa la sección agrícola del país de los distritos escasamente poblados en que predominan un sistema rudimentario de economía pastoril o regímenes primitivos de subsistencia mediante la recolección de los productos naturales. En la década 1930-1940 y en los años posteriores la avalancha llegó a los bosques situados al Oeste de San Pablo, donde comenzaron a surgir ricas fazendas de café y populosas ciudades en zonas que apenas unos años antes eran desérticas. Hoy esta actividad febril se produce en diversos lugares, constituyendo los principales la ocupación agrícola de las regiones occidentales de San Pablo, el rápido desarrollo de un nuevo distrito cafetero en el Norte de Paraná, la extensión de los cultivos de café y algodonen el Sur de Matto Grosso y el aumento de la corriente de población hacia la parte central de Goiás 2. El cuadro general es confuso porque, además del movimiento de la mano de obra atraída por la expansión de los sectores urbanos, existen aun mayores traslados de población ocasionados por las condiciones de la agricultura. El clima adverso, el agotamiento de los terrenos y la pobreza del viejo Brasil impulsan a los trabajadores a las ciudades y a la agricultura comercial del Brasil moderno. El rápido movimiento centrípeto de la mano de obra hacia las ciudades está causado especialmente por la escasez de alimentos; se podrá conseguir un movimiento centrífugo que ayude a contrarrestarlo si se estimula la apertura de nuevas zonas agrícolas que ofrezcan nuevos terrenos para la producción. La dificultad de estimar la magnitud de la migración y de evaluar sus efectos es en gran parte inherente a la situación misma y no es solamente resul1 2 Véase DIÉGUES JÚNIOR, op. cit., pág. 114. T. L. SMITH: « Demographic Factors Related to Economic Growth in Brazil », en Economic Growth: Brazil, India, Japan, op. cit., pág. 260. 181 PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO tado de la falta de datos comparables, puesto que la diversidad de las condiciones dificulta la aplicación del análisis estadístico. Evolución de la población agrícola activa. Los cambios ocurridos en la población agrícola activa, tal como fueron revelados por los censos de población de 1940 y 1950 y los censos agrícolas correspondientes a los mismos años, aparecen en el cuadro 42. CUADRO 42. — BRASIL: PERSONAS DE 10 AÑOS O MÁS, ECONÓMICAMENTE ACTIVAS EN LA AGRICULTURA Y GANADERÍA EN 1940 Y 1950 (En millares) Años 1940 1950 Población económicamente activa total ' Hombres Mujeres Total Porcentaje de la población agrícola en relación con la población activa total 14.758 17.117 8.183 9.154 1.270 733 9.453 9.887 64 58 Población agrícola activa Fuente: Selected Tables of the Population Censuses (Servico Nacional de Recenseamento, Rio de Janeiro, 1953), pág. 1. 1 Excluidos los estudiantes y el servicio domestico. Al comparar estas cifras debe señalarse que una gran parte de las mujeres que, según los criterios utilizados en el censo de 1940, debían haber sido clasificadas en la agricultura, fueron ubicadas en 1950 en el grupo de « trabajo doméstico no remunerado ». Por lo tanto, la disminución del número de mujeres ocupadas en la agricultura es más aparente que real x . Los censos agrícolas de 1940 y 1950 contienen datos sobre los cambios en la composición de la población agrícola activa y el resultado de su comparación puede verse en el cuadro 43. Las discrepancias entre las cifras arrojadas por los censos de población y los censos agrícolas (en los primeros son mayores los totales de varones y menores los de mujeres) puede deberse a que ciertas categorías de personas ocupadas en la agricultura no fueron registradas en el censo agrícola (por ejemplo, los ocupantes clandestinos de tierras ajenas). La diferencia de criterios en ambos censos puede justificar la discrepancia relativa a la cantidad de mujeres ocupadas en la agricultura; la importancia del trabajo femenino es mayor de lo que se indica en 1 Los trabajadores incluidos en la categoría « trabajo doméstico no remunerado y actividades de estudio» aumentaron de 11,3 a 16,4 millones entre 1940 y 1950; las mujeres de esta categoría llegaban a 10,1 millones en 1940 y a 14,8 millones en 1950. 182 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO los censos generales de población. Tampoco pueden compararse los totales de 1940 y 1950 para la categoría « Otros trabajadores agrícolas ». CUADRO 43. — BRASIL: TRABAJADORES DE LAS EXPLOTACIONES AGROPECUARIAS, DISTRIBUIDOS SEGÚN SU SEXO Y SU SITUACIÓN EN EL EMPLEO (1940 Y 1950) (En millares) Años 1940. . . 1950. . . Trabajadores independientes y familiares no remunerados Otros trabajadores agrícolas Hom- Mujeres bres Total Hombres 3.634 2.081 3.934 2.088 5.715 6.022 4.050 1.578 3.940 1.035 Mujeres Total Hombres Mujeres Total 5.628 7.684 4.975 7.874 3.659 3.123 11.343 10.997 Total Fuente: Brasil: Censo Agrícola. VI. Recenseamento geral do Brasil, 1950 (Serviço Nacional de Recenseamento, Río de Janeiro, 1956), págs. 124-125. El aumento de la población agrícola activa masculina entre 1940 y 1950, según los censos de población, es aproximadamente de un millón, lo que muestra una tasa de aumento considerablemente menor que la de la población total (2,5 por ciento por año). Suponiendo que exista la misma tasa de crecimiento vegetativo en la población agrícola masculina y en el total de la población, el número de nuevos trabajadores que ingresen a la mano de obra de ese sector de actividad debería ser de dos millones en el curso de diez años. Como el aumento verdadero en la población agrícola activa entre 1940 y 1950 fué de un millón, podemos suponer que se ha efectuado un gran desplazamiento de la agricultura a otras actividades, aunque continúe aumentando la población agrícola activa. Los censos de población indican una disminución de la parte que corresponde a la agricultura * en la población económicamente activa total: de 64 a 58 por ciento entre 1940 y 1950, disminución comparativamente rápida. Sin embargo, deben considerarse estas cantidades tomando en cuenta que una gran proporción de la población del Brasil se dedica al trabajo doméstico no remunerado, categoría que está excluida de la población activa y que fluctúa considerablemente en cantidad de un censo a otro por los cambios en el sistema de clasificación. En 1950, el trabajo doméstico no remunerado y las actividades de estudio comprendían a 16,4 millones de personas, número casi igual a toda la población activa de todos los demás sectores. El aumento en esta categoría entre 1940 y 1950 fué de 5,1 millones, en comparación con un aumento de 2,4 millones en la población activa total. Por estas razones, los cambios 1 Incluidas la agricultura en general y la cría de ganado, excluyendo las actividades forestales y otras. En general, estas últimas no son importantes en el Brasil. PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 183 relativos en la distribución de la población económicamente activa, según se indica en los censos de población, deben ser tomados como aproximaciones no muy exactas. Causas sociales del desplazamiento. Aparte de las causas del movimiento que se han mencionado (los factores de repulsión originados por la inestabilidad natural y económica de la agricultura y los factores de atracción causados por la expansión urbana) existen otros factores institucionales que influyen en el movimiento de la población. Entre los más importantes de estos factores está la distribución desigual de la propiedad rural. Las haciendas brasileñas son muy grandes en promedio, incluso si se comparan con las de América del Norte: las que se extienden sobre más de 1.000 hectáreas forman la mitad de la superficie total abarcada por las explotaciones agropecuarias del pais y representan menos de 2 por ciento del número de dichas explotaciones. Las de más de 100 hectáreas forman el 16,5 por ciento de la citada superficie y representan 85 por ciento de su número. Para dar un ejemplo de la escala de las propiedades citaremos que cerca de 60 propiedades suman en conjunto 100.000 hectáreas y contienen una superficie igual al triple de todas las haciendas de los Países Bajos y 12 veces mayor que las de Noruega. Tales parcelas están compuestas principalmente por terrenos de pastoreo y de bosques y el área cultivada es sólo una pequeña fracción del total. El promedio de superficie cultivada por pertenencia es de unas 10 hectáreas y el terreno cultivado está distribuido con mayor uniformidad que el área total entre los grupos de distinta extensión. Las condiciones de empleo en los latifundios son económicamente inestables y socialmente rígidas. Para los migrantes rurales, que hasta el momento han sido independientes en sus comunidades primitivas, es con frecuencia dolorosa la transición. Los asalariados rurales llegan a un total de 3.700.000 y constituyen el único gran grupo (con excepción de los servicios domésticos) que no está todavía protegido por la legislación social. Las condiciones de salubridad en el campo son extremadamente malas 1. El caboclo, desplazado del viejo Brasil, no encuentra fácilmente la integración social en la moderna economía en desarrollo. Efectos del desplazamiento. No son adecuados los datos sobre el aumento del empleo urbano, pero se considera que se ha mantenido casi estacionario el número de 1 Resultados de un estudio económico y social realizado por la Comisión Nacional de Política Agraria, descritos en B. H. RAPOSO: Condicöes de Vida na Agricultura (Río de Janeiro, 1955). 184 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO puestos de la industria en los últimos años porque se la está mecanizando en gran escala y, consecuentemente, el rápido crecimiento de la producción y la renta nacional no va acompañado de un aumento proporcional en el número de empleos. El número de trabajadores potenciales es mayor que el de puestos disponibles ; hay un grupo grande de desempleados urbanos o personas semiempleadas que residen en los barrios esencialmente no urbanos de las grandes ciudades, en las poblaciones paupérrimas y en los barrios casi rurales conocidos con el nombre de favelas. En Río de Janeiro, éstos tienen una población de unas 640.000 personas, que incluyen una alta proporción de desempleados. Utilizando términos sociales, el éxodo frecuentemente se reduce a la transferencia de los trabajadores rurales parcialmente empleados a la clase de los desempleados urbanos — al menos durante el período que sigue inmediatamente a su migración a las ciudades —. Entre las características del mercado del empleo que resultan de la inadaptación profesional de los trabajadores a las labores urbanas, se encuentra una extremada movilidad de la mano de obra y una gran frecuencia de casos de desajuste físico, mental y profesional. Aunque es necesario el desplazamiento de los trabajadores a la ciudad para dar a la industria suficiente número de brazos y aunque los migrantes reciben el beneficio de este cambio en cierto grado, el volumen de la migración es demasiado grande en relación con las oportunidades. En consecuencia, se juzga que los resultados perniciosos pueden ser mayores que los beneficios. Se plantea la cuestión de saber si la continuación de estos movimientos en tales proporciones y por las razones que existen actualmente tendrá la probabilidad de estimular el desarrollo futuro del país. Existe una clara necesidad de aumentar el volumen de los alimentos producidos para el mercado nacional. Constituye un asunto de controversia el problema de la determinación del potencial de terrenos para la agricultura, pero no cabe la menor duda de que existe una posibilidad apreciable de progreso técnico. . . . No cabe la menor duda de que se pueden aplicar en el Brasil los métodos más modernos de la agricultura científica y que su aplicación resultaría en un aumento tanto de la cantidad y calidad de los productos alimenticios como en una reducción de su costo. En efecto, es difícil ver de qué manera un país como el Brasil, que tiene una natalidad tan elevada, podrá evitar por mucho tiempo la transformación de su agricultura tradicional de explotación extensiva en un sistema agrícola moderno que produzca mayor cantidad de alimentos a menor costo. Si se tarda demasiado en realizar este cambio podrían ser desastrosas las consecuencias económicas, sociales y políticas 1. La escasez de mano de obra es uno de los principales factores que se 1 P.E. JAMES: «Brazilian Agriculture Development», en Economie Growth: Brazil, India, Japan, op. cit., pág. 100. PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 185 oponen al aumento de la producción en las nuevas regiones trigueras de Río Grande del Sur, Santa Catalina y Paraná, donde podrían llegar a cultivarse dos millones de hectáreas si se eliminaran varios obstáculos, entre ellos la escasez de mano de obra. La estimación de las necesidades de trabajadores en la región durante los próximos cinco años, que se basa en diferentes suposiciones en cuanto a los métodos de cultivo, demuestra que será necesario un fuerte aumento de la población activa que habita al presente esa región 1. En este caso no existe tanto la necesidad de sustituir la mano de obra por nuevas inversiones de capital, sino que se necesita emplear simultáneamente mayores capitales y mayor mano de obra. No puede saberse si la atracción centrípeta privará a la agricultura de la mano de obra necesaria para la expansión futura, a menos que se tenga una información más completa. Acaso no haga tanta falta la mano de obra, en el sentido de « trabajadores disponibles », como la mano de obra calificada para la agricultura. El « hombre marginal » de las regiones de la agricultura de subsistencia puede encontrar empleo con facilidad en un cafetal o en la industria de la construcción de la ciudad, pero no tiene la iniciativa, el capital ni la experiencia que se necesitan en las nuevas regiones agrícolas. Actualmente, factores de carácter institucional mantienen a los trabajadores agrícolas en niveles de vida inferiores a los que justificarían la gran demanda de alimentos y las posibilidades de aumento de la producción. Se necesita una mayor dispersión de la producción agrícola y de los servicios urbanos a los centros más pequeños con el fin de promover la expansión de la producción agrícola; igualmente es necesario un mejoramiento de las comunicaciones. Al presente, los proyectos de colonización en zonas remotas no son económicamente viables, porque el costo de los transportes a los centros principales es demasiado alto. En el momento actual, el movimiento centrípeto agrava con certeza la actual distribución geográfica de la población que no es nada económica y no ofrece las condiciones regionales adecuadas para que el nuevo Brasil sustituya fácilmente al antiguo Brasil. Entre los remedios para el estado caótico del mercado del trabajo y para la contención de la corriente de emigración en su fuente principal, la región Nordeste, se cuentan la irrigación, la conservación de las reservas de agua y otras obras públicas, programas de colonización rural, el abastecimiento de energía eléctrica y la industrialización. También pueden ayudar a los migrantes los servicios de colocación. Sin embargo, 1 NACIONES UNIDAS : Boletín Económico de América Latina, publicación de la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (Santiago de Chile), vol. II, núm. 1, febrero de 1957, págs. 50 y 61. 186 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO en vista del desequilibrio en la economía total y de los grandes cambios en la estructura socioeconómica que el desarrollo inevitablemente debe llevar consigo, es claro que se necesita relacionar las medidas para estabilizar el empleo en general con el estímulo a la producción agrícola. Entonces, será un requisito para tal estabilidad lograr un mejor equilibrio en la inversión tanto entre la agricultura y la industria como entre la producción destinada a la exportación y la destinada al consumo de alimentos. También es evidente que entre las medidas que deben tomarse como política general estará la reforma de la estructura agraria, acompañada por la introducción de mejores métodos de cultivo y el mejoramiento de la posición social y las calificaciones de los agricultores y de los asalariados agrícolas con el fin de fortalecer al agricultor independiente en su propia comunidad agrícola. Venezuela El ritmo de desplazamiento de los trabajadores es muy elevado en Venezuela. Durante el período 1941-1950 la proporción de la población agrícola dentro de la población económicamente activa declinó de 51 a 41 por ciento a raíz de que la totalidad de la población activa aumentó muy rápidamente, a razón de 3,6 por ciento por año, en tanto que la población agrícola activa aumentó sólo a razón de 1,1 por ciento. El ritmo con que los trabajadores abandonan la agricultura es el más intenso de América latina y, tomando como base las estadísticas internacionales reflejadas en los cuadros 1 y 2, está entre los más rápidos del mundo. Como Venezuela es el principal exportador de petróleo del mundo y al mismo tiempo un importante productor de hierro y manganeso, la tasa de aumento de la producción industrial y de la renta nacional es elevadísima. La renta nacional por habitante es en Venezuela la más alta de América latina. La tasa de urbanización, que es también la primera en América latina, refleja claramente la fuerza de los factores de atracción. Los ingresos producidos por la extracción del petróleo forman indudablemente el grueso de la renta nacional y son reinvertidos en el sector urbano; particularmente se han hecho inversiones en gran escala en el transporte, las obras públicas y otros servicios púbücos. Como lo dice un autor: ... Venezuela ha tenido por mucho tiempo una « economía focalizada » con una tasa elevada de inversión concentrada en un sector moderno y de exportación cuyo desarrollo no provocó un movimiento general dentro de la economía venezolana, aunque en los últimos años este país parece ingresar en PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 187 el grupo de aquellas economías que experimentan un auténtico proceso de desarrollo general1. No obstante, este proceso de desarrollo general y concentrado de la economía venezolana se demora debido a que la política de reinversión no tiene suficientemente en cuenta a la agricultura. En 1956 sólo un 4 por ciento del presupuesto nacional fué asignado a esta rama de la actividad económica. Como resultado del proteccionismo aduanero ha aumentado la producción de algunos artículos alimenticios, y actualmente el país se autoabastece de arroz, maíz, patatas y azúcar. Los precios de los aumentos siguen siendo elevados, principalmente porque son altos los costos del transporte. El nivel de vida en el agro es sumamente bajo y casi la mitad de la población rural es analfabeta. Por otra parte, cabe anotar que la prosperidad del sector urbano no es uniforme: aunque la mitad del poder adquisitivo de Venezuela se localiza en Caracas, ciudad que agrupaba a un millón de los 5,8 millones de habitantes en 1955, se advierte también con claridad un cierto grado de desempleo urbano. En un reciente informe acerca de este problema 2 se asigna gran importancia a la acción ejercida por los factores de repulsión. Este informe se basa en las investigaciones realizadas en los barrios pobres de Caracas y en algunas aldeas de la región andina 3. En esencia, el informe concluye que las causas principales del éxodo rural son : en primer lugar, las escasas oportunidades de empleo existentes en la región rural. Los métodos primitivos de laboreo de la tierra son, en gran medida, culpables de esta situación. Si se aplicaran a esta tarea los métodos científicos más avanzados se crearía entonces automáticamente la necesidad de emplear técnicos, tales como agrónomos, veterinarios, tractoristas, etc. Otra razón importante que determina esta situación es que la agricultura se consagra casi exclusivamente a la producción de materias primas y de productos primarios; si se iniciara en el campo venezolano la producción de artículos elaborados o semielaborados se crearían oportunidades de empleo fuera de los centros urbanos y, de esa manera, se contribuiría a evitar el hacinamiento. En segundo lugar, debe señalarse la mala distribución de la tierra. En Venezuela, como en el resto del mundo, los agricultores sin tierra se hallan en peor situación que quienes la poseen, por muy reducida que sea su parcela. Los primeros en abandonar el campo son siempre los 1 2 ROSTOW, loe. cit. Causas y efectos del éxodo rural en Venezuela (Unión Panamericana, Washington, 1955). 3 Esta región rural crea graves problemas porque está superpoblada; no ocurre lo mismo en las demás regiones, donde queda un amplio margen para fomentar la agricultura. 188 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO desposeídos, puesto que nada tienen que perder al partir, mientras que los campesinos con tierras experimentan un sentimiento de seguridad y estabilidad. En tercer lugar, debe señalarse la carencia prácticamente absoluta de todos los servicios que hacen el bienestar material del hombre : agua, luz, caminos, escuelas, hospitales, mercados, etc. La falta de estos servicios no sólo se traduce en incomodidad material, sino que llega a convertirse en un verdadero peligro. A este respecto es interesante señalar que mientras el campesino ignora la existencia de tales beneficios, puede vivir sin ellos; pero en cuanto llega a conocerlos y a saber que con sólo trasladarse a otro sitio puede gozar de ellos, comienza a sentir su falta y a pensar seriamente en trasladarse adonde existan. Esto, que es cierto para las necesidades más elementales, también lo es para otras de carácter más elevado, esto es, la falta de centros culturales, bibliotecas, teatros, iglesias, campos de deporte, etc. Hay quienes creen que únicamente las personas que han alcanzado ya cierto nivel intelectual sienten la necesidad de estos servicios, pero el informe que comentamos es terminante a ese respecto : los más ignorantes y atrasados de los campesinos se quejan de la falta de escuelas y aprecian debidamente el valor de la educación. En materia de carencias, nos resta señalar la de todo servicio de asistencia social : asilos, casas cuna, cajas de ahorro y de crédito y programas de pensión y jubilación. El efecto de este tipo de carencias es doble: por un lado, impulsan a la gente de las zonas rurales a abandonarlas y dirigirse a los centros urbanos, y por otro, desalientan todo intento por atraer hacia esas regiones un personal más o menos calificado que provenga de las ciudades 1. El informe se ocupa luego de los efectos del éxodo rural y señala entre los principales, en primer lugar, la falta de mano de obra para las tareas del campo. Esto incidió notablemente en la producción agrícola, que llegó a niveles tan bajos como nunca se habían visto. Venezuela tuvo que convertirse en un país importador de alimentos. A partir de la segunda guerra mundial esta situación se modificó cuando el Gobierno creó la Junta Pro Fomento Nacional, que se transformó luego en la Corporación Venezolana de Fomento. Esta institución se ocupó con interés de mejorar la situación en la agricultura y contó con la valiosa colaboración del Instituto Agrario Nacional, que asentó en tierras ganadas para la agricultura a colonos extranjeros y nacionales que han comenzado a producir ya importantes cosechas de productos alimenticios. Esto se refiere al campo, pero, en lo que se refiere a las ciudades, el 1 Causas y efectos, op. cit., págs. 247-248. PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 189 éxodo rural ha creado graves problemas, a cuya solución se hallan hoy abocados los gobiernos en el orden nacional, provincial y municipal. Las ciudades se han llenado de grandes sectores donde se hacinan los pobladores en las más deplorables condiciones de higiene. Además, los servicios que ya existían en los centros urbanos, tales como agua, luz, transportes, escuelas, hospitales, etc., resultan hoy insuficientes para atender al enorme acrecentamiento de la demanda. Para resolver, aunque sea parcialmente, estos problemas, el Gobierno ha dispuesto, entre otras medidas, la creación del Banco Obrero, que se ocupa especialmente de la construcción de viviendas a precios acomodados, sobre todo en la ciudad de Caracas. El informe termina puntualizando que su estudio no ha ido más allá de la ciudad de Caracas y la región andina y que por ello no se anotan en él otras causas y otros efectos que probablemente se estén manifestando en este mismo momento en otras regiones de Venezuela o en otros países de América latina 1 . En consecuencia, debe deducirse que el desplazamiento de los trabajadores del campo a la ciudad puede llegar a constituir un factor que alivie la pobreza tradicional del campesino y constituya en ese sentido un factor de mejoramiento de las condiciones rurales. Pero los múltiples elementos que inciden adversamente en los problemas del campo no tienen probabilidades de ser remediados, a menos que se dirija un mayor volumen de inversiones hacia la agricultura — y la infraestructura que ella necesita — y a menos que se reforme la estructura agraria, que se modifique el sistema de tenencia de la tierra y se superen los actuales inconvenientes que padece la comunidad rural. Irak Irak, al igual que Venezuela, tiene una economía basada en el petróleo, con altos niveles de inversiones y de urbanización. Sin embargo, se encuentra en las primeras etapas de su desarrollo, porque la expansión de la industria petrolera es mucho más reciente; el rápido aumento de la producción que actualmente domina en la economía no comenzó sino después de la segunda guerra mundial. Se introdujo en 1951 la política de reinvertir una proporción de los ingresos originados en la industria petrolera, y desde 1954-1955 se han gastado grandes cantidades en construcciones de carácter fundamental, especialmente en grandes programas de control hidráulico. Antes de esta expansión reciente, Irak era un país principalmente agrícola que exportaba trigo y cebada. La agricultura 1 Causas y efectos, op. cit., págs. 247-248. 190 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO sigue siendo la ocupación principal, pero su parte en el producto nacional bruto en 1956 fué sólo de 24 por ciento, en tanto que la producción de petróleo, que sólo emplea a un pequeño número de trabajadores, aportaba un 27 por ciento x. Aunque Irak tiene cultivos muy escasos en relación con las áreas disponibles de terreno cultivable, las condiciones de la producción agrícola son sumamente adversas porque durante mucho tiempo no existieron sistemas de control de las aguas. La agricultura sufre tanto del exceso de agua, que provoca inundaciones periódicas destructoras de los cultivos, como de la escasez de agua en las zonas irrigadas, donde no se pueden obtener dos cosechas. En la mitad Norte del país predomina la agricultura de secano, en tanto que todos los cultivos del Sur se hacen en terrenos irrigados por medio de bombas y canales. Tanto en las zonas secas como en las irrigadas, las cosechas son extremadamente pobres y están entre las más bajas del mundo. Existen enormes variaciones de producción a causa de la destrucción originada por las inundaciones en la zona irrigada y de las variaciones del régimen de lluvias en la zona Norte. Dentro de la zona de irrigación, los cultivos van desplazándose a medida que la fertilidad de los terrenos es destruida por efecto de la salinización originada por la falta de avenamiento. La agricultura sigue siendo extensiva, alternándose los años de cultivo con años de barbecho, aun en la zona irrigada, con excepción de aquellas áreas servidas por dos diques. Así, el control de ambos ríos, el Eufrates y el Tigris, a fin de suprimir las inundaciones y crear depósitos de agua, constituye una condición esencial para el mejoramiento de la producción agrícola y de los ingresos de los agricultores. Representan un gran progreso en este sentido los dos grandes proyectos terminados en 1956: el sistema de control de las inundaciones de Wadi Tharthar y el embalse de Habbaniyah. El sistema de distribución de tierras es, en general, el resultado de un acomodamiento de la estructura social tribual a la colonización agrícola. Una gran parte de la tierra que actualmente se cultiva ha entrado en el sistema agrícola dentro de los últimos 40 años por la colonización de una población tribual y seminómada. En el curso de este proceso, los jeques de las tribus han adquirido títulos legales de propiedad, en tanto que el sistema de registro de títulos ha dejado de lado los derechos consuetudinarios de los miembros de la tribu que cultivaban los terrenos. En su mayor parte la tierra está dividida en latifundios y es cultivada por intermedio de los agentes del latifundista. Con excepción de algunas regiones en que existen pequeñas propiedades, la mayor parte de los agricultores 1 NACIONES UNIDAS: La evolución económica en el Oriente Medio, 1956-1957, suplemento del Estudio Económico Mundial, 1957 (Nueva York, 1958), pág. 34. PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 191 son aparceros que entregan una gran proporción de las cosechas al propietario de la hacienda. En general, hasta ahora no han tenido mucho resultado los esfuerzos legislativos para reformar este sistema mediante el control del contrato de aparcería y asegurar que el agricultor reciba una mayor proporción de la cosecha. Entre 1950 y 1958 se iniciaron varios programas de colonización de tierras en los que se otorga la propiedad a los agricultores después de un período de cultivo ; estos programas tuvieron algún éxito, pero su escala era demasiado reducida para que pudieran beneficiar a la población agrícola en general. Así resulta que los factores de repulsión actúan con fuerza para impulsar el desplazamiento de los trabajadores. Las ganancias de los trabajadores rurales se mantienen al nivel de la mera subsistencia por que las cosechas son malas y aun así el propietario de las tierras toma de ellas una elevada proporción como precio del arriendo. Las condiciones de salubridad son deficientes: la mayoría de los fellaheen (campesinos) padecen diversas enfermedades ocasionadas o agravadas por la mala alimentación. Los factores de repulsión son fuertes, pero lo son igualmente los de atracción. Aunque la industria extractiva del petróleo emplea por sí misma sólo a un número reducido de trabajadores, es grande el volumen de empleo creado por las nuevas inversiones públicas. La mayor parte de los nuevos empleos se encuentran en la construcción de obras públicas : los grandes proyectos hidráulicos, los caminos y la edificación urbana. El empleo en las nuevas industrias tiene menos importancia, puesto que los gastos públicos en este sector han sido ínfimos. En los últimos años el desplazamiento de la mano de obra ha sido muy rápido y se ha dirigido especialmente a Bagdad, Basra y Kirkuk. Otro proceso digno de anotarse es la emigración considerable que ha llevado a los pobladores de las regiones misérrimas de Irak meridional al empleo urbano en la economía petrolera del vecino principado de Kuwait. Todavía no se puede medir la extensión real de este desplazamiento profesional de la mano de obra. El material estadístico de que se dispone actualmente es insuficiente (no se han publicado en su totalidad los resultados del censo de 1957). Sin embargo, la comparación de los totales de población urbana y rural registrados en los censos de 1947 y 1957 que se hace en el cuadro 44 muestra el alto nivel de urbanización. La tasa de aumento de la población total fué durante este período extremadamente alta, llegando a ser de 3,1 por ciento por año; la población rural aumentó a razón de 2,6 por ciento y la urbana a razón de 4,2 por ciento. Mientras la población total ha aumentado en un 36 por ciento, la urbana se incrementó en un 50 por ciento durante el período considerado. Sin embargo, no todos los trabajadores que abandonan la agricultura POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO 192 van a engrosar la población urbana, ya que muchos se colocan en los nuevos empleos creados por los programas de obras públicas y vialidad, que en su mayor parte se ejecutan en las zonas rurales. CUADRO 44. — IRAK: POBLACIÓN URBANA Y RURAL (1947-1957) (En millares) Población urbana Población rural Años 1947. . . 1957 . . . PorcenCifras del absolutas taje total 3.196 4.100 66,4 62,7 Tasa Cifras de absolutas aumento 28,3 1.620 2.438 Porcentaje del total 33,6 37,3 Población total Tasa Tasa Cifras de de absolutas aumento aumento 50,5 4.816 6.538 35,8 Fuente: Censos de población. El traslado del poblador rural a la ciudad representa para él una ganancia inmediata. Como resultado de la mayor demanda de mano de obra los salarios se han elevado considerablemente en los últimos años. En 1956-1957, los trabajadores calificados podían ganar 1,5 dinares 1 por día; por su parte, los obreros semicalificados empleados por empresas concesionarias de contratos asignados por la Junta de Fomento ganaban hasta 500 fils 2 por día. El jornal mínimo que la ley fija en 250 fils no se aplica prácticamente en ninguna parte; probablemente lo corriente sea pagar el doble de esa cifra 3 . No se tienen datos sobre los ingresos en la agricultura, pero el salario de un trabajador urbano no calificado excede ciertamente por un gran margen el promedio de ganancias de la agricultura. También es significativa la mejora de la situación social, dado que la posición que ocupa el fellah es de inferioridad social. No obstante, las condiciones urbanas de la vivienda para los migrantes son muy poco satisfactorias porque en las inversiones destinadas al desarrollo poco lugar se dejó para el saneamiento y las viviendas obreras. Los migrantes, a veces acompañados de sus animales, se aglomeran en Bagdad en barrios de chozas de barro donde no hay saneamiento ni agua potable. En consecuencia, las tasas de mortalidad infantil son elevadísimas. El aumento de la demanda de mano de obra a partir de 1955 absorbió a todos los trabajadores urbanos desempleados y ha contribuido a la reducción del desempleo agrícola. Existe mucho subempieo en la agri1 1 dinar = 2,80 dólares de Estados Unidos. 1 dinar = 1.000 fils. 3 La evolución económica en el Oriente Medio, 1956-1957, op. cit., pág. 36. 2 PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 193 cultura, ya que se trata de una actividad que está sometida a las variaciones de las estaciones del año. En cuanto a los efectos que tiene la emigración en la producción agrícola, no hay ninguna prueba de que los propietarios de los terrenos se hayan esforzado para retener al agricultor mediante el aumento de su cuota en las cosechas o el mejoramiento de su condición en otra forma. Aunque la migración ofrezca beneficios indudables a los migrantes y no se reduzcan los salarios en los centros urbanos, la persistencia de los factores de repulsión que son origen del éxodo, ciertamente a la larga no es favorable para la economía en general. Hasta el aumento de los ingresos de los trabajadores puede no ser permanente, puesto que el empleo en los trabajos importantes de construcción acabará tan pronto como éstos hayan sido terminados. El aspecto más grave de la disparidad entre la agricultura y otras ocupaciones está en la falta de equilibrio entre las sumas cuantiosas que se emplean en bienes de capital para la agricultura y el reducido capital que se invierte en la agricultura misma. La inversión del capital público se concentra en un alto grado en los trabajos de irrigación, que cuando estén terminados originarán una gran expansión de la capacidad productiva. El control de las inundaciones y los programas de irrigación tendrán como resultado una gran extensión de las zonas agrícolas cultivables y posibilitarán la doble cosecha anual tanto en las nuevas tierras como en aquellas que ya ahora se cultivan. Pero esta inversión es a largo plazo, en tanto que se invierte poco capital en el mejoramiento de los métodos agrícolas 1 o en la investigación o la formación profesional. Así, los cambios inmediatos en la estructura profesional causados por la mayor demanda de mano de obra no calificada pueden entrar en conflicto con las necesidades de mano de obra a largo plazo que creará eventualmente esta inversión. Para cultivar la tierra y cosechar los productos se necesitará mano de obra calificada, ya esté formada por agricultores independientes o por braceros. En este caso, un desarrollo equilibrado requeriría que se tomaran medidas enérgicas para elevar el nivel de ingresos y el nivel de vida de la población agrícola activa y para mejorar su eficiencia. Para ello se requiere un aumento de las inversiones en la propia agricultura, particularmente el estímulo de métodos más intensivos de cultivo, y una mayor inversión en los recursos humanos, en forma de viviendas rurales, educación y formación profesional. También tal desarrollo implicaría una redistribución de los ingresos para favorecer a quienes cultivan la tierra. 1 Lord SALTER: The Development of Iraq: A Plan of Action, proyecto preparado para la Junta de Fomento de Irak (Caxton, Londres, 1955). 194 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO Desde la revolución de 1958 se ha introducido una nueva legislación para reformar el sistema agrario, y con el tiempo es de suponer que llevará a esa transformación esencial. Conclusiones Las conclusiones sobre los efectos de la migración en estas condiciones deben considerarse necesariamente como aproximativas, puesto que no se dispone de datos suficientes. Los problemas que surgen contrastan vivamente con los que emergen en el grupo de países considerados en el anterior capítulo por el hecho de que disponen de mayor capital para el desarrollo agrícola. En dos de los países cuyas condiciones han sido descritas brevemente, el Brasil e Irak, es enorme el margen para el desarrollo agrícola, por cuanto se están ganando para el cultivo nuevas zonas agrícolas y el mejoramiento de los métodos de laboreo puede, sin duda, aumentar las cosechas, la productividad de la mano de obra y los ingresos producidos por la agricultura. Que el desarrollo agrícola exija más o menos mano de obra depende de los tipos de agricultura que habrán de desarrollarse, pero puede suponerse con bastante certeza que se necesitará mayor cantidad de mano de obra calificada, cualquiera sea el tipo de agricultura escogido. Desde el punto de vista de los propios migrantes, las pruebas aportadas por Venezuela e Irak indican que son considerables las ventajas del movimiento migratorio. Aunque las condiciones de la vida urbana son poco satisfactorias, el aumento de los ingresos es suficientemente grande para posibilitar un aumento importante del consumo. En el Brasil las pruebas son menos concluyentes y se considera que los resultados nocivos de la urbanización son mayores que los beneficios. En cuanto concierne a la producción, el desplazamiento de la mano de obra debería tender a crear una utilización más económica de la mano de obra y una sustitución del trabajo mal remunerado por capital. En aquellos lugares donde una gran cantidad de trabajadores están concentrados en regiones pobres, como en Venezuela, la reducción de la población agrícola activa debería ser beneficiosa porque permitiría al resto de los trabajadores cultivar más terrenos. En Irak, donde abunda la tierra, la escasez de mano de obra puede estimular la mecanización. Pero el problema básico es el hecho de que el desarrollo es desequilibrado y que la producción agrícola no adelanta en eficiencia al mismo tiempo que los otros sectores. La mayor inversión en la agricultura, la mayor productividad y niveles superiores de vida para los aparceros y los asalariados agrícolas no disminuirán necesariamente la migración, pero evitarán que ésta ejerza una presión negativa en el nivel de vida PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 195 urbano y haga crecer excesivamente el sector de los servicios. Donde el esfuerzo se concentra en la expansión de la producción agrícola por medio de las inversiones de importancia a largo plazo, como en Irak, debe tratarse de mejorar los métodos de inversión « de segunda importancia » para que se aumente la productividad y la eficiencia de la mano de obra agrícola y se ofrezca una transición más fácil cuando se completen los programas de desarrollo y se reduzca el volumen de empleo. La migración del campo a la ciudad en estas condiciones no aumentará el número de desempleados y subempleados de la ciudad que viven en estado de completa penuria, como ocurre en las ciudades de Asia, dado que aumentará la demanda de mano de obra y seguirán subiendo los salarios. No obstante, existe el peligro de que una corriente muy rápida de mano de obra reduzca los salarios urbanos y la eficiencia en la industria. Se considera que este peligro existe en el conjunto de América latina. ... Paralelamente a la industrialización de tipo moderno, que comprende fábricas bien equipadas que trabajan en escalas grande y mediana, y cuya eficiencia es muy superior al promedio, surgen en los centros urbanos talleres pequeños e ineficaces que trabajan con un margen de utilidad gracias a la existencia de una gran cantidad de mano de obra barata que proporciona el continuo desplazamiento de la1 población rural hacia las ciudades y las reservas de población marginal local . También se considera que hay un peligro de crecimiento excesivo en el sector de los servicios : ... Sin embargo, con la decreciente relación de población rural a población urbana, la productividad deficiente de la agricultura y el poder adquisitivo generalmente bajo de la población agrícola, la elevada proporción de la población urbana que depende de los servicios no puede encontrar justificación en el volumen de producción que hay que distribuir ni en las necesidades del campo, y, en consecuencia, se torna excesiva 2. Aunque es claramente difícil la generalización, se puede concluir razonablemente que el movimiento de la mano de obra que abandona la agricultura no implicará por sí mismo un aumento de las inversiones que posibilite una mayor producción agrícola. Los obstáculos naturales para el aumento de la productividad en estos países son considerables y, en las condiciones del Brasil e Irak, no constituye un remedio suficiente la sustitución de la mano de obra por maquinaria. Actualmente la agricultura brasileña descansa principalmente en el capital privado; Irak ha invertido fondos públicos para el aumento de la capacidad agrícola (esto es, trabajos de irrigación), pero no en la producción agrícola, en tanto que 1 2 Boletín Económico de América Latina, op. cit., pág. 39. Ibid., pág. 4 1 . 196 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO en Venezuela no se invierte el capital público ni el privado en la agricultura. En consecuencia, hay una gran necesidad de coordinar la política de inversión para la agricultura de los tres países. MOVIMIENTO DE VAIVÉN En varios países que entraron en un proceso de desarrollo rápido, el desplazamiento de la mano de obra toma la forma de cambios periódicos y regulares entre el empleo industrial y el trabajo agrícola. Debe distinguirse este tipo de movimiento de los cambios de empleo por temporadas que realizan los trabajadores que se ocupan principalmente de la agricultura y que buscan otros empleos en las épocas de menor actividad agrícola. En el caso del movimiento de vaivén, los períodos de empleo no están determinados por las temporadas del año en que se necesite mayor o menor número de trabajadores, sino por la necesidad de ganar un ingreso en efectivo en la industria como fuente principal de los medios de vida. El retorno a la aldea se realiza con cierta periodicidad, porque la ciudad no puede ofrecer una vivienda, pero, a su vez, la aldea no puede dar los medios de ganarse la vida. Este tipo de movimiento puede representar un proceso de transición que eventualmente terminará en la transferencia permanente al empleo industrial. Pero, en ciertas condiciones, la oscilación puede continuar indefinidamente. El establecimiento permanente de las familias de los trabajadores en el centro urbano puede ser dificultado o aun prohibido por las disposiciones oficiales. Pueden ser motivos para el retorno el apego a la tribu o a la comunidad rural, la falta de viviendas en las ciudades, la escasez de alimentos, la propiedad de una pequeña parcela, la inseguridad del empleo industrial y la repugnancia que el trabajador siente por la disciplina de la fábrica. La industria paga salarios que son muy superiores a las ganancias del empleo agrícola, pero la comunidad rural debe pagar el costo social de la industrialización. El campo ofrece cierto grado de seguridad contra el desempleo, la vejez y la enfermedad y mantiene a las familias de los trabajadores durante su ausencia aunque sean inadecuados sus recursos económicos. El movimiento de vaivén es actualmente una característica del mercado del empleo en muchos países, pero al presente se tiene información muy poco detallada acerca de él. Los tres casos que se describen a continuación, del África al Sur del Sahara, Turquía y Yugoslavia, han sido seleccionados porque se dispone de material para cada una de las regiones : para el África al Sur del Sahara, en considerable volumen, y para Turquía y Yugoslavia, como resultado de investigaciones especiales recientes. En cuanto a sus condiciones de desarrollo, política guberna- PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 197 mental e instituciones sociales, estas tres economías contrastan hasta un punto que pareciera impedir la generalización. Sin embargo, en cada uno de ellos se produce el desplazamiento de la misma manera (aunque en diferentes grados), a pesar de la diversidad de antecedentes. La comparación de las causas y los efectos del movimiento entre la agricultura y las ocupaciones urbanas muestra que, en cada caso, el conflicto entre el apego a la comunidad y las necesidades económicas constituye la causa principal del desequilibrio en el mercado del empleo. África al Sur del Sahara La migración periódica en gran escala entre la agricultura destinada a la subsistencia y el empleo industrial constituye un fenómeno crónico del mercado del empleo en los países africanos ubicados al Sur del Sahara. Ciertamente, no se trata de una fase de transición en el desarrollo, puesto que en la Unión Sudafricana ha continuado durante cerca de tres cuartos de siglo y su volumen va en aumento. En la Unión Sudafricana y en las zonas cupríferas del ex Congo Belga y de Rhodesia del Norte los trabajadores migrantes de dentro y fuera del territorio constituyen el principal elemento de la mano de obra industrial. En algunos territorios, la proporción del número total de adultos varones que están permanentemente fuera de sus hogares es muy elevada: en Basutolandia llega a 50 o 60 por ciento y en Niasalandia a 40 por ciento 1 . En la Unión Sudafricana, en tanto que los varones alejados de sus hogares forman cerca del 12 por ciento de la población total de las zonas bantúes, representan más del 40 por ciento de la población adulta masculina entre los 15 y 64 años 2. Los períodos de ausencia varían entre uno y varios años. Estas migraciones han sido objeto, por parte de agencias internacionales 3 y otras autoridades, de numerosas investigaciones y estudios que arrojan luz sobre sus causas y efectos y muestran en qué medida se diferencian del fenómeno tal como se presenta en otros países. 1 Lord HAILEY: An African Survey (Oxford University Press, Londres, 1957), págs. 1379-1381. 2 U N I O N OF SOUTH AFRICA: Summary of the Report of the Commission for the Socio-Economie Development of the Bantu Areas within the Union of South Africa (The Government Printer, Pretoria, 1955), pág. 53. 3 Véanse, por ejemplo, U.N.E.S.C.O. : Social Implications of Industrialisation and Urbanisation in Africa South of the Sahara Q^aris, 1957); NACIONES UNIDAS: Informe sobre la situación social en el mundo (Nueva York, 1957); CONFERENCIA INTERNACIONAL DEL TRABAJO, 37. a reunión, Ginebra, 1954, Informe V (partes 1 y 2): Trabajadores migrantes (países insuficientemente desarrollados) (O.I.T., Ginebra, 1954), e I.L.O.: African Labour Survey, Studies and Reports, New Series, N o . 48 (Ginebra, 1958). 198 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO Causas y efectos del movimiento de vaivén. Son extremadamente fuertes los factores de atracción y de repulsión que determinan el movimiento. La agricultura nativa apenas puede bastar para la subsistencia porque va diminuyendo la fertilidad del suelo y, por otra parte, el empleo en las industrias puede ofrecer un ingreso en efectivo equivalente a tres o cuatro veces el valor de las cosechas que puedan ser producidas por la familia. Sin embargo, la ganancia real en la industria puede no ser mayor que el ingreso de la agricultura ganado por la familia. En 1950 se estimó el ingreso anual por familia de los grupos agrícolas de las zonas bantúes de la Unión Sudafricana en 43 libras, de las que 22 tenían origen en la agricultura y 21 en el trabajo exterior x. Aunque las razones que determinan la emigración de los trabajadores agrícolas al empleo industrial son económicas y son la manifestación extrema de los mismos factores que operan, en mayor o menor medida, en todos los países que tienen un rápido desarrollo y una agricultura pobre y primitiva, el carácter específico del movimiento (la migración periódica) está determinado por factores sociales y políticos 2 . Muchas de las empresas mineras principales no permiten que sus trabajadores vivan fuera de los campamentos, de tal modo que se prohibe el establecimiento permanente. En algunos territorios están vigentes diversas medidas que restringen el establecimiento dentro de las ciudades. Se puede lograr la estabilización de la mano de obra cuando los empleadores la estimulan, como, por ejemplo, en las minas de cobre del ex Congo Belga y de Rhodesia del Norte, que actualmente ofrecen una vida de hogar permanente para una proporción considerable de sus empleados 3. Los efectos de estas migraciones son nocivos tanto desde el punto de vista de la eficiencia agrícola e industrial como desde el punto de vista del bienestar social. El principal efecto en la industria es la elevada tasa de movilidad de la mano de obra, que varía de 30 por ciento a 100 por ciento o más anualmente 4. En la península del Cabo, un estudio que abarca los años 1949-1954 muestra que más del 60 por ciento de los empleadores que emplean a 60 por ciento de la mano de obra tuvieron una movilidad del personal del 100 por ciento 6. Dados los cortos perío1 Summary of the Report of the Commission for the Socio-Economie Development of the Bantu Areas within the Union of South Africa, op. cit., pág. 35. 2 N. N. FRANKLIN: Economics in South Africa (Oxford University Press, Londres, 1954). 3 Véase « Estructura de los salarios en ciertas regiones de África según la raza de los trabajadores », en Revista Internacional del Trabajo (O.I.T., Ginebra), vol. LVIII, num. 1, julio de 1958, pág. 58. 4 Informe sobre la situación social en el mundo, op. cit., pág. 156. 6 S. VAN DER HORST: «A Note on Native Labour Turnover and the Structure of the Labour Force in the Cape Peninsula », en The South African Journal of Econo- PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 199 dos pasados en cada empleo y el intercambio indiscriminado entre diferentes tipos de ocupación, la productividad de la mano de obra permanece bajísima. Un estudio reciente muestra que en Durban la productividad de la mano de obra migrante africana no seleccionada es sólo un 29 por ciento de la de los trabajadores blancos que ejercen normal y continuamente un empleo, pero que la productividad de la mano de obra africana puede elevarse a 85 por ciento si se la selecciona y se la mantiene continuamente en el empleo. Así, la naturaleza migratoria de la mano de obra es la causa más importante de la baja productividad 1. ... El sistema migratorio es económicamente deficiente no sólo porque resulta muy caro transportar a los trabajadores de un lugar a otro, lo que representa una carga sobre el producto neto del trabajo que necesariamente debe disminuir los salarios, sino también porque condena a los trabajadores a realizar perpetuamente un trabajo no calificado e indiferenciado 2. El despilfarro de mano de obra puede también medirse por el hecho de que los trabajadores bantúes de la Unión Sudafricana emplean sólo 62 por ciento de su vida de trabajo en el empleo activo y 38 por ciento en trabajos no remunerados o en la inactividad. El trabajador migrante medio interviene en el mercado del trabajo durante 22,6 años; se retira o « se jubila » a la edad de 41 y utiliza 20 años de su vida probable (calculada en el momento de ingresar al mercado del empleo) fuera de ese mercado 3 . Los efectos en la salud y en el bienestar son igualmente malos : ... Un cómputo del número de años-hombre perdidos por los africanos en sus viajes de un lugar a otro revelaría el deplorable despilfarro de mano de obra en un continente desesperadamente pobre, pero las consecuencias más graves y trágicas no son las económicas, sino las psicológicas y espirituales causadas por un estado de migración perpetua. El desarraigo y la ausencia del sentimiento de formar parte de un grupo social en algún lugar son la mayor maldición del África de hoy y constituyen la razón fundamental de los delitos de Johannesburgo, las huelgas en la zona del cobre y las acciones de los Mau Mau. El costo de un momentáneo alivio de la pobreza es la separación de maridos y mujeres y de padres e hijos durante la mayor parte de sus vidas, destruyéndose de esta manera los fundamentos de la sociedad tribual tradicional, al mismo tiempo que se imposibilita la creación de una nueva vida social completa en las zonas urbanas 4. mies (Economie Society of South Africa, Johannesburgo), vol. XXV, núm. 4, diciembre de 1957. 1 UNIVERSITY OF NATAL, Department of Economics: The African Factory Worker : A Sample Study of the Life and Labour of the Urban African Worker (Oxford University Press, Ciudad del Cabo, Londres y Nueva York, 1950), pág. 99. 2 D. H. HOUGHTON: «Migrant Labour», en Africa in Transition (Reinhardt, Londres, 1958), pág. 44. 3 Summary of the Report of the Commission..., op. cit., pág. 96. 4 HOUGHTON, op. cit., pág. 46. 200 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO Desde el punto de vista de la producción agrícola, un desplazamiento permanente de la mano de obra a las ocupaciones industriales tendría efectos benéficos, puesto que la reducción de la población agrícola suprimiría la necesidad actual de cultivar el suelo hasta el agotamiento según el sistema presente de abandonar las tierras por otras nuevas cuando ya no dan fruto. También se permitiría la introducción de mejores métodos de trabajo en las zonas en que se han iniciado cultivos. El desarrollo económico crea una demanda de productos agrícolas y, en consecuencia, debería favorecer una mayor producción y mejores métodos de cultivo. Sin embargo, la migración tiene efectos accumulativos que evitan que la comunidad rural se beneficie de tal manera. En algunos territorios los ahorros logrados por el obrero en la industria son invertidos en la agricultura, pero no ocurre así en aquellos lugares en que las migraciones afectan a grandes proporciones de la población masculina adulta y donde los desplazamientos no se efectúan con el objeto de acopiar un capital, sino con el de satisfacer las obligaciones económicas más urgentes y las necesidades de consumo del hogar. La ausencia de los varones en edad de trabajar significa que las mujeres se encargan de realizar la mayor parte de la tareas y que no hay suficiente mano de obra para las mejoras necesarias, tales como el arado de los campos en curvas de nivel, el cultivo en fajas y la escarda. Las zonas de cultivo se limitarán cuando las cosechas comiencen a disminuir y la familia estará mal alimentada y no podrá mejorar su sistema de labor: « No es el bantu, sino la mujer bantú, quien halla hoy difícil la vida en las reservas » 1 . Consideraciones acerca de la política que se puede aplicar. El problema esencial del movimiento de vaivén entre la agricultura primitiva y el empleo industrial está en que sus efectos son acumulativos. La base de la agricultura se debilita progresivamente, en tanto que el aumento de mano de obra que busca trabajo en la industria contribuye al descenso de los salarios y evita el aumento de la productividad. Las medidas que se tomen para dar solución al problema deben ser necesariamente orgánicas para lograr el mejoramiento en ambos extremos, elevando el nivel de la agricultura, conservando la fertilidad de los suelos e introduciendo nuevas formas de tenencia de tierras, por una parte, y por otra, elevando los salarios de la industria y mejorando las condiciones de la vida urbana. Queda fuera de los límites de este estudio la total discusión de las medidas que se aplican en todos los territorios en cuestión. Sin embargo, 1 Summary of the Report of the Commission ..., op. cit., pág. 73. PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 201 como un ejemplo de la amplitud de las medidas que se consideran necesarias para intentar una solución fundamental de este problema, puede hacerse referencia al informe de la Comisión para el desarrollo socioeconómico de las zonas bantúes en la Unión Sudafricana, conocida como Comisión Tomlinson. Las recomendaciones hechas por la Comisión, si llegaran a cumplirse, tenderían a estabilizar la población económicamente activa y pueden ser consideradas desde este punto de vista. El informe muestra que el papel de la mano de obra migrante en la economía es grande y continúa creciendo. La población total de la Unión, según el censo de 1951, llegó a 12,64 millones, de los que 2,6 millones (20,9 por ciento) eran europeos y 8,5 millones (67,5 por ciento) bantúes. Del total de la población bantú, 3,6 millones estaban domiciliados en las zonas que les están reservadas, excluyendo a 0,569 millones que estaban ausentes temporalmente (en comparación con una población total residente de 3,4 millones, entre los que se contaba a 0,447 millones ausentes en 1936), y 2,6 millones estaban empleados en las haciendas europeas y otras zonas rurales. La población urbana total en 1951 era de 5,374 millones, de los que 2,3 millones eran bantúes, entre los que se contaba a 0,5 millones de trabajadores migrantes de dentro de la Unión y a 0,3 millones de trabajadores migrantes de otras regiones de África. La población urbana bantú está creciendo especialmente por la corriente de mano de obra que viene de otras zonas rurales no bantúes y por el aumento natural de la población urbana. Si la urbanización continúa con la misma rapidez que en 1946-1951, y a menos que se aumente considerablemente la capacidad de absorción de las zonas reservadas, el número de bantúes en los pueblos situados fuera de las zonas reservadas puede llegar a más de 15 millones 1. El tema principal del informe de la Comisión es que esta perspectiva plantea una alternativa: la completa integración europea y bantú o su desarrollo por separado. Por motivos políticos, la Comisión considera que debe escogerse la segunda posibilidad. En consecuencia, el informe recomienda el desarrollo en gran escala de las regiones bantúes con el establecimiento de una economía totalmente diversificada, con inclusión de la agricultura, la industria y los servicios. Se consideraba que el primer elemento esencial era establecer una clase agrícola bantú, establecida en unidades adecuadas de agricultura con una tenencia individual de la tierra. Las industrias mineras y manufactureras deberían ser establecidas cerca de las zonas bantúes y dentro de ellas, y debería admitirse a los industriales europeos para que 1 Summary of the Report of the Commission..., op. cit., pág. 29. 202 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO establezcan industrias en esas zonas, absorbiendo así a quienes no pueden ser empleados en la agricultura. Debe iniciarse el mejoramiento de la red de ferrocarriles y crearse una gama completa de servicios sociales de todo orden. Se estimó el costo total del programa para los primeros 10 años en 104 millones de libras, de los que 33 millones deberían dedicarse a la agricultura, incluyéndose 27 millones para la roturación de nuevas tierras 1. El Gobierno de la Unión aceptó las propuestas de la Comisión relativas al desarrollo agrícola y también aquellas referentes al establecimiento de industrias cerca de las zonas bantúes. No se aceptó la propuesta de suprimir la tenencia tribual y sustituirla por la tenencia individual de la tierra ni tampoco se consideró que sería viable la admisión de industriales europeos en las zonas bantúes para el establecimiento de industrias ni el estímulo a las empresas mineras en esas áreas mediante el establecimiento de una sección de minas totalmente equipada en el Departamento de Asuntos Indígenas. El Gobierno estuvo de acuerdo en que era esencial que se gasten grandes cantidades en el desarrollo de las zonas bantúes, pero opinó que no era aconsejable fijar las cantidades que se necesitarían para la realización de los diversos proyectos recomendados por la Comisión 2. Turquía El desplazamiento de las zonas en que se cultiva el suelo para la subsistencia al trabajo urbano temporal o al trabajo en la agricultura comercial en determinadas épocas constituye una característica permanente del mercado del empleo en Turquía. Las principales fuentes de la mano de obra migrante temporal están en la zona costera del mar Negro y en las colonias altas del árido altiplano de la Anatolia, así como en las zonas montañosas del Oriente. Estas regiones, por mucho tiempo no han podido mantener a su población, y a medida que ésta aumenta, también crece el volumen de la migración temporal. Se ha estimulado el movimiento de los trabajadores durante los últimos años mediante el mejoramiento de los caminos y la penetración de los transportes por camiones y por autobuses a las regiones más remotas. Aunque Turquía inició una política de industrialización durante los años corridos entre las dos guerras, todavía son relativamente pocos los empleados en la manufactura y la minería. Entre 70 y 80 por ciento de la población sigue ocupándose de la agricultura, y su volumen sigue au1 Un gasto anual de cerca de 10 millones constituiría una suma de cerca de una libra por cabeza entre la población bantu. 2 UNION OF SOUTH AFRICA : Memorandum : Government Decisions on the Recom- mendations of the Commission for the Socio-Economic Development of the Bantu Areas within the Union of South Africa (Pretoria, 1956). PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 203 mentando, aunque disminuya la proporción que representa de toda la población económicamente activa. El censo de 1955 dio una población total de 24,122 millones y una población económicamente activa total de los mayores de 15 años de 11,903 millones, entre los cuales 9,636 millones, o sea 81 por ciento, trabajaban en ocupaciones agrícolas (frente a 8,971 millones, 83,7 por ciento, en 1950). Las personas empleadas en ocupaciones industriales en 1955 llegaban a un total de 1,126 millones, o 9,5 por ciento, del total de la población económicamente activa de más de 15 años (frente a 0,893 millones, u 8,3 por ciento, en 1950) 1 . En 1958 cerca de un millón de trabajadores estaban empleados en la industria y otro millón en los servicios. La población está creciendo rápidamente: a razón de 2,5 por ciento por año. El volumen de la migración temporal es grande en relación con el volumen del empleo no agrícola. Una estimación hecha por el servicio del empleo sitúa el número total de varones que buscaban trabajo fuera de sus hogares durante el año 1957-1958 en 0,74 millones, o 17 por ciento del total de 4,581 millones de varones ocupados en la agricultura en 1955. En los períodos de mayor abundancia el total puede llegar a la cantidad de un millón. Quienes obtienen trabajo en la ciudad permanecen fuera de la aldea entre 3 y 9 meses; solamente 10 por ciento permanecen por más de un año sin interrupción. Principales corrientes de desplazamiento. Las principales corrientes de desplazamiento temporal se dirigen: a Estambul, desde la costa del mar Negro y de las otras regiones del país ; a la región de la-costa del Egeo durante las cosechas de algodón, de higos y de tabaco (especialmente de Anatolia) ; dentro de la región costera mediterránea (Adana y Hatay) para las cosechas de algodón y productos cítricos ; a Ankara de las regiones circundantes de Anatolia, especialmente para el empleo en la construcción y actividades comerciales en pequeña escala, y a las minas de carbón de Zonguldak de todas las regiones circundantes. Estambul atrae la mano de obra de todas las regiones de Turquía porque es el más importante centro comercial. Una de las principales corrientes de inmigrantes se origina en la costa oriental del mar Negro, entre Samsun y la frontera oriental de Turquía, región aislada del interior por las montañas del Pontus y que prácticamente no tiene salida excepto hacia el Occidente por mar, saliendo de Samsun. Los principales cultivos, el maíz, las avellanas y el tabaco, exigen mano de obra temporal durante 1 Para informarse sobre las dificultades de comparación entre los censos, véase NACIONES UNIDAS: The Development of Manufacturing Industry in Egypt, Israel and Turkey (Nueva York, 1958), págs. 89-92. 204 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO períodos cortos y no existe suficiente tierra para mantener a la población agrícola, excepto en la región de Rize, donde existen plantaciones de té. Según un estudio reciente de la O.I.T., los agricultores pasan un promedio de 6 a 9 meses en la ciudad y vuelven a la aldea solamente durante los períodos en que existe una demanda especial de mano de obra. El 36 por ciento de la población activa de las aldeas estudiadas está obligada a emplearse fuera de ellas durante una parte del año, en tanto que un 24 por ciento más declaró que tendría interés en un trabajo en el exterior si existieran oportunidades disponibles. Así, hay un exceso permanente de mano de obra potencialmente móvil aparte de aquellos que realmente encuentran trabajo temporal. El segundo tipo de movimiento temporal de la agricultura de subsistencia al trabajo de ciertas temporadas en la agricultura comercial origina una gran corriente de mano de obra a las regiones fértiles de agricultura intensiva, según lo muestra la alta proporción de trabajadores temporales en relación con la población permanente de tales zonas. En los distritos costeros mediterráneos donde ocurren modificaciones dentro de la región según las estaciones, la proporción llegó en 1952 a 109 por ciento, en el Egeo a 34 por ciento y en la región de Mármara a 30 por ciento. La cuarta corriente de migración, de los distritos rurales circundantes a la ciudad de Ankara, señala un factor importante de la migración temporal: las familias llegan hasta a repartirse la jornada entre sus miembros, alternando el padre y el hijo en el mismo empleo, lo que sugiere que el trabajo urbano es demasiado arduo o demasiado fastidioso para la población rural, acostumbrada a un ritmo diferente de actividad. La migración temporal representa sólo una oportunidad de aumentar los ingresos familiares. Por último, el sistema de alternar el empleo que se practica en las minas de carbón del Estado señala la falta de incentivos que tiene el empleo permanente en la industria. En Zonguldak, la única región de producción de carbón de Turquía, las minas son explotadas por grandes empresas modernas de propiedad del Estado que emplean a cerca de 30.000 trabajadores. Según el sistema actual, se divide a los trabajadores en equipos que son empleados en las minas durante un corto período, después del cual son reemplazados por otro equipo del mismo distrito. El hecho de que se apliquen tales arreglos en una importante empresa moderna, en la que el empleo regular permanente mejoraría la productividad de la mano de obra, muestra cuan fuerte es el hábito del retorno periódico entre los empleados, quienes están dispuestos a compartir los beneficios económicos con sus vecinos para evitar el empleo permanente. En este caso, la migración temporal reparte las ventajas PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 205 y desventajas del empleo industrial entre todos los habitantes de cada aldea. Efectos del desplazamiento temporal. Al evaluar los resultados de la migración temporal, debe hacerse una distinción entre las ventajas que ofrece a los migrantes y sus desventajas para la economía general. Para el trabajador migrante, el beneficio constituye un ingreso en efectivo cuya mayor parte puede ser ahorrada, al vivir en condiciones deplorables en la ciudad, y luego llevada para utilizarse en la aldea. La búsqueda del empleo es de carácter especulativo y el retorno después de haber logrado éxito acrecienta el prestigio. Con mucha frecuencia, la migración es el único lazo de unión entre la aldea y el mundo exterior. Por último, la transferencia de la familia a la ciudad aumentaría el costo de la vida, porque debería abandonarse la parcela utilizada para la subsistencia. Sin embargo, desde el punto de vista de la economía general los resultados son nocivos. Se desorganiza el mercado del empleo y los trabajadores no son orientados cuando comienzan a afluir a las ciudades después de la cosecha. Mientras continúe la corriente de migración será imposible elevar o estabilizar los salarios de la industria o de los servicios. El índice de movilidad de la mano de obra 1 mantiene baja la productividad aunque los reducidos costos de tal mano de obra puedan compensar la escasa eficiencia. Si ha de expandirse la industria manufacturera, la administración necesitará prestar una mayor atención a este aspecto. Las ocupaciones en la rama de los servicios sufren de un exceso de personal, dado que la ciudad ofrece la perspectiva de establecerse como pequeños comerciantes y artesanos, vendedores callejeros, buhoneros y mozos de cordel; tales actividades mercantiles tienen mayor atracción que el empleo industrial. La mayor parte de los migrantes obtienen un trabajo temporal de cualquier clase; solamente un 5 a 10 por ciento se ven obligados a volver a sus casas sin haber tenido éxito. Pero las ganancias son irregulares e insuficientes para mantener a una familia. Los aspectos más graves de la migración temporal son la vivienda urbana y las condiciones sociales de la ciudad. El efecto en las condiciones sociales en Estambul ha sido objeto de un estudio especial 2. Muchos inmigrantes viven en pequeñas casas, construidas en una sola noche, sin agua corriente ni instalaciones sanitarias. Los hombres solteros viven 1 Según los resultados de una encuesta en 1948, 24 por ciento de los trabajadores en los 1.648 establecimientos estudiados habían estado empleados por no más de seis meses y 43 por ciento por no más de un año. Véase I.L.O. : Labour Problems in Turkey, Studies and Reports, New Series, No. 25 (Ginebra, 1950), pág. 216. 2 I.L.O. : Working Paper on Aspects of Certain Problems of Istanbul, abril de 1958 (mimeografiado). 206 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO en refugios colectivos instalados en casas viejas. Aunque los problemas sociales que se originan en la aglomeración de las personas no son todavía muy graves, las condiciones higiénicas están empeorando. Existe el peligro de que aumente la delincuencia juvenil. Anteriormente, Estambul tenía un número adecuado de escuelas y de hogares para aprendices y trabajadores jóvenes, pero ahora éstos comienzan a sufrir de la aglomeración originada por el aumento rápido de la población. Las autoridades municipales consideran que a menos que se ponga remedio a esta situación, la ciudad se verá sumergida por los problemas del exceso de población y del desempleo y resultarán inadecuados los servicios públicos y sociales, incluido el saneamiento. Se mitiga la extrema tirantez social porque tanto las familias como los migrantes individualmente mantienen un estrecho contacto con la aldea de origen y conservan los hábitos y la mentalidad de su origen rural. Los migrantes de la Turquía europea y de Mármara ya han vivido en centros urbanos antes de la migración y se adaptan mejor a la vida de las ciudades. Los que llegan de Anatolia y de la zona del mar Negro encuentran difícil la adaptación a las nuevas condiciones y tienden a volver a la aldea en la primera oportunidad. En cuanto se refiere a los efectos en la agricultura, el desplazamiento temporal tiende a perpetuar el subempieo y no ofrece un remedio para el exceso de mano de obra en las regiones más pobres, aunque los ingresos adicionales aporten cierta mejora en las condiciones de vida de la aldea. Pero la migración no alcanza a beneficiar a los más pobres, que no pueden reunir el capital necesario para pagar el importe del viaje (que desde la costa oriental del mar Negro hasta Estambul cuesta de 100 a 200 libras turcas x) y el costo inicial de la vida en la ciudad. Se absorbe el exceso temporal de mano de obra de la agricultura, pero no se suprime la tendencia a subdividir las parcelas ni se utilizan los dineros ganados en la ciudad para la mejora de las fincas. En consecuencia, se puede decir que, desde el punto de vista de la ciudad, la corriente de mano de obra es excesiva si se piensa en los salarios y el empleo en la industria, la vivienda, la salubridad y las escuelas, pero, desde el punto de vista de la población rural, es insuficiente, pues no reporta ninguna de las ventajas que traería consigo la partida definitiva. La raíz del problema está en el exceso de la mano de obra en relación con las necesidades de la industria y el subempieo de la población rural en las regiones agrícolas más pobres. Pero aun si aumentara considerablemente la cantidad de trabajadores empleados actualmente en la industria, ello no bastaría para absorber el volumen actual de la migración temporal 1 1 libra turca = 7,74 centavos de dólar de Estados Unidos. PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 207 y el aumento de la población en la agricultura. Es tentadora la posibilidad de ver un remedio en el desarrollo de la agricultura, sector descuidado en tantas economías en rápido progreso. Pero en Turquía es precisamente en la agricultura donde se ha producido un desarrollo veloz en el período posterior a la segunda guerra mundial mediante una gran extensión del área cultivada gracias al uso de enseres mecánicos. Como se ha concentrado el progreso técnico en los métodos destinados a ahorrar mano de obra, la creciente rapidez de la producción agrícola no ha ido acompañada por un aumento proporcional del empleo. La política gubernamental ha estimulado con energía el desarrollo agrícola. Se han mantenido en niveles elevados los precios de los productos de la agricultura y se han otorgado subsidios para las exportaciones. Entre 1950 y 1957 los gastos del Gobierno en la agricultura (incluidos tanto los gastos generales como las inversiones) se han quintuplicado; en 1950 la parte de la agricultura en los gastos para el desarrollo era de 28 por ciento, en tanto que en 1957 fué de 40 por ciento 1 . Los gastos públicos en transportes y comunicaciones aumentaron casi en la misma proporción y fueron ligeramente mayores los gastos en la agricultura, en tanto que los egresos para la industria, la minería y las comunicaciones permanecieron prácticamente estacionarios. Entre 1950 y 1956 los gastos públicos solamente para la irrigación y el control de las inundaciones llegaron a 1.282 millones de libras turcas 2 . El Banco Agrícola ha asignado considerables créditos para la agricultura 3 . Además de estas ventajas, hasta hace muy poco los agricultores estaban exonerados del impuesto a la renta. Los resultados de estas medidas han sido una gran expansión del área cultivada y de la producción. En comparación con el promedio de 1934-1938, el área de terrenos cultivados o arborizados en 1955 había aumentado en 75 por ciento y el volumen de la producción en 71 por ciento; el valor neto de la producción casi se había duplicado 4. La mayor parte de este aumento tuvo lugar durante la primera parte de 1950: aumentó en 40 por ciento el área cultivada y en 60 por ciento el volumen de la producción. La inversión de capital ha constituido el principal estímulo para la expansión del cultivo mecanizado de los cereales, especialmente en las regiones de pastoreo escasamente pobladas y en cierto grado también en las regiones que ya se estaban cultivando. El número de tractores en uso aumentó de 10.000 en 1950 a 42.000 en 1957. 1 La evolución económica en el Oriente Medio, 1956-1957, op. cit., pág. 108. NACIONES UNIDAS : La evolución económica en el Oriente Medio, 1955-1956 (Nueva York, 1957), pág. 16. 3 Ibid., pág. 15. 4 The Development of Manufacturing Industry in Egypt, Israel and Turkey, op. cit., pág. 16. 2 208 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO Existen algunas diferencias de opinión sobre si se han elevado los niveles de vida rurales como resultado de esta rápida expansión. Algunos artículos que anteriormente sólo se veían en las ciudades, en los últimos años han llegado a ponerse al alcance del campesino. Por otra parte: ... aunque una pequeña minoría de la población agrícola se ha beneficiado del aumento de la producción alcanzado en los últimos años, el nivel de vida de los campesinos no ha cambiado grandemente y hasta ha descendido en algunos casos, de tal modo que ha degradado su posición en relación con los otros grupos de la población... Los ingresos de muchas pequeñas haciendas están sólo en el nivel de la mera subsistencia; la productividad es tan baja que el ingreso representa una compensación muy inadecuada para el trabajo realizado. Existen diferencias de ingresos muy grandes hasta dentro mismo del sector rural: esto se debe en parte a razones puramente agrícolas 1. De estos motivos, la distribución de la propiedad de la tierra es el más importante. Aunque una buena proporción de la tierra está repartida en pequeñas propiedades, la mayor parte de la tierra buena está concentrada en haciendas comerciales y las parcelas de los campesinos están situadas en su mayor parte en terrenos más pobres y en las pendientes de las montañas. La política agrícola ha beneficiado a los grandes terratenientes, proveyéndolos de créditos que les han posibilitado la compra de maquinaria, mientras que los pequeños productores poco aprovecharon. El rápido aumento de la producción ha sido logrado por el aumento exagerado de la zona cultivada, a menudo en terrenos que, en opinión de los expertos, no debían haber sido incorporados a la agricultura. Las rastras de discos y las rejas importadas para ser utilizadas con tractores son reconocidas ahora como inadecuadas para el cultivo en secano en las zonas cuasi desérticas y han sido abandonadas hace tiempo en sus países de origen (Estados Unidos y Canadá) para ser sustituidas por maquinarias que aran sin remover el suelo (al igual que el arado turco tradicional). Aunque se ha reducido mucho la zona de pastizales, ha aumentado el número de cabezas de ganado y los animales apacentados sufren de desnutrición por la escasez de forrajes. La superpoblación de las regiones áridas acarrea la utilización desmedida de los pastizales y la destrucción de los bosques por los rebaños de cabras. Como consecuencia de todos estos factores, la erosión causada por el viento y por las aguas ha alcanzado proporciones alarmantes 2 . La mala distribución del capital y de la mano de obra en relación con los recursos del suelo, así como un progreso técnico unilateral, han 1 ORGANISATION FOR EUROPEAN ECONOMIC COOPERATION: Agricultural Policies in Europe and North America, Second Report of the Ministerial Committee for Agriculture and Food (Paris, 1957), págs. 307-308. 2 Véase ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA y LA ALIMENTACIÓN: F.A.O. Mediterranean Development Project (Roma, 1959), págs. 207 y siguientes. PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 209 llevado, en consecuencia, al mal uso de la tierra y al despilfarro de la mano de obra. La modernización agrícola ha descuidado enormemente las regiones más pobres y está destruyendo la fertilidad de los suelos en los terrenos recién cultivados. En cierto grado, la mecanización ha desplazado a la mano de obra en las regiones de nuevos cultivos, donde los latifundistas se han posesionado de terrenos comunitarios de pastoreo con el fin de transformarlos en terrenos para el cultivo con maquinarias. De las nuevas tierras que han sido incorporadas a la agricultura, se estima que 62 por ciento han sido anteriormente de pastoreo o de bosques y la apropiación de estos terrenos para el cultivo comercial desplaza a los pastores y probablemente también debilita la posición de los agricultores que utilizaban el terreno común de pastoreo como un accesorio de sus pequeñas propiedades. No se sabe hasta qué punto estos factores influyen en la migración. Consideraciones acerca de la política que se puede aplicar. Tratar de poner un dique a las corrientes de migración en su fuente, mejorando las condiciones de la agricultura en las regiones que forman el « núcleo de la erosión de la mano de obra », es una política que no tiene perspectivas de éxito. El altiplano de Anatolia oriental es pobre en recursos naturales, sobre todo en agua; el clima seco impide la intensificación y la diversificación de los cultivos, así como la expansión de las áreas cultivadas. Según un reciente informe de la O.A.A., la recolonización es esencial para las « zonas boscosas y áridas que no ofrecen ninguna posibilidad de proveer de alimentos para el hombre o para los animales » 1 . En la región costera del mar Negro han tenido éxito las medidas del Gobierno destinadas a estimular el cultivo del té y hay mayores esperanzas de que se intensifique, pero, puesto que hay escasez de tierras en relación con la población, no son grandes las perspectivas de una mejora importante en el empleo y los niveles de vida dentro de esta región. Aun con mejores cosechas, el aumento natural de la población debe obligar a la búsqueda de empleos en el exterior. En consecuencia, la necesidad urgente es canalizar las corrientes con el fin de reducir la presión de la migración en Estambul y otras ciudades y mejorar las condiciones del movimiento, reduciendo el despilfarro de la mano de obra que implica la realización de largas jornadas para obtener empleos temporales de trabajadores no calificados. Las medidas básicas a largo plazo destinadas a estabilizar el empleo necesariamente implicarán la acción tanto en la industria como en la agricultura. La descentralización industrial regional, mediante el establecimiento de 1 F.A.O. Mediterranean Development Project, op. cit., pág. 210. 210 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO nuevas fábricas en ciudades pequeñas, podría ayudar a reducir la afluencia a los grandes centros. Existen buenas probabilidades en los recursos locales, por ejemplo la elaboración y transformación de la madera en la región costera del mar Negro, y en la expansión de las industrias agrícolas y de artículos alimenticios. En la agricultura, parece ser que sería una ayuda indispensable para el mejor uso de las tierras la realización de un estudio de los recursos hidráulicos nacionales, que podría servir de base para una política de conservación de tierras y de agua y para el desarrollo de la agricultura en terrenos irrigados. La reubicación de los campesinos de las regiones áridas y superpobladas en lugares más favorables, donde haya una mejor oportunidad de adquirir propiedad en terrenos irrigados, sería la forma principal de mejorar las condiciones del empleo en la agricultura y también constituiría un paso necesario para el control del exceso del pastoreo y de la erosión de los terrenos en las regiones forestales. Si se puede establecer este control, la reforestación sistemática podría aumentar los empleos disponibles en las temporadas « muertas » de la agricultura. En esta forma se podría establecer una relación entre el mejor uso de la tierra y el empleo total de la población activa. Yugoslavia En Yugoslavia, como en otros países de Europa oriental, por mucho tiempo ha habido un exceso de mano de obra en la agricultura en relación con las necesidades. Este exceso fué en parte temporal, según las épocas del año, y en parte permanente, porque por razones históricas la población rural no está bien distribuida en relación con los recursos de la tierra. Las regiones montañosas pobres, particularmente Eslovenia y ciertas partes de Croacia y Bosnia, fueron las principales fuentes de la emigración a Estados Unidos durante los primeros años de este siglo, pero en el período corrido entre las dos guerras se cerró este escape y aumentó el número excesivo de pobladores en estas regiones. Por mucho tiempo la tierra ha sido principalmente la propiedad de los campesinos, pero una gran proporción de las haciendas eran demasiado pequeñas para ofrecer un empleo total. Desde 1945, una vigorosa política de industrialización ha reducido en cierto grado la presión en la tierra disponible. Por los cambios operados en la extensión territorial no se puede saber con exactitud el grado de la reducción de la población agrícola activa. Sin embargo, dado que se estima que la población agrícola de 1957 era un 9 por ciento menor que la de 1931, habría indicios de que la industria y otros empleos no agrícolas hayan absorbido el aumento natural de la población agrícola y al 211 PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO CUADRO 45. — YUGOSLAVIA: POBLACIÓN RURAL (1931-1957) (En millares) Población rural Años 1931 * 1931 (para 2el actual territorio) . . . . 1953 ! 1957 2 Población agrícola económicamente activa Cifras absolutas Porcentaje de la población total Cifras absolutas Porcentaje de la población económicamente activa total 10.629 76 5.080 78 11.132 10.352 10.101 77 61 56 5.183 3 3 3 66 3 Fuente: Censos y estimaciones suministrados por los organismos nacionales competentes. Censos nacionales. ' Estimaciones. * No hay datos disponibles. 1 mismo tiempo hayan asimilado a algunos trabajadores de la tierra. El cuadro 45 muestra la disminución relativa de la población agrícola en el período 1931-1957. La población agrícola activa fué en 1953 ligeramente mayor que en 1931 en un territorio un poco más extenso; puede suponerse que se ha producido cierta reducción hacia el año 1957. El movimiento de vaivén toma diversas formas. Una es el desplazamiento diario de las aldeas a los centros industriales ; los datos oficiales muestran que Belgrado y otros centros industriales en expansión reciben sus obreros de zonas que abarcan hasta 100 kilómetros a la redonda. Este tipo de desplazamiento incluye a los agricultores y a los miembros de sus familias. Otra forma de movimiento es aquel en que alternan la agricultura y el trabajo temporal en las fábricas, que absorben el exceso de mano de obra durante las temporadas « muertas ». La combinación del empleo permanente en la industria con la tenencia de una pequeña parcela en la aldea es una vieja tradición y también lo es el empleo temporal en industrias cuyo trabajo se activa en determinadas épocas del año, por ejemplo, las fábricas de azúcar de remolacha. Sin embargo, la facilidad con que se puede encontrar un empleo en la industria, junto con la escasez de viviendas en la ciudad, actualmente originan cambios periódicos en el empleo que no están relacionados con las demandas de trabajo de temporada. Los trabajadores toman un empleo por dos o tres meses en las ciudades y luego vuelven a sus hogares cansados de la disciplina de la fábrica y después de haber ganado el dinero suficiente para el momento. Se estima que la mitad de la mano de obra de la industria (unos 600.000 trabajadores en la minería y la manufactura en 1953) son « obreros-campesinos », de un tipo u otro. Una gran proporción de los ingresos de los agricultores deriva de la industria y de otras formas de 212 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO trabajo no agrícola: una investigación por muestreo que abarcó en 1953 a todas las regiones del país mostró que en las haciendas particulares sólo el 61 por ciento del total de ingresos en efectivo derivaban del trabajo en la parcela, en tanto que 39 por ciento tenían su origen en actividades que no se relacionaban con la agricultura 1 . La absorción del exceso de mano de obra temporal en empleos igualmente temporales no relacionados con la agricultura es beneficiosa en cuanto posibilita a los campesinos de las regiones montañosas superpobladas ganar un ingreso en efectivo aparte de la subsistencia y la seguridad que obtienen en sus pequeñas haciendas. La mayor parte de los terrenos agrícolas de Yugoslavia pertenecen a personas particulares y la mayoría de las haciendas privadas tienen menos de cinco hectáreas de extensión. La ley de reforma agraria más reciente, aprobada en 1953, obligaba a un límite máximo de 10 hectáreas, permitiendo excepciones en casos especiales ; desde entonces, casi todas las haciendas particulares tienen menos de 10 hectáreas. En las regiones más pobres, 5 hectáreas apenas alcanzan para mantener a una familia, pero ofrecen un abastecimiento regular de alimentos a bajo costo y un hogar, constituyendo de este modo y hasta cierto punto un substituto para el seguro social. Como en otros países que tienen un fuerte movimiento de vaivén, los efectos no son beneficiosos para la industria — donde una elevada movilidad de la mano de obra impide el aumento de la eficiencia — ni para la agricultura, que podría beneficiarse si la emigración tomara una forma permanente, posibilitando de tal manera la combinación de las unidades más pequeñas en parcelas de dimensiones adecuadas. Tampoco el desplazamiento del exceso de mano de obra en ciertas temporadas constituye por sí mismo un factor de aumento de la producción. La producción agrícola después de 1949 se ha detenido en un nivel inferior al de preguerra; la producción anual de los dos cereales principales tenía un promedio de 6,1 millones de toneladas en 1954-1958, en comparación con un promedio de 7,2 millones de toneladas en 19341938. Aunque en el período anterior a la guerra Yugoslavia produjo un excedente anual para la exportación de medio millón de toneladas de cereales, en 1955-1958 estaba obligada a importar cereales a razón de un millón de toneladas por año, tanto por la disminución de la producción nacional como por el crecimiento de la población. Desde que la utilización de la ayuda extranjera para cubrir las necesidades corrientes del consumo restringe las importaciones de equipo industrial y de mate1 Datos tomados de un estudio sobre la distribución de la renta nacional en Yugoslavia, que fué leído por el Sr. Rudolf BIÓANIC a la Conferencia de la Asociación Internacional de Investigación de la Renta y la Riqueza, que se efectuó en Hindsgavel (Países Bajos) en 1955. PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO 213 rias primas, impidiendo así la expansión de la industria, en la política de planeamiento se asigna ahora una mayor inversión de capitales a la agricultura. Esta inversión puede tender a estabilizar el empleo agrícola, aunque las diferencias regionales en cuanto a recursos de tierras y niveles de vida pueden todavía dar origen a una emigración temporal de las regiones más pobres, en particular si se concentra tal inversión especialmente a la mecanización en los terrenos ricos y las regiones relativamente poco pobladas de la planicie nororiental. Conclusiones De los tres estudios de casos que hemos efectuado brevemente se ve claramente que este tipo de movimiento tiene efectos nocivos. La alta movilidad de la mano de obra impide el aumento de la eficiencia industrial. El alejamiento de los trabajadores varones durante períodos largos impide el mejoramiento de los métodos agrícolas y echa una pesada carga sobre los hombros de las mujeres. Los trabajadores no pueden obtener las aptitudes y calificaciones para la industria y sus ganancias en efectivo se emplean principalmente en el consumo más que en la capitalización de las haciendas. La pérdida de la mano de obra constituye un obstáculo para el desarrollo económico y social. Por otra parte, mientras la agricultura provea una fuente de mano de obra barata, las empresas industriales no tienen ningún incentivo para ofrecer mejores condiciones, puesto que el bajo nivel de los salarios puede compensar la pérdida sufrida por los cambios frecuentes del personal. Sin embargo, el predominio del movimiento de vaivén no es simpler mente el resultado de bajos niveles de productividad y de ingresos en la agricultura. En estos tres países o regiones, diferentes como son en su organización social y económica, la raíz del problema está en la falta de conexión entre la sociedad y la economía, que se demuestra por la existencia de un grupo poco privilegiado en la comunidad agrícola que no puede integrarse en la vida urbana y que, por tanto, retorna a la aldea porque ésta le ofrece cierta seguridad e integración social, sea en forma de una tenencia tribual, como ocurre en el África al Sur del Sahara, o — como ocurre en Turquía y Yugoslavia — en forma de propiedad de una pequeña hacienda. La agricultura misma puede ser una ocupación poco privilegiada, porque los métodos siguen siendo primitivos y no pueden adaptarse al ritmo moderno, ya que se descuida el mejoramiento de las haciendas, como ocurre con la agricultura bantu de la Unión Sudafricana. La agricultura puede también sufrir, como en Yugoslavia, a causa de que no se le asignan suficientes fondos públicos y los agricultores pueden tener que aferrarse a sus haciendas porque los ahmentos 214 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO son caros. Pero, aun cuando la producción agrícola se halle favorecida por la política gubernamental, como ocurre en Turquía, su desarrollo puede tomar la forma de inversiones de capital en maquinarias destinadas a ahorrar el esfuerzo humano, de tal modo que la expansión de la producción es lograda sin mejorar la situación del empleo y de esta forma sus efectos no alcanzan a los campesinos de las regiones remotas, donde se practica la agricultura para la subsistencia, y esos campesinos siguen constituyendo el « núcleo de la erosión de la mano de obra » aunque prospere la agricultura comercial. El movimiento de vaivén continuará siendo una condición crónica en tanto que no puedan integrarse la economía y la sociedad. Puede tener que completarse la política del aumento de inversiones en la agricultura en general, que parece apropiado en todos los países que se desarrollan rápidamente en el sector industrial, con medidas que ayuden a los grupos poco privilegiados, sea por medio de inversiones en la agricultura de las regiones descuidadas o por la recolonización, la descentralización y el mejoramiento de las condiciones sociales y de las viviendas urbanas. Aunque pueden ser útiles las medidas para mejorar la organización del mercado del empleo, ellas no pueden lograr ninguna estabilización permanente en tanto que haya una acción antagónica entre las influencias de los ingresos económicos y de la seguridad. En los lugares en que el grupo poco privilegiado es grande (como existe toda probabilidad de que sea el caso donde está constituido por trabajadores indígenas en una sociedad multirracial), las medidas que se tomen para estabilizar el empleo dependen necesariamente de la supresión de las instituciones que mantienen la discriminación y el privilegio. CAPÍTULO VII EL PROGRESO ECONÓMICO Y EL EQUILIBRIO DE LA ESTRUCTURA PROFESIONAL E L CONTRASTE ENTRE LOS PAÍSES ADELANTADOS Y LOS MENOS DESARROLLADOS Del estudio que precede acerca de la situación en ciertos paises se infiere que el abandono del campo por la mano de obra difiere mucho, por su carácter, en los países menos desarrollados y en los adelantados. En estos últimos, el movimiento se ha producido como un desplazamiento gradual hacia otras ocupaciones, con el resultado de que ha reducido la mano de obra agrícola. A medida que ésta abandonaba el campo, aumentaban simultáneamente la productividad del trabajo en la agricultura y los salarios e ingresos de sus trabajadores. La modificación de la estructura profesional era un fenómeno concomitante del progreso económico. Hubo casos en que surgieron problemas de reajuste cuando la mala situación de la agricultura coincidía con un desempleo general, pero en los últimos tiempos, con la situación de pleno empleo, esos problemas han ido desapareciendo. El efecto cumulativo de la diferencia de movilidad entre los diversos grupos — v. g., trabajadores jóvenes y viejos, de grandes haciendas y de pequeñas fincas, de regiones ricas y de zonas pobres — da lugar actualmente a cierta mala distribución de la propia mano de obra agrícola, y será preciso tomar medidas especiales para mejorar la eficiencia o intensificar el movimiento de las categorías menos productivas de la colectividad agrícola. En los países menos desarrollados, en cambio, la población agrícola sigue creciendo. No se plantean los problemas de reajuste al descenso de la población activa, pero ello no quita que puedan observarse procesos cumulativos, por ejemplo, los que provoca el desequilibrio en la distribución de los campesinos por sexo y por edad. No obstante, los principales problemas son la lentitud del movimiento o el tipo de movimiento, que suele reflejar la falta de equilibrio sin rectificarla. En los países con exceso de población agrícola, la cadencia actual de desplazamiento es 216 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO demasiado lenta para contrarrestar la escasez de tierras cultivables, y en aquellos donde el movimiento de vaivén de los trabajadores es un fenómeno crónico, se desperdicia patentemente el caudal humano de la nación. La cuestión crucial consiste en saber si estos fenómenos de los países subdesarrollados no son más que una fase inicial por la cual deben forzosamente pasar sus economías antes de alcanzar una situación similar a la de los países adelantados, que han aprendido a utilizar más racionalmente su mano de obra, o si su desarrollo se está efectuando en condiciones tan distintas de las que reinaron en los países adelantados que debe descartarse la posibilidad de que el movimiento de mano de obra pueda conducir a esta feliz evolución a menos que cambien las condiciones actuales. Hay quienes sostienen que el éxodo a las ciudades, en cualquier condición que se produzca, es un indicio de progreso, porque así fué en el siglo pasado, cuando acompañó el desarrollo económico de un sector relativamente pequeño de la población mundial. De ahí deducen terminantemente que, desde el punto de vista económico, cuanto más rápido sea el movimiento, mejor. Pero si el éxodo a las ciudades, en los países menos desarrollados, se debe hoy en día a factores fundamentalmente distintos de los que influyeron en América del Norte, Oceania y Europa occidental durante el siglo pasado, no hay seguridad alguna de que traiga consigo automáticamente una utilización más económica de la mano de obra o una elevación de la productividad agrícola. Los estudios del movimiento en diferentes ambientes nacionales han mostrado que los factores determinantes son los mismos en todos los países, a saber: el escalonamiento de los ingresos agrícolas y los de las demás ocupaciones, las oportunidades de empleo y una serie de desventajas sociales y de carácter institucional que padecen los trabajadores agrícolas y la población rural. Los factores de « atracción » y « repulsión » varían de potencia según las circunstancias, pero, en mayor o menor grado, son los mismos en todo el mundo. La diferencia reside no en los factores que determinan directamente el movimiento, sino en las causas del bajo nivel de los ingresos relativos de la agricultura. Bastará con un ejemplo para aclarar esta afirmación. Si se dice que hay todavía demasiada gente en la agricultura, por ejemplo, en Francia, que sólo cuenta con 27 por ciento de su población activa en la agricultura, la base principal del argumento es que la agricultura francesa,'dada la reciente elevación de la productividad del trabajo, no puede vender sus productos a precios que garanticen a los cultivadores un nivel de ingresos comparable con el promedio de las demás ocupaciones. Similarmente, si se dice que Gran Bretaña, con 5 por ciento de su mano de EL PROGRESO ECONÓMICO 217 obra en la agricultura, podría reducir provechosamente su producción y su mano de obra agrícola, la argumentación se basa sobre todo en que podría importar los alimentos a precios más bajos. En ambos casos, el punto decisivo es la relación entre las condiciones de la oferta y de la demanda de alimentos. Pero si se dice que hay demasiadas personas ocupadas en la tierra en la India — país importador de alimentos que tiene 74 por ciento de su población activa en la agricultura —, la base del argumento no es que la producción de alimentos haya aumentado más rápidamente que la demanda, sino, por el contrario, que la productividad del trabajo es baja y sigue bajando en la agricultura. Lo que distingue a los países adelantados de los poco desarrollados es que, en los primeros, la necesidad de trasladar a la mano de obra de la agricultura a otra ocupación se plantea como un proceso a largo plazo originado por la creciente eficiencia de los agricultores, mientras que en los segundos, con su exceso de población agrícola, ese traslado es la única forma de evitar un descenso de la eficiencia, o sea de la producción por habitante. En muchos países subdesarrollados, y hasta en continentes íntegros, la producción agrícola no alcanza a crecer al mismo ritmo que la población. Así, pues, las condiciones de oferta de los alimentos difieren funda mentalmente. También difieren las condiciones de la demanda. En los países subdesarrollados que se urbanizan rápidamente, la demanda total de alimentos se eleva y encarece su precio sin llegar a estimular un aumento de la producción suficiente para que ésta no quede a la zaga de la demanda. La falta de elasticidad de la producción no permite abaratar los precios, y a menos que se puedan importar alimentos, esos precios elevados reducen el poder adquisitivo de los salarios urbanos, deteniendo la expansión de la demanda de productos fabriles y entorpeciendo el crecimiento de las industrias que producen bienes de consumo. Ahora bien, en los países adelantados, desde mediados del siglo xix, la escasez de alimentos nunca más ha entorpecido la expansión industrial. Las generalizaciones apresuradas sobre la correlación entre la modificación de la estructura profesional y el progreso económico pueden ser engañosas porque se basan en lo ocurrido en los países avanzados y hacen caso omiso de las circunstancias que atraviesan actualmente los países menos desarrollados. Para apreciar las diferencias en las condiciones fundamentales cabe pasar revista brevemente a la bien conocida correlación entre el grado de desarrollo económico y la estructura profesional de la población. 218 POR QUE ABANDONAN EL CAMPO LA RENTA NACIONAL POR HABITANTE Y LA PROPORCIÓN DE LA POBLACIÓN ACTIVA DEDICADA A LA AGRICULTURA Es bien conocida la correlación general entre la renta nacional por habitante y la distribución de la mano de obra entre las ramas primarias, secundarias y terciarias de actividades. En realidad, la proporción de mano de obra dedicada a la agricultura es uno de los principales elementos de juicio para determinar si un país es adelantado o subdesarrollado. Los ingresos por habitante alcanzan un nivel elevado en los países donde dicha proporción es baja y un nivel reducido en los países donde la proporción es alta. Esta correlación suele ilustrarse estableciendo la oposición general entre los continentes ricos y los pobres. En América del Norte, 12 por ciento de la población vive de la agricultura, y en Europa (con exclusión de la U.R.S.S.) alrededor de 30 por ciento, mientras que en Asia y África los porcentajes correspondientes aparentemente son del orden de 70. Esta correlación se puede ilustrar mejor comparando los países adelantados y los subdesarrollados. En Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelandia, así como en la mayoría de los países de Europa occidental, la mano de obra agrícola no llega a ser ni una quinta parte de la población activa. En los países subdesarrollados, la proporción es mucho mayor, como regla general, y varía entre un tercio y tres cuartas partes. No obstante, esta correlación sólo existe de hecho si la comparación es muy general. Si se comparan varios países más detalladamente se observa que son muchos los factores que determinan la proporción de mano de obra dedicada a la agricultura, y no sólo la situación económica general del país. Entre ellos figura la balanza del comercio de productos agrícolas y la superficie de tierras cultivables para determinado volumen de mano de obra. Los cuadros 46 y 47 ilustran la correlación general y el efecto de los factores mencionados. Cabe señalar que las cifras citadas no son sino estimaciones, y aunque no deben interpretarse como una indicación del grado de bienestar o del nivel de vida del país, sí sirven de indicación general sobre el orden aproximado de magnitud de la producción neta de bienes y servicios por habitante en los países citados. El cuadro 46 muestra que, entre los países adelantados, el Reino Unido y Bélgica son los que poseen una proporción menor de población activa dedicada a la agricultura: aunque su renta nacional no los sitúa en primera fila, importan una gran proporción de los alimentos que consumen. Canadá y Nueva Zelandia, pese a la superioridad de su renta por habitante, tienen una proporción mayor de población activa 219 EL PROGRESO ECONÓMICO CUADRO 46. — PRODUCTO NACIONAL NETO COMPARADO POR HABITANTE Y PROPORCIÓN ENTRE LA POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA Y LA POBLACIÓN ACTIVA TOTAL (CON EXCLUSIÓN DE AMÉRICA LATINA) Producto nacional neto por habitante, en dólares (promedio anual de 1952-1954) Países Estados Unidos Canadá . . . Nueva Zelandia Suecia . . . Bélgica Reino Unido Dinamarca . . . . Noruega R. F . de Alemania . . Países Bajos Italia Turquía Japón Filipinas Tailandia Pakistán India • Población agricola activa en porcentaje de la población activa total (1950 o fecha más cercana) 1.870 1.310 1.010 1.000 950 950 800 780 750 740 740 510 500 310 210 190 150 80 70 60 13 19 17 19 21 13 12 5 25 27 26 23 19 1 42 86 49 66 85 65 2 74 Fuente : UNITED NATIONS : Per Capita National Product of Fifty-Five Countries: 1952-1954, Statistical Papers, serie E, núm. 4 (Nueva York, 1957), pág. 7. 1 1947. "Cifra extraída del Anuario de Estadísticas del Trabajo, 1958 (Ginebra, O.I.T.), pág. 39. CUADRO 47. — AMÉRICA LATINA: PRODUCTO NACIONAL BRUTO POR HABITANTE Y PROPORCIÓN DE LA POBLACIÓN ACTIVA TOTAL DEDICADA A LA AGRICULTURA, 1950 Países Venezuela Argentina Uruguay Cuba Chile México Brasil Guatemala Paraguay Bolivia Haití Producto bruto por habitante (En dólares) Población agrícola activa en porcentaje de la población activa total Más de 400 Más de 400 Más de 400 300-400 300-400 200-250 200-250 150-200 Menos de 100 Menos de 100 Menos de 100 41 25 22 44 311 61 61 75 58 63 77 Fuente: Boletín Económico de América Latina (Santiago de Chile, Comisión Económica para América Latina), vol. II, núm. 1, febrero de 1957, pág. 22; « La población trabajadora del mundo », en Revista Internacional del Trabajo (Ginebra, O.I.T.), vol. LUI, núm. 5, mayo de 1956, pág. 575. 1 1952. 220 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO dedicada a la agricultura porque son exportadores de productos agrícolas. La posición de la Argentina y del Uruguay, tal como la indica el cuadro 47, refleja la importante superficie de tierras agropecuarias por habitante. La proporción de mano de obra rural de estos dos países es tan baja como en varias de las naciones que se clasifican convencionalmente entre las adelantadas, porque las condiciones naturales propicias y la gran cantidad de tierras por habitante les permiten lograr un rendimiento agrícola suficientemente alto para abastecerse a sí mismos y exportar productos agropecuarios sin emplear en ello más que una escasa proporción de su mano de obra, lo que, naturalmente, incide sobre el mercado del empleo. Además de esta correlación general entre la proporción de mano de obra ocupada en la agricultura y la cuantía de la renta nacional por habitante también se observa una correlación entre la proporción de la población dedicada a la agricultura y el nivel de productividad agrícola. La mano de obra agrícola por lo general alcanza un nivel mucho más alto de productividad cuando constituye una pequeña proporción de la población activa total, ya que la reducción del número de trabajadores generalmente ha ido acompañada de mayores inversiones de capital en las actividades agrícolas, con el resultado de que a cada trabajador corresponden más capitales y mayores superficies de tierra. En los países adelantados, el producto nacional por habitante puede ser diez o veinte veces mayor que en los países subdesarrollados. El rendimiento por hectárea también debe ser superior en dichos países, aunque no lo es invariablemente: algunos países con economía esencialmente agrícola alcanzan niveles de producción por hectárea mucho más altos que los países industrializados, pero los ingresos por habitante son bajos, pues el rendimiento más alto se logra utilizando un gran volumen de mano de obra por hectárea. Todo lo dicho acerca de la correlación general entre la eficiencia de los agricultores, la proporción de la mano de obra agrícola y la cuantía de la renta por habitante está, sin embargo, sujeto a una importante salvedad. En los países en vías de rápido desarrollo que se analizaron en el capítulo V se observa una gran disparidad entre el producto neto por habitante en la agricultura y en los demás sectores de la economía, y el motivo es que los capitales se invierten principalmente en las industrias extractivas o de otra clase. En el sector industrial, el producto neto por trabajador es sumamente elevado, ya que dicho sector dispone de muchos capitales, y, por lo tanto, una pequeña fracción del total de mano de obra produce una proporción mayor de la renta nacional, elevando el nivel medio de dicha renta por habitante. En cambio, la agricultura sigue siendo primi- EL PROGRESO ECONÓMICO 221 tiva, no utiliza sino pocos capitales y a pesar de todo quizá retenga una gran proporción de las fuerzas trabajadoras. Venezuela es un ejemplo típico. Como lo muestra el cuadro 47, su renta nacional por habitante es tan elevada como la de Argentina y Uruguay, aunque 41 por ciento de su población activa está concentrada en la agricultura, mientras que en los países del río de la Plata la proporción respectiva es de 25 y 22 por ciento. Del mismo modo, México y Paraguay poseían en 1950 una proporción casi igual de población activa dedicada a la agricultura y más o menos el mismo bajo producto nacional por trabajador agrícola; no obstante, gracias al alto nivel del producto nacional por trabajador en la industria mexicana, el producto bruto medio per capita en México era el doble del que se daba en Paraguay 1 . Así, pues, la proporción de la población activa que se dedica a la agricultura varía en razón inversa a la renta por habitante solamente cuando es similar el producto neto por trabajador en los diversos sectores. Puesto que muchos países en vías de rápido desarrollo se caracterizan por grandes disparidades en el producto neto por trabajador en los diversos sectores de la economía, esta reserva es de gran importancia cuando se trata del desplazamiento de la mano de obra agrícola hacia otros sectores. FACTORES QUE DETERMINAN LOS INGRESOS RELATIVOS DE LA AGRICULTURA Y DE OTRAS RAMAS Escasez o abundancia de los factores de producción Esta correlación entre la cuantía de la renta por habitante y la estructura profesional puede explicarse sencillamente por el diferente grado de abundancia de los factores de producción entre un país y otro. Los países adelantados con cuantiosos capitales (y tierras) por habitante pueden producir suficientes alimentos para satisfacer sus necesidades, e incluso exportar excedentes, sin utilizar más que una pequeña fracción de su población activa. Los países con pocos capitales (y tierras) por habitante tendrán niveles bajos de productividad y estarán forzados a mantener una proporción mayor de su población activa en las actividades agrícolas, puesto que, incluso si el consumo es muy módico, necesitarán mucha mano de obra para alimentar a la población nacional. Expresada en estos términos, la correlación entre la situación económica y la estructura profesional se vuelve evidente. Sin embargo, esa correlación tiene dos facetas, y este tipo de explicación no indica la relación de causa a efecto entre el crecimiento económico y las variaciones 1 Véase Boletín Económico de América Latina (Comisión Económica para América Latina, Santiago de Chile), vol. II, núm. 1, febrero de 1957, págs. 22 y 31. 222 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO de la distribución profesional. Indica únicamente que los países ricos utilizan su mano de obra con mayor eficiencia y que los países que utilizan su mano de obra con mayor eficiencia son ricos. Este tipo de explicación tampoco indica por qué la productividad del trabajo suele ser más baja en la agricultura que en otros sectores. Es obvio que la correlación general entre la proporción de trabajadores dedicados a la agricultura y el nivel de la renta nacional por habitante debe estar motivada por la productividad más baja del trabajo agrícola: en efecto, si una gran proporción de la mano de obra está concentrada en una rama de actividad con productividad baja e ingresos reducidos, el nivel general de la renta por habitante será forzosamente inferior al que existiría si dicha proporción fuese pequeña. Por tanto, la cuestión crucial consiste en saber por qué en casi todos los países la productividad del trabajo es menor en la agricultura que en las demás ramas de actividad. Naturalmente, uno de los motivos es que la agricultura no dispone de tantos capitales. En términos generales (y aparte ciertas importantes excepciones), la proporción entre los capitales invertidos y la mano de obra empleada es más baja en la agricultura que en la industria; en otros términos, a cada trabajador corresponde una inversión menor que en la industria en general. En la industria pesada y en las minas, la cantidad de capitales invertidos, para cada trabajador empleado, es naturalmente mucho mayor que en las demás industrias, por ejemplo, la confección y la construcción, y en los países subdesarrollados la artesanía se desenvuelve a veces con menos capitales aún por trabajador que la agricultura. Pero si se excluye la producción artesanal, la proporción entre el capital invertido y la mano de obra empleada en la agricultura es inferior al promedio de la industria 1 . El hecho de que en la agricultura se inviertan menos capitales por trabajador que en la industria puede deberse parcialmente a la intervención de ciertos factores de carácter institucional : en general, los agricultores no compiten en el mercado de capitales para obtener fondos porque sus empresas no son suficientemente grandes para justificarlo y en muchos países el crédito agrícola está mal organizado 2 . Sin embargo, los factores de carácter institucional también pueden favorecer las inversiones, por ejemplo, en los sistemas de cultivo familiar 3 , aunque quizá 1 Véase M. LATIL: L'évolution du revenu agricole (Librairie Armand Colin, Paris, 1956), pág. 180, y Colin CLARK: The Conditions of Economie Progress, tercera edición (Londres, Macmillan Co., y Nueva York, St. Martin's Press, 1957), capítulo XI. 2 Véase, por ejemplo, NACIONES UNIDAS : Progresos en materia de reforma agraria (Nueva York, 1954), capítulo 8. 3 Véase A. W. ASHBY: « Capital Formation and Use in United Kingdom Agriculture», en International Journal of Agrarian Affairs (Londres), vol. II, num. 3, julio de 1957. 223 EL PROGRESO ECONOMICO no basten para atraer inversiones en gran escala en los casos necesarios, y las estructuras agrarias que se caracterizan por explotaciones pequeñas no lograrán por lo común progresos técnicos acelerados a menos que movilicen los capitales por medio de sistemas especiales, como el movimiento cooperativo, o a menos que el Estado se encargue de proporcionar créditos para los proyectos en gran escala. En todo caso, el principal motivo de que los capitales afluyan a la industria más que a la agricultura es que la industria ofrece una retribución superior al capital del mismo modo que retribuye mejor el trabajo. El bajo porcentaje de ganancias de la agricultura refleja una necesidad del progreso económico. Elasticidad de la demanda de alimentos y progreso técnico en la agricultura La teoría generalmente aceptada de que existe una relación entre el progreso económico y la estructura profesional de la población presupone que hay también una relación de causa a efecto entre el proceso de crecimiento económico y el abandono de la agricultura. La validez de la teoría según la cual el progreso económico acarrea una reducción de la fracción que corresponde a la agricultura en la renta nacional puede ilustrarse con el cuadro 48, donde se observa una tendencia descendente a largo plazo. CUADRO 48. — EVOLUCIÓN A LARGO PLAZO DE LA PARTE DEL PRODUCTO NACIONAL NETO QUE CORRESPONDE A LA AGRICULTURA Países Alemania (Rep. Fed.). . . . Australia . . . Canadá . . . Dinamarca . . Estados Unidos Francia . . . Italia Japón (estimaciones de Ohkawa) . . Noruega . . . Nueva Zelandia Países Bajos Reino Unido . Suecia . . . . Porcentaje del producto nacional Años Porcentaje del producto nacional 1860-1869 1891 1870 1870-1879 1869-1879 1835 1876-1880 32,3 36,8 44,6 45,1 20,5 51 55,7 1905-1914 18 — 1910 1905-1914 1904-1913 1908-1910 1906-1910 — 27,5 29,1 17 35 42,9 1939 1948-1954 1947-1952 1947-1954 1949 1950-1954 16,9 13 19,2 7,2 23 26,4 1878-1882 64,7 — — — — — — 1908-1912 1910 1901 1913 42,4 23,5 47,4 16,3 1947-1954 1950 1936 1947-1954 1948-1954 1949-1951 24,4 13,7 35 12,8 5,6 12,9 1895 1869-1871 9,7 43,4 Años — 1909-1911 — 26,1 Años — Porcentaje del producto nacional — Fuente: S. KUZNETS: «Quantitative Aspects of the Economic Growth of Nations. II: Industrial Distribution of National Product and Labor Force », en Economic Development and Cultural Change (University of Chicago, Research Centre in Economic Development and Cultural Change), suplemento del vol. V, num. 4, julio de 1957. 224 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO Esta relación causal se manifiesta en dos formas : por la poca elasticidad de la demanda de alimentos (o sea que la proporción de los ingresos asignados a la alimentación no aumenta a la misma cadencia que los ingresos en sí) y por la cadencia de progreso técnico en la agricultura. Si la productividad se eleva en todos los sectores, incluida la agricultura, suben también los ingresos por habitante, y a medida que van subiendo, la población tiende a gastar relativamente menos en alimentos y más en otros artículos. Los precios de los productos agrícolas bajarán en relación con los demás precios, y los ingresos de los agricultores disminuirán en relación con los demás ingresos. En consecuencia, se reducirá la parte de la renta nacional que corresponde a la agricultura. Teóricamente, la reducción de los ingresos del agricultor debería provocar el traslado de la mano de obra a otras ocupaciones, y este movimiento, a su vez, debería ocasionar una elevación de los ingresos agrícolas por habitante en comparación con los ingresos de los otros sectores. Si han de mantenerse los ingresos agrícolas en el mismo nivel relativo, la proporción de mano de obra empleada en la agricultura debe disminuir al mismo ritmo que la fracción de la renta nacional correspondiente a la agricultura. Más aún, cualquiera que sea la relación entre la demanda de alimentos y la demanda total, si la productividad del trabajo aumenta con mayor rapidez en la agricultura que en el conjunto de la economía (como ocurre en algunos países adelantados), será posible producir una cantidad dada de alimentos con una proporción menor de la población activa total. Si la disminución de la demanda relativa y la aceleración del progreso técnico en la agricultura ocurren simultáneamente, será más imperiosa aún la necesidad de trasladar la mano de obra a otras ramas de actividad. Sin embargo, si la productividad del trabajo fabril, entre otros, tiende a aumentar más rápidamente que la del trabajo agrícola, este fenómeno podría contrarrestar los efectos de la poca elacticidad de la demanda. Puede ilustrarse mejor la influencia que tienen la poca elasticidad de la demanda y la rapidez del progreso técnico en la agricultura citando lo que ocurre actualmente en varios países adelantados. Como lo mostraron los capítulos precedentes, en algunos de estos países la producción de alimentos aumenta más rápidamente que la demanda. La protección de los precios y de los ingresos agrícolas eleva dichos precios por encima de los cotizados en el mercado mundial y sitúa los ingresos en mejores condiciones, en relación con los de otras ocupaciones, que durante el período transcurrido entre las dos guerras. Como resultado, la expansión de la producción agrícola tiende a sobrepasar la de la demanda total. En Estados Unidos y en algunos países de Europa EL PROGRESO ECONÓMICO 225 occidental se han tomado algunas medidas destinadas a retirar del mercado los productos alimenticios o a reducir la superficie cultivada. En Europa occidental, donde dichas medidas son mucho más modestas que en Estados Unidos, el abastecimiento de alimentos para el consumo en 1957 superaba en cerca de 12 por ciento las cantidades producidas 1 . Los países exportadores se topan con mercados cada vez menores. A menos que encuentren mercados más amplios (por ejemplo, en los países subdesarrollados que están en vías de rápido progreso), las medidas que toman para mantener los ingresos probablemente resulten inoperantes. Ahora bien, este tipo de problema está limitado a los países económicamente adelantados. En los países subdesarrollados, el aumento de la producción no tiende a sobrepasar el aumento de la demanda. El bajo nivel de los ingresos agrícolas y su tendencia descendente no pueden atribuirse a que la productividad del trabajo tienda a aumentar más rápidamente en la agricultura que en otros sectores. Tampoco pueden imputarse a la lentitud con que aumenta la demanda de alimentos, puesto que en América latina, en África al Sur del Sahara y en la mayor parte de Asia la producción de alimentos está a la zaga del crecimiento de la población. Al examinar si la teoría de la relación causal entre el progreso económico y la proporción de la población ocupada en la agricultura se aplica a las condiciones de los países en vías de desarrollo deben tenerse en cuenta dos reservas importantes. La primera atañe al factor de la elasticidad de la demanda. Cuando se aplica a toda la economía, el concepto de la elasticidad de la demanda plantea problemas de totalización que repercuten en cualquier proposición general que se formule sobre los cambios que experimenta la demanda media en un período de progreso económico, y esos problemas son más difíciles cuando se modifican los precios relativos de los factores y la distribución de los ingresos. La proporción de la renta nacional total que se gasta en productos agrícolas es necesariamente el promedio de la proporción que gasta cada habitante. Aunque la elasticidad de la demanda de tales productos sea inferior a la unidad 2 (lo que no ocurre en modo alguno en todos los casos), de manera que cada habitante gaste una proporción menor de sus ingresos en dichos productos a medida que aumenta su renta, la proporción media de los ingresos asignados a estos productos puede aumentar igual si la mayor parte de la elevación de la renta nacional favorece a personas cuyos gastos relativos en estos productos están por encima del promedio nacional. Tal resultado tiene probabilidades de presentarse en los países menos desarrollados, donde la demanda de productos alimenticios se caracteriza por su gran elasti1 ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA AUMENTACIÓN: El estado mundial de la agricultura y la alimentación, 1957 (Roma, pág.2 84. La elasticidad de la demanda de un producto se expresa por el porcentaje en que aumenta el consumo de dicho producto cuando los ingresos se elevan en 1 por ciento. 1957), 226 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO cidad. No hay motivo para suponer que la renta nacional y el promedio de gastos destinados a productos agrícolas varíen según una razón única, y menos aún de que exista ese paralelismo inmutable entre la renta nacional y la proporción de la1 población que se dedica a la agricultura y a la industria, respectivamente . La validez de esta crítica es particularmente evidente cuando se trata de las economías en rápido desarrollo de América latina, África y el Medio Oriente. La población total crece rápidamente. Puesto que el nivel general de los ingresos es bajo, cabe suponer que la demanda es muy elástica. Las informaciones arrojadas por las encuestas sobre el consumo muestran que la demanda de alimentos es más elástica en los países subdesarrollados que en los adelantados 2, aunque las cifras obtenidas con ese tipo de encuestas, cuando éstas se refieren a consumidores con hábitos de consumo que varían según su nivel de ingresos y se llevan a cabo en determinado momento, pueden conducir a errores graves si se utilizan para calcular la futura evolución de la demanda. En efecto, poco se sabe sobre la elasticidad de la demanda en los países subdesarrollados, puesto que en los hábitos de consumo influyen señaladamente los cambios de ocupación y el éxodo hacia las ciudades. Sin embargo, el efecto del desarrollo económico en la demanda total de alimentos dependerá principalmente de la rapidez con que aumente la renta per capita y de la forma en que se distribuyan los aumentos de la renta. Si el progreso se concentra en una rama de industria dotada de cuantiosos capitales y con poca mano de obra, mejorando así los ingresos de una pequeña fracción de la población trabajadora, la demanda total aumentará menos que si la elevación de la renta nacional se reparte más ampliamente, aunque la elasticidad de los ingresos sea la misma en ambos casos. Un segundo factor de importancia estriba en el progreso técnico. Lo ocurrido en los países adelantados justifica la suposición de que el progreso económico lleva consigo un alto nivel de progreso técnico en la agricultura. Durante la segunda mitad del siglo xix, la expansión de la economía mundial favoreció el rápido aumento de la producción agrícola. Sin embargo, el progreso técnico era sólo un aspecto de dicha expansión y estaba condicionado, a su vez, por grandes cambios en la distribución internacional del capital y del trabajo. Uno de los factores más importantes de la expansión económica mundial en el siglo xix 1 P . T. BAUER y B. S. YAMEY: The Economies of Underdeveloped Countries (Londres, James Nisbet and Co., Ltd.; Cambridge, Cambridge University Press, 1957), pág. 240. 2 Pueden hallarse comparaciones entre la elasticidad de los gastos en los países adelantados y los insuficientemente desarrollados en El estado mundial de la agricultura y la alimentación, 1957, op. cit., págs. 88-115, así como en La expansión selectiva de la producción agropecuaria en América latina, informe conjunto de la Comisión Económica para América Latina y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (México, 1957), pág. 24. EL PROGRESO ECONÓMICO 227 fué el gran volumen de capital invertido en la agricultura, tanto directa como indirectamente (o sea el invertido en la construcción de ferrovías y en el transporte marítimo). Un segundo factor fué la gran extensión de las áreas cultivadas de tierra, y, finalmente, el tercero fué la migración internacional en gran escala. Se abrieron nuevas tierras y millones de inmigrantes se dedicaron a la agricultura en los países donde los nuevos métodos de cultivo podían aumentar la producción y la productividad del trabajo con mucha rapidez. Estas condiciones excepcionalmente favorables dieron a Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelandia la posibilidad de satisfacer la creciente demanda de alimentos de sus poblaciones, que aumentaban con rapidez, así como de exportar a Europa, utilizando relativamente poca mano de obra en comparación con los países europeos. El desarrollo agrícola en los principales países exportadores de alimentos precedió a su desarrollo industrial y estableció las condiciones para su realización. En dos períodos — poco antes de 1880 y poco después de 1930 — la producción de alimentos aumentó con mucho mayor rapidez que la demanda efectiva, con lo cual los precios de los productos agrícolas bajaron abruptamente en relación con los de los artículos manufacturados. La demanda efectiva no aumentó, sobre todo porque la crisis económica llevó a un desempleo generalizado. El desarrollo industrial, por su parte, siguió al primer período de expansión agrícola al amparo de políticas aduaneras que protegían a la industria. Los países de Europa occidental, como lo muestra el capítulo III, reaccionaron desarrollando su industria lechera y ganadera e importando los cereales que antes producían, o bien protegiendo su agricultura contra algunas de las importaciones baratas por medio de tarifas aduaneras especiales. Así, pues, las causas fundamentales del rápido aumento de la producción agrícola en el siglo pasado fueron los grandes traslados del capital y del trabajo a nuevas esferas. El descenso de los ingresos agrícolas en los países menos desarrollados Hoy en día, en los continentes principalmente agrícolas, los factores del crecimiento de la agricultura del siglo xrx — la apertura de nuevas tierras, la redistribución de la población, la inversión de grandes capitales en la agricultura — actúan sólo en pequeña escala. Las nuevas inversiones extranjeras se dirigen principalmente hacia la industria y las minas y sólo en grado reducido hacia el cultivo de productos para la exportación. El proceso de bonificación de las nuevas tierras es lento y costoso y por lo general no extiende mayormente la superficie total cultivada. El abuso •del cultivo ha conducido a la erosión de los suelos en grandes zonas de 228 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO África y ha malogrado la fertilidad en América latina. Los caminos, ferrocarriles y servicios públicos que se necesitarían para abrir con provecho nuevas tierras no se multiplican a un ritmo suficiente. He ahí una de las principales razones de que la producción de alimentos no aumente con mayor rapidez. Es evidente que la disminución relativa de los ingresos agrícolas en los países analizados en los dos capítulos anteriores ocurre forzosamente en situaciones económicas totalmente distintas de las que caracterizan a los países adelantados. Por supuesto, los ingresos son determinados por una gran variedad de factores, y cualquier generalización en materia tan vasta puede resultar engañosa. Sin embargo, si se pasa revista a las condiciones reinantes en tales países se observan varias similitudes fundamentales. Disminución de la productividad en la agricultura. En los países cuya población agrícola es densa, el crecimiento de la población activa puede reducir de por sí la producción por habitante y, en esa forma, hacer bajar los ingresos. También puede llevar al subempleo o al desempleo. Los trabajadores abandonarán la tierra para buscar otros empleos y los ingresos de las demás ocupaciones disminuirán si el volumen del empleo no aumenta en ellas con suficiente rapidez. La presión continua de la población activa sobre la tierra tenderá a hacer bajar aun más los ingresos agrícolas. La superpoblación agrícola es ciertamente el principal motivo del bajo nivel relativo de los ingresos en la India y Pakistán. El Japón había logrado absorber suficiente mano de obra agrícola en las ocupaciones industriales y comerciales para que no creciera su población agrícola activa, pero, como se indicó en el capítulo V, no pudo seguir haciéndolo durante la guerra y en los años inmediatamente posteriores. Cuando los bajos ingresos actúan como fuerte factor de repulsión y el aumento del empleo industrial no basta como factor de atracción, los movimientos de trabajadores generalmente no constituyen un factor de equilibrio, puesto que no adquieren suficiente rapidez para aliviar la presión de la población. Aun cuando su cadencia es suficiente para evitar que crezca la población agrícola activa, como ocurre en Pakistán, el desplazamiento de los trabajadores a otras actividades no estimula las inversiones en la agricultura. La población campesina excedente puede trasladarse a las ciudades sin que ello eleve la renta nacional. Rápido aumento de los ingresos y de la productividad en la industria y el comercio. Como se vio en el capítulo VI, una característica de las economías que están en rápido desarrollo son las cuantiosas inversiones efectuadas EL PROGRESO ECONÓMICO 229 en los sectores urbanos que no extienden necesariamente sus efectos a la agricultura aunque hagan aumentar la demanda total de alimentos. El desequilibrio de los ingresos puede persistir, causando un gran éxodo hacia las ciudades, que, pese a los beneficios que reporte a los migrantes, no constituye necesariamente un factor de equilibrio en el caso de que los recién llegados ingresen en sectores de baja productividad y de que no aumenten los ingresos agrícolas. Las economías en rápido desarrollo de América latina, de los países de África al Sur del Sahara y de los países productores de petróleo del Medio Oriente son ejemplos sobresalientes de un movimiento causado por el progreso unilateral. Los precios del mercado mundial. En los países subdesarrollados, los precios del mercado mundial influyen sobre los ingresos agrícolas más directamente que en los países adelantados, que por regla general no subvencionan la producción de alimentos. Más aún, en algunos países subdesarrollados, una gran proporción de la producción agrícola consiste en materias primas industriales y, consecuentemente, sufre las fluctuaciones de volumen de la producción industrial mundial, pero no las de la demanda de aumentos. Muchos países agrícolas se han desarrollado especializándose en la producción de géneros agrícolas de uso industrial para la exportación, y la mano de obra ha abandonado por ella la producción de alimentos. Como el mercado mundial ha estado sujeto a amplias fluctuaciones, los ingresos no han podido seguir ninguna tendencia a largo plazo, y sólo se sabe que en los períodos en que bajan los precios de los artículos en el mercado mundial, como ocurre en el presente, los ingresos de la agricultura declinan rápidamente. Esta situación afecta principalmente a los países que han alcanzado una alta productividad por hectárea, por ejemplo, Ceilán, Egipto y algunos países latinoamericanos, sobre todo los que producen café. Además, hay casos en que la mano de obra no puede abandonar la producción destinada a la exportación porque escasean las tierras propicias para la producción de alimentos. Es el caso de Ceilán. * * * He ahí algunas de las razones por las cuales los problemas que crea el abandono del campo son mucho más graves en los países poco desarrollados que en los adelantados. La disminución de los ingresos relativos de la agricultura refleja un desequilibrio tal de la economía que la migración de los trabajadores rurales no basta para subsanarlo. En algunos casos, los efectos pueden ser cumulativos. La tendencia deseen- 230 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO dente de los ingresos agrícolas coarta la expansión de la demanda de productos manufacturados e impide, pues, la expansión de la industria. Al mismo tiempo, el movimiento de la mano de obra hacia las ciudades estimulará aun más la inversión de capitales públicos y privados en el sector urbano, pero no necesariamente en la agricultura. Los efectos que tienen estos diversos factores determinantes de los ingresos pueden ilustrarse comparando la renta nacional por trabajador en los diferentes sectores de la economía en los países menos desarrollados y en los más adelantados. LOS INGRESOS RELATIVOS Y EL EQUILIBRIO DE LA ESTRUCTURA PROFESIONAL La comparación de la renta (o del producto bruto o neto) por trabajador en la agricultura y en otros sectores de la economía puede dar la medida del desequilibrio entre el volumen de empleo en la agricultura y el de otras ocupaciones. Si la renta nacional por trabajador agrícola es mucho más baja que la de otros sectores, indica que debe trasladarse mano de obra a los otros sectores. Este movimiento debería elevar el nivel relativo de la renta por trabajador agrícola y llevar a una utilización más económica de la población activa y a una estructura profesional más equilibrada. Cuando la diferencia de ingresos persiste durante un largo período o llega incluso a aumentar, puede ser un indicio de que la mano de obra no abandona el campo a una cadencia suficiente o de que el capital no afluye a la agricultura con la rapidez que debiera. Para saber qué países han alcanzado una estructura profesional equilibrada y cuáles están más alejados de ella, se puede comparar la proporción de la población activa y la proporción de la renta nacional que corresponden a la agricultura. Cuando ambas proporciones son iguales o aproximadamente iguales puede decirse que la estructura profesional es equilibrada, pero si la primera es muy superior a la segunda, significa que los ingresos medios de la agricultura son muy inferiores a los de otros sectores y que la estructura profesional de la población está desequilibrada. Supongamos que corresponden a la agricultura 15 por ciento de la renta nacional y 30 por ciento de la población activa total : la renta per capita en la agricultura equivaldrá a la mitad de la renta per capita en toda la economía y a 41 por ciento de la renta per capita en las profesiones no agrícolas. Cuanto mayor sea la divergencia entre el porcentaje de la renta nacional y el porcentaje de la población activa que correspondan a la agricultura, tanto mayor será la disparidad entre los ingresos medios en la agricultura y en las demás ramas de actividad. Este método de calcular la diferencia entre las rentas per capita en EL PROGRESO ECONÓMICO 231 diversos sectores de la economía no muestra, como se recalcó en el capítulo I, el grado en que los ingresos de los agricultores o de los jornaleros agrícolas son menores que los ingresos que podrían obtener si pasaran a otras ocupaciones. En el capítulo I se señaló que la disparidad de ingresos que induce al campesino a abandonar la tierra varía según se trate de propietarios agrícolas o de asalariados, de trabajadores jóvenes o de personas de edad. Sin embargo, dado que la diferencia entre las ganancias del campesino y las de los otros trabajadores proviene de la disparidad general en las ganancias per capita de los diversos sectores de la economía, la comparación de la renta nacional media por trabajador da una indicación general del grado de desequilibrio que existe entre las diferentes ocupaciones. El cuadro 49 presenta el producto nacional por trabajador agrícola y por trabajador de las demás ramas de la economía. Las estadísticas de mano de obra en que se basan estas cifras se refieren por regla general al número de personas económicamente activas, y no al número de años-hombre de trabajo efectuados. De ahí que la importancia bastante grande del trabajo a tiempo parcial (y, en los países poco desarrollados, del subempieo) conduzca a cifras que pecan por defecto cuando se trata de la renta nacional por trabajador agrícola. En los casos en que la población agrícola activa trabaja parte del tiempo en otras ocupaciones — y ya se ha recalcado en los capítulos anteriores cuan difundidos están los trabajos accesorios entre los agricultores de Estados Unidos, Alemania Occidental, Noruega, Suecia y Japón —, los ingresos reales de los agricultores pueden ser muy superiores a los que indican las cifras citadas. Otro factor que vicia la comparación entre los ingresos agrícolas y los de otras profesiones es el número de familiares que trabajan sin sueldo en la explotación agrícola l . Este factor adquiere particular magnitud en los países donde las mujeres constituyen un importante elemento de la mano de obra agrícola, como en Francia, Alemania e Italia. La falsa modicidad de los ingresos agrícolas se acentúa más aún por el hecho de que en muchos países, al calcular la renta nacional, se subestiman la producción de subsistencia y otras actividades similares que permanecen fuera de la economía de mercado. Sin embargo, aunque las cifras den una idea exageradamente baja, con el efecto acumulado de los factores mencionados, bastan para posibilitar una comparación aproximada del orden de magnitud en que se sitúan las diferencias 1 Véase S. KUZNETS: « Quantitative Aspects of the Economic Growth of Nations. II: Industrial Distribution of National Product and Labor Force», en Economic Development and Cultural Change (University of Chicago, Research Centre in Economic Development and Cultural Change), suplemento al vol. V, num. 4, julio de 1957, cuadro 5 del apéndice, págs. 96-99. 232 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO CUADRO 49. — PRODUCTO NACIONAL POR TRABAJADOR EN LA AGRICULTURA 1 Y EN LOS DEMÁS SECTORES DE LA ECONOMÍA EN LOS ÚLTIMOS AÑOS a Porcentaje correspondiente a la agricultura Países De los trabajadores con ocupación Del producto nacional Razón entre el producto nacional por trabajador de la agricultura y por trabajador de los demás sectores América del Norte : Canadá . . . . Estados Unidos . 16 10 9 5 0,5 0,4 América latina : Argentina . . . Colombia. . . . Chile 26 54 30 16 39 18 0,5 0,5 0,5 África : Egipto (R.A.U.) . Unión Sudafric. . 64 33 35 16 0,3 0,4 Asia : Filipinas . . . . India Japón Tailandia . . . 59 74 41 88 40 48 20 46 0,5 0,3 0,4 0,1 Europa : Alemania (Rep. Fed.) . . Austria . Bélgica Dinamarca España . Finlandia Francia . Irlanda Italia. . . Noruega . Países Bajos Reino Unido Turquía . . 18 33 10 23 50 46 27 38 35 25 12 4,3 77 9 16 7 19 26 22 16 32 22 13 12 4,5 42 0,4 0,4 0,7 0,8 0,4 0,3 0,5 0,8 0,5 0,5 1,0 1,0 0,2 Oceania: Nueva Zelandia . 18 24 1,4 Fuente: Anuario de Estadísticas del Trabajo, 1959 (Ginebra, O.I.T.); NACIONES UNIDAS: Economic Survey of Europe in 1958 (Ginebra, 1959), y Yearbook of National Accounts Statistics (Nueva York, Naciones Unidas), 1958 y años anteriores. La mayoría de los datos relativos a la proporción de trabajadores ocupados en la agricultura se refieren a 1956, en tanto que los referentes a la proporción del producto nacional que corresponde a esa rama representan promedios de los años 1955 a 1957. Hubo que utilizar datos algo más antiguos con respecto a los siguientes países: República Árabe Unida (Egipto), Argentina, Austria, Colombia, Chile, Finlandia, Francia, India, Nueva Zelandia, Tailandia y Unión Sudafricana. 1 Incluidas la silvicultura, la caza y la pesca. • 1956 o año más cercano. entre el producto nacional por trabajador, por un lado, en la agricultura, y por otro, en el resto de la economía. De acuerdo con las cifras del cuadro 49 se podrían agrupar los países EL PROGRESO ECONÓMICO 233 enumerados en cuatro grandes categorías. En la primera están los países donde el producto nacional por trabajador es mayor en la agricultura que en las demás ramas. Nueva Zelandia es el único país del cuadro que corresponde a esta categoría : en efecto, la agricultura lleva una ventaja bastante amplia a las demás ramas, pero eso no significa que Nueva Zelandia sea el único país del mundo que esté en ese caso. Australia tenía una razón similar, según cálculos basados en el ejercicio 1949-1950x. Para el Uruguay, una estimación reciente muestra que el producto por trabajador es mayor en la industria agropecuaria que en los demássectores 2. En la segunda categoría de países, el producto nacional relativo es más o menos igual, con razones que varían entre 0,7 y la unidad. En esa categoría se encuentran Bélgica, Dinamarca, Irlanda, Países Bajos y Reino Unido (donde la paridad es absoluta). Las variaciones dentro de esta serie dan una medida aproximada de las ventajas que tiene el movimiento para el agricultor. Como se señaló en el capítulo primero, los agricultores constituyen en cierto modo un factor específico de producción y no se decidirán a abandonar la agricultura a menos que la disparidad de los ingresos sea suficientemente grande. Cuan grande debe ser esta disparidad es un asunto que se presta y se seguirá prestando a conjeturas, pero se puede suponer con bastante certeza que ha de pasar del 25 por ciento. La tercera categoría comprende los países donde el producto nacional en la agricultura equivale aproximadamente a la mitad del de los demás sectores. Entre ellos están la República Federal de Alemania, Argentina, Austria, Canadá, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Italia y Noruega. Suecia también debería ser incluida en este grupo; no se dispone de cifras comparables, pero los datos presentados en el capítulo III muestran que la disparidad es de ese orden de magnitud. Por último está una cuarta categoría, muy numerosa, que agrupa a los países donde el producto nacional en la agricultura equivale aproximadamente a un tercio o menos del de los demás sectores. En los países subdesarrollados, las diferencias son mucho mayores que en los países adelantados. Éste es el contraste más notable que se observa en el cuadro. Los coeficientes varían de 0,1 a 0,4. En el cuadro 49 no figuran varios países latinoamericanos donde las disparidades son también muy amplias. Según una estimación reciente, el coeficiente en Venezuela es sumamente bajo : el producto por persona empleada en el sector no agrícola es siete veces mayor que el del trabajador agrícola 3. 1 2 3 Colin CLARK: The Conditions of Economie Progress, op. cit., pág. 523. Boletín Económico de América Latina, op. cit., pág. 31. Ibid. 234 POR QUE ABANDONAN EL CAMPO La conclusión más evidente que se puede sacar de estas comparaciones de la producción per capita correspondiente a cada sector es que los países donde dicho producto es superior en la agricultura, o vecino al promedio, son casi todos los países en que el rendimiento agrícola por trabajador es elevado en términos absolutos : Nueva Zelandia, Australia, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Reino Unido, Países Bajos y Bélgica, en ese orden, son los países que tienen el más alto rendimiento agrícola absoluto por trabajador del mundo 1 . En el caso del Reino Unido, los subsidios y la protección de los precios explican en parte la situación favorable de los ingresos en la agricultura, pero en todos esos países la productividad del trabajo es elevada porque utilizan mucho capital y mucha tierra por cada trabajador ocupado en la agricultura. En Bélgica y los Países Bajos, la concentración del capital mantiene en un alto nivel la productividad de la mano de obra y de la tierra. Argentina y Uruguay también alcanzan una gran producción por trabajador, especialmente porque la tierra es abundante en relación con la mano de obra. Por consiguiente, puede decirse que la agricultura logra un volumen de producción por trabajador que se aproxima más o menos (habida cuenta de la desventaja de la movilidad) al de otras ocupaciones cuando la proporción entre el capital y el trabajo (considerándose la tierra como una forma de capital) se parece a la que existe en la industria. Como se ha señalado anteriormente, en general se invierte en la agricultura menos capital por trabajador que en la industria. Pero, en los países que tienen altos niveles de productividad en la agricultura, la relación de los factores de producción en la agricultura es semejante a la relación en la industria, sea porque hay mucha tierra y poca mano de obra o porque la organización y la política agrarias han fomentado una utilización intensiva de capital, o por ambas razones simultáneamente, lo que, ciertamente, modifica los elementos del problema. En estas condiciones, la posición favorable de la agricultura debería teóricamente estabilizar el empleo. Así ha ocurrido en Nueva Zelandia, por lo menos aparentemente: la población agrícola activa aumentó ligeramente en 1950-1956. En Australia, la población agrícola activa (incluidas la silvicultura y la pesca) se mantuvo casi inalterada de 1947 a 1954, pues sólo disminuyó en 1 por ciento. En el Uruguay, donde se calcula que en 1950 el producto nacional por trabajador fué mayor en la agricultura que en el sector no agrícola, las estimaciones oficiales indican que la mano de obra agrícola ha permanecido estable entre 1945 y 1955 2 . 1 2 Pueden hallarse cifras comparadas en Colin CLARK, op. cit., págs. 275-276. NACIONES UNIDAS: Boletín Económico de América Latina, vol. II, num. 1, febrero de 1957, pág. 32. EL PROGRESO ECONÓMICO 235 En consecuencia, se puede concluir diciendo que estos países han logrado el equilibrio en la distribución profesional, porque la posición favorable de la agricultura en relación con los demás trabajos le permite conservar los factores de producción. En el segundo grupo de países — v. g., los que han llegado a una posición de igualdad o se aproximan a la igualdad — continúa el éxodo de la agricultura. En Dinamarca, el Reino Unido y los Países Bajos participan en él sobre todo los asalariados ; los salarios de la agricultura son inferiores a los de la industria, aunque la situación relativa general de los ingresos es bastante favorable para la agricultura. Los coeficientes mucho más bajos del tercer grupo de países adelantados indican probablemente que existe cierto grado de desequilibrio en la estructura profesional. La posición de algunos países en este grupo es sorprendente, particularmente la de Estados Unidos y Canadá, puesto que el trabajo agrícola ha alcanzado uno de los niveles de productividad más altos del mundo. Además, en los últimos años, la productividad agrícola se ha elevado más rápidamente que en otros sectores y el desplazamiento hacia otras profesiones ha tenido una cadencia acelerada. Como se sugiere en el capítulo II, la explicación puede estar en que hay todavía mucha mano de obra « estancada » en las explotaciones de baja productividad y en que los agricultores de ingresos reducidos tienen muy poca movilidad; además, en Estados Unidos son muchas las personas que desempeñan un trabajo accesorio y que sin embargo son computadas como mano de obra agrícola. Es verdad que los bajos coeficientes de Francia y de la República Federal de Alemania pueden ser atribuidos en cierto grado a la baja productividad de ciertas categorías. En Francia, son las que habitan las « zonas subdesarrolladas » ; en Alemania, las que explotan pequeñas haciendas familiares, pero en este último país es probable que la difusión del trabajo agrícola como ocupación parcial no explique del todo la razón desfavorable del producto nacional. En Noruega y Suecia, en cambio, esa explicación es válida, aunque cabe señalar que la razón desfavorable no significa que exista una relación semejante entre los ingresos reales por habitante en la agricultura y en las demás ocupaciones. Dentro de este grupo de países, por tanto, es probable que el desequilibrio de la estructura profesional se deba a la poca movilidad de las categorías con baja productividad : las pequeñas familias de agricultores o los habitantes de regiones menos favorecidas. Cuando una alta proporción de la población agrícola activa dedica parte de su tiempo a otras ocupaciones, una gran diferencia entre las respectivas fracciones del producto nacional puede ser indicio de que la productividad del trabajo 236 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO es igualmente divergente, pero puede no serlo, y por de pronto no indica una disparidad proporcional de los ingresos. Se puede extraer una importante conclusión de la comparación entre estos dos grupos de países adelantados, el primero con una situación de paridad o de cuasi paridad entre los productos de uno y otro sector, y el segundo con una razón de casi 1 a 2. La reducción de la población activa en ambos grupos es uno de los factores que han contribuido a elevar los ingresos de los trabajadores que permanecieron en la agricultura, pero no es sino uno entre muchos. No hay que exagerar su importancia, como lo muestra el caso de los Países Bajos, nación que goza de una elevada productividad en la agricultura y de una situación próxima de la paridad entre los sectores agrícola y no agrícola, y sin embargo, su mano de obra agrícola no comenzó a disminuir sino después de 1947. En los países donde la razón de los productos por sector es casi de 1 a 2, la situación desfavorable de los ingresos ha provocado un desplazamiento de mano de obra generalmente más rápido que el del grupo de países con un producto nacional bien distribuido, pero no lo bastante rápido para restablecer el equilibrio. Entre las demás condiciones del equilibrio entre ocupaciones, una de las más importantes parece ser el volumen de las inversiones en la agricultura y el método para proveer de capital al agricultor. Algunos de los países que gozan de una situación equilibrada están excepcionalmente bien dotados de recursos naturales y la productividad del trabajo en la agricultura es elevada porque ingresaron en una economía mundial en expansión con poblaciones relativamente esparcidas y con plétora de tierras. Pero otros no están particularmente favorecidos desde ese punto de vista: Dinamarca, por ejemplo, y, sobre todo, los Países Bajos, con su altísima densidad de población agrícola. Estos dos países han seguido una política integrada de inversión en tres niveles: inversiones privadas de los agricultores en maquinaria y ganado; inversiones de las cooperativas en plantas de elaboración; inversiones del Gobierno en la « infraestructura » (caminos, energía eléctrica, depósitos de mercaderías, etc.) y en el caudal humano de la agricultura (medios de enseñanza general y formación profesional). A medida que la mano de obra emigraba, se invertía más capital en la agricultura, por diversos canales, creando una estructura agraria organizada y bien integrada que posee las ventajas de la administración en gran escala para la calidad de la producción, sin destruir la iniciativa privada de los agricultores, elemento esencial de la vida campesina neerlandesa. La situación económica de la agricultura es comparable a la de la industria porque su estructura ha evolucionado y su equipo se ha ido enriqueciendo a la par del equipo industrial aunque las explotaciones hayan conservado sus dimensiones reducidas. EL PROGRESO ECONÓMICO 237 ¿Podría presumirse que una de las razones de la amplia oposición entre la productividad del trabajo de diferentes categorías de la colectividad agrícola en Estados Unidos y en varios países de Europa occidental reside en que se deja demasiado al libre albedrío de cada agricultor el cuidado de invertir capitales en las explotaciones? La prosperidad de la agricultura es cumulativa, puesto que la productividad se eleva entre quienes muestran ya la mayor eficiencia, mientras que los productores con bajo rendimiento van quedando a la zaga. Sea como sea, no cabe duda de que las medidas tomadas para equiparar los ingresos agrícolas con los demás por medio de la protección de los precios estarán condenadas al fracaso a menos que se realicen grandes esfuerzos para intensificar las inversiones de capital. Ni siquiera un éxodo agrícola más precipitado tiene probabilidad de elevar por sí solo las condiciones de vida de los agricultores menos eficientes. La política de racionalización agraria aplicada en Suecia se basa en el reconocimiento de ese hecho. Si es necesario tomar medidas para elevar los ingresos y la productividad reforzando la estructura del capital en la agricultura en los países avanzados, lo es mucho más aún en los países menos desarrollados. El bajísimo nivel del producto nacional por trabajador en la agricultura, en comparación con el de los demás sectores, es un síntoma tanto de la excesiva oferta de mano de obra como de la muy exigua oferta de capitales. El desequilibrio entre las ocupaciones que indican las razones del cuadro 49 es mucho mayor que en los países adelantados. Además, los pocos datos de que se dispone parecen mostrar que en algunos países las disparidades se acentúan. En el Japón, el aporte de la agricultura a la renta nacional bajó de 32 a 21 por ciento entre 1948 y 1954, mientras que la proporción de la población activa total que se dedicaba a la agricultura disminuyó de 52 a 45 por ciento. En Tailandia, el aporte de la agricultura a la renta nacional disminuyó de 61 a 44 por ciento durante el mismo período y, aunque no se conocen las respectivas cifras en lo referente a la mano de obra, no es probable que haya ocurrido un cambio proporcional 1 . Cabe suponer que la disminución del aporte de la agricultura a la renta nacional en estos dos casos se debe a la baja de precio de los productos agrícolas en el mercado mundial. En América latina, poco ha cambiado aparentemente la diferencia entre el producto nacional por trabajador en el sector agrícola y en el no agrícola de 1945 a 1955, aunque la productividad del trabajo agrícola ha aumentado muy rápidamente en algunos países. En conjunto, el continente sigue teniendo una razón muy baja entre los respectivos productos. 1 NACIONES UNIDAS, Comisión Económica para Asia y el Lïjano Oriente: Activities oftheE.C.A.F.E.IF.A.O. Agriculture Division in 1957, informs dsl sscretario ejecutivo (documento mimeograflado). 238 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO La aportación al producto bruto de una persona empleada en la agricultura es menos del 30 por ciento de lo que contribuye otra dedicada a actividades no agrícolas. En otras palabras, tres y media personas ocupadas en la agricultura aportan lo mismo que una sola persona ocupada en otras actividades1. Durante ese período, la susodicha razón mejoró ligeramente: en la agricultura, el producto bruto por trabajador aumentó en 12 por ciento, y en los demás sectores, tomados conjuntamente, sólo en 18 por ciento. No obstante, en la minería y en las fábricas, el rendimiento bruto por trabajador se elevó en 56 y 24 por ciento, respectivamente, de modo que se ensanchó aun más la divergencia entre la agricultura y la industria. El motivo de que el abandono de la agricultura por otras ocupaciones no corrija mejor la diferencia entre los respectivos productos posiblemente sea que las ocupaciones en que ingresan los antiguos agricultores pertenecen sobre todo al sector de los servicios y a la construcción, donde el producto por trabajador, aunque es más alto que en la agricultura, sigue siendo más que en las minas y fábricas. De ahí también que la cadencia de urbanización no guarde relación con el ritmo de crecimiento de la renta nacional, y « los impresionantes desplazamientos de la población no han aparejado mejoramientos adecuados en el nivel de vida de gran parte de la población » 2. Para lograr una mejor utilización de la mano de obra en tales condiciones, la política general debe tratar de detener los procesos cumulativos que hacen descender los ingresos agrícolas. En los países superpoblados, donde existe una demanda de alimentos insatisfecha (pero no necesariamente efectiva), uno de los propósitos deberá consistir en elevar el rendimiento por hectárea. Donde sigue aumentando la demanda total de alimentos, como en los países en vías de rápido desarrollo, y donde los recursos naturales permiten la expansión de la producción nacional de alimentos a bajo costo, el propósito deberá consistir en invertir capitales en la irrigación y beneficio de nuevas tierras, así como en la infraestructura agrícola. Si se suprimen las causas de los bajos ingresos elevando la productividad agrícola, no se detendrá el movimiento de emigración de la mano de obra, y tampoco sería conveniente que se detuviera, pero los factores de repulsión no serán tan fuertes y los campesinos no serán arrastrados a las ciudades por la mera fuerza de la necesidad, puesto que la agricultura les permitirá ganarse mejor la vida. El factor de atracción — la expansión del empleo industrial — puede ser más fuerte aún si la agricultura es capaz de producir mayores cantidades para enviar excedentes al mercado urbano. 1 NACIONES UNIDAS: Estudio económico de América latina, 1956 (Nueva York, 1957), pág. 198. Véase también pág. 200. 2 Boletín Económico de América Latina, op. cit., págs. 17 y 29. EL PROGRESO ECONÓMICO 239 El problema de saber cómo alcanzar tales metas queda fuera de los límites de este estudio. Algunas voces autorizadas argumentan que la mejor forma consiste en concentrar los esfuerzos para mejorar la productividad donde ya descuella, en las regiones o en los tipos de explotación donde hay mayor margen para introducir mejoras. Otros autores opinan que la mejor manera de intensificar las inversiones es la reforma agraria, que permite crear haciendas familiares y difundir el cultivo cooperativo. Dentro de esta serie de medidas figura también el fomento vecinal en las zonas rurales. Las posibilidades son numerosas y no se conocen los resultados de estas experiencias. Sin embargo, cualquiera que sea el método que se utilice, es evidente que el descuido de la agricultura en los planes de fomento sólo puede servir para agravar el desequilibrio de la estructura profesional. Aun en los países con exceso de población agrícola, donde el requisito primordial de un desarrollo más equilibrado es la multiplicación de los empleos industriales, la condición previa para que dicha expansión vaya acompañada de una elevación de los ingresos quizá sea el mejoramiento de la eficiencia agrícola. Paradójicamente, la mejor forma en que el gobierno puede estimular la industrialización tal vez consista en dedicar más, y no menos, recursos al fomento de la producción agrícola y al mejoramiento de las técnicas agrícolas 1. Esta revisión de los problemas que entraña el desplazamiento de la mano de obra agrícola en los países subdesarrollados ha llevado a la conclusión de que tales problemas son reflejo del desequilibrio de toda la estructura económica. Todo crecimiento comienza con una falta de equilibrio: algunos países se desarrollan con más rapidez que otros; algunas regiones, industrias o clases de explotación agrícola avanzan a mayor velocidad que el resto. No obstante, si el desequilibrio persiste, puede malograrse el proceso de crecimiento. Como dijo un economista indio : « La situación del sector rural frente al urbano en una economía subdesarrollada no difiere mucho de la situación que tiene la propia economía subdesarrollada frente a las economías más adelantadas » 2 . COMPARACIÓN DE LOS SALARIOS Por una variedad de razones es difícil comparar los salarios agrícolas con los de otras ocupaciones, siendo una de las más importantes la selección del término de comparación. En los anteriores capítulos se han 1 BAUER y YAMEY: The Economies of Underdeveloped Countries, op. cit., pág. 236. K. N . R A J : Employment Aspects of Planning in Underdeveloped Economies, National Bank of Egypt, 50th Anniversary Commemoration Lectures (El Cairo, 1957), pág. 37. 2 240 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO C U A D R O 50. — SALARIOS E N L A AGRICULTURA Y E N LAS INDUSTRIAS MANUFACTURERAS (1950 Y 1958) Países Unidades en que se expresa el salario Agricultura Industrias manufactureras Salarios agrícolas en porcentaje de los salarios fabriles 1950 1958 1950 1958 1950 1958 América del Norte: Canadá Estados Unidos . . . Dólares por día Dólares por día 4,90 4,50 7,10 6,00 8,29 11,76 13,28 17,04 59,1 38,3 53,5 35,2 Asia: India Japón Rupias por día Yens por mes 1,35 6.030 1,15 9.720 2,69 9.133 3,43 19.259 50,2 66,0 33,5 50,5 Marcos por hora 0,84 Liras por día 741 Coronas por día 19,64 Chelines y peniques por semana 100 0 Coronas por hora 1,81 1,56 1.088 32,92 1,29 1.028 25,76 2,27 1.761 45,52 65,1 72,1 76,4 68,7 61,8 72,3 156 0 3,54 156 8 2,73 265 5 5,34 63,8 66,3 58,8 66,3 358 5 181 8 316 11 107,1 113,1 135 10 200 6 197 7 275 3 68,7 72,8 Europa: Rep. Fed. de Alemania Italia Noruega Reino Unido . . . . Suecia Oceania: Australia Nueva Zelandia Chelines y peniques por semana Chelines y peniques por semana 194 7 Fuente: Anuario de Estadísticas del Trabajo (O.I.T., Ginebra), ediciones de 1957 y 1959 (para Italia, Italian Statistical Abstracts, 1957-58 (Istituto Centrale di Statistica, Roma), pág. 121). Nota general. — A menos que se indique otra cosa, los salarios de la agricultura representan las tasas de remuneración de los trabajadores pagados totalmente en efectivo y los salarios de la industria manufacturera representan los promedios de ganancias. Notas sobre los países. — CANADÁ: Jornal de la mano de obra masculina en general, en comparación con los salarios fabriles por hora (trabajadores de uno y otro sexo), multiplicados por 8. ESTADOS UNIDOS: Tasa diaria de los jornaleros de la agricultura, en comparación con los salarios fabriles por hora, multiplicados por 8. INDIA: Salario diario de la mano de obra masculina ocasional en la agricultura, excluido el valor de la casa y comida, en comparación con el salario medio mensual de los trabajadores fabriles en 1957 (uno y otro sexo), dividido por 30 (datos relativos a 1950 y 1957; los datos relativos a la agricultura en 1950 se refieren únicamente el estado de Bombay). JAPÓN: Jornal medio de los temporeros varones, excluido el valor de la casa y comida, multiplicado por 30, en comparación con el salario medio mensual de los trabajadores fabriles de uno y otro sexo (datos relativos a 1950 y 1957). REPÚBLICA FEDERAL DE ALEMANIA : Salario mínimo por hora de los jornaleros agrícolas calificados, en comparación con las ganancias medias por hora en la manufactura. ITALIA: Jornal de la mano de obra masculina en la agricultura, en comparación con el jornal de la misma mano de obra en la manufactura (datos relativos a 1950 y 1956). NORUEGA: Jornal de la mano de obra masculina en la agricultura, en comparación con el salario por hora de la misma mano de obra en la manufactura, multiplicado por 8. REINO UNIDO: Salario semanal mínimo de la mano de obra masculina en la agricultura en general, en comparación con el salario semanal medio de la misma mano de obra en la manufactura. SUECIA: Salario por hora de la mano de obra masculina en la agricultura, en comparación con el salario por hora de la misma mano de obra en la manufactura (datos relativos a 1950 y 1957). AUSTRALIA : Salario semanal de la mano de obra masculina en la agricultura, incluido el valor de la casa y comida cuando corresponde, en comparación con el salario mínimo semanal fabril de la mano de obra masculina. NUEVA ZELANDIA: Salario semanal de la mano de obra masculina en general, incluido el valor de la casa y comida, en comparación con el salario semanal fabril de la misma mano de obra en 1950 y del salario fabril por hora en 1958 (nueva serie), multiplicados por el promedio de horas trabajadas por semana. EL PROGRESO ECONÓMICO 241 citado cifras comparativas que se basaban en distintos elementos, pero que en la mayor parte de los casos expresaban diferencias entre los salarios agrícolas y los salarios de todas las demás ocupaciones. Para hacer comparaciones internacionales de las diferencias entre salarios es preciso seleccionar un término uniforme de comparación. Puesto que generalmente no se dispone de datos sobre los salarios de todas las ocupaciones, el término de comparación en este estudio será la industria manufacturera. El cuadro 50 presenta las tasas de salario en la agricultura comparadas con las ganancias medias en la manufactura, en 1950 y 1958, en los países sobre los cuales se dispone de datos. Debe señalarse que este cuadro no permite comparar los niveles absolutos de las ganancias entre un país y otro. La falta de homogeneidad de las estadísticas imposibilita las comparaciones, como lo muestran las notas del cuadro. Las cantidades sólo pueden ser utilizadas para hacer una comparación de las diferencias. Del cuadro se puede inferir que la diferencia entre los salarios agrícolas y los industriales ha aumentado en los últimos años en la mayor parte de los países, incluso en aquellos donde la cadencia de abandono del campo es elevada, como Estados Unidos y Canadá. La reducción de la mano de obra en la agricultura no tiende a equiparar los salarios agrícolas con los del resto de la economía, aunque puede evitar que se acentúe más la diferencia. La República Federal de Alemania presenta un ligero mejoramiento de la posición relativa de los salarios, que puede ser resultado de la emigración de trabajadores agrícolas. En Suecia, la disparidad no ha cambiado. El cuadro 50 también muestra que los contrastes entre los salarios son mucho mayores en algunos países que en otros. Sólo en Australia la situación de los salarios favorece a los trabajadores agrícolas 1 . Entre los países donde se observan amplias diferencias y la tasa de remuneración en la agricultura equivale a menos de 60 por ciento de la pagada en la manufactura se encuentran Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, India y Japón. La posición es menos favorable en la República Federal de Alemania, Noruega, Nueva Zelandia y Suecia, donde la proporción está cerca del 70 por ciento. Por lo demás, aunque se utilicen otros términos de comparación, entre los que sirven de base a las cifras nacionales, los contrastes son aproximadamente iguales. Las diferencias de salario son mayores en los países en que el progreso tecnológico es rápido, como Estados Unidos y Canadá, y donde la curva descendente de los salarios agrícolas puede ser resultado de la 1 Pero debe señalarse que los salarios medios de la agricultura se computan según una fórmula que da particular importancia a la ocupación de esquilador, cuya remuneración es muy elevada. 242 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO mecanización agrícola. Hay también otros factores, en especial el hecho de que los trabajadores migrantes siempre ganan menos y la falta de organización sindical, que pueden explicar en parte el bajo nivel de los salarios agrícolas en estos países, en comparación con los demás salarios. En páginas anteriores de este capítulo se mostró que las discrepancias entre los ingresos medios por trabajador en la agricultura y en los demás sectores suelen ser menores en los países adelantados que en los menos desarrollados, aunque no lo son universalmente. Sin embargo, en lo que concierne a los salarios agrícolas no hay pruebas de que el progreso económico los equipare con los demás salarios, dado que en algunos países adelantados las diferencias de salarios son tan grandes como en los países subdesarrollados (aunque en otros esas diferencias son más favorables para el trabajador agrícola). Tampoco existe una clara correlación entre las diferencias de salarios que arroja el cuadro 50 y las discrepancias entre los ingresos medios que se ilustraron en el cuadro 49. En Estados Unidos y el Reino Unido, las diferencias de salarios son mayores que las discrepancias del producto nacional: en otras palabras, el asalariado de la agricultura está en peores condiciones frente al asariado de la industria de lo que está el trabajador medio de la agricultura (incluidos los agricultores propietarios y los trabajadores no pagados) frente al trabajador medio de otros sectores. En cambio, en la República Federal de Alemania, Italia, Noruega y Suecia, la diferencia entre salarios no es tan grande como la diferencia entre los ingresos medios por trabajador. La explicación de estos contrastes está en la distribución de los ingresos entre los diversos grupos de la población agrícola. Cuando una gran proporción de las explotaciones son pequeñas y emplean mucha mano de obra familiar, los ingresos de los pequeños agricultores y de sus familias pueden ser menores que los jornales pagados a los asalariados, quienes trabajan principalmente en las grandes explotaciones. Posiblemente sea ésta la explicación de la situación relativamente favorable de los asalariados en la República Federal de Alemania, Noruega y Suecia. Además, la costumbre muy difundida entre los agricultores de estos países de trabajar parte del tiempo en otras actividades acentúa el contraste, puesto que los ingresos totales de los agricultores no son tanto más bajos que los de otros trabajadores como lo hace suponer la comparación entre la fracción del producto nacional que corresponde a unos y a otros. En Italia, el desempleo generalizado entre los jornaleros agrícolas quita significado a las tasas de los salarios agrícolas, que no reflejan el contraste de los ingresos o de las ganancias, el cual posiblemente sea mucho más favorable que la proporción de 74 por ciento citada en el EL PROGRESO ECONÓMICO 243 cuadro 50. En los países que tienen una alta proporción de grandes explotaciones, tales como Estados Unidos y el Reino Unido, la disparidad de ingresos entre la agricultura y otros sectores probablemente sea menor que la diferencia entre los respectivos salarios, puesto que las explotaciones en gran escala reportan ingresos mucho mayores a los agricultores independientes. CAPÍTULO VIII RESUMEN Y CONCLUSIONES: CONSECUENCIAS PARA LA POLÍTICA NACIONAL Una vez estudiadas las últimas tendencias del desplazamiento de los trabajadores hacia profesiones no agrícolas en una gran diversidad de condiciones y en países distintos, y después de haber señalado los problemas que plantea, quedan por considerar las consecuencias que entraña para la política nacional. Ciertamente, en un estudio general como éste no cabe recomendar medidas específicas, pero sí se justifican algunas sugestiones en cuanto a los tipos de política o a las líneas generales de acción que aparentemente se imponen. Claro está que esas sugestiones tendrán que ser muy generales, puesto que se ha visto en los capítulos anteriores que la información existente es fragmentaria cuando se trata de los países subdesarrollados. Ante todo cabría quizá recapitular brevemente las conclusiones que se desprenden de los capítulos anteriores. E L DESPLAZAMIENTO DE LOS TRABAJADORES DE LA AGRICULTURA: PANORAMA SUCINTO Los ingresos agrícolas bajos como factor de repulsión El principal factor de repulsión que obliga a los trabajadores a abandonar la agricultura es el bajo nivel de sus ingresos. En casi todos los países, los ingresos de la agricultura son inferiores a los de otros sectores de la economía. Los salarios de la agricultura son también en general inferiores al promedio general de los salarios. La diferencia entre los salarios agrícolas y los de otras ocupaciones es el aspecto más significativo de la disparidad de los ingresos en general, puesto que ella es la que induce a los braceros y a los familiares de los agricultores a buscar otro empleo. Las crecientes posibilidades de empleo fuera de la agricultura El principal factor que determina la cadencia del desplazamiento es la expansión del empleo en otras ocupaciones. Este factor explica la RESUMEN Y CONCLUSIONES 245 gran rapidez del movimiento en los últimos años tanto en los países avanzados (entre los cuales sobresalen Suecia, Estados Unidos y Canadá) como en los países de América latina, Medio Oriente y África que están en vías de rápido progreso. Aunque la disminución de los ingresos y el subempieo en la agricultura en la mayor parte de los países subdesarrollados sean actualmente factores de repulsión muy fuertes, no bastan para modificar fundamentalmente la distribución entre las diversas ocupaciones porque no van acompañados de fuertes factores de atracción. Un alto índice de migración indica un progreso rápido y un alto índice de inversiones, sea en la economía en su conjunto, incluida la agricultura, sea en el sector industrial o urbano, como ocurre en casi todos los países subdesarrollados que están ahora en vías de rapidísimo desarrollo. Correlación entre el volumen de mano de obra agrícola y el grado de desarrollo económico Por regla general, el hecho de que trabaje en la agricultura una pequeña proporción de toda la población económicamente activa indica un alto grado de desarrollo económico. En los países que tienen niveles de vida elevados, esa proporción es baja — menos de la cuarta parte —, mientras que en los países con niveles de vida reducidos la proporción es muy superior y va desde la mitad a las tres cuartas partes. En los países adelantados, el traslado gradual de la mano de obra agrícola a la industria y a los servicios refleja su desarrollo económico a largo plazo. La creciente eficiencia de la agricultura lograda con el progreso técnico, la inversión de mayores capitales y la apertura de nuevas tierras al cultivo han permitido a estos países satisfacer su demanda de alimentos con menos mano de obra. Su población agrícola comenzó a declinar en relación con su población total cuando esta última era todavía pequeña en comparación con las tierras disponibles. Más tarde, la población agrícola activa comenzó a disminuir en términos absolutos, y desde 1945 esa disminución se ha acelerado. Por el contrario, en los países subdesarrollados la población agrícola continúa creciendo, aunque en muchos de ellos las tierras son escasas para la población rural que deben mantener. La alta proporción de la mano de obra agrícola en estos países no es necesariamente obstáculo de por sí para el desarrollo ; lo grave es que, aun con esta alta proporción, pocos son los países que pueden satisfacer las necesidades de alimentos de sus poblaciones, que aumentan con gran rapidez. 246 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO Causas del desplazamiento en los países adelantados y en los menos desarrollados Existe una diferencia fundamental entre países adelantados y subdesarrollados en cuanto a las causas fundamentales del traslado de la mano de obra. Los bajos niveles de ingresos constituyen una razón universal, pero en cambio varían las causas del desnivel entre los ingresos agrícolas y los demás. En los países adelantados, la mano de obra abandona la tierra porque aumenta la eficiencia agrícola. Los ingresos por habitante en la agricultura tienden a disminuir en relación con los de otras ocupaciones porque la producción de alimentos aumenta con mayor rapidez que la demanda. En cambio, en los países subdesarrollados, esa tendencia descendente se debe a que: a) la población agrícola aumenta con mayor rapidez que la producción de alimentos ; b) las nuevas inversiones se concentran en la producción industrial y en el desarrollo urbano en general; c) disminuyen los precios de los productos primarios en el mercado mundial. Estos factores pueden actuar aislada o conjuntamente. La agricultura es un sector desaventajado de la economía que sufre crónicamente de exceso de mano de obra y de escasez de capital. Dada esta diferencia fundamental en la situación de la agricultura dentro de la economía, el movimiento de la mano de obra en los países menos desarrollados tiene lugar en condiciones completamente diferentes de las que rigen en los países adelantados, y sus consecuencias también son distintas. Puede ocurrir que aparezca el subempieo en las ciudades, haciendo bajar los salarios y los niveles de vida urbanos. El rápido movimiento de emigración puede realizarse sin llegar a estimular el aumento de inversiones de capital en la agricultura. La mano de obra puede oscilar periódicamente entre la agricultura y el trabajo urbano porque ninguna de estas actividades le ofrece suficientes medios de vida para mantener a una familia. Condiciones favorables del desplazamiento El movimiento de emigración suele tener efectos favorables para los migrantes, para quienes permanecen en la agricultura y para los trabajadores industriales, cuando concurren ciertas condiciones, es decir, cuando existe el pleno empleo, cuando la escasez de mano de obra en la agricultura conduce a una elevación de los salarios e ingresos y al mayor uso de maquinaria y otras formas de capital, de tal modo que la productividad de la mano de obra aumenta, y cuando los migrantes no experimentan grandes dificultades para adaptarse a la vida urbana. Estas condiciones se cumplen por lo general en los países avanzados. Por ejemplo, la situación de hoy es mucho más favorable que la que se RESUMEN Y CONCLUSIONES 247 dio durante la depresión agricola de la década de 1930, cuando los trabajadores eran despedidos y experimentaban grandes dificultades para encontrar otro trabajo en una industria donde reinaba el desempleo. No hay muchas pruebas de que la adaptación a la vida urbana origine conflictos entre clases sociales, aunque de hecho quizá sean más frecuentes de lo que indica la documentación que hemos consultado. Sin embargo, las condiciones de vida y de trabajo en la ciudad y en el campo no son tan diferentes como lo eran antes. Es dable suponer que hoy en día es más fácil el reajuste social. Condiciones desfavorables del desplazamiento Las condiciones del movimiento de emigración son desfavorables cuando los migrantes no pueden encontrar un empleo permanente o con jornada normal, y deben resignarse a trabajar intermitentemente, y cuando el desplazamiento de la mano de obra agrícola no va acompañado de mayores inversiones en la agricultura, de modo que no se eleva el nivel de ingresos de quienes permanecen en la tierra. Otro de los problemas que se plantean es el de la adaptación a la vida urbana. Las ciudades sufren a veces de hacinamiento y malas condiciones de higiene o pueden significar para el campesino una separación dolorosa de su hogar y de su familia. En algunos territorios africanos se prohibe el establecimiento permanente en las ciudades, con el resultado de que el nuevo trabajador urbano está en la imposibilidad de integrarse en una célula social. En estos casos se produce el movimiento de vaivén, con sus consiguientes perjuicios. Se ha visto que estas condiciones existen en los países subdesarrollados, y, aunque no tenemos suficiente información para decir que son universales, por lo menos se puede afirmar que están bastante difundidas. Categorías de la población agrícola con ingresos bajos Aunque los aspectos económicos del movimiento en los países avanzados y en los menos desarrollados difieran señaladamente, subsiste un aspecto social que en mayor o menor grado se manifiesta en ambos grupos de países. Por lo común son los elementos más pobres de la colectividad agrícola, aquellos que no pueden cambiar fácilmente de ocupación, quienes sienten con mayor rigor los efectos de los poderosos factores económicos que hacen bajar los ingresos agrícolas. Las fuerzas que deberían provocar el movimiento — bajas ganancias y empleo irregular — son más potentes para los grupos que se encuentran en una situación de inferioridad económica y social. Ahora bien, a la 248 f POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO gente que no tiene calificaciones, que está subempleada y que no goza de seguridad en su empleo le es difícil obtener informaciones sobre las posibilidades que ofrecen otros trabajos o trasladarse a lugares donde haya mayores oportunidades de empleo, o bien adquirir las calificaciones necesarias para ejercer otros tipos de oficio. Éste es el quid del problema de la emigración agrícola y la razón de que su concomitancia con el progreso económico no demuestre que reporte beneficios sociales. El grupo menos privilegiado de los países avanzados comprende principalmente a los asalariados, aunque también puede abarcar a los pequeños agricultores y a los familiares de agricultores establecidos en regiones remotas o pobres. En los países subdesarrollados figuran por regla general en ese grupo, además de los asalariados, una gran cantidad de arrendatarios y aparceros cuya situación no es segura porque sus contratos de arriendo o aparcería no les garantizan derechos de propiedad ni protección, y tampoco emplean provechosamente todo su tiempo hábil ;fcuando"càën"f5s precios o se malogran las cosechas, o cuando\ se agota la fertilidad del suelo, se ven obligados a reducir su nivel de vida. / Además de estar mal pagados, estos trabajadores sufren diversasy desventajas desde el punto de vista social e insjitucional/^olfábaján por cuenta propia como los agricultores independientes, para quienes esa libertad compensa los ingresos relativamente bajosj/están sujetos a /Tornadas largas e irregulares; habitan viviendas poco satisfactorias; Vçareçfin (\r 'ifrvirin'i tingles:/no se sienten seguros, y pertenecen a una clase social inferiorj-ATgunas de estas desventajas se aSben à la super,viveñcia*ae instituciones que no tienen ya razón de ser ; otras, a la inferioridad de condiciones en que están,para negociar con los empleadores, y otras aún, al olvido olvid de que ha sido objeto la vida rural en los programas / ^de política social. Estos grupos, por regla general, no pueden defenderse recurriendo a las negociaciones colectivas, puesto que la oferta de la mano de obra tiende a ser superior a la demanda. Suelen, pues, abandonar la agricultura con mayor cadencia que los agricultores independientes y son mayoría entre los trabajadores que cambian de ocupación porque sus ganancias están por debajo del promedio de ganancia en la agricultura, de manera que la diferencia de salarios con la industria es mucho mayor, al tiempo que su situación de inferioridad social e incertidumbre no les ofrece incentivo para permanecer en la tierra, pese a la dificultad, a veces insuperable, con que tropezarán para encontrar otro empleo. A las desventajas de la agricultura como ocupación debe añadirse la situación menos halagüeña de la comunidad rural en general, desde el punto de vista de los servicios sociales, sobre todo de los medios de edu- RESUMEN Y CONCLUSIONES 249 cación. Aunque esa situación sea mala para todos los campesinos, es más grave para las personas peor remuneradas. POLÍTICA NACIONAL: PAUTAS GENERALES Después de resumir las principales conclusiones que inspiran los capítulos anteriores es preciso mencionar, siquiera brevemente, los diversos tipos de acción que atañen al movimiento de la mano de obra. Es claro que para los países subdesarrollados las consecuencias en materia de política agraria serán de mayor alcance que para los países adelantados, simplemente porque los trabajadores agrícolas son mayoría. Las medidas que repercuten en sus ingresos y bienestar repercuten necesariamente en la economía en su conjunto, mientras que en los países avanzados los trabajadores agrícolas constituyen una minoría y, en algunos casos, hasta una pequeña minoría. Más aún, los países adelantados han adoptado programas que determinan el lugar de la agricultura en la economía, mientras que en los países subdesarrollados la agricultura puede estar totalmente al margen de la política nacional o debe incluso costear el desarrollo de los demás sectores. Por tanto, las consecuencias para la política de los países menos desarrollados son « macroeconómicas » : cada decisión influirá en toda la economía; en los países avanzados, en cambio, habrá que prestar mayor importancia a las necesidades sociales, situándolas en una política económica que ya está trazada. En todo caso, podemos formular una generalización válida para ambos grupos de países. En términos generales, los gobiernos no se ocupan directamente de la cadencia del éxodo agrícola y no estimulan a los campesinos para que abandonen la agricultura, ni tampoco tienen por qué hacerlo. Aunque se considere conveniente un movimiento más acelerado, suponiendo que refleje una mayor eficiencia en la agricultura y una distribución más económica de la mano de obra, la movilidad en sí no puede ser uno de los propósitos de la política nacional. Si en determinadas circunstancias se considera que hay demasiada gente en la agricultura, surgirá inevitablemente la cuestión de saber cómo se podría estimular la emigración agrícola, pero la finalidad de la política, en ese caso, es aumentar la eficiencia de la producción agrícola y las oportunidades de empleo fuera de la agricultura, y no acelerar la modificación de la estructura profesional. Los capítulos II y III, en particular, mostraban que el exceso o cantidad óptima de personas en la agricultura es cuestión de opinión y origina controversias aun en los países donde la población agrícola activa disminuye rápidamente, como Estados Unidos y Francia. En estas situa- y 250 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO ciones afortunadas, la norma para juzgar si la mano de obra es excesiva es el índice de aumento de la productividad en relación con la demanda. Algunos autores sostienen que hay demasiada gente en la agricultura cuando se producen demasiados alimentos, y sientan la premisa de que, al reducir el número de personas empleadas, se reduciría el volumen de la producción y se obtendrían menos alimentos a menor costo. Pero en los países donde prevalece el subempieo en la agricultura se aboga a favor de la reducción de la población agrícola activa invocando otro argumento: la necesidad de mejorar la eficiencia agrícola para producir más alimentos. Se alega, en este caso, que el traslado del exceso de mano de obra de la agricultura no reduciría la producción agrícola y podría aumentar su eficiencia al dar a los agricultores la posibilidad de cultivar unidades mayores que sus actuales parcelas antieconómicas y de emplear más cabalmente la mano de obra que permanezca en la tierra. En otras palabras : el traslado de la mano de obra a otras ocupaciones aumentaría su productividad. Por supuesto, estos argumentos ya provocan de por sí grandes controversias, puesto que no se han ideado métodos adecuados para calcular el excedente de mano de obra. Ahora bien, cuando dicho excedente se manifiesta por un grave subempieo, es indiscutible la necesidad de proceder a una reducción de la población agrícola activa: por ejemplo, en Italia, donde la disminución no es suficientemente rápida para corregir el subempieo, o en la India, donde dicha población crece velozmente, o en el Japón, donde se ha estabilizado en un nivel muy superior al de antes. Es evidente que en los límites del presente estudio no sería procedente analizar las posibilidades y ventajas de reducir la población agrícola activa en cualquiera de esas circunstancias, pues antes habría que estudiar a fondo las condiciones de la demanda y de los costos de producción, calculando simultáneamente la cantidad de mano de obra que requerirá el progreso técnico o, en el caso de los países superpoblados, la magnitud del excedente actual. No obstante, se puede hacer una afirmación general en cuanto al tipo de política que tiene probabilidad de ser más eficaz. Suponiendo que se considere conveniente cierta reducción, el problema de cómo ha de lograrse consiste en realidad en determinar hasta qué punto es posible crear más empleos. Esta afirmación puede parecer más que trivial, pero en verdad es un principio que con frecuencia se pasa por alto. La principal idea de este informe ha sido demostrar que la migración reporta sus máximos beneficios cuando su causa primordial es la atracción ejercida por un volumen creciente de empleo, y el mínimo de beneficios cuando se debe sobre todo al empuje de la mala situación agrícola. Si se pretende inducir a los trabajadores a cambiar de ocupación permi- RESUMEN Y CONCLUSIONES 251 tiendo que bajen los ingresos y salarios agrícolas, en una época en que no aumentan los demás empleos, es muy posible que cunda el desempleo en la propia agricultura o que el éxodo agrícola resultante haga descender los ingresos y salarios en los demás sectores. También puede ocurrir que se sature el sector de los servicios o que el subempieo desaparezca del campo para resurgir en las ciudades. Por tanto, una consecuencia importante para la política nacional que será válida para todos los países es que la manera más benéfica y eficaz de influir en el movimiento consiste en aumentar el volumen del empleo. Si los gobiernos se fijan este objetivo, el traslado de la mano de obra se efectuará espontáneamente y no será necesario tomar disposiciones para encauzarlo, a menos que tenga efectos perjudiciales. Los fenómenos indeseables se deben a la influencia que ejercen las presiones económicas en los grupos poco privilegiados. En los países menos desarrollados, esta influencia es más fuerte que en los adelantados, y, por tanto, será preciso estudiar por separado las repercusiones que tiene para la política nacional en unos y otros. No obstante, una pauta es válida para ambos grupos: el gobierno debe proponerse mejorar las condiciones en que se desarrolla la migración reduciendo los factores de coerción y aumentando las posibilidades de opción de quienes están en peor situación para elevar su nivel de vida. Al considerar la aplicación de este principio podemos volver a la distinción entre la « manera » y la « razón » del movimiento que fué subrayada en la introducción. En los países adelantados no se plantean problemas en cuanto a las causas fundamentales del movimiento, puesto que, cuando aumenta el volumen del empleo no agrícola y avanza rápidamente el progreso técnico en la agricultura, las condiciones del movimiento son generalmente favorables. No obstante, pueden surgir problemas en cuanto a la forma en que se realice ese movimiento, que puede arrastrar a categorías mal equilibradas de la población. En los países menos desarrollados, los problemas se refieren tanto a las causas fundamentales — situación desventajosa de la agricultura y presiones que reducen los ingresos — como a las formas del movimiento — tendencia a la migración de vaivén y aparición del subempieo en la ciudad —. Es decir, los países adelantados deberán ocuparse de la « manera » en que se efectúa la migración, mientras que los países subdesarrollados deberán dar igual importancia a la « manera » que a la « razón » del movimiento. LA POLÍTICA DE LOS PAÍSES ADELANTADOS En los países adelantados, la disminución rápida de la mano de obra agrícola pone de manifiesto los factores de desequilibrio del movimiento. 252 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO Hemos visto en capítulos anteriores que, si bien la reducción de la población agrícola activa ha ido acompañada de resultados beneficiosos, la forma en que se realiza no es tan ventajosa como podría serlo. El mercado del empleo no es perfecto ; las personas que cambian de ocupación no son meras unidades de trabajo: son seres humanos, y entre ellos hay viejos y jóvenes, trabajadores calificados y no calificados, agricultores buenos y malos. Éstas son las diferencias que crean ahora problemas para la política nacional. Se pueden distinguir tres cuestiones correlacionadas, a saber: las desventajas económicas y sociales que sufren los asalariados agrícolas; la inmovilidad de los agricultores más pobres y menos eficientes, y las desventajas sociales del habitante del campo. Al considerar los tipos de acción que pueden servir para resolver estos problemas es preciso recordar que, en casi todos los países, los gobiernos ya dan mucha ayuda financiera a la agricultura en diversas formas : mediante los precios subvencionados, las tarifas aduaneras y los subsidios directos. Claro está que las tarifas aduaneras proteccionistas no son una novedad; en varios países de Europa occidental se aplican desde hace mucho tiempo. En cambio, la asistencia financiera con su magnitud actual data de la segunda guerra mundial. Fué instaurada, en parte, porque la situación de la balanza de pagos de los susodichos países exigía que se redujera la importación de alimentos y se aumentara la producción nacional; en parte, porque los agricultores siempre han dispuesto de gran influencia política, y en parte, porque los gobiernos están decididos a impedir que se repita lo ocurrido en los años treinta. La falsedad de la creencia de que la agricultura llega a ser más eficiente cuando bajan los precios quedó demostrada durante la gran crisis (época en que bajó el rendimiento agrícola por falta de capital) y durante el reciente período de prosperidad, en que se aceleró enormemente el progreso técnico. En la política actual de los gobiernos la agricultura ha pasado a ocupar un nuevo lugar en la economía. Su posición se ha estabiüzado, frente a los demás sectores, al aceptarse el principio de que los ingresos de los agricultores deben determinarse por referencia a cierta norma. En varios países (Países Bajos, Suecia y República Federal de Alemania) se ha fijado un nivel que se considera adecuado en relación con los ingresos de ocupaciones comparables. Como corolario de la ayuda financiera ha ganado aceptación el principio de que el Estado debe ayudar a la agricultura para que llegue a ser más eficiente; en algunos países, esta ayuda es amplísima e incluye la racionalización de la disposición interna de las haciendas y la construcción de obras públicas, tales como caminos, sistemas de avenamientos y depósitos de mercaderías. RESUMEN Y CONCLUSIONES 253 Sin embargo, no se faltaría a la verdad si se dijera que en ningún país se han seguido hasta el final las repercusiones sociales implícitas en el nuevo concepto. En particular no se ha tenido muy en cuenta el aspecto laboral. El hecho de que probablemente siga disminuyendo la mano de obra no subsana la necesidad de preparar por anticipado el mejoramiento de su condición y de sus calificaciones. Como dijo un economista francés, no se pueden ya tolerar las adaptaciones negativas y a ciegas del pasado : es necesario prepararse para las transformaciones como proceso evolutivo, y no meramente para soportarlas; esto quiere decir que debe facilitarse el movimiento a la joven generación ofreciéndole formación en otras ocupaciones, al tiempo que se mejore la capacitación y la ciencia de quienes permanezcan en la agricultura 1 . La situación de los asalariados En lo que al primer problema se refiere, la nueva política agrícola ha beneficiado más a los agricultores por cuenta propia que a los asalariados, en parte, porque los propietarios han resultado más capaces de defender sus propios intereses que los sindicatos de trabajadores rurales y, en parte, porque la mecanización ha permitido a los propietarios prescindir de los braceros. En varios países, los salarios agrícolas no se han elevado en la misma proporción que la productividad, aunque han subido en relación con los salarios de otras ocupaciones. Todavía siguen mereciendo atención otras desventajas, como la mala vivienda, aun en los países en que disminuye rápidamente la mano de obra agrícola, pues la reducción del número de trabajadores no basta para que la situación de la vivienda mejore hasta satisfacer las normas modernas. Entonces se plantea el problema de decidir si, junto con las subvenciones para mantener los ingresos de los agricultores, no habría que tomar ciertas medidas para que la mayor productividad reporte más ventajas a los asalariados. En Nueva Zelandia, la ley determina los salarios mínimos correlacionándolos con los precios garantizados que se fijan para los productos de lechería. Estas disposiciones se apUcaron primero a las granjas lecheras y luego se hicieron extensivas a los trabajadores de las haciendas y centros que se dedican a la producción comercial de lana, carne y cereales, así como a la horticultura, la floricultura y las empresas tabacaleras 2 . En Australia, la concesión de subsi1 M. FEBVAY : « La population agricole française •— Structure actuelle et évolution », en Etudes et conjoncture (Institut national de la statistique et des études économiques, Paris), vol. 11, num. 8, agosto de 1956, pág. 734. 2 CONFERENCIA INTERNACIONAL DEL TRABAJO, trigésima tercera reunión, 1950, Informe VII (1): Fijación de salarios mínimos en la agricultura (O.I.T., Ginebra, 1949), págs. 86-87. 254 POR QUE ABANDONAN EL CAMPO dios a los propietarios de granjas lecheras suscitó la cuestión del nivel de vida de sus trabajadores y llevó al laudo que reglamenta actualmente los salarios y las condiciones de trabajo en las granjas lecheras *. El grado en que la mecanización de la agricultura ha sido causa del movimiento acelerado de emigración en los últimos años se presta a controversias, puesto que se necesitaría una encuesta minuciosa para saber hasta qué punto los trabajadores son despedidos porque quedan sobrantes. El predominio de los grupos de menor edad en la masa de desplazados parece indicar que el despido no constituye la principal causa del movimiento. Es probable que el principal efecto de la mecanización sea indirecto : al reducir la demanda de mano de obra, los agricultores no tienen ya motivo para elevar los salarios. Ahora bien, aunque la mecanización reduzca la demanda de mano de obra agrícola en general, puede aumentar al mismo tiempo la demanda de trabajadores calificados. La estructura actual de los salarios agrícolas de algunos países está mal adaptada para intensificar la correspondiente oferta y probablemente deba ser reformada para que los trabajadores más jóvenes se sientan incitados a permanecer en la agricultura. A este propósito conviene pensar también en los programas de formación profesional para los asalariados agrícolas. Así, pues, puede deducirse la conclusión general de que los gobiernos debieran correlacionar, en su política agrícola, las medidas destinadas a elevar la producción y los ingresos agrícolas con medidas para mejorar la situación del bracero. Para aplicar este principio quizá haya que implantar una estructura de salarios que corresponda a las necesidades del trabajador calificado, quien aspira a mejores condiciones de empleo, mejor vivienda, mayores oportunidades de formación profesional, mayor igualdad de oportunidades en materia de educación y extensión de los regímenes de seguridad social a los trabajadores de la tierra. La inmovilidad de los agricultores con ingresos bajos En todos los países adelantados que se han estudiado, con excepción de Dinamarca, existen sectores de la colectividad agrícola que quedan a la zaga del rápido aumento de la productividad del trabajo y que siguen ganando poco. Las razones son diversas : exigüidad de las parcelas, edad avanzada, distancia de los centros urbanos o malas tierras. Con frecuencia estas desventajas se encuentran reunidas, en cuyo caso de hecho atan al agricultor a su finca. No hay motivos para pensar que esas personas se desplazarían más fácilmente si sus ingresos bajaran más aún, puesto 1 Fijación de salarios mínimos en la agricultura, op. cit., págs. 68-70. RESUMEN Y CONCLUSIONES 255 que su falta de adaptabilidad les dificulta cualquier cambio de empleo. Más aún: tampoco hay razón para suponer que tendrían mayor eficiencia en otras ocupaciones. En este caso, el problema consiste en mantener el equilibrio entre los intereses del consumidor, que sale beneficiado cuando aumenta la eficiencia, y la necesidad social de mantener los ingresos de estos grupos para que no desciendan por debajo de lo admisible en nuestros días. Varios gobiernos, incluidos los de Estados Unidos, Reino Unido, Suecia y Noruega, están ayudando directamente a esos agricultores. En Estados Unidos se ha ampliado recientemente la asistencia para darles la posibilidad de mejorar sus métodos de trabajo. Cuan difícil es aplicar esta política quedó demostrado por lo ocurrido en Gran Bretaña con los subsidios a los agricultores marginales: se han mantenido los ingresos al nivel de los salarios agrícolas normales, pero poco ha progresado la productividad; en el último programa, que hará extensiva tal asistencia a todos los pequeños agricultores con ingresos inferiores a cierta suma, los subsidios estarán sujetos al compromiso de efectuar mejoras. Suecia ha resuelto el dilema concediendo tales subsidios sólo como medida de carácter social y transitorio. Los pequeños agricultores son subvencionados para facilitarles la transición a una « agricultura racionalizada », lo cual puede causar dificultades a quienes abandonen la tierra, aunque beneficiará a la larga a los consumidores y a los productores. Por razones sociales, tal ayuda parece justificarse sin reservas, pero su carácter esencialmente transitorio impone la necesidad de desplegar esfuerzos especiales para ayudar a la generación joven de esas explotaciones a capacitarse mejor para trabajar en el campo o a aprender otros oficios poniendo a su disposición mayores facilidades de formación profesional. Cuando la inmovilidad y la pobreza del campesino están tan acusadas que originan diferencias regionales en la productividad, como ocurre en Francia, la ayuda directa puede no bastar y las medidas pertinentes serán parte de las que exige el marasmo de la vida rural, tema del pasaje siguiente de este capítulo. Las desventajas sociales de los habitantes del campo Dada la tendencia de los agricultores más viejos y menos adaptables a permanecer en la tierra, es más alto el índice de movimiento entre los jóvenes, entre los más instruidos y acaso entre los más emprendedores. Este proceso negativo de selección puede sumir a las zonas rurales en el marasmo y el empobrecimiento cultural que, a juicio de los sociólogos, siempre han sido el verdadero peligro del éxodo rural. Los economistas se inclinan a veces a descartar esa advertencia calificándola de quimera 256 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO romántica, puesto que ese empobrecimiento es imponderable en sus efectos. Sin embargo, el descuido del bienestar social en el campo puede representar una pérdida económica si se establecen reacciones en cadena que priven a la agricultura de la mano de obra joven que necesita para mejorar su eficiencia. Actualmente se considera que los servicios sociales son esenciales para elevar el nivel de vida, y su carencia o inferioridad agravan las desventajas de la vida en el campo y la disparidad de ingresos entre los trabajadores urbanos y los rurales. Además, es probable que la juventud sienta más dolorosamente estas desventajas. Tales inconvenientes se manifiestan al máximo cuando se trata de los medios de enseñanza. Las investigaciones realizadas en Estados Unidos y en los Países Bajos han mostrado que los jóvenes más instruidos son quienes emigran porque están mejor preparados para cambiar de ocupación. La investigación de los Países Bajos también ha mostrado que el sistema educativo tiende a formar a los niños para ejercer profesiones urbanas, de modo que quienes permanecen en la tierra no están tan bien preparados para desempeñarse aunque tengan la misma inteligencia que los habitantes de la ciudad. Otro aspecto de esta tendencia « urbana » de la enseñanza es que los hijos de campesinos que postergan demasiado la decisión de abandonar el campo están condenados a ejercer trabajos de poca jerarquía porque no tuvieron tiempo de aprender bien otra profesión. Si se ampliaran las facilidades de formación profesional, quizá se evitaría el desperdicio del caudal humano que supone el abandono de la agricultura por jóvenes que le han dedicado varios años y que no han podido seguir cursos más adelantados o adquirir suficientes calificaciones para conservar la posibilidad de opción entre varios trabajos no agrícolas. Al aplicar esta política es indispensable mejorar simultáneamente la enseñanza general en el campo y orientarla según la nueva concepción del lugar que ocupa la agricultura dentro de la economía, a fin de dar a la población las calificaciones que exigirá la agricultura del futuro. En este año 1960 ha llegado el momento de prever las necesidades del siglo xxi, en la misma forma en que Dinamarca planeó en 1860 su educación rural para satisfacer las necesidades del siglo xx. Las demás desventajas sociales con toda probabilidad son menos importantes de lo que eran antes. Las imponderables atracciones de la ciudad, tan frecuentemente señaladas como causa del éxodo rural, están ahora ampliamente difundidas en las zonas adyacentes a las ciudades. Es más, en los países muy urbanizados — Estados Unidos, Reino Unido y Países Bajos —, los problemas típicos de la urbanización no provienen de la afluencia de trabajadores rurales, sino del establecimiento de los RESUMEN Y CONCLUSIONES 257 trabajadores urbanos en la campiña circundante, que da origen al fenómeno del « desparramamiento urbano » y a la pérdida de tiempo hábil en largos viajes de la casa al trabajo. El proceso cumulativo inverso, o sea el despoblamiento del campo y el marasmo de la vida rural, se manifiesta fuera de las zonas suburbanas. No es un problema nacional en ninguno de los países estudiados en esta obra, aunque se observa bastante extensamente en Francia. Es virtualmente insuperable cuando reviste su forma extrema: la región que va muriendo. Las soluciones deben buscarse por el camino de la descentralización industrial. La decadencia de las aldeas constituye un aspecto de los planes de urbanismo y fomento rural más que de la política agrícola, pero los problemas de dicha decadencia se atenuarán y se podrán evitar si se presta mayor atención a las necesidades de enseñanza y formación profesional de los hijos de los agricultores y asalariados agrícolas. LA POLÍTICA DE LOS PAÍSES MENOS DESARROLLADOS En los países subdesarrollados, las consecuencias del éxodo agrícola para la política son mucho más amplias; de hecho, para analizarlas adecuadamente habría que entrar en el estudio de las complejas controversias que despierta actualmente lo que se ha dado en llamar el « problema del desarrollo insuficiente ». Además, las situaciones son sumamente diversas; algunos países se desarrollan rápidamente y otros permanecen estáticos. No podemos hacer más que subrayar algunos aspectos de la migración que parecen tener repercusiones para la política nacional de muchos países. La alta proporción de la población activa que se dedica a la agricultura y su aumento continuo aparentemente indican que esos países deberían proponerse ante todo estimular la emigración, con objeto de evolucionar hacia una estructura profesional semejante a la de los países adelantados, donde la agricultura ocupa a una porción muy pequeña de toda la población activa. Para mejorar el rendimiento agrícola y la productividad del trabajo en general, el movimiento acelerado es una necesidad imperiosa en los países cuyas poblaciones rurales son densas y siguen creciendo. Sin embargo, al plantear el problema en estos términos se hace caso omiso de algunas diferencias básicas en la situación económica de la agricultura en los países adelantados y en los menos desarrollados. Estas diferencias se expusieron con bastante detalle en el capítulo VIL Su aspecto capital es que en la mayor parte de los países poco desarrollados la producción de alimentos no crece a la par de la población. La escasez de alimentos, y no la superproducción, impulsa al campesino a 258 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO buscar trabajo en las ciudades. En consecuencia, toda solución debe centrarse en la productividad del trabajo agrícola y no en la reducción de la mano de obra. Puesto que en la mayor parte de los países subdesarrollados estudiados en este informe la cadencia de desplazamiento no es suficiente — ni podría acelerarse suficientemente — para reducir la magnitud de la mano de obra y llevar a la escasez de brazos, pasarán muchos años antes de que se pueda mejorar la productividad agrícola intensificando el movimiento de los trabajadores. Más aún, aunque quizá sea cierto que la población activa produciría más por habitante si fuera más reducida, no se puede deducir automáticamente que dicha reducción llevaría de por sí a un aumento inmediato de la producción agrícola. Hay una salvedad capital, y es que paralelamente deben estimularse las inversiones con medidas positivas. En cuanto al problema de definir en qué forma la reducción de la población agrícola activa, en sus primeras etapas, puede elevar la productividad, las pruebas presentadas en este estudio indican que quizá no haya correlación alguna entre los dos fenómenos. Aunque este estudio no abarca una gama suficiente de situaciones para posibilitar conclusiones definitivas, da ciertas indicaciones sobre dos países en proceso de industrialización acelerada — Pakistán y Yugoslavia — que han conseguido detener la afluencia de mano de obra a la agricultura absorbiendo en otras ocupaciones una proporción suficiente del crecimiento natural para que la población agrícola se mantuviera inalterada o se redujera. El caso de Pakistán es de particular interés, puesto que, al igual que la India, sufre de un exceso de población rural. En los últimos años, el movimiento emigratorio aparentemente ha sido lo bastante rápido para evitar el crecimiento de la población agrícola activa. Sin embargo, la producción agrícola total no ha aumentado, ni tampoco la producción per capita, entre otras razones porque no se han invertido suficientes capitales para mantener en buen estado los sistemas de irrigación. Yugoslavia está en una situación similar, aunque más favorable. Durante el período que medió entre las dos guerras mundiales se consideraba que había un exceso de mano de obra agrícola. Desde la segunda guerra mundial se han concentrado nuevas inversiones en la expansión industrial y los nuevos empleos que han creado son suficientes para reducir en cierto grado la población agrícola y también para provocar cierto movimiento de vaivén de la mano de obra. Sin embargo, el promedio de la producción agrícola anual, en el período 1950-1957, ha permanecido por debajo del nivel registrado entre las dos guerras, y ha sido necesario importar alimentos, de tal modo que se han gastado en bienes de consumo los créditos extranjeros que podrían haberse invertido en la economía. RESUMEN Y CONCLUSIONES 259 En ninguno de los dos países la estabilización o reducción de la población agrícola activa ha mejorado la productividad del trabajo porque faltaba el capital. Como la mayor parte de los países menos desarrollados tropiezan con enormes dificultades para impedir la afluencia de gente a la población agrícola activa, vale la pena recalcar que no se puede confiar en que una emigración más rápida, por sí misma y sin ninguna inversión de capital, eleve el nivel de producción per capita en la agricultura. El caso del Japón sirve para demostrar lo mismo desarrollando la argumentación a la inversa. Durante un largo período anterior a la segunda guerra mundial, la población agrícola permaneció inalterada (14 millones), y, a pesar de la saturación demográfica en las zonas cultivables, la producción por habitante iba en aumento. A partir de la segunda guerra mundial, la población agrícola se estabilizó nuevamente, pero en 18 millones de seres, o sea que actualmente las zonas cultivables están más congestionadas y las haciendas son más pequeñas. Se podría suponer que iban a bajar la producción por habitante y los ingresos agrícolas ; sin embargo, gracias al cultivo más intensivo, al perfeccionamiento de la irrigación y al alza de los precios, aumentaron la producción y los ingresos. Así, pues, incluso si crece la población activa y empeora la razón entre los habitantes y las superficies cultivables, la producción y los ingresos agrícolas pueden aumentar. Por consiguiente, hay motivos para pensar que en la práctica no es tan fácil ni tan beneficioso como parece desplazar de la tierra a la población rural. La migración puede llegar solamente a repartir por igual la miseria entre todos los habitantes; puede ser demasiado lenta para acabar con la pobreza rural y la presión sobre la tierra, y demasiado rápida, sin embargo, para las ciudades que deben reajustar sus empleos y condiciones de vida a esa afluencia; es posible que lleve al despilfarro del potencial de trabajo y a conflictos innecesarios entre las exigencias de la vida y los medios de ganarla. En todos estos casos, la migración puede ser un síntoma de zozobra económica y de una situación nociva que debe ser saneada. Huelga decir que en tales condiciones no es de desear que se acelere el éxodo rural. Condiciones del desarrollo Cuando se sostiene que es preciso desplazar a los trabajadores del campo a la ciudad para alcanzar una estructura igual a la de los países adelantados se pasan por alto algunas de las diferencias fundamentales en la situación actual de los países subdesarroUados. Si la alta proporción de población agrícola activa en los países menos desarrollados reflejara 260 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO simplemente una fase inicial del mismo proceso de desarrollo que atravesaron los países adelantados durante el siglo pasado, semejante evolución se realizaría inevitablemente a su debido tiempo, aunque tardara bastante. Pero los países subdesarrollados no están siguiendo los pasos de los adelantados : se están desarrollando en condiciones completamente diferentes, entre otros motivos a causa de sus antecedentes demográficos distintos, de la diversidad de métodos agrícolas y de la diferencia en su proceso de urbanización. Factores demográficos. El crecimiento de la población es en general rápido en los países subdesarrollados, en comparación con los avanzados. Ciertas regiones de América latina poseen índices altísimos de crecimiento demográfico y se caracterizan por una intensa emigración del campo, según lo muestra la rápida disminución de la fracción de la población económicamente activa que corresponde a la agricultura. Es cierto que esta disminución no es sino relativa : para reducir realmente la población activa se necesitaría una emigración mucho más caudalosa, y tal reducción no es necesariamente deseable cuando escasean los alimentos y abunda la tierra. En los países asiáticos, en cambio, el índice de aumento demográfico no es alto para lo que suele ser en los países subdesarrollados, pero la población rural es muy densa y la emigración es reducida, de modo que la población agrícola aumenta casi con tanta rapidez como el total de habitantes. En estas condiciones, no se logrará la reducción de la población agrícola activa sin un ritmo mucho mayor de inversiones en la industria o una reducción del índice de crecimiento demográfico, o sea dos medidas a largo plazo que no son factibles en lo inmediato. Condiciones de urbanización. La urbanización en los países subdesarrollados tiene su origen en el movimiento en masa de personas hacia centros populosos donde no existe necesariamente el pleno empleo. Los estudios de las ciudades asiáticas muestran que los campesinos se colocan en empleos pasajeros mal remunerados y se instalan en los barrios bajos hacinados. Los datos correspondientes a los países latinoamericanos muestran que éstos se urbanizan más rápidamente de lo que se industrializan y que, a medida que crecen las ciudades, también crece el sector de los servicios sin que aumente paralelamente la renta nacional. Son muy pocos los países subdesarrollados que pueden proporcionar a los nuevos habitantes urbanos suficientes viviendas o servicios sociales ; además, como es corriente que se descuide el problema de RESUMEN Y CONCLUSIONES 261 la vivienda, la urbanización significa en la mayor parte de tales naciones un aumento de los tugurios y de los « barrios de ratas ». Empleo ineficaz de los recursos agrícolas. La mayor parte de los países menos desarrollados están tratando actualmente de edificar industrias cuyos cimientos están formados por una agricultura pobre, con técnicas atrasadas, que hacen incluso desperdiciar la tierra y agotan la fertilidad del suelo. En América latina, además de la economía en conjunto, la agricultura misma está desequilibrada, puesto que los capitales se invierten en la producción de exportación, donde también se modernizan las técnicas, y se descuida la producción de alimentos. La disminución de la mano de obra no trae consigo automáticamente una mejor utilización de la tierra y métodos más perfeccionados de trabajo: antes sería necesario reformar mucho más radicalmente la distribución de los capitales, el régimen agrario y el sistema de conservación de los suelos. De ahí que sea utópico sugerir que la política nacional de los países subdesarrollados debería consistir en acelerar el movimiento para llegar a una estructura profesional semejante a la de los países adelantados. Tal finalidad puede ciertamente ser deseable como última etapa de un largo proceso de desarrollo, pero, como objetivo inmediato, está fuera de las posibilidades reales. Además, supone una confusión de los síntomas del crecimiento económico con sus causas. Aunque parezca paradójico, la política del gobierno tiene mayor probabilidad de resolver con éxito el problema de la migración si procura, no intensificar el movimiento, sino mejorar las condiciones en que se realiza, lo cual significa sobre todo que es preciso mejorar las condiciones económicas y sociales de la mano de obra agrícola. No hay ninguna razón para posponer dicho mejoramiento hasta que llegue el día muy distante en que escasee dicha mano de obra. No hay que tratar de detener el movimiento de mano de obra, sino de elevar el nivel de ingresos decisivo para inducir a los trabajadores a cambiar de ocupación. Si los propietarios y trabajadores agrícolas pudieran producir y ganar más, seguiría habiendo un movimiento emigratorio, siempre que aumentaran los empleos en los demás sectores, pero los campesinos tendrían posibilidades de opción en vez de estar forzados por necesidad a abandonar la agricultura. Política de desarrollo equilibrado Se ha dicho con razón que: ... en el fomento económico de los países subdesarrollados no debe darse lugar preponderante a la adquisición de capital industrial o al movimiento de 262 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO la mano de obra rural hacia otras profesiones. Ese lugar debe corresponder más bien a la elevación del nivel de capacitación de la población y a la introducción de nuevas técnicas, no siempre por un mero traslado desde los países avanzados, donde la distribución proporcional de los factores económicos es diferente, sino por la elaboración de sistemas concordes con las necesidades propias del país. Deberían desplegarse esfuerzos para elevar la productividad en todas las fases de las actividades económicas del país 1 . Este párrafo resume muy bien las conclusiones que se infieren de nuestro estudio. Dado que hoy en día la industria es el sector favorecido en la mayor parte de los países menos desarrollados, equilibrar los programas de fomento significa, en la práctica, prestar mayor asistencia y atención a la agricultura. Hay que mejorar la productividad de la tierra y de sus trabajadores para elevar los niveles de vida, tanto de la ciudad como del campo; además, es una condición esencial de la expansión económica general, porque muchos países subdesarrollados están obligados actualmente a utilizar sus escasas divisas para importar alimentos, en vez de maquinaria industrial y materias primas. Las condiciones en que se modifica la distribución profesional son sólo un aspecto de esta necesidad básica de aumentar la producción de alimentos, la cual, a su vez, plantea problemas económicos más amplios, en que intervienen los factores financieros que incitan a abandonar el campo. Es evidente que, en los países poco desarrollados, las medidas para equiparar todos los ingresos deben ser de amplio alcance y no concretarse a un solo sector de la economía; no bastará con que sean meras adaptaciones de disposiciones ya aceptadas, como ocurre en los países adelantados. Entre tales medidas figuran normalmente la ayuda directa del Estado para proteger los ingresos agrícolas, la estabilización del empleo y de los salarios en el campo y el estímulo a las inversiones agrícolas públicas y privadas. Ayuda directa del erario público a los ingresos agrícolas. Si los demás sectores de la economía son demasiado insignificantes o pobres para hacer un verdadero aporte a la renta nacional, la ayuda del Estado al agricultor será forzosamente limitada. Sin embargo, no ocurre así en todas partes. En las economías que se industrializan con rapidez empleando fuertes inversiones en los sectores urbanos no cabe la menor duda de que se podría fomentar enérgicamente la producción de alimentos asignando una mayor fracción de la renta nacional al desarrollo agrícola y rural o subvencionando directamente la producción de alimentos. Tales medidas parecen ser particularmente oportunas en 1 K. O. CAMPBELL: «Rural Population Movements in Relation to Economic Development », en Proceedings of the Tenth International Conference of Agricultural Economists (Oxford University Press, Londres, 1960), pág. 319. RESUMEN Y CONCLUSIONES 263 los países que actualmente deben utilizar una gran proporción de sus divisas para importar alimentos. Estabilización del empleo y de los salarios. Cualquier medida con que se pretenda proteger al productor primario recurriendo a la estabilización de los precios mundiales exige un acuerdo internacional, y tratándose de algunos géneros, esos acuerdos tropiezan con obstáculos casi insuperables. En todo caso, siempre y cuando rijan acuerdos sobre la estabilización de los precios y de la producción, sería sumamente conveniente que fueran acompañados de disposiciones sobre la estabilización del empleo y sobre la garantía de un salario mínimo, a fin de que los asalariados se beneficien también de la mayor estabilidad de la producción. Asignación a la agricultura de una fracción mayor del presupuesto de fomento. El olvido de que ha sido víctima la agricultura en el planeamiento de la política de fomento es una de las principales razones de la penuria de capitales que padece y del desequilibrio de la estructura económica, fenómenos que se estudiaron en el capítulo VII. La idea de que « industrialización » es sinónimo de « poderío y prosperidad » tiene múltiples orígenes, entre los cuales está el hecho de que los países que vivían antiguamente de la exportación de productos agrícolas, sobre todo entre las dos guerras mundiales, comprobaron que el estar supeditados a una economía mundial inestable entorpecía su desarrollo industrial. Pero actualmente es la escasez de alimentos la que yugula su expansión industrial, y tendrán que invertir más capitales en la agricultura para que triunfe su programa de industrialización. Estímulo a las inversiones privadas en la agricultura. El aumento de las inversiones no es simplemente cuestión de dedicar más fondos públicos a proyectos ambiciosos, sino igualmente de poner esos fondos al alcance del propio agricultor y de encontrar formas de organización que atraigan los ahorros de muchas fuentes modestas, por ejemplo, mediante el fomento vecinal o los sistemas de crédito cooperativo. Hemos visto cuánta atención prestan los países adelantados a este propósito y con qué continuidad tratan de mejorar su estructura agrícola, aunque ya hayan alcanzado un alto rendimiento por hectárea y por persona. La cooperación ha sido un factor primordial del progreso social, económico y técnico a largo plazo en la agricultura. Tampoco hay que olvidar el sistema de distribución de la tierra: cuando entorpece la expansión agrícola, es preciso asimismo reformar la estructura agra- 264 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO ria, medida que se examina a continuación como parte de la reforma social. Reforma agraria Uno de los principales medios para mejorar la suerte de los grupos poco privilegiados es la reforma agraria. Cuando la propiedad de la tierra está concentrada en manos de latifundistas, los poco privilegiados forman una gran parte de la población agrícola y en ellos recaen los efectos de los ingresos reducidos, del subempieo, de la falta de seguridad, de la situación social inferior y de la falta de medios de enseñanza. Junto a los asalariados están también los aparceros y medieros, aunque con frecuencia estas categorías no estén bien delimitadas porque los pequeños agricultores pueden colocarse como asalariados durante la época de la cosecha. También figuran entre los poco privilegiados las comunidades primitivas de indígenas que subsisten penosamente al margen de la economía, la cual tiende a desintegrarlas poco a poco. Estos islotes de pobreza y de inseguridad existen en todo el mundo subdesarrollado, y cuando son de dimensiones considerables representan una amenaza para los niveles de vida urbanos. Si bien la reforma agraria puede contribuir a reducir dichos islotes, rara vez puede eliminarlos del todo. Las medidas para distribuir más equitativamente la propiedad, para dar mayor seguridad a los arrendatarios y para colonizar nuevas parcelas pueden elevar los ingresos agrícolas y disipar un tanto la inseguridad de los grupos poco privilegiados, pero no se ha visto nunca una reforma agraria, por radical que fuera, que garantizara tierras a todos los campesinos. A pesar de todo, una distribución más amplia de la propiedad puede ciertamente estabilizar y aumentar el volumen del empleo y de la producción agrícola, puesto que posibilita una utilización más completa de la mano de obra familiar. En los latifundios de los países subdesarrollados se procura reducir los costos de mano de obra empleando braceros únicamente durante la época de mayor actividad, de manera que éstos quedan sin trabajo durante largos períodos del año. En cambio, si se les da la posibilidad de trabajar una parcela por cuenta propia tendrán aliciente para laborar con mayor regularidad: tratarán de diversificar los cultivos y de criar animales porque así podrán distribuir el trabajo entre más personas y dar ocupación a sus familias; también podrán desarrollar su capacidad de iniciativa y sus dotes de administradores. Cuando la redistribución de la propiedad va acompañada de inversiones públicas para mejorar la tierra o abrir nuevas zonas al cultivo, la producción aumentará con mayor impulso. El requisito previo más importante para el éxito de las reformas agrarias o de los programas de colonización RESUMEN Y CONCLUSIONES 265 probablemente sea contar con un mercado que garantice al nuevo propietario una retribución segura de su trabajo y lo acicatee para perfeccionar su explotación. Se necesitan reformas de esta naturaleza en todos los países donde se cultive la tierra demasiado extensivamente en relación con la demanda de alimentos y donde se puedan lograr grandes aumentos de la productividad mejorando la agricultura y beneficiando nuevas tierras. A este propósito debe señalarse que las parcelas que se concedan a los nuevos propietarios no deben ser demasiado pequeñas. En México, que llevó a cabo la redistribución de tierras más amplia del mundo, si no se cuenta a los países de Europa, las parcelas del ejido eran demasiado pequeñas durante las primeras etapas de la reforma y los terrenos eran demasiado malos o habían sufrido demasiada erosión para ocupar cabalmente a toda la familia, con el resultado de que buena parte de los nuevos agricultores tuvieron que seguir colocándose de vez en cuando fuera de sus parcelas 1. En las colonias establecidas posteriormente se constituyeron lotes más grandes y se modernizaron los métodos de cultivo. En la mayor parte de los países latinoamericanos queda un amplio margen de acción en ese sentido. Es una necesidad impuesta por razones sociales, y también porque hay que restablecer el equilibrio entre los cultivos para la exportación y la producción de alimentos. Aquellos que gozan de abundancia de tierras no tendrán dificultad, en sus proyectos de redistribución de la tierra, para asignar a cada colono una parcela suficientemente grande para que pueda ocupar plenamente a su familia. En cambio, la reforma agraria que se ha realizado en los países de Asia ha consistido principalmente en conceder la propiedad de las parcelas o en garantizar su tenencia a los arrendatarios que ya las trabajaban. En tales casos no hay probabilidad de que aumente el empleo, aunque pueden mejorar los ingresos de los cultivadores, que quizá inviertan más capitales. A veces, los asalariados no participan en la distribución de la propiedad, en cuyo caso todo el trabajo es efectuado por las familias de los beneficiarios, y los trabajadores sin tierras pierden más posibilidades aún de colocarse. En los casos en que la parcela concedida es demasiado pequeña para ocupar todo el tiempo a su propietario o para darle ingresos suficientes, el nuevo agricultor, con su tenencia asegurada, tendrá más libertad para buscar un trabajo accesorio. Se ha notado esta tendencia 1 O.I.T. : Poblaciones indígenas: Condiciones de vida y de trabajo de los pueblos autóctonos de los países independientes, Estudios y documentos, nueva serie, núm. 35 (Ginebra, 1953), pág. 258. 266 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO en el Japón, donde la combinación tradicional de la agricultura con otros oficios ha sido reforzada por la seguridad de la tendencia. Aun cuando no mejora mayormente el volumen de empleo, la reforma agraria puede ser útil como medio de amenizar la vida de aldea transformando la mentalidad de sus habitantes. « Durante los últimos diez años se ha observado que mejoraba considerablemente el ambiente de felicidad en las aldeas japonesas », escribe una autoridad en materia de reforma agraria en el Japón 1 . No deben olvidarse tales elementos imponderables, aunque sólo constituyan los subproductos de la política adoptada y no su objeto principal. Las tensiones sociales Existen suficientes pruebas para indicar que el éxodo a las ciudades provoca tiranteces y tensiones sociales de magnitud desconocida en los países adelantados. En Norteamérica o en Europa occidental, el abandono de la tierra en las condiciones de vida contemporánea puede no significar más que un cambio de empleo, pero en los continentes donde predomina la población agrícola la emigración a la ciudad puede constituir un desarraigo completo y una ruptura con la familia, los vecinos, las costumbres y aun la religión. La brecha que separa la ciudad del campo puede ser un abismo entre dos mundos diferentes. En otras circunstancias, el cambio puede llevar consigo un mejoramiento del bienestar. En el estudio sobre Venezuela que figura en el capítulo VI se muestra la importancia que atribuye la gente del campo a los servicios escolares y a las mejores condiciones sanitarias existentes en las ciudades. Cuando las instituciones de la aldea son rígidas y opresivas, la vida de la ciudad, con sus actitudes sociales más igualitarias, puede representar una forma de liberación. Sin embargo, también pueden citarse ejemplos de grave tensión social: un caso extremo es el de los trabajadores migrantes de África al Sur del Sahara. Aunque esa migración les reporte ganancias económicas, las condiciones de la vida urbana no ofrecen perspectivas de integración social y se manifiesta aún el sentimiento de obligación hacia la tribu (aunque se esté desintegrando la estructura tribual). También se manifiestan con crudeza las dificultades de adaptación cuando las ventajas económicas del desplazamiento son pequeñas y precarias y cuando las condiciones sociales de la ciudad no son mejores que las de la aldea. De los estudios sobre la urbanización en la India que figuran en el capítulo V se deduce indiscutiblemente que, al trasladarse a la ciudad, 1 R. P. D O R E : Land Reform in Japan (Oxford University Press, Londres, Nueva York y Toronto, 1959), pág. xvii. RESUMEN Y CONCLUSIONES 267 los trabajadores rurales no gozan de mejores posibilidades de enseñanza ni de mejores condiciones sanitarias; en realidad, según el estudio de Delhi, las condiciones de higiene de la ciudad son incluso peores que las de la aldea. Además, los campesinos abandonan de mala gana su ambiente tradicional y tratan de mantener sus vínculos con él regresando periódicamente. En el Brasil, la tensión se manifiesta por la extraordinaria frecuencia de los casos de mala adaptación física y mental entre los trabajadores industriales. Es corriente la idea de que esas tensiones sociales deben aceptarse como consecuencia inevitable de la nueva « revolución industrial », como si todos los países y grupos de individuos de la actualidad debieran necesariamente sufrir las mismas dificultades de adaptación que experimentaron hace un siglo los países adelantados de hoy en día. Este tipo de mentalidad puede impedir los cambios de política con los cuales se podrían indiscutiblemente evitar algunos de los peores efectos. Más aún, se pasa por alto que el aparato del Estado moderno ha sido ideado para poder atender a tales problemas sociales. La tensión social es más evidente en el movimiento de vaivén, que agudiza el desperdicio de mano de obra inherente a los desplazamientos. Debe subrayarse que tal movimiento, cuando es un fenómeno crónico y no transitorio, origina los problemas más serios de cuantos han sido considerados en este informe y que no son en modo alguno un mal inevitable de « la revolución industrial ». Aparece cuando la agricultura no alcanza a mantener a su población y la industria no alcanza a ofrecer a sus trabajadores condiciones adecuadas de vida y de trabajo. Por tanto, es, en esencia, un problema social y puede ser suprimido con medidas de reforma social. Entre tales medidas pueden incluirse, por ejemplo, la supresión de cualquier precepto que prohiba el afincamiento en las ciudades; el mejoramiento de los servicios sociales y de las viviendas en los centros urbanos ; la reinstalación de los agricultores en mejores tierras ; la descentralización de la industria para extenderla a las pequeñas ciudades, y la reforma del régimen agrario donde la desintegración del ordenamiento tribual haya provocado el derrumbe o la degeneración de los sistemas comunales de propiedad y de cultivo. Se necesitarán medidas de diferentes clases en los diversos ambientes porque el desequilibrio del mercado del empleo tiene diferentes causas. Siempre que se proceda a la acción en ambos frentes, en la agricultura y en la industria, no hay razón de que el problema sea insuperable. * * Recapitulando, las medidas que tomen los países adelantados, al igual que los menos desarrollados, no deben tener el propósito de esti- 268 POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO mular o impedir la migración interna como tal, sino el de mejorar las condiciones en que se realiza. Si se considera oportuno acelerar el desplazamiento con el fin de mejorar la eficiencia agricola, el método más eficaz y beneficioso consiste en elevar las condiciones de empleo en las demás ocupaciones y en orientar las nuevas industrias hacia regiones donde el movimiento no sea muy intenso. La política nacional debería fijarse la pauta de ampliar las posibilidades de opción entre varias ocupaciones y de atenuar las presiones que perjudican más gravemente a los grupos poco privilegiados. Este principio no se puede aplicar uniformemente. Los países adelantados deberán concentrarse primordialmente en mejorar los ingresos y las condiciones de vida de los trabajadores asalariados. En cuanto a la población agrícola en general, el citado principio debe llevar a ofrecerle mayores oportunidades de formación profesional y cultura general, tanto para que la futura mano de obra agrícola esté formada por un número óptimo de elementos capaces y con vocación para el campo como para ayudar a los demás campesinos a aprender mejor otros oficios y profesiones. En los países subdesarrollados, donde sigue creciendo la población agrícola activa y la agricultura es la cenicienta de la economía, el mismo principio se aplicará tomando medidas, como el estímulo de las inversiones, para elevar los ingresos agrícolas, a fin de que la baja productividad no ejerza una fuerza coercitiva que ahuyente a la población de los campos. Además de esta necesidad general de equilibrar el fomento económico, habrá que tomar medidas para ayudar a los grupos desheredados de la colectividad agrícola. Entre ellas, la más importante es la reforma agraria, acompañada de programas de fomento rural y de impulso al cooperativismo, a fin de aumentar el volumen de las inversiones y del empleo y de sanear el ambiente económico y social en que vive el hombre del campo.