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COMEN TA R IOS CLÍN ICOS
Diagnó s tico de e quivale nte s de pre s ivo s
J. Sáiz Ruiz y Á. Ibáñez Cuadrado
S ervicio de Psiquiatría. Hospital Ram ón y Cajal. Un iversidad de A lcalá. Madrid.
El término «equivalente depresivo» y otros utilizados
con un significado análogo (depresión enmascarada,
depresión larvada, depresión latente, depresión oculta, etc.) parecen haber caído en desuso en los últimos años. En efecto, en la literatura médica sobre
depresión se encuentran a menudo referencias a los
mismos desde finales de los años sesenta hasta primeros de los ochenta, siendo poco lo publicado sobre el tema desde entonces hasta nuestros días. Es
probable que esto sea debido en parte a la ausencia
como entidad independiente de estas formas de depresión en la clasificación americana de los trastornos mentales DSM-III, publicada en 1980 1 , quedando englobadas en las llamadas depresiones atípicas.
P recisam en te el DSM-III, co n el establecim ien to
de criterios diagnósticos en las diferentes categorías de
los trastornos mentales descritos, así como las posteriores ediciones de este manual y la última clasificación de la Organización Mundial de la Salud CIE-10,
ha supuesto un marco de referencia para la investigación en psiquiatría, de manera que aquellos trastornos, como los que nos ocupan, no incluidos específica m e n te e n e sta s cla sifica cio n e s y p o r ta n to
carentes de criterios diagnósticos p rop ios, caen a
menudo en el olvido.
Sin embargo, una revisión bibliográfica nos pondrá
de manifiesto el interés que continúa despertando el
estudio de las quejas somáticas como forma de presentación de la depresión, aspecto éste íntimamente
ligado al concepto de equivalente depresivo. Para
López-Ibor, uno de los grandes estudiosos de este tema, los equivalentes depresivos son aquellas manifestaciones de los trastornos depresivos en las que los
síntomas somáticos se presentan en un primer plano
o, lo que es lo mismo, en las que los síntomas psíquicos están retirados a un segundo plano 2 . También se
ha definido el equivalente depresivo como un síntoma o síndrome que puede ser una forma frustrada de
un episodio depresivo; por ejemplo, la tríada de pereza, abuso del alcohol y promiscuidad sexual en un
adolescente con una conducta previa bien adaptada
puede constituir un equivalente depresivo 3 . Se trata
de un concepto más fenomenológico (es decir, de la
forma de manifestarse la enfermedad) que nosológico (del fondo de la entidad en sí). Dicho de otro modo, una depresión de este tipo puede ser grave o leve, endógena o reactiva, monopolar o bipolar, etc.,
Correspondencia: J. Sáiz Ruiz.
Servicio de Psiquiatría.
Hospital Ramón y Cajal.
Ctra. Colmenar, km. 9,1 .
28034 Madrid.
Aceptado para su publicación el 15 de febrero de 2001.
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pero lo que siempre tendrá son los síntomas somáticos o conductuales en anteposición al resto del cuadro clínico 4 .
En realidad estos tipos de depresión, o más propiamente hablando, estas formas de manifestarse la depresión, continúan siendo las más frecuentes en la
práctica clínica, y en particular en las consultas de
Atención Primaria, donde llegan a constituir cerca del
50% de los trastornos depresivos. Según estudios recientes de la Organización Mundial de la Salud, los síntomas somáticos como presentación de la depresión
tienen lugar tanto en los países occidentales con un
mayor nivel de desarrollo como en el resto de los países, donde anteriormente se pensaba que tenían una
mayor incidencia. Las diferencias parecen más bien
relacionadas con el sistema de salud y las habilidades
diagnósticas de los médicos, así como con diferencias
culturales entre los pacientes 5,6 . En la última clasificación americana DSM-IV se hacía ya referencia a la posible influencia de la cultura en la experiencia y comunicación de los síntomas de la depresión, que según
apunta este manual puede experimentarse más que
con tristeza o culpabilidad, en términos somáticos como «nervios» y cefaleas (en las culturas latinas y mediterránea), de debilidad, cansancio o «falta de equilibrio»
(en las culturas china y asiática), o de «problemas en el
corazón» (en las culturas del Medio Oriente) 7 .
Además de la influencia cultural existen dos rangos
de edades donde es más frecuente la presentación de
una depresión en forma de síntomas somáticos o
cambios conductuales: en los niños y adolescentes y
en los ancianos. En los síndromes depresivos antes
de la edad adulta predomina el humor disfórico, la
irritabilidad, las quejas somáticas y el aislamiento social. En el anciano, la depresión se esconde a menudo detrás de síntomas somáticos, ya sea porque éstos son manifestaciones del trastorno depresivo o
p orque a causa de éste se acentúan síntomas de
otras enfermedades concomitantes. También pueden
ser más prevalentes en el anciano los síntomas cognitivos de la depresión, dando lugar a un cuadro de
pseudodemencia, por lo que es imprescindible en estos casos realizar el diagnóstico diferencial con los
estados de predemencia 8 ,9 (tabla 1).
En una gran parte de estos enfermos el trastorno depresivo pasa inadvertido y no reciben, por tanto, un
tratamiento adecuado para el mismo, lo que representa un peor pronóstico al condicionar un curso más
prolongado, una evolución más complicada y peores
perspectivas terapéuticas que los correctamente diagnosticados. A pesar de las dificultades que pueda plantear, es preciso por este motivo insistir en la importancia que tiene el diagnóstico de estas formas de
depresión 10 . Para ello tiene especial relevancia recor-
Rev Clin Esp 2002;202(2):88-90
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SÁIZ RUIZ J, ET AL. DIAGNÓSTICO DE EQUIVALENTES DEPRESIVOS
TABLA 1
D a to s q u e o rie nta n e n e l d ia g nó s tic o d ife re nc ia l e ntre p s e u d o d e m e nc ia y d e m e nc ia
D ia g nó s tic o d ife re nc ia l
Ps e u d o d e m e nc ia
D e m e nc ia
Curs o clínico
Sintomatología de breve duración antes de acudir a la consulta
Rápida progresión de los síntomas
El comienzo del trastorno puede establecerse con bastante precisión
Es común la presencia de antecedentes psiquiátricos (episodios
depresivos previos)
Mejoría significativa al administrar antidepresivos
Co nducta de l pacie nte
Generalmente se quejan mucho de los trastornos cognitivos
Suelen destacar su incapacidad
No se esfuerzan en realizar tareas, aunque sean sencillas
Generalmente comunican un gran sufrimiento
Presentan un humor deprimido persistente
Conducta incongruente con un deterioro cognitivo grave
No es frecuente el empeoramiento nocturno
Tras to rno s co gnitivo s
En la exploración de la orientación son frecuentes las respuestas
de «no sé»
Trastornos predominantes de atención y memoria
Memoria reciente y remota igualmente afectadas
Variabilidad marcada en la realización de tareas de similar dificultad
dar la «regla de oro» para el diagnóstico en medicina,
que hace referencia a la disposición del médico para
incluir entre los posibles diagnósticos el de depresión,
ya que según dicha regla «sólo se diagnostica aquello
en lo que se piensa». Otro aspecto de interés se refiere al trasfondo depresivo que estos enfermos poseen,
independientemente del síntoma somático que sufran.
TABLA 2
S ínto m a s s o m á tic o s y m á s c a ra s c o nd u c tu a le s
e n la d e p re s ió n
Ne uro ló gico s
Cefaleas, vértigos, mareo, parestesias, pérdida de memoria,
temblores, algias (dolor lumbar, neuralgias, etc.)
Gas tro inte s tinale s
Náuseas, vómitos, gastralgias, acidez, meteorismo, aerofagia,
estreñimiento, diarrea, bulimia, anorexia, colitis
Cardio rre s pirato rio s
Taquicardia, palpitaciones, dolor torácico, disnea, rinitis
Ge nito urinario s
Disuria, poliuria, dismenorrea, disminución libido, impotencia,
eyaculación precoz, frigidez
De rmato ló gico s
Prurito, eczema, neurodermitis, alopecia, encanecimiento
Ge ne rale s
Cansancio, debilidad, sudación, variaciones de peso (obesidad,
delgadez), alteraciones del sueño (insomnio, hipersomnia), etc.
Más caras co nductuale s
Conductas autodestructivas o de riesgo
Fracaso escolar
Delincuencia juvenil
Juego compulsivo, cleptomanía
Alcoholismo, drogodependencias
Bulimia, anorexia
Fobias
Hipocondría
Pseudodemencia
Sintomatología generalmente de larga duración antes
de acudir a la consulta
Lenta progresión de los síntomas
El comienzo del trastorno sólo puede establecerse dentro
de amplios límites
No es común la existencia de episodios depresivos previos
Sin mejoría (o muy leve) al administrar antidepresivos
Generalmente se quejan poco de los trastornos cognitivos
Suelen ocultar su incapacidad
Se esfuerzan en realizar tareas
Generalmente parecen no estar preocupados
Presentan una afectividad lábil y cambiante
Conducta generalmente compatible con la gravedad del deterioro
cognitivo
Es frecuente el empeoramiento nocturno
En la exploración son frecuentes las respuestas erróneas
Presencia de apraxias, afasias y agnosias
Memoria reciente generalmente más afectada que la remota
Mal rendimiento en todas las tareas de similar dificultad
De esta manera una anamnesis detallada pondrá de
manifiesto algunos síntomas clave de la depresión, y
en particular unas preguntas básicas nos aportarán información sobre la pérdida o disminución del interés
por las cosas que antes le interesaban, del im pulso vital (pérdida de energía) o de la ilusión por la vida (no
siente satisfacción por nada, desesperanza), constitu-
TABLA 3
Eq u iva le nte s d e p re s ivo s : p a u ta s g e ne ra le s
d e tra ta m ie nto
1. Explicar la naturaleza depresiva del trastorno, su carácter
temporal y el pronóstico favorable
2. Ofrecer comprensión y apoyo
3. Tratamiento farmacológico con antidepresivos siguiendo las
mismas pautas que en la depresión de características típicas
Familiarizarse con el uso de un número reducido de fármacos
Elección del fármaco más adecuado para cada enfermo
Antecedentes de buena respuesta anterior
Edad del paciente
Sensibilidad a los efectos secundarios
Patología y medicación concomitante
Perfil sintomatológico
Información al enfermo sobre el plan de tratamiento y sus
objetivos
Subrayar la existencia de un período de latencia para el inicio
de la mejoría (todos los antidepresivos requieren una
media de 10-15 días para ejercer su mecanismo de acción
farmacológico)
Información anticipada sobre posibles efectos secundarios,
tolerables y transitorios
Administrar la medicación en dosis adecuadas y durante un
tiempo suficiente (período de mantenimiento de al menos
6 meses una vez alcanzada la recuperación de la fase
depresiva)
Asegurar el cumplimiento
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SÁIZ RUIZ J, ET AL. DIAGNÓSTICO DE EQUIVALENTES DEPRESIVOS
yendo estas tres cuestiones la llamada «regla de las tres
íes» 4 . La presencia de alguna de estas circunstancias
obligará a seguir interrogando sobre el resto de la
sintomatología depresiva, como las alteraciones del
sueño y apetito, indecisión, autorreproches, etc. La
comparación de la situación actual con la previa representa también una valiosa ayuda para el diagnóstico,
ya que la depresión provoca una disminución de las
actividades y el rendimiento del individuo.
Por otra parte, las características de las quejas somáticas del deprimido, que pueden ser muy diversas según se recoge en la tabla 2, nos pueden orientar en
el diagnóstico. Conviene recordar la Ley de Jores, que
formula: «cuanto más rica y variada sea la sintomatología de un enfermo, menos probabilidades tiene de ser
orgánica». Otro dato a tener en cuenta es la cualidad
atípica con la que a menudo se refieren los síntomas,
anteponiendo con frecuencia un «es como si» (me
marease, me ahogara, etc.), o utilizando términos poco usuales para definir sus molestias, refiriendo el paciente, por ejemplo, un «aburrimiento» o «atontamiento»
en la cabeza o una «desgana» o «tristeza» en el estómago para explicarnos su malestar.
Una vez realizado el diagnóstico de depresión, ya sea
en el caso de un equivalente depresivo o de una depresión enmascarada, el tratamiento se abordará de la
misma manera que en la depresión de características
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típicas (tabla 3). No en vano conviene resaltar una vez
más que estos casos no representan variantes depresivas como tal, sino tan sólo hacen referencia a la forma
de manifestarse en primera instancia la depresión.
BIBLIOGRAFÍA
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Mental Disorders. 3rd ed. Washington DC: American Psychiatric Association;1980.
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3 . Kaplan HI, Sadock BJ, Sinopsis of psychiatry. 8 . a edition. Baltimore:
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4. Sáiz Ruiz J. El médico ante la depresión; ¿cómo diagnosticarla, cómo
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7 . American Psychiatric Association. Diagnostic ad Statistical Manual of
Mental Disorders. 4th ed. Washington DC: American Psychiatric Association; 1994.
8. Saiz Ruiz J, Ibáñez A. Depression and psychopharmacology in the elderly. In: Cacabelos R, Frey H, Nishimura T, Winblad B, editors. Neurogerontology and neurogeriatrics. Barcelona: J.R. Prous, SA, International Publishers; 1995. p. 223-36.
9. Gottfries CG. Is there a difference between elderly and younger patients
with regard to the symptomatology and aetiology of depression? Int Clin
Psychopharmacol 1998;13 Suppl 5:S13-S18.
10. Saiz Ruiz J, Ibáñez Cuadrado A. El diagnóstico de la depresión. En: J. R.
Prous editores. Guía práctica de trastornos depresivos en la asistencia primaria. Barcelona: J.R. Prous, SA; 1993. p. 29-52.
Rev Clin Esp 2002;202(2):88-90
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