Declaración Final Mesoamericana y Caribeña

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DECLARACIÓN POLÍTICA DE LA SECRETARÍA REGIONAL MESOAMERICANA
Y CARIBEÑA DEL FORO DE SAO PAULO.
San Salvador, 22 de mayo de 2016.
Posición ante la actual ofensiva de las fuerzas reaccionarias contra la democracia y las
conquistas sociales de los procesos de cambio en nuestro continente.
El imperialismo, la oligarquía y la derecha han demostrado históricamente y están demostrando
hoy más que nunca, su intolerancia hacia cualquier proceso de cambio social orientado a
favorecer a los sectores populares, ya sea producto de elecciones o producto de la lucha armada
de los pueblos, e independientemente del tipo de cambio que sea y de las características que
tenga la fuerza política que lo impulsa.
Las fuerzas reaccionarias no toleran que el poder esté en manos de las fuerzas políticas
defensoras de los intereses populares. Pueden tolerar temporalmente un gobierno de izquierda o
progresista, pero sólo cuando se limita a la administración del sistema, y aún así en la primera
oportunidad que tienen, intentan desalojar a la izquierda del gobierno por cualquier medio,
incluyendo los golpes de Estado.
Las instituciones de la democracia representativa diseñada para legitimar el orden social
capitalista, así como los poderes fácticos ejercidos también por las clases opresoras, han
demostrado y están demostrando hoy más que nunca su carácter como instrumentos de clase en
contra de los intereses populares, lo cual se debe a que la democracia es un instrumento para
legitimar el poder de las clases que lo ejercen, ya sean éstas las clases opresoras o las clases
oprimidas que luchan por suprimir la opresión. Por tanto, la construcción del poder popular
implica la transformación del obsoleto modelo democrático representativo que se reduce al
ejercicio del voto en condiciones que impiden una escogencia auténticamente libre, por un
modelo democrático protagónico en el que los ciudadanos no sólo elijan representantes y
gobernantes, bajo condiciones que les permitan ejercer el voto con libertad, sino que también
tengan amplias potestades decisorias sobre lo que deben hacer los representantes y gobernantes
electos.
En consecuencia con esto, es legítimo e indispensable que la izquierda no se conforme con el
control de los gobiernos, sino que también busque el control de las instituciones del Estado en
su conjunto y de los poderes fácticos, tales como el poder económico y el poder mediático. El
uso de la institucionalidad democrática representativa por parte de las fuerzas de izquierda no
puede tener otro objetivo que el de sustituir dicha institucionalidad por una de nuevo tipo, que
responda a los intereses populares. No es viable que la izquierda apueste a vencer eternamente
bajo las reglas del juego impuestas por la derecha. Es por eso que no puede confundirse el uso
de esos espacios institucionales democráticos representativos con creer en el modelo del cual
los mismos forman parte. Esa institucionalidad no tiene condiciones para legitimar el poder
popular que debe crearse, tanto en lo político como en lo económico, como requisito para la
hegemonía ideológica y cultural, que tampoco es posible sin la conducción política de un
destacamento revolucionario combativo, consciente, organizado, unido y disciplinado. Cuando
en un modelo democrático representativo se enfrentan fuerzas políticas que representan
intereses de clase antagónicos, las instituciones pasan a ser inevitablemente, trincheras de lucha
para ambos bandos. No reconocer esta realidad traería consecuencias funestas para los procesos
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de cambio social en marcha en América Latina y el Caribe, los cuales sólo podrán frenar la
ofensiva contrarrevolucionaria con la profundización de los logros alcanzados a favor de las
grandes mayorías oprimidas por el sistema capitalista.
Ante la actual arremetida descaradamente antidemocrática y golpista de las fuerzas
reaccionarias en América Latina como expresión de la estrategia global del imperialismo, las
fuerzas revolucionarias y populares deben combinar todas las formas y métodos de lucha que
les permitan defender con efectividad la democracia, las conquistas sociales alcanzadas por los
procesos de cambio en nuestro continente y por tanto, el triunfo contra los enemigos de
nuestros pueblos.
Características históricas de la región Mesoamericana y Caribeña.
Desde la segunda mitad del siglo XX hasta la fecha, a nivel mundial se han dado tres
acontecimientos que han movido la historia más que ningún otro. Éstos han sido: la Revolución
Cubana, que dio origen a una nueva izquierda integrada por los movimientos guerrilleros de
liberación nacional; la Revolución Sandinista, único de estos movimientos que alcanzó el
triunfo mediante la lucha armada, y provocó la caída de las dictaduras militares de derecha en
América Latina y el Caribe; y la Revolución Bolivariana, que dio inicio a la actual etapa en que
una considerable cantidad de países de nuestro continente están siendo gobernados por la
izquierda, logrando niveles de reducción de la pobreza y de la desigualdad social sin
precedentes en nuestra historia. No podemos dejar de mencionar otro triunfo revolucionario, en
la pequeña isla de Grenada, invadida luego por las tropas norteamericanas. De los tres hechos
históricos trascendentales mencionados, dos se dieron en nuestra región Mesoamericana y
Caribeña: La Revolución Cubana y la Revolución Sandinista.
Es también en la región mesoamericana y caribeña que triunfó la primera revolución social
triunfante del siglo XX a nivel mundial, que fue la Revolución Mexicana. Es en esta región
donde el imperialismo norteamericano ha sufrido dos de sus únicas tres derrotas militares: la
expulsión de las tropas norteamericanas de Nicaragua por Augusto C. Sandino y la humillante
derrota sufrida por el imperialismo durante la invasión de Playa Girón en Cuba. La tercera es,
obviamente, la de Viet Nam.
Fue en la región mesoamericana y caribeña donde se organizaron algunos de los movimientos
guerrilleros más exitosos de la historia: el movimiento revolucionario cubano que triunfó en
1959; la guerrilla y posterior lucha insurreccional del sandinismo en Nicaragua, triunfante en
1979; y la guerrilla salvadoreña, que aun sin alcanzar el poder inmediatamente después de la
guerra de los años ochenta, logró convertirse en una gran fuerza política ocupando sucesivos
espacios institucionales hasta lograr ser gobierno desde 2009 hasta la fecha.
El golpe de Estado promovido por Estados Unidos en 1954 en Guatemala y la intervención
directa de las tropas estadounidenses en República Dominicana en 1965, al fracasar el golpe de
Estado reaccionario contra Juan Bosch, impidió que en estos dos países se desarrollaran
procesos revolucionarios triunfantes. Es en la región mesoamericana y caribeña donde se han
dado todas las intervenciones militares directas de Estados Unidos con sus tropas en América
Latina (México, Nicaragua, Cuba, Grenada, Panamá, Haití, República Dominicana) y donde
dicha potencia mundial posee su única colonia en el continente (Puerto Rico), condición
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colonial que es compartida por países de las Antillas Menores que aún no alcanzado su
independencia de las potencias europeas. Todo eso está vinculado con el hecho de que Estados
Unidos nos considera, por nuestra ubicación geográfica, sus intereses hegemónicos y sus
prácticas intervencionistas, como su “patrio trasero”.
Igualmente, en nuestra región se han dado una buena parte de las experiencias de procesos de
transformación social progresista y revolucionaria encabezados por militares patrióticos que
han logrado superar el diseño proimperialista de los ejércitos de nuestro continente. Es así que
tenemos el caso de Jacobo Arbenz en Guatemala, Francisco Caamaño en República
Dominicana y Omar Torrijos en Panamá, bajo cuyo liderazgo se alcanzó el logro histórico de la
recuperación del Canal de Panamá para el pueblo panameño.
Fue también en Mesoamérica y el Caribe donde surgió la guerrilla indígena zapatista, única
nacida en plena unipolaridad mundial ejercida por el imperialismo norteamericano.
Perspectivas de Mesoamérica y el Caribe ante los desafíos actuales.
Una característica de nuestra región es el bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas.
Por otra parte, el pacto social del capitalismo, que consiste en seguridad, empleo y consumo,
está roto al menos en varios países de Centroamérica. El capital en estos países es muy
reducido. A esto debe sumarse la caída estrepitosa (con tendencia a ser mayor) en el precio de
las materias primas y los minerales.
Si a esto unimos los niveles de corrupción estatal existentes, estamos hablando de un verdadero
polvorín. Consciente de esto, EEUU trata de crear válvulas de escape, como la reciente
maniobra en Guatemala, que tuvo como resultado la caída del gobierno del derechista y militar
genocida Otto Pérez Molina, fiel sirviente del imperialismo, pero desechado por éste para evitar
un cambio revolucionario en un país con un potencial y un legado histórico en ese sentido. La
lección en este caso es que no basta con que los pueblos estén dispuestos a luchar, sino que es
indispensable la conducción y organización de esa lucha por los partidos de izquierda, las
cuales sólo son posibles cuando las fuerzas revolucionarias están unidas. El caso de Guatemala
es ilustrativo de una línea del imperialismo que tiende a limpiar la imagen del sistema.
En México, la grave crisis de gobernabilidad presenta un panorama en el que se dan
posibilidades reales de un triunfo de la izquierda en un futuro previsible, siempre que se
desarrolle una estrategia correcta y las fuerzas populares y revolucionarias actúen en una
misma dirección.
El FMLN tiene el control del gobierno, aunque enfrentando una situación muy adversa frente a
una ultraderecha fascista, surgida de los escuadrones de la muerte y caracterizada por su
agresividad. Sin embargo, la opinión pública en este país favorece cada vez más a la izquierda.
En Honduras, paradójicamente el Golpe de Estado contra el Presidente Manuel Zelaya hizo
surgir el movimiento popular organizado y su expresión política, el partido LIBRE, con
grandes perspectivas electorales. En Nicaragua, el FSLN ejerce total hegemonía política con
gran respaldo popular, una organización política de vanguardia, unas fuerzas armadas surgidas
de la lucha guerrillera, un movimiento social surgido de la Revolución, un sector económico
popular de gran peso en la economía del país, un modelo político de protagonismo popular y
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alianzas de unidad nacional, gran presencia en los medios de comunicación, reducción
significativa de la pobreza y la desigualdad, y crecimiento económico sostenido, además de lo
que representa para la economía de ese país la proyectada construcción de un Canal
Interoceánico. En Costa Rica, ha emergido con espacios inéditos en la institucionalidad
política, la principal fuerza de izquierda en ese país, el Frente Amplio.
La decisión del gobierno estadounidense de restablecer relaciones diplomáticas con el gobierno
cubano, en vida de sus líderes históricos, y de iniciar un arduo y complejo proceso hacia la
normalización de los vínculos bilaterales, en el que la Revolución no ha aceptado
condicionamientos previos ni renunciado a uno solo de los principios, es una innegable victoria
de la capacidad de resistencia del pueblo cubano. Es también una victoria de todos los pueblos,
en especial los de América Latina y el Caribe, que convirtieron en una causa común su
solidaridad con Cuba. No obstante, el reconocimiento por el gobierno estadounidense de que
las políticas agresivas implementadas para destruir la Revolución no surtían el efecto deseado,
no significa que haya renunciado a sus propósitos. En este contexto, Cuba continuará
desarrollando el proceso de actualización de su modelo económico y social.
Debe destacarse la participación de Mesoamérica en iniciativas de integración que expresan los
intereses de nuestros pueblos, tales como el ALBA y PETROCARIBE.
Como podemos ver, la izquierda en nuestra región, fiel a su tradición combativa y a su
vocación de triunfo, tiene ante sí grandes perspectivas que no podían ni siquiera ser imaginadas
en tan breve plazo histórico hace apenas una década. Es por eso que estamos seguros de que
nuestra estrategia de lucha llevará a nuestra región, a mayores avances y nuevas victorias que
alcanzaremos como fuerzas revolucionarias.
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