Si no leo me aburro 14 Libros electrónicos versus libros de papel Por rosario Quirasco H ace algunos años me preparé mentalmente para adquirir un Kindle, o sea un lector de Amazon (la tienda virtual que revolucionó las ventas por catálogo), por aquel momento, 2010, estaba por aparecer en México el iPad y un amigo me convenció de esperarlo, desde entonces tengo el primer modelo que sigue funcionando como lector aun cuando ya no puede actualizarse con los nuevos sistemas operativos de Apple. Es muy cómodo leer a oscuras (si duermes acompañado es magnífico no molestar cuando ataca el insomnio), es muy práctico llevar al mismo tiempo lecturas recreativas, de trabajo y buscar información por Internet en el mismo dispositivo, pero es horrible no poder hacer anotaciones al margen, y aun cuando se puede subrayar no es lo mismo, no puedes ojearlo para recordar la frase que tienes marcada, no te acurrucas igual en el sillón con un iPad que con un libro de bolsillo, las colecciones, como la de Los hijos de la tierra de Jean M. Auel o Harry Potter hay que conservarlas en el librero, estos libros que siempre necesitan ser releídos como El amor en tiempos del cólera o La guerra y la paz. Recuerdo cuando Arturo Pérez-Reverte a finales del año 2000 publica en Internet primero que en papel, El Oro del Rey, cuarto volumen de las aventuras del capitán Alatriste, del que ya entonces era súper fan. Hice mi primera compra en línea usando una tarjeta de crédito por primera vez, con el mexicanísimo temor de que podría ser tranzada, sólo por la experiencia inédita de leer en la computadora, lo que resultó una nefasta idea, ya que leer en la pantalla de mi vieja compu armada fue espantoso, uno o dos meses después compre el libro. Por aquel entonces lo que parecía una campaña publicitaria, más para atraer reflectores que lectores en línea, provocó en aquel momento reacciones positivas del gremio editorial; al escritor y académico Juan Luis Cebrián le preguntaron si en el futuro el libro cambiará. “Sí, pero un libro distribuido por Internet sigue siendo literatura. El soporte papel va a tener que convivir con otros y la creación se verá beneficiada por los nuevos soportes”. Celebro que este libro se pueda comprar simultáneamente y de forma inmediata en lugares tan distantes como India, Chile o Japón. “Nadie sabe cómo se va a desarrollar esta nueva etapa, pero vamos a profundizar en ella”, indicó Jesús de Polanco, presidente del Grupo PRISA, “El capitán Alatriste será de gran éxito”, vaticinó. Para Isabel de Polanco, consejera delegada del Grupo Santillana: “la apuesta responde a la voluntad de crear acontecimientos y un espacio común para la creación que se hace en nuestra lengua”. La descarga era además muy rápida, interactiva con gráficos y espacio para intercambiar opiniones, fue una experiencia agridulce. Tal vez todo empezó cuando Microsoft lanzó la enciclopedia Encarta en el año 1993 –si señores hace 20 años–, que se convirtió rápidamente en la fuente de las fuentes, o sea el copy-paste que todos los maestros odiamos y todos los alumnos han convertido en el mejor pretexto para la ignorancia desde la televisión. Parece irónico que esta revolucionaria –y hay que admitir– divertidísima enciclopedia virtual ya no exista, lo que sí dejó a su paso, fue la tragedia de la desaparición de la enciclopedia tradicional que nace con la recopilación de De- nis Diderot, entre otros. Esa aspiración tan humana, de que todo el conocimiento podría caber en un número determinado de páginas, al alcance de todos los que supieran leer y escribir, se convierte en uno de los escalones de la movilización social al popularizar para las masas el saber. Para muestra un botón, la enciclopedia Británica, con su versión en español, la Hispánica, y que en los últimos 70 años resumía en 40 millones de palabras quinientos mil temas, nunca ha sido el gran negocio, y ha procurado que cada tópico este respaldado por especialistas, y aun cuando se le han reprochado algunos errores, ha mantenido a lo largo de sus casi 300 años un muy prestigiado nivel de calidad. Se publica en 1768-71 por primera vez, y se imprime por última ocasión en el 2012. Si alguno de ustedes tiene una guárdela como el oro, ya no hay más. Su página web se sube en 1996, ya el éxito de la Encarta y de la nueva forma de adquirir información se veía venir, se puede descargar en casi todos los dispositivos y se vende también en formato DVD. Si la Encarta fue efímera, la Británica y su prestigio la han hecho sobrevivir a pesar de Wikipedia y otros que sólo proporcionan rapidez y no rigor y certeza en la información. Después llegó Amazon, en 1995 Jeffrey Bezos creó el primer sistema de venta de libros por Internet. Desde casa podías buscar en un catalogo novedades, o libros ya reconocidos y Amazon te lo mandaba por paquetería a cualquier lugar del mundo occidental, –bueno, con tarjeta de crédito internacional– y si hablabas inglés mejor, porque al principio las instrucciones eran complicadas. Hoy cuenta con un catalogo de más de 32 millones de productos, no sólo libros y tiendas por todo el mundo. u