AL FRANQUISMO LE DABA MIEDO VER A LA GENTE

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DE LA CULTURA Y LA CIENCIA / MÚSICA
José Ramón Pardo, periodista y editor musical
“AL FRANQUISMO
LE DABA MIEDO VER A LA
GENTE REUNIDA”
Tocó en un grupo musical, hizo radio y periodismo, cubrió la muerte de Franco, la
Marcha Verde o la represión de Vitoria contra cinco trabajadores; publicó libros,
entrevistó a las grandes estrellas, de Tina Turner a Mick Jagger pasando por Bruce
Sprinsteen, y fue el creador de M-80 y de Radiolé, hasta convertirse en editor
discográfico de la memoria de la música española de los 40 a los 80. Todavía en
RNE, sigue con el mismo entusiasmo de sus inicios. Este año recibió la medalla de
la UNED de manos de su rector, Alejandro Tiana, y ha editado con José María Íñigo
una mítica recopilación de canciones titulada El guateque. Durante la temporada
próxima presentará en el Auditorio Nacional de la Música el ciclo de conciertos de
rock sinfónico y otro sobre Frank Sinatra en el centenario de su nacimiento. sonas procedentes de Guinea, de Togo, del
sur de África, y de los sitios más dispares. Y
a UNED se acuerda de un perso- entre los blancos aparecía una mezcla de
naje que es la memoria viva de orígenes escandinavos, alemanes, meditela música (y de otras cosas) en es- rráneos, judíos y de otros orígenes. No se
puede explicar el rock sin esa base.
te país.
—Agradezco el premio, aunque quien te—Empieza como músico en los primeros
nía que haberlo dado era la SGAE. La UNED 60.
me viene invitando a dar clases magistrales
—Pertenezco a una familia de diez hijos,
en sus aperturas de cursos, por ejemplo en y entre el mayor y el menor hubo sólo 14
Baza (Granada). El tema era “¿Por qué nació
el rock?”. Y hablé poco o nada de música.
Sin el choque cultural blancos-negros, sin el
baby boom de los 50, sin la prosperidad de
la posguerra en América no se explica el fenómeno...
—No se puede separar la música, ni la cultura, del contexto.
—Ni el rock, ni el jazz ni el flamenco se
explican por sí mismos. ¿Por qué hay fla- años de diferencia. El que me precedía tuvo
menco en España y no en Hungría donde vi- algún problema de salud, y como era habiven más gitanos? Y el rock igual: una músi- tual en aquella época, hizo reposo y le reca de negros que cantan blancos, en la que galaron una guitarra. Cuando se puso bien,
se escuchaba a negros que cantan como estudiante de ingeniero, formó parte de un
blancos. La fusión es la clave. Pero ni siquiera grupo Los Telekos, en el que también me inla música de los negros o de los blancos era tegré. Casi todos los hermanos tocábamos
pura, sino otra mezcla. Entre la “inmigración algo. La primera vez que pisé TVE no fue coforzosa”, es decir, la esclavitud, había per- mo periodista, sino para actuar: en el Paseo
L
Por Manuel Espín
“No se puede
explicar la música
separada de su
contexto social”
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de La Habana. Luego vinieron los famosos
festivales del Price, que acabaron prohibidos. Al franquismo le preocupaba que la gente se reuniera, que se formaran grupos, al
margen del Frente de Juventudes o la OJE, y
de las parroquias; pero éstas acabaron por
nutrir a CC OO y a los partidos de izquierda. Ahora recordamos los viejos guateques,
del que hemos publicado una antología de
66 temas. Pero entonces no podían reunirse
más de diez personas en una casa. Si excedían se presentaba la Policía. Recuerdo la
orden que daban al ver a gente reunida: ”¡Disuelvánse!”. Al Régimen le obsesionaba que
se formaran grupos. Esa fue la causa de que
se prohibieran los festivales del Price. —Y se acaba la aventura de las actuaciones.
—Tuvimos nuestro momento de artistas.
Al final entró como cantante en el grupo mi
primo Juan Pardo, antes de Los Brincos o Juan
& Junior. Yo estudiaba Derecho. En el 65 empecé a escribir una columna de crítica en un
publicación del grupo ABC. Sin cobrar. Un
tiempo después me llamaron de Radio España. Joaquín Díaz hacia un programa, La
hora folk, y lo dejó. Me lo encargaron. Más
adelante Pedro Erquicia me pidió que me encargara de los temas relacionados con la música en Informe Semanal. Pude entrevistar a
Mick Jagger, por ejemplo. Luego vinieron Radio Peninsular, RNE y Radio Exterior.
—En la Transición también hizo periodismo político.
—Siempre me gustó la fotografía. Trabajé para ABC como redactor-jefe de Cultura
y Sociedad. Pero había temas que exigían
una cobertura muy amplia de las redacciones. En aquellos días cruciales cubrí directamente con mis crónicas y fotos la Marcha
Verde, los fusilamientos de las últimas semanas del franquismo, o la muerte de Franco –me lo pidió Anson porque mi familia
vivía cerca de El Pardo–, el primer Aberri
Eguna, el Polisario, los primeros cinco muertos del posfranquismo –cinco trabajadores
de Vitoria a los que literalmente acorralaron y masacraron–, las primeras salidas de
los Reyes al exterior... Y entre medias seguía haciendo temas musicales. Hablé con
Anson para que me dejara ir a Londres pues
me habían invitado al primer concierto europeo de un artista nuevo que decían que
era “el nuevo Dylan”. No sólo estuve en ese
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concierto histórico, sino que después estuvimos en una fiesta con él. Era Bruce
Springsteen. Ese mismo día, al volver a Madrid se moría Franco. —La Transición dejó en la cuneta a bastantes cantautores.
—Muchos tenían en su punto de mira la
lucha contra la dictadura; al caer esta se quedaron sin objetivo. Ellos decían lo que no
podían publicar los periódicos. Cuando la
prensa empezó a dar otra información se
quedaron sin papel: habían cumplido. Sin
embargo, los cantautores que tenían una visión más amplia que la de la mera urgencia
han sobrevivido y hoy los consideramos clásicos. Y muchos siguen afortunadamente vivos y en activo.
“Muchos cantautores
tenían su razón de ser en
la Dictadura. Al caer ésta
se quedaron sin papel”
—Llegan nuevas publicaciones, los libros,
y la televisión.
—Y todo a la vez. Tenía una vida muy agitada. Siempre fui muy trabajador, muy rápido en escribir o en actuar. En aquella época
se llamaba “multiempleo” o “pluriempleo”;
ahora se le dice “multimedia”. Decidí dedicarme sólo a los temas relacionados con la
música: radio, libros, selección musical...
Cuando nace Antena 3, primero en radio y
luego en televisión, me llaman como jefe de
musicales. Antes, en TVE me convocaron en
1978 para trabajar en un programa musical
para cubrir el hueco del verano. Los tres meses previstos se convirtieron en 12 años, hasta 1990, con Aplauso, Tocata y A tope, que
eran casi lo mismo. En los tres fui guionista.
—Y pone en marcha cadenas de radio.
—Desarrollamos R-80 Serie Oro, y luego
Radiolé, una creación propia. Cuando entra
Prisa, Cebrián y Díaz Polanco me piden que
lleve R-80 Serie Oro y Radio Minuto. Y así
creamos M-80. Pero no me podía quedar trabajando “sólo para uno” y acabé por dejarlo. He seguido vinculado a la radio a través
de mis colaboraciones con RNE. Pero mi idea
era trabajar “para mí mismo”. En 1995, con
cuatro amigos decidimos lanzar una inicianº 1113. 8–14 de junio de 2015
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tiva, Rama Lama Music, dedicada a recuperar las canciones de otras épocas, descatalogadas, y a devolverles su brillo y lustre,
una vez remasterizadas, limpiadas, fechadas... En la actualidad, la empresa nos pertenece a mi mujer, a nuestra hija y a mí. Hemos puesto en el mercado 500 CD y editado más de 20.000 canciones, de los años 40,
e incluso algunas anteriores, hasta los últimos 80. Se han recuperado discos de pizarra, saltando del 78 RPM al digital sin pasar
por el vinilo.
—En la operación se implicó también RNE.
—Un día Pedro Piqueras nos pide
una colección con un fuerte contenido cultural. Y con Íñigo diseñamos
un formato de discolibro con 40 canciones. Se publicaron siete con un
enorme éxito, cada uno con más de
100.000 ejemplares vendidos, y varios discos de platino. Pero con el
tránsito de Ente a Corporación, RNE
tiene que cerrar el sello, porque RTVE
no puede ahora hacer negocios. En
ese momento decidimos sacarlos por
nuestra cuenta. Ediciones con 66
canciones y muchas páginas de texto, en triples CD con la mayor información posible. Ahora vamos por el
noveno lanzamiento, El guateque. La
RAE dice que es una palabra caribeña, “fiesta con comida y baile hecha
en una casa”. La mayoría de las canciones son versiones en español de
temas originales, porque en aquella
época tardaban mucho en llegar estas últimas. Eran esos guateques, en
los que cuando se pasaba de diez
personas se presentaba la Policía a
disolver la fiesta... Es casi imposible
explicar esa situación casi de marcianos a jóvenes de hoy.
—¿Es la nostalgia lo que mueve al público que compra esas ediciones?
—La nostalgia y otras cosas. Nuestra idea
de origen era “mantener viva la música” .
Rescatando del olvido músicas y artistas hasta completar el fondo editorial de varias épocas de nuestra historia. En las colecciones
hay desde los números 1 de España, año a
año, a monográficos sobre Brincos, o Festival de San Remo, que serán los próximos. Y
ensayamos un nuevo formato en el que se
ofrecerá la obra completa de un artista, in50
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cluyendo su paso por distintos sellos. Siempre con la máxima información.
—Y están los inéditos. Por ejemplo Cecilia.
—El mismo día que presentamos dos iné-
“En los guateques no
podían reunirse más de
diez personas: se
presentaba la Policía”
“Trabajamos como las
filmotecas: nosotros
rescatamos el
patrimonio discográfico”
ditos de Joaquín Díaz conocí a la hermana
de la cantante Cecilia. Nos dijo que tenía
material no publicado. Tras escucharlo vimos que era una pequeña joya, de la que
han salido dos CD. Tenía conciertos, ma-
quetas, y directos. Le hicimos una remasterización y un lavado para mejorar el sonido.
Así está la maqueta de Un ramito de violetas, por ejemplo. La mano de la censura también actuó contra ella. En el disco hay temas
que se prohibieron. Los censores obligaron
a Cecilia, que era hija de un embajador de
España, a cambiar la estrofa “un millón de
muertos” por “un millón de sueños”: una
descarada manipulación. En 2016, cuando
se cumpla el 40 aniversario de su muerte en
accidente de tráfico, nos gustaría editar en
una misma obra sus canciones desconocidas al lado de sus grandes temas.
—¿No es arriesgado editar producciones
de la década de los 40 o 50 de artistas que
hoy no son más que un recuerdo?
—Perdemos dinero en la mayor parte de lo
que editamos, pero lo compensamos porque
unas pocas ediciones tienen un gran impacto entre el público. Por otra parte, nuestros
CD permanecen en el catálogo más de diez
años, y como son tantos siempre el goteo hace que la suma no sea deficitaria en su conjunto. Por ejemplo editamos un CD de un actor rapsoda, Alejandro Ulloa, con poemas
que recita, grabado en 1950-52. Cuando murió, tras la necrológica de El País se vendieron en una semana más de 300 copias. Nuestro trabajo es similar al de las filmotecas, que
se dedican a rescatar el patrimonio fílmico.
Nosotros lo hacemos con el disco. Es lamentable el cierre de las tiendas de discos.
Casi no existen los pequeños locales. Tan sólo las grandes superficies. Ahora preparamos
una edición especial para el aniversario de
unos grandes almacenes.
—Y ha vuelto a cantar...
—Con Íñigo y otros amigos grabamos alguna versión en directo de viejas canciones.
Intentamos poner voz y estilo con 70 tacos.
Pero todavía siguen en danza viejas glorias
de esa o de más edad, como los Stones.
—Y ahora el salto al Auditorio Nacional. —Hay muchos temas del rock que se pueden codear con las obras de los grandes de
la clásica. La música es la música: es ridículo eso de “música culta” y “música, ¿inculta?”: la música es sólo buena o mala. La
temporada próxima habrá conciertos sinfónicos sobre composiciones del rock. Y Sinatra, ¿por qué no conmemorarlo desde ese espacio? Siempre es una apuesta interesante
poder abrir nuevas ventanas. l
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